El genocidio israelí en Gaza, las sociedades “democráticas” occidentales y la digna Cuba. Por: Octavio Fraga Guerra*

Manifestación en Madrid en apoyo al pueblo palestino.

Manifestación en Madrid en apoyo al pueblo palestino.

La respuesta que ha escenificado la humanidad contra la barbarie, que -todavía hoy- sigue desatando el estado genocida israelí contra el digno y heroico pueblo palestino es contundente. En no pocas naciones de nuestro agitado planeta se han protagonizado y continúan produciéndose manifestaciones que claman y exigen una detención inmediata de la ofensiva militar israelí en la acorralada nación palestina.

“Más de 1.300 muertos y 7.000 heridos en Gaza desde el inicio de la ofensiva” (1), es el titular que puso este miércoles en diario la Vanguardia de Catalunya. Más que una cabecera de impacto, es la prueba documental, certificada por varias organizaciones internacionales afincadas en la Franja de Gaza de la barbarie, del dibujo del terror en esa nación.

Somos testigos distantes –una vez más-, de la arrolladora fuerza de un ejército que no cesa en asesinar a la población civil que huye despavorida sin tener una ruta de partida, un espacio de sosiego. Se impone recordar que Palestina está cercada por el bastión militar israelí cuyos “símbolos” son el inmoral muro que vulnera la soberanía de ese pueblo y los infames checkpoint. Ambos límites son una nítida fotografía de los campos de concentración nazi que fueron el infierno en la Segunda Guerra Mundial llevados hoy a escala, en un país fragmentado.

Las fotografías de niños y niñas muertos que se mueven sin aplomo por las redes sociales forman parte de ese mapa. De una realidad que nos parece superar e inunda nuestros entornos domésticos donde cabe la palabra grosera, insultante, acusatoria contra estos asesinos que destruyen vidas, culturas e historias que dejarán de serlo pues quedarán enterradas junto con ellos.

Tomemos como referencia las guerras a gran escala protagonizadas en los últimos once años -desarrolladas muchas de ellas en el Medio Oriente- cuya primera y más terrorífica fue la que inició el expresidente de los Estados Unidos George W. Bush, con la complicidad de los ex mandatarios de Inglaterra y España, Tony Blair y José María Aznar.

Una invasión de potencias occidentales cuya estela final fue la muerte de más de un millón de personas. De este “conflicto” claramente fabricado se impone recordar que nos habían “vendido” la portada de que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva.

Fue en definitiva, un cruento escenario por el control de los recursos energéticos de la región. Los principales responsables de esta masacre jamás han sido juzgados por ningún tribunal internacional y gozan de una ilegítima e inmoral impunidad. Ningún tribunal “democrático e independiente” de occidente ha tenido la decencia –para no usar una palabra grosera- de juzgarlos por estos cruentos hechos. ¿Nos nos dicen que la justicia está separada  de los poderes ejecutivos y legislativos en las sociedades modernas?

Si sumamos a esta lista de “conflictos bélicos”, los de mayores envergaduras desarrolladas en este período como los materializados en Libia, Siria, Afganistán y Ucrania, la respuesta ciudadanía ha sido en todos los episodios –a distintos niveles y trascendencias-, la no aceptación y repulsa global del pueblo. Es importante señalar que en estos países aún la guerra no ha cesado. La muerte sigue acechando en estas naciones y la paz está oculta en algún lugar, a espera de que la llamemos para que haga sus deberes.

Estos dramas constituyen claros incumplimientos de los tratados internacionales cuyos preceptos fundacionales son los de preservar la paz, la estabilidad global y la vida, que es –en definitiva-, lo más importante que está en juego en medio de la obcecada estrategia de los gobiernos occidentales que nos siguen construyendo “razones” para mantener el “estado de bienestar” del Norte -que no es geográfico- sobre el Sur.

Esta realidad global plantea varias interrogantes que se mueven en torno a los tópicos de corte penal internacional, de los derechos humanos y lo que considero fundamental en medio de esta loca cruzada belicista. Un asunto que compete a todos y que esta creciente realidad invita a no pocas reflexiones. Pero me interesa dejar tan solo una interrogante para seguir con estos apuntes.

¿Hasta qué punto las sociedades occidentales son estados democráticos, en tanto las legítimas condenas de sus ciudadanos son ignoradas por los responsables políticos de sus naciones?

La tecnocracia representativa “resuelve” esta medular interrogante con algunos postulados reiterados hasta la saciedad, los argumentos los de siempre.

Impera el “pluralismo político y el consenso de todas las partes”. La “separación del poder judicial del poder ejecutivo y legislativo” es garante de esa máxima democrática.

Los medios de comunicación “informan” con “responsabilidad, objetividad –la palabra salvadora- y rigor” sobre todos los asuntos que pululan en nuestro planeta.

Los ejércitos y las fuerzas del orden interior se mantienen “al margen de las políticas de los poderes” parlamentarios y senatoriales, que son mandatados por el pueblo para que los representen.

El rosario de subtítulos podría ser interminable, pero estos son más que suficientes para ver nuestra periferia jurídica, social, política y cultural con clara nitidez.

Fue noticia, que en varios países de Europa las manifestaciones contra el genocidio israelí han sido fuertemente respondidas por las fuerzas del “orden interior”. En Francia fueron literalmente prohibidas. En los Estados Unidos la nación “modelo y ejemplo” de este corrosivo planeta, se han producido detenciones de líderes de organizaciones civiles y académicas que denuncian históricamente este vil genocidio. Las embajadas del Primer Ministro Benjamín Netanyahu, han sido legítimo blanco de la ira y la denuncia internacional de los pueblos. A nivel regional, la condena se ha multiplicado casi en bloque en América Latina. No pocos mandatarios y cancilleres de la zona han denunciado rotundamente estos actos criminales que son un abierto desafío al derecho internacional.

Pero retorno a mi pregunta con otra alerta, con un asunto de mayor complejidad con vista a futuros no muy lejanos. Varios politólogos y analistas internacionales anticipan y describen un escenario que nos podría llevar a una guerra de mayor alcance. Algunos incluso son firmes ante la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial. Este aviso nos debe poner a meditar y actuar con urgencia en torno a los cimientos de nuestras sociedades.

Tomo como ejemplo a España lugar donde resido actualmente. En los últimos años la nación ibérica ha sido protagonista de “incontables” manifestaciones y protestas en contra de las políticas de recorte del gobierno que preside el reaccionario Partido Popular. Mariano Rajoy, líder de esta organización política y presidente del gobierno, ha hecho caso omiso a estos “llamados” y a golpe de decretazos a estructurado la economía y la sociedad para responder a la “crisis”. Este gobierno sigue ignorando el más básico precepto de la democracia desoyendo la voz del pueblo. Hay que recordar que estas políticas corrosivas se fueron instrumentando en el período del antecesor gobierno encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero, quién por aquel entonces, presidía también el Partido “Socialista Obrero” Español.

Las legítimas demandas de este hermoso pueblo no han sido escuchadas. Varios folios harían falta para graficar estos reclamos. Las más reiteradas son: el derecho a la vivienda y a un empleo digno. Una educación y una salud pública, universal y gratuita. La inequívoca voluntad de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo. El debate –que no es nuevo- en torno a la eliminación de la Monarquía y la instauración de la República. El moral cumplimiento sobre la Ley de la Memoria Histórica –insuficiente para no pocos- con todo lo que ello implica. La urgente necesidad de reformar la actual Constitución vigente desde el año 1978, entre otros temas que atañen y afectan a la sociedad ibérica.

Este escenario social de la España “modélica” que algunos tecnócratas nos quieren importar no difiere -en sus esencias-, de lo que sucede en el resto del mundo occidental. Prima hoy la homogenización de las sociedades por encima de las culturas, las tradiciones de genuinos valores, la historia de cada país. Ese modelo global facilita y permite aplacar la ira y la protesta ciudadana.

La violencia policial. Las leyes y decretos leyes aprobados en este último período que subvierten -en algunos casos- el propio texto constitucional. La fragmentación de la sociedad en su conjunto más el coletazo de los movimiento progresistas y de izquierdas. El uso de los mass media como muros de contención ideológica que constituyen hacedores de estas políticas, son parte de un todo para avanzar hacia un mundo donde la hegemonía no está en la mayoría del pueblo. Más bien en el poder de unos pocos cada vez más ricos e intocables. Son en definitiva las líneas que se repiten como fotocopias al uso.

Con este panorama, es predecible que la sociedad contemporánea este amordaza ante lo legítimo, que es la urgente condena contra el estado genocida israelí. Esta digna batalla no ha de terminar con el cese del genocidio. La mayor y definitiva, es la entrega del suelo palestino a su pueblo. Un territorio ocupado desde hace más de 60 años por Israel. Obviamente soy consciente que esta justa demanda es más difícil de materializar, pero será la solución para una paz definitiva en la zona.

Por estos  días mis compatriotas se preguntaban a través de los blogs y las redes sociales si la mediática y contrarrevolucionaria Yoaní Sánchez haría algún tipo de declaración y condena contra esta barbarie. Obviamente las preguntas entrañan una dosis de ironía. Los cubanos que apoyamos a la Revolución –que somos la mayoría- sabemos que esta señora no hará declaraciones de ese calibre.

Eso implica para ella –en principio-, una llamada de atención de sus patrocinadores. Hemos de recordar que la bloguera con ínfulas de intelectual convenientemente premiada, responde a las políticas injerencistas del gobierno de los Estados Unidos. Ella forma parte de unos pocos cubanos mal paridos, que pretenden -con sus acciones desestabilizadoras- fragmentar la cohesión y la unidad de los cubanos en torno a la Revolución. Aspiran a introducir la llamada “Primavera árabe” en suelo patrio. Se creen que con recetas construidas en laboratorios de la CIA y la USAID, van a subvertir el orden constitucional cubano. Ignoran la formación política y cultural del pueblo y se dan constantes cabezazos ante lo fallido de sus estrategias.

¿Creen que José María Aznar un aliado incondicional del estado israelí verá con buenos ojos que su alumna predilecta hagan declaraciones condenatorias? ¿Recibirá “Doña Esperanza Aguirre a Yoani Sánchez como lo ha hecho hasta ahora de la misma manera, ante supuestas declaraciones? Esta mercenaria calibra muy bien sus palabras y ante lo evidente se va de avestruz. Una supuesta declaración condenatoria de esta mercenaria solo cabe en los estratos de la ciencia ficción.

La política del gobierno cubano que cuenta con el respaldo del pueblo en torno a la causa palestina es coherente y sistemática. Dos sendas y contundentes declaraciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba así lo confirman (2 y 3). Las tradiciones de las relaciones entre Cuba y Palestina tienen una base concreta. Cuba es de los pocos países del mundo que tiene sede diplomática del Estado Palestino en su territorio. Miles de jóvenes palestinos han encontrado en nuestro país un espacio de paz, de superación cultural y académica. Una tierra de afectos y complicidad.

Leer y ver las acciones que esta contrarrevolución mercenaria pretende inocular en nuestro país, que parte de la trasnochada pretensión de afincar el modelo llamado “Estado de derecho”. Un sistema al que es hora de ponerle claramente nombre y apellido. Hablo de Capitalismo puro y duro.

Un modelo excluyente, elitista, unipolar. Una sociedad donde el pueblo solo es llamado a las urnas una vez cada dos, cuatro o seis años, en dependencia de cada proceso electoral o región. Un sistema de sociedad donde los políticos son imputados y condenados por la corrupción, la malversación de los recursos que le son dados para servir al pueblo y siguen “como si nada”. Mirando por arriba de los hombres al resto del mundo y pretendiendo dar lecciones para lo que no están legitimados pues la moral y la coherencia se les fue por el retrete.

No es democracia -y urge recomponerla- que unos pocos cientos decidan sobre miles de millones de hombres y mujeres de este herido planeta. No es estado de derecho que la voluntad soberana se resuelva a golpe de guerra fratricida y mentiras globales para satisfacer las apetencias de unos pocos. Se impone hacer una asamblea del mundo, como dijera nuestro José Martí: “Con todos y para el bien de todos”. En Cuba se sigue construyendo nuestra sociedad Marxista y Martiana tomando en cuenta la voz de todo el pueblo.

Notas

  1. http://www.lavanguardia.com/internacional/20140730/54413357860/mas-de-1-300-muertos-y-7-000-heridos-en-gaza-desde-el-inicio-de-la-ofensiva.html
  2. http://www.cubaminrex.cu/es/declaracion-de-la-republica-de-cuba-en-sesion-especial-del-consejo-de-derechos-humanos-sobre-la-situ
  3. http://www.cubaminrex.cu/es/declaracion-del-ministerio-de-relaciones-exteriores-50

 

Editor del blog: www.cinereverso.org

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