La OTAN y el espejismo del dominio mundial. Por: Guillermo Rodríguez Rivera*

OTANPara quien conozca la historia, la fantasía del dominio mundial no es nueva.

Los imperios que han empezado a crecer a expensas de los demás, han generado muchas veces ese sueño, cuyo fracaso ha anunciado muchas veces, también, el inicio de su decadencia. No voy a ser prolijo en los ejemplos: frescos están, en los dos siglos precedentes, los grandes ejemplos de Napoleón Bonaparte y Adolf Hitler.

El genio corso era un humilde teniente francés al que la Revolución de 1789 le dio la democrática oportunidad de convertirse en jefe militar sin ser aristócrata. Inicialmente, defendió a la revolucionaria Francia y tuvo el honor de que el genio de Beethoven le dedicara su 3ra. Sinfonía, que el propio músico denominó como la Heroica. Después, la ambición del Emperador lo lanzó a la conquista del mundo que le circundaba. Fue en Rusia donde sufrió aquel devastador 1812, que le hizo volver destrozado a sus tierras francesas, pero la ambición no cesó hasta el descalabro de la llanura de Waterloo y el destierro final en Santa Elena.

Hitler no fue un pobre teniente que ascendió a la gloria reservada antes a los nobles, sino un demagogo que arrastró a la venganza a un pueblo derrotado, alimentándole la mítica creencia en su superioridad sobre todos los demás pueblos de la tierra. Les hizo creer que avasallar desde esa supuesta superioridad era posible. Como Napoleón, pero con mucho más odio, se lanzó sobre sus vecinos y también en la fría Rusia lo detuvo el coraje de un pueblo que combatía por su tierra y por su patria.

Desde la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos han venido alimentando la idea del dominio del mundo: crearon entonces la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con los aliados que debían acompañarlos a la guerra. En un tiempo, la OTAN era la defensa frente a la amenaza del Pacto de Varsovia, pero desde la desaparición del Pacto y del mismo país al que consideraban su único rival –la Unión Soviética–, el sueño de ser el policía del mundo no abandona a los norteamericanos y sus aliados.

Han creado una industria militar que los está obligando a combatir incesantemente para poder alimentar esa gigantesca producción de armas que hoy por hoy es su industria mayor. Pero, a la vez, los que viven en la primera economía del mundo, en el país que consume muchísimo más de lo que produce, no quieren perder la vida en una guerra a la que no puede hallársele justificación moral.

Potencias muy fuertes, también nucleares, pobladas por millones de personas como son Rusia y China, han comprendido que no pueden permitir que las cerquen y, paulatinamente, vayan imponiéndoles una ley que se hace contra ellas. El sueño del dominio mundial siempre deviene pesadilla. Es hora de que la gran nación que es Estados Unidos despierte de una fantasía que no conduce más que al camino de la perdición.

Texto tomado del blog: http://segundacita.blogspot.com.es

Guillermo Rodríguez Rivera*Santiago de Cuba, Cuba; 1943.Colaborador en la lucha contra la tiranía batistiana, pertenece a la llamada segunda generación de escritores que publicaron después del triunfo revolucionario de 1959, también reconocida como generación del primer Caimán Barbudo. Destacado por la versatilidad de su extensa obra publicada, que incluye poesía, narrativa y ensayo; un legítimo gusto por las letras que se evidencia en su quehacer académico y en la significativa labor de promoción literaria acumulada.

Doctor en ciencias filológicas y profesor titular de la Universidad de la Habana, centro en la cual ha ocupado diversas responsabilidades. Su labor docente se extiende a universidades de otros países como Francia, España, Venezuela, México, Italia y Estados Unidos. Impartió el curso sobre apreciación literaria en el espacio televisivo Universidad para Todos, transmitido por la televisión cubana, junto a los doctores Rogelio Rodríguez Coronel y Virgilio López Lemus. Ha realizado comentarios literarios en programas de la radio y la televisión como: La poesía; Teatro en TV; Prólogo y Escriba y Lea.

Es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y del consejo de dirección de la Fundación Nicolás Guillén. Fue redactor de la revista Mella, órgano oficial de la AJR y participante en la fundación del mensuario El Caimán Barbudo, donde sería el primer jefe de redacción, cargo desempeñado posteriormente en las revistas Cuba Internacional y Unión.

Tiene publicados, entre otros, los poemarios: Cambio de impresiones (La Habana: La Tertulia, 1966). En carne propia (Editorial Letras Cubanas, 1983). Así como las antologías: Para salir del Siglo XX (Mérida, Venezuela: Solar 1994). Canta (Ediciones Unión, 2004), Premio de la Crítica 2004. Su obra ensayística aborda diferentes temas de la literatura, el arte y la sociedad cubanas, y comprende entre otros, los volúmenes: Exploración de la poesía (Universidad de la Habana, 1981), de conjunto con Mirta Aguirre. Sobre la historia del tropo poético (Editorial Letras Cubanas, 1984). Crónicas del relámpago (Editorial de Ciencias Sociales, 2008). Por el camino de la mar. Los cubanos (Editorial Boloña, 2004), texto que fue ampliado y publicado en el 2005 y 2008, bajo el título Por los caminos de la mar los cubanos, o, Nosotros los cubanos, con nota introductoria de Cintio Vitier. Esta obra fue editada también en inglés y francés por la editorial José Martí, en el 2007.

Su narrativa comprende los títulos:

El cuarto círculo (Editorial Arte y Literatura, 1976), en colaboración con Luis Rogelio Nogueras. Alguien (Editorial Capitán San Luis, 1996). Ya que te vas (Ediciones Unión, 2006). Canción de amor en tierra extraña (Ediciones Unión, 2007).

Ha realizado la edición, prólogo y selección antológica de varios libros publicados por editoriales nacionales y de España. Otros artículos teóricos y críticos sobre literatura y música han aparecido en diversas revistas culturales cubanas y extranjeras. Ha participado en numerosos congresos y eventos internacionales, entre los que sobresalen: Cumbre de los Pueblos, Mar del Plata, Argentina; Foro Social Mundial, Caracas, Venezuela, ambas en el año 2005, y el Encuentro de la Red de Redes en Defensa de la Humanidad, por el 70 aniversario de la muerte de Federico García Lorca, en Anzoátegui, Venezuela, en el año 2006.

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