Julio Cortázar: de las páginas a la pantalla: Por: Luciano Castillo*

"Mentiras piadosas", filme del cineasta argentino Diego Sabanés

“Mentiras piadosas”, filme del cineasta argentino Diego Sabanés

Para el escritor argentino Julio Cortázar (1914-1984) constituía un credo vivir lo más intensamente posible y observar atentamente lo que transcurría a su alrededor con el fin de posibilitar la irrupción de lo que luego sería un cuento o una novela. El cine no podía permanecer ajeno al universo personal del hacedor de Rayuela y El perseguidor.

El ciclo programado a propósito del centenario de su natalicio por la Cinemateca de Cuba devino un homenaje a la impronta dejada por su literatura en el celuloide y una provocación para evocarla. Un decena de títulos conformó esta sugestiva propuesta, desde la trilogía inicial filmada por el argentino Manuel Antín entre 1960 y 1964 (La cifra impar, Circe e Intimidad de los parques), en calidad de estreno absoluto en Cuba, hasta Mentiras piadosas (2008), en la que su coterráneo, el novel realizador Diego Sabanés, reconstruyó la atmósfera y las relaciones entre los personajes del imaginario cortazariano.

“El problema de Antín –admitió el novelista sobre el tríptico inicial en su filmografía– es un problema de dificultad de comunicación que tiene con el público. Para él las cosas son muy claras, pero es un hombre tipo intelectual muy difícil. Es una especie de súper Antonioni, pero Antonioni transmite, en mayor o menor medida, lo que él quiere, y Antín no lo consigue sino con mucha dificultad”.

La muestra abarcó dos largometrajes en los que Tristán Bauer se propuso aproximarse a la vida y obra del célebre autor de Historias de cronopios y de famas: el documental Cortázar (1994) y Los libros y la noche (1999), en el que integró a los actores Walter Santa Ana, Héctor Alterio, Leonardo Sbaraglia y el desaparecido Lorenzo Quinteros (Hombre mirando al Sudeste).

Otra cinta de interés procedió de Brasil: Juego subterráneo (Jogo subterráneo, 2005), versión del cuento “Manuscrito hallado en un bolsillo”, en el que Roberto Gervitz filmó la obsesión del pianista de un club nocturno (Felipe Camargo) hacia el juego inventado para encontrar a la mujer de su vida. La mujer (Maria Luisa Mendonça), a quien conoce en el metro, llega a fascinarlo al extremo de conducirlo a romper las reglas establecidas por él mismo.

Interrogado en una ocasión acerca de si había tenido conflictos con cineastas que hubieran aprovechado algún tema de sus cuentos, Cortázar respondió: “No he tenido conflictos. En un caso me molestó, pero no al punto de intentar yo un pleito contra ese señor. La cosa ya estaba hecha y no tenía mayor sentido, para qué perder el tiempo en eso si existen otras cosas que hacer”.

Pero no siempre este inmenso narrador fue acreditado en la pantalla, como lo evidencian sendos títulos inspirados en su relato “Autopista del sur”. Week End (1967), coproducción franco-italiana realizada por ese dinamitador del lenguaje que es Jean-Luc Godard, aprovechó lo esencial del relato con el propósito de focalizarse en la histeria colectiva que se apodera de los habitantes de París provistos de automóviles desde un viernes por la tarde hasta el lunes por la mañana. Mireille Darc, Jean Yanne, Jean-Pierre Kalfon, Juliet Berto, Jean Eustache y Jean-Pierre Léaud encabezan el reparto.

En Los embotellados (L’ingorgo, 1979), el veterano cineasta italiano Luigi Comencini dispuso de un amplio presupuesto para reproducir el clima tenso y caótico provocado por un descomunal atasco en una autopista que lleva de Roma a Nápoles. El brillantísimo elenco reunió a los italianos Marcello Mastroianni, Ugo Tognazzi y Alberto Sordi, los franceses Annie Girardot, Gérard Depardieu y Miou-Miou y los españoles Fernando Rey y Ángela Molina (juntos de nuevo al cabo de dos años que Luis Buñuel los convocara para el que sería su último filme, Ese oscuro objeto del deseo).

Sin embargo, el mayor legado de Julio Cortázar al séptimo arte lo constituye haber instigado el talento de otro gran realizador italiano, Michelangelo Antonioni, quien luego de leer su cuento “Las babas del diablo” le escribió para manifestarle haber encontrado allí, finalmente, una idea que buscaba desde hacía cinco años, y lo invitó a un contacto personal.

El resultado fue Blow Up (Inglaterra-Italia, 1966), con la interpretación protagónica de Vanessa Redgrave como la mujer que el reportero de modas (David Hemming) halla en una fotografía tomada al azar en un parque en la cual descubre un cadáver cada vez más difuso en la medida que la amplía.

Este título con especial empleo del color –estrenado en Cuba en una copia solidaria ¡en blanco y negro!– obtuvo la Palma de Oro en el Festival Internacional de Cannes, el galardón al mejor director conferido por la Sociedad Nacional de Críticos de Cine de Estados Unidos y una nominación al Oscar en la categoría de mejor realizador. A propósito de esta aclamada película que le pareció muy hermosa, expresó Cortázar:

“Es Las babas del diablo pero en una versión totalmente libre. Tiene muy poco que ver con el cuento. (…) Nos encontramos y Antonioni fue de una franqueza total. Me dijo: El cuento es un cuento fantástico. A mí lo fantástico no me interesa. Me ciñe. Yo hago cine psicológico, estudio de caracteres, pero la idea central es la que yo necesitaba: ese hombre que saca una fotografía como cualquiera de nosotros puede tomar una foto en una calle, sin ninguna intención especial, y los resultados de esa fotografía empiezan a actuar sobre diferentes destinos y cambian la situación. Con eso yo quisiera realizar una película, pero todo lo demás no me interesa.

“Entonces yo le contesté: Usted se llama Antonioni, hágala y tiene el cuento. Le di plena libertad porque si hubiera sido un director desconocido para esa simple idea, pero con Antonioni, vaya. Incluso él tuvo la gentileza de preguntarme: ¿Por qué no viene conmigo a Londres y escribimos juntos los diálogos? Yo le respondí: No, Antonioni, porque no va a funcionar, porque instintivamente en los diálogos yo voy a estar en mi cuento y usted va a estar en su película y va a haber un choque constante, y él lo admitió. Me dijo: Bueno, e hizo su película solo en Londres.

“Y el final fue bastante divertido, porque yo me olvidé del asunto totalmente y dos años después estaba en Ámsterdam y en un cine vi Blow Up, la última película de Antonioni, y entonces pagué mi entrada como todo el mundo y vi la película. Y puedo agregar una cosa: y es que aunque él había dicho que lo fantástico no le interesaba, algo de la atmósfera del cuento se le deslizó en la película”.

Apreciar este tributo a Cortázar a través de la obra cinematográfica que propició es una oportunidad excepcional que ofrece la Cinemateca de Cuba para el contacto de los cinéfilos con alguien que consideraba que “ningún escritor en este mundo se sentiría muy feliz si después de haber escrito un cuento que le gusta y le parece bueno, ve en la pantalla un inmenso bodrio que dice adaptación del cuento tal y tal”.

Texto tomado de la publicación: http://www.cubacontemporanea.com

Luciano Castillo*Considerado uno de los investigadores más serios y acuciosos del cine cubano, autor de una vasta obra que resulta un sustancial aporte al conocimiento del séptimo arte. Se ha destacado igualmente, en la promoción del cine a través de los medios de difusión masiva, así como la fundación y fomento de cine-clubes en su ciudad natal. Colabora con la sección En primer plano del portal Cubaliteraria.

Licenciado en Contabilidad por la Universidad de Camagüey, en 1974, y Máster en Cultura Latinoamericana, por el Instituto Superior de Arte, en el año 2007. Desde 1984, es Jefe de la Mediateca André Bazin, de la Escuela Internacional de Cine y Televisión, de San Antonio de los Baños. Escribe, conduce y dirige, a partir del 2004, el programa semanal De cierta manera, de Habana Radio, cuya versión televisiva que trasmite el Canal Educativo 2 fue seleccionado como el mejor espacio cinematográfico en el Festival Nacional de Televisión 2010. Ha creado y conducido otros programas de cine en la televisión y ha sido redactor, editor y director de diversas publicaciones.

Fundador de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica, filial de la Federación Internacional de la prensa Cinematográfica (FIPRESCI). Miembro del Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Es el director de la Cinemateca de Cuba.

Bibliografía activa

Rita a tres voces (Ácana, 1989), con Víctor Gispert y Alejandro Meléndez. La verdad veinticuatro veces x segundo (Ácana, 1993). Concierto en imágenes (Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, 1994). Con la locura de los sentidos (Artesiete, Buenos Aires, 1994), Premio 13 de Marzo 1991. Diccionario de realizadores del cine latinoamericano (Ediciones del Jilguero, Buenos Aires, 1997), de conjunto con Arturo Agramonte. Ramón Peón: el hombre de los glóbulos negros (UNAM, 1998 / Ciencias Sociales, 2003), con Arturo Agramonte, Premio Biografía y Memorias Archivo: 2002. Conversaciones con Jean-Claude Carrière (Ayuntamiento de Zaragoza, 2004), con Javier Espada. Carpentier en el reino de la imagen (Universidad Veracruzana, 2000 / Unión, 2006). A contraluz (Oriente, 2005). El cine cubano a contraluz (Oriente, 2007). Entre el vivir y el soñar: pioneros del cine cubano (Ácana, 2008), con Arturo Agramonte. El cine es cortar (Ediciones EICTV, 2010), con Nelson Rodríguez. Trenes en la noche, Editorial Oriente, 2012.

Notas biográficas tomadas de la enciclopedia:www.ecured.cu

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