Un libro iluminador. Por: Víctor Manuel González Albear

Cesto de Llamas, de Luis Toledo Sande, publicado por la editorial boricua Patria

Cesto de Llamas, de Luis Toledo Sande, publicado por la editorial boricua Patria

“No bien concluido mi artículo José Martí, ¿una biografía imposible?, llegaba con este libro un soberano mentís. Por su riqueza informativa supera la biografía de Mañach que imperó por medio siglo. Por la belleza de su prosa se equipara con las notables biografías que son, de por sí, obras de deleitosa literatura. La isla de Betances descubrirá el libro de Luis Toledo Sande como lo viene acogiendo la isla de Martí: deslumbrada”.

Esta es la opinión de Paul Estrade, Profesor Emérito de la Universidad de París y reconocido especialista del pensamiento y obra de nuestro Maestro, una entre las calificadas valoraciones con que los editores puertorriqueños acompañan la presentación del libro.

Efectivamente, no es difícil imaginar el impacto de esta lectura en un público conocedor, o no, de nuestro Martí. En lo personal, cuando me adentré en ella por primera vez, sentí que lo había conocido más a fondo, en la intimidad, sin tabúes ni prejuicios, cercano, compañero, amigo, y deseé intensamente que ese libro pudiese estar en cada biblioteca escolar, al alcance de todos. Hasta hoy no he dejado de recomendarlo, a veces con apasionamiento.

La de Patria es su octava edición en nuestra lengua, una de ellas en España y otra en Venezuela, a las que se añaden las traducciones al inglés y al chino. La más reciente en Cuba, la séptima -y cuarta por Ciencias Sociales-, en 2012.

Lo primero que destaca en la entrega boricua, al cuidado de Pablo Marcial Ortiz Ramos, es la cubierta, un vigoroso detalle del acrilato fechado en 1969 por uno de los grandes maestros de la pintura y el arte gráfico universal y representativo de la identidad nacional y cultural del puertorriqueño, Carlos Raquel Rivera, (1923-1999). Al abrir el libro, en un facsímil con la caligrafía tan personal del Apóstol, se revela, como en otras ediciones,  el origen del afortunado título: ¡Zarzal es la memoria: mas la mía/ Es un cesto de llamas!

Y para no desaprovechar su cercanía en BOHEMIA, le pedimos al colega Luis Toledo Sande que se desdoble en entrevistado:

-¿En qué momento de tu formación martiana, y cómo, lograste fraguar esta original y tan celebrada biografía que no pocos valoran como la obra de mayor impacto en tu intensa labor creativa, hasta hoy?

-He dicho, y es verdad, que escribí el borrador en un mes: del 28 de diciembre de 1994 al 28 de enero de 1995. La “Nota para Cuba” la escribí bajo el sol de Dos Ríos, mientras se rendía homenaje a Martí en el centenario de su muerte. Pero también es cierto que en el libro pasé al papel -con plena honradez, y hay quienes dicen que con acierto- la imagen que me había formado del héroe en más de 20 años de lecturas. Las empecé antes, pero el punto de partida más reconocible en ellas fue mi primer curso universitario, cuando tuve de profesor a José Antonio Portuondo, y pronto empecé a participar en los Seminarios Juveniles de Estudios Martianos.

“Al año de graduarme en la Universidad, comencé a trabajar, y lo hice durante más de una década (1977-1990), en el Centro de Estudios Martianos, de cuyo equipo fundador formé parte. Ese fue un tramo concentrado en el camino de dichas lecturas, que no han cesado, y que más recientemente responden, sobre todo, al propósito de ver las luces que Martí nos ofrece, ¡y tanto necesitamos!, para encarar los desafíos de nuestro tiempo.

“Volviendo a aquellos años, tal vez si me hubieran pedido la biografía cuando trabajaba en el mencionado Centro, la noción de responsabilidad institucional, y los correspondientes mecanismos, me habrían paralizado. Junto con el pulso de un libro escrito puede decirse que en un rapto -en el mes aludido mantuve mis labores de entonces en la hoy Universidad Pedagógica Enrique José Varona y en la Casa de las Américas-, Cesto de llamas tiene la soltura de una obra personal. Otras similares y de diferentes cortes habrá y serán también necesarias. Ojalá ninguna resulte agobiante para lectoras y lectores, ni salga de ellas un Martí demasiado filtrado y medido”.

-En alguna ocasión has comentado que este libro te ha dado no pocas satisfacciones, ¿quisieras compartir algunas con los lectores de BOHEMIA?

-La primera satisfacción -inquietante, es verdad, por el peso de responsabilidad que entraña- fue escribirlo. De ahí para acá no han parado de llegarme otras: que se editara en 1996 y recibiera el Premio de la Crítica de Ciencias Sociales ese año; que fuera el libro escogido por Cuba como central en su representación en la Feria del Libro de Guadalajara; que el público acudiera al primer lanzamiento cubano -hecho, para mi regocijo, en el Museo Casa Natal de José Martí- y desbordara el recinto y su patio. Parte quedó en la calle, y me las arreglé para que nadie se fuera sin su ejemplar ni sin mi atención personal.

“De ahí para acá tendría que enumerar una larga serie de casos que tienen asegurada mi gratitud, pero creo que la memoria no me permitiría enumerarlos todos. Va un ejemplo: la chilena Patricia Rojas, entusiasta promotora del legado de la gran martiana Gabriela Mistral, fue a la presentación del libro en la Casa Natal de Martí, para llevarle un ejemplar a su nieto, entonces un niño, y él lo leyó y le dijo que se veía que el autor había sido amigo de Martí, y que por eso mismo él no le perdonaba que no hubiera impedido que al adolescente Martí lo encarcelaran. ¿Te imaginas?

“También están este diálogo con un compañero entrañable, y el que los primeros ejemplares de la edición puertorriqueña me llegaran a La Habana de manos del héroe Heriberto Marín Torres, quien pasó un montón de tiempo en la cárcel por su participación en los planes insurreccionales del maestro de independentistas Pedro Albizu Campos. Si las trabas del visado cesan, estará mi participación en las presentaciones puertorriqueñas del libro. Y siempre estará la emoción de que la dedicatoria de Cesto de llamas desde la primera edición sea un testimonio de amor a mis hijas, Claudia y Laura, especialmente aludida, sin nombrarla -no recuerdo haberlo dicho antes públicamente-, en la anécdota que en el primer capítulo cuento sobre un padre y una madre que llevaron a sus dos niñas a conocer ‘la casita de Martí’”.

Luis Toledo Sande

Luis Toledo Sande

-Y aquí van otras tres interrogantes en una: ¿Cómo llega Martí a Puerto Rico, ahora? ¿Quiénes lo hicieron posible? ¿Qué conoces de sus expectativas?

-Cuando allá por 1985 la negativa imperial de visa me impidió cumplimentar una invitación de instituciones de Puerto Rico a ofrecer en esa tierra algunas conferencias sobre un héroe que es nuestro y suyo, publiqué un texto escrito para ese proyecto: “José Martí, puertorriqueño”. El título no es mera metáfora: Martí es tan puertorriqueño como cubano es Ramón Emeterio Betances. Aunque nunca pudo visitar Puerto Rico, porque era colonia española, allí tiene Martí su lugar, por la altura de su obra, y por su significación medular para el independentismo de aquel pueblo, en lo mejor de cuyos corazones vive.

“La idea de publicar Cesto de llamas surgió el año pasado, cuando fui a ese país hermano para participar en actos de homenaje a don Pedro Albizu Campos en su centenario. La idea la abrazó Pablo Marcial Ortiz Ramos, director de una editorial nombrada Patria, nada menos, y pronto se hizo realidad la hermosa edición. Esa es ya parte de las alegrías que me ha dado. En cuanto a expectativas, la más inmediata es que cese la demora en el visado y finalmente me sea posible viajar hasta San Juan, donde tendrán lugar las primeras presentaciones puertorriqueñas de la nueva edición”.

Añadamos nosotros que entre otros títulos publicados por Toledo Sande aparecen sus aportaciones martianas agrupadas en Ideología y práctica en José Martí; José Martí, con el remo de proa y Ensayos sencillos con José Martí. Además de sus incursiones en diferentes temáticas y géneros, como en cuento, Precisa recordar; poesía, Flora cubana; crítica literaria, Tres narradores agonizantes; relatos y poemas, Libro de Laura y Claudia; testimonio, De raíz y memoria; epigramas, Amorosos e Infernales textículos; ensayos: De Cuba en el mundo, Más que lenguaje. En proceso editorial se encuentra Detalles en el órgano. Cuerdas y claves en la Cuba de hoy.

Para cerrar el limitado espacio de esta reseña, nada mejor que las palabras de una talentosa y bella puertorriqueña, a quien no hace mucho vimos por TeleSur, entrevistada por Walter Martínez en su programa Dossier, María de Lourdes Santiago Negrón, abogada y líder independentista, la primera mujer que en representación de esa tendencia política ha sido electa allí como senadora.

“Es de un brillo distinto la luz de José Martí –en su vida, en la tribuna, en sus versos. Cesto de llamas cumple hermosamente el cometido de iluminarnos con ella. Toledo Sande combina, en justa proporción, el rigor del historiador, la emotividad del novelista y la más auténtica devoción martiana. Por los capítulos, titulados con versos de Martí, acompañamos al rebelde adolescente torturado por los grilletes del presidio, al joven estudiante en el exilio, al patriota evangelizador, al hombre enamorado, al poeta exquisito, al orador encendido, al conspirador incansable, al mártir de la libertad. Cesto de Llamas nos entrega la humanidad y la pureza de Martí, y nos convoca a cuidar, donde ya ha florecido, y hacer germinar, donde aún no, ‘la semilla de la América nueva’”.

Texto tomado de la publicación: http://www.bohemia.cu

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