La “Compañía Marmara” por el Teatro Social. Por Rosa Puga Davila*

El Taller Permanente de Teatro de la Asociación Haydée Santamaría abre sus puertas a personas interesadas en una formación teatral regular para la representación y distribución de obras de teatro que recojan las propuestas e inquietudes sociales-personales de los integrantes.

La Asociación Cultura, Paz y Solidaridad Haydée Santamaría continúa con su activismo internacional en la nueva sede de Ágora Getafe y dentro de sus actividades regulares acoge al Teatro como medio de impulsar sus fines sociales.

En el marco de la asociación nace de este modo el taller de teatro permanente que pretende formar a sus integrantes de la mano de profesionales. El taller tiene un coste de 45 euros mensuales que incluyen la cuota de socio con el derecho al uso y disfrute del local; parte del dinero irá destinado, del mismo modo, a labores humanitarias. Dentro de las actividades regulares también se imparte Yoga, Voz y técnicas de comunicación oral.

El Taller de Teatro pretende aunar formación y representación para generar proyectos propios comprometidos con la sociedad en la que vivimos; las clases de Yoga serán otro lugar de encuentro para personas de diferentes ámbitos que deseen beneficiarse de esta disciplina.

Taller Permanente Marmara: ¿Para qué el teatro?

Para mí siempre  han sido un regalo las personas que son fuentes de inspiración para hacer, estudiar y/o enseñar teatro. Hablan de certezas individuales dignas de conocer y me han hecho ser más consciente de la importancia de tener algo que defender (y no imponer) en el terreno actoral; quizá en la vida en general. Me refiero a aquello único e intransferible que todos tenemos para dar de nosotros mismos desde una determinación original.

En muchos de los casos fueron personas que iniciaron un camino en “solitario” para la construcción de su identidad como personas- artistas en la sociedad en la que vivían, pero ¿Cuál es la identidad del artista hoy? ¿Quiénes somos? Teatro ¿Para qué?

Hay muchos terrenos para encontrarse y desarrollarse: métodos, sistemas, escuelas, tendencias, movimientos, la vida… Pero ¿Para qué? ¿Para que un gesto? ¿Para que la voz y la palabra? ¿Para qué la emoción? ¿Para qué el subtexto? ¿Para qué una imagen? ¿Para qué ir al teatro? ¿Para qué hacer teatro? Y es aquí donde no consigo separar la técnica de un compromiso moral y ético con la profesión y con el tiempo que nos ha tocado vivir. Y me pregunto qué nos desarrolla hoy.

Recojo las primeras líneas del libro de Piscator  El teatro político:

“Mi medida  del tiempo  empieza el  4  de agosto de 1914. En  ese punto  el  barómetro registró:

13 millones  de muertos.

11  millones de  tullidos o  discapacitados.

50 millones  de soldados  en pie de  guerra.

6  mil  millones de  bombas estalladas.

50 mil  millones de metros  cúbicos de  gas usados.

¿Dónde  está el  desarrollo personal en todo esto? “Nadie se  desarrolla en una forma  personal. Algo distinto desarrolla a la  persona”. 

Hubo gente que creyó en el teatro y sus posibilidades, y con acierto o no, a gusto o disgusto de unos y otros, fueron personas comprometidas con su tiempo. Peter Brook se referiría a Brecht como figura clave de nuestro tiempo. Para Brecht el hombre tiene una imagen del mundo y de la sociedad en que le ha tocado vivir distorsionada y contradictoria, poco precisa, y por tanto no puede dominar ni manejar la realidad; se encuentra inmerso en un orden establecido que cree que no puede modificar.

Esta situación en la que los seres humanos aceptan lo dado en su orden social sin discutirlo ni tratar de cambiarlo (lo que él llama el “teatro aristotélico”) es lo que me preocupa y lo que queremos que nos ocupe en esta nueva andadura teatral. Nuestra intención es trabajar por un teatro que ofrezca una imagen del mundo y de la convivencia entre las personas que sea manejable y comprensible, y, sobre todo, que permita ser dominada y manejada por el pensamiento y la emoción.

El público disfruta del placer de observar el comportamiento humano y sus consecuencias con sentido crítico y constructivo; de esta manera interviene en el relato. La observación para Brecht es uno de los elementos fundamentales del arte teatral; nada que el actor no haya observado y confirmado debe ser ofrecido al público. Así lo expresa en este poema:

“Lo que tenéis que aprender/ es el arte de la observación. /Tú, como actor/ debes primeramente dominar/ el arte de la observación. /Ya que lo importante es, / no como te ves tú,/ sino lo que has visto/ y muestras a la gente./ A la gente le importa saber/ lo que sabes tú./ A ti te observarán/ para saber si has observado bien”.

Por ello Haydée Santamaría y su compromiso con la observación y con la injusticia observada me parece el marco más coherente para crear este grupo de trabajo. Creo que el teatro nos puede ayudar y enseñar a construir la sociedad futura ya que puede conseguir que el “otro” se convierta en alguien para nosotros. Nos brinda la posibilidad de generar cambios y creo en los cambios de conciencia, en el movimiento que provoca un gesto cuando existe un compromiso personal con la realidad de la que pretende hablar y un amor profundo al mundo del teatro, y a lo que éste permite vivenciar y transmitir.

El ser humano sustenta el acto creativo; gran parte de los artistas de nuestro tiempo fueron creadores comprometidos con lo que les había tocado vivir y no permanecieron ajenos al conflicto social. Plasmaron en su obra una realidad que, de este modo, trascendió y fue más allá de las páginas y del tiempo. Su genialidad radicó en parte, en tener la sensibilidad suficiente, en un mundo que invita a endurecerse, para afrontar, los temas de sus obras en profundidad dándoles, así, carácter universal.

Y decir universal no quiere decir general y aplicable, por ello, a todo el mundo. Cuando digo universal quiero decir que estos autores supieron extraer de la realidad en la que vivían los conflictos que vivía el hombre y habitaron con ellos a sus personajes. De este modo, desde la atención al ser humano y al mundo en el que vive, surgen historias susceptibles de ser entendidas por todo ser humano con voluntad de conocerse a si mismo y al mundo en el que vive.

Un mundo sin arte sería un mundo perfecto y por eso necesitamos a personas que cuestionen la sociedad del falso bienestar en la que vivimos. Nuestro cuerpo, nuestra voz, nuestro gesto, nuestra personalidad… nuestro ser, puede, con empeño, construir. Y el pensamiento crítico, lamento decir, no es patrimonio de los tristes, si no de los que miran al mundo con esperanza porque creer en el cambio no es más que eso.

Gracias por vuestra colaboración.

*Titulada en Interpretación por la Escuela de Cristina Rota y Licenciada en Periodismo por la Universidad de Salamanca, estudia  Canto, solfeo y Piano en el Conservatorio de Música. Hace unos cursos intensivos de Interpretación con Jorge Mateus, de Creación escénica con Anxeles Cuña y de creación audiovisual con Mariano Barroso. En Madrid asistirá a un curso sobre Interpretar Shakespeare de la mano de Will Keen, a clases de canto con Julio Pardo y de voz con Lidia García. Toma clases de danza contemporánea con Gustavo Ceglie y Mónica Runde, de danza africana con Eliane Capitone y de Jazz con Chevi Muraday.

En el Centro de Nuevos Creadores (Madrid) realiza un Seminario de guión cinematográfico con Pablo Álvarez. En Londres se forma en teatro físico con Uri Rodner (East 15 Acting School), en Técnica Alexander (The Constructive Teaching Center) con John Brown y Adan Philps, y asiste a clases de Danza contemporánea en The Place y de danza moderna en Pinneapple Dance Studios. En Nueva York realiza un curso intensivo de interpretación con John Strasberg y asiste a clases de danza africana y contemporánea a The Alvin Ailey American Dance Theater. En Estocolmo asiste a clases de técnica de suelo (Ballet Akademien) y en Santiago de Compostela adquiere conocimientos de Doblaje con Juan Diéguez (Estudios CTV).

Ha participado en decenas de cortometrajes y realizado incursiones en cine y televisión;  desde hace años trabaja regularmente en teatro en varios montajes al año entre los que destacamos dos de las que ha sido actriz y dramaturga: Expostas, dirigida por Carlos Álvarez-Ossorio y Sitio: un viaje a Palestina producida por su compañía Wolkenheim Producciones en colaboración con Haydée Santamaría. Ifigenia en Aulide de Eurípides, dirigida por Charo Amador, ha sido otro de sus trabajos destacados.

Como periodista ha trabajado en Prensa, Radio y Televisión en diferentes medios en los que ha realizando diferentes funciones (redacción, locución, producción, coordinación de contenidos, realización…). Ha trabajado también con varias empresas en la organización de eventos nacionales e internacionales, y como guionista y ayudante de dirección en diferentes proyectos audiovisuales.

En la actualidad Rosa Puga Davila estudia Teatro Musical en la RESAD y es alumna de Arnold Taraborrelli en su estudio de Danza para actores al que asiste regularmente desde hace cinco años. Esto lo compagina con su trabajo como actriz en la obra Nuestra señora de las Nubes de Arístides Vargas y con la producción de la obra Mi nombre es Rachel Corrie, de Rachel Corrie, Alan Rickman, Katharine Viner.

La persona encargada de llevar el grupo de trabajo es la actriz y periodista Rosa Puga Davila con la que os podéis poner en contacto. Para más información (rpugadavila@yahoo.es – 649 02 63 25).

www.culturaypaz.org

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