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Un abrazo desde Cuba

José Manzaneda. Periodista y cineasta vasco. Coordinador de Cubainformación

Por Octavio Fraga Guerra @cinereverso

Este 15 de febrero se celebrará en Madrid un juicio criminal demandado por la organización Prisoners Defenders, una organización servil a la política del gobierno de los Estados Unidos que apuesta por destruir la obra humanista de la Revolución cubana.

Prisoners Defenders ha interpuesto una querella contra el coordinador de Cubainformación José Manzaneda, y también contra Euskadi-Cuba, organización que por más de veinte años ha desarrollado una sustantiva labor por el bienestar y el desarrollo del pueblo cubano que sufre los impactos que genera el criminal bloqueo económico, comercial y financiero, una política instrumentada por sucesivas administraciones del gobierno estadounidense desde hace más de sesenta años.

La acusación particular solicita una condena de seis años de cárcel para cada uno de los responsables y una indemnización de 50 mil euros. Esta demanda es una burda y cobarde acción que apuesta por anular el ideario revolucionario e internacionalista, la solidaridad y la hermandad que caracterizan a José Manzaneda y la organización Euskadi-Cuba con nuestra isla. Ellos son protagonistas, en el Estado Español, de una probada entrega con la obra de la Revolución cubana.

Con este burdo zarpazo vestido de empaque jurídico, apuntan a cercenar la voz erguida y limpia del coordinador de Cubainformación José Manzaneda, quién por más de dos décadas materializa una ejemplar labor de periodismo, cuyos relatos desarman las acciones de desestabilización y las manipulaciones mediáticas que se gestan desde los Estados Unidos contra el proyecto martiano y marxista que el Comandante Fidel nos legó y que el soberano ratificó en el año 2019.

Para Manzaneda y Euskadi-Cuba, un abrazo desde esta isla insumisa.

Octavio Fraga Guerra

Periodista, crítico y ensayista cubano.

Editor del blog cinereverso.org

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Un disparo contra Cubainformación. Entrevista a su coordinador, José Manzaneda

José Manzaneda. Coordinador de Cubainformación

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

Mi primer “encuentro” con José Manzaneda, si cabe esta palabra, fue cuando estrené en Tele K, una televisora sin ánimo de lucro radicada en Madrid, el programa La cámara lúcida, espacio dedicado a promover el cine documental Iberoamericano.

Lo llamé para que viniera al estudio —él reside en Bilbao— pero por razones de agenda declinó la invitación. En su lugar, estuvo el coordinador del Observatorio de Multinacionales en América Latina, una de las ONGs que financió su filme El segundo desembarco. Multinacionales españolas en América Latina. Con este documental se dio el pistoletazo a un espacio que fundé y dirigí, por más de un año, donde presenté más de sesenta piezas cinematográficas. El proyecto fue truncado tiempo después por la lideresa de la Comunidad de Madrid en aquel entonces, Esperanza Aguirre, quien logró cerrar la televisora con una escalada de multas contra la empresa que ponía en el aire la señal de Tele K.

Manzaneda y yo nos vimos un tiempo después en Alcalá de Henares. En esa localidad de Madrid se desarrolló un amplio encuentro de la Plataforma de la solidaridad con Cuba en España. Fue la oportunidad de conocernos y establecer una relación que hasta hoy, es de hermandad, de diálogos permanentes, de absoluto respeto, sustentado en los sueños que nos unen, la existencia Revolución cubana.

El medio Cubainformación, del que soy un activo colaborador, y José Manzaneda, su coordinador, son dos de los protagonistas más descollantes del vasto movimiento de la solidaridad con Cuba en España. Esta publicación materializa un periodismo crítico de empaque intelectual, de aguda escritura y certeros abordajes sobre la manipulación que se gesta desde los sectores reaccionarios contra el proyecto socialista de Cuba.

Su permanencia está amenazada por las embestidas de la organización Prisoners Defenders, asentada en Madrid, que opera al servicio de la política del gobierno de los Estados Unidos. Este grupo reaccionario ha interpuesto ante los tribunales de Madrid “una querella criminal por injurias, calumnias y delito de odio, presentada por el presidente de la organización ‘anticastrista’ Prisoners Defenders, que solicita una condena de seis años de cárcel y una indemnización de 50 mil euros, por el contenido del reportaje “Crear una crisis sanitaria en Cuba: objetivo de la guerra contra su cooperación médica”.

Sobre este nuevo capítulo que apuesta por truncar la erguida voz de la solidaridad con Cuba en España, hablé con José Manzaneda quién revela algunos tópicos y reflexiones de otro intento por anular el discurso y los principios de la solidaridad internacional a favor de nuestra nación.

¿Qué posición tiene Euskadi-Cuba —si cabe hacerte la pregunta— ante esta demanda?

La posición de la Asociación Euskadi-Cuba es exactamente igual que la de Cubainformación; además, compartimos el mismo abogado. Esta asociación fue la creadora de dicho medio, aunque hoy en día está apoyado y sostenido por decenas de organizaciones que colaboran con sus materiales y también con su poco dinero para el sostenimiento de Cubainformación. La posición es, por supuesto, de que hay que mantener la verdad de Cuba, la dignidad del periodismo crítico, la dignidad de la cooperación al desarrollo en Cuba y la dignidad del movimiento de solidaridad con Cuba frente a personas y organizaciones que tienen mucho poder, pero, finalmente, se impondrá la justicia.

¿Truncar la obra solidaria que desarrolla Euskadi-Cuba por el pueblo cubano que sufre un bloqueo económico, comercial y financiero, resulta un objetivo velado de la parte demandante?

La querella ataca a la Asociación Euskadi-Cuba porque la Asociación Euskadi-Cuba tiene más de treinta y cinco años de trabajo en el campo de la cooperación al desarrollo, por ejemplo, con decenas de proyectos que han beneficiado y benefician a comunidades campesinas, a cooperativas, etcétera. Indudablemente es una organización que tiene un local al que se podría embargar en caso de prosperar este disparate de juicio o de querella; estamos hablando de que es un disparo a la propia acción de cooperación al desarrollo, que mejora las condiciones de vida de personas o familias en Cuba.

Ellos apoyarán todo lo que sea cortar ingresos de cualquier tipo a Cuba, sea a través de la cooperación médica, sea a través de la inversión del turismo, o en este caso de la cooperación al desarrollo, y atacan cada uno de esos espacios o renglones. Se consiguen determinados ingresos para que el país solucione determinadas necesidades. Quien está apoyando al bloqueo, indudablemente intentan que desaparezcan todas estas fuentes económicas y de solución de problemas sociales en la isla.

Euskadi-Cuba es una organización, además, de solidaridad política, de apoyo a Cuba y a la Revolución cubana, y por eso, precisamente, hace su cooperación y su ayuda material. Por ejemplo, en la campaña internacional de jeringuillas fue una de las organizaciones que más aportó a través de las donaciones privadas de miles, de centenares de personas en el País Vasco para la campaña de vacunación contra la COVID en Cuba.

¿Esta querella se puede interpretar como otro paso para ahogar la creciente solidaridad internacional que opera a favor de la Revolución cubana?

Bueno, indudablemente, todo este conjunto de organizaciones del anticastrismo vinculadas al gobierno de Estados Unidos, a la ultraderecha de Miami, han cogido mucha fuerza, sobre todo a partir de la administración de Donald Trump y de la pandemia. La pandemia significó para Cuba, entre otras cosas, el cierre absoluto de una de las pocas fuentes grandes de ingresos que tenía el país, que era el turismo.

Si a eso le sumamos el conjunto de sanciones y disparos al resto de ingresos de la economía cubana, más la ruptura que consiguió el gobierno de Donad Trump en algunos países de los acuerdos o convenios médicos que servían para financiar parte del sistema de salud, pues todo ese conjunto es la tormenta perfecta.

La situación de Cuba transita por una crisis económica muy profunda. En este escenario han crecido, vamos a decir, las esperanzas de derrotar la Revolución cubana.

Se produjo el llamado 11-J, que fue la demostración de que cuando combinas la guerra económica intensísima con la guerra psicológica y mediática en redes sociales, pues consigues que una cierta parte de las personas, desesperadas por su situación económica, finalmente se pongan de tu lado.

En todo este escenario tan complejo hay que apoyar a Cuba en todos los sentidos. A través de las organizaciones de solidaridad y también de la información, hay que explicar el bloqueo, hay que explicar dónde está la raíz de todos los problemas que tiene Cuba, sin negar que pueda haber errores internos, contradicciones, elementos no deseados. Porque las cosas no son perfectas en ningún país y mucho menos en un escenario de guerra. La propia guerra económica es la que alimenta, además, los propios errores, y las propias injusticias domésticas, y la corrupción, más otros elementos.

Manifestación de solidaridad con Cuba en España

Manifestación de solidaridad con Cuba en España

Manifestación de solidaridad con Cuba en España

¿Cuáles son los objetivos que Prisoners Defenders aspira lograr con esta demanda?

En primer lugar, silenciar la voz de Cubainformación; les duele y les dolió ese trabajo que hice en su momento sobre su actividad. Recientemente he hecho un trabajo de análisis de otro informe que han presentado sobre la supuesta violación de la libertad religiosa en Cuba, con todo tipo de disparates amparados por el Departamento de Estado de Estados Unidos, y utilizados por este, precisamente para su política de sanciones y asfixia económica a la isla.

El objetivo es silenciarnos, porque lo que más le duele a esta persona y a esta organización es el contenido de ese trabajo, no la frase por la que se querellan con nosotros. El contenido, la explicación de qué es lo que hacen, cómo colaboran con el sufrimiento del pueblo cubano, la vinculación entre su actividad y la falta de medicamentos en Cuba. ¿Por qué? Porque Cuba, dentro de su amplia política de cooperación médica internacional es uno de los países que cubre todos los gastos.

El objetivo de esta organización que se querella contra mí, y del gobierno de Estados Unidos, es precisamente cortar los convenios médicos de Cuba, que le aportan algún tipo de ingreso. Esto lo presentan como si fuera un negocio del régimen cubano a través de la esclavitud de los médicos. Pero, ¿dónde tienen ellos una prueba, una sola prueba, de una cuenta bancaria de un funcionario, de un intermediario que se haya quedado con ese supuesto negocio?

Si el negocio es que esos fondos van a sostener el sistema público, la compra de medicamentos, la fabricación de medicamentos o la compra de materias primas, la reparación de hospitales o, incluso, el pago de salarios del personal interno del sistema público de salud de Cuba, que son cerca de medio millón de personas, entonces no estaríamos hablando de un negocio, estaríamos hablando de un fin social.

La explicación de todo eso, que es la que yo hago en el video, es la que les molesta. Pero ellos presentan una querella por otra cosa, por una pequeña anécdota, que además fue retirada del trabajo.

¿Qué persona les acusa de estos cargos?

La querella contra mi persona es de Javier Larrrondo, el presidente de la organización Prisoners Defenders, que tiene sede en Madrid. Él pertenece al entramado del llamado anticastrismo y tiene vínculos estrechos con congresistas del sur de la Florida, con el Departamento de Estado y con todo el conjunto de organizaciones contrarrevolucionarias a nivel internacional.

Prisoners Defenders está muy especializada en los temas jurídicos, en el sentido de que redacta informes sobre supuestas violaciones de derechos humanos, supuestos presos políticos en la isla e informes contra la cooperación médica cubana, como es el caso. Esto tiene que ver directamente con la querella; informes que después utiliza el gobierno de Estados Unidos en su política de agresión, sanciones y bloqueo contra Cuba.

La acusación se basa fundamentalmente, o casi diría de manera estricta, en una frase que yo utilizo en un video y artículo que se titula: “Crear una crisis sanitaria en Cuba, objetivo de la guerra contra la cooperación médica cubana”; es una frase en la que yo digo que esta persona, el querellante, es un criminal de guerra como Marco Rubio y Donald Trump; es una frase que en una revisión habitual de la redacción de los trabajos, como muchas veces hacemos, lo suprimimos.

Son expresiones, esta y otras —ha habido muchos casos—, que las consideramos innecesarias sin más para el entendimiento cabal de la información que damos, y muchas veces, incluso, pueden ser perjudiciales para este entendimiento. Porque de alguna manera aportan una carga de mayor subjetividad que no es necesaria.

Pues para nuestra sorpresa, a pesar de haberla retirado, recibimos un buró fax en que se anunciaba de la querella criminal contra mí como periodista, como autor del trabajo, por haber dicho algo que fue retirado, y además contra la organización Euskadi-Cuba, una asociación de amistad con Cuba que tiene más de treinta y cinco años de vida, que era la propietaria en aquel momento, ya no lo es, de la web Cubainformación, del dominio Cubainformación.tv

En un principio se nos pedía no solamente la retirada del material, sino una rectificación, disculpas públicas, una cantidad de dinero y nos negamos a ello, por supuesto. A partir de ahí se inicia un proceso que está en curso, se admite a trámite por parte de un juez, ahora nos va a enjuiciar otro juez, y la querella es por injurias, calumnias y delito de odio, supuestamente por esa expresión, esas tres palabras, “criminal de guerra”.

La interpretación jurídica preliminar de nuestra defensa es que todo esto indudablemente es un disparate, que no tiene lugar. Estamos hablando de una vulneración clara de la libertad de prensa y expresión de un periodista por parte de quienes dicen defender la libertad de expresión y de prensa en Cuba, donde supuestamente no habría, pero aquí sí.

Se trata de encarcelar a un periodista, cerrar un medio, porque con esa cantidad de dinero sería imposible mantenerlo, y cerrar las operaciones solidarias y de cooperación de una organización que quebraría con semejante pago. Se está pidiendo seis años de cárcel para mí y para la representación legal, una persona de la Asociación Euzkadi-Cuba, y cerca de setenta mil euros en multas e indemnización.

¿Qué interpretación harías de esta acción jurídica?

Bueno, el análisis jurídico inicial es que igual que la Fiscalía, el Ministerio fiscal avala la tesis de que no existe delito. Solamente estaría la acusación particular, sin que la apoye la fiscalía, acusándonos de este absoluto disparate.

Y estamos ante una expresión de libertad informativa que trata de ser cercenada a través de una estrategia de acoso judicial, de pena de banquillo, vamos a decir, de lawfare, de guerra judicial por parte de una organización especializada en todo esto, que además, colabora de una manera directísima con el gobierno de Estados Unidos en su política de guerra contra Cuba.

Contenedor de ayuda solidaria para Cuba desde Catalunya

Contenedor de ayuda solidaria para Cuba desde Canarias

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Crónicas de un instante: Inventario

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

“La guerra no se puede desear, por su horror y desdicha”

Periódico Patria, Nueva York

9 de julio de 1892

José Martí

La persistencia de la guerra en el mapa de este quebrado planeta es la llana expresión de la arrogancia de quienes la alientan y la desatan, entendida como “principal herramienta para la solución de los conflictos que aquejan en la humanidad”.

Su reciclada materialización responde a esa velada tesis que apuesta por doblegar la voluntad humana, de asestar el “primer y definitivo golpe”. La emplean frente a los pueblos que defienden su derecho a existir como nación, a los que defienden la paz desde los cimientos de la dignidad, la entereza, los valores y principios escritos en los pilares de la historia.

Las embestidas guerreristas que por estos días asesta el Estado genocida israelí contra el pueblo palestino responden a su “lógica”: borrar las huellas de una nación que se empeña en defender su historia, cultura, leyendas y tradiciones.

Documentan estos crímenes las fotografías que se agolpan en el imaginario la sociedad global, dispuestas como piedras filosas. Resultan inabarcables las escenas del horror tomadas por fotorreporteros prestos a construir los cromatismos de un instante, los pasajes sinuosos, revelados como crónicas “nuevas”. Su labor aflora con los signos de una gesta. Son anónimos narradores que pintan el dolor de civiles —cientos, miles— aferrados a la vida.

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

Las imágenes vertidas en las pátinas de nuestros días llegan como trazos secos y velados encuadres. Sus brazas nos interpelan como preguntas, se embisten plomizas en nuestros sitios de confort y asestan duros golpes dispuestos a quebrar los equilibrios de todos los sentidos posibles.

Según una nota de la agencia multiestatal Telesurtv de este 24 de diciembre, “El Ministerio de Sanidad de la Franja de Gaza elevó este domingo a más de 20.400 el balance provisional de fallecidos por la ofensiva lanzada sobre el territorio por las fuerzas de ocupación israelí hace más de dos meses y medio”[i].

Ante la anchura de este genocidio no puede haber espacio para el silencio cómplice y la calculada respuesta. Es inaceptable dejar de gritar; urge romper los cercos de los silencios dispuestos como mamparas de envolturas banales.

Nos asiste el derecho y el deber de denunciar las brasas de una barbarie que apunta a profundizarse, en los próximos días, con mayores escaladas. Una vez más el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha demostrado su inoperancia frente a las huellas de un crimen.

Los llamados “estados de derecho” que cobijan con instrumentos de matar al ejército israelí son parte de esta aritmética. Es inaceptable permitir que se siga instalando el dolor en nuestros parajes cotidianos, urge detener el uso de las armas, de dispares calibres enviados desde muchas partes del mundo, todos ellos mandatados para anular al pueblo palestino.

Se impone compartir un inventario de países y bloques que apuestan por afincar el discurso de doble rasero; el cinismo no es aceptable en las prácticas de la política. Quienes se apropian de esos resortes son auténticos tecnócratas de ocasión, piezas de usar y tirar. Estos apuntes no pretenden dibujar la aritmética de gobiernos que amparan el genocidio, se necesitarían miles de pliegos para hacer el mapa completo del crimen, dispuesto por calculadas escrituras.

A continuación un pequeño inventario de titulares, extractos y fuentes de noticias publicadas en diversos medios que evidencian dichas complicidades.

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

Alemania

Alemania justifica como “responsabilidad” venta de armas a Israel (Resumen Latinoamericano, 12 de mayo de 2015)

La canciller alemana, Angela Merkel, horas antes de reunirse con el presidente del régimen israelí, Reuven Rivlin, argumenta que respaldar la venta de armas a Israel es una “responsabilidad especial” que su país contrajo con dicho régimen.

Alemania entregó armas a Israel en pleno ataque a Gaza (DW, 18 de agosto de 2014)

Alemania suministró armamento por valor de más de 600 millones de euros a Israel después del inicio del conflicto en la Franja de Gaza, de acuerdo a un documento oficial al que ha tenido acceso este lunes la agencia dpa. El documento contiene la respuesta del secretario de Estado del Ministerio de Economía, Rainer Sontowski, al político de La Izquierda Jan van Aken donde informa de la entrega de armamento acordado antes del inicio de los ataques, pero suministrado una vez que comenzaron los ataques del Ejército israelí.

Canadá

Silencio en Ottawa sobre las exportaciones de armas a Israel (RCI, 24 de noviembre de 2023)

Canadá exporta material militar a muchos países, entre ellos Israel, que lleva más de un mes en guerra contra Hamás en la Franja de Gaza, donde las autoridades han informado de la muerte de miles de civiles. ¿Ha suspendido Ottawa estas ventas desde el inicio del conflicto? El gobierno de Trudeau se mantiene evasivo al respecto.

España

El Gobierno español autorizó el año pasado exportaciones de armas a Israel por valor de 9,3 millones (El País, 16 de diciembre de 2023)

Las entregas de armamento superaron los 2,3 millones. España fue el sexto país de la UE que aprobó más ventas militares a Tel Aviv y el octavo que más le suministró, según un informe del Consejo Europeo.

Probados en combate: la compra-venta de armamento entre España e Israel (La marea, 13 de octubre de 2023)

España ha autorizado la venta de material de defensa a Israel por 139 millones de euros desde 2000. El pasado año, entre ese material, había sistemas de dirección de tiro, municiones y aeronaves.

El Gobierno de PSOE y Podemos ha vendido armas a Israel por valor de 40 millones de euros (Voz pópuli, 17 de octubre de 2023)

Desde el año 2020 se han autorizado 147 licencias para la venta de armas a Israel. Podemos exige ahora un embargo sobre el Gobierno de Netanyahu.

Fin al comercio de armas con Israel (Rebelión, 29 de noviembre de 2023)

Desde el año 2000, el Estado español ha vendido armas a Israel por valor de 139 millones de euros. El número de importaciones es mucho mayor al de exportaciones. Solo en estas últimas semanas, el Estado español ha autorizado la compra de lanzacohetes SILAM, de Elbit Systems, por valor de 576,4 millones de euros y de 1.680 misiles Spike, por valor de 285 millones de euros.

Estado Unidos

El Pentágono aprobó la venta a Israel de 75 aviones de combate por 15.200 millones de dólares (La voz de Galicia, 2 de octubre de 2008)

El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha aprobado la venta a Israel de 25 aviones de combate F-35 y de otros 50 en el futuro en una operación que, en conjunto, asciende a 15.200 millones de dólares.

Estados Unidos planea transferir a Israel bombas de precisión por un valor de US$ 320 millones, una venta aprobada a principios de este año (CNN, 7 de noviembre de 2023)

La venta a Israel de los conjuntos de bombas planeadoras de la familia Spice (un tipo de kit de bombas de precisión que puede convertir bombas no guiadas en municiones guiadas por GPS) a Israel fue aprobada por los comités pertinentes del Congreso de Estados Unidos hace varios meses, antes de que Hamas atacara a Israel el 7 de octubre y se desatara una guerra, dijo una de las fuentes.

Washington concede a Israel más dinero para armas (Rebelión, 19 de agosto de 2008)

Estados Unidos reafirmó hoy su apoyo a la carrera armamentista israelí, al suscribir una carta de intención por la cual otorgará a Tel Aviv 30 mil millones de dólares en los próximos 10 años. Washington avanzó así en sus planes de reforzar militarmente a sus aliados en el Medio Oriente, el surtidor petrolero del planeta.

EE.UU. aprueba venta de armas de precisión a Israel (Telesurtv, 18 mayo 2021)

La administración del presidente estadounidense Joe Biden autorizó la venta a Israel de 735 millones de dólares en armas de precisión, informó este martes The Washington Post.

Estados Unidos aprobó venta de armas a Israel (Prensa Latina, 21 de mayo de 2021)

El gobierno de Joe Biden aprobó la venta de un paquete de armamento militar de 735 millones de dólares, lo envío al Congreso el 5 de mayo y el liderazgo demócrata y republicano lo respaldaron, informaron medios de prensa.

EEUU venderá casi 14.000 proyectiles de tanque a Israel por más de $100 millones (Sputnik News, 9 de diciembre de 2023)

El Departamento de Estado de EEUU aprobó una posible venta de casi 14.000 proyectiles y equipo auxiliar para tanques de Israel por valor de 106.5 millones de dólares, informó el Pentágono.

FOTO: STRINGER (AFP)

FOTO: MAHMUD HAMS (AFP)

FOTO: STRINGER (AFP)

Francia

Francia venderá armas a Israel (EFE, 10 de diciembre de 1981)

Francia venderá armas a Israel y a los países árabes indistintamente, según confirmó ayer el ministro de Asuntos Exteriores galo, Claude Cheysson. De esta manera queda levantado de hecho el embargo decretado por el general Charles de Gaulle en 1967 contra el Estado hebreo. El jefe de la diplomacia francesa anunció esta decisión al concluir su visita oficial a Israel.

Italia

Israel e Italia concretaron acuerdo de armas (Noticias de Israel, 23 de septiembre de 2020)

Israel e Italia han concertado un acuerdo de adquisición recíproca en virtud del cual el Ministerio de Defensa de Israel adquirirá cinco helicópteros de entrenamiento avanzado y los italianos, a cambio, adquirirán misiles Rafael spike y simuladores Elbit Systems.

Reino Unido

¡Alto al genocidio! ¡Dejen de armar a Israel (Liga Internacional de los Trabajadores, 8 de noviembre de 2023)

El Primer Ministro británico Richie Sunak dice que lo que Israel está haciendo es autodefensa, Sunak intenta encubrir el genocidio israelí, mientras que el gobierno conservador autorizó la exportación de armas por valor de 472 millones de libras a Israel en los últimos ocho años, incluido el apoyo a su combate. Aviones que ahora atacan Gaza en medio de una crisis humanitaria.

La venta de armas de Reino Unido a Israel alcanza máximos históricos (El Diario, 28 de mayo de 2018)

Un nuevo estudio revela que las ventas de las compañías de armas han alcanzado un nuevo récord justo en el momento en el que el príncipe Guillermo se prepara para visitar Ramala y Jerusalén.

FOTO. BASSAM MASOUD (REUTERS)

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

Europa

Europa “ayuda y asiste” a la ofensiva de Israel en Gaza con armas (Euronews, 3 de noviembre de 2023)

El Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI) proporcionó datos sobre las ventas de armas de Europa a Israel entre 2013 y 2022, mostrando que Italia y Alemania habían suministrado al ejército de Israel armas y equipos cruciales que ahora estaba utilizando sobre el terreno en Gaza.

El Reino Unido, por su parte, tiene lucrativos acuerdos de suministro a la fuerza aérea israelí, según la Campaña contra el Comercio de Armas (CAAT).

El SIPRI, un instituto de investigación independiente con sede en Suecia, detalló que Alemania había enviado más de 1.000 motores de tanque a Israel.

En la última década, según el instituto, Alemania también ha entregado -y financiado parcialmente con dinero de los contribuyentes- submarinos de la clase Dolphin y corbetas Sa’ar para la armada israelí, aunque están equipados con cañones y misiles israelíes.

También existe una importante cooperación industrial en materia de defensa entre Alemania e Israel, incluso en el desarrollo de misiles y otras municiones, en la que participan empresas como Rheinmetall, MBDA Deutschland y Krauss-Maffei Wegmann, entre otras, afirma el SIPRI.

Entre 2013 y 2022, empresas italianas vendieron a Israel armamento por valor de casi 120 millones de euros: una media de unos 12 millones de euros al año, según Pagella Politica.

Israel, un país militarizado con la ayuda de EEUU y la UE (El Salto, 31 de octubre de 2023)

En el periodo 2001-2021 se han realizado exportaciones españolas a Israel por valor de 103,8 millones de euros, pero las importaciones españolas desde Israel son muy superiores a les exportaciones.

Europa vendió armas a Israel por 609 millones de euros en 2022 (La Jornada, 19 de diciembre de 2023)

Pese a restricciones que afectan a países en guerra, el intercambio del bloque con Tel Aviv en este rubro está en auge, revela informe.

Armas para Israel (Centre Delàs, mayo 2002)

La escalada de violencia desencadenada por el gobierno de Israel contra el pueblo palestino en los territorios que mantiene ocupados militarmente, con el bombardeo de asentamientos civiles, detenciones arbitrarias de miles de personas, asesinatos, torturas y desapariciones, tiene complicidades en los países de la Unión Europea. Esta acusación tiene su argumento en el suministro de armamentos que, especialmente desde Gran Bretaña, Francia, Italia y Alemania se realiza a Israel. España no es ajena a ese comercio inmoral. Según datos facilitados por el propio gobierno español, España ha exportado en los últimos diez años a Israel material militar por un importe valorado en 2.625 millones de pesetas (15,8 millones de euros).

Industria armamentística

La industria armamentística registra récords desde el 7 de octubre (Desinformémonos, 23 diciembre 2023)

“La escala de destrucción y crímenes de guerra en Gaza no sería posible sin transferencias masivas de armas desde Estados Unidos”, dijo Noam Perry del American Friends Service Comittee (AFSC), el grupo detrás de la herramienta, en un comunicado el miércoles. “A medida que crece la resistencia global a la guerra y al apartheid, es importante que el público sepa exactamente quién está haciendo posible esta violencia”. En octubre, Newsweek publicaba que algunas de estas compañías habían experimentado una fuerte subida en bolsa como consecuencia de la declaración de guerra por parte de Netanyahu: las acciones de Lockheed Martin subieron de 400 a 443 dólares y las de Northrop Grumman de 423 a 490.

Empresas de armamento en Bolsa repuntan por conflicto en Israel (El Economista, 10 de octubre de 2023)

La que más gana en Wall Street es la estadounidense Northrop Grumman, con un rendimiento de 9.90% desde el cierre del viernes pasado a 465.12 dólares cada una. El lunes repuntó 11.43%, aunque este martes tuvo una corrección de 1.38 por ciento.

Comercio de armas: ¿Qué países y empresas están vendiendo armas a Israel? (Worldbeyondwar.org, 18 de mayo de 2021)

Estados Unidos es, con mucho, el mayor exportador de armas a Israel. Entre 2009 y 2020, más del 70 por ciento de las armas que compró Israel provinieron de EE. UU., Según el Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo (Sipri) Base de datos de transferencias de armas, que solo incluye las principales armas convencionales.

El segundo mayor exportador de armas a Israel es Alemania, que representó el 24 por ciento de las importaciones de armas de Israel entre 2009-2020.

Italia es el siguiente, habiendo proporcionado el 5.6 por ciento de las principales importaciones de armas convencionales de Israel entre 2009-2020, según Sipri.

El Reino Unido, aunque no está en la base de datos de Sipri en los últimos años, también vende armas a Israel y ha otorgado licencias por valor de 400 millones de libras esterlinas en armas desde 2015, según CAAT.

Canadá representó alrededor del 0.3 por ciento de las importaciones de Israel de las principales armas convencionales entre 2009 y 2021, según cifras de Sipri.

Estos son los países que más armas venden a Israel (Huffpost, 9 de octubre de 2023)

Estados Unidos: 288 millones de dólares; India: 34,3 millones de dólares; Italia: 6,3 millones de dólares; República Checa: 5,62 millones de dólares; Corea del Sur: 5,33 millones de dólares.

FOTO: LUIS ÁNGEL REGLERO (EFE)

[1] Gaza eleva a más de 20.400 cifra de palestinos asesinados por Israel

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La peña de Federico, a donde quiero volver (+VIDEO)

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

La tarde de este 21 de octubre emergió con los frescos de un mar dispuesto a ser compinche de una puesta con los salitres de sus alas. La temperatura se mostró noble, dispuesta a ceder los más nítidos acentos de sus mamparas. No fue como cuando el sol atiza la luz y sus brazos queman los cedros de las miradas, dispuestos a tomar las pátinas de las palabras.

Circunstancias y contextos varían, se transforman o apertrechan de múltiples repuestas. Tampoco son iguales las maneras de asumir el arte, los tiempos, los sonrojos de los espacios narrados, que se dibujan como fortalezas de la pluralidad, como nichos que arropan expresiones artísticas dispares. Surcan por la voluntad de muchos, siempre dispuestos a ser los detonadores de sueños, que en verdad, no han sido quebrados. Toda una aritmética que aflora despojada de elitismos, cortapisas o aguafuertes de soluciones en sepia.

Los espacios de representación artística emergen por la complicidad de muchos otros, casi siempre armadores anónimos que pasan inadvertidos por la escritura de la vida. Para estos empeños, la trascendencia no importa, se antoja efímera; lo esencial, lo urgente es dejar una huella, construir muchos caminos y pisar sus grietas para  edificar las rutas de otros.

Entonces cabe razonar sobre estos apuntes, estas crónicas donde busco fotografiar, o al menos lo intento, una historia, un momento excepcional o una respuesta inspiradora.

Es una tarea gratificante, siempre dispuesto a destrabar los acertijos que se esconden tras una puesta en escena, un acto de empaque artístico, donde cabe narrar la algarabía de un público desatornillado o los pilares estéticos de un concierto, cuyos intérpretes se aferran en regalar un arte mayor.

En este círculo, volver sobre los pulsos culturales que emergen en esta ciudad viva, es posible para pintar las intimidades de un ensayo o la apertura de una exposición de artes visuales, donde también se materializan respuestas e interrogantes sociales, antropológicas y culturales. Nudos que muchas veces pasan inadvertidos para la fotografía y el reportaje periodístico.

Detrás de todas estas perseverancias se avista la búsqueda de la perfección, el mejor acabado de un pieza o el dialogo con los lectores, resuelto en un espacio plural. Y lo más importante, la entrega de acciones edificantes para el enriquecimiento espiritual, emocional y educativo de una sociedad, donde el letargo, la desidia, el muro construido o el regalo fácil de las nuevas tecnologías, que no siempre nos aporta riquezas, acechan sobre los puentes de nuestros caminos o sobre los pilares de nuestros sueños.

Llegué unos minutos antes de la apertura del Multicine Infanta, que se antoja como un cine de barrio. Niños y niñas, el público esencial, se agolpaban en la entrada, dispuestos a ser receptores de un regalo habanero.

Los recibió un gato con apariencia de tigre mimoso, un payaso irradiante y Pastosa, el personaje que forma parte del imaginario colectivo de generaciones, con la voluptuosidad que le distingue y entre acertijos y preguntas ¿No es acaso el pulsar de interrogaciones una manera eficaz de construir la inteligencia en edades tempranas?

El escenario sobrio despuntaba acompañado de una enorme pantalla, dispuesta a ser un telar de imágenes, de evocaciones donde caben recicladas historias que son parte de capital simbólico de la cultura nacional.

La algarabía se desató desde el primer minuto. Los cánones escénicos fueron subvertidos por la fuerza de un público dispuesto a interactuar, escuchar narraciones, ser parte de juegos, canciones. Atemperado por los signos la recepción contemporánea, esa concepción del collage teatral se apropia de las fortalezas de otras expresiones culturales y sociales.

En el proscenio del cine, llano, meditabundo, encubridor, emergieron  los personajes de esta tarde. Federico, animado por el actor Maikel Chávez (Pipo Pipo); Pastosa, que por momentos apunta a construir el orden, el dialogo con los lectores de la sala; un burro pintado de colores suaves y mirada cabizbaja; la gata que transmutaba como tigresa y el delirante payaso atiborrado de colores, atuendos y embrollos, un personaje hablador y risueño, extrovertido y arrojadizo.

No fue una puesta teatral al uso. El caos ordenado se apropió del tiempo, de los metros cuadrados de la sala, dispuesta a ser parte del jolgorio, de los atrevimientos y goces de un público en el que las edades fueron subvertidas ante las provocaciones de los actores, convocados para sacarlo de los límites de sus costuras y ponerlo en los nichos de sus memorias.

Los más pequeños, expectantes, protagonistas, abiertos, dibujaban con sus cuerpos y sus palabras de cascadas la voluntad de ser parte de esta fiesta multidimensional. Poblaron de risas, palabras y respuestas un diálogo de cruces, imposible de encerrar en los trazos de las nuevas tecnologías que apuestan por graficarlo todo, por convertir lo irrepetible en una aplicación informática.

Las edades dejaron de ser límites impuestos para aflorar respuestas intensas, encendidas, gratificantes, de empaque colectivo cuando dos pelotas gigantes fueron lanzadas hacia la cúspide del espacio cinematográfico. Desde ese instante los actores de la sala, que éramos todos, queríamos tocar sus vestiduras de colores vivos.

El orden dejó de ser un número cerrado para mostrarse con las aritméticas de otras razones que la psicología y la historia han narrado con palabras profundas y argumentos tremendos. Cada uno de los allí presentes se desdobló ante las declaradas provocaciones, desprovistas de artificios o simulaciones. Cada uno de los allí presentes estábamos dispuestos a ser parte de un pacto no declarado, y es que ser felices no es una vocación, ha de ser un empeño siempre renovado. Solo que habita en un tiempo efímero, esta vez marcado con los acentos y las pulsaciones de un colectivo de ilustres intenciones y de probadas respuestas.

No es caos lo que distingue a la Peña de Federico, es la intencionalidad de tocar los pilares de la memoria. También, el declarado acto de construir juegos que transpiran por escalonadas respuestas, sostenidas con acertadas palabras, el núcleo de toda una asimetría delirante.

La evocación se apropió de palabras convertidas en canciones. Contuvieron las paredes de la sala, legendarios temas para los que mostraban “disimuladas canas”. El colectivo de actores del proscenio cinematográfico pulsó cuerdas de infancias destiladas; se tejieron como metáforas de un pasado “olvidado” en un baúl donde pernoctan palabras y fotos polvorientas.

La memoria se tornó el rol esencial de ese tiempo transcurrido en una tarde de frescas y plurales sonoridades. Un coro de muchas voces asentadas en las lunetas del cine, desató respuestas dispares, desprovistas de acabados acentos y exquisitos tonos, que importa. Lo esencial fue las ganas de cantar canciones que les dibujaron el futuro.

En ese punto de la tarde me debatía entre tomar mis apuradas notas o también cantar en coro esas piezas hermosas, de aparente candidez e ingenuidad simbólica.

Orgullosos estaban los actores del lunetario de ser parte de este juego, de esta fiesta inusual, desprovista de piñatas, caramelos y artilugios que subvierten los sueños.

Urge armar a los públicos de cultas historias y erguidas narraciones, como las que atizaron estos actores itinerantes. Son parte de exigidas raíces esenciales para colorear la vida en los acentos de las primeras palabras, ejercicios sublimes del tiempo narrado.

Estas piezas, cantadas en la sala principal del Multicine Infanta, advierten ese claro desafío, que aplaudo ante las concesiones culturales y educativas avistadas en otros escenarios de la ciudad, del país entero. Los pequeñajos las coreaban y exhibían los signos de sus herencias tomadas de ese citado baúl, que sus padres atesoraron.

*****

Los pollitos dicen pio, pio, pio, cuando tienen hambre, cuando tienen frío.

*****

Estaba la pájara pinta

sentada en su verde limón

con el pico recoge la rama

con la rama cortaba la flor

*****

Barquito de papel,

mi amigo fiel

llévame a navegar

por el ancho mar.

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Arroz con leche, me quiero casar

con una viudita de la capital

que sepa coser, que sepa bordar

que ponga la aguja en su canevá

*****

El concepto de pantallas múltiples es reciclado en la arquitectura de La peña de Federico. En el intermedio de las presentaciones escénicas, el telar de la sala cinematográfica muestra cómo se hace un dibujo animado y los pulsos interiores que habitan en el proceso colectivo de los realizadores fílmicos.

Algunos de sus mejores cultores habitan en la pantalla como dispares respuestas de un guion pensado para diversidad de púbicos. El legendario Paul Chaviano comparte los atributos de sus oficios y la complicidad de reparar un artefacto cinematográfico, el Zoótropo ¿No es esta “simple acción” un toque didáctico desde los resortes del juego? Pues sí, ha sido legitimada por el mestizar de lo lúdico con el aprendizaje, con la construcción de saberes desde la mitificación de un objeto de enriquecidas historias.

Luego, Maikel Chávez (Pipo Pipo), el muñeco Federico, Pastosa, la gata-tigresa, el burro de costuras coloridas y el payaso multicolor, vuelven a hacer de las suyas en ese escenario de limpias anchuras. No hacen falta complejos atrezos o artilugios escénicos para pulsar las respuestas de un público, buena parte de él, reciclado de anteriores presentaciones.

Es la palabra el centro de todo el juglar colectivo que apuesta por las articulaciones simbólicas posicionadas en los nichos de un espacio de intimidades multiplicadas, de confabulaciones grupales.

Un cuento-trabalenguas fue nota descollante de otro capítulo en la Peña de Federico. La polilla, presentadora de Amanecer feliz, emplazó al público con un ejercicio de inteligencia marcado por la complejidad de una narración que exige prestar atención sobre las rutas de un vocabulario inusual. La actriz Beatriz M. Banguela, también fue parte de esas apropiaciones resueltas en un espacio donde confluyen otros saberes y oficios, donde se narra con el mestizaje de otras artes.

Dispares acciones se tejen a continuación en un aparente caos. Pastosa es abrazada por todos los niños y las niñas de esta fiesta. Las respuestas corporales del personaje, ante los múltiples apretones que le colmaron, son parte de una narrativa pensada para subrayar señales de correspondencias, de interacción social. Resultan impulsos renovadores, que legitiman un acto sublime, esencial, impostergable.

Este acto de muchos asoma significados que los niños y las niñas entienden desde el primer momento, que impactan también con el poder seductor de las palabras. Se impone construir esa riqueza, esa genuina fortaleza que trasciende el dialogo.

Los actores de La peña de Federico y sus invitados no dejan de pulsar los tiempos. Las dinámicas que imponen con sus prácticas lúdicas y actorales rompen el sentido de los ritmos y las metáforas, partes de un abanico de respuestas ante la pluralidad de un público que apuesta por recibir los ardores de sus acciones resueltas en muchos planos.

La familia ocupa los pretextos de otro segmento de esta entrega, soportada por un guion donde se combinan todos los resortes posibles. El juego sigue siendo el cantor predominante de un círculo de intencionalidades. Dos familias son convocadas para ocupar los predios de la sala cinematográfica. Son parte de los roles del espectáculo.

Los niños son convidados a inflar globos desde el parabán de una competencia donde no hay vencedores ni vencidos. Las madres se ven envueltas en la “locura” de saltar suizas entretejidas por los focos del divertimento social, la risa y el goce de ser parte de algo más que lo físico. En todas las posturas posibles, los padres son “sometidos” a un duelo de pistolas de agua. Aflora el desparpajo, la confabulación. Son todos ellos actores de esta dispar puesta en escena, sin caer en seductoras trampas —no hace falta— que compulsan los reality shows.

Este acto “ingenuo” confronta algunas ideas que pueden desatornillarse en una fiesta de amigos y en familia. Se trata de romper esquemas, tabúes o anquilosados pensamientos sobre el dialogo y el divertimento en un entorno social de intimidades y respuestas.

La legitimidad del espacio familiar está presente también en ese juego de roles que une y fortalece identidades. Y, claro está, la autoridad de a quienes les toca educar se encumbra en la representación, supera los modos tradicionales de hacer otro acto de amor.

El uso de la pantalla converge, una vez más, en la ruta de esta peña; aporta contenidos edificantes, renovadores, diversos, que enriquecen el trazo cultural y educativo. No es este un espacio solo para los más pequeños, los adultos son parte de las miradas de la puesta. Sobre ellos, toca intervenir, influenciar, bocetar mensajes e ideas horondas, también puntos de vista.

La serie Cuentos para Federico se apropia de la pantalla del cine y “fuerza” a los lectores de la peña a mover sus pupilas sobre las evoluciones que convergen en los frescos de la sala. Ella cobija, adsorbe los tempos e ideas de puestas desatadas, resueltas en narraciones, soluciones actorales sembradas en los nichos volátiles de un espacio virtuoso.

El dialogo de Maikel Chávez con Federico se torna diáfano, sentido, pulsa la creatividad; son las respuestas de personajes superpuestos. En el cortometraje, la atmosfera evoluciona desde la exquisitez de un escenario animado, pensado para enunciar ideas, alegorías o palabras honestas, donde los tonos importan. Propicia así ese cruce de miradas entre un ratón de graciosas composturas y un actor, su contraparte, que siembra acentos de calado filosofal.

La animosidad de los protagonistas activa cauces de pensados intermedios. El dialogo fecundo con el público se complementa con la presencia activa de Federico (Maikel Chávez: Pipo Pipo); Pastosa; la gata-tigresa;  el payaso Rigoberto Rufín; el burro de colores cálidos. Todos apertrechados en los predios de una tarde coral, que no pasó inadvertida para nadie, incluso para los posibles aburridos que se antojan discretos.

“El pollito pintor”, primer capítulo de la serie animada Cuentos para Federico, tomó la pantalla del Multicine Infanta. Cuanta belleza, colorido y exigidos mensajes se advierten en los círculos imperceptibles de esta fábula ¿Es solo para los niños? Es también para adultos, los decisores de los muchos caminos que tomarán estas personitas que ahora alumbran la vida y para quienes sueñen siempre, más allá del asombro.

Tras cumplirse el primer aniversario de La peña de Federico no faltó el merecido homenaje al gran Juan Padrón. Su retrato gigante acaparó la pantalla; se justifica, pues somos deudores de su obra que trascenderá en el tiempo.

Coherente con su filmografía, emergió su clásico Elpidio Valdés contra la policía de Nueva York ¿Cuánto de historia legítima y profunda habita en esta entrega de Padroncito? ¿Qué esfuerzos se esconden detrás de toda una estela de imágenes y sonidos, pensados para construir un capital simbólico?

Las respuestas se han de buscar en los impactos que dejan los filmes de Juan Padrón, Premio Nacional de Cine en el 2008, en todas las generaciones que los han disfrutado. La voluntad de poner sus divertimentos, alegorías y narraciones en esta respuesta grupal, es coherente con el legado de la obra del artista.

Toda esta edición de La peña de Federico transcurrió con las virtudes encubridoras del lenguaje de señas. Es la nota que apuntala la inclusión de quienes no escuchan el delirio de un sonido enriquecedor y vibrante. La voluntad de sumar, de integrar al “otro” es parte de un signo mayor hecho realidad en este espacio. Massiel Suárez, con los poderes de sus manos, se empeñó en contar lo ocurrido en esta tarde de múltiples respuestas, siempre dispuesta a bocetar luces.

Algunos subrayados se imponen: la legitimidad de tomar una multiplicidad de recursos y hacerlos converger en un espacio signado por lo cinematográfico, aritmética que revela una vocación socializadora asentada en el uso intencionado de los resortes lúdicos distintivos de la contemporaneidad.

No es solo la pantalla de cine —que no ha perdido su frescura— la protagonista de esta fiesta. La peña de Federico transita con acertada imbricación desde la apropiación de otras artes, de otros saberes tomados para ser parte de una voluntad mayor: la necesidad de construir valores, de aunar los destinos de una sociedad donde se legitima el conocimiento, la imaginación, la capacidad de soñar y los guiños hacia tiempos pretéritos.

Todo ese enjambre habita despojado de legumbres maltrechas que nublan los caminos de la vida. La peña de Federico convida a repensar y entender los destinos de nuestro tiempo, necesitados de voluntad renovadora, frente a los cúmulos nimbos de las dificultades, las torpezas humanas y espectro limitado de horizontes que acechan siempre.

La composición gestora de este proyecto, que en cada entrega se presenta renovado, explica la pieza filosofal que le singulariza. La dirección del actor, también escritor, Maikel Chávez, entroncado con los saberes de la psicóloga Nilza González; el trabajo de sonido y producción de Armando Alba; la asistencia de Eida Nikita García y María Mercedes Reyes, son tan solo algunos de los pilares de La peña de Federico, que amerita visitar, socializar en redes, poner en el centro de todas las miradas posibles. La riqueza de saberes es otra de las claves de su anchura conceptual y artística.

Los artistas invitados que participan en cada entrega, convocada para el tercer sábado de cada mes, a la una de la tarde, siempre en la sala principal del Multicine Infanta, potencian las bases de esta puesta. Isis y Paul Chaviano, el colectivo de Animados ICAIC, el Proyecto 23, la Distribuidora Nacional de Cine y otras instituciones, son también responsables del festín devenido espacio imprescindible. La invitación está hecha.

Fotos cortesía de:  Orsanhec Plaza, María Mercedes Reyes y Yadier Venegas.

Fede TV. Programa No. 1. Los juegos tradicionales.

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Crónicas de un instante: La verdad y la trampa

Un hombre se lleva a un palestino muerto en un ataque aéreo israelí en el cruce de Erez entre Israel y el norte de la Franja de Gaza, el 7 de octubre de 2023. (AFP)

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

Esta foto se antoja cada vez “más común” en los altares de nuestras agrietadas pupilas: lo dantesco de la escena, los “elementos escenográficos” que la contornean, la gestualidad que singulariza a los personajes, los signos incólumes que la arropan. Todo este arsenal de significados converge para ser repetido, bocetado una vez más, como una imagen reciclada.

En verdad, ha sido vuelta a poner en los ardores de nuestras vidas con total desparpajo, violentando espacios domésticos cual si nada. Irrumpe toda ella, en los contornos de nuestras metáforas, en las respuestas de nuestros sueños, en las agendas de nuestras personales urgencias. Todo un inventario para truncar los cerros de amaneceres apacibles, que destronan los letargos de nuestras existencias.

La barbarie, el genocidio, la guerra fratricida, una suma de derrotas de la humanidad, asoman en los anaqueles de nuestra realidad, dibujadas por las texturas de un blanco negro lacerante, incisivo, mordaz. Estos signos campean como ciclos amotinados en imaginarios pretéritos y en “ilesos” presentes.

El cuadro se nos impone sin obstáculos a la vista, por los cercos que secundan las tecnologías, por esa praxis de lo “renovado”, lo “diferente” que se agolpa impostergable por esa pasión de hacerle culto al objeto.

Se produce la digestión del signo fotográfico, los reportajes de ocasión resuelven contar “los cursos y los pretextos de todas las partes implicadas”, los editoriales le toman el pulso a los “nuevos acontecimientos”. Articulistas de opinión se apertrechan con sus mejores sustantivos para calibrar lo sucedido.

Mientras las palabras se exacerban en los altares de la geopolítica, una galería de fotos y videos se confabula con las rutas de argumentos desembolsados, secundados por los trazos de podcast de eruditos opinadores, dispuestos a dar la última mirada a un “conflicto” interminable.

Tras sucesivas arremetidas de las fuerzas genocidas del ejército israelí, se desatan los pilares de un guion armado de antemano, dibujado al milímetro, desarrollado con las mismas pautas y, tan solo algunas variaciones.

En los próximos días la escalada del horror “decrecerá” con calculadas palabras trabajadas en los laboratorios de la semántica. Otras arrojadizas fotografías resolverán dibujar los cercos de metrallas sobre paredes masacradas. Los adjetivos de titulares insulsos le tomaran el pulso a un tiempo pactado.

La “puesta en escena” será resuelta con otros acentos, con los metrajes de sustantivos puestos en los programas informáticos —los mismos que construyeron el escenario de sus primeras percepciones— creados para sembrar la desmemoria, la ruptura de los argumentos, reforzados por los trazos de palabras repetidas. Todas ellas nos parecerán nuevas, frescas, acabadas de sacar del diccionario de las ignominias y la cómplice culpa de no “saber nada”.

Las agencias noticiosas, “empeñadas en dar el sonado titular”, con el paso de los días, tan solo unos pocos días, descafeína esta imagen de portada en modo líquido. Otras, colmaran nuestro tiempo protagonizado por tecnócratas, voceros arrojadizos, más perturbados protagonistas de cuello y corbata que “cerraran” otro ciclo de una historia que humilla el sentido de la justicia, el más elemental argumento que sostiene los pilares de los derechos humanos.

Mientras usted lee estas palabras apuradas, seguirán matando vidas, historias, tradiciones y culturas. La foto es una verdad y es también una trampa. La escenografía que acompaña a estos personajes desolados quedará como un performance. Se resolverá como un nudo de aceros y concreto desprovisto de verdad, contextos e historias.

Los algoritmos lucharan contra su voluntad de indignarse, de saberse parte de un escenario global donde el horror pone a prueba sus mejores lanzas, y su capacidad de olvidar lo que el ciberespacio decidió mostrarle ahora, que podría ser un segundo de nada para su agitada vida de modernidades plomizas.

Mañana, en los próximos días, será el titular la pasarela de algún modisto histérico y lustroso o, tal vez, las infidelidades de algún monarca que nadie eligió. Los millonarios contratos de los deportistas mejor pagados del mundo, serán encumbrados por “periodistas” dispuestos a ser parte de la tajada. A fin de cuentas la verdad, los hechos, nos lo cuentan a pedazos, en calculadas dosis. Son los poderes de la fragmentación que se nos agolpan.

Entonces usted dejará de indignarse, su verdad será otra y su tiempo lo desarticulará hacia otros estados de neutralidad complaciente, o a un estado de nostalgia que trasmuta hacia la felicidad plena de su éxito personal. Y en ese “nuevo” estadio, su mejor virtud será la capacidad de olvidar, de adulterar la historia que nos cuenta la foto.

Según una nota de Telesur, de hoy 7 de octubre de 2023, la cifra de palestinos muertos por la agresión israelí a Gaza asciende a 232 y a 1.697 los heridos.

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Guitarras en dos tempos: el poder seductor de las manos (VIDEO)

Diseño: Flor de Paz

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

En décadas pretéritas hablar de la corporalidad inherente de las prácticas musicales podía resultar una insolencia, una intromisión en los márgenes de la creación. Esta narrativa estableció cánones en la estructura y contemplación estética de la música. Los discursos imperantes en esas zonas del pensamiento cultural, marcadas por una óptica elitista, ignoraban, excluían, negaban o reprimían el valor del cuerpo del interprete en las prácticas musicales. Toda una encerrona trazada por la lógica de la razón pura.

Esta idea tiene un sin embargo. Las corporeidades de los ejecutantes musicales juegan un papel esencial en los procesos cognitivos donde las capacidades físicas e intelectuales están implicadas.

El aprendizaje de un instrumento se basa, no solo en la lectura y estudio de los elementos teóricos. También, en las formaciones personalizadas que reciben los interpretes de sus maestros y de las apropiaciones atemporales que habitan más allá de los estrictos límites de la música y otras materias anexas, todas ellas esenciales para el completar formativo de un ejecutante.

Se junta en esta aritmética las capacidades interpretativas (motrices, musicales y sociales) sostenidas por su praxis entre grupos heterogéneos, espacios de singular naturaleza o eventos donde se dilucida la maestría y el dominio del instrumento.

El conjunto de estas ideas tiene terreno fértil en todos los instrumentos musicales y sus cultores. En la guitarra se advierte con particular fuerzas y renovados énfasis, por los singulares movimientos que provoca, también por las gestuales respuestas que genera en los lectores que la reciben.

Tocar una guitarra profundiza valores como la paciencia, la persistencia, el equilibrio. Estos ingredientes se mestizan en las vidas de sus protagonistas y en su formación profesional e intelectual. También en sus comportamientos sociales.

Desde una mirada hiperbólica afirmaría que la “única” manera de conocer la música es vivirla, confundirse con ella, darle corporeidad, pero esa no es una verdad completa.

Los receptores de esta sublime expresión del arte se mueven en otros niveles de lecturas, las absorben a plenitud desde sus descansadas lunetas. Sobre tan vasto terreno, donde la sociología ha hecho sus aportes, hay mucho material para la reflexión, para el abordaje simbólico y semántico.

Pero son los músicos los que más me importan, por esta vez, en esta entrega. Sus prácticas interpretativas y las partituras que ejecutan les compulsan a desatar una gama irrepetible de cuadros escénicos, muchas veces excepcionales, dispuestos para ser narrados en la fotografía de esta, una crónica plural.

Sus posturas, gestualidades, rejuegos de brazos y manos, subrayan la intencionalidad de las ejecuciones del músico. El mejor acabado se perfila con la suma de otras piezas que nos permiten visualizar las corporeidades que le distingue. La interpretación de un solo tema no concretiza sus posibilidades como evento musical significativo. Esta idea se redondea en la medida en que se materializa una respuesta deliberada por el intérprete, que suele operar en los resortes del inconsciente.

Se produce entonces el correlato de la percepción intencional de una experiencia plena y directa. Los sentidos, la emoción y la mente participan en ese proceso. Sus cualidades como actores de un momento signado para el curso de la memoria se “torna verdad” en las muchas formas de mostrarlas. Se establece, en otro orden de ideas, en otros procesos sicosociales que cristalizan en un momento único, imposible de fotografiar en los anaqueles de nuestros diálogos interpersonales, en las grietas de nuestra memoria.

Estas líneas son, tan solo, el preámbulo de una crónica que apunta a narrar un pasaje cultural consumado por dos protagonistas, los jóvenes guitarristas cubanos Millet Padrón y Darío González.

En un tiempo inadvertido —a veces cuesta encerrarlo en números precisos— mostraron sus fortalezas la tarde del jueves 24 de agosto, quebraron el equilibrio de la acogedora Sala Argeliers León, del Centro Nacional de Música de Concierto. Una entrega que forma parte del proyecto Música de concierto, más cerca de ti.

Foto cortesía de Darío González

Un piano de cola, otro vertical y un tercero de concierto “sirvieron de escenografía” para significar un estado de gracia, para trazar escrituras simbólicas de los acentos identitarios del espacio. Son instrumentos que absorben confluencias de plurales sonoridades advertidos en los espacios de la sala. En ellos habitan piezas musicales, plurales géneros o corales voces, llenando sus anchuras que hoy resultan esenciales.

Con los acabados de una sobria pintura iluminado sin estridencias o luces de neón para noches trepidantes, se emplazan hermosos asientos tapizados con los rubores del vino tinto. Este cuadro matiza la elegancia, el gusto, el confort. No es glamour lo que habita en esta sala, es sentido de lo culto que no es elitismo baldío, impostura de lo popular.

Los espacios no han de estar ajenos a las intencionalidades de los intérpretes, a la identidad del recinto. Una sala de conciertos no es solo un lugar de presentaciones y respuestas de público. Es también una morada de expresiones culturales, valores y compromisos para el ejercicio de una filosofía de vida.

Pero apremia incorporar una idea que puede pasar inadvertida. La Sala Argeliers León la arropa una institución administrativa. Se convierte, por tanto, en un signo para la comunidad, en un pilar de refundaciones culturales. Esta praxis se traduce en poner en valor un espacio para el goce y el intelecto de los actores de una ciudad que no reconoce límites, que no percibe barreras en su formación intelectual y estética.

Las confluencias musicales de este recinto trasmutan hacia un estadio superior, el servir a los poderes de nuestra cultura en convergencia con los valores estéticos de otras geografías que nos enriquecen como ciudadanos y como nación; brindar un arte tremendo edifica y ennoblece. Nos pone en los horizontes de una sublime quietud, subvertida por la irreverencia del cuerpo.

Emergen la puesta musical, confluyen las primeras palabras de esta cita con la invitación de Millet Padrón, interprete reservada para este espacio. Con precisas y económicas adjetivaciones dibujó las conquistas de su invitado. Premio en el Concurso Nacional de Guitarra de Cuba Isaac Nicola y en el Concurso Internacional de Guitarra de Gandía, España. ¿Su nombre? Darío González.

El joven estudiante de nivel medio de guitarra tomó las riendas de la primera parte del programa. Arropado con una camisa azul de mangas largas, pantalón oscuro y pelo negro desordenado, sus parlamentos de acento pausado transpiran cierto aire de timidez. Sin apenas un preámbulo, con unas palabras a manera de prólogo anunció su “primer movimiento”, Preludio Cavatina de Alexandre Tansman.

La guitarra insinuaba apuntar hacia una dimensión no precisa del espacio de la que seguramente Darío no es consciente, esencial en la soltura de sus ejecuciones. Sus dedos sobre el puente aflojaron los acordes de un tema que exige el manejo de las dos manos, sobre todo por la velocidad que impone, articulada en movimientos largos y rápidos bajo un continuo crescendo.

La Cavatina se rige bajo los cánones de una suite moderna. El ejecutante desdobla sus posibilidades de estilo más libre y advierte los riesgos que entraña su interpretación que busca destilar ante el público los pilares de la perfección, la fuerza de sus bases rítmicas. En algunas cascadas, se inclinó sobre el cuerpo de la guitarra mientras hurgaba en los “silencios” por desamarrar.

Tejió un retrato de complicidades y respuestas, con las texturas de una madera que ya le resulta familiar, antigua, cómplice, estrictamente personal.

Foto cortesía de Darío González

En ese acto de buscar los sonidos de su guitarra, los ojos de Darío se cierran, se produce un diálogo desprovisto de adjetivaciones edulcoradas. Le exige a su instrumento las notas que Tansman ha bocetado en una partitura abrigada en los nichos de su memoria. No le asiste atril ni partitura impresa. Responde con encendida seguridad, dominio del tempo, dibuja la fuerza y el lirismo que distingue el emerger del Preludio.

Darío cesa el pulso durante un trayecto de respuestas corporales que el tiempo, reitero, no sabe dibujar. Emerge el primer brote de aplausos agradecidos, las miradas apuntan hacia las escaladas de sus manos, a las últimas fugas de un instrumento que destraba resonancias tardías.

Se enfunda las mangas de la camisa, se “arregla” su pelo irreverente, que parece un pliego observante. Asiente y agradece por la respuesta de los privilegiados de la tarde. Interviene sobre las clavijas de su “novia” acompañante, acaricia parte del diapasón en clave de gratitud por los bríos de este primer tema.

Se produce el ritual de otra entrega. La Sonata K1 de Domenico Scarlatti entró con fuerza tras un silencio bizantino. Darío destraba las cuerdas de su guitarra. Le exige los primeros acordes que impone el compositor italiano. Las repeticiones de notas a gran velocidad, a menudo distribuidas entre ambas manos, emergen como un pausado torbellino de aceleraciones superpuestas. Se produce el encanto de una pieza, por momentos trepidante, en otras serena, comedida.

El dialogo del interprete con su guitarra no es perturbado por nada. Los silencios son las voces que toman el recinto para reverenciar las respuestas de un joven músico que apuesta por darnos los reflujos de sus ensayos previos, dispuestos como arte final en este segundo momento de la tarde.

Igor Stravinski nos dejó esta controvertida sentencia: “La música debe ser trasmitida y no interpretada, ya que la interpretación revela la personalidad del interprete en lugar de la del autor, y, ¿quién puede garantizar que el ejecutante reflejará la visión del autor sin distorsionarla?

La palabra interpretación debería ser adecuada para expresar los “espíritus” de los compositores. Los ejecutantes no dejan de ser traductores de sus piezas. Los arreglos o variaciones son legítimos siempre y cuando no destilen los pilares que sostienen el tema. Se trata, por tanto, de no tergiversar sus estelas cromáticas.

Llevado al plano de los traductores, lo que narra Domenico Scarlatti en sus partituras, se correspondería con la fidelidad de sus bocetos musicales heredados en signos universales, para los muchos que asumen el oficio de leerlos y darles corporeidad.

Darío González tributa toda una gama de respuestas sobre los pliegues de su guitarra, por momentos consentida, en otra provocada por las inmersiones de sus manos. Provoca estados de quietud y ritmos intensos; son las variaciones cíclicas que nos deja un compositor barroco entregadas en los albores de una sala cubana, que replica lo mejor y lo más bello, como esta Sonata K1.

Se redobla el aplauso de los asistentes a la Argeliers León, el silencio de requeridas pausas marcan protagonismos por la insonoridad del lugar. El ejecutante recicla sus rituales de acomodos corporales y ajustes de clavijas indisciplinadas. Las mangas de su camisa no dejan de ser parte de sus idas y vueltas, y el pelo se acuerda de su existencia cuando la quietud lo aplana.

La sobriedad para la presentación del siguiente número, marcado en el programa, constituye el sello de esta cita. Sobre las palabras, la respuesta de la música con los bríos de una guitarra puesta en el centro de todas las miradas.

Francisco de Goya se ensancha en la tercera entrega de Música de concierto, más cerca de ti. Aguafuertes, aguatintas y retoques de punta seca fueron parte de los discursos exaltados en los predios de un espacio, que transpira con los poderes del arte. Las deformaciones pictóricas del maestro aragonés resueltas en su serie de grabados, se imprimen con las fortalezas de la música, con los cardos de sus metáforas contemporáneas.

La reinterpretación es un permanente traspaso entre las artes, un reciclado ejercicio de tomar una obra “lejana” para la escritura de una obra nueva. Las fisonomías de cuerpos adulterados, pintadas como cuadernos, toman forma con Capricho de Goya No.1, de Mario Castelnuovo-Tedesco.

Esta imagen muta en el joven guitarrista con resueltas respuestas. Las pasiones que inspira el tema son ejecutadas con los acertijos de notas que no parten de lo abstracto, de la irreverente improvisación. Las líneas musicales dispuestas por Castelnuovo-Tedesco, dejan un trazo preciso sobre el sentido del ritmo, las curvaturas de las notas y el empaque que se desoja como pieza inspiradora.

Capricho de Goya No.1 no es de fácil comunicación, su autor la compuso desprovista de recursos superfluos. Expresiva, poblada de una pluralidad de elementos musicales y estilos, colmada por los ritmos de las danzas populares españolas.

El temperamento, el empeño por labrar un estilo, las curvas de manos desprovistas de poses y los diálogos permanentes con la guitarra son, tan solo, algunas de las respuestas de Darío González ante un público que lo adsorbe en cercanía.

Estas sumas implican el riesgo de mostrarse en la intimidad, el saberse bajo el escrutinio o el ejercicio crítico de lectores dispares y motivados. Todas sus pulsaciones son fotografiadas en distancias donde las líneas se subvierten.

Los rituales de las pausas se tornan metamorfoseados. La fuga de unas mangas “puestas en su lugar”, el dialogo con su guitarra. Otras vueltas de clavijas para ponerle orden a las cuerdas y los monólogos con el erguido diapasón. Los descansos con el cuerpo de su guitarra. La litúrgica de palabras mudas con variaciones.

Nos anuncia el último tema que interpretará esta tarde, suscribe con su elección revelar los virtuosismos de un maestro de la guitarra, Leo Brouwer.

Emergen los primeros acordes. Transpira una gama de resortes sensoriales resuelto con arpegios que destilan aires de introspección. Los minimalismos y mestizajes de la obra subvierten los tempos de las anteriores piezas. Danza de los Altos Cerros, es la obra seleccionada por Darío para el cierre de su presentación.

Los niveles de experimentación que le dan corporeidad a este tema, las apropiaciones culturales que la sostienen, la multidimensionalidad rítmica que impone, fuerza al guitarrista a ser coherente con las bases estéticas que definen su estructura.

No es un desafío menor. El crítico inglés Colin Cooper, sobre Leo Brouwer, ha señalado: “El más grande compositor vivo de la guitarra, no es una frase fácil para cualquier contexto, pero considerando todos los hechos es imposible pensar en otro compositor con un mejor derecho a esa designación” .

La apuesta por una obra de eclecticismos sonoros, que exige buscar y responder con los trazos más rigurosos de su entrega nos vislumbran los corajes del joven intérprete, dispuesto a encarar un desafío mayor. Su relación orgánica con el instrumento, el dominio de los conceptos que sostienen el arte musical, que es también proyección escénica, redoblan la legitimidad de sus interpretaciones.

Foto cortesía de Millet Padrón

Se produce el trueque de guitarristas. Toma el “escenario” Millet Padrón quién no dejó de acompañar a su colega desde la primera fila de las lunetas, con respuestas corpóreas ante cada texto musical interpretado. Se pesenta, también, con sobrios y escasos parlamentos, quizás para darle valor al dominio del instrumento, a las curvaturas que le distinguen, al rejuego de sus pliegues amotinados.

Se apertrecha de los lirismos de su memoria, del basto ejercicio de ejecutar una pieza de cromatismos musicales, vestida con los negros de una noche de patinas tercas, sandalias de igual coloración; en pose firme, postura raigal, aspecto ensimismado en los oficios de su arte.

Los dedos de Millet sacan de su continental instrumento las danzas que pernoctan en la piel de la guitarra, en los secretos pueriles de sus trasiegos ¿No es acaso esencial saberla toda para mostrar sus mejores acentos, para empinar las metáforas que esconde? ¿No es probable que la guitarra le ponga trabas al intérprete y esta le aceche por la búsqueda de sus melódicos paréntesis?

Con Mallorca, de Isaac Albéniz, la guitarrista impacta con la fuerza de sus telúricos ejercicios. Se enfrenta al reto de curiosear, de tomarle el pulso a la obra de un compositor que se mueve en los designios de la leyenda, en la cumbre de los imprescindibles. Español y universal; un músico nómada curtido por el ejercicio de repensarlo todo, de subvertir lo antiguo para entrar en los caminos de la modernidad.

Sobre Albéniz pesan las adjetivaciones de ser un compositor luminoso y profundo. La guitarrista responde con trazos seguros, con enérgicas soluciones que se atemperan a las metamorfosis que se difuminan en las evoluciones de un tema que compuso en un viaje hacia la isla española.

La perfección es parte de lo esperado en una puesta en escena guitarrística. Lo trepidante de los ritmos, resueltos por Millet Padrón, combina con las alegorías que trasmiten evocaciones en una ligazón de respuestas armónicas.

No hay oportunidad de esquivar los soles de esta pieza, tampoco nos podemos abstraer de los aguafuertes que se mestizan. Todo evoluciona dispuesto en plurales soluciones tras un despliegue de manos, empeñadas en labrar los ritmos vivos y las melodías nostálgicas que le alumbran.

Millet Padrón establece un diálogo diferente con su guitarra. Las respuestas enérgicas, los empeños por “desarmarla”, las hiladas de las cuerdas, son los tópicos que se repiten en cada erigida pausa tras el final de una entrega. ¿Será que el rigor es su máxima en cada minuto de diálogos con los espectadores?

Tras el ritual de las pausas y la acometida de otra entrega se produce la paz, el guion de sus presentaciones cambia hacia los tempos pausados, puro monólogo de entrecortadas introspecciones. Es un punto de giro donde revela el lirismo de Preludio no.5, de Francisco Tárrega.

Los límites expresivos son explorados en esta entrega por la guitarra que desabotona las anticipaciones de un tema hermoso, vibrante, presto a construir un estado de significación donde la meditación es goce filosofal del tiempo.

Millet Padrón quebranta el ambiente agradable y cercano que  convoca y acoge, con las ornamentas de una pieza que alcanza su verdadera significación con los pastines estéticos propios de la guitarra, que confirma sus extraordinarias posibilidades musicales como instrumento de concierto.

Los recursos armónico-polifónicos que singularizan a esta “novia” de la música transmutan en el público con la belleza de sus tesituras, dinámicas, texturas y timbres. La intérprete, que se desarrolla también como profesora de guitarra en la Escuela Nacional de Arte desde 2018 y en la Universidad de las Artes desde 2022, labra los lirismos de esta hermosa obra que el tiempo pinta con sabor a poco.

Con esa misma paz que nos dejó el Preludio no. 5, de Francisco Tárrega, Millet Padrón “dialoga” con su guitarra, la interviene brotando cuerdas, “desatornillando” clavijas. Es otro momento de conversaciones con su amiga, que recibe los impactos interventores de sus manos, vertidas por intensidades de muchas respuestas que apuntan hacia el resultado perfecto.

Cuando empiezan los primeros arpegios del tema que emerge tras el ritual del punto y seguido, se entiende y justifica toda esa fuga de exigencias para con la guitarra. ¿Acaso no lo merece Gnossienne no.1, de Eric Satie? Cuanta belleza he descubierto tras escuchar los signos que alumbran esta pieza, sencillamente virtuosa, que parece fácil de ejecutar y sin embargo una “errata”, una sola, rompería todas las metáforas que colorean sus contornos de mirada antigua desprovista de esos barroquismos que subvierten la “simpleza de su arquitectura”.

La ejecutante desarrolla, con esta pieza, una comunicación gestual, esencial en el ritmo, el tempo y las dinámicas de sus interacciones. Con esta triada se materializa la relación entre la emoción, el gesto físico y el significado musical que Eric Satie impregnó en un tema antológico de su repertorio.

“No existe” para Millet Padrón el público; no resultamos para su acto inspirador unidades significantes implicadas en la confabulación de la pieza. Los procesos que se forjan son tan “cerrados” en el dialogo (tema, instrumento, ejecutante) que lo deja en una aritmética precisa: no estamos en ese triángulo de confabulaciones y respuestas.

Tan solo somos espectadores de turno que reinterpretamos las sonoridades materializadas, siempre efímeras, en correspondencia con nuestras historias de vida, los contextos familiares y sociales que nos distinguen y, también, las preguntas que nos deja el autor del tema, reverenciado por la guitarrista que seguirá pulsando las cuerdas para forjar los cimientos del rigor interpretativo.

Retornó Leo Brouwer a los predios de esta sala. Con Hika, un tema de compleja factura compuesto por el genio cubano, Millet Padrón desarrolla toda una puesta en escena hilarante, de singulares gestualidades. Dispuesta a sacar las raíces que la fecundan por la adversidad de cuerdas “indisciplinadas” que no dejan de subvertir el estado de gracia logrado en toda la tarde.

Con Hika se desnudan los acentos del flamenco horondo, las otras curvaturas de mestizajes que distingue la obra de un compositor que ha bebido los sorbos y las partes todas de muchas geografías. Pero exige la puesta precisa de los dedos, el ángulo sincrónico de las manos, también los torbellinos de brazos que han de pulsar los nudos de un in crescendo voraz por los timbres que le acechan, por las respuestas que marca.

No todo es pasión, ruptura de los sonidos calmos. Leo Brouwer nos lleva hacia otros estadios finiseculares donde la meditación musical entroniza con el dialogo interior que resulta fecundo en su obra toda. Millet Padrón entendió los términos y las texturas dejadas para la socialización de un tema desprovisto de lecturas fáciles y pueriles discursos tan arrolladores en la sociedad global, resueltas como baladas de turno.

Las respuestas corpóreas se impregnan de protagonismo escénico. Hika contiene en pequeñas dosis esa necesidad de dar respuestas corales, de mostrarse más allá de los arpegios que la distinguen. En ella habita una emocionalidad discursiva, una suma de recitaciones acústicas que la ejecutante desdobla en performance musical, acompañados de movimientos contenidos, aunque no reducibles a ellos. Estos elementos incluyen timbres, articulaciones, dinámicas y tempos; la dramaturgia de un arte mayor.

Quizás las exigencias de esta entrega tensaron las curvas de Millet Padrón tras un tiempo recorrido de plurales interpretaciones. Las cuerdas de su guitarra recibieron “halones de orejas” llevadas a un punto climático en una distancia fugaz. Las clavijas no pasaron inadvertidas en ese repaso de idas y vueltas. Son liturgias de repetidas pausas en las que se estremece el instrumento, al que se le exige todo sin derecho al cansancio.

Con Preludio no.1, de Ricardo González, maestro de Darío González, Millet Padrón tornea la tarde con estrofas de romance, de ligada escritura donde el amor es parte de ese sello entregado a los actores de la sala, a los otros que habitamos observantes, escurridizos, testigos de sonoridades y respuestas ¿Cuánto les habrá dejado a los que asistieron a esta tarde de luz y confluencias? ¿Qué milagros se produjeron en sus vidas tras el goce de una pieza audaz y profunda?

Los silencios son parte de sus advertidas respuestas musicales, pero silencios cortos, de estructuras proféticas y sonadas metáforas. La vida se enriquece con un abrazo que funda dispuesto a surcar los laberintos de obstáculos imprecisos.

Foto cortesía de Millet Padrón

Esa magia pernocta en la apuesta del autor tejido con la sensibilidad y el talento de una escritura, dispuesta a quebrar la oscuridad para poner en nuestros horizontes soles que alumbren con palabras nuevas que saben a intimidad y aforismos.

La intérprete de esta pieza releva estas ideas filosofales, degusta las cuerdas con respuestas semióticas que parten de la gestualidad de sus manos, de su relación con el cuerpo de su guitarra, erguida y cómplice de las escrituras de un preludio logrado, exquisito, sensorial.

El cierre del concierto, pensado para dejarnos en el mejor punto de ebullición posible, se revela con las curvaturas de un tema poblado de yuxtaposiciones, de entrecruzamientos musicales. Danza Rithmique, de la francesa Ida Presti, exige los más osados giros de la mano, las poses escénicas más “perfectas”, los diálogos de los dedos con las cuerdas. Todos esos despliegues, imprescindibles para lograr las discontinuas melodías que empacan una obra que articula entrecortados sonoros y asimetría musicales.

No es posible pasar inadvertido ante las interrogaciones que nos deja, ante los ataques que desata como parte de una dramaturgia coral, ecléctica, de esdrújulas proporciones textuales.

Danza Rithmique le distingue el poder de bocetar un mayor rango de colores. Esta condición per se le exigió a Millet Padrón tornear los acordes de su guitarra, los lamentos de sus respuestas. Todo eso se produce a una hora de la tarde en la que su compinche vestida de damisela, se revela irreverente, desatada, indispuesta.

Pero no hay paz para los desahogos. Se produce el trazo visceral de la guitarrista, la exigida trama de un tema que no admite medias tintas. La pasión es parte de los discursos que emergen en esta pieza que Ida Presti esculpió, ante los cerros iconoclastas de las metáforas.

Entonces toca agradecer a Darío González y Millet Padrón, por sortear, con altura intelectual y exquisito empeño, los mejores pulsos de sus guitarras, en dos tempos, con el poder seductor de sus manos.

I Stravinsky, Igor. Poética musical. (2006) Barcelona, España. Acantilado. p.151.

II Cooper, Colin. Chanson de Geste (Leo Brouwer y el nuevo romanticismo). Guitarra clásica. Londres: Ashley Mrk Publishing Company. (1985). p, 13.

Darío González interpretando Preludio de la Cavatina de Alexandre Tansman y Danza de los Altos Cerros de Leo Brouwer.

Millet Padrón interpretando Preludio no 1 de Ricardo González

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Madre, hija y muñeca

Foto de la serie: Madre, hija y muñeca. Autora: Boushra Almutawakel (Yemen)

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

Pátinas de color negro transpiran en el fondo de esta secuencia dispuesta en nueve instantáneas. Evolucionan en potentes narrativas que se articulan en una sola mirada. La quietud de los personajes  trazan esos marcos de colmadas dramaturgias, que advierten sobre la dureza de su evolución tras una primera lectura.

En la primera, una mujer de rostro hermoso y sonrisa fresca arropa a su hija sobre sus piernas. La niña exhibe su pelo desatornillados hasta los hombros desprovisto de ataduras pueriles. Muestra feliz su muñeca envuelta en tonos rosas, que contrastan con los predominantes colores marinos que viste la infanta. La madre trasmite horonda su belleza, también los tonos de sus mestizajes, que cubre con chaqueta a cuadros y un pañuelo de color beige.

En el siguiente fotograma la puesta en escena sufre cambios perceptibles. La sonrisa de la mujer está contenida y exhibe un pañuelo de coloraciones menos vivas. Su abrigo a cuadros ha sido cambiado por uno negro; la hija posa más estricta y su pelo aparece parcialmente tapado por un pañuelo de rayas. El vestido de la muñeca no ha pasado inadvertido en la dramaturgia de la foto. La ropa que lleva puesta revela texturas más modestas.

Los puntos de giro semióticos no dejan de cambiar en esta suma de fotogramas. Se avistan reunidas para narrar un sentido, para bocetar la semántica de una idea que, desde la simpleza de la composición, logra emitir un mensaje poderoso, contundente, toda una sacudida a los sentidos más aplomados.

Detrás de todas estas huellas de luz y metáforas se articula un elevado pensamiento, son resueltas toda una gama de preguntas, y también de respuestas, sumadas como baldas de discursos universalmente entendidos.

La madre en el tercer fotograma ya no luce su pañuelo de colores vivos. Ahora su pelo está cubierto por uno de color negro, de discretas estampas. Se reduce la aritmética de su rostro descubierto, la visibilidad de sus bondades femeninas.

Trasmite, en este signado fotograma, dureza, contención, inexpresividad; también aceptación de límites impuestos como líneas inalterables. La niña apenas nos deja ver su pelo, tan solo un mechón que le cubre parte de la frente; el color de su pañuelo ahora es violeta de tonos mate. En la muñeca no ha cambiado su ropa de telares baratos, su pelo rasurado está cubierto con un pequeño pañuelo detrás del que también se esconde parte de la barbilla.

Los tres fotogramas siguientes que componen esta gran historia de espacios interiores se erigen como las escrituras de las imágenes del centro, resueltas como horizontales respuestas semánticas. Transitan hacia una gradual radicalidad, hacia los cercos de nuestras miradas, buscan respuestas, afectos, sensibilidades y nuevas interrogaciones.

El discurso se torna duro, punzante, signado por la subversión de las miradas. Las pátinas de lo negro toman progresivamente buena parte de las composiciones de cada cuadro fotográfico. Las manos que parecían insignificantes en las corporeidades y sentidos de las escenas, se nos revelan vitales resortes narrativos de esta puesta. Juegan el rol de profundizar el drama de sus evoluciones, advertirnos sobre las curvas semióticas que nos dibujan, dispuestos como elementos de contraste, como advertencia de que hemos de mirar los hornos de sus cuerpos.

Madre, hija y muñeca transitan, en esta zona de la foto, hacia tres tiempos oscuros, exponen la cerrazón de sus rostros, la ruptura de sus expresiones más llanas. El Chador, la Hiyad y la Niqad adquieren corporeidad fotográfica en esta secuencia de dramática factura, escriben los signos que le acechan como demonios para agrietar sus soles.

Las sonrisas dejan de ser parte de las escrituras de la puesta, la diversidad de sus contornos son allanados por la oscuridad y el sin sentido de lo pretérito. El estado de shock es la huella de su narrativa, resuelta por los trazos duros e inamovibles de sus fisonomías.

Posan ancladas como esqueletos verticales que no admiten movimientos o réplicas sensoriales. Las sutilezas de las imágenes tranversalizan las respuestas de las protagonistas en cuadros cerrados. Enfrentan un entorno amenazante, mordaz, donde la violencia es el pasto de sus caminos.

Como un gran fotograma de crudos andamiajes avanzan las telas negras, cuadro tras cuadro, hasta el fotograma siete y ocho, donde aparecen completamente envueltas por los designios de sus vidas. Las manos cubiertas y los ojos presos en una fina malla, en sus tradicionales velos niqāb; son las curvas de sus historias de vida en estos núcleos fotográficos.

En el noveno y último fotograma, ya no están la madre, la hija y la muñeca. Quizás la muerte les truncó el camino hacia el bregar de los silencios. Los telares negros toman la escena como único personaje.

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Quinteto de Viento Santa Cecilia: escrituras en verso (VIDEO)

Foto tomada de la página de Facebook del Quinteto de Viento Santa Cecilia.

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

El neoyorkino Aaron Copland, autor de grandes sinfonías y temas para el cine, nos dejó un texto fundamental: Como escuchar la música, un volumen, de empaque especializado que aborda los laberintos de la percepción musical y, despojado de petulante palabrería, subraya cómo todos escuchamos la música en tres planos distintos: el sensual, el expresivo y el puramente musical.

En este ensayo Copland moldea —asimismo— una provocación y establece los “límites de la música”:

Mi parecer es que toda música tiene poder de expresión, una más, otros menos; siempre hay algún significado detrás de las notas, y ese significado que hay detrás de las notas constituye, después de todo, lo que dice la pieza, aquello de que trata la pieza. Todo este problema se puede plantear muy sencillamente preguntando: “¿Quiere decir algo la música?” Mi respuesta a eso será: “Sí.” Y “¿Se puede expresar con palabras lo que dice la música?” Mi respuesta a eso será: “No.” En eso está la dificultad[i].

Ciertamente la música genera una gama de estados de ánimo: serenidad, plenitud, abatimiento, conquista, excitación, deseo, goce, más una suma de otros innecesarios de citar en esta crónica.

En primer lugar, las lecturas, impactos y comportamientos que produce la música, varían en dependencia de las condiciones en que se escucha. En segundo lugar, la recepción evoluciona en dependencia del capital cultural construido por cada individuo y, no menos importante, la predisposición que este tenga para escuchar la música toda.

Pudieran agregarse otras variables, pero estas tres resultan las más relevantes frente a un tema verdaderamente complejo, en el que la subjetividad influye en el tránsito música-receptor.

No podemos desconocer otro asunto prominente, las tecnologías que favorecen la música contemporánea han explosionado este tópico hacia zonas insospechadas de la teoría musical, que entroncan con el análisis de empaque sociológico.

Después de haber disfrutado el concierto del Quinteto de Viento Santa Cecilia, titulado Sonidos caribeños: un tributo a la música cubana y latinoamericana, las tesis sobre percepción musical de Aaron Copland me sirvieron para traspasar el umbral del tiempo. La cita fue este sábado 12 de agosto, en la tarde, en el Teatro Hart de la Biblioteca Nacional José Martí.

Proscenio espacioso, fondo de tela negro debidamente aforado. Climatización cabizbaja pero edificante, compartida por todo el público en la aritmética del salón. Anoto también la ausencia de micrófonos y recursos escénicos que subvierten la puesta en escena. Vale distinguir sobre un público activo que recibió el concierto como un flujo exclusivo. En respuesta a este estado de gracia, unas enormes ganas de disfrutar un repertorio de compositores de acentos múltiples y dispares geografías. ¿La mejor traducción de esta tarde? Absorberlo todo.

Tras la presentación de rigor, a cargo de Mara Pérez, fagot y directora de la agrupación, el quinteto rompió los cercos del silencio con Danza de mediodía, del mexicano Arturo Márquez. Esta pieza está fundida por la multiculturalidad que habita en el repertorio del compositor; empuja a la reflexión, a una mirada que impacta en los horizontes de la imaginería estética.

El quinteto empasta los tiempos del ritmo, aquilata las curvaturas del tema y ensambla los nichos de un danzón, trabajado por el autor con redundantes timbres que jerarquizan la anchura de la pieza. Fagot, oboe, clarinete, flauta y corno, apuestan por encender —y lo logran— los misterios de esta danza pintada con aliños de muchas otras geografías. Es un tema que destila apropiaciones, discursos nuevos.

Tras una pausa de miradas entrecruzadas, ajustes de “clavijas”, sorbos de agua, más pañuelos que limpian inflexiones de sudores quebrados, un cambio de tempo en el programa, Oye cómo va, de Tito Puente. Rico mambo al compás de vientos desatornillados, secundado por discretos movimientos de caderas de los cinco de Santa Cecilia, implicados en un juego de miradas y traducciones. Partituras y atriles de enfundan como parte del tablado que sostiene la ejecutoria de los intérpretes. Es el poder simbólico de sus fisonomías, esenciales en la ejecutoria de intérpretes inmersos en los poderes de sus metáforas musicales.

Este tema de Tito Puentes es uno de los más versionados e interpretados de su repertorio en todo el mundo. La agrupación lo acoge con los tonos clásicos propios de su envoltura tímbrica, destilando en el mapa del Teatro Hart los puentes que habitan en las fortalezas narrativas que le distingue. Resulta un cambio de estadio, otro punto de giro del pensado repertorio en sintonía con el enunciado del programa.

Se recicla el ritual de unos pocos sorbos de agua, la fuga de sudores zanjados por pañuelos de diversos calibres. Continuó la tarde con dos temas antológicos, esos que guardamos en la colección de nuestras vidas, en los aposentos de nuestro tiempo. Es la fuga hacia otras sonoridades como parte de ese ejercicio selectivo de fortalecer la memoria y el gusto, que son esenciales protagonistas de nuestro desarrollo espiritual.

Foto: Octavio Fraga Guerra

Foto: Octavio Fraga Guerra

Por una cabeza, de Carlos Gardel, y El cumbanchero de Rafael Hernández Marín, irrumpieron en las tablas del escenario. Estos intérpretes virtuosos pintaron los cedros del tiempo, aquilatados con acentos de tango y rumba. Desatornillaron el sentido escénico de lo advertido hasta el primer corte del programa; la corporeidad de sus poses y brazos dibujaron círculos de sentimientos y fiesta; pasión y lúdicas respuestas. No es posible hacer un arte mayor, sin sentir las raíces de nuestros empeños. La sabiduría y el talento son parte esencial de ese juego de palabras que nos sirve de brújula. Eso lo tiene claro El Quinteto de Viento Santa Cecilia.

Carlos Gardel emergió con su tango sentido, hermoso, de una fuerza poética irreprochable. En esta tarde de exclusivos cruces la agrupación perfiló los lirismos que se imprimen en sus escrituras. No fueron interpretaciones de soliloquio, ni de curvaturas estrechas o entonaciones templadas, propias de los que van “de paso por la vida”. La pieza ejecutada transitó con las sonoridades que el genio le imprimió en su presentación. Los vientos de esta agrupación calaron su brío, reescrito con un sello de exquisita factura, de apego a sus raíces, impregnándole un trazo de oníricas respuestas.

Con El cumbanchero, el programa fue totalmente subvertido. Tras una delgada introducción se desató la rumba, el goce estrepitoso que impregna este tema musical. Eso sí, presentado con estatura intelectual, la de cinco músicos que saben tocar los cedros de sus instrumentos iluminados por el ejercicio del rigor y la apuesta de no dejarse llevar por las faldas del cansancio.

Singular es la manera en que se proyectó la flautista Brenda Fernández en este concierto en su diálogo actoral con la partitura que alumbra sus interpretaciones. Ella se mueve con los resortes de una gestualidad corporal que trasmite ímpetu, sentido del ritmo y un renovado discurso con los pentagramas.

Mara Pérez con su fagot proyecta otros tempos musicales dispuestos en la sincronía del teatro; los deja reposar en lo más alto de la cubierta, donde pernoctan pájaros al vuelo, que circundan en los límites de sus visualidades.

La clarinetista Maricel Espinosa, la oboísta Alexandra Pena y José Enrique Iglesias Valcárcel con el corno, proyectan una entrega mesurada, lúdica, de contenida expresión corporal, aunque a veces subvierten ese pose discreto. Es parte de un juego de personalidades en el que se edifican riquezas para un hecho artístico noble. Vernos envueltos en las emociones que generan los temas que talentosos intérpretes nos regalan, posiciona en un acto único, irrepetible.

El vestuario blanco negro que arropa al quinteto subraya esa línea de sobriedad que le distingue en apego al sentido de la puesta, a lo que resulta esencial: el poder de la música como estela permanente con el público. Toda una arquitectura de signos pensada para edificar satisfacción, diálogos, entrecruzamientos de signos, un arsenal fortalecido por el valor simbólico y cultural de los temas, donde las maneras de interpretar, influyen en las respuestas de los receptores.

Ernesto Lecuona ocupó la cumbre del programa de esta tarde. Su pieza Para Vigo me voy, con arreglo de Marcos M. Valcárcel, resultó una fiesta de rumbas hilarantes desabotonadas por la complicidad de los ejecutantes, que entregaron escalonadas respuestas de un ritmo cadencioso, soltura de timbres y “voces corales”, entretejidas por la virtud de la armonía, el acompasado estar en los tempos de una versión a la que le imprimen una descollante identidad. Celebra el quinteto las notas de un gigante de nuestra cultura con exigida vitalidad, sin quebrar las bases rítmicas de su escritura.

Se repiten los rituales de las pausas. Delgados sudores de manos son amordazados por trazos de pañuelos blancos, las tomas de agua son parte de un acto dramatúrgico celebrado como parte de un esfuerzo grupal. Las miradas apuntan hacia Mara Pérez, fagot y directora de la agrupación; los cuerpos de los interpretes se reinventan tras una jornada que parece poca, pero en verdad, ha transcurrido más de media hora de arpegios, de plurales empaques, de notables cadencias.

Se produce, casi que imperceptible, el giño de continuar con otras piezas de un repertorio raigal. Con Suite popular cubana, aflora un collage de géneros que incluye Homenaje al Danzón, Son a Gladys Nidia, Invitación al bolero y Recordando el Chachacha. Con esta entrada se materializa una añadidura de mestizajes, todos compuestos por Félix Darío Morgan. Se advierte el destape de melodías sensuales, de sonoridades sugerentes y temas que nos incitan a bailar, a sentir nuestras horondas raíces culturales.

Foto: Octavio Fraga Guerra

Foto: Octavio Fraga Guerra

El Quinteto Santa Cecilia ​interpreta todo un abanico de imbricaciones musicales que nos definen, por esa corporeidad lograda en los nexos de instrumentos, convocados para deleitarnos en los acentuaciones de una isla, que vibra cuando se subvierte el sonido de los vientos.

La armonía del acto musical, la dramaturgia de las respuestas corpóreas, el trazo resuelto que construye los tonos melódicos de un paraban de alegorías se funde en esta suma de variedades. Si el lector está predispuesto a escuchar ese todo, la satisfacción se eleva al punto de identificar nuestras bases culturales e identificarnos como nación.

El arreglo de Marcos M. Valcárcel, de La Guantanamera, de Joseíto Fernández, vuelven a estar en esta tarde de sonidos caribeños y se apropia del espacio, de la ritualidad del público y de los pliegues del Teatro Hart. Los vientos del Quinteto Santa Cecilia conquistan el tiempo reservado como preámbulo de una despedida, subrayan los tonos que nos interpelan, los que nos hacen sentir “diferentes” en medio de tantos flujos de signos y apropiaciones que subvierten el sentido de lo nacional.

La respuesta de esta agrupación emerge como un sincrónico discurso de brasas, que parte de no subestimar lo “conocido” de un tema presente en el imaginario colectivo de la isla.

Para el cierre del concierto, el Quinteto de Viento Santa Cecilia se apropió Atenas Guaguancó, un tema del pianista, compositor y arreglista cubano Alejandro Falcón. Buena parte de su obra está dedicada a Matanzas, su ciudad natal.

En este arreglo, al menos así me llegan sus armonías, se avista un fecundar de los mares que le arropan, el pintar de las calles de arquitectura neoclásica que iluminan sus metáforas, de una ciudad también rica en historias de vida, en portentosas entregas musicales  e identidades bailables. Provincia de grandes poetas cuya mejor voz de la sensualidad la resume Carilda Oliver Labra. ¿No estará todo eso en las respuestas vibrantes de este quinteto a la hora de interpretar un tema tan ecléctico?

[i] Copland, Aaron. Como escuchar la música. Fondo de Cultura Económica. p, 29.

Atenas Guaguancó. Tema del pianista, compositor y arreglista cubano Alejandro Falcón. Tomado de la cuenta de Youtube del Quinteto de Viento Santa Cecilia.

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Los cromatismos filosóficos de Carol Martínez

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

Mostrar solidaridad, empatía, complicidad con Cuba —una nación que resiste por más de seis décadas endemoniadas sanciones implementadas por sucesivas administraciones del gobierno de los Estados Unidos— tiene consecuencias.

Los que se empeñan en transitar por los cauces del compromiso con Cuba, serán ubicados en las márgenes del ostracismo, en las curvas de un calculado silencio articulado al milímetro. No faltará una escalada de groseras adjetivaciones o una batería de insultos aniquiladores propios del comportamiento reaccionario.

Los movimientos, más allá de sus fronteras, de los que  labran el sol de nuestras verdades —muchas veces descafeinadas— serán cercenados por documentos administrativos rasgados por la tecnocracia, que “defiende la libertad de expresión y el derecho a circular por cualquier parte del mundo”. Pisar tierra cubana hoy, es maldecido por el espíritu draconiano de los carceleros de la geografía global.

La palabra erguida asusta a los demonios de funcionarios de turno. La respuesta viril se afinca, como sumas inquebrantables de acciones, por curtidos hombres y mujeres que desprecian y desafían el poder de “lanzas aniquiladoras”. Con actos sublimes destraban obstáculos y ponen luz a la virtud del decoro.

Mucho de estas metáforas abriga la exposición Denuncia Cromática desde un Legado, que este viernes 11 de agosto inauguró la galería El Reino de este Mundo, de la Biblioteca Nacional José Martí. En el salón, se muestran las aseveraciones e interrogaciones del artista plástico chileno Carol Martínez Jiménez, resueltas con lienzos de dispares lecturas filosóficas.

Las evoluciones de su curaduría, dedicada a la juventud cubana, es otro acto cómplice, un ejercicio de voluntad ciudadana que rompe con la idea de aislarlos. En el prólogo de sus palabras inaugurales, el artista chileno nos recordó ese contundente discurso, conocido como La gran tarea, pronunciado por Salvador Allende el 5 de noviembre de 1970, en el Estadio Nacional, al tomar posesión del gobierno:

Tienen ustedes la hermosa edad en que el vigor físico y mental hace posible prácticamente cualquier empresa. Tienen por eso el deber de dar impulso a nuestro avance. Conviertan el anhelo en más trabajo. Conviertan la esperanza en más esfuerzo. Conviertan el impulso en realidad concreta[i].

Como cruce de palabras enriquecidas, tras algunas reflexiones orgánicas Carol Martínez se apropia de las palabras de Fidel para ubicarnos en las planicies que sostienen su Denuncia cromática:

Hace unos minutos, antes de comenzar la parte final de este evento, un compañero decía: ¡Mira que Cuba ha hecho cosas! Cuando uno oye hablar a los visitantes de un país y de otro; cuando hablan de médicos, cuando hablan de becarios, de gente que se formó aquí, de una actividad, de otra y de otra, se da uno cuenta de que en estos años nuestro país ha llevado adelante muchas cosas. Es que para nosotros la solidaridad y el internacionalismo es un principio, y un principio sagrado(ii).

Tras concluir sus agudos parlamentos se nos revela la coherencia, se materializa el acto de solidaridad desgranado con las piezas que se exhiben en la galería de la Biblioteca Nacional José Martí. Resulta, desde una articulada curaduría de tránsitos y obligadas paradas, toda una suma de figuraciones, de alegorías discursivas, de signos dispuestos por las formas de velados colores, también encendidos, donde las líneas se aprecian como planos de un guion cavilados para edificar las estrías de nuestros imaginarios.

En muchas de ellas se anotan palabras colmadas de filosofías, acertijos que revelan los retos y caminos por recorrer donde la historia es parte del discurso. Respuestas del artista, que entroncan como confesiones de un mundo, cada vez más poblado de interpelaciones.

Las tintas y las acuarelas matizan los ejercicios de sus creaciones. Se muestran como historias inconclusas o procesos creativos en desarrollo. Es la declarada apuesta por la búsqueda de la perfección, por el legítimo acto de reciclar una idea que sigue viva.

El movimiento lo es todo en Denuncia Cromática desde un Legado. Ese ir y venir de símbolos, despojados de cargados barroquismos, envuelven la lógica discursiva del autor chileno, dispuesto a ponernos en diálogo con los desafíos de sus palabras y las respuestas de tramas pictóricas.

La historia le importa a Carol Martínez, pero no la historia como texto pasivo, como pliego pintado de polvareda. Este logaritmo se advierte en la performatividad del lienzo-texto. Es esa llana narrativa que dibuja en otras dimensiones de sus piezas, para descifrar procesos en permanente desarrollo donde la memoria, lo pretérito, ha de ser ubicado, en jerarquía, en todo el arsenal de nuestras vidas.

No son personajes perfectamente delineados los que pernoctan en sus apuntes. La manera en que los ha compuesto le da sentido de universalidad, de policromía de un tiempo —el del diálogo con el cuadro— en tono de presente.

El uso de colores vivos, la energía por desatar respuestas cromáticas plurales, cautivan a los lectores, que empastan con la escritura de lo “Real Maravilloso”, con el realismo mágico que boceta Alejo Carpentier en su novela El reino de este mundo.

Carol Martínez pinta discursivos elogios para los que habitan anónimos en esta Isla de salitre y sol incorruptible. En su narrativa emplaza verdades resueltas con encendidas estéticas, dispuestas como trazos de una probada economía; en los bordes, descollantes, en el centro,  las alegorías de sus parlamentos.

Su obra, la compone también como sumas de pequeños fotogramas. Son figuradas fábulas que presumen en toda su aritmética de soportar unidades significantes y diálogos con adjetivaciones. Cada pieza adsorbe estos ligamentos terminados como multitudes cromáticas de estructuras variables.

Esa pluralidad revela la riqueza de sus ejercicios estéticos dispuestos como signos que emergen en apoyatura de esa, ya comentada, filosofía que envuelve sus palabras inaugurales. Es la coherencia del artista, desde la escritura coral, por la defensa de valores, signados por la historia.

Las conquistas de nuestra Revolución están bocetadas en los ejercicios de sus pliegos. La solidaridad internacional practicada por el pueblo cubano es también, parte de la narrativa que arropa los símbolos de escenas enteras.

No es dramaturgia al uso o teatro de fisonómicos colores. Se trata de pintar la verdad de su tiempo, que es el nuestro. Ese esencial capítulo está dispuesto en los ardores de la entrega, dada por Carol Martínez para transitar más allá de los horizontes de esta casa-templo.

El dialogo con los lectores de la galería El reino de este mundo se produce en partes, o en completas eufonías. Cada uno advierte las alertas y los sueños que invaden al artista solidario. Emerge la apropiación, el cruce de palabras. Los soliloquios se subvierten para ponderar la aritmética del encuentro con el abanico que compone Denuncia cromática de un Legado.

Al final el desafío es mayor: emplazar sus pliegos embrujados en el corazón simbólico de La Habana, donde Palabras a los intelectuales  es esencia de nuestra política cultural. Carol Martínez, tu suerte está echada. Gracias por ese acto mayor.

[i] Allende, Salvador. La gran tarea. (Discurso) http://biblioteca.clacso.edu.ar/gsdl/collect/clacso/index/assoc/D1908.dir/8tarea.pdf

[ii] Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la clausura del encuentro Mundial de Solidaridad con Cuba, efectuado en el teatro “Karl Marx”, el 25 de noviembre de 1994. http://www.fidelcastro.cu/es/discursos/discurso-pronunciado-en-la-clausura-del-encuentro-mundial-de-solidaridad-con-cuba

Carol Martínez (Artista plástico chileno), Alpidio Alonso (Ministro de Cultura de Cuba) Omar Valiño (Director de la Biblioteca Nacional José Martí) Foto: Octavio Fraga Guerra

Foto: Octavio Fraga Guerra

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