(VIDEO) ¡Basta ya de guerras genocidas!

Dos nuevas cruzadas guerreristas se amasan en el matadero internacional. Esta vez no hacen falta mentiras construidas, pretextos para “la buena causa”, alianzas internacionales o la bendición de las Naciones Unidas. Tampoco hace falta “tomarse en cuenta” el estado de opinión de las terrenales personas que habitamos en este planeta. Mucho menos es necesario contratar a alguna empresa internacional, especializada en conducir y dulcificar a los sectores sociales y políticos más reacios a las intervenciones militares.

El asunto –por esta vez- es más pedestres, más barrio bajero. Se resuelve con una pregunta. ¿Quién es el machito duro de la película? ¿Quién o quienes darán –por enésima vez- otro bombazo destructivo contra pueblos inocentes? Por esta vez China y Rusia parecen plantar cara a estas dos cocinadas hostilidades. El tiempo dilucidará el resultado final de este inédito dominó geopolítico.

Si no pasa nada diferente las tropas genocidas de la OTAN se reunirán en alguna zona de la región más convulsa del planeta: el Cercano Oriente. Tal vez en alguna nación de la Europa del capital y del mercado. O en los Estados Unidos, –e incluso- en el genocida estado israelí.

Harán –previa a la cruzada- una convención de Jefes de Estado y de Gobierno. Anticipadamente se reunirán los ministros de “Asuntos Exteriores y de Defensa”, para “discutir” las estrategias a seguir en las próximas semanas, en los próximos meses. Al final de la jornada estaremos informados de “desayunos, comidas y cenas de trabajo”. En ese encuentro de “estadistas” mandatarán a los militares, –perdón-, a las fuerzas de ocupación para que hagan el trabajo sucio.

Esta vez “le toca” a Siria e Irán, o por lo menos es lo que nos van insinuando los medios. Esos medios de comunicación “asépticos, equidistantes, plurales y objetivos”. Así se venden y así hacen las noticias. No se enredan en enérgicas editoriales cuestionando los primeros ingredientes de estas y anteriores guerras invasoras. No se mojan en declaraciones de condenas en contra de la brutalidad y el exterminio de hombres y mujeres inocentes. No juzgan el habitual exterminio de civiles que siguen sumando números a la lista de anónimos, en guerras fratricidas escenificadas en otras naciones del mundo. No olvidemos, que “tienen que cumplir con los patrocinadores”. Hay que llegar a fin de mes, ¡que la cosa está dura!

En paralelo, las transnacionales de este Universo que se llama “Planeta Tierra” van haciendo números para ver las ventajas que les traerá la entrada plena y sin obstáculos a estas “nuevas geografías”. La crisis arrecia y toca “arreglar” la contabilidad. Las cifras en negativo azuzan los inmuebles de los mercados de valores, de los paraísos fiscales y de los bancos. Hay que seguir llenando las arcas de las transnacionales, que son los que mandan. ¿Alguien lo duda?

Mientras las bases de genocidio se cuecen. Los policías antimotines, antidisturbios o sinónimos afines, son apertrechados con lo último en materia de contención para aplacar la ira popular. Gases pimientas, lacrimógenos y otras delicatesen son incluidos en los presupuestos de los “responsables del orden”. Se pronostican tiempos violentos en convulsos escenarios. Las “tropas de elite”, irán tirando de su “nuevo repertorio” para anular la ira y el grito enardecido de hombres y mujeres que apuestan por un mundo mejor.

En términos globales el paro continuará incrementándose en “porcientos de gloria”. Los desahucios seguirán siendo noticia… perdón. Se harán al margen de las constituciones que “marcan” claramente el derecho a una vivienda digna.

Los inmigrantes son un gran estorbo. Toca el rápido retorno a sus destruidos países. Mientras la burocracia institucional afina papeles para el viaje sin retorno. En medio de esta “película documental”, van pernotando en los Centros de Internamientos Contra Inmigrantes. Zonas no aptas para el común de los europeos, donde afloran -en los últimos tiempos- denuncias de abusos, de malos tratos y violaciones de los más elementales derechos. ¿Europa no se quiere perder la moda de Guantánamo?

La privatización de la educación y la salud es sinónimo de reducción de plantillas y despidos en contra de todos los derechos alcanzados. Todo opera bajo un “medular pretexto”, resolver el déficit que dejaron los anteriores gobiernos. “Siempre es culpa del anterior gobierno”.

En medio de este tsunami económico, social y político, la sociedad “convive” fragmentada. Es el mejor “círculo” posible, para que los Dinosaurios del Siglo XXI puedan continuar con otras escaladas guerreristas sin la oposición frontal del pueblo. Ese pueblo que es el único capaz de detener la furia invasora de los “nuevos generales, los de corbata y camisa blanca”.

El capitalismo está angustiado. Sus bases fundacionales se desvanecen agrietadas y toca tirar del vecino del traspatio para resolver este berenjenal. Lo que se dibujaba -hasta hace unos pocos años- como la sociedad modélica que “fluía” a todo tren bajo el estricto cumplimiento del “estado de derecho”, hoy es un “teatro global” para la experimentación guerrerista. Para la “Cruzada Romana” pero en tiempos modernos.

Los pueblos despiertan del letargo, del miedo acumulado que forma parte de las estrategias de estos conglomerados globales. Para hacer resistencia moral ante la ineptitud, la sordera y la prepotencia de los “cabecillas de temporada”. A fin de cuenta ellos son como las ropas, los zapatos y los complementos, “productos de usar y tirar”.

Nos asiste el derecho y el deber de construir un mundo mejor. Tenemos la responsabilidad de crear en este planeta un espacio habitable. Un mundo de paz y diálogo permanente.

Los conflictos –los verdaderos conflictos- que se desatan o construyen en nuestro universo, se han de resolver sobre la base de la no intervención de los poderes de la guerra. La humanidad está sedienta de paz y no soporta más cúmulos de odios y muertes construidas. Hagamos de nuestras manos una sola.

En medio de estas convulsas verdades, afloran sentimientos que son parte de la naturaleza humana. El miedo ha sido inoculado en la sociedad contemporánea. Parte de una estrategia bien pensada para amilanar los poderes del pueblo, que son la verdadera expresión de la democracia. La voluntad de los hombres y las mujeres han de ser fortalecidas por los valores y las culturas que nos unen.

El temor es un estado de ánimo, una actitud mental. En nuestro entorno ocurren sucesos y acontecimientos que exigen de nosotros, respuestas coherentes para lo que defendemos como seres humanos. La brutalidad, la dominación y la arrogancia de los “poderes públicos” de estos tiempos, no son razones para pernoctar en un cascarón.

Los pronósticos para los próximos meses o años son muy fríos. La oscuridad es el color que le identifica. La memoria y el tiempo futuro son asuntos de primer orden. Hablo de un futuro cercano, casi que inmediato. Me refiero al hecho de un posible conflicto bélico de connotaciones mundiales, de dimensiones nucleares. Si se materializara otra escalada invasora –no importa si son dos, o tres o muchas-, es hora de decir y hacer de la consigna un hecho. ¡Basta ya de guerras genocidas!

El miedo no es una opción. Los hombres y las mujeres que en la historia de la humanidad sacrificaron sus vidas por nuestra “Madre Tierra”, no nos perdonarán esa flaqueza. Nuestros hijos tampoco.

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