Caen los velos. Ileana Ros-Lehtinen. Por: Nicanor León Cotayo*

Caen los velosUna visión muy acertada de la verdadera personalidad de la congresista norteamericana Ileana Ros-Lehtinen, muestra el libro “Caen los velos”, del periodista cubano Nicanor León Cotallo. El texto destaca la insolente actitud que ha mantenido la “llamada loba feroz” ante los derechos humanos y su relación con acusaciones contra Cuba y conspiraciones  ultraderechistas.

Mi libro sobre Illeana Ros-Lehtinen. Nicanor León Cotayo

En la nota introductoria de este libro hice notar, y lo subrayo, que luego de publicar Bush W. (Editorial José Martí, 2008), recibí sugerencias de escribir algo parecido sobre Ileana Ros-Lehtinen.

Y aquí está. Dada mi larga dedicación periodística al tema de las relaciones Cuba-Estados Unidos, pensaba conocer, al menos en cierta medida, a la señora Lehtinen.

Pero esta obra me demostró crudamente que no era así, en realidad se trata de un caso que oscila entre la paranoia, la ambición, lo grotesco y la vehemente afición al mundo del hampa.

Algunos ejemplos, extraídos de las páginas del libro, lo demuestran amplia y rotundamente.

Podría empezar, dada la actualidad del asunto, con el odio exhibido por Ros-Lehtinen hacia el líder surafricano Nelson Mandela, figura por la que siente devoción casi todo el planeta.

El suceso aconteció en 1990, cuando se habló de una posible visita de este a ocho territorios de Estados Unidos, eventualidad a la que Ileana se opuso tenazmente.

Su pretexto la caracterizó muy bien: «los cubanoamericanos —dijo— que anhelaban un retorno a la democracia en Cuba, no podían olvidar que miembros del Congreso Nacional Africano, de Mandela, habían recibido entrenamiento militar en la isla».

El profundo desprecio de Ileana por Mandela se transformó en dulce ternura cuando, horas después del golpe de Estado del 28 de junio de 2009 en Honduras, que afrontó un impresionante repudio mundial, ella se trasladó a Tegucigalpa y se solidarizó con los golpistas.

Uno de los rasgos que más definen a esta parlamentaria norteamericana es su pública y diversa relación con jefes de peligrosos grupos terroristas.

El ocho de julio de 1996, ella envió una carta a Rodolfo Frómeta Caballero, máximo jerarca de la famosa pandilla Comandos F-4, a quien estimuló a mantener sus actos violentos contra La Habana.

Diez años más tarde, en el transcurso de una entrevista realizada en su oficina del Congreso, declaró: «apruebo la posibilidad de ver a alguien asesinar a Fidel Castro».

Tal expresión figuró en el documental británico 638 Ways to Kill Castro. Después la legisladora, entonces vicepresidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, añadió: «Hace años que digo esto y no tengo ninguna vergüenza de mis palabras».

Durante una concentración ultraderechista, realizada a fines de noviembre de 2010 frente al restaurante Versalles, en Miami, fundaron un comité para asistir financieramente al terrorista Posada Carriles y nombraron a Ileana para encabezarlo.

Nadie se asombró, pues ella organizó allí homenajes públicos en honor a la obra de sus vidas a Posada y a Orlando Bosch Ávila, acontecimientos muy divulgados en la Florida.

Una de las fotos incluidas en la obra lo dice todo: En ella aparecen, sentados y muy unidos, el terrorista Bosch y su legisladora, bajo una dedicatoria: «Orlando, con mucho cariño, Ileana».

Con esos párrafos trato de incentivar la lectura de Caen los velos, Ileana Ros-Lehtinen, una de las voces más altas y primitivas de lo peor de la comunidad cubana en Estados Unidos.

Tomado de la publicación: www.cubasi.cu

*(La Habana, 1939). Licenciado en Periodismo. Es comentarista de Radio Habana Cuba, Radio Reloj y la Revista Cuba Internacional. Ha escrito varios libros, cuatro de ellos dedicados al tema del bloqueo a Cuba. Es conferencista especializado en el tema de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos.

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