Con Cuba

Cuba, ¿Estado Fallido?

Por Aurelio Alonso

Hermanas y hermanos de la Casa de las Américas, quería hacerles llegar estas reflexiones en un momento tan delicado como el que vive el país. Durante el primer año de su mandato presidencial, el señor Biden ha mostrado su disposición a echar por tierra las posibilidades que todavía podría albergar una izquierda, una verdadera izquierda demócrata en Estados Unidos, de darle a ese Partido la tarea, la misión de reencauzar su sistema y su liderazgo mundial, dado su enorme poder y su enorme caudal económico, un liderazgo más digno, un camino digno para la humanidad, para salvar la humanidad, esto parece que ha caído por tierra ya en lo que ha demostrado en este primer año en la presidencia el señor Biden.

Esto incluye, por supuesto, la posición más agresiva contra los sistemas socioeconómicos que buscan una verdadera soberanía y que rechazan someterse indiscriminadamente al mandato imperial, y por supuesto el primero de estos es Cuba, que es el más emblemático y el más antiguo de estos sistemas. Y ahora en su ofensiva –que ha demostrado ser la continuidad de la ofensiva más derechista del sistema de las que implantó su antecesor, de triste recordación–, el presidente Biden centra su campaña en la idea de que Cuba es un Estado fallido y refuerza su apoyo a las acciones puntuales en contra del Estado cubano y de la sociedad cubana y del pueblo cubano, en la amenaza de establecer, de implantar nuevas sanciones. Cuba no le teme a nuevas sanciones, Cuba está viviendo sanciones de Estados Unidos desde hace sesenta años y ha seguido subsistiendo, y su resistencia ha mostrado la capacidad precisamente de Cuba de resistir y de enfrentar sanciones norteamericanas, así que no nos asustan las nuevas sanciones, ni a nuestro Presidente, ni a nuestro Estado cubano, ni a nuestra política, ni a nuestro pueblo, habituado a las sanciones. La idea del Estado fallido muy bien trabajada y muy bien elaborada evidentemente por los tanques pensantes puede admitirse que es válida. Sí, ciertamente Cuba es un Estado fallido; Cuba es un Estado fallido para las transnacionales que son capaces de hacer ganancias multimillonarias en medio de un año en que la economía mundial se depaupera totalmente debido a los efectos de una pandemia como la que está viviendo. Para esas transnacionales, para ese sistema de transnacionales que es capaz de volver a hacer crecer sus ganancias en cientos de millones de dólares en situaciones en que el resto de la economía mundial lo que crea es pobreza, miseria, hambre, es un Estado fallido; Cuba sería un Estado fallido para esas transnacionales, sería un Estado fallido para las desigualdades crecientes que se producen en el sistema norteamericano, un Estado fallido para los que tratan de hacer mercado y soborno a través del monopolio de las vacunas, es un Estado fallido para todo eso. Es un Estado fallido para toda esa miseria, de abuso de poder que se ejerce desde el imperio. Para ellos Cuba, el ejemplo cubano, es el ejemplo de un Estado fallido, cuando en el fondo el Estado fallido para el mundo, para la posibilidad de salir a flote de la humanidad es precisamente el que ellos están preconizando. Que tengan éxito en imponer sus posiciones depende incluso de aquello que advirtió nuestro Comandante en Jefe en Brasil en 1992, cuando dijo que una especie estaba en peligro de extinción, que era la especie humana. No era una metáfora, era un pronóstico real, era una previsión real. Es muy difícil que imponiendo, que acabando con Estados fallidos como pretenden que es el Estado cubano e imponiendo su Estado, sus concepciones del sistema como la única viable para el mundo (que es la concepción de la acumulación de capital, sin mirar al lado, sin mirar lo que queda detrás, sin mirar lo que van dejando como estela de miseria, y destrucción y de pobreza), seguramente la humanidad no va a poder ver el nacimiento del siglo que viene, es decir, es posible que si se les deja, si el mundo deja que tengan éxito, es posible que conviertan este siglo en el último siglo de existencia para la humanidad. Y la humanidad de hoy entiende esto porque lo demuestra cada vez que vota unánimemente casi contra el bloqueo a Cuba en las Naciones Unidas, pero también demuestra su incapacidad, sus limitaciones de poder para hacer que esta estructura mundial de relaciones cambie. Es que es muy difícil, es prácticamente imposible que cambie si no se cambia fuertemente desde los países que lideran el mundo, y Cuba va a seguir resistiendo y llama a seguir resistiendo a los países que han avanzado aquí en nuestro Continente y en el resto del mundo subdesarrollado, a los países que han avanzado en imponer su soberanía y en defender su soberanía porque son la esperanza de un mundo posible, de un mundo mejor posible, no porque sea un mundo más rico sino mejor porque sea un mundo donde puedan subsistir con equidad la población humana, la especie humana. Cuba es ejemplo de eso y precisamente lo que tratan de imponer al mundo es lo contrario. Por lo tanto, Cuba de siente decidida a resistir a cualquier programa de sanciones que se establezca desde el imperio, y se siente también decidida a resistir porque Cuba ha sabido mantener, ha sabido respaldar su liderazgo revolucionario con el que nació este sistema, su socialismo tan limitado y tan atacado y lo ha sabido mantener, lo ha sabido mantener con líderes como Fidel que lo creó, como Raúl que lo siguió, que lo supo continuar y que siguió tan cercano a su hermano y dirigente, y por Díaz Canel que ha sido fruto de esta sociedad y que ha demostrado hasta hoy que es nuestro nuevo líder y que él tiene todas las capacidades y las virtudes para conducirnos en estas acciones, en esta proyección de Estado fallido contra los que quieren acabar precisamente con la humanidad en función de sus cochinos intereses privados, propios del enriquecimiento sin fronteras.

Esto es lo que yo quería trasmitirles como mensaje. Me siento aliado, es verdad que morir por la patria, morir por el mundo vale mil veces que vivir sometidos a una nueva e implacable victoria imperial. Hay que seguir luchando, tenemos que seguir haciendo lo que hemos hecho hasta ahora, en estos sesenta años y darle la cara al imperio con todo el valor al lado de nuestros dirigentes, que no nos defraudarán.

Un abrazo para todos y les saludo con cariño, con afecto, con solidaridad, con espíritu combativo, con la disposición siempre de hacer, hasta dar la última gota de lo que tenga a mi alcance, de sangre, de vida, de pensamiento si me queda, de todo eso. Muchas gracias, hermanos y hermanas, quiero decirles que me siento orgulloso de ser parte de ese colectivo (de la Casa de las Américas) que tanta felicidad me ha dado siempre, desde que me uní a él. Muchas gracias.

Tomado de: La Ventana

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EU intentará golpe blando en Cuba

Por Carlos Fazio

Después del experimento piloto del 11 de julio pasado y tras varios meses de una millonaria preparación intensiva, los servicios de inteligencia y varias agencias de Estados Unidos han definido este 15 de noviembre como el nuevo “Día D” para intentar provocar un estallido social en la isla, que derive en el derrocamiento del gobierno constitucional y legítimo de Miguel Díaz-Canel, la destrucción de la revolución socialista cubana y la restauración de un capitalismo neocolonial mafioso en clave neoliberal.

La fecha elegida para el nuevo intento provocador subversivo coincide con el reinicio del ciclo escolar en la isla tras la pandemia y la apertura en una escala masiva de los vuelos internacionales, que, vía la industria turística, permitirán reactivar la economía cubana.

Víctima del trastorno obsesivo compulsivo que afectó a 12 sucesivos inquilinos en la Casa Blanca desde el triunfo de los barbudos de la Sierra Maestra en 1959 (Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush padre, Clinton, Bush hijo, Obama y Trump), y luego de un criminal bloqueo económico-comercial-financiero de más de 60 años y de la aplicación de las 243 nuevas sanciones impuestas por su antecesor, el gobierno de Joe Biden cree que es momento de que fructifique la política de “cambio de régimen” en la isla, socorrido eufemismo encubridor de una intervención directa de una potencia extranjera.

Como denunció la semana pasada ante el cuerpo diplomático acreditado en La Habana el canciller Bruno Rodríguez, con el fin de favorecer sus objetivos de dominación y hegemonía, Washington intenta presentar a Cuba como un “Estado fallido”, viejo señuelo para justificar una intervención militar humanitaria. Pero para ello, antes necesita crear un clima de desestabilización, caos y violencia. Con tal fin, valiéndose de agentes internos reclutados, entrenados, financiados, organizados, apoyados logísticamente e incluso a veces transportados en vehículos diplomáticos de la embajada de EU en La Habana, se ha convocado a una “marcha pacífica” para este día 15, según el guion de los llamados golpes blandos o “revoluciones de colores”.

Las revoluciones de colores en Serbia, Ucrania y Georgia a comienzos del siglo XXI introdujeron las nuevas tácticas utilizadas por la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (Usaid, por sus siglas en inglés), la Fundación Nacional para la Democracia (NED), el Instituto Republicano Internacional (IRI), el Instituto Demócrata Nacional (NDI), el Instituto para una Sociedad Abierta, de George Soros, y Freedom House, entre otros, para penetrar, infiltrar y generar subversión en la sociedad civil, a través de un movimiento de oposición capaz de desestabilizar o derrocar a un gobierno considerado “enemigo”.

El golpe blando se basa en la guerra no convencional (o irregular) y se ejecuta de manera clandestina a partir de tácticas indirectas y asimétricas que buscan debilitar y destruir el poder, la influencia y la voluntad del adversario, con eje en actividades de inteligencia, reconocimiento, espionaje y operaciones sicológicas, y utilizando fuerzas especiales encubiertas, contratistas privados, mercenarios y agentes internos, que calificarían como agentes extranjeros, según las leyes de Estados Unidos, y cuya misión es subvertir y violar las regulaciones diplomáticas del país objetivo. El tradicional cinismo, la hipocresía y el doble rasero de Washington.

Como dijo el canciller Rodríguez, no hay acciones autóctonas de desestabilización en Cuba, sino individuos reclutados por la CIA y el Pentágono y financiados por las agencias de Washington (Usaid, NET, IRI, NDI, etcétera), que actúan como operadores o agentes extranjeros que alientan en sectores de la población violencia de vandalismo para alterar la paz interna y generar represión.

Para ello se usa una muy poderosa maquinaria comunicacional oligopólica, particularmente digital (Facebook y Twitter, por ejemplo), que intenta construir desde la irrealidad y la mentira (fake news o bulos seudoperiodísticos), un escenario virtual con la esperanza de convertirlo en una verdad inexistente en Cuba.

Con apoyo de la industria de la contrarrevolución anticastrista de la gusanería de Miami –que de manera desaforada pide una intervención militar de EU y la OTAN en la isla− y de senadores y representantes demócratas y republicanos afines (entre ellos, Mario Díaz-Balart, María Salazar, Albio Sires y Debbie ­Wasserman), esa y otras plataformas privadas −a las que se suman las cadenas corporativas de difusión masiva hegemónicas (televisión, radio y prensa escrita)−, alterando algoritmos y mecanismos de geolocalización (como ocurrió en los sucesos del 11 de julio pasado), utilizan prácticas comunicacionales típicas de escenarios de polarización extrema y máxima toxicidad, que no sólo alientan mensajes de odio, división y discriminación, incluso racial, sino que incitan a la violencia y al delito.

En la coyuntura, dichas acciones han sido alentadas públicamente por el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan y el secretario de Estado, Antony Blinken. Sólo en septiembre de 2021, la Usaid, vieja tapadera de la CIA, asignó un paquete de 6 millones de dólares para la guerra de espectro completo contra Cuba, a 12 organizaciones anticastristas que operan en la Florida, Washington, Madrid y México.

Bruno Rodríguez denunció la existencia de amenazas violentas contra embajadas cubanas (serían las misiones en Madrid, Buenos Aires, Montevideo y Ciudad de México) y contra corresponsales de la prensa extranjera acreditados en La Habana. Reiteró, asimismo, que la política de Washington hacia la isla es disfuncional, obsoleta, anclada en el pasado, ineficaz y costosa para los contribuyentes estadunidenses, y enfatizó que el gobierno y el pueblo cubano impedirán, con base en la Constitución, las leyes y el derecho internacional, cualquier tentativa de injerencia o “intervención humanitaria” contra la independencia y la soberanía de Cuba.

Tomado de: La Jornada

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Bruno Rodríguez: No hay acciones autóctonas de desestabilización en Cuba, de oposición a nuestro gobierno

Bruno Rodríguez Parrilla. Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba

Presentación del ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, al Cuerpo Diplomático acreditado en nuestro país.

10 de noviembre de 2021

Buenos días,

Agradezco profundamente la presencia del Cuerpo Diplomático acreditado en La Habana.

Felizmente nos encontramos por primera vez, después de estos dos años de pandemia y de restricciones a los encuentros sociales y diplomáticos, eventos propios del servicio externo. Bueno, felizmente la semana pasada o la anterior quizás, tuvimos un primer encuentro.

Tengo el honor de haberlos convocado esta mañana tomando en cuenta que en este mes, en los próximos días se producirá, ya de una manera integral la apertura del país, la reactivación de áreas de su economía que han estado limitadas en este largo y difícil periodo.

Nos ha llenado de alegría el reinicio del curso escolar y la actividad docente en todos los niveles de enseñanza, los niños uniformados otra vez en las calles, regresando felices a sus escuelas acompañados de sus padres.

Es el momento también en que todo el país rinde homenaje a nuestro personal de salud, a nuestros médicos, paramédicos, a nuestros científicos y de manera especial a nuestros jóvenes, a los estudiantes que ocuparon posiciones de vanguardia en el enfrentamiento a la pandemia en el ejercicio de las políticas sociales para proteger a los enfermos, a sus familiares, prevenir contagios, proteger a las personas de mayor vulnerabilidad, ancianos que viven solos, familias que han requerido del apoyo generoso, afectuoso de sus vecinos.

En los próximos días tendrá lugar el reinicio, en una escala masiva, de los vuelos internacionales, tendremos la oportunidad de acoger a nuestros compatriotas que han permanecido por períodos prolongados fuera de Cuba sin haber podido regresar, o por las dificultades de conectividad aérea o por dificultades incluso financieras que la pandemia ha ocasionado a escala global.

Recibiremos también en mayor medida al turismo internacional, a visitantes de todas las latitudes, incluyendo visitantes estadounidenses que suelen venir a nuestro país a pesar de las dificultades y las restricciones.

De manera que es un momento para nuestro pueblo, de celebración, celebración prudente,  apertura progresiva, de paso a lo que algunos llaman una nueva normalidad, pero es un momento que nuestro pueblo celebra.

Han asistido ustedes a escenas de regocijo de nuestra población, de nuestros jóvenes, de nuestros niños, concurriendo nuevamente al Malecón habanero, a otras plazas en todas las ciudades del país, a la playa, a  lugares de recreación.

No vamos a permitir de ninguna manera, que la agresión persistente del gobierno de los Estados Unidos, sus intentos intensos y constantes, agudizados en los últimos 6 u 8 meses, de generar condiciones de desestabilización interna, de alterar la tranquilidad y la seguridad ciudadanas, de dañar la paz social que es característica del pueblo cubano, de nuestra nación, vayan a aguarnos esta fiesta, como se dice coloquialmente en Cuba.

No vamos de ninguna manera a permitir que la agresión organizada desde el exterior, con el empleo de agentes internos reclutados, entrenados, financiados, organizados, incluso a veces transportados directamente en vehículos diplomáticos de la Embajada de Estados Unidos acreditada en La Habana, vaya a echar a perder este momento de alegría de nuestro pueblo.

Y, claro está, nuestro pueblo, con estricto apego a nuestra Constitución, a nuestras leyes, con el talante y el ánimo de amplio consenso que lo caracteriza, defenderá, por supuesto, el orden constitucional por el que votó recientemente de una manera masiva y entusiasta y permitió promulgar una nueva Constitución.

El eje central de esta operación organizada desde centros de poder en Estados Unidos, en ejercicio de la política oficial del gobierno de los Estados Unidos, con intervención de altos funcionarios de la Casa Blanca, del Departamento de Estado y de otras agencias, con la intervención permanente de senadores y congresistas anticubanos, con la participación de entidades que responden a la política del gobierno de los Estados Unidos para financiar de diferentes maneras los llamados golpes blandos, intentos de desestabilización conducen, por supuesto, a consecuencias que en otros países han provocado conflictos, han provocado guerras, han estado seguidos de intervenciones, incluso militares y ocupaciones estadounidenses, y el eje central, el libreto que sigue el gobierno de los Estados Unidos, es el de tratar de mostrar a Cuba, lo cual resulta un intento desesperado, infructuoso, tonto, como un estado fallido, para precisamente utilizar ese enfoque como  pretexto para el recrudecimiento del bloqueo, la aplicación de las 243 nuevas sanciones que implementó el gobierno del presidente Trump y que el gobierno del presidente Biden aplica de manera estricta e intensa desde su elección, incluye más de 60 sanciones aplicadas durante la pandemia, tomando al virus como aliado y haciendo más genocida y extraterritorial su bloqueo.

De manera que el sentido esencial de una campaña prolongada del gobierno de los Estados Unidos, que bueno, ha durado ya más de 60 años, releía hace pocos días ya organizaciones de revueltas en Cuba en los primeros años de la década del 60, y que trata precisamente de crear situaciones internas que favorezcan sus objetivos de dominación, de hegemonía, de intervención en los asuntos internos de nuestro pueblo, de conculcar nuestra independencia y nuestra soberanía o incluso de sumar a otros países del planeta a esa política.

El gobierno de los Estados Unidos sabe perfectamente que con las campañas que arreció en los últimos meses intenta provocar situaciones de sufrimiento en nuestro pueblo, en la esperanza de que generen condiciones que provoquen el llamado estallido social.

Sabe el gobierno de los EE.UU., que con sus acciones pretende y provoca acciones de inestabilidad y de violencia, pretende alterar la paz de nuestro país. Usa para eso una muy poderosa maquinaria comunicacional, particularmente digital. Intenta construir desde la mentira y la irrealidad un escenario virtual inexistente en la esperanza de convertirlo en la realidad que no existe en Cuba.

Utiliza recursos financieros cuantiosos, materiales facilitados directamente por el gobierno de los Estados Unidos y sus Agencias. Sus operadores y agentes internos residen lo mismo en Estados Unidos que en casos muy específicos, en nuestro país o incluso en otras capitales fundamentalmente europeas.

Es una operación que se organiza desde el punto de vista material y práctico en lo fundamental, desde territorio de los Estados Unidos, que conecta con grupos violentos, con un pasado e incluso un presente de acciones terroristas contra nuestro pueblo, y contra las Embajadas de Cuba en diversos países.

Utiliza prácticas modalidades comunicacionales que son típicas del escenario de polarización extrema, de máxima toxicidad, que lamentablemente caracteriza hoy las prácticas políticas en la sociedad estadounidense, en particular las prácticas electorales que ya miran a noviembre del próximo año.

Facebook, por ejemplo, es una gran plataforma privada, que se conoce a que objetivos sus dueños responden y que se caracteriza por una práctica, no solo de violación del derecho de los ciudadanos a la información veraz, a la privacidad, a que no se trafique con sus datos personales, que no sólo incursiona en el aliento a mensajes de odio, de división, de discriminación, de odio incluso racial, otras formas de discriminación y que es generador de violencia. Recientes documentos publicados, testimonios incluso internos demuestran que esto es así.

Hoy debo informar a ustedes que los grupos privados que se han establecidos en la plataforma de Facebook no sólo realizan actividades ilegales, desde el punto de vista del derecho internacional, del derecho nacional en los propios Estados Unidos de América y en otras naciones desde donde operan, en violación de las leyes cubanas, incluso en violación de las llamadas políticas de comunidad, en las propias normas de la propia plataforma Facebook, alterando algoritmos, alterando el mecanismos de geolocalización, para simular la presencia masiva en Cuba de personas y cuentas que se sabe que radican fuera de nuestro país y fundamentalmente en la Florida y territorio estadounidense. Como ha ocurrido ya, Facebook podría ser perfectamente con estricto apego a la ley, demandada por estas prácticas contra Cuba.

Para mí lo más importante es que se dirime en estos acontecimientos el derecho de un estado soberano, de un pueblo libre en ejercicio de la libre determinación, frente al intento de una superpotencia de intervenir en sus asuntos internos, forzar un cambio de régimen, destruir el orden constitucional por motivaciones estrictamente políticas, por motivaciones que sólo sirven al interés de grupos de poder que lucran con la política exterior y que pretenden manipular a los ciudadanos estadounidenses.

Por tanto se dirime el derecho del pueblo de Cuba a la paz, a la estabilidad, a  la tranquilidad y seguridad ciudadanas, frente al ejercicio ilegal de una potencia que pretende alterarla.

El 26 de octubre periodistas preguntaron al Vocero del Departamento de Estado, cuál era la relación del gobierno de Estados Unidos con las llamadas protestas en Cuba. Dos veces el Vocero evitó responder esa pregunta, pero ha sido generosamente respondida por numerosos funcionarios, altos funcionarios del gobierno de los Estados Unidos y políticos de ese país, que han hecho abiertas amenazas de aplicación de nuevas sanciones a Cuba y de represalias contra nuestro país.

Probablemente me equivoque. Hace apenas una hora se alteró mi compilación. Ya no son 28, son 29 declaraciones del gobierno de los Estados Unidos y de figuras influyentes del Congreso de esa nación sólo desde el 22 de septiembre, casi una diaria, dirigidas todas a alentar, orientar, instigar a acciones de desestabilización  en nuestro país.  Instigan al desafío al orden constitucional, a las leyes cubanas, a las autoridades.

Plantean exigencias para que se permita acciones que Cuba jamás ha permitido ni permitirá, acciones de un gobierno extranjero en nuestro territorio tratando de desestabilizar el país. Solicitan y presionan a distintos gobiernos, algunos de los cuales ustedes representan, a que se sumen a estas acciones contra Cuba. Han emplazado incluso a una parte de ustedes, a veces de manera personal, a que participen los diplomáticos acreditados en la Habana, en acciones ilegales de esta naturaleza.

Presentan a supuestos pacifistas o manifestantes de una manera mendaz, cuando se sabe que son agentes extranjeros que alientan acciones violentas de vandalismo y que inevitablemente crearían situaciones que alterarían la paz interna. Hablan de luchadores por los derechos civiles con verdadera desvergüenza. Se amenaza con acciones incluso desde el Congreso de los Estados Unidos.

Sorprende, a pesar de que tenemos experiencia, y el mundo ha visto cosas inimaginables sobre todo en los últimos dos años, el doble rasero, el cinismo y la hipocresía con que figuras del gobierno de los Estados Unidos se refieren a estos temas.

Son los mismos que no dicen una palabra de las masacres de defensores de derechos humanos y activistas sociales, que no hablan de la represión brutal contra manifestantes con el empleo de equipo quasi militar, equipo de represión más asociado a la acción militar que a la acción de las autoridades de orden interno.

Que no dice una palabra de las lesiones oculares de cientos y cientos de adolescentes y jóvenes de nuestra región, incluso altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos que realizan visitas oficiales a países que se encuentran aplicando estados de excepción contra la protesta social o militarización o invocando legislación antiterrorista para reprimir la protesta social. Vean aquí por fechas, incompleta como es natural a partir de la última salida de esta mañana.

Durante el mes de octubre, sólo durante el mes de octubre, la Embajada de los Estados Unidos en la Habana ha publicado sólo en la red twitter 59 mensajes, 36 de ellos relacionados con este asunto y con un intento descarnado de alterar el orden constitucional y la estabilidad interna.

De una manera desvergonzada, tres de esos tweets se refieren a la supuesta ayuda del gobierno de los Estados Unidos al pueblo cubano, en estas circunstancias incluyendo las garantías a un mayor acceso a alimentos, medicinas y suministros médicos. Explican vías para facilitar el envío de ayuda a Cuba y las opciones para acelerar el suministro de bienes humanitarios.

Mienten desvergonzadamente. No ha habido ningún ofrecimiento de ayuda del gobierno de los Estados Unidos a Cuba, humanitaria ni de ninguna índole, a lo largo de toda la pandemia. Ni siquiera cuando se produjo la avería de la planta productora de oxígeno, se ofrecieron o se concedieron licencias específicas para enviar oxígeno a Cuba, y quedó claramente demostrado que para enviar oxígeno a Cuba desde los Estados Unidos, se requiere una licencia específica del gobierno de los Estados Unidos.

No se ha enviado una solo tonelada ni de alimentos ni de medicinas a Cuba por parte del gobierno de los EE.UU., más bien se ha obstaculizado con sus regulaciones y con la práctica agresiva que inercialmente arrastra el gobierno del Presidente Biden desde el anterior, las donaciones generosas a los esfuerzos de colectas y de extraordinarias ingentes gestiones de grupos de solidaridad, de grupos de cubanos asentados en los Estados Unidos, de organizaciones de la sociedad civil estadounidense que han enviado al costo de muchos esfuerzos volúmenes de ayuda humanitaria cuyo valor moral y de aliento a nuestro pueblo es sin embargo, inmenso.

El gobierno de EE.UU. continúa aplicando medidas que impiden la reunificación familiar, que impiden los viajes familiares, impiden el otorgamiento de visados, lo mismo para visas de inmigrantes, en incumplimiento flagrante de los acuerdos migratorios vinculantes firmados y vigentes entre ambos países, que restringen los periodos de visados a ciudadanos cubanos, que impiden a ciudadanos cubanos que residen en terceros países y que tienen doble ciudadanía a acceder con esos pasaportes a territorio estadounidense.

Y ahora de manera más reciente obstaculizan también, además de, el cierre de los servicios consulares en nuestro país, y la forma en que se ha encarecido además, la posibilidad de ir a obtener una visa de emigrante o una visa de viaje temporal a terceros lugares, ahora ponen una nueva barrera, que es la exigencia de vacunación a los ciudadanos cubanos que deseen viajar a los EE.UU. con vacunas reconocidas por la autoridad regulatoria estadounidense o por la Organización Mundial de la Salud.

Las vacunas cubanas han sido reconocidas por la autoridad regulatoria cubana y por otras de varios países.  Espero que la Organización Mundial de la Salud (OMS) actúe en apego a sus propias normas, que actúe tomando en cuenta las circunstancias de emergencia que se vive hoy en el planeta, en naciones hermanas, en particular de África que no ha podido acceder a las vacunas y que haga expeditos los procedimientos de pre-certificación de las vacunas cubanas que están en proceso.

Nos alienta el hecho de que la OMS tiene larga experiencia y tradición de cooperación con Cuba y de reconocimiento de vacunas cubanas, a partir de que es este país, dicho modestamente, unos de los de mejor esquema de vacunación pediátrica del planeta con vacunas reconocidas internacionalmente.

Pero no deja de ser discriminatorio que no se permita a los cubanos entrar a territorio estadounidense portando certificados con pleno valor legal, de haber sido vacunados con vacunas cubanas, cuya eficacia ha quedado totalmente demostrada no solo por estudios clínicos y de intervención sanitaria en Cuba o en otros países, sino con los resultados de control de la pandemia que está exhibiendo hoy el país, a pesar de que hay medidas de bloqueo  vigentes, algunas nuevas, aplicadas durante el periodo cercano de pandemia, que han obstaculizado las investigaciones médicas, la producción industrial y los estudios de intervención en nuestro país, bloqueando la importación de equipamiento, materiales y materias primas propias del escalado industrial de cualquier vacuna.

Sorprende, sin embargo, que el Gobierno de los Estados Unidos, al mismo tiempo que con estas prácticas alienta la inmigración irregular, que restringe el derecho de los cubanos a viajar y emigrar, que los coloca en condiciones de indefensión frente al tráfico de seres humanos, que lesiona el propio interés del gobierno de los Estados Unidos, desde el punto de vista de aplicación de la ley, de medidas contra el tráfico de personas, contra la trata de personas, que crea situaciones críticas para países hermanos por donde los cubanos que salen de Cuba, de manera totalmente regular con sus visados que otorgan sus consulados, en líneas aéreas y vuelos comerciales regulares, se convierten,  después, en flujos irregulares, que provocan pérdidas de vidas y que crean situaciones dramáticas, a veces trágicas, no solo en el estrecho de la Florida sino en la selva del Darién y otras rutas de migración irregular.

Sorprende el cinismo con que el gobierno de los Estados Unidos ha garantizado, pese a sus llamados disuasivos, la entrada por la frontera sur de los Estados Unidos, de ciudadanos cubanos que no solo han llegado a allí en condición irregular sino que obviamente no han sido vacunados ni tienen certificado alguno.

El gobierno de los Estados Unidos, durante estos dos años de pandemia, ha sido incapaz de ofrecer ayuda humanitaria a nuestro pueblo. Ha roto la tradición, incluso, de gobiernos republicanos o demócratas, que ante huracanes o desastres naturales lo hicieron en el pasado. Y Cuba siempre fue receptiva, siempre claro que expresó que si alguna preocupación humanitaria hubiera sinceramente en el gobierno de los EE.UU., tendría que empezar por levantar las medidas de bloqueo, sobre todo las que ocasionan en mayor medida sufrimiento y agobio por los problemas económicos, el desabastecimiento, las dificultades de nuestra economía, que claramente se saben que son propias de los gastos exorbitantes que hemos tenido que hacer para enfrentar la pandemia, del impacto económico de la pandemia y la crisis económica internacional en nuestros ingresos externos y, también, de nuestras dificultades.

Pero aun si el gobierno de los Estados Unidos no hubiera tenido voluntad elemental de cumplir promesas electorales que hizo a sus votantes demócratas, a sus votantes sin afiliación partidaria, a los cubanos residentes en el territorio de los Estados Unidos, o lo que puso en su plataforma electoral, pero al menos hubiera tenido una mínima vocación humanitaria, habría que tenido que hacer algún ofrecimiento para enfrentar la pandemia.

Solo ahora, el viernes de la semana pasada, el Departamento de Estado se ha dirigido a nuestra Embajada en Washington, en medio ya de la apertura del país, en el  momento en que nuestro pueblo celebra el control de la pandemia, cuando prácticamente ha concluido la campaña de inmunización de los cubanos, cuando las tres vacunas cubanas han mostrado extraordinaria efectividad, de las más altas del mundo, cuando el ritmo, la velocidad de vacunación colocó a Cuba en nivel mundial, cuando prácticamente ha concluido el primer programa del mundo de vacunación pediátrica, desde los dos años de edad de los niños, se ha ofrecido a Cuba una supuesta donación con muchas condiciones, con muchos requisitos, sin que estén claras las circunstancias, convenciones a mecanismos internacionales que hasta ahora han sido totalmente  ineficaces, excluyentes, incumplidores de los propios contratos que firmó como Covax, a Cuba, 1 millón de dosis de una de sus vacunas. Hay que tomar en cuenta que un millón de dosis alcanza para vacunar a unos pocos cientos de miles de personas en un país de once millones de habitantes.

Están ofreciendo vacunas a una población ya vacunada, ya incluso avanzando el programa de la dosis posterior de refuerzo. Pero, además, plantean requisitos estrictos e injerencistas.  La obligación de realizar estudios clínicos en Cuba, ¿qué quiere decir esto?: ¿Qué tiempo toma un estudio clínico? Nos están ofreciendo vacunas que podamos utilizar dentro de seis meses o un año. Responsabilidad legal de compensación por efectos secundarios. Estudios clínicos para cerciorarse de que sean compatibles con las vacunas cubanas y monitoreo por agencias estadounidenses del destino final de la aplicación de las vacunas.

¿Qué sentido tiene esa oferta oportunista a última hora, cuando ya no tendría efecto práctico alguno? ¿Por qué el oxígeno no y vacunas ahora sí? ¿Por qué vacunas no  cuando más falta nos hubiera hecho? ¿Por qué no facilitar la importación de los insumos  imprescindibles para en enfrentamiento a la pandemia y el desarrollo y escalado industrial de las vacunas?

Pero debo declarar al gobierno de los Estados Unidos, que si esa oferta es seria, sincera y responsable, nuestro país la reconoce y la apreciaría como un acto en la dirección correcta. Hemos respondido al gobierno de los Estados Unidos con una explicación respetuosa y estrictamente apegada a la verdad de las razones por las cuales esa donación no contribuiría a mejorar la salud de los cubanos ni tendría impacto epidemiológico alguno. Y hemos ofrecido al gobierno de los Estados Unidos  que utilice esa donación de vacunas junto a una donación de vacunas cubanas para la inmunización de la población en algún país altamente necesitado de ellas que podría estar en el Caribe, incluso con la participación de personal de la salud estadounidense y cubano en la aplicación del programa de vacunación.

Estoy reiterando, hoy, el ofrecimiento que hicimos antes de manera privada al gobierno de los Estados Unidos, de una cooperación triangular, conjunta, y estamos en contacto con algunos gobiernos de países que reúnen estas condiciones, en absoluto respeto a su soberanía, por si sus gobiernos decidieran mostrarse interesados en este proyecto.

Lo más cínico del enfoque del gobierno de los Estados Unidos en relación a su política hacia Cuba ha sido el planteamiento del asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, el señor Jake Sullivan, planteamientos acompañados también por el secretario de Estado, Anthony Blinken, y otras figuras de ese gobierno, que  han sustituido el enfoque de revisión integral de la política hacia Cuba  en cumplimiento con del programa y promesas electorales con la que se eligió al presidente Biden, por el concepto de que ahora las circunstancias han cambiado.

Emplazo al Gobierno de los Estados Unidos a que presente dato alguno de resultados de esa supuesta revisión o a que argumente cuáles  son las circunstancias que cambiaron, más allá de la operación estadounidense y sus consecuencias durante el verano que acabo de denunciar.

Debo señalar que el financiamiento federal de los Estados Unidos para la guerra contra Cuba, guerra económica, guerra política, guerra comercial y financiera, guerra comunicacional, guerra no convencional típica con acciones de desestabilización típica, precursora de acciones de mayor beligerancia, se ha incrementado y fluye de manera permanente.

Solo en septiembre de 2021, se asignó un paquete de 6 millones de dólares de subsidio de la USAID a 12 organizaciones que operan en la Florida, en Washington y en Madrid, en el negocio lucrativo de la industria anticubana y que operan estos actos de intento de desestabilización.

Tienen aquí una muestra de esos fondos que siguen corriendo copiosamente, no me voy a detener en ellos, se ha presentado evidencia pública y refutable, contundente por parte de nuestro gobierno sobre las acciones de reclutamiento, entrenamiento, financiamiento, organización, apoyo logístico de agentes internos en Cuba que la ley de Estados Unidos calificaría como agentes extranjeros y amenazaría con penas extremas de privación de libertad.

No hay acciones autóctonas de desestabilización en Cuba, de oposición a nuestro gobierno. Ustedes caminan por nuestras calles desde hace unas semanas, podrían recorrer todo el país y los invito a hacerlo, y lo que verán es la alegría de la gente, la esperanza, la felicidad de la familia y de los niños ante este momento de oportunidad que se abre ante nuestro país en un final de un bienio tremendo, en cercanía del nuevo año.

Los cubanos sentimos la convicción de que el 2022 será un año de oportunidad promisorio para nuestro pueblo.  Mientras el gobierno de Estados Unidos sigue atacando a Cuba y despilfarrando el dinero de sus contribuyentes, porque es evidente que ese dinero va a parar a determinados bolsillos, a determinados mecanismos de corrupción electoral que funcionan particularmente en la Florida.

En tercer lugar, hay una operación de toxicidad en la comunicación en las redes digitales que el mundo debe conocer y repudiar. Es una política de aliento al odio, de incitación a la violencia, de instigación al delito  que pone en riesgo, no solo a nuestro pueblo, sino que escala en una política tradicional, pero exacerbada en los últimos años, particularmente en los años del gobierno anterior cuyas políticas lamentablemente siguen fluyendo, al parecer, por inercia en este y que tienden a alterar la paz social y generar condiciones de conflicto en diversos países.

Es la exportación de las prácticas tóxicas y sucias de política electoral que lamentablemente se han desatado en los últimos años en la política estadounidense a otros países, a otras regiones.

El gobierno de Cuba junto a nuestro pueblo, estrechamente unido a nuestro pueblo, en respuesta al consenso ampliamente mayoritario que existe en nuestro país, impedirá cualquier ensayo de acciones inconstitucionales, o no constitucionales o anticonstitucionales, como refieren distintas escuelas de Derecho dirigidas a un cambio de régimen en Cuba, no lo permitiremos

Utilizaremos nuestras leyes, nuestra Constitución en el más estricto apego a los principios de nuestro Estado socialista de derecho y  justicia social.

No permitiremos obviamente, que se invoque la Constitución para violentarla, ignorarla o destruirla. Por supuesto que nuestro pueblo continuará haciendo los mayores esfuerzos para sortear las dificultades que todas nuestras familias hoy padecen. Lo haremos con nuestro esfuerzo, nuestro trabajo, pensando en nuestros propios recursos. Sabiendo que nuestra economía ha demostrado ser resistente y viable. Sabiendo que hemos sobrepasado momentos peores, muchos más críticos y por supuesto que impediremos cualquier tentativa de injerencia, intervención, intervención humanitaria o cualquier forma de intervención contra nuestra independencia y nuestra soberanía, que durante 60 años hemos defendido y defenderemos al precio de nuestras vidas.

La política de Estados Unidos, agudizada en estos meses contra Cuba, está condenada al fracaso, es inviable. No ha funcionado durante 60 años, no funciona ahora; ni siquiera cuando ha tenido un virus como aliado y no va a funcionar en lo adelante.

Despejen de ese sueño, despierten de ese espejismo, no va a ocurrir. Es una política disfuncional, obsoleta, anclada en el pasado, costosa para los contribuyentes estadounidenses, ineficaz, que provoca al gobierno de los Estados Unidos descrédito y aislamiento internacional.

De manera que, solicito la solidaridad de la comunidad internacional, de la comunidad de Naciones, de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el órgano más universal, democrático y representativo de esta organización.

Agradezco la solidaridad de los amigos y amigas de Cuba en todo el mundo. De los grupos de solidaridad, de muchas fuerzas políticas, de las organizaciones de la sociedad civil en todos los temas y ámbitos en el planeta.  De los cubanos que residen en distintos confines, en particular en territorio de los Estados Unidos.

Llamo a los gobiernos, a tomar en cuenta, que las operaciones de desestabilización lanzadas por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, incluyen llamados desaforados, totalmente expresos al acoso e incluso a la violencia contra las Embajadas cubanas en los países que ustedes representan.

No es hipotético, no hablo solo de la larga trayectoria de acciones terroristas contra Embajadas cubanas en el pasado. Hablo de amenazas reales, actuales y hablo de hechos recientes. Como el del 30 de abril de 2020, un ataque contra la Embajada de Cuba en Washington con un fusil de asalto y ráfagas de proyectiles, del cual el gobierno de los Estados Unidos no ha dicho una palabra públicamente de condena, ni ha dado garantías de que evitará que se repita, ni ha calificado de terrorista.

Hablo también del intento de incendiar la Embajada cubana en París, el 26 de julio de 2021, y espero que la Unión Europea se pronuncie en apego a sus posiciones contra el terrorismo internacional, en este sentido. Hablo, en los días más recientes, del acoso brutal al Consulado de Cuba en Barcelona, España, con actos que rayan en la agresión física contra el personal consular cubano.

Sé que algunos de los diplomáticos sufren, hoy, la presión pública y personal  para que se sumen a estos actos de desestabilización. Sé que no lo harán porque son respetuosos de la Convención de Viena de Relaciones Diplomáticas y del Derecho Internacional, sé que la diplomacia supone discreción que no todo se puede decir delante de una cámara, pero saben perfectamente lo que pasa en Cuba y lo que no está pasando en Cuba.

En este momento hay una campaña de amenazas, incluso personales, contra corresponsales de la prensa extranjera acreditados en La Habana, con amenazas a ellos e incluso a su familia, supuestamente por no reflejar lo que no existe en nuestro país.

Reclamo al gobierno de los Estados Unidos que cese las acciones desde territorio estadounidense de acoso contra periodistas, y en particular de periodistas extranjeros, de agencias de diversos países del mundo acreditados en La Habana y que se están haciendo produciendo desde dominios y cuentas físicamente establecidas en el territorio de la Florida.

Reclamo al gobierno de los Estados Unidos que impida la amenaza y el hostigamiento contra los cubanos y amigos de Cuba en territorio de los EEUU que se expresan a favor de la independencia, la soberanía, la cultura nacional en defensa de nuestro pueblo frente a los actos de guerra no convencional y las amenazas de desestabilización.

Reclamo que no haya impunidad, como ha habido una historia de impunidad para los grupos terroristas que actúan contra Cuba. Reclamo, en particular, que algunos voceros de grupos históricamente terroristas contra Cuba, en particular dos de ellos, sumamente activos como agentes externos de la provocación que organiza el gobierno de los Estados Unidos y que radican en Miami se apliquen las leyes norteamericanas contra la instigación a actos terroristas contra nuestro pueblo y contra sedes diplomáticas. Es lo que queda al gobierno de los Estados Unidos frente al fracaso de su política.

Defendamos el Derecho Internacional que ampara a todos nuestros Estados, en particular a los Estados del Sur, a los Estados pequeños. Defendamos el derecho de los Estados a la independencia y el ejercicio de la soberanía. Defendamos hoy, en Cuba y con Cuba el derecho de los pueblos a la libre determinación y estaremos actuando a favor de un mundo mejor y en prevención de que estas políticas y estas prácticas se continúen aplicando, como hay algunos casos, en la última década, contra cualquiera de nuestras naciones.

Reitero que nuestro pueblo va a ejercer con toda alegría y celebración merecida su derecho a la paz. Su derecho de haber vencido una pandemia. Su derecho a celebrar haber derrotado las medidas del gobierno de los Estados Unidos exacerbando el bloqueo contra Cuba, particularmente en momentos de crisis humanitaria internacional y de pandemia en Cuba.

No van arruinar nuestra celebración, no van aguar nuestra fiesta. Los invito con toda alegría y esperanza a que se sumen al júbilo de nuestro pueblo. Recorran nuestras calles, asistan a los eventos numerosos culturales, deportivos, académicos que se van a estar produciendo en este cierre de año, incluida la celebración del nuevo aniversario de La Habana, capital de todos los cubanos y les deseo felices Navidades, un fin de año feliz para ustedes y para sus familias. Un feliz y próspero año nuevo y le reitero nuestro reconocimiento y alegría por contar con la presencia de ustedes junto a nuestro pueblo que tanto nos alienta.

Muchas gracias.

Fuente: Ministerio de Relaciones Exteriores. República de Cuba

Tomado de: Cubadebate

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La larga sombra de la marcha

Por Rosa Miriam Elizalde

Estos son los hechos. El 20 de septiembre comenzaron a llegar cartas a ocho sedes de los gobiernos municipales o provinciales de Cuba, en las que se anunciaba la celebración de marchas “pacíficas”. No era una petición formal para ocupar las calles más concurridas de algunas ciudades, sino la notificación de que lo harían y el reclamo de protección de las autoridades. Los firmantes, un pequeño grupo de personas con residencia actual en la isla; la motivación, “el cambio” sin apellidos. En virtud de la ley y del obsesivo apoyo estadunidense, el gobierno dijo no.

Han trascurrido casi dos meses y son escasos los indicios de que la marcha ocurrirá en algún espacio físico en Cuba. La maquinaria propagandística de Florida asegura todo lo contrario y añade que se replicará este fin de semana en un centenar de ciudades, la tercera parte en territorio estadunidense.

Ayer, el canciller cubano Bruno Rodríguez intervino ante el cuerpo diplomático acreditado en La Habana y repasó el itinerario de lo que llamó “el libreto ya en ejecución” de Estados Unidos contra Cuba. La provocación sigue la trama muchas veces vista, pero ¿qué no es esta marcha señalada para el 15 de noviembre?

  1. No es autónoma.

Dos días después de la entrega de la primera carta a las autoridades, comenzó el carrusel de declaraciones de funcionarios y congresistas estadunidenses. Hasta este miércoles, se habían producido 29 intervenciones públicas desde Washington o Florida con todo tipo de demandas y amenazas a las autoridades de la isla. No se ha visto obsesión semejante con ningún otro tema de la política interna estadunidense en las últimas semanas.

El vocero del Departamento de Estado, Ned Price, ha explicado con pelos y señales las supuestas causas, objetivos, contenidos y demandas que tendría la marcha. El senador Marco Rubio celebró la operación en menos de 24 horas de circular la noticia, mientras un par de asesores principales de Biden han amenazado con más sanciones al gobierno de La Habana.

Por si fuera poco, el dinero llueve. En septiembre de 2021, el gobierno demócrata entregó casi 7 millones de dólares a 12 organizaciones que publicitan a diario la “marcha cívica por el cambio” en Cuba, en lo que analistas ven la mano peluda de las “revoluciones de colores” exportadas por Occidente a la periferia rusa.

Además de apoyo “moral”, político y financiero, los diplomáticos estadunidenses ofrecen soporte logístico, dan palmaditas en la espalda y de vez en cuando hacen de chofer de los “opositores”. Lo único que falta en términos de injerencia es un espectáculo como el de la subsecretaria de Estado estadunidense, Victoria Nuland, que repartió galletas y bocaditos a los manifestantes antigubernamentales en plena Plaza Maidan, de Ucrania, en 2014.

  1. No está desconectada de otros procesos.

La marcha es sólo un episodio de una estrategia más integral y abarcadora. El gobierno de Biden ha interpretado que el efecto combinado de la pandemia, la crisis global y el bloqueo económico, más las 243 medidas adicionales impuestas por Donald Trump, ofrecen condiciones excepcionales para golpear a Cuba. No necesita a sus espías para darse cuenta de que hay más colas, inflación y desabastecimiento en un país que lleva 60 años gestionando la escasez, pero debe saber también que la marcha no tiene acompañamiento popular. Cuba está regresando a la normalidad y con ello, a la apertura de los vuelos, al encuentro de familias que no se han visto en dos años, al regreso de los estudiantes a las escuelas y a la reanimación de la economía nacional y doméstica.

  1. No es pacífica.

El grupo privado de Facebook que aparece como organizador de la marcha es cualquier cosa menos moderado. De cada 10 publicaciones, ocho recurren a la violencia simbólica y a la descalificación política de quienes defienden el proyecto socialista o celebran algún éxito social en Cuba. El debate en estos espacios no es para modificar opiniones, sino para agitar prejuicios, instalar el odio entre los cubanos como fuente excluyente de legitimidad de un gobierno que ha conducido al país en condiciones muy difíciles.

El repertorio es un macartismo desenfrenado y un desmesurado impulso a la estigmatización que son prácticas comunicativas muy comunes en el clima político actual de EU, pero ajenas al escenario político, cultural e idiosincrático de los cubanos. Bruno Rodríguez aseguró ayer que Facebook podría ser demandada por estas prácticas contra Cuba.

  1. No es sincrónica.

Se habla de la sincronización de las marchas dentro y fuera de Cuba para promover el cambio. Pero no hay tal cosa. En Cuba, definitivamente no hay ambiente de marcha, mientras los organizadores de Florida hablan de la participación de un centenar de ciudades convocadas para el fin de semana, sin precisar la cantidad de personas que lo hará.

En realidad, los dispuestos a este tipo de zafarrancho anticastrista suelen ser pocos numéricamente, pero eso no importa. Un solo individuo, el 30 de abril de 2020, atacó a tiros con un arma de asalto a la embajada de Cuba en Washington, en una calle céntrica de esa ciudad, recordaba el canciller. En la noche del 26 de julio otro llanero solitario lanzó un coctel molotov contra la embajada de Cuba en París.

  1. No es lo que dicen.

El fantasma conservador que recorre el mundo y llega a Cuba no es lo que parece ni lo que se ve a simple vista. Detrás del mantra de la “marcha no violenta” está la larga sombra del reaccionario de toda la vida que combina ahora el ultraliberalismo económico, la moral conservadora, los conceptos vacíos y el uso creativo de las redes sociales. Sueña con merendarse la Revolución cubana a más tardar el próximo 15 de noviembre, al tiempo que deja en suspenso un interrogante moral. ¿Cómo es posible que se hable de protesta cívica, pacífica e independiente, con Washington lubricando el camino de amenazas y dólares?

Tomado de: La Jornada

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Delenda est Cuba, un sueño americano

Por José Bell Lara

Para Juan Valdés Paz, revolucionario intelectual, amigo sincero y veedor profundo de nuestras realidades.

Una versión anterior de este trabajo fue enviado como ponencia virtual al XXV Seminario “Los partidos y una nueva sociedad” celebrado los días 21, 22 y 23 de octubre de 2021 en la Ciudad de México.

En la antigua Roma, Catón el Viejo, un político de la época, cada vez que terminaba un discurso, independiente del tema que tratara, pronunciaba la frase Delenda est Cartago. La razón de esa afirmación era que Cartago constituía un límite al poder de Roma en el Mediterráneo. Esta situación condujo a tres guerras, en la última, 150 años ANE, Cartago fue sitiada durante más de un año privándola de agua y alimentos, lo que provocó su rendición; la población fue esclavizada o muerta y la ciudad destruida. Incluso existe la leyenda de que el terreno en que estaba asentada la ciudad fue arado y se regó sal en sus surcos para que nada creciera en ella.

La Revolución Cubana constituye un límite al poder de EE.UU. en América Latina y su clase dominante tiene lo que denomino el Síndrome de Cuba, porque ellos han podido destruir o mediatizar distintos procesos en el continente desde hace 70 años, pero no han podido destruir la Revolución Cubana.

En 1960, Lester D. Mallory, subsecretario de Estado de la administración Eisenhower hizo la siguiente recomendación:

“La mayoría de los cubanos apoyan a Castro… el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales… hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.[1]

Esta recomendación fue seguida por la administración Kennedy [2] y convertida en la línea maestra del establishment estadounidense durante más de sesenta años. Sin embargo, la Revolución, con sus aciertos y sus errores, muestra que es posible crear otro tipo de sociedad en la que prime la dignidad del ser humano y se gobierne con la lógica de las mayorías y no con la del mercado.

Las acciones imperialistas de todo tipo contra la Revolución Cubana han incluido el auspicio a organizaciones contrarrevolucionarias, campañas de sabotaje a la economía, organización y apoyo logístico y material a bandas armadas, organización, entrenamiento, equipamiento y traslado en 1961 de una invasión militar mercenaria formada por unos 1500 efectivos de origen cubano, que desembarcó en la zona de la Ciénaga de Zapata, este era desde el punto de vista militar un proyecto sin fisuras, pero no contaba con la voluntad del pueblo cubano y fue derrotada en menos de 72 horas; también han acudido a la guerra biológica para dañar cultivos en Cuba, introducción de epidemias, como la del dengue hemorrágico, que costó la vida a más de mil niños, por solo mencionar algunas de esas acciones.

Han fracasado, pero no cesan en sus propósitos; ahora se enfrentan a un escenario más complejo, Nicaragua y Venezuela no se someten a sus dictados, los procesos electorales amenazan con el surgimiento de gobiernos que respondan más a los intereses de sus pueblos, por tanto, se reorganiza el propósito de destruir la Revolución Cubana con elementos nuevos.

En ese objetivo el bloqueo es la punta del iceberg de un amplio programa de acciones económicas, comerciales, financieras, junto a una gama de operaciones subversivas contra Cuba y también de presiones sobre terceros países. En estas tareas están empleados cientos de funcionarios, cientistas sociales, comunicadores y especialistas en operaciones encubiertas y subversivas. Ese aparato contrarrevolucionario no detiene su labor y trabaja a tiempo completo.

El impacto del bloqueo en todas y cada una de las fuentes de ingresos de la isla es brutal, alcanza el orden de los cinco mil millones de dólares anuales, 430 millones al mes. Hasta 2021, las pérdidas para la Isla llegaban a los 147 mil millones de dólares.

La administración Trump promulgó 243 medidas punitivas que abarcan todo el espectro económico y social cubano y que afectan notablemente a la población y al desempeño económico del país. También existen planes de contingencia para una invasión a Cuba, si se dan las condiciones que el imperio estima propicia.

No obstante, la Ley Helms-Burton delínea el protectorado en que se convertiría Cuba si es derrocada la revolución.[3]

La política de la administración Biden está en la línea de Trump, arreciando a niveles increíbles el bloqueo, sobre todo presionando a las empresas de transporte para que no acepten cargas a Cuba y también a los bancos para que no realicen operaciones financieras con Cuba, un ejemplo: el banco español que operaba las cuentas de Cubana de Aviación, la cerró por presión de Estados Unidos.

La estrategia que sigue el imperialismo norteamericano actualmente puede calificarse como la de ciudad sitiada, es decir asfixiar la Revolución impidiéndole que le llegue cualquier tipo de recurso.

En el 2020 hizo su presencia la pandemia del COVID 19 que afectó grandemente el funcionamiento de la economía y paralizó uno de los rubros más importantes en la generación de divisas para el país, el turismo. Desde entonces la labor subversiva se intensificó. En los medios de difusión cubanos se presentaron varios casos y testimonios de personas a las que se les había pagado para que realizaran determinadas acciones de destrucción de bienes o para el irrespeto a símbolos patrios.

Esta fase de la política subversiva culminó el 11 de julio de 2021 en que por primera vez el imperio logró organizar protestas simultáneas en varias localidades del país. Esas protestas no fueron pacíficas como la califican los medios corporativos y la repiten los voceros del imperio. En las redes sociales se pueden ver videos grabados por los propios participantes que muestran la violencia que la acompañaron. Hubo saqueos, destrucción de establecimientos comerciales, ataques a oficinas públicas e incluso a un hospital.

Las redes sociales se llenaron de noticias falsas y de mensajes de odio, incluso Biden el 15 de julio de 2021 declaró que Cuba era un Estado fallido.

No todos los que participaron en esas protestas fueron elementos desclasados o mercenarizados, hubo también personas honestas que se sumaron inicialmente en ella en reclamos de problemas de su comunidad y que se retiraron cundo tomaron ese cariz de violencia.

En la agenda del imperio contra Cuba está el objetivo de relanzar un escenario de protestas que sirva para justificar sus acciones y ya lo han anunciado sus peones en el país, solicitando permisos para una marcha el 15 de noviembre de 2021 a realizarse en varias ciudades, el mismo día en que Cuba abre sus fronteras y comienzan las clases en las escuelas.

Desde luego esas marchas contra el sistema político que rige el país no han sido autorizadas sobre la base de sólidos argumentos legales y constitucionales, y como es de esperar ha recibido el apoyo de la administración Biden, de su aparato propagandístico y de la mafia terrorista que lucra en Miami con el negocio de la lucha contra la Revolución Cubana.[4]

En mi opinión, autorizar acciones promovidas, financiadas y dirigidas a través de los mecanismos de subversión de la actual administración estadounidense, sería legalizar que los EE.UU. se convirtieran en un actor interno del país.

II

El enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19 ha mostrado la capacidad de la del gobierno de la Revolución para gestionar una crisis simultánea de salud y de la economía. Como es conocido, la COVID 19 ha causado una crisis mundial y Cuba no ha escapado de ella, enfrentando la pandemia en medio de muy difíciles condiciones con resultados eficaces.

Se creó un grupo temporal de trabajo nacional para el enfrentamiento a la pandemia encabezado por el presidente de la República y el primer ministro, así como grupos similares en todas las provincias encabezados por los gobernadores y se realizaron chequeos diarios sobre la situación y las medidas a tomar.

La magnitud de los casos en los momentos del pico pandémico de contagio puso en tensión el sistema de salud y obligó a crear capacidades adicionales en escuelas y otras instalaciones. Incluso una universidad, la de Ciencias Informáticas se convirtió en hospital. A los enfermos se les garantizó la alimentación y las medicinas gratuitamente.

Fue encargada a la comunidad científica la creación de vacunas contra el virus[5] y en corto plazo el país contó con cinco candidatos vacunales, de los cuales tres han alcanzado la categoría de vacunas con una efectividad superior al 90%, estas son Soberana 02, Abdala y Mambisa. Esto constituye una extraordinaria hazaña, que convierte a Cuba en el primer país de América Latina y el Caribe en crear sus propias vacunas, máxime en las difíciles condiciones que vive la Isla.

Un fenómeno a señalar en esta batalla es la participación voluntaria de miles de jóvenes en tareas de apoyo en hospitales y centros de aislamiento.

Nos parece conveniente brindar algunos datos que muestran el enorme esfuerzo del país y lo logrado en esta batalla:

– desde marzo de 2021 el país acumula 946 960 casos de contagio, actualmente hay 5761 casos, lo que significa que el 98% de loa pacientes se han recuperado.

– en estos momentos el 71,3% de la población está vacunada y de conjunto el 100% de la población vacunable (9 795 606 personas) ha recibido al menos una dosis de una de las vacunas; además Cuba ha sido el primer país en vacunar a su población en edades pediátricas, de 2 a 18 años, ya uno dos millones de niños y adolescentes tienen la segunda dosis de la vacuna.[6]

– hoy, el número de contagios es inferior a los 600 diarios con tendencia a la disminución y hay en marcha una estrategia para que la apertura de las fronteras del país no signifique un rebrote de ellos.

Durante este tiempo de lucha contra la epidemia la solidaridad ha estado presente, un total de 57 brigadas del Contingente Henry Reeve han apoyado el enfrentamiento a la COVID 19 en 41 países y dentro del país, en momentos difíciles.[7]

Por otra parte, la combinación del arreciamiento del bloqueo y la pandemia ha desatado una crisis económica notable y la escasez está presente,

Los dos factores anteriores más algunos problemas que ya presentaba el desempeño económico ha llevado al país a situación extremadamente difícil, el Producto Interno Bruto cayó en un 13%, entre 2020 y 2021, se perdieron más de 3000 millones de dólares en ingresos. La dependencia alimentaria sigue siendo alta, este año se invirtieron en importación de alimentos 1348 millones de dólares, y se trabaja para aumentar la capacidad interna de producción de alimentos, pero los resultados no serán a corto plazo.

El primero de enero de 2021 dio inicio a un proceso de reformas económicas, bajo el nombre de Tarea Ordenamiento, cuyo propósito central es actualizar la economía del país a las condiciones del mundo actual, manteniendo el proyecto socialista.

Entre las medidas tomadas se encuentran la eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria, estableciéndose como única moneda en circulación el peso cubano, el cual se ha devaluado a 24 por un dólar, la ampliación del espacio para las actividades privadas y cooperativas, así como la búsqueda de encadenamiento entre las distintas formas de gestión económica tanto en la economía urbana como en la agrícola y se ha iniciado la creación de MIPYMES, tanto privadas como estatales.

Esa reforma económica demoró demasiado en iniciarse, y esto se hizo cuando era inaplazable, pero era un momento complicado por la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo. Desde luego en la implementación inicial ha habido errores de cálculo y lentitud en implementar algunas medidas que se venían planteando hace años, como por ejemplo la creación de las MIPYMES y el impulso a las cooperativas urbanas, a lo anterior se suma el burocratismo que, denunciado sistemáticamente por el Presidente de la República, no es fácil de eliminar.

A mi juicio el proyecto de reformas en marcha persigue la creación de lo que denomino una economía socialistica, es decir una economía de mercado con un sector estatal dominante que se articula con los sectores privados y cooperativo bajo la rectoría de un Estado revolucionario guiado por una vanguardia revolucionaria que en interacción con el pueblo promueve la realización del proyecto socialista.

Si bien lo primero que salta a la vista es la situación de escasez generalizada y la aparición de fenómenos como las colas y el mercado negro, no se ha mellado el apoyo a la Revolución, sobre esto me detendré más adelante.

Coincidente con estos procesos se ha efectuado un trasvase generacional en la dirección del país que se ha traducido en una nueva dirección política que encabeza hoy la Revolución. Creo que el equipo de dirección del país ha reaccionado ante la nueva situación no solo con firmeza ante las agresiones, sino también con creatividad e inteligencia ante las dificultades, siempre en la lógica de las mayorías.

Para argumentar esto referiremos algunas de las actividades desarrolladas.

Enviados desde diversos países y por organizaciones solidarias se han recibido donaciones de insumos médicos y alimentos; estos últimos se han distribuido gratuitamente a toda la población organizando módulos de productos que ha permitido que todos los núcleos familiares del país fueran beneficiados.

En el país funcionaba una cadena de tiendas con el objetivo de recaudar divises, su denominación Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD), para lo cual se creó una moneda, el peso cubano convertible (CUC), al unificarse las monedas y solo circular el peso cubano, una parte de esas tiendas venden en moneda libremente convertible, los cubanos pueden comprar en esas tiendas mediante tarjetas magnéticas en esas monedas, respaldadas por cuentas que pueden abrir en la red bancaria del país.

Una parte de esa recaudación se invierte para vender productos en pesos que benefician a toda la población, este año alcanzó más de 300 millones de dólares.

Un elemento importante que caracteriza a la nueva dirección es la política de dialogo. El presidente de la República y las máximas autoridades se han reunido con distintos sectores del país: jóvenes, estudiantes, artistas y escritores, denominaciones religiosas, la comunidad LGBQI+, y otros, en fin, un amplio espectro de la sociedad, con el fin de oír sus planteamientos y problemas y trabajar de conjunto en soluciones, lo cual no quiere decir que se resuelvan de un día para otro.

Un problema que se había descuidado es el referido a los barrios con vulnerabilidad social y habitacional, la atención a estos se ha jerarquizado con una política de acompañamiento a la participación y decisión de sus habitantes en el enfrentamiento a los problemas que los aquejan. De hecho, se persigue el empoderamiento participativo de la comunidad. Podría relacionar otras actividades, pero las resumo en una frase popular: “El gobierno está encima de la bola”.

Anoto de paso que la participación popular y el empoderamiento no son procesos automáticos, sino de aprendizaje y de prácticas que lo llevan a cristalizar. He adelantado estas referencias para mostrar que en Cuba existe una dirección política y estatal que funciona con la lógica de las mayorías y de esta política dimana la fortaleza de la Revolución.

Como vivo en el pueblo y soy parte de él, no puedo dejar de señalar la existencia de una nueva conciencia que se manifiesta en la actitud de los trabajadores de la salud, de miles de jóvenes y no jóvenes que realizan trabajo voluntario en apoyo al combate a la COVID, en la solución de problemas en la comunidad y en la respuesta popular de apoyo a la Revolución. Soy optimista, pero no ciego y sé que subsisten indiferentes, burócratas, que repiten consignas que no sienten, el burocratismo no ha desaparecido, es una hidra de mil cabezas que tiende a reproducirse, existen cuadros que para actuar esperan orientaciones de los niveles superiores cuando el momento exige que prime la iniciativa, y también otros cuyos métodos de trabajo son obsoletos; hay una necesidad insoslayable de despertar a las organizaciones de masas porque en estos momentos la lucha por el avance de la Revolución está bastante gubernamentalizada.

La nueva dirección política ha aprovechado el acumulado social de la Revolución y desarrollado métodos y estilos de trabajo participativos que le han ganado en un corto plazo legitimidad ante el pueblo.

A riesgo de ser repetitivo, no puedo dejar de señalar que la Revolución Cubana atraviesa grandes dificultades económicas, hay escasez de productos básicos para la alimentación y la vida cotidiana es complicada, en un escenario complejo la nueva dirección política ha mostrado creatividad y audacia para mantener el rumbo socialista de la Revolución.

Para finalizar, lo importante que deseamos resaltar es que hay crisis económica, pero no hay crisis del paradigma socialista y se mantiene el consenso mayoritario a favor de la Revolución.

La conclusión es obvia: la Revolución Cubana seguirá existiendo en el siglo XXI.

Anexo

LA DANZA DE LOS MILLONES

Observar que cada uno de los proyectos tiene objetivos predefinidos para calumniar la Revolución Cubana.

Cuba Money Project 23 de octubre del 2021 Cuba

Beneficiarios de las subvenciones para Cuba: «Tan hambrientos que se comieron el miedo»

Tracey Eaton

A fines de septiembre, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional otorgó $ 6,669,000 en subvenciones para proyectos destinados a rastrear abusos de derechos humanos, ayudar a presos políticos, exponer la explotación laboral, financiar periodistas independientes y «construir objetivos comunes para la democracia».

Los destinatarios, montos y descripciones de los proyectos se encuentran a continuación:

Seis de los 12 beneficiarios de la subvención tienen su sede en Florida; cuatro están en Washington, D.C., uno en Texas y uno en España.

Los proyectos de la USAID suelen durar de dos a tres años. Los registros de gastos muestran que los 12 beneficiarios podrían recibir un total de $ 18,390,305 si sus proyectos están totalmente financiados desde ahora hasta que el último de sus programas finalice el 30 de septiembre de 2023. El monto total no está garantizado y depende de la financiación del Congreso.

Los montos totales de la subvención si todos los proyectos están totalmente financiados por el Congreso.

  • Instituto Republicano Internacional, $ 1,006,895 para proyectos de “apoyo a los derechos humanos en Cuba” y “seguimiento y revelación de abusos en Cuba”.
  • Fundación Panamericana de Desarrollo, $ 800.000 para exponer la explotación laboral en Cuba.
  • Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, $ 717,000, para exponer la «explotación de los trabajadores médicos cubanos».
  • Digital News Association, $ 604,920 para un proyecto llamado «La Gente Sabe – Exposición militar en Cuba».
  • Grupo de Apoyo a la Democracia, $ 625,000 para “asistencia humanitaria para presos políticos”.
  • Instituto Internacional sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos, 546.000 dólares para un programa titulado «Tan hambrientos que se comieron el miedo: violaciones de los derechos humanos y grupos históricamente marginados en la Cuba posterior a las protestas».
  • Victims of Communism Memorial Foundation, $ 545,573 para construir «metas comunes para la democracia».
  • Directorio Democrático Cubano, $ 520,179 para un proyecto llamado “La verdad sobre la explotación en el turismo cubano”.
  • Ayuda de extensión a las Américas, $ 500,000 para «acción humanitaria y conciencia».
  • Cubanet News, $ 408.003 para denunciar la «explotación de los trabajadores del turismo cubano a través del periodismo multimedia».
  • Asociación Observatorio Cubano de Derechos Humanos, 250.000 dólares para un proyecto titulado «Presos políticos en Cuba: denuncia, seguimiento y defensa».
  • Libertatis, $ 166,430 para promover los derechos humanos en Cuba.

Notas:

[1] Ver: https://history.state.gov/historicaldocuments/frus1958-60v06/d499

[2] Edwin Martin, subsecretario de Estado de la administración Kennedy, señaló en la Conferencia Tripartita sobre la Crisis de Octubre en 1992, celebrada en La Habana, que un objetivo de esa administración fue hacer el mayor daño económico a Cuba. Ver El mundo al borde de la guerra nuclear. Conferencia Tripartita 1992. Editora Política, La Habana, 2013. Página 66.

[3] Un examen detallado de la citada ley que respalda esta afirmación se encuentra en José Bell Lara “El síndrome de Cuba, la Ley Helms-Burton y una utopía del tío Sam “publicado en www.rebelion.org el 12 de agosto de 2019.

[4] Para tener una idea de los fondos millonarios que se dedican por parte del gobierno de los EE.UU. a las actividades subversivas contra Cuba ver el Anexo que acompaña este texto.

[5] Cuba cuenta, desde hace años, con una notable pericia en la creación de vacunas. De las 13 con las que son inmunizados nuestros niños, 8 son propias de nuestro país, incluyendo la vacuna antimeningocóccica, única en el mundo.

[6] Granma 25 de octubre de 2021, página 1.

[7] De la información del Ministro de Salud Pública a la Asamblea Nacional. Ver www.cubadebate.cu del 27 de octubre de 2021.

José Bell Lara. Profesor titular y consultante del Programa FLACSO-Cuba. Universidad de La Habana.

Tomado de: Razones de Cuba

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Cuba is different

Desfile por el 1ro de Mayo en La Habana. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Por Juan Nicolás Padrón

No voy a relacionar los sufrimientos ocasionados al pueblo de Cuba, desde el triunfo de la Revolución hasta la fecha, por las agresiones desde Estados Unidos; han sido muchos, crueles, muy conocidos y muy divulgados. Una fábrica para la subversión, un negocio con raíces y redes muy profundas y actores de varias generaciones e intereses económicos y electorales, se ha instalado en la política doméstica de los poderosos vecinos para atacar a la Isla. Han necesitado echar mano a todo, a veces bajo formas realmente imaginativas, desde el rumor del retiro de la patria potestad a los padres, hasta los supuestos ataques sónicos a diplomáticos en La Habana, pero siempre con la meta de crear confusión y establecer una matriz de opinión internacional negativa.

Ahora la ofensiva se prepara contra todos los cubanos que apoyan a la Revolución —unos cuantos millones, por cierto—, que tradicionalmente Estados Unidos ha querido desconocer. El objetivo ha sido claro desde el principio: derrocar al gobierno. En los primeros años se engañaban a sí mismos con datos falsos; después se han empecinado en negar una realidad: la inmensa mayoría del pueblo apoya a la Revolución, aun cuando parte de esa mayoría manifieste, en privado o en público, muchas inconformidades e insatisfacciones con la gestión de no pocos políticos, gobernantes y funcionarios.

Al inicio, los planes para “derrocar a Castro” se mantenían en secreto; después se buscaban pretextos para justificar sanciones y medidas: “Cuba es satélite de la Unión Soviética”, “Cuba exporta revoluciones”… Aunque en los últimos tiempos más de una vez los políticos norteamericanos han actuado como si no necesitaran argumentos y disimulos para mantener y hasta recrudecer el bloqueo económico, comercial y financiero, y quedaran en el pasado aquellos de “Cuba está involucrada en el negocio de las drogas” o “Cuba auspicia las armas químicas”, todavía de vez en cuando ponen alguno de moda: “Cuba apoya al terrorismo”, “Cuba trafica con las personas”. El propósito se mantiene invariable: el “cambio de régimen”.

Los cambios en Cuba, desde hace 62 años, se han hecho desde la Isla. No todos han sido los mejores, incluso algunos, a mi entender, han sido equivocados, o erráticos, y han costado mucho; otros, no han sido readecuados o completados; sin embargo, la Revolución no cayó y los yanquis no pueden explicarse nuestros giros y transiciones para avanzar más o mejor en un complejo escenario de transformación y en el difícil proceso de emancipación, para derrotar la incultura, eliminar el abandono, erradicar la servidumbre, instaurar la justicia social, descartar la subordinación, prescindir de la dependencia y avanzar en las garantías a la dignidad plena del ser humano. Ese camino ha estado y está sembrado de peligros, desde los planes y campañas destinados a hacer fracasar el proyecto revolucionario, hasta las incapacidades, insuficiencias y equivocaciones propias.

Si en otro tiempo costó sangre y predominó la agresión armada con una invasión y una guerra irregular derrotadas, o bajo diversas operaciones, como la de introducir agentes bacteriológicos dañinos, asesinar a diplomáticos, incrementar la guerra mediática tradicional con la invasión del espacio radioelectrónico, usar las migraciones y el secuestro, etc., hoy vale todo. Parece ser que la variante elegida es un primer momento de “ablandamiento artillero” con las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, y después, el paso a la resistencia pasiva y a la desobediencia civil, junto al terrorismo y la insurgencia; se comienza con la división familiar y entre amistades, pero el fin es provocar una “guerra civil” dirigida a distancia, desde refrigeradas oficinas, por quienes, incluso, no descartan una intervención armada, que ha sido rechazada desde hace décadas por los propios círculos militares de EE.UU.

Si bien a lo largo de la Historia se han producido muchas guerras civiles en el mundo, ahora se manipula el concepto. Guerra civil fue la de Secesión de Estados Unidos, entre 1861 y 1865, cuando se enfrentaron más de 2 millones de soldados de varios estados del norte industrializado y abolicionista contra más de un millón de efectivos del sur agrícola y esclavista; guerra civil fue la española, con decenas de miles de partidarios de la república y otras decenas de miles defensores de la monarquía, apoyados unos y otros por varias potencias. Sin embargo, en Cuba ocurrió una rebelión popular armada contra el ejército de la dictadura de Fulgencio Batista; fue una Revolución que desmintió el mito de que no podía tener éxito ningún levantamiento contra las fuerzas regulares del Estado, apoyado por el gran imperio del siglo xx.

Mucho menos hubo “guerra civil” en el escenario de la agresión a Playa Girón en 1961, cuando todavía algunos engañados creían que el tránsito de la ciénaga de Zapata a La Habana sería una “Caravana de la Libertad”, como la que se produjo en los primeros días de enero de 1959. La Revolución se proclamó socialista el día en que fue atacada militarmente. Fue una torpeza yanqui enfrentarla con métodos tradicionales aplicados en América Latina con relativo éxito. No conocían a Cuba. El embajador Smith se autoengañó o engañó a su gobierno en su alianza con Batista, al afirmar que los rebeldes nunca tomarían el poder y se debía seguir apoyando al sátrapa. También Kennedy fue engañado y se “embarcó” con las falsedades de la administración anterior para dar curso demócrata a planes republicanos de invadir a la Isla. Este mismo presidente reconoció la derrota de Playa Girón y se adjudicó la responsabilidad. Estuvieron y continúan estando mal informados y asesorados; su prepotencia les hace perder la objetividad y evalúan a la sociedad cubana sin conocerla. No se la explican.

Solamente dos mandatarios de Estados Unidos, James Carter y Barack Obama, han tratado de cambiar los métodos de enfrentamiento a la Revolución cubana, quizás porque se dieron cuenta de que contra el apoyo mayoritario del pueblo a la construcción socialista es muy difícil actuar. Los dos buscaron otras vías para lograr el mismo fin, pero no les dio tiempo a recorrerlas según sus planes. Estados Unidos tiene hoy embajada en La Habana gracias a ellos, y ahora sus gobernantes están más cerca de la conspiración en Cuba debido a las redes de comunicación creadas en el último período de Obama.

En las contiendas de este siglo, para que el chantaje y las sanciones obtengan resultados, se necesita una constante guerra cultural, que incluye una fábrica con tres turnos al día de falsas noticias, una sucesión de campañas y ataques para desacreditar al contrario, la sistemática presión en todas direcciones para desprestigiar al país agredido, la difamación constante de sus dirigentes ante cualquier desliz, la humillación y el rebajamiento de la autoestima del pueblo atacado, la depreciación de sus símbolos culturales y patrióticos hasta anularlos, la contraofensiva hacia éxitos logrados y su reducción a fracasos, la manipulación de la historia y la aniquilación de la memoria, la continuación cruel e inhumana de sanciones económicas hasta asfixiar… Y después, la guerra armada “salvadora”.

Pero Cuba no es Serbia, ni Libia, ni Irak, ni Afganistán… Cuba is different. De raíces españolas, no somos hispanófilos ni antiespañoles; de cultura propia forjada en las luchas independentistas, no somos antinorteamericanos, sino antimperialistas; somos, orgullosamente, latino-africanos, bantú-andaluces, chino-ararás, congo-caucásicos… Nos enorgullecemos de ser un pueblo alfabetizado, con más del noveno grado de escolaridad como mínimo, y no solemos dejarnos engañar; nos percatamos rápidamente de la manipulación de las noticias, vengan de donde vengan; nos tenemos una alta estima porque hemos derrotado militarmente y sin odio a imperios autoproclamados invencibles como España y Estados Unidos; hemos probado más de una vez nuestra enorme capacidad de resistencia, quizás ya incorporada al ADN criollo, junto con la irreverencia y el sentido del humor; hemos recibido la gravitación de líderes de la talla de Martí y Fidel; nuestros símbolos patrios están unidos de manera entrañable a la cultura, lo que resulta un patrimonio muy difícil de desarraigar; es muy difícil renunciar a esta Historia.

Guardamos en la memoria las satisfacciones y las alegrías, pero tampoco olvidamos ofensas o escarnios; estamos operados de los nervios; nadie nos quitará festejar los éxitos logrados con tanto sacrificio. Más del 85 % del pueblo cubano apoyó la constitución socialista; algunos de los que votaron a favor no son ni siquiera revolucionarios, y del 15 % que votaron en contra, los hay que están más cerca del socialismo de lo que ellos mismos creen. Cuba is different. Allá los que prefieran el amo a la patria; los esperan, como diría el poeta, las oscuras manos del olvido.

Tomado de: La Jiribilla

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Las guerras gemelas: cultural y simbólica. “Caballos de Troya” de la subversión político-ideológica contra el socialismo cubano

Por Alberni Poulot Cumbá

Introducción

En su carta-testamento político, el Héroe Nacional de Cuba, José Martí, le confesó a su queridísimo hermano, el intelectual mexicano Manuel Mercado, que el fin de su lucha era independizar a Cuba de España y con ella, coadyuvar la independencia de Puerto Rico e impedir a tiempo que los Estados Unidos, cayeran “con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América”[1]. Pero aún proclamó, que esa misma independencia contribuiría al “equilibrio aún vacilante del mundo”[2]. ¿Son conocedores los imperialistas yanquis de estos designios martianos?, ¿verán en la Revolución socialista cubana la alternativa al modelo neoliberal impuesto al mundo?, ¿por qué intentan destruir al Socialismo cubano?, ¿por qué combinan el secular Bloqueo económico, financiero y comercial con las guerras gemelas?

El profundo intelectual argentino Néstor Kohan, en las palabras introductorias de su hereje libro “Hegemonía y cultura en tiempos de contrainsurgencia «soft»”[3], nos refiere:

“Las mejores guerras se ganan sin combatir. Con la zorra y el león. Fabricar hegemonía. Cooptar conciencias. Mercantilizar la cultura. Erosionar la autoestima popular. «La Providencia y el Destino Manifiesto» reclaman esa isla maldita y hereje. Pero el 99% del mundo rechaza el bloqueo de Estados Unidos contra la Revolución Cubana. Patrañas. El Big Brother imperial te convencerá que «el bloqueo no existe». ¡Todo es un cuento comunista y totalitario! Arrogante y amenazador, con su casa en llamas, te observa y controla tus comunicaciones. Se mete en tus sueños, emociones y fantasías. Manipula lo que se ve, se oye y «se habla». Marca agenda. ¡Hay que aplastar a la madre de las insurgencias! Monroe y Adams deben, por fin, borrar a Martí y Fidel. Para que aprenda «el patio trasero». Puerto Rico llegará hasta la Patagonia y la Antártida.

¿Y si se hacen públicas las fotos de torturas en Guantánamo y Abu Ghraib? La «democracia republicana» y su liberalismo solo «interrogan de manera fuerte». ¿Y si se descubre el dinero sucio de la inteligencia norteamericana en ONGs, blogs y sitios webs? ¡Negar todo! ¡Son iniciativas de «la sociedad civil»!

¿Se puede entonces resistir? Sí, se puede. Baraguá. Moncada. Girón. Goliat no es invencible”.

Además del agradecimiento a tan valiente postura moral y coherencia académica e intelectual. Kohan nos revela dos dimensiones ideopolíticas a considerar:

La combinación del “garrote y la zanahoria” en la secular y obcecada geopolítica yanqui hacia Cuba.

La resiliente y digna intransigencia cubana, que encontró en su cultura e identidad nacional, los escudos y las espadas para permanecer como nación independiente, libre y soberana.

“…A un plan obedece nuestro enemigo: el de enconarnos, dispersamos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo, hacer por fin a nuestra patria libre. Plan contra plan. Sin plan de resistencia no se puede vencer un plan de ataque…”[4]

Similar objetivo contra el mundo y posteriormente contra Cuba, 58 años después diseñó la administración norteamericana de turno, como parte de la Guerra Fría y el macartismo. La esfera cultural se identificó como la mejor de las armas de dominación; no implicaba los riesgos, costos y gastos de las masacres mundiales por repartos territoriales y expansiones económicas, tampoco el apuro moral por desenmascararse las pérfidas intenciones: se apelaría a la manipulación de los instintos humanos, los reflejos psíquicos y las percepciones y representaciones mentales de lo bello, atractivo, simbólico y glamoroso, que desde las artes y el mundo de la diversión, el naciente imperio global impondría al mundo.

La cultura y su manipulación tuvo un antecedente en 1950 con la creación por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) del Congreso por la Libertad de la Cultura, institución anticomunista con sede en París, tenía como objetivo final manipular la mente y los sentimientos de la intelectualidad mundial, cooptándolos hacia las doctrinas macartistas, la “cacería de brujas” del anti comunismo y la exaltación de los valores del modo de vida occidental (american way of life), así como deslustrar los avances del socialismo, especialmente los logros de la URSS y de los movimientos progresistas y descolonizadores.

Para ese fin establecieron sucursales del Congreso en 35 países, contrataron, compraron o reclutaron a miles de personas, incluyendo artistas, intelectuales y periodistas para organizar casas editoras, conferencias y exposiciones de arte, al tiempo que publicaron artículos de opinión en decenas de revistas y formaron su propio servicio informativo para replicar en formato cultural los intereses geopolíticos de Estados Unidos. Además se consolidó un sistema de premios en metálico, de becas y se utilizó a intelectuales conscientes o no de los verdaderos fines de la institución que acompañaban.

La experiencia de la nefasta institución conforma el parque metodológico y simbólico de esta forma de manifestación de violencia política, toda vez que ha quedado demostrado que en los terrenos político, militar, económico, diplomático ni comercial; los imperialismos no han podido derrotar las ideologías, las culturas, las identidades nacionales ni las utopías. Ante tan histórico y estrepitoso fracaso del sistema capitalista mundial, les ha quedado la opción, que en nuestra opinión si han logrado hegemonizar y homogeneizar su pensamiento imperial. En los terrenos cultural y semiótico.

“…necesitan recrear, cotidianamente, su hegemonía. Desmoralizar, fragmentar y dispersar a sus enemigos. «Meterse en el bolsillo», si es posible, sus categorías, sus símbolos y sus banderas, resignificadas, por supuesto, para volverlas funcionales a la dominación capitalista y la vigilancia imperial. Crear no solo ideas y programas, pulidos en un escritorio de oficina del Pentágono, la CIA o el Departamento de Estado, sino estructuras flexibles de sentimientos, sensibilidades e identificaciones (colectivas e individuales) afines a la dominación del mercado, el dinero y el capital. Es decir, convencer a mucha gente que es imposible vivir de una manera distinta al capitalismo y, al mismo tiempo, generalizar el triste y patético american way of life para todo el orbe; ubicando en la Florida la tierra prometida para la comunidad latinoamericana. Allí donde se puede ser «norteamericano» sin saber hablar inglés, jugando al dominó en camiseta y escuchando música de salsa o reguetón”[5].

Con esas pírricas victorias obtenidas en el mundo colonizado culturalmente, unida a las de las “primaveras coloridas” en países incómodos, se lanzan “con esa fuerza más” sobre Cuba: ¿por qué contra el socialismo cubano?, ¿cuál es el impacto de las guerras gemelas en Cuba socialista?, ¿cuál es la nueva contrarrevolución cultural, quién las financia, adoctrina y manda?; esas y otras interrogantes despejaremos en lo delante de este trabajo.

Desarrollo

¿Por qué la guerra gemela contra el socialismo cubano?

Las razones están en la lógica geopolítica y en la naturaleza expansionista del imperialismo mundial. Cuando Lenin definió y caracterizó los rasgos económicos del imperialismo (antes, sin darle ese nombre, Martí lo “retrató” y anticipó), nos brindó un método científico (marxista) para “entenderlo”: El imperialismo está liderado por una Oligarquía financiera, industrial, militar, tecnológica y cultural; que se “unen” en oligopolios, muchos de ellos supranacionales, que exportan y especulan capitales y que propician y participan en la repartición y expansión económica de territorios físicos y ahora virtuales.

¿Quién puede impedir su “esencia” geófaga?… ¡La conciencia de los pueblos!, tanto los que están dentro de los “estómagos imperialistas”, como los que están al alcance de sus vistas y garras.

China es el mayor obstáculo financiero, económico y comercial; pero es incapaz de despertar conciencia de rechazo hacia el capitalismo o el imperialismo en los obnubilados pueblos del mundo; Rusia, es freno militar, diplomático y nuclear; pero no cuenta con la autoridad soviética de antaño para hacer girar sobre sí influencias políticas o morales de las tres cuartas partes de los países pobres del mundo.

Los otros países que incomodan y “picotean” la cabeza del Águila calva imperial, son Venezuela, Irán, Nicaragua, Corea del Norte y Siria; pero sus capitales políticos, éticos, y económicos sufren el desgaste de las potencias imperialistas; excepto los casos de Venezuela e Irán, que en sus respectivas áreas geográficas conservan fuertes nexos políticos y algún que otro económico; sin embargo no llegan a erigirse en paradigmas del llamado Tercer Mundo.

En cambio Cuba, su digna resistencia a la potencia imperialista más poderosa de la historia, sus probados y reconocidos logros sociales y una mítica y enigmática economía, que no solo ha resistido 62 años de férreo, recrudecido y genocida bloqueo; sino que ha sido capaz de sostener la obra humana y de justicia social que le ha dado al pueblo cubano y que ha compartido desinteresadamente con más de 100 países del mundo; es ese ejemplo y el proyecto político, económico, social y cultural, probadamente disyuntivo al capitalismo, el que ofrece una viable alternativa al modelo neoliberal con que los poderosos de la tierra, han vestido a la fuerza y por engaño a la humanidad.

Una visión aproximada de lo anteriormente dicho lo corroboran estas ideas del Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, cuando en franco diálogo con la vanguardia artística y cultural cubana les expresó:

“Entre ustedes nos sentimos cómodos, entusiastas, optimistas, conscientes de que como nos enseña Raúl: “Sí se puede” cuando se quiere. Y ustedes y nosotros, es decir, la Revolución, queremos lo mismo: Un país libre, independiente y soberano; Fiel a nuestra historia; Que garantice justicia social y justa distribución de la riqueza; Con respeto a la dignidad plena del ser humano, mujer y hombre; Con una sólida identidad cultural; Donde se preserve el acceso gratuito y universal a la educación; Que avance hacia un desarrollo económico equilibrado y sostenible; Próspero, inclusivo, participativo; Invulnerable militar, ideológica, social y económicamente; Con servicios de salud gratuitos y de la mayor calidad para todos; Solidario, generoso, humanista; Que repudie todas las formas de discriminación; Donde no prosperen nunca el crimen organizado, la trata de personas o el terrorismo; Defensor de los derechos humanos de todos, no de segmentos exclusivos o privilegiados; Libre de toda forma de violencia, esclavitud, explotación humana; Con un ejercicio ejemplar de la democracia del pueblo y no del poder antidemocrático del capital; Capaz de vivir en paz y desarrollarse en armonía con la naturaleza y cuidando las fuentes de las que depende la vida en el planeta…”[6]

¿Acaso no es esto, unido a los logros del país en materia de vivienda (más del 97% no es propiedad del Estado), acceso al agua potable (más del 98% de la población), a la energía eléctrica subsidiada (el 99% de la población), etc., reclamos y justas aspiraciones de la casi totalidad mundial? Si a ello les sumamos que el 100% de la población se beneficia de los resultados y productos científico-técnicos, incluidos los de su reconocida industria farmacéutica y biotecnológica, capaz de crear productos únicos en el mundo: vacuna contra el cáncer de pulmón, contra meningitis meningocócica B, contra la hepatitis B y C, contra la covid 19 (tres vacunas y dos candidatos vacunales); el Heberprot P, empleado en la terapia de la úlcera del pie diabético, o el Policosanol (PPG), efectivo en la reducción del colesterol en sangre, entre otros medicamentos de alto impacto, entonces es comprensible, por qué el empeño de “destruir” a la revolución cubana y su ejemplo.

También constituyen motivo de “estudio” por parte de organizaciones sociales, políticas de izquierda y fuerzas progresistas en general, la particularidad cubana de dirigir un país con un solo Partido; la organización y gobierno popular; la democracia sustentada en una experiencia autóctona y alejada de los modelos de la democracia burguesa. Los resultados efectivos en esos terrenos preocupan y enfurecen a los dueños del planeta, porque es una disidente propuesta de ser y existir en nuestro mundo sin sometimiento ni subordinación extranjera.

¿Cuál es el impacto de las guerras gemelas en Cuba socialista?

El socialismo no es un punto de llegada, es un camino a transitar, con un pasado capitalista, en un entorno capitalista y con caminantes capitalistas.

Cuando hablamos de guerras gemelas, estamos incluyendo las dimensiones ideológica, política, artística, filosófica, religiosa, psicológica y otras más que abarcan la conciencia social. Por el modo en que estas impactan en Cuba, empiezan a vislumbrarse antagonismos de clases; por un lado, las tradicionales, en heterogéneo, pero unitario apoyo al Socialismo y la Revolución. En el otro lado, se encuentra un tipo de clase (burgués) que se “fabrica” desde los EE.UU., con la militancia activa de la “Mafia” anticubana con asiento en Miami, en el Congreso norteamericano y en una pequeña parte de la “última” emigración cubana, que siembra sentimientos de clases opuestas a las proletarias y a las “pobretarias” (como define Frei Beto). Esta nueva clase burguesa se conecta con un sector de la sociedad cubana desde lo sentimental e instintivo.

El objetivo final es la lucha por el poder político. El método es desencantar a la población cubana, llenarla de desesperanza, dividirla. A través de una fuerte y sostenida campaña de desinformación, manipulación, noticias falsas y distorsión de la realidad cubana, los grandes emporios generadores de opinión pública mundial, reproducen la matriz de opinión de que Cuba es un Estado fallido, de que la experiencia socialista cubana está agotada, desgastada y fracasada, que el Gobierno revolucionario es incapaz e ineficiente, que existe una casta de funcionarios y dirigentes corruptos y burócratas y que estamos sumidos en una sempiterna pobreza y precariedad económico-social, y del otro lado, de manera cínica, desconocen todos los logros y altos resultados de una nación, que no solo sobrevive frente a una genocida guerra económica y terrorismo de Estado, sino que se mantiene vital, solidaria, humana y sin renunciar a proporcionar la mayor suma posible de justicia social y prosperidad económica a su población.

Coincido con el notable intelectual cubano Enrique Ubieta en su planteamiento de que no es una “…guerra entre personas que apoyan o no un gobierno, sino entre individuos que están a favor o no de un sistema, que implica también una percepción cultural del mundo, una manera de entender el concepto de felicidad, tanto en la vida personal como colectiva. Entonces, lo que quieren es cambiarnos la mente. Desean que la sociedad cubana modifique su manera de pensar, sus ideales, sus expectativas, ansían construir un proceso de cambios paulatinos en la mentalidad de los cubanos que nos conduzca, sin necesidad de que ocurra la caída del Gobierno, al capitalismo”[7].

Es llamativo el método de “sembrar” esos reflejos y esos sentimientos procapitalistas en una parte de la población cubana. Se pudiera decir que es un método rudimentario y primitivo, pero efectivo. Sin saberlo, están empleando el mismo que usaron los primeros cristianos para inculcar el nuevo evangelio: el intercambio persona a persona.

La parte de la emigración que no comulga con el socialismo cubano, que es políticamente ignorante o se “desconecta de saber” sobre las verdaderas causas de los problemas económicos de su familia en Cuba, “recluta y coopta” a otro familiar, este a otro, llegando a conocidos y desconocidos y de ese modo van tejiendo una no despreciable cadena de “admiradores” del sistema capitalista. Los argumentos más sólidos son la supuesta “prosperidad” y el “éxito” de  que disfrutan en el exterior (aunque vivan reventados y explotados por el Sistema), las remesas que envían, pocas muchas veces, pero que en Cuba adquieren un alto valor al no tenerse que emplear en la canasta básica subsidiada, ni en la Educación, ni en la Salud, por ejemplo, y algunas son empleadas en el desarrollo de iniciativas privadas y en el consumismo en las llamadas tiendas recaudadoras de divisas, que desafortunada y circunstancialmente, tienen que existir, generando una reconocida e indeseable desigualdad.

“Existen dos maneras de entender las relaciones entre las personas y los objetos: la cultura del tener y la cultura del ser. ¿Qué es lo que predomina hoy en Cuba, la cultura del capitalismo o la del socialismo? En el mundo lo que predomina es la cultura del capitalismo. La del socialismo es un proyecto en construcción y eso implica, obviamente, que seamos consumidores de la cultura capitalista y que además la reproduzcamos.

La corrupción nos duele, nos sorprende y nos hace creer que es un grave problema nuestro, y lo es, porque constituye un cáncer para el socialismo; la corrupción no se nota en el capitalismo, porque es inherente a él; no destruye al capitalismo, a nosotros sí. La corrupción no es resultado del socialismo, es la evidencia de que el capitalismo todavía se reproduce en nuestra sociedad. El socialismo presupone una ética social e individual superior, e implica un nivel mayor de exigencia particular”[8].

La construcción socialista en Cuba ha tenido, tiene y tendrá errores; “está hecha de mujeres y hombres”, como dijo un renegado poeta. Sin embargo, en mi opinión, los tres más grandes errores cometidos han sido: creer que sabíamos qué era el Socialismo y cómo se construía (palabras de Fidel Castro Ruz), el segundo, construirlo (por varios funcionarios) con las “armas melladas del capitalismo” (palabras del Che Guevara) y tercero, reproducir, conscientes o inconscientemente el modo de vida de la sociedad capitalista, como sinónimo de modernidad, desarrollo o prosperidad.

Son grandes los desafíos que imponen los impactos de las guerras gemelas en el país. Nadie mejor que el General de Ejército Raúl Castro Ruz, para ofrecernos una radiografía de la misma:

“… una parte de la sociedad ha pasado a ver normal el robo al Estado… la comercialización ilícita de bienes y servicios, el incumplimiento en los horarios en los centros laborales, el hurto y sacrificio de ganado…, el acaparamiento de productos deficitarios y su reventa a precios superiores, la participación en juegos al margen de la ley, las violaciones de precios, la aceptación de sobornos y prebendas… Conductas, antes propias de la marginalidad, como gritar a viva voz en plena calle, el uso indiscriminado de palabras obscenas y la chabacanería al hablar, han venido incorporándose al actuar de no pocos ciudadanos, con independencia de su nivel educacional o edad”.

“Se ha afectado la percepción respecto al deber ciudadano ante lo mal hecho y se tolera como algo natural botar desechos en la vía; hacer necesidades fisiológicas en calles y parques; marcar y afear paredes…; ingerir bebidas alcohólicas en lugares públicos inapropiados y conducir vehículos en estado de embriaguez; el irrespeto al derecho de los vecinos no se enfrenta, florece la música lata que perjudica el descanso de las personas…; grupos de muchachos lanzan piedras a trenes y vehículos automotores…; se ignoran las más elementales normas de caballerosidad y respeto hacia los ancianos, mujeres embarazadas, madres con niños pequeños, impedidos físicos…todo esto sucede  ante nuestras narices… no puede aceptarse identificar vulgaridad con modernidad, ni chabacanería ni desfachatez con el progreso…”[9]

La fortuna y el acierto cubano es que tiene los antídotos: una Constitución Socialista, debatida, consultada, reformulada, refrendada y aprobada por más del 86% de los cubanos con derecho al voto; la Conceptualización del modelo de sociedad socialista que quiere el pueblo cubano, la dirección económica a través de un Plan de Desarrollo económico-social hasta el 2030, en concordancia con los Objetivos del Milenio de la ONU, los Lineamientos Económicos, aprobados y actualizados en los últimos tres congresos del PCC y un amplio proceso de poder, participación y control popular, alrededor de los principales procesos económico-sociales del país y en las principales decisiones de su destino como nación, entre otras reformas e iniciativas democráticas.

¿Cuál es la nueva contrarrevolución cultural, quién las financia, adoctrina y manda?

El acrisolamiento de la nación cubana está indisolublemente ligado al proceso de lucha armada por la independencia de Cuba. A finales del siglo XVIII y mediados del XIX, se acentuaron las contradicciones económico-político y sociales de los nacidos en Cuba (criollos), los esclavos (llegó a representar alrededor del 40% del total de la población de Cuba en ese periodo y el poder despótico español.

Para dar solución a esa contradicción (los nacidos en la Isla no eran dueño de tierra ni de su destino, sino un agente exterior: el colonialismo español), se formaron tres corrientes político-ideológicas: el reformismo, asumido por el criollismo terrateniente y burgués, abogaba por mantener el estatus quo establecido (la Colonia), aunque demandaba a España la “garantía” de algunas migajas políticas y económicas; el anexionismo, abrazado por otros criollos, con raíces fuertemente esclavistas, hastiados y resentidos por el olvido y subestimación de España hacia sus intereses de clase, solicitaban que Estados Unidos, sobre todo el sur esclavista, asumiera a Cuba como una “estrella” más de la Unión. Y el independentismo-abolicionismo, el ala más radical de lo más destacado de la intelectualidad de la época y de un núcleo revolucionario de terratenientes y letrados de las partes, central y oriental de Cuba.

Lo significativo de este proceso, que en Cuba y el mundo se conoce como “Revolución cubana”, es que la pensaron, idearon, difundieron sus ideas y la encabezaron a través de la lucha armada, intelectuales (abogados, literatos, poetas, músicos, periodistas, etc.). Por tanto, la vanguardia revolucionaria, convertida luego en vanguardia política, fue a la vez la vanguardia intelectual del país, que se funde en lo inmediato con las masas populares, acentuándose y radicalizándose como proceso emancipador.

A lo largo de los 153 años de la Revolución cubana (inició el 10 de octubre de 1868 y tiene 62 años como revolución triunfante: 1 de enero de 1959), la intelectualidad, con artistas de renombre, encabezando el proceso ha prestigiado y dotado de gran autoridad moral y política a sus principales protagonistas, asegurándoles un liderazgo y reconocimiento destacado en el imaginario popular.

De esa singularidad, es que las guerras gemelas buscan un doble efecto: desde lo cultural desmontar las significaciones, significados e identidades de la Cultura cubana, y desde lo simbólico, apropiarse descarada y sesgadamente de lo paradigmático y genuino de ella para de manera oportunista travestirla y presentarla como “propia y original” de la nueva contrarrevolución. Sencillamente, es la búsqueda desenfrenada y seudo cultural de legitimar ante el pueblo, la opinión pública internacional y la Historia, un proyecto político-cultural, fracasado desde su concepción y nacimiento.

Para “imitar” el éxito y arraigo en el pueblo cubano de la vanguardia intelectual y artística, los estrategas de la guerra no convencional y del golpe blando han estado “fabricando” agentes para el cambio del sistema y “restablecer” la libertad, la democracia y los derechos humanos en Cuba: (destrucción de la Revolución cubana y el Socialismo).

El periodista, escritor y bloguero estadounidense Max Blumenthal, el pasado 25 de julio publicó un importante artículo[10], de cual extraemos algunas notas que sirven para colocar en contexto al lector de la esencia y métodos de esta nueva estrategia:

“En 2009, la USAID puso en marcha un programa para desencadenar un movimiento juvenil contra el gobierno de Cuba mediante el cultivo y la promoción de artistas locales de hip-hop. Esta operación fue asumida por Creative Associates International, una empresa con sede en Washington DC con su propio historial de acciones encubiertas. Creative Associates encontró a su hombre clave en Rajko Bozic, un veterano del grupo Otpor! respaldado por la CIA, que ayudó a derrocar al líder nacionalista Slobodan Milosevic, y cuyo miembros pasaron a formar un «grupo de exportación de una revolución» que sembró las semillas de varias revoluciones de color».

“Haciéndose pasar por promotor musical, Bozic se acercó a un grupo de rap cubano llamado Los Aldeanos, conocido por su himno ferozmente antigubernamental, «Rap is War». El agente serbio nunca dijo a Los Aldeanos que era un activo de la inteligencia estadounidense; en cambio, afirmó que era un profesional del marketing y prometió convertir al líder del grupo en una estrella internacional”.

“Para llevar a cabo el plan, Creative Associates puso en marcha ZunZuneo, una plataforma de redes sociales al estilo de Twitter que enviaba miles de mensajes automáticos para promocionar a Los Aldeanos entre los jóvenes cubanos sin que el grupo de rap lo supiera.

Al cabo de un año, cuando Los Aldeanos intensificaron su retórica, burlándose de la policía cubana como zánganos descerebrados durante un festival local de música indie, la inteligencia cubana descubrió contratos que vinculaban a Bozic con la USAID y puso fin a la operación”.

“Danny Shaw, profesor asociado de Estudios Latinoamericanos y del Caribe en la City University de Nueva York, conoció a Los Aldeanos durante varias visitas prolongadas a Cuba. También conoció a Omni Zona Franca, un colectivo de poetas y artistas de performance de orientación rastafari (movimiento religioso anti eurocentrista, Bob Marley fue un exponte) con sede en el barrio de Alamar, en La Habana, que sirvió de inspiración para el Movimiento de San Isidro”.

“Shaw dijo que la hostilidad de los artistas hacia el sistema socialista de Cuba era tan intensa que muchos de ellos negaban la existencia del bloqueo estadounidense. «Intenté explicarles mi forma de entender la guerra económica, y me dijeron: ‘Puedes ir y venir como quieras, no vives aquí, así que es fácil que seas marxista’. Y tenían razón, si descontextualizabas completamente la situación», dijo a The Grayzone”.

“Según Shaw, algunos miembros de Omni Zona Franca empezaron a visitar Estados Unidos y Europa para participar en festivales de arte y en entrevistas con medios de comunicación corporativos en español. «Cuando salieron a la luz las historias sobre el apoyo de la USAID a los raperos y artistas cubanos, entonces todo cobró sentido para mí», reflexionó”.

“En 2014, la USAID volvió a quedar al descubierto cuando recurrió a Creative Associates para organizar una serie de falsos talleres de prevención del VIH que, en realidad, eran seminarios de reclutamiento político”.

“A lo largo de los últimos tres años, a medida que las condiciones económicas empeoraban bajo la escalada de la guerra económica de Estados Unidos mientras el acceso a Internet se ampliaba como resultado de los esfuerzos de la Administración Obama por normalizar las relaciones con Cuba,  el Movimiento San Isidro ha invitado a un conflicto abierto con el Estado. Con actuaciones provocadoras en las que sus figuras más destacadas han desfilado por La Habana Vieja ondeando banderas estadounidenses, y con flagrantes muestras de desprecio por los símbolos nacionales cubanos, San Isidro se ha enemistado con las autoridades, provocando frecuentes detenciones de sus miembros y campañas internacionales para liberarlos”.

“Al establecerse en una zona mayoritariamente afrocubana de La Habana Vieja y trabajar a través de medios como el hip-hop, San Isidro también ha maniobrado para poner en entredicho la imagen racialmente progresista que el gobierno cubano de izquierdas se ganó con su histórica campaña militar contra la Sudáfrica del apartheid y el asilo que ofreció a los disidentes negros estadounidenses. En este caso, el Movimiento de San Isidro parece seguir un modelo articulado por el grupo de presión estadounidense para el cambio de régimen”.

“Durante la última década, el gobierno estadounidense ha gastado millones de dólares para cultivar a raperos, músicos de rock, artistas y periodistas cubanos contrarios al gobierno, en un intento explícito de convertir en un arma a la «juventud desocializada y marginada». La estrategia implementada por Estados Unidos en Cuba es una versión en la vida real de las fantasías de los demócratas anti-Trump, distrayéndose cuando se preocupaban de que Rusia estuviera patrocinando encubiertamente a Black Lives Matter y Antifa para sembrar el caos en la sociedad norteamericana”.

Tres conclusiones sobresalen de la lectura del artículo de Max Blumenthal:

En Cuba no existe una vanguardia artístico-intelectual que canalice por sí sola y con legitimidad jurídica ni popular los intereses “inconformes” de una desorganizada y minoritaria oposición al proyecto revolucionario cubano.

De manera encubierta o abierta, el Gobierno estadounidense, a través de sus agencias de inteligencia ha reclutado, financiado y posicionado a un puñado de artistas renegados, apátridas y anexionistas.

Se apuesta a la copia, sustracción desfachatada o ataque a los símbolos culturales de la nación, como vía de legitimar la reconceptualización que le dan a los símbolos apropiados.

Los últimos acontecimientos relacionados con la contrarrevolución cultural y su triste papel de peones anexionistas del Imperio, están relacionadas con las maniobras del dramaturgo Yunior García Aguilera, mercenario y subvencionado de la Inteligencia norteamericana, autor del acoso del 27 de noviembre de 2020 al Ministerio de Cultura cubano, instigador de la ocupación del Instituto Cubano de Radio y Televisión, el pasado 11 de julio, y cara visible de la solicitud a los gobiernos locales de autorización para la realización de una marcha ilegal en contra del Pueblo cubano y su Gobierno revolucionario.

La otra iniciativa contrarrevolucioaria, es la presentada por Tania Bruguera, artista de la plástica, radicada en la ciudad de Chicago, Estados Unidos desde 1997, quien desde una supuesta nueva construcción simbólica del arte ha estado buscando beneficios y posicionamientos artísticos y políticos; avales necesarios para hacerse notar ante las agencias de inteligencia yanqui o del Departamento de Estado norteamericano, de modo que pueda ser “subvencionada” por sus abiertas acciones subversivas y contrarrevolucionarias. La iniciativa en concreto es boicotear la próxima edición de la Bienal de Arte Contemporáneo de la Habana, solicitando a artistas noveles, nacionales y extranjeros a abstenerse a participar, en protesta a los “excesos de la Dictadura” cubana durante los sucesos del 11 de julio en la Isla.

El tercer acto fue la confirmación por varios medios internacionales, de que Gabriel Abaroa, el ex presidente emérito y CEO (director ejecutivo) del grupo que otorga los Latin Grammy habría sido sobornado, por un monto de un millón de dólares, para favorecer el tema “Patria y Vida” como Canción del Año. Según la información consultada en la investigación, dicha entrega monetaria a Abaroa se canalizaría a través de varias offshore ubicadas en Islas Vírgenes[11].

El cuarto y último “acontecimiento” de la contrarrevolución cultural fue el desplante de un grupo de cubanos radicados en los EE.UU., liderados por Alexánder Otaola, conductor de programas televisivos, influencer político de varios medios de comunicación y rostro visible de una neocontrarrevolución, que desde un lenguaje agresivo, soez y chantajista, incita a la intervención armada contra Cuba, al mantenimiento y recrudecimiento de la política de bloqueo contra su país de origen y “quiebra” mediante presión política y chantaje moral a la casi totalidad de artistas que emigran a los EE.UU y buscan “fortuna” y posicionamiento en la farándula miamense. Este “circo anticubano”, el pasado 24 de octubre, sin autorización irrumpió frente a la Sede Papal en Roma, pero la Guardia del Vaticano les impidió penetrar a la Plaza San Pedro y el Santo Padre se negó a recibirlos.

Otros métodos (tradicionales) usados por oficinas gubernamentales yanquis ilustran cómo se “quiebran” a seudos revolucionarios, “centristas” y aparentemente desinteresados en la política:

“La Joven Cuba”. Blog creado en 2010 por Harold Cárdenas, Osmany Sánchez y Roberto Peralo, jóvenes profesores de la Universidad de Matanzas. Tomó su nombre inspirado en la organización revolucionaria y antimperialista Joven Cuba creada en la década del 30 por Antonio Guiteras. A pesar de que era una época en que la blogósfera cubana estaba dominada por iniciativas contrarrevolucionarias, la intención inicial de sus redactores fue realizar una defensa de la Revolución en Internet mediante art escritos por ellos mismos y posteriormente por colaboradores, al tiempo que ofrecía una perspectiva crítica sobre la realidad de la Isla”.

“En un inicio chocaron con la incomprensión de elementos más tradicionalistas en las organizaciones políticas que veían con recelo y desconocimiento el uso de Internet, y la independencia de la bitácora. En 2012, un texto en el que se criticaba el silencio en torno a la instalación y puesta en funcionamiento del cable submarino de fibra óptica que permitiría el acceso masivo a Internet en Cuba, fue la excusa para cerrar el acceso al blog en los servidores de la Universidad de Matanzas. Dadas las pocas posibilidades de navegación en ese momento el hecho equivalía a condenarlo a muerte, incluso estuvo varios meses sin actualizarse, hasta que diversas voces de defensa se levantaron y el acceso fue restablecido”.

“A partir de esto el prestigio de los integrantes aumentó considerablemente, al igual que los niveles de lectores entre los que destacaban los jóvenes universitarios y sectores afines a la Revolución. Asimismo, como muchos otros blogs cubanos cuyos contenidos contrastaban con el acartonamiento, el vacío informativo y la pobreza temática de la prensa estatal, fue seguido cada vez más por elementos interesados en una visión crítica de la realidad política, económica y social en la segunda década de los 2000. También fue ganando la atención de lectores no simpatizantes con el socialismo, el gobierno cubano o la Revolución, pero que preferían una postura menos agresiva que el anticastrismo tradicional”.

“A partir de 2013 los ejecutores de la estrategia del gobierno de Obama hacia Cuba, con el uso de Internet como herramienta de influencia política, comenzaron un proceso de contacto y acercamiento a la blogosfera cubana luego de un cuidadoso estudio de su abanico ideológico. Un análisis del perfil psicológico de cada uno de los tres editores, les hizo concentrar su trabajo de atracción hacia Harold Cárdenas”.

“Invitaciones a eventos en el extranjero, el fomento de una ambigüedad ideológica cada vez mayor, el cultivo del ego y la vanidad, una generosa retribución económica debido a la vinculación laboral con El Toque, proyecto mediático en la web financiado a través del gobierno de Holanda, fueron trabajando la personalidad de Cárdenas —quien para ese entonces se había mudado de Matanzas a La Habana—, erosionando la integridad política del grupo”.

“Además, los vínculos con otras webs creadas y mantenidas con financiamiento estadounidense comenzaron a ejercer más importancia que el objetivo inicial: la defensa de la Revolución. En 2017 Harold Cárdenas se traslada a Estados Unidos con una beca otorgada por la Universidad de Columbia. Roberto Peralo desde el 2016 reside en La Florida por motivos familiares, y a partir de ese momento se distanció casi por completo con el blog, en el cual publica de forma cada vez más esporádica Osmany Sánchez, quien reside en Matanzas y trabaja como profesor en la Universidad de esa ciudad”.

“Aunque 2017 marcó un declive en las publicaciones, en 2018 y 2019 el blog fue retomado por Harold Cárdenas, que apenas escribe y en su función como editor se apoya en los contenidos que genera un nuevo grupo de colaboradores armado durante esos años: Alina B. López Hernández, Miguel Alejandro Hayes, Mario Valdés Navia y Yassel A. Padrón Kunakbaeva, entre otros”.

“El propósito fundacional de La Joven Cuba ha cambiado cada vez más, pasando a ser de forma más expuesta otro elemento mediático en el aparato comunicacional de la neocontrarrevolución. Convertido en una marca en el mercado político ante los estadounidenses y descolocado ideológicamente en Cuba, no queda nada de aquel blog revolucionario que fue una vez. Dentro de la Revolución pudo haber sido todo, contra ella, es nada”.[12]

La antítesis de esta distorsión pseudo cultural y demostración de que si bien el Arte no tiene Patria los artistas sí, lo es la Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonso, en una entrevista a la prestigiosa periodista, recién fallecida Marta Rojas le declaró:

“El pueblo es la meta principal. En el pueblo hay que pensar primero que en nosotros mismos y esa es la única actitud verdaderamente revolucionaria” (como dijo) Lenin: “El pueblo tiene derecho al gran arte” (y nosotros)… habíamos renunciado a un público por un pueblo…[13]

Conclusiones

Para la nueva “cruzada cultural”, el imperialismo cultural norteamericano y sus círculos de poder global, aprovechan la renegada actitud de individuos que una vez pertenecieron a un proyecto victorioso de nación que es más radical que el proyecto personal que se demandan para sí y que le prometen tener sus amos imperiales, por lo que no pueden abrazar ni capitalizar las banderas de la Revolución socialista, ni las aspiraciones del pueblo que la defiende y acompaña.

Como bien dijera el destacado politólogo cubano Enrique Ubieta “…las circunstancias conducen a tales individuos trascendidos hacia el extremo opuesto, a la renuncia de todo lo «aprendido»: de la solidaridad como modo de vida al individualismo más feroz; del «seremos como el Che» al desenfadado «somos yanquis»; de la guerra contra el imperialismo a la guerra del imperialismo: soldados de la pluma en la contienda universal, eterna, contra «los sesenta oscuros rincones del planeta»”.[14]

Los artistas, inmigrantes económicos, para sobrevivir y hacer carrera tiene que politizar su estatus y eso los convierte de patéticas marionetas de innombrables personajes como Alexánder Otaola a descalificados mercenarios de las agencias de inteligencia yanqui o del Departamento de Estado norteamericano.

Este nuevo “ejército” de apátridas fracasa y fracasará en su política anexionista y de subversión. Sus acciones los desenmascaran ante la nobleza y cultura política del pueblo cubano.

Notas:

[1] José Martí. “Carta a Manuel Mercado”. Obras Completas. Tomo 4. Editorial Ciencias Sociales. La Habana. 1991. Edición Digital. p. 167.

[2] José Martí. “Carta a Federico Henríquez y Carvajal”. Obras Completas. Tomo 4. Editorial Ciencias Sociales. La Habana. 1991. Edición Digital. p. 111.

[3] Néstor Kohan. “Hegemonía y cultura en tiempos de contrainsurgencia «soft». Editorial Ocean Sur. 2021. Edición digital. p. 7.

[4] José Martí. “Adelante, juntos”. Obras Completas. Tomo 3. Editorial Ciencias Sociales. La Habana. 1991. Edición Digital. p. 15.

[5] Néstor Kohan. “Hegemonía y cultura en tiempos de contrainsurgencia «soft». Editorial Ocean Sur. 2021. Edición digital. p. 10.

[6] Discurso pronunciado por Miguel M. Díaz-Canel Bermúdez, Presidente en la clausura del IX Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), en el Palacio de Convenciones, el 30 de junio de 2019, Periódico “Trabajadores”. La Habana. Cuba. p. 3

[7] Enrique Ubieta. “La Guerra cultural en Cuba”. Dentro del debate “Tendencias actuales de la Guerra cultural contra el Socialismo en Cuba”. 18 de diciembre de 2013.  Ver en libro: “Hacia una cultura del debate. (Espacio Dialogar-dialogar de la AHS). Volumen I. Selección y Notas: Elier Ramírez Cañedo. Casa Editora Abril. 2017. p. 158.

[8]  ÍDEM. p. 160

[9] Raúl Castro Ruz. “Discurso ante la  Asamblea Nacional del Poder Popular. La Habana 7 de julio de 2013. Periódico “Granma”. 8 de julio de 2013. Página 2.

[10] Max Blumenthal. “La contrarrevolución cultural cubana: Los raperos y artistas respaldados por el gobierno de EE.UU. ganan fama como «catalizadores de los disturbios actuales». Periódico Granma. 28 de julio 2021.

[11] Redacción cultural del periódico Granma. 19 de octubre de 2021.

[12] No he podido “encontrar” la fuente de donde extraje la información expuesta. Aunque falto al necesario rigor científico me niego faltar a la ética científica y humana, al dejar reconocido que no es de mi autoría el comentario mostardo y que suscribo.

[13] Marta Rojas. “Alicia Alonso. Habíamos renunciado a un público por un pueblo”. Periódico Granma. 1 de junio de 2018. p. 3.

[14] Enrique Ubieta. Artículo. “Las antítesis de la guerra: izquierda o derecha”. Publicada el 23 de junio de 2017, con notas extraídas de su libro “¿revolución o reforma?  La Habana. Casa Editora Abril. 2012. Segunda edición, a cargo de la Editorial Ocean Sur.

Tomado de: Capitulo Cubano. Red en Defensa de la Humanidad

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Mensaje de la Casa de las Américas a los amigos de nuestra región y del mundo

Una vez más los cubanos nos enfrentamos a una embestida brutal por parte del Imperio. En momentos en que el país comienza a recuperarse de los duros efectos de la pandemia, cuando al fin se vislumbra una salida a los angustiosos meses vividos, vuelven a escucharse tambores de guerra. Las nuevas maniobras vienen envueltas en términos como “derechos constitucionales”, “marchas pacíficas” y otros de semejante tenor.

Parecía que la política del gobierno de Trump había llevado a límites infranqueables la hostilidad hacia Cuba al implementar 243 medidas adicionales al bloqueo. Sin embargo, su sucesor, haciendo gala de un cinismo asombroso, no solo no ha aliviado aquella criminal política sino que en la práctica, de hecho, la ha recrudecido al sostenerla contra viento y marea y aderezarla, además, con todo tipo de amenazas y exabruptos.

Desde el 22 de septiembre hasta hoy, funcionarios del gobierno estadounidense y figuras influyentes del Congreso han hecho públicas veintinueve declaraciones insolentes en torno a la provocación prevista para el 15 de noviembre, instigada y financiada desde los Estados Unidos, con el empleo de sus representantes locales –esos “hombres tallados en una rodilla”, según la imagen de Martí–, que intentan servir de quinta columna para los propósitos de sus amos.

Hace veinte años, el 1° de mayo de 2001, en lo que sería el primer aldabonazo continental contra las expansivas pretensiones del ALCA, Fidel subrayó:

Todo cuanto hicieron los gobiernos de Estados Unidos en este hemisferio hasta el momento actual estuvo fuertemente influido por su obsesión y temor ante la presencia desconcertante de la Revolución Cubana, desde los días de la invasión mercenaria de Playa Girón […]. Mas, si el triunfo de la Revolución Cubana los desconcertó, su admirable resistencia durante más de cuatro décadas a veces da la impresión de haberlos desquiciado.

El canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla se dirigió hoy al Cuerpo Diplomático acreditado en la Isla para denunciar la nueva escalada de agresiones y los planes para desestabilizar a nuestro país y promover “un cambio de régimen”. Con el pretexto de “ayudar al pueblo cubano”, la campaña, a través de los medios y las redes sociales, presenta a Cuba como un Estado fallido cuyo gobierno acude a la represión y a la violación de los derechos humanos para perpetuarse en el poder. En realidad, al decir de nuestro canciller, se propone “provocar situaciones de sufrimiento, en la esperanza de que generen condiciones para un estallido social”.

Washington continúa aplicando medidas que impiden la reunificación familiar, los viajes entre los dos países, el otorgamiento de visados; asimismo, la nueva exigencia para permitir el ingreso a los Estados Unidos discrimina las exitosas vacunas cubanas y obstaculiza su reconocimiento. En contraste, según Rodríguez Parrilla, “no ha habido ningún ofrecimiento de ayuda de ese gobierno, ni humanitaria ni de ninguna índole, a lo largo de toda la pandemia; ni siquiera cuando se produjo la avería de la planta productora de oxígeno se concedieron licencias específicas para enviar oxígeno a Cuba”. En nuestro país no se han recibido de las autoridades estadounidenses ni medicamentos ni alimentos durante esta grave crisis.

La absoluta carencia de ética y el cinismo han caracterizado la conducta de Washington con respecto a Cuba en una etapa en que los médicos cubanos han dado pruebas en todo el mundo de espíritu solidario.

Como parte de la estrategia imperial de dominación, que combate a sangre y fuego todo proyecto emancipador, en particular en nuestra América, Cuba está siendo acosada con saña por su enemigo histórico, confiado en que podrá engañar a la opinión pública mundial y presentarse como portador de la democracia y la libertad de los cubanos. En este momento de peligro para la Revolución convocamos a nuestros amigos a evitar, por todos los medios a su alcance, que la verdad de Cuba sea silenciada.

La Habana, 10 de noviembre de 2021.

Tomado de: La Ventana

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Miles de millones de dólares para recolonizar a Cuba: Una obsesión de Estados Unidos que perdura en el tiempo

Por Abel González Santamaría

Nuevamente suenan los tambores de la Guerra No Convencional de Estados Unidos contra Cuba, con la organización y financiamiento de una marcha contrarrevolucionaria por las calles del país el próximo 15 de noviembre. Forma parte de la misma operación político-comunicacional que tuvo su máxima expresión en los hechos del 11 de julio y que emplea como principal plataforma las redes sociales en internet.

¿Quién financia las acciones subversivas y a cuánto ascienden las sumas invertidas?

Recientemente el gobierno del presidente estadounidense Joe Biden solicitó al Congreso para su presupuesto de 2022 la cifra de 20 millones de dólares para los denominados programas dirigidos a «promover la democracia en Cuba», y casi 13 millones para las transmisiones ilegales de radio y televisión, mal llamadas Radio y TV Martí. Exactamente el mismo monto que para el 2021 solicitó la Administración de Donald Trump.

Desde 1996 y hasta el 2021, el Congreso norteamericano asignó alrededor de 404 millones de dólares para los programas de «democracia» [1] Estos fondos se han ejecutado a través del Departamento de Estado, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) y la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés).

Con la «Ley de Libertad y Solidaridad Democrática con Cuba», conocida como Ley Helms Burton de 1996, para provocar el cambio del sistema político y económico cubano, se internacionalizó el bloqueo y codificó los programas subversivos contra la nación, al establecer la obligación de otorgar financiamiento para su ejecución. En el documento se declaran abiertamente dos componentes fundamentales de su estrategia de Guerra No Convencional: la guerra económica y la guerra ideológica.

Desde entonces, cada gobierno estadounidense -sea republicano o demócrata- han empleado esos fondos, que como promedio se mueve entre los diez y 20 millones de dólares anuales. Los programas los opera bajo la Sección 109 de la Ley Helms-Burton, que «autoriza al Presidente a prestar asistencia y otros tipos de apoyo a personas y organizaciones no gubernamentales independientes en favor de los esfuerzos de democratización de Cuba».

A lo apuntado en la Sección 109, se le añade la Sección 115 donde se declaran «lícitas las acciones de inteligencia contra Cuba, para cumplir los propósitos del bloqueo». Por tanto, los millones de dólares invertidos para la subversión interna, no incluye los gastos de la Comunidad de Inteligencia contra Cuba, que se calcula también son millonarios.

Asimismo, desde 1984 y hasta el 2021, el Congreso estadounidense asignó cerca de 945 millones de dólares para las transmisiones ilegales de Radio y TV Martí. [2] Por tanto, si lo sumamos a los 404 millones invertidos en los programas «democracia», se puede asegurar que en los últimos 35 años el presupuesto del gobierno de Estados Unidos contra Cuba en materia de Subversión Política e Ideológica suma 1 349 millones de dólares, y si agregamos las partidas de la Comunidad de Inteligencia que tienen carácter secreto, se puede aseverar que los gastos ascienden a miles de millones de dólares para destruir la Revolución Cubana.

¿Cuáles son los orígenes de la subversión norteamericana contra Cuba?

Hace más de dos siglos de forma sostenida, la Mayor de las Antillas ha sido utilizada por los grupos de poder estadounidenses como «balón de ensayo» de sus proyectos hegemónicos, expansionistas y subversivos. Un precedente importante lo constituye el pensamiento geopolítico de los principales exponentes de los grupos de poder, destacándose entre ellos los primeros gobernantes conocidos como los «Padres Fundadores».

Uno de los precursores de esa posición fue Thomas Jefferson, quien había redactado la Declaración de Independencia y fue el tercer presidente estadounidense. Se reconoce como el primer gobernante que ideó la anexión de Cuba a Estados Unidos, cuyo testimonio resulta bastante revelador:

«Aunque con alguna dificultad (España), consentirá también en que se agregue Cuba a nuestra Unión, a fin de que no ayudemos a Méjico y las demás provincias. Eso sería un buen precio. Entonces yo haría levantar en la parte más remota al sur de la Isla una columna que llevase la inscripción NE PLUS ULTRA (no más allá), como para indicar que allí estaría el límite, de donde no podía pasarse, de nuestras adquisiciones en ese rumbo […] Yo estoy persuadido de que nunca ha habido una Constitución tan bien calculada como la nuestra para poner en armonía un extenso imperio con el principio del gobierno propio». [3]

Esa proyección se mantuvo invariablemente en el tiempo y aplicaron diversas fórmulas para apoderarse de Cuba–desde la compra de la Isla a España ofreciendo millones de dólares hasta la intervención militar. En 1898 lograron materializar por la fuerza sus ambiciones sobre el Archipiélago, sometido posteriormente durante 60 años al dominio imperial que intentó americanizar la sociedad cubana.

El triunfo de la Revolución en 1959 y su posterior carácter socialista, constituyó un duro golpe a la geopolítica estadounidense, al verse afectada por primera vez en la historia la hegemonía hacia América Latina y el Caribe, considerada despectivamente como su «patio trasero». A partir de entonces, los programas subversivos adquirieron otro carácter, que incluía acciones terroristas, como planes de atentados y acciones violentas en las ciudades cubanas. Millones y millones de dólares han empleado para recolonizar a Cuba.

Las evidencias históricas así lo confirman: intentos de compra y anexión; intervención armada y ocupación militar; imposición de un apéndice de la Constitución; usurpación de su territorio e instalación de una base militar permanente; establecimiento de regímenes dictatoriales; realización de acciones de sabotajes; introducción de plagas y enfermedades; organización de atentados contra sus principales dirigentes; múltiples acciones terroristas con un saldo de miles de víctimas mortales e incapacitados; aislamiento político internacional y regional; bloqueo económico, comercial y financiero; ruptura de las relaciones diplomáticas; creación y apoyo a bandas armadas; transmisiones radiales y televisivas ilegales; ejecución de programas subversivos financiados con miles de millones de dólares, los que invierten en la actualidad en las redes sociales de internet para sembrar el odio y la división entre los cubanos.

¿Se puede valorar la pretendida marcha del 15 de noviembre como un hecho aislado?

Existen evidencias denunciadas por Cuba de la complicidad del gobierno de Estados Unidos en la preparación y financiamiento de los promotores de la marcha, como parte de sus programas de «democracia». Persisten algunos factores que indican su organización y la certeza que será otro proyecto subversivo destinado al fracaso, entre ellos:

  1. Es declarada ilegal por las autoridades cubanas porque viola varios artículos de la Constitución de la República.
  2. Ante la insistencia de los operadores políticos de ejecutarla, se realiza un apercibimiento de la Fiscalía donde advierte las consecuencias legales para sus promotores.
  3. Existe una conexión entre los promotores y la extrema derecha anticubana radicada en Estados Unidos, con el objetivo de generar disturbios al igual que el 11 de julio.
  4. Quieren desarrollarla cuando el país está controlando la pandemia de la COVID-19, decide abrir sus fronteras internacionales y los niños iniciarán el curso escolar.
  5. De manera abierta el gobierno estadounidense amenazó con sancionar a Cuba si sus autoridades actúan sobre los promotores de esta marcha, lo que demuestra su complicidad en la organización y financiamiento.

Pero más allá de esos factores, se debe tener en cuenta que la obsesión de Estados Unidos para establecer el NE PLUS ULTRA y recolonizar a Cuba perdura en el tiempo. La esencia del conflicto bilateral entre ambos países se mantiene invariable: recuperar la dominación sobre la Isla y transformar su sistema político, económico y social, contra la voluntad soberana del pueblo cubano de defender su independencia y mantener el Socialismo.

Fuentes:

[1] Véase las estadísticas que son publicadas por investigaciones del Congreso norteamericano en: Mark Sullivan: «Cuba: U.S. Policy in the 116th Congress, March 29, 2019», en: https://fas.org/sgp/crs/row/R45657.pdf y «Cuba: U.S. Policy in the 116th Congress and Through the Trump Administration, January 22, 2021», en: https://sgp.fas.org/crs/row/R45657.pdf.

[2] Ibídem.

[3] Véase fragmentos de la carta que envió Thomas Jefferson a su sucesor James Madison en 1809, citada en: José Antonio Saco: Contra la anexión, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1974, p. 325.

Tomado de: Cubadebate

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Tomar distancia de todo lo inhumano

Por Silvio Rodríguez

La estrategia de Obama para mí siempre estuvo clara: “no le combatas, acércate a tu enemigo e inflúyelo”. Podremos ponerle los epítetos que queramos, pero sin dudas fue la política más pacífica, la menos cruenta de todos los presidentes norteamericanos que nos tocaron después de 1959. Por otra parte, de la misma forma que becar y hospedar en casas de personas de nivel medio, en los Estados Unidos, puede hacer pensar diferente a un joven que desde niño sólo conoce nuestra realidad —de ventajas sociales y carencias materiales—, visitar a Cuba, para un joven norteamericano, puede significar un gran cambio de mentalidad respecto a lo que desde niño oyó y leyó sobre nosotros.

Por eso siempre he dicho que, en el intercambio de influencias pueblo a pueblo, teníamos las de ganar. El porqué es sencillo. Por nuestra parte siempre hemos sabido que en los Estados Unidos materialmente se vive mucho mejor que en Cuba. En tal sentido no hay sorpresas para el ciudadano nuestro que pase por allá. Pero para los que sí habría sorpresas, y muchas, sería para los ciudadanos norteamericanos, cuando descubrieran la calidad solidaria de nuestro pueblo, a pesar de sus carencias. Y no iban a tener que leer editoriales que pululan en nuestra prensa, escrita o televisiva; bastaría vivir un poco entre nosotros para enterarse de los efectos del bloqueo al que sus dirigentes nos someten desde hace más de seis décadas.

La CIA, la USAID, Soros y el copón bendito anglosajón saben eso, y se lo vienen advirtiendo a todos los presidentes norteamericanos: si nos abrimos con Cuba, la perdemos. Los primeros que lo saben son los ultraderechosos políticos de la Florida, herederos de los esbirros de Batista. Por eso han creado el monstruo propagandístico que re-edita, generación tras generación, una feroz ideología anticastrista, hija del anticomunismo macarthista. Este monstruo, alimentado durante 6 décadas, ya es un factor electoral a veces determinante, como se ha comprobado. Por todo esto se recrudecen las presiones a Cuba. Mucho más cuando, a pesar de nuestra lamentable realidad económica, somos el único país del tercer mundo que ha creado sus propias vacunas contra la Covid19.

Respecto a nuestra realidad interna, siempre he dicho que no fuimos lo que íbamos a ser, fuera eso lo que fuera, sino lo que el conglomerado de presiones externas y capacidades propias nos ha permitido.

No tiene sentido llorar o lamentarse. La realidad es la realidad. Y si la queremos mejor no se puede empezar ignorándola o sacando conclusiones parciales. La justicia social, la ejemplaridad moral y cívica también pasa por comprender y asumir lo que genera lo complejo. No olvidemos el resultado de las presiones y/o represiones que atentan contra la impaciencia —virtud o defecto, según desde dónde se mire—. Hace 62 años que los más poderosos pretenden asfixiarnos. La mejor razón para tomar distancia de todo lo inhumano.

Comentario tomado de su blog: Segunda Cita

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