Con Cuba

La marcha y la mancha

Por Ricardo Riverón Rojas

Me gustaría participar en una marcha donde se reclame justicia social, respeto a los derechos humanos, condena a la represión, libertad de expresión, libertad para los presos políticos, fin de la pobreza, igualdad de oportunidades… En mi país se convocó a una para el próximo mes, pero veo que la convocatoria no valora esos conceptos de la misma manera en que los asumimos la mayoría de los cubanos (el 85.5 %), ni mide con la misma vara su posible violación. No voy a participar, pues más que marcha sería, para mi fuero interno, mancha.

Quien la convoca, si leo su currículo, ha sido beneficiario, en alto grado, de la justicia social y la igualdad de oportunidades que la política educacional y cultural de la Revolución desplegó para todos los cubanos desde sus primeros días hasta hoy; nunca fue discriminado ni censurado, sino todo lo contrario. Así lo reconoció en entrevista concedida a Raquel Caballero Ruiz para el periódico Juventud Rebelde el 24 de febrero de 2012:

Desde que empecé a hacer teatro en Holguín ingresé a la Asociación Hermanos Saíz (AHS). Integrarme a esa organización me ofreció la posibilidad de participar en talleres, de compartir experiencia con otros creadores, hacer encuentros y publicar mis obras. (…) Tengo todos los motivos del mundo para agradecer el apoyo brindado, porque sin la Asociación no hubiese podido hacer la mayoría de mis trabajos.[1]

No le veo sentido a marchar para reclamar lo que ya poseen quienes, como él, demostraron talento, pero sospecho que tratar de convencerlo para que desista sería en vano. En otros momentos de la conversación, el joven confiesa que publicar sus libros y estrenar una decena de textos lo convierten en “un autor afortunado”. También se refiere a sus estudios, primero en la Escuela Nacional de Arte (ENA) y posteriormente en la Universidad de las Artes (ISA), de donde egresó con título de oro. Comenta asimismo las posibilidades que ha tenido como guionista para audiovisuales y para participar en eventos e intercambios allende el mar.

Evidentemente, el sistema propició su formación y su obra se ha reconocido, como la de tantos. Me gustaría marchar con él si reclamara que esas mismas oportunidades se abrieran para todos en aquellos sitios del mundo capitalista donde al desarrollo de la gran mayoría no lo respaldan políticas públicas inclusivas. Como bien sabemos, en esos predios por lo general el dinero, o el azar —no siempre concurrente—, son quienes desbrozan el camino a la academia. No creo que, desdeñando la amplitud de nuestras instituciones educativas, alguien con un mínimo sentido de la justicia se aventure a afirmar que quiere para los jóvenes talentos cubanos el mismo destino que tendrían en la mayor parte de este tercer mundo al que pertenecemos. Marchar para eso sería un descomunal contrasentido.

Claro, después de aquellas añejas afirmaciones, el todavía joven deriva de su visión, antes agradecida, hacia el cuestionamiento de la masificación de la cultura, uno de los proyectos más osados y generosos que en el terreno cultural ha emprendido nuestro país en lo que va de siglo. De paso, además de extraer un saldo nulo de aquella idea de Fidel, le mete caña —como le dicta una desgastada matriz peyorativa— al ideal guevarista del hombre nuevo. En otra entrevista, concedida a Alejandro Langape para la revista Árbol Invertido, el 18 de noviembre de 2020, lo afirmó. Llamo la atención sobre la autorreferencia, en ese mismo intercambio, a su obra Semen, premiada y puesta en escena dentro y fuera de Cuba. Supongo que quede claro que, al parecer, ante su puesta en escena y publicación, la cruenta censura comunista dormía o estaba entretenida con alguna que otra nimiedad.[2] Más allá de la pequeña cuota de razón que pudiera tener, sobre todo por las derivaciones no previstas con que opera el programa después de dos décadas de gestado, propongo leer un fragmento:

Para mí la Batalla de Ideas era la resurrección de aquel proyecto de hombre nuevo que pretendía, con la masificación de la cultura, atenuar los efectos de la degradación social que se percibía. La realidad, sin embargo, no muestra hoy evidencias de que seamos más cultos ni mejores (como sociedad) que en aquellos años. Semen es una reflexión en torno a esas preocupaciones. El texto fue ganador del premio Calendario, se publicó en La Habana y Buenos Aires, fue estrenado con mucho éxito por el grupo El Portazo, de Matanzas, y también ha sido llevado al cine por Juan Carlos Cremata.[3]

Yo marcharía —solo que en otros contextos— contra la censura, la falta de libertad de expresión, la existencia de presos políticos, y llevaría como ejemplo algunas de las obras más impugnadoras del dramaturgo convocante a la marcha en Cuba. El ejemplo cubano en eso de no censurar pudiera serles de utilidad, lo mismo en Madrid, pues en algunas de esas monarquías europeas contra sus majestades no se puede expresar nadie, porque la ley castiga al súbdito que se atreva. Igual podríamos marchar en Washington, o en Miami.

Marcharía también para denunciar esas cárceles donde mantienen durante años, sin instrucción de cargos y en no pocos casos sin delito, a prisioneros que deben enfrentar las condiciones más humillantes que podamos suponer; el de la base naval de Guantánamo sería mi ejemplo emblemático.

Claro que marcharía pacíficamente. Y también, pese al riesgo, contra los abusos policiales en esos sitios donde te pueden sacar un ojo con balas de goma, barrerte con un cañón de agua, caerte a golpes, asfixiarte bocabajo contra el piso con una rodilla sobre el cuello o despacharte con una bala de material menos “noble”. Como veo que no es hacia esos territorios que se enfilan los reclamos de quienes convocan a marchar en mi país, decido que no me mancho.

¿Y qué ha pasado en Cuba los últimos cinco años para que algunos piensen que es legítimo marchar para pedir cambios? Claro que hay que cambiar, a los revolucionarios no hay que pedírselo, pues no hay herramienta más valiosa que el cambio para que la Revolución como proceso emancipador no se detenga, se defienda e insista en su apuesta por el desarrollo.

Muchos de los cambios en nuestra economía en poco más de una década, que no son pocos ni de pequeña naturaleza, buscan hacerla funcionar eficientemente. En su totalidad han debido responder, de una manera u otra, además de a una nueva lógica global —no siempre socialista en el sentido ortodoxo—, a la agresividad del bloqueo, nunca ausente, sino más presente y atenazador que nunca tras las 243 medidas que nos regaló el republicano Trump, al parecer sin reversión demócrata. A quienes dicen que el bloqueo no es causa de nuestros agobios, los invito a recordar cómo nos abastecíamos en el período de distensión de ayer mismo (gobierno de Barack Obama) y cómo lo hacemos después del arribo a la Casa Blanca del magnate inmobiliario.

Han transcurrido menos de cinco años desde que, en 2017, asumió la presidencia de Cuba Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Desde entonces no ha parado de enfrentar adversidades de alta complejidad, timoneadas con bastante acierto, según creo. Apenas comenzaba su gestión cuando el accidente del avión de Holguín conmovió al país; acto seguido nos sorprendió el tornado en La Habana, que obligó al despliegue de cuantiosos recursos y recuperación en tiempo récord; nos fueron cayendo, en progresión creciente, las ya referidas medidas de Trump, con especial incidencia aquellas relacionadas con el abastecimiento de petróleo, las de carácter financiero y la clausura de los servicios consulares; en 2020 hizo su debut entre nosotros la pandemia, hasta la fecha de hoy combatida de manera ejemplar con vacunas y protocolos propios. Y por si fuera poco, irrumpieron los episodios de descontento inducido —con actos vandálicos y todo—, de los cuales solo sacan provecho quienes se niegan a incorporar la hostilidad de Estados Unidos en las variables de sus análisis sobre la situación de Cuba.

Para cada uno de los desafíos que menciono, el actual gobierno ha tenido una respuesta inmediata y abarcadora en la medida en que los recursos lo permiten. El actual programa de transformación de los barrios desfavorecidos (herencia del subdesarrollo y, quizás, de la no calibración, culposa y con retraso, de su magnitud) viene dando soluciones a problemas acumulados por más de una década, como el de materializar, de manera inmediata para sus habitantes, regularizaciones de diverso tipo.

Son muchos los problemas acumulados, y solo una acometida integral, priorizada y sostenida, permitirá ponerles fin. Yo estoy dispuesto a pedirles a los dirigentes cubanos, no en una marcha de dudosa inocuidad, sino en uno de los muchos espacios de diálogo que me propician, que no dejen que se pierdan la fuerza e intensidad con que trabajan hoy ante esa complejísima problemática social, sobre todo porque cuentan con el apoyo y participación de los pobladores.

Yo marcharía siempre que fuese necesario por la reivindicación de los más necesitados, pero evidentemente mis motivaciones no son las mismas de quienes pretenden hacerlo para que todo sea como es en esa buena parte de la humanidad que aún padece estatus colonial o neocolonial. A ciencia cierta, no sabemos con qué programa estos “rebeldes” se proponen gobernar mejor, con más respeto y justicia para todos. Lo que sí han dejado claro es que no quieren marchar por amor al deporte.

Notas:

[1] Yunior García Aguilera: “Escribo como si estuviera sentado en primera fila”, Juventud Rebelde, 24 de febrero de 2012. Entrevistado porRaquel Caballero Ruiz. Disponible en: http://www.juventudrebelde.cu/cultura/2012-02-24/escribo-como-si-estuviera-sentado-en-primera-fila].

[2] El 27 de noviembre de 2020 (según me confirman desde el Ministerio de Cultura) Yunior García Aguilera tenía cuatro obras en cartelera.

[3] Yunior García Aguilera: “El día que deje de cuestionarme, dejaría de ser yo”, Árbol Invertido, 18 de noviembre de 2020. Entrevistado por Alejandro Langape. Disponible en: https://arbolinvertido.com/entrevistas/yunior-garcia-dramaturgo-y-actor-el-dia-que-deje-de-cuestionarme-dejaria-de-ser-yo.

Tomado de: La Jiribilla

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Reflexiones sobre la actualidad cubana (Parte III)

Por Fabián Escalante

Nuestro pueblo avanza en diversos frentes, en medio de las agresiones y bloqueos generados por el gobierno de Estados Unidos y sus aliados europeos. Uno de los enemigos a batir, la pandemia de la covid-19, comienza a retroceder bajo los efectos de la vacunación masiva con los inmunógenos generados por nuestros científicos. También, se resuelven problemas materiales y sociales en comunidades desfavorecidas y se ejecutan medidas dirigidas a activar la economía del país.

El fortalecimiento del Poder Popular en la base de la sociedad, como reclama insistentemente nuestro Presidente Díaz Canel, comienza a florecer, pues es allí, en la comunidad, en el Consejo Popular, donde se tienen que resolver los problemas y dificultades existentes, para mejorar las condiciones de vida de la población.

Mientras, el enemigo que no ceja en sus empeños subversivos, en su objetivo de derrocar la Revolución cubana, intensifica el bloqueo multilateral impuesto y continúa sus campañas contrarrevolucionarias, la más reciente, los llamados a “huelga general” y a manifestaciones para protestar por las violaciones de los derechos humanos en nuestra patria. Alegan, derechos conculcados, detenidos secuestrados, abusos policiales, etc.

Detrás de esta ofensiva mediática por redes sociales, emisarios, prensa extranjera etc., que amenaza con huelgas y manifestaciones a lo largo del País, hay —evidentemente— una operación subversiva, bien preparada, sobre un esquema de “guerra sicológica”, para aterrorizar, manipular sentimientos, asustar, o al menos, preocupar a nuestros ciudadanos. ¿Huelga de qué?, ¿Manifestación contra “la represión” de una policía sin armas? ¿Por la liberación de presos políticos inexistentes y otras “libertades constitucionales” secuestradas?

Repiten machaconamente las mismas calumnias y mentiras fabricadas por la contrarrevolución miamense y sus patrocinadores, quienes por más de seis décadas han pretendido confundir a la comunidad cubana asentada en Estados Unidos y a los pueblos del mundo con tales falacias.

Los ejecutores de tales acciones han sido públicamente señalados como egresados de talleres subversivos, becas en Instituciones y Universidades en Estados Unidos y España, donde fueron tratados a cuerpo de rey, financiados y orientados hacia sus enlaces en Cuba, noveles o veteranos colaboradores, los mismos que por una recarga telefónica, son capaces de quemar una tienda o atacar una estación de policía.

Difundiendo por las redes sociales a largo plazo sus provocativas intenciones, buscan desestabilizar la tranquilidad ciudadana, en un momento en que vamos saliendo del peor pico de la pandemia, en que se reinicia el curso escolar presencial tan esperado por la familia cubana, se intenta reanimar la economía, se reiniciarán los vuelos comerciales y se prevé la llegada de turistas y visitantes.

Esgrimen los subversivos, el derecho que le otorga la Constitución para manifestarse y protestar, obviando aviesamente el concepto que esta tutela y que reconoce, respeta y garantiza a las personas la libertad de pensamiento, conciencia y expresión, y señala que los derechos de reunión, y manifestación con fines lícitos, y pacíficos, se ejercerán, siempre, con respeto al orden público y acatamiento de las preceptivas establecidas por la ley. Esta misma Constitución señala que “la defensa de la Patria socialista es deber supremo, y que la traición a la patria es el más grave de los crímenes…”.

No existe en Cuba, en los 62 años trascurridos, un solo caso demostrado de represión indiscriminada, desaparecidos, tortura o “falsos positivos” —como se denominan en Colombia y otros países— los asesinatos de inocentes que se hacen pasar como enemigos.

Usted puede estar descontento o se contrario al Socialismo, ese es su derecho constitucional, además puede expresar sus opiniones públicamente, pero lo que no puede hacer, es actuar y conspirar, con apoyo extranjero, contra el orden legal establecido, como también se impide en todos los países del mundo, sea cual sea su filiación política. Usted no tiene ningún derecho a infundir el terror mediático, a envenenar con mentiras y manipuladas informaciones a la opinión publica cubana. Ese derecho no se lo concedemos.

Estoy persuadido que la respuesta revolucionaria que se propinará a tales acciones contrarrevolucionarias, será oportuna, correcta, proporcional y adecuada, como debe ser y siempre ha sido.

Tomado de: Cubadebate

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O Guisa o Praga

Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la Sierra Maestra

Editorial de La Tizza

A ser yo orador, o concurrente a Juntas, que no otra cosa significa entre nosotros la tal palabra, no sentaría por base de mi política eso que los franceses llamarían afrentosa hésitation [vacilación]. O Yara o Madrid.

José Martí

El ciclo político que irrumpió en el espacio público cubano el último fin de semana de noviembre del 2020 aún no ha cerrado. Por el contrario, entra en su fase más aguda de disputas, y el primer aniversario de esa fecha se perfila como la puesta en escena de una gran confrontación.

El día seleccionado es el 20 de noviembre. Anunciado como por un cálculo banal —el primer sábado después de la apertura al turismo—, vocero de propósitos en apariencia humanitarios —contra la violencia, por el cambio, por la democracia, etcétera, todas en este nivel de abstracción y sin apellidos—, encubridor de su contenido político con una retórica legalista sobre el derecho a manifestarse. En resumen, portador de lo más «limpio»: lo más cívico, lo más pacífico, lo más plural.

La marcha, sin embargo, no elige su fecha por azar matemático, antes bien, la propia fecha dice lo que la marcha se propone, a lo que aspira: no es una marcha sobre el presente de Cuba sino la conmemoración de una historia prestada, re-run, re-play, reboot, refrito: el 20 de noviembre de 1989 comenzaba en Checoslovaquia la «Revolución de Terciopelo», y se ponía en movimiento la secuencia que llevó al fin de aquel «socialismo». Nada más parecido al Foro Cívico de Vaclav Havel que este Archipiélago de Yunior García —aunque esta segunda vez no acontezca siquiera como farsa—. Y aunque a Checoslovaquia y Cuba las unieran una vez la misma palabra, socialismo, hay entre las dos historias nacionales una diferencia fundamental que es favorable a Cuba y se sustenta en la autenticidad y radicalismo de su revolución.

Con la mirada puesta en el antecedente señalado, hay que replantearse la iniciativa de esta contrarrevolución «respetuosa» de una legalidad que «le favorece». La pregunta sobre la convocatoria que ha lanzado Archipiélago se está dirimiendo en términos en los que solo el bloque político que la enuncia puede vencer: ¿se puede o no autorizar la marcha contrarrevolucionaria del 20 de noviembre? Para esta pregunta, formulada en tales términos, no existe respuesta capaz de beneficiar a los intereses del pueblo, de la Revolución.

Si la manifestación se autoriza —y si se autorizan en general las manifestaciones contrarrevolucionarias— se legitimará el accionar imperialista en la política interna y se abrirá una grieta por la que fluirían libremente el consenso y el deseo capitalistas que se han ido acumulando durante años en un sector de la población, y que se refuerzan con la situación excepcional de crisis en que vivimos. Una concesión así puede desbordarse en una situación de consecuencias políticas impredecibles. En caso de prohibición de la marcha, se desatará la campaña contra el poder del Estado para lacerar más su credibilidad y alimentar el martirologio de los miembros del bloque político de Archipiélago.

No nos corresponde responder la pregunta que plantea Archipiélago, esa duda tramposa que solo ofrece respuestas simples de «sí» o «no» que, con independencia de la selección, serán caldo de cultivo para sus intereses reaccionarios. Los revolucionarios cubanos tenemos el deber de formular una pregunta mejor, más compleja, comprometida y lúcida: ¿cómo satisfacer el deseo de protesta, de rebeldía, de insumisión desde el campo de la Revolución y en favor del socialismo?, ¿cómo lograr que ese flujo político, lejos de atentar contra el poder revolucionario, lo refuerce? Estas preguntas, por supuesto, no se responden con sanciones legales o disposiciones policiales, tampoco con una mejoría económica ni con campañas de comunicación: esta misión histórica que impone la Revolución sobre nuestros endebles hombros requiere de un amplio y desmedido despliegue de política revolucionaria.

Por otro lado, los nuevos aspirantes a opresores necesitan acotar el ámbito de la rebeldía a los estrechos marcos de la nación para extraer de la ecuación los factores externos de la crisis —de los que son astilla— y quedar en mejores condiciones de presentar su ilusión de capitalismo viable. Por eso nuestra rebeldía comunista ha de ir al unísono contra la injusticia institucional y contra la opresión capitalista e imperialista a nivel internacional. Hemos cedido terreno en ambos sentidos, como demuestra la impunidad de tanto oportunista, la soledad de la Tribuna ante la embajada gringa y la reducción del internacionalismo popular a tarea diplomática.

Urgen, pues, respuestas que pongan el acento sobre la recomposición de la hegemonía, del consenso de la Revolución y de su proyecto socialista. Si recordamos los sucesos del 11 y 12 de julio, el énfasis de la crítica en la «indecencia» y la violencia, su fijación en el orden y el derecho revelan sus límites: si lo único a mencionar de los manifestantes de aquellas jornadas eran sus «obscenidades», «mal vestir», «peor hablar», su «desorden sin permiso» en medio de la pandemia, su espontaneidad reaccionaria, su violencia ciega sin objetivo «claro», ¿qué reclamar entonces a estos liberales bien portados, cargados de cartas, hasta con permisos pedidos, comedidos y ecuánimes, con reglamentos e itinerario?

Es la diferencia política entonces, es la propuesta y el proyecto de país lo que está sobre la mesa, es el futuro de Cuba, su Revolución y su apuesta socialista, frente a este cosplay checo de segunda mano. La manifestación propuesta para el 20 de noviembre no solo es, de facto, la «Marcha del Partido Liberal», y, en cuanto tal, no puede ofrecerle al pueblo ni un programa positivo, sino que es, además, la avanzadilla de representantes de la agenda de Washington: es imposible que puedan enarbolar un proyecto de país decoroso.

El «día después» de la marcha será el de la liberalización de nuestra economía, de la subordinación de nuestra política a los designios de Estados Unidos, de la promulgación de leyes sociales conservadoras que nos hagan retroceder decenas de años. Será el día en que una parte blanca y anticomunista de la emigración que envía remesas a Cuba tome las riendas y profundice la discriminación racial, esta vez con un fundamento económico reforzado. No es un futuro independiente, no es una marcha independiente, sus promotores no son independientes ni buscan independencia alguna: son cómplices, conscientes o no, del imperialismo y buscan la sumisión a este.

Si su defecto fuese solo pecar de liberales, quizás aún merecerían el perdón de la historia. En lo absoluto, la historia jamás perdonará las transfusiones, transferencias y trasplantes de los que participa esta derecha nuestra en sus relaciones con otras derechas del mundo, más o menos reaccionarias; en particular, sus conocidas alabanzas a connotados presidentes conservadores del hemisferio. Tampoco perdonará la manera indecorosa en que replican, con aires «nuevos», la vieja política proimperialista y anticomunista del eje Washington-Miami, su defensa implícita o expresa del bloqueo y las nuevas sanciones que lo refuerzan, o los llamados a una intervención militar. No hay, no puede haber, ni un mínimo de patriotismo, ni un mínimo de amor al pueblo, ni un mínimo de decoro en personas que defiendan estas políticas.

¿Y qué izquierda será esa que frente a su propia incapacidad, en su ingenuidad suicida, se propone alegre como furgón de cola de los enterradores de la Revolución, porque busca desesperada «una salida»? Siempre dispuesta a disparar algo de pintura roja para colorear como defensores de los humildes, no solo a los enemigos de un Estado y un proyecto, que lo son y así se piensan, sino a los futuros constructores de otro Estado (liberal), aliado de la derecha internacional donde su crítica anticapitalista, marginada y marginal, no tendrá cabida y conocerán, sin dudas, la fuerza destructiva del capitalismo.

Hay ideología en toda proyección social, y aún más en toda proyección política. Los derechos humanos son políticos, la intervención humanitaria es militar, el civismo se subordina a la hegemonía. Es difícil aceptar una «izquierda» que desea el triunfo de esta marcha. Pareciera que en su afán opositor aspiran en verdad a correr el mismo destino de las izquierdas bajo los regímenes capitalistas; es como si desearan ser «alternativos» solo en el capitalismo; se trata de la aspiración de cierta izquierda a quedar viuda de las revoluciones, como señalaba Eduardo Galeano. Pero tendrían que ascender demasiado en principios y claridad política para resistir con la audacia de nuestros camaradas oprimidos de Chile, Colombia o Estados Unidos ante el terror conjunto del Estado y el capital. Mas, si no llegara a asustarles este deseo inconsciente suyo, deberían al menos aceptar que la consecuencia inmediata de su triunfo como grupo político implicaría la instauración del capitalismo en Cuba, para desgracia de los oprimidos de esta tierra.

Esta convocatoria a marchar el 20 de noviembre invoca a una nación sin apellidos. No menciona el socialismo porque sabe que este dotó de contenidos emancipatorios a lo nacional, de una forma en que la república burguesa neocolonial jamás hubiera podido. Esos que hoy nos invitan a marchar no realizan recuperación alguna de los contenidos más radicales de nuestras tradiciones de lucha por la emancipación, afincadas en la necesidad de resolver los problemas más acuciantes de los humildes. No veremos en sus discursos ni el antimperialismo, ni la igualdad o la justicia social, reivindicaciones populares que se ganaron en la lucha. Quieren darle la libertad a los esclavos después de 1886, democracia y derecho a la manifestación al pueblo después de 1959, Constitución del 40 después de la de 1976. El problema de su tiempo histórico no es el futuro, porque su único futuro es el pasado.

Que esta paradoja sea posible es, en parte, responsabilidad del campo revolucionario, responsabilidad nuestra. Que el pasado parezca moderno es un resultado también de nuestros retrocesos, abandonos, ausencia de profundizaciones en el programa de la Revolución, de la escasez de debates, de las dificultades en el ejercicio de un verdadero poder popular. Ellos han avanzado ahí donde retrocedimos.

Hemos creído que los procesos históricos son irreversibles, que los derechos son para siempre. ¡No!, es necesario seguir triunfando porque en cada batalla le va la vida a la Revolución. No olvidemos que Fidel, en el modo en que escogió morir, nos dijo: ¡No sean adoradores de estatuas o escuelas de nombres notables, sean revolucionarios, hagan la Revolución! No basta gritar ¡yo soy Fidel!: toca serlo.

Hay una lección histórica, traumática, que nos lega el 11 de julio a los revolucionarios cubanos. Si el 27 de noviembre la izquierda emergente podía tomar el liderazgo, ese día de verano solo el campo de la Revolución en su conjunto, con el Estado y el Partido a la cabeza, podía dar frente al evento, y solo desde ahí tenía capacidad de respuesta.

Nosotros, en tanto comunistas y revolucionarios, soñamos un mundo sin capitalismo y sin Estados. Pero entendemos, al unísono, la necesidad de un gran poder de la Revolución que sostenga y haga efectivo su aun mayor proyecto emancipador: la forma actual de ese poder se encuentra en cómo se resuelven las tensiones entre el Estado que sobrevino a la Revolución y los revolucionarios que le exigen su profundización comunista. Ante el Estado, es nuestro deber criticarlo en todo, presionarlo siempre, para que sea cada día más del pueblo, de la Revolución, del socialismo, de la democracia. No tendremos más socialismo si no hacemos a nuestro Estado más emancipador y emancipado, pero tampoco tendríamos socialismo si nuestro Estado se debilitara hasta un punto de no retorno. Es esto último, precisamente, lo que pretenden lograr parte de los entusiastas del 20 de noviembre.

Un 20 de noviembre que nos lleva, como pueblo, a los mismos lugares de hace treinta o sesenta años, cuando no peores: no hacia sociedades prósperas para todos, sino hacia la clausura de toda posibilidad de democracia y justicia más allá del capital y el parlamentarismo. Lejos de su pretendido pacifismo, sería esta una fecha violenta, no solo porque pretende saltarse un orden democrático establecido, sino por su servilismo, activo o pasivo, a la hostilidad de los Estados Unidos. No es otra la «paz» que proponen que la de los sepulcros de todo futuro en los estancados lodazales de lo igual, lo «normal», y no más que borrar toda victoria que, a diferencia de la de la Plaza Wenceslao o de los Astilleros de Gdank, este pueblo conquistó a costa de la sangre de miles, defendió con las armas y sostuvo en su esperanza.

Aquel ciclo de ofensiva reaccionaria abierto el 27 de noviembre podemos interpretarlo como la breve pero intensa campaña de verano que desatara la dictadura de Fulgencio Batista contra el Ejército Rebelde en la Sierra Maestra. Para vencer este aluvión de campañas contrarrevolucionarias, acciones anticomunistas, propagandas de odio, bloqueos económicos, articulaciones burguesas, políticas imperialistas, anticubanas y procapitalistas, debemos repetir el gesto audaz de los barbudos: de la organización de la resistencia a la contraofensiva estratégica. Nuestro 20 de noviembre no será, pues, aquel de 1989 sino el de 1958. No el de Praga, sino el de Guisa: el de la batalla de Guisa. No los últimos días de la experiencia checoslovaca, sino los primeros días de los cruentos combates finales del Ejército Rebelde, finales que iluminaban nuevos comienzos.

Por supuesto, ni esta derecha está organizada como una sanguinaria dictadura, ni el campo de la revolución se reduce a rebeldes y clandestinos; tenemos, por el contrario, una historia de revolución en el poder que es preciso continuar de la manera más leal posible a su proyecto radical de emancipación.

Debemos apostar por una solución de máximos, adelantar las leyes que profundicen la democracia socialista, abrir un debate público y masivo sobre la participación y la democracia. El socialismo no puede permitirse el lujo de abdicar de las llamadas libertades políticas y dejar ese resquicio abierto a la oportunista explotación de sus enemigos. ¡No!, el socialismo conoce formas de libertades políticas y democracia popular superiores a lo que pudiera ofrecer el capitalismo. La historia de la Revolución nos ofrece la posibilidad de retomar y ampliar sus conquistas en este sentido: fortalecer el poder popular a todos los niveles, retomar la Asamblea General Nacional que sancionó las dos declaraciones de La Habana, recuperar el mecanismo de los parlamentos obreros, potenciar el rol de los sindicatos, y más.

Se agrandaría así el consenso de la Revolución, mas no por eso dejaríamos de tener enemigos. No podrá entonces temblarnos la mano para trazar la raya que nos separa: ni un paso atrás ante el consenso de las mayorías, nada que ceder ante el imperialismo y sus sirvientes; ni un paso atrás ante las conquistas de la Revolución, nada que ceder ante las fuerzas destructivas del capitalismo.

Ese es el gesto de rebeldía que necesitamos abrazar como pueblo. Por eso repetimos junto a Martí: ¡o Guisa o Praga!; o la recuperación de la rebeldía por y desde la Revolución o la protesta destructiva de un liberalismo esclerótico; o el relanzamiento de una hegemonía que ponga en su centro la emancipación o el retorno a un país sin esperanzas ni futuros; o la profundización del socialismo en Cuba o el fin de la Revolución cubana.

La situación en que nos encontramos puede leerse como una crisis sin soluciones o como una oportunidad. Pero esta no se nos brindará por sí sola, habremos de construirla. Guisa no se nos dará como mera fecha del calendario. Debemos hacer a Guisa nuestra, refundarla. Guisa no es un lugar del pasado que se pueda reactivar por mera declaración discursiva, sino un espacio que arrancarle al presente con una nueva praxis revolucionaria, un campo de batalla actual desde el cual luchar, esta vez y siempre, por el triunfo de la revolución, que tendrá que ser el triunfo de los que cayeron en su lucha por un mundo mejor, el triunfo del socialismo, el triunfo de la utopía, el triunfo del pueblo: si de lucha se trata.

Tomado de: La Tizza

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Ojalá aprendan de Silvio (+Video)

Por Félix López

En Mojito News, como en otros bares, ocurren altercados. Incluso aplicamos el derecho virtual de admisión. Claro que no nos gusta echar a nadie con un clic, porque este es un espacio para la socialización. Y la cultura es enemiga de la censura y hermana mayor de la diversidad y de la libertad de expresión. Pero esos dos derechos van acompañados de unos deberes éticos. Usted no puede exigir que se le respete su elección de vida e ir por el mundo con amenazas, acosos y ataques a todo aquel que no milite, piense o viva a su manera.

En los bares reales alguna gente se pasa de trago y alza la voz, molesta a otros usuarios y hasta se marcha sin pagar. En los virtuales no es muy diferente. Esta semana un cliente se «arrimó a la barra» y protestó porque en una entrada titulada Los bares de Guillén, publicamos una foto del Poeta Nacional de Cuba con el cantautor Silvio Rodríguez. El usuario en cuestión escribió un comentario soez, en el que arremetió contra el artista y amenazó con boicotear el «bar». Su pataleo tenía un motivo: «Mojito News hace propaganda a comunistas y acólitos del régimen cubano». Y también una equivocación: imponer su opinión en un blog personal.

Este texto no es para defender al autor de Ojalá. A Silvio Rodríguez lo defienden sus canciones. Lo defienden millones de fans alrededor del mundo. Lo defiende su necedad. Y lo defiende su vida, dedicada a escribir lo que siente, a decir lo que piensa, a cantar en trincheras (al lado de guerreros reales), en cárceles y barrios pobres. No conozco a otro artista cubano que entregue su arte, como ha hecho Silvio durante años, en la Cuba profunda, junto a los más humildes, sin que tuvieran que pagarle un centavo por sus conciertos. No digo que sea el único, pero sí me atrevo a asegurar que es quien más lo practica.

Dicho esto me voy a referir a quienes en los últimos días se han lanzado a una campaña brutal (porque es de brutos) contra dos conciertos de Silvio en Madrid (26 de septiembre en el centenario del Partido Comunista de España y el 2 de octubre en el WiZink Center). Para ser más concreto hablo de un grupo de «exiliados cubanos» que se ha tomado en serio la Ley Helms Burton y piensan que la extraterritorialidad de las medidas contra Cuba también aplica para boicotear conciertos de artistas cubanos en cualquier capital de Europa.

No imaginemos a centenares de españoles iracundos que gritan para que se cancelen los conciertos de Silvio Rodríguez. No, eso no lo veremos. Se trata de unos cubanos que exigen se suspenda la presentación de un artista de su país. Sí, cubanos contra cubanos. No es Silvio quien habla de ellos, o pide que se les repriman por sus actitudes fascistas, por su irracionalidad política o por el odio que profesan a todo lo que huela a izquierda, socialismo o revolución. Son, vaya casualidad, los mismos activistas que después del 11J asediaron los consulados con banderas de Cuba y de los Estados Unidos, ante miradas azoradas de mucha gente que no los entiende.

En las últimas semanas, voceros letrados de ese grupo, también han arremetido contra los medios, la intelectualidad, el gobierno y la izquierda española. Les exigen más hostilidad y condena contra «el régimen comunista de la isla». Los acusan de cómplices y timoratos. Y uno se pregunta cómo pueden reaccionar quienes los ven abrazados y en la misma tribuna de la ultraderecha fascista, ondeando banderas gringas, linchando trovadores, mientras dicen hablar en nombre de millones de cubanos.

Ni siquiera en España representan a la comunidad de cubanos emigrados. No, señores linchadores (e infladores), somos muchísimos los que queremos que Silvio o cualquier otro artista, venga de donde venga, comparta su arte con tranquilidad y con respeto. Si les gusta más el reguetón urbano que la canción trovadoresca es su derecho. Disfruten la nominación de su himno Patria y Vida a los Grammy Latinos, de la misma manera que nosotros disfrutamos el Premio Leteo otorgado a Silvio Rodríguez, entre otras cosas, por «movilizar la esperanza de los oprimidos».

Llama la atención que quienes se oponen a que Silvio cante en España intentaron colocar una «tribuna Patria y Vida» frente al WiZink Center. Fue esa la solicitud literal que les denegó Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Uno de los autores de dicha canción es un activo integrante de la comunidad anticubana en este país. Alguien que no hace mucho intentó robar una canción de Silvio para levantar su carrera y convertirse en vocero de los que, por pedir…, piden hasta una invasión a Cuba. Las cosas se dicen como son, para que la sociedad española pueda sacar sus conclusiones.

Para sabotear las presentaciones de Silvio lo intentaron todo: publicaciones virales que anunciaban la cancelación del concierto del 2 de octubre, la destrucción de los carteles publicitarios, la arremetida coral de los medios carroñeros, donde se le acusó de venir a «llenarse los bolsillos, mientras los cubanos pasan hambre». Todo les ha salido muy mal. El trovador bajó del avión en Barajas y anunció que el dinero de sus presentaciones y del Premio Leteo lo donaría al pueblo cubano. Lo destinó, íntegro, a la compra de medicinas e insumos médicos para la isla. Ninguno de esos medios lo ha reseñado y ni por pudor se retractan de sus historias mal contadas.

Este episodio está en pleno desarrollo. El 2 de octubre un grupo de «exiliados cubanos», como se autodenominan, marcharán por Madrid para protestar por el concierto de Silvio en WiZink Center. La locación estará a tope. Ojalá no revivan los fantasmas de aquellos activistas por la libertad de expresión que destruyeron discos con aplanadoras en las calles de Miami o atacaron con gritos y piedras a quienes asistían a un concierto de Los Van Van otro octubre, pero de 1999. Ojalá y todos los artistas cubanos, estén donde estén, emulen la actitud solidaria y patriótica de Silvio. Ojalá y el «exilio cubano» entienda que el odio no es la solución a los problemas de Cuba y mucho menos a sus frustraciones. ¡Ojalá aprendan!

Tomado de: Mojito News

Silvio Rodríguez interpretando El necio en la Plaza Martí, en el barrio porteño de Villa Lugano, en Argentina

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Destruir la cooperación vasca y Cubainformación, nueva diana del bloqueo a Cuba

Portada de la publicación impresa Cubainformación No 45 que edita la ONG Euskadi-Cuba

Cubainformación y la asociación Euskadi-Cuba están en la diana de una operación política y mediática. Aquí el comunicado de Euskadi-Cuba aclarando la situación. No nos callarán.

Euskadi-Cuba, la asociación vasca de amistad con Cuba, desea aclarar algunas falsedades publicadas por el diario ABC en papel, el 29 de septiembre de 2021, en portada y página interior completa, un material reproducido y ampliado por otros medios digitales e impresos. Estos reportajes y noticias reproducen los contenidos de una nota de prensa de la ONG Prisoners Defenders (PD). Nuestra asociación no ha sido consultada por ninguno de dichos medios.

  1. ¿Cooperación con Cuba para “minar Europa”?

“El Gobierno vasco riega con fondos europeos a la asociación Euskadi-Cuba para minar instituciones y desestabilizar”, titulaba ABC, que reproducía partes de una nota de prensa de PD, como los siguientes: “la Asociación Euskadi-Cuba ha captado un mínimo de 3.885.897 euros (…) desde 2013 a 2020”. Son fondos “destinados a minar Europa y sus instituciones”. “El objetivo de esa asociación es desestabilizar Europa y España”. En otro diario, El Nuevo Herald de Miami, PD acusaba a Euskadi-Cuba de nutrirse de “fondos de cooperación” para “labores de inteligencia”.

Aclaremos: en el período arriba citado, Euskadi-Cuba obtuvo, en el apartado de subvenciones a proyectos de cooperación al desarrollo de instituciones vascas, 3.461.000 euros para 18 proyectos. Fondos con los que, por ejemplo, se han dotado a cooperativas agrícolas de sistemas de riego, invernaderos, herramientas, tractores o maquinaria forestal, y se han mejorado las condiciones de vida de centenares de miles de personas en la Isla. La mayoría se insertan en la estrategia cubana de soberanía alimentaria con enfoque de género. Citemos los títulos de algunos proyectos: “Empoderamiento de las mujeres en el programa de frutales para enfrentar el cambio climático en ecosistemas frágiles de Baracoa”, “Desarrollo agroforestal sostenible, una opción para el empoderamiento de la mujer en Guantánamo” o “Mujeres protagonistas en el movimiento de la agricultura urbana ecológica en La Habana”.

  1. ¿Investigación judicial?

Leemos que “La justicia española” ha abierto “una investigación a la asociación vasca (Euskadi-Cuba)”. No es cierto.

No existen diligencias judiciales abiertas contra la web citada, ni en modo alguno se están investigando actividades de la asociación, las cuales todas ellas se encuentran en el marco de la legalidad.

Lo único cierto es que se ha presentado una querella contra una persona concreta, así como la representación legal de Euskadi-Cuba, únicamente por una frase contenida en un artículo de opinión, frase que estuvo apenas unos días en la web.

  1. Cubainformación y Euskadi-Cuba

En varios medios leemos que, según PD, Euskadi-Cuba “hizo cambios en la web (Cubainformación) con el objetivo de ocultar su verdadera titularidad” y así “desvincular a la Asociación Euskadi-Cuba de Cubainformación”. La razón: que “Euskadi-Cuba no podría obtener subvenciones si tiene una querella criminal”.

Primero, los citados “cambios en la web” consistieron en actualizar el apartado de las entidades que apoyan a Cubainformación, que permanecía obsoleto. El medio fue sostenido por Euskadi-Cuba hasta 2019, y desde 2020 se mantiene, sin subvenciones, con apoyo de unos 30 colectivos europeos –Euskadi-Cuba entre ellos- y al menos 200 donantes particulares, que sostienen una estructura mínima. Cubainformación es una red de periodismo colaborativo, con más de 50 personas voluntarias, e impulsa actualmente una intensa campaña de socias, socios y donaciones para seguir adelante.

Segundo, la gran mayoría de los medios de comunicación de este país y muchos periodistas han recibido querellas por injurias y/o calumnias por su trabajo, sin que ello haya tenido repercusión política alguna, y no olvidemos que en este caso todavía existe la presunción de inocencia, puesto que las personas querelladas aún no han tenido la oportunidad de prestar declaración. Nuestra intención es que, una vez se preste declaración y se demuestre la intencionalidad únicamente política de la querella, se solicite el archivo de las actuaciones.

Reflexión final

Consideramos que esto no solo es un ataque a los 32 años de labor solidaria y de cooperación con la Isla de la asociación Euskadi-Cuba, y un intento de acabar con la labor informativa de Cubainformación. También es un ataque a las instituciones públicas vascas (Gobierno vasco, diputaciones, ayuntamientos), a quienes se acusa, de manera directa, de no velar por el control de sus fondos de cooperación.

Euskadi-Cuba agradece todas las muestras de solidaridad recibidas, desde asociaciones, ONGD, instituciones, partidos y numerosas personas particulares, y reitera que mantendrá su línea solidaria y su denuncia permanente del bloqueo de EEUU, una violación flagrante, sistemática y masiva de los derechos humanos de 11,2 millones de cubanas y cubanos, condenada en 29 ocasiones por la Asamblea General de Naciones Unidas.

Por último, recordar que, tras una exitosa campaña para la compra de jeringuillas en apoyo de la vacunación masiva en la Isla, que en Euskal Herria obtuvo fondos para 655.700 jeringuillas y, en el conjunto del Estado español, para cuatro millones, Euskadi-Cuba sigue recogiendo donaciones ciudadanas para el envío de material higiénico-sanitario, con destino al sistema público de salud de Cuba, afectado gravemente por el bloqueo y las 243 sanciones impuestas al país por EEUU en los últimos cuatro años.

Tomado de: Cubainformación

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Más sobre la actualidad cubana (Parte II)

Plaza de la Revolución. 1ro de mayo, día de los trabajadores Foto Radio Rebelde

Por Fabián Escalante

La contrarrevolución interna reorganiza sus fuerzas para pasar a la ofensiva. Primero convocando a un “paro nacional” el 11 de octubre, diz que para obtener la “liberación de presos políticos”. Después –según las redes sociales–, un grupo de “activistas”, evidentemente contrarrevolucionarios, visitaron la sede del Consejo de Administración de la capital para solicitar autorización y realizar una marcha pacífica contra la “violencia” en el mes de noviembre, por supuesto, después de la apertura del turismo internacional que planean las autoridades competentes.

Según un periodiquillo miamense, la marcha, es “contra la violencia, para exigir que se respeten los derechos de todos los cubanos, por la liberación de los presos políticos y la solución de las diferencias a través de vías democráticas y pacíficas”. Además “solicitan protección a las autoridades y el normal servicio de las telecomunicaciones”.

Uno de sus participantes ha puntualizado a los medios de prensa afines, entiéndase contrarrevolucionarios, que aspiran a que marchas similares se repliquen en todo el país. Para tal propósito, los líderes protestantes esgrimen los derechos otorgados por la Constitución cubana, que recoge la protesta pública como un derecho del pueblo.

En dos palabras, el plan –sin dudas estructurado por la CIA y sus asociados, generosos financieros de estos “líderes”– estriba en organizar una masiva actividad contrarrevolucionaria, precisamente en los días en que Cuba reabre sus puertas al turismo internacional.

Mientras, los bombardeos de mentiras y medias verdades pululan por las redes sociales contra los principales líderes del Gobierno, particularmente el presidente Díaz Canel, desmeritando las acciones que el Gobierno revolucionario realiza –sacando recursos de donde no hay– para mejorar las condiciones de vida de barrios desfavorecidos vulnerables.

En Miami, un sector de la comunidad cubana, manipulada por los congresistas fundamentalistas Marco Rubio, María Elvira Salazar y sus acólitos, alista sus armas, coordina y financia a sus peones locales, para que en estrecho contacto con sus pares de la Isla ayuden a crear un ambiente de desestabilización social.

Sin dudas esa es la ESTRATEGIA SUBVERSIVA.

En circunstancias como las actuales –pandemia, escalada del bloqueo, escaseces, etc– no podemos subestimar al enemigo, y si desean elevar la parada (como se decía en mi barrio), hay que aceptar el reto, con MÁS REVOLUCIÓN, como nos enseñó Fidel.

Acciones de masa para demostrar nuestra fuerza, movilizaciones políticas y patrióticas locales parecerían acertadas, aprovechando cada oportunidad. Al enemigo hay que darle de su mismo jarabe. Desean realizar una demostración de fuerza, pues hagamos lo que sabemos hacer, que es movilizar al pueblo.

También, insisto en ello, fortalecer las bases de nuestras organizaciones con “ideas nuevas”, pero con mayor urgencia, con conceptos que superen el reiterado “cambio de estilo y métodos de trabajo”, pues nada de ello se ha logrado a pesar del tiempo transcurrido tratando de implementarlo.

Los comunistas, que militan en la superestructura, deben bajar –en la medida posible– a las organizaciones de base, a los núcleos zonales, para desde allí y a la cabeza del resto de las fuerzas revolucionarias, además de dialogar y escuchar los conflictos y necesidades locales, pasar a la contraofensiva.

El enemigo de la humanidad, el Gobierno de Estados Unidos y sus agencias subversivas se aprestan para propinar el golpe final a la Revolución, en tanto nos suponen débiles. Eso es lo que quieren. Es probablemente a lo que Biden y su administración aspiran como premio de consolación ante las derrotas internacionales y locales sufridas. Entonces, actuemos como sabemos hacer, con el pueblo a la vanguardia. Y aunque a algunos no les guste: la calle es de los revolucionarios, como alertara Díaz-Canel. Entonces, ¡Al COMBATE!

Tomado de: Cubadebate

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Europa proyecta sobre Cuba su propia represión (+Video)

Policía de Catalunya, España reprimiendo una manifestación

Por José Manzaneda

El Parlamento europeo ha aprobado una condena a Cuba por “la violencia y represión extrema contra manifestantes” pacíficos, en las protestas ocurridas en Julio (1).

“Brutal represión” en la Isla, nos dice la prensa europea (2). Pero si visionamos con detalle las decenas de videos publicados sobre aquellos incidentes (3) (4) (5), y desconectamos el sonido de la narración, ¿qué vemos en realidad? Una policía cubana poco entrenada que da una respuesta tibia ante las agresiones (6), y cuyas expresiones más violentas son casi infantiles al lado de la actuación de muchas policías del mundo. Para empezar, las de la propia Europa (7).

La verdadera brutalidad policial la ha practicado, en no pocos escenarios de protesta, la policía española, por ejemplo (8). Su intervención contra el referéndum en Catalunya, en 2017, causó heridas a cerca de 800 personas (9). El Tribunal de Estrasburgo de Derechos Humanos ha emitido diez condenas contra España por no investigar las denuncias –más de cinco mil casos documentados- de torturas y malos tratos policiales (10). ¿Dónde están las condenas del Parlamento europeo?

Nos hablan de detenciones en Cuba por “manifestar pacíficamente su libertad de expresión” (11). Falso. Nadie niega que hubiera excesos o actuaciones irregulares –investigadas varias de ellas por la Fiscalía Militar-, pero en general los operativos policiales respondieron no a las protestas pacíficas, sino a los ataques con piedras y cócteles molotov (12), y a los asaltos y robos a tiendas de propiedad pública (13).

El Parlamento europeo jamás ha condenado al gobierno de Colombia (70 muertes por represión en las protestas de abril) (14), al de Chile (34 muertes en las de 2019) (15), o al gobierno golpista interino de Bolivia, causante de 32 muertes (16). En este último caso, el Parlamento europeo reconoció al golpista como gobierno legítimo y, meses después, denunció la detención de la presidenta impuesta por “arbitraria e ilegal” (17). La Eurocámara tampoco condenó, en 2020, la acción policial en EEUU, durante las protestas del Black Lives Matter, cuyo saldo fue de 30 muertes y 14 mil detenciones (18).

Con todos los países citados hay amplios acuerdos comerciales y de cooperación de la Unión Europea. Pero ahora, su Parlamento –en mano de las derechas aliadas de Washington- pide destruir el Acuerdo de Diálogo y Cooperación Unión Europea-Cuba por una práctica policial claramente menos represiva que la de todos esos países (19).

Nos hablan del acoso en Cuba a “personalidades galardonadas con el premio Sájarov” como Guillermo Fariñas (20). Pero, ¿qué le ocurriría a este último si, siendo europeo, confesara en la prensa que gestiona con el gobierno de EEUU una intervención militar en su país (21)? Hace tiempo que estaría ya en la cárcel. Pero en Cuba, salvo el arresto por unas horas, no le pasa absolutamente nada (22).

Las protestas en Cuba fueron el resultado previsible de una situación muy prolongada de penurias materiales, apagones, falta de medicamentos y alimentos, escasez de transporte y largas colas. Pero ni el Parlamento ni los medios europeos explican sus causas. Por un lado, una brutal guerra económica desde EEUU, con 243 sanciones en los últimos cuatro años, que han dinamitado todas y cada una de las fuentes de ingreso del país (los acuerdos médicos internacionales, los viajes desde EEUU, las remesas de la emigración…) y que han dejado a la Isla sin apenas combustible, mediante las sanciones a su principal proveedor, Venezuela, y a las empresas navieras de terceros países (23). Por otro, el cierre, debido a la pandemia, de la única vía de ingresos que le quedaba al país, el turismo. Y, por último, una millonaria campaña de redes sociales, financiada desde agencias federales de EEUU, para movilizar contra el gobierno cubano a un sector –aún pequeño, pero ya visible- de la población de la Isla (24). Una campaña en la que, para inflar la imagen de represión, se emplearon incontables fake news, para convertir en imágenes de Cuba las actuaciones policiales en Brasil (25), Sudáfrica (26), o República Dominicana (27).

En todo caso, el balance no puede ser más “pírrico, vil y canallesco”, como denunciaba hace unos días el presidente de México, con cuyas magistrales palabras nos despedimos: “Se ve mal que el gobierno de Estados Unidos utilice el bloqueo para impedir el bienestar del pueblo de Cuba con el propósito de que éste, obligado por la necesidad, tenga que enfrentar a su propio gobierno. Si esta perversa estrategia lograse tener éxito –algo que no parece probable por la dignidad a que nos hemos referido–, repito, si tuviera éxito, se convertiría en un triunfo pírrico, vil y canallesco. En una mancha de esas que no se borran ni con toda el agua de los océanos” (28).

  1. https://www.abc.es/internacional/abci-eurocamara-pide-borrell-suspender-acuerdo-cuba-represion-tras-protestas-11-j-202109170043_noticia.html
  2. https://www.larazon.es/internacional/20210714/jdygpk4pxbgqplpqvhamust5gm.html
  3. https://www.youtube.com/watch?v=ZrkAfU64hXg
  4. https://www.youtube.com/watch?v=N_UChBQZihY
  5. https://www.youtube.com/watch?v=BGZx1LEBRdg
  6. https://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/cuba-es/article252726983.html
  7. https://www.youtube.com/watch?v=UwwEGV5HZvE
  8. https://www.davidnoticias.cl/la-brutal-represion-la-policia-nacional-guardia-civil-espanola/
  9. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-41453357
  10. https://www.elsaltodiario.com/tortura/estrasburgo-vuelve-condenar-espana-por-torturas-instruccion-ministro-interior-fernando-grande-marlaska
  11. https://www.efe.com/efe/espana/mundo/el-parlamento-europeo-pide-sancionar-a-cuba-por-la-represion-de-las-protestas/10001-4631043
  12. https://www.youtube.com/watch?v=HNJri-uWmUs
  13. https://www.youtube.com/watch?v=CzKCRKpc9og
  14. https://heraldocubano.wordpress.com/2021/05/25/en-8-anos-la-union-europea-perdio-la-memoria/
  15. https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Fallecidos_durante_el_estallido_social_en_Chile
  16. https://www.publico.es/internacional/muertos-bolivia-escalada-violencia-golpe-bolivia-suma-32-muertos.html
  17. https://www.europapress.es/internacional/noticia-senado-bolivia-rechaza-resolucion-parlamento-europeo-pide-liberacion-anez-20210506183625.html
  18. https://es.wikipedia.org/wiki/Protestas_por_la_muerte_de_George_Floyd
  19. https://lasillarota.com/mundo/parlamento-europeo-pide-sancionar-a-cuba-por-la-represion-de-las-protestas/561139
  20. https://www.abc.es/internacional/abci-eurocamara-pide-borrell-suspender-acuerdo-cuba-represion-tras-protestas-11-j-202109170043_noticia.html
  21. https://www.cubainformacion.tv/especiales/20201123/88784/88784-premio-sajarov-pide-la-invasion-de-cuba-que-dice-el-parlamento-europeo-italianoh-francais-deutsch-english
  22. https://www.efe.com/efe/america/politica/liberan-al-disidente-cubano-guillermo-farinas-tras-una-breve-detencion/20000035-4626402
  23. https://www.cubainformacion.tv/opinion/20210809/92699/92699-sos-bloqueo-cuba-italiano
  24. https://www.jornada.com.mx/notas/2021/07/13/mundo/se-crearon-bots-y-cuentas-en-twitter-para-atacar-a-cuba-especialista/
  25. http://www.cuba.cu/politica/2021-07-24/en-video-represores-cubanos-golpean-a-manifestantes-en-brasil-/56834
  26. https://t.co/v6ISJoHXyk
  27. https://t.co/ZJ6stMOmkN
  28. https://www.youtube.com/watch?v=wLUFtuZDc50&t=294s

José Manzaneda. Periodista y documentalista vasco. Coordinador de Cubainformación

Tomado de: Cubainformación

Europa proyecta sobre Cuba su propia represión (Video)

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Traidores son los que piden bombas, intervenciones y guerras para Cuba

Cubanos residentes en los EE.UU. Foto Puentes de amor

Por Carlos Lazo @Puentesdeamor1

«No estoy solo. Igual que yo, hay cientos de miles de cubanoamericanos o cubanos que viven fuera de Cuba. Ellos y yo agradecemos al país que nos acogió, pero no olvidamos la madre patria que nos dio la vida. No señora, no somos ni sinvergüenzas ni traidores; somos puentes. ¡Puentes de amor!»

¿Traidores y sinvergüenzas?

Hermana: Usted dice que yo soy una “vergüenza” para el país que me acogió (Estados Unidos). ¿Por qué me dice eso? ¿Porque le pido a Biden (el presidente por el que yo hice campaña y voté) que cumpla su palabra y levante las sanciones que pesan sobre el pueblo cubano? ¿Por eso me llama usted “desvergonzado” y “traidor”? Yo, desde que llegué a este país, he enfocado mi vida en ser un hombre de bien y, de paso, agradecer a mi país adoptivo. También ayudo a mis familiares y amigos que viven en Cuba. Siempre he trabajado honradamente para ganarme el pan.

Fui camionero, mesero, repartidor de pizzas. Fundé una familia. En mi casa, a diario, promuevo el amor a los Estados Unidos y el amor a Cuba. No es una idea antagónica abogar por la amistad entre ambos países (que para mí son como padre y madre). Eso es lo que hacen los buenos hijos; buscar la concordia y el abrazo sanador entre los padres. ¿Traidor yo? Hace más de 20 años me alisté en el ejército norteamericano. Fui a la guerra de Irak, como enfermero. Allí auxilié a soldados estadounidenses, y también a hombres, mujeres y niños iraquíes. Incluso recibí una medalla —Estrella de Bronce—por salvar vidas en el campo de batalla al volver de la guerra, a los cuarenta años de edad, regresé a la escuela.

Me superé. Estudié. Mientras trabajaba a tiempo completo, me hice profesor. De hecho, todavía estoy estudiando. Hoy día, con 56 años de edad, casi concluyo un doctorado en liderazgo de educación. Superarme me ha servido para ser un mejor maestro.

También me ha permitido ayudar de manera más efectiva en mi comunidad, en mi estado y en mi país. Creo, además, que ser un profesional y un ciudadano más culto es también una forma de agradecerle a la nación que un día me recibió como un hijo.

¡Y usted me dice que yo soy una “vergüenza” y un “traidor”! ¡No hermana, no! “Vergüenza” son los que han venido a este país, dice que «buscando libertad», y tratan de intimidar, silenciar y aterrorizar al que piensa diferente. Esos son los que no entienden los valores de este país. Esos son los sinvergüenzas y malagradecidos. “Vergüenza” para este país (y para la tierra que los vio nacer) son los que, al llegar aquí, se olvidaron de los familiares y vecinos de su país de origen (o no se olvidaron, pero solo los mencionan para maldecirlos, para ofenderlos, para difamar de ellos, para decirles “carneros” y para incitarlos a la revuelta).

“Vergüenza” son los que, desde su mesa repleta, tratan de rendir por hambre a la familia cubana. Desvergonzados y cobardes son los que nunca han ido ni irán a una guerra, pero ¡ingratos! piden bombas, intervenciones y guerra para el barrio donde ellos mismos jugaron cuando eran niños. Traidores a los Estados Unidos son los que juraron defender la constitución de este país, pero se comportan como terroristas.

Estos sinvergüenzas acusan a otros de “comunistas” pero ellos son los que llevan un dictador totalitario y tiránico en la roca dura de sus corazones. No hermana. No soy ni traidor ni sinvergüenza. Lo que hago, además de legal y encomiable, es digno. En las noches, cuando hablo con mi Dios, él me dice que voy por buen camino.

De hecho, no estoy solo. Igual que yo, hay cientos de miles de cubanoamericanos o cubanos que viven fuera de Cuba. Ellos y yo agradecemos al país que nos acogió, pero no olvidamos la madre patria que nos dio la vida.

No señora, no somos ni sinvergüenzas ni traidores; somos puentes. ¡Puentes de amor!

Carlos Lazo 19 de septiembre de 2021

Nota: Ayudemos a nuestros hermanos en Cuba.

Tomado de: Auca en Cayo Hueso

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Eliminar el bloqueo a Cuba, consenso mundial y continental

Por José Murat* @pepemuratmx

Es imperativo, racional y humano poner fin al embargo comercial de Estados Unidos a Cuba, por mucho el más prolongado y desfasado de la historia, exigencia del mayor consenso mundial y continental, tal como se patentizó en la Asamblea General de la ONU, el pasado 23 de junio, y como se manifestó en la sexta Cumbre de la Celac, en la Ciudad de México, este fin de semana.

En aquella ocasión, hace tres meses, en el máximo organismo mundial custodio de la paz y la fraternidad de los pueblos, 184 países, incluido México, votaron de manera abrumadora en contra del bloqueo, el fin de esas medidas coercitivas y unilaterales, y la normalización de las relaciones comerciales. Sólo dos votos se emitieron en contra de esa resolución (Estados Unidos e Israel) y tres abstenciones (Ucrania, Brasil y Colombia).

La ONU calificó al bloqueo de medida flagrantemente violatoria de los derechos humanos, a la luz de las difíciles condiciones sanitarias y económicas generadas por la pandemia que aún padece el mundo, y sobre todo América Latina, la región proporcionalmente más afectada.

Ahora, como segundo punto de su agenda, sólo después de la causa común en la atención del Covid-19 en la Declaración Ciudad de México, por abrumadora mayoría, los países que forman la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños se pronunciaron por terminar con el bloqueo comercial que ha dañado la economía e inhibido las posibilidades de desarrollo de Cuba, uno de los miembros de esa comunidad.

Ningún país del mundo ha resistido los efectos de un bloqueo económico por más de seis décadas. Cuba rebasó esa cifra en 2020. A los efectos nocivos y acumulados del embargo en la balanza comercial, la economía real y sobre todo en la calidad de vida de la población, se sumaron los daños sanitarios y económicos de la pandemia sanitaria que afectó, el año pasado y lo que va del actual, a todo el planeta, pero mucho más a los países en proceso de desarrollo.

Se trata de una medida coercitiva ya sin ningún fundamento político y mucho menos de seguridad nacional para Estados Unidos, pues se aplicó en un tiempo de bipolaridad y demarcación territorial como un movimiento, ya de suyo cuestionable, de un ajedrez geopolítico que desapareció con la caída del muro de Berlín en 1989, y que dividía al mundo en dos bloques –el capitalista y el socialista–, con un tercero formado por los países que se resistían a un alineamiento explícito o implícito.

En ese marco histórico, el gobierno estadunidense, con Dwight Eisenhower como presidente, aplicó en 1960 un embargo comercial al país que enarbolaba la bandera del socialismo en el continente, primero prohibiendo las exportaciones a la isla y, dos años después, ya bajo la presidencia de John F. Kennedy, prohibiendo también las importaciones provenientes de ese país.

Un estado económico de excepción, de reducción radical del intercambio comercial con la mayor potencia exportadora y el mayor mercado mundial, en su momento destino principal de las exportaciones cubanas y la fuente mayor de sus importaciones, que ha afectado las bases de la economía local, en la industria, la agricultura y los servicios, especialmente los vinculados con el sector turismo.

En cálculos de la cancillería cubana, solamente de abril de 2019 a diciembre de 2020 el bloqueo produjo daños por 9 mil 157 millones de dólares a precios corrientes, y en el último lustro las pérdidas superaron 17 mil millones de dólares; las acumuladas en las más de seis décadas desde que se decretó el embargo ascienden en su balance a casi 150 mil millones de dólares.

Esto significa dos años enteros de su producción global de bienes y servicios, pues el producto interno bruto anual de Cuba hoy día asciende a 77 mil millones de dólares. Las medidas restrictivas, salvo periodos reducidos, han incluido a los alimentos y las medicinas, es decir, prácticamente todas las ramas de la economía, luego de que, hasta antes de la revolución cubana, las tres cuartas partes de las exportaciones tenían como destino a Estados Unidos y 70 por ciento de las importaciones provenían de ese país. Ese intenso intercambio comercial, a contraluz, ilustra el tamaño del daño generado a la economía cubana, mismo que no ha sido puntualmente aquilatado por quienes subestiman o no se explican la dimensión del golpe a la estructura económica y el tejido social de ese país hermano.

En suma, el bloqueo ha sido históricamente una afrenta moral al pueblo cubano y el principal obstáculo para su desarrollo económico, pero más aún en las actuales condiciones de especial adversidad, en que el subcontinente y Cuba luchan por reposicionar sus economías luego de la crisis sanitaria. En el ángulo positivo, es un tiempo propicio también para un golpe de timón en los nuevos equilibrios mundiales, con un gobierno estadunidense sensible a las nuevas realidades, y en cuya agenda figura la observancia y la exigencia de respeto universal a los derechos humanos.

Una gran noticia para el pueblo cubano, y para las fuerzas progresistas de todos los países que luchan contra los últimos vestigios del neocolonialismo, sería la eliminación del embargo comercial, económico y financiero irracionalmente prolongado desde 1960.

*Presidente de la Fundación Colosio

Tomado de: La Jornada

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México lindo y hermano

Miguel Díaz-Canel y Andrés Manuel López Obrador. Foto Alejandro Azcuy

Por Rosa Miriam Elizalde

Tendría que ser un mexicano el que nos explicó del modo más elocuente qué es una isla. En La ruta de Hernán Cortés, Fernando Benítez dice que “una isla es una realidad claramente delimitada, una invitación al aislamiento y una manera de escaparse del mundo conocido. Una isla es también un pequeño universo original, un castillo rodeado de su foso, un lugar sui generis, sin fronteras, sin vecinos molestos, autónomo y redondo… Robinson, el más grande de los náufragos, no hubiera existido sin una isla”.

Una isla no existe sin tierra firme y sin náufragos. A México llegaron los primeros cubanos independentistas, expulsados por los déspotas coloniales y republicanos. El más mexicano de todos los cubanos, el poeta José María Heredia, está enterrado en una tumba desconocida en Toluca. José Martí, nuestro héroe nacional, que vivió y se casó en estas tierras, confesaría que “si yo no fuera cubano, quisiera ser mexicano; y siéndolo le ofrendaría lo mejor de mi vida”.

El héroe comunista Julio Antonio Mella, inmortalizado por las fotos de su amada Tina Modotti, moriría el 10 de enero de 1929 en la calle Abraham González, de la colonia Juárez, en la Ciudad México. Tras recibir los disparos de un sicario del dictador Gerardo Machado, tuvo tiempo de identificar a su asesino y expresar “muero por la revolución”. En Tinísima, Elena Poniatowska recreó la escena y los funerales que encabezarían Diego Rivera y Frida Khalo. Cuando Diego despidió el duelo, elogió “la pureza de acción y de opinión y el valor temerario” del cubano y años después pintó a Mella mirando amorosamente a Tina en su serie Del corrido a la revolución.

Ha sido documentada hasta el más mínimo detalle la experiencia mexicana de Fidel y Raúl Castro, del Che Guevara y sus compañeros que se lanzaron en el yate Granma, desde el puerto de Tuxpan, en la aventura revolucionaria que terminó con la victoria del ejército rebelde y la fuga del dictador Fulgencio Batista, en 1959. A partir de ahí, mucho ha corrido y, con presidentes más o menos propensos, no faltó la actitud invariablemente digna de México contra al cerco estadunidense a Cuba.

Pero ésa es sólo una parte de la ecuación binaria entre la isla y la tierra firme. La otra parte de la historia tiene que ver con lo que una antigua costumbre griega entendía por “símbolo”, que era la acción de dividir en dos un objeto, una moneda o un trozo de barro, y los dueños acudirían a sus mitades cuando fuera necesario, en una situación en la que se necesite hospitalidad o solidaridad, por ejemplo. La historia de la relación de México y Cuba no es reductible a etiquetas anticomunistas de última hora, porque es símbolo, pacto de reconocimiento mutuo, valor que no pertenece a ninguna de las partes por separado. Es cultura, material e inmaterial, y es común.

Hay sangre cubana en la Guerra de Independencia de México y está ahí, aunque no lo cuenten en los textos escolares. Eran cubanos algunos de los más cercanos colaboradores de Benito Juárez y su yerno y cercano colaborador, el poeta Pedro Santacilia. Andrés Manuel López Obrador recordaría esta semana en la mañanera que el embajador de la isla, Manuel Márquez Sterling, intentó salvar la vida del presidente Francisco Madero y llevarlo a Cuba, en febrero de 1913. Sin saber que sería asesinado poco después, don Francisco le regaló una fotografía dedicada especialmente al amigo cubano que había ido a verlo en el cautiverio: “guárdela en memoria de esta noche desolada”.

Será difícil para muchos cubanos, ésos que vivimos cercados por el foso del bloqueo estadunidense, olvidarnos de estas celebraciones por el Grito de la Independencia en México. Desoyendo los alaridos de la derecha trasnacional y rindiendo honor a la historia de los dos países, AMLO levantó la mitad mexicana del símbolo e hizo el discurso más emocionante que recordemos muchos cubanos desde Lázaro Cárdenas hasta hoy: “Miguel Díaz-Canel (…) representa a un pueblo que ha sabido, como pocos en el mundo, defender con dignidad su derecho a vivir libres e independientes, sin permitir la injerencia en sus asuntos internos de ninguna potencia extranjera”.

Y cuando Andrés Manuel dice algo así, habla el México que ha sabido construir conviviendo, el que ha creado vínculos en vez de muros, el que ha compartido espacios comunes, el que no grita que se tiene “sentido común”, sino que tiene, de verdad, un sentido de lo común. Habla el México lindo y hermano. Un símbolo.

Tomado de: La Jornada

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