Con Cuba

Que volveremos a ser

Por Rolando Prats

¿En qué pienso cuando pienso en Cuba? Comencemos por esa variación, esa paráfrasis, del título de la novela de Murakami —¿De qué hablo cuando hablo de correr?— y admitamos, de entrada, o acépteseme como premisa, como confesión, que pensar en algo, en cualquier cosa, en este caso en un país, y en el país propio, ni más ni menos, no es solo pensar en eso en que se piensa o en lo que uno se propone pensar, es pensarlo, es decir, volver a empezar a crear algo, a crear eso en que se piensa, o que se piensa sin más: no de cero, sino por el medio, porque siempre se empieza por el medio, como nos dice Daniel Bensaïd.

Pero pensar algo es también, por supuesto, pensarlo en algún lugar, desde un lugar y hacia él. Por lo que, sacadas todas las cuentas, pensar algo (y en algo) es posible solo a condición de resistirse al hábito —de violentarlo— de creernos que somos un punto desgajado de alguna línea, autónomo, y que desde esa presunta autarquía podemos deslizarnos —huérfanos con ínfulas de soberano— hacia alguna línea recta, o hacia la circunferencia de algún círculo perfecto, y fundir —momentáneamente al menos— la frontera o la distancia que nos separan de los demás puntos. Pues pensamos solo cuando pensamos en que vamos a pensar, y es en ese momento inicial, milagroso, es solo en ese momento en vilo de las refundaciones, que podemos ver la imposible figura geométrica del tiempo, que no es ni línea ni círculo, ni siquiera parábola, sino suspensión momentánea, en un punto del tiempo —es decir, de su tiempo—, de su sincronía, su concurrencia, su simultaneidad. Pensar en Cuba —pensarla— es, pues, volver a verla por primera vez: Rodrigo de Triana la acaba de refundar. Que Cuba, tal vez más que ningún otro país, otro lugar, otra comunidad, otra idea —y ello se lo debemos al mejor de nosotros— es siempre dos: Cuba y su sombra en la noche bella que no deja dormir. O, quién mejor que él para haberlo sabido —y seguir sabiéndolo por nosotros, la yerba que sobre su verso, y sobre él, creció—, agonía y deber.

Entonces, Cuba no puede aparecérseme —no me puede ser, ni la puedo yo ver (¿la quiero acaso ver de otro modo?)— si no bajo la figura de esa sincronía, esa concurrencia o esa simultaneidad de sus tiempos —es decir, de su tiempo— , que es como único —en su tiempo— puedo y de hecho estoy siempre en Cuba y hacia ella, lo sepa o no, cuando, por ejemplo, escribo esto desde otra isla —otro archipiélago—: Nueva York. Estar en Cuba es ir hacia ella —regresar de ella—, pues Cuba no nos espera: nosotros la reencontramos. Pensar, entonces, en algo es pensar algo en su propio lugar —que es su tiempo—, es decir, volver a recordar dónde no se ha dejado de estar, donde no se ha dejado de estar. Lugar —es decir, tiempo— que para mí no puede ser otro que el de la Revolución —nací el 17 de febrero de 1959, en una clínica de El Vedado, y los periódicos de la mañana habían designado ya al Primer Ministro del Gobierno Revolucionario—, pues qué es la Revolución, primero que cualquier otra cosa, sino la re-unión de todos los tiempos, la entrada del tiempo en lo indiviso del lugar que ahora ese tiempo ocupa. Eso indiviso es Cuba, por fin, como conciencia de sí y para sí, es decir, de su posibilidad —que es su imagen infinita— y para ella, encarnada —la imagen de su posibilidad— en la Revolución que libera y (re)anuda. La Revolución es, entonces, una abertura, 1ro. de enero de 1959, en el tiempo indiferenciado —el tiempo cronológico— por la que el tiempo se escapa (se libera) de su in-diferencia para poder nombrarse y empezar a contar. Cuba se revela entonces —en ese momento que todavía nos extiende— como el lugar a la vez más singular y más universal de lo posible. Lo universal, se sabe, no puede exiliarse —ni ser desterrado— de su cepa sino a riesgo de convertirse en particularidad sin ala ni arraigo. Que es lo mismo que decir sin riesgo.

Imagen infinita. Pero hay que comenzar —se comienza siempre— por algún lugar, por el medio —como dice Bensaïd—, que no es centro, sino memoria. ¿Y qué es memoria sino deseo de lo real que nos hurta su rostro último, su secreto, su próximo más real, que se nos ofrece solo hasta donde lo seamos, en esa certeza siempre en ascuas, con él? Así regreso yo, una y otra vez, al camión —ruso, GAZ—, puede ser una rastra (es, seguro, una rastra), que en la carretera de la noche —en la noche diurna de la Revolución desvelada— me antecede (guagua checa Skoda, motocicleta, caballo, bicicleta, yunta de adulto con niño, yo… En Artemisa, El Pilar, en el Central Eduardo García Lavandero, en Cabañas, Central Sandino, en Sandino —metonimia que no separa, que re-(u)ne— , Andorra, Abraham Lincoln; bagazo, torre de ingenio, miel de purga, pero también vaquería, albergue, granja, cercas pintadas de blanco, vega, valla, potrero… mientras la ciudad): la cama del camión abarrotada de sacos de cemento, o de plátanos, cubiertos por una lona —la lona es el velamen de ese barco con ruedas— , o de hombres, o de sombras, cubiertos por la intemperie de la resurrección. Como si se fuesen a caer, todos, del camión, de la rastra, del vértigo con que Cuba, y su Revolución, se reinventan antes de redimirse, de nombrarse. El ruido del motor, lejos, cerca; el olor —a caña quemada y húmeda— de la luna; el azogue del pavimento —de día, como un alarido sordo— , en la brasa del calor, mi edad comprenderá, de la mano de esa pedagogía sin grados, cómo Pablo o Agustín o Francisco habrán podido ver lo que no los vio; la luna de ese espejo es el país por venir y que algún día descubriremos que ya había llegado en aquella, su mejor definición: la de las mujeres y los hombres, aquellas y aquellos cubanos, aquella Cuba, pues Cuba es (puede solo ser) sus cubanos, que eran ya lo que soñaríamos, lo que ahora soñamos que habremos de ser. Que volveremos a ser.

Alguien, otros, podrá(n) no acompañarme, no acompañarnos en este recuerdo, podrá(n) ni siquiera reconocer la geografía, la beligerancia de ese recodo, de esa noche de mañana, en esa imagen invertida del tiempo —vendremos, todos, alguna vez, de ese futuro, que es el milagro de la Revolución: haber reinaugurado el tiempo discontinuo de lo imposible —, pero es entonces —que es el único aquí, el único ahora que nos duran— , en la carretera de la noche que me antecede —en la noche diurna de la Revolución desvelada, la noche bella que no deja dormir— , donde vuelvo a comenzar, una vez más, por el medio, como la Revolución, como Cuba, como todos sus nombres hacia su nombre verdadero. Pues el viento…

Tomado de: La Tizza

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Cuba: Lo que no dicen sus enemigos

Por Gabriela Curtelli

No pretendo aquí hacer un análisis acabado de los efectos del bloqueo a Cuba, ni de la crisis mundial, siempre es bueno razonar un poco al respecto, recordar, más en estos tiempos dónde también la guerra económica contra ese hermano país, se trastocó en mediática; y más cuando se trata de los efectos que puede tener un bloqueo que lleva más de seis décadas actuando. Es importante observar las relaciones sociales que se interceptan en ello, sobre todo aquellas que tienen que ver con las asimetrías que el propio bloqueo reproduce a nivel del país bloqueado, agredido y del agresor. El bloqueo sumerge en la pobreza al agredido, al tiempo que el agresor suele gozar de condiciones económicas favorables.

Entre las incontables falacias aparecen en los medios de comunicación está el ocultamiento o negación del bloqueo: que la “situación de Cuba nada tiene que ver con el bloqueo” se dice. En nuestra opinión, decir eso es como decir “no existe el mercado mundial” o más específicamente aún “no existe el patrón dólar” o que la moneda de intercambio mundial carece de importancia, moneda que en definitiva es una forma de reproducción de estructuras de poder a nivel mundial.

Las personas que tanto alaban al “Dios Mercado” olvidan todo el período de sustitución de un imperio por otro y con él la sustitución del patrón oro (léase patrón libra esterlina) por el patrón dólar, dónde luego de los acuerdos de Bretton Woods, pos 2da. Guerra mundial, plan Marshall mediante, inundaron al mundo de dólares, declarando para 1971 la inconvertibilidad del dólar, transformándola así en la moneda mundial. Al fin y al cabo, respaldada con el trabajo de todes las y los trabajadores del mundo, pero manejada desde la reserva federal norteamericana. El dólar, es una expresión de valor, de expropiación del mismo a nivel mundial, sí y sin dudas, pero moneda de intercambio global. Limitar su tenencia como lo hace el bloqueo en el caso de Cuba, es limitar el intercambio mundial, y por tanto limitar el desarrollo por toda la dialéctica que encierra el ciclo productivo, más en tiempos de globalización de las economías.

Súmese a todas las demás trabas comerciales, desde la compra de insumos y materias primas, hasta la limitación a la venta de la producción y los servicios cubanos. Basta observar el peso de los servicios de salud en el balance de pagos, para explicarse el porqué de tanto ataque del imperio estadounidense contra los médicos cubanos. Eso también es parte del bloqueo, dañar, afectar la confianza. Sin embargo, luego hablan de la Economía como una especie de entelequia separada de la política, esto es una prueba más de que la Economía separada de la Política carece de carácter de ciencia.

Ha este flagelo de más de 60 años, se le suma hoy la crisis mundial. Parte de las formas de funcionamiento capitalista que ya venía procesándose desde antes de la pandemia y que con la pandemia se agravara. Lo dicho es de suma importancia para medir tanto las consecuencias de la crisis, como su posible duración. La recuperación “en rebote” no se ajustó a este ciclo al menos en el Continente.

La caída del PBI a nivel mundial fue de 8,5% en el 2020, se redujo el empleo y los salarios, aumentó la pobreza, y las brechas de todo tipo se incrementaron. Se suma el empuje del teletrabajo que llegó para quedarse teniendo en cuenta también la brecha digital entre hombres y mujeres, étnico racial, entre clases y sectores sociales. Brechas que al mismo tiempo separan más y más niveles de desarrollo entre países y regiones, o a la interna de ellos. Desigualdad es la palabra de orden, palabra que Cuba, se niega a respetar. Así está el mundo.

En América Latina, la situación fue caótica. El PBI cayó un 6,8% (CEPAL), más que durante la Gran Depresión del siglo pasado (5,3%). Se habla de 10 años de retroceso y su recuperación parece llegar recién para el 2022, con tal desigualdad que millones y millones de personas ni por enteradas se darán.

Entre los países que más caída tuvieron está Venezuela con más de un 30%, Argentina con más del 10% y México con el 9%. Se habla de 10 años de retroceso en la región. Téngase presente que del total intercambio comercial de Cuba es casi el 30% con América Latina.

Aquí en Uruguay, un país de 3,5 millones de habitantes, nos despertamos de pronto en medio de una brutal crisis, un gobierno de derecha neoliberal, y 100 mil pobres más. Ollas populares por todos lados porque con el hambre solo se solidariza el pueblo. Vacunas tardías, probablemente por intentar ahorrar. Si al 31 de diciembre solo teníamos 181 muertes, hoy tenemos algo más de 6000, con picos en abril y mayo, bajando realmente recién en julio por efecto de la vacunación. Se estima que unas 1000 muertes pudieron haberse evitado, si el capital no hubiese estado por encima de la vida humana. Muertes que los medios de difusión masiva se encargan de relativizar para luego, simplemente olvidar.

Y en este año y a nivel mundial con crisis y pandemia mediante, los sectores de la producción y servicios más afectados fueron el turismo en primer lugar, la industria cultural y otros de servicios y transporte asociados al primero, además del propio comercio. Sectores todos ellos fundamentales para la economía cubana que tuvo una caída del 10,9%. Por ejemplo, la cantidad de visitantes durante el 2020 cayó un 75%. No es lo mismo la disminución del turismo en un país como Cuba, que uno como el nuestro, simplemente por el peso que ese sector tiene en el conjunto de su economía.

Crisis mundial, pandemia y bloqueo. 243 medidas nuevas en los últimos años impuestas por el gobierno de Trump. Lo engorroso que debe ser, por ejemplo, para las tareas de planificación y proyección económica tanto a nivel macro como micro. Y lo importante que es la planificación, para el desarrollo de la producción y los servicios. Todo esto con las secuelas que conlleva, entre las que se encuentran la multiplicación de fugas, por la mayor dificultad de control, en suma, pérdidas en un espiral complejo. ¿Y ahora que piensan sumarle? ¿Inseguridad, Inestabilidad? recordemos que el turismo en Cuba tiene muchos beneficios, uno de ellos es la seguridad, la estabilidad, a la que tampoco ayudan los sucesos del 11 de julio.

Terminemos esta breve exposición con un fragmento de Eduardo Galeano en Espejos: Una historia casi universal, en su relato “Fidel”:

“Y no dicen que esta revolución, crecida en el castigo, es lo que pudo ser y no lo que quiso ser. Ni dicen que en gran medida el muro entre el deseo y la realidad fue haciéndose más alto y más ancho gracias al bloqueo imperial….

Y no dicen que, a pesar de todos los pesares, a pesar de las agresiones de afuera y de las arbitrariedades de adentro, esta isla sufrida pero porfiadamente alegre ha generado la sociedad latinoamericana menos injusta.

Y sus enemigos no dicen que esa hazaña fue obra del sacrificio de su pueblo, pero también fue obra de la tozuda voluntad y el anticuado sentido del honor de este caballero que siempre se batió por los perdedores, como aquel famoso colega suyo de los campos de Castilla”1

1 Galeano, E. “Fidel” en “Espejos: Una historia casi universal”, Ed. Casa de las Américas, pág. 387/388, la Habana.

*Este texto es una versión de la intervención de la economista uruguaya en el segundo panel del ciclo Cuba en la hora actual.

Tomado de: La Ventana

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La emigración y los negocios privados en Cuba

Cubanos residentes en los EE.UU. Foto Puentes de amor

Por Jesús Arboleya

Recientemente fue aprobada la ley que permite el establecimiento de micros, pequeñas y medianas empresas privadas (MPYME) en Cuba y uno de los elementos más divulgados por la prensa, ha sido la posibilidad de que los emigrados inviertan en las mismas. Ya se ocuparán economistas y abogados de estudiar esta ley, a fin de establecer el marco legal en que esto puede realizarse y sus eventuales consecuencias económicas. En este trabajo vamos a concentrarnos en sus actuales condicionamientos políticos, así como en su posible impacto en las relaciones de Cuba con su emigración.

Lo primero que salta a la vista, es que no se trata de una ley concebida para la emigración, por lo que no establece novedades respecto a su tratamiento. Desde hace años, los emigrados que no tienen residencia en Cuba pueden invertir en el país, mediante los mecanismos para la inversión extranjera que se han venido adoptando. El hecho de que prácticamente ninguno lo haya hecho, responde a las dificultades y peligros que impone el bloqueo norteamericano, a la falta de correspondencia entre la oferta y la escala de la mayor parte de estos capitales, así como a los criterios restrictivos que han imperado en la política cubana, dificultando la aplicación de la ley que establece esta posibilidad.

Los emigrados que conservan su residencia en Cuba, cualquiera sea el tiempo promedio que permanezcan en el país, nunca han podido acogerse a la ley para la inversión extranjera, porque, a diferencia de los primeros, no son considerados como tales y se les aplica las mismas normas que a cualquier otro cubano.

Se trata de una diferencia bastante arbitraria, toda vez que, a los efectos de otras leyes y la propia Constitución, ambas categorías son consideradas como cubanos, no importa cuál sea su residencia reconocida. Es algo que quedó establecido para otros fines a partir del decreto-ley 302 del 2012, modificativo de ley migratoria, que estipula que cualquier cubano que emigre a partir de esa fecha, conserva todos los derechos de residencia, siempre y cuando actualice cada dos años esta condición. El hecho de que ahora puedan invertir en las MPYMEs, es porque esa posibilidad se ha abierto para todos los cubanos residentes en el país, no porque se haya hecho una excepción con ellos.

En resumen, la nueva ley para las MPYMEs no cambia nada respecto a los emigrados, los que no conservan su residencia pueden invertir como empresarios extranjeros, pero no en las MPYMEs, concebidas para los residentes en el país. Por el contrario, los que mantienen su residencia pueden hacerlo en las MPYMEs, pero, al igual que el resto de los cubanos residentes en el país, no pueden aprovecharse de la ley para la inversión extranjera. En verdad un galimatías, donde se refleja una contradicción que abarca a todos los cubanos, no solo a los emigrados, y que pide a gritos una ley para la inversión de los nacionales, que no los excluya de ninguna alternativa.

El gobierno cubano ha insistido en su interés por potenciar los vínculos con la emigración y aprovechar su aporte al desarrollo del país. Siendo así, un paso importante sería revisar la política que incentiva y regula sus posibles inversiones en Cuba.

Es difícil identificar las ventajas que, para promover la inversión en Cuba, puede tener mantener la diferencia entre emigrados residentes y no residentes, sobre todo cuando se trata de las MPYMEs, toda vez que se excluye de este proceso a la mayoría de la emigración. En especial, a los descendientes nacidos en otros países, que ya se acercan a constituir la mitad de la población, donde constituyen el sector mejor ubicado en la estructura económica y el más dinámico de sus componentes.

Para promover la inversión de los emigrados en Cuba se requiere de una política específica, que salte barreras legalistas y prejuicios establecidos, muchas veces injustificados, incluso que establezca ventajas especiales por la condición de cubanos y, de esta manera, centrarse en el objetivo de integrarlos orgánicamente a la vida de la nación. En esto estriba el valor político de este asunto.

Tomado de: Progreso Semanal

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Díaz-Canel: diálogos de ida y vuelta (+Video)

Díaz-Canel, en el Palacio de la Revolución, con periodistas y directivos de la prensa cubana

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

El 19 de agosto de este 2021, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, sostuvo un encuentro con una representación de periodistas y directivos de la prensa. La cita, efectuada en el Palacio de la Revolución, estuvo marcada por una virtuosa combinación: el dialogo de ida y vuelta.

Unos podrían calificarla de excepcional, otros —tal vez— de intercambio profundo. Los más cercanos a la práctica periodística, a quienes les apremia compartir sus más urgentes insatisfacciones lo subrayarían como la concreción de un impostergable encuentro. Para otros, es “más de lo mismo”.

Los aburridos de Miami lo atacarían —como ya lo han hecho— con palabras groseras, moribundas, descalificadoras. Son vocablos que habitan en retretes de fraseología mordaz que multiplican en las redes sociales para clonar recicladas matrices discursivas, con la mirada puesta en fragmentar y deslegitimar ese materializado dialogo. Apuntan contra un importante sector de la sociedad, cuyos protagonistas son también líderes de opinión y estudiosos de los medios de comunicación.

Erosionar la mirada del vasto sector intelectual en torno a la “imposibilidad de un espacio de diálogos sin derroteros” resulta reciclado envoltorio de construidos carriles comunicacionales, anclados y socializados por dispares relatos, muchos de ellos gestados en los laboratorios de la Florida y en otras naciones de la Unión Europea.

Tan solo me aventuro a sentenciar que esta cita tiene un esencial valor simbólico, también concreto. Díaz-Canel ha desarmado los pilotes de esos reciclados abordajes, desde el llano ejercicio de la política.

Comparto en CineReverso, casi dos horas de este encuentro y la posibilidad de que usted pueda labrar sus legítimas reflexiones.

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La agenda del debate político en Cuba

Por Jesús Arboleya

¿Qué se discute en Cuba actualmente? Como probablemente ocurre en casi todo el mundo, el tema central del debate popular en Cuba es lo relacionado con la crisis sanitaria generada por la pandemia de la COVID-19, sus terribles consecuencias económicas y las restricciones sociales que impone su tratamiento. En el caso cubano, esta situación que se ve agravada por el recrudecimiento del bloqueo norteamericano, lo que ha dado lugar a una combinación perversa, que ha privado al país de sus principales fuentes de ingreso y colocado en sus límites la solución de las necesidades de consumo de la población.

Como es lógico, el descontento social aumenta en estas condiciones y la insatisfacción con la gestión gubernamental, justificada o no, tiende a extenderse en las personas. Pudiera afirmarse que la queja ante la situación imperante fue el principal motor de las manifestaciones de protesta ocurridas en diversos puntos del país los días 11 y 12 del pasado mes de julio, aunque también contaron con el estímulo de fuerzas contrarrevolucionarias, en su mayoría establecidas en el exterior, que actuaron mediante las redes sociales y otros mecanismos de movilización interna, muchas veces para alentar las expresiones más violentas.

Aunque falta por precisar el volumen real y la composición social predominante entre los manifestantes, sobre lo cual existen muchas especulaciones, pudiera afirmarse que se trata de un grupo bastante heterogéneo de personas, en su mayoría desprovistas de un proyecto político que orientara su participación en estos eventos. No obstante, habría que destacar la presencia de sectores disidentes, que hace rato se vienen expresando mediante diversos actos de desobediencia civil, muy promocionados fuera de Cuba. Aunque minoritarios, y también diversos en su composición y objetivos, estos sectores aportaron cierta caracterización política al acontecimiento y una imagen más explotable de cara a la opinión pública internacional.

El fenómeno ocurrido, bastante inusual en la historia de la Revolución, ha tenido diversas lecturas. Por un lado, las apocalípticas, que otra vez pronostican el fin del proceso revolucionario cubano e instan al gobierno norteamericano a actuar para acelerarlo, incluso mediante agresiones militares, bajo la excusa de la intervención humanitaria. Alrededor de esta lógica se agrupan las fuerzas contrarrevolucionarias más agresivas, propugnadoras del caos en el país, las cuales cuentan con un considerable apoyo externo, capaz de establecer una matriz mediática que impera en las redes sociales y los grandes medios de información.

Hasta ahora, la política del gobierno de Estados Unidos parece estar determinada por esta corriente, dado su supuesto impacto electoral en la Florida. Fondos millonarios se destinan a estimularla, se incrementan las sanciones contra Cuba y el relato de la extrema derecha cubanoamericana se impone en el discurso oficial del país, así como en el debate estadounidense sobre la realidad cubana.

Con esta corriente no hay diálogo posible, por lo que quizás más importante para la articulación de un debate nacional, son las personas que, hayan o no participado en las manifestaciones, no se suman a los planes norteamericanos, pero han sido críticas, tanto de la gestión gubernamental, como de alegados excesos cometidos por la fuerza pública en el enfrentamiento a los manifestantes, arbitrariedades en el tratamiento legal de los detenidos y la conducción comunicacional del acontecimiento por parte del gobierno. El esclarecimiento de estos problemas, la búsqueda de soluciones a las diferencias y el establecimiento de normas claras que regulen este tipo de eventos de cara al futuro, constituye un paso importante para aliviar las tensiones generadas por las manifestaciones.

También alentadas por la actual coyuntura, pero de larga data en la agenda del debate nacional, han ganado más relevancia las discusiones referidas a la concepción y el funcionamiento del socialismo cubano. Aquí se encuadran desde sectores muy comprometidos con el proceso revolucionario, cuya principal exigencia es mejorar la gestión gubernamental y que se lleven a cabo las reformas hace años aprobadas por el partido y el Estado, después de amplias consultas populares, hasta otros que más o menos se oponen al socialismo o lo perciben asociado con fórmulas democratacristianas, socialdemócratas y liberales, que asumen pueden ser aplicadas en Cuba.

La agenda de estos grupos o personas es tan diversa como, a veces, imprecisa en sus planes y soluciones. Más se concentran en la crítica a lo existente, que en precisar las propuestas que puedan servirle como alternativa. Se destacan temas como el diseño del modelo socialista, la democratización de su funcionamiento, el papel del partido comunista, la propiedad privada y las relaciones mercantiles, la aplicación del ordenamiento económico, los problemas de la equidad y la pobreza, la discriminación en sus diversas manifestaciones, la emigración, la ecología, el cuidado de los animales y muchos otros, cada cual con repercusiones más o menos amplificadas en la sociedad cubana.

A pesar de la diversidad de preocupaciones y opiniones, estas tendencias encuentran un lugar común en la crítica al burocratismo, la corrupción y otros vicios asociados a la gestión gubernamental, cosas que el propio discurso oficial también rechaza y combate, así como en la confrontación con posiciones que consideran conservadoras y refractarias a los cambios, las que ubican en ciertas estructuras del partido y el Estado, así como en intelectuales a los que acusan de dogmáticos, aunque éstos no se reconozcan en esta definición.

La particularidad del caso cubano es que todas estas tendencias, cualquiera sea su signo ideológico, aparecen traspasadas por una constante que, quieran o no, las define desde el punto de vista patriótico, dígase el papel de Estados Unidos en la vida de la nación.

Desde los orígenes de las luchas anticoloniales cubanas, el tema de las relaciones con Estados Unidos aparece como un factor definitorio de la escala patriótica. Las corrientes anexionistas, que tempranamente parecieron una alternativa, en el entendido de unirse a ese país en condiciones de igualdad una vez alcanzada la independencia, se diluyó rápidamente como opción patriótica, cuando resultó evidente que ese no era el plan norteamericano. José Martí fue quien mejor alertó sobre el peligro de las pretensiones estadounidenses y fijó como objetivo principal de las luchas nacionales: “impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América.”

No fue posible y esa “fuerza más” inauguró en Cuba el modelo neocolonial. El antimperialismo, como condición básica para la independencia y la soberanía del país, devino entonces el factor común de las luchas patrióticas cubanas desde el advenimiento de la República hasta nuestros días. Desconocer este factor o colocarlo en segundo orden, limita la capacidad de comprender la problemática cubana y sitúa a las personas en un terreno pantanoso, con riesgo de convertirse en funcionales a los objetivos de la política norteamericana contra la Isla, aunque esa no sea su intención.

No basta con mencionar “al vuelo” el bloqueo norteamericano, para concentrarse en problemas domésticos, que supuestamente tienen solución obviando el impacto de la política norteamericana sobre los mismos. Si no entendemos la integralidad de la política norteamericana, no podemos comprender el dilema cubano ni tampoco el del resto del mundo. Estamos en presencia de un sistema hegemónico mundial, que penetra por todos los poros del tejido social y, como dijo el expresidente George W. Bush, se está con él o en su contra. Una verdad más que evidente en el caso de Cuba, aunque esa confrontación pueda tener diversos grados y matices.

Es cierto que el temor a “darle armas al enemigo” y la práctica de culpar al imperialismo de todas las dificultades, igual limita el abordaje integral de los problemas, ha restringido los espacios democráticos y servido de excusa al dogmatismo en muchos casos, pero la solución no es el reduccionismo inverso, sino la promoción de la cultura política y el diálogo que le sirve de sustento. La buena noticia es que, tanto dentro como fuera del país, se cuenta entre los cubanos con el capital cultural que requiere este empeño, un conocimiento que está instalado en los espacios académicos e intelectuales, incluso en la sabiduría popular, y que también ha incrementado su presencia en las redes sociales. El asunto es saber aprovecharlo.

Tomado de: Razones de Cuba

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Creative Associates International (CAI): No exactamente la CIA, pero suficientemente cerca

Por Alan Macleod

Probablemente no haya oído hablar de ellos, pero Creative Associates International (CAI) es una de las organizaciones no gubernamentales más grandes y poderosas que operan en cualquier parte del mundo. Un pilar del poder blando de Estados Unidos, el grupo ha sido un arquitecto en la privatización del sistema educativo iraquí, diseñó aplicaciones de mensajería destinadas a derrocar al Gobierno de Cuba, sirvió como un grupo de fachada para la infame fuerza mercenaria de Blackwater (ahora rebautizada como Academi) y se relacionó con los escuadrones de la muerte de la Contra en Nicaragua.

Como tal, ha funcionado “tanto como un instrumento de política exterior como una manifestación de un proyecto imperial más amplio”, en palabras del profesor Kenneth Saltman, de la Universidad de Illinois, Chicago.

Una organización gubernamental haciéndose pasar por un ONG

Una persona común que llega al sitio web de Creative Associates, adornado como está con imágenes de niños africanos sonrientes, niños asiáticos a los que se les enseña a leer y agricultores latinos felices que cosechan sus campos, probablemente concluiría que el atuendo es una especie de organización benéfica progresista que trabaja incansablemente para empoderar a las personas vulnerables en todo el mundo.

Sin embargo, al someter a la organización a un poco más de escrutinio, inmediatamente comienzan a surgir algunas señales de alerta. Primero está la indescifrable ensalada de palabras que usa cuando describe lo que realmente es en su sección “Nosotros de un vistazo”.

“Creative Associates International ofrece excelentes servicios de desarrollo en el terreno y forja asociaciones para ofrecer soluciones sostenibles a los desafíos globales”, dice, como si esta fuera una especie de respuesta a la pregunta “¿Quién es usted?”. Continúa presumiendo de que “Creative es reconocida por su capacidad para adaptarse rápidamente y sobresalir en entornos de conflicto y posconflicto” (énfasis agregado), una declaración que suena preocupantemente como una que usan los ejércitos mercenarios privados para anunciar sus servicios.

En el mundo actual, el Gobierno de Estados Unidos no solo usa métodos abiertamente violentos (guerras, invasiones, golpes de Estado, entrenamiento de escuadrones de la muerte nacionales, etc.) para lograr cambios de régimen. También utiliza las llamadas técnicas de “poder blando” —la formación de líderes, la educación, la coerción económica, etc— para mantener un control hegemónico sobre el mundo. Y Creative Associates International es una parte crucial de ese sistema.

La empresa fue fundada en 1979 por M. Charito Kruvant, el vástago de una rica familia terrateniente boliviana que huyó del país después de la revolución progresista en 1952. Hoy en día, se ha convertido en un gigante masivo con fines de lucro que trabaja en al menos 85 países con una plantilla a tiempo completo de alrededor de mil empleados (e incontables contratistas).

Y aunque técnicamente es una institución privada, la gran mayoría de su financiación proviene directamente de Washington. En los últimos 20 años, el Gobierno ha otorgado a Creative Associates 1 998 138 515 dólares en contratos, según Tracey Eaton, una periodista que ha estudiado las actividades de la empresa en Cuba. De esto, la USAID ha proporcionado más de 1 800 millones.

El consejo asesor global de la organización subraya que esta no es exactamente una organización benéfica de artes progresistas, como su nombre y marca a menudo implican. De los siete miembros de su junta, seis son altos funcionarios estadounidenses. Estos incluyen al subsecretario de Estado de Barack Obama para Asia Central y del Sur, un general de cuatro estrellas y el exsubsecretario de Estado de Seguridad Civil, Democracia y Derechos Humanos.

“Creative Associates se encuentra entre los principales contratistas del Gobierno de EE.UU. encargados de tratar de ayudar a diseñar las transiciones políticas. La compañía es parte de esa lucrativa empresa apodada el ‘complejo industrial de la democracia’, dijo Eaton a Mintpress.

De una manera indirecta, el exdirector de USAID Andrew Natsios (otro miembro de la junta de CAI) parecía estar de acuerdo con Eaton. Cuando la Administración Trump estaba considerando recortar el presupuesto de ayuda exterior, Natsios se opuso con vehemencia. “Lo que usted está haciendo básicamente es destripar la herramienta más importante de influencia estadounidense en el mundo en desarrollo, que es nuestro programa de desarrollo”, dijo. “No creo que entiendan cuál es el papel de USAID, cuáles son los directores de misión de USAID. Los directores de misión de USAID se encuentran entre los extranjeros más influyentes del país”, agregó, aparentemente confirmando que el enfoque de la organización es menos ayudar a otros y más promover los intereses de Washington a través del poder social y económico estadounidense.

“Incluso perder guerras genera dinero”

Afganistán es, de lejos, el país donde los proyectos de Creative Associates han obtenido la mayor financiación. Combinado con su empresa en Irak, la compañía ha recaudado más de 500 millones de dólares en contratos gubernamentales.

“Incluso perder guerras genera dinero. Si vas a la zona de DC, en los suburbios de Virginia y Maryland, hay todo este tipo de empresas que existen debido a la guerra. Y la industria del desarrollo se enriqueció mucho con eso”, dijo Matthew Hoh, excapitán de la Infantería de Marina y funcionario del Departamento de Defensa y del Departamento de Estado.

“Todo el enredo fue simplemente impresionante”, agregó. En 2009, Hoh renunció a su puesto en Afganistán con el Departamento de Estado en protesta por la escalada de la guerra por parte de Estados Unidos.

Creative Associates ha obtenido una serie de contratos lucrativos en la reconstrucción de ambos países, particularmente en lo que respecta a sus sistemas educativos, incluida la construcción de escuelas, la redacción e impresión de libros de texto, la formación de profesores y la administración y gestión de los sistemas educativos.

Contratar a una empresa estadounidense para hacer este trabajo, en lugar de otorgar a los Gobiernos locales el financiamiento y el poder para planificar su propio futuro, cumple una función muy importante, según Saltman, quien señaló que esto permite a EE.UU. esencialmente retener el control completo sobre la sociedad iraquí y afgana.

Etiquetándolo como un ejemplo clásico de “capitalismo de desastre”, Saltman describe la remodelación de la sociedad iraquí como “un experimento radical de libre mercado empeñado en demoler el sector público y transferir el control de la sociedad civil casi por completo al sector privado” y “un intento de entregar esencialmente una nación a las corporaciones”.

Los libros de texto de Creative Associates en Afganistán han eliminado cualquier mención de las últimas décadas de la historia afgana o de los talibanes de sus libros de texto. “No se puede comprar ese tipo de control del pensamiento, a menos que se tengan algunos cientos de millones”, escribió un educador estadounidense.

Saltman también señaló que trabajar en zonas de guerra requiere un alto grado de seguridad, y que empresas como CAI probablemente estaban dando decenas de millones de dólares de sus contratos directamente a grupos mercenarios privados como Blackwater.

Hoh quería enfatizar que muchas personas que trabajaban en los niveles inferiores de programas como estos tenían buenas intenciones, pero que a medida que uno ascendía, el compromiso en beneficio de los demás disminuía significativamente. “Grupos como CAI hacían el trabajo genuino pero también eran una fachada. Es una forma de que la CIA y otros servicios de seguridad lleven gente a los países”, dijo. En 2009, se informó que la sede de Creative Associates en Peshawar, Pakistán, estaba siendo utilizada como un frente de Blackwater para organizar operaciones militares a lo largo de la frontera entre Afganistán y Pakistán.

Creative Associates también ha obtenido lucrativos contratos para trabajar en otras zonas de guerra, como Libia y Yemen.

Yotuel es recibido en el Capitolio con el Senador estadounidense Bob Menéndez

Cuba: raperos y cambio de régimen

Durante años, Creative Associates International trabajó en estrecha colaboración con la CIA y otras agencias gubernamentales, operando y supervisando un complejo conjunto de proyectos dirigidos a Cuba, todos con un objetivo específico: el derrocamiento del Gobierno comunista (o “el cambio sociopolítico que está tomando lugar en Cuba”, como prefiere describir su misión en sus propios documentos).

El proyecto más infame de Creative Associates fue quizás la creación de una aplicación similar a Twitter llamada Zunzuneo. Zunzuneo primero operó como una herramienta de comunicación muy útil pero, lentamente, sus creadores le inyectaron mensajes de cambio de régimen, con el plan de eventualmente dirigir a todos los usuarios para que asistieran a manifestaciones y fomentaran una revolución de color caribeña.

La base de usuarios de la aplicación creció rápidamente, atrayendo a 55 000 personas en 2012, un número enorme para un país pobre con poco acceso a internet. El Gobierno de Estados Unidos intentó ocultar su propio papel en la creación de la aplicación, intentando en secreto convencer al director ejecutivo de Twitter, Jack Dorsey, de invertir en la empresa como testaferro.

No está claro cuál fue el resultado de estas negociaciones. Sin embargo, el proyecto Zunzuneo fue abandonado abruptamente, dejando a los cubanos preguntándose por qué su proveedor de servicios dejó de funcionar repentinamente. Solo dos años después, a través de una investigación de Associated Press, se supo la verdad.

Sin embargo, eso estuvo lejos de ser el último proyecto nefasto en el que Creative Associates estuvo íntimamente involucrado. Entre 2009 y 2014, se encargó de reclutar agentes de cambio de régimen en la Isla. Creative Associates trajo a Cuba a jóvenes activistas de toda América Latina bajo el disfraz de una campaña falsa de concientización sobre el VIH/sida, que memorandos internos describen como la “excusa perfecta” para transportar a su gente dentro y fuera del país.

Creative Associates también ha intentado utilizar la comunidad cubana de hip hop como vehículo para impulsar un cambio de régimen en la nación caribeña. En 2009, envió al promotor musical serbio y experto en revolución de colores Rajko Bozic a la Isla, donde intentó identificar y sobornar a los raperos para que se unieran a su proyecto.

El rap había explotado como género en Cuba en las décadas anteriores, en parte por su nuevo sonido y en parte porque los raperos afrocubanos estaban utilizando el medio para llamar la atención sobre temas tabú como el racismo. Los de Creative Associates, imperialistas interseccionales por excelencia, olieron la oportunidad de usarlo como tema de polémica y división.

Bozic encontró un puñado de artistas dispuestos a participar en el proyecto e inmediatamente comenzó a promocionarlos agresivamente y a hacer que su música se escuchara en las estaciones de radio occidentales.

También sobornó a grandes estrellas de la música latina para que permitieran que los raperos abrieran sus conciertos, lo que les dio más credibilidad y exposición. Zunzuneo ayudó en este esfuerzo, enviando a los usuarios enlaces a esta nueva y emocionante música por la que, al parecer, toda la isla estaba entusiasmada.

Si bien se expuso el papel de Creative Associates en esto, la táctica general de utilizar raperos para el cambio de régimen sigue estando claramente activa. Las publicaciones sobre subvenciones de USAID y su organización hermana, National Endowment for Democracy (NED), muestran que ambos grupos están utilizando el hip hop como vehículo para alcanzar sus objetivos. Por ejemplo, un proyecto de las últimas publicaciones de la NED, titulado “Empowering Cuban Hip-Hop Artists as Leaders in Society”, afirma que su objetivo es “promover la participación ciudadana y el cambio social” y “crear conciencia sobre el papel que tienen los artistas de hip-hop en el fortalecimiento de la democracia en la región”. Por supuesto, para Estados Unidos, “democracia” en Cuba es sinónimo de “cambio de régimen”.

En julio de este año, los raperos cubanos lideraron una insurrección fallida. El rostro del movimiento era el cubano expatriado Yotuel, un artista que trabaja abiertamente con el Gobierno de Estados Unidos y cuya canción Patria y vida fue promocionada inmediatamente después de su lanzamiento por políticos estadounidenses y altos funcionarios en Washington. El tema es aludido constantemente en reportes en EE.UU. como una historia de éxito entre actividades de “promoción de la democracia”.

No está claro si Creative Associates estuvo directamente involucrada en las protestas de julio en Cuba. Parecen estar relativamente avergonzados por la prensa que han recibido; de hecho, no se menciona ninguna actividad cubana, histórica o actual, en el sitio web de la empresa.

América Latina: imperialistas interseccionales

Estados Unidos invadió Nicaragua en 1933, instalando la dictadura de Somoza para velar por sus intereses. Con la revolución sandinista de 1979, Estados Unidos perdió el control sobre el pequeño país centroamericano. En un esfuerzo por hacer retroceder el tiempo, Washington financió, armó, entrenó y apoyó a los escuadrones de la muerte de la Contra de extrema derecha, conocidos por su brutalidad.

El apoyo directo a la Contras terminó en 1989. Pero exactamente al mismo tiempo, Estados Unidos comenzó a emplear a Creative Associates para llevar a cabo todo tipo de operaciones que involucren a la organización paramilitar, esfuerzos que ayudaron a la candidata respaldada por Estados Unidos, Violetta Chamorro, a ganar las elecciones de 1990.

Las leyes locales que prohíben la financiación extranjera de partidos políticos fueron eludidas por el establecimiento de una amplia gama de organizaciones no gubernamentales que se centran en el registro de votantes y la educación política, incluidos programas destinados a unir a la oposición antisandinista (incluidos los contras) en apoyo a Chamorro. Luego de que los sandinistas regresaran al poder, Creative Associates regresó por venganza. Como dijo a MintPress el periodista Ben Norton, radicado en Nicaragua:

“Creative Associates ha estado muy activo en operaciones de desestabilización dirigidas contra el Gobierno sandinista. Con abundante financiamiento de USAID, ese recorte de la CIA ha explotado cínicamente temas delicados para aumentar las divisiones sociales, creando intencionalmente una brecha entre los nicaragüenses y su Gobierno sandinista con programas dirigidos a minorías raciales y étnicas, personas con discapacidades, la comunidad LGBT y la juventud en riesgo”.

Norton señaló que, si bien Creative Associates afirma estar trabajando puramente para mejorar la sociedad nicaragüense, colabora exclusivamente con grupos alineados con la oposición, subsidiando así efectivamente a la derecha del país.

“Uno de varios programas de USAID administrados por Creative Associates en Nicaragua se ha dirigido a grupos vulnerables en la costa caribeña del país. La empresa tapadera de la CIA juega con las diferencias allí, en la comunidad indígena Miskito y la población afronicaragüense”, agregó.

Del mismo modo, en El Salvador los esfuerzos de Estados Unidos se califican como no partidistas. Pero en lugar de ayudar al partido izquierdista FMLN, Washington inyecta millones en el país a través de una miríada de ONG que promueven soluciones neoliberales y del sector privado a los problemas.

“Detrás de las conmovedoras fotografías, los proyectos de USAID en El Salvador están avanzando sigilosamente los intereses de la clase empresarial salvadoreña”, escribió la revista Jacobin.

Creative Associates ha estado en el corazón de este esfuerzo: desde 2001, la organización ha recibido 51 millones de dólares para proyectos en El Salvador. También ha estado a la vanguardia en el apoyo a la dictadura respaldada por Estados Unidos en Honduras, ayudando al Gobierno a militarizar su respuesta a los disturbios y otros problemas sociales allí.

Y si bien la organización se describe a sí misma como una que está en el negocio de la promoción de la democracia, a menudo está involucrada en todo lo contrario.

Saltman señala que la empresa estuvo involucrada en el golpe de Estado de 1991 en Haití, que destituyó del poder al presidente elegido democráticamente Jean-Bertrand Aristide. Cuando Aristide regresó al poder con aplastante triunfo electoral en 2000, Creative Associates volvió a trabajar, intentando remodelar el sistema de medios haitiano basado en el modelo estadounidense corporativo con fines de lucro.

Como era de esperar, en Venezuela Creative Associates también apoya al líder de la oposición respaldado por Estados Unidos, Juan Guaidó. Su asesor principal, Jeff Fischer, pidió al “régimen” de Nicolás Maduro que acceda a una elección organizada por la OEA, un grupo con sede en Washington que jugó un papel clave en el derrocamiento del presidente izquierdista boliviano Evo Morales en 2019. En sus recomendaciones, Fischer sugirió que una fuerza “internacional” tendría que ser enviada por aire para brindar seguridad en cualquier elección, y que el proceso debe ser diseñado por personas ajenas y no sujetas a las leyes venezolanas.

Soluciones creativas

Creative Associates International actúa esencialmente como un Gobierno semiprivatizado en muchos países, supervisando los sistemas de educación y salud, los servicios de seguridad y la gestión local. También proporciona una amplia gama de servicios clandestinos: espionaje, inteligencia y operaciones de cambio de régimen. Antes solo dominio de la CIA y otras agencias de tres letras, este tipo de trabajo ahora lo realiza en gran parte el sector privado.

Como dijo el cofundador de National Endowment for Democracy, Allen Weinstein, a The Washington Post, “mucho de lo que hacemos hoy fue hecho de forma encubierta hace 25 años por la CIA”. La utilidad de esto es múltiple. Primero, subcontratar el trabajo de construcción de la nación a terceros con base en EE.UU. Permite a Washington mantener el control sobre un país sin una ocupación formal. En otras naciones, capacita a toda una clase de personas para que vean el mundo de una manera que favorezca los intereses corporativos y estatales de Estados Unidos. Además, hay muchas oportunidades para ganar enormes (y privados) beneficios de estos proyectos. La subcontratación de actividades sucias a empresas privadas también permite al Gobierno de Estados Unidos distanciarse de cualquier escándalo. Quizás lo más importante, sin embargo, es que no hay supervisión pública a las empresas privadas.

Como explicó Hoh, “puedes ocultar cosas utilizando estas empresas privadas. Las empresas privadas no se rigen por las solicitudes de la Ley de Libertad de Información. Si estás trabajando en Nicaragua con USAID, en teoría, todo tu trabajo debería estar disponible para los ciudadanos estadounidenses a través de la Ley de Libertad de Información y otros mecanismos. Pero si eres una empresa privada, no tienes eso en ningún grado. Así que hay mucho que se puede hacer con estas empresas privadas que el Gobierno no puede hacer, en particular con respecto a la negación plausible”.

En última instancia, Creative Associates International se ha convertido en una parte importante del complejo industrial militar-think tank estadounidense. Aunque técnicamente es una empresa privada, el hecho de que prácticamente la totalidad de su financiación provenga de Washington y que su directorio esté lleno de altos funcionarios estadounidenses demuestra que la organización es una parte integral de la estrategia global de Washington.

Sin embargo, el barniz de la privatización lo ayuda a evitar el escrutinio público que recibiría un departamento del Gobierno. Si bien los ejércitos mercenarios como Blackwater al menos han sido objeto de investigación, lo que ha hecho que el nombre de la empresa sea infame en todo el mundo, Creative Associates International ha pasado prácticamente desapercibida, exactamente como la directiva de la organización quiere que esté.

Tomado de: MintPress Newss

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Sobre Anfibia, Cosecha Roja y la NED, una fundación ligada al departamento de Estado

Por Conrado Yasenza @conradoyasenza

Hoy recibí por correo una interesante nota de la Agencia Paco Urondo: Los vínculos de Revista Anfibia y Cosecha Roja con una polémica fundación norteamericana, escrita por Santiago Gómez, donde el autor nos informa que un usuario de internet,  Diego Fernando Gutiérrez, analista de política internacional, encontró que la Asociación Civil Cronos que edita las revistas Anfibia y Cosecha Roja recibió US$80.000 de la Fundación para la Democracia (NED por sus siglas en inglés) para formar periodistas cubanos para que cubran “la violencia y crisis en la pandemia Covid-19”. Ambas publicaciones dependen de la Universidad Nacional de San Martín, afirma el autor de la nota.

“El CEO de la NED es Damon Wilson, quien trabajó en el Consejo Nacional de Seguridad de los Estados Unidos como director de asuntos del centro, este y norte de Europa”, agrega Gómez.

La nota despertó mi interés y decidí comunicarme con CronosLab para averiguar un poco más. Recibí una contestación en modo comunicado de prensa. Copio: “Todos los financiadores y alianzas de Cronos (Cronos es una Asociación Civil que hoy se dedica a la formación de periodistas y al periodismo a través de dos medios: Anfibia y Cosecha Roja) pueden consultarse acá: https://cronoslab.org/alianzas/. Son públicos. Del mismo modo que son públicas todas las actividades que hemos realizado.

Cada periodista que hemos formado, es periodista. Lo mismo cada editor. Cada docente de los cursos o programa de formación es un maestrx del oficio o un referente. Anfibia, Cosecha Roja, como hoy Cronos, están comprometidos desde siempre con la búsqueda de un mejor periodismo y con la independencia periodística.

Las convocatorias a programas de formación, la cantidad de alumnxs, la producción, son parte de un trabajo integral que pretende transformar el periodismo de América Latina. Periodistas cubanos —que desde una mirada progresista y democrática han creado medios independientes— han participado de programas de formación y producción de contenidos.

La UNSAM no participa puntualmente de este programa de formación que recibe financiamiento de NED. El vínculo de UNSAM con Cronos es exclusivamente a través de la edición de la revista Anfibia.

Con respecto al vínculo de Cronos con Open Society Fundation, Cronos ha formado más de cien periodistas de medios importantes de toda América Latina con un proyecto financiado por OSF. En la última edición, la formación estuvo dedicada a directores de medios.

Y con cada “aliado” o financiador de los que figuran en la web —NED, OSF y tantos otros— hemos tenido o tenemos proyectos en marcha vinculados a la formación o producción de contenidos periodísticos.”

Ante esta respuesta repregunté: “Algo que agregar sobre lo nodal de la nota de APU: Sorprende que una revista vinculada a una universidad pública del conurbano bonaerense se preste a recibir financiamiento de un organismo ligado al Departamento de Estado, que financia organizaciones para interferir en la realidad de otros países con el argumento de fortalecer la democracia y generar proyectos comunicacionales que formen periodistas independientes” Respuesta: “Todo está dicho en lo que te mandé”.

Volví a repreguntar, y cité a Rafael Correa -citado a su vez en la nota: “Según declaró el expresidente Rafael Correa a Página/12 la NED es una agencia de la CIA que financia organizaciones no gubernamentales y fundaciones para desestabilizar a los países de la región.” Respuesta: “¿La CIA?”, y emoticón de risa.

Realicé varias preguntas más: -Encontré una nota de Anfibia dónde se posicionaban de modo más contundente sobre la injerencia norteamericana en la región a través de Ned y otras fundaciones. Respuesta: Vaga … no hay mucho más.

-¿No hubo un cambio editorial en Anfibia con relación a la región, especialmente Cuba y con relación al populismo?; ¿Tienen una posición más contundente con relación a Ned y la injerencia de EEUU. en la región a través de fundaciones y ONG’s? Respuesta a esta última: La posición contundente es la autodeterminación de los pueblos.

Y seguí intentando: ¿Cuáles son específicamente los proyectos financiados por Ned en Anfibia sobre Cuba? Respuesta: Formación de periodistas.

Insistí: ¿Cuál sería la postura sobre Cuba por ejemplo? La de Ned es clara, es un régimen, una dictadura. ¿Podés responder en tu texto algunos de estos interrogantes? Respuesta: “La finalidad del proyecto de formación/producción que se hizo con NED es la misma que se hizo con otros financiadores en otros proyectos: se trabaja en formato de talleres, se busca mejorar las producciones, trabajar sobre la calidad del trabajo periodístico”.

Nada.

Volví a preguntar: ¿Cuál sería la calidad y rigurosidad periodística si cuesta tanto dar una posición sobre Ned? ¿Qué financia, y para qué y quién?

Respuesta: “Eso que lo respondan Ned o OFS (Open Society Fundation, creada por George Soros) Insisto con algo: los financiadores, aliados, socios, los nombres pueden cambiar según el proyecto, según qué tipo de alianza, etc., están ahí. El 100% de las actividades son públicas, se publicitaron, se convocaron, se contaron casi en tiempo real en las redes, las producciones que salen de esos talleres también son públicas. Después, si se quiere cuestionar quién financia, está bien. Lo que nos importa resaltar es que en cada proyecto el objetivo siempre es el mismo.”

Repregunté, nuevamente: ¿Y cuál es el objetivo, hay que entenderlo en abstracto, escindido de la función de Ned como fundación con injerencia en la región?

De nuevo: Proyectos periodísticos, de formación y algunas producciones periodísticas.

Desistí con un breve texto: Da la impresión de que no se puede hablar en profundidad del vínculo con NED y OFS. Bueno, no vamos a avanzar. Esperaba otro tipo de respuestas y no casi un comunicado de prensa.

Me inquietaba este tema, ahora me preocupa más. No pude obtener nada en profundidad; y este hecho intranquiliza por los medios que estamos leyendo, en algunos casos, muy ingenuamente. Los lectores de Anfibia, si son rigurosos y atentos, deberían hacerse estas preguntas, como con cualquier medio, que debe responder por sus alianzas financieras, si hablamos de una verdadera democracia.

Al parecer, de Anfibia no se puede hablar. En la consulta, Cronos tenía el cassette puesto con el tema de formar periodistas independientes que respeten la autodeterminación de los pueblos. Si la NED y la OFS financian Anfibia y sus proyectos periodísticos no creo que estas fundaciones dejen de lado su accionar injerencista contra gobiernos populares de la región, más allá de las buenas intenciones de formación de profesionales rigurosos que Cronos alega. Es llamativo el prestigio que han construido cubriendo problemáticas como la minería, el extractivismo o las diversidades sexuales a través de una narrativa que se apoya en defender la democracia, la libertad y los DD.HH., con proyectos financiados por fundaciones que se vinculan con el departamento de Estado y que se preocupan por la calidad del periodismo y la democracia en la región. Preocupa también la construcción de una cultura de la corrección política que opera sobre un lector autodenominado progresista, preocupado por demandas afines a este posicionamiento, pero complacientes con no preguntarse por el origen de la financiación de proyectos de comunicación y formación de periodistas que hoy están cubriendo las demandas sociales en Cuba. ¿Se puede dejar de lado los intereses de NED y la OFS que presentan a Cuba como una dictadura?

Lo mismo puede aplicarse a Venezuela, Bolivia o Perú, o incluso a Argentina. Preocupa además porque Anfibia es una revista que edita la Universidad de San Martín, universidad pública. Aunque en las respuestas que Cronos me dio en forma de comunicado de prensa, aclaran que a la Universidad no la financia la NED ni la OFS.

Arrojo un posicionamiento personal: CronosLab (Anfibia, Cosecha Roja) es el Establishment formando “periodistas independientes” con dos fines claros: el más banal, hacer del periodismo una carrera exitosa, una promesa de periodismo y prestigio, y la segunda, crear una nueva narrativa desde la cual generar un sentido común alineado a la estandarización en clave corrección política de conceptos como independencia, democracia, periodismo independiente y DD.HH. Claro, también está la cobertura “independiente” de los procesos de cambio que vive la región.

En definitiva, una narrativa anfibia acorde a tiempos de excesivo pragmatismo financiero neoliberal, con una interesante pátina de formación periodística que permea mucho entre les estudiantes de las universidades públicas del conurbano, que ven en Anfibia un modo moderno de hacer periodismo independiente.

Tomado de: Agencia Paco Urondo

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Qué pasó con las protestas en Cuba: Tres miradas desde la isla

Maribel Acosta, Latvia Gaspe y Zaida Capote.

Por Laura Litvinoff

Tres expertas que residen en Cuba descreen de la campaña internacional, pero reflexionan sobre el desgaste ante decisiones políticas erradas, el impacto de la pandemia en el bloqueo, la polarización extrema en las redes y la necesidad de escuchar y debatir.

Hace un mes, Cuba acaparó las miradas del mundo entero: el 11J fue tendencia en las redes y también hubo quienes aprovecharon la oportunidad para generar noticias falsas y tirar más leña al fuego. No es la primera vez que esta isla revolucionaria, que para muchxs representa el último bastión del socialismo y para otrxs lo que queda para terminar de derrotar cualquier resistencia al imperio, llama la atención en todos lados.

Sin embargo, pasadas unas semanas de las protestas, el tema quedó en el olvido y el silencio que devino después de tanto ruido no hace más que aumentar el misterio: ¿Cuánto hubo de artificio y cuánto de realidad en la narración de los hechos? ¿Qué ocurrió verdaderamente y qué está sucediendo ahora en Cuba?

“Los días siguientes al 11J fueron muy difíciles, porque el impacto que significan estallidos sociales en un país donde la tranquilidad nos rodea desde el amanecer hasta la madrugada es muy fuerte. No estamos acostumbrados a la violencia, al vandalismo, ni a mucho menos”, dice la periodista Maribel Acosta, una de las tres mujeres cubanas residentes de la Isla que dialogaron con Página12.

La escritora habanera Zaida Capote también expresa: “Hacía rato que en Cuba se advertía una polarización extrema en las redes sociales y un esfuerzo de deslegitimar al gobierno usando el argumento de la violación de derechos humanos, esgrimido con frecuencia por personas que viven en países donde habitualmente se violan estos derechos sin que eso los perturbe en absoluto”.

Según Capote, las redes sociales y los intereses externos fueron dos factores claves en lo ocurrido: “Con el apoyo de agencias de EE.UU. se está buscando caldear los ánimos en la Isla, poner en jaque perpetuo cualquier propuesta gubernamental y activar un acoso internacional. El registro del 11J (protestas de dos días con una alta dosis de vandalismo, violencia policial que apeló solo como excepción a las armas y en ningún caso armas largas, y la lamentable muerte de una persona) ha sido una noticia que en cualquier país de Latinoamérica se hubiera diluido al día siguiente, pero al ocurrir aquí todo se ha magnificado por los grandes medios de comunicación para crear un escenario virtual que logre confundir a la gente”.

La escritora, sin embargo, no justifica con esto arbitrariedades al interior de Cuba: “Hace rato que sufrimos un déficit crónico de escucha y acción política que es una de las principales causas de esta encrucijada”. Y explica que las manifestaciones se debieron también a las angustias económicas, las tensiones de la pandemia, el malestar acumulado y las malas decisiones políticas frente a determinadas urgencias de la sociedad.

Acosta coincide: “Las olas de odio en las redes sociales han sido realmente terribles, pero en Cuba también existe un agotamiento social, emocional y de desgaste de la vida cotidiana que lleva muchos años”.

El bloqueo

Este desgaste no se puede analizar sin tener en cuenta el gran bloqueo de EEUU desde hace 59 años, ni la situación límite a la que Trump llevó el conflicto durante su mandato: “Las 250 medidas de Trump contra Cuba han generado un agotamiento enorme en todo el pueblo y esto también se ha articulado con lo sucedido”, dice Acosta.

Capote aporta: “En esos años la incapacidad de un diálogo civilizado de la emigración cubana con quienes convivimos se hizo cada vez más evidente, y en las redes y la práctica diaria, con el apoyo desembozado del gobierno trumpista, se fue volviendo cada vez más fuerte la interpelación violenta a las autoridades cubanas. La intensificación del bloqueo y la persecución financiera llevó a extremos inéditos la carencia de vías para conseguir insumos básicos para la vida de la gente, y ese discurso ha calado profundamente incluso en emigrados que se relacionan con sus familiares en Cuba”.

El cambio de mando en EEUU no modificó la situación: “Biden no ha contradicho en nada los elementos fascistas que promueven el odio extremo y aspiran a matar de hambre a todos los cubanos. Esto sumado a la pandemia y a la crisis general que atravesamos, incluyendo el desplome del turismo, ha provocado cada vez más asfixia”, asegura Capote.

Pandemia

La historiadora Latvia Gaspe vive en las afueras de La Habana y se sorprendió al ver el 11J por la TV y las redes sociales. “Sabía que existía un sector de la sociedad que no estaba conforme con el gobierno pero nunca pensé que se podía llegar a eso”, cuenta, y aclara que si bien los acontecimientos se produjeron en varios lugares, particularmente en La Habana surgieron de una parte de la ciudadanía: “Es un sector algo marginal con mayoría de jóvenes que viven como pueden en la ciudad, muchos vienen del interior y no tienen acceso al racionamiento de los alimentos que el Estado garantiza”.

Para esta historiadora la pandemia también fue clave: “Se cerraron las remesas y eso les afectó porque muchos no trabajan y viven de lo que sus familias les envían. También tuvieron que dejar la vida social y empezaron a pasar más tiempo en las redes, donde la manipulación de grupos opuestos al gobierno es muy fuerte”.

“Hay que tener en cuenta que estos jóvenes no vivieron la Cuba de los ‘80”, aporta Acosta. “Están más distantes de la epopeya de la revolución y pertenecen a un mundo global de fracturas, identidades y expectativas de las nuevas generaciones donde los modos de hacer política son muy distintos. Por eso tenemos que mirarnos por dentro con espíritu de crítica, porque hoy las miradas sobre cómo pensar la política desde la cultura, las identidades y la demanda de una mayor articulación social quedaron bastante desactualizadas”.

Luego del 11J no hubo más manifestaciones y la situación en Cuba se calmó bastante. Varios países colaboraron enviando comida y material médico, y se está repartiendo un módulo de alimentos a cada persona por la libreta de abastecimientos.

Para Capote ahora es el momento de que su sociedad empiece a resolver las cuestiones pendientes: “Tenemos que refundar el socialismo y rescatar a la Revolución de sí misma, porque difícilmente habrá otra. Algo que quedó muy claro ahora es que eso solo puede suceder movilizando al pueblo, pero este no va a movilizarse con consignas, va a exigir según sus necesidades y sueños, y el gobierno tendrá que escuchar y actuar en consecuencia”.

El rol de los medios

¿Qué medidas hay que aplicar para lograr esto? “El gobierno tiene que visibilizar el pensamiento crítico, discutir abiertamente los problemas y sincerar la comunicación con el pueblo. Es urgente revisar el rol de los medios de comunicación por ejemplo, ya que hoy son una sombra de lo que deberían ser y no reflejan la complejidad que es Cuba”, responde Capote, para quien también es fundamental feminizar la política y potenciar redes para defender los derechos.

“Hay que dar la batalla desde lo social, lo económico y lo político, porque quienes jamás se ocuparon de los pobres en Cuba son los más combativos en los medios y las redes, quienes no levantan su voz contra el bloqueo acusan al gobierno cubano, que hace malabares para proveer el mínimo a todos, de ser el responsable absoluto de la crisis. Y ni el gobierno del país que nos sofoca ni ninguno de los patriotas que encienden las redes van a solucionar nuestros problemas ni a arriesgar algo por las vidas de los humildes.”

Cuba es uno de los únicos países donde existe una renta básica para combatir la pobreza, los servicios de educación y salud son gratuitos y cada persona tiene una libreta de alimentos, pero este último tiempo la calidad de todos esos servicios ha disminuido. Sin embargo, el gobierno cubano que llegó al poder en 1959 fue el único que se propuso minimizar la desigualdad con políticas públicas. Por eso para Capote resulta fundamental discutir cuáles serán las vías para impedir que la desigualdad crezca y así poder recuperar el aliento de justicia de la Revolución: “Este 11J no solo vimos reclamos justos y legítimos, sino también, y de manera muy clara, lo que quieren lograr quienes combaten a Cuba”.

A un mes del 11 de Julio resulta por demás evidente que las voces de quienes combaten a Cuba son cada vez más grandes y reconocibles, porque cuentan con el poder y los medios de sobra no solamente para ser oídas, sino también acatadas. Pero desde hace mucho tiempo que esta isla lucha por no someterse a eso y que ha dado batalla en los márgenes de un sistema que nunca dejó de oprimirla. Tal vez ya sea el momento de que las voces revolucionarias siempre tan silenciadas puedan finalmente empezar a ser más escuchadas.

Tomado de: Página/12

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Gritos de Guerra (Parte III)

Por Pedro Etcheverry Vázquez

El 1ro de enero de 1989, cuando todavía nadie era capaz de imaginar que los gobiernos del campo socialista europeo abandonarían las ideas de Carlos Marx, Federico Engels y Vladimir Ilich Lenin, durante el acto central que se celebraba en Santiago de Cuba con motivo del treinta aniversario del triunfo de la Revolución cubana, Fidel expresó: “¡Socialismo o Muerte!” y “¡Marxismo-Leninismo o Muerte!”.

El 26 de julio de 1989 año el máximo líder cubano vaticinó: “…si mañana o cualquier día nos despertáramos con la noticia de que se ha creado una gran contienda civil en la URSS, o, incluso, que nos despertáramos con la noticia de que la URSS se desintegró, cosa que esperamos que no ocurra jamás, ¡Aún en esas circunstancias, Cuba y la Revolución Cubana seguirían luchando y seguirían resistiendo!

El 26 de julio de 1994, en la Isla de la Juventud, el General de Ejército Raúl Castro Ruz expresó que Fidel había demostrado que sí se podía intentar la conquista del cuartel Moncada, llegar a las costas de Cuba en el yate Granma, organizar un ejército revolucionario en la Sierra Maestra, abrir nuevos frentes guerrilleros en la provincia de Oriente, derrotar con trescientos fusiles la ofensiva de más de diez mil soldados, repetir la epopeya de Maceo y Gómez extendiendo con las columnas del Che y Camilo la lucha desde el oriente hasta el occidente, derrotar a la tiranía batistiana y la invasión mercenaria de Playa Girón apoyadas por el imperialismo norteamericano, proseguir la campaña para erradicar el analfabetismo, proclamar el carácter socialista de la Revolución a noventa millas del imperio, mantener los principios irrenunciables de nuestra soberanía sin temer al chantaje nuclear de Estados Unidos en los días de la Crisis de los Misiles, enviar ayuda solidaria a otros pueblos hermanos en lucha contra la opresión colonial, la agresión externa y el racismo, derrotar a los racistas sudafricanos salvando la integridad territorial de Angola, forzando la independencia de Namibia y asestando un rudo golpe al régimen del apartheid, convertir a Cuba en una potencia médica, reducir la mortalidad infantil a la tasa más baja del Tercer Mundo, elevar considerablemente la esperanza de vida de nuestra población, transformar a Cuba en un polo científico, avanzar en los modernos y decisivos campos de la ingeniería genética y la biotecnología, insertarnos en el comercio internacional de fármacos, desarrollar el turismo a pesar del bloqueo norteamericano, construir pedraplenes en el mar para hacer de Cuba un archipiélago cada vez más atractivo, obteniendo de nuestras bellezas naturales un ingreso creciente de divisas, resistir, sobrevivir y desarrollarnos sin renunciar a los principios ni a las conquistas del socialismo en el mundo unipolar y de omnipotencia de las transnacionales que surgió después del derrumbe del campo socialista de Europa y de la desintegración de la Unión Soviética, y que el hombre es capaz de sobreponerse a las más duras condiciones si no desfallece su voluntad de vencer, hace una evaluación correcta de cada situación y no renuncia a sus justos y nobles principios. “Ese es el Fidel invicto que nos convoca con su ejemplo y con la demostración de que ¡Sí se pudo, sí se puede y sí se podrá!”

Cinco años después, el 23 de diciembre de 1999, en medio de la campaña que libraba nuestro pueblo para que el niño Elián González Brotóns fuera devuelto por las autoridades norteamericanas a su hogar en Cuba, cuando Fidel reflexionaba con un grupo de pioneros, expresó: “Voy a usar hoy una frase, no definitiva, porque nosotros no debemos renunciar a la idea de ¡Patria o Muerte! ni a la idea de ¡Socialismo o Muerte!, y voy a decir como dijo una joven diputada en la Asamblea Nacional: ¡Patria y Vida! ¡Vida para ustedes es lo que queremos!”.

Y es precisamente una vida digna, con soberanía, libertad e independencia, lo que ha proporcionado la Revolución a todos los cubanos, con el disfrute de derechos como la igualdad entre todas las personas sin discriminaciones por el color de la piel, el género, las creencias religiosas, la orientación sexual, el origen territorial o la discapacidad, el acceso sin costo alguno a los servicios de salud, incluyendo la vacunación de todos los niños contra una docena de enfermedades, la educación gratuita desde la enseñanza primaria hasta la universitaria, el derecho al trabajo, a la seguridad social, a una vivienda decorosa, y al disfrute de otros beneficios, que por su dimensión serían imposible describir en estas páginas.

El 1ro de mayo del 2000, durante el discurso que pronunció en la Plaza de la Revolución por el Día Internacional del Trabajo, Fidel definió el concepto Revolución que entre otras ideas expresa: “Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; “[…] es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. “[…] es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia, “[…] que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.”

El 26 de enero del 2015, en una de sus últimas reflexiones Fidel expresó: “A mis compañeros de la Federación Estudiantil Universitaria: No confío en la política de Estados Unidos ni he intercambiado una palabra con ellos, sin que esto signifique, ni mucho menos, un rechazo a una solución pacífica de los conflictos o peligros de guerra. Defender la paz es un deber de todos.”

En diciembre del 2019, durante el IV Periodo Ordinario de Sesiones de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez expresó: “En el año 61 de la Revolución, nos tiraron a matar y estamos vivos. Vivos, celebrando y empeñados en seguir ganando.” Al año siguiente, durante la VI Sesión Ordinaria repitió la misma frase y añadió: “aquí seguimos: viviendo, resistiendo, creando y venciendo.”

El pasado 11 de julio de 2021, cuando nuestro pueblo enfrentaba el momento más crítico de una pandemia como la Covid-19, en medio de un férreo bloqueo económico comercial y financiero que ya tiene sesenta años de existencia, bajo la presión de la Ley Helms-Burton y de las 243 medidas aprobadas por la anterior administración de Donald Trump, grupos de elementos antisociales y delincuentes comunes incitados a través de las redes sociales y financiados desde Miami, se lanzaron a las calles en varias localidades de nuestro país tirando piedras, destruyendo vidrieras, saqueando mercados y tiendas, volcando vehículos, agrediendo a la población y gritando frases y expresiones groseras contra nuestra Revolución y sus dirigentes. Después aparecieron las fake news (noticias falsas) exagerando los hechos y manipulando la información sobre lo que había ocurrido en Cuba.

Si esos hechos se hubieran producido en la actual Colombia donde cada año cientos de ciudadanos son masacrados por grupos paramilitares, en otras naciones de nuestro hemisferio donde miles de ciudadanos buscan los restos de sus familiares, en la capital de Haití bajo el régimen de Duvalier, en la Dominicana de Trujillo, en la Nicaragua de los Somoza, en la Guatemala de Ríos Montt, en el Chile de Pinochet, en la Argentina de Videla, en el Paraguay de Stroessner, en la Cuba de Gerardo Machado o Fulgencio Batista, nadie sería capaz de calcular cuántos de estos delincuentes resultarían muertos, heridos y desaparecidos a manos de sus respectivos aparatos represivos.

Sin embargo, en Cuba las instituciones de orden interior con el apoyo del pueblo, actuaron con ecuanimidad, no se dejaron provocar, solo recurrieron a la fuerza en defensa propia cuando fue estrictamente necesario y supieron enfrentarlos dignamente, esgrimiendo banderas cubanas y del Movimiento 26 de Julio, y expresando las consignas revolucionarias ¡Viva Fidel! ¡Viva Raúl! ¡Viva Díaz Canel! ¡Viva la Revolución! ¡Viva Cuba Libre! que patentizan la unidad de nuestro pueblo y la fe en la victoria.

Nuestro pueblo, incluyendo obreros, campesinos, intelectuales, artistas, científicos, médicos, enfermeras, técnicos de la salud, maestros, profesores, instructores de arte, entrenadores deportivos, constructores, combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, tanto en el cumplimiento de sus deberes cotidianos como en las misiones internacionalistas, siempre ha tenido presente el ejemplo imperecedero de nuestros héroes, de nuestros mártires y el ideario de nuestros próceres desde Félix Varela hasta Fidel Castro, lo que se resume en expresiones, conceptos y consignas que han caracterizado cada uno de los momentos cruciales de nuestra historia.

Tomado de: Razones de Cuba

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El imperio y la emigración cubana

Foto Miami Herald

Por Luis Toledo Sande @toledosande2

La cifra de la emigración cubana radicada en los Estados Unidos es relevante en sí misma y con respecto a la población de su país, y esa es una de las causas de su repercusión en rejuegos electorales de la nación imperialista. Por añadidura, una parte de ella sirve lacayunamente a los planes de dicha potencia contra Cuba.

Las mayores tensiones de esa realidad comenzaron con las oleadas de batistianos y siquitrillados que huyeron de Cuba a raíz del triunfo revolucionario, no pocos de ellos para escapar de condenas que merecían por sus actos criminales. Pero hace ya tiempo que también influyen, en gran medida, motivaciones eminentemente económicas, aunque no vale ignorar los vínculos entre economía y política.

Por encima de la diversidad de intenciones que los animen, en quienes se van de Cuba para los Estados Unidos existen rasgos comunes. Uno de ellos radica en que dejan tras sí a su pueblo asediado, bloqueado y agredido por el país al que se mudan. Y este país, cuyo gobierno se empeña en sacar dividendos políticos de los emigrantes cubanos, aprovecha la preparación que ellos han recibido en su patria gracias a un proyecto social que él se afana en destruir para extirpar su “mal ejemplo”.

Aun sin acudir a los útiles datos estadísticos, vale sostener que semejante urdimbre no borra las diferencias internas de esa emigración, aunque las difumine. Una de las más influyentes estriba en la escisión que pone, de un lado, a quienes persiguen mejorar sus condiciones personales de vida —y pueden ayudar a sus familiares en Cuba— y, del otro, a quienes se desentienden de ella y sirven intencionalmente a sus enemigos.

Los segundos son herederos ostensibles de una corriente ideológica que viene del siglo XIX: el anexionismo, condenado al fracaso porque al imperio no le interesa la anexión de Cuba como un estado más y, ante todo, porque la médula de la nación cubana lo rechaza. Pero, tendencia contraria al espíritu patriótico, calza los intereses de los Estados Unidos y es nociva para Cuba.

Eso ocurre, sobre todo, en quienes, para justificar su actitud hacia ella, declaran que nada le deben a la Revolución, y se comportan como hijos mal agradecidos que denigran a sus padres para explicar su decisión de abandonarlos. Son —otra causa de su particular repercusión en los Estados Unidos— los que ayudan al gobierno de esa nación en su campaña dirigida a denigrar a Cuba con el fin de justificar acciones de todo tipo contra ella.

Esos planes abarcan las supuestas “intervenciones humanitarias” —perversidad lingüística si las hay—, como las sufridas por Afganistán, Irak, Serbia, Libia, Siria. Mientras tanto, los Estados Unidos cosechan éxitos en tal perversidad y no condenan a gobiernos como el de Colombia, aliado suyo —no es ni remotamente el único—, ni apoyan a quienes salen de allí huyendo de una represión que acumula masacres.

Para los efectos propagandísticos útiles a la voraz potencia, no importa que los emigrantes cubanos que le sirven sean menos numerosos que aquellos que, aunque tengan diferencias entre sí y con respecto a la Revolución, no secundan maniobras contra su patria. Solo que, aunque estos sean mayoritarios, no son los visibilizados por los medios imperialistas y la virulencia que multiplican redes sociales bajo control de los mismos intereses que esos medios, por lo cual echan mano a la grosería vocinglera de pandillas mafiosas a su servicio.

En Cuba, revolucionarios y revolucionarias son los primeros en sentirse insatisfechos con la realidad de su país, y en buscar soluciones. Pero sobran evidencias para saber cuál fue el principal catalizador de los sucesos del pasado 11 de julio, cuando hubo quienes cometieron flagrantes hechos delictivos y, con el pretexto de buscar alimentos, asaltaron mercados y robaron botellas de ron, entre otras “fuentes de proteína vital”.

Fue el fruto de tensiones atizadas desde los Estados Unidos con el apoyo de lo más recalcitrante y abyecto de la emigración cubana, radicada especialmente en Miami, pero sin menospreciar localidades de otros países, como el Madrid de la extrema derecha española. Al parecer, los delincuentes contaban con que el gobierno cubano, derrocado en unas pocas horas, no tendría tiempo de capturarlos y enjuiciarlos, y ahora toca a sus patrones promover campañas para defender a tales manifestantes “pacíficos”.

El mal cálculo parece haber calado también en personas no necesariamente signadas por la marginalidad. No solo se trata de los casos bochornosos de quienes —con evidencias lo ha denunciado el cantante y músico argentino Daniel Devita:— se pliegan de modo miserable a la mafia, del mismo origen que ellos, que promueve lo peor contra su país.

Tampoco pensando precisamente en esos extremos la picaresca popular apreció la oreja peluda del oportunismo, sino en figuras que hasta el mediodía de aquella fecha parecían apoyar de distintos modos lo que ahora probablemente llamarán “el régimen”, y disfrutaban lo que puede estimarse mimos recibidos de él, y ya en la tarde hacían declaraciones diametralmente opuestas. ¿No cabía valorarlas como expresiones de quien se apura para ganar puntos en lo que vendría tras el “inminente derrocamiento” del afán socialista cubano?

El veredicto de su derrota final no es novedoso. Se ha anunciado pertinazmente desde 1959, cuando aún no se había proclamado el carácter socialista de la Revolución, y de igual modo ha fracasado desde entonces. Ni siquiera se vislumbra que esté por ocurrir lo contrario, aun cuando en su afán por derrocar a la Revolución el gobierno de los Estados Unidos y sus secuaces buscan criminalmente la alianza de una pandemia letal. ¿Qué se puede esperar de quienes actúan de esa manera, o la avalan, o —volvamos a la agudeza popular— se hacen los chivos locos para ni hablar del bloqueo, acto genocida que está en la base de tantos males?

Frente a los enormes obstáculos con que se intenta asfixiar a Cuba, ella tiene el deber de desarrollarse, y seguir demostrando que lo hace todo para alcanzar la vida amable que el pueblo necesita y merece. Ese será el mejor modo, si no el único, de vencer un bloqueo que lleva trazas de perennidad y que, si sus patrocinadores lo levantaran, o anunciaran que están dispuestos a levantarlo, no sería para favorecer el avance de la economía y la justicia social en Cuba. Lo harían con el propósito de neutralizarla políticamente, y tener así un camino más favorable para los planes enfilados sañosamente contra ella después de haberla magullado durante más de seis décadas con una persecución feroz.

Cuba, al desarrollarse —algo que en las circunstancias actuales, y en las que vale prever no solo a corto plazo, representa un desafío colosal, pero insoslayable—, eliminará un asidero al cual se agarra, desde lo más involuntario e inconsciente hasta lo más tendencioso, el culto al imperialismo. Ese asidero refuerza la idea de que Cuba no es solo agredida por el monstruo, sino que depende de él. ¡Dios nos libre!

Tomado de: Cubaperidistas

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