El baúl

Miradas desde la psicología: Daybel Pañellas. Parte I (+Video)

Daybel Pañellas. Psicóloga social cubana

¿Qué problemas principales afectan las relaciones sociales en Cuba? ¿Qué significa que pueda definirse lo sucedido el 11J como una “emergencia”, psicológicamente hablando? ¿Cómo se expresan las contradicciones intergrupales en Cuba hoy?

Algunas de estas inquietudes son respondidas por la psicóloga y profesora universitaria Daybel Pañellas para la serie de TemasVe “Cuba Profunda: otras miradas”, en esta primera parte de la conversación que sostuvo con nuestro equipo editorial.

De la serie, Cuba profunda: otras miradas

Tomado de: Canal Cuba TemasVe

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Racismo y cultura política Parte II (+Video)

Foto Roberto Chile (Cuba)

“El racismo se ve en todos los sistemas y tiene variantes características. No es lo mismo, por ejemplo, el racismo en América Latina, que el racismo en Estados Unidos, que el racismo en Europa.  El racismo es una manera de naturalizar la subordinación de las personas negras por debajo de las personas blancas, en el caso del color de piel”.

Maritza López MacBean

Trabajadora social y activista. Coordinadora de la Red Barrial Afrodescendiente La Lisa (La Habana)

Tomado de: Canal TemasVe

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Racismo y cultura política Parte I (+Video)

Foto Roberto Chile (Cuba)

“El racismo es un entramado de fuerzas. El racismo es una enorme estructura que combina aspectos ideológicos, aspectos culturales, aspectos políticos, aspectos legales, aspectos educacionales, aspectos comunicacionales. O sea, todo completo, todo una enorme aparato de fuerzas que existen en las sociedades y que en este caso, cuando estamos de la manifestación concreta de racismo, está aplicado a establecer una diferencia con un grupo determinado que se considera inferior, a justificar esta diferencia en términos históricos y a perpetuarla”.

Víctor Fowler

Escritor, poeta, investigador y crítico literario cubano

Tomado de: Canal TemasVe

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Cerrado por vacaciones

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

En un par de notas breves, que compartí por Twitter y Telegram, comenté sobre cambios en CineReverso, una bitácora que desde sus inicios se distingue por el estimular el cine, la cultura, la historia y el periodismo.

Una de las principales transformaciones de las últimas semanas ha sido incorporar textos de otras disciplinas de las ciencias sociales que abordan problemáticas de la contemporaneidad. Otro distingo será el favorecer artículos de corte ensayístico, no solo de cine, también de otras zonas del pensamiento contemporáneo.

Se impone subrayar que este blog no renuncia a esas reseñas o entrevistas que nos actualizan sobre lo que está en producción en la cinematografía cubana y en otras regiones de este quebrado planeta.

La inclusión de pequeñas notas o reseñar de libros son parte de esos cambios sustantivos ya comentados, con una presencia diaria. Libros y publicaciones periódicas en PDF tendrán un protagonismo los fines de semana. Video ensayos y entrevistas se incluyen en esa suma de transformaciones.

Para concretar estas innovaciones este espacio se tomará unas vacaciones, desde hoy, hasta el 18 de octubre. Ese lunes retomará su sistematicidad con nueve contenidos diarios.

A los que leen y comparten regularmente sus post, muchas gracias.

Les va mi abrazo

El editor

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Revista Revolución y Cultura No 1, 2021 (+PDF)

SUMARIO

MAGGIE MATEO

El cumpleaños 70 de esta destacada ensayista, narradora y profesora, Premio Nacional de Literatura, decidimos celebrarlo con la publicación de los textos presentados en la jornada de estudios sobre las zonas más relevantes de su obra que le dedicara la Universidad de Lyon 2 en octubre de 2019.

3 –Cartografías imaginarias o cuando Maggie viaja  por el Caribe / Françoise Moulin-Civil

6 –Margarita Mateo: diálogo de la crítica y sus contingencias en La Habana de los 90 /Luisa Campuzano

9 –Humor y juegos polifacéticos en la autoría transgenérica de Margarita Mateo/ Sandra Monet-Descombey Hernández

12- Lecturas y locuras en Desde los blancos manicomios de Margarita Mateo /Victoria Famin

15 –La estética del ensayo de Margarita Mateo Palmer o el espejo del palimpsesto en Dame el siete, tebano. La prosa de Antón Arrufat/ Renée Clémentine Lucien

DANTE 700

Recordando a uno de los mayores escritores de nuestra era y su Comedia, desde un acercamiento a su visión en ella de la homosexualidad, hasta un detallado análisis de la presencia de su obra en Jorge Luis Borges, y de la deuda raigal de José Lezama Lima con su gran poema en Paradiso, y de Pier Paolo Pasolini con el florentino y el habanero en Petrolio.

17- Aunque desnudo y sin pellejo vaya, fue de un grado mayor de lo que piensas: sodomitas prohombres, hocicar de hormigas y libretazos dantescos / Mayerín Bello

21- Dante en Borges/ María Cecilia Graña

24- José Lezama Lima y Pier Paolo Pasolini: un diálogo dantesco/ Francesca Valentini

27- El Pentateuco cubano/ Noel Alejandro Nápoles González

La más importante exposición realizada por Kcho, una antología capaz de estremecer cualquier galería del mundo, está en el Museo Nacional de Bellas Artes. Basado en ella, el autor de este ensayo nos propone una novedosa interpretación de la obra de este artista.

31- ¿Es o no Vermay el autor del retrato de La familia Manrique de Lara? /Boris Morejón de Vega

La respuesta la hallará el lector en este texto, y, sobre todo, el porqué.

33- Marcelo y Graziella Pogolotti: de tal palo, tal ¿astilla? /Israel Castellanos León

Deudas, reconocimientos, homenajes… la entrañable relación padre/hija, a propósito del merecidísimo otorgamiento de la Orden José Martí a Graziella Pogolotti.

37 –Anatole France en Alejo Carpentier / Rafael Rodríguez Beltrán

Variaciones en el tiempo de juicios, valoraciones, visiones de Carpentier sobre la obra del “olvidado” escritor francés. Las influencias que recibió de él.

40- Historiar desde el placer con El Bello Habano /Eugenio Marrón

Entre el ensayo y la narración, un libro en que el humo se convierte en certidumbre.

RESCATES

De nuestros archivos: el cuento con que Ena Lucía Portela ganara en 1999 el Premio Internacional de Cuento Juan Rulfo.

41 –El viejo, el asesino y yo/ Ena Lucía Portela

DESPEDIDAS, ANIVERSARIOS, PREMIOS

Directora: Luisa Campuzano / Subdirector: José León Díaz / Consejo Asesor: Graziella Pogolotti, Ambrosio Fornet, Antón Arrufat / Redactores: Israel Castellanos, Alain Serrano

Administrador: Iván Barrera / Corrección: Surelys Álvarez / Diseño: CJLCH / Diseño web: Jorge A. Poo, Marvin Díaz

Tomado de: Revista Revolución y Cultura

Revista integra en PDF

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Camarógrafo de “La batalla de Chile” es un detenido desaparecido

Camarógrafo chileno Jorge Müller Silva

Por Hugo Guzmán

El documental “La batalla de Chile”, exhibido en estos días por el Canal La Red, en una meritoria pauta informativa, permitió a las nuevas generaciones encontrarse con un material documental elocuente y robusto sobre el proceso que se vivió en Chile entre 1970 y 1973. Y a las generaciones más antiguas les debe haber evocado aquellos mil días de movilizaciones, debates, confrontaciones, donde se constató con nitidez cuáles son los proyectos e intereses que se juegan en Chile.

El trabajo de “La batalla de Chile” es uno de los más enriquecedores en cuanto a información y documentación en cuanto al período del Gobierno Popular que lideró el Presidente Salvador Allende, sobre todo por el testimonio de protagonistas sociales, es decir, mujeres, trabajadores, pobladores, dirigentes sindicales, y también por la voz de empresarios, conservadores, militares y dirigentes de gremios. Se pueden ver y escuchar intervenciones del Presidente Allende que son claves respecto al proceso 1970-1973. Fue el trabajo de un equipo excepcional y el material es vigente y necesario a casi mitad de siglo de aquellos acontecimientos.

En el equipo estaba el destacado y sensible camarógrafo Jorge Müller Silva. Es probable que muchas y muchos jóvenes, que pudieron ver el documental en estos días, no sepan que él es un detenido desaparecido. Los de su generación lo saben y no lo olvidan. Es otro dramático ejemplo de cómo oficiales de las Fuerzas Armadas y Carabineros, y militantes de la derecha, actuaron con saña, odio e irracionalidad en contra de miles de compatriotas, sólo por su forma de pensar y su ejercicio profesional.

En la mañana de un día de noviembre de 1974, Müller, junto a su compañera y cineasta, Carmen Bueno, fue detenido en Bilbao con Los Leones, por un grupo de la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina). Ambos fueron llevados, primero, al centro de detención y tortura de Villa Grimaldi, y luego a un centro similar, Cuatro Álamos. Los dos fueron torturados, incomunicados y mantenidos ilegalmente presos hasta mediados diciembre de 1974. Fueron sacados de Cuatro Álamos, de acuerdo al testimonio de varias y varios detenidos, y nunca más se supo de ellos. Pasaron a formar parte de la lista de detenidos desaparecidos, seguramente ejecutados por militares y carabineros.

Como ocurrió durante el periódico dictatorial, la Corte Suprema y otras instancias del Poder Judicial, rechazaron los recursos de amparo y peticiones de investigación sobre la detención, secuestro y desaparición de Jorge Müller y Carmen Bueno. La Fiscalía Militar, entidad sobre la cual todavía no se investiga cuántos delitos e irregularidades cometió durante la dictadura, cerró el caso. La insistencia de familiares, amigos y abogados de derechos humanos, permitió que finalmente se efectuara un proceso judicial, que llevó a cabo el magistrado  Hernán Crisosto. Se acreditó el delito de detención ilegal, de torturas y desaparición. Fue procesada una cincuentena de agentes de la Dina, la mayoría del Ejército, culpables de la acción criminal contra Jorge Müller y Carmen Bueno. Entre ellos, fueron condenados César Martínez, Pedro Espinosa, Raúl Iturriaga y Miguel Krassnoff.

Los dos cineastas tuvieron participación en varios documentales y obras de cine, trabajaron en Chile Films y fueron militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Müller trabajó en “Reportaje a Lota”, “La tierra prometida”, “La Expropiación” y “Realismo Socialista”.

Hoy, con la decisión editorial y periodística del Canal La Red, se logró volver a admirar la labor de Jorge Müller como camarógrafo, con un magistral manejo de la cámara en “La batalla de Chile”. Y se volvió a recordar que fue una de las víctimas de la dictadura.

Tomado de: El Siglo

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Demandando a la vida su secreto de Cintio Vitier (+ PDF y Video)

Por La Ventana

En ocasión del centenario de Cintio Vitier, nuestro Fondo Editorial dedica su Cuaderno Casa número 64 a la obra ensayística de Cintio Vitier con una compilación de diez ensayos publicados en la revista Casa de las Américas entre 1977 y 2007. A continuación, publicamos la nota de presentación del volumen, descargable en formato PDF.

Con motivo del centenario de Cintio Vitier, la Casa de las Américas decidió publicar una selección de sus textos en la colección Cuadernos Casa. Ante la desmesura de la obra poética, ensayística y narrativa del autor de Lo cubano en la poesía, preferimos ceñirnos a una pequeña selección de su prosa reflexiva, apenas una muestra del quehacer de uno de los grandes pensadores cubanos.

Los diez ensayos que conforman este volumen aparecieron en la revista Casa de las Américas a partir de 1977 y a lo largo de treinta años. Ellos dan fe de intereses y pasiones, tanto como de una trayectoria intelectual. Pueden y deben ser leídos, de hecho, como parte del diálogo permanente de Vitier con el pasado y con su propio tiempo, con los clásicos y con sus contemporáneos.

Si bien la escritura de Vitier se expande hasta abarcar los temas y autores más disímiles, los ensayos reunidos aquí se centran en figuras como Bolívar, Lezama, Marinello, Alfonso Reyes, Vallejo, y en países como Haití y España. Pero la mayoría de dichos ensayos se entregan, sobre todo, a las dos grandes obsesiones de su autor, que son, en el fondo, una sola: Martí y Cuba.

Este cuaderno es, además de un tributo a su autor, una invitación a (re)leer la apasionada, brillante e inagotable obra de quien –cien años después de su nacimiento– aún tiene tanto que decirnos.

Tomado de: La Ventana

Demandando a la vida su secreto de Cintio Vitier en PDF

Presentación del cuaderno (Video)

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Crónicas de un instante: Signos de un atrezo imperceptible

Paul Ratje. (AFP)

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

La semiótica es la ciencia que estudia los diferentes sistemas de signos que potencian la comunicación entre individuos y sociedades, así como sus modos de elaboración, funcionamiento y recepción. Cualquier imagen está sujeta al ejercicio discriminatorio de los constructores de significados. Una foto, que tiene la cualidad de congelar un momento, arropa en todos sus vértices plurales trazos, requeridos volúmenes para legitimar la corporeidad complementada con tonos y colores.

Tras muchas lecturas del “objeto” se edifica un arsenal de re-significados conceptos o teorías, dispuestos en soliloquios, entrevistas, textos sustantivos o video ensayos. El tiempo los despliega en calendarios y asienta como lecturas individuales donde caben otras respuestas multiplicadas en la sociedad.

El crítico de arte apuntará hacia lo dialógico de la imagen. El politólogo desarrollará sus teorías en torno a las variables que sustentan la pieza escrutada. El economista desgranará una suma de integrales y derivadas en alguna ecuación. El psicólogo hará enconadas lecturas de los gestos, la posición del cuerpo y otras posturas presentes en los vértices de la imagen. Y así, cada lector especializado, arrugará letras para articular su otro discurso.

Sin embargo, esta foto entraña dos desafíos: habitan tan solo tres “personajes” (algunos podrían afirmar que cuatro) y el escenario, —vital para cualquier reflexión teórica—, que es de una sobriedad aplastante.

No se advierten encumbrados paisajes, ni cielos de una descomunal belleza. Tampoco se avizoran encendidas cascadas de agua dispuestas por la naturaleza para desatar la escritura de la poesía, icónicos recursos de la geografía, oportunos para labrar la “dispersión” ante el cuadro que nos revela un conflicto.

Unos pocos arbustos son aceptados por el autor en el encuadre, incluidos para triangular la foto, esencial para la composición de la imagen. Otro detalle, no menos relevante: el suelo de esta crónica ralla en la sequedad, esquirlas de la desolación de un paraje limítrofe donde se sobreponen grandes piedras, figuras expresivas de la escena que subrayan lo agreste del lugar.

En un plano superior, en el tercio derecho de la foto, un agente de la patrulla fronteriza de los Estados Unidos montado sobre un caballo de prominente estatura. En los otros dos tercios (centro e izquierda), dos inmigrantes haitianos en posición inferior, claramente a la defensiva, en postura de estampida. El agente arremete contra uno de los haitianos agarrándolo por el cuello de su camiseta, como si se tratara de un saco inerte que “ha de colocarse en algún contenedor baldío”.

El núcleo narrativo de esta foto, que forma parte de una cobertura periodística desarrollada en la frontera entre México y Texas, destila los “caminos de una guerra”, de un “clamoroso combate contra el enemigo invasor”.

La expresión del agente boceta el odio carcomido, visceral, inmundo, de un hombre halado por las excrecencias del desprecio por el extraño. Las fuerzas y significaciones que nos revelan los pliegues laterales de su rostro, apuntan hacia ese punto donde la injustificada violencia se pone en las baldas de lo visible.

En la foto pernocta un atrezo “imperceptible” o al menos no justificado en la composición dramática de la imagen. Es una especie de cordón umbilical que une al agente fronterizo* estadounidense con el inmigrante. Tal parece que despliega una cuerda con la que pretende atar al haitiano más allá de sus brazas quebrando sus andares, las de un hombre que tan solo sostiene en sus manos bolsas de plástico donde se avistan objetos domésticos y alimentos cubiertos por termo packs.

Otras fotos, que forman parte de esta serie, nos dan la respuesta de esta injustificada “ligazón”. En algunas se advierten látigos —¡¡¡en pleno siglo XXI!!!— usados por estos “aguerridos” agentes para “contener” la ilusión de inmigrantes haitianos que sueñan con vivir en el país de las “oportunidades”.

¿Habrá vuelto Estados Unidos a la era del esclavismo? ¿O es que ese flagelo no se fue de los pilares de la nación norteña?

Nota

*En la sicología al fronterizo se le atribuyen comportamientos como el odio hacia sí mismo, la petulancia, la ansiedad, la incertidumbre, la necesidad de aferrarse al otro. La terquedad, los impulsos violentos y autodestructivos, son tormentos que acosan a quienes padecen este trastorno.

Foto: Paul Ratje (AFP)

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Crónicas de un instante: Los poderes de mi abuelo

Foto Raúl Cañibano (Cuba)

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

Mi abuelo no era un hombre del mar. Ciertamente habitamos en una isla colmada de salitre, esas minúsculas “virutas” que pululan en cualquier espacio, dispuestas a tomarlo todo sin permiso. Labran dispares e imperceptibles huellas en el mapa de todas las aritméticas posibles, impulsadas por impertinentes ciclos de esbeltas olas gestadas en las raíces de los océanos. Se erigen como palabras de sal, secundadas —en definidas temporadas— por “risueños” huracanes, uno de nuestros demonios.

Estos engendros, encendidas tempestades que se alinean en cónicas evoluciones, simuladas como telares de enardecidas campanas, pulsan sus brasas para encuevarnos en atriles de paredes labradas, dispuestas como aguafuertes, edificadas para contener embestidas. Tras el tronar del bronce, las llamaradas de sus delirios se revelan como furias de sal, dispuestas a trocearnos con escalonados cercos.

Mi abuelo era de otros parajes: el color rollizo de la tierra protagonizó las crónicas de su vida. La afeitada de cada mañana frente al curtido espejo del baño contiguo, un café colado en las postrimerías de todos los amaneceres, la leche desmelenada y el pan traído por un mensajero, que anuncia su llegada con alaridos de pregonero, fueron las rutinas de un hombre callado y discreto.

Tras los pasos del atareado abuelo Jorge, la delgadez de mi abuela Juana, ocupada en los avatares de la casa. En apuradas pausas, ella escribía apuntes en una delgada libreta, sobre asuntos que merodean los oficios de una maestra normalista.

Estas escenas de los cálidos agostos la vivía cuando las vacaciones me permitían volar hacia Camagüey. Antes de llegar a ese entrañable lugar, una primera parada —muy corta— en la casa de la calle San Pablo, una arteria de cimientos adoquinados, estrechas evoluciones, dispuestas por alargadas curvaturas. Respuestas corales, propias de la arquitectura provinciana.

Los saludos mañaneros de vecinos y paseantes, el periódico en la entrada del pórtico colonial, el coche halado por un fatigado caballo encomendado para recoger los desechos sólidos del barrio, son pequeñas fotografías, resignificadas en pretéritas historias de vida.

Sin tiempo para mucho más, la partida para la finca, un gran proscenio rural, rodeado de sabanas y legumbres, de árboles dispuestos a quebrar los impulsos de la luz, que alguna vez estuvo amordazada.

En las coordenadas de la finca, el soberano de toda una puesta en escena era mi abuelo. Se alistaba las botas, anudaba los pliegues de su cinto para aferrarse un machete de labrada fisonomía y salía sin apremios, dispuesto a tocarlo todo.

El pasto de los caballos acopiados en las baldas del cobertizo, las tinas lustrosas donde guardar la leche de vigorosas vacas, los cereales para el gallinero, siempre agolpado por irritados y conversadores personajes, un retablo plural de repetidas cotidianeidades, a la vez diferentes. Tras sus pasos de alargadas métricas, dos perros labradores y yo.

Con todos los acentos posibles, mi abuelo me narraba el sentido de amanecer antes que la luz se apropie del tiempo, sobre cuidar cada palmo de área sucia y desvencijada. Me hacía tocar la tierra que merodeaba la casa de la familia y los pliegues del árbol sembrado al norte del pozo ciego: una virtuosa ceiba, anclada para proveer de sombras y símbolos los perímetros de un espacio, por momentos, “interminables”.

Sin perder la cordura, me “exigía”, con voz cálida y erguida sacar del arroyo cercano el agua para llenar botijas y discretos tinajones, pues la sequía en los agostos del Camagüey acecha con fuegos el verdor de la zona.

Son las palabras y actos de un hombre erguido y atento, dispuesto a compartir sus historias nacidas de los pilares de su sabiduría. Robustos sustantivos y verbos de un campesino a su nieto, venido de una ciudad donde los ciclos de la vida transitan por derroteros esquivos, a veces divergentes. Sin dudas, dos escenarios dispares, trazados por encontradas escrituras.

No paraba de hacer sus oficios en aquellos parajes de luz y misterio, no dejaba de tocar con sus botas de pliegues quebrados cada centímetro de campos arados. Las hojas de un platanal que dejaron de ser brazos, los semilleros de girasoles comprometidos para la próxima temporada, la fuga de guardarrayas que acogen ramas curtidas por el tiempo, dispuestas para ser reciclados abonos de indescifrables misterios.

En este juego del tiempo apremian los ritmos. Mi abuelo Jorge trastocaba las entregas y los oficios. En cada empeño, las manos de un artesano dispuesto a transformarlo todo antes de que se agolpe la noche con las fustas de una negritud, a veces interminable.

En las postrimerías de la tarde se quitaba las botas y alistaba verbos con los que narraba historias sacadas de las metáforas de su vida. Desabotonaba erigidas palabras crecidas con los libros que devoraba en las noches. No faltaba en los anclajes de sus monólogos, bocetados adjetivos que le daban sentido y fuerza al curso de sus relatos. Sus soliloquios son leyendas de un hombre moral esculpido con el sentido de la vida. Antes de acostarme, el cálido abrazo y el beso anidado. Dos entregas dispuestas para sellar la ruta de todo un día.

Mi abuelo Jorge estaba hecho de palabras y acciones labradas por la fuerza de los empeños que contorneaban su tiempo. Huellas de su legado que hoy, tras revisitar mi memoria, se avistan orondas con todos los cromatismos posibles. Solo me queda dejar, para la memoria, la palabra: gratitud.

La foto que acompaña esta crónica es de Raúl Cañibano (Cuba)

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La literatura de Colombia no es su gobierno. Nos falta su gente

Joaquín Aldeguer (España)

La polémica por la censura de nombres importantes de la literatura colombiana en la 80 edición de la Feria del Libro de Madrid se nos queda corta si no está representada su gente, nuestra gente. Miles de colombianas y colombianos en el exilio forman parte de nuestra masa lectora, acompañan nuestras presentaciones, trabajamos y construimos con ellas. Y no son pocas las que nos solicitan ejemplares más allá de los mares y nos comparten sus sueños y desvelos. Conocemos sus bibliotecas comunitarias, su avidez lectora, su amor a las palabras, su resistencia popular y su compromiso creativo.

Hemos aprendido Colombia desde el realismo mágico de Gabo, desde la denuncia social y el compromiso feminista de Elisa Mújica o desde las letras crudas de decenas de firmas de hombres y mujeres que han atravesado los mares con su literatura. Pero más la hemos aprehendido de la voz de sus gentes, cuerpos migrados, exilios forzosos huyendo de la violencia institucional, víctimas de gobiernos como el del presidente Iván Duque, heredero de la peor tradición uribista, la de los falsos positivos, los cuerpos mutilados, el narcotráfico, el extractivismo, las matanzas paramilitares.

Lo ha demostrado en su férrea decisión de aplastar el Paro Nacional. Al igual que hiciera Álvaro Uribe, el gobierno de Duque ha usado toda su artillería para acallar la disidencia de miles de jóvenes que salieron y saldrán a la calle a protestar por sus derechos. En Colombia se libra una guerra por la tierra, el agua y los recursos, por la autonomía cultural y política de sus pueblos, y su presidente es el mayor garante de los intereses de las multinacionales, muchas de ellas de origen español, que pugnan por quedarse con ellos.

El Paro Nacional mostró el compromiso social y político de escritoras, músicas, dramaturgas, grafiteras, esta vez, quizá más que nunca, la resistencia logró reunir a una diversidad inmensa de creadoras y creadores culturales. Esa falta de neutralidad molestó a un Gobierno al que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha señalado por su violación sistemática de los derechos humanos.

Por ello, la presencia del presidente colombiano en nuestra Feria es un lavado de cara que no podemos pasar por alto, no se lava la sangre derramada a través de nuestro encuentro cultural más preciado. Que Duque presente su libro (de alguna forma tenemos que llamarlo) y sin embargo estén ausentes figuras como Pilar Quintana, Héctor Abad Faciolince, Laura Restrepo o Santiago Gamboa, habla por sí solo del cariz político que el gobierno de Colombia, con la anuencia del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, ha querido darle a este espacio cultural que nos pertenece a todas.

Las listas negras de autores y autoras, no olvidemos, son solo la punta del iceberg de un país donde decenas de chicos y chicas que estaban en las protestas han sido desaparecidos, torturadas, violadas, perseguidos, estigmatizadas o directamente asesinados. Más de cinco millones de colombianas y colombianos han sufrido desplazamientos forzosos. Solo en el mes pasado, más de cinco mil han engrosado la lista. “La gente no se va porque hay violencia, sino que se genera violencia para que la gente se vaya”, reflexionó hace años un exiliado del hermano país. En Colombia se sigue generando violencia contra su pueblo y el gobierno de Iván Duque no ha dudado en socavar los débiles cimientos de los Acuerdos de Paz en los que gran parte de la población colombiana había centrado sus esperanzas de un futuro mejor.

Desde las librerías seguiremos alzando la voz en defensa de la paz del hermano pueblo de Colombia y defendiendo que el homenaje de nuestra Feria debe ser a su gente y su cultura, y no a sus gobernantes. Vaya nuestro abrazo a la colombianidad toda, que son nuestra gente, la que nos falta junto a las firmas censuradas.

Suscriben (En desarrollo)

¡¡¡Tremenda!!! Librería (Granada)

Cambalache (Oviedo)

Caótica Librería (Sevilla)

Contrabandos (Madrid)

Delirio librería y cómics (Móstoles)

Dlibros (Torrelavega)

El agente secreto libros (Úbeda)

Enclave de libros (Madrid)

Fundación Anselmo Lorenzo (Madrid)

Intempestivos (Segovia)

Kaxilda (Donostia-San Sebastián)

La esquina del zorro (Madrid)

La Fuga librerías (Sevilla)

La habitación propia (Gijón)

La Imprenta (Madrid)

La Libre de Barrio (Leganés)

La Llocura (Mieres)

La Otra librería café (Valladolid)

La Panafricana (Barcelona)

La Sombra (Madrid)

Letras Corsarias (Salamanca)

Librería Balqis (Madrid)

Librería El Economato (Madrid)

Librería Gil (Santander)

Librería La Vorágine (Santander)

Librería Sancho Panza (Cabezón de la Sal)

Librería Traficantes de Sueños (Madrid)

Zapateneo (Vitoria-Gasteiz)

Tomado de: Librería Traficantes de sueños

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