Con Cuba

“Quién se levanta hoy con Cuba se levanta para todos los tiempos”.

José Martí

 

Cincuenta años es el tiempo de la resistencia. La resistencia de un pueblo que -con dignidad y gallardía-, ha enfrentado a la potencia económica y militar más poderosa de la historia. Hablo con precisión histórica. Cincuenta y tres años enfrentando a los gobiernos genocidas y prepotentes de los Estados Unidos.

Hemos resistido y resistiremos la permanencia de un Bloqueo económico, comercial y financiero, que aspira a debilitar la fuerza y la voluntad de un pueblo.

Ese tiempo, ha sido el de refundar una nación de hombres y mujeres permeados de cultura y la educación. Desde el ejercicio permanente del decoro y la forja de la voluntad, “Con todos y para el bien de todos”.

Un país que –en un tiempo pretérito-, vivió bajo los dictámenes de una decadente Colonia Española.

Se dice fácil ¡Medio Siglo! Medio siglo de entereza. Medio siglo de firmeza y aplomo. Medio siglo levantando la voz, “Por los humildes y para los humildes”. ¡Hablando alto y claro! Sin miedo, sin bajar la frente ante los zarpazos de guerra y presiones “de nuestros vecinos y de los buenos amigos”, que tan solo aspiran a doblegar a todo un pueblo.

Hablo de Cuba. Me refiero a la Gran “isla” del Caribe, de poco más de once millones de habitantes, afincada en el corazón de ese hermoso mar.

Ella lava sus faldas con sus olas. Sonríe como una novia que se engalana para salir de fiesta. Viste de blanco, azul y rojo. Es hermosa, esbelta y verde. Es robusta como esa Palma Real, que toca el cielo para protegernos de los rayos que la quieren fragmentar.

Es la Patria de los cubanos y las cubanas que han construido y defendido -en su inmensa mayoría-, un modelo de sociedad Marxista y Martiano. Esa conjugación de ideas significa humanidad, solidaridad, respeto por el otro. Ese dueto es amor y palabra enardecida. Es poesía y encuentro. Es saber dar la mano y encumbrarla.

Son los tiempos de la memoria y el presente. Estamos en un punto en el que la humanidad puede tomar un rumbo de caos o de victoria. Ante esa realidad, la palabra adquiere un “nuevo valor y una nueva dimensión”, en tiempos de crisis.

Hablo de crisis económica –claro está-, también hablo de una crisis de los valores, de la ideas, de la cultura y la educación. Las quieren replegar para hacernos más dóciles, más “moldeables”. Me refiero a ese “pensamiento” retrógrado y reaccionario, que se escuda en la guerra y en la mentira, para sostener sus carcomidos anclajes.

Hemos de hacer honor a la palabra. Debemos de ponerla donde corresponde. En el lugar que ha de estar siempre. En el “altar” del silencio y la desmemoria. Para que no se nuble la verdad. Para que la voz de todos sea una “brisa de tormentas y aguaceros”. El pensamiento ha de ser obra todos los días. Desde la palabra se ha de hacer esa labor.

Tomo la frase de José Martí, -el más ilustre cubano de todos los tiempos-, para fundar un espacio por la defensa de la Nación Cubana. Por la salvaguarda de la Revolución. Sin dudas imperfecta pero humana.

Con Cuba, será una “lanza” culta y enérgica. Para los cobardes que la atacan como plebeyos y para los que andan de “Emperadores” por el mundo, pretendiendo dar lecciones de “honor civilizatorio”, desde sus propias suciedades.

Octavio Fraga Guerra

Madrid, 31 de mayo de 2012.

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