(Suiza, 1997)
Las fotos me fueron “llegando” a través de Facebook. Se iban incorporando a cuenta gotas, -quizás-, para ir soportando de manera gradual la crudeza de sus contenidos iconográficos.
Las imágenes son de una brutalidad tratándose de niños y niñas. Estoy hablando de infantes que han sido golpeados, zarandeados, amenazados o humillados por las “fuerzas del orden” de cinco países de nuestro gran planeta.
Salvo una foto, el resto corresponde a escenas ocurridas en este verano. Son imágenes de impacto. Son obras fotográficas de alto calado moral y de urgente denuncia. Los rostros de sus protagonistas son la clara expresión del horror. Son testimonios de la impotencia y del miedo. La palabra adecuada para valorarlas es: ¡Cobardía!
Son imágenes tomadas en latitudes y tiempos dispares. Hablo de Bangladesh, de Chile, de España, de Palestina y de Suiza. En el caso de las fotos tomadas en Palestina, los barbaros fueron los genocidas soldados del ejército Israelí.
Todas estas naciones, -según los grandes medios de comunicación- están considerados países “democráticos”. Nos los venden como ejemplos a tener en cuenta desde la cacareada terminología dirigida a la “Comunidad Internacional”.
Tras la lectura de cada de estas imágenes, me surge una gran pregunta. ¿Dónde está la humanidad ante hechos tan execrables e indignos?
No tengo dudas que vivimos tiempos de terror. Me queda claro que la voluntad se quiere ahogar a golpes, metrallas, torturas y las crecientes criminalizaciones de los movimientos populares. Son los que claman por un cambio profundo en este herido planeta en tiempos de crisis.
Me resisto a creer que el miedo supera nuestra “coherente” voluntad de actuar ante hechos de sobrada connotación humana. No acepto el silencio y la evasión ante hechos de esta dimensión, sin la contundente respuesta de todos los que nos sentimos parte de esta verdad y su denuncia sin cortapisas.
La voluntad y el decoro, ha sido puesta –una vez más-, a prueba en medio de esta “gran tormenta”. El horror no puede ser más fuerte que la dignidad de todos los hombres y las mujeres de este mundo.