El agitado mundo y la inopia informativa (Por Javier Couso)

Vivimos tiempos convulsos, momentos en los que estamos asistiendo al enquistamiento de guerras de agresión transformadas en conflictos de baja intensidad permanente y a la gestación de un conflicto que, desde proporciones regionales puede llegar a alcanzar, ojalá no, proporciones globales.

Parece que estoy exagerando, que soy uno de esos conspiranoicos que viven de profecías apocalípticas que nunca se cumplen ¿Quién soy yo para hacer tales análisis, cuando nuestros medios de comunicación muestran la absoluta normalidad de la anormalidad cotidiana de guerra y miseria permanente?

No sé si estos grandes medios permanecen en la inopia o si son sus redactores y redactoras los indigentes culturales. Me inclino por pensar que de redactor jefe hacia arriba, sí se maneja buena información, pero a veces lo dudo. Lo que es evidente es que el periodismo de hoy en día, por lo menos en lo que se refiere a la política internacional, se mueve dentro de una superficialidad que oculta la interconexión de los hechos. Es decir, es una fábrica de informaciones continuas que jamás se detiene para reflexionar. De esta manera jamás podremos tener una visión global de las cosas. No será posible entender nada.

Sirva como ejemplo una intervención que escuché recientemente en una radio. Hablaba una politóloga de origen iraní alertando del próximo inicio de una agresión a Irán por parte de EEUU e Israel, que puede llevar a un conflicto global, es decir, a una guerra mundial. La estupefacción del plantel de todólogos o la trivialización incrédula de un posible conflicto, ni siquiera regional, nos da la medida del nivel de desinformación, inherente o adquirida, que manejan.

La volatilidad estratégica que estamos viviendo no es la primera vez que es denunciada, de hecho, líderes históricos como Fidel Castro llevan meses alertando sobre la posibilidad de un conflicto en el que se emplearían armas nucleares y que puede afectar a las grandes potencias. Denuncias y análisis continuamente silenciados o contados como anécdotas por los grandes medios de comunicación.

Para un observador mínimamente informado el momento es extremadamente preocupante a todos los niveles. Tanto en el económico, con los ataques del poder financiero a las naciones, como en la pelea por los recursos energéticos y áreas de influencia comercial entre un poder imperial en el principio de la decadencia y los países que emergen como potencias regionales más sus aliados.

No nos puede pasar desapercibido, aunque nos lo presenten como anécdotas inconexas, el reordenamiento de Oriente Medio en una segunda fase tras la invasión de Irak y el aseguramiento del estratégico Afganistán. El nuevo acoso a Rusia para que no emerja otra vez como potencia, cuando con el «escudo antimisiles» se le lleva a una nueva carrera armamentística. La desestabilización continua de Pakistán, para evitar un demoledor eje China-India-Rusia. El debilitamiento del poder europeo no anglo, por medio de la guerra económica. La contención, a toda costa, recién reconocida por Obama en el reordenamiento de sus fuerzas armadas, de China. Acontecimientos que dibujan claramente un escenario de extrema tensión, que puede llevar a un conflicto a gran escala.

Con estos datos un profesional del periodismo bien formado debería estar analizando e informando a su población. Por el contrario, asistimos a la banalización permanente y al moldeamiento de la realidad según los intereses de los que pagan, verdaderos detentadores de la llamada «libertad de prensa».

El rol de los grandes medios de comunicación es, sin ningún género de dudas, la desinformación de la mayoría de la población y la creación de opinión al servicio de los poderosos, siempre en simbiosis con la industria de entretenimiento que forma las emociones.

Grandes emporios del empobrecimiento cultural histórico, que en vez de explicar el mundo lo dibujan a su antojo, para que solo podamos pasar de la ignorancia al shock cuando haga falta implementar medidas de excepción.

Decía Clausewitz que la guerra es la política por otros medios y nosotros podemos afirmar que la industria de la comunicación es la guerra por otros medios. Donde, en vez de misiles, se utiliza el bombardeo desinformativo, la inconexión y el empobrecimiento cultural para que las personas no alcancen los medios con los que puedan formar un pensamiento que explique el mundo en que viven.

Indudablemente se puede terminar afirmando que estos grandes medios de comunicación son una parte importante del «complejo industrial-militar» del que nos alertó Eisenhower y que hoy trabaja para vencer sin condiciones o llevarnos a un conflicto de dimensiones desconocidas.

Por eso, la necesaria insistencia en conseguir medios de comunicación que puedan empezar a revertir la hegemonía cultural de los mensajeros de la muerte.

Tomado de “Hablando República”.

www.hablandorepublica.blogspot.com

Deja un comentario

AlphaOmega Captcha Classica  –  Enter Security Code
     
 

* Copy This Password *

* Type Or Paste Password Here *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.