América entera está presa de dolor por la muerte de quien supo construir los cimientos de la dignidad, la gallardía y el impulso para construir una Patria Grande. Hablo de los que luchan por una América esbelta, altiva, horonda, sin ese imperio prepotente que nos quiere mutilar los sueños para hacernos cargar con el Sueño Americano.
La muerte de este gran hombre no nos puede amilanar el espíritu de lucha y la voluntad de hacernos más hombres y mujeres de América. Es la América que Simón Bolívar encendió por los llanos, valles y montañas. Es la América que José Martí nos dibujó para todos los que aman a nuestros pueblos. “¡Mientras haya en América una nación esclava, la libertad de todas corre peligro!”.
Estas sabias palabras de Martí fueron publicadas en Nueva York en 1891. Son en definitiva la clarividencia y la vigencia de un pensamiento que nos sigue convocando para hacer obra e ideas por todos nuestros pueblos.
Somos hombres y mujeres de paz, de amor y solidaria ruta. Nuestros sueños están anclados a la tierra, a la Madre Tierra. Ella también nos urge para salvarla. Mientras los devotos de la fuerza bruta, el consumo desmedido y la gloria hecha papel moneda estén pululando por la faz de nuestras vidas, América entera estará viviendo el dolor de la ignominia.
Nuestra cultura es rebelde, diversa, hermana. Nuestro tiempo ha de ser el tiempo del futuro. Pero en verdad el tiempo es hoy. La historia nos sirve de sabia y lección para mitigar nuestros errores y superar nuestras dudas ante el inmenso reto que aún nos queda por conquistar. La victoria será sembrar –de una vez y por todas-, una Patria libre, soberana y culta.
Hermanos hemos de ser todos para calar las raíces de ese gran árbol que florecerá en lo alto de una cumbre, donde cada hombre y mujer de América lo pueda ver desde los claros de su casa.
La unidad de los todos latinoamericanos nos salvará de las garras del imperio y de los que vienen con trajes extraños, para desdibujar las esencias de nuestra cultura y nuestra historia. En medio del llanto, del legítimo llanto ante la muerte del Comandante Hugo Chávez, hemos de volver a tomar los llanos, los valles y las montañas, -los mismos que tomó el libertador Simón Bolívar-, para continuar la obra inconclusa que culminará con la luz de la aurora.
*Editor del blog
