Escrituras para el aplauso

Nada tengo que ver con el espíritu derrotista. Hago esta afirmación para entrecruzar –en este texto-, dos realidades que persisten en nuestra geografía y que se multiplican como virus de infinitos brazos a escalas insospechadas.

La primera es la guerra, que en nuestra era campea a campo traviesa, despojando vidas y sumando dolores difíciles de interpretar. Esta nube negra deja tras de si mutilaciones físicas y perdidas materiales que en muchos de los casos, son valores socio culturales únicos e irrecuperables que forman parte del patrimonio local e universal.  El hambre, la destrucción de hogares, la contaminación de los cultivos o del agua, -esenciales para la sobre vivencia del ser humano-, son realidades que se repiten cada vez que asistimos desde nuestra butacas al escenario del horror. Un agregado posterior a esta zaga, es la degradación de valores humanos que pululan ante la necesidad de sobrevivir en medio del caos y que complejizan cualquier solución de estos conflictos.

Esta persistente realidad que es la violencia a escala planetaria, tiene un soporte mediático que lo justifica y legitima, -si es que se puede justificar, legitimar o sostener-. En este juego inmoral participan los que hacen de su trabajo el ejercicio de la construcción mental. Las herramientas son las de siempre: la radio, la televisión, los diarios y publicaciones periódicas, el Internet, así como otros medios que suelen ser espacios para la cultura y el ocio, que contribuyen a fabricar personas enajenadas de su propio reino.

Ante este entramado de vericuetos, la familia de cara a la educación de sus hijos suelen apartarlos de estas temáticas bajos argumentos tan disímiles como: “los niños están para hacer los deberes y jugar”, “cuando sean adultos se interesaran por esos temas y tomarán sus propias decisiones”, “lo mejor es que se entretengan con los videojuegos y el fútbol” y … un sin fin de argumentaciones que se repiten con otros matices, otras revestimientos que parecen sacados de manuales pedagógicos de la era paleolítica.

Obviamente discrepo de estas y otras justificaciones que no vienen al caso. Esa mirada lastimera y ñoña, que utilizan ciertas familias como recursos para alejar a niños y adolescentes de estos escenarios, son verdaderos tratamientos para la construcción de personas donde la frivolidad, en desamor y la insensibilidad humana les arropará desde muy temprano.

Los valores humanos universales hay que cultivarlos desde los primeros balbuceos. Obviamente se les va incorporando en correspondencia con los ciclos de edades por donde vayan transitando. Negarles el conocimiento bajo estos y otros criterios, son interpretaciones erradas que apuntan hacia derroteros equivocados.

Mis comentarios tienen feliz confirmación en un texto titulado: Relatos sobre los refugiados palestinos e iraquíes (Primera Edición), que ha editadola Asociación Paz y Solidaridad Haydée Santamaría que tiene su sede en el pueblo de Leganés, en las afueras dela Comunidad de Madrid. El texto es una compilación de trabajos realizados por niños y adolescentes de Fuenlabrada, Getafe y Leganés, que oscilan entre los 12 y los 18 años que abordan el tema de los refugiados en estos dos países.

Cuando me adentró en la lectura de cada uno de los trabajos premiados, se despeja un acierto común: la búsqueda del dato previo, del análisis no como politólogos o estudiosos del tema -que obviamente no son-. Son relatos inspirados desde la sensibilidad y respeto, estructuras en tono de monólogo o epistolar caracterizan cada una de la obras seleccionadas, dando al trates con los argumentos de la vieja pedagogía.

Estos chicos y chicas desgranan sensibilidad, aportan diálogos constructivos, reflejan estados de ánimo que visualizan una postura ajena a la guerra, como recurso para la solución de los conflictos que son propios de nuestra contemporaneidad.

Cuando comparo las terminologías usadas por estos pequeños creadores en correspondencia con la de tertulianos, periodistas o analistas de la información, todos ellos etiquetados como: “entendidos del tema”, descubro otro verbo diferente al manido y reiterativo. El buen aliento, la mirada objetiva –desde sus pautas generacionales-, aflora en cada una de sus líneas.

La solidaridad, el compromiso con el extraño al margen de diferencias religiosas o culturales, surcan los espacios del texto que se sirven de ilustraciones y fotos, que sin dejar de reflejar la realidad de los refugiados, no emanan morbosidad y sensacionalismo, capítulos de los que algunos mediocres de la comunicación pretenden acostumbrarnos.

Esta primera selección de textos es un acierto para la construcción de los valores humanos que son universales. La paz, el respeto a las diferencias y la solidaridad humana están presentes en sus páginas. Las imágenes que acompañan al texto son fotogramas para una obra fílmica, los relatos que componen esta obra se traducen en la voz en off que pulveriza la barbarie. Sírvase cada realizador de cine documental para hacer de este libro una obra fílmica.

Nota. Para una lectura integra de esta obra en formato PDF visitar el acceso: http://www.culturaypaz.org/wp-content/uploads/2009/02/relatosrefugiadoswebbaja2.pdf

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