Una niña palestina protege a su hermana del frio.
Todavía tengo en mi memoria las escenas dantescas sembradas por las tropas genocidas del ejército israelí, que en julio de 2014 iniciaron otra masacre contra el heroico pueblo palestino bajo la manta de “Borde Protector”.
Siguen clavados en mis silencios los azotes de proyectiles y bombas de alto calibre contra poblados enteros, cuyos hombres y mujeres persisten en defender su patria ante la sordera de muchos, de cientos, de miles de personas, de las que no me vale el que no conozcan su historia.
Son esos mismos artefactos del horror que calcinaron escuelas que hoy, tan solo son ruinas. O los hospitales que en los momentos de desesperación, los sanitarios, clamaban ayuda urgente a la “comunidad internacional” ante la necesidad de medicamentos y material sanitario, imprescindibles para “atender” las constantes llegadas de heridos, de mutilados. O el arribo de niños y niñas en shock que tan solo pueden correr despavoridos y sin techo.
Las ruinas de edificaciones apuntaladas cayeron en tropel ante la furia desproporcionada y criminal de “mortíferos abrazos”, ejecutados por soldados que siguen humillando a un pueblo que no cesa de luchar por la vida.
Estamos ante un escenario de escombros y derruidos parajes. En cada rincón de Gaza no cesan de correr las lágrimas. Se asoman por entre las puertas amotinadas, ante la perene idea de que otra furia de balas y moles destructoras les puedan tomar por asalto y hacerles probar –una vez más-, el duro sabor de la muerte.
Entre cal, aceros torcidos y silencios andan los niños y las niñas de este infierno. Calles truncadas, hambre y sed ante la respuesta no llegada de la humanidad, que mira expectante por los aparatos de “nueva generación”, la victoria de la muerte sobre la vida.
A fin de cuentas, saciaremos nuestras alegrías con las fiestas navideñas y nos sentiremos útiles, repartiendo limosnas a los pobres de la colina del barrio más cercano. Mientras tanto, los titulares inmundos de la prensa rosa y de los mass media, nos ordenan el discurso, machacándonos cortésmente con que los ricos son cada vez más ricos para contentar nuestra esperanza.
*Editor del blog: https://cinereverso.org
Madrid, 7 de enero de 2015.
