Periodismo versus inmigración. Por: Rosina Iglesias

Foto: La Región

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Oyendo hablar a los periodistas españoles, uno puede llegar a pensar que todos los africanos quieren venir a vivir a España. Hablan de “ataque” a las vallas de Ceuta y Melilla. Se empeñan en decir que hay que “defender” la frontera. Insisten en que los subsaharianos que esperan para cruzar la valla son una “invasión” y que su éxito implica un “efecto llamada” para sus compatriotas.

La prensa española usa terminología militar con el objetivo de atemorizar a los españoles haciéndoles creer que estos hombres y mujeres migrantes representan un peligro. Asimismo, la prensa maneja las cifras a su conveniencia para dar la impresión de que 100, 200 o 300 personas intentando cruzar la frontera son muchas. No sólo no lo son, sino que son cifras ridículas si las ponemos en contraste con las del resto del mundo.

Según cifras de ACNUR (la Agencia de la ONU para los Refugiados), existen en la actualidad 45 millones de refugiados en el mundo, procedentes en su mayor parte de Sudán, Sudán del Sur, Somalia, Siria, Irak, Afganistán y la República Democrática del Congo.

Lo que más llama la atención cuando se analizan los informes sobre los refugiados es cuáles son los países receptores; ya que, en contra de la creencia general, los refugiados residen en su mayoría en Pakistán (1.621.525), Irán (862.790), Jordania (613.104), Kenia (550.506), Turquía (511.936) y Etiopía (407.646). Alemania, aun siendo el país europeo con mayor número de refugiados, está muy lejos de esas cifras, con 168.512 personas con este estatus, según datos de UNHCR.

En contra de lo que la prensa insinúa, España es uno de los países con menor recepción de refugiados, ya que únicamente hay 4.510 personas con esta condición en nuestro país. En 2012, se recibieron 2.580 solicitudes de refugio, de las cuales sólo se concedieron 508. Estonia es el único país europeo con menor número de refugiados que España, con 65.

Pasemos a hablar de las cifras de migración

Según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), en España residen 5.294.710 extranjeros, de los cuales 2.563.803 proceden de otros países de la Unión Europea. En estas cifras están incluidos los extranjeros que vienen por trabajo, estudios o que fijan aquí su residencia al término de su edad laboral.

Un total de 314.358 personas procedentes del extranjero establecieron su residencia en nuestro país durante 2012 y 476.748 abandonaron España con destino a algún país extranjero; con lo que, por tercer año consecutivo, el saldo migratorio fue negativo.

De los 314.358 migrantes procedentes del extranjero, 32.380 eran de nacionalidad española y 281.978 extranjeros. En cuanto a movilidad hacia el exterior, de las 476.748 personas que dejaron España durante el año 2012, 59.724 eran españoles de nacimiento.

En conclusión, el periodismo nos está alertando sobre un supuesto “efecto llamada” teniendo a su disponibilidad la información del INE que nos dice que en los últimos años se ha ido de España más gente de la que ha entrado, tanto si hablamos de extranjeros como si hablamos de españoles de nacimiento. ¿Por qué nos engañan? Porque así se lo piden los grupos políticos de extrema derecha al estar cercanas las elecciones europeas, con el objetivo de conseguir votos basados en el miedo y el odio a lo distinto.

La tendencia actual en Europa es el crecimiento de las migraciones del norte hacia el sur, ya sea para buscar trabajo, estudiar, retirarse o regresar al país de origen. Los movimientos migratorios de norte a sur afectan a millones de personas cada año y deberían tenerse en cuenta en los debates sobre la implicación de esta migración en el desarrollo. Aunque la mayor parte de los que se desplazan del norte se dirigen a otro país del norte (el mayor desplazamiento en el mundo en este sentido son alemanes que emigran a Estados Unidos), la emigración de personas nacidas en el norte que buscan trabajo en el sur se ha incrementado considerablemente en los últimos años.

Contrariamente a la impresión que nos dejan los medios de comunicación, gran parte de la migración norte-sur se debe a los migrantes que regresan a sus países. A pesar del crecimiento de estos desplazamientos, no existen estudios suficientes para valorar sus efectos ni su tendencia a corto o largo plazo.

Dejando a un lado los números, el crecimiento de la migración norte-sur nos recuerda que la mayoría de los países del mundo son a la vez países de origen y destino, lo que nos debería llevar a debatir sobre las características de la migración actual. Con demasiada frecuencia, este debate se centra en las cuestiones relativas a los derechos y acceso al mercado laboral de los migrantes del sur que buscan trabajo en el norte. En la situación actual, en la que hay un mercado de trabajo creciente en el sur para trabajadores del norte, se deberían empezar a cambiar los discursos políticos y periodísticos sobre migración con el objetivo de no desvirtuar la realidad.

La prensa española aprovecha las tragedias de Lampedusa y Ceuta para criticar los desplazamientos migrantes del sur al norte, engañando al telespectador haciéndole creer que 300 personas son una invasión si intentan cruzar una valla, pero son pocas si son los vecinos de una ciudad que se manifiestan contra su alcalde. Este tipo de prensa tiene la responsabilidad en el aumento de la xenofobia y el racismo en nuestro país.

Texto tomado de la publicación: http://www.lamarea.com

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