(VIDEO) El Certamen: un documental de “mundos interiores”

Siempre he sentido una profunda admiración y respeto por los que han escogido el camino del arte y la cultura. Este oficio de “largas travesías” entraña esfuerzos, sacrificios e incomprensiones. Los comportamientos arcaicos a los que están sometidos los artistas, están asociados a la subjetividad y el dogmatismo, ante propuestas que nacen en medio de un ciclo natural y permanente, donde la creación es la sustancia de un proceso que “termina” con el público.

La voluntad y el tesón más el respeto por un trabajo que llena de paz, gloria y cultura a millones de hombres y mujeres -cada día-, merece toda nuestra atención.

Es denigrante como cierta “crítica especializada” en estos terrenos, bajo el amparo de los medios que les contratan, -por ganar protagonismo- se engarzan en asuntos privados de los intelectuales y artistas que nada tienen que ver con la naturaleza del arte.

La imprescindible labor de los comunicadores se pulveriza cuando apelan a “sentar cátedra” con esa escritura distorsionadora, banal y mediocre, que va buscando por la periferia del arte y no por su eje, que es la esencia de todo proceso creativo. Estos periodistas de dudosa credibilidad profesional deben de ser confrontados -sin tapujos- por los que apuestan –desde la crítica- por el arte renovador, comprometido y ajeno a toda idea de exclusión social, artística y cultural. O a esa construcción de “la cultura”, cimentada en la juerga y el ocio que va de tránsito. En la “fanfarria y las lentejuelas”.

No menos preocupante resulta la “trama” que desarrollan, -no pocas televisoras- que pactan con la mediocridad. Sus contenidos de programas más que propuestas educativas y culturales, son verdaderos desgarres humanos concebidos para moldear lo efímero, para entretener y complacer a los patrocinadores que de televisión no saben nada.

Los artistas han de imponerse ante esta realidad, haciendo valer su trabajo y su formación por encima de todas las prebendas que “florecen” en torno a  su figura. Es legítimo apostar por esa virtud que tienen los artistas que es la capacidad de exigirse a sí mismo ante los retos que les plantea –cada día- su propia labor. También es apremiante exigirles a los que les acompañan en su ruta profesional, para que no se vea prostituida su carrera por los mecenas y burócratas del empresariado cultural.

Estos apuntes son necesarios compartir, para “caer” en un filme que nos deja entrar en el mundo creativo, social y humano de bailarines que ante un reto y una meta, hacen de su trabajo y su vida “la cita de todos los días”.

El documental El certamen (2003), del realizador español Daniel Iturbe, hace una clara aportación en torno a los vericuetos de varias compañías españolas que se preparan para un proceso de selección artístico. Esta meta implica confrontación, dudas, preguntas y acertijos que van apareciendo en buena parte del filme.

El documental es importante no por lo que está en evidencia ante nuestros ojos, ante nuestra mirada crítica y evaluadora del trabajo de un artista. Iturbe se posiciona tras bambalinas, en el antes y durante de todos los procesos creativos y de producción de una compañía de danza, -de muchas- que tras la noticia de haber sido aceptadas para participar en “El Certamen de Coreografía de Danza Española y Flamenco”, empieza a aflorar otras actitudes artísticas y capacidades humanas, ante el reto que se les avecina.

Sobre el filme su realizador expresa: “El Certamen es un documental que habla de las ilusiones de estos bailarines y coreógrafos. Mujeres y hombres completamente entregados a un arte y a un sueño: el de mostrar al público una obra de creación suya, interpretado por cuerpos atléticamente perfectos, a ritmo de música, en muchos casos también original y creado para este Certamen. Ellos necesitan expresar sus sentimientos a través de la coreografía: una obra de arte que existe efímeramente en el espacio, el tiempo y el movimiento. Con la danza comunican lo que llevan dentro. En este documental se saca a la luz sus esperanzas y también sus temores. Se ve al artista pero también al ser humano. El Certamen es un producto audiovisual de enorme plasticidad, con imágenes de danza de gran hermosura, y un homenaje al esfuerzo del creador, documentando su viaje emocional y físico hacia una meta”.

Hay mucho de verdad en las palabras del creador de este impactante documental. Vale la pena entonces desentrañar las rutas creativas que Daniel Iturbe y su equipo que “escribieron” esta pieza fílmica, para llegar al final de una puesta documental. Una obra donde la retrospectiva y la composición por capítulos, son parte de la dramaturgia y el boceto que nos acerca a “mundos interiores”.

Daniel Iturbe se alimenta de una visión constructiva buscando desvelar las pautas creativas, los conflictos y las parábolas de cada una de las compañías seleccionadas. Lo hace –justificadamente-, para hacernos ver ese otro espacio de humanidades, donde el tesón y la necesidad de llegar a la “cima”, es una constante de cada uno de los bailarines presentes en esta obra.

Un texto fílmico que dignifica –merecidamente-, los aciertos y tránsitos de los “seleccionados” hurgando en los calibres humanos y artísticos que cada “personaje/actor” posee. Esa clara intencionalidad del realizador en fragmentar cada parte del filme en títulos/temas (La ilusión del día, El esfuerzo, Los testimonios, Los resultados), son también pautas de comportamiento de sus “elegidos”, de los preseleccionados.

La manera en que va construyendo y desarrollando el filme, tiene que ver con esa voluntad de poner ante nuestros ojos, lo que apuntaba hace un momento.

La obra presume de otros valores cinematográficos, de otros aciertos que son claros ingredientes para fortalecer la intencionalidad de su autor. El trabajo de fotografía y el montaje, son dos perfectos e insustituibles aliados de esta “fiesta audiovisual”, ante el reto de la fuerza escénica, ante la mirada de cada una de las puestas danzarías a las que se enfrentó el equipo de El Certamen.

Ahora bien, no encontrarán planos altisonantes o encuadres de espectacularidad u osadía fotográfica. No hace falta, dado el planteamiento dramatúrgico de su realizador, que toca con certeza las fibras de lo humano de “sus actores”. Ese trabajo comedido de fotografía, esa búsqueda de la sobriedad, esa línea entre lo actoral o lo indagador, son verdaderas “ranuras” que responden a una idea diferente de lo hecho hasta hoy en materia de cine documental sobre artistas o creadores.

La diversidad de técnicas fotográficas usadas en esta puesta, son una clara señal de una pluralidad de lenguajes entroncados para aportar algo bien logrado. Una carga emotiva, una mirada de simbiosis entre los diferentes roles humanos que participan en la ejecución de cada una de las coreografías. O una “cronología” de los procesos que caracterizan la dinámica de una compañía danzaría ante una nueva puesta coreográfica. Este medular asunto no debe de ser traducido como una intencionalidad sensiblera.

El montaje es la otra pauta por donde avanza su realizador. Es obvio que esta especialidad es imprescindible en toda obra audiovisual. Cuando hablo de montaje, me refiero al modo de curvatura y evolución de cada uno de las etapas por las que van fluyendo las compañías seleccionadas.

También al paralelismo de las historia y como son narradas cada una de los grupos danzarios, en la que su realizador logra un exigido equilibrio a la hora de mostrar a cada una de ellas. Ante la nota de suspenso que se ha planteado desarrolla su escritura fílmica, en medio de toda una gama de argumentaciones humanas.

Otros retos son necesarios superar para legitimar el punto de vista de su realizador. Me refiero a la espontaneidad de cada uno de los bailarines, coreógrafos, familiares y el personal vinculado a las compañías. El Certamen, -ante el reto de acompañarles en todo el proceso previo- moduló su lenguaje en un paralelo entre lo espontaneo y lo evidente.

Es obvio que los actores de esta pieza, ante la presencia de las cámaras que desaten actitudes que van desde obviar su presencia, -que es lo que predomina en el filme-, hasta el “dialogar con ella”. Todas las variables son válidas en este sentido y es absurdo centrar el debate en la ortodoxa exigencia de “lo natural”, reiteradamente discutido entre los teóricos del audiovisual.

¿Dónde está entonces el mérito del filme en este apartado? La respuesta es clara, en la virtud de todos los creadores (los del equipo fílmico y los danzarios), en imbricarse en una clara comunicación, -no explicita- de autenticar la actitud y el comportamiento de los bailarines de todas las compañías, que son el verdadero pretexto de esta pieza fílmica.

Al margen de todas las consideraciones sobre el acto de la crítica cinematográfica, El Certamen, logra exponer de manera natural y responsable, “los planos, secuencias y sonidos de los bailarines, de sus colaboradores”, que son el punto de mira de los realizadores cinematográficos.

Logra Iturbe algo imprescindible, la posibilidad de dejarnos entrar en los procesos de una creación, -en este caso de la danza-, para entender y participar de otra perspectiva del arte y la cultura, ante la saturación de lo otro.

Sinopsis

El Certamen hace el seguimiento de seis coreógrafos de los doce que han sido seleccionadas por un jurado para participar en el Certamen de Coreografía de Danza Española y Flamenco.

Son muchas las cintas y las propuestas que ha recibido dicho jurado y muy pocos los elegidos. Sólo por el hecho de haber superado esta fase todos ellos se sienten muy afortunados.

A partir del momento en el que reciben la buena noticia comienzan los preparativos: nervios, temores, dificultades económicas, apoyos incondicionales de amigos y familiares… Todos los candidatos ponen lo máximo de sí mismos para conseguir el triunfo, para poder brillar con luz propia la noche de los premios, pero sólo una de las coreografías presentadas será la vencedora.

Ficha técnica

Nacionalidad: España

Año de producción: 2003

Compañías de producción: Prod. Maga / Síganle Prod.

Productores: Margaret Jova, Daniel Iturbe

Director: Daniel Iturbe

Guión: Anais Muñoz, Margaret Jova

Fotografía: Daniel Iturbe

Música: Varios artistas

Montaje: Daniel Iturbe, Octavio Iturbe

Duración: 52′

Intérpretes: Coreógrafos finalistas en el  “Certamen de Coreografía de Danza Española y Flamenco 2003”.

Protagonista

Ana Arroyo y Pepa Carrasco “La Pepa”

Coreografía: Pandora

Ana: 30 años. Móstoles. Madrid.

Pepa: 32 años. Móstoles. Madrid

La coreografía es una fusión del flamenco de Pepa  con la danza contemporánea que baila Ana. Pepa es una bailaora muy flamenca que ha bailado con la compañía de Joaquín Cortés y otras compañías potentes del momento. El estilo de Pepa se caracteriza porque suele bailar en pantalón en un estilo  un poco varonil. En el momento de la grabación del documental y de los preparativos para el Certamen, Pepa estaba actuando como atracción principal en el conocido Tablao “Café de Chinitas”.

Ana es una bailarina de  sólida formación clásica. También ha trabajado con Joaquín Cortés y otras compañías importantes de ahora del flamenco y de la danza contemporánea como Chevi Muraday.

La música de “Pandora” es de Juan Parrilla y ha sido compuesto especialmente para la coreografía y se estrenará en el Certamen. Juan Parrilla es el compositor y director musical de Joaquín Cortés.

Rubén Olmo

Coreografía: Érase una vez que era…

23 años. Sevilla

Con Amparo Ruiz, Esmeralda Gutiérrez, Tamara López, Sara Alon y Sara Vázquez.

Danza española. Es un ballet con argumento.

Rubén es un bailarín de danza española extraordinario y ésta será su primera incursión como coreógrafo. Después de pasar una etapa como bailarín con el Ballet Nacional de España, actualmente trabaja en Sevilla con Eva la Yerbabuena, conocida figura del nuevo flamenco actual que, además, estará como un miembro del jurado  del Certamen. Las bailarinas que le acompañarán en el Certamen trabajan habitualmente en el Ballet Nacional de España. Rubén va y viene entre Sevilla y Madrid para ensayar. Supone un gran esfuerzo en todos los sentidos, presentarse al certamen. Su jefa, la Yerbabuena le intenta apoyar, prestándole dinero para el vestuario y gastos.

Esther Carrasco

Coreografía: Deshechos reales

32 años. Barcelona         

Con Diana San Andrés y Rosa Zaragoza.

Fusión de danza española y contemporánea

Esther tuvo una compañía con Carlos Chamorro (Premio Bailarín Sobresaliente 2002 quién estará como artista invitado en el certamen), Danzala, que estaba considerada como una de las más pujantes del momento. Ella está intentando sacar adelante un nuevo proyecto de compañía, “Dançem” y esta coreografía será uno de sus primeros hechos.  Ha vendido su casa para poder financiar su compañía. Ella es una excelente bailarina, pero no baila en esta coreografía porque “no puedo hacerlo todo” y para tener una óptica desde fuera.

Eva Moreno

Coreografía: La cita

36 años. Valencia

Con Pepa Sanz y Pedro Blázquez

Flamenco y contemporáneo

Eva ha sido una bailarina muy solicitada en la danza española. Trabajó durante años con la compañía de Antonio Gades y ha participado en la trilogía de películas Carlos Saura- Antonio Gades. En 1999 se fue con una beca de la Fundación Autor a estudiar composición coreográfica a la escuela de Pina Bausch en Essen, Alemania. “La Cita” será el primer fruto de su nueva etapa como creadora que se podrá ver en España. Eva no baila en la coreografía, contando con  los excelentes bailarines Pepa  Sanz y Pedro Blázquez. Desgraciadamente, el bailarín Pedro Blázquez falleció en un accidente tres meses después del Certamen.

Mayte Bajo

Coreografía: Para llenarme de ti

32 años. Valladolid

Con Cristina Aguilera, María Alonso, Cristina de Vega, Mayte Bajo, David Sánchez, Ángel Roda y Eva Gonzalo.

Danza española/ Escuela Bolera

Mayte es una de las bailarinas de clásico español más solicitadas del momento. Poseedora de una técnica impecable, es de las pocas bailarinas que conocen y manejan bien la Escuela Bolera. Mayte tuvo una etapa en el Ballet Nacional y estuvo varias temporadas como principal con Joaquín Cortés. También ha sido primera bailarina en compañías como Antonio Márquez, Nuevo Ballet Español y  Miguel Ángel Berna.  “Para llenarme de ti” está bailada en clave de Escuela Bolera y cuenta con música original de dos compositores, Javier Coble y José Luis Montón.

Gemma Morado

Coreografía: El yerro de fatum

30 años. Madrid

Con Jesús Córdoba, Mariano Bernal, José Manuel Buzón.

Danza española. Es un ballet con argumento.

En el momento del Certamen, Gemma era bailarina del Ballet Nacional de España, así como los bailarines con los que cuenta para su coreografía. Uno de los ellos, José Manuel Buzón, ganó el Premio a Bailarín Sobresaliente del Certamen en 1999. Gemma está frustrada como artista y se siente infrautilizada en el Ballet Nacional. A pesar de esto, el Ballet Nacional la ha apoyado, cediéndole el estudio para ensayar y prestándole vestuario y attrezzo. “El yerro de fatum” será su primera incursión como coreógrafa. La coreografía, un ballet con argumento, es apasionadamente interpretado por los excelentes bailarines. En este momento, sabemos que Gemma está trabajando con la compañía Rafael Amargo, una de las más potentes de este momento

Este documental se presentará en el programa La cámara lúcida el próximo miércoles 30 de noviembre a las 6:45 de la tarde (HORA DE ESPAÑA) en Tele K de Madrid. El espacio se podrá ver por www.vallecas.org Para esta cita contaremos con la presencia de su realizador Daniel Iturbe.

www.siganle.com

 

 

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