(VIDEO) John y Yoko

Ellos prefieren fundirse en un abrazo. Las miradas de transeúntes que intentan abortar sus besos de epístolas con “metralletas” de palabras tejas, se desploman ante el torrente de ensueños del poeta y su musa que le pintó con versos y abrigó su ventana, con estrofas donde la luz es parte del texto.

John y Yoko padecen de cabezonería febril, de la voluntad de arremeter contra esa podrida costumbre de clavar hueca fraseología, adjetivaciones ambiguas y postizos sustantivos que pretenden transformar la vida de dos, en la voluntad –equivocada- de muchos.

Lennon me lo dijo esta tarde de domingo: – “No pude terminar la canción dedicada a la magia de los abrazos”. Tan solo me leyó los apuntes del último borrador con el que quiso hacer melodías y estrofas, para los duendes mutilados que nacieron y murieron sin nombres.

Esa canción de cortinas inconclusas tenía abrazos para los que deambulan vestidos con harapos silvestres, donde el futuro es una página en blanco y la verdad –su verdad- no está en los periódicos de domingo, o en esa tele que cautiva y confunde haciendo dormitar el espíritu de la inteligencia.

En esa canción a medio hacer, había estrofas para los que cargan papeles y chatarras tomados de los desechos y las explanadas de la polución. Las huertas de la vida se han llenado de pobreza, de injertos dejados como parte de una acumulación que se desborda cuando llega una nueva temporada.

La pobreza es un valor añadido, es un número que cotiza en la bolsa de valores. La matemática es la clave de todo: – “Mientras más pobres se sumen a la aritmética de la balanza, nuestros dividendos se multiplicaran por cientos, o por miles”, decía un avispado empresario que no dejaba de hacer contabilidad en su portátil comprado en una subasta de “la milla de oro”.

En los esqueletos de las carreteras donde el aliento carcomido por los gases transitan por las pieles del invierno –ese que se va desmoronando y vaga por los entresijos de mar descorchado- habita una puerta, justo en el horizonte donde la tarde se sobrecoge ante ese maratón incontable de crecidas. En ese lugar estuvo John y Yoko.

Sus gafas pastaron líneas y metáforas, donde el abrazo secunda la ternura de pliegues cromáticos. Un abrazo que cuando converge en el centro de todas las miradas, será multiplicado por esas mismas ramificaciones que se tejen invisibles y nacen nuevos abrazos. Este ciclo se multiplica –una y otra vez-, para darle “vida” a los que sus “voces de avenidas” terminan en un peñasco.

Los abrazos de John y Yoko, son para los que el invierno les atrapa en avenidas de linealidad profunda e interminable. Los abrazos de John y Yoko son  para los que soportan el peso de inmensidades arquitectónicas e impersonales contemplaciones de luz, donde “las traviesas de las puertas” les sacan –en plena mañana-, del letargo de un sueño interrumpido por la voluntad de otro.

Mientras las jeringas interactúan con la piel de los que desplazan tatuajes para albergar “su sueño dorado”, se multiplican las furgonetas xenófobas de “listos”  que salen de cacería, buscando la diversión en sus botas de troqueles. La juerga les sella un “pacto” como héroes que urgen del protagonismo mundano.

John salió hace una hora de esa ventana, con su andar “desgarrado” y la frente desprovista de dobleces para escribir nuevas notas con las que aliviar el paso de los que deambulan por la vida, amasando ilusiones entre bolsas de papel y “desechos”, tomados de contenedores que apremian aguaceros. El poeta tuvo estrofas rítmicas de encendidas palabras, para aquellos a los que leer y andar con primitivas rubricas sigue siendo un tiempo presente.

John ama a Yoko con esa mirada proverbial que solo se aprecia cuando libera sus ojos de esas gafas icónicas, pero definitivamente personales. Solo le pertenecen a su escarpada figura con la que comparte la contundencia de sus canciones y la verdad cubierta de lanzas, que solo quieren hacernos crecer.

Ahora toca cultivar los abrazos, compartir la poesía de la vida y el silencio de las manos que esconden leyendas de aguafuerte e historias vetadas, ahora están haciendo el amor. Con esa ternura de dos nacerán canciones.

Imagine

Autor: John Lennon

 

Imagina que no existe el Cielo
es fácil si lo intentas
sin el Infierno debajo nuestro
arriba nuestro, solo el cielo
Imagina a toda la gente
viviendo el hoy…
Imagina que no hay países
no es difícil de hacer
nadie por quien matar o morir
ni tampoco religión
imagina a toda la gente
viviendo la vida en paz…

Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo vivirá como uno

Imagina que no hay posesiones
quisiera saber si puedes
sin necesidad de gula o hambre
una hermandad de hombres
imagínate a toda la gente
compartiendo el mundo

Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo vivirá como uno

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