(VIDEO) Multinacionales Españolas: “Otra vuelta de tuerca”.

“La comunicación en el arte revolucionario debe perseguir el desarrollo de la reflexión, y toda la maquinaria formal de los medios de comunicación del imperialismo en cambio están concebidos para aplacar el pensamiento y someter las voluntades”.

Jorge Sanjinés

 

Una obra de cine documental parte de una idea y de un núcleo creativo donde participan “sujetos fílmicos”. En la mayoría de los casos, interviene un investigador-historiador que aporta sustancias a los contenidos del debate en la prefilmación. En el proceso de montaje sus conocimientos son claves para el resultado de la puesta en pantalla. Este necesario interlocutor es un observador-participante de la realidad fílmica y del discurso resultante.

En el texto documental podremos captar las huellas de los “protagonistas” de las historias. Se construyen en un largo y pensado proceso de realización y búsqueda de soluciones narrativas, que suelen nacer de un guión o escaleta. Esta madeja de escrituras, está estructurado para trazar los fines para los cuales ha sido concebido el filme.

El punto de vista es ese puente entre los “autores fílmicos” y los espectadores, destino de la obra convertida en “Arte final”. Ante ese acabado se establece un reto: “el saber haciendo de la obra artística y el creer del espectador ante la pantalla”.

Dependerá de la explicitud y creatividad con que se haya construido el filme para que ese marco de distancia se acorte en espacios insuperables, en trozos o en partes ínfimas de la nada. Tan solo para que el mensaje -que es la “clara señal” de comunicación-, deje una huella inmaterial en los receptores.

Para que un discurso fílmico evolucione de manera coherente ante el espectador, se ha de apertrechar de contenidos, significados, estéticas y estructuras narrativas suficientes, como para “mostrar” las claves icónicas y –al menos- dejar una huella de conocimiento.

Hoy me ocupa un filme que –a pesar de la síntesis- logra establecer dos de las pautas esenciales en cualquier obra de cine documental: un punto de vista explícito y una construcción narratológica centrada en un tema.

El asunto que ocupa esta obra, pulula distante de buena parte de la sociedad española y el mundo occidental. Me refiero al saqueo de las transnacionales españolas en América Latina y el machacado progreso que estas traen para los países de la región.

El filme “Amanece Dignidad” de la realizadora española Anna Castillo, se deshace de los discursos didácticos invasivos, para contar –desde historias de vida- las miradas y los argumentos de sectores populares, ante un saqueo histórico bajo las “mamparas de la legalidad”.

Eso sí, se apertrecha de argumentaciones y testimonios que son esenciales insertar en esta compleja y diluida temática, para hacer más potable un asunto que aún exige más documentales y más puestas creativas ante la generalización de una idea: “las transnacionales traen bienestar y desarrollo a los pueblos de América”.

Antes de adentrarme en algunos de los ejes constructivos y temáticos de esta puesta, amerita desgranar un asunto que es esencial en el filme: “Los personajes y su singular papel como trasmisores temáticos”.

Gloria en Ecuador, Dominga en Bolivia, y Norquis en Venezuela, son tres mujeres que luchan contra la presencia de estos “desarrollistas europeos” en sus países. Andan despojadas de toda apariencia glamorosa, viven en comunidades “periféricas” donde aún persiste la precariedad y las limitaciones económicas.

Son tres mujeres que el “estado de bienestar” les parece una necesidad superflua. Abordan su vida y su tiempo en dar respuesta a algo más importante para ellas. Su barrio, su comunidad y el sentido de país visto como un todo. Esos son sus verdaderos retos.

La realizadora con la complicidad de los guionistas Erika González y Marco Gandarilla, construyen la trama recalando en tres mujeres de profesiones dispares. Estas son incorporadas  -desde el punto de vista creativo- como punto de partida hacia otros derroteros donde hay que “escarbar mejor”.

El hecho de tomar a las mujeres como narradoras principales de esta puesta fílmica no es casual. Pero sobre eso abordaré al final del texto. Lo interesante es que esta pieza documental se aleja de los cánones cinematográficos para presentar a estas tres mujeres, como la raíz donde nace cada una de las narraciones.

Gloria pertenece al pueblo indígena Waorani. Su hábitat ha sido trastocado por la empresa petrolera Repsol YPF. Un emporio que atenta contra la ecología y el medio ambiente. Los campos y los ríos de su entorno han sido anegados con basura petrolera. La cámara testifica esa realidad, legitima ese discurso que evoluciona en paralelo a los testimonios. Desde sus artes se hace una consecuente denuncia.

Pero la voz de Gloria no es un monólogo de teatro. “Amanece Dignidad” se enfunda la cuesta de la comunidad indígena, buscando otras aportaciones de hombres y mujeres de este milenario asentamiento para desgranar y clarificar la idea de una empresa “que trae desarrollo”.

En ese “pasar” de encuadres y puestas en escena, surgen los testimonios que denuncian las enfermedades que traen el “baño” de petróleo a tierras productivas, o la contaminación de las aguas y sus consecuencias para la salud humana.

En este capítulo que son también historias de vida, las fuentes no son suficientes. Hacen faltas otras perspectivas para cerrar el círculo ante lo reiterativo y tergiversado del tema en los medios. Las palabras y los argumentos inteligentes de una ecologista son claves en este discurso cinematográfico. Sus aseveraciones parten de un ejercicio cronológico desde la entrada de Repsol YPF a tierras ecuatorianas, hasta las nefastas huellas que esta deja en una zona conocida como Bloque 16.

Estas argumentaciones son cimentadas por la de otras personas autorizadas, que son parte de ese abanico de testimonios esenciales para fotografiarle al espectador un asunto impostergable. En esa suma de secuencias, los parlamentos son propios de personas especializadas en temas científicos y jurídicos. Estos otros interlocutores son importantes calibrar en una obra de este perfil, para presentarle al público toda la gama de aristas que tiene esta tragedia.

Siguiendo el “triangular circulo de personajes”, el documental nos lleva hacia otra mujer distante de la geografía ecuatoriana. Dominga es una luchadora por los derechos de su comunidad. En Cochabamba, Bolivia, el pueblo se enfrentó en el año 2000 a las autoridades de turno por la salida definitiva de la empresa “Aguas de Turina”, una transnacional con participación española representada por “Abengoa”.

Dominga es parte del discurso cinematográfico, es parte de la reflexión colectiva que va evolucionando desde otros itinerarios hacia un mismo objetivo. En este capítulo-tema, se impone la retrospectiva, el análisis cronológico de sucesos que trascendieron las fronteras de Bolivia.

En este proceso de lucha, Cochabamba fue el protagonista de la gesta. Una lucha que no solo fue por el agua, también por el gas para Bolivia. Pero cabe el examen y el recorrido de testimonios para hacernos ver toda la evolución de esta historia, que aún tiene kilómetros por recorrer.

Las palabras dejadas para este documental, demuestran la falta o nula voluntad de las empresas transnacionales en invertir para el desarrollo de los bolivianos. Infraestructuras no construidas, precios inaceptables de los servicios, promesas de bienestar para la comunidad dejadas en “papel de desechos”. Son parte de los argumentos que dejan al descubierto la inmoralidad de los que traen “el progreso”, buscando el mayor beneficio para las arcas de una execrable minoría.

No estamos –solo- ante un asunto jurídico, que suelen ser las engañosas herramientas que usan estos depredadores de recursos para imponer sus reglas de juegos. En este entramado de verdades, quedan en evidencia los ex gobernantes Gonzalo Sánchez de Losada y Carlos Mesa, que son parte del juego -como en otras naciones del continente- que “entregan” a su país para las apetencias foráneas de los capitales como mercenarios de turno.

¿Bajo qué preceptos estéticos se mueve la historia de Gloria? Esta difiere de la anterior por el uso de materiales de archivo que son oportunos, para conocer la cronología de temas o acontecimientos remotos. Si bien se reitera la entrevista como clásico recurso del cine documental, se justifica por la necesidad que contrastar la evolución de los hechos desde el presente.

Se impone un tiempo pasado, se impone saber cada una de las partes que conforman esta realidad vivida, lejos hoy de ser perfecta. El colectivo de realización se exige confrontar ese escenario pretérito con testigos de excepción que son voces consustancial de los hechos.

Este discurso colectivo entronca con palabras que revelan una actitud de pertenencia, una defensa de los valores que como nación les son dadas. El arte de la cámara se mueve en los contornos de barrios marginales. Se respira en los actores de esta puesta documental ser parte de algo más grande que Cochabamba.

Con la toma de posesión de Evo Morales en al año 2005, se instaura un proceso de cambio donde el pueblo es el eje de su política. Conocida es la nacionalización del gas, que forma parte de un sector estratégico de la economía de ese país. Este nuevo escenario requiere de nuevas plataformas jurídicas y empresariales a favor de todos los bolivianos. Lo importante es que estos cambios se dan con la participación del pueblo.

En la tercera historia las razones y los argumentos son otros. La “punta de lanza” del documental está en el “Banco de Venezuela”, que fue subsidiaria del grupo bancario español “Santander”. Tras la compra de los activos de esta banca por parte del gobierno de Chávez, las reglas del juego han cambiado.

Los ingresos obtenidos por los beneficios de esta nueva entidad, se han destinado a las “Misiones” y al progreso social de la comunidad. Son nuevas formas de relación con el pueblo, que ha desarrollado en los últimos años el gobierno Bolivariano de Venezuela.

¿Qué papel juega Norquis en esta historia documental? El eje cinematográfico en esta última parada del filme, nos hace desvelar las nuevas forma de debate comunitario y la capacidad de toma de decisiones de sus pobladores en torno a lo que se hace en cada barrio. Son los vecinos organizados en “Consejos Comunales”, los que construyen su futuro ante un nuevo modelo de democracia participativa propiciada por el estado.

Norquis junto a otros interlocutores del barrio dan fe de esa realidad, en la que ellos son parte esencial. En esta última etapa del filme, se aprecia un trazo diferente de las dos anteriores. La respuesta está en que los procesos sociales son más avanzados y van arraigados a una sociedad que sigue perfeccionando sus mecanismos de respuesta ciudadana.

En este filme documental, la música del boliviano Ernesto Guevara Quiroz es una acertada incorporación ante la necesidad de construir un clímax de metáforas y respuestas ante la sordidez del tema. Guevara es guitarrista, pero también compositor de música instrumental y de canciones folklóricas. En este filme pone a trabajar los sentidos del espectador con temas de una lírica, escrita para “despejar” toda la hojarasca que descentre la mirada de los espectadores.

Son temas que evolucionan como lazos. Van encadenando las estructuras del filme sin apelar a sonoridades estridentes. Tan solo acompaña a los protagonistas, “pintando” las atmosferas y los escenarios naturales presentes. El cerco de su música es tan solo para hacer visible lo esencial del tema, que se teje desde ese triángulo de historias.

Al principio de esta reseña, había dejado en el “tintero”, una idea que me parecía esencial comentar. El hecho de utilizar a las mujeres como “protagonistas” de tres historian conexas, responde –desde mi punto de vista-, a una intencionalidad mayor.

Es la necesidad de visibilizar el apoyo de los pueblos en estas naciones, por la retirada de las transnacionales que laceran la dignidad de toda una nación. Roban “a pecho descubierto”, sin cumplir con sus obligaciones ante el estado que les ha dado acogida sobre la base de los intereses mutuos.

Este asunto es importante, pues en los medios de occidente se “dibuja” este “matrimonio” como que son los gobiernos de izquierdas en Latinoamérica, los que quieren dar la patada a estos ladrones con corbata. Esta idea aportada por “Amanece Dignidad”, es esencial para desmitificar -de una vez y por toda- está sembrada mentira de los mass media y los gobiernos, que “velan” por los intereses de España.

Sinopsis

Desde hace décadas se afirma que la llegada de las multinacionales a América Latina impulsaría el progreso y la mejora de la calidad de vida de la población. Al contrario de lo esperado, han originado fuertes impactos sociales y ambientales. Así lo ha vivido Gloria en Ecuador, Dominga en Bolivia, y Norquis en Venezuela.

Gloria pertenece al pueblo Waorani de Ecuador y su vida se vio totalmente alterada desde que Repsol YPF explota un campo petrolero cercano. Ella denuncia los fuertes impactos sobre la salud por el vertido de sustancias tóxicas así como el deterioro del agua y la tierra que dificulta, cada vez más, la obtención de alimentos. Por esta razón muchas comunidades han decidido hacer frente a las petroleras y no dejar que avancen en la explotación de su territorio.

Dominga vive en uno de los barrios más humildes de la zona Sur de Cochabamba, donde los vecinos y vecinas han tenido que gestionar ellas mismas el servicio de agua potable. Presenta, junto con otras personas de su comunidad, qué fue la Guerra del Agua originada por un consorcio transnacional formado por la estadounidense Bechtel y la española Abengoa, entre otras empresas. Y también que representó la victoria del pueblo ante el poder corporativo.

Norquis vive en un barrio del Estado de Lara donde históricamente nunca han existido servicios públicos para la comunidad. A través de la nacionalización de las empresas por el actual gobierno de Venezuela, como el caso de la filial del banco Santander llamado Banco de Venezuela, y de los consejos comunales, su comunidad tiene un presupuesto y una organización colectiva para poder mejorar su vida

En definitiva, frente a los impactos de las transnacionales, las diferentes comunidades y pueblos se han organizado para defender sus derechos y para exigir otros modelos de desarrollo que les permita tener una vida digna.

Ficha técnica

Amanece Dignidad

Un documental de Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) – Paz con Dignidad y CEDIB (Centro de Documentación e Información – Bolivia)

Realización: Anna Castillo

Guión: Erika González y Marco Gandarillas

Música: Ernesto Guevara Quiroz

Duración: 30 minutos

Este documental se presentará en el programa La cámara lúcida el próximo miércoles 14 de diciembre a las 6:45 de la tarde (HORA DE ESPAÑA) en Tele K de Madrid. El espacio se podrá ver por www.vallecas.org Para esta cita contaremos con la presencia de Erika González, coguionista del filme.

www.pazcondignidad.org

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