(VIDEO) “También la lluvia”, o todo documento de cultura es, a la vez, documento de barbarie. Por Antonio González

Un equipo de producción español llega a Bolivia para filmar una película que muestra la barbarie de la conquista así como la temprana defensa de los indios que hacen Antonio Montesinos y Fray Bartolomé de las Casas [1]. Hasta aquí, todo bien. De hecho, nunca está de más una denuncia sobre el horror producido. (2)

Sin embargo, También la lluvia, una producción española dirigida por Iciar Bollaín, toma un giro más interesante. Con mucha conciencia y profunda ironía, evidencia la contradicción entre la conmemoración del pasado y la ceguera frente a los problemas actuales. Los encargados de la película, tan sensibles al mostrar la crueldad y barbarie de la conquista (hay escenas sobre el uso de perros para capturar indígenas, por ejemplo), son bastante ciegos y cínicos frente a los problemas que les toca ver al momento de la filmación. Si en su producción critican la explotación de los indígenas en la conquista, la motivación para filmar en Bolivia es la mano de obra barata. Es posible pagar 2 dólares a los extras, ¡una ganga imposible de encontrar en otro país! Al mismo tiempo, evitan y huyen de la realidad que se vive en ese momento: la llamada “guerra del agua” que se desata en Bolivia en 2002.

Creo que el punto es importante: la sensibilidad frente a las injusticias pasadas no es garantía de sensibilidad frente a las injusticias actuales y en las que tenemos mayor responsabilidad. Este planteamiento puede ayudar a considerar críticamente el papel de la conmemoración, que parece estar bastante extendida al día de hoy.

Es cierto que el olvido también es injusticia y es una segunda victoria (hermenéutica) sobre los vencidos de ayer. El problema es que la pura conmemoración no es suficiente. Se siguen produciendo víctimas y los vencedores de ayer y de hoy mantienen vínculos importantes: los bienes culturales, entre los que se encuentra la historia oficial. Por tanto, la cuestión no es sólo recordar. Esto es importante, claro, pero puede ser solo un alivio a la mala conciencia.

Por ello el recuerdo que se debe realizar, no es sólo una actividad memoriosa, sino política. Si se quiere proponer una fórmula: el pasado no se recuerda, se actualiza. Y se actualiza en las luchas de hoy. El recuerdo de las luchas pasadas puede ayudar a las luchas actuales. El vínculo más importante con el pasado no es histórico, sino principalmente político.

De lo contrario, insisto, puede servir para aliviar la mala conciencia.

Pero hay otro aspecto muy interesante en También la lluvia. Es una película sobre la realización de otra película. Propone reflexiones sobre el espacio que tiene una producción cinematográfica en la medida que responde a determinados intereses financieros. Al tiempo que es arte, también es un producto que circula y que se vende. Es una mercancía.

Los que participan en ella tienen que tomar partido por aspectos tan materiales como la relación costo-beneficio, que incluye la utilización de recursos como la mano de obra. Y aunque puede olvidarse, hay aspectos éticos que tienen que ver con la respuesta que se le da al otro sufriente. En el caso de También la lluvia, el otro sufriente no es sólo el indígena que sufrió la conquista, sino principalmente el que sufre la rapiña de las transnacionales que se apoderan de los recursos estratégicos de los países periféricos, destruyendo el ambiente (entre otros costos). (3)

De hecho, América Latina está sembrada de ejemplos de esta lucha por el control de los recursos naturales estratégicos: agua, territorio, minería, etc., por parte de las transnacionales, frente a la resistencia de los pueblos indígenas y las comunidades campesinas. Un ejemplo inmediato de ello sucede en Santa Cruz Barillas, Huehuetenango, Guatemala: el asesinato del líder comunitario Andrés Francisco Miguel, por el que se acusa a la seguridad de la hidroeléctrica Hidro Santa Cruz, provocó una manifestación que llegó a agredir y desarmar a soldados de un puesto militar. A raíz de ello, el gobierno del general Otto Pérez Molina impuso un estado de sitio que ya provoca una buena cantidad de sufrimiento en la región. (4)

Pero al reflexionar sobre la producción imaginaria que se lleva en Bolivia y que da pie a la película, También la lluvia provoca pensar sobre ella misma. Y este recurso, que es crucial para comprenderla, también sirve para plantear un dilema central que afecta a todo aquél que intenta asumir una posición crítica en este mundo.

Y es que, dadas las condiciones en las que participamos, el intelectual crítico (para dar un nombre a diversas figuras que tienen algunas características en común) se encuentra con una contradicción brutal: la producción que realiza (arte que denuncia, planteamientos críticos, etc.) solo es posible debido al trabajo de otros, al sufrimiento de otros. Walter Benjamin en la tesis VII de sus Tesis sobre el concepto de la historia toca este dilema esencial al hacer la admonición de que: “No hay un solo documento de cultura que no lo sea a la vez de barbarie”. (5)

Descartando ciertas reacciones inútiles, esto recuerda un dilema ético sobre la acción personal del intelectual. Y aquí escribo en primera persona: las circunstancias que hicieron posible que haya podido sobrevivir y estudiar en un país de la periferia como Guatemala son excepcionales y fortuitas. No hay ninguna razón de valor propio que justifique que haya tenido que comer frente a tantos niños que se mueren de hambre. Además, el acceso y disfrute de bienes materiales y culturales se debe a que no me tocó trabajar en condiciones de opresión e injusticia extremas como a tantos otros les ocurre. Estudiar fue un don, pero el funcionamiento del mundo hace que sea posible sólo gracias al empobrecimiento de tantos.

Creo que esto es parte de los cuestionamientos que pueden surgir cuando Benjamin señala las relaciones entre progreso y barbarie. Y más que ofrecer respuestas (que también se han dado algunas), También la lluvia ofrece la oportunidad para realizar esta reflexión sobre las condiciones en que el “intelectual crítico” lleva a cabo sus acciones. Especialmente, recuerda el compromiso que tiene la creación intelectual o artística por dar respuesta al sufrimiento que le hizo posible.

1 Esta película se estrenó en Guatemala en el día final de la III Muestra de Cine Internacional Memoria, Verdad y Justicia 2012. Como se ve, llegó con un poco de atraso (dos años) a este país.

2 En la película se hace referencia a ese primer sermón de Montesinos en que pregunta a partir del maltrato que se les da a los indios: “¿Es que no son hombres?”. No obstante y dada la ironía del contexto en que se produce, el recordatorio de las fortísimas palabras de Montesinos pierde un poco de efecto.

3 Se podría añadir también el caso de las guerras “humanitarias” que impulsan los países del centro, especialmente Estados Unidos, en la periferia.

4 Dos buenas referencias sobre lo que sucede, se encuentran en: http://www.albedrio.org/htm/articulos/a/acabanas-138.html y http://plazapublica.com.gt/content/santa-cruz-barillas-el-pasado-en-el-presente .

5 Benjamin continúa: “Y si el documento de transmisión no está libre de barbarie, tampoco lo está el proceso de transmisión de unas manos a otras. Por eso, el materialista histórico toma sus distancias en la medida de lo posible. Considera tarea suya cepillar la historia a contrapelo”. La traducción es de Reyes Mate.

Tomado de la publicación: www.rebelion.org

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