El artivismo pone otra ficha en su tablero

La National Endowment for Democracy (NED), siempre ha estado involucrada en organizar, dirigir y financiar la subversión contra la institucionalidad en Cuba.

Por Jorge Ángel Hernández

La artivista Tania Bruguera acaba de lanzar una convocatoria para un concurso de periodismo de investigación. Lo ha hecho desde el Festival Internacional de Manchester, Reino Unido, bajo la sombrilla del Instituto de artivismo Hannah Arendt, que ella misma inventó en 2015.[1] La iniciativa viene estrechamente unida a un patrón ideológico preciso: criminalizar las normas jurídicas que se han emitido para proteger y canalizar en bien de la sociedad la creación artística en los espacios públicos de Cuba.[2] Cada uno de los últimos decretos ha sido bombardeado por una falaz campaña de descrédito, sobre todo a través de medios públicamente sostenidos por organizaciones toboganes del Departamento del Tesoro estadounidense, como Diario de Cuba, Cubanet, El Nuevo Herald o las siempre inútiles Radio y TV Martí.

Bruguera define su convocatoria sin muchos subterfugios, aunque no le queda otro remedio que reconocer, desde la misma plataforma de lanzamiento, las nulas posibilidades de ese periodismo investigativo. Obvia, no obstante, que ese “desconocimiento” y esa escasa profesionalidad se da justamente en el poco nutrido sector que ha conseguido reclutar para sus planes de injerencia política disfrazada de arte. Si esa es la premisa de la que parte el llamado a la investigación periodística, ¿qué esperaremos para el momento de los premios? Un dominó concertado del primero al último juego de las fichas.

Los puntos enunciados en Manchester, UK, muestran con bastante claridad sus estrategias: expandir la idea de que se ejerce la represión sobre los creadores en el ámbito latinoamericano e incidir en el tópico del fin de la Revolución cubana. Este último se imbrica con la “iniciativa” de Espacio Público, de Chile, cuyo trabajo en el contexto del periodismo investigativo cubano ha sido financiado por la NED.[3]

Se enfrasca además en renovar la imagen de campaña sostenida contra el proceso revolucionario cubano, luego de que la propia administración estadounidense reconociera en Informe público, la pobre efectividad y el envejecimiento de los medios que se dedican tradicionalmente a estos menesteres.[4] Acude esta vez a figuras como Marcela Turati, o Cristian Alarcón, para conformar el Jurado y apoyar sus cursos de entrenamiento en Cuba. No será fácil la tarea, sin embargo, pues ni la desaparición de periodistas mexicanos ni las estafas de las corporaciones y los monopolios, la incidencia de los narcos, o incluso la violencia del odio homofóbico en diversos sitios de Latinoamérica, se asemejan al falso panorama que su artivismo monta como propaganda sobre la Revolución cubana. Las diferencias son abismales y cualquier periodista que precie el sentido común de su opinión pudiera detectarlo. Sabe la dueña visible del Instituto Hannah Arendt, porque en sus escuelas y relaciones directas se formó, que las bases culturales asociadas al propio proceso de transformación social revolucionaria no son fácilmente vulnerables, de ahí que opte por el más expedito: soltar la piñata de los dólares. Los 3 000 que ofrece el premio a los proyectos servirían acaso como botón de muestra para lanzar el anzuelo del mercenarismo, además de que ahorrarían bastante a la siempre incómoda investigación de campo.

Con persistente sistematicidad, de la que esta convocatoria es una ficha más colocada en su propio tablero, Bruguera busca introducir sus objetivos ideológicos, y sus falaces percepciones, en el ámbito de quienes abogan por la libertad de expresión, las manifestaciones culturales y sociales diversas y, sobre todo, de quienes pudieran reconocer los valores de la izquierda política. Sin embargo, nada en su conducta revela una raigal aceptación de lo diverso ni le concede un ápice a aquello que políticamente deje de ajustarse a sus tópicos. En ese aspecto, su artivismo es definidamente radical, totalitario. La técnica es localizable en los manuales que estructuraron el curso de la guerra fría, aunque los escenarios de manipulación informativa se hayan transformado a partir de la interacción de redes de comunicación. Como un activo más de guerra cultural, intenta sanear las apariencias visuales para llegar a la postre a los mismos objetivos.

Por el momento, prescindo de deconstruir el modo contracultural latente en ese activismo que busca su tapadera de financiamiento en el Instituto Hannah Arendt, de la señora Bruguera, aunque es detectable un buen número de síntomas que una decente investigación social, con cierta ayuda de un periodismo investigativo en condiciones, pudiera revelar, no precisamente para el buen nombre de la artista. No sé en qué condiciones, ni con cuáles subterfugios, ha convocado al Jurado, pero los aires de timo que aderezan su gesto merecen una búsqueda, si no investigativa, al menos de confrontación elemental.

Notas:

[1] Tania Bruguera to launch investigative journalism initiative in Cuba, http://www.artforum.com/news/tania-bruguera-to-launch-investigative-journalism-initiative-in-cuba-80230

[2] Concursos de corta visión, La Jiribilla, 856, http://www.lajiribilla.cu/articulo/concursos-de-corta-vision

[3] Viajeros al fin de la Revolución, La Jiribilla, 857, http://www.lajiribilla.cu/articulo/viajeros-al-fin-de-la-revolucion

[4] USAGM: Embarking on Reform of the Office of Cuba Broadcasting, May 21, 2019, https://www.usagm.gov/wp-content/uploads/2019/05/Embarking-on-OCB-Reform-English.pdf

Tomado de: http://www.lajiribilla.cu

Jorge Ángel Hernández

Poeta, narrador y ensayista cubano. Villa Clara, 1961. Colaborador de diversos medios de prensa. Dirigió la revista de cultura Umbral, de Villa Clara. Recibió la Distinción por la Cultura Nacional en 2004. Entre otros reconocimientos obtuvo el Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara, 1989 y 2005 (poesía), y 1984 (cuento); Premio Oriente “José Soler Puig” de novela, 2001; y el Premio Bolívar-Martí por el proyecto de ensayo Sentido intelectual en era de globalización mecánica, 2008. Autor del libro, Industria cultural e ideología. Siete ensayos de participación en las contradicciones. Columnista de la publicación Cubaliteraria, director de Arte Cubano Ediciones.

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