La evolución del poder en la Revolución Cubana

La evolución del poder en la Revolución Cubana. Juan Valdés Paz. Fundación Rosa Luxemburgo

Por Lohania Aruca Alonso

Una obra académica, al alcance de todos los lectores, libro en dos gruesos tomos, para el estudio y la reflexión, es el que nos entrega el científico social cubano Juan Valdés Paz, politólogo y sociólogo, de trayectoria docente investigativa reconocida por distinguidos premios nacionales y de una ejecutoria revolucionaria (imprescindible para alcanzar los resultados de una tarea como los que nos ocupan) también larga y destacada con posiciones de dirección en el Estado y dentro del Partido Comunista de Cuba, especialmente en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

El mérito principal del arduo trabajo de análisis y síntesis de los 60 años del poder político y social (2) en la Revolución Cubana, en mi opinión, estriba en el uso de un aparato categorial bien definido y utilizado, con un respaldo documental y bibliográfico a la altura del problema científico abordado: “[…] la capacidad del régimen surgido tras el derrocamiento del dictador Fulgencio Batista, para consolidarse y reproducirse en el tiempo”; del enfoque sistémico y, a la vez, histórico crítico del objeto de estudio, sumamente complejo en todos sus aspectos, como lo es hasta hoy, el poder de la Revolución cubana hecha en y por un país subdesarrollado salido de casi cuatro siglos de explotación colonial y otro medio siglo neocolonial, con una ideología anticomunista impuesta por una severa represión sostenida y defendida a tan solo 90 millas del enemigo mayor, más poderoso y despiadado posible contra las luchas antiimperialistas, anticapitalistas y por la verdadera democracia y justicia social, en su país y el mundo: el gobierno de los Estados Unidos de América.

En general, el libro está estructurado en dos tomos, a partir de una capitulación que se corresponde con la periodización del tema tratado; el parteaguas entre ambos tomos lo crea definitivamente la caída de la Unión Soviética (URSS) y del campo socialista europeo, y sus efectos en Cuba.

El tomo I (352 pp.) contiene una Presentación, expuesta por el propio autor, la Introducción que incluye definiciones esenciales; el problema científico y los elementos categoriales fundamentales del análisis, así como la periodización desarrollada bajo criterios rigurosos. Los Capítulos: I. Período 1959-1963 La constitución del poder revolucionario; II. Período 1964-1974 La evolución del poder revolucionario; Capítulo III. Período 1975-1991 La evolución del poder revolucionario; Conclusiones provisionales y Bibliografía General de cada período estudiado y las conclusiones.

El tomo II (447 pp.) comprende el Capítulo IV. Período 1991-2008 La constitución del poder revolucionario; Capítulo V Período 2008-2018 La evolución del poder revolucionario; Capítulo VI. El debate del poder en la Revolución Cubana; Conclusiones y la Bibliografía General de cada Capítulo y las conclusiones.

Es evidente la lógica histórica que guió la estructura de la obra; la exposición es clara y concreta, sin alardes literarios, significando claramente los juicios valorativos de los hechos cuando el autor reflexiona sobre estos, debido a su importancia histórica; las notas a pie de página, documentan minuciosamente, o, aclaran, las afirmaciones del autor. De este modo, la monografía no tiene la aburrida pesantez de un alargado despliegue de erudición.

Hay algunos conceptos a los cuales debo hacer referencia, no obstante el carácter meramente divulgativo, y acaso muy descriptivo de este artículo, condiciones necesarias por razones de espacio. Una hipótesis principal se establece para responder al problema científico enunciado: “[…] la capacidad del régimen surgido tras el derrocamiento del dictador Fulgencio Batista [Zaldívar], para consolidarse y reproducirse en el tiempo”. “La hipótesis que sostenemos es que ello fue posible en gran medida por el carácter extraordinario del poder político instaurado desde 1959 y por el poder social hegemónico alcanzado en los años posteriores, siempre al servicio de los intereses de las grandes mayorías del país.” (Valdés, 2017, Introducción: t. I, 11)  El objetivo central del análisis es “exponer la lógica del proceso que propició la constitución y evolución de un poder revolucionario incontrastable…” (Valdés, ídem.).

La enjundiosa Introducción plantea, además, los aspectos principales a que se referirá, el poder, desde lo histórico, “como un tipo de relación asimétrica entre individuos o grupos sociales que sirve de soporte a las relaciones de subordinación, dominación y explotación establecidas” (Valdés, ídem: 12). También, se refiere a las diferencias entre las dos formas de poder por él estudiados: “[…] llamamos poder político, es decir, el que se ejerce de manera efectiva y legítima sobre el conjunto de la comunidad política; de aquella otra llamada poder social, el cual se ejerce desde todas las dimensiones de la sociedad sobre el conjunto de sus miembros. De hecho, todo poder político constituido tendrá que integrarse en un poder social que lo reproduzca en el tiempo”, y añade en la nota 2, al pie: “Aún podríamos considerar una tercera forma de poder: el poder del Estado nación en el concierto internacional.” (Valdés, ídem: 12).  Este último aspecto lo trata como “contexto o ambiente externo” de las dos formas previas, políticas y sociales, revelando siempre, en todos los períodos, su peso geopolítico extraordinario para la sobrevivencia de la Revolución cubana. Igualmente, las mediaciones, dimensiones y desviaciones que en el proceso real hacen factible los poderes referidos se definen por Valdés.

Otros epígrafes de interés en esta Introducción son los que explican el esquema analítico utilizado, la periodización del proceso histórico abarcado, y las funciones básicas que han sido compartidas en todos los períodos, las cuales resume así: Garantizar la preservación y/o ampliación del poder instaurado; Preservar la unidad política de su base social y estamento dirigente; Reproducir su legitimidad; Sostener un discurso hegemónico; Enfrentar la oposición contrarrevolucionaria externa e interna; Garantizar el desarrollo socioeconómico del país; Garantizar el desarrollo democrático de la sociedad. (Valdés, ídem: 18)

Si el tomo I (1959-1990) expone, sucintamente, la magnitud grandiosa del proceso revolucionario cubano en su cúmulo de tareas cumplidas para la transformación de la sociedad en su contemporánea aspiración para la construcción del socialismo, en sus profundas contradicciones antagónicas externas e internas especialmente en la superación de la ideología retrógrada, antidemocrática y el dogmatismo, herencias de la cultura politiquera y de corrupción administrativa colonial y neocolonial la hecatombe mundial provocada por el derrumbe de los países socialistas europeos, bajo el liderazgo de la Unión Soviética, halla en esta obra un reflejo muy cercano a los efectos de la realidad que tuvo lugar en Cuba a partir de 1991 al 2018, su extenso análisis desarrollado en el tomo II.

El liderazgo de Fidel Castro Ruz ocupa momentos cumbres del libro en los párrafos donde se analizan las estrategias empleadas, así como las tácticas, que no permitieron el naufragio de la frágil nave revolucionaria durante el “período especial en tiempo de paz”, en las marchas y contramarchas de ineludible necesidad histórica. El tránsito del poder político iniciado con la renuncia de Fidel a las máximas instancias del PCC y del Estado cubano, resultan una coyuntura histórica protagonizada por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, quien asumió en condiciones extremadamente difíciles la gran responsabilidad de sustituir legítimamente en los altos cargos, a quien era su hermano idolatrado. Su fortaleza espiritual ante la enfermedad y muerte de Vilma Espín, esposa y notoria dirigente femenina, y de Fidel, fueron ejemplares para elevar la moral del país en aquellos decisivos momentos. Hicieron la diferencia y, al mismo tiempo, marcaron la ruta de la continuidad revolucionaria. Esto es innegable y verificable en la conducta y acción del Presidente Miguel Díaz Canel Bermúdez.

En resumen, como lectora revolucionaria, considero a la obra referida un sólido asidero para la comprensión y adelanto de la cultura política y social cubana, cuyo conocimiento y estudio por nuestro pueblo es imperioso, dadas las circunstancias históricas en que se desenvuelve la Revolución cubana, tanto internas como externas, actualmente y en el futuro inmediato. El reforzamiento del estudio del proceso histórico revolucionario, de las generaciones que lo han integrado, de sus “constricciones y restricciones”, según las denomina Valdés, es un requerimiento ineludible en la batalla de ideas que enfrentamos.

La claridad de las causas, efectos, del por qué, cómo y cuándo de los cambios, deben ser no solo “informados”, tienen que explicarse coherentemente, en base a una teoría revolucionaria en constante desarrollo, que permita a las nuevas generaciones apropiarse de la justicia y obligatoriedad de un proceso de construcción del socialismo, de su defensa y promoción de una conciencia activa, de participación universal, que favorezca la sobrevivencia de Cuba y apuntale el avance de procesos revolucionarios similares en el “Tercer Mundo”, con el fin de llevar a cabo la esperada realidad de ese mundo mejor, de ese ser humano mejor que lo habitará.

Un punto de partida para el conocimiento y la acción es la obra que he intentado acercarles.  Vale la pena que el Instituto Cubano del Libro jerarquice y priorice, con el respaldo de todas las instituciones y organismos de la Cultura, una edición cubana especial que gratifique el enorme esfuerzo del autor, bien conocido, y garantice a los ciudadanos, cubanos el disfrute de un producto intelectual de alta calidad.

Notas

  1. Juan Valdés Paz, La evolución del poder en la Revolución Cubana, tomo I (2017) y II (2018), Rosa Luxemburg Stifung, Ciudad de México, México.
  2. Todas las palabras en cursiva están destacadas así por la autora de este artículo. LAA

Tomado de: http://cubarte.cult.cu

Lohania Aruca Alonso

La Habana, Cuba, 30 de diciembre de 1940. Periodista, investigadora histórica, licenciada en Historia, especialista en Urbanismo. Miembro de la sección de literatura histórica y social de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y de la Unión de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba. Periodista cultural, miembro de la Unión de Periodistas de Cuba. Se dedicó como especialista cultural, al desarrollo del proyecto que denominó Turismo de Cementerio en la Necrópolis Cristóbal Colón, Monumento Nacional que permitió una renovación en la orientación turística cultural de este sitio. Fue profesora de Historia de la Arquitectura y del Urbanismo. Es autora del volumen La milagrosa del Cementerio de Colón (1994) y fue coordinadora principal y coautora de los libros La Real Comisión de Guantánamo en la isla de Cuba 1797-1802 (2003) y Antonio Núñez Jiménez: sus exploraciones en Cuba y el Caribe (2006). También es coautora, junto con Rolando García Blanco, Fernando Pérez Monteagudo y Alfredo Álvarez Hernández, de Una obra maestra: el acueducto de Albear de La Habana.

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