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Matrix Resurrections: La píldora roja de la decepción

Por Mailen Aguilera Rivas

¿Qué es lo que convierte un filme en único y memorable? ¿Acaso basta con la nostalgia para rescatarlo en una nueva entrega? Dichas respuestas representan para todos los realizadores el Santo Grial de la consagración, pues hasta aquellos elegidos que han logrado mostrar producciones significativas, no pocas veces caen en la tentación de repetir sus grandes éxitos. Ya sea para probarse que aún no han perdido la magia de hacer buenas películas, añadir los adelantos tecnológicos del presente a historias del pasado o simplemente por presiones de las grandes compañías, varios directores se han atrevido a dar este paso. Por supuesto, solo dos o tres salen airosos y Lana Wachowski no ha sido la excepción.

“- ¿Volveremos a ver a Neo?”- pregunta la niña Sati al Oráculo, a lo que esta responde que podría ser probable. Y ello resultó suficiente para que la Warner Bros tomara como inconcluso el asunto, pese a la desfavorable acogida de crítica y público a las dos últimas partes. Si “The Matrix” constituyó un hito en la historia del cine, sus continuaciones pecaron de la grandilocuencia sin límites de una trama ya de por sí enrevesada y sin necesidad de nuevos personajes o giros argumentales. Por ello, casi dos décadas después, la predicción del Oráculo pasó de probable a seguro, impulsado por la presión de la gran productora y su ultimátum a las Wachowski de que haría la cuarta entrega con o sin ellas.

“Matrix Resurrections” se posicionó entre los estrenos más esperados del pasado 2021 para millones de seguidores con la esperanza de que, al contar con una de las dos directoras originales y varios actores de las partes anteriores, se lograra revitalizar la historia en momentos verdaderamente difíciles para la industria del cine. La interrogante de muchos consistía en saber si Lana Wachowski lograría complacer a los nostálgicos seguidores de la saga, o corroborar la creciente ola de escépticos que afirmaban que la pandemia también había afectado de manera irreparable cualquier intento de trascendencia en todo blockbuster. El resultado: un producto difícil de calificar y adorar, pero que exige análisis exhaustivo.

Neo no solo sigue respirando, sino que además vive como su alter ego Thomas Anderson, exitoso diseñador de videojuegos entre los que sobresale precisamente “Matrix”. Su jefe viste como el entrañable agente Smith y se hace llamar de la misma forma (más que casualidad aquí se emplea la obviedad) y su terapeuta intenta demostrarle la lógica de lo que le rodea. Es decir, una existencia que muestra la alternativa del primer filme si el protagonista hubiera optado por la píldora azul. Pero su destino inevitable es no pertenecer a ese mundo, y cada vez se convence más de que el juego que creó proviene de recuerdos sepultados y no de su fértil imaginación. Solo hace falta el tatuaje del conejo blanco en otra piel, al ritmo de la canción homónima de Jefferson Airplane y la renovada imagen de Morfeo para hacer regresar la roja alternativa de la verdad. Pero esta vez no serán solo sus decisiones los que le posibiliten la victoria. Tendrá que buscar y convencer a su amor del pasado para vencer la tiranía de las máquinas.

Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss repiten en los roles principales, al igual que Jada Pinkett Smith con su personaje de Niobe, ahora gobernadora de la rebelde Zion. Yahya Abdul-Mateen II y Jonathan Groff tuvieron la misión de retomar a Morfeo y el agente Smith respectivamente, ante la imposibilidad de los actores Lawrence Fishburne y Hugo Weaving de regresar al proyecto. Se suman nuevos caracteres como el enigmático terapeuta que interpreta Neil Patrick Harris, Priyanka Chopra encarna la adulta Sati y Jessica Henwick es Bugs, joven integrante de la Resistencia que asumirá el regreso de Neo como obsesiva misión personal.

La principal tarea de Lana Wachowski con los guionistas David Mitchell y Aleksandar Hemon (colaboración ya vista en la serie Sense8 junto con parte de los actores secundarios del filme) no se presentó fácil. Tenían que revivir la historia sellada por el sacrificio del Mesías en aras de la paz. ¿De qué forma podrían justificar otra entrega sin perder el espíritu de las anteriores y la vez aportar algo diferente? Lo que llegó a los ojos de miles de espectadores fue una creación en lucha por mantener el imposible equilibrio entre nostalgia y novedad, pero también la muestra sobre los sentimientos encontrados de su directora. “Matrix Resurrections” carga sobre sus hombros el castigo de todo hijo no deseado que termina rebelándose contra sus creadores.

En la película resultan indudables las ingentes dosis de meta cine y el humor autodestructivo que trae consigo. Desde el momento en que Smith y Thomas Anderson debaten sobre la necesidad de agregar a instancias de la Warner una cuarta parte a la trilogía, suenan las alarmas advirtiendo de que esta no será otra secuela más. Neo se sacrificó por lograr el libre albedrío de la humanidad, pero las máquinas (léase la compañía productora) triunfan nuevamente. Y es este hecho lo que detona el despertar del protagonista en la cinta, que vendría a ser como la sólida respuesta de la Wachowski de que lo que bien terminó, cuando es forzado a repetirse, puede acarrear consecuencias imprevistas.

¿Se califica entonces “Matrix Resurrections” como solo un sofisticado y costoso manual sobre el despecho? No, por supuesto que no. Ante todo, es más divertida que todas las partes anteriores juntas, aunque la burla sea contra sí misma. Los amantes del detalle encontrarán incontables referencias a características típicas de la franquicia como el “bullet-time”, o la supuesta elección personal sobre qué píldora escoger cuando realmente la decisión se toma desde mucho antes. Se agregan actualizaciones: la dinámica de los portales de entrada y salida, los bots construidos para controlar y vigilar a los rebeldes, las mascotas robots que reestructura la nueva relación hombre-máquina de la trilogía original. Y no olvidemos a los jóvenes de la Resistencia, con ropa y peinados de colores que representan no solo la diferencia de la habitual monocromía del traje negro, sino además a esa generación que se crio adorando la mítica cascada de letras verdes y ahora también forma parte del equipo que salvará el mundo. En ese sentido se agradece la frescura del vestuario que aporta Lindsay Pugh (“Juliet”) unida a la veteranía del diseñador Tom Davies, creador de las famosas gafas de Morfeo.

Sin embargo, la contribución que más se reconoce en el filme es quizás el énfasis del amor entre Neo y Trinity. Si en las entregas anteriores solo se muestra brevemente la relación física, aquí se confirma la existencia de un vínculo espiritual lo bastante poderoso como para estremecer los cimientos de la Matrix. Para los que rechazan esta nueva fuerza motriz por considerarla alejada de la esencia central de toda la historia, solo habría que recordarles que, gracias al amor del protagonista por su compañera, se evitó el infinito ciclo de “Únicos” retando y luego recargando la Matrix. Neo representa el último salvador y el que logró finalmente la paz. Wachowski aprovecha además la empatía natural existente entre los actores Reeves y Moss para mostrar que a pesar de los años, existen sentimientos que no envejecen.

Por otra parte, no puede evitarse la consabida pregunta ¿Qué hubiera pasado si…? El conjunto perfecto lo es por la unión de sus partes y se resiente la ausencia de roles secundarios pero medulares como los actores que originalmente dieron vida a Morfeo y el agente Smith. Abdul Mateen II no luce mal, pero le sobra jovialidad al personaje que en la historia original se convierte en guía espiritual y la vez ferviente seguidor de El Único. A Jonathan Groff, pese a exagerados gestos faciales y juegos de palabras, le quedan grandes los zapatos calzados por Hugo Weaving con su icónico “Míster Anderson” a flor de labios.

“Nada cura la ansiedad como algo de nostalgia”, sentencia Morfeo y el filme se sirve excesivamente de ello. Los constantes flashbacks a la primera película se emplean con la intención de guiar a Neo (y al espectador no familiarizado con la trilogía) por los antecedentes y recuerdos de la trama que se cuenta. Innecesarios a mi entender pues se vuelven insuficientes para explicar la historia y agobian al espectador que está listo para seguir adelante pero no avanza. Wachowski pretende revitalizar los grandes éxitos (la escena inicial de Trinity con la policía, el combate en el dojo) y solo consigue reforzar la imagen de esta última entrega como un enorme déjà vu. El Merovingio ahora convertido en mendigo grita a los cuatro vientos lo falso que suena la secuela de una franquicia. Y, en cierta forma, tiene razón. No se evidencia el verdadero esfuerzo creativo por superar el fenómeno de 1999, solo recrear el débil eco de lo que fue. Ahora se escucha la banda neoyorquina Brass Against cantando “Wake up” de Rage Against The Machine en los créditos finales. Parecido, pero no es lo mismo.

Para ser justos, el filme no puede competir con la emoción de lo desconocido, la novedad del primero. También existen otros atenuantes como el retiro de Yuen Woo Ping, el coreógrafo del cine Wuxia que colaboró en varias películas de Jet Li y el memorable “Tigre y dragón”, por lo que fue contratado por las hermanas Wachowski para la trilogía. Las escenas de combate se revelan entonces confusas y no tan espectaculares reafirmadas además por la mala edición. Cierto es también que los protagonistas acusan el peso de la edad, pero Reeves sigue enfrascado en perpetuar la secuela de John Wick y luce como si todo su esfuerzo (y aspecto) estuvieran encaminados a favorecer solo una de las dos cuartas partes.

La coreografía de las peleas puede que para algunos represente el aspecto superficial del conjunto, aunque también contribuye a la leyenda que fue “The Matrix”. La primera película de 1999, que tomó parte de su inspiración de la desconocida “Dark City” de Alex Proyas, creó un antes y un después en la forma de hacer cine. Entre sus aportes está el reconocido “bullet time”, efecto visual donde la cámara puede captar a baja velocidad movimientos normalmente imperceptibles como la trayectoria de una bala y además desplazarse por la escena mientras los demás objetos están detenidos, lo que posibilita la recreación de las famosas secuencias de 180 grados. Por ello mereció numerosos premios incluido cuatro de la Academia de Hollywood, así como incontables referencias en filmes y obras posteriores. Pero además está la revolución cultural que produjo, la crítica a la enajenación del presente, la nueva forma de entender y aprender de la tecnología sin dejarnos dominar por ella. “The Matrix” fue algo más que la combinación fulgurante del ciberpunk con el cine de artes marciales. Contiene influencias sobre el concepto de realidad que van desde la “República” de Platón, las “Meditaciones metafísicas” de Descartes, “Los principios del conocimiento humano” de George Berkeley y hasta el más cercano “Simulacra and simulation” de Jean Baudrillard, al cual cita Morfeo en la primera parte para ilustrar a Neo sobre el “desierto de lo real”.

La necesidad de dedicarse a nuevas aspiraciones más la presión de llevar la historia nuevamente al cine, fue suficiente para la otra hermana Wachowski. Lana quedó entonces sola al frente del proyecto, sin la energía y confianza de antes. Renunció a seguir cargando el peso de su propio legado y trató de aligerarlo al costo de convertir esta entrega en un producto que recuerda a “The Matrix”. A su favor queda el intento de romper lanzas contra el sistema de secuelas sin sentido, pero termina cayendo en su propia trampa. Los pretendidos diálogos sobre la inclusión, la fe, la política, la identidad o la percepción binaria del mundo no logran llenar los agujeros en el casco de un barco que se hunde sin remedio. Intentó adoptar la trama desde la vertiente espiritual, aunque apenas deja espacio para el desarrollo actoral de los protagonistas entre tanto intento de parodia y nostalgia mal concebida.

Algunos aplauden que esta versión no haya sido solo un refrito de las anteriores, sin embargo, tampoco se percibe el nuevo capítulo que hubiera sido necesario para revitalizar la franquicia. No hay duda, el filme es entretenido, no obstante, en la mente del espectador continuamente se erige la pregunta de que si sigue en la Matrix o en otra película de regulares proporciones. Cuando ello pasa, significa que la píldora azul está fallando, o en este caso, la roja que intentaron vendernos con el título del filme.

Como constante reflejo de toda la trayectoria creativa que pasó Lana Wachowski para llevar adelante el proyecto, se muestra en el filme la tormenta de ideas que realiza el equipo de trabajo de Thomas Anderson para justificar la cuarta entrega con la premisa: ¿por qué “The Matrix” fue diferente? Y esa fue la única pregunta que no pudieron (o quisieron) contestar en la realidad.

Tomado de: Cubadebate

Tráiler del filme The Matrix Resurrections (Estados Unidos, 2021) de Lana Wachowski

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Balance 2021: Buscando el reajuste

El Gran Movimiento (Kiro Russo, 2021)

¿Qué es el “aquí” y “ahora” de una película? ¿Cuándo podemos decir que ella “acontece” para un público determinado en un tiempo específico? ¿Qué mediaciones se suceden para que un determinado estreno llegue a la mayor cantidad de gente posible y abogar por un “tiempo común” a ese público? Si antes de la pandemia, esta situación, siempre en crisis para festivales y distribuidoras independientes, encontraba un precario equilibrio que permitía respirar con algunas ventanas de diversidad, actualmente en Chile circuitos que se encontraban en plena conquista del público de forma presencial —como Miradoc, la Red de Salas, Alameda, Cine UC— hoy desaparecen, se han reformulado o se encuentran buscando nuevas formas de subsistir en un escenario que no les favorece.

Un tiempo extraño este mirado desde esta pequeña vereda al sur del mundo, donde nos hemos acostumbrado a ir atajando los estrenos, con algún link pirata, una función festivalera, algún estreno de plataforma y alguno que otro estreno presencial que, en la mayoría de los casos, sucede con retraso. Así y todo, vale la pena el ejercicio, absolutamente ficticio y arbitrario, de volver a recoger y recomponer lo que puede haber identificado el criterio de gusto a lo largo de un año, fruto de un resultado de votación, dando como resultado un híbrido — diría casi único— entre diversos circuitos de estreno. Una vez más la pregunta por la recomposición, nos afronta a una experiencia algo precaria, dispersa donde no todos vemos lo mismo ni accedemos de igual modo poniendo como ejemplo a alguien que asistió a un festival del primer mundo versus a alguien que estuvo intentando ver películas desde su casa con las plataformas festivaleras. Una nueva y desigual experiencia no solo para espectadores cinéfilos situados en estos contextos, sino también para las propias películas que buscan llegar a su público y no son de la línea editorial para tal o cual plataforma. Ni espectadores ni obras tienen fácil el encuentro, mientras, entre medio, consumimos la “oferta oficial” que, siempre con disparidad, algunas veces ofrece alguna sorpresa.

¿Hacia dónde vamos y hasta donde podemos sostener un tiempo “común” del cine? ¿Quién establece las mediaciones y como dar cuenta de la diversidad de producciones en un mundo dispar, desigual y a la vez interconectado, cuyos circuitos de estreno funcionan de igual forma? Son algunas preguntas que nos hacemos este año en el balance 2021.

Al igual que el año 2020, abrimos las votaciones internas para elegir películas que hayan formado parte del “circuito local” o que hayan tenido estreno vía alguna plataforma. Nos referimos a: estrenos nacionales, estrenos internacionales, estrenos de plataformas, estrenos de festivales. El resultado combina estos cuatro niveles, dejando espacio también para algunas películas aún no “oficialmente” estrenadas pero que algunos se adelantaron a ver. Pero así también para películas cuyo “estreno formal” recién fue este año en este país. Todo esto da para pensar sobre el “aquí” y “ahora”. Un círculo ampliado que da como resultado una lista singular, diversa y seguro que diferente a otra lista que vayas a ver. Los dejamos invitados, entonces, a nuestro balance 2021.

Participaron

Nicolas Ried, Miguel Gutierrez, Alvaro García, Camila Rioseco, Mikaela Leal, Vanja Munjin, Nicolás Bello, Sebastián González Itier, Héctor Oyarzún, Marisol Aguila, Alvaro Guerrero, Jose Parra, Franco Abello, Nina Satt, Leyla Manzur, Luis Valenzuela, Alejandra Pinto, Marco Allende, Iván Pinto, Eduardo Nabal, Ivana Peric, Karen Glavic, Cesar Castillo Vega, Karina Solórzano.

Fotograma First Cow (Kelly Reichardt, 2019)

25.- First Cow (Kelly Reichardt, 2019)

“La directora Kelly Reichardt se interna en una historia sobre conquistadores y conquistados, colonizadores de baja monta y hombres que buscan hacerse de un lugar. Sin embargo, la tierra está por descubrirse y, por lo mismo, todo se mantiene desdibujado y en ciernes. Tal vez por eso los protagonistas se escapan del estereotipo planteado en historias similares; nos alejamos del aparente heroísmo que se espera en estos casos para acercarnos a una historia simple que nos recuerda que el afecto no sólo es valioso, también es necesario. En tiempos turbulentos, First Cow nos acerca a una ternura que funciona como forma de resistencia, para hacer frente a un sistema que nos exige otras maneras de convivir. Nada mal para resumir los aprendizajes a los que nos hemos enfrentado en este periodo”. Marisol Aguila en Por una cinefilia feminista.

Fotograma Un hombre y una cámara (Guido Hendrikx, 2021)

24.- Un hombre y una cámara (Guido Hendrikx, 2021)

“La película holandesa Un hombre y una cámara (A man and a camera, 2021) de Guido Hendrikx, hereda el título del clásico vanguardista Vertov para medir la distancia pasado-presente, con el cambio de lo que fue un atributo (de) que ahora da paso a la conjunción (y), resultando ante nuestros ojos algo a mundos de distancia. El día en la vida del camarógrafo vertoviano era el saludo glorioso a la tecnología que revolucionaba el mundo, superando el humanismo con un nuevo materialismo visual, algo que hoy es inseparable del sistema de vigilancia espectacular que ha hecho implosionar las fronteras entre sujeto y real-mediático. La propuesta de Hendrikx es sencilla y alocada: sin separarse de su cámara, va a tocar las puertas en casas de diversos barrios. No dice nada, solo se planta ante quienes abren la puerta y son registrados por este personaje”. Álvaro García en Informe V AricaDoc (3): Jóvenes, Hombres y Posthumanos con cámaras.

Fotograma Druk (Thomas Vinterberg, 2020)

23.- Druk (Thomas Vinterberg, 2020)

“A pesar de que Vinterberg hoy esté completamente alejado del formalismo del Dogma 95, la influencia que ejerce sobre su obra es clara. El naturalismo que construye en sus películas, algo que ha ido perfeccionando (o tal vez regularizando) con el pasar de los años y el avance de su filmografía, se hace presente en Druk y permite una oscilación de emociones poco común que transita por instancias como la melancolía del pasado, el retorno a la juventud que se creía perdida, los problemas del amor y conflictos matrimoniales, la pérdida de uno consigo mismo y las repercusiones fatales que esto puede tener, sobre todo cuando la soledad es la única compañera, entre otras angustias que repercuten en nuestras vidas y se relacionan a algún momento histórico determinado”. Benito Puppo en Druk (2): Escape etílico del fracaso.

Fotograma Al amparo del cielo (Diego Acosta, 2021)

22.- Al amparo del cielo (Diego Acosta, 2021)

“Se podría decir que Al amparo del cielo toma parte de la experiencia del arriero para conseguir esas imágenes, pero la película nunca llega a una deriva del todo abstracta que olvida ese pie (a veces muy tenue) en el registro documental. El juego de Acosta tiene poco que ver con la descripción etnográfica, pero tampoco llega al punto de utilizar el seguimiento documental como una excusa para el trabajo de texturas y de aquello que ha sido llamado “cine sensorial”. Héctor Oyarzún en Informe XXVIII FICValdivia (4): Las películas chilenas de la Selección Oficial de Largometrajes.

Fotograma Sin señas particulares (Fernanda Valadez, 2020)

21.- Sin señas particulares (Fernanda Valadez, 2020)

El silencio presente en este relato es ensordecedor. La protagonista es una madre mexicana que está en busca de su hijo, que viajó en dirección a Estados Unidos para trabajar pero del cual no tiene noticias desde hace semanas. La reacción recurrente ante sus preguntas es la mirada reticente y sigilosa de quienes viven en el norte del país, quienes le advierten que no debe seguir escarbando ese tipo de temas. Es el reflejo de un peligro latente, de una violencia con raíces profundas, capaz de contaminar distintas áreas de la sociedad. El objetivo de la directora Fernanda Valadez consiste en guiarnos por un territorio que funciona con reglas propias, fuera de los márgenes a los que estamos acostumbrados, a través de una sensación opresiva que se vuelve agobiante a medida que nos acercamos al final. Su desenlace al mismo tiempo como un golpe narrativo que adquiere forma de una revelación sorpresiva y como la constatación de una situación pantanosa, que escapa de las soluciones simples y perpetúa el sufrimiento de las víctima. Nicolás Bello.

Fotograma Diarios de Otsoga (Maureen Fazendeiro y Miguel Gomes, 2021)

20.- Diarios de Otsoga (Maureen Fazendeiro y Miguel Gomes, 2021)

“Diarios de Otsoga mantiene el ánimo opuesto al de aquellas películas que ponen la reconstrucción y el “esfuerzo” mental implicado por sobre la película misma. De hecho, a pesar de anunciar su formato en reversa y explotar la puesta en abismo, se trató de uno de los ejercicios más desenfadados del festival. En gran parte esto ocurre porque Fazendeiro y Gomes no están del todo obsesionados con obedecer sus propias reglas. Si bien los primeros días en reversa se tratan, efectivamente, de ir reconstruyendo la narrativa del posible enredo amoroso inicial, de a poco la película empieza a soltar la fidelidad total a su dispositivo”. Héctor Oyarzún en Informe XXVIII FICValdivia (1): El círculo mágico.

Fotograma Judas y el mesías negro (Shaka Kin, 2021)

19.- Judas y el mesías negro (Shaka Kin, 2021)

“La película no duda en que hay justicia de un lado, los espectadores tampoco dudamos, Daniel Kaluuya en la piel de Fred Hampton es persuasivo, todos los demás lo son también, ¿era fácil ser un pantera negra? Tal vez no hubo camino más difícil y, más allá de la sensatez, justo. Judas, el asaltante de autos Bill O’Neill, sueña finalmente con haber formado parte realmente de aquello de lo que está siendo parte activa y comprometida, su corazón se ha decantado por una realidad, esta existe al menos. Cuando se le pregunta, a fines de los ochenta, acerca de qué le diría a su hijo, responde evasivo aún en un teatro: formé parte de la lucha, estuve ahí afuera. Ese puede ser el destino más patético del traidor frente al héroe, un actor que se va diluyendo cuando esa realidad que se ha entrevisto como existente en este mundo subsiste más que nada en su memoria”.  Álvaro Guerrero en: Judas y el mesías negro: Lo fugaz se torna más y más sólido.

Fotograma Small Axe (Steve Mcqueen, 2021)

18.- Small Axe (Steve Mcqueen, 2021)

“Small Axe explota la delgada frontera entre cine y televisión, y desde allí juega con el horizonte de expectativas. Muy en sintonía con el giro plataformista de los estrenos del último año, muestra un conjunto de historias individuales y colectivas, personajes ficticios y reales, locaciones organizadas bajo un criterio temático (y no cronológico) que recorren tres décadas de la diáspora antillana en cinco episodios. A veces con abstracción contextual y otras echando mano a referentes explícitos, que redundan en la transparencia icónica y el hito pop, cada episodio construye perfiles, roles, posiciones en que se desenvuelven los conflictos y deseos presentes en diversas esferas de la vida londinense”.  María Yaksic en Small Axe: Paradojas del gueto antillano.

Fotograma Dune (Denis Villeneuve, 2021)

17.- Dune (Denis Villeneuve, 2021)

“Ensamble de impersonalidad con monumentalidad cuya salida podría ser la dimensión del relato mítico, las constantes visiones metafísicas del héroe hacia un futuro de guerra santa, en el interés por impresionarnos a los humanos en la sala de cine con una visualidad oscura y profunda. Pero la auténtica tensión de Dune puede radicar en el hecho de tener que aceptar su carácter de artefacto visualmente deslumbrante aún hilado con momentos propios del blockbuster que seguramente los productores han instalado como forma de controlar un producto que no puede por ningún motivo, como ya pasó con Blade Runner 2049 (un filme harto más bello en su materialidad desnuda que este), volver a fracasar en taquillas”. Álvaro Guerrero en: Dune ¿Podrá la belleza hacerla vivir?

Fotograma Lamb (Ross Partridge, 2021)

16.- Lamb (Ross Partridge, 2021)

En una granja en las montañas de Islandia una pareja cría y pastorea ovejas mientras atraviesa el luto por su hija difunta. Un día ocurre algo muy extraño: una oveja da a luz a una niña cordero, un híbrido con cabeza animal y cuerpo humano, la pareja recoge a la pequeña nombrándola Ada; sin embargo, su crianza no será fácil. La ópera prima de Valdimar Johannsson introduce lo fantástico a través de una construcción visual y sonora bastante solemne, como si en su forma no cupiera duda de la plausibilidad de lo narrado, Ada existe y es parte de una familia. A veces lo fantástico más que una lectura didáctica suscita un salto de fe.  Karina Solórzano.

Fotograma Madres paralelas (Pedro Almódovar, 2021)

15.- Madres paralelas (Pedro Almódovar, 2021)

Cuando se politiza la memoria, se restauran las trayectorias patriarcales. Almódovar recorre el arquetipo más difícil –la madre– al mismo tiempo que abre la fosa de las abuelas y abuelos que no volvieron. La película termina por anular el peso hegemónico de la derrota, entregándonos una imagen de futuro, una imagen que alcanzará a todas las fosas que quedan. Nina Satt.

Fotograma DAU (Ilya Khrzhanovsky, 2019)

14.- DAU (Ilya Khrzhanovsky, 2019)

El proyecto DAU, de Ilya Khrzhanovsky, es monumental: la recreación de la vida en la Unión Soviética, en particular de la vida al interior del Instituto de Problemas Físicos que lideró el físico Lev Landau (cuyo diminutivo afectuoso era “Dau”). Lo monumental del proyecto de Khrzhanovsky radica en que no pretende utilizar el cine para caricaturizar la URSS, sino que tiene por intención traerla a la vida. Durante casi una década, coordinó a decenas de actores y actrices para recrear la vida rusa entre los años 1937 y 1962; produjo una inmensa puesta en escena capturada de manera simple por una sola cámara guiada por el laureado Jürgen Jürges. El resultado son 14 películas que, cultivando diversas formas fílmicas, dan lugar a una constelación de la experiencia comunista. Nicolás Ried

Fotograma Esquirlas (Natalia Garayalde, 2021)

13.- Esquirlas (Natalia Garayalde, 2021)

“Estos restos trágicos van dejando huellas imborrables en el archivo, el cual es trabajado de forma atmosférica y narrativa en la edición, adquiriendo por momentos un clima denso y pesadillesco. La película presenta una arista interesante para pensar una crítica a la violencia al considerar las consecuencias que trae para un pueblo tanto la fábrica de armas como la corrupción política, así como las consecuencias dolorosas que le trajo a su protagonista. En definitiva, un determinado “paisaje de la catástrofe” gana lugar en este potente y desgarrador documental”. Iván Pinto en Informe IV Frontera Sur (2): Restos trágicos

Fotograma Memoria (Apichaptong Weerasethakul, 2021)

 

12.-Memoria (Apichaptong Weerasethakul, 2021)

Desde La ciénaga (Lucrecia Martel, 2001) hasta fenómenos mainstream como Un lugar en silencio (John Krasinksi, 2018), se podría pensar en una lista no demasiado extensa de películas cuyo tratamiento obliga a hablar antes de su tratamiento sonoro que la imagen o del relato. En Memoria no solo el sonido se convierte en un tema argumental central (sonido en singular, específicamente un sonido que actúa casi como asesino de un slasher, persiguiendo e interrumpiendo la normalidad de una escena), sino que la experiencia misma del fenómeno acústico se pone en cuestión. La larga escena de la reconstrucción en el estudio de sonido se trata de, en partes iguales, reconstruir el sonido para el personaje de Swinton y el que tenemos el recuerdo de su primera aparición en el plano inicial. Muchas descripciones son del orden de lo visual (el sonido se describe como “metálico”, “más ancho”, “más grande”), pero son solo herramientas que sirven para acercarse al misterio del recuerdo sonoro, tan misterioso para Swinton como para nuestro “pum” mental. Solo por este juego, bastante menos sorpresivo que lo ocurre después, la película de Weerasethakul es un acontecimiento. Héctor Oyarzún

Fotograma Adiós a la memoria (Nicolás Prividera, 2021)

11.- Adiós a la memoria (Nicolás Prividera, 2021)

“El director de M (2007) y Tierra de los padres (2011) aporta un nuevo ladrillo a una serie de problemáticas que han venido cruzando su obra en torno a la herencia histórica, el lugar generacional y la crítica al presente. Como si fuera la contraparte de M, documental donde Prividera buscaba reconstruir la historia de su madre desaparecida en la dictadura, aquí se centra más bien en la relación con su padre, quien sufre de alzheimer, y que además poseía una cantidad enorme de registros de super 8, en donde se registró la vida familiar, sus viajes y determinados paisajes sociales de la época que vivió. Con el telón de fondo de la dictadura, Prividera reflexiona sobre una relación que se fue quedando en silencio, los desvelos de la imagen y, particularmente, el olvido como forma sintomática y cultural”. Iván Pinto en Informe XXXIII FicViña (2): La mirada de la medusa

Fotograma Shiva Baby (Emma Seligman, 2020)

10.- Shiva Baby (Emma Seligman, 2020)

“Seligman decidió ambientar casi toda la historia en un solo lugar, la casa donde se realiza el shiva. Ese camino, a su vez, implica un desafío narrativo, ya que si no es ocupado de forma hábil la repetición del mismo espacio puede resultar monótono. Afortunadamente, la obra evita dicho problema con un ritmo fluido y un muy buen ojo para los detalles. Gran parte de la cinta gira en torno a interacciones sociales, costumbres, convenciones tácitas y apariencias, es decir, las texturas de los acontecimientos que dan forma a la trama. La directora maneja con destreza estas situaciones, creando un entorno lleno de personalidad, que brilla por sí mismo”.  Nicolás Bello en Shiva Baby: Buscando la risa en la ansiedad

Fotograma El último duelo (Ridley Scott, 2021)

9.- El último duelo (Ridley Scott, 2021)

“Si hay algo que Ridley Scott ha sabido hacer carne en su cinematografía es su certeza de que todo lo político conduce al conflicto. Por lo mismo, su labor de cineasta se reduce –si es que se puede reducir– a mostrar el mundo, poner los puntos donde corresponden y volver a su labor. Los matices deberán ser buscados por sus espectadores. El último duelo nos obliga a conversar sobre temas que ya llevan un tiempo sobre la mesa, pero tal vez algunos de nosotros tengamos que hacer algo más al respecto. No queremos que, en 600 años más, alguien nos recuerde que lo que vivimos no provocó ningún cambio”. Alejandra Pinto López en El último duelo: La verdad y las historias

Fotograma De repente, el paraíso (Elia Suleiman, 2019)

8.- De repente, el paraíso (Elia Suleiman, 2019)

“El sitio que Suleiman elige para describir cada situación es el de la observación accidental y su respuesta ante ellas es una actitud impertérrita y un silencio que atraviesa casi toda la película (el personaje no emite más que dos o tres palabras en todo el metraje), una mirada perpleja que es también una posición ética disconforme e irónica. En ese estoicismo mudo con que las observa -en parte por respeto, en parte también por el grado de absurdo con que se presentan- De Repente, El Paraíso, pareciera acercarse a la lógica física del cine mudo y establece un contrapunto -como en los filmes de Buster Keaton-, entre la irracionalidad de algunas de las situaciones y el relajo y parsimonia en la actitud contemplativa del director”. Felipe Blanco en De repente, el paraíso (2): Mudo estoicismo

Fotograma El poder del perro (Jane Campion, 2021)

7.- El poder del perro (Jane Campion, 2021)

“En El poder del perro, todas las relaciones están dadas por los condicionantes, por las posibilidades, por las cosas que los personajes están o no dispuestos a mostrar. Sus reacciones pueden estar apenas acompañadas de un rictus, una mirada furtiva, un gesto mínimo, que la directora está dispuesta a documentar como si ella no fuese parte de ello, como si la historia debiese ser mostrada por ella como una forma de exorcizar a este cuarteto de personajes que saben quiénes son, pero no saben cómo expresarlo”. Alejandra Pinto López en El poder del perro: Una sombra que se esconde

Fotograma Mis hermanos sueñan despiertos (Claudia Huaiquimilla, 2021)

6.- Mis hermanos sueñan despiertos (Claudia Huaiquimilla, 2021)

“Algo particular que tienen las películas de Claudia Huaiquimilla, incluyendo su cortometraje debut, es el uso del fuego como elemento narrativo, estético y simbólico en sus películas. Sin embargo, la relevancia del fuego en Mis hermanos sueñan despiertos es aún mayor. El fuego es el símbolo de los sueños de libertad. Aunque rápidamente esas llamas se transforman en el reflejo de la rabia contenida por un grupo de niños que han sido vulnerados por los gendármeres, por los jueces y abogados, por el Estado y por toda la sociedad. El fuego es el clamor por una justicia que nunca llegó y que nunca llegará, es el grito de auxilio de los que aún sobreviven y por los que han muerto en manos del SENAME”. Sebastián González Itier en Mis hermanos sueñan despiertos: El fuego de Claudia Huaiquimilla

Fotograma Annette (Leos Carax, 2021)

5.- Annette (Leos Carax, 2021)

“Como en las óperas, en Annette las pasiones son más grandes que la vida, y lo desmedido no teme ser apreciado como recurso teatral (the world is a stage), una vez que director y compositores han dejado liberadas a sus criaturas, un mundo expresamente ficcional por donde se encaminan la imagen y las canciones con gran movilidad, fluidamente, por escenarios, habitaciones, exteriores, ciudades, paisajes campestres, noches y días (por sobre todo noches), siguiendo a los personajes, en dúos o solitarios, así como también va de lo externo a lo interno: desde el aspecto escultórico de los protagonistas a sus pensamientos cantados en arias, o en sus miradas dirigidas hacia su entorno y los demás como hacia sí mismos”. Álvaro García en Annette: La belleza de lo falso

Fotograma Los huesos (Joaquín Cociña y Cristóbal León, 2021)

4.- Los huesos (Joaquín Cociña y Cristóbal León, 2021)

“El cortometraje Los Huesos, de los artistas visuales Cristóbal León y Joaquín Cociña que se estrenó en FicValdivia, nuevamente echa mano de historias reales, en este caso del pasado, para cambiar la historia oficial a través de la animación en stop motion y su marcado sello autoral, que les valió el premio al Mejor Cortometraje en el festival de Cine de Venecia 2021. Mientras en La casa lobo se imaginaban cómo sería una película dirigida por el pedófilo Paul Schäfer, en Los Huesos son los propios realizadores los restauradores a los que se le entregaron los originales de una película animada -“Los Huesos”-, fechada en 1901 y encontrada durante las excavaciones para la construcción de un museo en 2023”. Marisol Aguila en Informe XXVIII FICValdivia (6): Movimientos que corren las cercas

Fotograma El cielo está rojo (Francina Carbonell, 2021)

3.- El cielo está rojo (Francina Carbonell, 2021)

“Narrando a partir de las filmaciones originales de la reconstrucción y de las voces de sus protagonistas, el documental, sin embargo, se aleja de toda forma de crónica o relato jurídico. En cambio, se trata de una experiencia profundamente cinematográfica, en la que vemos el desarrollo de todos los hechos que culminaron en la catástrofe. El relato se articula a partir de las voces de quienes fueron testigos directos del incendio y de los investigadores que tratan de explicarse, al igual que el espectador, qué tuvo que pasar para que se produjera esta tragedia”. Joaquín Zamorano en Informe XXVIII FICValdivia (2): Mirar la cárcel por dentro

Fotograma The Beatles: Get Back (Peter Jackson, 2021)

2.- The Beatles: Get Back (Peter Jackson, 2021)

“The Beatles: Get Back viene a sumar una nueva capa a este fenómeno, asumiendo el riesgo de la entrega de un material que, por un lado, vuelve a montar el proyecto fallido de un documental (el documental Let it Be de Michael Lindsay-Hogg), por otro, reescribe la historia del final de The Beatles, a la luz de nuevos antecedentes, derribando mitos y construyendo unos nuevos.  Se trata de una operación arriesgada por la naturaleza del documental: en rigor, se trata de un documental observacional de más de siete horas que sigue por tres semanas a la banda en el proceso de composición de parte del album Let it Be (1970), así como algunos temas de Abbey Road (1969)”. Iván Pinto en The Beatles: Get Back. Una estrella se apaga

Fotograma El Gran Movimiento (Kiro Russo, 2021)

1.- El Gran Movimiento (Kiro Russo, 2021)

“Si en Viejo calavera la muerte ronda en las profundidades de la mina, en este último largo filmado en 16mm, la figura cadavérica que nombraba a la ópera primera de los realizadores bolivianos sale a la superficie de una ciudad compleja, que no sólo tiene características propias de una agitada urbe que se muestran de forma sinfónica y con un energético sonido: las líneas del teleférico de la ciudad, la maraña de cables, los bocinazos histéricos o las construcciones permanentes. También tiene las particularidades de la ciudad de La Paz, donde la altura hace que falte el aire, lo que genera una segregación urbana (los menos acomodados viven en El Alto, donde el oxígeno es más escaso)”. Marisol Aguila en Informe XXVIII FICValdivia (6): Movimientos que corren las cercas.

Tomado de: El Agente. Críticas de cine

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Regresa “Enfoco”

Por Daniel Céspedes

La revista Enfoco llega a su número 54. Llega en un momento de crisis editorial y de pandemia, en el que para algunos leer ha devenido un analgésico, el estimulante ante mucha ruina emocional, física y ética. Pero, para otros, el hábito y placer de la lectura se perdió o desestimó. A las claras, nunca se tuvo. Las necesidades básicas, al menos en Cuba, relegaron la compra de letra impresa. Confiemos en que los lectores habituales releyeron y se salieron un tanto de las circunstancias fatales que todos estábamos y estamos padeciendo.

En rigor, no creo que se haya dejado de leer. Solo se abandonó una forma de hacerlo en virtud de los formatos digitales en las redes sociales. Las visitas a Facebook y otros sitios web se incrementaron y se leyeron las noticias del momento: curiosidades de lugares (re)descubiertos, especies de animales que se volvían a ver después de tanto tiempo…, mientras la COVID-19 se sacudía violentamente de la humanidad como si ella fuera un lastre. Es en este contexto cuando la lectura de libros y revistas de años nos devolvieron a muchos autores.

Un autor revive no porque se le reedita o reimprime, sino porque se lee… Los libros y, en especial, las revistas cual habitus cultural devolvieron las coordenadas de qué leer porque, más que un afán de competencia de un artículo con otro en una revista, la idea es de conformación. Ello implica ajustar una armonía que no responde necesariamente a los propósitos centrados y memorativos de un dosier.

Enfoco, una vez más, confirma que un dosier pudiera ser importante, pero no imprescindible, para garantizar un número especial por muchas razones: se rescatan textos ya aparecidos, confluyen acaso por primera vez distintas voces que se alejaban de una Enfoco a otra. Es una Enfoco de enfocos. ¡Para qué negarlo! Se analiza la necesidad de concepción de hacer crítica según la manera de ver hoy cine y audiovisual en general (“Crítica de cine: algunos desafíos”, de Víctor Fowler). Aquí se lee:

A la misma vez que el crítico especializado en producciones cinematográficas, televisivas u otras (es de prever, en un momento no muy lejano del siglo que corre, la narración de ficción que, generada en computadora, consiga la ilusión realista que posibilite la sustitución del actor), la misma complejidad de los procesos demanda de un crítico nuevo, con conocimientos y entrenamiento para abarcar la totalidad de la audiovisualidad y poder mostrarnos los puntos de unificación.

Y cito a Fowler no porque sea el autor del mejor texto del volumen, sino porque sus planteamientos entroncan muy bien con los tiempos que corren. ¿Cuál es el cine que más se ve en la actualidad? ¿De qué otras herramientas nos debemos valer para apreciarlo, sin necesidad de ser especialistas de su hechura o interpretación? La mezcla genérica ante la cultura digital, las relaciones del cine y la televisión. ¿Ha sido la televisión el futuro del séptimo arte como predijo hace años George Lucas? Un filme no cambia el mundo pero, como confiesa en una entrevista Julio García Espinosa: “Ha de hacerse como si lo fuera a cambiar”.

Número compilatorio con sus apartados frecuentes (“Zoom in”, “Travelling”, “Flashback” y “Master Class”) es la Enfoco 54. Sin embargo, evidencia cómo se confecciona una revista de cine y cómo el proceso de edición supera las revisiones de contenidos escriturales. Editar entraña, además, aventurarse en la estructura de una publicación. Y eso lo ha hecho Suntyan Irigoyen Sánchez en su papel de coordinadora general. Ojalá signifique este encuentro de hoy la continuidad de tan necesaria y particular revista. Continuidad significa persistencia, de ahí la exhortación a que se vea cine y se lea, aunque con la cautela que recuerda Werner Herzog en “Master class”:

No lean libros sobre cómo se hace el cine, no sirven de nada, láncenlos por la ventana, aprendan a hacer películas, ahí, en la vida real, experimentando la vida. Pero sí, por supuesto, yo soy una persona que no veo muchas películas, quizás tres o cuatro películas al año, pero sí leo, y les insisto mucho a los estudiantes de cine que lean, lean y no paren de leer porque si no leen, puede que hagan películas pero van a ser, cuando más, mediocres.

Enfoco se hace por y desde la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. Cuando muchos creían que existía solo la revista Cine Cubano, nuestra institución tenía Enfoco y Miradas.  Ambas publicaciones podían hacerse gracias al claustro de profesores, los permanentes o los invitados, por la propia Mediateca André Bazin. Se tenía (se tiene aún) la oportunidad de ser más abarcadores en criterios y referencias. ¿Qué ha cambiado? Mucho: el mundo y con él nosotros. Mas, tampoco ha sido la hecatombe. Enfoco es reflejo de cómo está la Escuela. De todos depende siga apareciendo. Enhorabuena su renacimiento.

Tomado de: Cubacine

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¿Fin o renacimiento?

Por David Brooks

“Por ahora, el fascismo no es una amenaza a la continuación de nuestra forma de gobierno… pero si la democracia estadunidense deja de moverse hacia adelante como fuerza viva… para mejorar la condición de nuestros ciudadanos, la fuerza del fascismo crecerá en nuestra tierra”, declaró Franklin Roosevelt en noviembre de 1938. Pero las palabras son igual de contemporáneas al inicio de 2022.

Roosevelt sabía del fascismo no sólo por su expresión europea, sino también por lo que ocurría en su propio país, incluido un complot para un golpe de Estado contra su gobierno a mediados de los años 30 para intentar frenar su New Deal.

Hoy día, la supervivencia de la democracia estadunidense es tema central en el debate nacional cotidiano.

La estadunidense siempre ha sido una democracia en la cual no necesariamente impera el principio fundamental de tal sistema: la voluntad de la mayoría. Ni en sus elecciones presidenciales –como fue el caso de las de 2016 y las de 2000– ni en las políticas nacionales. Por ejemplo, la mayoría del pueblo estadunidense, según encuestas, favorece acciones para combatir el cambio climático, elevar el salario mínimo, invertir en infraestructura, una reforma migratoria que incluya una ruta a la ciudadanía para indocumentados y la legalización de la mariguana, entre otras cosas. Pero la cúpula política, bajo el consenso bipartidista neoliberal de las últimas cuatro décadas, ha logrado frenar, diluir e ignorar estas expresiones mayoritarias.

Ante ello, no sorprende el continuo deterioro de la confianza pública en las llamadas instituciones de la democracia. Según encuestas de Gallup en 2021, sólo 39 por ciento confía en el gobierno federal para abordar problemas nacionales; sólo 37 por ciento confía en el Poder Legislativo, sólo 40 por ciento –el peor nivel registrado– aprueba el trabajo de la Suprema Corte, y sólo 36 por ciento expresaban confianza en los medios de noticias (el segundo nivel más bajo jamás registrado por la encuestadora).

En estos últimos años, fuerzas neofascistas que subieron al poder con Trump en 2016 se han aprovechado del desencanto, corrupción y desesperación resultado de cuatro décadas de neoliberalismo, para profundizar la polarización social y política cada vez más marcada en el país, entre otras cosas con la estrategia antigua de enfrentar a jodidos contra otros jodidos. Ahora se están preparando para retomarlo, cueste lo que cueste, incluidos intentos de golpe de Estado (el próximo 6 de enero se marca el primer aniversario de la intentona de golpe de Estado que culminó con el asalto al Capitolio).

Todo esto ha opacado al faro de la democracia. Según sondeos de Pew Research en 16 países el año pasado, sólo 17 por ciento opinaba que la democracia en Estados Unidos es un buen ejemplo a seguir para otros países, y 57 por ciento señaló que la democracia estadunidense antes lo era, pero ya no. Aún más sorprendente es que los estadunidenses están de acuerdo: sólo 19 por ciento cree que la democracia en su país es un buen ejemplo a seguir para otros países y 72 por ciento opina que la democracia estadunidense fue un buen ejemplo a seguir, pero que en los últimos años no ha sido así (https://www.pewresearch.org/global/2021/11/01/what-people-around-the-world-like-and-dislike-about-american-society-and-politics/pg_2021-11-01_soft-power_0-04/).

Pero mientras los expertos y los medios se enfocan en la polarización, resulta que existen algunos consensos democráticos sorprendentes: una encuesta el año pasado registró que 84 por ciento opina que entre lo que más ayudaría a resolver la polarización sería otorgar a la gente ordinaria mayor voz en las decisiones que afectan sus vidas, y 83 por ciento dice que también ayudaría una mejora de la oportunidad económica y seguridad para todos sin importar raza, etnia o dónde viven. De hecho, la mayoría de estadunidenses cree que las divisiones políticas son impulsadas más por políticos que por gente ordinaria.

O sea, para rescatar la democracia se requiere el retorno al poder del demos.

Tomado de: La Jornada

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¿Por qué Cuba no tiene un movimiento antivacunas?

Foto CECMED

Por Marc Vandepitte & Toon Danhieux

Cada vez más, amplios sectores de la población europea expresan abiertamente su desconfianza hacia las políticas para combatir la COVID-19. La reacción de la política tradicional es de pánico y se caracteriza por el paternalismo y la represión: obligación general de vacunarse y restringir la libertad de circulación. Esa no es la forma de crear apoyo en la población. Para ello será necesario, como mínimo, escuchar los temores y las preocupaciones de las personas no vacunadas. Pero también hay otros elementos en juego. La comparación con Cuba es interesante.

Desconfianza en el gobierno

Muchas personas no vacunadas dudan, con razón, de la competencia y/o de la buena fe de los gobiernos que ahora quieren vacunar lo antes posible. No es tan incomprensible.

Los países europeos están improvisando desde marzo de 2020. No existe ningún tipo de uniformidad o lógica en las políticas para atacar la pandemia de COVID-19. Con índices de contagio similares las medidas difieren mucho de un país a otro.

En Bélgica, donde yo vivo, como en otros países en Europa, la improvisación era incomprensible. El gobierno belga esperó hasta mediados de marzo antes de tomar medidas. Eso fue un mes y medio demasiado tarde. Si hubieran tomado medidas antes, la tasa de propagación habría sido mucho menor y se habrían evitado miles de muertes por COVID-19. Y parece que no aprenden de sus errores. La respuesta a cada nueva ola de COVID-19 llega tarde.

Aunque los expertos llevaban años advirtiéndolo, el gobierno belga no estaba preparado para una pandemia. Al principio decía que las mascarillas no servían, porque (todavía) no se disponía de ellas debido a una mala gestión. Luego, de repente, se convirtieron en obligatorias.

En septiembre de 2021 las medidas se relajaron en Bélgica con cifras peores, mientras que en los Países Bajos se endurecieron con mejores cifras. ¿Cómo explicar eso? En Bélgica se tienen que poner de acuerdo siete ministros de Sanidad para poder implementar una nueva política. Al mismo tiempo, los gobernadores y alcaldes introducen normas más estrictas o más permisivas y los presidentes de los partidos pulen su imagen a costa de la salud pública.

Cuando esa desconfianza llega a las calles y a las redes sociales, la extrema derecha solo tiene que meter el balón de cabeza. Atraen a su lado a quienes están legítimamente descontentos solo con mostrar empatía con su desconfianza en el gobierno. El objetivo, por supuesto, no es exigir más democracia para los que no tienen voz. La historia nos enseña por que el objetivo de la extrema derecha es apresurar la formación de un régimen autoritario que deje completamente fuera a estas personas y lleve al extremo la explotación de todo y de todos por parte del 1%.

Las medidas anti-COVID-19 en muchos países europeos fueron y siguen siendo un enorme caos. Pero, en realidad, la desconfianza es mucho más profunda. En la anterior gran crisis, la bancaria de 2008, los ciudadanos también fuimos los que pagamos el pato. Los bancos que habían especulado con nuestro dinero se salieron con la suya y fueron salvados. Y la gente común pagamos la factura. Es obvio que existe desconfianza en la capacidad de gestión de una crisis por parte del gobierno.

¿Y en Cuba?

Ya en enero de 2020, casi dos meses antes de que los políticos en Europa entraran en acción, el gobierno cubano puso en marcha un plan nacional para combatir el coronavirus. Se lanzaron campañas masivas de información en los barrios obreros y en la televisión. Ni gobiernos contradictorios ni siete ministros de sanidad que se tenían que poner de acuerdo ni discusiones sobre mascarillas obligatorias.

El gobierno actuó con decisión e hizo todo lo posible para cortar el virus de raíz. Nada de promesas fáciles diciendo que íbamos a recuperar el ‘reino de la libertad’ gracias a las vacunas, nada de soltar las riendas demasiado rápido, debido a motivos electorales o a la falta de coraje político, sino medidas firmes. Algunos ejemplos. El turismo, principal fuente de ingresos pero también de contagio, se detuvo inmediatamente. Los niños a partir de seis años están obligados a llevar mascarilla. Cuando quedó claro que las escuelas también eran importantes focos de contagio, se pasó a la educación en casa, con muy buen apoyo de la televisión escolar, entre otras cosas.

“Al informar adecuadamente a la población sobre los riesgos sanitarios, los cubanos comprenden la importancia de quedarse en casa. Saben cómo transmitir la enfermedad, y se responsabilizan de su propia salud y de la de sus familiares y vecinos”, dice Aissa Naranjo, médica en La Habana.

La asistencia sanitaria en Cuba se centra principalmente en la prevención y está muy descentralizada. Cada barrio tiene su policlínica y existe un fuerte vínculo de confianza entre la población local y el personal sanitario. Desde marzo de 2020 casi 30.000 ‘rastreadores de contactos’ han ido de puerta en puerta, hasta los rincones más alejados de la isla, para comprobar en cada familia si uno de sus miembros estaba infectado. Se movilizó a los estudiantes universitarios para ayudar en ese rastreo. En Bélgica la detección la realizaron personas anónimas en centros de llamadas, lo que no inspira precisamente confianza.

Mientras tanto, todo se centró en el desarrollo de vacunas contra el coronavirus. En marzo de 2021 tres vacunas estaban ya en fase de prueba. En la actualidad Cuba cuenta con cinco vacunas propias, una de ellas para niños de tan solo dos años.

Las diferencias en las políticas COVID-19 entre Cuba y Bélgica se reflejan también en las cifras. En Cuba hubo 146 muertes por COVID-19 a finales de 2020. En Bélgica, con el mismo número de habitantes, la cifra era de casi 20.000. Eso fue antes de la variante Delta. Cuba no llegó a tiempo. Las vacunas propias recién se terminaron tres meses después de que la variante Delta empezara a proliferar. La rápida vacunación en Bélgica, a partir de finales de 2020, ha permitido reducir significativamente el número de muertes causadas por la variante Delta, al menos en las fases iniciales.

En Cuba la variante Delta en realidad llegó demasiado pronto; no había vacunas en ese momento. El pico de infección se produjo en el mes de julio. Esto causó muchas muertes y sacudió el sistema sanitario. Esta precaria situación sanitaria se sumó a los graves problemas económicos derivados del bloqueo económico de Estados Unidos, la pérdida de turismo y el aumento del precio de los alimentos. Como resultado, hubo mucho descontento entre la gente. A través de las redes sociales se ha intentado desde Estados Unidos agitar ese descontento y canalizarlo en protestas. El intento acabó fracasando.

Una vez iniciada la campaña de vacunación en Cuba los resultados fueron espectaculares. El 20 de septiembre, al inicio de la campaña, todavía había diariamente más de 40.000 nuevas infecciones y 69 muertes. Hoy en día hay 120 nuevas infecciones y una muerte al día. En Cuba también se vacuna a los niños a partir de dos años. El 2 de diciembre el 90% de los cubanos había recibido su primera dosis. Es el segundo porcentaje más alto del mundo, después de los Emiratos Árabes Unidos, y el más alto de América Latina. En Bélgica estamos al 75%.

Desconfianza en las grandes farmacéuticas

A muchas personas no vacunadas en Europa les parece sospechoso que el gobierno proporcione vacunas gratuitamente. Hay que pagar cada vez más por otros medicamentos. La sanidad cuesta cada año más a los pacientes y ahora, de repente, todos “tenemos” que vacunarnos gratuitamente. ¿No hay nada detrás? ¿Se es un teórico de la conspiración si se hace esta pregunta?

La gente sabe que las grandes farmacéuticas sólo miran las ganancias y no siempre se toman en serio la seguridad de las personas. Entre 1940 y 1980 millones de futuras madres tomaron DES (dietilstilbestrol) contra los abortos espontáneos y en los años 60 se les recetó Softenon contra los mareos del embarazo. Esas decisiones produjeron miles de bebés deformes. En Estados Unidos Purdue Pharma, propiedad de la acaudalada familia Sackler, vendía hasta hace poco el potente analgésico OxyContin, sabiendo perfectamente que es altamente adictivo.

Purdue es responsable de la muerte de miles de estadounidenses y de la adicción de millones. El fentanilo, inventado por Paul Janssen, del gigante farmacéutico belga del mismo nombre (que ahora forma parte de Johnson & Johnson), es también un analgésico altamente adictivo que se podía adquirir libremente en Estados Unidos y que se promocionaba con fuerza. Johnson&Johnson fue condenada por su responsabilidad en este caso.

La gente también sabe que las compañías farmacéuticas están cobrando precios demasiado altos por sus vacunas contra el COVID-19 y que están muy subvencionados por el gobierno, pero se les permite quedarse con miles de millones de beneficios. Cuando estas mismas empresas dicen entonces que es necesaria otra inyección de refuerzo, esto despierta comprensiblemente la sospecha, aunque la necesidad sea científicamente correcta.

¿Y en Cuba?

En Cuba no existe una industria farmacéutica privada. Todas las vacunas contra el COVID-19 las fabrican laboratorios biomédicos de propiedad gubernamental. El 80% de las vacunas utilizadas en los programas de vacunación del país son de fabricación nacional. Aquí no encontrará precios escandalosos ni beneficios usureros.

Desde la infancia toda la población está vacunada contra una serie de enfermedades, al igual que en Europa. Este es uno de los principales factores del rapidísimo aumento de la esperanza de vida en Cuba en las últimas décadas. En Cuba la esperanza de vida es mayor que en Estados Unidos y la mortalidad infantil menor. En los últimos meses se ha demostrado que las vacunas también son muy eficaces. Por eso no es de extrañar que cualquier persona cubana no solo confíe en sus empresas farmacéuticas nacionales, sino que se sienta orgullosa de ellas.

Desconfianza en la ciencia

La ciencia real y la pseudociencia se utilizan a menudo para hacer publicidad de todo tipo de cosas aquí en Europa: suplementos alimenticios, pañales perfectos, productos para crecimiento de pelo, móviles supersónicos… A consecuencia de ello la ciencia ha perdido gran parte de su estatus para muchas personas. Los frecuentes fraudes de investigación y a gran escala (pensemos en el dieselgate) hacen que la gente sospeche aún más.

Además, muchas personas salen de la enseñanza secundaria o superior sin ser capaces de entender las estadísticas o su representación en los artículos. “Hay tantas personas vacunadas como no vacunadas en el hospital, ¿no?”. Todo esto explica que grandes grupos de personas se sientan atraídos por teorías oscuras o, al menos, quieran tomarlas en serio porque piensan que “ellos” están tratando de hacernos creer algo. Que “ellos” quieren obligarnos a cumplir con una serie de cosas: pasaporte COVID, vacunas, etc. “Ellos” es, entonces, una amalgama de políticos, expertos y medios de comunicación.

¿Y en Cuba?

En Cuba la gente se enfrenta a la publicidad profesional solo muy esporádicamente. La ciencia llega a la gente a través de la educación -de alta calidad- y de medios de comunicación no comerciales. Incluso antes de la primera infección se explicó a todos los cubanos en la televisión qué es el COVID-19, cómo se desarrolló la pandemia en todo el mundo, qué se puede hacer al respecto y, por consiguiente, qué medidas se iban a tomar.

La población cubana sabe que sus científicos trabajan por el bien común de su país. La población lo constata casi todos los años, por ejemplo, en las evacuaciones preventivas de los pueblos y ciudades que se encuentran en las rutas de los huracanes, trazadas por los mejores meteorólogos del mundo. Vió cómo el VIH se contuvo rápidamente con un fuerte compromiso de prevención, cómo el dengue y el zika (1) se tratan de forma científica, eficiente y transparente, lo que tienen como resultado un número mínimo de víctimas.

Desconfianza en la solidaridad

Una gestión eficaz de la pandemia presupone solidaridad. La mayoría de la población, que personalmente tiene poco que temer de la enfermedad, debe solidarizarse con las minorías de personas (muy) mayores y físicamente débiles. La vacunación es importante para un hombre o una mujer normal, y también para los niños, para reducir la circulación del virus en la comunidad lo antes posible en favor de los más débiles. La mayoría de la gente -también en Europa- considera que eso es una razón suficiente para participar. Esto también se aplica al cumplimiento de las medidas de seguridad.

Es realmente sorprendente que no haya más gente en Europa diciendo: “Estoy lo suficientemente sano y fuerte, no necesito una vacuna, el resto tiene que hacer lo suyo”. Toda la cultura comercial y neoliberal de aquí le recuerda a la gente a diario su deber de desarrollarse, de hacerlo cada vez mejor en la vida, entiéndase, ser más rico. El ideal es la autonomía absoluta, no depender de los demás, ni mucho menos del ‘Estado’, pues de lo contrario se es un aprovechado. Los sindicatos son entonces los protectores de esos ‘aprovechados’. Hay que desengrasar el Estado, recortar la asistencia social y sanitaria. Esa no es precisamente una cultura que fomente la solidaridad.

¿Y en Cuba?

Las y los cubanos no están en una situación de competencia o de ‘sálvese quien pueda’. La población cubana sabe por experiencia que solo juntos pueden afrontar los grandes retos del país. Superar los problemas juntos es a lo que están acostumbrados, desgraciadamente hoy más que nunca. Ayudar a los vecinos, limpiar el barrio juntos, celebrar reuniones y tomar decisiones juntos en el lugar de trabajo, etc., es su forma de vida.

La solidaridad forma parte de su ADN. Durante décadas han enviado médicos, enfermeros y profesores al resto del mundo. Un pequeño país de once millones de habitantes, con diez veces menos recursos que Bélgica, envió médicos a luchar contra el COVID en lugares tan lejanos como Italia.

Esta actitud y forma de vida es la cuarta razón por la que hay pocos o ningún antivacunas en Cuba.

Nota:

(1) El dengue o fiebre del dengue es una enfermedad infecciosa sistémica aguda causada por el virus del dengue y transmitida por mosquitos. El zika es un virus que provoca fiebre y puede tener graves consecuencias para los fetos.

Tomado de: Contexto Latinoamericano

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Unamuno ha sido asesinado por un agente doble de Falange

En el entierro de Unamuno solo encontramos a un familiar de este, su hijo mayor Fernando, detrás del primer niño por la izquierda (“La doble muerte de Unamuno”, 2021, Capitán Swing)

Por Luis Miguel Barcenilla @BarcenillaLM & Jon Bernat Zubiri Rey @jonbernat

Ayer en Salamanca, último día del terrible año 1936, el escritor e intelectual bilbaíno Miguel de Unamuno fue presuntamente asesinado en su casa de la calle Bordadores por el falangista Bartolomé Aragón, jefe de Prensa y Propaganda en Huelva, que había llegado  poco antes de que se conociera la dolorosa muerte.

Esta versión se sobrepone a la solemnidad mostrada por las fuerzas de la reacción desde su cuartel general en Salamanca, que han manifestado que el fallecimiento se produjo de forma repentina y debido al deterioro propio de la edad. Periódicos salmantinos de distinto signo como La Gaceta o El Adelanto han certificado hoy mismo esa versión en sus ediciones matutinas. Sin embargo, personas cercanas al cesado Rector afirman que don Miguel no había dado señales de indisposición y, es más, había estado leyendo narraciones infantiles a su pequeño nieto Miguelín unas horas antes. Por la tarde había recibido en su despacho la, por fecha y naturaleza, inusual visita de Aragón, subalterno del fundador de la Legión José Millan-Astray. Con este último el bilbaíno había tenido fuertes desavenencias públicas que parecen haberle condenado a este terrible final.

Destacados falangistas y miembros de Prensa y Propaganda arrancaron este Año Nuevo por la mañana el cuerpo de Miguel de Unamuno de su hogar, como han podido contar, rotos y entre lágrimas, sus más próximos familiares, que no han podido estar cerca del féretro de su querido padre y abuelo, al estar custodiado por Falange hasta que ha sido cubierto de tierra. De 30 cabezas, en la foto que este periódico comparte con sus lectores y que ha sido distribuida desde las oficinas de Prensa y Propaganda, solo encontramos la de un pariente de sangre del bilbaíno. Situado detrás del primer niño por la izquierda, que porta un candelabro, ese familiar es Fernando, hijo mayor de Unamuno y padre de Miguelín, quién dará cuenta a lo largo de su vida de la crudeza con la que se perpetró el robo del cadáver de su abuelo.

Algunas fuentes apuntan que el fiel a Millán-Astray, Bartolomé Aragón, se encontraba allí para recibir clases, como alumno de Unamuno, patraña exacerbada por los medios afines al golpismo. Investigadores independientes han podido comprobar que Aragón nunca había acudido a la casa de Don Miguel ni poseía expediente alguno como alumno de la Universidad de Salamanca. La patraña se sustentaba así. El discípulo del que fuera Rector vitalicio de esa universidad era el cuñado de Aragón, Alfredo Malo Zarco, quien será represaliado por los sublevados próximamente, como demostrará la historia.

El final: ¿muerte o asesinato?

El jefe de Prensa y Propaganda de Huelva, Bartolomé Aragón, habría acudido a la casa de don Miguel entre las 16 y las 18h (las crónicas oficiales no vierten transparencia en este asunto, añadiendo rareza al episodio trágico). El encuentro se producía tras conocerse que apenas dos meses antes, y tras el encontronazo entre Unamuno y Millán-Astray, el propio Aragón había organizado una gran quema de libros para celebrar la conmemoración del tercer aniversario de la fundación de Falange. Entre los libros que ardieron en el fuego se encontraban algunos de Unamuno como La agonía del cristianismo o El sentimiento trágico de la vida. Narraremos en esta página, más adelante, algunos detalles sobre la disputa pública en el seno del Paraninfo de la Universidad de Salamanca, donde el legionario mutilado amenazó de muerte al pensador que hoy lloramos.

Don Miguel se desvaneció, según la versión oficial que emiten desde Salamanca. “¡Yo no le he matado! ¡Yo no le he matado!”, gritaba Aragón cuando Aurelia, empleada doméstica, llegó al salón donde estaban reunidos el escritor bilbaíno y el falangista. Eso lo sabemos gracias al trabajo de la escritora norteamericana Margaret Rudd, que publicará un libro dos décadas después y cuya traducción al castellano se ha hecho esperar, pero verá pronto la luz de la mano de la Universidad de Salamanca. En la versión oficial no se recoge la más que humana ansiedad del adicto al golpe de estado. Lo que sí explican los organismos militares que han tomado Salamanca y la prensa local es que Aragón supo que Unamuno se había muerto porque no reaccionó cuando su alpargata empezó a arder. Eso contradice el informe del alabado doctor Núñez, que certificó su muerte concluyendo una rara hemorragia bulbar que solo representa un 7% de las hemorragias intracraneales y que acaba con la vida de una forma mucho más visible y detectable: parálisis, convulsiones, desorden del habla y otras circunstancias.

Consultado Francisco ‘Paco’ Etxeberria Gabilondo, médico especialista en Medicina Legal y Forense y uno de los más prestigiosos y reconocidos de España, se concluye que no hay ningún signo exterior en el cadáver de que se haya producido dicha hemorragia, al menos ninguno “en los documentos conocidos del caso”. En cuanto a cómo se da este tipo de hemorragia, puede ser espontánea o provocada. En este supuesto, según el reputado forense, “se podría pensar en un traumatismo, o bien en una dislocación del cuello o una fractura de vértebras cervicales altas. Si existe sospecha de lo anterior, la autopsia judicial hubiera sido preceptiva”. Etxeberria afirma que “en nuestro país este tipo de muertes suele ser incluida en el concepto jurídico de muertes sospechosas de criminalidad, motivo por el cual se procede a la práctica de autopsia judicial. Cabe la posibilidad de traumatismos no presenciados, con escasos o nulos signos externos”.

Aunque la contradicción entre la versión que se ha hecho saber desde Prensa y Propaganda de Falange y lo recogido por testigos in situ es más que visible, los iniciados en medicina observan la falta garrafal del prestigioso cirujano como un guiño. No hubiera sido compatible con la vida propia del médico Adolfo Núñez haber solicitado una autopsia, pues se vería como una inculpación al falangista Bartolomé Aragón. Núñez ha plasmado en el informe médico un diagnóstico que provoca dudas a los expertos consultados. Si el cirujano hubiera solicitado ese examen del cuerpo, hoy contaríamos en esta noticia que eran dos los vecinos de Salamanca que habían perecido entre más que extrañas circunstancias.

Como se ha mencionado, el amigo del intelectual, el doctor Núñez, llegó a casa del ya fallecido y certificó su muerte. Los conocedores de la medicina han comunicado que sería imposible solicitar una autopsia, pues si solo se encontraba allí el mando falangista, sería poner en duda su honorabilidad. Por tanto, sin autopsia se declara en acta que la causa del fallecimiento es una hemorragia bulbar. La causa de muerte tal vez fuera, por tanto, imperceptible para los presentes, pero pudo deberse a una inyección de oxígeno por la vía de la aorta. Los rastros del hecho cometido pudieron pasar inadvertidos para la mayoría porque, además, destacados miembros falangistas exigieron tener listo el cuerpo de Unamuno cuanto antes, aun sabiéndose que por ley debían discurrir 24 horas entre la muerte y su sepultura.

La única razón para que la versión oficial no haya sido desmentida después de la muerte de don Miguel es el miedo a la represión. También la orquestada acción de Prensa y Propaganda, con todas las manchetas en fila y todas las redacciones tecleando al compás de Falange. Uno de ellos nos ha hecho saber desde el anonimato la orden del teórico del fascismo español Ernesto Giménez Caballero: “Las máquinas de escribir tienen que disparar toda la noche como ametralladoras”. Efectivamente, la tinta mató por segunda vez a Unamuno, haciéndolo pasar por un perecido entre honores falangistas. Esta muerte, tan inaudita como construida, proviene, si afinamos la vista, del principio del fin que supuso el enfrentamiento oral entre Millán-Astray y Unamuno el día 12 de octubre de 1936.

El 12 de octubre le sentenciaron

Este encontronazo tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca en el denominado Día de la Raza, 12 de octubre del recién terminado año. En la celebración, ya antes criticada públicamente por Unamuno, tuvo que lidiar, entre catedráticos y una aburrida Carmen Polo, con un anfiteatro pidiendo su cabeza y un Millán-Astray azuzando a las masas con su ideario macabro. El Rector había pronunciado un discurso, garabateado en la carta de la mujer del cura protestante y cercano a don Miguel, Atilano Coco. En la carta, que imploraba la mediación del filósofo para evitar la ejecución de su marido, Unamuno había escrito la palabra “Rizal”. El reverso del papel contaba también lo que luego ordenaría el discurso, como la oposición entre vencer y convencer, el imperialismo o la guerra internacional.

En las obras posteriores, escritas decenas de años después, sigue borrándose la palabra “Rizal” de la documentación y la transcripción de lo contado. Autores de prestigio, como Salcedo (1964) o Trapiello (en su reedición de 2019), esconderán por desconocimiento o negligencia, la grafía y significado de la palabra “Rizal”, que pudo llevar a Unamuno a la muerte: “Para mí es tan español como nosotros el filipino Rizal, que se despidió del mundo en español”, diría Unamuno, recibiendo la reprimenda de Millán-Astray: “Los catalanistas morirán. Y ciertos profesores, los que pretendan enseñar teorías averiadas, morirán también”. Unamuno no solo había defendido ante los falangistas a Rizal, sentía devoción por su persona y admiración intelectual. Había incluso escrito el epílogo de su biografía.

Las notas del discurso de Unamuno en el Paraninfo de Salamanca, donde Millán-Astray amenzó de muerte al intelectual. De los documentos oficiales siempre se había borrado el nombre ‘Rizal’ (“La doble muerte de Unamuno”, 2021, Capitán Swing)

Don Miguel tuvo que salir de su propia Universidad escoltado por el fundador de la Legión y dando la mano, obligadamente, a la ilustre golpista consorte, Carmen Polo. Millán-Astray había enrarecido tanto el ambiente que llegaron a oírse ponerse a punto revólveres y escopetas, como han contado algunos testigos presenciales. Según se ha podido conocer, el líder falangista entendió que el asesinato público del intelectual hubiera sido perjudicial en el exterior para el Régimen que trataba de imponerse.

Tal fue el revuelo que el 13 de octubre el jefe Provincial de Falange escribiría un telégrafo urgente a Fernando, hijo mayor de Unamuno, donde reconocía el beligerante suceso: “Me he enterado de un grave incidente con ocasión del acto del Paraninfo. Tu padre dijo unas cosas que suscitaron protestas crudas y violentas de los asistentes con Millán-Astray a la cabeza. Sería doloroso que a tu padre pudiera sucederle algún incidente desagradable”.

Lejos de quedarse ahí el asunto, Unamuno fue inmediatamente destituido como “Alcalde honorario perpetuo de Salamanca”, cargo que ostentaba desde 1931. Dos días después, además, a iniciativa del exrector Loscertales, el Claustro retiró por unanimidad la confianza a Unamuno como Rector. Hecho que ha de ponerse sobre la mesa, pues Loscertales fue quien firmará, un par de semanas después de dar tierra a don Miguel, la historia oficial de lo ocurrido por medio de los escritos contradictorios de Bartolomé Aragón.

En la siguiente aparición pública de José Millán-Astray, que se producía ante los requetés, el legionario volvía, rencoroso, a la amenaza enquistada: “¡Ay de aquellos intelectuales que marchen por las sendas tenebrosas! Y los que empleen los caminos sutiles, los disfraces, los juegos de palabras desde los que se lanzan flechas ponzoñosas y se esconde el pecho. ¡Esos serán fulminados!”. Ese enquiste, como ha podido saber este medio, se debe a que Millán-Astray había ido a combatir a Filipinas ante la guerra de independencia que planteaba la entonces colonia. José Rizal era un héroe para la insurrección y se había dado la mala suerte de que había sido detenido y trasladado en el mismo barco en el que iba un joven Millán-Astray.

Reprimido hasta la muerte

Antes de perder su vida y desde el 12 de octubre, Unamuno perdió a sus buenos amigos, Santiago Vila y Atilano Coco, recibió nuevas amenazas y fue recluido, de facto, en su propia casa.

Un día después de que Francisco Franco cesara como rector a don Miguel, Vila sería ejecutado. A Coco los franquistas lo mataron esperando al 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, para tratar de hacer herida en la creencia protestante del cura. El padre Tusquets, preceptor de la hija de Franco y confesor de la familia, pronunció ante el micrófono el siguiente hostigamiento: “Yo acuso, sin retóricas y con pruebas, a Unamuno, en cuya ayuda intervino toda la Francmasonería liberal y socialista de Francia”.

Unamuno ya era consciente de que no saldría nunca más de casa. Una de sus hijas, nos cuenta, había escuchado decir a los militares que escoltaban la calle donde residían que si el exrector osaba montarse en un coche la orden era abrir fuego. En varias misivas del intelectual con la prensa y amigos reconocía estar esperando la muerte. Al director de ABC de Sevilla, veinte días antes de llegar la muerte, le confesó: “Le escribo esta carta desde mi casa donde estoy desde hace días encarcelado disfrazadamente. Me retienen en rehén no sé de qué ni para qué. Pero si me han de asesinar, como a otros, será aquí en mi casa”. “Cárcel disfrazada” había también manifestado poco antes en su carta a Quintín de Torre, en la que se lamentaba del “suicidio moral de España, esta locura colectiva, esta epidemia frenopática”.

Igualmente, el diario francés L’Humanité dará voz en su edición del 7 de enero de 1937 a un periodista que pudo conversar con don Miguel en su casa dos semanas antes de su muerte, a quién el confinado Rector declaró: “Ya nunca más saldré a las calles de Salamanca. Me sacarán muerto de aquí, ya se lo he dicho al comisario encargado de mi vigilancia”. En la entrevista de dos horas, manifestó: “No quieren que me vaya para gritar al mundo entero las razones por las que me cazaron en la Universidad, que cuente cómo fusilan en la retaguardia a falta de éxitos en el frente. He escrito al extranjero para decir hasta qué punto este movimiento es inaudito, sádico, cruel, bestial”. Al despedirse del periodista, Unamuno concluyó con una petición expresa: “Le autorizo a decir por todas partes, en mi nombre, que vivo en un infierno, que estoy rodeado de una terrible locura colectiva”.

Como una película

Las fotos expedidas desde las oficinas de Prensa y Propaganda de Falange en Salamanca parecen pensadas con anterioridad desde un punto de vista sensible a la cinematografía. Expertos en el arte del cine han comentado que las imágenes que se conservan del sepelio de Unamuno “son claramente propagandísticas”. En ellas, los portadores del ataúd son Víctor de la Serna, escritor y periodista, Miguel Fleta, tenor, Antonio de Obregón, cineasta, y Salvador Díaz Ferrer, periodista. Todos reconocidos y en algunos casos, populares miembros del cuerpo de Prensa y Propaganda a las órdenes de Millán-Astray.

El funeral de Miguel de Unamuno fue un acto de propaganda de Falange (“La doble muerte de Unamuno”, 2021, Capitán Swing)

Además, un corresponsal de este medio ha acudido al lugar de la fotografía y no se ha encontrado ningún altillo desde donde tomar la instantánea. La hipótesis que se baraja es que en el momento del sepelio se erigió una estructura para facilitar una foto desde lo alto, elegante y saciadora para los informadores extranjeros.

También es perturbante que, ante la escasez de papel, se vaya a publicar en los próximos meses la obra de Bartolome Aragón donde Loscertales cuenta, de primera mano, el relato que quedará impreso en los libros de historia, poniendo la inverosímil proclama falangista en boca de don Miguel, “Dios no puede abandonar a España, España se salvará porque tiene que salvarse”. En esa cinematográfica versión se cuenta, además, que Aragón tenía en la habitación de su hotel el poema “Es de noche, en mi estudio”, autoeditado por Unamuno en 1906, donde hacía una premonición de su muerte, evidenciando este relato como la ficción macabra para encubrir el asesinato que es.

Como macabro es, también, que Aragón haya entregado su testimonio a periódicos como La Gaceta o El Adelanto durante la misma Nochevieja, dejando atada la versión oficial final para el mismo Año Nuevo de 1937: repentina fue la muerte del pensador y no ha lugar a suspicacias.

Este periódico ha sacado las máquinas de escribir, pero nunca ha osado usarlas como metralletas. Ha trabajado a contrarreloj desde que ayer se conociera el hecho trágico para contrastar las informaciones oficiales, pero no pretende ofrecer ninguna verdad absoluta. Podemos afirmar que el relato oficial es falso e incluso vislumbrar que fue un asesinato, pero estaríamos ficcionando a través de lo narrado por otros. Es nuestro trabajo periodístico, como todo relato, mitad memoria, mitad reconstrucción.

Don Miguel de Unamuno fue enterrado como un falangista, nuestra tarea aquí es incentivar la recuperación total de su honor y apelar al rigor y la justicia en la memoria del ilustre bilbaíno, para que su final triste no siga colgado impunemente en las estanterías de la ciencia ficción franquista que perpetró esta macabra operación.

Unamuno será enterrado hoy en el cementerio de Salamanca, pero murió, al menos, dos veces. Una como cuerpo y otra como pensamiento. Seguiremos informando.

ES DE NOCHE, EN MI ESTUDIO

(Poema de 1906 auto editado por Unamuno y que, según Bartolomé Aragón, tenía en su cuarto del hotel la última noche de 1936).

Es de noche, en mi estudio.

Profunda soledad; oigo el latido

de mi pecho agitado

es que se siente solo,

y es que se siente blanco de mi mente

y oigo a la sangre

cuyo leve susurro

llena el silencio.

Diríase que cae el hilo líquido

de la clepsidra al fondo.

Aquí, de noche, solo, este es mi estudio;

los libros callan;

mi lámpara de aceite

baña en lumbre de paz estas cuartillas,

lumbre cual de sagrario;

los libros callan;

de los poetas, pensadores, doctos,

los espíritus duermen;

y ello es como si en torno me rondase

cautelosa la muerte.

Me vuelvo a ratos para ver si acecha,

escudriño lo oscuro,

trato de descubrir entre las sombras

su sombra vaga,

pienso en la angina;

pienso en mi edad viril; de los cuarenta

pasé ha dos años.

Es una tentación dominadora

que aquí, en la soledad, es el silencio

quien me la asesta;

el silencio y los sombras.

Y me digo: “Tal vez cuando muy pronto

vengan para anunciarme

que me espera la cena,

encuentren aquí un cuerpo

pálido y frío

la cosa que fuí yo, éste que espera,

como esos libros silencioso y yerto,

parada ya la sangre,

yeldándose en las venas,

el pecho silencioso

bajo la dulce luz del blando aceite,

lámpara funeraria”.

Tiemblo de terminar estos renglones

que no parezcan

extraño testamento,

más bien presentimiento misterioso

del allende sombrío,

dictados por el ansia

de vida eterna.

Los terminé y aún vivo.

Tomado de: El Salto

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Manuel Menchón: “La muerte de Unamuno es un relato de Prensa y Propaganda de Falange para ocultar lo que pasó”

Manuel Menchón. Cineasta y escritor español Foto: Málaga hoy

Por Luis Miguel Barcenilla @BarcenillaLM & Jon Bernat Zubiri Rey @jonbernat

Miguel de Unamuno murió, repentinamente, como quedándose dormido, sin dolor, con una babucha chamuscada. Esa es la versión oficial que llega recubierta por palabras de presuntos grandes historiadores e intelectuales hasta nuestros días. Relato que cuestiona Manuel Menchón (Málaga, 1977), cineasta y ensayista, a través de Palabras para un fin del mundo  (2020) y La doble muerte de Unamuno (Capitán Swing, 2021), libro coescrito junto a Luis García Jambrina. “Podemos afirmar que la versión oficial de la muerte de Unamuno es falsa y por lo tanto, hay que seguir investigando. ¿Por qué se crea un relato si no es para sustituir a otro?”, enuncia Menchón.

El 31 de diciembre de 2021 se han cumplido 85 años desde que Miguel de Unamuno muriese en extrañas circunstancias en su casa de Salamanca. La posibilidad de que fuese asesinado cobra cada vez más fuerza.

No sabemos si asesinaron a Miguel de Unamuno, pero podemos asegurar que el relato de su muerte es propagandístico. Parte del órgano de Prensa y Propaganda de Falange, en concreto. Podemos afirmarlo porque el receptor de sus últimas palabras, y es algo que no se nos había contado, no era ni amigo ni alumno ni discípulo, sino el Jefe de Prensa y Propaganda de Falange en Huelva, el señor Bartolomé Aragón. Esto se había ocultado hasta ahora. Además es importante saber que quienes portan el cadáver de Unamuno son cuatro miembros destacados del mismo órgano falangista, a las órdenes de Millán-Astray: Víctor de la Serna (escritor y periodista), Miguel Fleta (tenor), Antonio de Obregón (cineasta) y Salvador Díaz Ferrer (periodista).

¿Y los vínculos entre Millán-Astray y Aragón?

Los hemos encontrado. Cuando Millán-Astray llega a la península para sumarse a los golpistas, participa en un acto multitudinario en Huelva cubierto por el periódico de Falange que dirigía Bartolomé Aragón. Además, se da la casualidad de que Millán-Astray firma la ficha de Falange en la ciudad de Huelva.

Un periódico nada amigable con don Miguel.

Este periódico que dirige Aragón manipula las declaraciones que hace Unamuno. Cuando, supuestamente, don Miguel hace una donación forzada al Movimiento de 5.000 pesetas, que no se ha demostrado que lo hiciera, Bartolomé Aragón pone que habían sido 50.000. Tanto en el titular como en el cuerpo, lo que nos dice que no es una errata. Y por si fuera poco, Aragón tenía formación como economista, por lo que podía discernir entre 5.000 y 50.000 pesetas de la época. No queda ahí la cosa. Es importante reseñar que Aragón, previamente al golpe militar, tenía amistad con Torres López, que durante la guerra será jefe de Prensa y Propaganda de Salamanca, y con Rodríguez Aniceto, que es censor y colaborador de prensa extranjera. Ambos bajo el mando de Millán Astray.

Prensa a la que Unamuno terminó, también, por dejar de lado.

Todos los periódicos que llegaban a Salamanca querían entrevistar a Unamuno. Escogen a periodistas de derechas de medios de derechas. Lo hacen porque luego han de pasar por la traducción que hace el propio equipo de Prensa y Propaganda de Falange. Ponen lo que les da la gana en boca de Unamuno. A partir de ese momento, cuando deja de dar entrevistas, solo podemos fiarnos de sus cartas.

Todo es un constructo casi cinematográfico, ¿no?

Si la muerte está en el centro y hay un paréntesis que lo abre y otro que lo cierra, lo abre el que lo ve morir y preserva sus últimas palabras y lo cierra un funeral falangista para la prensa. El relato oficial dice que Unamuno gritó “Dios no puede abandonar a España, España se salvará porque tiene que salvarse”. Alguien que muere por una hemorragia intracerebral no puede hablar. Y Aragón también dijo que le había visto quedarse dormido. Es contradictorio. La supuesta frase final es muy parecida al lema que utilizaban en los actos de Falange: “Dios por la salvación de España”. En definitiva, la muerte de Unamuno es un relato de Prensa y Propaganda de Falange. Pero ¿Para ocultar qué?

¿Sabemos qué pasó dentro de la casa cuando murió Unamuno? Llega un médico reputado, amigo suyo y dictaminó que, efectivamente, había muerto. Pero ahí todo vuelve a estar descuadrado.

Sabemos qué pasó dentro de la casa y no se ha tenido en cuenta hasta ahora. La primera biografía de don Miguel en español es la de Salcedo, escrita durante el franquismo, donde aparece un documento manipulado. Esta es la versión que llega, la más extendida. Pero un año antes, la investigadora norteamericana Margaret T. Rudd, había entrevistado a la sirvienta de Unamuno, que estaba en la casa cuando todo ocurrió. Ella narra qué pasa cuando Unamuno se queda a solas con Bartolomé Aragón. Es más, Rudd entrevistó al propio Aragón. Ya entonces la investigadora deja caer en el libro, que hasta hoy no ha sido publicado en español pero lo hará próximamente gracias a la Universidad de Salamanca, que la muerte de Unamuno es un relato propagandístico. También describe a Aragón como un hombre muy violento y muy fascista.

A día de hoy, entonces ¿Qué sabemos de lo que pasó aquella tarde de fin de año?

En primer lugar, sabemos que Bartolomé Aragón visitaba por primera vez a Unamuno. Nunca antes había estado allí. Llama la atención que elijas un 31 de diciembre por la tarde para hacer una primera visita a un intelectual. Aragón llevaba en Salamanca desde noviembre, así que podía haber elegido otro día. Segundo, no iba a ser él quien fuera a visitarlo, iba a ir el que en ese momento era Rector [Madruga Jiménez], que sustituía a Unamuno en la Universidad de Salamanca. Madruga finalmente no acude porque tiene que acudir a un funeral. Esto está cotejado. Lo curioso es que se pida cita para visitar a Unamuno dando el nombre de su amigo Madruga. En la casa no había nadie, los nietos y las hijas están viendo belenes. La sirvienta cocina en la planta de arriba y escucha gritos de Unamuno. Esto lo cotejó Rudd entrevistando a la propia Aurelia, la empleada doméstica. Cuando baja a ver qué ha pasado vuelve el silencio y cree que don Miguel simplemente se ha enfadado. La situación se repite pero ahora Bartolomé Aragón señala: “¡Yo no le he matado! ¡Yo no le he matado!”. Según Aragón, Unamuno se había levantado del sillón para gritar la famosa frase. Creo que el falangista pudo decir esto para justificar los chillidos que había oído la sirvienta.

O se quedó dormido como un tierno abuelo hasta la muerte o sufrió hemorragia bulbar, entonces.

Es incompatible. En caso de hemorragia intracerebra lo normal es que se te nuble la mirada, que fallases al intentar hablar y que quien está contigo se dé cuenta que algo no va bien. Desde luego no parece que te estés quedando dormido como afirma el relato de propaganda.

Extraño. Lo que escribe el médico es de muy alta extrañeza. El juez tenía que dar fe con el certificado del médico.

Y además desapareció el informe médico, como otros tantos documentos. Cualquier hemorragia intracerebral tiene que ser presenciada por el médico para ser dictaminada como tal. Si, como médico, no has presenciado la muerte, pero crees que es la razón, tanto hoy como en esa época, había que hacer una autopsia judicial. ¿Por qué? Porque es una hemorragia que puede causarse sin dejar señales externas a través de una fuerte contusión, una rotura de vértebras, una jeringuilla con oxígeno en la aorta…

Y no solo eso, es que señala una causa de poca frecuencia en pacientes con hemorragias intracraneales.

Las hemorragias bulbares representan un 7% de las hemorragias intracraneales. La cerebelosa representa un 52%, por ejemplo. Hubiera sido más sencillo que, teniendo hipertensión, pusiera que le había dado un infarto o ictus, sin tanto detalle. Esa es la clave. El doctor está intentando decir que hay que hacer una autopsia que no ha hecho y deja evidencia de que no la ha hecho diciendo algo que es imposible de hacer sin abrir el cráneo.

¿Un guiño? ¿Una falsa pista?

Unamuno tenía varios hijos que estudiaron medicina. Algo que hoy es extraordinario y en ese momento, más. Esto es de primero de medicina. Uno de ellos era oftalmólogo. Estudian todo el cerebro porque hay cegueras que son cerebrales. Un especialista en el tema está dando un veredicto imposible o errado. Algo quería decir con ello.

Y también, según Bartolomé Aragón, Adolfo Núñez le manda a por medicinas. Pero Unamuno ya no tenía vida.

Es que Aragón da muchas versiones. Si había muerto, ¿por qué iba a ir a por medicinas? Si le manda a por medicinas, ¿por qué luego nunca regresa a la casa?

Un médico muy cercano a Unamuno y al asesinado alcalde Casto Prieto.

El médico Adolfo Núñez no solo era amigo de Unamuno y del represaliado Casto Prieto, es que era concejal republicano. También era muy activo en la vida social de Salamanca. Los tres formaban parte de la institución cultural Casino de Salamanca. Uno era presidente, otro secretario y el último, tesorero. Estaban muy unidos. Con el golpe militar no fusilan a Núñez porque es incorporado al cuerpo médico militar. Cómo no iba a tener Franco a uno de los mejores cirujanos. A Adolfo Núñez le ponen una sanción de 75.000 pesetas en diciembre de 1936, una barbaridad. No se ha encontrado el porqué de la multa. Si ya está con los golpistas, ¿por qué se la ponen? El expediente del médico desapareció un año antes [1942] de que él muriese tras una larga enfermedad [1943]. Solo queda la carpetilla del archivo.

¿Y qué razón dan?

Que había humedades. Por supuestas riadas y humedades han desaparecido muchos documentos…

Entonces, ¿fue asesinado o no?

Una hemorragia intracraneal puede provocarse de muchas maneras. Pero el médico no podía saberlo. Sin dejar pistas físicas también está el envenenamiento, la asfixia… Sin análisis del cuerpo es imposible dictaminar. La clave es que sí se dictamina.

Miguel de Unamuno, desde el día 12 de octubre, había estado recluido en su casa, arrestado de facto, aunque no oficialmente. Más de dos meses encerrado y habiendo sufrido represión.

Le prohíben libros. El propio Bartolomé Aragón realiza una gran quema de libros en Huelva donde arden títulos del bilbaíno. A Unamuno le pasa de todo. Manipulan continuamente sus escritos en prensa y sus entrevistas. Dicho por él. El 13 de octubre, el Jefe Provincial de Falange, tras el acto en el Paraninfo de Salamanca, escribe a la familia Unamuno un telegrama urgente diciendo que se ha enterado de lo ocurrido: “Me he enterado de un grave incidente con ocasión del acto del Paraninfo. Tu padre dijo unas cosas que suscitaron protestas crudas y violentas de los asistentes con Millán-Astray a la cabeza. Sería doloroso que a tu padre pudiera sucederle algún incidente desagradable”. Se le retira el título de alcalde vitalicio sin aviso. El 14 de octubre todo el profesorado de la Universidad de Salamanca le retira su apoyo como Rector.

Y vuelve a la carga el fundador de la Legión, que ya le había amenazado de muerte unos días antes ante el público y Carmen Polo.

El 18 de octubre, en la primera aparición pública de Millán-Astray, este da un discurso amenazando a los intelectuales: “¡Ay de aquellos intelectuales que marchen por las sendas tenebrosas! Y los que empleen los caminos sutiles, los disfraces, los juegos de palabras desde los que se lanzan flechas ponzoñosas y se esconde el pecho. ¡Esos serán fulminados!”. Lo normal hubiera sido una arenga militar a los requetés a los que se dirigía…

Y Franco firma la definitiva destitución de Unamuno como Rector.

El 22 de octubre ya Unamuno no podía ir a la universidad. El 23 asesinan a Salvador Vila, discípulo de don Miguel y rector de la Universidad de Granada. Amigo íntimo por el que Unamuno había mediado para que lo liberasen. Solo un día después de la firma de Franco.

Contra Vila no había cargos de peso.

No. Es más, su biógrafa, Mercedes del Amo, siempre había apuntado al acto del 12 de octubre como hecho fundamental para asesinar a Salvador Vila.

Sigue, si quieres, con la cronología.

Esperan al 8 de diciembre para ejecutar a Atilano Coco porque es el Día de la Inmaculada Concepción y él era un pastor protestante.

Es terrorífico para Unamuno.

Lo hacen para que don Miguel se vaya enterando.

Pudo ser orquestado por fases. Primero, el miedo.

Una hija del propio intelectual oyó a los militares decir que si se montaba en algún coche debían abrir fuego. Legalmente no estaba en arresto domiciliario, pero no era posible que saliera. Además, el 1 de noviembre de 1936, el padre Tusquets, confesor de Carmen Polo y Franco, en abierto y en la radio le acusa de masón. “Yo acuso, y acuso sin retóricas, con pruebas a Unamuno, en cuya ayuda intervino toda la Francmasonería liberal y socialista de Francia”, dice. Si hasta los golpistas masones fueron asesinados… ¿cómo iba a salir a la calle Unamuno después de eso?

¿Por qué no lo mataron sin más miramientos? No les costaba hacerlo… como con Lorca.

No lo asesinan a todas luces porque el caso de Lorca se extendió internacionalmente. En ese momento Unamuno era candidato a premios como el Nobel y Franco no quería perder apoyos fuera. Por eso mismo el 12 de octubre, tras el tumulto que se forma por el discurso de Unamuno, tienen que protegerlo. Millán-Astray ordena a don Miguel dar la mano a Carmen Polo para que no le disparen los falangistas presentes. Una humillación para Unamuno, porque allí mandaba el rector. Se oían ruidos de armas. Hubiera sido un escándalo. Hay que dimensionar.

Y Unamuno no pisó nunca más Salamanca.

De hecho le envía una carta al director de ABC de Sevilla el 11 de diciembre donde explica que está disfrazadamente encerrado. De cara a la prensa, no podía aparecer que el intelectual estaba en contra de los golpistas. ¿Cómo iba a salir a la calle, si había sido acusado de masón? Lo hubiera matado cualquier fascista.

La represión no es solo la muerte.

Amputaron una parte de su persona. Mataron a sus amigos, prohibieron sus obras, fue recluido. Sí, Unamuno fue un intelectual represaliado hasta su muerte. Hicieron desaparecer toda su dimensión política. Parte de su persona fue borrada. Fue enterrado con honores falangistas, como uno de los suyos, pero prohibían sus libros. Se le consideraba hereje máximo por parte de la Iglesia. “Maestro de herejes”, llegan a decir.

¿Tenemos una foto fija del momento?

Exacto. Es un gran problema, porque debemos recordar que Salamanca tarda solo dos días en caer. Al día siguiente del golpe militar, tras un baño de sangre en la Plaza Mayor de la ciudad, siendo Unamuno alcalde honorario y tras haber sido capturado su amigo Casto Prieto, él se dirige a la población desde el balcón del propio Ayuntamiento para decir: “Estoy acá como elemento de continuidad. La República acá me trajo y aquí me tenéis con gesto de paz, como Fray Luis de León”. Para evitar más derramamiento de sangre.

Y como da ese discurso, parece que apoya el golpismo.

Pero no se ha contado que al día siguiente, con alcalde militar al frente, ya no acude. Pero claro, los sublevados habían empezado la guerra diciendo que iban a poner orden en la República. Decían que eran republicanos.

Le convierten en golpista

Le convierten en un misil contra el republicanismo. El propio Azaña ataca a Unamuno al creer que está contra ellos. Lo ven como una traición. Azaña destituye a Unamuno como Rector, pero este, que no se llevaba bien con el líder de la República, acude al día siguiente a su puesto en la Universidad de Salamanca. Franco lo restituirá legalmente. Unamuno había caído en la mentira. Considera que los golpistas le han tomado el pelo.

Y se refuerza la idea.

Es cierto que podría considerarse que, al estallar la guerra, Unamuno era equidistante porque estaba en contra del marxismo y el fascismo, pero no estaba en contra de la democracia.

¿Desapareció Bartolomé Aragón?

La versión oficial la escribe Bartolomé Aragón la misma noche en la que Unamuno falleció. Está tan en shock y está tan compungido que se recluye en su hotel a relatarlo por escrito. Loscertales, Rector que había impulsado la destitución de Unamuno, enemigo a nivel académico, va al hotel la noche del 31 de diciembre y le entrega el papel. Delirante.

Y hay un supuesto poema de don Miguel en la habitación. Un poema desconocido donde Unamuno parece saber cuándo va a morir.

Es un dato que añade más tarde en otra de sus contradictorias versiones. Bartolomé Aragón tenía ese poema, supuestamente, en la habitación del hotel siendo un libro de poemas que se había autoeditado Unamuno como 30 años antes (en 1906). Aragón nació en 1909. Era imposible. Un relato patético y cutre. El 10 de enero se va al frente. Un supuesto compungido amigo con una posición estable en la retaguardia de la Universidad, ¿se va al frente a pasar frío?

¿Y qué concluyes?

¿Qué es lo que sustenta la muerte oficial de Unamuno? Vemos la extraña dictaminación del médico, la ocultación de la identidad real de Bartolomé Aragón, cómo roban el cuerpo de Unamuno de casa para que falangistas del cuerpo de Prensa y Propaganda porten el ataúd, cómo organizan la foto… porque en Salamanca era imposible sacar esa foto sin haber erigido un dispositivo premeditadamente, no hay posibilidad de poner una cámara en esa altura. También es importante el cambio de horas en los documentos oficiales para que legalmente pudiera realizarse el entierro a plena luz del día y pudiesen hacer las fotos propagandísticas del funeral.

¿Crees que es posible que se reconozca o por lo menos se investigue?

Podemos afirmar que la versión oficial de la muerte de Unamuno es falsa y por lo tanto, hay que seguir investigando. ¿Por qué se crea un relato si no es para sustituir a otro? ¿Por qué ningún unamunólogo ha investigado a la última persona que estuvo con don Miguel? El 12 de octubre de 1936 conduce a la muerte de Miguel de Unamuno. ¿Por qué un apestado como Unamuno tras el encontronazo con Millán-Astray recibe honores falangistas?

Tomado de: El Salto

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El Club Antiglobalista: Hablemos, nuevamente, sobre el totalitarismo de George Soros

George Soros, desde la década de 1980, lidera un proceso global conocido como la oenegización de la política

Por Mauricio Escuela @MauricioEscuela

La primera visita que reciben los gobiernos recién electos en Europa ya no pertenece al FMI o el Banco Mundial, sino a George Soros. En América sucede otro tanto. Lo que antes funcionaba a través de organismos internacionales, que eran supuestamente responsables de asesorar las nuevas políticas económicas, ahora se trasmuta en un falso filantropismo envestido de “inclusión”.

La finalidad es imponer un visionaje único a nivel global, uno que deje pocas alternativas. Los objetivos del capital financiero, esos que le permitirán sobrevivir a su crisis, pasan por mundializar una manera de hacer, un tipo determinado de consumo y una cultura de la univocidad. Transitamos por una era en la cual, desde 2008, hay un agravamiento de los conflictos entre un capital cuya filosofía es el crecimiento infinito y un terreno de recursos finitos (planeta). Los amos del mundo saben que una recesión es más o menos inevitable y que su poder será afectado, así que realizan un control de daños, sobre todo disminuyendo la población.

Desde 1989 se conoce el Informe Kissinger de la CIA, un panfleto que Estados Unidos puso en práctica desde mediados del siglo XX, que declaraba la necesidad de disminuir el ritmo demográfico de los países, porque solo así se podría mantener la eficacia del sistema. Es obvio que tal meta pasa por la unificación de modos de vida y culturas. George Soros, desde la década de 1980, lidera un proceso global conocido como la oenegización de la política, o sea traspasar el poder a organizaciones no gubernamentales en manos de grandes fortunas, las cuales no son fiscalizadas ni por gobiernos ni por organismos, a cuya sombra se pueden hacer maniobras ilimitadas. El creciente control que la Open Society Foundation posee sobre Europa y su influencia en América, así como el lobbismo que es capaz de ejercer en el congreso de los Estados Unidos, la hacen hábil para establecer las mismas metas a muchas instancias.

La uniformidad en la vida es la meta de Soros, borrar las distinciones y las fronteras, para imponer un súper capitalismo donde el movimiento de activos financieros y mercancías no choque con las aduanas o el proteccionismo estatal. Por supuesto, un sistema así destruiría no pocas naciones en cuanto a niveles de consumo, aplastando las industrias y generando precariedad y desempleo. La solución que Soros propugna ante esa crisis es matar a los pobres antes de que nazcan.

Un desgobierno mundial globalista crearía una inconformidad tal, que las sublevaciones y la revolución serían casi inevitables. De ahí que se combata a los desposeídos desde el vientre. Se conoce de campañas de esterilización forzosa a mujeres en las zonas selváticas de América, sobre todo en Perú en tiempos de Fujimori. También en África. Pero sin dudas la lucha por el aborto, que financia Soros, persigue precisamente otro objetivo que no es el bienestar de la mujer. En la mayoría de los países donde la agenda globalista se instauró en el gobierno se hace patente el decrecimiento demográfico. Un experimento que ya se impuso en Europa. Y es que este nuevo orden va a destruir también los amplios tejidos de la clase media, los cuales se nutren de formas de empleo que desaparecen ante el creciente proceso de automatización de la industria mediante la inteligencia artificial. Es famoso el slogan del Foro Económico de Davos acerca de cómo viviremos en 2030: no tendremos nada y estaremos alegres. ¿Recuerdan la distopía de Aldous Huxley Un mundo feliz? Algo así parece fomentarse en los oscuros pasillos donde se reúne esta élite que sabe que se acaba el tiempo para renovar la faz del sistema.

En los últimos meses, la dependencia de los gobiernos hacia los organismos financieros aumentó. También, la influencia de Soros, quien condiciona los préstamos a cambio de favores políticos, lo cual ha hecho que se aprueben políticas tendentes a imponer la llamada sociedad abierta. No solo se hace patente la dictadura globalista en el orden bancario, sino también en lo mediático. Ahí están los sitios de chequeo de datos en Internet, que imponen una cultura de la cancelación a través de supuestos desmentidos hacia aquellas ideas que le son incómodas al magnate. Se ha demostrado que casi todos sirven a los intereses de la Open Society Foundation, la cual se declara hipócritamente defensora de la “libertad de expresión”. Y es que expresarse crítico de la idea de la sociedad abierta ya te depara el término de autoritario. Por ello existen gobiernos perseguidos por instancias poderosas, a los cuales se le generan oleadas de odio, de rechazo mediático y de cancelación, como por ejemplo a Putin. La oenegización de la política en manos de Soros ha impuesto una mafia chantajista a nivel global, contra la cual prácticamente nada ha podido, pues reúne todo un conglomerado de intereses puestos en función de eliminar libertades y derechos.

Klaus Schwab, el director del Foro Económico Mundial, globalista por excelencia, acaba de decir en su libro sobre la pandemia que la normalidad no regresará jamás. Además, aseguró que las condiciones de cuarentena fueron favorables a los poderes corporativos para imponer condiciones que, en tiempos normales, los Estados y la gente no aceptarían. Esto último se tradujo en un recorte sustancial de la democracia. El cinismo no puede ser más elocuente. Lo cierto es que, gracias a la Covid 19, tanto Soros como el resto del centro del capital financiero, han logrado implementar una dinámica de presiones y de lobbies allí donde antes existía Estado de derecho y más o menos legalidad. Se aprueban leyes por paquetazo sin que sean votadas en referendo, se imponen agendas ideológicas mediante los canales masivos de comunicación y se financian partidos y candidatos.

La respuesta de quienes defienden a Soros es ridícula: dicen que se trata de un anciano bondadoso, preocupado por las minorías, que por su propio riesgo y voluntad decidió poner la fortuna en esas causas. En otras palabras, se nos pide que creamos en el capitalismo y sus mesías “salvadores”. Todo lo que se oponga a esa visión es teoría de la conspiración o bulo y ahí están los sitios de chequeo de datos (pagados por Soros) para confirmarlo. Muy objetivo, muy neutral todo. Es como Bill Gates, quien se ha beneficiado del mercado de vacunas más que nadie y aún quiere que creamos que sus “predicciones” en torno a la pandemia son fruto de su supuesta genialidad como ser humano que está por encima del resto del rebaño y es capaz de ver más allá. Quien piense que el poder no está detrás de cada jugada mediática y que existe un azar ahí donde hay ganancia económica, califica por lo menos de ingenuo o de funcional a estos planes.

Nancy Pelossi, presidenta de la cámara estadounidense, ha ganado millonarias cifras en la bolsa durante la pandemia. ¿Cómo lo logra?, con información privilegiada, cosa que se nos veda al resto de los mortales. Eso la hace apostar a tiempo por determinados productos, que sabe que subirán de precio. Y así sucede con las crisis, que pueden crearse a ex profeso para generar ganancia para un pequeño grupo. Soros en persona es un maestro de dicho método y ha tirado abajo literalmente economías enteras, como sucedió en 1992 con el Banco de Inglaterra, cuando apostó contra la libra esterlina. El capital financiero se diferencia del industrial en que no requiere de un producto, no genera bienes ni servicios, sino que funciona como una cábala en la cual un grupito de accionistas usa su poder e información para controlar los picos de mercado. Desgraciadamente, la oenegización de la política a partir de la imposición de la Open Society como organismo ultra poderoso, abre las puertas para que estos mecanismos se mundialicen mucho más, colocando todos los recursos de los países en manos de los especuladores.

El mundo tiene que entender a George Soros y los entresijos del poder inteligente del capital, luchar contra sus madejas y ser capaz de crear una contracultura ante el globalismo. De lo contrario, ese ser humano vacío será el producto ovejuno y sumiso que habitará el planeta, para beneplácito de lo que ya viene configurándose como un nuevo orden mundial. Más que teoría de la conspiración, el poder de estas agencias de ingeniería de masas es una maquinaria efectiva de dominación y control, capaz de establecer pautas de comportamiento y paradigmas culturales hegemónicos. La intelectualidad orgánica al globalismo la tenemos en nuestros ordenadores y celulares. ¿O creeremos en las “bondades” de Zuckerberg? Millones de datos, de interioridades, pasan a integrar el universo de poder de estas elites sin que lo sepamos. Nuestras vidas, segundo a segundo, son registradas y luego van a manos de programadores que diseñan algoritmos y líneas de mensajes. Ya existe la capacidad tecnológica para ejercer una dictadura peor que la de los libros de Orwell y Huxley, pero la anestesia mediática nos impide verlo.

Quizás el siglo XXI entrañe la creación de un nuevo sistema global, pero no pinta que será más justo. Hasta ahora, se nos venden ideas como la “inclusión” o la “sostenibilidad”, pero hay que recordar cuántas veces el propio capitalismo alzó como banderas otras tantas palabras hermosas (libertad, igualdad, fraternidad), que terminaron siendo sus opuestos. Creer en la propaganda, tragarla acríticamente, nos hace también en parte funcionales a la nueva hegemonía y convierte cualquier conato de lucha en ejercicio estéril. Un mundo despoblado no es necesariamente mejor, sino solo más fácil de dominar, con mayores recursos para la élite y sobre todo con inmensas cantidades de seres humanos muertos y cuyas identidades culturales y costumbres habrán desaparecido.

El mito de la caverna de uno de los diálogos de Platón nos dibuja una metáfora que se aviene en cuestiones de globalismo: mientras estamos alelados por las sombras, no nos atrevemos a adentrarnos en la gruta donde arde el fuego que quema, pero que permite visualizar con claridad lo que sucede. Así hemos estado como humanidad, creyendo en ideas cuya esencia solo favorece a minorías privilegiadas. Urge no solo esa contracultura que confronte, sino la valentía que ponga en práctica un plan de acciones. Solo la verdad dolorosa salva y liberta. Tal es la verdadera y única alternativa.

Tomado de: Cuba Sí

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Cine de autor y grandes películas: la prepotencia del estilo

Por Diego Santana Caunedo @dscaunedo

Wes Anderson, Paolo Sorrentino y Michael Franco son provocadores de los más laureados y, como tal, La crónica francesa (Anderson 2021), Fue la mano de Dios (Sorrentino 2021) y Nuevo Orden (Franco 2020) son sus provocaciones más recientes, las que integran listas de lo mejor del año y son reseñadas por no pocas páginas culturales.

Que Anderson es un sibarita de las formas y un cultor de simetrías es harto conocido. Que Sorrentino es un admirador de la melancolía, también. Que Franco se siente cómodo filmando la violencia no es noticia de primera plana, ni siquiera de texto al margen en una página intermedia. Pero Anderson, Sorrentino y Franco son, en sí mismos, metáforas del cine contemporáneo y globalizado, desde perspectivas y estilos diferentes, desde construcciones escénicas diferentes, desde estéticas dispares que permiten trazar, a partir del análisis de sus obras (y de estas tres películas en particular), fronteras y matices que dividen la realización audiovisual, creando escisiones en los modos de hacer y percibir el cine.

De esta forma, ni Anderson ni Sorrentino ni Franco pasan incólumes ante los ojos de críticos y cinéfilos, que disfrutan sus películas y polemizan a partir de ellas, estableciendo bandos dicotómicos entre los que las aman como si se tratara del mejor cine jamás filmado, o las odian como si de payasadas estilísticas se tratase.

Son tres directores con espíritu de extravagancia, con vocación de agitadores de masas, con una necesidad absoluta por la depuración estética, con la habilidad para que sus filmes sean distinguibles, al ser radiografías precisas de los estilos de cada uno, que se valen de la crudeza, las simetrías, la belleza, la espectacularidad fotográfica, la narración ágil, el perfecto dominio del cuadro y otros tantos calificativos entre los cuales, ni los críticos más sibaritas y exigentes, incluirían desangelado, prescindible o mediocre.

I

La crónica francesa es, para más de uno, no pocos, una abyecta suma de letanías que se convierten, como escribió el crítico español Carlos Boyero, en “casi dos horas de tedio infinito”. ¿Habremos visto la misma película? ¿Qué hay en La crónica francesa, en su final contado desde el principio, en su vinculación armónica entre el cine y el periodismo narrativo, en la historia de un asesino preso que pinta con maestría y sus obras se convierten en objetos cuasi inalcanzables (más admiradas por lo que de ellas se dice), en la historia de la revolución parisina contada de forma inimitable y en la de un cocinero de alcurnia capaz de convertirse en la clave para resolver una persecución que toma por rehén a un niño? ¿Qué hay en sus dos horas de metraje como para generar críticas tan dispares?

La crónica francesa (del Liberty, Kansas Evening Sun) es una revista que, marcada por la pericia de su editor y por la frase que preside su despacho (No se llora), vive entregada al periodismo narrativo en la imaginada ciudad francesa que acoge la trama. Una publicación que bebe en estilo de The New Yorker (excentricidades incluidas) y que, en el desarrollo del filme, edita su último número para cerrar definitivamente.

Es, por tanto, que no existe un nudo argumental sólido, sino uno que, desde la redacción de la revista, sirve para conectar cada una de las tres historias que componen dicho número final, estableciendo entre ellas una rebuscada vinculación simbólica que permite apreciarlas como tres historias independientes que se sincronizan en tonos narrativos similares y que pecan, como en las películas de Anderson, de subvertir la trama ante la prepotencia del estilo. Por lo que las historias son subyugadas ante una soberbia e impactante demostración fotográfica y de composición escénica.

A medida que avanza la trama, a medida que la espectacularidad visual obnubila y las imágenes simétricas alelan, el ritmo narrativo parece congelarse (da la impresión de estar concebido así, para inquietar desde la desesperación), y la última de las tres historias que se cuentan dentro de la gran historia de la película, es errática y dispersa, con escenas en dibujos animados, que desconciertan a plenitud, y se convierten en un recurso atinado para evitar el tedio sin rumbo al que parece conducir la tercera de las historias, la más aletargada, la más útil para ir al baño mientras el metraje continúa, la que, de verse la película en casa, es ideal para pausar la laptop o el televisor y poner en marcha la cafetera.

Dígase entonces que la tercera de las historias no es mala, nada en esta película soporta tan calificativo, pero es narrativamente confusa y, como si fuese la persecución policial que tiene lugar en la escena, le pone una zancadilla (ni trágica ni demoledora) al ritmo irresistible con el que avanzaba hasta entonces la trama. Una trama que, es justo decirlo, se vale más de los asombros visuales que de los impulsos narrativos que se intuyen al inicio del filme.

II

Si en La crónica francesa los simbolismos y la narración calmada (a ratos eterna), son elementos medulares para describirla, Nuevo orden es, dicho sin tendencia al enfrentamiento, un cine que se ubica en las antípodas del primero, con igual éxito de espectacularidad y con más dotes para que la historia sea ágil y trepidante. Perturbadora a plenitud, Nuevo orden (Palma de Oro en Cannes 2020) logra que todo lo que en La crónica francesa es orden y simetrías sea en ella caos, violencia y crudeza. La crudeza como vehículo y destino, la violencia como mazazo nauseabundo, las reflexiones como misiles en medio del pecho y la ironía de que un nuevo orden es tan despreciable como el anterior.

La distopía, no tan distópica, de una ciudad sumida en la violencia sirve a Michael Franco para hilar un relato sobre clases sociales, paramilitarismo y odios enraizados. Es así que el filme evidencia, con imágenes punzantes y metáforas visuales (menos metafóricas que las de Anderson, pero metáforas al fin y al cabo), que los elementos para que la película se vuelva realidad están vivos y dispersos en la cotidianeidad de decenas de ciudad, esperando, tal vez, que una cerilla aúne y encienda la llama de tantos odios. Cuando eso suceda, cuando las clases se enfrenten en una batalla campal (he aquí el mensaje del filme), será agónico y lacerante.

Un metraje que no le teme a la sangre, que la exalta, la admira, la necesita y la toma como referencia para conseguir en el espectador cierto grado de turbación. En La crónica francesa, en cambio, cuando se requiere de la violencia para apuntalar la narración, es utilizada desde lo teatral y lo fantasioso (las escenas de la pelea en la cárcel y la de la partida de ajedrez en medio de las protestas parisinas son memorables en tal sentido).

La violencia de Nuevo Orden es impactante y todopoderosa, sucede en la pantalla con histrionismo y nervios de acero, provocando que algunos espectadores, no pocos, aparten la mirada, como la apartan (he aquí la gran provocación de Michael Franco) de la violencia cotidiana que sacude a decenas de ciudades.

III

Si en La crónica francesa el ritmo narrativo decrece a medida que avanza la trama, y en Nuevo Orden el ritmo es trepidante de inicio a fin, en Fue la mano de Dios ocurre lo contrario, y toda la película parece estar hecha para justificar el espectacular y rompedor diálogo entre Fabietto y Capuano (el joven en formación y un aclamado director de cine), que ocurre poco antes de los créditos y que tantas veces ha ocurrido en la historia del arte, en ciudades similares a Napoli, con mar o con su ausencia, en las vidas de tantos escritores y cineastas que necesitan decir —decirlo todo, sacarlo todo— , aunque no sepan con pericia qué decir, qué sacar, cómo decirlo, cómo sacarlo. Es ese el elemento esencial de la película, el descubrimiento de que Fabietto tenía algo qué decir, atrapado en un cliché tantas veces repetido, “La realidad es vulgar. Por eso quiero hacer cine”, respondido por esa frase que dicen siempre los que tiene experiencia a los que empiezan en la profesión, la frase que más de una vez, en la juventud, deben haber escuchado Franco, Anderson y Sorrentino, la frase que ahora, con premios y experiencia, más de una vez deben haber dicho: “¡Todo el mundo quiere hacer cine! Para hacer cine debes tener pelotas. ¿Tienes pelotas?”

Es como si el Sorrentino joven (Fabietto), ilusionado y buscándose a sí mismo, se encontrara con el Sorrentino actual (Capuano), irreverente y admirado por tantos jóvenes que, como Fabietto, buscan una pasión a la que entregarse y admiran a sus ídolos por sobre todas las cosas.

Es entonces que La crónica francesa y Nuevo Orden provocan desde la fuerza de la imagen, mientras que Fue la mano de Dios provoca desde la intimidad de la familia y desde la sensibilidad de un joven contemplativo que encarna a tantos jóvenes contemplativos con vocación para el cine y la literatura, tantos jóvenes que, en apariencias, no dudarían en identificarse con la confesión de Fabietto: “Mirar es lo único que sé hacer”.

Las relaciones familiares, las bromas y los códigos, la ilusión, la muerte, Maradona, mucho Maradona, la pasión, la locura, la rabia, la sensibilidad, el cine, la adolescencia, Fellini, la sexualidad (descubrimiento y exploración), la ausencia de amigos, la tía Patrizia, la altanería y el “favor” de la baronesa, conforman un filme con las extravagancias controladas y la melancolía inevitable. Un filme con dos grandes puntos de giro, uno, el primero, esperado, público y notorio; otro, el segundo, inesperado, impactante e intimista. Dos puntos de giro que, en virtud de no contar spoilers, tendrá el lector que descubrir y apreciar en la trama de la película.

IV

Tanto La crónica francesa como Nuevo Orden y Fue la mano de Dios, son películas verosímiles (ciertos fragmentos de La crónica francesa están cogidos con pinzas en este aspecto) y con notables referencias a sucesos cotidianos, connotados y cognoscibles, pero ¿son películas realistas?, ¿la realidad, el contar la historia, le gana el pulso al marcado estilo de cada uno de los directores?

Para salir a flote, las historias de los tres filmes no necesitan ganarle el pulso a los estilos: las historias son, también, las maneras en que se cuentan. Es así, no obstante, que en La crónica francesa el estilo es la historia, es más impactante el cómo se cuenta que lo contado en sí y, en sus dos horas de metraje, campea a sus anchas la prepotencia del estilo.

Nuevo Orden, en cambio, logra mantener el equilibrio entre manera de contar y elementos contados, a no ser por la forma tan visceral en la que Michael Franco presiona, sin contemplaciones y con vocación para la violencia, sobre heridas sangrantes y hediondas. Heridas que, sometidas a la prepotencia de su estilo, siempre pueden ser más sangrantes y más hediondas.

Fue la mano de Dios, al igual que las dos anteriores, tiene el sello indiscutible de su director, tiene la melancolía y las frases punzantes del estilo Sorrentino, la apariencia de ser una historia ligera, en la que el virtuosismo se centra en narrar la formación de un joven con evidente sensibilidad. Pero que termina siendo una reflexión profunda sobre la juventud de los muchos Fabiettos que encuentran pasiones a las que entregarse y asumen el cine como un ejercicio de provocación, polémicas y disfrute, como una forma para sentirse cómodos filmando la violencia, para ser sibaritas de las simetrías o (cacofonía inevitable) admiradores de la melancolía.

Tomado de: El Caimán Barbudo

Tráiler del filme La crónica francesa (Estados Unidos, 2021) de Wes Anderson

Tráiler del filme Fue la mano de Dios (Italia, 2021) de Paolo Sorrentino

Tráiler del filme Nuevo orden (México, 202) de Michel Franco

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