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Cuba: Derechos humanos y mentiras deshumanizadoras. Por: J. M. del Río


Algunas personas, con el “empujoncito” del gobierno de los EE.UU., andan de alcahuetes por el mundo tratando de desacreditar a la Revolución Cubana, utilizando como bandera la Declaración Universal  de Derechos Humanos, aprobada por la Organización de Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948.

Si se escucha a esos propagadores de embustes, pareciera que Cuba es el principal violador de todo lo que significa libertad, justicia, valores humanos, derecho a la vida, a la salud, al trabajo, a la libertad de conciencia, a la libertad religiosa, en fin que somos algo así como los discípulos primogénitos de Satanás. ¿Cuál es la razón de ese intento de demonizarnos con esa malsana sevicia, que no para barras en utilizar las más disparatadas mentiras con tal de propagar calificativos irritantes, que después rebotan en todos sus medios de comunicación y que algún que otro medio que se presenta como “objetivo” también emplea, por la fuerza de la costumbre?

La respuesta es muy simple: sígale la pista al dinero. Quién paga manda, dice un viejo refrán, que algunos cumplen al dedillo y cuando se aproxima esta fecha, los dudosamente llamados “opositores pacíficos” del lado de acá del malecón, siguiendo el mandato del que paga,  comienzan a calentar los motores y a brindar declaraciones estrambóticas supuestamente “independientes”, proclamándose los súper defensores de la mencionada Declaración, acusando a nuestro gobierno con los mismos calificativos que sus mentores diseñan. Ese es el caso de las llamadas Damas de Blanco, del Camaleón Elizardo Sánchez, de la bloguera, Yoani CIA Sánchez, entre otros.

La vía que principalmente utilizan para eso  -claro está que no podía ser otra-: las emisoras de Radio y TV (la TV que no se ve) del gobierno de los EE.UU., creadas en violación de los acuerdos internacionales que regulan las transmisiones radiales y televisivas, única y exclusivamente para atacar a la Revolución Cubana y tratar de propiciar su destrucción. Es como el son del “Toca-Toca” de Adalberto Álvarez y su Son, que se convierte en el son del “Paga-Paga”: el Gobierno de EE.UU. sufraga con su presupuesto la emisora que emite los dislates y paga además a los designados para difundir esos dislates. Extraña forma de proclamarse “Independientes”.

No puede desconocerse que en los últimos tiempos ha cobrado fuerza el uso, por supuesto pagado también, de las nuevas tecnologías de la información para estos fines difamatorios.

A pesar de todo ello,  les dimos una buena lección aquellos que estamos comprometidos con el cumplimiento de los verdaderos derechos humanos.

Nos enorgullece conocer que la Revolución Cubana sigue siendo un paradigma para los pueblos del mundo sobre todo lo que puede hacerse en función del “reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”, fundamentalmente del derecho a la vida, que de forma indignante se viola hoy por muchos gobiernos que se autodefinen como paladines de los Derechos Humanos, en primer lugar el de los EE.UU.  Y como en el barrio no nos chupamos el dedo, si algunos “diletantes” al servicio del imperio, que creen que ejercen la libertad de expresión porque insultan, difaman, descalifican y tergiversan, pretendieran alterar el orden ese u otro día cualquiera, nosotros sabremos exigir “el respeto de nuestros derechos y libertades que resulten afectados por esos desmanes, que además afectan las exigencias del orden público y la moral de la mayoría”.

Ese Derecho lo ganó el pueblo cubano cuando nos vimos “compelidos al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión” como proclama el tercer “considerando” de la Declaración de Derechos Humanos y con el activo apoyo mayoritario obtuvimos la victoria. Algunos actúan según  la paga que reciben, nosotros actuamos por conciencia. Vamos a ver a como tocamos

Tomado del blog: www.lasantamambisa.wordpress.com

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Cuando la CIA financiaba a los intelectuales europeos. Por: Denis Boneau*

Para contrarrestar la influencia soviética en Europa, los Estados Unidos crearon a fines de la II Guerra Mundial una red de élites pronorteamericanas. De ese modo, la CIA financió el Congreso por la Libertad de la Cultura, en el cual participaron numerosos intelectuales europeos entre los que se destacaron Raymond Aron y Michel Crozier. Encargadas durante la Guerra Fría de elaborar una ideología anticomunista aceptable en Europa, tanto por la derecha conservadora como por la izquierda socialista y reformista, esas redes fueron reactivadas por el gobierno de Bush. Hoy constituyen la caja de resonancia europea de los conservadores estadounidenses.

En 1945, arruinada por la Segunda Guerra Mundial, Europa se convierte en el blanco de luchas de influencia entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, que desean dominar el continente. Para refrenar el avance de los partidos comunistas en Europa, desde 1947 los gobiernos estadounidenses aplican una política intervencionista apoyada en los servicios secretos, principalmente en la CIA.

Por una parte, se trata de desarrollar un grupo de élites pro estadounidenses mediante el Plan Marshall, secundado en Francia por el Comisariado del Plan y, por otra, de financiar a los intelectuales anticomunistas. Ese proyecto de diplomacia cultural toma cuerpo con la fundación del Kongress für Kulturelle Freiheit (Congreso por la Libertad de la Cultura), que agrupa a figuras por lo general implicadas en diversas operaciones de injerencia estadounidense en Europa (comisiones de modernización, proyecto de una Europa federal…).

Financiado en secreto durante 17 años por la CIA hasta el escándalo de 1967, el Congreso por la Libertad de la Cultura constituye la punta de lanza de la diplomacia cultural estadounidense de la posguerra. Intelectuales, escritores, periodistas, artistas se reúnen para elaborar un programa diplomático cuyo objetivo es la derrota ideológica del marxismo. Revistas, seminarios mediatizados, programas de investigación, la creación de becas universitarias, el desarrollo de redes de relaciones informales permiten que la organización ejerza un verdadero impacto en los medios universitarios, políticos, artísticos…

Durante 25 años, el Congreso por la Libertad de la Cultura recluta intelectuales para construir redes duraderas de injerencia en Europa, especialmente en Francia, país designado como uno de los objetivos prioritarios de Washington. Tales redes sobrevivieron a la disolución de la organización y fueron reactivadas actualmente por el gobierno de Bush.

Hoy constituyen la caja de resonancia europea de la diplomacia cultural trazada por los neoconservadores y por los neoliberales estadounidenses, ellos mismos salidos de las filas del Congreso por la Libertad de la Cultura.

El surgimiento del Kongress für Kulturelle Freiheit

El Kongress für Kulturelle Freiheit surgió en junio de 1950 en Berlín en la zona de ocupación estadounidense. El secretario general de la reunión, Melvin Lasky, es un periodista neoyorquino que reside en Alemania desde finales de la guerra. Militante de la izquierda antiestalinista, pasa a ser redactor en jefe de Der Monat (El mes), revista creada en 1947 con el apoyo de la Office of Military Government of the United-States y particularmente del general Lucius Clay, «procónsul» de la zona de ocupación estadounidense en Alemania.

Apoyado por un comité «no oficial e independiente», Melvin Lasky trata de agrupar a intelectuales liberales y socialistas en una organización única, una «internacional» anticomunista. El comité de apoyo incluye a personalidades como el filósofo alemán Karl Jaspers, el socialista francés Léon Blum, a escritores franceses como André Gide y François Mauriac, a profesores universitarios como Raymond Aron y a intelectuales estadounidenses como James Burnham y Sidney Hook, principales teóricos de los New York Intellectuals. Aunque el Congreso reúne a personalidades del mundo entero, incluido el Tercer Mundo, su campo de acción es exclusivamente europeo.

El Congreso por la Libertad de la Cultura es controlado por intelectuales estadounidenses, en su mayoría trotskistas neoyorquinos como Sol Levitas, animador de la publicación New Leader, y Elliot Cohen, fundador de Commentary [1], así como por partidarios de la Europa Federal (Altiero Spinelli, Denis de Rougemont…).

Por detrás de la fachada pública, las instancias dirigentes del Congreso mantienen múltiples conexiones con las redes de injerencia estadounidense de la posguerra: la administración del plan Marshall y también el American Comittee for United Europe (ACUE).

Creado durante el otoño de 1948 con el apoyo de personalidades gubernamentales (Robert Paterson, secretario de Guerra, Paul Hoffman, Jefe de la administración del Plan Marshall, Lucius Clay), y financiado por la CIA, el ACUE se encarga de promover la construcción de una Europa federal, de acuerdo con los intereses de Washington [2].

Este acercamiento es incluso reivindicado públicamente en 1951, cuando Henri Freney, en nombre del ACUE, se reúne con carácter oficial con los responsables del Congreso por la Libertad de la Cultura.

Un manifiesto: la era de los organizadores de James Burnham

El Congreso por la Libertad de la Cultura se basa en un manifiesto, la obra de James Burnham publicada en 1941: The managerial revolution [3]. Este libro plantea el surgimiento de una nueva ideología: la retórica tecnocrática.

Contra la filosofía marxista de la Historia, basada en la lucha de clases, James Burnham insiste en el fracaso económico e ideológico de la Unión soviética y anuncia el advenimiento de la «la era de los managers». En su criterio, tanto en el Este como en Occidente, una nueva clase dirigente posee el control del Estado y de las empresas; dicha clase, llamada de los directores, enfoca de manera nueva la distinción entre capital y trabajo.

James Burnham, por tanto, rechaza indirectamente las tesis marxistas de la filosofía de la historia (al afirmar que la dicotomía capital/salario es ya obsoleta) y la perspectiva de la victoria de las democracias parlamentarias (al pretender que la decisión pase del Parlamento a las oficinas). De hecho, los políticos y los propietarios tradicionales son reemplazados gradualmente por una nueva clase de técnico, de managers.

Con esta teoría, que debe recordarse es el movimiento tecnocrático de los «sinarcas» en los años 30, Burnham se erige en vocero de una visión alternativa del futuro «ni de izquierda, ni de derecha» según la expresión de Raymond Aron. Y ése es precisamente el objetivo: enrolar en la cruzada anticomunista a los conservadores y, sobre todo, a los intelectuales de la izquierda no comunista. Esas tesis son inseparables de la trayectoria social del autor.

Hijo de un dirigente de una compañía de ferrocarriles, después de estudiar en Oxford y Princeton, James Burnham se da a conocer con la creación de la revista Symposium. Abandonando la filosofía tomista, se interesa por la traducción de la primera obra de Trotski, The history of the russian revolution (La historia de la revolución rusa). Conoce a Sidney Hook y se enfrasca en actividades políticas trotskistas con la fundación en 1937 del Socialist Workers Party.

Al cabo de un período de militancia (participa en la IV Internacional), una polémica con Trotski sirve de punto de partida para su conversión política. Así, en 1950, participa en la creación del Congreso por la Libertad de Cultura en Berlín, donde ocupa cargos importantes hasta fines de los años 60. No obstante, a pesar de su participación en las redes del Congreso, «marcado» por su pasado revolucionario, James Burnham pierde su cargo universitario durante el período del maccartismo.

Es en el marco de ese viraje político -del trotskismo a la lucha anticomunista- que James Burnham escribe The managerial revolution, que constituye un instrumento práctico de conversión (tanto para su autor como para los demás miembros del Congreso, a menudo provenientes también de los círculos trotskistas, en especial los New York Intellectuals [4]).

La importación-exportación de la retórica de la Tercera Vía

La retórica de la Tercera Vía («el fin de las ideologías», «la competencia técnica de los dirigentes») agrupa en toda Europa Occidental a grupos políticos que participan en las actividades del Congreso, verdadero think tank [centro de investigación, de propaganda y divulgación de ideas, generalmente de carácter político] encargado de elaborar una ideología anticomunista

aceptable en Europa, tanto por la derecha conservadora como por la izquierda socialista y reformista.

En Francia, tres corrientes políticas colaboran con el Congreso: los militantes del ex RDR (Roussy y Altman), los intelectuales gaullistas (partidarios del famoso general francés De Gaulle) de la revista Liberté de l’esprit (Libertad del espíritu) como el escritor francés Malraux, y los federalistas europeos.

La doctrina oficial del Congreso es sobre todo elaborada por los New York Intellectuals. Sus publicaciones son difundidas en los países europeos por «pasadores» transatlánticos que garantizan el traslado de esa información como ocurre con Raymond Aron, quien desde un inicio se vinculó con la traducción del libro L’ère des organisateurs (La era de los organizadores); Georges Friedmann, quien retoma las tesis de Daniel Bell, autor de The end of ideology (El fin de la ideología) publicada en 1960…

En Francia, esos «pasadores» son esencialmente intelectuales relativamente marginados en los medios universitarios; el Centro de Estudios Sociológicos (CES) constituye una de las canteras de reclutamiento del Congreso, en la estela del Comisariado del Plan [5].

Los planificadores, en efecto, atribuyen la mayor parte de los créditos de investigación a los economistas y sociólogos que desean enrolar con el objetivo de legitimar sus decisiones. De ese modo, Edgar Morin, Georges Friedmann, Eric de Dampierre, investigadores del CES, están presentes en el Congreso aniversario de 1960.

Los intelectuales franceses del Congreso tienen su medio de expresión en la revista Preuves (Pruebas), equivalente francesa de Der Monat (El Mes). El reclutamiento es garantizado por el delegado parisino al Congreso, cargo que ocupa un intelectual neoyorquino, Daniel Bell, quien otorga créditos de investigación y becas de estudio (en los Estados Unidos) a jóvenes intelectuales europeos a cambio de su colaboración en la lucha anticomunista.

Esa eficaz estrategia de reclutamiento culmina en la «desmarxización» (según la expresión utilizada por Domenach, director de Esprit) de determinados círculos intelectuales más o menos vinculados al Partido Comunista.

Raymond Aron: un intelectual de la primera generación

Raymond Aron, implicado en las actividades francesas del Congreso hasta el escándalo de 1967, es el importador de las tesis de los New York Intellectuals. En 1947 hace traducir el libro de su amigo James Burnham (el socialista Léon Blum hace el prólogo de la primera edición de L’ère des organisateurs) y organiza la difusión de las teorías de la Tercera Vía.

Después de la publicación de L’homme contre les tyrans (El hombre contra los tiranos) en 1946 y del Grand schisme (El gran cisma) en 1948, verdaderos manifiestos de los conservadores franceses, Raymond Aron se incorpora a las redes del Congreso desde su creación en Berlín en 1950.

Fuertemente implicado en sus estructuras de decisión, en plano de igualdad con Michel Colliny y Manès Sperber, Raymond Aron es también reconocido como uno de los principales teóricos de «la Internacional» anticomunista.

En 1955, en la conferencia internacional de Milán, es uno de los cinco oradores que intervienen en la sesión de apertura (conjuntamente con Hugh Gaitskell, Michael Polanyi, Sidney Hook y Friedrich von Hayek [6]).

Ese mismo año publica  L’opium des intelectuales (El opuim de los intelectuales), texto inspirado en las ideas de James Burnham, donde denuncia la neutralidad de los intelectuales de la izquierda no comunista. En 1957, redacta el prefacio de La révolution hongroise, Histoire du soulèvement (La revolución húngara, Historia de una revuelta) de Melvin Lasky y François Bondy, dos importantes figuras del Congreso.

Nacido en 1905, en «una familia de la burguesía media del judaísmo francés» [7], Raymond Aron, normalista (1924), profesor agregado (1928), en vísperas de la II Guerra Mundial cursa una carrera de filosofía. En 1948, a pesar del éxito de las tesis fenomenológico-existencialistas, no es seleccionado para suceder a Albert Bayy en la universidad de la Sorbona y se ve obligado a aceptar cargos, relativamente poco prestigiosos, en escuelas gubernamentales (ENA, IEP París).

Paralelamente a ese revés, asume posiciones importantes en el sector periodístico (es editorialista del diario parisino Figaro de 1947 a 1977, labora en la revista L’Express hasta su muerte en 1983) y en la esfera política (en 1945, es miembro del gobierno del general De Gaulle).

Esta conversión a la «derecha» (en vísperas de la guerra, Aron es un intelectual socialista), en momentos en que Sartre domina el escenario intelectual, se ve intensificada por su participación en las redes del Congreso y por su participación activa en las comisiones de modernización organizadas por la Asociación Francesa para el Crecimiento de la Productividad, creada en 1950 con carácter adjunto al Comisariado del Plan.

La fabricación de un intelectual «pronorteamericano»: la trayectoria política de Michel Crozier

Michel Crozier, otro miembro del dispositivo, puede ser considerado como un producto fabricado por las redes del Congreso, al que se integra a fines de los años 50; su recorrido refleja las formas en son utilizados los jóvenes intelectuales en el marco de la diplomacia cultural estadounidense.

A principios de los años 50, Michel Crozier es un joven intelectual conocido gracias al éxito de un artículo publicado en Les temps modernes, la revista dirigida por Sartre. En ese texto, titulado «Human engineering», el autor ataca virulentamente el New Deal, condena el enrolamiento de los científicos y denuncia los métodos del patronato.

El artículo es fundamentalmente «antinorteamericano», «ultraizquierdista». Michel Crozier participa además en «Socialisme et Barbarie», grupo dirigido por Cornelius Castoriadis y funda La tribune des peuples (La Tribuna de los Pueblos), una revista tercermundista; lo apoya Daniel Guérin, un trotskista francés.

En 1953, Michel Crozier rompe con las redes del trotskismo francés e ingresa en el grupo Esprit, donde publica un artículo criticando a la intelectualidad de izquierda. Esa ruptura es reforzada por el encuentro en 1956 con Daniel Bell, delegado parisino del Congreso. Este último le facilita a Crozier una beca de estudios en Stanford. [8]

En 1957 participa en el congreso de Viena. Su intervención en el sindicalismo francés se publica en Preuves.

Como parte de las redes de los pasadores, Michel Crozier participa en las comisiones de modernización y se convierte, junto con Raymond Aron, en uno de los principales ideólogos de la Tercera Vía. Redacta una parte del manifiesto del club Jean Moulin [9], agrupación de personalidades allegadas a los planificadores (Georges Suffert, Jean Ripert, Claude Gruson). Dicho texto resume fielmente las directivas de la propaganda de la Tercera Vía: fin de las ideologías, racionalidad política, participación de los obreros en la gestión de la empresa, desvalorización de la actividad parlamentaria y promoción de los tecnócratas…

En 1967, gracias al apoyo de Stanley Hoffmann (colaborador de Esprit y fundador del Center for European Studies), Michel Crozier es reclutado en Harvard. Entra en contacto con Henry Kissinger y Richard Neustadt, ex asesor de Truman, autor del best-seller The power of presidency. Por intermedio de un club organizado por Neustadt, Michel Crozier se reúne con frecuencia con Joe Bower, el protegido de MacGeorge Bundy, jefe del Estado Mayor de Kennedy y de Johnson y presidente del staff de la Fundación Ford.

Después del escándalo de 1967, Michel Crozier, intelectual «pronorteamericano» fabricado por el Congreso, es una de las figuras solicitadas para reconstruir la organización anticomunista.

Del Congreso por la Libertad de la Cultura a la Asociación Internacional por la Libertad de la Cultura

En 1967 estalla de hecho el escándalo del financiamiento oculto del Congreso por la Libertad de la Cultura, hecho público en plena guerra de Vietnam por una campaña de prensa. No obstante, desde 1964, el diario New York Times había publicado una investigación sobre la fundación Fairfield, principal proveedor oficial de empréstitos del Congreso, y sus vínculos financieros con la CIA.

En esa época, la agencia de inteligencia estadounidense, por intermedio de James Anglyon [10], trató de censurar las referencias al Congreso.

Los dirigentes del Congreso hacen una limpieza en la organización con la ayuda de la Fundación Ford que, desde 1966, asume todo el financiamiento. Con motivo de esa reorganización, MacGeorge Bundy propone a Raymond Aron presidir la reconstrucción del Congreso; éste se niega en 1967, alarmado por el escándalo desencadenado en Europa.

Ese año, a pesar de una campaña de calumnias organizada por los servicios secretos [11], un artículo de la revista Ramparts provoca una ola de escándalos sin precedentes en la historia del Congreso por la Libertad de la Cultura.

Thomas Braden (llegado a la CIA en 1950, encargado de organizar la División Internacional de Oposición al Comunismo) confirma el financiamiento oculto del Congreso en un artículo con título provocador: «Me siento orgulloso de que la CIA sea amoral».

Después de los sucesos de Mayo de 68, Jean-Jacques Servan-Schreiber, una de las figuras principales del club «Jean Moulin», autor de un ensayo conocido del otro lado del Atlántico (el best-seller Le défi américain (El desafío americano) publicado en 1967), viaja a Princeton como «quasi-Jefe-de Estado […] acompañado por una corte que sorprenderá a de más de una persona» [12].

Michel Crozier es encargado de redactar las conclusiones del seminario de Princeton para la prensa internacional (el seminario de Princeton es la primera reunión de la Asociación Internacional).

A partir de 1973, MacGeorge Bundy reduce gradualmente las actividades de la Fundación Ford en Europa. La Asociación Internacional pierde su influencia y deja de existir (a pesar de la creación de organizaciones paralelas) en 1975, fecha de la firma de los acuerdos de Helsinki.

Al igual que el Plan Marshall, la ACUE y el ala militar del stay-behind, el Congreso por la Libertad de la Cultura contribuyó a instalar de manera estable en Europa, en el contexto de la Guerra Fría, a elementos dependientes de los créditos norteamericanos encargados de llevar a la práctica la diplomacia injerencista concebida en Washington.

Esta colaboración continúa hoy en Francia por medio de la ayuda brindada por las fundaciones estadounidenses a los intelectuales de la nueva Tercera Vía francesa.

Tomado de la publicación: www.voltairenet.org

*Periodista francés, miembro de la sección francesa de la Red Voltaire.

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AlfonLibertad. Por: Javier Couso*

Los Gobiernos desbocados que van perdiendo el favor y la credibilidad social tienden a manejar la represión y el miedo como forma de disuadir a la masa para que no se sume a una movilización que, cada día que pasa, se extiende en el tiempo y se amplía en la composición de los grupos sociales que la sustentan.

Dentro de esa estrategia, y como una parte más del paquete que incluye la desinformación del aparato mediático privado o de servicio gubernamental, está la criminalización que se quiere extender a toda la protesta, pretendiendo hacer creer que la mayoría de los que se mueven son malvados.

Como un patrón que se repite en el tiempo y en las diferentes modalidades de propaganda política o de guerra, vemos como se eligen cabezas de turco que lanzadas a la arena mediática son capaces de concitar una amplia reprobación por parte de la mayoría de la población, acostumbrada a consumir maniqueísmo fácil y barato.

En mi juventud, la organización Jarrai cumplía esos requisitos y personificaba la esencia del mal puro. Eran una especie de comodín que se utilizaba en cualquier lugar del país para justificar toda explosión de violencia en la calle.

Con un despliegue territorial táctico que admiraría hasta la misma OTAN, Jarrai aparecía liándola en cualquier lado. Si había disturbios en Extremadura por la prohibición del botellón: se habían detectado «jarraitxus». Si se preveía que pudiera haber enfrentamientos en alguna movilización estudiantil en, por ejemplo, Cáceres: no podía faltar la información policial que vinculaba determinado sindicato estudiantil con los «villanos» del norte.

Aunque era evidente la falsificación de la realidad e incluso un indisimulado ejercicio de prepotencia por intentar colar tamañas estupideces, lo peor es que no solo «colaba» sino que los grandes medios que presumían de rigor y seriedad amplificaban el bulo y con ello, al más puro estilo goebbeliano, lo convertían en una verdad incuestionable.

Aquí y ahora le ha tocado el turno a los Bukaneros, hinchada del equipo de fútbol Rayo Vallecano conocidos por su adscripción a la izquierda y donde confluyen marxistas, libertarios, autónomos, … unidos por su afición al fútbol y por sus famosas pancartas que introducen el anti-racismo, la lucha social, la crítica a políticos o empresarios en este espectáculo de masas.

La operación se ha desarrollado contra Alfon, simpatizante del grupo y activista de izquierdas que permanece encarcelado desde la pasada Huelga General europea del 14 de Noviembre, único detenido que se mantiene en prisión en toda Europa, y al que para más escarmiento se le ha aplicado el régimen especial FIES (Ficheros Internos de Especial Seguimiento) denunciado repetidas veces por su dureza que, en algunos casos de reclusión agravada, raya el maltrato psicológico y físico.

Como señalaba su madre en una reciente entrevista, toda la detención y posterior puesta a disposición judicial están rodeadas de oscuras circunstancias  con pruebas cogidas por los pelos y con el mismo patrón intoxicador señalado antes.

Nada nuevo bajo el sol de la Delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, la «gestapilla» de Madrid, que después del éxito de la jornada de huelga, rubricada por una masiva manifestación de cientos de miles de personas que recordaba a las celebradas contra la guerra de Irak, necesitaba no solo mentir sobre el número de asistentes, según ella 15.000, sino aprovechar los enfrentamientos sucedidos al final de la misma para lanzar un mensaje hacia la población y sobre todo hacia el espectro sociológico de sus votantes: la izquierda huelguista es violenta y está compuesta por activistas violentos y hooligans antisistema.

A pesar del silencio de la mayoría de los medios e incluso de los grandes sindicatos convocantes de la Huelga, no debemos asistir pasivos ante la persecución de un compañero al que quieren aplicar un castigo ejemplar y disuasorio.

Acudamos a los actos de apoyo, que sepa que no está solo, mañana podemos ser cualquiera.

Tomado del blog: www.hablandorepublica.blogspot.com.es

*Documentalista y camarógrafo. Activista social. Promotor de la justicia por la muerte de José Couso (su hermano), asesinado por las tropas genocidas norteamericanas en la guerra de Irak.

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Del silencio al show mediático. Por: Isabel Moya*

¿Estar o no estar en los medios? Ese pudiera ser, tal vez, el dilema existencial de nuestros días. Los medios ostentan  la capacidad de contar la vida, y hacen creer que esas narraciones, son la vida misma.  El espejismo de constituirse en el reflejo de la realidad los ha situado en una de las esferas  principales del núcleo del poder.

La presencia, entonces, en los medios de personas y temas, confiere estatus de legitimidad a la cuestión que se trate. Teóricos/as en los estudios de comunicación han centrado sus análisis en la  construcción de la agenda de los medios, al considerar que ese es el nodo, a partir del cual, se estructuran los sistemas y procesos de la comunicación masiva.

La teoría de la Agenda Setting1, enmarcada en las llamadas teorías de los efectos, postula cómo los medios a partir de seleccionar temas y conferirles jerarquía dictan a la audiencia qué pensar y cómo hacerlo. Esta agenda se constituye en un marco referencial para interpretar la realidad.

Aunque esta teoría tiene como una seria limitante, que concibe a las audiencias como entes pasivos, homogéneos, aislados de un contexto y subestima las experiencias individuales, por otra parte, pone de manifiesto la importancia de atender a la visibilización de ciertos temas y al silencio sobre otros.

Algunas de las cuestiones relacionados con la situación, condición y posición de las mujeres, o promovidos desde el feminismo o los estudios de género han pasado del silencio al show mediático. Pasaron de ser de “lo que no se habla”, a estar iluminados por los reflectores. Acaparan portadas y horas de radio.

Las luces iluminan solo algunos asuntos: la violencia hacia la mujer, el aborto, el matrimonio entre personas homosexuales o lesbianas… Pero más que verdadera luz, lo que prima, con sus honrosas excepciones, es el enfoque banal, el morbo, el sensacionalismo que llega a ser amarillista en algunos casos2. Se repiten hasta la saciedad los lugares comunes que sustentan mitos y estereotipos.

Hay quienes suscriben que la presencia, en sí misma, de estos tópicos es ya un logro, pues es preferible que se muestren, aunque se reproducen los mismos presupuestos sexistas a que permanezcan ocultados y ocultos. La aparición pública del tema y la polémica que muchas veces genera lo valoran como un indicador de visibilidad.

No suscribo totalmente este punto de vista. Sería necesario realizar estudios de audiencia para valorar los niveles de  aceptación, de recepción crítica, apropiación, rechazo, posible problematización con las representaciones sociales del grupo expuesto al producto comunicativo de que se trate.

Por otra parte, incluso discursos que se presentan como discontinuidades de la representación tradicional de lo femenino no lo son realmente, no significan una ruptura pues remiten de otra forma a las esencias tradicionales. Helena Neves ha escrito al respecto: “es la continuidad debidamente adaptada al paso del tiempo, de modo que garantice la eficacia del control.”3

Pero lo que sí afirmo es que el sexismo signa los productos comunicativos en los llamados medios tradicionales y también en los nuevos soportes. La fibra óptica y el microchip han sido aliados en la amplificación, en tiempo real, de viejos estereotipos de lo femenino y lo masculino.

Resulta una manifestación de la violencia de género, agrede a las mujeres y las niñas a nivel individual y  colectivo. Imprime al imaginario social otra marca de género. Es la violencia simbólica hacia la mujer desde los medios y las industrias culturales.

La violencia simbólica                                                                                                                           Generalmente, cuando se aborda la violencia machista, por razones de género o contra la mujer, no se hace suficiente énfasis, en mi opinión, en lo que pudiéramos llamar violencia simbólica. Con el término, no me refiero solamente al tratamiento estereotipado y misógino de los hechos y actos de violencia que se cometen contra las mujeres por razones de género, y que acapara, últimamente, cada vez más espacio en los medios.

Las investigaciones comunicológicas en este tópico han crecido y se han diversificado. No solo en el sentido del diagnóstico y la denuncia de los mecanismos de construcción del discurso, sino en la existencia de una serie de propuestas de buenas prácticas entre las que se destacan varios decálogos4 para escribir sobre el tema, develando las verdaderas causas de esta violencia.

Aunque se inspira  teóricamente en la concepción de Bordieu que la refiere como “la imposición de significados válidos y legítimos que la cultura establece a través del conjunto de signos y manifestaciones por ella construido y que tiene estrecha relación con el poder y la autoridad”5 no es tampoco la acepción en que asumo el concepto.

Defino la violencia simbólica hacia la mujer como la reproducción en los medios de comunicación masiva, y en general, en las industrias culturales de un discurso sexista, patriarcal, misógino que descansa en prejuicios y estereotipos para presentar la realidad y los procesos sociales en todos los ámbitos: el productivo y el reproductivo, el público y el privado, la base de la estructura económica y la superestructura sociocultural. Discurso que utiliza sus herramientas y mecanismos expresivos para presentar a las mujeres según los cánones de la ideología androcéntrica, asociándola a roles, juicios de valor, concepciones y teorías  que “naturalizan” la subordinación de las mujeres y lo considerado femenino. Dispositivos dúctiles, que se readecuan a la movilidad social y se apoyan en mitos, representaciones, imaginarios compartidos en una relación en la que se presuponen, pues se asientan estas manifestaciones de la conciencia y la subjetividad social, pero a su vez son referentes que las conforman. Entretejen un entramado de signos, símbolos y construcciones de sentido apelando a recursos mediáticos que van desde la selección de un determinado soporte y modo expresivo hasta el merchandising y la concepción de ciertos espacios públicos.

Si consideramos el acápite La Violencia, del Plan de Acción de Beijing6  en su artículo 118, veremos que la violencia simbólica, anteriormente precisada, califica como violencia contra la mujer:

La violencia contra las mujeres es una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres, que han conducido a la dominación masculina, a la discriminación contra las mujeres por parte de los hombres a impedir su pleno desarrollo.  La violencia contra las mujeres a lo largo de su ciclo vital tiene su origen en pautas culturales, en particular, en los efectos perjudiciales de algunas prácticas tradicionales o consuetudinarias y de todos los actos de extremismo relacionados con la raza, el sexo, la lengua, la religión que perpetúan la condición inferior que se asigna a las mujeres en la familia, en el lugar de trabajo, en la comunidad y la sociedad.

Se ejerce violencia simbólica hacia las mujeres no solo desde la publicidad que las usa como objeto sexual, las noticias que las reducen a víctimas o las ignora y los titulares sensacionalistas que espectacularizan el terrorismo machista7 que son las expresiones más conocidas.

Se ejerce violencia simbólica cuando las mujeres del Sur son tratadas con enfoques folcloristas o xenófobos; cuando se culpabiliza el amor entre mujeres; se confinan los llamados “asuntos de mujeres” solo a determinadas secciones de periódicos o noticiarios; cuando la letra de una canción grita a los cuatro vientos que “la castiguen”; cuando la protagonista de una serie para adolescentes solo vive para su “físico perfecto” y la vemos multiplicadas en muñecas, camisetas y vasos desechables.

Podemos calificar como violencia simbólica esos programas televisivos donde se invita a la mujer que es objeto de violencia para hacer con ella un espectáculo de “la vida real”, o en las tertulias en las que para asumir un discurso “políticamente correcto” se tratan asuntos de especial interés para las mujeres y no están sus voces y opiniones, ni las de las organizaciones de la sociedad y/o las académicas/os que han investigado la problemática.

La violencia simbólica, como cualquiera de las otras formas en que se expresa la violencia de género contra las mujeres es una manera de ejercer el control, pero la particulariza el que contribuye a “naturalizar” la subordinación. Es un recurso que legitima socialmente la supervivencia de relaciones jerárquicas de poder que potencian lo considerado masculino. Es decir, contribuye a reproducir las causales de la violencia machista hacia las mujeres y las niñas.

No deja marcas visibles, pero sus huellas se multiplican en la cultura e impacta a toda la sociedad.

Versión del ensayo del mismo nombre publicado en Sin Contraseña. Género y Transgresión Mediática. Ameco, Madrid, 2010.

Notas:
1- Al respecto se puede consultar Rodríguez Díaz, Roberto. Teoría de laAgenda Setting, aplicación a la enseñanzauniversitaria. Observatorio Europeo de tendencias Sociales. (2004).

2- Asumen diferentes formatos, los más exitosos se han exportado de una televisora a otra, de un continente al resto del mundo y se hn generalizado.  Adquieren modalidades de talk show o reality show en la televisión,  alimentan los periódicos gratuitos,  y en algunos países han devuelto la palabra a la radio comercial, que había quedado como una plataforma de lanzamiento de discos.  Ahora, además se siguen en twiter o facebook o adquieren características muy personales desde los blogs de seguidores.

3- Neves,  Helena.  La cuestión del género en la prensa femenina: discontinuidades.  El hilo de Ariadna.  En Vera, Teresa y Ballesteros, Rosa. Mujeres y Medios de Comunicación. Imágenes, mensajes y discursos. Universidad de Málaga. España, 2004.

4- Al respecto se puede consultar Violencia de género. Claves y recursos para periodistas. Colección Género y Comunicación No 11. AMECO, 2009.

5-  Citado por Rodríguez,  Ada C. Alfonso González y Jiménez, Magaly en Prevenir el VIH a diario.  Definiciones útiles en la producción de salud sexual.  Editorial CENESES.  La Habana, 2009.

6- Fuente: AEI: http:// www.set.org/publications/filter.all.pubID.24831/pub.detail.asp

7- El término lo utiliza Balseiro  Ana en  Victimas , respeto, supervivientes y dignidad: las piezas perdidas en el puzle del tratamiento mediático de la violencia de género. En Violencia de género. Claves y recursos para periodistas. Colección Género y Comunicación No 11. AMECO, 2009.

Tomado de la publicación: www.lajiribilla.cu

*Licenciada en periodismo en la Universidad de La Habana, actualmente cursa el doctorado en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de La Habana, trabaja como directora de la Editorial de la Mujer y la revistas mujeres de la Federación de Mujeres Cubanas. Además es profesora Titular adjunta de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana e integra el Comité Académico de la Maestría en Género de la Cátedra de la Mujer de ese centro. Preside la Cátedra de Género y Comunicación del Instituto Internacional de periodismo José Martí y coordina el Diplomado Internacional de Género y Comunicación de ese centro.

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Daniel Chavarría y su alianza con el saber contar con profundidad y amor. Por: Astrid Barnet*

Vivir y saber contar cada pasaje, hecho, inquietud, aspiración, problema… a través de su modesta épica escrita (como bien confiesa), mas dejando en cada relato —ya escrito u oral y, quizás sin saberlo—, la sapiencia de un hombre que ha logrado introducirnos (con sumo éxito) durante años en los vericuetos de sus personajes y respectivos contextos, ha sido el logro mayor de este escritor uruguayo-cubano. Su novelística, ya trasciende fronteras; su capacidad como narrador de vastísima cultura emula con cualquier consagrado; ironía, jocosidad, tristeza, nostalgia, enriquecen mediante hilos dramatúrgicos cada uno de sus relatos.

Pero, en mi modesta opinión, lo que más le destaca es su posición como escritor, honesta y desinteresada, con el pueblo (suyo también) de este archipiélago caribeño. Daniel Chavarría, siempre en alianza con el saber contar con profundidad y amor.

¿Por qué la novela?  ¿Cuándo y por qué se inició como novelista?

Desde el punto de vista editorial me inicié conJoy en octubre de 1978. Pero sus contenidos no estaban destinados a una novela. Instigado por el enorme golpazo emotivo que me produjo el serial Los diecisiete instantes de una primavera, me propuse un libreto para TV de unos seis u ocho capítulos. Pero cuando tuve definido un  argumento en el que pergeñé, de mi exclusiva cosecha, un aparataje de inteligencia y llené el mundo de espías cubanos, mis amigos me dijeron que eso jamás me lo aceptarían. Los dirigentes de la TV se “apengustiarían” porque eso era vender al enemigo una información que muchos creerían real, y el Ministerio del Interior (MININT) nunca aprobaría mi libreto. Y yo, para santificarme, decidí entonces convertirlo en novela y mandarla justamente al concurso policíaco anual patrocinado por el MININT, donde sabrían perfectamente que todo era un soberano invento mío. Yo estaba seguro de hacerlos reír con mi osada inventiva y quizá hasta les sirviese para desinformar al enemigo. Y así fue. Gané el premio “Aniversario de la Revolución” y, para mi sorpresa, la novela tuvo gran acogida en Cuba y en todo el campo socialista. Y con tan inopinado éxito de publicaciones traducidas a tantas lenguas ¿Qué otro género podía yo escribir en lo adelante sino novelas?

¿Algún antecedente escritor en su familia?

Hasta donde conozco mi árbol genealógico, ninguno.

¿Ha explorado en algún otro género…Poesía, teatro, ensayo?

Desde niño yo hice muchos intentos por escribir, incluida una obra teatral, pero nunca terminé nada. La poesía y el ensayo no son para mí; pero en mis novelas aspiro a dar alguno que otro brochazo poético y abordar criterios con cierto rigor ensayístico.

La novela se identifica con la épica, una de las formas más antiguas de la literatura. Ambas representan las formas más altas de la literatura narrativa. ¿Ha constituido esto su divisa como escritor?

Ya me han hecho esa pregunta y te responderé lo mismo que a uno de tus colegas hace ya una década:

Yo tuve el privilegio, en mi infancia, de oír a gauchos auténticos. Y creo que fue ahí donde nació mi vocación de oidor de cuentos y luego de narrador. Había un bardo magistral, ya sexagenario hacia 1940, que se llamaba Gorostiza. Era uno de los pocos gauchos todavía nómadas que pude conocer. Nunca trabajó para nadie; y durante unas guerras civiles de 1904, había combatido en el mismo bando de mi abuelo. Luego, veinte años de trashumancia por el sur del Brasil, la Mesopotamia Argentina y el Paraguay, le permitieron acopiar un anecdotario que lo convirtió en huésped siempre bienvenido en las estancias de aquella zona, donde no se conocía radio ni televisión. Y hoy creo que sus relatos me infundieron el deseo de desgarrar de mi familia e irme a ver el mundo. Pero recuerdo que yo no pensaba tanto en vivir mis propias aventuras, sino en saber contar lo que el destino me deparase. Fue una repentina vocación por volverme viejo y regresar un día a mis lares cargado de acontecimientos, para que la gente me oyera en silencio, deslumbrada, como a Gorostiza. Y eso hago yo, al inicio de mi octava década de vida. Mi épica es escrita, mucho más modesta, pero por ahí rumbea la cosa.

He leído con interés su libro Y el mundo sigue andando (Memorias). En realidad, su vida es como una novela. Imagino que mucho de lo vivido le ha servido para escribir sus obras…

Un error de los jóvenes con vocación de novelistas es emular con sus venerados paradigmas. Y eso genera decepciones que frustran. El neófito de 18 o 20 años, con muy poca vida digna de contarse, relee sus textos inspirados en García Márquez, Jorge Amado, Borges, y la diferencia suele ser tan abismal que termina por romper y romper sus escritos hasta convencerse de no tener talento y abandonar el empeño para siempre. Yo también cometí ese error durante dos décadas hasta que un día con 45 años, escribí Joy sin imitar a nadie. Ya tenía  voz propia y mucho que contar de mis vagabundeos geográficos o por mis espacios interiores; y sobre todo, no apunté muy alto: escribí una novela de espionaje. Luego descubrí que con técnicas tomadas de mi propia oralidad narrativa, siempre exitosa, podía lograr un gran público y apuntar bien alto. Ya en esa etapa me lancé con cierta confianza a la novela histórica y no me ha ido mal.

Su vida como escritor, ¿cuáles son sus hábitos y ritmo de trabajo?

Madrugón a las cuatro, café, una caminata fuerte de 30 minutos hasta mi panadería; vuelta a mi casa, baño, desayuno, y una tanda de tres horas en mi PC. Sigue un almuerzo frugal, siesta de una hora y otras tres de escritura. Salgo poco, casi no bebo, y mi gran disfrute es zambullir en los avatares de mi propia ficción. A eso, sobre todo los malos escritores, le llaman “crear”; palabra que detesto por lo que tiene de endiosamiento;  sólo la empleo para recordar a los funcionarios de mi sector de que ese es mi quehacer durante seis horas diarias.

Me impresiona que haya escrito maravillosas novelas como El ojo de Cibeles, en la que demuestra un profundo conocimiento del mundo y de la historia de la Grecia antigua,  pero también es autor de novelas policíacas y guiones para cine como Plaff. ¿Cómo logra tales diferencias de contextos?

Tengo que lograrlo porque no acepto dejar de escribir para ganarme la vida con docencia, traducciones, crítica  o periodismo. Eso me obliga a escribir para un público que me da prestigio y satisfacción con mi obra; y también para otro que me costea el sustento y eso calma los nervios.

Estimo que pocos escritores cubanos han recibido tan numerosos premios. ¿Cuáles han sido los más gratos para usted?

Por distintas razones, todos los premios me son gratos. Pero el que más orgullo me da, no se ha instituido todavía y me lo gano todos los años: según me aseguran todos los bibliotecarios consultados, mis obras son las más robadas en la red nacional de bibliotecas.

¿Qué le falta por escribir?

Muchas cosas. La próxima será la biografía de mi compatriota Raúl Sendic, el fundador de la Guerrilla tupamara, en la que estoy apasionadamente enfrascado y espero publicar en septiembre del 2013. Y lo segundo, un libro de entrevistas. Te cuento. Hace unos años una despistada revista francesa, con su visión folclorizante y perdonavidas de este país, me hizo una entrevista y cuando la leí, bajo el título de La Cuba profunda me sentí muy indignado. Habían incluido fotos de niños descalzos en las calles de La Habana, y viejitos desdentados que vendían cartuchos de maní a un peso; baches y paredes descascaradas de algunos barrios. Eso no es nada profundo ni original y en cualquier país de América se pueden obtener fotos más dramáticas de la miseria social. Para mí, la Cuba profunda es la que no ven los turistas de la inmediatez: el Ballet de Alicia Alonso; la restauración del “mierdero” que era La Habana Vieja; el rescate de nobles empedrados ocultos debajo del asfalto y la hidalguía castiza de sus plazas más antiguas, la de Armas, la de la Catedral, la Plaza Nueva; los ilustres conventos, iglesias, santuarios y mansiones señoriales que hoy sirven como hostales para el creciente turismo que visita la Isla; y el haber convertido en museos algunos establecimientos comerciales de la colonia y viviendas de los siglos XVI y XVII; y son Cuba profunda el bailarín Carlos Acosta, primerísima figura hoy día del London Royal Ballet y aplaudido en el mundo entero; por cierto, un patriota con proyectos de ayudar a la cultura cubana; y lo es Cacho, con obras expuestas en importantes museos de EE.UU. y Europa; y los músicos, cantantes, instrumentistas, directores sinfónicos, compositores, y una pléyade de científicos de mérito internacional; y los deslumbrantes campeones olímpicos y mundiales, y no solo en boxeo y béisbol, sino también en la garrocha, el tiro rápido con pistola (en que cualquiera de las armas de alta precisión cuesta 20 mil dólares y el actual campeón olímpico de ese deporte es un holguinero procedente de una familia humilde que jamás habría podido proporcionarle semejante arma); y lo es el ajedrez (con más de veinte Grandes Maestros y dos ellos superiores a los 2 700 puntos; y muchos nacidos en la Ciénaga de Zapata, Cuchuflí Arriba o Remangalatuerca, y no campeones nacionalizados de los despojos soviéticos como los tienen EE.UU., Israel y media Europa. En fin, ¿para qué seguir?

Daniel Chavarría, ¿qué más espera de la vida?

En relación con mi situación personal y familiar, espero seguir la misma vida que llevo en Cuba desde hace 43 años, sin tragedias ni calamidades, sin que me pisotee la bota imperial, en la sociedad más justa de nuestro tiempo, y morirme sin conocer la viudez ni los sufrimientos físicos de la ancianidad. Como ves, soy muy ambicioso.

Tomado de la web: www.cubarte.cult.cu

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Mujeres libres de elegir su destino. Por: Helen Hernández Hormilla*

Su nombre es conocido en toda Latinoamérica. Ha pisado la alfombra roja de la industria de la música internacional, ganó un premio Grammy y cinco Grammy Latinos y ha vendido más de 10 millones de copias de sus discos. Pudiera decirse que escaló la fama, pero Julieta Venegas rehúsa cualquier pose de diva. Mira desde la altura justa, viste sencillo, apenas se maquilla, sonríe si le place y conversa sin reparos cuando se reta su inteligencia.

La condición de artista internacional supone un compromiso social que la cantautora mexicana ha sabido asumir con coherencia al apoyar campañas por el parto natural, la promoción de la lectura en la infancia y la lucha contra la violencia por motivos de género.

Por esa razón llegó hasta Cuba del 2 al 4 de diciembre, luego de una década de haberse presentado en la Isla. La primera visita fue hace 12 años, por razones personales, pero el ambiente habanero le ayudó a superar angustias existenciales. En 2002 regresó a cantar en el Cubadisco como asociada de la SGAE. “Cuba tiene un imán, un atractivo para relacionarse con la música. Es un lugar que me seduce”, confesó a la prensa en La Habana. No era entonces la gran estrella del pop mexicano, pero quienes la escucharon supieron que su estilo marcaba un cauce distinto. Canciones que parten de lo emocional para resaltar un tipo de amor autónomo se unen al bagaje rítmico que bebe del funk, rock y la tradición musical mexicana. Además de admirar a Suzanne Vega, David Bowie, Prince y Charly García, de quienes reconoce marcada influencia, Julieta se sorprendió al encontrar las canciones de Silvio Rodríguez que la convencieron de confiar en su idioma para trasmitir la poesía. Prefirió los compositores capaces de crear un mundo propio, y fue ese el camino a explorar en su carrera.

La música se convirtió para Julieta en un rasgo de su identidad. Hermana gemela en una familia de cinco hijos, recuerda como uno de los momentos definitorios de su vida el instante en que su padre le regaló el piano de la casa, a los nueve años. El instrumento se convirtió en el territorio exclusivo de su posesión, en un refugio. Aprendió, además, la guitarra y el acordeón, elemento que la singulariza dentro de la escena latina. Ha grabado cinco discos: Aquí (1997); (2003); Limón y Sal (2006); MTV Unplugged (2008) y Otra Cosa (2010), además de musicalizar varias obras de teatro y una decena de películas, entre ellas Amores Perros.

Aunque el mercado musical la ha favorecido, no permite ser tragada por el comercio. “Mis discos nunca han dejado de ser algo personal. Una disquera transnacional no determina mi manera de hacer las cosas. Para mí ha sido importante ser egoísta y llevar la verdad en lo que hago, porque el acto creativo tiene mucho de desahogar, contar algo propio. Lo que ha sucedido conmigo ha sido casi por accidente, porque solo me di a conocer con mi tercer disco, sin que la disquera apostara mucho por mí. Lo pusieron en la radio de manera tímida y la gente comenzó a pedir mis temas. Sé que eso no se va a repetir más. Después Limón y Sal tuvo mucha promoción, pero no sigo una estrategia para eso. Marco mi camino según el momento y necesidad, pero no me puedo convertir en una persona complaciente porque la música jamás puede ser para mí un trabajo, tiene que ser un disfrute. Primero busco ser coherente con lo que quiero”, reveló en otra de sus intervenciones en la Capital.

Los lazos de Julieta con Cuba se intensificaron desde aquella primera estancia, en la que conoció a la cantante Rochy Ameneiro, quien lidera la iniciativa Mujeres Contracorriente para promover desde las artes una cultura de paz. Por eso, no extraña la invitación de este proyecto y de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades (RIAM) para que participase en la Jornada Cubana por la No Violencia contra las Mujeres y las Niñas y se adhiriera a la Campaña Únete, lanzada con igual propósito por el Secretario de Naciones Unidas Ban-Ki Moon para visibilizar, sensibilizar y buscar acciones concretas que resuelvan esta problemática.

En solo dos días Venegas realizó un concierto en el Teatro Nacional para 3 mil personas acompaña de Rochy, el pianista Rodrigo García y el trovador Santiago Feliú; participó en un panel de creadoras por la No Violencia contra las Mujeres y las Niñas donde oficialmente se incorporó a la Campaña Únete y conversó con el público en el espacio Encuentro Con… de la Asociación Hermanos Saíz, conducido por la periodista Magda Resik. Tanto en su presentación en vivo el 3 de diciembre como en las intervenciones públicas del siguiente día, la mujer nacida en la ciudad fronteriza de Tijuana mostró sensibilidad en cuanto a lo complejo de combatir la violencia contra las mujeres, que va mucho más allá del daño físico perceptible y se instala en la construcción socio-histórica y cultural del poder patriarcal.

“Vengo de un entorno familiar con mucho machismo. Mi padre era un hombre mexicano que quería que sus hijas se casaran y tuvieran hijos. Yo era una niña con carácter y eso fue muy difícil en la sociedad que habito. Por suerte, las cosas fueron cambiando. Me tocó abrirme camino en mi entorno familiar”, relató en la AHS.

La presencia de la agresividad patriarcal en todos los países latinoamericanos resulta dolorosa a decir de Venegas, de ahí que conviene educar a niños y niñas en ambientes de equidad. “Muchas veces la imagen que tiene la mujer en los medios de comunicación no es la mejor. Nosotras trabajamos, estudiamos, tenemos otras condiciones para relacionarnos con nuestras parejas. En ese sentido, platicar sobre estos temas debe ser un objetivo constante, no solo mientras dura una campaña”.

Ser independiente y escoger su camino con libertad es la contribución principal que puede hacer a esta causa. “Me encantaría que todas las mujeres tuvieran el derecho de elegir esa posibilidad, porque hay muchas que no pueden o no lo hacen porque el ambiente en que han sido educadas se los impide. Hablar de la violencia contra las mujeres es un asunto de todos los seres humanos. El balance de la vida es masculino y femenino, pero nos han educado en el patriarcado”, señaló a la prensa.

El reto sería entonces aumentar las campañas de concientización y valorar de otra manera a las mujeres, superar su autoestima y permitir acciones equitativas que las integren a la sociedad. “Aunque el tema violencia puede ser muy general, en realidad son cuestiones concretas que ocurren todos los días. Muchas mujeres ni siquiera saben que son violentadas porque existe también daño emocional, sicológico. Hay que hacer un frente común, sacar el tema y que se compartan las experiencias de enfrentamiento a la violencia en distintos espacios, tanto por cineastas, escritoras o profesionales de la música”.

Para su país, la violencia y los feminicidios son conflictos severos que necesitan respuesta inmediata. En conversación con La Jiribilla, Venegas confesó que aunque existe un trabajo por parte de organizaciones feministas para frenar la escalada de maltratos y asesinatos a mujeres que se reportan en las ciudades mexicanas, la solución es distante. “El gran problema es que no solamente mueren mujeres todos los días sino que son casos que prácticamente no se denuncian y no hay detenidos. Eso habla mucho de un problema que tenemos: el hacer visible la violencia en nuestra sociedad”.

¿Existen experiencias en su país que estén trabajando al respecto desde la cultura?

Hacemos lo que podemos. Tenemos escritoras muy importantes que también defienden estos temas, en el cine, etc. La cultura juega un papel primordial en el cambio de la imagen femenina, pero tiene que darse un giro en la mente de los individuos para comprender que hay otras maneras de vivir como mujeres y hombres.

¿Qué demandas con respecto a la violencia de género y las problemáticas femeninas haría al nuevo gobierno de México?

El nuevo gobierno tiene que demostrar su interés por resolver la violencia, en todas sus formas, sobre todo hacia las mujeres y enaltecer el papel de nosotras en la sociedad. Cojeamos como nación por todos los actos agresivos que sufrimos las mujeres. Existe una alta incidencia de feminicidios en el país y es algo que le toca enfrentar a los gobiernos. Ojalá lo demuestren y puedan trabajar en la búsqueda de soluciones concretas.

En Cuba, donde se han alcanzado un grupo de reivindicaciones importantes en cuanto a los derechos de las mujeres, la violencia de género sigue siendo un tema que se soslaya. ¿Dónde radica, a su juicio, la necesidad de trabajar en este sentido dentro de nuestro contexto?

En todos los frentes es necesario motivar la sensibilidad con respecto a la violencia hacia las mujeres, en todos los países y espacios. Desde la posibilidad de cada quien, en territorios como la música, el arte, la literatura y la cultura, debemos seguir sacando el tema a la mesa porque no se puede obviar que el machismo es todavía un problema muy grave en Latinoamérica. Cuando nos referimos a la violencia contra las mujeres no abordamos solamente la física. También tiene que ver la manera en que se perciben a las mujeres, cómo se les trata en los medios de comunicación, cómo son representadas y valoradas. Si un niño desde chiquito es expuesto a ese tipo de mensajes que subvaloran a las mujeres, su visión sobre ellas no puede ser positiva, no puede haber respeto ni equidad. Por eso, es importante continuar visibilizando el problema y buscar la manera de que llegue a la mayor cantidad de gente posible, para que se percaten de que en sus gestos diarios, en lo que consumen, en lo que cantan, en la vida cotidiana, se va perfilando la noción machista que existe sobre las mujeres.

Ud. trabaja también en favor de la infancia, como Embajadora de Buena Voluntad de la UNICEF. ¿Cómo se articulan ambas causas?

El aprendizaje de la violencia empieza desde el entorno familiar. No me refiero a una familia tradicional, sino en todos los sentidos. Las mujeres han cambiado, las familias y las relaciones de pareja también. No se trata solo del papá, mamá e hijos porque hay otros modelos de familia. Por tanto, se tienen que balancear de otra manera las relaciones entre hombres y mujeres, el cómo logramos entendernos y luego llevamos eso a los niños y niñas.

La pareja no es solamente el marido que trae el dinero a casa sino que es un compañero que te apoya. Las mujeres ya no solo queremos tener hijos, a veces ni siquiera pensamos en eso. Simplemente, se trata de desarrollarnos de la mejor manera posible y de ser felices. Si está presente la violencia en la sociedad, qué mejor manera de enfrentarla que con amor desde las primeras edades. Cambiar la visión con que percibimos lo femenino es un paso para erradicar la violencia.

El machismo ha sutilizado sus mecanismos de pervivencia y golpea también a las mujeres exitosas. ¿Cómo inciden estos micromachismos en el mundo del arte?

Uno nota en las artistas cierta objetivización de su cuerpo, sobre todo en los medios de comunicación. En ese sentido, hay que hacerse valer y no pensar que lo externo hará que la gente te mire. Convertirse en una muñeca y estar todo el día enseñando piel no es muestra de talento. Hay que empezar por el respeto que una se tiene y que muestra a los demás, algo que se relaciona con la manera en que se construyen las relaciones, la imagen personal. Otro punto importante es enseñarle a las niñas desde chicas a valorarse. Cuando yo sé que valgo puedo decidir mi propio camino, nadie lo hará por mí, nadie irá a decirme lo que tengo que hacer o qué tengo que cumplir. Esa necesidad es lo que merecemos todas las mujeres y niñas.

¿Hay en proyecto alguna canción o disco que explicite el conflicto de la violencia en su obra?

Lo que escribo siempre viene desde un punto de vista emocional, aunque me sumo a los temas que me interesan como el de la violencia contra las mujeres, los problemas de la niñez, la educación, etc. En México participé en una campaña a favor del parto humanizado y tuve a mi hija en casa. Me interesa apoyar campañas que analicen cómo son tratadas las mujeres en los hospitales, por ejemplo. Pero a la hora de sentarme a escribir son otras las motivaciones. Mi contribución sería que cualquier niña de pueblo vea que yo, también nacida en una ciudad pequeña, con un papá muy conservador, pude inventarme un rumbo propio sin importar problemas y errores. Entonces, sabrá que también ella puede elegir por sí misma si se lo propone.

Tomado de la publicación: www.lajiibilla.cu

*Periodista de la Revista La Jiribilla. Autora del libro: “Mujeres en crisis. Aproximaciones a lo femenino en las narradoras cubanas de los noventa”

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Internet: la última batalla del neoliberalismo. Por: Juan Alfonso Fernández González*

La Unión Internacional de Telecomunicaciones inauguró esta semana en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, la Conferencia Mundial de Telecomunicaciones Internacionales, la cual sesionará por 15 días con el objetivo de revisar el Reglamento de las Telecomunicaciones Internacionales.

La celebración de este evento ha estado precedida por una campaña de prensa negativa financiada y organizada desde los Estados Unidos y que ha resonado en numerosos medios de todo el mundo. Pero antes de entrar en detalles, hagamos un poco de historia…

En 1865 fue fundada la Unión Telegráfica Internacional (UTI) por 20 estados. Ese mismo año, en el marco del Convenio Telegráfico Internacional, se establece el primer reglamento del servicio telegráfico. En el año 1932 la Unión Telegráfica Internacional cambió su nombre por el de Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), y posteriormente, en 1948, en virtud de un acuerdo con la recién creada Organización de las Naciones Unidas, la UIT se convirtió en su agencia especializada en el sector de las telecomunicaciones.

Por su parte, el Reglamento de las Telecomunicaciones Internacionales (RTI) tiene su génesis en el reglamento del servicio telegráfico de 1865 y los reglamentos telegráfico y telefónico de 1932. El mismo surge ante la necesidad de contar con disposiciones con carácter de tratado aplicables a los servicios y redes internacionales de telecomunicaciones para, entre otros aspectos, establecer los principios generales de prestación de servicios y su funcionamiento, fijar las reglas de interconexión y compatibilidad mundiales y servir de base al desarrollo del sector en todos los países.

La versión actual del RTI es un tratado firmado por 178 países en 1988 y aplicado en todo el mundo desde que entró en vigor en 1990.
Entonces, ¿Por qué tanto alboroto ahora?

INTERNET ES LA CULPABLE

En el año 1988, cuando el RTI se revisó por última vez, Internet no estaba muy extendida, por lo cual no se menciona en el Reglamento.
Sin embargo, hoy en día Internet y sus tecnologías asociadas constituyen una parte fundamental y creciente de las telecomunicaciones internacionales. Por tanto, uno de los temas en discusión en la Conferencia que se celebra en Dubai es la modificación y ampliación del Reglamento de las Telecomunicaciones Internacionales para incluir el tema de Internet.

En efecto, durante el proceso preparatorio del evento muchos Estados Miembros de la UIT han presentado propuestas sobre Internet, la mayoría sobre dos temas que preocupan a muchos países: su aspecto económico y su seguridad. Sin embargo, la campaña orquestada desde los EE.UU. acusa a la UIT y a las Naciones Unidas de querer “controlar”, “restringir el acceso” o “imponer censura” a Internet.

DOBLES RASEROS E INTERESES

Pero Estados Unidos es precisamente quien controla los recursos críticos de Internet a través de la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números (ICANN); quien restringe el acceso a sitios de Internet a países, como a Cuba, a los que le aplica medidas unilaterales violatorias del derecho internacional; y quien impone censura a contenidos de Internet que afectan sus intereses, como por ejemplo, los del sitio Wikileaks.

Además, son estadounidenses las principales empresas de contenidos y de infraestructura que controlan y reciben la mayoría de los flujos de dinero en Internet. Y también los EE.UU. es uno de los países que consideran a Internet como teatro de operaciones militares. Por tanto, el intento de desacreditar a la UIT y a la Conferencia Mundial de Telecomunicaciones Internacionales tiene por finalidad evitar cualquier modificación al Reglamento de las Telecomunicaciones Internacionales que pueda afectar este dominio de facto que tienen sobre Internet.
Pero también persigue unos propósitos más fundamentales.

REGULAR O NO REGULAR, ESA ES LA CUESTIÓN

Internet, al no estar contemplado en el Reglamento de las Telecomunicaciones Internacionales aprobado en 1988, no ha estado sometida a regulación alguna, sólo a la ley del mercado y del más fuerte. Luego, una de las cuestiones primarias que se discuten en Dubai es si se considera a Internet un servicio de telecomunicaciones y, por tanto, es susceptible de ser regulada. Esto no es una discusión puramente técnica, pues la misma tiene implicaciones importantes para las personas que reciben los servicios de telecomunicaciones.

Por ejemplo, una de las regulaciones del sector de las telecomunicaciones es la “obligación de servicio universal” bajo la cual los operadores deben suministrar el servicio de telecomunicaciones en todos los lugares y no sólo en aquellos donde obtengan ganancias. Esta regulación es la que ha permitido que en las zonas rurales o urbanas de bajos ingresos exista el servicio de telefonía. Sin embargo no hay una regulación equivalente para el servicio de Internet.

Otro ejemplo es la regulación que obliga a los proveedores de servicios telefónicos a tener su propia fuente de energía eléctrica para poder garantizar la disponibilidad del servicio ante emergencias. Los proveedores de Internet no tienen que cumplir con esta regulación a pesar que la telefonía por Internet es un servicio que está sustituyendo a la telefonía tradicional. El efecto negativo de no contar con esta regulación se puso de manifiesto durante la reciente tormenta Sandy donde la caída de la red de electricidad provocó la caída del servicio de la telefonía por Internet dejando a miles de personas incomunicadas en situación de emergencia.

A pesar de estos ejemplos, y de otros que ponen de manifiesto la necesidad de las regulaciones para corregir los “errores” del mercado como único ente regulador, los Estados Unidos y sus aliados darán la batalla en Dubai para que las regulaciones no lleguen a Internet, y consecuentemente, para que dentro de poco tiempo todas las telecomunicaciones estén desreguladas.

Esta batalla es una más que los partidarios del neoliberalismo están librando para tratar de imponer su visión de un mundo donde imperen los mercados sin ninguna restricción y donde los estados y las instituciones intergubernamentales, como las del sistema de las Naciones Unidas, dejen de cumplir sus roles de garantes del interés público.

Tomado del blog: www.lapupilainsomne.wordpress.com  

*Asesor en el Ministerio de la Informática y las Comunicaciones (MIC) y Profesor Adjunto en la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI)

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Entrevista a Juan Gelman: “La poesía es una forma de resistencia”

Juan Gelman ha escrito 1.300 páginas de poemas. Son las que tiene el colosal volumen de su Poesía reunida, recién publicado por Seix Barral en formato adoquín. Desde los primeros versos de Violín y otras cuestiones, de 1956, hasta El emperrado corazón amora, de 2010, todo está allí: 29 libros. Él, sin embargo, está ya en otra cosa: acaba de cerrar un nuevo poemario titulado escuetamente Hoy. “Ahora lo dejo en reposo”, dice. “Un rato. Luego lo vuelvo a leer. Hay que crear distancia”. Espera publicarlo el año que viene.

Argentino de 82 años y afincado en México después de recorrer medio mundo de exilio en exilio, Gelman pasó por León para recoger el Premio Leteo. Allí le acompañó su amigo Antonio Gamoneda, al que en 2007 sucedió en el palmarés del Premio Cervantes. Ambos coincidieron en sendos actos. En uno de ellos se habló de la poesía y la vida. En el otro, el poeta leonés glosó al poeta argentino, que, abrumado, dio las gracias por el homenaje y se limitó a leer Confianzas, uno de sus poemas más populares: “se sienta a la mesa y escribe / ‘con este poema no tomarás el poder’ dice / ‘con estos versos no harás la Revolución’ dice / ‘ni con miles de versos harás la Revolución’ dice // y más: esos versos no han de servirle para / que peones maestros hacheros vivan mejor / coman mejor o él mismo coma viva mejor / ni para enamorar a una le servirán // no ganará plata con ellos / no entrará al cine gratis con ellos / no le darán ropa por ellos / no conseguirá tabaco o vino por ellos // ni papagayos ni bufandas ni barcos / ni toros ni paraguas conseguirá por ellos / si por ellos fuera la lluvia lo mojará / no alcanzará perdón o gracia por ellos // ‘con este poema no tomarás el poder’ dice / ‘con estos versos no harás la Revolución’ dice / ‘ni con miles de versos harás la Revolución’ dice / se sienta a la mesa y escribe”.

Siempre hay una insatisfacción. Es muy difícil pescar a la señora esta de la poesía.

Silencio. Aplausos. Gelman: “Yo creo que ya está”. Como el público que llenaba el salón de actos no parecía estar de acuerdo, el poeta respondió a una pregunta sobre la capacidad de intervención social de su oficio, la famosa utilidad de la escritura. Respuesta: “Hay cosas que no se le deben pedir a la poesía. Hay que pedírselas a la gente: que defienda sus derechos, por ejemplo”. Antes de ese coloquio en verso y prosa, sentado ante un vaso de agua en el Hostal de San Marcos -cárcel durante la Guerra Civil y hoy Parador de Turismo-, el autor de Cólera buey habla con parsimonia.

PREGUNTA. La pregunta más tópica para un escritor es por qué escribe, pero visto el millar de páginas de su poesía reunida y sabiendo que tiene nuevo libro, la que se impone es: ¿por qué sigue escribiendo?

RESPUESTA. Siempre hay una insatisfacción. Es muy difícil pescar a la señora esta de la poesía. ¿Por qué insistir? Para tratar de ver si finalmente puedo. Hay gente que se cansa en el camino, yo todavía no.

P. ¿Insatisfacción hacia lo ya escrito o hacia lo que quiere escribir?

R. Con lo escrito. Al menos en mi caso. John Donne tenía esa imagen de la belleza como un compás. Decía: “Yo empiezo donde termino”. Sor Juana Inés de la Cruz, sin embargo, tenía otra visión. A ella le parecía una espiral cada vez más abarcadora, sujeta a los vientos de la época. En realidad se escribe sobre pocos temas, pero a medida que pasa el tiempo, a medida que se vive más, se lee más, se aprende más, cada uno de esos temas se ve desde ese punto diferente. Y ese punto nuevo exige su propia expresión, que no puede ser ninguna de las anteriores. La insatisfacción nace de ahí.

P. Muchas veces usted descoyunta la gramática y convierte en verbo un sustantivo. De mundo crea mundar, por ejemplo. ¿El lenguaje se le queda pequeño?

R. En el fondo, de Cervantes a la fecha, siempre se ha dicho eso. Cervantes se inventa neologismos y defiende la necesidad de reinventar la lengua. En mi caso es un intento de pasar los límites.

P. ¿Y qué dicen sus traductores?

R. [Se ríe] Creo que he logrado que salgan de su lógica. He tenido la suerte de tener excelentes traductores. Rompen sus propias lenguas para hacer el intento, aunque no siempre es posible.

P. Hay quien dice que poesía es justo lo que se pierde en la traducción de poesía. ¿Está de acuerdo?

En casa se hablaban cuatro lenguas: yídish, ruso, ucraniano y castellano

R. Depende del traductor, y cada lengua tiene su lógica. Bien decía Pavese que para hacer una buena traducción de una lengua a otra no basta con conocer las dos: hay que conocer las dos culturas… Yo creo que traducir poesía es más difícil que escribirla. Yo mismo empecé traduciendo y me fue mal.

P. ¿A quién tradujo?

R. Traduje a… ¿cómo se llama este? Usted perdone: hay gente que tiene lagunas en la memoria, yo tengo el golfo de México… Evtuchenko, el ruso. También algunas cosas de Bertolt Brecht. Y a Cavalcanti, el maestro de Dante. Tiene unos poemas extraordinarios: “¿quién es esta que viene y todos miran / y hace temblar de claridad el aire?”. El segundo verso no es difícil de traducir: che fa tremar di chiaritate l’are. Ningún problema. Pero el primero -chi è questa che vèn, ch’ogni’om la mira-. Que todos los hombres miran… Con el todos más o menos me salvo, pero el todos en castellano también incluye a todas.

P. ¿Habla ruso, lo digo por Evtuchenko?

R. Algo, sí.

P. Sus padres llegaron a Argentina desde Ucrania. ¿El hecho de vivir de una familia que hablaba en otro idioma y de exiliarse luego ha influido en su manera de ver el lenguaje?

R. Yo creo que sí. En casa se hablaban cuatro lenguas: yídish, ruso, ucraniano y castellano. Nuestros padres nos decían que habláramos en castellano, pero vivíamos en el barrio de Villa Crespo, de modo que en la calle me encontraba con el ruso, el polaco, el árabe, el rumano… De esa multitud de sonidos algo debió quedar.

P. Tradicionalmente, la poesía que tiene un fondo crítico suele tener una forma clara. Su caso ha sido el contrario. Su revolución empieza por el lenguaje. ¿Es algo consciente?

R. Es difícil contestar porque de algún modo todo eso hace presión sobre uno y la rebeldía surge. Pero no es una propuesta voluntaria, nunca puede serlo. Como una vez me dijo un amigo… Le cuento: yo volvía de Italia, donde había conocido a Pasolini, que había publicado su primer libro, Le ceneri di Gramsci [Las cenizas de Gramsci]. Este amigo me preguntaba: “¿Cómo es él?”. Y yo: “Bueno, no es muy alto, tiene una mandíbula saliente…”. Y mi amigo: “¿Una mandíbula saliente? Eso es señal de voluntad”. Pero la voluntad en la poesía sirve para nada. Creo que por eso se dedicó al cine. En poesía la voluntad sirve menos todavía que la mandíbula. Mire, yo no quiero fingir una ingenuidad que no tengo, pero tampoco quiero fingir que sé lo que no sé.

P. ¿La rebeldía debe expresarse con un lenguaje común a todos o con uno completamente distinto?

R. Uno con la poesía no se puede proponer nada. Recuerdo que en los años cincuenta se desató la guerra de Corea. Por supuesto, todos los poetas comunistas, entre ellos los franceses, escribieron poemas denostando el imperialismo. El único que no lo hizo fue Paul Éluard. Los compañeros le dijeron: “¿Cómo es que no escribes un poema sobre esto, que es tan grave?”. Y él dijo: “Yo solo escribo sobre estas cosas cuando la circunstancia exterior coincide con la circunstancia interior”. Eso es aplicable a todo.

P. Hablando con Antonio Gamoneda dijo usted que la civilización se va al demonio. ¿No hay modelos que seguir?

R. No lo veo. Pero hay que distinguir entre civilización y cultura. La civilización occidental persigue el desarrollo extremo, y mire a dónde llegó la cosa. En general era la política la que regía la economía. Hace años que no es así, pero ahora de un modo descarado: los jefes de Estado se reúnen para cumplir las órdenes del FMI. Eso me parece extraordinario. No sé cómo el capitalismo mismo va a salir de esta. Seguramente, a costa de millones, y no de dólares precisamente.

P. ¿Qué hacer? ¿Cómo ve su propio país, Argentina?

Las calificadoras le bajan la calificación a Argentina porque va contra la corriente

R. Lo que están haciendo en Argentina es tratar de volver al capitalismo clásico, que ya es un avance, porque se basa en la producción, no en la jugada financiera. ¿Cómo puede ser que un país como Grecia esté al borde de la quiebra? Un país no es una empresa.

P. ¿La política puede tomar las riendas sin caer en el populismo? Es la acusación que suele hacerse al Gobierno argentino.

R. Para el FMI, populismo es no hacer lo que ellos quieren. Son definiciones muy imprecisas. Argentina busca el regreso a un capitalismo donde los medios más importantes -el petróleo, etcétera- están en manos del Estado. El mundo lo domina la libertad de comercio, sí, libertad, menos para millones y millones. Es un escándalo.

P. ¿Y las críticas a Cristina Fernández? ¿Las acusaciones de querer controlar a la prensa?

R. Nunca ha habido una libertad de prensa como ahora. Si uno se entera de esas críticas es porque cada uno dice lo que quiere. No es que este Gobierno carezca de errores. Menem, también peronista, lo único que no pudo vender es el aire, porque no hay forma de envasarlo. Las calificadoras le bajan la calificación a Argentina porque va contra la corriente.

P. ¿No hay un cierto culto a la personalidad? También eso es muy peronista.

R. Esto pasa en todos los países donde hay líderes.

P. ¿Le parece bien?

R. Me parece una cuestión de hecho.

P. Hay cosas de hecho contra las que nos rebelamos.

No leí nunca en los epítetos policiales la palabra utopía, ni belleza, ni ternura

R. Cuando digo que es un hecho me refiero a que, por ejemplo, a mí no me gusta Chávez, pero tanto tirarse contra él y resulta que el hombre saca los votos. Hay algo sociológico entre líder y liderado. En Masa y poder [de Elias Canetti] se explica bien.

P. Hablando de masas y minorías, usted siempre ha dicho que la poesía es una forma de resistencia por el mero hecho de existir. ¿Puede haber resistencia sin gran presencia social, sin muchos lectores?

R. Es su mera existencia, la poesía, el arte, todo aquello que enriquece al ser humano es una forma de resistencia. Con la poesía no vas a poder comer ni vas a hacer la revolución, pero enriquece interiormente a aquel que alguna vez se le acerca. El hecho es que en Internet aparecen una cantidad de poetas a los que nunca antes se podía acceder. En todas las lenguas, grandes poetas… y muchos espontáneos.

P. También usted empezó como espontáneo, enviando poemas a una revista.

R. Cierto. Y trabajé mucho tiempo como periodista. Vivía de la poesía y comía del periodismo.

P. Siempre ha tenido las palabras como materia prima. ¿Nunca se bloqueó? ¿Cómo sentarse a escribir, por ejemplo, después de la desaparición de su hijo y su nuera?

R. Me deja usted pensando… No lo sé, la verdad. Yo sé que después de todo esto que pasó no puedo volver a escribir como antes. Eso sí lo sé. No pude volver a escribir como antes. ¿Recuerda a aquel señor que dijo que no se podía escribir poesía lírica después de Auschwitz? Pues ahí está Paul Celan.

¿Usted sabe que la dictadura militar argentina quemó El Principito?

P. ¿El hecho de que la víctima y el verdugo usen las mismas palabras es un problema para un escritor?

R. Mire, las palabras son como el aire: son de todo el mundo. El problema no es la palabra sino el tono, el conjunto del que forma parte, a dónde va esa palabra, en compañía de quién. Claro que asesinos y asesinados usan las mismas palabras, pero yo no leí nunca en los epítetos policiales la palabra utopía, ni belleza, ni ternura. ¿Usted sabe que la dictadura militar argentina quemó El Principito? Y yo le doy la razón. No porque no ame al Principito sino porque es un libro tan lleno de ternura que daña a cualquier dictadura.

P. Juan José Saer contaba que un general quiso prohibir la ley de la gravedad.

R. Y se quemaron libros de matemáticas modernas. Ya conoce el chiste del almirante uruguayo que durante la dictadura dijo: “Estábamos frente al abismo y dimos un giro de 360 grados”.

P. ¿Después del exilio no pensó en volver a vivir en Argentina?

R. No. Elegí vivir en México y por primera vez pude elegir, no que me echaran de un sitio y tuviera que irme a otro. Eso sí, viajo todos los años a Argentina. Piso el aeropuerto de Buenos Aires y me siento muy contento… porque sé que me voy a los 10 o 15 días. Tengo una hija, un nieto. Amigos quedan muy pocos, pero hay.

P. ¿Cree que en Argentina se ha resuelto bien el tema de la memoria histórica? Como sabe, en España el debate sigue abierto.

R. En el caso argentino había una herencia de impunidad espantosa. Cambió cuando Néstor Kirchner anuló las mal llamadas leyes del perdón. Mal llamadas porque no conozco ninguna víctima que haya delegado en terceros la capacidad de perdonar. Al cambiar esas leyes se han podido iniciar y concluir juicios contra represores. Aunque no están todos los que fueron. En mi caso, en el caso de mi hijo, mi nuera, mi nieta, le dieron perpetua a un general y a cuatro agentes de los servicios de inteligencia que estuvieron en la cosa. Pero en la cosa estuvieron más de 20 personas. La posibilidad de que la justicia se extienda es difícil. Pero el hecho es que hay más de 300 militares presos. Es un proceso lento y difícil. A los 35 años del asesinato de mi hijo fue castigado a prisión perpetua el general responsable, que entonces era capitán. Los mexicanos tienen un dicho: justicia tardada, justicia negada. Pero entre eso y la impunidad hay una enorme diferencia.

Tomado de la publicación: www.cubadebate.cu

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Israel: un grave peligro para la humanidad. Por: Ángel Guerra Cabrera*

Hace una semana la Asamblea General (AG) de la ONU reconoció a Palestina como Estado observador no miembro por amplia mayoría. ¿A qué se debe la disminuida condición de “observador no miembro”? Muy sencillo. Debido al sistema dictatorial existente en la ONU cinco grandes potencias(China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia) tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad (CS) del organismo, que a su vez es el único facultado para recomendar a la AG el ingreso de nuevos Estados miembros y para tomar otras decisiones cruciales. Eso es lo que hizo posible que el año pasado Washington, en su condición de sempiterno abogado del sionismo, impidiera que se votara en ese órgano una solicitud de ese tenor formulada por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y le diera los honores de la gaveta. De allí que la ANP, tomara el camino intermedio de proponer el estatus concedido el 29 de noviembre por la AG, que no requiere ser considerado por el CS, a la vez que ratificaba en el texto aprobado la petición de ingreso como Estado miembro.

Lo anterior no resta méritos a la rotunda victoria del pueblo palestino lograda con ese respaldo en la AG, expresión además del consenso internacional favorable que ha ido ganado su justa causa y el aislamiento creciente del Estado sionista. Sin embargo, subraya la arbitrariedad e injusticia de la existencia del veto así como su uso impúdico por Estados Unidos, con mucha frecuencia para defender los crímenes de guerra de Israel y para continuar extendiendo y profundizando la colonización del pueblo palestino. Pero a la resolución del jueves pasado siguió otra más esta semana que nos recuerda otra razón por la que Israel merece catalogarse como Estado canalla.

Titulada “El peligro de la dispersión de las armas nucleares en Oriente Medio”, la resolución, aprobada el 4 de diciembre por 174 votos a favor, 6 en contra y 6 abstenciones, recalca que el Estado hebreo se ha convertido en el único de esa región que no ha firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear(TNPN) y lo exhorta a que abra todas sus instalaciones nucleares a la inspección del Organismo Internacional de Energía Atómica(OIEA). Es innecesario identificar los 6 votos en contra, el lector lo sabe o lo imagina. La resolución está directamente relacionada con el objetivo de convertir al Oriente Medio en una zona libre de armas nucleares, que en los hechos implica fundamentalmente a Israel puesto que es el único Estado de la región que posee ese tipo de armas(entre 200 y 500), encima se niega a firmar el TNPN y sabotea sistemáticamente la conferencia internacional sobre la desnuclearización del Medio Oriente. Irán, a quien Israel quiere atacar, sí es firmante del TNPN e inspeccionado sistemáticamente por el OIEA. Claro, únicamente un iluso podría esperar de Tel Aviv una conducta constructiva en cuanto a poner atención a este reclamo de la inmensa mayoría de los miembros de la ONU. Sin embargo, lo caudaloso de la votación sobre el tema demuestra un grado de hastío y preocupación inédito hacia la conducta criminal de la entidad sionista y su desprecio por la opinión mundial.

Ese sufragio tampoco es ajeno a las represalias que Israel amenaza tomar ahora contra la osadía de los palestinos de pedir su reconocimiento como Estado y de los miembros de la ONU por concedérselo. Tel Aviv anuncia que va a retener a la ANP millones de euros en impuestos y a construir 3 mil viviendas más de colonos judíos en Cisjordania y Jerusalén este. Cabe recordar que en ambos puntos ya Israel ha asentado ilegalmente a más de medio millón de colonos hasta hacer casi inexistente la tierra en manos palestinas. Si observamos en los mapas su expansión territorial desde 1947 nos damos cuenta que son diminutos y sin continuidad territorial los girones de la Palestina histórica que no se ha tragado ya.

Pero además del daño causado por el Estado sionista a los palestinos y a los pueblos árabes mediante sus acciones terroristas, sus guerras y masacres, también constituye una grave amenaza para el conjunto de la humanidad. A eso apunta la última resolución de la ONU: al enorme arsenal nuclear de Israel no declarado ni inspeccionado internacionalmente. Sumado a su belicosidad, su permanente amenaza de atacar a Irán, el odio racista que ciega a su liderazgo y la creciente explosividad de la zona, están reunidos todos los elementos de una tormenta perfecta… infernal diría, pidiendo a gritos una acción enérgica que la impida.

Tomado de la publicación: www.cubadebate.cu

*Periodista cubano residente en México y columnista del diario La Jornada.

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La prensa de derechas agoniza. Por: Javier Pérez de Albéniz

Espero junto a un amigo en el hospital, sentado junto a recepción, cuando llega un repartidor con un gran fajo de periódicos. Los deposita en una mesa, junto a un jarrón con flores de plástico, y se marcha sin saludar. La recepcionista se levanta, corta las correíllas de plástico con unas tijeras, y libera 25 ejemplares de La Razón, que quedan de manera gratuita al alcance de enfermos y familiares. Yo ni amago con levantarme a por un ejemplar. Ya tengo el mío: venía de regalo con La Tribuna de Talavera que compré por la mañana temprano para leer mientras desayunaba. Cuando un rato después abro la puerta de casa me encuentro con el correo: algunas cartas, unos recibos y el ejemplar del día de ABC. Jamás pagaría por semejante bazofia, pero me lo regalan por estar suscrito a National Geographic.

Cuando entro en el salón me siento extraño. El cuerpo me pide ponerme un batín de seda, sentarme en un sofá de cuero, aparcado frente a una chimenea de mármol atiborrada de cálida leña de encina. Me apetece mover cadenciosamente una gran copa de coñac tibio, y deseo con todas mis fuerzas que una pareja de galgos afganos retoce a mis pies, adormecidos por la música de Bertín Osborne que suena en el estéreo. No tengo servicio, pero me gustaría poder ordenar a alguien que me preparase un aperitivo y me lustrase las botas. ¿Qué me sucede? ¿Acaso me estoy aburguesando? ¿O simplemente son las secuelas de llevar bajo el brazo el ABC y La Razón?

La prensa de derechas agoniza. Sí, se que cuesta trabajo creerlo viendo el volumen del sonido de los informativos de Intereconomía o escuchando los sermones de fray Marhuenda en las tertulias televisivas. Gallitos de pelea defendiendo las subvenciones de Rajoy, bien en forma de publicidad estatal, de exclusivas filtradas o de un futuro puesto de trabajo. Pero lo cierto es que, asúmanlo, la prensa de derechas agoniza. Lo dicen las cifras…

Los últimos datos ofrecidos por el Estudio General de Medios (EGM) y la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD) aseguran que en un año ABC ha perdido un 11% de sus lectores. La Razón ha caído en ese periodo un 19% en sus ventas y un 16% en difusión. La Gaceta directamente se desploma: sus ventas han bajado un 44% y su difusión ha caído un 39%. Las ventas de El Mundo han caído un 25% (las de El País “solo” un 16%).

Cuando la muerte de la prensa conservadora sea un hecho quedarán huérfanos cientos de ciudadanos, puede que incluso miles. Pero este Gobierno nuestro no piensa, no podía ser de otra manera, abandonarles a su suerte: ¡son sangre de su sangre! Para todos esos consumidores de periódicos nostálgicos, que ven cómo sus dosis de caspa informativa disminuye día tras día, la televisión pública anuncia tras el telediario de mediodía “Los años del NO-DO (1939-1940). Vencedores y vencidos”. Y es que en este país el que no está bien informado, a la última, es porque no quiere…

Tomado de la publicación: www.cuatopoder.es

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