Archives for

¿Qué pasa con el delito?

«¿Qué es el delito? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Tiene otras definiciones de acuerdo con las características del país? ¿Es una desviación de la norma establecida? Si ese fuera el caso, ¿toda desviación es legalmente un delito?» A pocas horas del UJ dedicado a las Causas y azares del delito, recordamos otro de los momentos dedicados al tema.

*Panel realizado en la Unión Nacional de Juristas de Cuba, en diciembre de 2011, publicado en Los debates de Temas, vol.9.

Panelistas:

Jorge Bodes Torres. Profesor. Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana.

Luis Lorenzo Palenzuela Báez. Fiscal. Presidente de la Sociedad Cubana de Derecho Civil y de Familia.

Armando Torres. Jurista. Presidente del Tribunal Popular Provincial de La Habana.

Rafael Hernández. Politólogo. Director de Temas.

Rafael Hernández (moderador): Queremos agradecerle a la Unión Nacional de Juristas de Cuba, por acogernos en sus instalaciones y brindarnos un contexto favorable para desarrollar y, sobre todo, re- flexionar sobre el tema del delito en la contemporaneidad, que va más allá, por supuesto, de las fronteras de Cuba. ¿Qué es el delito? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Tiene otras definiciones de acuerdo con las características del país? ¿Es una desviación de la norma establecida? Si ese fuera el caso, ¿toda desviación es legalmente un delito?

Jorge Bodes Torres: En primer lugar, el delito es un fenómeno social, típico de las sociedades, y desde hace mucho tiempo es aquella conducta que afecta sustancialmente al individuo, la sociedad, las instituciones y al gobierno establecido. Así es como el Estado lo conceptualiza. Por supuesto, no toda afectación se define como una conducta delictiva, porque hay diversas maneras de que un determinado comportamiento se aparte de las normas establecidas, y para eso están las contravenciones o mecanismos no formales, donde hay rechazo a ciertos tipos de acciones que no se aceptan en la sociedad, sin que eso tenga que llegar a ser un delito.

Por eso, reitero, es aquella conducta que afecta gravemente a los sujetos, al Estado, al país, a las instituciones, y que, por  tanto, debe ser reprimida y sancionada de manera penal. Para esto el Estado organiza un sistema que define qué es un delito, y cuenta con varios órganos de persecución y sanción del mismo. Además, atribuye facultades a   los tribunales para sancionar —el conocido ius puniendi— a una persona, de privarla de determinado derecho como su libertad personal y sus propiedades. También, faculta a la fiscalía para acusar y ejercer la acción penal, aunque en algunos casos, son las personas las que acusan a través de una querella, y ellos mismos ejercitan esta acción. En otros casos, se establecen requisitos y autorizaciones específicas para demandar a un  individuo.

El delito es un concepto genérico, pero hay una amplia diversidad de conductas que responden a móviles, razones, causas y orígenes diferentes, y que pueden cometerse intencionalmente, e incluso sin que la persona quiera delinquir, ya sea por una culpa, un estado que no previó, o incumplió alguna normativa que pensó que no le iba a traer consecuencias legales, y sin embargo, sí las tiene. Por ejemplo, están las violaciones de tránsito. Nadie quiere chocar con otro automóvil, o atropellar a una persona y privarla de la vida, pero a veces el chofer se lleva la luz roja, y ahí mismo atropella a un transeúnte. No era su propósito, pero se convirtió en un delito.

Por tanto, tiene un contenido moral, porque la sociedad lo reconoce como tal, y también un sentido social, político y hasta económico. En ocasiones, no se puede permitir que se sustraigan los bienes que pertenecen a todos, y eso tiene que preverse como una acción ilegal; es un delito que atenta contra la moral, la ética y los principios que prevalecen en la sociedad.

Armando Torres: El delito, en cualquier sociedad, es una acción u omisión, socialmente peligrosa, que deberá estar recogida en una ley penal, en un código, y tendrá prevista una sanción.

Ahora bien, Bodes se refería a que las sociedades son diferentes, lo que puede ser también problemático. Una determinada conducta en un país puede ser sancionada por la ley, y esa misma, en otro, no se considera socialmente peligrosa. Entonces, ¿quién erige o convierte en delito esa conducta y acción? En toda sociedad, hay un órgano legislativo encargado de promulgar leyes, y ese es el que determina lo que es o no una violación, independientemente de la iniciativa legislativa que pueden tener distintos actores como organismos e instituciones, que pueden instar a que se proscriba una conducta y se contemple como delito. Le corresponderá a ese órgano determinar si es socialmente peligrosa.

Luis Lorenzo Palenzuela Báez: Un delito es una infracción, pero no todas las infracciones son delitos. Por ejemplo, hay algunas, hablando de Derecho de Familia, que están establecidas en la ley y no llegan a constituir delito: no comunicarse con el hijo después del divorcio o durante el matrimonio; no sufragar su alimentación a no ser que llegue a constituir un elemento peligroso para la sociedad, como ya señaló el doctor Armando Torres.

La naturaleza del delito, en mi opinión, es esencialmente social, aunque tiene otras características. Hay que valorar, en las conductas infractoras, los elementos objetivos y subjetivos que pueden ser intencionales o imprudentes, como refería el doctor Bodes. Una acción   u omisión en hechos de tránsito es penado, pero nadie quiere matar a otro, sin embargo se cometen infracciones que afectan bienes mate- riales y, en el peor de los casos, a personas.

En cuanto a la pregunta de que si el delito es un asunto moral, social, político, o económico, yo le agregaría religioso. Hay sociedades donde se constituyen pecados, y entonces habría que valorar en el Derecho Canónico de los países árabes cómo se juzga, se sanciona y cuál es el código que establecen para las conductas infractoras. Por eso, es también una cuestión cultural, como decía el doctor Torres, son aspectos que no subsisten por igual en todas las regiones del planeta, pero que deben ser valorados.

Cuando se procesa un delito, en las normas procesales se establecen metodologías para juzgar los hechos y establecer patrones para que haya determinadas conductas constitutivas de delito que no vayan a los tribunales, y se toman medidas administrativas —ya se ha hablado del Derecho Penal Administrativo—, como puede ser una multa, que sanciona la policía, u otro órgano que interviene en la ad- ministración de la justicia.

Rafael Hernández: ¿Cuáles son las causas que se le pueden atribuir, en general, a las conductas delictivas? ¿Están asociadas con factores que intervienen en la formación de las personas como la familia, la educación, el medio ambiente, los valores? ¿Su incremento es una señal de que existe una crisis de valores, o bien está asociado con la injusticia    y la desigualdad social? ¿Qué causas podemos identificar en relación con el aumento o la disminución del delito?

Jorge Bodes Torres: En mi experiencia, como jurista, tenemos que preguntarnos cuáles fueron las causas del delito, pues hemos estado hablando de los de imprudencia, los de tránsito, pero también de los intencionales, como puede ser el robo —movido por la codicia, por el deseo de tener bienes materiales por vías ilícitas—; y de los no intencionales como las lesiones o el homicidio —a lo mejor el que mata, o le provoca lesiones a otro, no tiene móviles intencionales. Hay delitos económicos, contra el honor, en fin, que tenemos que determinar qué tipo vamos a examinar o estudiar.

Los que más se cometen en Cuba y en el mundo son el de robo, hurto, y contra la propiedad. A veces, cuando se habla del aumento del delito, automáticamente nos estamos refiriendo a ellos. Después, le siguen contra la integridad física, homicidio y lesiones. Cuando se penetra en las causas de alguno de ellos, prevalece algún factor más que otro. Por ejemplo, a menudo hay razones económicas, el individuo no tiene dinero, pero no tiene un nivel cultural adecuado, es decir, no tiene valores éticos firmes, y ese hombre roba con facilidad. Ese es un factor, aunque es una confluencia de elementos que contribuyen    y determinan un comportamiento. Una persona puede tener escasos recursos y, sin embargo, tener valores y principios bien arraigados, por tanto es incapaz de cometer delito alguno, donde la ética prevalece por encima de la economía. Cuando analizamos el tema de las lesiones y el homicidio, son otros factores los que entran en juego, como   la violencia, por ejemplo. Es por eso, que a la hora de combatirlo, también tenemos que buscar medidas concretas, creativas y efectivas.

Armando Torres: Como bien lo ha explicado el doctor Bodes, lo que parece ser un común denominador es el tema de la crisis de valores, y pienso que está presente como causa de los delitos; no quiere decir que sea algo absoluto, porque, por ejemplo, aquí se hablaba del delito de tránsito, ahí no hay necesariamente crisis de valores. Una persona comete una imprudencia, pero si mató, lesionó, o dañó los bienes de otra, ha cometido una acción socialmente peligrosa, aunque sea un individuo íntegro y con valores éticos arraigados.

Ahora bien, hay distintos tipos de delito, como decía el doctor Bodes, están contra los derechos patrimoniales, contra la seguridad del Estado, el económico, el de «cuello blanco» del empresario, el sexual, incluso hasta el biológico. Todos tienen diferentes causas a partir de   la conducta delictiva del sujeto, y afectan diferentes bienes jurídicos.

Por ejemplo, la crisis económica, en un determinado lugar, puede ser causa de delito, pues está relacionada con la desigualdad, la injusticia social, donde existen países con millones de personas marginadas, que no tienen acceso a nada, y muchas veces se desvían hacia el deli- to. En el continente americano hay, lamentablemente, una delincuencia, debido a la injusticia social, que son capaces de desplegar una violencia tremenda, pero cuando se ve de manera individual, es un ser humano que ha llegado a ese punto por determinadas razones, y casi siempre, por supuesto, hay una desvalorización tremenda no solo de él, sino de cómo ve la vida y del respeto que siente por los bienes de los demás. O sea, que las causas son de acuerdo al tipo de delito, a las características de la sociedad, y de acuerdo a los valores de la persona.

Rafael Hernández: ¿Cuáles son las causas del incremento de los delitos contra la propiedad y los delitos contra la persona?

Luis Lorenzo Palenzuela Báez: Pienso que las causas de un delito no se pueden definir a priori, hay que realizar una investigación multidisciplinaria, porque hay que buscar sus orígenes, con rigor científico, con una metodología y, por eso no debe señalarse un elemento por encima de los demás, si no está debidamente fundamentado.

En relación con determinados delitos contra el patrimonio, si se observa que la estadística aumenta, hay que ver si es en un territorio extenso, en una comunidad, y habría que prevenir que esas conductas no se repitan. En ocasiones se mejoran las condiciones habitacionales con fines de evitar, por ejemplo, que haya hechos violentos de robo; si aumentaran, habría que ver quiénes son los que cuidan y son responsables de la institución. Hay que ver en qué contextos se producen y las medidas que se puedan tomar para evitar los delitos; pero sí pienso que siempre debe establecerse un estudio, una investigación, para determinar las causas.

Armando Torres: También las estadísticas delictivas pueden subir o bajar en dependencia de que haya condiciones que las favorezcan. Cuando no se lleva una contabilidad confiable —es decir, existe descontrol— se propicia el delito económico, porque la persona ve que hay posibilidades; es decir, concomitan causas y condiciones, que los criminólogos también las han llamado necesidad y oportunidad, que no sucedería, por ejemplo, con un control eficiente de la contabilidad de la empresa.

Jorge Bodes Torres: Quiero aclarar que la definición del concepto deli- to es una creación humana, se elabora según su percepción, y a veces lo que se hace es criminalizar, crear un delito ficticiamente. A lo mejor, en un momento determinado, hace falta penalizar una conducta, pero con el tiempo se va perdiendo su peligrosidad social, va perdiendo vigencia, y sin embargo, el delito sigue ahí. Ahora, con el tema de los cuentapropistas, me pongo a reflexionar sobre la especulación y el acaparamiento que existe. Ellos acaparan diversos productos que nosotros necesitamos a diario, y estamos conviviendo con eso normalmente, pero no se les penaliza. Por ejemplo, vemos a esa gente que vende los CD, y me pregunto cómo se respeta el derecho de autor.

Hay autores y criminólogos que plantean el tema de la despenalización, y recuerdan la Ley Seca que se estableció en los Estados Unidos en la primera parte del siglo xx. Era delincuente el que consumía alcohol, pero tuvieron que despenalizar la venta de alcohol porque, al final, la gente lo compraba en el mercado negro. Hay algunos criminólogos que plantean la despenalización de la droga como forma de eliminar las adicciones. En Cuba, se ha pensado en despenalizar el hurto y sacrificio de ganado mayor, y buscar un incentivo administrativo para que haya carne de res y de caballo. Por eso, he dicho que es el hombre el que criminaliza y convierte en delito ciertas conductas.

Rafael Hernández: ¿Cómo enfrentar, entonces, el delito de forma eficaz? ¿Cómo lograr que instituciones, que no son solo el sistema penal de un país, como la escuela, la comunidad, la familia, intervengan de manera activa y contribuyan a reducirlo o erradicarlo? Una vez que asumimos el crecimiento del delito en la sociedad, ¿cómo prevenirlo y atacar sus causas? ¿Qué papel tiene el castigo en este proceso? ¿Cuál es el papel de la mediación social, de factores extrajudiciales que no son necesariamente sanciones que se cumplen dentro de una prisión? ¿Cómo enfrentar el delito de una manera creativa y eficaz?

Luis Lorenzo Palenzuela Báez: Pienso que el concepto de prevención es esencial porque comprende también al enfrentamiento y a la rehabilitación. Hay discusiones en relación con el papel que tiene el control social, es decir, ¿debe ser extragubernamental y extraestatal? Habría que valorarlo de conjunto, tanto las acciones estatales como de la comunidad.

Se habla de la mediación pero también pienso que en las condiciones nuestras de perfeccionamiento del socialismo, pudiera hacerse uso de esta, sin copiar dogmáticamente otras fórmulas de diversos países, es decir, asimilar, como nos enseñó Martí, la cultura de otros y traerla a nuestras realidades.

Algunos han manejado la mediación, como algo muy asociado al neoliberalismo, restando autoridad al Estado. Pienso que el castigo severo es relativo, el hecho de que permanezca en la ley la pena de muerte frena determinadas conductas, aunque la sanción excesiva pudiera no ser una forma de enfrentar adecuadamente el delito, por- que el hombre pierde las esperanzas cuando se le impone una sanción excesiva y, por eso, también habría que valorar los sistemas penales, trabajando de manera progresiva con esos seres humanos que necesitan una reeducación, hay quien solo acepta el concepto educación, porque piensa que el individuo todavía no está educado, y el que no está educado no debe reeducarse, o sea, son situaciones que en estas valoraciones deben tenerse en cuenta.

Aquí también creo que los actores sociales e instituciones deben trabajar de conjunto y, en determinados casos tendría que intervenir la policía, la fiscalía, los tribunales, y las políticas sociales.

La escuela es un factor que influye mucho en la comunidad. En Cuba se ha tratado de potenciarla; se ha hablado, en etapas, con mayor o con menor insistencia en las escuelas de padres, e incluso hemos participado en eventos internacionales donde hemos llamado mucho la atención sobre este término.

Armando Torres: Coincido con Palenzuela en que el tema de la prevención tiene una mayor importancia que el castigo penal. Elías Carranza, uno de los criminólogos importantes de nuestro hemisferio, tiene un libro referido a la prevención. Él se refiere, categóricamente, a valorizar la prevención antes del delito, y eso está directamente relacionado con las causas. Con la denominada Batalla de Ideas, un compendio de pro- gramas sociales, el Estado se enfocó en este tema, que para cualquier país resulta costoso. Desgraciadamente, hoy en día, no hay ningún país en el mundo en condiciones de acabar con todos los problemas sociales y con el delito; se puede disminuir, pero eliminarlo, eso nadie ha podido todavía. Palenzuela hablaba de la escuela, de la cultura, el deporte, y de cosas que pueden enriquecer al hombre, y desviarlo o separarlo del camino del delito; esa es una cuestión esencial, de todas formas, uno no puede soñar con que solo con la prevención se puede resolver el problema.

Hay personas que pueden tener trastornos de personalidad y conductas, con las cuales no vale ni siquiera el tema de la prevención. Hay locos axiológicos, y tendrán que existir sanciones penales y tendrán que jugar su papel en la normativa social. Lo que tiene que haber es un equilibrio entre la sanción que se pone, la gravedad de la falta y las características de la persona que comete el delito, su posibilidad de enmendarse, de rectificar, eso es importante.

No se puede pensar ahora que democracia es que no hay control social, eso es un error. El control social puede ser formal, eso lo establecen ciertas instituciones que el Estado tiene en el mundo entero, como policías y oficiales de vigilancia. También hay un control social informal como la familia, los vecinos, los compañeros de trabajo. En Cuba se ve el papel del centro de trabajo para rescatar a una persona, incluso después que comete un delito; yo no he visto, en este tema, muchas investigaciones de especialistas de otros países. En nuestro país hay una serie de organizaciones que interactúan de manera positiva con los sujetos, es decir, que también el control social tiene una importancia.

Desmond Tutu decía que hay que tender puentes incluso entre la víctima y el victimario, cuando hay un delito entre vecinos, entre fa- miliares, o entre compañeros de trabajo, qué efectividad puede tener la sanción penal para restablecer las relaciones sociales. La mediación pudiera ser en determinados casos el camino a seguir. Esto es en el caso que se pueda establecer una mediación; hay los que llevan sanción penal severa; otros que no tienen por qué serlo y que se puede alcanzar la reinserción de la persona en la sociedad; y hay los que  se puede realizar la reinserción porque hay que proteger la sociedad, como por ejemplo, de un asesino, y se debe proteger a la sociedad.

Jorge bodes Torres: Antes de venir a este encuentro, estuve leyendo el libro De los delitos y de las penas, de Cesare Bonnensana, marqués de Beccaria. Yo estoy proponiendo que se publique en Cuba, porque con más de doscientos cincuenta años de haberse escrito —fue en 1764— tiene una vigencia y una vitalidad extraordinaria. Él decía, si me permiten citarlo: «Es mejor evitar los delitos que castigarlos», y agregaba:

«El más seguro, pero difícil, medio de evitar los delitos es perfeccionar la educación». Coincido con él, si se potencia la educación, como lo ha hecho la Revolución y el Partido Comunista de Cuba, está en mejores condiciones de conducir su conducta por el buen camino y no incurrir en delito.

El aumento de las sanciones no resuelve el problema, además se crea un problema al propio Estado, pues al tener a un hombre con una larga permanencia en prisiones, tiene que mantenerlo y contratar gente para cuidarlo. Ahora bien, Beccaria aportaba otra arista del problema, que a mí me parece muy importante, él decía: «La certidumbre del castigo, aunque moderado, hará siempre mayor impresión que el temor de otro más terrible, unido con la esperanza de la impunidad», y entonces agregaba: «No es la crueldad de las penas uno de los más grandes frenos de los delitos, sino la infalibilidad de ellas». Creo que Lenin también planteó este tema, lo que sí frena al delincuente es saber que lo que él hace será inexcusablemente descubierto. Aunque es un tema complejo, porque contar con unos órganos de investigación que todo lo descubran es muy difícil, eso nada más que se da en la serie CSI que vemos en la televisión. En la vida real, ni en los propios Estados Unidos sucede. Se ha hablado bastante de las penas extraordinarias, que no ayudan, que no son los recursos ni los medios para enfrentar   el delito; creo que hay otros factores, el enfrentamiento tiene que ser multidisciplinario, en el que la religión, la familia, el centro de trabajo confluyan, junto con la policía, la Fiscalía, los tribunales, las prisiones, y contribuyan a la prevención y la reinserción social del sujeto.

Quisiera terminar con una frase de Beccaria: «Para que toda pena no sea violencia de uno o de muchos contra un particular ciudadano, debe esencialmente ser pública, pronta, necesaria, la más pequeña de las posibles en las circunstancias actuales, proporcionada a los delitos y dictada por las leyes». Creo que esto debemos tenerlo presente para buscar la forma más adecuada de enfrentar el delito.

Rafael Hernández: Gracias a los panelistas, creo que han colocado sobre la mesa suficiente cantidad de preguntas y problemas, ahora pasamos la palabra al público presente.

Walfrido Quiñones Bencomo: Soy abogado en ejercicio de la Organización Nacional de Bufetes Colectivos, Bufete Salvador Allende, de Centro Habana. Creo que una de las cuestiones principales para entender qué pasa con el delito en Cuba es tener estadísticas, información acerca de estos, porque los panelistas estaban explicando, acertadamente, que cada uno tiene sus características, sus causas, sus condiciones, lo que lleva un enfrentamiento diferenciado, de manera independiente; por eso, es importante saber cómo van las cosas con   el delito en la Cuba de hoy.

¿Cuáles son los delitos que afectan a nuestra sociedad? ¿Hay temor porque están creciendo contra los derechos patrimoniales de la sociedad, de la población? ¿Hay inseguridad ciudadana? ¿Hay un incremento de los delitos «de cuello blanco»? ¿Conoce la población por qué han sido sustituidos una serie de gerentes, de directores empresariales, y que muchos de los delitos están vinculados con las firmas y la inversión extranjera? ¿Cómo vamos a enfrentar ese fenómeno, no solo la corrupción, sino las conductas sociales que surgen con esos cambios que se están experimentando en Cuba? ¿Estamos actualizando un modelo económico o estamos intentando por todos los medios de avanzar hacia una sociedad mejor? Finalmente quería apoyar la tesis de los panelistas en relación con la mediación penal. Creo que es importante tenerla como una solución dentro del procedimiento cubano, y estudiar si vale la pena que nuestro procedimiento penal sea reformado, ampliado, y ajustado a las características de 2011, y de los años futuros.

Pedro Campos: Soy historiador. El sistema capitalista es esencialmente corrupto y corruptor por una razón sencilla, la apropiación del trabajo asalariado y de la plusvalía que genera este. No he escuchado cómo lo van a resolver con leyes; eso hay que cambiarlo, modificarlo en su esencia y en sus estructuras para que no haya corrupción, para que no haya delito, porque los capitalistas hacen leyes para defender sus intereses como sistema.

Como toda sociedad está basada en un sistema socioeconómico, como sabemos los marxistas, genera una superestructura, y el cuerpo jurídico y legal está en función de los intereses que determina esa base. Se trata de llevar esa situación a Cuba, o sea, cómo nuestra base socioeconómica genera delito. Quisiera que los panelistas se refirieran a ese tema, es decir, nosotros tenemos una base socioeconómica que tiene una estructura determinada de propiedad, de relaciones de producción, que no son relaciones basadas en el trabajo libremente asociado, ni esencialmente en el cooperativismo, sino en una propiedad del Estado, que es el que decide, el que determina, y donde los trabajadores reciben su salario. ¿Por qué no hacemos un análisis y tratamos de buscar soluciones de esta problemática?

Enrique López Oliva: ¿Qué papel puede desempeñar la religión en la previsión del delito en Cuba? Vivimos en una sociedad laica, con una separación entre Iglesia y Estado, en la cual no hay ley de cultos que regule la vida de las instituciones religiosas, pero la religión, como otras instancias, tienen una influencia social y un sistema educacional paralelo al estatal, que crece por día, y una doctrina social con cuadros que se forman bajo esa doctrina y una serie de regulaciones internas, con códigos que rigen para sus miembros. Me gustaría que el panel se refiriera a este tema.

Ramón de la Cruz: Creo que hay un problema teórico, y es, concreta- mente, el tema de la peligrosidad, que tiene que ver con el nacimiento y el surgimiento de la burguesía, y del positivismo criminológico. El tema de la peligrosidad ya no es aceptado por casi ningún penalista progresista, porque es demasiado ambiguo, subjetivo y difícil de precisar, y cada cual puede entender, según convenga, qué es o no peligroso. En la actualidad, los penalistas más progresistas utilizamos el término de dañosidad social; una cosa es la peligrosidad, algo que pu- diera pasar, y el daño es algo que ocurre y que, por tanto, requiere una sanción. Parece un juego lingüístico sin mayor trascendencia, pero, en la práctica, ha tenido en la historia del Derecho Penal una importancia enorme. Del término peligrosidad se ha abusado, pues comenzó a desarrollarse a finales del siglo xix, el fascismo lo utilizó cruelmente, y otros sistemas autoritarios han abusado de él; de ahí que tantos penalistas cubanos estemos en contra de su utilización y creemos que se debe utilizar dañosidad social.

El compañero López Oliva hablaba de las religiones. Soy presi- dente del Comité Académico de la maestría en Criminología de la Universidad de La Habana. Allí tenemos un módulo dedicado a la religión, porque creemos que es un factor inhibidor de malas conductas sociales y creador de valores.

La mediación en Cuba casi no se ha practicado, no tenemos esa cultura, aunque tuvimos un primer intento con los Tribunales Populares, que Fidel orientó crear —cuando éramos estudiantes universitarios— en el interior del país, para tratar de resolver los conflictos entre campe- sinos. No imponían sanciones privativas de libertad, sino que trataban de resolver problemas. Discrepo con el compañero Palenzuela en que la mediación es un invento de la burguesía. Esta se puede haber aprovechado de estos procesos, pero es muy anterior a su surgimiento.

Por ejemplo, he visto trabajar la mediación en Noruega. Hay un funcionario del Ministerio de Justicia que se reúne con la víctima y con quien cometió el delito, y tratan de ponerse de acuerdo, mediante una indemnización u otra solución. Si no se llega a un consenso, entonces los mandan para los tribunales y que este decida. Si se ponen de acuerdo, y es un delito menor, se lo mandan al fiscal, que lo archiva, y ahí se acabó todo. O sea, la mediación no es tan complicada. El Estado tiene cierto control de ese tipo de pacto y, por lo tanto, no debemos entenderlo únicamente como expresión del neoliberalismo.

Al principio de la Revolución creímos que el delito iba a desaparecer pues era una herencia del capitalismo. Sin embargo, no desapareció, y hay que tomar medidas adecuadas para llevarlo a su mínima expresión.

Las investigaciones criminológicas que hemos estudiado durante veinte o treinta años nada dicen sobre si la pena de muerte y los castigos severos son factores que pueden, de una forma u otra, disminuir el delito; eso no está comprobado científicamente. Hay otros factores como la prevención, la educación, que sí son importantes. Los castigos severos y la pena de muerte crean más problemas que beneficios a la sociedad.

Denia García Ronda: Se ha hablado aquí de la necesidad de las estadísticas en el caso específico de Cuba, y también de la prevención y la educación, y dentro de ella debe estar la información. Creo que si alguien comete un delito y es sancionado, sea el gerente de una empresa o alguien de un barrio, debe ser informado a la población, porque esa es una forma no solo de demostrar cómo una conducta delictiva es castigada, sino que también genera una confianza en los órganos de justicia. En Cuba se precisa de esa información, sin llegar a la crónica roja, por supuesto, y no solo los delitos económicos, sino los que más afectan a la sociedad.

Arnel Medina: Creo que la sanción que se le aplique a alguien debe cumplirse sin ir a los extremos, porque hoy en el mundo hay esos excesos como la Ley Anticrimen de Clinton y el Plan de Cumplimiento Íntegro de la Pena, del Partido Popular en España. A menudo, por oportunismo político y por la necesidad de ganar las campañas electorales, cada vez que alguien se postula a la presidencia, el tema del delito surge, y nunca dice que va buscar políticas de inclusión social de los excluidos, que por cierto, cada día aumentan más, sino solamente «mano dura».

En 1987 se despenalizaron delitos que teníamos en el Código Vial como conducir un vehículo por la vía pública sin tener licencia, y en ese momento, no hubo un incremento significativo de los accidentes y, se le dio un tratamiento administrativo. En el nuevo Código de Tránsito no se va a juicio, pero se puede perder el vehículo. Los españoles en 2010, dictaron una ley que conducir a determinada velocidad, por encima del límite establecido, es delito con privación de libertad, y conducir sin licencia, habiéndola perdido por un sistema de puntos similar al nuestro, o haberla perdido por sentencia judicial, conlleva prisión. Si en Cuba, la Asamblea Nacional, o un Decreto Ley, vuelven atrás y convierten estos hechos en delito, salimos en la primera página de todos los diarios del mundo, diciendo que es el abuso más grande contra los cubanos.

Nos quedan muchas cosas todavía que habrá que despenalizar en el futuro. Por ejemplo, el tema del fraude académico: qué más sanción para un profesor que venda una prueba, o la filtre, que lo único que sabe en su vida es impartir clases de español o clases de física, o de matemáticas, que lo separen del sistema de educación de por vida. Es una sanción muy dura. Se dan casos de complicidad, con un determinado grado de organización, y entonces, hay que aplicar medidas más duras, pero no conozco ningún caso en que se haya llevado a prisión por un hecho como estos; en general se aplican multas, sanciones alternativas, a no ser que sea un hecho muy grave, que tenga repercusión nacional, como algunos que han ocurrido en años recientes en las pruebas de preuniversitario.

Orlando Vera: Soy profesor de la Cátedra de la Policía Nacional Revolucionaria. Mi pregunta es ¿por qué hablamos de prevención y no de transformación social, donde participarían todas las organizaciones de masas de este país, como los CDR, que juegan un papel fundamental y primordial en la reinserción de un individuo a la sociedad?

Armando Torres: Si bien no podemos decir que en Cuba no hay violencia, no es un país que se caracteriza por esta, y no constituye un flagelo. Aquí la gente no tiene miedo que la asesinen si sale a la calle. Hace poco fui a Paraguay para participar en un evento sobre seguridad ciudadana en mi condición de parlamentario, no como juez, y hay que ver cómo está el tema de la violencia y de la falta de seguridad ciudadana en todo nuestro continente.

Sé que el doctor Ramón de la Cruz es una autoridad en el tema del crimen organizado, y a lo mejor no está de acuerdo con lo que voy a decir, pero considero que este no existe en nuestro país. Tal vez hay bandas y gente que se organiza para delinquir, pero no crimen organizado como fenómeno, que cale estructuras de poder e influyan en la política, en la economía, que se hagan senadores y demás.

El hecho de socializar la propiedad en Cuba implica también un   reto, que es el de mantener un control sobre bienes y recursos para toda la sociedad. Hay personas que traicionan esa confianza, cometen delitos y promueven la corrupción. Ahora bien, se puede decir: «¿y si suben las estadísticas?». A veces se incrementan porque hay más control, y no necesariamente quiere decir que hay más robo ni más desfalco, sino que se están detectando y castigando estos hechos, que antes no se percibían. Nuestro modelo económico se está transformando y adaptando a un escenario diferente, y empiezan a aparecer formas de gestionar esa propiedad social, por ejemplo, las barberías y los arrendamientos de casas particulares, que son formas más eficaces de gestionar la propiedad y controlar las conductas delictivas.

Sobre la información y estadísticas de los hechos delictivos que planteaba Denia García, coincido no solo con mencionarlos, sino además con alertar sobre determinadas medidas y acciones que la población o los directivos deben adoptar para evitar que se produzcan delitos. Eso forma parte de la misma educación jurídica de la población y de información que hay que dar en este sentido. Por ejemplo, el Ministerio del Interior, con los programas televisivos de Día y noche y Tras la huella, aprovecha para mostrar hechos reales, en los cuales se han tomado causas judiciales, y termina con el tribunal y la sanción.

Les puedo decir que hay varias experiencias en las que están involucrados los tribunales de justicia, la policía, los trabajadores sociales, los CDR, la FMC, en relación con la reinserción social, en la ayuda, control y asistencia de miles de personas que han sido sancionadas con penas que no llevan internamiento, o sea, que no son privativas de libertad. En nuestro país, una gran cantidad de sancionados, yo diría que más de 90%, recibe beneficios de libertad anticipada, no cumple la totalidad de la sanción, y se decide que, lo que les queda, lo puedan cumplir en sociedad, y salen con un trabajo para que se puedan reinsertar. Esto rompe esquemas y prejuicios, para lograr la transformación del individuo, porque al final ese es el objetivo mayor.

Luis Lorenzo Palenzuela Báez: A mí me llama mucho la atención el análisis que hace el compañero Pedro Campos, en relación con la realidad cubana. Cuando nos preparábamos para este panel, leímos un reciente Decreto Ley del Consejo de Estado, el 286 del 21 de septiembre del año 2011, sobre la integración, en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, de la labor de prevención, asistencia y trabajo social. La prevención busca la transformación del ser humano, para lograr que no se cometan infracciones.

Me alegró mucho la expresión del doctor Quiñones sobre la mediación. Tenemos que trabajar en la nueva ley de procedimiento penal en relación con la mediación. Ya el doctor Ramón de la Cruz hablaba de algunos antecedentes históricos, y tengo vivencias de cómo en la Loma de Candela, municipio Güines, o en la Sierra Maestra, se aplicó aquella experiencia, donde los que se denominaron jueces populares aplicaban medidas a determinadas personas para convidarlos a realizar actividades productivas. Por eso hay que profundizar en el orden teórico y potenciar las acciones prácticas.

Jorge Bodes Torres: Quisiera remarcar en dos temas esenciales. Efectivamente, cuando se valora la situación del delito en el mundo, y sobre todo en América Latina, nuestra situación es más ventajosa, pues la inseguridad ciudadana allá es tremenda, el tráfico de drogas tiene copada la sociedad, las bandas organizadas secuestran personas, etcétera. Nosotros tenemos más seguridad, y los extranjeros nos lo confirman cuando hablan sobre Cuba.

Los cambios socioeconómicos que se vienen produciendo en nuestro país han creado condiciones para que determinadas conductas delictivas se desarrollen. Por ejemplo el tema de la droga. Antes de 1980 era algo que no se veía después, con la llegada del Período Especial, abrimos las puertas al turismo, y empezó a crearse un mercado para el consumo de drogas fuertes como la cocaína. En la actualidad se ha logrado controlar el desenfreno que se generó en los años 90. Creo que este tema de las drogas en el país está dentro de parámetros controlables.

Sobre la divulgación, estoy de acuerdo con que hay poca información. Hay una reserva informativa en cuanto a la cantidad de presos, los delitos que más se cometen, etc. Creo que con la divulgación de hechos delictivos y su penalización se contribuye a la prevención. La prensa tiene que jugar un papel más importante. Actualmente, el único programa televisivo sobre temas jurídicos que existe es Al derecho, que me parece bien encaminado, pero insuficiente si deseamos trabajar y contribuir con la prevención, formación y la educación jurídica de la población.

Ramón de la Cruz: Solo quería decir que no tengamos miedo a realizar los cambios necesarios ante nuevas variedades de delito, sencillamente no podemos paralizar el país por temor a ellos.

Rafael Hernández: Como ha mencionado el panel, el excesivo rigor en las clasificaciones de delitos, de cosas que no necesariamente lo son, genera afectaciones. La pregunta ahora sería la contraria: ¿en qué medida los cambios pueden, y deben, ir acompañados de un marco legal que dejen establecido qué puede hacerse y qué está prohibido? Esto, de hecho, es algo que tiene que ver no solo con el ejercicio de la ley y del orden, sino con el ejercicio de la política, y recuerdo que hace un tiempo, en esta misma Unión Nacional de Juristas, hicimos un panel sobre qué esperar del derecho; y hubo toda una discusión acerca de las cosas que tiene que resolver la ley y la política.

Les agradezco mucho a los panelistas y al público que hayan estado aquí presentes, para discutir sobre este tema. Muchas gracias.

Tomado de: Catalejo. El blog de Temas

Leer más

Pepe Soriano: «En esta película entregué todo» (+Video)

Pepe Soriano, actor argentino. Foto Clarín

Por Oscar Ranzani

El gran José «Pepe» Soriano vuelve al cine a sus 92 años como protagonista, junto a Marilú Marini, en Nocturna, un thriller psicológico escrito y dirigido por Gonzalo Calzada, que estrena el jueves 30 de septiembre. «Nunca perdí el rumbo», dice el prestigioso actor en relación a su regreso. Lo que sucede, aclara, es que no estaba filmando en la Argentina, pero sí lo hizo en Uruguay, Chile, España. «El tema es que el material que se hace en el exterior generalmente no llega a la Argentina. Para mí es una alegría muy grande», confiesa con una lucidez inquebrantable. Nocturna cuenta con el protagónico absoluto del actor de La nona, que encaró un osado trabajo de interpretación en un film inquietante que reflexiona sobre la soledad y las relaciones humanas más íntimas en el último tramo de la vida, con un tono fantástico. Las últimas actuaciones realizadas por Soriano en el cine nacional habían sido en Mi primera boda, de Ariel Winograd -estrenada en 201- y en Pecados, film dirigido por Diego Yaker, estrenado en 2013.

Nocturna gira en torno a Ulises, un hombre casi centenario al que a lo largo de una noche le toca vivir un extraño hecho que pondrá a prueba su lucidez y su cordura, mientras conversa con los fantasmas de su pasado y repasa las cuentas pendientes con la vida. Gonzalo Calzada es un reconocido director de films de género como La plegaria del vidente (2012), Resurrección (2016) y Luciferina (2018), la película pasó por el Marché du Film de Cannes, por el Festival de Sitges, por la 38° Bienal de la Imagen en Movimiento de Frankfurt, y el mercado del Festival de Guadalajara 2018.

En realidad, Nocturna tiene dos versiones: el lado A es el relato del viejo Ulises y es contado de forma narrativa y externa, como si se tratara casi de un guion de cine. Mientras que el lado B es un relato quebrado por los pensamientos, divagues mentales, monólogos y el fluir de la conciencia del propio Ulises y de los otros personajes que conviven con él, según se encargó de detallar el realizador. La primera se estrena el 30 de septiembre en el Cine Gaumont; la otra, su reverso experimental, tendrá exhibiciones a partir del 7 de octubre en el Centro Cultural 25 de mayo (en este caso se exhibirán las dos versiones juntas).

«Lo que me atrapó de esta historia es la complejidad», dice Soriano. «Es una historia muy complicada, no es una historia cotidiana costumbrista. Tiene muchos vericuetos porque está la fantasía, está la falta de la memoria, está el exceso de la memoria. Hay momentos en que la narración para el personaje es como cuando uno mira fotos propias que tienen colores sepia. Uno las mira y no son en blanco y negro. Tienen un color viejo», agrega el legendario actor. Todo eso lo llevó a la posibilidad de conocer a un director nuevo, «cosa que hago con bastante frecuencia en la medida de mis posibilidades y, a veces, acierto y veces me equivoco porque venía de hacer una película muy mala con un director argentino que viene en España, muy malo, pero es el riesgo que uno corre; si no ¿con quién vas a trabajar?», explica Soriano, mientras destaca que hay que trabajar con las generaciones que «tienen vigencia». «El rodaje fue un esfuerzo brutal”, reconoce. “La verdad es que pocas veces he tenido un trabajo tan intenso porque durante toda la película fueron ocho, diez o doce horas por día sin parar, encerrados en un departamento, lo que agota», admite Soriano.

O sea que sintió cansancio tras el rodaje, teniendo en cuenta que su personaje es el protagonista…

Me tuvieron que internar hacia el final de la película. Estuve una semana internado porque me deshidraté. Fue no poder parar, una escena atrás de otra. Yo no había trabajado así con tanta intensidad. Por ahí, filmaba una escena, descansaba una hora para poner la luz y volvía para hacer otra escena. Acá no hubo descanso ni para mí ni para Marilú Marini, que es una estupenda actriz. Marilú tuvo menos esfuerzo en el total. Pero trabajó con una gran intensidad.

¿En qué se inspiró para construir el relato de los pensamientos y divagues mentales de Ulises?

Yo venía con un conocimiento previo porque había hecho teatro con dirección de Daniel Veronese. Fue El padre, que ahora está la película con Anthony Hopkins. Y ahí me encontré con el fenómeno de la pérdida de memoria, más algunas informaciones que uno siempre pide de médicos, de amigos, de gente que vive el problema. Y con eso fui armando, más lo que me dio el material porque yo parto de un material que el director me entrega. No es que tengo que inventar. Sobre ese material voy componiendo la personalidad del personaje. Eso sí: más allá de que la película guste más o menos, igual que mi trabajo, lo hice con todo lo que me queda de amor por este trabajo que un día elegí. No fue de taquito, no es una cosa más. Es una entrega honesta que corresponde al oficio que uno tiene. Así que, en ese sentido, estoy muy contento conmigo, obviamente con el director, con el equipo, pero estoy contento conmigo porque entregué todo lo que tenía para hacer bien el personaje. Hasta dónde llegué no lo sé. Lo van a decir ahora los que vean la película, la gente, los críticos.

La película reflexiona sobre este hombre que a lo largo de una noche le toca vivir un extraño hecho que pondrá a prueba su lucidez y su cordura. ¿Qué piensa usted de la locura?

De la locura voy a contar que hace muchos años, cuando era relativamente joven, estaba haciendo Lisandro, la vida de Lisandro de la Torre en el teatro. Y un día venía de Chaco con mi representante, Salvador Salías. En el avión me dijo: «Estuviste muy bien». Y yo le dije: «¿De qué?». «Con lo que hiciste», me respondió. «¿Que hice qué?», le pregunté. ¡Se asustó! Cuando llegamos a Buenos Aires, directamente desde Aeroparque se conectó con mi hermana y le dijo: «Mire, está sin memoria». Mi hermana llamó a mi analista y mi analista se vino rajando y dijo: «O se deja internar o lo internamos de prepo». Y me internaron. Estuve en el área de Psicopatología del Hospital Italiano unos cuantos días sin saber quién era. Y cuando volví (porque fue “un viaje”) le decía a una médica que me acompañó: «Uy, ¡hasta los loquitos me conocen!». Me dijo: «No, usted estuvo acá». O sea, es lo que puedo decir. Una pérdida de la memoria y de la identidad me tocó vivir y no tiene explicación desde lo común.

¿Qué piensa de lo que decía Ernesto Sabato de que la diferencia entre el artista y el «loco» es que el artista puede transitar por los caminos de la locura pero puede volver?

Eso le pasó a un poeta que vivió durante muchos años en el Borda: Jacobo Fijman. El entraba en la locura y salía de la locura. Fue el único caso que yo conocí. Lo acompañaba mucho Vicente Zito Lema. Y lo hemos hablado mucho con Tato Pavlovsky, a quien yo le decía -y lo terminó reconociendo- que el trabajo lo podía llevar a uno a la locura. Yo le decía: «Tato, te podés volver loco con el trabajo porque no tenés control sobre el personaje. El personaje te fagocita y terminás loco, lo que la gente llama ‘loco’”.

¿Cómo convive usted con los fantasmas de su pasado?

Felizmente muy bien. He tenido una vida no muy diferente de la que tiene la gente. Tuve pérdidas importantes. Mi mamá murió cuando yo tenía 12 años. Murió mi primer hijo apenas nacido. Tuve pérdidas. Evidentemente, esto es bastante común en la condición humana. Conocí la dictadura. He vivido las circunstancias de cualquier ciudadano en la Argentina. No nací en un hogar en el que hubiera plata, ni siquiera de clase media. Era un hogar de gente pobre. Tuve que luchar. Estudié para darles una alegría a mis abuelos y a mi padre. Empecé a estudiar Abogacía. Abandoné porque no me interesaba y me dediqué al mundo del teatro. Estudié, trabajé, me ocupé de todo lo que un ser humano, sin ser un ser de oficio político, tiene que ocuparse del país. Todo lo de mi país me duele. Todo, porque yo vivo en este lugar, porque soy parte de este lugar.

Que la vejez sea mal vista, de manera peyorativa o que se piense que no se pueden tener planes, ¿tiene que ver con la ideología de un sistema como el capitalista?

Sí. En principio, yo no conozco otro sistema, pero en este sistema en el que vivo todo lo que se produce es para la gente joven, lo cual, por un lado, me parece bien: las fiestas, las risas, los avisos de televisión, «Ahora viene el verano, vamos a la playa», «Viene el invierno, vamos a esquiar» (los que tienen plata). Pero nadie se ocupa de este período en que un individuo empieza a abandonar toda esa actividad tan física para pasar a una actividad del pensamiento porque en ese pensamiento está jugando lo que le queda de vida. En ese tiempo, tiene el momento para pensar su vida y la vida del país en el que vive. Yo insisto mucho en esto: yo no vivo solo. No soy Dios, no soy una bestia, vivo en comunidad. Mi comunidad me interesa. Me interesa mi vida, claro, pero también me interesa la tuya.

Hablando de vejez, usted hizo La nona. ¿Qué puntos de conexión tiene aquel personaje famoso con éste y cómo recuerda aquel trabajo?

No tiene que ver porque La Nona no es un personaje de la realidad. La Nona es un maravilloso trabajo de Tito Cossa, donde él utiliza a La Nona para hablar del poder, según mi versión. Mi versión es que Tito habla del poder. El poder se come todo.

¿Qué piensa de la muerte?

Y bueno, es inevitable. Y, además, nadie vuelve para contarlo, nadie se queja.

“No es que tenga miedo a morir. Simplemente no quiero estar ahí cuando ocurra”, dijo Woody Allen. ¿Coincide con su mirada?

Claro, pero no es que me eligieron a mí para eso. Eligieron a la humanidad. Dios eligió a la humanidad para esto. Bueno, le pasa a todo el mundo, ¿eh?

¿Qué cuentas pendientes con la vida tiene usted, a diferencia de su personaje?

No, yo digo la verdad: repasando cosas que hago con alguna frecuencia, estoy muy contento con lo que la vida me dio. Inclusive, de los acontecimientos que no son gratos. Hace unos quince años tuve un cáncer, estuve entre la vida y la muerte, pero son los acontecimientos del ser humano. También debo decir cuánta alegría me dio no sólo ser actor: ser dirigente de la Asociación Argentina de Actores, en el tiempo del negro Carella, de Juan Gené, de Duilio Marzio a Nathán Pinzón. Y también tener el número 1 del carnet de SAGAI, que es un ejemplo de organización al servicio del actor pero que vale para toda la Argentina, por transparencia, por dignidad del trabajo, por honestidad. Yo hablo con mucho amor de eso. Y ese amor es el que llevo encima.

¿Qué recuerdos tiene de su infancia?

Tengo unos recuerdos hermosos. A los 5 años, en el barrio, de gente muy humilde, de gente de trabajo, un amigo me dijo: «¿Por qué no venís conmigo al Don bo?». El Don bo era el Colegio Don Bosco León XIII, en la calle Dorrego, entre Amenábar y Crámer. Y le pregunté: «¿Para qué?». Y me respondió: «Están los exploradores de Don Bosco. ¿Sabés lo que es? ¡Te van a dar el uniforme y todo!». Y ahí coseché grandes amigos durante diez años, hasta los 15. Por supuesto que la contraprestación era ir a misa. Y ahí aprendí de la tarea comunitaria. Después, la pude ejercer un poco en el Colegio Nacional, en la Facultad de Derecho. Y luego, y básicamente, en la vida. Siempre me he ocupado de la comunidad, como me he ocupado de mí, sin ser yo un espejo donde la gente se pueda mirar con la alegría total “porque soy perfecto». Eso no es así. Pero sí me he ocupado de mi comunidad, que con los actores. Y conozco el mundo de los actores. Hace 74 años que hago este trabajo. Sé de la vida, del fracaso, del hambre, del dolor, de la alegría. Conozco todos los papeles que un actor puede atravesar.

¿Cómo recuerda su debut actoral?

Con gran alegría, porque fue casi mágico. Yo era estudiante de teatro, en el teatro universitario de la UBA. Un día, al maestro Antonio Cunill Cabanellas lo nombraron director del Teatro General San Martín. Vino a una de las clases y me dijo: «Vas a debutar conmigo en El sueño de una noche de verano, de William Shakespeare.» Yo me quería morir porque no tenía ninguna experiencia en el mundo del escenario como actor profesional. Yo estaba estudiando. Y bueno, nos presentamos con un elenco maravilloso, del cual recuerdo con amor a Osvaldo Miranda, que fue un compañero extraordinario. Debutamos en el Teatro Colón. Y allí ocurrió esta anécdota: Primer acto, silencio; Segundo acto, silencio; Tercer acto, aplausos por el personaje que yo hacía cuando muere. Terminó la obra, vino el maestro al Camarín y me dijo: «Serás actor». Y ese fue el destino que tuve. Tuve un debut maravilloso con el único aplauso de la noche en el Teatro Colón. ¿Cómo me voy a olvidar de eso?

Aquella Patagonia

Uno de los grandes papeles de Pepe Soriano en el cine fue el del alemán Schultz, de La Patagonia Rebelde, que prefirió morir fusilado por sus ideas que huir traicionándolas. De aquel film de Héctor Olivera, Soriano dice que «fue una alegría muy profunda, fue un trabajo maravilloso, con compañeros estupendos». El actor recuerda que había días que no dormían «discutiendo el país». «Éramos dieciocho actores en el elenco. Nos quedábamos en vela tomando mate toda la noche discutiendo el país que queríamos entonces, allá en el año 1974», señala Soriano.

Otro país

Pepe Soriano se fue a vivir a España en 1987, cuando la democracia era incipiente, y volvió en pleno menemismo. ¿Cómo fue volver a ese país? «Yo no sabía de qué se trataba. Escuché mucho alrededor, pero no lo viví”, comenta el actor. «Toda la información me vino por boca de otros. Tuve que remontar con mucho trabajo mi tarea. No fue fácil porque no estuve en la Argentina casi siete años. Y en casi siete años habían ocurrido cosas en el país», recuerda Soriano. «Tuve que ir enterándome, tuve que ir vivenciando. Vale decir, no fue una situación que yo pudiera decir que la viví. Está referenciado a lo que me contaban, a lo que pasaba», cuenta.

La historia argentina

¿Qué vigencia tiene en la Argentina actual un personaje como el Lisandro de la Torre en Asesinato en el Senado de la Nación? Pepe Soriano es elocuente: «Hoy, Lisandro no tendría lugar porque Lisandro pertenece al tiempo de Leandro Alem, al tiempo de la Unión Cívica Radical: Radical, palabra que Alem le agregó a la Unión Cívica. Es otro tiempo. Ha pasado mucha agua bajo el puente», reconoce Soriano. «El tiempo no se detiene en la humanidad. Hablar de tres años atrás ya es hablar de distancia en la Argentina. Es un país que se está haciendo, es un país que se está moldeando. Y yo me permito, como licencia, pensar la Argentina en tiempo de historia y no en tiempo de vida. En tiempo de vida, estoy viviendo en las condiciones que estamos viviendo la mayoría: con grandes dificultades por todos lados. Pero si lo pienso en tiempo de historia, es un gran país. Y tiene un destino fenomenal. Así lo quiero pensar. No lo voy a ver, pero sé que va a ocurrir», concluye Soriano.

Tomado de: Página/12

Tráiler del filme Nocturna (Argentina, 2021) de Gonzalo Casada

Leer más

El cine de Eric Pauwels

Eric Pauwels, cineasta belga Foto Rubén Seca

Por Borja Castillejo

Descubrir al otro por medio de su imagen

“El autor escribe con su cámara de la misma manera que el escritor escribe con una estilográfica”

Con motivo de la VII edición de la muestra 3XDOC organizada por DOCMA (asociación dedicada al cine documental), que incluye una retrospectiva al director belga Eric Pauwels, titulada “Un objeto lanzado al vacío”, elaboramos este texto a modo de profundización en uno de los puntos clave (y menos comentados) de su cine: la mirada al otro reflejada en la del autor: de la primera a la tercera y segunda persona.

Ya desde Violon Fase (1985), su primer cortometraje, que se basa en el seguimiento danzarín de una cámara que registra a su vez la coreografía de una bailarina al compás de Steve Reich, Pauwels ha demostrado ser capaz de acercarse a una figura, a un cuerpo externo, desde una perspectiva extremadamente personal. Desde su presencia invisible, que hace de la caméra-stylo la herramienta para abordar con subjetividad elementos que trascienden lo individual, Pauwels ha ido explorando diferentes modos de seguir interpelándo(se) mediante la interacción con el otro (al principio, observando y después incluso hablando). En Violon Fase, como en Trois danses hongroises de Brahms (1990), la coreografía propia de la cámara es empleada para filmar el baile coreografiado; una puesta en escena de lo más rudimentaria que termina resultando tan mágica como cambiante es la dinámica del plano secuencia que se construye. Pauwels se interesa en sus primeras obras por la esencialidad del movimiento de los cuerpos en un espacio determinado, en el que la luz frente a una sola figura (Violon Fase) y la armonía de dos cuerpos (Trois danses hongroises de Brahms) actúan como elemento de fulguración y cambio dinámicos en secuencias de larga duración sin cortes. Dentro de un ejercicio hipnótico, Pauwels se coloca tras la cámara para moverse, no al son de la música como las bailarinas, sino al son del movimiento de estas, colándose por los huecos que abren, posicionándose en un ángulo determinado para observar los cambios de ritmo… Algo que ampliará de manera notable en Les Rives du Fleuve (1991), película en la que la danza se acoplará a otros motivos visuales para conformar una serie de cuadros interrelacionados en su espectro relacional e interconectado por su esencia, ya no por el movimiento de la cámara, sino por el montaje.

En Les Rives du Fleuve, Pauwels filma prescindiendo de un marco lineal definido y en múltiples digresiones tanto temporales como espaciales. El encuentro no físico (en un mismo espacio) entre un escultor, un dibujante, un compositor, una actriz de teatro y su director, una compañía de danza y un jornalero se verá acoplado en el tiempo cinematográfico de forma que cada plano de cada situación se vea en armonía con los demás. Equilibrando el peso del montaje al del plano, el cineasta belga homenajea diferentes modos de encuadrar y de montar imágenes (1) para ir forjando un estilo propio que recuperará para siempre su intervención verbal, ya utilizada en Voyage iconographique: Le Martyre de Saint-Sébastien (1989). El camino trazado en Les Rives du Fleuve pone a Pauwels frente al rostro de sus actores y no-actores, aunque sean breves los momentos en que estos miran a cámara directamente. Al igual que la imagen final de Violon Fase, en la que la bailarina, exhausta y feliz, mira a cámara con gesto de alivio, en los múltiples planos de Les Rives du Fleuve en los que aparecen los participantes —ante un fondo que los encuadra como para un retrato— se da el encuentro con el otro de forma tácita, directa y desnuda; estos miran a cámara sin saber muy bien cómo actuar y dejando entrever así su carácter no profesional.

El rostro que convierte al personaje en persona y a la persona en personaje  va a convertirse, más todavía, en uno de los principales ejes del cine de Pauwels a partir de este largometraje, llegando a una especie de culminación en La Fragilité des apparences (1995), un film que es el paradigma de la interpretación involuntaria y la mezcla entre ficción y realidad de la que Pauwels tanto ha hablado durante su carrera. Tratando de elaborar un cuadro sintáctico, en el que la palabra tiene tanta importancia como la imagen, Pauwels llega a hacer contacto con el mundo real, y con los individuos que lo pueblan de una manera sencillamente brillante. En determinada escena de la película, las dos protagonistas se sientan en un velador a observar a los hombres que pasan. Estos hombres no son otra cosa que figuras de transeúntes en contraplano a los que Pauwels filma sin corresponderse con la escenificación inicialmente planteada. Así pues, ellos miran a un hombre que los graba en plena calle sin previo aviso y no pueden evitar sonreír mientras observan directamente al objetivo; uno que Pauwels transforma en las dos mujeres que devuelven la mirada a sus imágenes previas, ahora montadas y puestas en contacto directo con ellas. El juego de miradas es algo que preocupa a Pauwels y no solo a un nivel de coqueteo superficial (extremadamente tierno y verdadero, todo sea dicho), ya que, a partir de este film, la mirada dentro y fuera del plano se trasladará a un territorio mucho más profundo, personal e importante, llegando a unir la experiencia propia al sueño, a la memoria y al mito.

La narración de Pauwels dará un vuelco significativo con su “trilogía de la cabaña” (Trilogie de la cabane), compuesta por Lettre d’un cinéaste à sa fille (2000), Les Films rêvés (2010), La Deuxième Nuit (2016). Esta serie de filmes, conectados por su esencia y su modo de narrar, convierten a Pauwels en un cineasta de múltiples capas, que es a su vez escritor de un diario filmado, viajero permanente y creador de relatos tan fantásticos como reales son las imágenes que los pueblan. De lo cotidiano, el director belga hace un gesto trascendente; de lo artesanal, algo precioso. Con Lettre d’un cinéaste à sa fille, Pauwels hace universal lo individual tratando de mandar un mensaje a su hija; uno que cambiará cada vez que vea el film, pues en él se esconden una serie de lecturas que varían dependiendo de la edad del espectador y que dan otro sentido al papel del otro, que ahora se convierte en alguien más allá de la película. En una conversación de tú a tú, Pauwels teje un entramado que, yendo más allá del ensayo o del cine-diario, se torna poco a poco en auténtico poema de amor paternal centrado en abrirse a las posibilidades. Mediante una serie de historias que se narran por la voz y se comprenden por la imagen, Lettre d’un cinéaste à sa fille capta la realidad y crea la ficción haciendo trascender lo simple y reduciendo lo complejo a algo que parece sencillo. El gesto que aparece ante la cámara y que es un eco de toda la tradición artística que interesa al autor (la iconografía y la leyenda épica mezclada con una latente etnografía) hace brotar entre cada imagen, unida por asociación directa o de manera intelectual y/o emocional, una especie de artesanía tan rara como brillante. Artesanía comparable a la tela de una araña que se toma su tiempo para viajar entre sus hilos y unir cada vez más desde fuera hacia dentro.

Fotograma de Lettre d’un cinéaste à sa fille

Precisamente con la imagen de una tela de araña que habita en el jardín de su casa comienza la siguiente película de la trilogía de Pauwels, Les Films rêvés. Tomando la esencia de una de las frases de Jean Rouch que más impacto le causaron en su juventud, cuando era su discípulo, Les Films rêvés amplía lo que Lettre d’un cinéaste à sa fille inauguró en términos de estilo, búsqueda y modo de acercarse al mundo. Ese “objeto que se lanza y que puede volver a ti de manera diferente” (el cine, según Rouch) alcanza cotas casi inimaginables en este gran film sobre el viaje, en sentido poético, romántico, mítico, crítico y, sobre todo, ilimitado en su concepción de película. Dividiendo en dos partes (de manera literal), siendo la primera el comienzo de uno y de todos los viajes famosos que descubrieron nuevos mundos (los de Ulises, Magallanes y Serrão, Colón, Louis de Rougemont, Savage Landor y Enrique el esclavo entre otros), y la segunda, el final del viaje de las personas cercanas a Pauwels, la correspondencia entre imágenes de la que se hace gala no tiene casi parangón. Hay algunas que tienen su contrapartida y/o respuesta pasada una hora de metraje, otras que continúan en la memoria hasta recurrir a planos semejantes de las mismas cosas (o parecidas) para percatarse del cambio que han sufrido y, otras, que sencillamente desvelan lo que la palabra no dice. Viajes inventados que pueden ser reales y viajes reales que pueden moldearse a la ficción, todos ellos mirados desde un punto de vista de asombro y curiosidad; como pensando qué hubiese pasado si los hombres de los que se habla hubiesen tenido cámaras de cine. Así pues, una visión del mundo única llega a través de la lente de Pauwels, un cineasta preocupado tanto por el plano como por el montaje y que hace de su memoria, historia viva.

No podemos obviar las palabras que el cineasta le dice a su hija en determinado momento (justo antes de finalizar y dejarnos con las voces de “esos hombres que cuentan historias mientras cantan y que ya no están aquí”) de Lettre d’un cinéaste à sa fille: “…pero piensa que la memoria es colectiva y que la muerte no existe”. Más allá de la poesía y del espíritu soñador de Pauwels, la frase desvela, por medio de dos afirmaciones solo posibles en el cine, que la memoria se une a la Historia y la muerte al recuerdo vivo. El cine hace posibles las sentencias finales de Lettre d’un cinéaste à sa fille, aunque en el proceso creativo de Les Films rêvés veamos que no es así. La muerte y la memoria (siempre individual) amanecen de forma tajante en determinados momentos del filme, para realizar un modelo de estudio y autocrítica que recupera y amplía el trabajo anterior. Y Eric Pauwels no se contradice a la ligera, ni tampoco una vez, sino que no cesa de interpelar(se) el pasado y el futuro con su cine por medio del presente (2). Tiempos que parecen solaparse a pesar de que la película siga una linealidad narrativa y haga virajes hacia determinados destinos plásticos que conducen siempre a destinos distintos. Pauwels trata de encontrar un paraíso en la Tierra, uno en el que los “films soñados” sean… Films como una hipotética adaptación de la leyenda artúrica, de la cual hay trazos tanto en esta como en la anterior película (pues en ambas se recrean o se narran escenas de la misma); films como el extravagante y no menos curioso interludio que narra el principio y el final del Mahābhārata (extenso texto épico-mitológico indio que se va adaptado, en parte, dentro de este film) u otros como la estancia en prisión de Salah Hachad en Tamamart (Marruecos), una vivencia real incapaz de representar y que se sustituye por la propia narración de Hachad frente a la cámara de Pauwels… Todos ellos se abordan de manera muy pormenorizada, tratando de no dar sentencias precipitadas ni tampoco de excluir la importancia que personalmente tienen para el autor.

Eric Pauwels nació en septiembre, y sus dos últimos films parten de ese mes para existir. El primero, la última parte de la trilogía de la cabaña, titulado La Deuxième Nuit, parte de la concepción de la vida como una separación doble; del cuerpo materno y de la propia existencia en el momento de la muerte. Pauwels crea el film a partir de la segunda noche, el día en que su madre murió, para intentar reconstruir y repensar la evolución en su personalidad y la forja de sus sentimientos en este mundo. Como una oda a la figura materna, la que, según él, fue la única que lo consoló en su diferencia (al margen de un oso de peluche), la película se va acercando a otros puntos de interés, como siempre, desde una polivalencia absoluta y genial. Algo similar a lo que pasa en Journal de Septembre (2019), cuya estructura lineal (siguiendo el calendario de dicho mes que, por otra parte, se alarga hasta el 35 de septiembre jugando de manera interesantísima con la realidad del tiempo mesurable) se puede asemejar al recorrido memorístico que hace el autor en La Deuxième Nuit. Ambas películas comparten, como todo el cine de Pauwels a partir de Lettre d’un cinéaste à sa fille, esa inclinación por la asociación libre de imágenes y la apreciación del detalle como núcleo de un todo mayor. De hecho, una de las escenas de Journal de Septembre consiste en filmar a una amiga del cineasta mostrando los pequeños objetos que él le ha ido regalando a lo largo de los años… Objetos que guarda en una caja y que simbolizan una unión en el tiempo por medio de retazos momentáneos que ocupan un espacio no mayor al interior de un cáliz. Es mediante los objetos que Pauwels se acerca también a la figura de su madre, en La Deuxième Nuit, no por ello dejando de incluir imágenes de ella, casi siempre de espaldas a la cámara. Su acercamiento al otro sucumbe así a una negación por parte del sujeto activo que no puede soportar el dolor del recuerdo e intenta hacer memoria por otras vías que no sean el cara a cara al que ha acostumbrado. Todo lo contrario a lo que sucede en las otras películas y, muy en particular, en Journal de Septembre, donde la exploración del otro llega a su mayor culminación en una secuencia que muestra imágenes de retratos de un amigo de Pauwels dibujados por él mismo. En esas imágenes, al igual que en los rostros filmados en Voyage iconographique: Le Martyre de Saint-Sébastien, reside el misterio del rostro en sí mismo; pues siempre cambia dependiendo del momento y del artista que lo pinta.

Fotograma de La Deuxième Nuit

La unión entre iconografía y etnografía hace del cine de Pauwels algo único, ya que no solamente es crucial lo representado en las imágenes, sino el marco histórico que las envuelve. Y si añadimos el elemento tiempo que el propio cine conlleva, esta iconografía centrada en el rostro (ya que es donde se aprecian más los cambios) se convierte en auténtica sentencia de una verdad triste y al mismo tiempo fascinante. ¿Acaso no es igual de maravilloso ver los cambios en los treinta semblantes de San Sebastián escogidos de entre los centenares pintados a lo largo de más de ocho siglos que ver los cambios en el rostro de Mohamed, el trabajador de la piscina del barrio de Pauwels tras veinte años (3)? ¿Acaso no lo es el ver a los pasajeros de un tren convertidos en san sebastianes por medio del simple registro y teniendo en cuenta que no sabemos cuál era la apariencia real del santo? Puede que sea mucho más maravilloso ver cómo en estos ejemplos se unifican los intereses de uno de los cineastas más interesantes del panorama actual: el viaje y el icono. Puede también que sea la confluencia de los lugares, objetos, personas y paisajes del cine de Eric Pauwels, esos mismos que reaparecen con el paso del tiempo en filmes diversos, la que hace que parezca que el viaje no se acabe y que el icono siempre superará al ídolo (4). Porque el medio que Pauwels escoge para reconocer al otro es el cine, la imagen en movimiento que no perece, pero que cambia con el paso del tiempo y su subjetividad.

(1) Nótese cómo en esta película Eric Pauwels hace mención de la obra de Jean-Luc Godard, concretamente a Salve quien pueda, la vida (Sauve qui peut (la vie), 1980), con esos planos del rostro de la actriz, Adriana Borriello, entre las flores, siendo posible también un acercamiento involuntario al cine de Alexander Dovzhenko (del que Godard bebe en ocasiones en su film), de Franco Piavoli o de Artavazd Peleshian, concretamente en los planos de la siega.

(2) Como dato interesante, cabe destacar la presencia de films ajenos (en espíritu) que parecen ser verdaderos espectros del tiempo, tanto pasado como futuro. Ya sean ideas, concepciones o una especie de bibliografía que aparece por momentos y de forma casi sugerida, algunas películas parecen llegar a Les Films revés de forma casi mágica. Del pasado, además de la obvia influencia del cine de Jean Rouch, el Gauguin (1950) de Alain Resnais amanece al observar una de sus pinturas. Del futuro, Sarah Winchester, opéra fantôme (Bertrand Bonello, 2016) surge cuando se aborda el tema de la familia que inventó el fusil.

(3) Mohamed, el trabajador de la piscina, aparece en Lettre d’un cinéaste à sa fille y en Journal de Septembre en un primer plano de su rostro.

(4)Pauwels parece tener muy presente en su cine las dualidades icono/ídolo e imagen/ser. Sin embargo, en sus películas no hay un interés por hacer tangible lo inalcanzable, sino más bien lo contrario. Podría decirse, en síntesis, que sus filmes se sitúan en el terreno de lo esencial en cuanto hablan de lo inalcanzable, por muy realistas que parezcan sus imágenes. El suyo seria entonces un realismo mágico que hace de lo cotidiano algo fantástico y que juega sus cartas entre el mito narrativo y la iconografía de lo real.

Tomado de: Cinentransit

Leer más

La herencia del cine. Escritos escogidos

Autor: Paulino Viota

Conocido tanto por su crecientemente revalorizada obra fílmica así como por su incansable labor docente, que ha formado a varias generaciones de amantes del cine en todo el país, Paulino Viota es una de las figuras más reputadas e incluso legendarias de la cinefilia en España. Como los de Víctor Erice o José Luis Guerín, el suyo es un nombre siempre identificado con el rigor y la seriedad, pero también con el sentido pedagógico y el amor por el cine, una referencia ineludible cuando se traza un recorrido por lo más interesante del pensamiento y la producción cinematográfica españolas.

Organizados en orden cronológico, los escritos recogidos en La herencia del cine —primera antología dedicada a la labor crítica de Viota, y que incluye un extenso texto inédito a modo de cierre— muestran, con una honestidad intelectual y biográfica poco habituales, un recorrido que arranca con el final del trabajo como director y guionista para recoger el pensamiento de un hombre de cine en su más amplio sentido. Viota funde en una sola la mirada apasionada y minuciosa del cineasta-vampiro con la mirada lógica y deductiva del analista-criptólogo. Mediante una escritura sencilla, precisa, clara, enemiga de todo hermetismo pero cultivada en un profundo conocimiento del cine y de otras artes, particularmente la poesía, el autor nos descubre, como si se vieran por primera vez, pasajes o películas enteras de algunos de los mejores cineastas. De este modo Chaplin, Eisenstein, Godard, Hitchcock, Hawks, Oliveira, Dreyer o Ford desfilan por estas páginas para ser saboreados, degustados y paladeados por esa doble y afilada visión que revela no solo sus características, cualidades, intenciones y razones sino las armonías ocultas que hacen de sus imágenes e historias algo memorable.

Paulino Viota (Santander, 1948) es cineasta, docente, crítico y analista cinematográfico. Su principal largometraje, Contactos (1970), se restauró en 2010 por la Filmoteca Española y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y ha sido proyectado, junto al resto de sus filmes, en diversos festivales de cine. En 2014 su filmografía completa fue editada en DVD por el sello Intermedio en el cofre Paulino Viota. Obras. Como docente ha impartido clases, charlas y conferencias por todo el país, generando un magisterio de enorme prestigio e influencia. Ha publicado numerosos artículos, reseñas, ensayos y la monografía Jean-Luc Cinéma Godard. Su trabajo (filmado, escrito y hablado) ha sido objeto de estudio en revistas especializadas y en el libro Paulino Viota. El orden del laberinto.

Tomado de: Ediciones Asimétricas

Leer más

Ojalá aprendan de Silvio (+Video)

Por Félix López

En Mojito News, como en otros bares, ocurren altercados. Incluso aplicamos el derecho virtual de admisión. Claro que no nos gusta echar a nadie con un clic, porque este es un espacio para la socialización. Y la cultura es enemiga de la censura y hermana mayor de la diversidad y de la libertad de expresión. Pero esos dos derechos van acompañados de unos deberes éticos. Usted no puede exigir que se le respete su elección de vida e ir por el mundo con amenazas, acosos y ataques a todo aquel que no milite, piense o viva a su manera.

En los bares reales alguna gente se pasa de trago y alza la voz, molesta a otros usuarios y hasta se marcha sin pagar. En los virtuales no es muy diferente. Esta semana un cliente se «arrimó a la barra» y protestó porque en una entrada titulada Los bares de Guillén, publicamos una foto del Poeta Nacional de Cuba con el cantautor Silvio Rodríguez. El usuario en cuestión escribió un comentario soez, en el que arremetió contra el artista y amenazó con boicotear el «bar». Su pataleo tenía un motivo: «Mojito News hace propaganda a comunistas y acólitos del régimen cubano». Y también una equivocación: imponer su opinión en un blog personal.

Este texto no es para defender al autor de Ojalá. A Silvio Rodríguez lo defienden sus canciones. Lo defienden millones de fans alrededor del mundo. Lo defiende su necedad. Y lo defiende su vida, dedicada a escribir lo que siente, a decir lo que piensa, a cantar en trincheras (al lado de guerreros reales), en cárceles y barrios pobres. No conozco a otro artista cubano que entregue su arte, como ha hecho Silvio durante años, en la Cuba profunda, junto a los más humildes, sin que tuvieran que pagarle un centavo por sus conciertos. No digo que sea el único, pero sí me atrevo a asegurar que es quien más lo practica.

Dicho esto me voy a referir a quienes en los últimos días se han lanzado a una campaña brutal (porque es de brutos) contra dos conciertos de Silvio en Madrid (26 de septiembre en el centenario del Partido Comunista de España y el 2 de octubre en el WiZink Center). Para ser más concreto hablo de un grupo de «exiliados cubanos» que se ha tomado en serio la Ley Helms Burton y piensan que la extraterritorialidad de las medidas contra Cuba también aplica para boicotear conciertos de artistas cubanos en cualquier capital de Europa.

No imaginemos a centenares de españoles iracundos que gritan para que se cancelen los conciertos de Silvio Rodríguez. No, eso no lo veremos. Se trata de unos cubanos que exigen se suspenda la presentación de un artista de su país. Sí, cubanos contra cubanos. No es Silvio quien habla de ellos, o pide que se les repriman por sus actitudes fascistas, por su irracionalidad política o por el odio que profesan a todo lo que huela a izquierda, socialismo o revolución. Son, vaya casualidad, los mismos activistas que después del 11J asediaron los consulados con banderas de Cuba y de los Estados Unidos, ante miradas azoradas de mucha gente que no los entiende.

En las últimas semanas, voceros letrados de ese grupo, también han arremetido contra los medios, la intelectualidad, el gobierno y la izquierda española. Les exigen más hostilidad y condena contra «el régimen comunista de la isla». Los acusan de cómplices y timoratos. Y uno se pregunta cómo pueden reaccionar quienes los ven abrazados y en la misma tribuna de la ultraderecha fascista, ondeando banderas gringas, linchando trovadores, mientras dicen hablar en nombre de millones de cubanos.

Ni siquiera en España representan a la comunidad de cubanos emigrados. No, señores linchadores (e infladores), somos muchísimos los que queremos que Silvio o cualquier otro artista, venga de donde venga, comparta su arte con tranquilidad y con respeto. Si les gusta más el reguetón urbano que la canción trovadoresca es su derecho. Disfruten la nominación de su himno Patria y Vida a los Grammy Latinos, de la misma manera que nosotros disfrutamos el Premio Leteo otorgado a Silvio Rodríguez, entre otras cosas, por «movilizar la esperanza de los oprimidos».

Llama la atención que quienes se oponen a que Silvio cante en España intentaron colocar una «tribuna Patria y Vida» frente al WiZink Center. Fue esa la solicitud literal que les denegó Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Uno de los autores de dicha canción es un activo integrante de la comunidad anticubana en este país. Alguien que no hace mucho intentó robar una canción de Silvio para levantar su carrera y convertirse en vocero de los que, por pedir…, piden hasta una invasión a Cuba. Las cosas se dicen como son, para que la sociedad española pueda sacar sus conclusiones.

Para sabotear las presentaciones de Silvio lo intentaron todo: publicaciones virales que anunciaban la cancelación del concierto del 2 de octubre, la destrucción de los carteles publicitarios, la arremetida coral de los medios carroñeros, donde se le acusó de venir a «llenarse los bolsillos, mientras los cubanos pasan hambre». Todo les ha salido muy mal. El trovador bajó del avión en Barajas y anunció que el dinero de sus presentaciones y del Premio Leteo lo donaría al pueblo cubano. Lo destinó, íntegro, a la compra de medicinas e insumos médicos para la isla. Ninguno de esos medios lo ha reseñado y ni por pudor se retractan de sus historias mal contadas.

Este episodio está en pleno desarrollo. El 2 de octubre un grupo de «exiliados cubanos», como se autodenominan, marcharán por Madrid para protestar por el concierto de Silvio en WiZink Center. La locación estará a tope. Ojalá no revivan los fantasmas de aquellos activistas por la libertad de expresión que destruyeron discos con aplanadoras en las calles de Miami o atacaron con gritos y piedras a quienes asistían a un concierto de Los Van Van otro octubre, pero de 1999. Ojalá y todos los artistas cubanos, estén donde estén, emulen la actitud solidaria y patriótica de Silvio. Ojalá y el «exilio cubano» entienda que el odio no es la solución a los problemas de Cuba y mucho menos a sus frustraciones. ¡Ojalá aprendan!

Tomado de: Mojito News

Silvio Rodríguez interpretando El necio en la Plaza Martí, en el barrio porteño de Villa Lugano, en Argentina

Leer más

Destruir la cooperación vasca y Cubainformación, nueva diana del bloqueo a Cuba

Portada de la publicación impresa Cubainformación No 45 que edita la ONG Euskadi-Cuba

Cubainformación y la asociación Euskadi-Cuba están en la diana de una operación política y mediática. Aquí el comunicado de Euskadi-Cuba aclarando la situación. No nos callarán.

Euskadi-Cuba, la asociación vasca de amistad con Cuba, desea aclarar algunas falsedades publicadas por el diario ABC en papel, el 29 de septiembre de 2021, en portada y página interior completa, un material reproducido y ampliado por otros medios digitales e impresos. Estos reportajes y noticias reproducen los contenidos de una nota de prensa de la ONG Prisoners Defenders (PD). Nuestra asociación no ha sido consultada por ninguno de dichos medios.

  1. ¿Cooperación con Cuba para “minar Europa”?

“El Gobierno vasco riega con fondos europeos a la asociación Euskadi-Cuba para minar instituciones y desestabilizar”, titulaba ABC, que reproducía partes de una nota de prensa de PD, como los siguientes: “la Asociación Euskadi-Cuba ha captado un mínimo de 3.885.897 euros (…) desde 2013 a 2020”. Son fondos “destinados a minar Europa y sus instituciones”. “El objetivo de esa asociación es desestabilizar Europa y España”. En otro diario, El Nuevo Herald de Miami, PD acusaba a Euskadi-Cuba de nutrirse de “fondos de cooperación” para “labores de inteligencia”.

Aclaremos: en el período arriba citado, Euskadi-Cuba obtuvo, en el apartado de subvenciones a proyectos de cooperación al desarrollo de instituciones vascas, 3.461.000 euros para 18 proyectos. Fondos con los que, por ejemplo, se han dotado a cooperativas agrícolas de sistemas de riego, invernaderos, herramientas, tractores o maquinaria forestal, y se han mejorado las condiciones de vida de centenares de miles de personas en la Isla. La mayoría se insertan en la estrategia cubana de soberanía alimentaria con enfoque de género. Citemos los títulos de algunos proyectos: “Empoderamiento de las mujeres en el programa de frutales para enfrentar el cambio climático en ecosistemas frágiles de Baracoa”, “Desarrollo agroforestal sostenible, una opción para el empoderamiento de la mujer en Guantánamo” o “Mujeres protagonistas en el movimiento de la agricultura urbana ecológica en La Habana”.

  1. ¿Investigación judicial?

Leemos que “La justicia española” ha abierto “una investigación a la asociación vasca (Euskadi-Cuba)”. No es cierto.

No existen diligencias judiciales abiertas contra la web citada, ni en modo alguno se están investigando actividades de la asociación, las cuales todas ellas se encuentran en el marco de la legalidad.

Lo único cierto es que se ha presentado una querella contra una persona concreta, así como la representación legal de Euskadi-Cuba, únicamente por una frase contenida en un artículo de opinión, frase que estuvo apenas unos días en la web.

  1. Cubainformación y Euskadi-Cuba

En varios medios leemos que, según PD, Euskadi-Cuba “hizo cambios en la web (Cubainformación) con el objetivo de ocultar su verdadera titularidad” y así “desvincular a la Asociación Euskadi-Cuba de Cubainformación”. La razón: que “Euskadi-Cuba no podría obtener subvenciones si tiene una querella criminal”.

Primero, los citados “cambios en la web” consistieron en actualizar el apartado de las entidades que apoyan a Cubainformación, que permanecía obsoleto. El medio fue sostenido por Euskadi-Cuba hasta 2019, y desde 2020 se mantiene, sin subvenciones, con apoyo de unos 30 colectivos europeos –Euskadi-Cuba entre ellos- y al menos 200 donantes particulares, que sostienen una estructura mínima. Cubainformación es una red de periodismo colaborativo, con más de 50 personas voluntarias, e impulsa actualmente una intensa campaña de socias, socios y donaciones para seguir adelante.

Segundo, la gran mayoría de los medios de comunicación de este país y muchos periodistas han recibido querellas por injurias y/o calumnias por su trabajo, sin que ello haya tenido repercusión política alguna, y no olvidemos que en este caso todavía existe la presunción de inocencia, puesto que las personas querelladas aún no han tenido la oportunidad de prestar declaración. Nuestra intención es que, una vez se preste declaración y se demuestre la intencionalidad únicamente política de la querella, se solicite el archivo de las actuaciones.

Reflexión final

Consideramos que esto no solo es un ataque a los 32 años de labor solidaria y de cooperación con la Isla de la asociación Euskadi-Cuba, y un intento de acabar con la labor informativa de Cubainformación. También es un ataque a las instituciones públicas vascas (Gobierno vasco, diputaciones, ayuntamientos), a quienes se acusa, de manera directa, de no velar por el control de sus fondos de cooperación.

Euskadi-Cuba agradece todas las muestras de solidaridad recibidas, desde asociaciones, ONGD, instituciones, partidos y numerosas personas particulares, y reitera que mantendrá su línea solidaria y su denuncia permanente del bloqueo de EEUU, una violación flagrante, sistemática y masiva de los derechos humanos de 11,2 millones de cubanas y cubanos, condenada en 29 ocasiones por la Asamblea General de Naciones Unidas.

Por último, recordar que, tras una exitosa campaña para la compra de jeringuillas en apoyo de la vacunación masiva en la Isla, que en Euskal Herria obtuvo fondos para 655.700 jeringuillas y, en el conjunto del Estado español, para cuatro millones, Euskadi-Cuba sigue recogiendo donaciones ciudadanas para el envío de material higiénico-sanitario, con destino al sistema público de salud de Cuba, afectado gravemente por el bloqueo y las 243 sanciones impuestas al país por EEUU en los últimos cuatro años.

Tomado de: Cubainformación

Leer más

La derecha y su relato: vivir del olvido y la mentira

Moro (Cuba)

Por Marcos Roitman Rosenmann

El pasado nos interroga, nos asalta. Forma parte de nuestra vida cotidiana. Pero a la pregunta ¿qué es el pasado?, la respuesta no es tan clara. Sólo podemos decir que son hechos, una verdad de facto. Cosa diferente es su interpretación, orden y explicación. Cuando recordamos, la memoria trae a la mano hechos. Tomar el autobús para ir al trabajo, por ejemplo, es un hecho, su realización conlleva activarla para recordar hechos. ¿Dónde está la parada?, ¿Cuáles son los horarios? ¿Cuál es el precio del ticket?, etcétera. También, se puede ir en Metro, taxi, caminando o en bicicleta. Todas las opciones se entrecruzan. Le damos sentido de acuerdo con el fin de la acción: ir al trabajo, pero no aclara quién lo hace: ¿una trabajadora?, ¿un empresario? El hecho, es el mismo, pero según quien lo lleve a cabo, su interpretación difiere. Llegar tarde, para un trabajador puede provocar el despido, si es el empresario, su retraso constituye una anécdota.

La historia la escriben los vencedores. Howard Zinn enfrentó tal afirmación al cuestionar la interpretación que ha dado lugar a la historia oficial de EU. Escribió La otra historia de Estados Unidos. En ella, desenmascara la versión oficial, recupera hechos del olvido y rescata la memoria colectiva de los oprimidos. Sin embargo, para el establishment, Zinn cometió una herejía. Cuestionó el poder y sus fuentes de legitimación. En esta dirección, Hannah Arendt, se enfrentó al mismo problema. Su obra Eichmann en Jerusalén cuestionó la explicación del sionismo al papel jugado por Eichmann en el Holocausto. Por ello, fue acusada de traicionar al pueblo judío. Su pecado, señalar que los hechos imputados a Eich­mann, tras escuchar sus alegaciones, no respondían a un antisemita; concluyó que eran el resultado de una lógica perversa, sus crímenes se fundaban en lo que denominó la banalidad del mal. Posteriormente, Arendt, con motivo de la guerra de Vietnam, propuso diferenciar la verdad de facto de la opinión. “Lo que parece más inquietante –dirá– es que las verdades factuales incómodas (…) son a menudo transformadas, de forma consciente o inconsciente, en opiniones –como si el apoyo de Alemania a Hitler, la caída de Francia ante el ejército alemán en 1940 o la política del Vaticano durante la Segunda Guerra Mundial no fueran hechos históricos sino un asunto de opinión”. Los hechos pueden suscitar repulsa, pero no pueden ser cuestionados, son historia. “Lo que define a la verdad factual es que su opuesto no es el error, la ilusión ni la opinión. Sino la falsedad deliberada o la mentira.”

En América Latina hay hechos que marcan la historia de los últimos 500 años: I) la conquista y colonización, II) la independencia política, III) la revolución mexicana, IV) la revolución cubana, V) los golpes de Estado, VI) la resistencia de los pueblos originarios y las luchas feministas. Hay más, pero esta propuesta es ya una construcción histórica. Sin embargo, son los juicios políticos sobre tales hechos los que han de ser analizados. La conquista y colonización es una verdad fáctica. Pero su interpretación se construye a posteriori. De esta manera el pasado se modela. No es unidireccional. La única verdad es que se produjo la conquista y se colonizó, pero la explicación propuesta por los vencedores manipuló los hechos de acuerdo con sus valores y creencias. Es la batalla por apropiarse de la realidad lo que da sentido al relato histórico de los hechos y lo que está en disputa.

En tiempos de la guerra fría, la derecha y las fuerzas armadas recurrieron a una supuesta invasión de la URSS, para justificar los golpes de Estado. En su relato, los hijos serían arrancados de sus madres y llevados a Cuba. La libertad religiosa sería eliminada y las iglesias quemadas. Los opositores eliminados, el himno nacional pasaría a ser la internacional comunista, y los niños sufrirían un adoctrinamiento ideológico para separarlos de sus padres. Ninguna de tales afirmaciones han tenido lugar, no son hechos ni verdades factuales.

Pero la derecha sí ha producido hechos. Ahí están los golpes de Estado de la doctrina de la seguridad nacional, los detenidos desaparecidos, la tortura y la represión. En América Latina, ningún gobierno de izquierda o progresista envió a los niños a Cuba, quemó iglesias, asesinó, o torturó opositores. Sin embargo, el discurso de la mentira, se mantiene. Los hechos, van en sentido contrario, demuestran que las plutocracias reprimen, criminalizan, torturan, cierran universidades e imponen regímenes de muerte. Eliminan la democracia, limitan la libertad de expresión, reunión, prensa y asociación. Esa es la verdad fáctica. Han construido un castillo de mentiras. Pero su tiempo se agota, sus mentiras serán desenmascaradas, transformando a sus falsos héroes en lo que son: criminales de lesa humanidad, llámense Hernán Cortés, Pizarro, Francisco Franco, Porfirio Díaz, Stroessner, Videla, Pinochet, Uribe, Iván Duque o Sebastián Piñera. La derecha lo sabe, por ello se refugian en la mentira para seguir asesinando a sus pueblos.

Tomado de: La Jornada

Leer más

Madrid, ciudad sitiada

Madrid bombardeada por las hordas franquistas. Foto Juan Pando (1936)

Por María Torres

La Guerra Española fue el primer acontecimiento del Siglo XX seguido día a día, por corresponsales llegados de todo el mundo. Entre ellos, numerosos fotógrafos que se encargaron de mantener a través del clic de sus cámaras fotográficas, fragmentos de historia que, gracias al soporte visual, se han conservado hasta nuestros días. Los inolvidables Robert Capa y su compañera Gerda Taro (fallecida en la batalla de Brunete) cubrieron la mayor parte del conflicto.

Madrid fue una ciudad sitiada. La aviación fascista no paró en incursiones por los barrios de Madrid, causando víctimas inocentes y destruyendo hogares humildes. Las imágenes que se conservan muestran cuerpos destrozados por las bombas y la metralla. El pueblo de Madrid sufrió por creer en el nacimiento de una nueva sociedad más justa, un estado igualitario que buscaba ponerse al servicio de la sociedad. La República fue un soplo de libertad que se desvaneció al mismo tiempo que los bombardeos y el dictador infringió fue un castigo desorbitado a las personas que continuaron fieles a ella.

En los primeros meses de la guerra el trágico balance de la aviación fascista, italiana y alemana, al servicio del ejército sublevado franquista, produjo, según un artículo de La Vanguardia fechado el día 1 de septiembre de 1937, un total de 768 muertos y 3567 heridos en los primeros doce meses de guerra, y continua con el siguiente texto:

“Madrid — Después de recoger cuantos datos oficiales existen y con ayuda de archivos particulares, se han hecho el siguiente relato y resumen de los ataques cruentos por aire y tierra (aviación y artillería) sufridos por Madrid, así como, el número aproximado de víctimas. No es posible hacer un estudio exacto, pues no existen datos de las víctimas de los más sangrientos bombardeos (Tetuán y Puente de Vallecas) y el enorme número de personas que no recibieron asistencia en centros sanitarios públicos. Igualmente sucede con el número de proyectiles que en el casco de Madrid han caído que, por no estallar o causar daños, no merecieron ser recogidos por las autoridades. Además, no se han contabilizado los que han caído en las denominadas zonas de guerra, barrios enclavados dentro de Madrid. Puede dar una idea sobre esto el hecho de que en un solo día entraron sesenta proyectiles en el Palacio Nacional, enclavado en una de estas zonas de guerra”.

El  6 de agosto de 1936, y a modo de ensayo, fueron apagadas por primera vez las luces de la ciudad. Al día siguiente el apagón se retrasó media hora y a partir del 9 de agosto se anuló la medida por creerla en principio innecesaria, pero durante  el resto del mes de agosto se produjeron simulaciones de ataques aéreos sobre Madrid que produjeron gran nerviosismo en la población. Los enemigos del régimen trataron de reproducir la táctica de “paqueo” (disparar sobre los soldados) para sembrar la alarma.

El día 23, un aparato denominado el lechero arrojó su carga sobre el aeródromo de Getafe y a las tres y quince minutos de la madrugada del 27 de agosto de 1936, Madrid conoció por primera vez lo que era un bombardeo real. Un avión enemigo sobrevoló a gran altura diferentes puntos de la ciudad, pero en Cuatro Caminos y Tetuán, lo hizo tan sólo a doscientos metros. El avión arrojó proclamas para que los milicianos entregaran sus armas en los cuarteles. Después se marchó al aeródromo de Cuatro vientos y Getafe y arrojó tres bombas en cada uno, produciendo como resultado la primera muerte de un soldado por bombardeo en Madrid. El día 28 de agosto a las once horas cuarenta y cinco minutos de la noche se produjo otro ataque aéreo. El avión arrojó en la plaza de Castelar dos bengalas seguidas de dos bombas. Otras dos bombas cayeron sobre un local socialista, donde se destruyeron dos coches. El balance fue de 16 heridos.

Se facilitaron unas normas que los ciudadanos debían seguir. No podían salir de sus casas si no era para buscar refugio y se prohibió el uso de fusiles debido a su evidente ineficacia. En Madrid ya no volvieron a encenderse las farolas de gas y sólo contaron con luz las calles que tenían alumbrado eléctrico.

Aunque una relativa tranquilidad reinó durante todo el mes de septiembre y en los primeros días del mes de octubre, el balance posterior a esas fechas es escalofriante:

El  27 de octubre se bombardeó el barrio de Usera y el día 30 se registró la incursión más cruel. Al atardecer, un avión que pasó desapercibido atravesó Madrid y dejó caer doce bombas. El resultado: 180 muertos y 279 heridos.

En el mes de noviembre los trimotores que volaban ya en escuadrilla de tres -que el buen humor madrileño bautizó con el nombre de las tres viudas- y la artillería se repartieron el trabajo de destrozar Madrid. Los primeros proyectiles de cañón cayeron el día 6 y los 21 proyectiles arrojados por los cañones causaron un muerto y 21 heridos. El día 10 regresó la aviación al barrio de Arguelles y destruyó la Editorial Hernández y la Estación de Goya. El día 14 se bombardeó la Glorieta de Atocha, quedando en algunos puntos al descubierto el túnel del Metro. La artillería también lanzó algunos proyectiles en distintos barrios. Total del día: 62 muertos y 112 heridos. Sólo en la Glorieta de Atocha hubo 50 fallecidos. El día 17 los aviones de Hitler y Mussolini regaron de bombas el Museo del Prado y sus alrededores. El resto de la carga lo arrojaron en el Mercado de San Miguel. La artillería disparó unos 50 cañonazos, arrojando un balance de 11 muertos y 194 heridos.

La noche siguiente fue la más trágica de las sufridas por Madrid. Numerosos aviones dejaron caer sus cargas tanto en el centro como en diversos barrios de la ciudad. Se vio como gran número de bombas explosivas e incendiarias destruían los edificios y diezmaban a los ciudadanos en la entrada al Metro de la calle del Carmen, Hotel Savoy, Diputación Provincial, Noviciado de las Hermanas de la Caridad, Calle de la Corredera, Ballesta, Valverde, Caballero de Gracia. En los sótanos de una imprenta del Marqués de Santa Ana, quedaron sepultadas 150 personas que en su mayoría perecieron. El balance trágico de noviembre fue aproximadamente de más de 300 muertos y 1500 heridos.

El 2 de diciembre volvió la aviación. Catorce muertos y 53 heridos. Y el día 4 una bomba impactó en lo que fue domicilio del ex presidente Largo Caballero y quedó destrozada una modesta vivienda en la calle de Santa Eugenia. Total 13 muertos y 53 heridos provocados por 50 bombas. En el mismo mes, el día 16, se bombardeó Tetuán de las Victorias de forma sanguinaria, ya que se persiguió a las personas que huían al campo con fuego de ametralladora. Sólo en el casco de la ciudad hubo 52 muertos y cerca de 300 heridos.

Nada más iniciarse el año 1937 y coincidiendo con las doce campanadas que marcan el paso de un año a otro, la aviación franquista regaló a la población de Madrid doce proyectiles, para celebrar la llegada del nuevo año.

El día 4 de enero se bombardeó de por segunda vez Tetuán de las Victorias, coincidiendo con el ataque alemán de Las Rozas. Hubo 171 heridos y 8 muertos. Días después los objetivos fueron el Colegio de La Paloma. Cuatro muertos, 7 heridos y 2 desaparecidos. El día 10, los artefactos del dictador cayeron en un edificio de la Embajada inglesa y en la Casa de Socorro del distrito del Hospicio. Cinco muertos y 37 heridos. A falta de aviones y durante el resto del mes, fue la artillería la que se ocupó de destruir Madrid. Tan sólo el día 23 de enero cayeron en el edificio de la Compañía Telefónica diez proyectiles.

El mes de febrero fue relativamente tranquilo. Una incursión por aire el día 18, con 18 muertos y 60 heridos y diversos bombardeos de artillería. Resumen: 22 muertos y 68 heridos.

En marzo la aviación intervino los días 6, 16 y 20, alejándose del casco de la población, por funcionar con eficacia las nuevas baterías antiaéreas. El último bombardeo se efectuó sobre la Estación del Niño Jesús. El balance fue el más benigno del año; 21muertos y 61 heridos.

En abril de 1937 la artillería aumentó sus descargas. Durante un mes se lanzaron 816 proyectiles, con un balance de 95 muertos y 695 heridos. El día más sangriento fue el día 23, con 20 muertos y 53 heridos.

El 1 de mayo se celebró con 32 disparos. Se recrudecieron los ataques y los días 22 y 30 cayeron trescientos proyectiles cada uno. El resultado total: 994 proyectiles, 33 muertos y 220 heridos.

El mes de junio tuvo las mismas características. Los disparos aumentaron pero las bajas disminuyeron: 1159 proyectiles, 25 muertos y 70 heridos.

El día 7 de julio, se batió el record con cuatrocientos disparos y sus consecuencias fueron 18 muertos y 10 heridos.

Del mes de agosto no existen datos más que del día 6: 269 cañonazos con un sólo muerto y 26 heridos.

El balance del año 1937 bajo la metralla fascista fue de 5000 proyectiles, 768 muertos y 3567 heridos.

Cifras estremecedoras. Barrios destruidos, familias sin hogar. Mujeres embarazadas, ancianos, enfermos. Miles de vidas desaparecidas. Niños muertos. Cientos de mutilados, rescatados entre los escombros. Niños de apenas varios meses de vida sin identificar, que quedaron abandonados a las autoridades, quienes una vez atendidos procedió a evacuarlos.

Ellos eran el futuro de la República.

Tomado de: Nueva Revolución

Leer más

El periodismo histórico hecho por memoriosos prosistas

Como bien lo abordara Carpentier, el cronista es el pilar sobre el cual se erige el periódico presente.

Por Mauricio Escuela

Recuerdo de mis años de universitario cierta revista virtual que hacíamos entre estudiantes y profesores de Historia. Dicho medio, desde la humildad del dato y la sencillez del diseño, sirvió como plataforma académica y de opinión para un periodismo sobre temas del pasado que mantienen su vigencia. La prensa generalista cubana carece comúnmente de análisis aterrizados para llevar el devenir trascendente a los lectores. Se cataloga al periodismo como una herramienta inmediata y perecedera, pero se olvidan a veces piezas como las de Martí y Pablo de la Torriente que dieron al mundo la luz de los acontecimientos en una clave que va más allá del dato, de la información, del crudo reporte que pasa sin penas ni gloria.

El periodismo histórico, ese que padece el maltrato, aparece poco y se hace desde presupuestos superados, sin problematización, sin que los conflictos estén en la centralidad del análisis. Pensadores del pasado, como Marx y Hegel, fueron periodistas de su tiempo. Y es que el cronista escribe las novelas en caliente, como lo dijera Alejo Carpentier en una célebre conferencia. Se trata del reflejo humano y luminoso de la vida, a partir de los destellos de la metáfora y la exactitud sensible.

La historia, como se concibe desde la antigüedad, no es una fachada inmóvil, sino que camina junto a nosotros, nos indaga, es un diálogo propenso a los problemas, a las vías en apariencia sin solución, a que se hable en un idioma sabio y conflictivo desde la máxima filosófica. Se parte de lo acontecido, se le sitúa en contexto, se lo enmarca en un mundo en el cual no podemos escapar a las referencias, a las decisiones que nos tornan hacia una forma determinada, hacia un ser de este o aquel mundo,  a una imagen de lo que hacemos…

El periodismo histórico tiene que ver con la historicidad y lo perecedero del hombre. No se hace solo de frases o a partir de búsquedas en los anaqueles, sino que deberá tomar vida, como en el teatro de títeres. La obra revive en el presente, nos lleva a lo que pasó. Quien dirige el espectáculo debe ser un histrión, un dramaturgo, un maestro de la belleza, pero también un ser honesto, que sepa de qué lado está la justicia. Porque nada es neutral, ni siquiera la buena prosa. Hallar en la vida lo firme y lo honrado, defenderlo, tener esa brújula por fórmula creadora, nos hace mejores profesionales.

En aquella revista que llevábamos siendo unos estudiantes, participaron profesores de un altísimo prestigio. El director, de hecho, es un Doctor en Ciencias que hoy ejerce como panelista del programa de televisión Escriba y Lea. Sin embargo, la ingenuidad de los jóvenes, la frescura de la etapa, no nos dejaban ver la grandeza de ese ejercicio local, universitario, casi una opinión dada en clase como acontece en las aulas.

Sobre mi escritorio, en este momento, descansa la novela Hombres sin mujer de Carlos Montenegro. Según declaró el autor en vida, eliminó buena parte de la belleza de la prosa para poder abordar la crudeza de los acontecimientos. Y es que la obra versa sobre la vida carcelaria en la Cuba de inicios del siglo pasado. Una retahíla de episodios que se destacan por la dureza, la crueldad y a la vez la vida sensible mil veces herida y vilipendiada. Montenegro pasó buena parte de su juventud preso y ello le sirvió para hacer la denuncia, para indagar la forma del ser que se esconde en los antros de perdición, para darnos un pedazo de la realidad. Siendo él mismo un excelente periodista, la prosa del autor se nos torna reportaje histórico, crónica de sucesos, esencia firme. Para el escritor no hay una sola cosa que no deba ser dicha, sino que nos devela el universo estrafalario en el cual el humano se deshumaniza, lo cual duele, incita a conocer y transforma.

A eso se refirió Carpentier, al periodista como un sitio especial en el tiempo, ya que grafica el devenir a partir de la pluma. La investigación ocurre como parte de la vida natural y de implicaciones cotidianas. Quien escribe pareciera que nos habla como un amigo, que nos lleva de la mano a los hechos y los dibuja con sencillez. Porque la mejor prosa es transparente, no obstaculiza ni hace ruido, sino deja ver qué hay del otro lado, se comporta como un cristal en una vidriera. El periodista exhibe lo que conviene y lo que no, compara, sopesa y evalúa a su forma y según su talento. La historia le puede o no estar agradecida, pero la firmeza del autor está en primer lugar en deuda con él mismo, es parte de su ontología, de su metafísica más íntima.

El talento reside en pensar y sentir, dos verbos sin los cuales no puede escribirse nada. Quien hace una prosa deberá vivirla antes, aunque se aborden temas de hace milenios atrás. El demiurgo tiene en sus manos las artes para resucitar a los muertos. Muchas personas, por ejemplo, le echan en cara a Montenegro que él no estuvo de hecho al mismo nivel que los demás presos, ya que pasó su condena como trabajador de la biblioteca del lugar. En realidad, el autor tiene el derecho a indagar la vida de otros, a preguntarla, para a partir de ahí vertebrar su discurso. Nada es al final exacto, nada refleja la totalidad que se escapa como categoría y como cosa real una y otra vez.

Heródoto, que fue el padre de la historia, hacía en sus obras una reflexión personal y mítica sobre los hechos. Otro tanto pasaba con Jenofonte y sus sucesos vueltos a narrar tantas veces. El autor rebasa, desde los tiempos inmemoriales, el hecho, y le insufla su personalidad. Toca, a quien lee, sostener la bondad de ese acontecimiento, merecerla y tomarla como suya. Nada está vivo sino se lo recuerda, se lo retoca, se va a sus raíces.

El periodismo histórico no solo funciona como género o temática, sino que fundamenta el hecho de hoy, el suceso que en apariencia no tiene raíces, no se vertebra, no existe en la realidad concreta. No puede hacerse reporterismo sin la historia, no se concibe un valor noticiable sin que se le mire desde la óptica trascendente del tiempo que pasó. Como bien lo abordara Carpentier, el cronista es el pilar sobre el cual se erige el periódico presente. Las novelas hechas sobre la marcha de los hechos, las que nacen en la temperatura de los conflictos, maduran con el análisis, cuajan con el reposado dato y el juicio que le debe su pertinencia al autor de trabajos históricos.

Nada escapa a la lupa del que piensa, a la sentencia del atrevido que hilvana una prosa reveladora. Como en todos los tiempos hay desmemoriados, pero hay también memoriosos que como un célebre personaje literario de Borges no solo no olvidan, sino que viven en ese recuerdo que los embarga y hace maravillosos.

Tomado de: Cubahora

Leer más

Reygadas y el díptico de la depresión

Carlos Reygadas, cineasta mexicano

Por Arian Rubio

Par de obsesiones y cinco largometrajes van bastando a Carlos Reygadas para morir cualquier día y tener un lugarcito seguro en la gran historia cultural de su país. En tal esfuerzo, sus mejores armas han derivado de la poesía y la provocación en similares dosis, y el resultado ha dejado indiferente a pocos. El número cinco lo desharemos en 2 + 3 para delimitar dos fases creativas, la primera compuesta por Japón (2002) y Batalla en el cielo (2005), y la segunda etapa por Luz silenciosa (2007), Post Tenebras Lux (2012) y Nuestro Tiempo (2018). El presente texto aborda las dos primeras, calificables en conjunto como ‘‘El díptico de la depresión’’.

En su opera prima el protagónico fue un pintor de mediana edad plenamente consciente de su estado depresivo. Caminaba por áridos cerros acompañado de un bastón, audífonos y un bulto pequeño. El paisaje comulgando en dos tercios con el México rural y hostil (excepción de lo fantasmal) que Juan Rulfo retrató tan singularmente medio siglo atrás. La ruta que cubría el personaje marcaba un constante descenso hacia un lugar recóndito. Locales advierten que es hombre de ciudad. Cuando un cazador preguntó insistente qué iba a buscar a ese quinto coño la respuesta fue breve: la muerte. Presenciamos un descenso hacia la muerte.

Tres años después Reygadas hizo Batalla en el cielo, que ofrece a otro hombre de ciudad como parte íntegra de esta. Se llama Marcos, es endotérmico e introvertido y ni de lejos sospecha su depresión. Se sabe marido, padre, chofer de un general mexicano y su hija Ana, supervisor del grupo militar que eleva y desciende la enorme bandera del Zócalo. Marcos ha robado un neonato (en confabulación con su propia mujer) que se les muere al poco tiempo. Dentro de lo posible, parece llevar su vida de siempre ignorando el siniestro episodio en que está metido. El carácter automático de su vida lo hace actuar por puro instinto, y continúa alejándolo de cualquier posible sondeo interior que lo lleve a hacer catarsis.

El depresivo del pueblucho encontró techo con una casera llamada Ascensión. El plan era establecerse un rato y luego pegarse un balazo cuando la certeza llegara. Ella era bastante mayor y le ofreció lo necesario para vivir casi como un animal, él no necesitaba mucho y hasta rechazó las deferencias. Sin embargo, el corazón de la anciana (bastante fea y no necesariamente por vejez) era tan puro que gradualmente devino lo único a lo que se aferró el suicida, una vez que le confesó su deseo de tener sexo juntos. ¡La viejuca accedía! Escena inenarrable. Poco antes, Reygadas dejaba caer una primera viñeta de dispersión (elemento recurrente en su estilo, personajes que no pertenecen a la trama) en lo que podemos achacar a un posible sueño del hombre, donde la viejita contemplaba el mar mientras de las aguas salía una joven hermosa que la besaba en la boca.

En el DF Ana, que se prostituye por placer en una casa de putas, se entera por Marcos (su chofer cómplice) de lo ocurrido con el bebé y no bastándole con tener una reacción fría va y se lo tira en un apartamento vacío así como quien se toma un vaso de agua. Indicios dejaron ver que bajo otras circunstancias esto era un sueño cumplido para él, cuya mujer y madre de su hijo le metía miedo al susto (una escena lo prueba). Durante el coito con Ana (pasivo para él y activo para ella que lo cabalga) nuestro hombre parece un cadáver de morgue. Su erección es puramente biológica, como si el antiguo Marcos no homicida no se perdonara dejar pasar la oportunidad, pero los ojos que miran fijo el techo revelan que en la cabeza solo hay un niño muerto cuya familia agoniza. La toma cenital post-coito de los cuerpos y genitales gritan claramente que él no juega en la liga de ella ni soñando. Siembran el desconcierto de por qué ella siendo un bombón se rebaja a una liga inferior de gratis. Otra toma detenida en la quietud de los pies de ambos boca arriba remata esa percepción de cuán muertos están los dos amén de respirar. Con algo de imaginación se les puede ver una etiquetica colgando del dedo gordo.

Su breve rato de malogrado sexo con la abuelita ha hecho al antes depresivo hombre anónimo encontrar en un descenso su Ascensión, tanto es así que poco después la quiere defender y ocuparse de sus problemas personales, en especial un tema de herencias con un sobrino. No parece que se mate ya, un corazón impoluto dentro de un recipiente malogrado le ha restaurado la fe en el género humano. El deseo sexual recobrado parece ser un signo inequívoco.

En su fuero interno, Marcos flipa por cómo la vida sigue y la tierra no se lo traga por su crimen. Su mujer parece pasar página. A Ana le daba igual todo. Ha desangrado a Ana con un machete, exterior hermoso del deseo pero interior vacuo de pureza. Su camino de redención ha comenzado. Se orina encima, se arrodilla y comienza una larga peregrinación en plena calle tapando su cara con una bolsa de tela. Las autoridades ya están detrás del caso.

En el díptico de la depresión se respira un viento hanekiano que perturba y duele, y el sexo figura como última frontera. Para el suicida, este delirio freudiano (regreso a la madre, pura, que salva, que da vida) lo aleja por lo pronto de aquello que fue a buscar. Para Marcos el coito con Ana es el acto previo a un camino de auto-castigo y redención. La primera parte del díptico se paladea más poética por bucólica. La segunda es más descuidada en apariencia, el doble de provocativa desde el primer minuto, con cierto regusto a documental urbano de vidas intrascendentes. Japón acaba y la cabeza queda llena de piedras y como la sospecha de un inadvertido salto a lo fantástico sino sagrado. La Batalla en el cielo da el pantallazo a negro y descubrir poco después que Marcos y Ana no son actores de profesión sino gente real dueños de sus nombres redondea todo en un ánimo de perplejidad casi profano. Uno se siente mal, incómodo.

Texto cortesía del autor para el blog CineReverso

Leer más