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Pino Solanas, apuntes de su discurso

Cientos de veces me he preguntado cómo es posible que en un país tan rico la pobreza y el hambre alcanzara tal magnitud? ¿Qué sucedió con las promesas de modernidad, trabajo y bienestar que pregonaran políticos, empresarios, economistas iluminados y sus comunicadores mediáticos, si jamás el país conoció estos aberrantes niveles de desocupación e indigencia? ¿Cómo puede entenderse la enajenación del patrimonio público para pagar la deuda, si el endeudamiento se multiplicó varias veces comprometiendo el futuro por varias generaciones? ¿Cómo fue posible en democracia tanta burla al mandato del voto, tanta degradación de las instituciones republicanas, tanta sumisión a los poderes externos, tanta impunidad, corrupción y pérdida de derechos sociales?

Responder a los interrogantes que dejó la catástrofe social o repasar los capítulos bochornosos de la historia reciente, sería imposible en los limitados márgenes de una película: hacen falta muchas más, junto a investigaciones, debates y estudios para dar cuenta de la magnitud de esa catástrofe.

Fernando Solanas (Marzo 2004)

La historia de la gran nación argentina es mucho más que dictadores vestidos de generales, presidentes corruptos vendidos al mejor postor o senadores que miran para “ninguna parte”. Su pueblo presume de contar con muchos hombres dignos e incorruptibles, capaces de darlo todo por su país, por el honor de su tierra. En esa inmensa lista de nombres imprescindibles, está Fernando “Pino” Solanas, (Buenos Aires, 1936).

Forjado en el teatro, la música y el derecho es hoy un cineasta vital, de referencia en Latinoamérica entera. Su primera gran obra es sin dudas: La hora de los Hornos (1968), trilogía documental que aborda el neocolonialismo y la violencia de su país y de América Latina. Esta pieza fílmica se abre, despojada de entrecomillas como una gran puerta para el diálogo,  forzando al espectador a reflexionar y cultivar el ejercicio del pensamiento, desnudando toda posición cómoda ante una época convulsa y brutal. Esta pieza, está considerada por muchos de los estudiosos del género un magistral ensayo cinematográfico y político. En esta obra, Solanas no le teme a la práctica de un didactismo impregnado en la filmografía de la época, y apunta su trabajo trazando un discurso estético desde la argumentación, desde los hechos, desde la fidelidad de la historia siendo una pieza que supera el conocido concepto de arma de combate ideológico, afirmación de la que no se siente avergonzado.

En 1975 termina Los hijos del Fierro, su primer largometraje de ficción. Con la instauración de la dictadura, es amenazado de muerte por la Triple A y más tarde, en 1976, es víctima de un fallido secuestro perpetrado por un comando de la Marina. Parte al exilio hacia España, radicándose en Francia.

Tras la caída de la dictadura en 1983, regresa a su gran Buenos Aires y en 1985, filma una de sus obras más notables: El Exilio de Gardel, de la que Vincent Ostria escribió para Cahiers du Cinéma: “Solanas juega la metáfora sin reservas, al pie de la letra (todo el film no es más que una gigantesca metáfora)… Tangos es un ejercicio constante de tuteamiento de lo imaginario y lo onírico. La nostalgia y su motor, el exilio, están expresados sin distancia, con un verbo lleno de colores, un talento para la evocación y una puesta en escena de alegorías fellinianas”.

Sur (1988), El viaje (1992) y La nube (1998), son tres piezas de ficción del autor, que vienen a confirmar la vitalidad de este gran cineasta que no está restringido a géneros, estéticas y temáticas cerradas.

Tras la descomunal crisis económica, política y social acaecida en Argentina, responsabilidad de la clase política de la época que fue escenificada por los gobiernos de Carlos Saúl Menen y Fernando de la Rúa. Con Memoria del saqueo, (2004) viene a tomarle el pulso de los acontecimientos y a denunciar la barbaridad institucional que estaba aconteciendo por aquellos años, que tuvo su iconografía en las manifestaciones a golpe de cacerolazo. Solanas no pierde un instante y sale con su cámara para tomar nota de los acontecimientos en plena efervescencia popular. En los inicios de esta gesta cinematográfica, no tenía claro el discurso cinematográfico con el construiría este documento. Los procesos sociales se fueron sucediendo y su mirada dejaba constancia de ello.

Al final quedó una obra de gran calado moral, una pieza fílmica que apunta –sin medias tintas y palabras rebuscadas-, a los responsables de esta “fiesta”. El FMI, el Banco Mundial, las grandes transnacionales de Estados Unidos y Europa, los ejemplares bancos que sudan la gota gorda desangrando la pobreza y por supuestos los políticos argentinos. Sobre esta sentencia, el realizador apela a la lente y nos desnuda el vacío de la Casa Rosada y los interminables pasillos y salones del senado, que muestran la frialdad que legitimó el ejercicio de una corrupción que afloro prodiga de mentiras y sucias estratagemas. El contrapunteo de esta verdad hecha fotografía documental, tiene su espacio de denuncia en la revelación de la precariedad del mundo periférico, de la marginalidad vestida de pobreza y de un futuro incierto.

Supo sopesar el deshielo de los grandes edificios, -copias de un modelo arquitectónico seudo cultural-, con la suma de pobrezas que pululan en los accesos de las grandes moles que simbolizan la falsedad de una economía prospera. La aguda voz de Pino Solanas, afinca su tono y expone desde el discurso acusatorio, la cronología de la vergüenza, el trayecto de un saqueo que estremeció cualquier pronóstico.

Esta batalla librada desde el arte documental no ha terminado para Pino Solanas, con La dignidad de los nadies (2005), se perfila una nueva apuesta que sirve de continuidad para desnudar los hechos que sacaron del subsuelo, la inmoralidad de una crisis. El hacer de esta obra, dibuja con la agudeza de un abanico de colores, una galería de personajes que construyen una crónica apremiante ante pueblo castigado. Su filosofía, es un verdadero alegato contra la idea de la derrota. No veremos ante la gran pantalla una patina que nos aleje de la realidad, el esqueleto de un país fracturado esta editado por personajes sin nombres que van cerrando el verdadero puzzle de la sociedad argentina de esa década, que aún sana su dolor.

El ejercicio de hacer de la realidad una obra de arte para el gran Pino Solanas, no acaba con esta pieza, incorpora a su filmografía tres nuevos trabajos que registran la temperatura de un país tejidos de dolor, Argentina Latente (2007), Próxima Estación (2008) y Tierra Sublevada (2009), confirma la estatura de su verbo y su discurso, confirmando su sentido de responsabilidad y entrega ante la nación que le a hecho suya.

Su labor intelectual no se ciñe al arte cinematográfico, sus ensayos: La Mirada (1989); Cine, Cultura y Descolonización (1971) en colaboración con Octavio Getino; y el texto de investigación Yacyreta: Crónica de un despojo” (1996), confirman su virtud como intelectual y como hombre comprometido con su tiempo. Conocido es su compromiso con la acción de la Madres de la Plaza de Mayo y de los organismos a favor de los derechos humanos.

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(VIDEO) Desde en el silencio de los muros

La mirada estática como abordaje estético y el gesto fotográfico que persiste ante la limitación del espacio, son aparentes puntos de desencuentro. Ante una coyuntura impuesta por un entorno hostil, estas dos ramificaciones se podrían interpretar -desde una primera lectura-, con acento de apostilla crítica. Esta juerga de palabras, son trazos de ideas que ilustran esa periferia que los autores fílmicos enfrentan ante un entorno que se desdibuja impenetrable.

En la historia del cine documental, la realidad ha sido, es y será fuente de su subsistencia y es que cada uno de sus vericuetos es materia prima para el abordaje de nuevas propuestas estéticas, de nuevos tópicos que son enriquecidos desde la filosofía, desde la historia, pasando por la antropología o la semiótica, temáticas que fortalecen su estela renovadora.

Ante un estudio de caso, la obra cinematográfica: El color de los olivos (2007) de Carolina Rivas, constituye una pieza para la reflexión desde ese otro lado. Me refiero al enjambre de obstáculos espaciales, geográficos y políticos que apuntan a desarmar las más arriesgadas ideas fílmicas. Sin embargo la obra de la realizadora mexicana, no se doblega ante el escenario y revierte esta realidad en una propuesta que transpira documento histórico y arte de denuncia.

El filme discurre desde un reposado trabajo de reconstrucción social de la familia Hamer, ocho palestinos que viven rodeados de límites inmateriales, de rejas, alambradas y candados que afianzan el cerco y el inaceptable “juego”, ante los caprichos de soldados israelíes que no dejan de machacar la cotidianeidad de sus vidas. La cámara de El color de los olivos no escapa de esa dinámica, participando –desde una posición observadora con acento participativo-, en la rutina de su tiempo.

La escritura de esta obra, parte del planteamiento de documentar los avatares de su existencia. La familia Hamer vive presa en su propio país, en su tierra natal, rodeados de inmorales muros y rejas que han sido construidas por el régimen genocida israelí. Estas escenografías impuestas, forman parte de la lectura fílmica donde la autora toma nota visual y sonora para desmembrar, con meridiana nitidez el desgaste del recorrido humano.

La cámara se afinca en dos texturas principales: la casa de esta familia, -apenas distante del enrejado carcelario- y la vida de los chicos en su entorno escolar. La lógica cinematográfica indicaría una tercera locación que sería el trabajo de Hani Hamer -cabeza de familia y único sustento-, pero el acto de intentar traspasar ese límite acarrearía la ruptura del acto fílmico, pues desde ese otro lado se legitima un estado militar, un estado de sitio. Esa prohibición no es un obstáculo para trazar con acento artístico, este diario cinematográfico.

El catedrático de la Universidad del País Vasco y crítico de cine Santos Zunzunegui, en su libro: Pensar la imagen (Editorial Cátedra, 2007), apunta una idea que me servirá de plataforma para desmembrar este acertijo narrativo. “El modo en que una persona mira el mundo depende tanto de su conocimiento del mismo, como de sus objetivos es decir de la información que busca. Es precisamente esa búsqueda la causa de que cada movimiento ocular verifique una expectativa y que los que percibimos de una escena sea el mapa que hemos ido recomponiendo activamente mediante el ensamblaje de fragmentos más pequeños”.

La fotografía de Daoud Sarhandi, -quien ocupa otros roles en esta puesta cinematográfica-, apunta a marcar a través de miradas exploratorias y sucesivas lecturas visuales la agenda de estos actores, que son los personajes insustituibles de esta realidad. Este documental transcurre desde la cronología, explora e identifica pautas esenciales de comportamientos, diálogos inversos, emociones y confesiones subtituladas, que se intercalan como legitimación de un documento visual. Estas “palabras en blanco y negro”, saltan como templos visibles ante los límites de la reclusión, como ensenadas argumentativas ante la dilatada pausa de silencios impuesta a una nación que tiene una particular representación en la envoltura y el contenido de esta historia.

Sin dudas el encuadre es un acto de privilegio selectivo, una fase interpretativa de la realidad, una delimitación textual del entorno. Desde esta concepción, la pantalla fílmica de esta puesta nos va conduciendo hacia un recorrido que tiene su más álgida lectura, en la partida que cada mañana debe hacer para ir a su trabajo el señor Hamer, -un agricultor de flores y verduras-, que la fragmentación impuesta, ha llevado sus cultivos a ese otro lado de la valla, a ese otro límite.

La lente toma nota acusatoria con un denotado abanico de encuadres y planos, que enriquecen y abruman los cimientos de sustantivas ventanas. Cuando hablo de ventanas, me refiero al simbolismo de la imagen, y es que desde la propia vivienda de esta familia se descubre el drama. La realizadora toma prestada la mirada privilegiada que nos da ese espacio, para ser testigos de excepción de una vida marcada por la zozobra, por el monólogo colectivo. Secuencias que van desde ese compás de espera en un amanecer cualquiera, ante la práctica aleatoria de abrir una reja en franca actitud segregacionista y que en reiteradas ocasiones, es vulnerada o incumplida. No escapa de su mirada, la gestualidad de ese actor que transpira personaje, que expresa palabras que son gestos ante la reiterada práctica de la humillación.

Pero en ese contexto, el drama tiene otra dimensión espacial y es ese espacio interior de la vivienda de la familia Hamer. La señora Monira Hamer vive presa en su propia casa, ante sus propios límites y sus miedos –que son incoloros pero reales-, se desdobla en una perenne angustia ante el asedio, ante la posibilidad de la muerte cargada por esa marca que deja impresa la lápida de la impotencia. Carolina Rivas acusa la mirada en la expresión cautiva y atenta de esta mujer, cuyo rostro es retrato fotográfico de una verdad desvelada. En este escenario de limitadas proporciones, la búsqueda está registrada por pequeñas notas fotográficas que confirman ese otro plano de realidad en el que indaga la obra. La puerta de la casa, la ventana de las despedidas de cada mañana, son el otro ángulo desde donde se posiciona la autora, sin dejar de adsorber los conflictos interiores que generan el estar preso en tu propia vivienda.

El pacto de seguir de cerca la dinámica de los niños, -sin importunar su cotidianeidad- es una mirada de complemento y de búsqueda sociológica que procura cerrar el cerco, ese cerco que esbocé en la primera parte del texto y que transpira la construcción de un peldaño mayor para llegar a la esencia de esta obra cinematográfica: el conflicto entre la vida y situarse en el lugar que corresponde ante la dignidad humana. Esa máxima no está presente en una particular zona de la obra, o en alguna secuencia especifica. Los 97 minutos del documental, cala esa idea hasta en los más apagados sentimientos de los mortales, incluidos los que aún desconocen las raíces de este dilatado e inaceptable conflicto que es expresión de una historia mayor.

Cierro estos apuntes, con el reconocimiento en torno al trabajo realizado en el diseño de la banda sonora. El filme se apropia de los sonidos de la tierra, el canto del aire y el paso amargo del silencio. Más a lo lejos, otras configuraciones sonoras nacen –como cascadas-, desde los cimientos de esos muros que también rompen la libertad de un trazo que debería de andar libre. Ese trabajo artesanal de tomarlo todo, se ve recompensado en el arte final de esta obra documental que logra situarnos en el lugar donde todo esto ocurre.

Sinopsis

Como muchas familias palestinas, los Amer viven rodeados por el infame muro en Cisjordania. Su vida cotidiana está dominada por puertas electrificadas, candados y la presencia constante de soldados. A través de un lente sensible, descubrimos el mundo privado de los ocho miembros de la familia. En el transcurrir de sus días se revelan sus luchas constantes y los pequeños detalles de su vida: amistades de la escuela, árboles de olivo, dos burros pequeños. La historia de la familia Amer es un punto de partida para hacer una compleja reflexión sobre los efectos de la segregación racial, las fronteras y lo absurdo de la guerra.

Ficha técnica

Una Producción de CREADORES CONTEMPORANEOS

Dirigida por: Carolina Rivas
Producida por: Daoud Sarhandi
Productor Asociado: Carolina Rivas
Fotografía y Edición: Daoud Sarhandi
Asistente de Dirección: Miriam Dalu
Sonido Directo: Daoud Sarhandi
Diseño y Edición Sonora: Daoud Sarhandi
Diseño Sonoro Adicional y Mezcla Stereo: Jacobo Martínez
Incidentales: Francisco Bribiesca
Audio Post de Incidentales Juan Amézaga
Efectos de Sonido Jessica Ledesma

Digitalización de Sonido Alejandro Herrera
Editor Asistente de Sonido Marcos Felipe
Online Ricardo Garfias y Daoud Sarhandi
Operador Inferno Rodolfo Guerrero
Diseño Gráfico, Tipografía  y Subtitulaje: Daoud Sarhandi
Asesoría de Tipografía  y Diseño Gráfico: Elisabetta Minischetti
Asesoría Legal: Eduardo de la Parra
Traducción Árabe-Español y Subtítulos en Árabe: Lalé Kafar-Zadé

País de producción: México / Palestina

Año: 2006

Duración: 97 minutos
www.creadorescontemporaneos.com

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Santiago Álvarez, la genialidad del artesano

“Un hombre o un niño que se muera de hambre o de enfermedad en nuestros días no puede ser espectáculo que nos haga esperar a que mañana o pasado mañana, el hambre y la enfermedad desaparezcan por gravitación. En este caso inercia es complicidad: conformismo es incidencia con el crimen.”

Santiago Álvarez

Santiago Álvarez (La Habana, 1919 – 1998), es de esos hombres que podría presumir de inequívoca grandeza, pero su coraza humana enarbola el manto de la humildad. Lo conocí cuando las canas le poblaban la envoltura de su pelo y su postura de acento sereno, avistaba la pose de un sabio curtido por la ruta de la vida. Cuando se explora en los oficios que antecedieron su prolifera carrera cinematográfica, los estereotipos saltan por los aires. Con 15 años fue aprendiz de cajista y linotipista, su pasión por la radio lo llevó a dirigir una hora dominical en dos emisoras. Su marcha hacia los Estados Unidos, le trajo la experiencia de lava platos y el duro batallar en las minas de carbón de Pensilvania.

Tras el triunfo de la Revolución en 1959, regresa a Cuba y funda junto a otros intelectuales la sociedad cultural Nuestro Tiempo y luego el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), donde creó el Departamento de Cortometrajes y dirigió el Noticiero ICAIC Latinoamericano por más de veinte años.

Autor de 600 noticieros y casi 120 documentales, resulta imposible desarrollar una exhaustiva valoración de su trabajo en estas páginas, pero su obra amerita la escritura de estas líneas. Se podría afirmar que fue un creador con una arrancada tardía, pues su primera obra cinematográfica la realizó con 42 años.

Su documental Now (1965), aborda la discriminación racial en los Estados Unidos, está pieza cinematográfica está considerada por los especialistas del género como pionera del video clip actual. Este trabajo de tan solo 6 minutos, discurre bajo la voz incorruptible de la cantante Lena Horne. En esta puesta, prima el contrapunteo imagen/banda sonora, tejida con la precisa contundencia para convertir el discurso en una cerrada denuncia.

Es un filme construido bajo la estética de un artesano que no desecha nada, por muy intrascendente que pueda parecer. En un breve espacio de tiempo, toma prestado fragmentos de periódicos, imágenes de telediarios, fotos que configuran un texto genuino y renovador dentro del lenguaje cinematográfico. Su lente se centra en un capítulo de la tragedia humana, distante del espectador que persigue el morbo de la tragedia como espacio de goce, como puerta de diálogo vacío. Apunta con precisión ante el horror de un período de la historia de los Estados Unidos, ejemplificado en la filosofía reaccionaria del gobierno de turno y el extendido movimiento de los Ku Klux Klan (KKK).

Con 79 Primaveras (1969), dibuja con acertada nitidez uno de los conflictos bélicos más horrendos de la historia: la invasión del ejército norteamericano al pueblo vietnamita. En este trabajo, revela su estética que roza la artesanía del concepto, la contrición del mensaje, la puesta que busca la culminación de una idea central y apela a todos los medios para resaltar ese arte final. En un singular apartado del texto fílmico, cuelga algunos fotogramas de soldados caminando por las selvas vietnamitas y en contrapunteo, pone en un pedestal el sonido de ametralladoras para al final destruir el fotograma. Santiago en esta pieza como en toda su filmografía, agudiza su postura y su punto de vista. Su relación con el género la define de la siguiente manera: “el cine documental no es un género menor, como se cree, sino una actitud ante la vida, ante la injusticia, ante la belleza y es la mejor forma de promover los intereses del Tercer Mundo”.

Otra pieza vital de su filmografía es: La guerra necesaria (1980). Recoge desde la estructura del testimonio, los antecedentes históricos y la preparación que motivaron la gesta de la Revolución Cubana. Una obra que se rodea del intimismo de sus narradores e interlocutores para desdoblar la compresión de los hechos convertidos en historia, en realidad presente. La palabra de Fidel Castro, Juan Almedida Bosque o Celia Sánchez Manduley, se enriquecen con el verso emotivo de los colaboradores que en México participaron en la preparación de la gran epopeya. Santiago dibuja la fotografía de este documental, hurgando en los perfiles de sus interlocutores, en la gestualidad de sus pausas, en la potencia o nitidez de sus voces favoreciendo la contribución de los testimonios, eje central de esta obra que contó con “actores de excepción”. Pero este sustantivo filme no renuncia a la dramaturgia de la música, la obra de Leo Brouwer, Silvio Rodríguez y el propio Juan Almedia Bosque –autor de importantes piezas de la cancionística cubana-, subrayan y enfatizan el sentido de filme que se define en si mismo como documento, una de las virtudes del género.

En la mayor parte de su obra de cine documental, está ausente la entrevista. En la construcción dramatúrgica de su trabajo recurre a las letras de las canciones, a la música y una diversidad de elementos expresivos que lo definen como artista renovador, un experimentador del género, distante del tono convencionalista que fatiga el acto creativo. Su discurso periodístico es incisivo y su obra se potencia por su genialidad como artesano del montaje.

Sobre la perenne dualidad entre arte y política Santiago definía: “La eficacia artística y política de una obra cinematográfica reside fundamentalmente en la clara posición ideológica con que ha sido realizada, porque en definitiva la forma se hace hermosa cuando se basamenta en un contenido hermoso y no se es artista revolucionario si se produce un divorcio entre contenido y forma”.

Entrevistó a importantes personalidades del mundo de la política y el arte como: Fidel Castro, el Che, Ho Chi Min, Salvador Allende y Agostinho Neto, al cineasta Joris Ivens, Santiago lo consideraba su maestro. Más de 80 premios avalan su inagotable obra. Fue nombrado maestro perenne de la prestigiosa Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, de La Habana.

Hombre fundamental en el que siempre destaca la fuerza de sus imágenes.

Georges Sadoul (Crítico e historiador cinematográfico).

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Octavio Cortazar: un artista inconfundible

Muchos cineastas han hecho crónica documental de la Revolución Cubana. Sin dudas uno de los indispensables del cine cubano es Octavio Cortázar.

Sus comienzos en el audiovisual despuntan en 1956, donde trabajó como redactor de textos publicitarios, director de programas de televisión y jefe de producción del Canal 7 TV hasta 1958.

En el año 1959 comienza a trabajar  en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC) como asistente de producción. A finales de los 60 organiza y dirige la Enciclopedia Popular, serie de cortometrajes estructurado como notas didácticas siendo estos sus inicios en la realización de cine. De1963 a 1967 estudia dirección cinematográfica enla Universidad Carolina de Praga.

Su regreso de Checoslovaquia, se tradujo en formar parte de la nomina de los directores del Noticiero ICAIC. Considerada por algunos críticos como “la reseña fílmica de la actualidad cubana”.

Su mayor obra documental Por primera vez (1967), -un clásico del género-, aborda la llegada y el impacto del cine en una población serrana ubicada en la más oriental provincia de Cuba.  Es una puesta cinematográfica que representa el valor de la cultura que irrumpe con los límites geográficos, para hacerla de todos.

De su filmografía documental, vale subrayar obras como: Al sur del maniadero, Acerca de un personaje que unos llaman San Lázaro y otros Babalú, Con las mujeres cubanas, El Programa del Moncada, En un fin de curso, Sobre un primer Combate, ¿OVNIS en Cuba? 50 años de misterio y Hablando del punto cubano.

Los temas de sus textos fílmicos han sido –entre otros- la cultura y la educación en Cuba, el sabotaje del barcoLa Coubredesde la retrospectiva, la música tradicional campesina cubana, o la mujer en la sociedad.

Incursionó en la ficción con tres películas muy valoradas de la cinematografía cubana. El brigadista, Guardafronteras y Derecho de asilo. Dos de estos filmes fueron de los más taquilleros del cine cubano.

Cortázar fue fundador dela Escuela Internacionalde Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, y profesor en el Instituto Superior de Arte de La Habana. Paralelamente a su labor como cineasta, dirige espectáculos artísticos y musicales.

En los últimos años sin dejar de hacer y producir, dirigía y conducía el espacio televisivo Pantalla Documental que se transmitía semanalmente en el Canal Educativo de la Televisión Cubana. Presidía el Centro de desarrollo del documental Hurón Azul dela UNEAC y era Vicepresidente dela Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Sus múltiples premios y reconocimientos, corroboran su altura intelectual.

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Daniel Diez: el padre de la “criatura”

Siempre que se habla de la “Escuela Cubana de Cine Documental”, se le define como uno de los movimientos artísticos más importantes de la Gran Nación Caribeña de los últimos 50 años. En ella se formaron muchos de los cineastas que hoy son referentes de varias generaciones.

El legado de estos creadores trasciende las fronteras de “la gran isla”, para hacer de sus filmografías “textos” de permanente lectura. Nombres como Santiago Álvarez, Julio García Espinosa, Octavio Cortázar, Pastor Vega, Víctor Casaus, Sara Gómez, Manuel Pérez, Miriam Talavera, Luis Felipe Bernaza, Rebeca Chávez, José Massip, Rogelio París y Mayra Vilasis, son algunos de los documentalistas que dejaron una huella en la memoria, para todos los que vemos a este cine como un “Arte Mayor” y para el gran público.

Pero esta gran escuela o movimiento, -como algunos otros la califican-, tuvo un parto mayor, una “criatura” que ha cimentado en Cuba una pauta fílmica para los que siguen apostando por el arte del conocimiento.

Por la huella del conocimiento desde la memoria. Construida desde la antropología o desde la búsqueda de la realidad en permanente dialogo con la comunidad que es la protagonista de su cine y -a la vez- juez y parte de lo que allí se produce. La casa tiene un nombre: TV Serrana.

Nació para quedarse en contra de todos los pronósticos. La obra que allí se sigue haciendo es parte de ese legado, cuyo origen está en muchos de los creadores que enaltecen al cine cubano.

Su fundador Daniel Diez la defendió y de alguna manera, la definió en el documental, “Tiempo de Seca” con las siguientes palabras: “Para mí es la televisión más Revolucionaria que hay en el país”.

¿Qué argumentos tiene su creador para definirla de esa manera tan categórica? La respuesta es llana.

El estar asentada en una zona montañosa (San Pablo de Yao, municipio de Buey Arriba, provincia de Granma), distante de las urbanidad y los circuitos culturales de la capital cubana. Su permanente relación de trabajo y retroalimentación con los pobladores de la zona. La labor colectiva que desarrollan los miembros de esta TV, son algunas de las claves de su persistencia y prestigio. Su autoridad se ensancha dentro del espectro de televisoras de Cuba y de buena parte de Latinoamérica.

Pero ¿quién es Daniel Diez? Ante todo es un revolucionario, un martiano de vocación y acción. Un hombre comprometido con su país y con la obra que en Cuba se ha construido y que sigue en permanente renovación, en constante cambio. Para hacer de la nación cubana un estado más socialista, más revolucionario, donde el hombre y la mujer es el eje de todas sus voluntades.

Daniel Diez (La Habana, 1946) es graduado de periodismo. Como profesional del arte y la cultura ha desarrollado una extensa carrera como director de programas de TV, documentalista y grabador de sonido.

Sus inicios fueron en el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficas (ICAIC). Durante quince años fue sonidista y musicalizador de antológicos documentales y más de 500 “Noticieros ICAIC Latinoamericano”.

Títulos como: En un fin de Curso y Yo quiero ser (Idelfonso Ramos), Estampida, De América soy hijo… a ella me debo, Y el cielo fue tomado por asalto, El Sol no se puede tapar con un dedo, (Santiago Álvarez), Sobre un primer combate (Octavio Cortázar), Arcaño y sus Maravillas (Oscar Valdés), Bojeo a Cuba (Bernabé Hernández), 4000 Niños (Fernando Pérez), son algunos de los más significativos documentales donde Daniel a puesto “sus manos”.

En 1981 pasó a trabajar en el Instituto Cubano de Radio y TV (ICRT), como Jefe de Información de la Revista de la Mañana y Director de Programas de TV.

Fue fundador y Director de la TV Serrana, “escenario” donde continuó trabajando como documentalista. Este proyecto auspiciado -en sus inicios- por el ICRT y la UNESCO, funciona -desde 1993- en las montañas de la Sierra Maestra. Sigue cosechando obras de un gran acabado artístico constituyendo un verdadero sello dentro de la filmografía cubana.

En esta gran escuela, -que es TV Serrana-, Daniel ha creado el Centro de Estudios para la Comunicación Comunitaria en las Montañas de la Sierra Maestra, las “Video Carta” como fórmula de comunicación alternativa y los “Grupos de Creación Alternativos”, que son el núcleo de sostén y vitalidad de esta inédita propuesta televisiva.

Se desarrolló como Vicepresidente para la Creación Artística del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) entre los años 2001 y 2006. Desde la Televisión Cubana, ha participado en la creación del Canal CH-TV que transmite para la Ciudad de La Habana (hoy Canal Habana). Para no pocos entendidos, una de las propuestas más interesantes del espectro audiovisual cubano.

Daniel sigue realizando documentales e imparte clases en el Instituto Superior de Arte, en la prestigiosa Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, que en este mes cumple 25 años de fundada, así como en la Escuela de Periodismo de la Universidad de la Habana.

Este gran intelectual es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), de la Unión de Periodistas (UPEC), del Movimiento Nacional del Video, del Consejo Latinoamericano de Cine y Video de los Pueblos Indígenas (CLACPI). Es también miembro del Consejo Asesor de Chiapas /Media Project.

Ostenta una significativa suma de medallas y distinciones. Entre las más importantes: “Distinción por la Cultura Nacional”. (Ministerio de Cultura), “Artista Laureado” (Sindicato de la Cultura), Orden “Juan Marinello” por el trabajo en favor de la Cultura. (Ministerio de Cultura), “Medalla de la Alfabetización” y Distinción “Feliz Elmuza” (Unión de Periodistas de Cuba).

Ha sido jurado de prestigiosos festivales de cine: Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, Festival de Video Cine y Sociedad. Mérida. México, Festival Anaconda de los Pueblos Indígenas de América Latina, Festival de Cine y Video, San Salvador de Bahía, Brasil, Festival Santiago Álvarez In Memorian, entes muchos otros.

En congresos, talleres y encuentros de cineastas ha desarrollado una labor de comunicación y promoción del trabajo comunitario a través del audiovisual.  Seminario Taller Internacional de Capacidad en Derechos de los Pueblos Indígenas y Participación en los Foros y Convenios Internacionales. El Encuentro de investigadores, “El Cine y el Audiovisual Comunitario de América Latina y el Caribe”, convocado por la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, son algunos de los espacios donde ha dejado su huella.

Su labor académica no se limita a su país. Ha impartido cursos y talleres de sus diversas especialidades en países como: Argentina, Bolivia, Ecuador, Guatemala, México y Venezuela, entre otras naciones.

Su obra fílmica ha sido merecedora de más de 50 premios, tanto nacionales como internacionales. Premios Caracol que otorga la UNEAC, del Movimiento Nacional de Video, Premio de la Fundación “De la Naturaleza y el  Hombre”, Premio del Festival de Video del Museo Nacional de Historia Natural, Premio «Tina Modotti», que otorga la Federación de Mujeres, Premio «Abril» por el trabajo realizado con niños y jóvenes, por citar unos pocos.

En el entorno internacional cabe destacar, el Premio en el encuentro Norte Sur (Ginebra, 1990) por el documental, “Sublime Profesión de Amor”, así como Mención de Honor “Grand Prix” (Berlín, 1991), por el mismo título. Mejor Documental (CBU) Caribbean Broadcasting Unión (1997), por el filme “Un cariño poderoso”, Mejor Documental América Latina “4ta Olimpiada Internacional de Video”. (Sudáfrica, 1998), por “Como una Gota de Agua” y Segundo Premio del Festival de Video de la Juventud de La Haya (Holanda, l999).

El cineasta Daniel Diez sigue cosechando éxitos en su carrera profesional. El 2 de diciembre se le acaba de conceder el Premio “Las Cámaras de la Diversidad”, auspiciado por la Oficina Regional de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en colaboración con la Fundación de Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL).

Sobre esta distinción el diario de la juventud cubana tomaba nota de este acontecimiento. “Alquimia Peña, directora general de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (que preside el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez), refirió entre otros empeños el de integrar al quehacer cinematográfico a las comunidades de América Latina y el Caribe, tanto de áreas urbanas como rurales”.

En otra parte de la nota señalaba Juventud Rebelde: “Desde su constitución, la Televisión Serrana recoge la voz e imagen de los campesinos de las zonas montañosas más orientales de Cuba, hermosa experiencia que posibilita el rescate e integración cultural de localidades de difícil acceso”.

Para este grande del cine cubano nuestro reconocimiento.

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Otra vez, «Pensar la imagen»

En no pocas ocasiones algunos realizadores del género documental tienen una suerte de modismo en torno a negar o desconocer los textos teóricos que se incorporan de manera gradual al escenario audiovisual como parte del gran cúmulo de miradas a las que no podemos estar ajenos.

Argumentos infantiles sustentados bajo el prisma de la mediocridad cultural, entorpecen la visión óptica de una realidad en la que no podemos desconocer a estos hacedores de ideas. Argumentaciones sacadas de conversaciones trasnochadas como: “pueden contaminar nuestra obra o nuestra estética”, son, por otra parte aseveraciones simplistas de “creadores” que presumen de aportar estéticas revolucionarias o vanguardistas, por citar dos adjetivos manidos para estos aventurados que transitan como espuma de mar.

Pero la realidad y la historia del género confirman que el divorcio de los creadores con los teóricos del cine es de una actitud como mínimo necia. Los que aportan recursos y argumentos teóricos sobre esta singular epopeya que es “hacer cine desde la letra escrita”, son autores que sustentan y fortalecen el entramado de un mundo donde la “actitud de la esponja”, es piedra angular para el éxito de cualquier acción creativa.

En esta sustanciosa nómina de teóricos del género cabe incluir, como inaplazable, al catedrático español Santos Zunzunegui, quien tiene una respetable bibliografía dedicada al audiovisual. Podría citar obras como La mirada cercana: microanálisis fílmico (1996); Contracampo: ensayos sobre teoría e historia del cine (2007); o el más reciente titulo, La mirada plural (2008). Pero prefiero “desempolvar” una obra que fue editada por primera vez en el año 1989: Pensar la imagen.

El título de por sí plantea un modo de hacer, una simbiosis de trabajo, algo que resulta esencial para cualquier intencionalidad audiovisual. Construir una imagen requiere de la apoyatura de soportes teóricos y lecturas donde las diversas corrientes y escuelas del género han sabido sentar pautas de calado que rompe las trampas de lo efímero.

Estos necesarios apuntes en torno a “una imagen inteligente”, están recogidos en este texto que siendo un libro de “lecturas teóricas”, tiene la virtud de escurrirse en un diáfano recorrido.

Zunzunegui no pierde tiempo en análisis laterales; se centra en las esencias de temas que sirven de argumentos ajenos a “diálogos de carretera”, esos que se diluyen en la frivolidad de análisis seudoculturales.

Un tratado en torno a la realidad y su “dibujo” como imagen, un desglose de sus principales características, son complementados por diferenciaciones entre imagen figurativa e imagen abstracta. La percepción de la realidad y su evolución histórica son aportes duraderos de este texto.

Un punto y parte son los capítulos dedicados a la percepción y la imagen, cuerpo y eje de esta obra. Los basamentos de este apéndice del texto requieren de una lectura detenida y pensada, bajo el mismo principio del título del texto. Es la tesis generalizada y no siempre compartida con la letra impresa, que también esta pintada de signos iconográficos más allá del propio texto.

El completo desmenuzamiento de la “imagen” como concepto y sus “acepciones” iconográficas, constituyen esenciales aportes de esta obra. La relación de esta “puerta” con la realidad es un aporte loable de Zunzunegui, quien tritura cada grieta del tema.

Cierra una parte importante de este capítulo la imbricada relación entre cultura, percepción e imagen. El autor propone desde apuntes estructurados para la reflexión una estrecha relación que no solo es iconográfica. Sustenta su percepción del capítulo en la diversidad de subyugantes carriles que sirven de tránsito para una mejor compresión del signo.

Leer esta obra requiere de una mirada mesurada y profunda. El resultado es un acompañamiento para una mejor labor de los que hacen del cine una obra “pintada” para la inteligencia.

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Escrituras para el aplauso

Nada tengo que ver con el espíritu derrotista. Hago esta afirmación para entrecruzar –en este texto-, dos realidades que persisten en nuestra geografía y que se multiplican como virus de infinitos brazos a escalas insospechadas.

La primera es la guerra, que en nuestra era campea a campo traviesa, despojando vidas y sumando dolores difíciles de interpretar. Esta nube negra deja tras de si mutilaciones físicas y perdidas materiales que en muchos de los casos, son valores socio culturales únicos e irrecuperables que forman parte del patrimonio local e universal.  El hambre, la destrucción de hogares, la contaminación de los cultivos o del agua, -esenciales para la sobre vivencia del ser humano-, son realidades que se repiten cada vez que asistimos desde nuestra butacas al escenario del horror. Un agregado posterior a esta zaga, es la degradación de valores humanos que pululan ante la necesidad de sobrevivir en medio del caos y que complejizan cualquier solución de estos conflictos.

Esta persistente realidad que es la violencia a escala planetaria, tiene un soporte mediático que lo justifica y legitima, -si es que se puede justificar, legitimar o sostener-. En este juego inmoral participan los que hacen de su trabajo el ejercicio de la construcción mental. Las herramientas son las de siempre: la radio, la televisión, los diarios y publicaciones periódicas, el Internet, así como otros medios que suelen ser espacios para la cultura y el ocio, que contribuyen a fabricar personas enajenadas de su propio reino.

Ante este entramado de vericuetos, la familia de cara a la educación de sus hijos suelen apartarlos de estas temáticas bajos argumentos tan disímiles como: “los niños están para hacer los deberes y jugar”, “cuando sean adultos se interesaran por esos temas y tomarán sus propias decisiones”, “lo mejor es que se entretengan con los videojuegos y el fútbol” y … un sin fin de argumentaciones que se repiten con otros matices, otras revestimientos que parecen sacados de manuales pedagógicos de la era paleolítica.

Obviamente discrepo de estas y otras justificaciones que no vienen al caso. Esa mirada lastimera y ñoña, que utilizan ciertas familias como recursos para alejar a niños y adolescentes de estos escenarios, son verdaderos tratamientos para la construcción de personas donde la frivolidad, en desamor y la insensibilidad humana les arropará desde muy temprano.

Los valores humanos universales hay que cultivarlos desde los primeros balbuceos. Obviamente se les va incorporando en correspondencia con los ciclos de edades por donde vayan transitando. Negarles el conocimiento bajo estos y otros criterios, son interpretaciones erradas que apuntan hacia derroteros equivocados.

Mis comentarios tienen feliz confirmación en un texto titulado: Relatos sobre los refugiados palestinos e iraquíes (Primera Edición), que ha editadola Asociación Paz y Solidaridad Haydée Santamaría que tiene su sede en el pueblo de Leganés, en las afueras dela Comunidad de Madrid. El texto es una compilación de trabajos realizados por niños y adolescentes de Fuenlabrada, Getafe y Leganés, que oscilan entre los 12 y los 18 años que abordan el tema de los refugiados en estos dos países.

Cuando me adentró en la lectura de cada uno de los trabajos premiados, se despeja un acierto común: la búsqueda del dato previo, del análisis no como politólogos o estudiosos del tema -que obviamente no son-. Son relatos inspirados desde la sensibilidad y respeto, estructuras en tono de monólogo o epistolar caracterizan cada una de la obras seleccionadas, dando al trates con los argumentos de la vieja pedagogía.

Estos chicos y chicas desgranan sensibilidad, aportan diálogos constructivos, reflejan estados de ánimo que visualizan una postura ajena a la guerra, como recurso para la solución de los conflictos que son propios de nuestra contemporaneidad.

Cuando comparo las terminologías usadas por estos pequeños creadores en correspondencia con la de tertulianos, periodistas o analistas de la información, todos ellos etiquetados como: “entendidos del tema”, descubro otro verbo diferente al manido y reiterativo. El buen aliento, la mirada objetiva –desde sus pautas generacionales-, aflora en cada una de sus líneas.

La solidaridad, el compromiso con el extraño al margen de diferencias religiosas o culturales, surcan los espacios del texto que se sirven de ilustraciones y fotos, que sin dejar de reflejar la realidad de los refugiados, no emanan morbosidad y sensacionalismo, capítulos de los que algunos mediocres de la comunicación pretenden acostumbrarnos.

Esta primera selección de textos es un acierto para la construcción de los valores humanos que son universales. La paz, el respeto a las diferencias y la solidaridad humana están presentes en sus páginas. Las imágenes que acompañan al texto son fotogramas para una obra fílmica, los relatos que componen esta obra se traducen en la voz en off que pulveriza la barbarie. Sírvase cada realizador de cine documental para hacer de este libro una obra fílmica.

Nota. Para una lectura integra de esta obra en formato PDF visitar el acceso: http://www.culturaypaz.org/wp-content/uploads/2009/02/relatosrefugiadoswebbaja2.pdf

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Espejos rotos: el trazo directo del cine documental norteamericano contemporáneo.

Resulta alentador en esta primera década del siglo XXI ver el incremento de libros y publicaciones periódicas que en iberoamérica se van incorporando al andamiaje teórico en favor del cine documental. Esta telaraña de letras impresas y virtuales modos de teorizar, constituyen insustituibles resortes culturales de retroalimentación para entender y estar al día de lo que va aconteciendo en este género.

En materia de publicaciones periódicas cabe señalar Docs: Observaciones de lo real y Blogs&Docs que se producen en España y constituyen frescas y oportunas visitas para el repaso histórico del género, para señalar aciertos e insuficiencias de obras recientes y conjeturar sobre los filmes que entran a escena. En este dueto de publicaciones se abordan las nuevas formas de construir la realidad y no escapan de sus contenidos los obstáculos que aún persisten para el desarrollo de obras documentales o los esquemas de producción y la relación publico-obra audiovisual, por citar tópicos recurrentes en tertulias y espacios informales de los que apuestan por esta singular forma de hacer arte. Obviamente las reseñas, la entrevista como espacio de interacción y plática dibujan una vitalidad de textos que apuestan por hacer visible lo que aún sigue siendo invisible para el gran público.

Otras publicaciones como: Revista documental para re-pensar el cine hoy, de la Asociación Doca de los documentalistas argentinos, o en Portugal, Docs.pt conforman una suma de apuntes fílmicos que robustecen y confrontan el panorama contemporáneo de un cine que sigue siendo termómetro de la realidad social, política y cultural en una era globalizada y marcadamente televisiva. Este modo de hacer arte sigue apostando -junto a otros textos audiovisuales-, por un engranaje de sapiencias y argumentos desde los más auténticos sabores del arte.

Hago un punto y aparte en la revista Miradas de la emblemática Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños que en su variado corpus, recoge textos sobre el género con una plural escritura de colaboradores que trasciende las fronteras de Cuba, nación que acoge desde hace más de veinte años este centro académico

En este sin parar de escrituras tejidas, tomo nota de un libro editado por la librería 8 ½ de Madrid, que constituye una singular apuesta por desmenuzar un período del cine documental norteamericano, que a calado más allá de sus propias fronteras.

Espejos rotos, aproximaciones al documental norteamericano contemporáneo, de María Luisa Ortega es un meditado y enriquecedor texto escrito desde la pasión, desde el compromiso con la verdad donde la reconstrucción de los aciertos e insuficiencias de esta documentalística trazan un plano ingenioso de tópicos que descansan en la estética, la historia, la sociología y la política, puertas por donde la autora entra y sale con evidente acierto mostrando ese diapasón donde nos invita -desde una marcada intencionalidad- a redescubrir este cine del que no podemos estar ajenos.

El texto no está pensado para agotar el tema, invita al visionaje de las obras de las que toma nota conjugando una escritura donde no falta la metáfora y el escudriñar de particularidades que son identitarias de este grupo de cineastas. Centra sus apuntes en los más destacados realizadores y encauza su discurso con la perspectiva de dilucidar evoluciones estéticas, procesos creativos y abordajes socio políticos en la que cada realizador se ha enrolado.

Desde la más rigurosa síntesis María Luis Ortega logra revelar las envolturas y raíces esenciales de cada uno de los conforman el diapasón de realizadores que son pilares de una generación, en cuanto al replanteamiento del cine documental como obra social y su representación de la realidad, en un período convulso, marcado por la arrogancia y la prepotencia del gobierno ultra reaccionario y guerrerista de George W. Bush.

Su personal mirada no está al margen de los temas que cada autor cinematográfico particulariza. Se posiciona en cada uno de los asuntos que le asisten ejemplificando su escritura con razonamientos históricos, sociales y apuntala cada una de sus miradas con argumentos que son expresados con soltura, denotando ser una ensayista informada y locuaz. Su vocabulario desenfadado y académico, son la conjugación de un dueto que hace del libro una obra de lectura para espacios imposibles.

Cineastas tan conocidos como: Michael Moore, Errol Morris o Frederick Wiseman, son algunos de los invitados de este libro, quienes están dispuestos en sus páginas en un ejercicio de disertación sopesada y serena, transcribiendo la autora sus ideas en perenne confrontación desde una visión de interacción y es que son presa fácil de sus apuntes.

Su discursiva voz en rito de palabras icnográficas se empecina por retomar cada peldaño que parte de la construcción de un movimiento cinematográfico plural. Obviamente no pretendo acuñar la idea de un movimiento estético, una corriente cinematográfica o un grupo de cine documental. El repaso de obras tan recientes requiere dejarlas levitar en los anaqueles de la historia del arte para una valoración apaciguada, sin embargo sería estupendo que la autora se tomara en serio la idea de hacer un texto más extenso sobre este cine de armas tomar, sus “aproximaciones”, dejan en manifiesto sus capacidades para este proyecto. Esta idea es una “simulada” provocación para este banquete.

La estructura del texto descansa en tres piezas fundamentales. La primera, un bosquejo de los principales realizadores y sus obras que estructura en tres subtítulos: I. Nuevas (y viejas) luchas, nuevos (y viejos) lenguajes: el documental político. II. Mitologías: los extraños rostros de América. III. Entre lo público y lo privado: identidad, familia y memoria. La segunda pieza: el Diccionario de directores, en esta parte participa Noemí García Díaz, -Licenciada en Ciencias dela Imagenporla UniversidadComplutensede Madrid-, quien construye desde la síntesis retratos documentales de quince realizadores de esta epopeya cinematográfica. Secunda esta apéndice una selección de entrevistas echas por otros autores a los protagonistas de este episodio cinematográfica que “presenta” como Documentos. Esta idea resulta atinada pues constituye el gesto editorial para que algunos de los autores incluidos en este libro puedan matizar su propia creación, sus propias ideas sirviendo de complemento, de obra redondeada.

Espejos rotos, aproximaciones al documental norteamericano contemporáneo de María Luisa Ortega es un texto desparramado, escrito por una acertada y cuidadosa reflexión donde el diálogo inteligente, el trazo preciso y la sabia de hurgar en los entresijos del arte documental, son argumentos para invitarles a una segunda lectura. ¡Buen apetito!

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“Romper el dominó”

El tema me apasiona, me refiero a como los globalizados medios de comunicación -desde sus escrituras-, manipulan, distorsionan, desinforman, fragmentan o tergiversan la contemporaneidad y la historia. Desde las trayectoria del tiempo, mutilan o desdibujan el pasado y el presente, construyen otra la realidad desde una ficción distorsionada, esparciendo en los escenarios virtuales de las grandes pantallas una suma insospechada de letras y números para materializar un gran objetivo: construir un mundo virtual de pensamiento único para la mayoría de los mortales, un mundo que transita en la cartografía periférica de nuestro hogar pero discurre prefabricando en paralelo.

Recuerdo haber leído hace unos años (2001), un libro clave que esboza de manera inteligente este tema, me refiero a: Propagandas silenciosas de Ignacio Ramonet. Un texto construido desde una escritura incisiva e inteligente que desmenuza los parajes de los grandes medios de comunicación, haciendo un claro retrato de sus activos gestores y los macro objetivos que persigue de cara a contiendas internacionales. Este texto cava y dibuja con acertada precisión, el esqueleto de este gran árbol, capaz de mover a las grandes masas sociales del mundo hacia procesos o causas que después son paraísos vertebrados fabricados desde la mentira mordaz o desde la desinformación que nos han puesto en la boca –como un apetecible aperitivo- que desaparece fugaz, como pez en el agua.

En el 2005 vuelvo a toparme con otro texto que redondea -desde otra perspectiva- el tema, su título: Los guardianes de la libertad, de Noam Chomsky y Edward S. Herman. La principal plataforma conceptual de esta obra es el análisis de los medios desde la lingüística, desde la escritura, desde la terminología que contribuye a tergiversar o confundir a la sociedad en torno a temas que son apuntados en nuestra sien, presentados con perfumada envoltura, listos para ser comprados y consumidos poco antes de llegar a casa. Los paralelismos que apuntan sus autores son clara visiones de una manipulación sostenida y sistemática.

En el 2007, la RevistaLeMonde diplomatique en su edición española, realizó una compilación de doce textos que desde diferentes enfoques actualiza las estrategias y los modos de hacer de los grandes medios de comunicación. Estos trabajos contribuyen a cerrar el mapa estructural de los medios. En este dossier: Globalización y medios de comunicación, participan -entre otros-, Jean-Paul Martos, Enrique Bustamante, Alí Lmrabet, Dominique Vidal, Natalia Springer y el director de esta publicación, Ignacio Ramonet. Cada uno de los autores dibuja la geometría que caracteriza esta abrupta realidad, rasgando con profesionalidad los cimientos de este cerco.

Mis lecturas casi diarias en torno a este y otros temas, que se podrían definir como: Las vulgaridades informativas y tropelías mundanas de los grandes medios, lo sigo con regularidad desde el diario www.rebelion.org, publicación que de manera sistemática le toma el pulso a las más dispares mass media en un ejercicio de contrastar las fuentes, apuntando a responsables, patrocinadores, gestores y mediadores de cada uno de estos “dignos espacios de comunicación”, tipificando las múltiples envolturas a las que nos tienen acostumbrados. El hecho de que esta publicación dedique una sección fija al tema: “Mentiras y medios”, tiene una meridiana traducción: vigencia temática y renovación de las formas.

Son varios los analistas, redactores y periodistas que participan en esta publicación, con la particularidad de que nos estamos ante un diario al uso. Son colaboradores ajenos a toda estructura de plantillas y salarios devengados, lo cual la convierte en un referente dentro de las publicaciones generalistas. Este espacio informativo de naturaleza electrónica, se caracteriza por abordar los más diversos temas de la historia y la contemporaneidad, bien distante de los puntos de vista de los tradicionales y globalizados medios de comunicación, que parecen pintarnos diversas posturas y enfoques. Sin embargo cuando uno rasca un poco, nos damos cuenta que es el mismo contenido con múltiples envolturas.

Entre los habituales colaboradores de esta publicación, destaca el periodista Pascual Serrano, con sus Perlas informativas que a fines de mes salen a la luz y que son de obligada lectura para enterarnos de las trampas que estos trasnochados medios nos suelen poner con sus maltrechas letras y ángulos de simetría desenfocada. Su estilo incisivo, sopesado por agudas palabras están cubiertas por un inteligente lenguaje, donde la ironía es la estética ideal para aborda asuntos que son medulares entender. Francamente me gusta su estilo y es que ante tanta manipulación no se puede andar con medias tintas.

Pero el tema que me ocupa en esta sección es el nuevo trabajo de Pascual Serrano: Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo. (Editorial Península, 2009). El texto tiene una virtud creativa, esta escrito con la sabia de un artesano que va componiendo su trabajo desde la racionalidad y el rigor, tratando de copar las múltiples aristas que engloban el inaplazable tema.

Tres cuerpos o ejes principales estructuran su trabajo. El primero se ocupa de abordar las singularidades de este andamio informativo, descomponiendo cada una de sus peculiaridades, bajo el ejercicio del desguace de cada una de las piezas de este gran coche, como si de un mecánico de concesionario de tratase. Cada una de las partes que componen este endemoniado juego de inmoralidades insumisas, estas bien tipificados y argumentados por el autor. Tópicos como: la manipulación, el lenguaje de los medios y su visceral relación con las empresas patrocinadoras ocupan la escritura del autor. Otros temas como el uso de las fuentes y el rigor periodístico, el origen de la información, el pluralismo entrecomillado así como el papel e impacto de las portadas -que juegan el rol de ocultar o distraer nuestra atención de los grandes problemas de la humanidad-, constituye una antesala temática donde explora cada una de sus aristas desde el concepto, desde la ética y la responsabilidad social de los medios de comunicación. Esta primera parte, permite acercar al engranaje sistémico de esta juerga que sigue jugando un papel manipulador y combustible.

En una segunda parte, Pascual Serrano despliega todas sus dotes periodísticas, analizando por geografías y ejes temáticos los principales acontecimientos de la contemporaneidad. Temas como: los vuelos dela CIAy las cárceles clandestinas, el proceso de Bolonia en las universidades europeas, la emigración hacia el viejo continente o las monarquías, pasan por el tamiz de su escritura. De América aborda: -entre otros temas-,la RevoluciónBolivarianade Venezuela y el constante trotar mediático al que está sometido. No escapa de su análisis la curva de manipulación informativa contra el pueblo cubano y su gobierno, que ha resistido y resiste desde hace 50 años, un bloqueo diseñado para ahogar toda una historia de ricas tradiciones históricas, sociales y culturales, para hundir una nación. Este engendro sigue vigente por el actual inquilino dela Casa Blancay Premio Noble dela Paz, Barack Obama.

En su recorrido por el continente asiático se centra en los capítulos más significativos de los últimos años de esta convulsa zona geográfica. Tópicos como el islam, los musulmanes y los árabes, el conflicto israelí palestino y los desequilibrados tratamientos informativos, que pasan por la manipulación o la omisión de actos genocidas por parte del gobierno israelí.

La lista de países y temas podría ser más detallada en esta reseña. Prefiero detener esta enumeración para incitar al lector al recorrido por cada una de sus páginas. Una dualidad discurre en todo el texto: el oficio de desmontar la desinformación y la recomposición de la historia.

Pascual no peca de protagonista, invita a otros estudiosos del tema y a profesionales del periodismo a incorporar notas que son acotaciones y actualizaciones que nacen de la reflexión teórica, de la ética periodística y la propia vivencia de la profesión. Estas miradas son un verdadero abanico que enriquece el texto hacia una lectura plural y contemporánea, donde el sentido de la verdad y el rigor ante los hechos, demuele la actitud cómplice de los que hacen de la información una juerga de fin de semana.

No espere de este libro recetas, el asunto no es de poner una mayor dosis al plato. Desinformación. Como los medios ocultan el mundo, es un texto inteligente escrito para despertar la inteligencia. La sensibilidad y los valores humanos más universales están presentes en su sustantivo cuerpo de texto. La horizontalidad de la historia y su visibilidad como plataforma argumental son los ejes de su escritura, que evoluciona bajo el principio de la verdad.

Notas sobre el autor

Pascual Serrano nació en Valencia (España), es licenciado en Periodismo en 1993 en la Universidad Complutensede Madrid. Fue fundador, -junto a un grupo de periodistas-, de la publicación electrónica www.rebelion.org. Miembro fundador dela Red de Intelectuales y Artistas en Defensa dela Humanidad, creada en México en 2004.

Colabora habitualmente en publicaciones españolas y latinoamericanas sobre temas de comunicación y política internacional, entre ellas, el diario Público, el mensual Le Monde Diplomatique, el quincenal Diagonal o la revista cultural cubanaLa Jiribilla.

Entre sus libros cabe destacar: “Perlas. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación” editado en España por El Viejo Topo. Es miembro del consejo de redacción de las revistas Mundo Obrero, El Otro País y Pueblos, donde colabora habitualmente. Su trabajo, «Violencia y medios de comunicación», fue Primer Premio del Concurso Internacional de ensayo «Pensar a contracorriente», convocado por el Instituto Cubano del Libro, el Ministerio de Cultura de Cuba yla Editorial CienciasSociales.

En el 2007 publica «Perlas 2. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación». En mayo de 2008 publica en España «Medios violentos. Palabras e imágenes para el odio y la guerra», (Editorial El Viejo Topo. Barcelona Mayo 2008).

Pascual Serrano. «Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo». Editorial Península. Madrid. Junio 2009 ISBN 978-84-8307-880-8  Páginas 624 pgs.

www.pascualserrano.net

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Hurgar para la creación

Entre los realizadores del audiovisual, hay consenso sobre lo importante que resulta, en la labor de investigación, el trabajo previo a la filmación para la búsqueda de un resultado artístico.

Dentro del menú de acciones que cada creador debe realizar en esta indispensable fase de trabajo, se encuentra la búsqueda de datos que “garantiza” la credibilidad de la obra, que va desde la lectura y el análisis de documentos, el visionado de materiales fílmicos, hasta entrevistas a personas vinculadas con el tema. Y  es que estas acciones van enriqueciendo el espectro de enfoques que le da diversidad de colores a la idea inicial.

Es cierto que existen realizadores que prefieren un estilo espontáneo, sin la carretera que el guión establece y suelen subvalorar la curva de la investigación, descansando en el “instinto creativo” que les predispone hacia otro modo de hacer.

Sin embargo, este proceso concreto va más allá de descubrir “curiosidades” para la obra documental. En el enriquecedor ejercicio de hurgar en datos y responder el cúmulo de preguntas que van surgiendo, diversos puntos de giro pueden alterar el planteamiento inicial que el realizador o investigador podría haber tenido en ese momento.

Muchos textos publicados aportan herramientas para esta faena, y comparten estantería con reediciones de otros que resultan clásicos. Me arriesgo a sugerir uno que a mi criterio tiene la virtud de cubrir las expectativas de todo tipo de lector: estudiantes que asumen la realización de su tesis o proyecto de grado, personas que abordan un trabajo de campo en torno a variadas temáticas que implica la investigación colectiva, periodistas, ensayistas y por supuesto, realizadores de cine documental.

Cómo convertirse en un hábil investigador, de los autores Wayne C. Booth, Gregory G. Coloma y Joseph M. Williams, es una obra que desmenuza de manera inteligente herramientas propias del tema.

Estructurada en 15 capítulos, desarrolla de manera evolutiva los diferentes procesos que caracterizan una investigación: las razones para hacerla, el abordaje de elaborar un tema, la búsqueda de información en los distintos tipos de fuentes, los modos de construir argumentos –tan importantes en una obra de cine documental–, propuestas de diversos esquemas de trabajo en el proceso de investigación desde la racionalidad y la planificación de esta fase. No menos significativos resultan los capítulos titulados “La comunicación visual de la evidencia” y “La revisión de la organización y del argumento”.

De todos los capítulos que conforman este libro, me detendré en uno que resulta capital para el éxito de cualquier proyecto de cine documental, titulado “De los temas a las preguntas”.

A muchos realizadores noveles les resulta complejo elaborar un tema, esencial para la arrancada de cualquier obra de esta naturaleza. La voracidad de abordar el abanico de asuntos que nos agobia atenta contra la pérdida de perspectiva para centrar lo que queremos abordar. Este asunto tiene estrecha relación con la necesidad de profundizar en lo que hagamos en materia de cine documental, que muchas veces constituye un tibio reportaje adornado de muchos temas y carente de un punto de vista.

Este capítulo, sin embargo, nos va conduciendo a un binomio de reflexión combinado con ejercicios prácticos que nos ayudan a evitar caer en estos errores de base que tienen posterior repercusión en el resultado final de la obra.

Los autores diseñan en esta parte una cadena lógica que tiene que ver con la elaboración del tema y las interrogantes necesarias para resolver este problema. La importancia y diferenciación entre un tema general y uno específico son conjugaciones que plasman en una exquisita y natural redacción, alejada del academicismo vacío de otros textos que sobre este mismo asunto han sido publicados.

La manera de resolver la definición de un tema para un proyecto está muy bien resuelto apelando al ejercicio de interrogantes que nos debemos hacer. Terminologías como: creación de preguntas desde una entidad dinámica, sus variaciones, las utilizaciones que puede tener el tema visto desde la sociedad, son algunas de variables que caracterizan este capítulo. La razón por la cual me detengo en este capítulo está asociada al hecho de que no pocos realizadores que comienzan en estos menesteres del audiovisual, caen en la trampa de la dispersión, en las surtidas preguntas sin respuestas, en la pluralidad temática que suele traducirse en ausencia de profundidad, de rigor.

Al cine documental lo distingue el abordar un asunto hasta desmenuzarlo en toda su magnitud y apela no solo a los argumentos, a la mirada crítica y objetiva. El posicionamiento del realizador se incluye en esta lista, pero la necesidad de concretar o definir el tema es esencial para el éxito de la obra.

Este texto se ocupa de otras temáticas de la investigación que son esenciales para encauzar una buena obra documental, pero prefiero “hacer silencio” para estimular su lectura.

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