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Mujeres

 

Para E. G. 

“… las campañas de los pueblos sólo son débiles, cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer; pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño la obra es invencible”.

 

José Martí

No voy a hablar de las curvas y las puestas milagrosas que distingue la belleza de una mujer. No voy adjetivar sobre el colorido de sus ojos que siempre son, una puesta de sol eterno e iluminado.

No voy a conjurar sobre la fuerza de sus manos que saben liberar los cercos de la vida con hogueras desbordadas y ventiscas meditabundas. Cuando las grietas del silencio pueblan los páramos de la verdad, sus “trampas” rehacen la música de los aplausos.

No voy a destrabar estrofas sobre besos o palabras encendidas. “Son preguntas que no tienen respuestas”. Son diálogos para el regazo de la intimidad, para el cobertizo donde solo caben dos.

Van como pájaros al vuelo dominando toda la geografía de la vida. En su vasto transitar son capaces de desnudar las artes de los sueños.

Toca hablar de la mujer en otra dimensión, en otra tesitura. Es preciso ponerlas en las portadas de los libros urgentes, en las mamparas de  los lienzos y en las lloviznas destronadas. La mujer es esencial y definitivamente importante, siempre.

En tiempos donde se desatan guerras y se acrecienta la fragmentación de las ideas, su estatura humana adquiere un mayor calado, una impostergable urgencia.

Seremos testigos –si no ocurre un milagro- de la ascendente brutalidad de un sistema que campea atizando odios y rompiendo amores.

Son tiempos donde “las preguntas vienen detrás de las respuestas”. Para que no interroguemos o cuestionemos el sentido de toda esa falsedad donde se presume de “primer mundo”, de “estado de bienestar”, de “democracia” que transita corroída con palabrerías huecas.

Vivimos en un escenario donde las metáforas y los sueños son replegados para anteponer la era –en la que ya estamos-, la del plástico, la seudocultura, la disfuncionalidad educativa, la mentira global y el terror construido.                                          

En ese altar escénico están los “eruditos” vestidos de corbatas aterciopeladas, que nos han “transformado” en números. La palabra -crítica- está anulada en los diccionarios de esta era imperialistas.

Si logras ubicarla en algún escalón podrás caer –irremediablemente-, en las adjetivaciones de los desplazados sociales. “Antisistema”, “violentos”, “terroristas urbanos” y una docena de palabras traídas para la ocasión, que son parte de los vocablos al uso.

En medios de esta marea cíclica, el verbo inteligente pernocta tras bambalinas por la voluntad “divina” de las religiones. Donde los políticos de probada inmoralidad van como peones de turno designados para hacer el trabajo sucio.

En otra escala están los “megaempresarios”, que son los verdaderos “jefes de estado y de gobierno”. “Atrapan” la voluntad y la voz de los parlamentarios, los alcaldes y concejales, “llamados a representar la voz y la voluntad del pueblo”.

A la derecha o a la izquierda o desde cualquier paralelo, conviven los comunicadores que distorsionan nuestras ventanas. Van agolpando y trastocando “un puzzle” que construyen de manera inmoral. Son piezas que aparecen sin final a la vista.

Las guerras siguen sumando muertos, heridos y mutilados. Las cifras de hambres y desnutrición son obscenas e inaceptables. Las listas de desempleados aumentan por miles quebrantando un derecho universal.

La pobreza extrema es una verdad inamovible que apunta hacia el crecimiento. El cambio climático, la contaminación y la desertificación de los suelos se aferran a no desaparecer. Las aguas van destilando petróleo y polución desmedida. Mientras el analfabetismo “se las arregla” para seguir siendo noticia.

¿Cuántas calamidades podría seguir escribiendo en estas pocas cuartillas? ¿Qué otro asunto de medular urgencia debería incorporar a estas líneas para hacer un recuento real y preciso de todas ellas? Las hojas del tiempo no alcanzarían para completar este penoso inventario.

La voluntad y el tesón están en examen. La humanidad grita de dolor y la mujer es parte de todo, urgen sus “bondades”. Desde la sabia de sus letras, hasta sus sensibles e irrepetibles dotes de inteligencia.

Saben “cargar con todo” para repoblar los sueños que andan carcomidos por las cloacas de la modernidad. No es posible romper estos cercos sin los avatares de la mujer. Somos parte de un todo, es una verdad incuestionable.

Los versos germinan con más fuerza cuando están junto a nosotros. Nuestra inteligencia tardía se puebla de acciones cuando nos hacen ver la luz en medio de la niebla. La mujer es parte esencial e imprescindible de esta tarea que es amar la vida.

No son estos argumentos sobre cualidades físicas o ternuras desveladas. La mujer los tiene en infinitas cantidades como pliegos multiplicados.

Hablo de complicidad, de compromiso compartido. Me refiero –en todo caso-, a esa virtud que les da el tomar las riendas cuando “la barcaza” va a la deriva y es la mujer quién entronca los hornos para quemar en ella la “hojarasca de aguas turbulentas”.

Los odios no son amores. La inteligencia ha de servir para todos y cada uno de los que formamos parte de este planeta. La mujer es vital para construir un mundo mejor. No para la excelencia de una clase social elitista. El arte de enseñar y dar lo posee la mujer. Cuando germina se desata en sabiduría colectiva, en cultura repoblada.

Cuando se habla de ternura no es una palabra de vestidura edulcorada. Ternura es amor y firmeza. Es sentencia y acción necesaria en una conjugación de dos.

Solo “las artes” de una mujer las saber dosificar cuando “las voces andan sueltas”. Desde la sabia también se repueblan los sueños y no ha de faltar la firmeza, cuando las circunstancias así lo exijan.

La historia les ha otorgado honor y gloria en muchas batallas y en todas han ganado. En cada una han estado presentes. Hemos de retomar los libros pues en ellos están la memoria para recordar y recomponer toda esa cronología en la que han sido, son y serán: “la raíz, el tronco y las ramas de nuestro futuro”.

No hablo de procrear o de multiplicar los panes y los peces, son palabras huecas. Es la mujer quién ha de encender los cerros para encumbrar el honor y la gloria de haber nacido en este planeta que nos pide una victoria definitiva: “Con todos y para el bien de todos”.

No veo a la mujer como esa cariñosa y complaciente señora que hace la maleta y deja los deberes resueltos ante la premura del tiempo. Sois mi otro yo, mi parte fundacional. La mujer es el futuro.

Mientras “nos acordonamos las botas” para seguir navegando por la cabalgata turbulenta de la vida. Las mujeres escriben genuinos versos que nos han de mitigar la marcha por cumbres y llanos en la que no faltarán obstáculos hechos. En esa ruta andaremos los dos.

Cuando cargan en la mochila los últimos libros, las metáforas y las floretas. Van tejiendo los mapas que nos han de guiar –a los dos- en noches sin luz, para ser nuestras ventanas.

En esa mochila no ha de faltar la ballesta para defendernos y avanzar por nuestras ganas de vivir ante los peligros que nos acechan.

La mujer va repoblando de besos nuestras miradas, la de todos. Si se “extravía” la ballesta en algún recóndito lugar, sabrán encontrarla y llevarla junto a los libros, las metáforas y los versos. Con ella matarán dolores y anidaran los sueños.

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Simbología del silencio en “Memorias de Eva”.

¿Qué pautas reflexivas asumir cuando una obra de arte te conduce hacia un discurso donde lo simbólico es estructura ósea? ¿Cómo desentrañar las elipses mutiladas que se esconden tras esa patina? ¿Tendría sentido arroparse de la teoría de Kant desde su libro: “Crítica de la razón”, para transformar la semiótica de la luz en palabra escrita?

Estas son tres de las preguntas que me hice ante una parábola cuando “me acerqué” a la más reciente serie fotográfica de la artista cubana Miladis González, que vislumbra una propuesta que apunta a sentar bases hacia derroteros más cercanos a lo irreal.

La conozco desde hace muchos años, mujer de ademanes femeninos, de alma reservada que busca con mirada inteligente y poética verdad descubrirte cada pliego de tus pensamientos sin pretender romper tu propio interior. Tan solo establece un diálogo donde el silencio es un recurrente vocabulario al uso. Se aproxima a tus manos, te saluda con un beso velado y empieza a despejar toda una discreta teatralidad de gestos y posturas escénicas, que nacen desde sus propias palabras. Te deja caer los primeros vocablos desde la cercanía y empiezas a estar en otra realidad, que no es ese sofá donde solíamos conversar en largas y nutridas tardes de domingo.

Pero siempre tenía la sensación que me faltaba por descubrirle otros vericuetos humanos por donde acercarme mejor, para apreciar en su justa medida sus valores como amiga y como artista. Obviamente nuestra amistad no es tema de análisis para este espacio, nos une el principio de ser reservados en lo que suele etiquetarse como: “vidas privadas”.

Sin embargo entendía prudente redactar un par de párrafos para mostrar tan solo insinuaciones de su calidad humana. Esta nueva serie: “Memorias de Eva” apunta hacia un lirismo donde su cuerpo es un eje discursivo que sostienen todos los símbolos velados. Descansa en un sosegado silencio que da paso a lecturas que enraíza con su mundo interior.

Su tónica figura te conduce a participar -desde la perspectiva del detalle- bajo el prisma inequívoco del primer plano. Objetos que suelen tener connotación mundana en espacios interiores, los reconsidera de modo metafórico y los posiciona ante su cuerpo. Desgarrar de tus sienes otras lecturas de las que no somos conscientes -a primera vista- por esa dinámica irracional que nos impone la urbanidad, de la que no tenemos salida ni consuelo y aceptamos como una desgracia inevitable.

Los iconos de sus interrogantes están escritos sobre su propia piel, ella es esa página en blanco donde la letra cursiva no se da desde los tradicionales modos de hacer. Sus narraciones, son propios de una artista que se transita por la obra de autor. Sus austeras escenificaciones surcan el límite de los sentidos para abortar nuestra marcha y hacernos tomar nota.

La sobriedad de la puesta, la luz de íntimos doblajes o los desnudos que simulan la obviedad, son en verdad ventanas vestidas de natura. Miladis es ese personaje que no solo es papel pautado, ella es proscenio, retablo, bambalina, texto de diario, luces y lunetas, en el que solo tienen cabida su monólogo de íntimas confesiones.

Su cuerpo es un mapa donde los continentes están diluidos a fondo y es que lo universal para ella es un asunto pendiente. Consciente de esa verdad, pospone sus ilimitadas ramificaciones para infringir los cánones del supuesto y hablar de otras connotaciones.

La casa, tu casa o la del otro es parapeto, es necesidad de refugio. Insustituible espacio donde poder acoger íntimas mutaciones que suelen padecer del síndrome de la fuga. Puede ser una casa de cimientos antiguos, de trasnochadas ventanas, de bibliotecas de infinitas proporciones, eso si una casa donde la palabra adquiere ese valor, donde la plática refluya continuada y febril.

El espacio es un elemento vital, no importa sus adecuaciones estructurales o sus colores de aguafuertes. Lo esencial es ese silencio que te invita como cómplice de un prisma que conversa desde lo intuitivo. Es esa casa que sabe a miel y aparece meditabunda desde esa mágica lectura, nace la pospuesta para el caos del ingenio.

En esa habitación se podría hablar de todo lo irascible: del miedo a la oscuridad de la que presume la ignorancia, de la pregunta inoportuna, del reiniciado mestizaje de los afectos. Tan solo hace falta una luz de discretas proporciones que surge de las entrañas del simbolismo.

En esa habitación podrías reencontrarte con tu otra mirada y hasta podrías hacerte un autorretrato para el desarme de ese relato breve del que aún no logras desprenderte, a pesar de esas interminables cuatro décadas que llevas rearmándolo sin tan solo tocar la cúpula de su cimiento.

Entonces la escritura sosegada de esta artista nace de la luz que puede parecer neblina de imprecisos colores. Sin embargo tras una pausa de una improrrogable adaptación oral te invita a recorrer tu abrupto pasado, ubicándote en el origen de todo. Es desde tu infancia por donde ella te hará labrar, tu pasado de incipientes aplausos y primitiva mirada de donde la racionalidad aún no tiene una vestidura completa.

Desde esa estrategia sicoanalítica, la luz se hará visible por el fuego de su cámara fotográfica que apuesta por descubrirte y descubrirse. Todo quedará registrado tras velar el papel, en un proceso que evoluciona ajeno a los tradicionales y obsoletos productos químicos. Esa objetiva realidad del cambio te permite observar tu verdadera voz.

Miladis se apertrecha de objetos, que ella prefiere llamar “artefactos”. A través de ellos encara su diálogo, sus preguntas, sus notas al margen. No es un soliloquio lo que expresan sus fotografías, son preocupaciones de una mujer que se desmarca del feminismo vacio para ubicarse en otra dimensión.

Sus palabras son parte de esa verdad y la interrogante se resuelve en sus afirmaciones: “Por la senda de la introspección, lo autobiográfico desvelo y magnifico, él autoconocimiento, la incertidumbre existencial, las relaciones con el otro, el erotismo. Las composiciones fotográficas a manera de montaje escenográfico, sud reales buscan instantáneas más allá de una única dimensión temporal o de sentido en el que no me interesa hacer una obra feminista sino reflejar mi propia subjetividad forjada en la resistencia, en la vulnerabilidad, en el dolor, siempre debatiéndome entre lo agradable de la apariencia sensible y el absurdo trágico de la vida misma”.

Pero la metáfora de su discurso está en la sobriedad de sus “textos fotográficos”. La idea de esta serie no cabalga bajo los cánones del arte literal. Miladis se aparta de esta monotonía, para complejizar sus preguntas que a la vez son respuestas dadas.

Con “Memorias de Eva”, nos enfrentaremos a nuestra propia condición humana, a nuestros aplausos, a las frustraciones de la vida, -a las nuestras-, y la verdad que entraña vernos en esas fotos donde la artista pone el eje de su pupila y pone su cuerpo e invita a otros “actores mudos”, para que formen de la vida. Solo es mirar alrededor…

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(VIDEO) El pueblo Libio demanda a la humanidad

Una vez más somos espectadores de otra “película” de guerra en vivo,  en directo y a todo color. La masacre contra el pueblo y el gobierno Libio es otra puesta en escena, donde “personajes y actores”, van apareciendo en la gran pantalla, víctimas de las bombas y los misiles de la OTAN y los “rebeldes” libios con sabor a mercenarios “de última generación”.

La cifra de muertos civiles ya superan –las cifras más conservadoras-, las 3 mil personas. La comunidad internacional no es la suma de políticos que se reúnen en foros, cumbres y convenciones, para “decidir” sobre el futuro de la humanidad, son los pueblos del mundo que tienen la responsabilidad moral de exigirles a sus gobernantes una posición consecuente con la paz, el diálogo y el respeto a la soberanía de los pueblos.

No podemos olvidar los hechos de la historia que corresponden a la memoria pasada, (dos bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki, una guerra indiscriminada en Vietnam, ocupación militar en Panamá y Granada, ilegal ocupación de las tropas inglesas en las Islas Malvinas). ¿De qué nos ha servido la memoria presente? La ocupación en Irak y Afganistán por tropas de la OTAN y el genocidio del ejercito Israelí en territorio palestino son hechos y no palabras huecas. ¿Qué sentido tiene fomentar la memoria histórica en torno a la Guerra Civil Española, en la que murieron cientos de miles de hombres y mujeres de este gran pueblo si el presente nos desborda? Como dijera el cubano de todos los tiempos, José Martí: “Patria es humanidad”.

Vivimos inmersos en “nuestro” mundo de nihilismo, de inercia degenerativa, de asumir una actitud pasiva y servil ante lo evidente: la guerra no es la solución a ninguno de los problemas del mundo. El diálogo sin condiciones, la solidaridad y el respeto por “el diferente”, han de ser las pautas por las que ha de transitar el mundo.

No es tiempo de metalenguajes y teorías rebuscadas en torno a temas que son terrenales y concretos. La humanidad está inmersa en una crisis, una crisis de valores, una crisis económica, una crisis de liderazgos y credibilidad donde los políticos ocupan el primer lugar, “en las listas de éxito”.

La humanidad tiene una responsabilidad con el pueblo y el gobierno libio, por encima de todas las ideologías, credos y religiones. La ética, la verdad y los principios son nuestras únicas armas. Nuevas guerras y conflictos bélicos se avizoran en el “escenario internacional”, que exigirá de nuestra voluntad por detenerlas. La paz ha de ser la palabra de orden.

Les dejo con un tema que pertenece a la banda sonora del filme documental, Bagdad Rap (2005) realizado por el cineasta español Arturo Cisneros, interpretado por el rapero Zenit y que forma parte de la memoria presente.

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La humanidad en tres tiempos

Los bárbaros que todo lo confían a la fuerza y a la violencia,

nada construyen, porque sus simientes son de odio.

José Martí

El presente

Otra oleada de guerra se aferra como pilotes a esta tierra que agoniza de dolor, ante proyectiles hincados como clavos. Balas, misiles y aviones teledirigidos van cercenando la vida de hombres y mujeres inocentes en guerras fratricidas, por la conquista de kilómetros de desiertos para la usurpación de miles de millones de toneladas de petróleo, “necesarios” para garantizar el estado de bienestar del norte. Monigotes y mercenarios se suman a esta “fiesta”, que presagia dolor, muerte, mutilados, vejaciones y odios, más odios para esta tierra que no soporta “un clavo” más.

Desde esa aritmética, la tierra es de los que viven “desde ese lado del planeta”. Es ese norte euro centrista, anglosajón, yanqui. Es el norte de la “democracia y la libertad de expresión”, “el norte del civismo y la cultura de pasarela”. El norte del glamour y el reality show. Es el norte de la porra y los antidisturbios mandatados para callar la palabra, la expresión inconforme, o el acento expresado en tono mayor. Es el norte que vigila sigiloso tras bambalinas, las voces inconformes y descarriadas de su propio patio.

Es el norte que “dicta las reglas del juego” y decide a quien hay que aplastar o a quién hay juzgar en algún tribunal internacional, porque resulta incomodo, porque ya no conviene, o porque tiene la valentía y el coraje de enfrentar a ese norte, que no es geográfico, que no es estacionario, mucho menos es parte de esa machacona terminología de ser el “primer mundo”.

El norte del que yo hablo es un norte mental. Este es un norte etéreo, aséptico, insípido, trasnochado. Se para ante “su balcón” y mira a ver cómo está “su jardín”, para ver si hay alguna mala hierba que cortar o algún arbusto legendario que el paso de los años le ha corroído las raíces. El inquilino de este norte diría: – “Lo mejor es podarlo ¡de una puta vez!, para sembrar la sombrilla de plástico y lona, que tanto ansiaba tener”

Esta “defunción”, le ha servido de pretexto para la nueva compra. Ese norte quiere sembrar cientos, miles, millones de sombrillas pues “los brazos de sol le molestan”, pues padece de fotofobia… y es que sigue amaneciendo.

El norte mira por el enrejado de su casa -con asombro-, cómo “está de revuelto el sur”. A fin de cuentas, cuando “los chicos se ponen malcriados”, despliegan a sus “soldados patriotas” y a los contratistas del genocidio, para “poner las cosas en su lugar”. – “No hay mejor ejercicio de civismo y nueva cultura que recomponer el Sur con las recetas del Norte”, -sentencia el inquilino del balcón-, el “coleccionista de sombrillas”.

El pasado

Quién no se acuerda del “gran” Cristóbal Colón que nos “descubrió” la ruta para la conquista y la “civilización”, para llegar a donde estaban esos pobres “indios”. Después de todo “los españoles de bien” los educamos, les enseñamos a vestir, a calzar, a tener una religión, ¡como Dios manda! A los rebeldes había que eliminarlos, son las reglas de la civilización. Ya sé que nos apropiamos del oro, pero es que fuimos unos adelantados. – “Estábamos instaurando las bases de un nuevo orden internacional en materia de comercio internacional”.

Estuvimos en Irak, ahora somos parte de las fuerzas de ocupación de Afganistán y no podría faltar Libia. El premio Nobel de la Paz, Barack Obama nos ha convocado a una nueva guerra, a una nueva cruzada, ¡la gran cruzada! La guerra es por la toma del oro negro, por la cúspide del desarrollo y el estado bienestar.

“Nuestros ciudadanos nos exigen” estar a la altura de las circunstancias. Ahora nuestro enemigo viste de Suriyah, son de piel morena que emerge curtida por los soles de infinitos desiertos y habitan en estructuras tribales. ¡A por ellos! Mañana podría ser otro país, siempre habrá “alguna oveja descarriada” que encarrilar.

El futuro

El futuro es una ventana llena de luz y de bosques eternos, donde el amor y la sabia de los hombres ¡Unidos! lo han de cultivar con la palabra. El futuro es tu ventana y mi puerta, que se abre para los dos y que ha de estar abierta -para todos-, siempre.

Mientras ese sueño se hornea, la guerra espera por nosotros. Habrá que ponerle los pies, habrá que taparle los huecos y hundirla entre el atolladero de cloacas y alcantarillados, de donde nunca podrá salir. Nos toca aplastarla con nuestros pies, -con nuestras manos-, con esas mismas manos con que tocas el amor de una mujer cuando está encendida por los sueños.

El futuro ha de ser de hombres cultos y mujeres cultas, capaces de hacer de su voz un pliego de verdades, de sustantivos hechos. Nuestras manos están secuestradas, nuestras voces son pálidas adjetivaciones diluidas en metáforas de plásticos que lo tapan todo.

La verdad ha de estar en el eje de nuestras miradas y tendrá que emerger rompiendo esas sombrillas, las que el inquilino nos quiere imponer para que no veamos el sol… y sigue amaneciendo.

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Monólogo interior de la danza

La pitonisa se desvistió, despojándose de sus velos de follajes con sabor a tundra escarbada en la fatigosa parábola del regazo. La luz abrigaba sus senos de afilados farallones, revelando su verdadera inquietud abigarrada por el encendido sol de los aplausos.

El margen discurría tras esa relación donde el público es una suma de follajes silvestres. Dispuestos a quebrar el cansancio para hacer de esa noche un recorrido que apunta interminable.

Era un tiempo donde la vidente exhibía aguafuertes nevados. Como mágica sombra arropaba todo el escenario con la profecía de la pregunta. La palabra estaba dada en ese largo transitar de aplausos gregorianos que subyugan la metáfora del sol. En cada puesta pilotaba hacia el poniente, revisando el recorrido del silencio para construir ese libreto escrito contra la ruptura del sentido común.

El espectáculo estaba hecho, la libertad de sus pasos recorría en soliloquio las grietas del proscenio bajo las vibraciones de metáforas atemperadas para el discurso.

La gestualidad contenida daba paso a un maquillaje impreciso. Los cercos escritos como límites profanos servían de parada para delimitar cada acto. El escenario tan solo contenía luz y alegorías. Un fondo seco servía de mampara en cada estación, donde el milagro de hacer una nueva puesta tenía raíz y tronco curtido desde el cimiento de la tarde, de esa tarde escurridiza.

Los cercos de los aplausos rotos, transpiraban degustadas palabras por esa relación donde cada acto tiene un significado de cobertizo. La pitonisa danzaba por el atolladero de puentes, iluminados por la fuga de lámparas mojadas.

Escribía péndulos con su gestualidad de sonrisas mudas, que siempre escarba en la sien de los que saben apreciar el sentido del ritmo, la sabia de los versos y la quietud de los vocablos llenos.

Al final del acto, descargó una reverencia justo en el borde de la grieta más cercana al escenario, donde la mirada se confunde con el espejo que delimita esa relación de dos o de muchos. Antes de hacer puertas dejó un verso escrito con esa misma palabra muda, que desde el principio servía de sabia, confesión y letargo.

Se evaporó por un extremo de la misma mampara que la abrigó desde el principio del acto. Sin dejar rastro, sembró voces de atril y música con sabor a legumbres.

La pitonisa iluminó versos con sus manos de artesana, pastó el descanso de sones con curvas dejadas al azar y se marchó hacia otros escenarios, con el mismo pretexto de siempre: iluminar la mirada de los que aún no conocen el sabor de los sueños.

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(VIDEO) La “chabolista” Tele K tuvo su concierto

La noche anticipaba un teatro lleno. Poco antes de las 8 de la tarde la sala Marcelino Camacho de CC.OO. presumía de un público que atizaba los hornos de la cuesta con ganas de oír canciones iluminadas y poemas traídos para ser compartidos, -justo- al borde del escenario.

Son esos poemas que la canción encumbra y hace palabras de todos. Son esos textos y reflexiones –entre canción y canción-, que los cantautores saben entregar para poblar de ideas y sueños el sentido de la vida.

El escenario exhibía la delgadez de los micrófonos y un atril que fue compartido por los “arriesgados” dispuestos a darlo todo. Una luz de compañía y un público eran los eternos observadores. Eran espectadores venidos de muchas partes, de muchas horas. Y es que la solidaridad no tiene carreteras cuando de abrazos se trata.

La cita empezó poco después de la hora señalada, con un Luis Pastor que destronaba alegría rebosada ante un espacio dimensionado que su estatura de hombre de Vallecas, le pareció suficiente para desatar los sueños y hacer preguntas que aún están sin responder. Habló de su infancia Vallecana y sus ganas de hacer canción. Le cantó a sus colegas y al barrio obrero donde nació, que sigue siendo un baluarte donde las utopías son posibles.

Le cedió la “palabra” a Pedro Pastor, un joven de delgada estatura que aflojó lo “ceremonioso” de la velada, para hacer “su trova” rapeando o rockeando los textos que traía bajo su guitarra. Una guitarra que grajeaba acentos y fusiones para procurarle a su canto un aire fresco, renovador y exaltado. La herencia de su padre –Luis Pastor-, se ve clarificada en los contenidos de sus canciones que son continuidad, pero con “aires de otra vuelta”.

El gran Pepe Tarduchi, quién tenía a su cargo hacer de “Maestro de ceremonias”, no desaprovechó la ocasión para arremeter contra los bancos, con argumentos sobrados y urgentes, donde la ironía y el humor son esenciales a la hora de construir el sentido de un discurso.

Venido de Andalucía y asentado en Madrid se presentó Manuel Cuesta. Otro joven que habló de la guerra, de su inutilidad y del amor. ¿Por qué no del amor?

Sobre Cuesta el poeta Miguel A Ortega Lucas sentenciaba: “Quienes ya conozcan a Manuel Cuesta, y sepan de lo que es capaz, La vida secreta de Peter Parker no será más que la deslumbrante confirmación de un talento en el punto exacto de madurez. Quienes tengan la fortuna de descubrirlo ahora, no sólo encontrarán a un cantautor arropado por los mejores ecos del pop-rock español y anglosajón, sino a un contador de historias con voz de niebla adolescente que nos invita a deshacer, generoso, todas nuestras maletas llenas de lluvia y fotos viejas. De arena de playa y esperanza”.

Validas estas afirmaciones sobre este “provocador de la escena”, quién dejó claro –ante el público-, su capacidades para hacer historias con las mismas habilidades que hace canción de autor. Su talento pasa por dominar la guitarra y la imprescindible poética, que ha de ser la protagonista –en estos tiempos- de los sueños rotos.

Ismael Serrano se presentó con su peculiar voz, estableciendo un dialogante discurso del recuerdo cuando era parte del colectivo de Tele K. No desde la nostalgia más bien de la necesidad de hacer de esos sueños –hechos realidad- sueños presentes. Era su época como conductor del programa “Cualquier noche puede salir el sol”, que se dedicó a promover a los cantautores de aquella época. Serrano en sus temas “habló” de la memoria histórica, de Violeta y Nicanor Parra, a los que tuvo tiempo para la dedicatoria.

Luis Eduardo Aute cerró la velada. Como los grandes sacó su afilada guitarra y empezó a repartir canciones y reflexiones entre tantos acordes. Sin darle mayor quietud al escenario, su aguda voz y su talento de artista universal, dejó para el final su antológica “Al alba”. Declinó de su guitarra, para cantarla a capela donde la fuerza de ese acto simbólico estremeció a los allí presentes. Todos se fueron cargados de ilusión, de arte –el de los cantautores- y de nuevas ideas traídas para la ocasión.

La estatura de este esencial artista iluminó la sabia y el espíritu de los hombres y mujeres que colmaron la sala esa noche. La fuerza de su canto y su palabra breve pero grande, fueron el puntillazo final para salir –todos- con los “leños encendidos”

Al final de la velada cada uno de los presentes recogió su parte de canción, su pedazo de poema, su reflexión apremiante. En tan poco espacio se vertieron los sueños, las denuncias y las preguntas marcadas para una epopeya de vida que parece larga.

Con la mirada, el gesto, el tono y la música, estos cantautores supieron dejarlo todo. Fueron repartidas las esperanzas y las ganas de seguir haciendo por un mundo mejor. Estas serán las motivaciones que nos han de hacer asistir ante veladas como estas. Ante el hecho de ayer que se multiplique la canción de autor.

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(VIDEO) La Biblioteca de Zaidín está de luto

Siempre que muere alguna parte o un todo de la cultura se nublan los sentidos. Cultura no es ese objeto inamovible que destila mediocridad, desasosiego, indiferencia. La cultura es esa fuerza que lo une todo, para encumbrar los versos de la vida con “genuinos aplausos multiplicados”.

Nadie puede vivir sin la cultura y me refiero a la esbelta educación, al civismo colectivo o a esa bondad que es enseñar y dar educación de valores, de magisterio.

La cultura es parte esencial de todos. Para llegar a ese estadio humano es impostergable poblarse de libros, de palabras llenas, de “primeras” adjetivaciones y sustantivos textos que fortalezcan nuestro peregrinar por la vida.

Sin la bondad de los libros nuestro camino será árido, nuestra mente permanecerá frágil y cabalgará a contrapelo. Vamos levitando entre la ineptitud y la ingenuidad tardía. Es la fuerza de los libros lo que nos hacen ser hombres plenos y mujeres altivas. No hay libertad posible sin el “dialogo” con la lectura, sin la palabra escrita.

Somos aprendices de sus bondades y sus ingenios. Solo seremos libres cuando hayamos cultivado una interminable relación de dos. El “arte de la vida” está en las catedrales de los libros, en los templos de la palabra escrita, en las bibliotecas donde se han de atesorar los infinitos textos de la historia y del tiempo, para ser compartidos entre todos.

España, Granada y Zaidín están de luto. La noticia del cierre de la biblioteca de este pueblo, es un atentando a la cultura popular. Es una bofetada a los más nobles valores asociados al pleno ejercicio de la educación. Al compromiso de hacer que cada hombre y mujer de este planeta, sean –cada día más-, hombres de estos tiempos.

Anular el acceso al conocimiento, significa castigar con azotes embrutecedores las bondades de la palabra viva.

Son estas palabras para expresar mi solidaridad con los pobladores de Zaidín, que luchan frontalmente contra las “autoridades” de esa comarca ante el desprecio por la más elevada y genuina cultura: el libro.

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Kaosenlared, Cuba y los “clavados al ordenador”

Mis colaboraciones con Kaosenlared se iniciaron en febrero de este año. Esta “nueva experiencia” se desarrolló -en paralelo- con otras publicaciones de izquierdas en España como La República Cultural, Tercera Información, Rebelión y Prensa Indígena, esta última de México. Otras colaboraciones pretéritas con el periódico Diagonal han formado parte de este abanico de retroalimentar y retroalimentarme.

Cubainformación.TV incluyen dentro de la sección “Cuba” algunos artículos, reseñas o crónicas de mi autoría relacionados con una política editorial, destinada a romper el cerco mediático contra la Revolución Cubana.

La escritura y su inserción en los medios alternativos se ha convertido en una necesidad permanente de compartir ideas, reflexiones y argumentos. Son tiempos donde los medios son la herramienta impostergable del gran debate en torno al futuro de la humanidad. Son los llamados a sustituir la brutalidad y la prepotencia de las guerras, que persisten como el “único dialogo posible”.

Desde mi punto de vista –como la de muchos otros colaboradores- la nula voluntad de los países de occidente, agrupados –reitero una vez más- en la organización terrorista y genocida de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), los han convertido en “los elegidos” a instrumentar la política de sus “Embajadores de Buena Voluntad”, ante un planeta que urge de paz.

Mi labor en estos medios está centrada en promover la cultura iberoamericana, donde el cine documental constituye el principal eje de mi trabajo, pero no el único.

Sin alejarme de este GRAN TEMA, he desarrollado –desde la entrevista-, una serie sobre las televisoras comunitarias, de izquierdas y altermundistas de España. Otra dedicada al video clip cubano (Apuntes sobre Video Clip Cubano) que continuará por tiempo indefinido. Una tercera nacida para “reinterpretar” –si cabe-, la obra de uno de los más grandes músicos cubanos de todos los tiempos, Silvio Rodríguez.

Sin respirar, “me engancho” en apoyar a los Video Activista de “Nuestras Voces en Movimiento”, de Catalunya. En breve me adentraré en una serie de entrevistas titulada, “Dialogar Trovando”, que aspira a exponer una selección de cantautores españoles que desarrollan una obra poética con “textos pensantes” que amerita redimensionar.

Este ejercicio de permanente intercambio de ideas revolucionarias y progresistas, me permite contrastar y conocer otras miradas, otros puntos de vista en torno a los más diversos temas, donde Cuba es –para mí- un asunto de primer orden.

En este “desarrollar haciendo”, contenidos tan genéricos como la cultura, el hombre y la sociedad, o la mujer han ocupado mi tiempo con textos “puntuales” nacidos por circunstancias muy diversas.

Una reciente reflexión escrita por mi titulada: Mal empiezas “Don Mariano”, nació a partir de las declaraciones prepotentes –propias de un “Emperador”-, del recién electo Presidente de España Marianao Rajoy, quién se atribuye deseos y aspiraciones que son únicamente voluntad de los cubanos y de nuestro gobierno. En sus declaraciones destilaba “aires de grandeza” propias de las rancias monarquías.

Obviamente soy un hombre de la Revolución Cubana. Mis ideas, apuntes y reflexiones sobre Cuba, expresan la meridiana voluntad de defenderla de los que la atacan. Esos que tienen la peregrina aspiración de convertirla en lo que fue antes del triunfo de la Revolución Cubana de enero de 1959. Un gran consorcio para el juego. Una isla para saciar apetencias sexuales. Un refugio de narcotraficantes con delirios de matones y banqueros. Un país de esbirros y torturadores plegados a la voluntad de los gobiernos de turno de los Estados Unidos.

Los que sueñan con esa Cuba están condenados a la derrota. La “labor” de mercenarios exige resultados para la paga y el imperio se desespera. Cuba sigue siendo y seguirá siendo un país libre, soberano e independiente. Una nación socialista y martiana.

La impotencia de los gobernantes y sus asalariados, atados a sus jefes (los mercados, las bolsas de valores, los sistemas financieros, la banca y otras “delicatesen”) los ubica como testigos directos de una crisis sistémica del capitalismo. La disfrazan como democracia, como estado de bienestar. Están atados y enterrados a un carro del que no pueden salir. Ser asalariados del imperio implica eternas dependencias para ser arrimados al sepelio de sus ideas fascistas, de sus retrogradas mentalidades.

Estas reflexiones la reconduzco hacia “los comentarios de Kaosenlared”, que en su diseño estructural, incluye la opción de que cada lector pueda opinar sobre los artículos que cada día, le dan cuerpo a la publicación.

Obviamente no soy el único que defiende a la Revolución Cubana. Otros compañeros y compañeras de Cuba, España y de otras latitudes aportan sus textos que ameritan nuestra máxima atención.

Es muy sintomático y a la vez conocido, que contra Cuba se desata una verdadera aberración. Un permanente ataque que aspira a denigrarla ante la opinión internacional. Obviamente este es un asunto mucho más complejo como para entrar en detalles en pocas cuartillas.

En estos espacios de Kaosenlared, se desatan toda una serie de debates donde la izquierda tiene un mayor peso en cuanto a contenidos, cuando se trata de defender el proceso revolucionario cubano. Es evidente la permanente presencia de la izquierda revolucionaria en los comentarios de esta publicación, que participa activamente en torno a los diversos debates que suscitan los textos.

Otros “comentaristas” que no califico -pues no son personas públicas o conocidas- pues se presentan con seudónimos o apodos, -supongo que para preservar su identidad-, se enzarzan en una confrontación que parte de la provocación. Usan términos denigrantes, groseros, e incluso amenazantes contra los que defendemos la Revolución Cubana. Obviamente duermo muy bien todos los días, dedico muchas horas –cada día- a múltiples asuntos que no solo son las colaboraciones con estos medios. Tengo un sueño relajado y placentero. Para mi suerte, con dormir seis horas es suficiente.

Pero lo más importante de esta reflexión, es el calibre de los que emprenden –desde los comentarios de kaosenlared-, una “cruzada” que parece -o eso pretenden- amedrentar a los Revolucionarios de Cuba y del mundo.

Ese lenguaje desesperado, “de mal aliento”, con ínfulas de prepotencia –las mismas que utilizó “Don Mariano” en sus declaraciones, es lo que caracteriza a estos personajillos que parecen ser los mismos de cada día. Andan “clavados” al ordenador, haciendo –reitero- compilaciones de palabras, que nacen de la cobardía. Responden a un modelo de argumentaciones recicladas. Son párrafos o frases cortas sin ninguna aportación sustanciosa como para quitarse el sueño, para prestarle atención.

Algunos compañeros que se incorporan a los debates, le exigen al colectivo editorial de Kaosenlared la anulación de estos “textos” claramente contrarrevolucionarios. Desde mi punto de vista, es bueno que la izquierda revolucionaria vea el calado moral que caracteriza a los que hacen de sus “tardes de gloria”, empantanados ante el ordenador.

El asunto de los términos y usos del lenguaje pasan por las ofensas o insinuaciones claramente retrogradas, propias del período franquista. Donde el machismo y la xenofobia -aún presentes en España y en otras regiones de América Latina- son dos de sus banderas.

En un texto que hice titulado, “Oleo de una mujer con sombrero”, dedicado a la obra de Silvio Rodríguez, en un comentario se expresaba: “Octavio declara su amor a Silvio usando Kaos, es permisible, Viva el amor gay”.

Al final estas “declaraciones” me hicieron reír. Es lo que tiene esta contrarrevolución cuando anda desesperada. Cuando se encuentra en la disyuntiva de que sus amos imperiales van tirándose los tratos para ver quién se hace responsable de la crisis. Una crisis que no solo es económica, también es de valores. Una crisis de un capitalismo engendrado y construido desde las bases más genocidas de la llamada “era moderna” que tan solo anula la evolución de la humanidad, donde los niños y las niñas son el eslabón más débil. 

Mientras estos “comentaristas” desatan fraseología mediocre, insulsa y cobarde. Yo seguiré escribiendo sobre arte, cultura y Cuba. Mientras estos mercachifles de vida gris y oscura, desatan sus impotencias y frustraciones ante su ordenador. Yo seguiré escribiendo sobre Cine Documental Iberoamericano. Un cine revolucionario, crítico y culto. Un arte con historia.

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(VIDEO) John y Yoko

Ellos prefieren fundirse en un abrazo. Las miradas de transeúntes que intentan abortar sus besos de epístolas con “metralletas” de palabras tejas, se desploman ante el torrente de ensueños del poeta y su musa que le pintó con versos y abrigó su ventana, con estrofas donde la luz es parte del texto.

John y Yoko padecen de cabezonería febril, de la voluntad de arremeter contra esa podrida costumbre de clavar hueca fraseología, adjetivaciones ambiguas y postizos sustantivos que pretenden transformar la vida de dos, en la voluntad –equivocada- de muchos.

Lennon me lo dijo esta tarde de domingo: – “No pude terminar la canción dedicada a la magia de los abrazos”. Tan solo me leyó los apuntes del último borrador con el que quiso hacer melodías y estrofas, para los duendes mutilados que nacieron y murieron sin nombres.

Esa canción de cortinas inconclusas tenía abrazos para los que deambulan vestidos con harapos silvestres, donde el futuro es una página en blanco y la verdad –su verdad- no está en los periódicos de domingo, o en esa tele que cautiva y confunde haciendo dormitar el espíritu de la inteligencia.

En esa canción a medio hacer, había estrofas para los que cargan papeles y chatarras tomados de los desechos y las explanadas de la polución. Las huertas de la vida se han llenado de pobreza, de injertos dejados como parte de una acumulación que se desborda cuando llega una nueva temporada.

La pobreza es un valor añadido, es un número que cotiza en la bolsa de valores. La matemática es la clave de todo: – “Mientras más pobres se sumen a la aritmética de la balanza, nuestros dividendos se multiplicaran por cientos, o por miles”, decía un avispado empresario que no dejaba de hacer contabilidad en su portátil comprado en una subasta de “la milla de oro”.

En los esqueletos de las carreteras donde el aliento carcomido por los gases transitan por las pieles del invierno –ese que se va desmoronando y vaga por los entresijos de mar descorchado- habita una puerta, justo en el horizonte donde la tarde se sobrecoge ante ese maratón incontable de crecidas. En ese lugar estuvo John y Yoko.

Sus gafas pastaron líneas y metáforas, donde el abrazo secunda la ternura de pliegues cromáticos. Un abrazo que cuando converge en el centro de todas las miradas, será multiplicado por esas mismas ramificaciones que se tejen invisibles y nacen nuevos abrazos. Este ciclo se multiplica –una y otra vez-, para darle “vida” a los que sus “voces de avenidas” terminan en un peñasco.

Los abrazos de John y Yoko, son para los que el invierno les atrapa en avenidas de linealidad profunda e interminable. Los abrazos de John y Yoko son  para los que soportan el peso de inmensidades arquitectónicas e impersonales contemplaciones de luz, donde “las traviesas de las puertas” les sacan –en plena mañana-, del letargo de un sueño interrumpido por la voluntad de otro.

Mientras las jeringas interactúan con la piel de los que desplazan tatuajes para albergar “su sueño dorado”, se multiplican las furgonetas xenófobas de “listos”  que salen de cacería, buscando la diversión en sus botas de troqueles. La juerga les sella un “pacto” como héroes que urgen del protagonismo mundano.

John salió hace una hora de esa ventana, con su andar “desgarrado” y la frente desprovista de dobleces para escribir nuevas notas con las que aliviar el paso de los que deambulan por la vida, amasando ilusiones entre bolsas de papel y “desechos”, tomados de contenedores que apremian aguaceros. El poeta tuvo estrofas rítmicas de encendidas palabras, para aquellos a los que leer y andar con primitivas rubricas sigue siendo un tiempo presente.

John ama a Yoko con esa mirada proverbial que solo se aprecia cuando libera sus ojos de esas gafas icónicas, pero definitivamente personales. Solo le pertenecen a su escarpada figura con la que comparte la contundencia de sus canciones y la verdad cubierta de lanzas, que solo quieren hacernos crecer.

Ahora toca cultivar los abrazos, compartir la poesía de la vida y el silencio de las manos que esconden leyendas de aguafuerte e historias vetadas, ahora están haciendo el amor. Con esa ternura de dos nacerán canciones.

Imagine

Autor: John Lennon

 

Imagina que no existe el Cielo
es fácil si lo intentas
sin el Infierno debajo nuestro
arriba nuestro, solo el cielo
Imagina a toda la gente
viviendo el hoy…
Imagina que no hay países
no es difícil de hacer
nadie por quien matar o morir
ni tampoco religión
imagina a toda la gente
viviendo la vida en paz…

Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo vivirá como uno

Imagina que no hay posesiones
quisiera saber si puedes
sin necesidad de gula o hambre
una hermandad de hombres
imagínate a toda la gente
compartiendo el mundo

Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo vivirá como uno

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Hombre de la cultura

El guitarrista. Osvaldo Guayasamin (Ecuador)Soy un hombre de la cultura, me siento parte de ella. Me identifico con la única cultura posible: “la que funda, la que crea y la que ama”.

 Cuando hablo de fundar me refiero a ese arte que aporta valores, que encierra virtudes extra artísticas y entraña compromisos con la sociedad. Esa cultura que nace para arar por la vida y el bien común. Cuando hablo de “la única cultura posible”, me refiero aquella que entra en franco combate con la mediocridad, el oportunismo y la burocracia, que crece como un engendro fantasmagórico.

 Apuesto por esa cultura que respeta la del otro, la del “diferente”. Solo la que abre horizontes y restaura puertas tardías podrá ser catalogada de fundacional.

 Pero hablo también de esa cultura comprometida con los peligros que acechan a la humanidad, que cada día son más. “Como una suma interminable de folios que se agolpan y no parecen tener, un final definitivo”.

 El acto de creación entraña un esfuerzo encomiable, una perspectiva de ruptura ante lo ya “establecido”. En ese acumular de objetos, evidencias y pruebas materiales, se van incorporando saberes.

 Cuando hablo de cultura, es esa que aporta testimonios y evidencias que son parte del patrimonio común, que son “huellas” de la memoria pasada y presente. El arte verdaderamente creativo, renovador y de vanguardia, está muy ligado a la historia pretérita y presente.

 Crear es también esa indisoluble relación entre el hecho artístico y la sociedad. Caben todos los saberes del arte y la cultura en ese empeño. La sociedad es parte de la fuente de la que se alimentan los hacedores de este reino. Su misión es antológica, pues desdoblan todos los cercos para llevar a la materialidad sus noblezas.

 Pero apuntaba al inicio sobre “la cultura que ama”. Me refiero a esos acentos, dotes y mensajes que sabe dar cuando el peligro es mayor. Cuando la humanidad vive en una perenne agonía. Entonces sus vastos territorios “han de ser convocados para empeños mayores”.

 Ante la brutalidad de los tiempos que corren la cultura ha de ser puesta en primer plano. La ambigüedad y el acto vacio, no es el legítimo discurso para los que han decidido tomar estos oficios. La voluntad de hacer la fuerza de todos y cada uno de los hombres y mujeres de este mundo. Esta virtud ha de primar por sobre todas las cosas.

 Arte ha de ser cuando “corra” multiplicado, cuando llegue a las raíces y las ramas de todo un árbol que emerge “desde el tronco”. Hablo de ese arte urbano, vanguardista, eclético. De esa propuestas local, nacional o folclórica. Me refiero a esa cultura que rompe las trampas del oficio para doblegar el pensamiento anquilosado, la  “mirada” prepotente. ¿Cuánta mediocridad anda por los parajes del “éxito” en nombre del “arte renovador”?

 Mucha y muy peligrosa “longaniza cultural” va emergiendo en medio de la nada. En todo caso es ocio efímero, es cúmulo vacio de propuestas lúgubres. Son las nuevas oleadas “civilizatorias” que fructifican con una única estrategia: asumir el rol del vaciado, el “desconectar” y desconectarnos instrumentado por unos engendros que han sido desplegados en esta era. Hoy son parte de un gran cerco donde se pretende anular “la palabra y la voz”.

 El arte y la cultura son las claves espirituales de la humanidad. Ante su reino se han de tomar de sus sabias y sus esencias. Con ellas se han de arar los campos, se han sembrar los sueños. Desde ellas se ha de seguir repoblando los hornos, para dejar de quemar los cobertizos de la vida y hornear “lo que funda, la que crea y lo que ama”.

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