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Unamuno ha sido asesinado por un agente doble de Falange

En el entierro de Unamuno solo encontramos a un familiar de este, su hijo mayor Fernando, detrás del primer niño por la izquierda («La doble muerte de Unamuno», 2021, Capitán Swing)

Por Luis Miguel Barcenilla @BarcenillaLM & Jon Bernat Zubiri Rey @jonbernat

Ayer en Salamanca, último día del terrible año 1936, el escritor e intelectual bilbaíno Miguel de Unamuno fue presuntamente asesinado en su casa de la calle Bordadores por el falangista Bartolomé Aragón, jefe de Prensa y Propaganda en Huelva, que había llegado  poco antes de que se conociera la dolorosa muerte.

Esta versión se sobrepone a la solemnidad mostrada por las fuerzas de la reacción desde su cuartel general en Salamanca, que han manifestado que el fallecimiento se produjo de forma repentina y debido al deterioro propio de la edad. Periódicos salmantinos de distinto signo como La Gaceta o El Adelanto han certificado hoy mismo esa versión en sus ediciones matutinas. Sin embargo, personas cercanas al cesado Rector afirman que don Miguel no había dado señales de indisposición y, es más, había estado leyendo narraciones infantiles a su pequeño nieto Miguelín unas horas antes. Por la tarde había recibido en su despacho la, por fecha y naturaleza, inusual visita de Aragón, subalterno del fundador de la Legión José Millan-Astray. Con este último el bilbaíno había tenido fuertes desavenencias públicas que parecen haberle condenado a este terrible final.

Destacados falangistas y miembros de Prensa y Propaganda arrancaron este Año Nuevo por la mañana el cuerpo de Miguel de Unamuno de su hogar, como han podido contar, rotos y entre lágrimas, sus más próximos familiares, que no han podido estar cerca del féretro de su querido padre y abuelo, al estar custodiado por Falange hasta que ha sido cubierto de tierra. De 30 cabezas, en la foto que este periódico comparte con sus lectores y que ha sido distribuida desde las oficinas de Prensa y Propaganda, solo encontramos la de un pariente de sangre del bilbaíno. Situado detrás del primer niño por la izquierda, que porta un candelabro, ese familiar es Fernando, hijo mayor de Unamuno y padre de Miguelín, quién dará cuenta a lo largo de su vida de la crudeza con la que se perpetró el robo del cadáver de su abuelo.

Algunas fuentes apuntan que el fiel a Millán-Astray, Bartolomé Aragón, se encontraba allí para recibir clases, como alumno de Unamuno, patraña exacerbada por los medios afines al golpismo. Investigadores independientes han podido comprobar que Aragón nunca había acudido a la casa de Don Miguel ni poseía expediente alguno como alumno de la Universidad de Salamanca. La patraña se sustentaba así. El discípulo del que fuera Rector vitalicio de esa universidad era el cuñado de Aragón, Alfredo Malo Zarco, quien será represaliado por los sublevados próximamente, como demostrará la historia.

El final: ¿muerte o asesinato?

El jefe de Prensa y Propaganda de Huelva, Bartolomé Aragón, habría acudido a la casa de don Miguel entre las 16 y las 18h (las crónicas oficiales no vierten transparencia en este asunto, añadiendo rareza al episodio trágico). El encuentro se producía tras conocerse que apenas dos meses antes, y tras el encontronazo entre Unamuno y Millán-Astray, el propio Aragón había organizado una gran quema de libros para celebrar la conmemoración del tercer aniversario de la fundación de Falange. Entre los libros que ardieron en el fuego se encontraban algunos de Unamuno como La agonía del cristianismo o El sentimiento trágico de la vida. Narraremos en esta página, más adelante, algunos detalles sobre la disputa pública en el seno del Paraninfo de la Universidad de Salamanca, donde el legionario mutilado amenazó de muerte al pensador que hoy lloramos.

Don Miguel se desvaneció, según la versión oficial que emiten desde Salamanca. “¡Yo no le he matado! ¡Yo no le he matado!”, gritaba Aragón cuando Aurelia, empleada doméstica, llegó al salón donde estaban reunidos el escritor bilbaíno y el falangista. Eso lo sabemos gracias al trabajo de la escritora norteamericana Margaret Rudd, que publicará un libro dos décadas después y cuya traducción al castellano se ha hecho esperar, pero verá pronto la luz de la mano de la Universidad de Salamanca. En la versión oficial no se recoge la más que humana ansiedad del adicto al golpe de estado. Lo que sí explican los organismos militares que han tomado Salamanca y la prensa local es que Aragón supo que Unamuno se había muerto porque no reaccionó cuando su alpargata empezó a arder. Eso contradice el informe del alabado doctor Núñez, que certificó su muerte concluyendo una rara hemorragia bulbar que solo representa un 7% de las hemorragias intracraneales y que acaba con la vida de una forma mucho más visible y detectable: parálisis, convulsiones, desorden del habla y otras circunstancias.

Consultado Francisco ‘Paco’ Etxeberria Gabilondo, médico especialista en Medicina Legal y Forense y uno de los más prestigiosos y reconocidos de España, se concluye que no hay ningún signo exterior en el cadáver de que se haya producido dicha hemorragia, al menos ninguno “en los documentos conocidos del caso”. En cuanto a cómo se da este tipo de hemorragia, puede ser espontánea o provocada. En este supuesto, según el reputado forense, “se podría pensar en un traumatismo, o bien en una dislocación del cuello o una fractura de vértebras cervicales altas. Si existe sospecha de lo anterior, la autopsia judicial hubiera sido preceptiva”. Etxeberria afirma que “en nuestro país este tipo de muertes suele ser incluida en el concepto jurídico de muertes sospechosas de criminalidad, motivo por el cual se procede a la práctica de autopsia judicial. Cabe la posibilidad de traumatismos no presenciados, con escasos o nulos signos externos”.

Aunque la contradicción entre la versión que se ha hecho saber desde Prensa y Propaganda de Falange y lo recogido por testigos in situ es más que visible, los iniciados en medicina observan la falta garrafal del prestigioso cirujano como un guiño. No hubiera sido compatible con la vida propia del médico Adolfo Núñez haber solicitado una autopsia, pues se vería como una inculpación al falangista Bartolomé Aragón. Núñez ha plasmado en el informe médico un diagnóstico que provoca dudas a los expertos consultados. Si el cirujano hubiera solicitado ese examen del cuerpo, hoy contaríamos en esta noticia que eran dos los vecinos de Salamanca que habían perecido entre más que extrañas circunstancias.

Como se ha mencionado, el amigo del intelectual, el doctor Núñez, llegó a casa del ya fallecido y certificó su muerte. Los conocedores de la medicina han comunicado que sería imposible solicitar una autopsia, pues si solo se encontraba allí el mando falangista, sería poner en duda su honorabilidad. Por tanto, sin autopsia se declara en acta que la causa del fallecimiento es una hemorragia bulbar. La causa de muerte tal vez fuera, por tanto, imperceptible para los presentes, pero pudo deberse a una inyección de oxígeno por la vía de la aorta. Los rastros del hecho cometido pudieron pasar inadvertidos para la mayoría porque, además, destacados miembros falangistas exigieron tener listo el cuerpo de Unamuno cuanto antes, aun sabiéndose que por ley debían discurrir 24 horas entre la muerte y su sepultura.

La única razón para que la versión oficial no haya sido desmentida después de la muerte de don Miguel es el miedo a la represión. También la orquestada acción de Prensa y Propaganda, con todas las manchetas en fila y todas las redacciones tecleando al compás de Falange. Uno de ellos nos ha hecho saber desde el anonimato la orden del teórico del fascismo español Ernesto Giménez Caballero: “Las máquinas de escribir tienen que disparar toda la noche como ametralladoras”. Efectivamente, la tinta mató por segunda vez a Unamuno, haciéndolo pasar por un perecido entre honores falangistas. Esta muerte, tan inaudita como construida, proviene, si afinamos la vista, del principio del fin que supuso el enfrentamiento oral entre Millán-Astray y Unamuno el día 12 de octubre de 1936.

El 12 de octubre le sentenciaron

Este encontronazo tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca en el denominado Día de la Raza, 12 de octubre del recién terminado año. En la celebración, ya antes criticada públicamente por Unamuno, tuvo que lidiar, entre catedráticos y una aburrida Carmen Polo, con un anfiteatro pidiendo su cabeza y un Millán-Astray azuzando a las masas con su ideario macabro. El Rector había pronunciado un discurso, garabateado en la carta de la mujer del cura protestante y cercano a don Miguel, Atilano Coco. En la carta, que imploraba la mediación del filósofo para evitar la ejecución de su marido, Unamuno había escrito la palabra “Rizal”. El reverso del papel contaba también lo que luego ordenaría el discurso, como la oposición entre vencer y convencer, el imperialismo o la guerra internacional.

En las obras posteriores, escritas decenas de años después, sigue borrándose la palabra “Rizal” de la documentación y la transcripción de lo contado. Autores de prestigio, como Salcedo (1964) o Trapiello (en su reedición de 2019), esconderán por desconocimiento o negligencia, la grafía y significado de la palabra “Rizal”, que pudo llevar a Unamuno a la muerte: “Para mí es tan español como nosotros el filipino Rizal, que se despidió del mundo en español”, diría Unamuno, recibiendo la reprimenda de Millán-Astray: “Los catalanistas morirán. Y ciertos profesores, los que pretendan enseñar teorías averiadas, morirán también”. Unamuno no solo había defendido ante los falangistas a Rizal, sentía devoción por su persona y admiración intelectual. Había incluso escrito el epílogo de su biografía.

Las notas del discurso de Unamuno en el Paraninfo de Salamanca, donde Millán-Astray amenzó de muerte al intelectual. De los documentos oficiales siempre se había borrado el nombre ‘Rizal’ («La doble muerte de Unamuno», 2021, Capitán Swing)

Don Miguel tuvo que salir de su propia Universidad escoltado por el fundador de la Legión y dando la mano, obligadamente, a la ilustre golpista consorte, Carmen Polo. Millán-Astray había enrarecido tanto el ambiente que llegaron a oírse ponerse a punto revólveres y escopetas, como han contado algunos testigos presenciales. Según se ha podido conocer, el líder falangista entendió que el asesinato público del intelectual hubiera sido perjudicial en el exterior para el Régimen que trataba de imponerse.

Tal fue el revuelo que el 13 de octubre el jefe Provincial de Falange escribiría un telégrafo urgente a Fernando, hijo mayor de Unamuno, donde reconocía el beligerante suceso: “Me he enterado de un grave incidente con ocasión del acto del Paraninfo. Tu padre dijo unas cosas que suscitaron protestas crudas y violentas de los asistentes con Millán-Astray a la cabeza. Sería doloroso que a tu padre pudiera sucederle algún incidente desagradable”.

Lejos de quedarse ahí el asunto, Unamuno fue inmediatamente destituido como “Alcalde honorario perpetuo de Salamanca”, cargo que ostentaba desde 1931. Dos días después, además, a iniciativa del exrector Loscertales, el Claustro retiró por unanimidad la confianza a Unamuno como Rector. Hecho que ha de ponerse sobre la mesa, pues Loscertales fue quien firmará, un par de semanas después de dar tierra a don Miguel, la historia oficial de lo ocurrido por medio de los escritos contradictorios de Bartolomé Aragón.

En la siguiente aparición pública de José Millán-Astray, que se producía ante los requetés, el legionario volvía, rencoroso, a la amenaza enquistada: “¡Ay de aquellos intelectuales que marchen por las sendas tenebrosas! Y los que empleen los caminos sutiles, los disfraces, los juegos de palabras desde los que se lanzan flechas ponzoñosas y se esconde el pecho. ¡Esos serán fulminados!”. Ese enquiste, como ha podido saber este medio, se debe a que Millán-Astray había ido a combatir a Filipinas ante la guerra de independencia que planteaba la entonces colonia. José Rizal era un héroe para la insurrección y se había dado la mala suerte de que había sido detenido y trasladado en el mismo barco en el que iba un joven Millán-Astray.

Reprimido hasta la muerte

Antes de perder su vida y desde el 12 de octubre, Unamuno perdió a sus buenos amigos, Santiago Vila y Atilano Coco, recibió nuevas amenazas y fue recluido, de facto, en su propia casa.

Un día después de que Francisco Franco cesara como rector a don Miguel, Vila sería ejecutado. A Coco los franquistas lo mataron esperando al 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, para tratar de hacer herida en la creencia protestante del cura. El padre Tusquets, preceptor de la hija de Franco y confesor de la familia, pronunció ante el micrófono el siguiente hostigamiento: “Yo acuso, sin retóricas y con pruebas, a Unamuno, en cuya ayuda intervino toda la Francmasonería liberal y socialista de Francia”.

Unamuno ya era consciente de que no saldría nunca más de casa. Una de sus hijas, nos cuenta, había escuchado decir a los militares que escoltaban la calle donde residían que si el exrector osaba montarse en un coche la orden era abrir fuego. En varias misivas del intelectual con la prensa y amigos reconocía estar esperando la muerte. Al director de ABC de Sevilla, veinte días antes de llegar la muerte, le confesó: “Le escribo esta carta desde mi casa donde estoy desde hace días encarcelado disfrazadamente. Me retienen en rehén no sé de qué ni para qué. Pero si me han de asesinar, como a otros, será aquí en mi casa”. “Cárcel disfrazada” había también manifestado poco antes en su carta a Quintín de Torre, en la que se lamentaba del “suicidio moral de España, esta locura colectiva, esta epidemia frenopática”.

Igualmente, el diario francés L’Humanité dará voz en su edición del 7 de enero de 1937 a un periodista que pudo conversar con don Miguel en su casa dos semanas antes de su muerte, a quién el confinado Rector declaró: “Ya nunca más saldré a las calles de Salamanca. Me sacarán muerto de aquí, ya se lo he dicho al comisario encargado de mi vigilancia”. En la entrevista de dos horas, manifestó: “No quieren que me vaya para gritar al mundo entero las razones por las que me cazaron en la Universidad, que cuente cómo fusilan en la retaguardia a falta de éxitos en el frente. He escrito al extranjero para decir hasta qué punto este movimiento es inaudito, sádico, cruel, bestial”. Al despedirse del periodista, Unamuno concluyó con una petición expresa: “Le autorizo a decir por todas partes, en mi nombre, que vivo en un infierno, que estoy rodeado de una terrible locura colectiva”.

Como una película

Las fotos expedidas desde las oficinas de Prensa y Propaganda de Falange en Salamanca parecen pensadas con anterioridad desde un punto de vista sensible a la cinematografía. Expertos en el arte del cine han comentado que las imágenes que se conservan del sepelio de Unamuno “son claramente propagandísticas”. En ellas, los portadores del ataúd son Víctor de la Serna, escritor y periodista, Miguel Fleta, tenor, Antonio de Obregón, cineasta, y Salvador Díaz Ferrer, periodista. Todos reconocidos y en algunos casos, populares miembros del cuerpo de Prensa y Propaganda a las órdenes de Millán-Astray.

El funeral de Miguel de Unamuno fue un acto de propaganda de Falange («La doble muerte de Unamuno», 2021, Capitán Swing)

Además, un corresponsal de este medio ha acudido al lugar de la fotografía y no se ha encontrado ningún altillo desde donde tomar la instantánea. La hipótesis que se baraja es que en el momento del sepelio se erigió una estructura para facilitar una foto desde lo alto, elegante y saciadora para los informadores extranjeros.

También es perturbante que, ante la escasez de papel, se vaya a publicar en los próximos meses la obra de Bartolome Aragón donde Loscertales cuenta, de primera mano, el relato que quedará impreso en los libros de historia, poniendo la inverosímil proclama falangista en boca de don Miguel, “Dios no puede abandonar a España, España se salvará porque tiene que salvarse”. En esa cinematográfica versión se cuenta, además, que Aragón tenía en la habitación de su hotel el poema “Es de noche, en mi estudio”, autoeditado por Unamuno en 1906, donde hacía una premonición de su muerte, evidenciando este relato como la ficción macabra para encubrir el asesinato que es.

Como macabro es, también, que Aragón haya entregado su testimonio a periódicos como La Gaceta o El Adelanto durante la misma Nochevieja, dejando atada la versión oficial final para el mismo Año Nuevo de 1937: repentina fue la muerte del pensador y no ha lugar a suspicacias.

Este periódico ha sacado las máquinas de escribir, pero nunca ha osado usarlas como metralletas. Ha trabajado a contrarreloj desde que ayer se conociera el hecho trágico para contrastar las informaciones oficiales, pero no pretende ofrecer ninguna verdad absoluta. Podemos afirmar que el relato oficial es falso e incluso vislumbrar que fue un asesinato, pero estaríamos ficcionando a través de lo narrado por otros. Es nuestro trabajo periodístico, como todo relato, mitad memoria, mitad reconstrucción.

Don Miguel de Unamuno fue enterrado como un falangista, nuestra tarea aquí es incentivar la recuperación total de su honor y apelar al rigor y la justicia en la memoria del ilustre bilbaíno, para que su final triste no siga colgado impunemente en las estanterías de la ciencia ficción franquista que perpetró esta macabra operación.

Unamuno será enterrado hoy en el cementerio de Salamanca, pero murió, al menos, dos veces. Una como cuerpo y otra como pensamiento. Seguiremos informando.

ES DE NOCHE, EN MI ESTUDIO

(Poema de 1906 auto editado por Unamuno y que, según Bartolomé Aragón, tenía en su cuarto del hotel la última noche de 1936).

Es de noche, en mi estudio.

Profunda soledad; oigo el latido

de mi pecho agitado

es que se siente solo,

y es que se siente blanco de mi mente

y oigo a la sangre

cuyo leve susurro

llena el silencio.

Diríase que cae el hilo líquido

de la clepsidra al fondo.

Aquí, de noche, solo, este es mi estudio;

los libros callan;

mi lámpara de aceite

baña en lumbre de paz estas cuartillas,

lumbre cual de sagrario;

los libros callan;

de los poetas, pensadores, doctos,

los espíritus duermen;

y ello es como si en torno me rondase

cautelosa la muerte.

Me vuelvo a ratos para ver si acecha,

escudriño lo oscuro,

trato de descubrir entre las sombras

su sombra vaga,

pienso en la angina;

pienso en mi edad viril; de los cuarenta

pasé ha dos años.

Es una tentación dominadora

que aquí, en la soledad, es el silencio

quien me la asesta;

el silencio y los sombras.

Y me digo: «Tal vez cuando muy pronto

vengan para anunciarme

que me espera la cena,

encuentren aquí un cuerpo

pálido y frío

la cosa que fuí yo, éste que espera,

como esos libros silencioso y yerto,

parada ya la sangre,

yeldándose en las venas,

el pecho silencioso

bajo la dulce luz del blando aceite,

lámpara funeraria».

Tiemblo de terminar estos renglones

que no parezcan

extraño testamento,

más bien presentimiento misterioso

del allende sombrío,

dictados por el ansia

de vida eterna.

Los terminé y aún vivo.

Tomado de: El Salto

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Manuel Menchón: “La muerte de Unamuno es un relato de Prensa y Propaganda de Falange para ocultar lo que pasó”

Manuel Menchón. Cineasta y escritor español Foto: Málaga hoy

Por Luis Miguel Barcenilla @BarcenillaLM & Jon Bernat Zubiri Rey @jonbernat

Miguel de Unamuno murió, repentinamente, como quedándose dormido, sin dolor, con una babucha chamuscada. Esa es la versión oficial que llega recubierta por palabras de presuntos grandes historiadores e intelectuales hasta nuestros días. Relato que cuestiona Manuel Menchón (Málaga, 1977), cineasta y ensayista, a través de Palabras para un fin del mundo  (2020) y La doble muerte de Unamuno (Capitán Swing, 2021), libro coescrito junto a Luis García Jambrina. “Podemos afirmar que la versión oficial de la muerte de Unamuno es falsa y por lo tanto, hay que seguir investigando. ¿Por qué se crea un relato si no es para sustituir a otro?”, enuncia Menchón.

El 31 de diciembre de 2021 se han cumplido 85 años desde que Miguel de Unamuno muriese en extrañas circunstancias en su casa de Salamanca. La posibilidad de que fuese asesinado cobra cada vez más fuerza.

No sabemos si asesinaron a Miguel de Unamuno, pero podemos asegurar que el relato de su muerte es propagandístico. Parte del órgano de Prensa y Propaganda de Falange, en concreto. Podemos afirmarlo porque el receptor de sus últimas palabras, y es algo que no se nos había contado, no era ni amigo ni alumno ni discípulo, sino el Jefe de Prensa y Propaganda de Falange en Huelva, el señor Bartolomé Aragón. Esto se había ocultado hasta ahora. Además es importante saber que quienes portan el cadáver de Unamuno son cuatro miembros destacados del mismo órgano falangista, a las órdenes de Millán-Astray: Víctor de la Serna (escritor y periodista), Miguel Fleta (tenor), Antonio de Obregón (cineasta) y Salvador Díaz Ferrer (periodista).

¿Y los vínculos entre Millán-Astray y Aragón?

Los hemos encontrado. Cuando Millán-Astray llega a la península para sumarse a los golpistas, participa en un acto multitudinario en Huelva cubierto por el periódico de Falange que dirigía Bartolomé Aragón. Además, se da la casualidad de que Millán-Astray firma la ficha de Falange en la ciudad de Huelva.

Un periódico nada amigable con don Miguel.

Este periódico que dirige Aragón manipula las declaraciones que hace Unamuno. Cuando, supuestamente, don Miguel hace una donación forzada al Movimiento de 5.000 pesetas, que no se ha demostrado que lo hiciera, Bartolomé Aragón pone que habían sido 50.000. Tanto en el titular como en el cuerpo, lo que nos dice que no es una errata. Y por si fuera poco, Aragón tenía formación como economista, por lo que podía discernir entre 5.000 y 50.000 pesetas de la época. No queda ahí la cosa. Es importante reseñar que Aragón, previamente al golpe militar, tenía amistad con Torres López, que durante la guerra será jefe de Prensa y Propaganda de Salamanca, y con Rodríguez Aniceto, que es censor y colaborador de prensa extranjera. Ambos bajo el mando de Millán Astray.

Prensa a la que Unamuno terminó, también, por dejar de lado.

Todos los periódicos que llegaban a Salamanca querían entrevistar a Unamuno. Escogen a periodistas de derechas de medios de derechas. Lo hacen porque luego han de pasar por la traducción que hace el propio equipo de Prensa y Propaganda de Falange. Ponen lo que les da la gana en boca de Unamuno. A partir de ese momento, cuando deja de dar entrevistas, solo podemos fiarnos de sus cartas.

Todo es un constructo casi cinematográfico, ¿no?

Si la muerte está en el centro y hay un paréntesis que lo abre y otro que lo cierra, lo abre el que lo ve morir y preserva sus últimas palabras y lo cierra un funeral falangista para la prensa. El relato oficial dice que Unamuno gritó “Dios no puede abandonar a España, España se salvará porque tiene que salvarse”. Alguien que muere por una hemorragia intracerebral no puede hablar. Y Aragón también dijo que le había visto quedarse dormido. Es contradictorio. La supuesta frase final es muy parecida al lema que utilizaban en los actos de Falange: “Dios por la salvación de España”. En definitiva, la muerte de Unamuno es un relato de Prensa y Propaganda de Falange. Pero ¿Para ocultar qué?

¿Sabemos qué pasó dentro de la casa cuando murió Unamuno? Llega un médico reputado, amigo suyo y dictaminó que, efectivamente, había muerto. Pero ahí todo vuelve a estar descuadrado.

Sabemos qué pasó dentro de la casa y no se ha tenido en cuenta hasta ahora. La primera biografía de don Miguel en español es la de Salcedo, escrita durante el franquismo, donde aparece un documento manipulado. Esta es la versión que llega, la más extendida. Pero un año antes, la investigadora norteamericana Margaret T. Rudd, había entrevistado a la sirvienta de Unamuno, que estaba en la casa cuando todo ocurrió. Ella narra qué pasa cuando Unamuno se queda a solas con Bartolomé Aragón. Es más, Rudd entrevistó al propio Aragón. Ya entonces la investigadora deja caer en el libro, que hasta hoy no ha sido publicado en español pero lo hará próximamente gracias a la Universidad de Salamanca, que la muerte de Unamuno es un relato propagandístico. También describe a Aragón como un hombre muy violento y muy fascista.

A día de hoy, entonces ¿Qué sabemos de lo que pasó aquella tarde de fin de año?

En primer lugar, sabemos que Bartolomé Aragón visitaba por primera vez a Unamuno. Nunca antes había estado allí. Llama la atención que elijas un 31 de diciembre por la tarde para hacer una primera visita a un intelectual. Aragón llevaba en Salamanca desde noviembre, así que podía haber elegido otro día. Segundo, no iba a ser él quien fuera a visitarlo, iba a ir el que en ese momento era Rector [Madruga Jiménez], que sustituía a Unamuno en la Universidad de Salamanca. Madruga finalmente no acude porque tiene que acudir a un funeral. Esto está cotejado. Lo curioso es que se pida cita para visitar a Unamuno dando el nombre de su amigo Madruga. En la casa no había nadie, los nietos y las hijas están viendo belenes. La sirvienta cocina en la planta de arriba y escucha gritos de Unamuno. Esto lo cotejó Rudd entrevistando a la propia Aurelia, la empleada doméstica. Cuando baja a ver qué ha pasado vuelve el silencio y cree que don Miguel simplemente se ha enfadado. La situación se repite pero ahora Bartolomé Aragón señala: “¡Yo no le he matado! ¡Yo no le he matado!”. Según Aragón, Unamuno se había levantado del sillón para gritar la famosa frase. Creo que el falangista pudo decir esto para justificar los chillidos que había oído la sirvienta.

O se quedó dormido como un tierno abuelo hasta la muerte o sufrió hemorragia bulbar, entonces.

Es incompatible. En caso de hemorragia intracerebra lo normal es que se te nuble la mirada, que fallases al intentar hablar y que quien está contigo se dé cuenta que algo no va bien. Desde luego no parece que te estés quedando dormido como afirma el relato de propaganda.

Extraño. Lo que escribe el médico es de muy alta extrañeza. El juez tenía que dar fe con el certificado del médico.

Y además desapareció el informe médico, como otros tantos documentos. Cualquier hemorragia intracerebral tiene que ser presenciada por el médico para ser dictaminada como tal. Si, como médico, no has presenciado la muerte, pero crees que es la razón, tanto hoy como en esa época, había que hacer una autopsia judicial. ¿Por qué? Porque es una hemorragia que puede causarse sin dejar señales externas a través de una fuerte contusión, una rotura de vértebras, una jeringuilla con oxígeno en la aorta…

Y no solo eso, es que señala una causa de poca frecuencia en pacientes con hemorragias intracraneales.

Las hemorragias bulbares representan un 7% de las hemorragias intracraneales. La cerebelosa representa un 52%, por ejemplo. Hubiera sido más sencillo que, teniendo hipertensión, pusiera que le había dado un infarto o ictus, sin tanto detalle. Esa es la clave. El doctor está intentando decir que hay que hacer una autopsia que no ha hecho y deja evidencia de que no la ha hecho diciendo algo que es imposible de hacer sin abrir el cráneo.

¿Un guiño? ¿Una falsa pista?

Unamuno tenía varios hijos que estudiaron medicina. Algo que hoy es extraordinario y en ese momento, más. Esto es de primero de medicina. Uno de ellos era oftalmólogo. Estudian todo el cerebro porque hay cegueras que son cerebrales. Un especialista en el tema está dando un veredicto imposible o errado. Algo quería decir con ello.

Y también, según Bartolomé Aragón, Adolfo Núñez le manda a por medicinas. Pero Unamuno ya no tenía vida.

Es que Aragón da muchas versiones. Si había muerto, ¿por qué iba a ir a por medicinas? Si le manda a por medicinas, ¿por qué luego nunca regresa a la casa?

Un médico muy cercano a Unamuno y al asesinado alcalde Casto Prieto.

El médico Adolfo Núñez no solo era amigo de Unamuno y del represaliado Casto Prieto, es que era concejal republicano. También era muy activo en la vida social de Salamanca. Los tres formaban parte de la institución cultural Casino de Salamanca. Uno era presidente, otro secretario y el último, tesorero. Estaban muy unidos. Con el golpe militar no fusilan a Núñez porque es incorporado al cuerpo médico militar. Cómo no iba a tener Franco a uno de los mejores cirujanos. A Adolfo Núñez le ponen una sanción de 75.000 pesetas en diciembre de 1936, una barbaridad. No se ha encontrado el porqué de la multa. Si ya está con los golpistas, ¿por qué se la ponen? El expediente del médico desapareció un año antes [1942] de que él muriese tras una larga enfermedad [1943]. Solo queda la carpetilla del archivo.

¿Y qué razón dan?

Que había humedades. Por supuestas riadas y humedades han desaparecido muchos documentos…

Entonces, ¿fue asesinado o no?

Una hemorragia intracraneal puede provocarse de muchas maneras. Pero el médico no podía saberlo. Sin dejar pistas físicas también está el envenenamiento, la asfixia… Sin análisis del cuerpo es imposible dictaminar. La clave es que sí se dictamina.

Miguel de Unamuno, desde el día 12 de octubre, había estado recluido en su casa, arrestado de facto, aunque no oficialmente. Más de dos meses encerrado y habiendo sufrido represión.

Le prohíben libros. El propio Bartolomé Aragón realiza una gran quema de libros en Huelva donde arden títulos del bilbaíno. A Unamuno le pasa de todo. Manipulan continuamente sus escritos en prensa y sus entrevistas. Dicho por él. El 13 de octubre, el Jefe Provincial de Falange, tras el acto en el Paraninfo de Salamanca, escribe a la familia Unamuno un telegrama urgente diciendo que se ha enterado de lo ocurrido: “Me he enterado de un grave incidente con ocasión del acto del Paraninfo. Tu padre dijo unas cosas que suscitaron protestas crudas y violentas de los asistentes con Millán-Astray a la cabeza. Sería doloroso que a tu padre pudiera sucederle algún incidente desagradable”. Se le retira el título de alcalde vitalicio sin aviso. El 14 de octubre todo el profesorado de la Universidad de Salamanca le retira su apoyo como Rector.

Y vuelve a la carga el fundador de la Legión, que ya le había amenazado de muerte unos días antes ante el público y Carmen Polo.

El 18 de octubre, en la primera aparición pública de Millán-Astray, este da un discurso amenazando a los intelectuales: “¡Ay de aquellos intelectuales que marchen por las sendas tenebrosas! Y los que empleen los caminos sutiles, los disfraces, los juegos de palabras desde los que se lanzan flechas ponzoñosas y se esconde el pecho. ¡Esos serán fulminados!”. Lo normal hubiera sido una arenga militar a los requetés a los que se dirigía…

Y Franco firma la definitiva destitución de Unamuno como Rector.

El 22 de octubre ya Unamuno no podía ir a la universidad. El 23 asesinan a Salvador Vila, discípulo de don Miguel y rector de la Universidad de Granada. Amigo íntimo por el que Unamuno había mediado para que lo liberasen. Solo un día después de la firma de Franco.

Contra Vila no había cargos de peso.

No. Es más, su biógrafa, Mercedes del Amo, siempre había apuntado al acto del 12 de octubre como hecho fundamental para asesinar a Salvador Vila.

Sigue, si quieres, con la cronología.

Esperan al 8 de diciembre para ejecutar a Atilano Coco porque es el Día de la Inmaculada Concepción y él era un pastor protestante.

Es terrorífico para Unamuno.

Lo hacen para que don Miguel se vaya enterando.

Pudo ser orquestado por fases. Primero, el miedo.

Una hija del propio intelectual oyó a los militares decir que si se montaba en algún coche debían abrir fuego. Legalmente no estaba en arresto domiciliario, pero no era posible que saliera. Además, el 1 de noviembre de 1936, el padre Tusquets, confesor de Carmen Polo y Franco, en abierto y en la radio le acusa de masón. “Yo acuso, y acuso sin retóricas, con pruebas a Unamuno, en cuya ayuda intervino toda la Francmasonería liberal y socialista de Francia”, dice. Si hasta los golpistas masones fueron asesinados… ¿cómo iba a salir a la calle Unamuno después de eso?

¿Por qué no lo mataron sin más miramientos? No les costaba hacerlo… como con Lorca.

No lo asesinan a todas luces porque el caso de Lorca se extendió internacionalmente. En ese momento Unamuno era candidato a premios como el Nobel y Franco no quería perder apoyos fuera. Por eso mismo el 12 de octubre, tras el tumulto que se forma por el discurso de Unamuno, tienen que protegerlo. Millán-Astray ordena a don Miguel dar la mano a Carmen Polo para que no le disparen los falangistas presentes. Una humillación para Unamuno, porque allí mandaba el rector. Se oían ruidos de armas. Hubiera sido un escándalo. Hay que dimensionar.

Y Unamuno no pisó nunca más Salamanca.

De hecho le envía una carta al director de ABC de Sevilla el 11 de diciembre donde explica que está disfrazadamente encerrado. De cara a la prensa, no podía aparecer que el intelectual estaba en contra de los golpistas. ¿Cómo iba a salir a la calle, si había sido acusado de masón? Lo hubiera matado cualquier fascista.

La represión no es solo la muerte.

Amputaron una parte de su persona. Mataron a sus amigos, prohibieron sus obras, fue recluido. Sí, Unamuno fue un intelectual represaliado hasta su muerte. Hicieron desaparecer toda su dimensión política. Parte de su persona fue borrada. Fue enterrado con honores falangistas, como uno de los suyos, pero prohibían sus libros. Se le consideraba hereje máximo por parte de la Iglesia. “Maestro de herejes”, llegan a decir.

¿Tenemos una foto fija del momento?

Exacto. Es un gran problema, porque debemos recordar que Salamanca tarda solo dos días en caer. Al día siguiente del golpe militar, tras un baño de sangre en la Plaza Mayor de la ciudad, siendo Unamuno alcalde honorario y tras haber sido capturado su amigo Casto Prieto, él se dirige a la población desde el balcón del propio Ayuntamiento para decir: “Estoy acá como elemento de continuidad. La República acá me trajo y aquí me tenéis con gesto de paz, como Fray Luis de León”. Para evitar más derramamiento de sangre.

Y como da ese discurso, parece que apoya el golpismo.

Pero no se ha contado que al día siguiente, con alcalde militar al frente, ya no acude. Pero claro, los sublevados habían empezado la guerra diciendo que iban a poner orden en la República. Decían que eran republicanos.

Le convierten en golpista

Le convierten en un misil contra el republicanismo. El propio Azaña ataca a Unamuno al creer que está contra ellos. Lo ven como una traición. Azaña destituye a Unamuno como Rector, pero este, que no se llevaba bien con el líder de la República, acude al día siguiente a su puesto en la Universidad de Salamanca. Franco lo restituirá legalmente. Unamuno había caído en la mentira. Considera que los golpistas le han tomado el pelo.

Y se refuerza la idea.

Es cierto que podría considerarse que, al estallar la guerra, Unamuno era equidistante porque estaba en contra del marxismo y el fascismo, pero no estaba en contra de la democracia.

¿Desapareció Bartolomé Aragón?

La versión oficial la escribe Bartolomé Aragón la misma noche en la que Unamuno falleció. Está tan en shock y está tan compungido que se recluye en su hotel a relatarlo por escrito. Loscertales, Rector que había impulsado la destitución de Unamuno, enemigo a nivel académico, va al hotel la noche del 31 de diciembre y le entrega el papel. Delirante.

Y hay un supuesto poema de don Miguel en la habitación. Un poema desconocido donde Unamuno parece saber cuándo va a morir.

Es un dato que añade más tarde en otra de sus contradictorias versiones. Bartolomé Aragón tenía ese poema, supuestamente, en la habitación del hotel siendo un libro de poemas que se había autoeditado Unamuno como 30 años antes (en 1906). Aragón nació en 1909. Era imposible. Un relato patético y cutre. El 10 de enero se va al frente. Un supuesto compungido amigo con una posición estable en la retaguardia de la Universidad, ¿se va al frente a pasar frío?

¿Y qué concluyes?

¿Qué es lo que sustenta la muerte oficial de Unamuno? Vemos la extraña dictaminación del médico, la ocultación de la identidad real de Bartolomé Aragón, cómo roban el cuerpo de Unamuno de casa para que falangistas del cuerpo de Prensa y Propaganda porten el ataúd, cómo organizan la foto… porque en Salamanca era imposible sacar esa foto sin haber erigido un dispositivo premeditadamente, no hay posibilidad de poner una cámara en esa altura. También es importante el cambio de horas en los documentos oficiales para que legalmente pudiera realizarse el entierro a plena luz del día y pudiesen hacer las fotos propagandísticas del funeral.

¿Crees que es posible que se reconozca o por lo menos se investigue?

Podemos afirmar que la versión oficial de la muerte de Unamuno es falsa y por lo tanto, hay que seguir investigando. ¿Por qué se crea un relato si no es para sustituir a otro? ¿Por qué ningún unamunólogo ha investigado a la última persona que estuvo con don Miguel? El 12 de octubre de 1936 conduce a la muerte de Miguel de Unamuno. ¿Por qué un apestado como Unamuno tras el encontronazo con Millán-Astray recibe honores falangistas?

Tomado de: El Salto

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El Club Antiglobalista: Hablemos, nuevamente, sobre el totalitarismo de George Soros

George Soros, desde la década de 1980, lidera un proceso global conocido como la oenegización de la política

Por Mauricio Escuela @MauricioEscuela

La primera visita que reciben los gobiernos recién electos en Europa ya no pertenece al FMI o el Banco Mundial, sino a George Soros. En América sucede otro tanto. Lo que antes funcionaba a través de organismos internacionales, que eran supuestamente responsables de asesorar las nuevas políticas económicas, ahora se trasmuta en un falso filantropismo envestido de “inclusión”.

La finalidad es imponer un visionaje único a nivel global, uno que deje pocas alternativas. Los objetivos del capital financiero, esos que le permitirán sobrevivir a su crisis, pasan por mundializar una manera de hacer, un tipo determinado de consumo y una cultura de la univocidad. Transitamos por una era en la cual, desde 2008, hay un agravamiento de los conflictos entre un capital cuya filosofía es el crecimiento infinito y un terreno de recursos finitos (planeta). Los amos del mundo saben que una recesión es más o menos inevitable y que su poder será afectado, así que realizan un control de daños, sobre todo disminuyendo la población.

Desde 1989 se conoce el Informe Kissinger de la CIA, un panfleto que Estados Unidos puso en práctica desde mediados del siglo XX, que declaraba la necesidad de disminuir el ritmo demográfico de los países, porque solo así se podría mantener la eficacia del sistema. Es obvio que tal meta pasa por la unificación de modos de vida y culturas. George Soros, desde la década de 1980, lidera un proceso global conocido como la oenegización de la política, o sea traspasar el poder a organizaciones no gubernamentales en manos de grandes fortunas, las cuales no son fiscalizadas ni por gobiernos ni por organismos, a cuya sombra se pueden hacer maniobras ilimitadas. El creciente control que la Open Society Foundation posee sobre Europa y su influencia en América, así como el lobbismo que es capaz de ejercer en el congreso de los Estados Unidos, la hacen hábil para establecer las mismas metas a muchas instancias.

La uniformidad en la vida es la meta de Soros, borrar las distinciones y las fronteras, para imponer un súper capitalismo donde el movimiento de activos financieros y mercancías no choque con las aduanas o el proteccionismo estatal. Por supuesto, un sistema así destruiría no pocas naciones en cuanto a niveles de consumo, aplastando las industrias y generando precariedad y desempleo. La solución que Soros propugna ante esa crisis es matar a los pobres antes de que nazcan.

Un desgobierno mundial globalista crearía una inconformidad tal, que las sublevaciones y la revolución serían casi inevitables. De ahí que se combata a los desposeídos desde el vientre. Se conoce de campañas de esterilización forzosa a mujeres en las zonas selváticas de América, sobre todo en Perú en tiempos de Fujimori. También en África. Pero sin dudas la lucha por el aborto, que financia Soros, persigue precisamente otro objetivo que no es el bienestar de la mujer. En la mayoría de los países donde la agenda globalista se instauró en el gobierno se hace patente el decrecimiento demográfico. Un experimento que ya se impuso en Europa. Y es que este nuevo orden va a destruir también los amplios tejidos de la clase media, los cuales se nutren de formas de empleo que desaparecen ante el creciente proceso de automatización de la industria mediante la inteligencia artificial. Es famoso el slogan del Foro Económico de Davos acerca de cómo viviremos en 2030: no tendremos nada y estaremos alegres. ¿Recuerdan la distopía de Aldous Huxley Un mundo feliz? Algo así parece fomentarse en los oscuros pasillos donde se reúne esta élite que sabe que se acaba el tiempo para renovar la faz del sistema.

En los últimos meses, la dependencia de los gobiernos hacia los organismos financieros aumentó. También, la influencia de Soros, quien condiciona los préstamos a cambio de favores políticos, lo cual ha hecho que se aprueben políticas tendentes a imponer la llamada sociedad abierta. No solo se hace patente la dictadura globalista en el orden bancario, sino también en lo mediático. Ahí están los sitios de chequeo de datos en Internet, que imponen una cultura de la cancelación a través de supuestos desmentidos hacia aquellas ideas que le son incómodas al magnate. Se ha demostrado que casi todos sirven a los intereses de la Open Society Foundation, la cual se declara hipócritamente defensora de la “libertad de expresión”. Y es que expresarse crítico de la idea de la sociedad abierta ya te depara el término de autoritario. Por ello existen gobiernos perseguidos por instancias poderosas, a los cuales se le generan oleadas de odio, de rechazo mediático y de cancelación, como por ejemplo a Putin. La oenegización de la política en manos de Soros ha impuesto una mafia chantajista a nivel global, contra la cual prácticamente nada ha podido, pues reúne todo un conglomerado de intereses puestos en función de eliminar libertades y derechos.

Klaus Schwab, el director del Foro Económico Mundial, globalista por excelencia, acaba de decir en su libro sobre la pandemia que la normalidad no regresará jamás. Además, aseguró que las condiciones de cuarentena fueron favorables a los poderes corporativos para imponer condiciones que, en tiempos normales, los Estados y la gente no aceptarían. Esto último se tradujo en un recorte sustancial de la democracia. El cinismo no puede ser más elocuente. Lo cierto es que, gracias a la Covid 19, tanto Soros como el resto del centro del capital financiero, han logrado implementar una dinámica de presiones y de lobbies allí donde antes existía Estado de derecho y más o menos legalidad. Se aprueban leyes por paquetazo sin que sean votadas en referendo, se imponen agendas ideológicas mediante los canales masivos de comunicación y se financian partidos y candidatos.

La respuesta de quienes defienden a Soros es ridícula: dicen que se trata de un anciano bondadoso, preocupado por las minorías, que por su propio riesgo y voluntad decidió poner la fortuna en esas causas. En otras palabras, se nos pide que creamos en el capitalismo y sus mesías “salvadores”. Todo lo que se oponga a esa visión es teoría de la conspiración o bulo y ahí están los sitios de chequeo de datos (pagados por Soros) para confirmarlo. Muy objetivo, muy neutral todo. Es como Bill Gates, quien se ha beneficiado del mercado de vacunas más que nadie y aún quiere que creamos que sus “predicciones” en torno a la pandemia son fruto de su supuesta genialidad como ser humano que está por encima del resto del rebaño y es capaz de ver más allá. Quien piense que el poder no está detrás de cada jugada mediática y que existe un azar ahí donde hay ganancia económica, califica por lo menos de ingenuo o de funcional a estos planes.

Nancy Pelossi, presidenta de la cámara estadounidense, ha ganado millonarias cifras en la bolsa durante la pandemia. ¿Cómo lo logra?, con información privilegiada, cosa que se nos veda al resto de los mortales. Eso la hace apostar a tiempo por determinados productos, que sabe que subirán de precio. Y así sucede con las crisis, que pueden crearse a ex profeso para generar ganancia para un pequeño grupo. Soros en persona es un maestro de dicho método y ha tirado abajo literalmente economías enteras, como sucedió en 1992 con el Banco de Inglaterra, cuando apostó contra la libra esterlina. El capital financiero se diferencia del industrial en que no requiere de un producto, no genera bienes ni servicios, sino que funciona como una cábala en la cual un grupito de accionistas usa su poder e información para controlar los picos de mercado. Desgraciadamente, la oenegización de la política a partir de la imposición de la Open Society como organismo ultra poderoso, abre las puertas para que estos mecanismos se mundialicen mucho más, colocando todos los recursos de los países en manos de los especuladores.

El mundo tiene que entender a George Soros y los entresijos del poder inteligente del capital, luchar contra sus madejas y ser capaz de crear una contracultura ante el globalismo. De lo contrario, ese ser humano vacío será el producto ovejuno y sumiso que habitará el planeta, para beneplácito de lo que ya viene configurándose como un nuevo orden mundial. Más que teoría de la conspiración, el poder de estas agencias de ingeniería de masas es una maquinaria efectiva de dominación y control, capaz de establecer pautas de comportamiento y paradigmas culturales hegemónicos. La intelectualidad orgánica al globalismo la tenemos en nuestros ordenadores y celulares. ¿O creeremos en las “bondades” de Zuckerberg? Millones de datos, de interioridades, pasan a integrar el universo de poder de estas elites sin que lo sepamos. Nuestras vidas, segundo a segundo, son registradas y luego van a manos de programadores que diseñan algoritmos y líneas de mensajes. Ya existe la capacidad tecnológica para ejercer una dictadura peor que la de los libros de Orwell y Huxley, pero la anestesia mediática nos impide verlo.

Quizás el siglo XXI entrañe la creación de un nuevo sistema global, pero no pinta que será más justo. Hasta ahora, se nos venden ideas como la “inclusión” o la “sostenibilidad”, pero hay que recordar cuántas veces el propio capitalismo alzó como banderas otras tantas palabras hermosas (libertad, igualdad, fraternidad), que terminaron siendo sus opuestos. Creer en la propaganda, tragarla acríticamente, nos hace también en parte funcionales a la nueva hegemonía y convierte cualquier conato de lucha en ejercicio estéril. Un mundo despoblado no es necesariamente mejor, sino solo más fácil de dominar, con mayores recursos para la élite y sobre todo con inmensas cantidades de seres humanos muertos y cuyas identidades culturales y costumbres habrán desaparecido.

El mito de la caverna de uno de los diálogos de Platón nos dibuja una metáfora que se aviene en cuestiones de globalismo: mientras estamos alelados por las sombras, no nos atrevemos a adentrarnos en la gruta donde arde el fuego que quema, pero que permite visualizar con claridad lo que sucede. Así hemos estado como humanidad, creyendo en ideas cuya esencia solo favorece a minorías privilegiadas. Urge no solo esa contracultura que confronte, sino la valentía que ponga en práctica un plan de acciones. Solo la verdad dolorosa salva y liberta. Tal es la verdadera y única alternativa.

Tomado de: Cuba Sí

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Cine de autor y grandes películas: la prepotencia del estilo

Por Diego Santana Caunedo @dscaunedo

Wes Anderson, Paolo Sorrentino y Michael Franco son provocadores de los más laureados y, como tal, La crónica francesa (Anderson 2021), Fue la mano de Dios (Sorrentino 2021) y Nuevo Orden (Franco 2020) son sus provocaciones más recientes, las que integran listas de lo mejor del año y son reseñadas por no pocas páginas culturales.

Que Anderson es un sibarita de las formas y un cultor de simetrías es harto conocido. Que Sorrentino es un admirador de la melancolía, también. Que Franco se siente cómodo filmando la violencia no es noticia de primera plana, ni siquiera de texto al margen en una página intermedia. Pero Anderson, Sorrentino y Franco son, en sí mismos, metáforas del cine contemporáneo y globalizado, desde perspectivas y estilos diferentes, desde construcciones escénicas diferentes, desde estéticas dispares que permiten trazar, a partir del análisis de sus obras (y de estas tres películas en particular), fronteras y matices que dividen la realización audiovisual, creando escisiones en los modos de hacer y percibir el cine.

De esta forma, ni Anderson ni Sorrentino ni Franco pasan incólumes ante los ojos de críticos y cinéfilos, que disfrutan sus películas y polemizan a partir de ellas, estableciendo bandos dicotómicos entre los que las aman como si se tratara del mejor cine jamás filmado, o las odian como si de payasadas estilísticas se tratase.

Son tres directores con espíritu de extravagancia, con vocación de agitadores de masas, con una necesidad absoluta por la depuración estética, con la habilidad para que sus filmes sean distinguibles, al ser radiografías precisas de los estilos de cada uno, que se valen de la crudeza, las simetrías, la belleza, la espectacularidad fotográfica, la narración ágil, el perfecto dominio del cuadro y otros tantos calificativos entre los cuales, ni los críticos más sibaritas y exigentes, incluirían desangelado, prescindible o mediocre.

I

La crónica francesa es, para más de uno, no pocos, una abyecta suma de letanías que se convierten, como escribió el crítico español Carlos Boyero, en “casi dos horas de tedio infinito”. ¿Habremos visto la misma película? ¿Qué hay en La crónica francesa, en su final contado desde el principio, en su vinculación armónica entre el cine y el periodismo narrativo, en la historia de un asesino preso que pinta con maestría y sus obras se convierten en objetos cuasi inalcanzables (más admiradas por lo que de ellas se dice), en la historia de la revolución parisina contada de forma inimitable y en la de un cocinero de alcurnia capaz de convertirse en la clave para resolver una persecución que toma por rehén a un niño? ¿Qué hay en sus dos horas de metraje como para generar críticas tan dispares?

La crónica francesa (del Liberty, Kansas Evening Sun) es una revista que, marcada por la pericia de su editor y por la frase que preside su despacho (No se llora), vive entregada al periodismo narrativo en la imaginada ciudad francesa que acoge la trama. Una publicación que bebe en estilo de The New Yorker (excentricidades incluidas) y que, en el desarrollo del filme, edita su último número para cerrar definitivamente.

Es, por tanto, que no existe un nudo argumental sólido, sino uno que, desde la redacción de la revista, sirve para conectar cada una de las tres historias que componen dicho número final, estableciendo entre ellas una rebuscada vinculación simbólica que permite apreciarlas como tres historias independientes que se sincronizan en tonos narrativos similares y que pecan, como en las películas de Anderson, de subvertir la trama ante la prepotencia del estilo. Por lo que las historias son subyugadas ante una soberbia e impactante demostración fotográfica y de composición escénica.

A medida que avanza la trama, a medida que la espectacularidad visual obnubila y las imágenes simétricas alelan, el ritmo narrativo parece congelarse (da la impresión de estar concebido así, para inquietar desde la desesperación), y la última de las tres historias que se cuentan dentro de la gran historia de la película, es errática y dispersa, con escenas en dibujos animados, que desconciertan a plenitud, y se convierten en un recurso atinado para evitar el tedio sin rumbo al que parece conducir la tercera de las historias, la más aletargada, la más útil para ir al baño mientras el metraje continúa, la que, de verse la película en casa, es ideal para pausar la laptop o el televisor y poner en marcha la cafetera.

Dígase entonces que la tercera de las historias no es mala, nada en esta película soporta tan calificativo, pero es narrativamente confusa y, como si fuese la persecución policial que tiene lugar en la escena, le pone una zancadilla (ni trágica ni demoledora) al ritmo irresistible con el que avanzaba hasta entonces la trama. Una trama que, es justo decirlo, se vale más de los asombros visuales que de los impulsos narrativos que se intuyen al inicio del filme.

II

Si en La crónica francesa los simbolismos y la narración calmada (a ratos eterna), son elementos medulares para describirla, Nuevo orden es, dicho sin tendencia al enfrentamiento, un cine que se ubica en las antípodas del primero, con igual éxito de espectacularidad y con más dotes para que la historia sea ágil y trepidante. Perturbadora a plenitud, Nuevo orden (Palma de Oro en Cannes 2020) logra que todo lo que en La crónica francesa es orden y simetrías sea en ella caos, violencia y crudeza. La crudeza como vehículo y destino, la violencia como mazazo nauseabundo, las reflexiones como misiles en medio del pecho y la ironía de que un nuevo orden es tan despreciable como el anterior.

La distopía, no tan distópica, de una ciudad sumida en la violencia sirve a Michael Franco para hilar un relato sobre clases sociales, paramilitarismo y odios enraizados. Es así que el filme evidencia, con imágenes punzantes y metáforas visuales (menos metafóricas que las de Anderson, pero metáforas al fin y al cabo), que los elementos para que la película se vuelva realidad están vivos y dispersos en la cotidianeidad de decenas de ciudad, esperando, tal vez, que una cerilla aúne y encienda la llama de tantos odios. Cuando eso suceda, cuando las clases se enfrenten en una batalla campal (he aquí el mensaje del filme), será agónico y lacerante.

Un metraje que no le teme a la sangre, que la exalta, la admira, la necesita y la toma como referencia para conseguir en el espectador cierto grado de turbación. En La crónica francesa, en cambio, cuando se requiere de la violencia para apuntalar la narración, es utilizada desde lo teatral y lo fantasioso (las escenas de la pelea en la cárcel y la de la partida de ajedrez en medio de las protestas parisinas son memorables en tal sentido).

La violencia de Nuevo Orden es impactante y todopoderosa, sucede en la pantalla con histrionismo y nervios de acero, provocando que algunos espectadores, no pocos, aparten la mirada, como la apartan (he aquí la gran provocación de Michael Franco) de la violencia cotidiana que sacude a decenas de ciudades.

III

Si en La crónica francesa el ritmo narrativo decrece a medida que avanza la trama, y en Nuevo Orden el ritmo es trepidante de inicio a fin, en Fue la mano de Dios ocurre lo contrario, y toda la película parece estar hecha para justificar el espectacular y rompedor diálogo entre Fabietto y Capuano (el joven en formación y un aclamado director de cine), que ocurre poco antes de los créditos y que tantas veces ha ocurrido en la historia del arte, en ciudades similares a Napoli, con mar o con su ausencia, en las vidas de tantos escritores y cineastas que necesitan decir —decirlo todo, sacarlo todo— , aunque no sepan con pericia qué decir, qué sacar, cómo decirlo, cómo sacarlo. Es ese el elemento esencial de la película, el descubrimiento de que Fabietto tenía algo qué decir, atrapado en un cliché tantas veces repetido, “La realidad es vulgar. Por eso quiero hacer cine”, respondido por esa frase que dicen siempre los que tiene experiencia a los que empiezan en la profesión, la frase que más de una vez, en la juventud, deben haber escuchado Franco, Anderson y Sorrentino, la frase que ahora, con premios y experiencia, más de una vez deben haber dicho: “¡Todo el mundo quiere hacer cine! Para hacer cine debes tener pelotas. ¿Tienes pelotas?”

Es como si el Sorrentino joven (Fabietto), ilusionado y buscándose a sí mismo, se encontrara con el Sorrentino actual (Capuano), irreverente y admirado por tantos jóvenes que, como Fabietto, buscan una pasión a la que entregarse y admiran a sus ídolos por sobre todas las cosas.

Es entonces que La crónica francesa y Nuevo Orden provocan desde la fuerza de la imagen, mientras que Fue la mano de Dios provoca desde la intimidad de la familia y desde la sensibilidad de un joven contemplativo que encarna a tantos jóvenes contemplativos con vocación para el cine y la literatura, tantos jóvenes que, en apariencias, no dudarían en identificarse con la confesión de Fabietto: “Mirar es lo único que sé hacer”.

Las relaciones familiares, las bromas y los códigos, la ilusión, la muerte, Maradona, mucho Maradona, la pasión, la locura, la rabia, la sensibilidad, el cine, la adolescencia, Fellini, la sexualidad (descubrimiento y exploración), la ausencia de amigos, la tía Patrizia, la altanería y el “favor” de la baronesa, conforman un filme con las extravagancias controladas y la melancolía inevitable. Un filme con dos grandes puntos de giro, uno, el primero, esperado, público y notorio; otro, el segundo, inesperado, impactante e intimista. Dos puntos de giro que, en virtud de no contar spoilers, tendrá el lector que descubrir y apreciar en la trama de la película.

IV

Tanto La crónica francesa como Nuevo Orden y Fue la mano de Dios, son películas verosímiles (ciertos fragmentos de La crónica francesa están cogidos con pinzas en este aspecto) y con notables referencias a sucesos cotidianos, connotados y cognoscibles, pero ¿son películas realistas?, ¿la realidad, el contar la historia, le gana el pulso al marcado estilo de cada uno de los directores?

Para salir a flote, las historias de los tres filmes no necesitan ganarle el pulso a los estilos: las historias son, también, las maneras en que se cuentan. Es así, no obstante, que en La crónica francesa el estilo es la historia, es más impactante el cómo se cuenta que lo contado en sí y, en sus dos horas de metraje, campea a sus anchas la prepotencia del estilo.

Nuevo Orden, en cambio, logra mantener el equilibrio entre manera de contar y elementos contados, a no ser por la forma tan visceral en la que Michael Franco presiona, sin contemplaciones y con vocación para la violencia, sobre heridas sangrantes y hediondas. Heridas que, sometidas a la prepotencia de su estilo, siempre pueden ser más sangrantes y más hediondas.

Fue la mano de Dios, al igual que las dos anteriores, tiene el sello indiscutible de su director, tiene la melancolía y las frases punzantes del estilo Sorrentino, la apariencia de ser una historia ligera, en la que el virtuosismo se centra en narrar la formación de un joven con evidente sensibilidad. Pero que termina siendo una reflexión profunda sobre la juventud de los muchos Fabiettos que encuentran pasiones a las que entregarse y asumen el cine como un ejercicio de provocación, polémicas y disfrute, como una forma para sentirse cómodos filmando la violencia, para ser sibaritas de las simetrías o (cacofonía inevitable) admiradores de la melancolía.

Tomado de: El Caimán Barbudo

Tráiler del filme La crónica francesa (Estados Unidos, 2021) de Wes Anderson

Tráiler del filme Fue la mano de Dios (Italia, 2021) de Paolo Sorrentino

Tráiler del filme Nuevo orden (México, 202) de Michel Franco

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Por los senderos de la literatura y el cine

Imagen Gaceta UNAM

Por Teresita Padrón de la Paz

Un extenso material cinematográfico ha tomado como referencia obras literarias, y también desde las letras se establecen relaciones con el audiovisual. El cine dentro de la narrativa ha constituido tema recurrente, debido a que muchos escritores se han dejado seducir por el séptimo arte y han incorporado recursos típicamente cinematográficos. Esto no es exclusivo de las narraciones, ámbitos como el de la poesía o el teatro también se han enriquecido en este intercambio.

En el panorama contemporáneo, donde los vínculos entre las artes son frecuentes y complejos, el proyecto de una Valoración Múltiple sobre literatura y cine en Latinoamérica y el Caribe, propone una mirada detenida sobre este fenómeno. A través de la recopilación de estudios significativos en el territorio, el libro espera constituirse como punto de referencia para el investigador. Además, debido a la estructura del volumen y al amplio período que recoge, se permite el tránsito coherente por la diversidad de perspectivas con las que se han abordado estos estudios desde el surgimiento del cine hasta la actualidad.

El proyecto permite ahondar, por ejemplo, en el período de las vanguardias mediante artículos como “Cagliostro: Una novela-film de Vicente Huidobro”. En él se analiza la incorporación de las técnicas del cine a la escritura que “(…) dará como resultado la modificación radical de las convenciones representativas de esta última y el surgimiento de (…) la novela film”[1].  En este examen, ningún intersticio parece quedar oculto a la mirada atenta de la autora. Las conexiones con la cinematografía expresionista, las miradas de los personajes, la similitud entre las escenas relatadas y la estética cinematográfica, los vínculos con el cine mudo, el juego paródico, el imaginario en torno al cine, el narrador/presentador y el lector/espectador, todo ello se aborda con una clara argumentación y ejemplos contundentes.

Por otra parte, textos como “Percepción háptica y narrativa sensorial en el ciclo del río de Gustavo Fontán”, brindan una perspectiva de análisis poco común en el terreno de las relaciones literatura-cine. Las producciones de Fontán (La orilla que se abisma y El limonero real), inspiradas en la poesía de Juan L. Ortiz y la novela de Juan José Saer respectivamente, se revisten de un hálito poético, predomina una afectividad particular por encima de una narración más objetiva. Ellas “(…) parten de una tradición literaria fluvial (…)”[2] y exploran “(…) las relaciones entre sujeto y paisaje a través de las dimensiones sensoriales propias del cine”.[3] Para el estudio atento de los textos (literarios y fílmicos), la autora se aleja de las teorías menos provechosas sobre la “adaptación”, elige el vocablo “transposición”. El enfoque presentado despoja a este trabajo de las antiguas polémicas sobre la fidelidad cinematográfica. Se prefiere poner “(…) el acento en el proceso creador que se opera en el pasaje del medio literario al medio fílmico (…)”[4]. La libertad creativa es lógica, debido a que se establece un diálogo, no una influencia. La intertextualidad rige el procedimiento, no se trata de “traducir” el poema o la novela a la gran pantalla.

La orilla que se abisma (2008), es analizada por Irene Depetris como “(…) apropiación visual y sonora de la poesía de Ortiz.”[5]. El detenido examen de la autora permite comprender los filmes que, más allá de presentar una narrativa determinada en el entramado cinematográfico, intentan generar la estética de un poema.

La configuración del paisaje en estas producciones cinematográficas, revela una dimensión no solo óptica, sino también háptica, una experiencia sensorial. Para ello, el director se apoya en diversos procedimientos. La cámara detenida en los elementos del ecosistema fluvial y las superficies, los sonidos, el movimiento, las imágenes granuladas que permiten la activación de otros sentidos en el espectador, los cambios de foco, entre otros recursos, son revelados por el estudio, conjuntamente con su funcionalidad.

Las investigaciones que permiten este tipo de aproximación al objeto de estudio se develan como escasas respecto a las centradas en reflexionar acerca de la novela y el filme en una línea más tradicional. Aún más exiguas resultan aquellas que examinan la relación de una obra documental desde esta perspectiva.

“Procedimientos cinemáticos en la narrativa de Edmundo Paz Soldán: Norte (2011), Billie Ruth (2012) e Iris (2014)”, examina la influencia de los medios de comunicación de masas (televisión, internet, etcétera). En la novelística contemporánea es cada vez más cotidiana la presencia de los mass media. Resulta interesante comprender cómo tributan a una cultura de la visualidad que germina con las grandes pantallas cinematográficas. En esta red de imbricaciones se tejen las obras de Soldán en las que propone indagar el estudio. Como bien subraya el autor: “(…) la producción literaria de Edmundo Paz Soldán (es) un ejemplo paradigmático del trasvase de procedimientos audiovisuales a la narrativa escrita.[6]”

Se examinan los recursos utilizados en cada obra. José Seoane divide el escrito en tres partes: a) ámbito referencial: intertextualidades, b) punto de vista: ocularizaciones y auricularizaciones, y, c) nivel topográfico: disposición del texto y signos ortográficos. En cada uno de los apartados se argumenta y ejemplifica cómo se relacionan estos procedimientos (presentes en la narrativa de Soldán) con una cultura audiovisual que penetra al ser humano contemporáneo. No se hace solo alusión al cine, se manifiesta la presencia del cómic, la prensa escrita, internet o tecnologías más avanzadas como los hologramas o la realidad virtual.

Este artículo brinda un panorama de la “herencia cinematográfica” en la actualidad. La presencia del cine no es tenue, se hace constante, pero no se oculta tampoco el cambio en los dispositivos de consumo del filme o la alternancia con otros medios. Es importante considerar el aporte del ámbito cinematográfico a nuestro entorno, su evolución y complejidad en la época actual. La exploración de estas sendas investigativas conduce a un entendimiento aún más amplio de fenómenos contemporáneos.

“Traducción, adaptación y fábulas del “Yo”: un diálogo entre el cine y la literatura del Caribe anglófono” tiene como objetivo explorar los vínculos entre el cine y la literatura y su importancia “para el desarrollo identitario del Caribe angloparlante”[7]. En una primera parte, el trabajo se centra en el espacio literario. El autor demuestra mediante varios ejemplos cómo la narrativa de la región en la época posterior a la independencia se ha nutrido de códigos cinematográficos para “dramatizar la búsqueda del nuevo “yo” poscolonial”[8]. En The Dragon can’t Dance, novela de Earl Lovelace, el protagonista se refugia en los cines de barrio y siente en su interior la fortaleza de los héroes de westerns después de visualizar una película de este género. En el caso de Is Just a Movie, también de Lovelace, se plantea nuevamente el conflicto identitario del sujeto caribeño, este tema se posiciona en el centro de la producción literaria de varios escritores del Caribe anglófono.

Ian Craig propone además examinar la relación entre los espacios cinematográfico y literario para el caso de una novela basada en un filme. “(…) la versión (…) de Thelwell es hasta más cinematográfica (…) que la propia película (…) en la que se basa”[9]. El último acápite del trabajo, titulado: “El cine del Caribe anglófono: Un quijote tropical contra el ciclón de la indiferencia”, se dedica de forma más exclusiva al análisis del cine de la región.

“Antonio Di Benedetto por Lucrecia Martel: la adaptación de Zama”, si bien alude a una perspectiva comparativa, el interés del trabajo no radica en demostrar una fidelidad o no al texto fuente, se hace hincapié en cómo se transforma el relato atendiendo a la estética de la cineasta[10]. El filme devela una lectura otra del protagonista, por lo tanto, contrario a un distanciamiento de Diego de Zama, lo que se muestra es la pluralidad de significados contenida en la obra literaria.

La adaptación fílmica, producida poco después de que el texto cumpliese sesenta años de publicado, permite estas relecturas desde un contexto actual. En el caso de la novela, el tema principal se relaciona con la espera, sin embargo, el filme permite explorar Zama desde la idea de la identidad como cárcel. Por otra parte, “el universo de Martel es más concreto y sensorial, mientras que el de Di Benedetto es más abstracto y racional, por lo tanto, más propenso a la alegoría”[11]. El espacio-tiempo de ambas obras se aleja de la fidelidad histórica, no se evitan los anacronismos. Debido a que el relato, según los indicios ofrecidos en cada caso, se sitúa en el ámbito colonial, las tensiones entre lo americano y lo europeo están presentes. Empero, en la novela se produce un vínculo entre América y la barbarie que no parece evidenciarse en la película, incluso, explica Dillon que “(…) algunas decisiones de transposición invitan a pensar en un protagonista menos despectivo hacia su continente.”[12]

Ambos medios, como se conoce, permiten la transmisión de saberes a partir de diferentes recursos. En el caso de la película, Martel se auxilia de la banda sonora, la cual se construye como materia significante: “(…) el ejemplo más claro es el efecto sonoro que puntúa la crisis del protagonista, utilizado cuatro veces a lo largo del film: el shepard tone (…)”[13]. La cineasta desarrolla un estilo indirecto libre “en el que resulta imposible distinguir los hechos de las alucinaciones, el pensamiento de las palabras efectivamente pronunciadas, los sueños de la realidad diegética.”[14].

Por otra parte, “Otro modo de ser humano y libre”: la mirada feminista de Busi Cortés en el nuevo cine mexicano”, analiza el diálogo que se establece entre la obra de Rosario Castellanos El viudo Román (1964) y el largometraje de Busi Cortés El secreto de Romelia (1988). Este estudio se centra en valorar cómo y por qué ocurre un cambio de perspectiva entre la narración y el filme. “(…) Cortés (…) no quería solo “ilustrar” la novela, sino hacer una intervención que abarcara los cambios sociales desde el 64 hasta el 88”[15]. De esta forma, la realizadora (re) elabora la narración desde un contexto en el cual la mujer se enfrenta a otras problemáticas. Ello provoca que, si bien en El viudo Román se favorece el discurso del hombre (con lo que se explicita la imposibilidad de las mujeres de controlar su propio destino), en El secreto de Romelia son las féminas las que toman la palabra y tejen la historia. Podemos decir que ocurre una actualización del relato desde una agenda feminista que posee una mirada crítica. Los cambios son perceptibles desde el mismo título, el texto fílmico de Cortés se vale del protagonismo femenino para desplazar la centralidad masculina. En la obra literaria, la venganza de Román es la que recibe mayor importancia, sin embargo, en la película, el relato se centra en la esposa despreciada, la hija y las nietas.

En el filme, “(…) se presentará a estas mujeres en conjunto, con individualidad, pero siempre en contrapunto la una con la (s) otra (s). Las diferentes generaciones dialogarán (…)”[16]. Además, se vincula el relato personal de estas mujeres con la historia política de México. Señala la estudiosa que “la genealogía personal del linaje femenino de Romelia actúa como un reflejo en espejo de la genealogía política mexicana (…)”[17].Se evidencia un diálogo fructífero entre las creadoras. Busi Cortés interpreta el texto-fuente con un caleidoscopio heterogéneo, y esto le permite (de)construir el relato y brindar un papel activo a la mujer en relación con su entorno.

“La textura cinematográfica en los cuentos de Andrés Caicedo” rastrea los referentes fílmicos presentes en los cuentos “El espectador”, “En las garras del crimen”, “Calibanismo” “Los mensajeros” y “Destinitos fatales”. Edwin Carvajal propone el análisis de los relatos teniendo presente el principio de “homología estructural” formulado por Umberto Eco.

En el caso de “El espectador”, el cine se muestra como productor de mundos alternativos que contrastan con la soledad del personaje principal. La sala de proyecciones se constituye en refugio y acoge continuamente al protagonista. Sin embargo, “Los mensajeros” crea un universo otro para el cinéfilo. La historia presenta a Cali como antiguo epicentro de la cinematografía mundial y, para corroborar esta ficción, el autor nos muestra una gama de películas, actores y estudios de cine concebidos específicamente para este cuento. Por lo tanto, no se trata ya de enlazar referentes del ámbito literario con el fílmico, sino de producir nuevos referentes, crear el cine desde la literatura.

Por otra parte, el estudioso señala: “lo que no genera dudas es la adopción del género Western en la ficción narrativa para imitar las acciones y conductas de los héroes del celuloide (…)”[18]. El impacto del género Western en la narrativa era algo que ya se presenciaba en ensayos como “Traducción, adaptación y fábulas del “Yo”: un diálogo entre el cine y la literatura del Caribe anglófono”. En el texto referido se ejemplifica cómo este paradigma cinematográfico no influye solo en la configuración de un tipo de personaje, sino también en el desarrollo de una sensibilidad particular en las nuevas generaciones:

“La rebelión estaba de moda -y más que nada la estética de la rebelión- (…) los signos externos conculcados por el spaghetti western (…) constituían un fuerte llamado a la acción- o por lo menos a la adopción de una cierta actitud-para miles de jóvenes de esas naciones jovencísimas”[19].

En otras ocasiones, el autor se vale del argumento de un filme y lo traslada a la ficción narrativa, como sucede en “En las garras del crimen”. “Esa misma historia (la del thriller psicológico What ever happened to Baby Jane?), que el lector solo conoce si ha visto la proyección de la película, será la que el personaje narrador utilice para complacer a su clienta (…)”[20].

El proyecto de una Valoración Múltiple sobre literatura y cine en Latinoamérica y el Caribe propone entonces, como se evidencia a partir de una muestra de los textos seleccionados hasta el momento, un compendio que aglutina disímiles perspectivas. Ello permite no solo la creación de un panorama de estos estudios en nuestra área, sino también el análisis crítico. Se espera que el volumen incite la labor investigativa en el terreno de la literatura comparada.

[1] Andrea Ostrov: “Cagliostro: una novela-film de Vicente Huidobro”, en Revista Iberoamericana, no.236-237, University of Pittsburg, jul.-dic., 2011, p. 1053.

[2] Irene Depetris: “Percepción háptica y sensorial en el “ciclo del río” de Gustavo Fontán”, en Cuadernos de Literatura, Vol.22, no.44, jul.-dic., Bogotá, 2018, p.40.

[3] Ídem.

[4] Ídem.

[5] Ibídem,p.42.

[6] José Seoane: “Procedimientos cinemáticos en la narrativa de Edmundo Paz Soldán: Norte (2011), Billie Ruth (2012) e Iris (2014)”, en Tropelías: Revista de teoría de la literatura y literatura comparada, Universidad de Zaragoza, no. 27, 2017, p. 264.

[7] Craig, Ian: “Traducción, adaptación y fábulas del “Yo”: un diálogo entre el cine y la literatura del Caribe anglófono”, en Cuadernos de Literatura, Vol.15, no.30, jul.-dic., Bogotá, 2011, p. 222.

[8] Ibídem, p.224.

[9] Ibídem, p.228.

[10] Dillon conceptualiza la poética de Martel como un “realismo de la percepción”, lo cual alude a la intención de la cineasta de capturar el modo en que sus personajes experimentan el mundo.

[11] Alfredo Dillon: “Antonio Di Benedetto por Lucrecia Martel: la adaptación de Zama”, en Badebec, Vol. 8, no. 16, marzo, Rosario, 2019, p. 117.

[12] Ibídem, p.122.

[13] Ibídem, p.110.

[14] ídem.

[15] Ilana Luna: “Otro modo de ser humano y libre”: la mirada feminista de Busi Cortés en el nuevo cine mexicano”, en Revista de crítica literaria latinoamericana, no.73, Lima-Boston, 2011, p. 212.

[16] Ibídem, p.214.

[17] Ibídem, p.217.

[18] Edwin Carvajal Córdoba: “La textura cinematográfica en los cuentos de Andrés Caicedo”, en Estudios de literatura colombiana, no. 18, enero-junio, Antioquía, 2006, p. 92.

[19] Craig, Ian: “Traducción, adaptación y fábulas del “Yo”: un diálogo entre el cine y la literatura del Caribe anglófono”, en Cuadernos de Literatura, Vol.15, no.30, jul.-dic., Bogotá, 2011, p. 225.

[20] Edwin Carvajal Córdoba: Ob. cit., p. 95.

Tomado de: La Ventana

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Estela: una sonrisa y un mirar en 24 cuadros x segundo

Por Katiuska Blanco

Ella nació del amor entre dos seres que inmigraron de Europa a los Estados Unidos. Recuerda las voces rusas e irlandesas en casa y las ideas y luchas progresistas de su padre que marcaron el rumbo de sus propios anhelos y pasos en la vida.

Con la coordinación editorial de Mercy Ruiz y Olga Teresa Pérez, la participación de Beatriz Rodríguez y Carla Muñoz como editoras, y el diseño de cubierta e interior a cargo de un artista de excelencia como Ernesto Niebla, ve la luz el volumen Estela, gracias a los empeños de las editoriales Icaic y Verde Olivo.

El libro, de colores sutiles y páginas en papel cromo, en formato apaisado, recuerda los álbumes de tiempos en sepia por la confluencia de palabras, fotografías, remembranzas, versos, canciones, dedicatorias y premios anotados con minuciosidad de relojero antiguo. Los capítulos hilvanan una historia de vida y una pasión de documentar la existencia, el viento y el tiempo en imágenes filmadas que abarcan los temas abordados por la cineasta Estela Bravo: la niñez, el arte, la política y la personalidad de Fidel Castro, todo ello en confluencias de perfiles, política, cultura, costumbres, batallas, sufrimientos, economías, búsquedas, esplendores.

Estela es nombre propio de origen latino que significa estrella de la mañana, también puede decirse que deriva del griego stele y que en términos arqueológicos se refiere a una laja de piedra. Evoco las lajas de pizarra azul que hacen las techumbres en la distante aldea de Láncara en Galicia, donde nació el padre del hombre que será referente para Estela y hacia el que enfocará entrañablemente el lente de su cámara innumerables veces: Fidel.

Pienso en otro significado de su nombre. Estelas son rastro en mares bravíos o serenos, el aire, el tiempo mismo y me quedo con esta última resonancia porque sus documentales son una mirada que marca, que deja huella por su acercamiento profundo al drama humano, una categoría filosófica acuñada por Fidel y que habrá que estudiar en sus múltiples y evocadoras dimensiones.

Ella es una vida y obra que planta indicios, señales, trazos, signos; una Estela que crea estelas.

El libro proporciona la maravillosa oportunidad de entrar al recuento que la periodista Magda Resik, con su maestría delicada al preguntar, consigue en charla con Estela sobre la vida y la filmografía de tan reconocida cineasta. Así, despaciosamente y como en deslumbramiento, descubrimos que hay historias tristes en un devenir que permite luego observar con sensibilidad y devolvernos en estampas de películas los registros de hechos, historias, confesiones, interpretados y captados con delicadeza artística, sobria elegancia, agudeza sutil, coherencia imbatible, razón y verdad rotundas. Los tránsitos difíciles definen una actitud militante junto a los que luchan o a las víctimas de un régimen injusto, como los esposos Rosemberg, a quienes defendió en una manifestación frente a la Casa Blanca en Washington. La estrella de la mañana siempre tuvo como protagonistas de sus cortometrajes iniciales a seres combativos como Paul Robeson, Malcolm X o Ángela Davis.

Con 47 años, Estela realizó su primer documental, según conocemos gracias a la nota de presentación firmada por la editorial, como pórtico a páginas reveladoras.

El lente de la cámara de Estela siempre estuvo atento a la historia de nuestra región y del continente africano, a líderes revolucionarios como Fidel, Raúl, Mandela…, a personalidades de la cultura y el arte, pero también a gente común y a la cotidianidad. La maestra Roslyn Kellman, siendo profesora de la Cass Technical High School en Detroit, Michigan, utilizaba el documental Niños deudores, como material docente. En relación con tal experiencia escribió:

Los filmes de Estela han facilitado el aprendizaje de mis alumnos. Ahora tienen conocimiento de los ciudadanos del mundo, del concepto de la deuda externa, del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, del imperialismo y del fascismo, que no son ahora solo “notas vacías” tomadas durante las clases. Sudamérica, Centroamérica, el Caribe y África, ya no son puntos en el mapa solamente… Mis alumnas tienen ahora entre sus preocupaciones las graves luchas de los  pueblos del mundo. Comienzan a reconocer su propia ignorancia y tratan de rectificarlo mediante investigación y estudio, más para su conocimiento que por obtener mejores notas. Conocimiento es el regalo que Estela nos da y por eso la calificamos de maestra. Ella nos abre el paso hacia el conocimiento.

Una discípula, Tanya Williams, escribió sobre su impresión al ver la película:

Para mí Latinoamérica era un lugar cálido y agradable para visitar, algo así como Hawai. No sabía de los miles de millones de dólares que debían al Fondo Monetario. Ni siquiera sabía lo que era el Fondo Monetario. Viendo este filme, me sentí enojada con nuestro gobierno, parece que desean ocultarnos algo, cosa que a menudo sucede, como estoy comenzando a entender cada vez más. Los niños de Latinoamérica, entre diez y once años, desean tener trabajo para alimentar a sus familias, mientras aquí lo hacemos para comprar una bicicleta.

Es preciso encontrar un medio para que esta gente pueda pagar su deuda. También, viendo este filme, pensé en la gente que aquí, en Estados Unidos, se está muriendo de hambre, sin hogar y desamparadas. Y si nuestro gobierno no los ayuda, me parece improbable que algunas de las naciones poderosas del mundo ayude a Latinoamérica.

Su obra fecunda resulta hoy reconocida por su nitidez, belleza y lealtad comprometida y por su impacto en la creación de conciencia sobre los acuciantes problemas de la humanidad. Fidel y sus compañeros de lucha, escritores, músicos, pintores, causas nobles como la lucha contra la deuda externa de América Latina y el Caribe, la tragedia de los pueblos oprimidos por dictaduras como las que asolaron el sur de Latinoamérica en los 70, las guerras de liberación de los pueblos como el de Angola contra la ocupación extranjera o de Sudáfrica contra el apartheid, movilizaron su espíritu y esfuerzos creativos. En el centro de sus preocupaciones han estado también los rostros de la niñez dolida: los desaparecidos, los deudores, los secuestrados por la criminal Operación Peter Pan contra Cuba o por los esbirros en el Cono Sur de nuestra región.

Llama la atención su participación en el IV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en agosto de 1953. La defensa de la paz y las inquietudes la llevaron allí donde conoció al amor de su vida, al argentino Ernesto Bravo. Ambos se emparentaron así, sin saberlo, con uno de los jóvenes de la Generación del Centenario de José Martí, el joven cubano rebelde Raúl Castro Ruz, quien había participado poco antes en Europa, de las reuniones preparatorias del Festival al que no pudo asistir porque el 26 de julio de aquel mismo verano integró el contingente combativo en las acciones del asalto al Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba.

Habrá que agradecerle a Estela su mirada entrañable a Fidel, a quien definió en la conversación con Magda como “lo más grande de la historia. Qué suerte que Cuba tuvo un Fidel”. Ella nos permitió el perfil cercano y la visión humana, íntima, casi desconocida, al escuchar su voz y observarlo y enfocarlo a él y su dintorno —cómo olvidar que le posibilitó mostrar su chaleco moral, al mundo y al tiempo, en viaje de una misma vez al desafío y la historia… o la presencia en sus días del Gabo, Guayasamín, Raúl, Melba, Almeida, Jorge Risquet, Núñez Jiménez; José Ramón, el gallego Fernández, y tantos otros seres valiosos, protagonistas y héroes.

Las décadas transcurrieron junto a Ernesto Bravo, “un bravo argentino llamado Bravo”, al decir de Eliseo Diego, en una crónica de resonancias poéticas que aparece en este libro. Estela y Bravo recorrieron mundos, pero siempre estuvieron de regreso en La Habana. Ella brilló en el firmamento pero siguió siendo la misma, identificada fervientemente con Cuba socialista, de vuelta de todos los recorridos a su cálida isla, cerca del recuerdo de Haydée Santamaría y de la Casa de las Américas, de nuestros dirigentes y pueblo, de la Revolución cubana, con la sencillez proverbial que es su sello de definición, a pesar de los grandes éxitos de su obra y el reconocimiento de tantos ilustres: Santiago Álvarez, Silvio, Pete Seeger, los hijos de los esposos Rosemberg, Roberto Chile, Eduardo Galeano —quien decía que quisiera tener tantos ojos como la cámara de Estela Bravo—, Saúl Landau, Harry Belafonte, Danny Glover, Alicia Alonso, Isabel Parra, Geraldine Chaplin, Marta Rojas, Nicolás Guillén y Mario Benedetti, en una lista interminable.

Si tuviéramos que definir toda su existencia y pasión de vivir, lo haríamos con los versos de una de las portadillas del libro-carta al porvenir. Estela nos mira cual canción que inspira una Revolución. Estela: luces y voces a través de los cuales también Cuba y su gente se expresan. Hoy Estela es una constelación.

Muchas gracias.

Tomado de: La Jiribilla

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A 30 años del derrumbe soviético. Balances y reflexiones

Por José Ernesto Nováez Guerrero @NovaezJose

En el hipotético prólogo que el Che Guevara hiciera a sus Apuntes críticos a la Economía Política en el año 1965, titulado «La necesidad de este libro», el guerrillero sostiene que los cambios determinados por la NEP en la estructura económica y social del Estado soviético han marcado con su signo toda una etapa de su desarrollo. Esto lo lleva a lanzar una sentencia que, vista desde la actualidad, resulta premonitoria:

« (…) la superestructura capitalista fue influenciando cada vez en forma más marcada las relaciones de producción y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se está resolviendo hoy a favor de la superestructura; se está regresando al capitalismo.»

Veintiséis años después de que el Che redactara estas líneas, el 25 de diciembre de 1991, quedaba oficialmente disuelta la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), el formidable Estado euroasiático que, por primera vez en la historia humana, había emprendido el incierto camino de construir una sociedad nueva, que no se basara en la lucha de clases y en la desigualdad. Una nación que había pasado en poco tiempo de ser una monarquía rural y decadente a ser una potencia industrial de primer orden, vencedora de la máquina bélica más temible de la primera mitad del siglo XX, el fascismo alemán.

El colapso definitivo de la URSS estuvo precedido del colapso del campo socialista y significó la crisis de un paradigma civilizatorio alternativo al del capitalismo y que se reflejó con mucha fuerza en la crisis espiritual e intelectual de la última década del siglo pasado, donde incluso algún ideólogo trasnochado del imperialismo llegó a hablar del fin de la historia.

En el 30 aniversario de una fecha tan triste para el movimiento revolucionario, conviene volver una vez más sobre el derrumbe para continuar extrayendo experiencias para el futuro.

La Revolución de Octubre, la URSS y el socialismo

La Revolución Socialista de Octubre triunfa en un país de dimensiones colosales donde, durante varias décadas, se habían ido creando condiciones de efervescencia revolucionaria, acentuadas por la ineptitud, corrupción y despotismo del viejo régimen, agotado ya en todas sus posibilidades de desarrollo e incapaz por tanto de reinventarse.

Su triunfo es el punto más alto de una oleada revolucionaria europea y mundial que guarda estrecha relación con la profunda crisis humana, moral y económica que representó para los poderes establecidos la carnicería absurda de la Primera Guerra Mundial.

Como apunta Eric Hobsbawnn esta guerra representa «(…) el derrumbe de la civilización (occidental) del siglo XIX.» Un trauma colectivo para la sociedad europea y para el mundo colonial subordinado a ella. Proveniente de la Belle Époque, la burguesía europea no estaba preparada para un conflicto de estas dimensiones. Nunca una guerra entre potencias europeas se había librado hasta el total agotamiento de los contendientes, con un despliegue tal de maquinaria homicida y con concentraciones tan grandes de combatientes.

Las masas trabajadoras, que fueron quienes pusieron la mayor parte de los muertos y cargaron con el costo de la guerra sobre sus espaldas, resintieron con estoicismo este esfuerzo estéril.

Y de su descontento surgieron las condiciones que alimentaron el fuego de la revolución que se desató en 1917.

El Poder Soviético se convierte entonces, en esta etapa, en la expresión tanto de las aspiraciones de los oprimidos en el imperio de los zares como de otras partes del mundo. Los líderes bolcheviques se veían a sí mismos y a lo que estaban haciendo como la avanzada de la revolución mundial. Esta dimensión internacional e internacionalista explica por qué dieron el paso de tomar el poder en un país tan atrasado como era la Rusia de la época y por qué los ejércitos soviéticos avanzaron en 1920 sobre la Polonia de Pilsudski, luego de derrotar militarmente sus ejércitos en territorio ucraniano. También explica la III Internacional y su red de alianzas con los jóvenes partidos comunistas emergidos después de la Revolución de Octubre en numerosos países.

La esperanza de Lenin y los restantes líderes bolcheviques era la de contribuir al triunfo de la revolución en Alemania, un poderoso estado industrial con una ubicación estratégica en el corazón de Europa y donde la derrota del militarismo imperial había creado una situación de efervescencia que tuvo su expresión en la efímera República soviética de Bavaria entre 1918–1919 y numerosos alzamientos en otras regiones. También las hubo en otras partes de Europa.

En esos primeros años la Revolución mundial parecía posible. La máxima prioridad, entonces, era garantizar la supervivencia a cualquier costo del Poder soviético, para evitar que con su derrota se consagrara el triunfo de la reacción.

Esto explica, en parte, la heroica resistencia de los años de la Guerra Civil, en contra de más de una docena de ejércitos enemigos, en un país devastado por la guerra, con índices de producción ínfimos, en medio del hambre, el frío y la incertidumbre. No resistían solo por el socialismo en Rusia sino por una nueva época para el mundo.

Esta convicción alimentaba también la dureza de algunas decisiones que, si bien garantizaron la victoria, sembraron el germen de futuros problemas para el Partido, ya que en el afán de ganar unidad se fue sacrificando la pluralidad y riqueza de la vida interna que había caracterizado la organización bolchevique. Esta tendencia, que en vida de Lenin parecía reversible, se fue convirtiendo luego en norma en la medida en que Stalin y la burocracia fueron haciéndose con el poder en el aparato del Estado y del Partido.

Desde el principio el Poder soviético tomó un conjunto de medidas que daban respuesta a las necesidades más urgentes del pueblo. El propio ordenamiento inicial del aparato estatal, el poner en el centro a los soviets, que eran estructuras democráticas derivadas de la experiencia comunal rusa, expresa la existencia de una voluntad en el liderazgo de la Revolución por hacer al pueblo protagonista en el proceso de transformación social. Incluso a nivel simbólico se sustituyó el título de Ministro por el de Comisario, por considerarse que quien ocupaba esa plaza había sido comisionado por el pueblo para esa tarea. Y los principales puestos del Estado eran, en principio, revocables por el pueblo y el soviet como órgano de expresión de esta voluntad colectiva.

¿Qué pasó entonces para que esta voluntad política no se concretara en una nueva forma de participación popular y el aparato administrativo terminara secuestrado por una burocracia que pretendía gobernar en nombre del pueblo, cuando en verdad gobernaba en su lugar?

El primer elemento que atentó contra esta voluntad del Poder soviético fueron las propias condiciones en que este hubo de desenvolverse: un país devastado por la guerra, con una agricultura deficiente, fábricas prácticamente cerradas y una inflación galopante, todo lo cual se agravaba con la hostilidad permanente de las grandes potencias, que tuvo su primera expresión en la ofensiva del imperialismo alemán y luego de las potencias vencedoras de la guerra y sus aliados internos, parte del viejo régimen.

Sumado a esto existía el problema cultural, que en Rusia adquiría infinitud de expresiones. Desde el analfabetismo y servilismo impuesto durante siglos al campesinado pobre hasta la escasa instrucción pública. Una expresión muy concreta de este problema se daba en la carencia crónica de especialistas que pudieran ocuparse de echar a andar los procesos productivos en los diversos rubros de la economía.

Por último, el frente revolucionario era muy heterogéneo y convivían en su seno fuerzas de diversa naturaleza y formación. Esto hacía que el proceso de toma de decisiones en los órganos colegiados fuera muchas veces agotador, sino imposible, y que se trasladaran a estos viejas rencillas del pasado, intereses políticos de grupo y tendencias sectarias que fragmentaban y dificultaban el ejercicio político en un momento de imperativos permanentes.

La inmensidad de estos retos y condiciones, sumado a la urgencia de reformar el aparato estatal y hacerlo funcionar para que diera respuesta a las numerosas amenazas que surgían de todas partes, como hongos después de la lluvia, favoreció el fortalecimiento de una tendencia autoritaria y centralizadora en la toma de decisiones.

Lenin, que era el espíritu animador del Partido, lo concibió como un conjunto de pasos extraordinarios para garantizar la victoria. Al igual que las medidas del denominado Comunismo de Guerra y la férrea política de Terror Rojo con que se combatió el Terror Blanco.

Nacer donde nació y en las condiciones en que lo hizo constituyeron escollos formidables para la experiencia soviética. La temprana muerte de Lenin, en 1924, fue uno aún mayor. En uno de sus últimos artículos, (Más vale poco y bueno), apuntaba a la necesidad de reformar la Inspección Obrera y Campesina disminuyendo el número de sus empleados y aumentando la proporción de obreros y campesinos que la integraban.

Stalin y el estalinismo

La victoria soviética en la Guerra Civil se logró a costa de un inmenso sacrificio humano y material. La unión entre proletariado urbano y campesinos sobre la cual descansaba la estructura de poder clasista del Estado soviético se encontraba profundamente debilitada. El núcleo proletario que había hecho la revolución en Petrogrado y Moscú estaba diezmado y esto comprometía aún más la posición política del gobierno. El campesinado, por su parte, comenzaba a mostrar síntomas de descontento y la productividad había decrecido de forma drástica.

En su Informe sobre la gestión Política del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de Rusia, pronunciado el 8 de marzo de 1921, en el marco del X Congreso del partido, Lenin encara el problema. Considera que el campesinado le ha dado un cheque en blanco al poder soviético durante los años del conflicto, pero que ya estaba ansioso por cobrarlo. Las ciudades no podían abastecer al campo de los productos que este demandaba. La solución que Lenin da al problema se sintetiza en lo que se denominó como Nueva Política Económica. En esencia este conjunto de medidas buscaban desatar las fuerzas productivas internas dando cierto margen de libertad operativa a las relaciones capitalistas.

Lenin concebía todo un sistema de control y contramedidas que de alguna forma cercaran y que, poco a poco, fueran superando estas relaciones privadas de producción en el campo. Así preveía un proceso de colectivización voluntario a través del cual el campesinado ruso fuera descubriendo las ventajas de la producción colectiva y la superioridad de la producción tecnificada.

En la práctica la NEP acabó degenerando en el surgimiento de los denominados nepman, poderosos hombres de negocio que llegaron en un momento incluso a hacer peligrar la legitimidad del poder soviético.

Ya veíamos en la cita del inicio como el Che señalaba en la NEP el problema fundamental que afectaba la totalidad del funcionamiento del Estado soviético. Estas políticas, aplicadas sin control y sin la clara visión de Lenin, degeneraron en un fortalecimiento de las relaciones capitalistas y lo que es peor aún, en un fortalecimiento de la conciencia pequeñoburguesa que encontró sus adalides principales en la burocracia que ocupaba los diferentes niveles de dirección en el aparato estatal.

El ascenso político de Stalin significó el triunfo de estas tendencias por encima de otras más radicales e internacionalistas, como la de la denominada Oposición de Izquierda. Esta plataforma, cuya figura principal era Lev Trotsky, a pesar de ciertas limitaciones e inconsecuencias, defendía un programa mucho más coherente con la línea original del bolchevismo que la política amorfa y cambiante de la línea oportunista de Stalin. Poco a poco, en un sistema sucesivo de alianzas y bruscos cambios políticos, Stalin fue apropiándose de toda la estructura. La ardua labor política como secretario general del partido, puesto meramente organizativo, le permitió ir creando un entramado burocrático subordinado a él que votaba según se le indicara en los espacios de decisión partidista.

Esa fina labor de orfebre le permitió a Stalin vencer a adversarios que lo superaban en muchos otros planos. Y con el triunfo del georgiano, paradójicamente, se verificó el triunfo de la reacción pequeñoburguesa y el espíritu gran ruso en el corazón del partido. La Rusia soviética abandonó su perspectiva internacionalista y se volcó a la construcción del «socialismo en un solo país».

Comenzó también un proceso de justificación ideológica tendiente a hacer pasar por logros o leyes del socialismo lo que no eran más que relaciones capitalistas no superadas.

También se consagró el triunfo de la burocracia como estrato gobernante. Se dejó de gobernar con el pueblo y se pasó a gobernar en su lugar. La burocracia concentró y normalizó un sistema de privilegios que, como señalara Trotsky en su análisis de los años treinta, la distanciaba cada vez más del conjunto de los que dirigía.

El estalinismo, entonces, no fueron solo su manifestaciones más evidentes como el culto a la personalidad, el brutal ejercicio del poder, el clima coactivo ideológico en torno a cualquier forma de producción espiritual, sino que fue, por un lado, el triunfo de la reacción y su justificación ideológica en la forma de un marxismo-leninismo castrado y, por el otro, la aniquilación de cualquier forma de participación popular efectiva en el ejercicio del poder estatal. Funcionaba como unos espejuelos oscuros que impedían ver las relaciones capitalistas y cómo iban minando a aquellos que dirigían.

A pesar de la crítica que se hizo en el XX Congreso del PCUS a las formas más exteriores del estalinismo, el fallo principal estuvo en considerarlo como una tendencia asociada solo a la figura de Iósif Stalin. La única forma de superarlo era comprenderlo como un conjunto de prácticas, relaciones y concepciones enraizadas en la estructura del poder estatal soviético.

El resultado fue un proceso de abandono progresivo de conceptos centrales de la visión marxista del mundo. Sin las categorías adecuadas resulta imposible comprender y superar un determinado orden de cosas. La Unión Soviética posterior a Stalin siguió ciega ante los problemas fundamentales que la aquejaban y, poco a poco, se fue convirtiendo en una potencia conservadora, más preocupada en su beneficio e intereses que en la magna tarea que sus fundadores le habían encomendado.

De Jruschov a Gorbachov es posible rastrear una línea de progresivos abandonos ideológicos y políticos que prepararon y aceleraron la decadencia de la etapa final de la URSS. El populismo de Gorbachov y los restantes miembros de su gobierno, la inconsistencia y oportunismo con que se aplicaron políticas como la Perestroika y la Glásnost que, si bien respondían a problemáticas concretas de la sociedad soviética, implicaban un gran cuidado, la incapacidad del propio aparato del Partido y el Estado para evitar el suicidio forzoso, la inacción de la masa del pueblo la mayor parte del proceso y la forma en que este fue manipulado por oportunistas como Yeltsin para que actuase en contra de sus propios intereses, son prueba del grado de descomposición que había alcanzado toda la estructura.

Aquel 25 de diciembre de 1991 se firmaba el acta de defunción de un cadáver ya desmembrado y putrefacto. La poderosa Unión Soviética cayó víctima de sus propias inconsecuencias. Si bien es cierto que hubo intereses extranjeros vinculados al proceso del derrumbe, estos solo aprovecharon y dinamizaron tendencias que ya estaban. La premonitoria sentencia del Che se hizo realidad con una fuerza catastrófica.

P.D: Los logros de la URSS

En sus más de siete décadas de existencia, y a pesar de las contradicciones y limitaciones que hemos mencionado con anterioridad, la Unión Soviética representó una esperanza para numerosos pueblos en diversas latitudes del mundo y obtuvo importantes logros científicos, económicos y sociales.

Los investigadores Roger Keeran y Thomas Kenny, en su libro Socialismo traicionado. Tras el colapso de la Unión Soviética 1917–1991 hacen un resumen sumamente valioso de los logros de la URSS, que transcribimos en extenso:

«Esa nación no solo eliminó la explotación de clases del antiguo orden, sino que además terminó con la inflación, el desempleo, la discriminación racial y estableció la igualdad entre las etnias y las nacionalidades; acabó con la pobreza extrema, la desigualdad flagrante de riquezas e ingresos; estableció el derecho universal a la educación y la igualdad de oportunidades. En 50 años, el país transitó de una producción industrial que era de solo el 12% comparada con la de Estados Unidos hasta llegar al 80% y una producción agrícola del 85% equiparada con la de los norteamericanos. A pesar de que el consumo per cápita de los soviéticos se mantuvo más bajo que el de los Estados Unidos, no ha habido una sociedad que haya incrementado el nivel de vida y de consumo tan rápidamente en tan corto período de tiempo y para todo su pueblo. El empleo estaba garantizado. La educación gratuita a disposición de todos, desde el preescolar hasta los niveles secundarios (educación general, técnica y vocacional), las universidades y las escuelas en horario extralaboral. Además de la matrícula gratuita, los estudiantes recibían estipendios. El servicio de salud también lo era y para todos; disponían de cerca del doble de médicos por persona en relación con los Estados Unidos. Los trabajadores tenían todas las garantías laborales, además de seguro salarial y social para casos de accidentes o enfermedades. A mediados de la década del setenta los trabajadores alcanzaban un promedio de 21,2 días de vacaciones (un mes cada año) y los sanatorios, los lugares de descanso o los planes vacacionales para los niños eran subsidiados o gratuitos. Los sindicatos tenían el poder de vetar las expulsiones del trabajo e interpelar a los administradores y gerentes. El Estado regulaba los precios y subsidiaba el costo de la canasta básica alimentaria y de la renta de la vivienda. Esta constituía solo el 2% o el 3% del presupuesto familiar; el agua, la electricidad, el gas y la calefacción, entre el 4% y el 5%. No había segregación habitacional por ingresos. Con excepción de algunos barrios que eran reservados para altos funcionarios, en todos los demás lugares los directores de fábricas y plantas, las enfermeras, los profesores, los bedeles… vivían como vecinos.»

Aunque muchos de los logros enumerados acá tienen diversos matices, lo cierto es que la sociedad soviética, con sus múltiples contradicciones y limitaciones, era aun así más justa que las sociedades que la sucedieron, donde la lógica del mercado dinamitó todas las conquistas sociales y dejó a la clase trabajadora inerme ante los desmanes del neoliberalismo.

Keeran y Kenny apuntan también la prioridad que el gobierno soviético dio al desarrollo cultural e intelectual del pueblo. Las políticas públicas garantizaron precios razonables para las publicaciones periódicas, lo libros y los eventos culturales, con lo cual se garantizaba un acceso masivo a estos servicios.

Según la UNESCO el ciudadano soviético leía más libros y veía más filmes que cualquier otro en el mundo. Este esfuerzo gigantesco contribuyó a acortar las brechas culturales y tecnológicas existentes en un país donde confluían más de un centenar de nacionalidades distintas.

La grandeza de la Unión Soviética no reside solo en las cifras macro de sus logros sociales, sino también en haber demostrado que era posible el surgimiento y consolidación de un proyecto de organización social que adversara al del gran capital transnacional. Sus contradicciones y limitaciones son el resultado de las condiciones en que hubo de concretarse, las limitaciones culturales y políticas de fondo, la estrecha concepción del marxismo y el socialismo que acabó imponiéndose y los vicios del capitalismo que no pudieron o supieron ver, combatir y superar.

También es la demostración de que para construir y sostener el socialismo no basta con expropiar a la clase poseedora de los medios de producción, como creía cierta concepción un tanto ingenua, y de que los logros del socialismo no son irreversibles ni están ganados de una vez y para siempre.

A pesar de estas limitaciones, la URSS se irguió por más de setenta años como un faro de esperanza para los pueblos oprimidos del mundo. Venció al fascismo, apoyó el movimiento libertario del denominado tercer mundo, apoyó a Cuba cuando muchos la dejaron sola, consiguió la paridad militar con la mayor potencia imperialista de la historia, puso el primer humano en el espacio… De sus errores debemos aprender todos los que bregamos por un mundo mejor. La URSS fue pionera y en sus aciertos y errores va el germen de un mundo nuevo.

Que este treinta aniversario de la desaparición de la Unión Soviética sea un momento para la reflexión, la reorganización y la ofensiva en contra de la barbarie sistemática del capitalismo. Hoy, como hace más de 170 años, es igual de cierta la sentencia de que no tenemos más que nuestras cadenas que perder y todo un mundo por ganar.

Tomado de: La Tizza

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Anteproyecto de ley del sistema de protección de la creación literaria y artística

Nota introductoria a la publicación de la versión actualizada del anteproyecto de ley del sistema de protección de la creación literaria y artística.

Esta propuesta de Ley instrumenta los artículos 13 inciso i, 32 y 62 de la Constitución de la República, proclamada el 10 de abril de 2019.

La Ley No. 14, de 28 de diciembre de 1977 Ley del Derecho de Autor, si bien ha favorecido la protección de los derechos de autor y la más amplia difusión de las creaciones de la ciencia, la técnica, la educación y de la cultura en general, no satisface las expectativas del momento actual, por lo cual quedaría derogada por nuevas normas, derivadas de este proyecto de Ley.

En la elaboración del anteproyecto participaron juristas vinculados a instituciones de la Cultura, y otros expertos, como profesores de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, bajo la coordinación del Centro Nacional de Derecho de Autor. Se analizaron, además, leyes latinoamericanas y europeas de similar naturaleza y se estudió una amplia literatura científica sobre la materia

Se realizaron consultas con representantes de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, la Unión de Periodistas de Cuba y la Asociación Hermanos Saiz y de Organismos de la Administración Central del Estado, gobiernos provinciales, Contraloría General de la República, Tribunal Supremo Popular, Fiscalía General de la República y Unión Nacional de Juristas de Cuba. Como resultado de estas consultas, se valoraron más de doscientas observaciones y se hicieron las correcciones correspondientes.

La publicación del anteproyecto, extiende el proceso de consultas especializadas y pone el documento en conocimiento de la población, para conocer más opiniones sobre el mismo y perfeccionarlo aún más.

Para recibir las opiniones que se deriven de esta consulta, se ha creado el buzón electrónico leycreacionlitar@cubarte.cult.cu

La fecha tope para el envío de opiniones será el 28 de enero de 2022.

Los aspectos más relevantes de este anteproyecto son:

  • Comprende la creación en los campos literario, artístico, periodístico, científico y educacional.
  • Regula un Sistema integrado por: Normas legales y reglamentarias e instituciones para garantizar la aplicación de las políticas gubernamentales y el ejercicio de los derechos.
  • Fortalece las garantías jurídicas para el más amplio acceso a la creación literaria y artística, conjugando el interés de la sociedad por su desarrollo, con el reconocimiento a los creadores por su obra o prestación artística.
  • Actualiza la denominación de la norma, atendiendo a esos postulados y a la incorporación de derechos similares a los de autor, para los artistas intérpretes y ejecutantes.
  • Su contenido se ajusta a los principales instrumentos internacionales suscritos por nuestra Estado en esta materia.
  • Se actualizan las regulaciones que permiten el acceso a las creaciones con fines educativos, investigativos, culturales, de defensa del financiamiento público y de otras necesidades de carácter social, como por ejemplo los usos de las creaciones literarias y artísticas en bibliotecas y los realizados por y para personas con discapacidad, entre otros.
  • Dispone la no aplicación de la protección de determinadas creaciones intelectuales, como las noticias del día y los textos oficiales, por la relación que presentan esos usos con otros derechos constitucionales, como el derecho a la información.
  • Reconoce el derecho de los creadores a renunciar voluntariamente a determinadas facultades de carácter económico, pudiendo declarar el paso al dominio público de sus creaciones o emitir una licencia de uso libre de estas, con el alcance que consideren.
  • Incorpora derechos de remuneración por la utilización de creaciones y producciones en redes informáticas.
  • Incorpora al director de fotografía a la relación preliminar de autores de la obra audiovisual.
  • Eleva a rango de Ley los derechos sobre los programas y aplicaciones informáticas y sobre las bases de datos.
  • Autoriza que las instituciones que ostenten derechos sobre creaciones artísticas y literarias, por haber sido estas creadas en ejercicio de funciones o deberes correspondientes a un empleo, puedan acordar con el creador una remuneración adicional, independiente del salario, proveniente de ingresos que se perciban en la institución por la comercialización de tales creaciones.
  • Define que la protección de obras e interpretaciones patrimoniales se rige por las normas del Patrimonio Cultural de la Nación.
  • Regula los períodos de duración de los derechos sobre creaciones artísticas y literarias y las producciones en este ámbito, de acuerdo a los estándares regulados en instrumentos internacionales suscrito por el Estado Cubano.
  • Facilita el ejercicio de los derechos sobre creaciones artísticas y literarias que recaen en el Estado Cubano.
  • Dispone la salvaguardia civil de los derechos y remite además a la legislación penal para los casos excepcionales de infracciones lesivas a estos derechos, que se tipifiquen como delitos.
  • Reconoce la persona jurídica estatal “Organización de Gestión Colectiva de Derechos sobre Creaciones Artísticas y Literarias”, como organizaciones sin ánimo de lucro y autofinanciadas, con la misión de recaudar, repartir, distribuir y liquidar los derechos económicos cuyo ejercicio se gestiona colectivamente.
  • Regula la autoridad nacional competente en esta materia y ratifica la facultad del Ministerio de Cultura de aprobar normas y tarifas que se requieran por la utilización de creaciones artísticas y literarias y de las producciones que en la misma se regulan.
  • Actualiza las regulaciones sobre transferencia de derechos y contratación.

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Tomado de: Cubarte

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Los cines por venir

Autor: Jerónimo Atehortúa Arteaga

Un libro de diálogos sobre la creación cinematográfica contemporánea

Qué será del cine en medio de un mundo que pareciera al borde del colapso; un mundo precario, en el que, sin embargo, se vislumbra algo nuevo, algo por venir. Esta es la pregunta implícita que recorre todo este libro.

El futuro es siempre una ficción. El porvenir es pura posibilidad contenida en el ahora, por eso siempre es plural. Que los futuros posibles sean luminosos depende de que podamos imaginarlos en lo que el presente nos ofrece. He aquí directores y directoras que permiten pensar en esos futuros.

Este no es un libro que recopila entrevistas. Es un libro de reflexión sobre el cine contemporáneo hecho bajo la forma del diálogo. Una forma que es tan antigua como el pensamiento. Estos diálogos no llevan la agenda del mercado, de los estrenos de cine. Están llenos de preguntas e indagaciones que interpelan a muchas otras artes y disciplinas. A través de encuentros con dieciséis directores (Béla Tarr, Víctor Erice, Mariano Llinás, Rita Azevedo Gomes, Víctor Gaviria, Lucrecia Martel, Alice Rohrwacher, Apichatpong Weerasethakul, Carlos Reygadas, Kelly Reichardt, Albert Serra, Pedro Costa, Lav Diaz, Radu Jude, Albertina Carri y Luis Ospina) se recorren asuntos fundamentales del cine contemporáneo: la (supuesta) muerte del cine; la ontología cinematográfica; la relación del cine y la palabra; el sonido como giro epistemológico; el trabajo con archivos; el montaje como dispositivo de la memoria; la historia; la tensión con la realidad; el dinero, y la utopía.

Los cines por venir se dirige a quienes intuyen que el cine vivo es hoy una experiencia de los límites. Límites que son geográficos, estéticos, políticos y simbólicos, que implican una puja por la expansión de lo sensible.

Jerónimo Atehortúa Arteaga (Medellín, Colombia, 1984) es director, productor y crítico de cine. Máster en Dirección Cinematográfica en film.factory, escuela dirigida por Béla Tarr. Productor de los largometrajes Pirotecnia de Federico Atehortúa, del que también es coguionista, y Como el cielo después de llover de Mercedes Gaviria. Director de los cortometrajes Deán Funes 841, La emboscadura, Rekonstrukcija, Las ruinas y de la película Mudos testigos, proyecto póstumo de Luis Ospina.

Tomado de: Muga Editorial

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Alfonso XIII, la guerra del Rif y el Expediente Picasso

Alfonso XIII de España (1886-1941)

Por Grupo Akal @AkalEditor

Al igual que otros borbones, Alfonso XIII no se caracterizó por la autocontención. Creció aislado en la Corte de Madrid, con preceptores muy conservadores, no fue a la escuela y menos a la universidad. Ya desde muy joven desarrolló una personalidad autoritaria y frívola. Se aficionó al deporte, a los automóviles de lujo, a las aventuras extramatrimoniales y se entusiasmó con la producción de películas pornográficas. Siempre se sintió más cómodo entre militares que entre intelectuales.

Nadie se sorprendió que durante la Semana Trágica apoyara la represión de los obreros o que, interpelado por la suerte de Ferrer i Guàrdia por el rotativo francés Le Journal, respondiera con indisimulado cinismo:

«Yo soy un monarca constitucional, tan constitucional que ni siquiera tengo iniciativa de indulto [..] ¿No habéis tenido en vuestra casa un caso Dreyfus? ¿Nos hemos mezclado nosotros con él?»

Tuvo más suerte, eso sí, que Carlos I de Portugal (1863-1908), que acosado por la corrupción de la Corona y por el desprestigio del turnismo entre progresistas y regeneradores, fue asesinado el 1 de febrero de 1908 por un grupo de republicanos y carbonarios. Así, la crisis de la monarquía dio paso en Portugal a la proclamación de la República en 1910, un hecho que intelectuales como Fernando Pessoa (1888-1935) vieron como un posible paso hacia una Confederación federal ibérica. Alfonso XIII, en cambio, intentaría sobrevivir dando apoyo a la dictadura militar de Primo de Rivera, y cuando se vio forzado a dejar el trono, poniéndose al servicio de Francisco Franco.

En el camino, el nuevo rey se dedicó desde muy temprano a engrosar su fortuna personal, que en pocos años pasó de 9 a 30 millones de pesetas. Viendo la disminución de la rentabilidad de fondos que tenía en bancos franceses e ingleses, invirtió en el Metro de Madrid, la Hispano-Suiza y la Compañía Transmediterránea. Para no ser descubierto, llevó a cabo muchas de sus inversiones con el seudónimo «Duque de Toledo».

Lo más oscuro de sus negocios provino de las inversiones que tenía en Marruecos. Concretamente, con la Compañía Española de Minas del Rif S.A., que explotaba unas minas de hierro en Nador siguiendo el modelo colonial. Un monopolio que, con mano de obra prácticamente esclava, pretendía rivalizar con la industria siderúrgica vasca y convertir Melilla en la Bilbao del norte de África. Alfonso XIII tenía acciones de la empresa y cuando los caudillos rifeños pusieron el negocio en peligro con sus acciones bélicas, no dudó en enviar tropas.

Lo hizo en 1909, impulsando un reclutamiento que indignaría a las clases populares, desencadenado huelgas y protestas –«¡Abajo la guerra! ¡Que vayan los ricos! ¡Todos o ninguno!»– que desembocarían en la Semana Trágica. Y volvió a hacerlo en 1921, encomendando al general Manuel Fernández Silvestre (1871-1921) que desembarcara en Marruecos e invadiera los territorios del caudillo rifeño Abd el-Krim (1882-1963). Esta última operación condujo al Desastre de Annual –nombre de la localidad marroquí situada entre Melilla y Alhucemas–, una derrota sin paliativos del Ejército español en la que murieron 8.000 hombres.

El Desastre de Annual y el Expediente Picasso

El Desastre de Annual fue uno de los capítulos más oscuros del reinado de Alfonso XIII. El general de división Juan Picasso González (1857-1935), tío del gran pintor malagueño, fue el encargado de realizar una investigación para depurar responsabilidades, pero el monarca decidió limitar su alcance desde el inicio.

El PSOE, que había sido fundado en Madrid en mayo de 1879 por Pablo Iglesias Posse (1850-1925), fue quien lideró las críticas más demoledoras contra el monarca, exigiendo que la investigación llegara hasta las últimas consecuencias. Julián Besteiro (1870-1940), Indalecio Prieto (1883-1962) y el socialista gallego Manuel Cordero Pérez (1885-1941) emprendieron una ofensiva implacable contra el «ejército inepto y corrupto» y contra el rey, «su gran valedor».

«La monarquía –escribió Cordero siendo diputado– inició esta guerra para entretener y sostener a un ejército superior a nuestras posibilidades económicas, por si llegaban momentos difíciles para ella [la monarquía] poder utilizarlo contra el pueblo. Y la guerra de África, que es la ruina material de España, se sostiene únicamente para no declarar a la monarquía fracasada y por no saber dónde colocar a los militares que sobran.»

Indalecio Prieto, por su parte, llegó a trasladarse a Melilla, al lugar de los hechos, y desde allí escribió una serie de «Crónicas de la Guerra». Estas crónicas se publicaron en el periódico El Liberal, de Bilbao, y luego fueron reproducidas asiduamente por El Socialista, un boletín del partido, entre agosto y octubre de aquel año. Más tarde, como diputado, Prieto intervino como miembro de la Comisión Parlamentaria constituida para estudiar el informe elaborado por Juan Picasso. En el debate sobre el «Expediente Picasso», Prieto apuntó directamente a la responsabilidad del rey, que comenzó a acusar las críticas vertidas en el Parlamento.

Para el PSOE, la actuación española en Marruecos venía determinada por los intereses económicos de la Corona y por la necesidad de apuntarse un éxito en el terreno internacional después de la pérdida de Cuba y Filipinas. Al igual que Prieto, el propio Besteiro señalaría al rey como responsable último de lo ocurrido:

«Por el camino que vamos –sostuvo en un célebre discurso en las Cortes– se va a la ruina y la deshonra ante el mundo entero; yo creo que si se ama a España ha llegado el momento de establecer una línea divisoria y decir lo que es verdad: que España no ha ido a Marruecos; a Marruecos ha ido la monarquía española, ha ido el rey; nosotros no».

La investigación del desastre de Annual hizo evidente que el oligárquico edificio canovista amenazaba ruina. Por ese entonces, todo el mundo comenzó a hablar sobre la reforma constitucional. El Partido Liberal del gaditano Segismundo Moret (1833-1913) y algunos otros partidos llegaron a preconizar la necesidad de modificar aspectos concretos, como el artículo 11, para introducir la libertad de cultos. Las resistencias a que las reformas específicas pudieran ser planteadas seriamente condujeron a un inmovilismo suicida que, a la larga, sería el que precipitaría el final del régimen.

(…) Asediado por una impopularidad creciente, Alfonso de Borbón decidió seguir el ejemplo de Victorio Emanuel III (1869-1947) con Benito Mussolini (1883-1945) en Italia. Así, haciendo oídos sordos a las fuerzas más dinámicas de la economía, incluidas las burguesías vascas y catalanas, apoyó la salida golpista perpetrada por Primo de Rivera en 1923.

Una vez más, el socialista Indalecio Prieto fue de los primeros en denunciar los motivos profundos del rey para avalar el nuevo gobierno dictatorial. En su opinión, una de las razones principales que había llevado a Alfonso XIII a sumarse al golpe de Primo de Rivera había sido sortear las responsabilidades por la hecatombe de Melilla y evitar sentarse ante una Comisión de investigación parlamentaria.

El texto de esta entrada es un fragmento de Dejar de ser súbditos. El fin de la restauración borbónica

Tomado de: No cierres los ojos

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