Cuando pensamos en el cine en relación con la vejez, el espectador con cierto recorrido de las imágenes en movimiento ―sin ser un especialista en el séptimo arte― se percata pronto de que las personas mayores no suelen ser las protagonistas de los relatos. Tal vez se pueda advertir, desde hace un tiempo hacia esta fecha, una mayor y mejor atención del héroe crepuscular en la pantalla grande.
Pienso ahora en la reciente El buen mentiroso (Nicholas Seale, 2019) con Helen Mirren e Ian McKellen. Ambos interpretan personajes llamativos que, en otro momento, se les hubiera otorgado a intérpretes jóvenes. No podía ser otro que Harrison Ford quien protagonizara la cuarta entrega de Indiana Jones. Sean Connery encarnó a un ídolo de acción en la fallida La liga extraordinaria (Stephen Norrington, 2003), Glenn Close se travestía de hombre en Albert Nobbs (Rodrigo García, 2011), Meryl Streep se ha reafirmado entre personajes históricos y ficcionales (La duda, La dama de hierro…) como una actriz que casi todo el mundo quiere ver. Existen muchos más ejemplos y acaso el menos esperado haya sido Cry Macho (2021), la reciente entrega del veterano Clint Eastwood, una película cuyo título alude a un personaje, no a una actitud. En Cry Macho las mujeres mandan, convencen, deciden los destinos de los varones.
Por lo general, el personaje de la tercera edad aparece como impulsor de protagonistas lindos y jóvenes. La convención estética, que no ética, es esa.
Si las películas empiezan con un personaje mayor, lo emplean cual puente para recordar mediante un largo flashback. Entonces aparece al principio y al final. Todo lo que vemos es para resaltar el ser humano que solía ser: joven, bello, capaz. ¿Cuándo cambia esto? Pues cuando trabaja un actor o una actriz de fama internacional. De lo contrario, sucede como en Salvando al soldado Ryan (Steven Spielberg, 1998) o en aquella de las chicas peloteras interpretadas por Geena Davis y Lori Petty: Un equipo muy especial (Penny Marshall, 1992). La persona es adecuada mayor para evocar sus vivencias juveniles como Casanova (Lasse Hallström, 2005) o el personaje de Salieri en Amadeus (Miloš Forman, 1984).
En realidad no se debe hablar del amor, del odio o cualquier otro sentimiento como temática. Esta atañe a algo general: la guerra de Troya, por ejemplo, donde el asunto vendría a ser la cólera de Aquiles por la muerte de su amante, entre otras razones. Ahí están presentes el amor, la venganza, la cólera, la muerte. Las viñas de la ira, que es un título metafórico, no es un filme en realidad sobre la ira ni en el libro de John Steinbeck ni en la adaptación de John Ford en 1940. Cuando el austriaco Michael Haneke titula su película Amor (2012) no es que pasa por alto el sentimiento de esos dos ancianos que se quieren. Pero no es el amor la temática del filme de Haneke, sino más bien sobre el proceso de deterioro físico y espiritual de una pareja de años, del sacrificio que uno hará por los dos en nombre del amor, aunque esto último suene cursi. Si vamos más atrás, está Fedora (Billy Wilder, 1978) y antes, otra de él que es mucho mejor: El crepúsculo de los dioses (1950), que aborda, entre otros asuntos, cómo la vejez influye en la vida personal al erosionar previamente la profesión. Tiene otras interpretaciones, pero la vejez no es su temática.
Las películas de personas mayores, aunque reflejan la nostalgia y los recuerdos de sus personajes, no son películas sobre la vejez. El profesor Borg, ya muy anciano, rememora el amor en Fresas salvajes (Ingmar Bergman, 1957). Pero este clásico sueco representa más bien un recorrido espiritual del personaje sobre la vida que ha llevado, si valió la pena entregarla a los estudios, quemar etapas y dejar que el tiempo haga todo lo demás. El personaje se percata a destiempo ya cómo la vida se le ha ido entre las manos. En todo caso, no está mal decir que es una película acerca de la memoria.
Teniendo en cuenta o no lo anterior, Filippo Meneghetti, contra estereotipos de bellezas jóvenes, convence con una historia de amor que está lejos de ser crepuscular. Deux o Entre nosotras (2020), su ópera prima ―y filme exhibido recientemente en el cine La Rampa―, es una apuesta por la relación entre dos personas que llevan amándose a escondidas desde hace años. El conflicto principia cuando un suceso inesperado empuja a que el sentimiento de una por la otra se evidencie para las familias de ambas, para el mundo. Meneghetti no le interesa sensibilizar: la brusquedad por el desespero en que una de ella se impone para cuidar a la otra es de una necesidad argumental ineludible, de una verosimilitud temática, sin embargo, impresionante.
Aunque el cineasta ha declarado que era la película que le hubiera gustado ver hace años, ya que la mayoría se centra en la homosexualidad como centro conflictivo, Entre nosotras es una trama en la que se exponen con sutilezas y por oposición el peso de la convenciones heteronormativas y machistas. Nina (Barbara Sukowa) y Madeleine (Martine Chevellier) se visitan porque son vecinas cercanas. Cuando los demás no están, aprovechan para quererse en ese edén doméstico que han creado por años. El conflicto ahora gravita sobre cómo mantener la relación cuando ya no se la pueden esconder a los demás.
En entrevista Meneghetti ha dejado bien claro su tesis propuesta y, por fortuna, abordada con mucha sinceridad. Declaró:
Vivimos en un mundo obsesionado por la belleza, es casi fetichista, y eso me molesta, me carga mucho. Los cineastas tenemos una responsabilidad con las imágenes y estamos llenando el cine de cuerpos perfectos, cuerpos de modelos que no son reales. Nos sentimos mal con nuestro cuerpo porque tenemos modelos que son inalcanzables, que no son reales. Yo creo que hay que rellenar ese hueco, sí, hay que mostrar que se puede ser bello, fascinante, atractivo con setenta años y sin maquillaje, que no hay que ser perfecto, no hay solo una belleza ni una sola forma de existir en el mundo.1
Referencia bibliográfica:
1 Begoña Piña. Filippo Meneghetti: “Nos falta el relato de las mujeres lesbianas”. Público. Recuperado de www.publico.es/entrevistas/filippo-meneghetti
Tomado de: Cubacine
Tráiler del filme Entre nosotras (Francia, 2019) de Filippo Meneghetti
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