Archives for

José Luis Rodríguez: “Cuba no se está proponiendo un socialismo de mercado”

José Luis Rodríguez. Asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM). Fue Ministro de Economía de Cuba.

Por Rosa Miriam Elizalde

José Luis Rodríguez, ministro de Economía de Cuba entre 1995 y 2009, es de los pocos expertos de la Isla que mantiene públicamente un análisis sistemático y riguroso, desde posiciones socialistas, sobre las transformaciones que agitan la Isla. En un país que se levanta casi todos los días con un nuevo decreto en la Gaceta Oficial que avanza hacia cambios estructurales del modelo económico, apenas se escuchan a los funcionarios explicando las medidas en lengua de la calle, mientras en el espacio digital —con una altísima capilaridad en la Isla a pesar de la débil infraestructura de Internet— florece todo tipo de análisis especulativo, frecuentemente con la brasa arrimada a propuestas neoliberales.

En cualquier caso, la economía es el tema de los temas en el país. Cuba se enfrenta a un dilema de hierro: o actualiza, revisa y reconstruye su estructura económica o la Revolución corre el riesgo de sucumbir ante la presión combinada de sus propios errores y las agresiones del bloqueo de EEUU, en un momento delicadísimo de reacomodo del consenso de Washington hacia la Isla.

Rodríguez, asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), de La Habana, responde preguntas en vísperas de la última sesión plenaria del año en el Parlamento cubano, que tiene en agenda el análisis de los resultados del llamado “proceso de actualización” y los planes para el 2015.

Hacia dónde va Cuba

¿Por qué actualización y no reforma económica?

Puede deberse a dos razones. Por un lado se ha querido enfatizar que todos los cambios que se están proponiendo suponen la actualización de un modelo socialista, que se ha calificado también como socialismo posible. Por otra parte, se ha querido tomar distancia de las reformas —que a nombre de supuestamente perfeccionar el socialismo— llevaron a su desaparición en Europa.

¿Cuál es exactamente el modelo Económico elegido? ¿Hacia dónde va Cuba?

El modelo del socialismo cubano elegido supone el perfeccionamiento de la sociedad que se ha construido hasta aquí y tiene varios rasgos fundamentales que reiteran su matriz socialista.

En primer lugar se mantiene la propiedad social sobre los medios de producción fundamentales —es decir— los que resultan determinantes para el desarrollo del país. Se establecen límites al desenvolvimiento de la propiedad no estatal al reducir su capacidad de acumulación y se asegura la prestación de servicios sociales básicos universal y gratuitamente.

Al mismo tiempo, se abren espacios a la pequeña propiedad privada —como autoempleo o trabajo por cuenta propia—, la propiedad cooperativa agropecuaria y no agropecuaria y las empresas mixtas con capital extranjero. Se parte así del concepto que otras formas de propiedad no estatal pueden contribuir al desarrollo del país, sin ser predominantes y si se les encauza adecuadamente, es decir, sin que se conviertan en preponderantes.

Este es un cambio significativo, pero a él se ha llegado partiendo de que —por un lado— una  propiedad estatal únicamente no asegura el éxito del socialismo en la fase de construcción socialista en que nos encontramos; por otro lado, durante años se trató  de seguir ese camino y el balance no ha sido favorable.

Por último hace ya tiempo que la teoría marxista llegó a la conclusión de que la existencia de relaciones de mercado en el socialismo obedece a un determinado grado de desarrollo en el cual no puede socializarse directamente el trabajo individual de los productores, y se requiere de las categorías mercantiles para hacerlo. Por lo que se impone la necesidad de reconocer esa realidad si queremos avanzar a un desarrollo más racional. Eso no significa que la presencia de las relaciones de mercado —en el grado en que las mismas se reconocen— no tenga que ser monitoreadas y sometidas a control social para compensar sus efectos socialmente negativos. Lo dicho anteriormente da una idea de que en nuestras condiciones esto es lo que puede asegurarnos un desarrollo socialista posible de acuerdo a las circunstancias de subdesarrollo en que se desempeña nuestra economía, aunque —desde luego— no es nada sencillo.

¿Socialismo de mercado?

Desde la llamada cubanología se interpreta que lo que se está produciendo en Cuba es la «transición a una economía socialista de mercado», que necesariamente debe ir acompañada de cambios estructurales en el sistema político del país. ¿Usted qué cree?

En relación a lo primero, cualquiera que estudie la evolución histórica de las experiencias del llamado socialismo real claramente entenderá que nosotros no nos estamos proponiendo un socialismo de mercado.

Esta fue una apelación para calificar las reformas económicas emprendidas en los años 60 del pasado siglo, que propiciaron una amplia introducción de mecanismos de mercado en países como Yugoslavia, Hungría y también en la URSS con la Perestroika. Esas reformas suponían que el mercado en su actuación no era para nada contradictorio con el socialismo, por lo que  se amplió cada vez más la presencia de esos mecanismos para hacer más «eficiente» la gestión económica, sin tomar en cuenta la connotación social de los mismos y sin monitorear y compensar sus efectos perversos. La historia demostró que del socialismo de mercado quedó solo el mercado sin socialismo.

Las críticas de la cubanología siguen la lógica de que si se introduce el mercado, debe llegarse hasta las últimas consecuencias —es decir al capitalismo— para lograr una eficiencia superior. De ahí que presupongan eufemísticamente cambios políticos para atemperarse a esa tendencia, lo que no es otra cosa que provocar el transito al capitalismo. Por más vueltas que le quieran dar, eso es lo que está en el fondo de sus «recomendaciones».

Abundan los que exigen celeridad a los cambios e incluso quienes se pronuncian por un «shock». ¿Es posible imponer mayor ritmo a las transformaciones?

No puede perderse de vista que —luego de muchos años de Período Especial— las expectativas de la población son muchas y en muchos casos muy intensas. Sin embargo, la magnitud de los cambios que se requieren en el funcionamiento de la economía para satisfacer las necesidades de la población es de una gran magnitud y complejidad. Se trata incluso de implementar medidas sobre las cuales no existen experiencias en nuestro medio, por lo que se requiere un periodo de prueba para validarlas e incluso valorar no solo su impacto económico, sino también sociopolítico, habida cuenta de la gran importancia de los factores subjetivos en este proceso.

Una decisión precipitada en este sentido puede comprometer el proceso de actualización. Esto no significa que no se avance en todo lo que sea posible y que no comprometa los objetivos estratégicos a alcanzar. Por ejemplo, se han adoptado decisiones que flexibilizan la venta de viviendas particulares, el acceso a instalaciones turísticas internacionales y se admite la recontratación de jubilados que pueden —además— cobrar un salario sin perder su pensión.

En síntesis, la afirmación del Presidente Raúl Castro de avanzar sin prisas pero sin pausas, pienso que tiene total validez.

Difícil precisar ritmos de cambio en la economía

¿Dónde no se ha producido el cambio que se esperaba al aprobarse los Lineamientos hace dos años y medio?

En primer lugar es preciso recordar que los Lineamientos tienen un período de implementación de 5 años o más en algunos casos, por lo que muchos impactos esperados en el cronograma de aplicación pueden encontrarse aún en proceso de realización.

Por otro lado, la concreción de resultados en la economía cubana —que tiene un nivel de apertura superior al 47%, por lo que depende mucho de lo que ocurra en la economía internacional— está sometida a un elevado nivel de incertidumbre. Si a esta realidad añadimos la presencia del bloqueo económico de Estados Unidos, es muy difícil lograr una elevada precisión en los ritmos de cambio en la economía.

Adicionalmente hay medidas que originalmente se plasmaron bajo determinadas premisas y a lo largo del tiempo han tenido que ser complementadas con otras decisiones. Un ejemplo está en la entrega de tierras ociosas para la producción agropecuaria, que fue  normada originalmente por el Decreto Ley 259 y después fue complementada con el Decreto Ley 300, así como por otra serie de medidas para facilitar la gestión del sector. También la experimentación de nuevas formas de gestión del poder popular en las provincias de Artemisa y Mayabeque se ha extendido en el tiempo más allá del plazo original, a partir del análisis de las experiencias de su compleja implementación.

¿Qué beneficios se perciben de las transformaciones iniciadas en el 2011?

El ordenamiento del modelo económico cubano ha tenido que necesariamente comenzar por las grandes decisiones que modifican la estructura de gestión en la macroeconomía, por lo que —lógicamente— es en esa esfera donde podemos apreciar algunos resultados de importancia.

Si nos remitimos a los problemas más significativos que recogen los Lineamientos de la Política Económica y Social observaremos que estos son el desbalance financiero externo y la baja productividad presentes en el país.

En el primer aspecto se observa cómo de un saldo comercial negativo en relación al PIB que era -5% en el 2008, se ha pasado a un saldo positivo de +1,6% en el 2013 gracias a la expansión de las exportaciones y a la sustitución de las importaciones y el ahorro.

En otras palabras, el saldo positivo del comercio exterior, aporta recursos que permiten iniciar un proceso gradual de renegociación y pago de la deuda externa. En este último aspecto se aprecia cómo se obtuvo recientemente la condonación del 90% de la deuda de la antigua URSS con Rusia —deuda inscripta en el Club de París— y también se logró la condonación del 70% de la deuda con México, al tiempo que se ha dedicado un volumen sustancial de recursos a liquidar los adeudos externos a partir del año 2009.

Todo esto es de importancia estratégica, pues permite crear mejores condiciones para ampliar la inversión extranjera, elevar la tasa de inversión del país y aumentar los ritmos de crecimiento hasta alcanzar en pocos años  cifras del orden del 6 al 8%.

En relación con la productividad del trabajo, esta ha crecido un 7,8% en los últimos 5 años, ritmo que si bien no resulta muy elevado, ha permitido en la última etapa que este indicador crezca más rápido que el salario medio para evitar presiones inflacionarias.

No obstante, queda mucho por hacer para lograr un crecimiento equilibrado y autosostenible, pero esto también requiere tiempo y recursos.

Fin de la doble moneda, ajuste cauteloso

La mayoría de la población no percibe aún mejoras en la microeconomía ¿cómo mantener el consenso en tales circunstancias?

Todo proceso de ajuste económico —aun cuando se haga con criterios esenciales para preservar lo alcanzado por nuestra sociedad— enfrenta desafíos  inevitables a corto plazo.

Probablemente uno de los mayores desafíos radica en cómo realizar los cambios estructurales indispensables para que el país se desarrolle y, al mismo tiempo, lograr mejoras en el nivel de satisfacción de las necesidades de la población, que —como ya se apuntó— acumulan carencias propias del Período Especial.

Algunas decisiones adoptadas apuntan en esa dirección. Por ejemplo, el proceso de reestructuración de las empresas estatales permite que las mismas ajusten el pago de salarios a los resultados productivos, lo cual —donde se han aplicado las medidas propuestas— ha posibilitado incrementar sustancialmente los salarios sin provocar presiones inflacionarias, lo que potencialmente abre nuevas alternativas al 49% de los ocupados en el sector estatal que laboran en empresas.

La situación es más compleja en el sector presupuestado, pero también —sin afectar el equilibrio fiscal  indispensable— se han elevado los salarios en el sector de la salud y a los deportistas. De igual modo,  en el sector no estatal de la economía —donde labora alrededor del 26% de los ocupados— se obtienen ingresos más elevados.

No obstante, a pesar de estos avances y las potencialidades que se perciben, el deterioro del salario real y las restricciones para expandir servicios como el transporte y la construcción de viviendas, constituyen factores a tomar en cuenta en la lucha por el indispensable equilibrio que debe irse alcanzando entre la satisfacción de las expectativas y la creación de condiciones para lograrla.

Junto a ese avance, necesariamente gradual, debe lograrse un mayor nivel de información y participación de los trabajadores en todo este proceso, lo que constituye —en mi opinión— un elemento esencial para mantener el consenso indispensable.

¿Cuánto pesa la unificación monetaria para el éxito global de la transformación de la economía en Cuba?

La dualidad monetaria que llevó a la circulación paralela del peso cubano (CUP) y el peso convertible (CUP), que se implementó en 1993, permitió evitar una devaluación de la tasa de cambio oficial que —de haberse efectuado— hubiera llevado a una situación muy difícil de controlar. Igualmente en el sector empresarial permitió implementar en paralelo un proceso de descentralización en la toma de decisiones, que hoy podemos evaluar positivamente desde la distancia que nos separa de los años 90.

También la dualidad monetaria permitió —mediante la creación de las Casas de Cambio (CADECA)— drenar una parte significativa del exceso de liquidez que se acumuló en manos de la población en esos años y llegó al 73% del PIB. Al mismo tiempo  se abría un consumo en divisas —también gravado por un impuesto sobre la venta— para al menos la parte de la población que tenía acceso a la misma, que llegó aproximadamente a estimarse en el 60% de la población a finales de la pasada década.

Todos estos impactos positivos se fueron perdiendo en la misma medida en que la doble circulación monetaria y la doble tasa de cambio asociada a esta fue haciendo cada vez más complejo el manejo de la contabilidad en dos monedas, lo que hacía muy difícil conocer la situación económica real en el país.

Por tanto, un proceso de cambios como el actual tiene como requisito indispensable ordenar nuestra contabilidad y las estadísticas retornando a un sistema monetario único con el peso cubano como centro.

No obstante, se trata de un proceso de elevada complejidad que llevará necesariamente un periodo de tiempo, ya que se trata de devaluar la tasa de cambio oficial que se mantiene hoy en 1 CUP=1 CUC o peso convertible (equivalente a un USD) y hacer converger la tasa de cambio entre el Estado y la población donde se cambia 1 CUC = 25 CUP. Es sin dudas una operación  en la que se requiere avanzar cautelosamente para que resulte exitosa.

En la actualidad se trabaja en el grupo de transformaciones de mayor complejidad en medio de una coyuntura externa no favorable. No obstante, la hoja de ruta que se trazó con los Lineamientos aprobados en el 2011, asegura los cambios indispensables para avanzar estratégicamente en la creación de condiciones para un desarrollo sostenible a mediano plazo.

Tomado de: Cubadebate

Leer más

Bruno Rodríguez: No hay acciones autóctonas de desestabilización en Cuba, de oposición a nuestro gobierno

Bruno Rodríguez Parrilla. Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba

Presentación del ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, al Cuerpo Diplomático acreditado en nuestro país.

10 de noviembre de 2021

Buenos días,

Agradezco profundamente la presencia del Cuerpo Diplomático acreditado en La Habana.

Felizmente nos encontramos por primera vez, después de estos dos años de pandemia y de restricciones a los encuentros sociales y diplomáticos, eventos propios del servicio externo. Bueno, felizmente la semana pasada o la anterior quizás, tuvimos un primer encuentro.

Tengo el honor de haberlos convocado esta mañana tomando en cuenta que en este mes, en los próximos días se producirá, ya de una manera integral la apertura del país, la reactivación de áreas de su economía que han estado limitadas en este largo y difícil periodo.

Nos ha llenado de alegría el reinicio del curso escolar y la actividad docente en todos los niveles de enseñanza, los niños uniformados otra vez en las calles, regresando felices a sus escuelas acompañados de sus padres.

Es el momento también en que todo el país rinde homenaje a nuestro personal de salud, a nuestros médicos, paramédicos, a nuestros científicos y de manera especial a nuestros jóvenes, a los estudiantes que ocuparon posiciones de vanguardia en el enfrentamiento a la pandemia en el ejercicio de las políticas sociales para proteger a los enfermos, a sus familiares, prevenir contagios, proteger a las personas de mayor vulnerabilidad, ancianos que viven solos, familias que han requerido del apoyo generoso, afectuoso de sus vecinos.

En los próximos días tendrá lugar el reinicio, en una escala masiva, de los vuelos internacionales, tendremos la oportunidad de acoger a nuestros compatriotas que han permanecido por períodos prolongados fuera de Cuba sin haber podido regresar, o por las dificultades de conectividad aérea o por dificultades incluso financieras que la pandemia ha ocasionado a escala global.

Recibiremos también en mayor medida al turismo internacional, a visitantes de todas las latitudes, incluyendo visitantes estadounidenses que suelen venir a nuestro país a pesar de las dificultades y las restricciones.

De manera que es un momento para nuestro pueblo, de celebración, celebración prudente,  apertura progresiva, de paso a lo que algunos llaman una nueva normalidad, pero es un momento que nuestro pueblo celebra.

Han asistido ustedes a escenas de regocijo de nuestra población, de nuestros jóvenes, de nuestros niños, concurriendo nuevamente al Malecón habanero, a otras plazas en todas las ciudades del país, a la playa, a  lugares de recreación.

No vamos a permitir de ninguna manera, que la agresión persistente del gobierno de los Estados Unidos, sus intentos intensos y constantes, agudizados en los últimos 6 u 8 meses, de generar condiciones de desestabilización interna, de alterar la tranquilidad y la seguridad ciudadanas, de dañar la paz social que es característica del pueblo cubano, de nuestra nación, vayan a aguarnos esta fiesta, como se dice coloquialmente en Cuba.

No vamos de ninguna manera a permitir que la agresión organizada desde el exterior, con el empleo de agentes internos reclutados, entrenados, financiados, organizados, incluso a veces transportados directamente en vehículos diplomáticos de la Embajada de Estados Unidos acreditada en La Habana, vaya a echar a perder este momento de alegría de nuestro pueblo.

Y, claro está, nuestro pueblo, con estricto apego a nuestra Constitución, a nuestras leyes, con el talante y el ánimo de amplio consenso que lo caracteriza, defenderá, por supuesto, el orden constitucional por el que votó recientemente de una manera masiva y entusiasta y permitió promulgar una nueva Constitución.

El eje central de esta operación organizada desde centros de poder en Estados Unidos, en ejercicio de la política oficial del gobierno de los Estados Unidos, con intervención de altos funcionarios de la Casa Blanca, del Departamento de Estado y de otras agencias, con la intervención permanente de senadores y congresistas anticubanos, con la participación de entidades que responden a la política del gobierno de los Estados Unidos para financiar de diferentes maneras los llamados golpes blandos, intentos de desestabilización conducen, por supuesto, a consecuencias que en otros países han provocado conflictos, han provocado guerras, han estado seguidos de intervenciones, incluso militares y ocupaciones estadounidenses, y el eje central, el libreto que sigue el gobierno de los Estados Unidos, es el de tratar de mostrar a Cuba, lo cual resulta un intento desesperado, infructuoso, tonto, como un estado fallido, para precisamente utilizar ese enfoque como  pretexto para el recrudecimiento del bloqueo, la aplicación de las 243 nuevas sanciones que implementó el gobierno del presidente Trump y que el gobierno del presidente Biden aplica de manera estricta e intensa desde su elección, incluye más de 60 sanciones aplicadas durante la pandemia, tomando al virus como aliado y haciendo más genocida y extraterritorial su bloqueo.

De manera que el sentido esencial de una campaña prolongada del gobierno de los Estados Unidos, que bueno, ha durado ya más de 60 años, releía hace pocos días ya organizaciones de revueltas en Cuba en los primeros años de la década del 60, y que trata precisamente de crear situaciones internas que favorezcan sus objetivos de dominación, de hegemonía, de intervención en los asuntos internos de nuestro pueblo, de conculcar nuestra independencia y nuestra soberanía o incluso de sumar a otros países del planeta a esa política.

El gobierno de los Estados Unidos sabe perfectamente que con las campañas que arreció en los últimos meses intenta provocar situaciones de sufrimiento en nuestro pueblo, en la esperanza de que generen condiciones que provoquen el llamado estallido social.

Sabe el gobierno de los EE.UU., que con sus acciones pretende y provoca acciones de inestabilidad y de violencia, pretende alterar la paz de nuestro país. Usa para eso una muy poderosa maquinaria comunicacional, particularmente digital. Intenta construir desde la mentira y la irrealidad un escenario virtual inexistente en la esperanza de convertirlo en la realidad que no existe en Cuba.

Utiliza recursos financieros cuantiosos, materiales facilitados directamente por el gobierno de los Estados Unidos y sus Agencias. Sus operadores y agentes internos residen lo mismo en Estados Unidos que en casos muy específicos, en nuestro país o incluso en otras capitales fundamentalmente europeas.

Es una operación que se organiza desde el punto de vista material y práctico en lo fundamental, desde territorio de los Estados Unidos, que conecta con grupos violentos, con un pasado e incluso un presente de acciones terroristas contra nuestro pueblo, y contra las Embajadas de Cuba en diversos países.

Utiliza prácticas modalidades comunicacionales que son típicas del escenario de polarización extrema, de máxima toxicidad, que lamentablemente caracteriza hoy las prácticas políticas en la sociedad estadounidense, en particular las prácticas electorales que ya miran a noviembre del próximo año.

Facebook, por ejemplo, es una gran plataforma privada, que se conoce a que objetivos sus dueños responden y que se caracteriza por una práctica, no solo de violación del derecho de los ciudadanos a la información veraz, a la privacidad, a que no se trafique con sus datos personales, que no sólo incursiona en el aliento a mensajes de odio, de división, de discriminación, de odio incluso racial, otras formas de discriminación y que es generador de violencia. Recientes documentos publicados, testimonios incluso internos demuestran que esto es así.

Hoy debo informar a ustedes que los grupos privados que se han establecidos en la plataforma de Facebook no sólo realizan actividades ilegales, desde el punto de vista del derecho internacional, del derecho nacional en los propios Estados Unidos de América y en otras naciones desde donde operan, en violación de las leyes cubanas, incluso en violación de las llamadas políticas de comunidad, en las propias normas de la propia plataforma Facebook, alterando algoritmos, alterando el mecanismos de geolocalización, para simular la presencia masiva en Cuba de personas y cuentas que se sabe que radican fuera de nuestro país y fundamentalmente en la Florida y territorio estadounidense. Como ha ocurrido ya, Facebook podría ser perfectamente con estricto apego a la ley, demandada por estas prácticas contra Cuba.

Para mí lo más importante es que se dirime en estos acontecimientos el derecho de un estado soberano, de un pueblo libre en ejercicio de la libre determinación, frente al intento de una superpotencia de intervenir en sus asuntos internos, forzar un cambio de régimen, destruir el orden constitucional por motivaciones estrictamente políticas, por motivaciones que sólo sirven al interés de grupos de poder que lucran con la política exterior y que pretenden manipular a los ciudadanos estadounidenses.

Por tanto se dirime el derecho del pueblo de Cuba a la paz, a la estabilidad, a  la tranquilidad y seguridad ciudadanas, frente al ejercicio ilegal de una potencia que pretende alterarla.

El 26 de octubre periodistas preguntaron al Vocero del Departamento de Estado, cuál era la relación del gobierno de Estados Unidos con las llamadas protestas en Cuba. Dos veces el Vocero evitó responder esa pregunta, pero ha sido generosamente respondida por numerosos funcionarios, altos funcionarios del gobierno de los Estados Unidos y políticos de ese país, que han hecho abiertas amenazas de aplicación de nuevas sanciones a Cuba y de represalias contra nuestro país.

Probablemente me equivoque. Hace apenas una hora se alteró mi compilación. Ya no son 28, son 29 declaraciones del gobierno de los Estados Unidos y de figuras influyentes del Congreso de esa nación sólo desde el 22 de septiembre, casi una diaria, dirigidas todas a alentar, orientar, instigar a acciones de desestabilización  en nuestro país.  Instigan al desafío al orden constitucional, a las leyes cubanas, a las autoridades.

Plantean exigencias para que se permita acciones que Cuba jamás ha permitido ni permitirá, acciones de un gobierno extranjero en nuestro territorio tratando de desestabilizar el país. Solicitan y presionan a distintos gobiernos, algunos de los cuales ustedes representan, a que se sumen a estas acciones contra Cuba. Han emplazado incluso a una parte de ustedes, a veces de manera personal, a que participen los diplomáticos acreditados en la Habana, en acciones ilegales de esta naturaleza.

Presentan a supuestos pacifistas o manifestantes de una manera mendaz, cuando se sabe que son agentes extranjeros que alientan acciones violentas de vandalismo y que inevitablemente crearían situaciones que alterarían la paz interna. Hablan de luchadores por los derechos civiles con verdadera desvergüenza. Se amenaza con acciones incluso desde el Congreso de los Estados Unidos.

Sorprende, a pesar de que tenemos experiencia, y el mundo ha visto cosas inimaginables sobre todo en los últimos dos años, el doble rasero, el cinismo y la hipocresía con que figuras del gobierno de los Estados Unidos se refieren a estos temas.

Son los mismos que no dicen una palabra de las masacres de defensores de derechos humanos y activistas sociales, que no hablan de la represión brutal contra manifestantes con el empleo de equipo quasi militar, equipo de represión más asociado a la acción militar que a la acción de las autoridades de orden interno.

Que no dice una palabra de las lesiones oculares de cientos y cientos de adolescentes y jóvenes de nuestra región, incluso altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos que realizan visitas oficiales a países que se encuentran aplicando estados de excepción contra la protesta social o militarización o invocando legislación antiterrorista para reprimir la protesta social. Vean aquí por fechas, incompleta como es natural a partir de la última salida de esta mañana.

Durante el mes de octubre, sólo durante el mes de octubre, la Embajada de los Estados Unidos en la Habana ha publicado sólo en la red twitter 59 mensajes, 36 de ellos relacionados con este asunto y con un intento descarnado de alterar el orden constitucional y la estabilidad interna.

De una manera desvergonzada, tres de esos tweets se refieren a la supuesta ayuda del gobierno de los Estados Unidos al pueblo cubano, en estas circunstancias incluyendo las garantías a un mayor acceso a alimentos, medicinas y suministros médicos. Explican vías para facilitar el envío de ayuda a Cuba y las opciones para acelerar el suministro de bienes humanitarios.

Mienten desvergonzadamente. No ha habido ningún ofrecimiento de ayuda del gobierno de los Estados Unidos a Cuba, humanitaria ni de ninguna índole, a lo largo de toda la pandemia. Ni siquiera cuando se produjo la avería de la planta productora de oxígeno, se ofrecieron o se concedieron licencias específicas para enviar oxígeno a Cuba, y quedó claramente demostrado que para enviar oxígeno a Cuba desde los Estados Unidos, se requiere una licencia específica del gobierno de los Estados Unidos.

No se ha enviado una solo tonelada ni de alimentos ni de medicinas a Cuba por parte del gobierno de los EE.UU., más bien se ha obstaculizado con sus regulaciones y con la práctica agresiva que inercialmente arrastra el gobierno del Presidente Biden desde el anterior, las donaciones generosas a los esfuerzos de colectas y de extraordinarias ingentes gestiones de grupos de solidaridad, de grupos de cubanos asentados en los Estados Unidos, de organizaciones de la sociedad civil estadounidense que han enviado al costo de muchos esfuerzos volúmenes de ayuda humanitaria cuyo valor moral y de aliento a nuestro pueblo es sin embargo, inmenso.

El gobierno de EE.UU. continúa aplicando medidas que impiden la reunificación familiar, que impiden los viajes familiares, impiden el otorgamiento de visados, lo mismo para visas de inmigrantes, en incumplimiento flagrante de los acuerdos migratorios vinculantes firmados y vigentes entre ambos países, que restringen los periodos de visados a ciudadanos cubanos, que impiden a ciudadanos cubanos que residen en terceros países y que tienen doble ciudadanía a acceder con esos pasaportes a territorio estadounidense.

Y ahora de manera más reciente obstaculizan también, además de, el cierre de los servicios consulares en nuestro país, y la forma en que se ha encarecido además, la posibilidad de ir a obtener una visa de emigrante o una visa de viaje temporal a terceros lugares, ahora ponen una nueva barrera, que es la exigencia de vacunación a los ciudadanos cubanos que deseen viajar a los EE.UU. con vacunas reconocidas por la autoridad regulatoria estadounidense o por la Organización Mundial de la Salud.

Las vacunas cubanas han sido reconocidas por la autoridad regulatoria cubana y por otras de varios países.  Espero que la Organización Mundial de la Salud (OMS) actúe en apego a sus propias normas, que actúe tomando en cuenta las circunstancias de emergencia que se vive hoy en el planeta, en naciones hermanas, en particular de África que no ha podido acceder a las vacunas y que haga expeditos los procedimientos de pre-certificación de las vacunas cubanas que están en proceso.

Nos alienta el hecho de que la OMS tiene larga experiencia y tradición de cooperación con Cuba y de reconocimiento de vacunas cubanas, a partir de que es este país, dicho modestamente, unos de los de mejor esquema de vacunación pediátrica del planeta con vacunas reconocidas internacionalmente.

Pero no deja de ser discriminatorio que no se permita a los cubanos entrar a territorio estadounidense portando certificados con pleno valor legal, de haber sido vacunados con vacunas cubanas, cuya eficacia ha quedado totalmente demostrada no solo por estudios clínicos y de intervención sanitaria en Cuba o en otros países, sino con los resultados de control de la pandemia que está exhibiendo hoy el país, a pesar de que hay medidas de bloqueo  vigentes, algunas nuevas, aplicadas durante el periodo cercano de pandemia, que han obstaculizado las investigaciones médicas, la producción industrial y los estudios de intervención en nuestro país, bloqueando la importación de equipamiento, materiales y materias primas propias del escalado industrial de cualquier vacuna.

Sorprende, sin embargo, que el Gobierno de los Estados Unidos, al mismo tiempo que con estas prácticas alienta la inmigración irregular, que restringe el derecho de los cubanos a viajar y emigrar, que los coloca en condiciones de indefensión frente al tráfico de seres humanos, que lesiona el propio interés del gobierno de los Estados Unidos, desde el punto de vista de aplicación de la ley, de medidas contra el tráfico de personas, contra la trata de personas, que crea situaciones críticas para países hermanos por donde los cubanos que salen de Cuba, de manera totalmente regular con sus visados que otorgan sus consulados, en líneas aéreas y vuelos comerciales regulares, se convierten,  después, en flujos irregulares, que provocan pérdidas de vidas y que crean situaciones dramáticas, a veces trágicas, no solo en el estrecho de la Florida sino en la selva del Darién y otras rutas de migración irregular.

Sorprende el cinismo con que el gobierno de los Estados Unidos ha garantizado, pese a sus llamados disuasivos, la entrada por la frontera sur de los Estados Unidos, de ciudadanos cubanos que no solo han llegado a allí en condición irregular sino que obviamente no han sido vacunados ni tienen certificado alguno.

El gobierno de los Estados Unidos, durante estos dos años de pandemia, ha sido incapaz de ofrecer ayuda humanitaria a nuestro pueblo. Ha roto la tradición, incluso, de gobiernos republicanos o demócratas, que ante huracanes o desastres naturales lo hicieron en el pasado. Y Cuba siempre fue receptiva, siempre claro que expresó que si alguna preocupación humanitaria hubiera sinceramente en el gobierno de los EE.UU., tendría que empezar por levantar las medidas de bloqueo, sobre todo las que ocasionan en mayor medida sufrimiento y agobio por los problemas económicos, el desabastecimiento, las dificultades de nuestra economía, que claramente se saben que son propias de los gastos exorbitantes que hemos tenido que hacer para enfrentar la pandemia, del impacto económico de la pandemia y la crisis económica internacional en nuestros ingresos externos y, también, de nuestras dificultades.

Pero aun si el gobierno de los Estados Unidos no hubiera tenido voluntad elemental de cumplir promesas electorales que hizo a sus votantes demócratas, a sus votantes sin afiliación partidaria, a los cubanos residentes en el territorio de los Estados Unidos, o lo que puso en su plataforma electoral, pero al menos hubiera tenido una mínima vocación humanitaria, habría que tenido que hacer algún ofrecimiento para enfrentar la pandemia.

Solo ahora, el viernes de la semana pasada, el Departamento de Estado se ha dirigido a nuestra Embajada en Washington, en medio ya de la apertura del país, en el  momento en que nuestro pueblo celebra el control de la pandemia, cuando prácticamente ha concluido la campaña de inmunización de los cubanos, cuando las tres vacunas cubanas han mostrado extraordinaria efectividad, de las más altas del mundo, cuando el ritmo, la velocidad de vacunación colocó a Cuba en nivel mundial, cuando prácticamente ha concluido el primer programa del mundo de vacunación pediátrica, desde los dos años de edad de los niños, se ha ofrecido a Cuba una supuesta donación con muchas condiciones, con muchos requisitos, sin que estén claras las circunstancias, convenciones a mecanismos internacionales que hasta ahora han sido totalmente  ineficaces, excluyentes, incumplidores de los propios contratos que firmó como Covax, a Cuba, 1 millón de dosis de una de sus vacunas. Hay que tomar en cuenta que un millón de dosis alcanza para vacunar a unos pocos cientos de miles de personas en un país de once millones de habitantes.

Están ofreciendo vacunas a una población ya vacunada, ya incluso avanzando el programa de la dosis posterior de refuerzo. Pero, además, plantean requisitos estrictos e injerencistas.  La obligación de realizar estudios clínicos en Cuba, ¿qué quiere decir esto?: ¿Qué tiempo toma un estudio clínico? Nos están ofreciendo vacunas que podamos utilizar dentro de seis meses o un año. Responsabilidad legal de compensación por efectos secundarios. Estudios clínicos para cerciorarse de que sean compatibles con las vacunas cubanas y monitoreo por agencias estadounidenses del destino final de la aplicación de las vacunas.

¿Qué sentido tiene esa oferta oportunista a última hora, cuando ya no tendría efecto práctico alguno? ¿Por qué el oxígeno no y vacunas ahora sí? ¿Por qué vacunas no  cuando más falta nos hubiera hecho? ¿Por qué no facilitar la importación de los insumos  imprescindibles para en enfrentamiento a la pandemia y el desarrollo y escalado industrial de las vacunas?

Pero debo declarar al gobierno de los Estados Unidos, que si esa oferta es seria, sincera y responsable, nuestro país la reconoce y la apreciaría como un acto en la dirección correcta. Hemos respondido al gobierno de los Estados Unidos con una explicación respetuosa y estrictamente apegada a la verdad de las razones por las cuales esa donación no contribuiría a mejorar la salud de los cubanos ni tendría impacto epidemiológico alguno. Y hemos ofrecido al gobierno de los Estados Unidos  que utilice esa donación de vacunas junto a una donación de vacunas cubanas para la inmunización de la población en algún país altamente necesitado de ellas que podría estar en el Caribe, incluso con la participación de personal de la salud estadounidense y cubano en la aplicación del programa de vacunación.

Estoy reiterando, hoy, el ofrecimiento que hicimos antes de manera privada al gobierno de los Estados Unidos, de una cooperación triangular, conjunta, y estamos en contacto con algunos gobiernos de países que reúnen estas condiciones, en absoluto respeto a su soberanía, por si sus gobiernos decidieran mostrarse interesados en este proyecto.

Lo más cínico del enfoque del gobierno de los Estados Unidos en relación a su política hacia Cuba ha sido el planteamiento del asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, el señor Jake Sullivan, planteamientos acompañados también por el secretario de Estado, Anthony Blinken, y otras figuras de ese gobierno, que  han sustituido el enfoque de revisión integral de la política hacia Cuba  en cumplimiento con del programa y promesas electorales con la que se eligió al presidente Biden, por el concepto de que ahora las circunstancias han cambiado.

Emplazo al Gobierno de los Estados Unidos a que presente dato alguno de resultados de esa supuesta revisión o a que argumente cuáles  son las circunstancias que cambiaron, más allá de la operación estadounidense y sus consecuencias durante el verano que acabo de denunciar.

Debo señalar que el financiamiento federal de los Estados Unidos para la guerra contra Cuba, guerra económica, guerra política, guerra comercial y financiera, guerra comunicacional, guerra no convencional típica con acciones de desestabilización típica, precursora de acciones de mayor beligerancia, se ha incrementado y fluye de manera permanente.

Solo en septiembre de 2021, se asignó un paquete de 6 millones de dólares de subsidio de la USAID a 12 organizaciones que operan en la Florida, en Washington y en Madrid, en el negocio lucrativo de la industria anticubana y que operan estos actos de intento de desestabilización.

Tienen aquí una muestra de esos fondos que siguen corriendo copiosamente, no me voy a detener en ellos, se ha presentado evidencia pública y refutable, contundente por parte de nuestro gobierno sobre las acciones de reclutamiento, entrenamiento, financiamiento, organización, apoyo logístico de agentes internos en Cuba que la ley de Estados Unidos calificaría como agentes extranjeros y amenazaría con penas extremas de privación de libertad.

No hay acciones autóctonas de desestabilización en Cuba, de oposición a nuestro gobierno. Ustedes caminan por nuestras calles desde hace unas semanas, podrían recorrer todo el país y los invito a hacerlo, y lo que verán es la alegría de la gente, la esperanza, la felicidad de la familia y de los niños ante este momento de oportunidad que se abre ante nuestro país en un final de un bienio tremendo, en cercanía del nuevo año.

Los cubanos sentimos la convicción de que el 2022 será un año de oportunidad promisorio para nuestro pueblo.  Mientras el gobierno de Estados Unidos sigue atacando a Cuba y despilfarrando el dinero de sus contribuyentes, porque es evidente que ese dinero va a parar a determinados bolsillos, a determinados mecanismos de corrupción electoral que funcionan particularmente en la Florida.

En tercer lugar, hay una operación de toxicidad en la comunicación en las redes digitales que el mundo debe conocer y repudiar. Es una política de aliento al odio, de incitación a la violencia, de instigación al delito  que pone en riesgo, no solo a nuestro pueblo, sino que escala en una política tradicional, pero exacerbada en los últimos años, particularmente en los años del gobierno anterior cuyas políticas lamentablemente siguen fluyendo, al parecer, por inercia en este y que tienden a alterar la paz social y generar condiciones de conflicto en diversos países.

Es la exportación de las prácticas tóxicas y sucias de política electoral que lamentablemente se han desatado en los últimos años en la política estadounidense a otros países, a otras regiones.

El gobierno de Cuba junto a nuestro pueblo, estrechamente unido a nuestro pueblo, en respuesta al consenso ampliamente mayoritario que existe en nuestro país, impedirá cualquier ensayo de acciones inconstitucionales, o no constitucionales o anticonstitucionales, como refieren distintas escuelas de Derecho dirigidas a un cambio de régimen en Cuba, no lo permitiremos

Utilizaremos nuestras leyes, nuestra Constitución en el más estricto apego a los principios de nuestro Estado socialista de derecho y  justicia social.

No permitiremos obviamente, que se invoque la Constitución para violentarla, ignorarla o destruirla. Por supuesto que nuestro pueblo continuará haciendo los mayores esfuerzos para sortear las dificultades que todas nuestras familias hoy padecen. Lo haremos con nuestro esfuerzo, nuestro trabajo, pensando en nuestros propios recursos. Sabiendo que nuestra economía ha demostrado ser resistente y viable. Sabiendo que hemos sobrepasado momentos peores, muchos más críticos y por supuesto que impediremos cualquier tentativa de injerencia, intervención, intervención humanitaria o cualquier forma de intervención contra nuestra independencia y nuestra soberanía, que durante 60 años hemos defendido y defenderemos al precio de nuestras vidas.

La política de Estados Unidos, agudizada en estos meses contra Cuba, está condenada al fracaso, es inviable. No ha funcionado durante 60 años, no funciona ahora; ni siquiera cuando ha tenido un virus como aliado y no va a funcionar en lo adelante.

Despejen de ese sueño, despierten de ese espejismo, no va a ocurrir. Es una política disfuncional, obsoleta, anclada en el pasado, costosa para los contribuyentes estadounidenses, ineficaz, que provoca al gobierno de los Estados Unidos descrédito y aislamiento internacional.

De manera que, solicito la solidaridad de la comunidad internacional, de la comunidad de Naciones, de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el órgano más universal, democrático y representativo de esta organización.

Agradezco la solidaridad de los amigos y amigas de Cuba en todo el mundo. De los grupos de solidaridad, de muchas fuerzas políticas, de las organizaciones de la sociedad civil en todos los temas y ámbitos en el planeta.  De los cubanos que residen en distintos confines, en particular en territorio de los Estados Unidos.

Llamo a los gobiernos, a tomar en cuenta, que las operaciones de desestabilización lanzadas por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, incluyen llamados desaforados, totalmente expresos al acoso e incluso a la violencia contra las Embajadas cubanas en los países que ustedes representan.

No es hipotético, no hablo solo de la larga trayectoria de acciones terroristas contra Embajadas cubanas en el pasado. Hablo de amenazas reales, actuales y hablo de hechos recientes. Como el del 30 de abril de 2020, un ataque contra la Embajada de Cuba en Washington con un fusil de asalto y ráfagas de proyectiles, del cual el gobierno de los Estados Unidos no ha dicho una palabra públicamente de condena, ni ha dado garantías de que evitará que se repita, ni ha calificado de terrorista.

Hablo también del intento de incendiar la Embajada cubana en París, el 26 de julio de 2021, y espero que la Unión Europea se pronuncie en apego a sus posiciones contra el terrorismo internacional, en este sentido. Hablo, en los días más recientes, del acoso brutal al Consulado de Cuba en Barcelona, España, con actos que rayan en la agresión física contra el personal consular cubano.

Sé que algunos de los diplomáticos sufren, hoy, la presión pública y personal  para que se sumen a estos actos de desestabilización. Sé que no lo harán porque son respetuosos de la Convención de Viena de Relaciones Diplomáticas y del Derecho Internacional, sé que la diplomacia supone discreción que no todo se puede decir delante de una cámara, pero saben perfectamente lo que pasa en Cuba y lo que no está pasando en Cuba.

En este momento hay una campaña de amenazas, incluso personales, contra corresponsales de la prensa extranjera acreditados en La Habana, con amenazas a ellos e incluso a su familia, supuestamente por no reflejar lo que no existe en nuestro país.

Reclamo al gobierno de los Estados Unidos que cese las acciones desde territorio estadounidense de acoso contra periodistas, y en particular de periodistas extranjeros, de agencias de diversos países del mundo acreditados en La Habana y que se están haciendo produciendo desde dominios y cuentas físicamente establecidas en el territorio de la Florida.

Reclamo al gobierno de los Estados Unidos que impida la amenaza y el hostigamiento contra los cubanos y amigos de Cuba en territorio de los EEUU que se expresan a favor de la independencia, la soberanía, la cultura nacional en defensa de nuestro pueblo frente a los actos de guerra no convencional y las amenazas de desestabilización.

Reclamo que no haya impunidad, como ha habido una historia de impunidad para los grupos terroristas que actúan contra Cuba. Reclamo, en particular, que algunos voceros de grupos históricamente terroristas contra Cuba, en particular dos de ellos, sumamente activos como agentes externos de la provocación que organiza el gobierno de los Estados Unidos y que radican en Miami se apliquen las leyes norteamericanas contra la instigación a actos terroristas contra nuestro pueblo y contra sedes diplomáticas. Es lo que queda al gobierno de los Estados Unidos frente al fracaso de su política.

Defendamos el Derecho Internacional que ampara a todos nuestros Estados, en particular a los Estados del Sur, a los Estados pequeños. Defendamos el derecho de los Estados a la independencia y el ejercicio de la soberanía. Defendamos hoy, en Cuba y con Cuba el derecho de los pueblos a la libre determinación y estaremos actuando a favor de un mundo mejor y en prevención de que estas políticas y estas prácticas se continúen aplicando, como hay algunos casos, en la última década, contra cualquiera de nuestras naciones.

Reitero que nuestro pueblo va a ejercer con toda alegría y celebración merecida su derecho a la paz. Su derecho de haber vencido una pandemia. Su derecho a celebrar haber derrotado las medidas del gobierno de los Estados Unidos exacerbando el bloqueo contra Cuba, particularmente en momentos de crisis humanitaria internacional y de pandemia en Cuba.

No van arruinar nuestra celebración, no van aguar nuestra fiesta. Los invito con toda alegría y esperanza a que se sumen al júbilo de nuestro pueblo. Recorran nuestras calles, asistan a los eventos numerosos culturales, deportivos, académicos que se van a estar produciendo en este cierre de año, incluida la celebración del nuevo aniversario de La Habana, capital de todos los cubanos y les deseo felices Navidades, un fin de año feliz para ustedes y para sus familias. Un feliz y próspero año nuevo y le reitero nuestro reconocimiento y alegría por contar con la presencia de ustedes junto a nuestro pueblo que tanto nos alienta.

Muchas gracias.

Fuente: Ministerio de Relaciones Exteriores. República de Cuba

Tomado de: Cubadebate

Leer más

Miles de millones de dólares para recolonizar a Cuba: Una obsesión de Estados Unidos que perdura en el tiempo

Por Abel González Santamaría

Nuevamente suenan los tambores de la Guerra No Convencional de Estados Unidos contra Cuba, con la organización y financiamiento de una marcha contrarrevolucionaria por las calles del país el próximo 15 de noviembre. Forma parte de la misma operación político-comunicacional que tuvo su máxima expresión en los hechos del 11 de julio y que emplea como principal plataforma las redes sociales en internet.

¿Quién financia las acciones subversivas y a cuánto ascienden las sumas invertidas?

Recientemente el gobierno del presidente estadounidense Joe Biden solicitó al Congreso para su presupuesto de 2022 la cifra de 20 millones de dólares para los denominados programas dirigidos a «promover la democracia en Cuba», y casi 13 millones para las transmisiones ilegales de radio y televisión, mal llamadas Radio y TV Martí. Exactamente el mismo monto que para el 2021 solicitó la Administración de Donald Trump.

Desde 1996 y hasta el 2021, el Congreso norteamericano asignó alrededor de 404 millones de dólares para los programas de «democracia» [1] Estos fondos se han ejecutado a través del Departamento de Estado, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) y la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés).

Con la «Ley de Libertad y Solidaridad Democrática con Cuba», conocida como Ley Helms Burton de 1996, para provocar el cambio del sistema político y económico cubano, se internacionalizó el bloqueo y codificó los programas subversivos contra la nación, al establecer la obligación de otorgar financiamiento para su ejecución. En el documento se declaran abiertamente dos componentes fundamentales de su estrategia de Guerra No Convencional: la guerra económica y la guerra ideológica.

Desde entonces, cada gobierno estadounidense -sea republicano o demócrata- han empleado esos fondos, que como promedio se mueve entre los diez y 20 millones de dólares anuales. Los programas los opera bajo la Sección 109 de la Ley Helms-Burton, que «autoriza al Presidente a prestar asistencia y otros tipos de apoyo a personas y organizaciones no gubernamentales independientes en favor de los esfuerzos de democratización de Cuba».

A lo apuntado en la Sección 109, se le añade la Sección 115 donde se declaran «lícitas las acciones de inteligencia contra Cuba, para cumplir los propósitos del bloqueo». Por tanto, los millones de dólares invertidos para la subversión interna, no incluye los gastos de la Comunidad de Inteligencia contra Cuba, que se calcula también son millonarios.

Asimismo, desde 1984 y hasta el 2021, el Congreso estadounidense asignó cerca de 945 millones de dólares para las transmisiones ilegales de Radio y TV Martí. [2] Por tanto, si lo sumamos a los 404 millones invertidos en los programas «democracia», se puede asegurar que en los últimos 35 años el presupuesto del gobierno de Estados Unidos contra Cuba en materia de Subversión Política e Ideológica suma 1 349 millones de dólares, y si agregamos las partidas de la Comunidad de Inteligencia que tienen carácter secreto, se puede aseverar que los gastos ascienden a miles de millones de dólares para destruir la Revolución Cubana.

¿Cuáles son los orígenes de la subversión norteamericana contra Cuba?

Hace más de dos siglos de forma sostenida, la Mayor de las Antillas ha sido utilizada por los grupos de poder estadounidenses como «balón de ensayo» de sus proyectos hegemónicos, expansionistas y subversivos. Un precedente importante lo constituye el pensamiento geopolítico de los principales exponentes de los grupos de poder, destacándose entre ellos los primeros gobernantes conocidos como los «Padres Fundadores».

Uno de los precursores de esa posición fue Thomas Jefferson, quien había redactado la Declaración de Independencia y fue el tercer presidente estadounidense. Se reconoce como el primer gobernante que ideó la anexión de Cuba a Estados Unidos, cuyo testimonio resulta bastante revelador:

«Aunque con alguna dificultad (España), consentirá también en que se agregue Cuba a nuestra Unión, a fin de que no ayudemos a Méjico y las demás provincias. Eso sería un buen precio. Entonces yo haría levantar en la parte más remota al sur de la Isla una columna que llevase la inscripción NE PLUS ULTRA (no más allá), como para indicar que allí estaría el límite, de donde no podía pasarse, de nuestras adquisiciones en ese rumbo […] Yo estoy persuadido de que nunca ha habido una Constitución tan bien calculada como la nuestra para poner en armonía un extenso imperio con el principio del gobierno propio». [3]

Esa proyección se mantuvo invariablemente en el tiempo y aplicaron diversas fórmulas para apoderarse de Cuba–desde la compra de la Isla a España ofreciendo millones de dólares hasta la intervención militar. En 1898 lograron materializar por la fuerza sus ambiciones sobre el Archipiélago, sometido posteriormente durante 60 años al dominio imperial que intentó americanizar la sociedad cubana.

El triunfo de la Revolución en 1959 y su posterior carácter socialista, constituyó un duro golpe a la geopolítica estadounidense, al verse afectada por primera vez en la historia la hegemonía hacia América Latina y el Caribe, considerada despectivamente como su «patio trasero». A partir de entonces, los programas subversivos adquirieron otro carácter, que incluía acciones terroristas, como planes de atentados y acciones violentas en las ciudades cubanas. Millones y millones de dólares han empleado para recolonizar a Cuba.

Las evidencias históricas así lo confirman: intentos de compra y anexión; intervención armada y ocupación militar; imposición de un apéndice de la Constitución; usurpación de su territorio e instalación de una base militar permanente; establecimiento de regímenes dictatoriales; realización de acciones de sabotajes; introducción de plagas y enfermedades; organización de atentados contra sus principales dirigentes; múltiples acciones terroristas con un saldo de miles de víctimas mortales e incapacitados; aislamiento político internacional y regional; bloqueo económico, comercial y financiero; ruptura de las relaciones diplomáticas; creación y apoyo a bandas armadas; transmisiones radiales y televisivas ilegales; ejecución de programas subversivos financiados con miles de millones de dólares, los que invierten en la actualidad en las redes sociales de internet para sembrar el odio y la división entre los cubanos.

¿Se puede valorar la pretendida marcha del 15 de noviembre como un hecho aislado?

Existen evidencias denunciadas por Cuba de la complicidad del gobierno de Estados Unidos en la preparación y financiamiento de los promotores de la marcha, como parte de sus programas de «democracia». Persisten algunos factores que indican su organización y la certeza que será otro proyecto subversivo destinado al fracaso, entre ellos:

  1. Es declarada ilegal por las autoridades cubanas porque viola varios artículos de la Constitución de la República.
  2. Ante la insistencia de los operadores políticos de ejecutarla, se realiza un apercibimiento de la Fiscalía donde advierte las consecuencias legales para sus promotores.
  3. Existe una conexión entre los promotores y la extrema derecha anticubana radicada en Estados Unidos, con el objetivo de generar disturbios al igual que el 11 de julio.
  4. Quieren desarrollarla cuando el país está controlando la pandemia de la COVID-19, decide abrir sus fronteras internacionales y los niños iniciarán el curso escolar.
  5. De manera abierta el gobierno estadounidense amenazó con sancionar a Cuba si sus autoridades actúan sobre los promotores de esta marcha, lo que demuestra su complicidad en la organización y financiamiento.

Pero más allá de esos factores, se debe tener en cuenta que la obsesión de Estados Unidos para establecer el NE PLUS ULTRA y recolonizar a Cuba perdura en el tiempo. La esencia del conflicto bilateral entre ambos países se mantiene invariable: recuperar la dominación sobre la Isla y transformar su sistema político, económico y social, contra la voluntad soberana del pueblo cubano de defender su independencia y mantener el Socialismo.

Fuentes:

[1] Véase las estadísticas que son publicadas por investigaciones del Congreso norteamericano en: Mark Sullivan: «Cuba: U.S. Policy in the 116th Congress, March 29, 2019», en: https://fas.org/sgp/crs/row/R45657.pdf y «Cuba: U.S. Policy in the 116th Congress and Through the Trump Administration, January 22, 2021», en: https://sgp.fas.org/crs/row/R45657.pdf.

[2] Ibídem.

[3] Véase fragmentos de la carta que envió Thomas Jefferson a su sucesor James Madison en 1809, citada en: José Antonio Saco: Contra la anexión, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1974, p. 325.

Tomado de: Cubadebate

Leer más

La página nueva la escribe El Mayor

Por Reynaldo González

Va cabalgando sobre una palma escrita

y a la distancia de cien años resucita.

Silvio Rodríguez

La sorpresa de la pantalla trae hoy una película diferente. Trata el esforzado amanecer de jóvenes cubanos que se vieron a sí mismos en el brillo de los machetes con que enfrentarían a la soldadesca española.

Con cada paso entraban en la vorágine que marcó sus vidas, cuando bordearon riesgos y acechanzas. Eran potencias sostenidas en sus cuerpos, que se erguían ante el porvenir. Ya no sería la misma juventud marcada por frivolidades de ocasión, sino soldados de la Patria respondiendo al vocablo más honorable, mambises.

La evocación que exalta la cultura nacional es memoria y festejo, y también motivo de meditación. Se expresa en una película, El Mayor, y en la dolida ausencia que traduce una decisión sin freno ni pausa, la de Rigoberto López, su realizador. Como entorno tiene la exaltación de la Patria, más amada cuanto más la agreden, estoica, entera, que no permite achicamientos. Entrega razones que son concreción en la sangre, carne en la carne. Hija que ama la dignidad cuando mucho se le escarnece, la Patria, madre amorosa pero exigente, impone en las espaldas de los suyos un tiempo de sacrificios que deben superar los corazones.

Asistimos a un extendido diálogo, un desencuentro y, también, un homenaje a quien quemó sus propiedades y dio la libertad a sus esclavos. El experimentado Carlos Manuel de Céspedes muestra las heridas, la fatiga y la sabiduría del combatiente crecido en la manigua. Es la batalla-diálogo que se resuelve cuerpo a cuerpo. El joven Ignacio Agramonte responde a los ardides de los adversarios con potencialidad retadora, bríos y reflejos de azogue en el combate. Los dos protagonizan el relato, son por igual rivales en el amor a Cuba, cada uno respondiendo a criterios y exigencias confluyentes, aunque confrontados en los métodos.

Conservan el respeto mutuo para que sus concepciones no puedan colisionar y constituir agravantes al propósito magno. Cuidan que el riesgo dictatorial no entorpezca la unidad en la acción, que en sus posicionamientos no cupieran la subestimación o la duda, sino un entrecruce de criterios, variantes que no dañen el proyecto de la independencia. Las connotaciones llegarían a mayores cuando la guerra adensara el peligro y el relato bordeara caracteres y definiciones.

Sintetizo con respeto el asunto en el argumento de El Mayor, de Rigoberto López, al menos en su progresión, sin develar el argumento en la totalidad, ni las complejidades que le dieron cuerpo y sentido. Solamente me traicionan los sentimientos al recordar la enfermedad y la muerte del amigo, la pérdida de una pierna y la amenaza de otras amputaciones, afrontado a la persistencia del dolor, ya sin sosiego. Con insistencia la mente me devuelve a su habitación en el hospital y en la sala de su casa, estrecha para tanto ímpetu, donde instalaron equipos de montaje y el trabajo de una editora. En esa batalla también se alzaba el artista con intensidad mambisa.

Admiré la decisión y la desesperada entrega de Rigoberto, porque el tiempo traicionaba la progresión de la película y veía cerrarse el ingrato círculo de su propio final. El conocimiento de la gravedad no le hizo flaquear, ni el fin anunciado, ni el empeño en dejar concluida la obra donde –nunca dicho con tanta justicia– le iba la vida.

Anotaba encargos a cumplir para conseguir los efectos deseados. Se dice o escribe con facilidad, pero presenciábamos el denodado combate de la voluntad frente a un designio implacable. A manera de entrevista para la revista Cine Cubano, en los primeros días después de su muerte organicé unos párrafos soslayando el asunto central del momento. Asumí episodios de su formación y algunos asuntos que martilleaban su mente. Preferí anotar su labor como documentalista, una de las trayectorias más persistentes entre los cineastas cubanos. Por el momento soslayé El Mayor, entonces en el final de su realización, frente a la certeza ya esperada del desenlace.

Rigoberto había labrado innegable prestigio como documentalista. Algunas de las piezas más significativas del repertorio que muestra el ICAIC son obras suyas. Su trayectoria en el cine de ficción halló resistencia en la crítica de sus colegas, pero en el plano internacional le otorgaron aprecio y valor. Esas condicionantes gravitaban en su ánimo. Esperaba que El Mayor contribuyera a deshacer reservas intencionadas. Esta tarde ustedes podrán apreciar sus incuestionables significados. Él precisó su esperanza, puesta en la película, afirmación y constancia de su compromiso:

“Hay que decir que es un esfuerzo extraordinario –dijo– y que un proyecto como este pone a prueba la conciencia de estructuras con respecto a la necesidad y su importancia trascendental. Este esfuerzo que realizamos lo amerita, sobre todo para la juventud que necesita un paradigma como el Mayor. Me siento estimulado y satisfecho de haber emprendido un proyecto de esta envergadura y que todo cuanto tenga la importancia que merece sea aceptado por el pueblo cubano como un homenaje a ese hombre extraordinario”.

Cuando leo esa declaración, como los cronopios de Cortázar desato bártulos colmados de recuerdos. Me veo en mi natal Ciego de Ávila, entonces municipio camagüeyano, en el aula de mi maestra preferida, Melania, una negra tamaño familiar que llevaba la asignatura Moral y Cívica. Avanzada una mañana, derrochó solemnidades para ordenar con voz de tribuno romano: “Busquen una página nueva en la libreta de dictados. Copiaremos la Constitución de Guáimaro. Es breve y hermosa como un poema. Escriban”. Leyó emocionada lo que El Mayor redactó en la ocasión historiada.

Esa lección quedó entre mis recuerdos preferidos de cuando en las páginas que Melania nos hacía amar, la historia no quedaba distante, ni ajena, ni críptica, sino un motivo de amor constantemente renovado. Ojalá ustedes, como yo, sientan ese beso de la Patria, discreto pero firme, mucho más que un rumor en la mejilla. Que tan significativa experiencia nos ocurra viendo esta película que nos trae a Ignacio Agramonte al frente de su caballería, bajo el sol, sorteando palmas y derribando enemigos.

*Texto del escritor Reynaldo González en la presentación de El Mayor, el pasado 20 de octubre.

Tomado de: Cubadebate

Leer más

Díaz-Canel: Los Estados Unidos se oponen al sistema político cubano e intentan desestabilizarlo y restaurar el capitalismo.

Foto Granma

Por Miguel Díaz-Canel Bermúdez @DiazCanelB

Discurso pronunciado por Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, en la clausura del II Pleno del Comité Central de Partido Comunista de Cuba, en el Palacio de Convenciones, el 24 de octubre de 2021, “Año 63 de la Revolución”

(Versiones Taquigráficas – Presidencia de la República)

Querido General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana;

Compañeras y compañeros miembros del Comité Central del Partido Comunista de Cuba;

Invitados:

Durante casi dos días ha sesionado el II Pleno del Comité Central del PCC, que es el primero posterior al Congreso, porque recuerden que el I Pleno se desarrolla durante el Congreso, y que fue postergado por la incidencia del brote pandémico, eso ha requerido centrarnos en aspectos concernientes al funcionamiento del Partido como continuidad del Congreso, pero también para abordar temas actuales de la labor partidista.

Fueron tratados la implementación de los acuerdos del Octavo Congreso, la modificación de los estatutos, las normas para el funcionamiento de las comisiones permanentes, la estrategia de implementación de la política de cuadros, el programa para la transformación del trabajo político-ideológico, el proceso de balance de los comités del PCC y el programa de transformación digital de la organización.

Además, se trató el aseguramiento político a importantes procesos que se desarrollarán y el necesario debate sobre el perfeccionamiento del Poder Popular.

La complejidad del momento actual nos señala la necesidad de reunirnos con más frecuencia para debatir y decidir sobre los problemas más urgentes y estratégicos de la actual coyuntura que vive el país, sobre todo, si somos capaces de discutir los temas con profundidad, objetividad, integralidad y de manera crítica para encontrar soluciones a los complejos problemas que nos atañen. Ese espíritu se manifestó, como planteó el General de Ejército, en este II Pleno.

Un análisis de la situación del país y de la situación global nos plantea que el mundo en COVID-19 no es ni siquiera el mundo injusto que los revolucionarios soñamos cambiar. Es ese mismo mundo, ahora bajo los efectos de muchas crisis simultáneas: económica, laboral, productiva, ambiental, sanitaria y también moral.

Cuba no escapa a la conjunción crítica del planeta; sin duda, no somos los más afectados, pero sí los más castigados. Ninguna nación subdesarrollada carga como nosotros con las citadas crisis y con las condiciones que impone el bloqueo económico reforzado y recrudecido con 243 medidas aplicadas por Trump y mantenidas por Biden, además de enfrentar una intensa, descarnada y perversa guerra comunicacional.  Somos únicos en el mundo por la duración y crueldad de ese castigo.

Depende de nosotros dar respuesta digna a esa inmerecida e inmoral condena. Nuestra originalidad está obligada a ser tan grande como la maldad del adversario. Estamos desafiados a ser excepcionales en la capacidad de resistir y crear. Así ha sido desde los orígenes de la nación cubana; así ha resistido 62 años invicta la Revolución Cubana.

El enemigo no cesa en su empeño de destruirnos. No nos perdona la osadía de que nuevas generaciones continúen la voluntad y el compromiso de mantener la independencia, la soberanía y la construcción del socialismo.

El objetivo declarado del Gobierno norteamericano es derrocar a la Revolución Cubana.

La esperanza del enemigo es que nuestras grandes dificultades materiales reblandezcan al pueblo y lo hagan ponerse de rodillas, por eso alimenta la desidia con la idea de que el país no puede resistir.

La administración norteamericana está atrapada por el deseo de ganar el voto de la Florida y esos fines electorales condicionan su política hacia Cuba, que pasa a ser dominada por la mafia cubanoamericana de Miami. Estos hechos no son casuales, hay una intención, una premeditación, y un interés político.

La estrategia imperialista es crear el máximo de descontento dentro de nuestro país. Fomentar la inestabilidad a través del empeoramiento de las condiciones de vida de la población, ponernos cada vez más difícil la posibilidad de sobrevivir, para conducirnos al estallido de un conflicto violento. Pretenden llenarnos de odio y arrebatarnos la felicidad.

Es vil la campaña: se desacreditan los logros, se utilizan imágenes groseramente distorsionadas de nuestra realidad, se trata de asfixiarnos económicamente, de debilitar la solidaridad con Cuba, haciendo uso de la mentira y la calumnia. Varios representantes del Gobierno norteamericano insisten en sus pronunciamientos en redes sociales por mantener acusaciones contra Cuba en materia de derechos humanos en un alto perfil.

Como reflejo del actual escenario bilateral en las relaciones con los Estados Unidos, la Embajada de ese país en Cuba viene desempeñando un activo papel en los esfuerzos por subvertir el orden interno en nuestro país. Esta conducta no es nueva, siempre ha estado presente de un modo u otro desde que se establecieron las secciones de intereses en 1977.

En contraste, si bien nuestra misión en Washington despliega una intensa labor política y diplomática a favor de las relaciones bilaterales, en función del levantamiento del bloqueo económico, dirigida a mostrar la verdad de nuestra realidad y a contrarrestar las calumnias contra Cuba, puede afirmarse categóricamente que no ha habido nunca actividad ilegal alguna dirigida a socavar las bases políticas, legales o constitucionales de ese país.

La trayectoria de nuestra Embajada y de, antiguamente, nuestra Sección de Intereses, ha sido siempre absolutamente limpia.

Son frecuentes las reuniones de los funcionarios diplomáticos norteamericanos con cabecillas de la contrarrevolución, a los que brindan orientación, estímulo, apoyo logístico y financiero. En sus plataformas comunicativas, incluyendo las redes digitales, emiten a diario pronunciamientos ofensivos que constituyen entrometimientos abiertos en los asuntos internos de nuestro país. Se trata de un comportamiento provocador, ajeno a lo que debe ser la conducta de una misión diplomática y en total violación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, la que tiene entre sus pilares el respeto de los diplomáticos a las leyes del país donde están acreditados y abstenerse de emitir juicios sobre sus asuntos internos.

La Embajada estadounidense busca información para difamar a Cuba en temas como derechos humanos, democracia y contradicciones sociales en nuestro país. Pretenden identificar y promover líderes, sobre todo jóvenes, prepararlos en el extranjero con el fin de utilizarlos para impulsar sus ideas antisocialistas, procapitalistas y neoliberales.

Frente a estas conductas no nos quedaremos de brazos cruzados.  Tenemos la determinación de enfrentar la labor subversiva y agresiva de esa representación diplomática, lo que incluye la denuncia pública.  Contamos con la experiencia de muchos años de trabajo diplomático y operativo frente a Estados Unidos bajo la guía de la dirección histórica de la Revolución, y contamos también con el respaldo de las instituciones del Estado y las organizaciones políticas y de masas que, bajo la orientación del Partido, desempeñan un importante papel en esta batalla.

Tenemos como herramientas poderosas la unidad, la disciplina, la organización, las estrategias de trabajo aprobadas, los procedimientos necesarios y la claridad ideológica.

En un momento como este podemos hacer también algunas consideraciones sobre los llamados sucesos del 11 de julio, que no fueron más que provocaciones y hechos vandálicos como parte de toda esta estrategia de la Guerra No Convencional y del “golpe suave” contra nuestra Revolución.

Se trata de mantener una narrativa que pretende presentar el 11 de julio como un referente de ruptura y de rechazo popular a la Revolución, y los intentos de aprovechar las inconformidades existentes para provocar desestabilización; pero el 11 de julio no es un referente de ruptura, es, en todo caso, un referente de unidad, y el 11 de julio constituyó una victoria más de la Revolución Cubana. Los revolucionarios salieron a defender la Revolución con elevada moral, con disposición a luchar y vencer.

Ellos creían que la Revolución se derrumbaba en unas horas, como lo creyeron cuando la caída del campo socialista, pero una vez más se equivocaron.

De esos sucesos y de los acontecimientos que hemos vivido en este último año y medio de pandemia hemos tomado también algunos aprendizajes. Uno de esos aprendizajes es que tenemos que defender y asumir como fortaleza la heterogeneidad de la sociedad cubana, y esto implica, como aquí se abordó, un trabajo político-ideológico diferenciado; que tenemos que robustecer y desarrollar los mecanismos de participación popular y de trabajo con la población, que no se pueden desmontar en ninguna de las situaciones adversas que podamos vivir, y que la guardia revolucionaria, la vigilancia revolucionaria no se pueden descuidar jamás.

El referente, en realidad, es el Octavo Congreso del Partido. En ese magno evento de nuestra organización se analizaron las causas de todos los problemas que el país vive, fueron abordadas las estrategias y también las propuestas de trabajo para enfrentarlas, ¡ese es el verdadero referente!

El país ha vivido en Revolución otros momentos difíciles, este no es el más complejo de esos momentos.

Se trata de sembrar la matriz de que nada funciona, de que todo funciona mal, y se trata de negar la obra de justicia social lograda, es por eso que nosotros tenemos que fomentar el análisis crítico de la realidad, la autocrítica y alejarnos de la complacencia, potenciando la necesidad de comunicar más oportunamente y mejor y que todas nuestras estructuras de trabajo escuchen, dialoguen, den respuestas y también soluciones.

Es importante priorizar el trabajo en la atención y el diálogo con los jóvenes, lo cual debe ser una prioridad, y la necesidad de proponer e implementar medidas para resolver cada uno de los problemas también perfeccionando los métodos de atención a la población.

Tal como estamos haciendo, es importante renovar el trabajo social en las comunidades, donde radica la base social de apoyo a nuestra Revolución, tejiendo y desarrollando un proceso genuino, inclusivo, democrático y participativo que defienda ese concepto de poder popular que estuvimos discutiendo aquí, de manera que llegamos a consensos de cómo lo podemos ejercer. Esos temas distinguen nuestra unidad, la capacidad de resistencia y nuestra dignidad.

En medio de estas dificultades el país marcha, tenemos ánimo para enfrentarlas y capacidad para encontrar soluciones. No podemos desalentarnos, porque los pueblos que se desalientan, como dijo Fidel, no llegan lejos, son víctimas de la confusión y van al fracaso, ese no será el caso de la Revolución Cubana. Esta batalla la ganamos defendiendo y desarrollando las ideas del socialismo, contamos con una fuerza tremenda de inteligencia, creatividad, innovación, emprendimiento, tenacidad, firmeza, conciencia, patriotismo y espíritu revolucionario en nuestro pueblo, tenemos la obligación de salir adelante, y ellos, los imperialistas, se llevarán una nueva lección al subestimarnos.

Debemos recordar lo que expresó el Comandante en Jefe cuando vivíamos los tiempos del Periodo Especial: “Llevamos nuestras dificultades y nuestras escaseces con dignidad, con la dignidad de aquellos que no se rinden, con la dignidad de aquellos que no se pondrán jamás de rodillas”. Por eso vamos a salir vencedores de esta batalla en difíciles condiciones ante un imperio lleno de soberbia y de frustraciones.

Luchando es como se vencen los obstáculos y los problemas, no entregándose a los designios de quien cínica y descaradamente es el principal causante de ellos, sin ceder a nuestros principios, sin faltarle a nuestra independencia y a nuestra soberanía. Son tiempos difíciles, pero también con perspectivas de nuevas oportunidades para crecernos y superarnos a nosotros mismos. Tenemos una gran responsabilidad como generaciones, que es el desafío de salvar la Revolución y de salvar la nación cubana.

Hay problemas objetivos serios, hay escaseces, circunstancias como esta, nos alertaba también Fidel, son propicias para los oportunismos, las cobardías, las inconsistencias, las deserciones, las traiciones, las flojedades, la cobardía, lo cual exige más de la labor partidista. No podemos estar satisfechos con lo hecho, pero no se puede acusar de torpeza ni de incapacidad a la Revolución, porque son realmente grandes los problemas que estamos enfrentando entre todos.

En medio de esta situación se eleva nuestro orgullo nacional, cuando tenemos victorias como nos han dado nuestros científicos con las vacunas; cuando en medio de una compleja situación somos capaces de desarrollar un intenso ejercicio legislativo; cuando tenemos una propuesta del Código de las Familias realmente inclusivo y moderno; cuando damos paso a nuevos actores económicos; cuando estamos de lleno en los programas en los barrios y en los intercambios en los encuentros con sectores sociales de nuestro país. Podemos definir irrefutablemente que la mayoría de nuestro pueblo acompaña y apoya a la Revolución (Aplausos).

En medio de estas circunstancias y ante el fracaso de sus planes se siguen tejiendo nuevas acciones.  Ahora se aparecen con una supuesta marcha pacífica. No es más que una escalada en el modo de actuar contra la Revolución y un desafío a las autoridades y al Estado de derecho socialista refrendado en nuestra Constitución; es un plan orquestado desde el exterior, se involucran tanques pensantes y portavoces del Gobierno de los Estados Unidos en la concepción y preparación de estas acciones.

Recientemente han amenazado con aplicar más sanciones a nuestro país si se emplea la legislación vigente para procesar a los que desobedezcan el mandato de las autoridades. Es acogida esta acción en los círculos de la extrema derecha anticubana radicada en Estados Unidos y forma parte de un modo de actuación de acuerdo con el manual de Guerra No Convencional. Sus fines violentos se advierten en la remembranza que hacen de las guarimbas en Venezuela, de los crímenes contra luchadores chavistas, de los sucesos de Nicaragua, la exaltación del vandalismo, las amenazas de muerte a revolucionarios y el apoyo de personajes y organizaciones con historial violento y terrorista radicados en los Estados Unidos.

El derecho a manifestarse está reconocido y regulado en el Artículo 56 de la Constitución, debe ejercerse con fines lícitos y pacíficos, respetando el orden público y el acatamiento a las preceptivas establecidas en la ley. Otro artículo de nuestra Constitución, el 45, plantea que: “El ejercicio de los derechos de las personas solo está limitado por los derechos de los demás, la seguridad colectiva, el bienestar general, el respeto al orden público, a la Constitución y a las leyes”.

Por otro lado, el Artículo 4 del mencionado cuerpo legal plantea, entre otras cuestiones, que el sistema socialista que refrenda la Constitución es irrevocable, y que los ciudadanos tienen el derecho de combatir por todos los medios, contra cualquiera que intente derribar el orden político, social y económico establecido por la Constitución.  No es lícito, por lo tanto, el llamado a la marcha, es un aviso de protesta en el que sus promotores, sus proyecciones públicas y los vínculos con organizaciones subversivas o agencias financiadas por el Gobierno de Estados Unidos tienen la intención manifiesta de promover un cambio de sistema político en nuestro país, es una provocación como parte de una estrategia de “golpe suave”. Sus propósitos coinciden con las principales líneas de ataque, calumnias, mentiras y amenazas utilizadas por quienes financiados por el Gobierno de los Estados Unidos se oponen al sistema político cubano e intentan desestabilizarlo y restaurar el capitalismo.

No vamos a legitimar el accionar imperialista en la política interna ni dar cauce a los deseos de restauración neocolonial que han acumulado algunos y que se refuerzan en situación de crisis. No es un acto de civismo, es un acto de subordinación a la hegemonía yanqui.  Tales acciones pretenden regresar al país a un tiempo histórico de subyugación, al cual nunca regresaremos.

En medio de estas circunstancias también muchos se plantean hacia dónde vamos, y creo que es importante responder esa interrogante: no hay nada nuevo que decir, sencillamente vamos hacia lo que recogen nuestros documentos programáticos, hacia el desarrollo de esas ideas en los tres últimos congresos del Partido y que están contenidas en la Conceptualización de nuestro Modelo Económico-Social y nuestro Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030, en nuestros Lineamientos y, ante todo, en nuestra Constitución, y todos estos documentos, elementos que dan respuesta: “Cuba es un Estado socialista de derecho y justicia social, democrático, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos como república unitaria e indivisible, fundada en el trabajo, la dignidad, el humanismo y la ética de sus ciudadanos para el disfrute de la libertad, la equidad, la igualdad, la solidaridad, el bienestar y la prosperidad individual y colectiva”.

Nuestra Visión de la Nación nos define como una nación soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible, mediante el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social a largo plazo y otras acciones para consolidarlo.

Garantizar la irreversibilidad y continuidad de nuestro socialismo afianzando los principios que lo sustentan, el desarrollo económico y la elevación del nivel y calidad de vida de nuestro pueblo se conjugan con la necesaria formación de los valores éticos y políticos, y es parte de los temas que aquí hemos abordado.

Una sociedad socialista democrática, próspera y sostenible podrá alcanzarse a partir de una profunda conciencia revolucionaria y sentido del deber, el rescate del valor del trabajo con eficiencia y eficacia, la participación e iniciativa creadora de los trabajadores, la alta motivación, el uso racional y ahorro de los recursos, los progresos y la aplicación y generalización de los resultados de la ciencia, la tecnología y la innovación; tomando en cuenta también el incremento sostenible de la producción como premisa material imprescindible para elevar gradualmente el nivel y calidad de vida de la población, y tributando a la realización plena del ser humano y sus proyectos individuales, familiares y colectivos mediante una justa y equitativa distribución de la riqueza, avanzando en la erradicación de desigualdades ilegítimas. Ese es el camino que hemos asumido, ese es el camino que estamos transitando y al que llegaremos más temprano que tarde.

Si alguien nos pidiera en una pequeña oración, en una pequeña frase definir nuestro socialismo, diríamos que es alcanzar la mayor justicia social posible (Aplausos).

En un encuentro como este no podemos soslayar la situación económica que vive el país; la inflación que enfrenta la economía se sitúa actualmente en niveles superiores a los previstos en la Tarea Ordenamiento, afectando la capacidad de compra de los ingresos que en pesos cubanos reciben los jubilados, los pensionados, los trabajadores y la población.

El recrudecimiento del bloqueo, unido a los efectos de la COVID-19 han reducido a niveles mínimos los ingresos en divisas del país, lo que no ha permitido financiar las producciones industriales, ni importar materias primas y bienes de consumo para mantener una estabilidad de la oferta minorista estatal en pesos cubanos, situación que aprovechan personas inescrupulosas para lucrar a costa de las necesidades del pueblo revendiendo productos, incluso alimentos y medicamentos a precios muy superiores a los oficiales.

Por otra parte, a partir de la demanda creciente de divisas por la población y el sector no estatal para compras en plaza o importaciones, unido a la imposibilidad que tenemos de vender divisas al tipo de cambio oficial, se ha generado un mercado informal de compraventa de divisas con cambios muy superiores también a los oficiales que se expresan en los precios que enfrenta la población.  Es por eso que tenemos que seguir trabajando con prioridad en la implementación de medidas de corte antiinflacionario que exigen una mayor participación de los productores nacionales, estatales y no estatales, en función de satisfacer la demanda de la población. Se requieren acciones que permitan un mejor control de la liquidez en manos de la población y que su aumento venga acompañado del incremento de la oferta.

Además, se han adoptado medidas compensatorias para la atención a los más vulnerables que resultan aún insuficientes.

La apertura del turismo y de la actividad económica, como parte del éxito con que vamos enfrentando la epidemia, nos pondrá en mejores condiciones para enfrentar este complejo escenario; por lo tanto, tenemos luces en el camino, hay soluciones para cada uno de los problemas. Es necesario seguir incentivando un debate colectivo para potenciar las salidas a los problemas, argumentarlas, socializarlas, convencer, asegurar, movilizar, participar y mejorar.

Ante la ofensiva para desacreditar a la Revolución Cubana y las campañas en redes sociales, las provocaciones en escenarios internacionales, el llamado a constantes protestas y las acciones de desestabilización, tenemos la articulación revolucionaria en esas redes sociales, el enfrentamiento efectivo a la contrarrevolución desde la vigilancia revolucionaria y administrativa que se ha reorganizado en estos tiempos.

Ante el recrudecimiento del bloqueo contamos con apoyo internacional, con la denuncia constante que hacemos del mismo y también moviendo la participación y el apoyo de la comunidad cubana en el exterior que no ha roto con la Revolución ni ha roto con su país.

Ante los limitados ingresos en divisas tenemos que seguir avanzando en la reanimación de la economía en las condiciones actuales, potenciando el turismo, la exportación de vacunas, la exportación de divisas, potenciando la producción nacional de alimentos y también contribuyendo al ahorro y eficiencia energética.

Ante los desabastecimientos que hemos vivido por un tiempo prolongado, tenemos que poner en el mercado producciones nacionales, hacer todo lo posible por abastecer mejor las tiendas en moneda nacional, elevar la comercialización de productos agropecuarios y también buscar una mayor incidencia e impacto con las medidas que hemos tomado en momentos recientes de apertura de la economía, el desarrollo y aporte de los nuevos actores económicos junto al desarrollo de la empresa estatal.

Para eliminar las colas habrá que perfeccionar el comercio interior, buscar una mejor oferta de bienes y servicios, mejores horarios, mejor gestión, y que contribuya a esto también la apertura de las nuevas actividades económicas.

En la inestabilidad que hemos tenido en el Sistema Electroenergético Nacional vamos avanzando en reparaciones, mantenimientos, ahorro, y también en la atención a los trabajadores de este sistema, lo cual nos propiciará estar en una mejor situación a finales de este año.

A la pandemia la estamos venciendo con las medidas sanitarias adoptadas y con esa enorme campaña de vacunación a la cual ahora vamos a añadir las dosis de refuerzo, que han provocado indudablemente ya un resultado de inmunización en nuestra población, de esa manera seguiremos avanzando en cortar la transmisión y volver, en el menor tiempo posible, a la nueva normalidad, lo cual nos permitirá también desarrollar con más intensidad nuestra actividad económica y nuestra actividad social.

Y ante las insatisfacciones en nuestra población, mucha sensibilidad y trabajo con las personas, atendiendo adecuadamente a la población, trabajando en los barrios y reactivando los mecanismos de participación popular.  Todo eso lo debemos tener presente en el debate que desarrollaremos en los importantes procesos que debemos asegurar políticamente en medio de esta situación y que aquí también fueron discutidos.  Esto requiere del Partido un amplio despliegue de la política revolucionaria.

Debemos dar argumentos convincentes, plantear debates y sostenerlos con coherencia, comunicar con precisión y claridad, colocarnos en el lugar del otro para intentar comprender su realidad, contraponer ideas y posiciones que conduzcan a conclusiones objetivas y que permitan construir una percepción sólida de las circunstancias alrededor de un fenómeno; se trata de convertirnos en pedagogos a la hora de interactuar con la sociedad, no solo en la manera en que trasladamos nuestros contenidos, sino también en el modo en que aprendemos de esa interacción.

La mayor virtud está en ser útiles y hacer por los demás.

Armando Hart analizó toda esta práctica revolucionaria y la catalogó como “la cultura de hacer política”, y tenemos que hacer política, situando a Martí y a Fidel como sus más destacados y relevantes exponentes, y señalando a ambos como representantes de “ese fruto más puro y útil de la historia de las ideas cubanas”.

La definición martiana de política, como “el arte de inventar un recurso a cada nuevo recurso de los contrarios, de convertir los reveses en fortuna; de adecuarse al momento presente, sin que la adecuación cueste el sacrificio, o la merma (…) del ideal que se persigue; de cejar para tomar empuje; de caer sobre el enemigo, antes de que tenga sus ejércitos en fila, y su batalla preparada”, la debemos asumir todos como una constante de vida.

Como nos reiterara Hart en más de una ocasión, es necesario saber diferenciar y, a la vez, relacionar la ideología, entendida como producción de ideas, con la ciencia, la ética y la política.

Es, en los tiempos actuales, un humanismo que relacione cultura, desarrollo, justicia social y permita asumir con ciencia y con ética el confuso mundo globalizado en lo real y lo virtual para el presente y para el porvenir.

Ese legado, en conjunto, constituye la cultura de hacer política, concebida como una categoría de la práctica que, en lo fundamental, consiste en derrotar el “divide y vencerás” que emplea el enemigo, y establecer la idea revolucionaria de “unir para vencer”, sobre fundamentos éticos que incorporen a la gran mayoría de la población.

Hacer política es entonces determinar las contradicciones que tenemos en la sociedad, estudiarlas, evaluar sus causas, evaluar y proponer soluciones; compartir con la población, tener en cuenta sus criterios; enriquecer, convencer, convocar, movilizar, participar y solucionar, y participar con efectividad también mediante un trabajo en red para cada uno de los temas que abordemos, evaluando resultados y después retroalimentando todos nuestros sistemas para perfeccionarlos. Significa entre otras cosas un trabajo especial con la población y en particular con nuestra juventud.

Tomando una máxima conciencia del papel a desempeñar por cada institución revolucionaria, trabajar particularmente con cada ciudadano, uno a uno y convencer; convertirnos en predicadores o pastores de la Revolución y el socialismo; prepararnos bien y estudiar profundamente para decidir; profundizar en los conocimientos y las ideas de lo que pasa en nuestro país y en el mundo; ser honestos, valientes, efectivos y autocríticos, con una mentalidad dialéctica y flexible, no dogmática, sin admitir oportunismos y con apego a los principios revolucionarios, pertrechándonos de ideas y sólidos argumentos para que nuestros cuadros puedan desarrollar su labor; salir a visitar y a conversar con cada persona en cada lugar; discutir, explicar, enseñar, educar y aprender de cada proceso.

Ganar el tiempo perdido por la rutina, el esquematismo y la falta de vínculo con la base en un grupo de escenarios, y enaltecer constantemente la dignidad y la resistencia de nuestro pueblo, sus talentos y sus potencialidades. Eso requiere de un predominio del enfoque antimperialista y anticapitalista contra la injusticia y la opresión que existe a nivel global; por eso tenemos que mantener con sistematicidad los encuentros con los sectores de nuestra sociedad que tanto nos han aportado y que ya, de hecho, se están aplicando muchas de sus propuestas en lo que estamos implementando.

Seguir trabajando adecuadamente en la implementación de los acuerdos del Octavo Congreso y seguir defendiendo, tal como lo vimos aquí, el concepto de  poder popular, buscando con el trabajo en los barrios democracia y participación, que significa que hay espacios para debatir y proponer, que después que se debata y se proponga haya espacios para implementar, y que después que se debata y se proponga, se implementen acciones, entonces también habrá transparencia para controlar, para ejercer control popular, para rendir cuentas y para avanzar. Y todo eso lo podemos lograr con el vínculo con el pueblo, con la movilización popular y fortaleciendo y actualizando la labor de nuestras organizaciones de masas, como demandó el debate del Octavo Congreso del Partido.

Hay que seguir la observación y el enfrentamiento a las trabas y al burocratismo, profundizar en las esencias de la Revolución, propiciar debates, fortalecer el ejercicio del poder popular, y así estaremos fortaleciendo el Estado; adelantar las leyes que profundicen la democracia socialista; desarrollar la práctica de los parlamentos obreros; potenciar el rol de los sindicatos, tomando como convicción lo que nos adelantaba el Che: al imperialismo ni un tantico así. No podemos ceder ante el imperialismo y sus lacayos, y no podemos dar ni un paso atrás en las conquistas de la Revolución (Aplausos).

La respuesta en Cuba fue diseñada por el máximo líder de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe, y es el poder popular, un poder popular que es intransferible, que tiene sustento en la soberanía popular y que se articula en la estructura estatal a través de órganos con diferentes funciones.

Defender ese concepto de poder popular es defender la sostenibilidad y la viabilidad del socialismo en Cuba porque genera un sistema verdaderamente democrático muy superior al capitalismo.

Todo lo que estimule, promueva y realice la participación popular tiene una importancia defensiva y constructiva para el socialismo y aporta a la emancipación social y a la emancipación nacional; es por eso que hay que garantizar la dimensión del principio de soberanía popular, el poder proviene de la soberanía que reside intransferiblemente ¿en quién?, en nuestro pueblo.

Hay que promover constantemente mecanismos de participación popular.  No es una concesión, es el elemento imprescindible de legitimación de nuestro Gobierno.

Es necesario articular y promover en los espacios municipales y comunitarios las formas participativas para satisfacer las necesidades de los ciudadanos. Y la gestión municipal hay que basarla en evitar y prevenir problemas en la comunidad, dejando atrás la tolerancia y las justificaciones, y diseñando un verdadero y efectivo control popular; ejerciendo control sobre el cumplimiento de las políticas públicas aprobadas y de su implementación con efectividad.

Es el momento de estudiar y proponer el perfeccionamiento de las políticas públicas existentes o la aprobación de nuevas políticas para enfrentar manifestaciones de pobreza, marginalidad, vulnerabilidad en personas, familias, y comunidades y en atención a los jóvenes y la tercera edad. Esos aspectos también fueron discutidos aquí como continuidad de la reunión que tuvimos con los presidentes de las asambleas municipales del Poder Popular en días pasados.

Compañeras y compañeros:

El país está organizado, tenemos un Partido fuerte, un Gobierno en perfeccionamiento, unas Fuerzas Armadas Revolucionarias y un Ministerio del Interior que forman parte del pueblo, con gloriosas historias y muy leales, y organizaciones de masas que están en renovación de su labor.

El país y la Revolución han sufrido como consecuencia de la situación que hemos atravesado, pero se ha sembrado también patriotismo y heroísmo, se ha sembrado y se cosecha compromiso.

Tenemos que inspirarnos en el pueblo, es una oportunidad de que tomemos conciencia para vencer las dificultades, para luchar y pelear por la victoria sin ningún desaliento.

¡La decisión es de lucha y victoria!

¡A cerrar filas, a luchar por nuestros problemas, a luchar con creatividad, es parte del combate!

Aquí hay suficientes revolucionarios para enfrentar con inteligencia, con respeto y en defensa de nuestra Constitución, pero también con energía y valor, cualquier tipo de manifestación que pretenda destruir a la Revolución.

¡Que sepan los imperialistas que van a tener que luchar contra un pueblo que no se deja engañar, un pueblo suficientemente numeroso, valiente y heroico para luchar al que no le asustan las amenazas!

Cada problema es una oportunidad para tomar conciencia de nuestra responsabilidad, un desafío a nuestra capacidad para vencer las dificultades, una prueba para nuestra voluntad de luchar ¡Hasta la victoria siempre!

¡Preparados y dispuestos a todo por defender lo más sagrado, lo que nos une; a ser consecuentes con la decisión invariable de Patria o Muerte, Socialismo o Muerte y la convicción más profunda de que Venceremos!

Muchas gracias.

(Ovación.)

Tomado de: Cubadebate

Leer más

De Céspedes, siempre, el ímpetu

Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, abogado, periodista y poeta, excelente jinete y esgrimista, tenía en el culto a la patria, la razón de su vida.

Por René González Barrios

Parecía que la fuerza explosiva de un volcán se encerraba en su cuerpo. A primera vista, impresionaba su impronta. Su mediana estatura se agigantaba en la fuerza de sus palabras y la resolución de sus actos. Desbordaba pasión y optimismo. Era combinación perfecta de decisión y temeridad; la expresión suprema de una musa inquieta y marmórea que convirtió en poesía su más grande sueño: la Revolución. A su amigo José Fornaris, había escrito en 1852:

Todo en mi era fuego, era viveza,

todo era inquietud y movimiento:

me gustaba del monte la aspereza,

y del mar el rugido turbulento;

yo aspiraba a vencer por la victoria,

era la lucha para mí la gloria.

Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, abogado, periodista y poeta, excelente jinete y esgrimista, tenía en el culto a la patria, la razón de su vida.

Para 1842 ya era un hombre de mundo. Había estudiado en España y visitado Francia, Italia, Alemania y Turquía. En ese fecundo peregrinar, cultivó su intelecto y forjó una sólida cultura. Dondequiera que fue, llevó consigo el amor profundo a la tierra que lo vio nacer. En Barcelona, retó a duelo a un oficial español que ofendió a Cuba y los cubanos. La bala de aquel rozó las sienes de Céspedes.

La del bayamés, más certera, abatió al adversario. A su regreso a la isla, el gobierno español no tardó en identificarlo como enemigo político.

Entre 1851 y 1852, sufrió prisiones y destierros en Bayamo y Manzanillo. En 1855, por sus ideas emancipadoras, guardó peculiar prisión a bordo del vetusto buque de guerra Soberano, veterano de la batalla de Trafalgar, anclado desde 1854 en el puerto de Santiago de Cuba. Allí compartió cautiverio con Joaquín Márquez, compañero de Bolívar y comandante de los ejércitos independentistas.

En la voz del protagonista de la epopeya bolivariana, escuchó Céspedes aquella prédica revolucionaria, con la que se identificó totalmente. El peligroso maestro fue expulsado a Venezuela. A Céspedes, se le impuso los límites de la ciudad de Santiago de Cuba como prisión. Llevaría en lo adelante las ideas del libertador como guía de su pensamiento político. Años después, en plena guerra, escribiría:

“Venezuela, que abrió a la América Española el camino de la Independencia y lo recorrió gloriosamente hasta cerrar su marcha en Ayacucho, es nuestra ilustre maestra de libertad, el dechado de dignidad y heroísmo y perseverancia que tenemos incesantemente a la vista de los cubanos.

Bolívar es aún el astro esplendoroso que refleja sus sobrenaturales resplandores en el horizonte de la libertad americana como iluminándonos la áspera vía de la regeneración. Guiados por su benéfico influjo, estamos seguros de que alcanzaremos felizmente el término.”

El más bolivariano de los libertadores cubanos de la Guerra Grande, fue la bujía inspiradora del movimiento redentor. Cuando muchos se detenían a meditar ante las dificultades, convocó al embate. Para dar el ejemplo, el 10 de octubre de 1868, al grito de Independencia o Muerte, desafió al entonces poderoso imperio colonial español y liberó a sus esclavos, convirtiéndolos en ciudadanos u hombres libres.

Como profeta del destino futuro de la Patria que comenzaba a forjar, advertía en el Manifiesto que ese día enviaba a sus compatriotas y a todas las naciones: “…Cuba aspira a ser una nación grande y civilizada para tender un brazo amigo y un corazón fraternal a todos los demás pueblos…”

Su impronta marcó el principio de la guerra. Su impactante personalidad sirvió de imán para nuclear en torno suyo a una heterogénea masa de terratenientes, intelectuales, campesinos, esclavos, ex oficiales de las reservas dominicanas, españoles, y pueblo en general. Pronto su nombre cruzó las fronteras de la isla, y el mundo identificó en él, al Libertador de Cuba.

Para expandir el resplandor de la luz de la Revolución, incendió Bayamo convirtiéndola en santuario de la Patria. Combatiendo a España y a sus adversarios políticos, sostuvo la llama redentora hasta abril de 1869, cuando fue electo, en la Asamblea de Guáimaro, Presidente de la República de Cuba en Armas. Como visionario estratega, desplegó la guerra al campo de la diplomacia y a través de representaciones oficiales o comisiones especiales, llevó la causa de Cuba al debate político latinoamericano.

Varias naciones reconocieron la beligerancia de las armas cubanas. Los presidentes se carteaban con Céspedes transmitiéndole confianza y solidaridad. Venezuela y Colombia organizaron expediciones armadas, tres y una, respectivamente, y en su pasión latinoamericanista, se rodeó de una escolta venezolana, nombró a dos jóvenes de aquel país sus ayudantes, y al general José Miguel Barreto, ministro de la Guerra.

Para exaltar el espíritu de lucha y el carácter irreconciliable de la guerra contra España, el 10 de abril de 1870, se dirigió a los camagüeyanos en una encendida proclama en la que invocó a Bolívar:

“En el corazón de cada cubano deben estar escritas aquellas terribles palabras que en situación análoga pronunció el inmortal Simón Bolívar: “Mayor es el odio que nos ha inspirado la Península que el mar que nos separa de ella, y menos difícil sería unir los dos continentes que conciliar el espíritu de ambos países.”

La política de Estados Unidos hacia Cuba, le resultó turbia. En julio de 1870 escribiría a José M. Mestre, representante de la Revolución en New York:

“[…] Por lo que respecta a los Estados Unidos tal vez esté equivocado, pero en mi concepto su gobierno a lo que aspira es a apoderarse de Cuba sin complicaciones peligrosas para su nación […] este es el secreto de su política y mucho me temo que cuanto haga o proponga, sea para entretenernos y que no acudamos en busca de otros amigos más eficaces o desinteresados […]”.

Desengañado, y convencido a fuerza de golpes demoledores y ultrajes, de las verdaderas intenciones del vecino del norte, el 30 de noviembre de 1872 escribiría:

“[…] No era posible que por más tiempo soportásemos el desprecio con que nos trata el gobierno de los Estados Unidos, desprecio que iba en aumento mientras más sufridos nos mostrábamos nosotros. Bastante tiempo hemos hecho el papel del pordiosero a quien se niega repetidamente la limosna y en cuyos hocicos por último se cierra con insolencia la puerta.[…] no por débiles y desgraciados debemos dejar de tener dignidad.”

El 27 de septiembre de 1873, sus enemigos políticos lo deponen. Fue el principio del fin de la Guerra Grande, y la chispa que llevó al Zanjón. En lo adelante nada sería igual. La solidaridad internacional decayó ante la imagen de una revolución fragmentada y dividida por inescrupulosas ambiciones. Surgirían los movimientos sediciosos, cantonales, y se acentuaría el regionalismo y el caudillismo. Se fragmentaría irremediablemente la unidad.

El día de su deposición, su fiel subordinado, coronel José de Jesús Pérez, le pidió autorización para cargar contra quienes lo destituían. Se opuso resueltamente. Por él, no se derramaría jamás sangre entre cubanos. Más digno que nunca, demostrando su inigualable grandeza, aceptó disciplinadamente la decisión de sus enemigos políticos:

“…Como antes, como ahora y como siempre, estoy consagrado a la causa de la Libertad e Independencia de Cuba. Prestaré con todo corazón mi débil apoyo a cualquier gobierno legítimo…”

Una vez más, demostraba su grandeza aquel hombre derecho. Los cubanos todos recordaban la firmeza de su respuesta al capitán general Antonio Fernández Caballero de Rodas, cuando en mayo de 1870 le ofreció el perdón de la vida de su joven hijo Oscar, prisionero de España, a cambio de abandonar la revolución: “Oscar no es mi único hijo, lo son todos los cubanos que mueren por las libertades patrias.” En la soledad de su pensamiento lloró, en la pérdida de su hijo, el martirologio de todas las familias cubanas.

El 10 de octubre de 1888, en ocasión del vigésimo aniversario del alzamiento glorioso, José Martí escribió en Nueva York para El Avisador Cubano:

«De Céspedes el ímpetu, y de Agramonte la virtud. El uno es como el volcán, que viene, tremendo e imperfecto, de las entrañas de la tierra; y el otro es como el espacio azul que lo corona. De Céspedes el arrebato, y de Agramonte la purificación. El uno desafía con autoridad como de rey; y con fuerza como de la luz, el otro vence.»

Fue un irrefrenable quijote, arrebatado de amor, y desbordante dignidad. Fue un hombre solar.

A él, como a Fidel, rindió culto y fidelidad eterna Eusebio Leal, emulo de espíritu, ideas y acción, del hombre que encendiera la llama que hoy ilumina la forja de una nación soberana, independiente y profundamente antimperialista. La Cuba indoblegable de Céspedes y del pueblo humilde y resuelto que lo acompañó en la gran aventura de la independencia, vive orgullosa de su pasado de gloria y su presente de lucha, resistencia y victoria.

Tomado de: Cubadebate

Leer más

Reflexiones sobre la actualidad cubana (Parte III)

Por Fabián Escalante

Nuestro pueblo avanza en diversos frentes, en medio de las agresiones y bloqueos generados por el gobierno de Estados Unidos y sus aliados europeos. Uno de los enemigos a batir, la pandemia de la covid-19, comienza a retroceder bajo los efectos de la vacunación masiva con los inmunógenos generados por nuestros científicos. También, se resuelven problemas materiales y sociales en comunidades desfavorecidas y se ejecutan medidas dirigidas a activar la economía del país.

El fortalecimiento del Poder Popular en la base de la sociedad, como reclama insistentemente nuestro Presidente Díaz Canel, comienza a florecer, pues es allí, en la comunidad, en el Consejo Popular, donde se tienen que resolver los problemas y dificultades existentes, para mejorar las condiciones de vida de la población.

Mientras, el enemigo que no ceja en sus empeños subversivos, en su objetivo de derrocar la Revolución cubana, intensifica el bloqueo multilateral impuesto y continúa sus campañas contrarrevolucionarias, la más reciente, los llamados a “huelga general” y a manifestaciones para protestar por las violaciones de los derechos humanos en nuestra patria. Alegan, derechos conculcados, detenidos secuestrados, abusos policiales, etc.

Detrás de esta ofensiva mediática por redes sociales, emisarios, prensa extranjera etc., que amenaza con huelgas y manifestaciones a lo largo del País, hay —evidentemente— una operación subversiva, bien preparada, sobre un esquema de “guerra sicológica”, para aterrorizar, manipular sentimientos, asustar, o al menos, preocupar a nuestros ciudadanos. ¿Huelga de qué?, ¿Manifestación contra “la represión” de una policía sin armas? ¿Por la liberación de presos políticos inexistentes y otras “libertades constitucionales” secuestradas?

Repiten machaconamente las mismas calumnias y mentiras fabricadas por la contrarrevolución miamense y sus patrocinadores, quienes por más de seis décadas han pretendido confundir a la comunidad cubana asentada en Estados Unidos y a los pueblos del mundo con tales falacias.

Los ejecutores de tales acciones han sido públicamente señalados como egresados de talleres subversivos, becas en Instituciones y Universidades en Estados Unidos y España, donde fueron tratados a cuerpo de rey, financiados y orientados hacia sus enlaces en Cuba, noveles o veteranos colaboradores, los mismos que por una recarga telefónica, son capaces de quemar una tienda o atacar una estación de policía.

Difundiendo por las redes sociales a largo plazo sus provocativas intenciones, buscan desestabilizar la tranquilidad ciudadana, en un momento en que vamos saliendo del peor pico de la pandemia, en que se reinicia el curso escolar presencial tan esperado por la familia cubana, se intenta reanimar la economía, se reiniciarán los vuelos comerciales y se prevé la llegada de turistas y visitantes.

Esgrimen los subversivos, el derecho que le otorga la Constitución para manifestarse y protestar, obviando aviesamente el concepto que esta tutela y que reconoce, respeta y garantiza a las personas la libertad de pensamiento, conciencia y expresión, y señala que los derechos de reunión, y manifestación con fines lícitos, y pacíficos, se ejercerán, siempre, con respeto al orden público y acatamiento de las preceptivas establecidas por la ley. Esta misma Constitución señala que “la defensa de la Patria socialista es deber supremo, y que la traición a la patria es el más grave de los crímenes…”.

No existe en Cuba, en los 62 años trascurridos, un solo caso demostrado de represión indiscriminada, desaparecidos, tortura o “falsos positivos” —como se denominan en Colombia y otros países— los asesinatos de inocentes que se hacen pasar como enemigos.

Usted puede estar descontento o se contrario al Socialismo, ese es su derecho constitucional, además puede expresar sus opiniones públicamente, pero lo que no puede hacer, es actuar y conspirar, con apoyo extranjero, contra el orden legal establecido, como también se impide en todos los países del mundo, sea cual sea su filiación política. Usted no tiene ningún derecho a infundir el terror mediático, a envenenar con mentiras y manipuladas informaciones a la opinión publica cubana. Ese derecho no se lo concedemos.

Estoy persuadido que la respuesta revolucionaria que se propinará a tales acciones contrarrevolucionarias, será oportuna, correcta, proporcional y adecuada, como debe ser y siempre ha sido.

Tomado de: Cubadebate

Leer más

Más sobre la actualidad cubana (Parte II)

Plaza de la Revolución. 1ro de mayo, día de los trabajadores Foto Radio Rebelde

Por Fabián Escalante

La contrarrevolución interna reorganiza sus fuerzas para pasar a la ofensiva. Primero convocando a un “paro nacional” el 11 de octubre, diz que para obtener la “liberación de presos políticos”. Después –según las redes sociales–, un grupo de “activistas”, evidentemente contrarrevolucionarios, visitaron la sede del Consejo de Administración de la capital para solicitar autorización y realizar una marcha pacífica contra la “violencia” en el mes de noviembre, por supuesto, después de la apertura del turismo internacional que planean las autoridades competentes.

Según un periodiquillo miamense, la marcha, es “contra la violencia, para exigir que se respeten los derechos de todos los cubanos, por la liberación de los presos políticos y la solución de las diferencias a través de vías democráticas y pacíficas”. Además “solicitan protección a las autoridades y el normal servicio de las telecomunicaciones”.

Uno de sus participantes ha puntualizado a los medios de prensa afines, entiéndase contrarrevolucionarios, que aspiran a que marchas similares se repliquen en todo el país. Para tal propósito, los líderes protestantes esgrimen los derechos otorgados por la Constitución cubana, que recoge la protesta pública como un derecho del pueblo.

En dos palabras, el plan –sin dudas estructurado por la CIA y sus asociados, generosos financieros de estos “líderes”– estriba en organizar una masiva actividad contrarrevolucionaria, precisamente en los días en que Cuba reabre sus puertas al turismo internacional.

Mientras, los bombardeos de mentiras y medias verdades pululan por las redes sociales contra los principales líderes del Gobierno, particularmente el presidente Díaz Canel, desmeritando las acciones que el Gobierno revolucionario realiza –sacando recursos de donde no hay– para mejorar las condiciones de vida de barrios desfavorecidos vulnerables.

En Miami, un sector de la comunidad cubana, manipulada por los congresistas fundamentalistas Marco Rubio, María Elvira Salazar y sus acólitos, alista sus armas, coordina y financia a sus peones locales, para que en estrecho contacto con sus pares de la Isla ayuden a crear un ambiente de desestabilización social.

Sin dudas esa es la ESTRATEGIA SUBVERSIVA.

En circunstancias como las actuales –pandemia, escalada del bloqueo, escaseces, etc– no podemos subestimar al enemigo, y si desean elevar la parada (como se decía en mi barrio), hay que aceptar el reto, con MÁS REVOLUCIÓN, como nos enseñó Fidel.

Acciones de masa para demostrar nuestra fuerza, movilizaciones políticas y patrióticas locales parecerían acertadas, aprovechando cada oportunidad. Al enemigo hay que darle de su mismo jarabe. Desean realizar una demostración de fuerza, pues hagamos lo que sabemos hacer, que es movilizar al pueblo.

También, insisto en ello, fortalecer las bases de nuestras organizaciones con “ideas nuevas”, pero con mayor urgencia, con conceptos que superen el reiterado “cambio de estilo y métodos de trabajo”, pues nada de ello se ha logrado a pesar del tiempo transcurrido tratando de implementarlo.

Los comunistas, que militan en la superestructura, deben bajar –en la medida posible– a las organizaciones de base, a los núcleos zonales, para desde allí y a la cabeza del resto de las fuerzas revolucionarias, además de dialogar y escuchar los conflictos y necesidades locales, pasar a la contraofensiva.

El enemigo de la humanidad, el Gobierno de Estados Unidos y sus agencias subversivas se aprestan para propinar el golpe final a la Revolución, en tanto nos suponen débiles. Eso es lo que quieren. Es probablemente a lo que Biden y su administración aspiran como premio de consolación ante las derrotas internacionales y locales sufridas. Entonces, actuemos como sabemos hacer, con el pueblo a la vanguardia. Y aunque a algunos no les guste: la calle es de los revolucionarios, como alertara Díaz-Canel. Entonces, ¡Al COMBATE!

Tomado de: Cubadebate

Leer más

Miradas en contexto: Aproximaciones desde la universidad a la Cuba actual (+PDF)

Compilador: Abel Enrique González Santamaría

¿Qué pasó el 11 de julio de 2021 en Cuba? ¿Cuáles fueron los factores internos y externos que influyeron en los disturbios y actos vandálicos perpetrados en algunas localidades de la nación? ¿Quiénes pedían una «intervención humanitaria»? ¿Qué resultados se esperaban de la operación político-comunicacional? ¿Cuál es el proyecto de la Cuba actual?

Para responder estas y otras interrogantes presentamos esta compilación de reflexiones, vivencias, análisis y artículos de 31 profesores universitarios de las tres regiones del país. La mayoría de ellos han sido protagonistas en la formación de varias generaciones de profesionales, muchos escribieron al calor de los acontecimientos y todos lo hicieron desde la pasión, el compromiso por la obra social que construyen los cubanos y conscientes de la importancia de la educación y la formación integral de la juventud.

Miradas en contexto: Aproximaciones desde la universidad a la Cuba actual, integro en PDF

Leer más

La solidaridad de México ha despertado en nuestro pueblo el agradecimiento más profundo

Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Primer Secretario del PCC. Presidente de la República de Cuba

Por Miguel Díaz-Canel Bermúdez @DiazCanelB

Intervención del Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez en el desfile cívico-militar en ocasión de los festejos por el aniversario del Grito de Dolores.

México, 16 de septiembre de 2021.

Estimado Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos:

Distinguidas invitadas e invitados:

Querido México:

Gracias por la oportunidad que nos das de traer el abrazo agradecido de Cuba a tus hermosas celebraciones patrias por aquel Grito de Dolores que tanto afán libertario despertó en nuestra región hace más de 200 años.

Entre todos los hermanos que nos dio Nuestra América, México cuenta, por muchas razones, como uno de los más entrañables para Cuba.

Ese afecto que une a nuestras tierras comienza con el deslumbramiento que nos provocan sus huellas profundas y diversas en la Literatura y la Historia de América:

“Cuánto es bella la tierra que habitaban los aztecas valientes”, dice en el “Teocalli de Cholula”, el cubano José María Heredia, abriendo una fascinante puerta a ese Mundo Nuestro, muy anterior al de la terrible conquista que iniciarían siglos después, con matanza y destrucción sin freno, las tropas españolas que venían de Santiago de Cuba, al mando de Hernán Cortes.

Pero nadie nos dirá más de México que José Martí. Cito fragmentos de su memorable discurso pronunciado en la velada en honor a este país en la Sociedad Literaria Hispanoamericana en 1891: “(…) hoy nos reunimos a tributar honor a la nación ceñida de palmeros y azahares que alza, como un florón de gloria, al cielo azul, las cumbres libres donde el silbato del ferrocarril despierta, coronada de rosas como ayer, con la salud del trabajo en la mejilla, el alma indómita que chispeaba al rescoldo en las cenizas de Cuauhtémoc, nunca apagadas. ¡Saludamos a un pueblo que funde, en crisol de su propio metal, las civilizaciones que se echaron sobre él para destruirlo!”.

Más adelante, refiriéndose a la significativa fecha que conmemoramos hoy expresa: “…Trescientos años después, un cura (…) citó su aldea a guerra contra los padres que negaban la vida de alma a sus propios hijos; era la hora del Sol, cuando clareaban por entre las moreras las chozas de adobe de la pobre indiada; ¡y nunca, aunque velado cien veces por la sangre, ha dejado desde entonces el sol de Hidalgo de lucir! Colgaron en jaulas de hierro las cabezas de los héroes; mordieron los héroes el polvo de un balazo en el corazón; pero el 16 de septiembre de cada año, a la hora de la madrugada, el Presidente de la República de México vitorea, ante el pueblo, la patria libre, ondeando la bandera de Dolores”. Fin de la cita.

Por sus características, el proceso independentista mexicano, que iniciara con el Grito de Dolores, protagonizado por el Padre Miguel Hidalgo un día como hoy de 1810, y se consumara 11 años después con la entrada del Ejército Trigarante en la Ciudad de México, tuvo un notorio componente de reivindicaciones sociales e indigenistas que lo diferenció de otros procesos que tipificaron a la época de las independencias. Su impacto fue, sin dudas, extraordinario en la lucha libertaria y anticolonialista de nuestra región y particularmente en Cuba.

Recogía aspiraciones ancestrales de pueblos enteros que habitaban el territorio, no sólo mexicano, sino también de centro y sur América y de las Antillas; reivindicaba a todos los sectores criollos pobres –blancos negros y mestizos- sumidos en la miseria, el hambre y la explotación y se oponía a la esclavitud del negro.

La amplia presencia popular influyó de forma decisiva en su radicalización y en la concreción de importantes demandas sociales y políticas, lo que constituyó una inmensa inspiración y aliento para nuestro movimiento independentista.

No son pocos los notables cubanos que dejaron su sangre y sus nombres en la Historia de México. Sobresale especialmente la solidaridad cubana en el enfrentamiento de México a las invasiones texanas en 1835-1836 y la invasión norteamericana de 1846 al 48, se destacan los generales Pedro Ampudia, Juan Valentín Amador, Jerónimo Cardona, Manuel Fernández Castrillón, Antonio Gaona, Pedro Lemus y Anastasio Parrodi.

Los cubanos Florencio Villareal y José María Pérez Hernández, lanzaron en marzo de 1854 el histórico plan de Ayutla, determinante en el rompimiento del ejército y la sociedad mexicana con el gobierno dictatorial del General Santa Anna.

Como ha confirmado el prestigioso investigador René González Barrios, varios de aquellos hombres ocuparon puestos claves en la vida político-militar mexicana y fueron gobernadores o comandantes militares en importantes plazas del país.

Dos de ellos, los generales de división Anastasio Parrodi y Pedro Ampudia Grimarest fueron ministros de Guerra y Marina en el gobierno de Benito Juárez durante la Guerra de Reforma.

En el Congreso, el Gobierno, el exilio o la Guerra al lado de Juárez hubo siempre cubanos. Elogian su obra magnífica compatriotas prominentes como el General Domingo Goicuría y Cabrera y los poetas Juan Clemente Zenea y Pedro Santacilia, quien fuera su yerno, secretario y agente de la República de Cuba en Armas ante el gobierno mexicano.

En la guerra contra los franceses, sirvieron al ejército mexicano los hermanos Manuel y Rafael de Quesada y Loynaz, general y coronel respectivamente; los coroneles Luis Eduardo del Cristo, Rafael Bobadilla y Francisco León Tamayo Viedman; el médico comandante Rafael Argilagos Gimferrer y el capitán Félix Aguirre. Todos regresarían a Cuba, al comenzar la Guerra de los Diez Años.

Fue México el primer país en reconocer nuestra lucha armada y en abrir sus puertos a los barcos con la bandera de la estrella solitaria. Lo aprobó el Congreso, lo sentenció Juárez y lo agradeció Carlos Manuel de Céspedes, el Presidente de la República en Armas, en carta memorable a su par mexicano y cito: “…altamente satisfactorio que México haya sido la primera nación de América que hubiese manifestado así sus generosas simpatías a la causa de la independencia y la libertad de Cuba…”.

Una de las principales tareas que entonces cumpliría Pedro Santacilia, con el consentimiento de Juárez, fue enviar a Cuba a un selecto grupo de militares mexicanos para contribuir a la formación y entrenamiento del naciente Ejército Libertador. Los mexicanos brillaron en los campos de Cuba y sus proezas inspiraron a la tropa y a cuantos oyeron hablar de ellas.

Otra vez dejó el Padre de la Patria cubana, constancia de aquella entrega, en carta al “Benemérito de las Américas”. Escribe Céspedes: “…algunos caballeros mexicanos han venido aquí y han derramado su generosa sangre en nuestro suelo y por nuestra causa, y todo el país ha mostrado su gratitud por su heroica acción…”.

Dos de aquellos bravos militares mexicanos, veteranos de la Guerra de la Reforma y la contienda contra el imperio francés, llegaron a ostentar los grados de General de brigada del Ejército libertador cubano y formaron parte del cuadro de sus principales jefes: José Inclán Risco y Gabriel González Galbán.

Queridas amigas y amigos:

Por esa memoria entrañable que compartimos, nos estremecen e inspiran estos actos que reverencian la historia y volvemos una y otra vez sobre cada línea escrita para México por José Martí, quien enlaza para siempre a nuestras dos naciones en toda su obra, pero especialmente en las cartas a su gran amigo mexicano Manuel Mercado.

Es también a ese amigo del alma a quien deja en carta inconclusa, su rotundo testamento político: la voluntad consagrada al objetivo de “impedir a tiempo, con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.

Años antes, en camino a Veracruz deja escrito: “¡Oh México querido! ¡Oh México adorado, ve los peligros que te cercan! ¡Oye el clamor de un hijo tuyo que no nació de ti! Por el Norte, un vecino avieso se cuaja (…) Tú te ordenarás: tú entenderás; tú te guiarás: yo habré muerto, ¡Oh México por defenderte y amarte!”.

Aquí murió por la Revolución, el joven comunista Julio Antonio Mella, asesinado en una calle de esta misma ciudad en la que se conocerían, años después, Ernesto Che Guevara y Fidel Castro, por intermedio de su hermano Raúl.

Aquí se entrenaron y organizaron su expedición los jóvenes de la Generación del Centenario. Aquí forjaron amistades y afectos que aún perduran y que se inmortalizaron en una canción que es como un himno de aquellos tiempos épicos: “La Lupe” de Juan Almeida Bosque.

De ese período mexicano quedaron para siempre en la historia cubana, entre muchos otros, los nombres de María Antonia González, Antonio del Conde, el Cuate, clave en la adquisición del yate Granma, Arsacio Venegas y Kid Medrano, luchadores profesionales que dieron entrenamiento físico a la tropa, Irma y Joaquina Vanegas, que ofrecieron su casa como campamento.

El paso de Fidel y sus compañeros por México dejó profunda impresión en los futuros expedicionarios del Granma y un cúmulo de leyendas por todas partes de las que todavía se habla con admiración y respeto.

No olvidaremos nunca que gracias al apoyo de muchos amigos mexicanos, zarpó el yate Granma de Tuxpan, Veracruz, el 25 de noviembre de 1956. De esa histórica embarcación, descendió siete días después, el 2 de diciembre, el recién nacido Ejército Rebelde, que venía a libertar a Cuba.

Tampoco olvidamos que a solo unos meses del histórico triunfo de la Revolución en 1959, nos visitó el general Lázaro Cárdenas. Su voluntad de estar junto a nuestro pueblo a raíz de la invasión mercenaria por Playa Girón en 1961, marca sensiblemente el carácter de nuestras relaciones.

Fiel a sus mejores tradiciones, México fue el único país de América Latina que no rompió relaciones con la Cuba revolucionaria cuando fuimos expulsados de la OEA por mandato imperial.

A lo largo de los años jamás se ha quebrado lo que la historia unió indisolublemente. Nuestros dos países han honrado sus políticas soberanas, al margen de cercanías o distancias entre los gobiernos. Impera lo que preconiza un principio muy mexicano: el respeto al derecho ajeno es la paz.

Hay un mérito indiscutible en quienes han dedicado vida y energías, alma y corazón, a alimentar esa hermandad con la ternura de los pueblos. Rindo tributo aquí a la solidaridad sostenida, invariable, apasionada y firme que siempre encontramos en esta tierra, que todos los cubanos debemos amar como a la nuestra.

Lo dijo el Apóstol cubano, quien además dibujó con su prosa colorida un retrato fiel de este pueblo generoso al afirmar: “Como de la raíz de la tierra le viene al mexicano aquel carácter suyo, sagaz y señorial, pegado al país que adora, donde por la obra doble de la magnífica Naturaleza y el dejo brillante de la leyenda y la epopeya, se juntan en su rara medida el orden de lo real y el sentimiento romántico”.

Desde aquellas palabras hasta hoy, no ha dejado de crecer el patrimonio común levantado por una infinita lista de prestigiosos intelectuales y artistas de ambas naciones. Nos unen la literatura, el cine, las artes visuales, el bolero y el mambo.

Podría decirse que el significativo intercambio cultural entre México y Cuba alcanza todas las manifestaciones de la cultura en su más amplia acepción, por cuanto no es menos influyente la relación en el deporte, especialmente el béisbol y el boxeo, donde la conexión se da tan natural y profunda que por momentos se pierde el origen exacto de obras y hechos y hay que concluir que proviene de ambos.

Amigas y amigos:

Por esas y otras razones que no caben en un discurso necesariamente breve, es un gran honor participar en el desfile militar que conmemora el inicio de la lucha por la independencia de México y expresar nuestros sentimientos ante su gobierno y su pueblo.

Lo hago consciente de que es un reconocimiento a los lazos históricos y de hermandad existentes entre México y Cuba, una muestra genuina de aprecio, cariño y respeto que agradezco profundamente en nombre de mi pueblo.

La decisión de invitarnos tiene un valor inconmensurablemente mayor, en momentos en que sufrimos los embates de una guerra multidimensional, con un bloqueo criminal, recrudecido oportunistamente, con más de 240 medidas, en medio de la pandemia de la COVID 19 que tan dramáticos costos tiene para todos, pero en particular para los países de menor desarrollo.

Estamos enfrentando, paralelamente, una agresiva campaña de odio, desinformación, manipulación y mentiras, montada sobre las más diversas e influyentes plataformas digitales, que desconoce todos los límites éticos.

Bajo el fuego de esa guerra total, la solidaridad de México con Cuba ha despertado en nuestro pueblo una mayor admiración y el agradecimiento más profundo.

Permítame decirle, Presidente, que Cuba recordará siempre sus expresiones de apoyo, su permanente reclamo por el levantamiento del bloqueo y porque se convierta el voto anual de Naciones Unidas en hechos concretos, algo que su país ha cumplido de forma ejemplar para con nuestro pueblo.

Agradecemos profundamente la ayuda recibida en insumos médicos y alimentos para paliar los efectos combinados del acoso económico y la pandemia.

Hermanas y hermanos:

Ante la compleja situación epidemiológica que enfrenta el mundo, la solidaridad y la cooperación entre nuestros pueblos adquiere mayor trascendencia.

Por esa razón, nuestros profesionales y técnicos de la salud, no dudaron en acompañar, en cuanto fue necesario, al pueblo mexicano. Y volveremos a hacerlo siempre que lo precisen.

Reconocemos el excelente trabajo desempeñado por México al frente de la Presidencia Pro Témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, mecanismo de genuina vocación latinoamericana y caribeña destinado a defender la unidad en la diversidad de Nuestra América, frente al proyecto de recolonización neoliberal que se nos intenta imponer.

Como expresara Fidel en un Acto de Amistad Cubano-Mexicana celebrado el 2 de agosto de 1980: “¡Nada soportaremos contra México! lo sentiremos como propio. ¡Sabremos ser fieles a la amistad que han forjado siglos de historia y de hermosos principios comunes!”.

¡Viva México

¡Viva la amistad entre Cuba y México!

Tomado de: Cubadebate

Leer más
Page 1 of 41234»