Archives for

Crónicas de un instante: Construir retratos de luz

Foto tomada de internet

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

Desde el comienzo del genocidio israelí (otro más) contra el pueblo palestino, en octubre de 2023, no han cesado las oleadas de imágenes dantescas. Se nos agolpan todas ellas, erguidas en nuestras pupilas, en nuestras memorias y conciencias.

Emergen venidas en dispares escaladas de permanentes escrituras y lecturas simbólicas; penetran sin previo aviso en los anaqueles de nuestros espacios de vida, dispuestas a fragmentarnos los actos más cotidianos y pedestres; se nos ponen delante, como telares en fuga, ancladas en robustas dimensiones, sin tiempo para procesarlas, “entenderlas” o darle casuística explicación.

Implica tirar de los trazos de la aritmética y de renovadas variables, donde se incluyen las perspectivas culturales, históricas y políticas. Y claro está, se gestan muchas otras interpretaciones frente a la guerra, que sigue imperando en nuestro herido planeta, anclada como un pilar imperturbable. La muerte deja de ser una ficción proyectada en las pantallas para emerger como una horrible verdad que nos interpela.

En esos espacios signados para desplegar signos, se advierten retratos de duras parábolas y significados, dispuestos en una suma de fotogramas y videos que construyen todo un capital simbólico en el que converge la barbarie, la muerte y la impunidad. Las cifras de muertos, heridos, mutilados y desaparecidos en estos episodios, son espeluznantes.

Una nota de la agencia EFE, publicada en el periódico Público, el 28 de marzo de 2024, actualiza la cifra de muertos, heridos y las consecuencias de estas escaladas en Palestina.

“El número de muertos en la guerra en la Franja de Gaza, que se encamina a los seis meses, alcanzó este jueves los 32.552 fallecidos y los 74.980 heridos desde el pasado 7 de octubre, mientras más de un millón de personas siguen afrontando una escasez extrema de alimentos”[i].

No cesan las imágenes de la estampida, la desesperación y el desamparo de este heroico pueblo. La posibilidad de la muerte es el horizonte de todas sus miradas; peor aún, de sus caminos posibles. La ira y el dolor se convierten en el pulso de sus respuestas ante la inacción de la sociedad global, que tan solo desata manifestaciones, actos de contundentes respuestas; incluso, se escuchan las voces de los que tienen espacio en tribunas donde, supuestamente, se ejercen las prácticas de la democracia y las soluciones en favor del más elemental derecho reservado para el ser humano, el derecho a la vida.

En el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y en el Parlamento Europeo, dos escenarios construidos bajo estrictas normas de participación, se han escuchado voces lúcidas, enérgicas y coherentes ante las circunstancias y los detonantes de una escalada sin precedentes en la historia de este “conflicto”. No han faltado las claras repulsas frente al delirio y el cinismo de los que apoyan y justifican la crueldad en estos espacios de disertación, refrendando un estado que práctica la aniquilación de todo un pueblo.

Palestina sufre por décadas el cerco, la humillación, el secuestro, la tortura y la muerte. Frente a estas verdades, es inaceptable justificación alguna.

Urge una respuesta coherente, civilizada y definitiva frente a los atropellos de la soldadesca israelí.

En nuestras pupilas no cesan de agolparse los retratos de desesperación y rostros malnutridos por la falta de alimentos y los más elementales productos de supervivencia. La cerrazón y el bloqueo o la estrategia del cuenta gotas, históricamente materializada por el estado israelí, son también parte de los signos de un afincado, ahora renovado, salvajismo.

La representación española de la agencia de las Naciones Unidas, UNRWA, ha puesto un titular que revela y profundiza las dimensiones del genocidio. El titular no deja margen a la duda: Ahora en Gaza también se muere de hambre.

Al menos 576.000 personas en Gaza –una cuarta parte de la población– está a un paso de la hambruna; 1 de cada 6 niños menores de 2 años en el norte de Gaza sufre desnutrición aguda y emaciación; y prácticamente toda la población que depende de la asistencia alimentaria humanitaria lamentablemente insuficiente para sobrevivir[ii].

En otra zona del texto, resuelto con brevedad y contundencia, se subraya la gravedad del asunto, con palabras que agrietan las luces del pueblo palestino:

El hambre y el riesgo de hambruna se ven exacerbados por factores que van más allá de la simple disponibilidad de alimentos. Los servicios inadecuados de agua, saneamiento y salud crean un ciclo de vulnerabilidad, donde las personas desnutridas –especialmente entre las decenas de miles de personas que resultan heridas– se vuelven más susceptibles a enfermedades que agotan aún más las reservas nutricionales del cuerpo.

Hace tan solo veinticuatro horas (este jueves 28 de marzo), la Corte Internacional de Justicia ordenó a Israel —una declaración tardía y de poca esperanza en su cumplimiento— tomar todas las medidas necesarias y efectivas para garantizar que los suministros de alimentos básicos lleguen sin demora a la población palestina en Gaza.

Mientras la equidistancia, la palabra calculada, la información intencionada o las prácticas diplomáticas de los gobiernos cómplices dilatan la solución de este genocidio, se profundiza el signo de la muerte y su materialización en el pueblo palestino.

Estos hechos revelan, una vez más, verdades conocidas que se agolpan recicladas. Estamos “sujetos” a la voluntad de unos pocos gobiernos que, con total desfachatez, no cesan en dar lecciones a los pueblos y gobiernos que somos rebeldes e insumisos; a los que entendemos como innegociable la soberanía y el derecho a existir.

No se trata solo de defender un espacio físico, geográfico, tangible. Es también salvaguardar nuestras culturas, nuestros valores y principios que han de ser respetados y que pueden convivir con toda la diversidad de naciones que habitan en los márgenes y el cuerpo de nuestro planeta.

En estas rutas donde la muerte se avista como una lanza en nuestras retinas, se esconde el trazo genocida de hacer desaparecer una nación, muchas culturas y memorias. Es preciso entonces, con total urgencia, no cansarse, defender la dignidad y el derecho a existir del pueblo palestino.

No es aceptable el desconocimiento de su historia para asumir lo horrendo de las escenas con los brazos cruzados. Defender todas las vidas que corren peligro frente a la muerte es suficiente para tomar partido. Es inaceptable el silencio y la búsqueda del divertimento como “válvulas de escape”, ante la escalada de fotogramas y videos que nos acechan, dispuestos a poner en juicio nuestros delgados actos civilizatorios.

La hambruna se divisa como un dibujo tangible en un mapa de enormes dimensiones, en los derruidos llanos de la ciudad de Gaza.

Urge convocar a todas las manos dispuestas a detener la muerte que acecha la vida de hombres y mujeres palestinos, que son también nuestros hermanos. Se trata entonces de cambiar el curso de la historia, para construir retratos de luz y esperanza.

[i] Israel ya suma más de 32.500 palestinos asesinados y cerca de 75.000 heridos en Gaza. https://www.publico.es/internacional/israel-suma-32500-palestinos-muertos-cerca-75000-heridos-gaza.html

[ii] Ahora en Gaza también se muere de hambre. https://unrwa.es/actualidad/sala-de-prensa/ahora-en-gaza-tambien-se-muere-de-hambre/

Galería de fotos tomadas de Internet

Leer más

Crónicas de un instante: Inventario

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

“La guerra no se puede desear, por su horror y desdicha”

Periódico Patria, Nueva York

9 de julio de 1892

José Martí

La persistencia de la guerra en el mapa de este quebrado planeta es la llana expresión de la arrogancia de quienes la alientan y la desatan, entendida como “principal herramienta para la solución de los conflictos que aquejan en la humanidad”.

Su reciclada materialización responde a esa velada tesis que apuesta por doblegar la voluntad humana, de asestar el “primer y definitivo golpe”. La emplean frente a los pueblos que defienden su derecho a existir como nación, a los que defienden la paz desde los cimientos de la dignidad, la entereza, los valores y principios escritos en los pilares de la historia.

Las embestidas guerreristas que por estos días asesta el Estado genocida israelí contra el pueblo palestino responden a su “lógica”: borrar las huellas de una nación que se empeña en defender su historia, cultura, leyendas y tradiciones.

Documentan estos crímenes las fotografías que se agolpan en el imaginario la sociedad global, dispuestas como piedras filosas. Resultan inabarcables las escenas del horror tomadas por fotorreporteros prestos a construir los cromatismos de un instante, los pasajes sinuosos, revelados como crónicas “nuevas”. Su labor aflora con los signos de una gesta. Son anónimos narradores que pintan el dolor de civiles —cientos, miles— aferrados a la vida.

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

Las imágenes vertidas en las pátinas de nuestros días llegan como trazos secos y velados encuadres. Sus brazas nos interpelan como preguntas, se embisten plomizas en nuestros sitios de confort y asestan duros golpes dispuestos a quebrar los equilibrios de todos los sentidos posibles.

Según una nota de la agencia multiestatal Telesurtv de este 24 de diciembre, “El Ministerio de Sanidad de la Franja de Gaza elevó este domingo a más de 20.400 el balance provisional de fallecidos por la ofensiva lanzada sobre el territorio por las fuerzas de ocupación israelí hace más de dos meses y medio”[i].

Ante la anchura de este genocidio no puede haber espacio para el silencio cómplice y la calculada respuesta. Es inaceptable dejar de gritar; urge romper los cercos de los silencios dispuestos como mamparas de envolturas banales.

Nos asiste el derecho y el deber de denunciar las brasas de una barbarie que apunta a profundizarse, en los próximos días, con mayores escaladas. Una vez más el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha demostrado su inoperancia frente a las huellas de un crimen.

Los llamados “estados de derecho” que cobijan con instrumentos de matar al ejército israelí son parte de esta aritmética. Es inaceptable permitir que se siga instalando el dolor en nuestros parajes cotidianos, urge detener el uso de las armas, de dispares calibres enviados desde muchas partes del mundo, todos ellos mandatados para anular al pueblo palestino.

Se impone compartir un inventario de países y bloques que apuestan por afincar el discurso de doble rasero; el cinismo no es aceptable en las prácticas de la política. Quienes se apropian de esos resortes son auténticos tecnócratas de ocasión, piezas de usar y tirar. Estos apuntes no pretenden dibujar la aritmética de gobiernos que amparan el genocidio, se necesitarían miles de pliegos para hacer el mapa completo del crimen, dispuesto por calculadas escrituras.

A continuación un pequeño inventario de titulares, extractos y fuentes de noticias publicadas en diversos medios que evidencian dichas complicidades.

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

Alemania

Alemania justifica como “responsabilidad” venta de armas a Israel (Resumen Latinoamericano, 12 de mayo de 2015)

La canciller alemana, Angela Merkel, horas antes de reunirse con el presidente del régimen israelí, Reuven Rivlin, argumenta que respaldar la venta de armas a Israel es una “responsabilidad especial” que su país contrajo con dicho régimen.

Alemania entregó armas a Israel en pleno ataque a Gaza (DW, 18 de agosto de 2014)

Alemania suministró armamento por valor de más de 600 millones de euros a Israel después del inicio del conflicto en la Franja de Gaza, de acuerdo a un documento oficial al que ha tenido acceso este lunes la agencia dpa. El documento contiene la respuesta del secretario de Estado del Ministerio de Economía, Rainer Sontowski, al político de La Izquierda Jan van Aken donde informa de la entrega de armamento acordado antes del inicio de los ataques, pero suministrado una vez que comenzaron los ataques del Ejército israelí.

Canadá

Silencio en Ottawa sobre las exportaciones de armas a Israel (RCI, 24 de noviembre de 2023)

Canadá exporta material militar a muchos países, entre ellos Israel, que lleva más de un mes en guerra contra Hamás en la Franja de Gaza, donde las autoridades han informado de la muerte de miles de civiles. ¿Ha suspendido Ottawa estas ventas desde el inicio del conflicto? El gobierno de Trudeau se mantiene evasivo al respecto.

España

El Gobierno español autorizó el año pasado exportaciones de armas a Israel por valor de 9,3 millones (El País, 16 de diciembre de 2023)

Las entregas de armamento superaron los 2,3 millones. España fue el sexto país de la UE que aprobó más ventas militares a Tel Aviv y el octavo que más le suministró, según un informe del Consejo Europeo.

Probados en combate: la compra-venta de armamento entre España e Israel (La marea, 13 de octubre de 2023)

España ha autorizado la venta de material de defensa a Israel por 139 millones de euros desde 2000. El pasado año, entre ese material, había sistemas de dirección de tiro, municiones y aeronaves.

El Gobierno de PSOE y Podemos ha vendido armas a Israel por valor de 40 millones de euros (Voz pópuli, 17 de octubre de 2023)

Desde el año 2020 se han autorizado 147 licencias para la venta de armas a Israel. Podemos exige ahora un embargo sobre el Gobierno de Netanyahu.

Fin al comercio de armas con Israel (Rebelión, 29 de noviembre de 2023)

Desde el año 2000, el Estado español ha vendido armas a Israel por valor de 139 millones de euros. El número de importaciones es mucho mayor al de exportaciones. Solo en estas últimas semanas, el Estado español ha autorizado la compra de lanzacohetes SILAM, de Elbit Systems, por valor de 576,4 millones de euros y de 1.680 misiles Spike, por valor de 285 millones de euros.

Estado Unidos

El Pentágono aprobó la venta a Israel de 75 aviones de combate por 15.200 millones de dólares (La voz de Galicia, 2 de octubre de 2008)

El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha aprobado la venta a Israel de 25 aviones de combate F-35 y de otros 50 en el futuro en una operación que, en conjunto, asciende a 15.200 millones de dólares.

Estados Unidos planea transferir a Israel bombas de precisión por un valor de US$ 320 millones, una venta aprobada a principios de este año (CNN, 7 de noviembre de 2023)

La venta a Israel de los conjuntos de bombas planeadoras de la familia Spice (un tipo de kit de bombas de precisión que puede convertir bombas no guiadas en municiones guiadas por GPS) a Israel fue aprobada por los comités pertinentes del Congreso de Estados Unidos hace varios meses, antes de que Hamas atacara a Israel el 7 de octubre y se desatara una guerra, dijo una de las fuentes.

Washington concede a Israel más dinero para armas (Rebelión, 19 de agosto de 2008)

Estados Unidos reafirmó hoy su apoyo a la carrera armamentista israelí, al suscribir una carta de intención por la cual otorgará a Tel Aviv 30 mil millones de dólares en los próximos 10 años. Washington avanzó así en sus planes de reforzar militarmente a sus aliados en el Medio Oriente, el surtidor petrolero del planeta.

EE.UU. aprueba venta de armas de precisión a Israel (Telesurtv, 18 mayo 2021)

La administración del presidente estadounidense Joe Biden autorizó la venta a Israel de 735 millones de dólares en armas de precisión, informó este martes The Washington Post.

Estados Unidos aprobó venta de armas a Israel (Prensa Latina, 21 de mayo de 2021)

El gobierno de Joe Biden aprobó la venta de un paquete de armamento militar de 735 millones de dólares, lo envío al Congreso el 5 de mayo y el liderazgo demócrata y republicano lo respaldaron, informaron medios de prensa.

EEUU venderá casi 14.000 proyectiles de tanque a Israel por más de $100 millones (Sputnik News, 9 de diciembre de 2023)

El Departamento de Estado de EEUU aprobó una posible venta de casi 14.000 proyectiles y equipo auxiliar para tanques de Israel por valor de 106.5 millones de dólares, informó el Pentágono.

FOTO: STRINGER (AFP)

FOTO: MAHMUD HAMS (AFP)

FOTO: STRINGER (AFP)

Francia

Francia venderá armas a Israel (EFE, 10 de diciembre de 1981)

Francia venderá armas a Israel y a los países árabes indistintamente, según confirmó ayer el ministro de Asuntos Exteriores galo, Claude Cheysson. De esta manera queda levantado de hecho el embargo decretado por el general Charles de Gaulle en 1967 contra el Estado hebreo. El jefe de la diplomacia francesa anunció esta decisión al concluir su visita oficial a Israel.

Italia

Israel e Italia concretaron acuerdo de armas (Noticias de Israel, 23 de septiembre de 2020)

Israel e Italia han concertado un acuerdo de adquisición recíproca en virtud del cual el Ministerio de Defensa de Israel adquirirá cinco helicópteros de entrenamiento avanzado y los italianos, a cambio, adquirirán misiles Rafael spike y simuladores Elbit Systems.

Reino Unido

¡Alto al genocidio! ¡Dejen de armar a Israel (Liga Internacional de los Trabajadores, 8 de noviembre de 2023)

El Primer Ministro británico Richie Sunak dice que lo que Israel está haciendo es autodefensa, Sunak intenta encubrir el genocidio israelí, mientras que el gobierno conservador autorizó la exportación de armas por valor de 472 millones de libras a Israel en los últimos ocho años, incluido el apoyo a su combate. Aviones que ahora atacan Gaza en medio de una crisis humanitaria.

La venta de armas de Reino Unido a Israel alcanza máximos históricos (El Diario, 28 de mayo de 2018)

Un nuevo estudio revela que las ventas de las compañías de armas han alcanzado un nuevo récord justo en el momento en el que el príncipe Guillermo se prepara para visitar Ramala y Jerusalén.

FOTO. BASSAM MASOUD (REUTERS)

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

FOTO: MOHAMMED ABED (AFP)

Europa

Europa “ayuda y asiste” a la ofensiva de Israel en Gaza con armas (Euronews, 3 de noviembre de 2023)

El Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI) proporcionó datos sobre las ventas de armas de Europa a Israel entre 2013 y 2022, mostrando que Italia y Alemania habían suministrado al ejército de Israel armas y equipos cruciales que ahora estaba utilizando sobre el terreno en Gaza.

El Reino Unido, por su parte, tiene lucrativos acuerdos de suministro a la fuerza aérea israelí, según la Campaña contra el Comercio de Armas (CAAT).

El SIPRI, un instituto de investigación independiente con sede en Suecia, detalló que Alemania había enviado más de 1.000 motores de tanque a Israel.

En la última década, según el instituto, Alemania también ha entregado -y financiado parcialmente con dinero de los contribuyentes- submarinos de la clase Dolphin y corbetas Sa’ar para la armada israelí, aunque están equipados con cañones y misiles israelíes.

También existe una importante cooperación industrial en materia de defensa entre Alemania e Israel, incluso en el desarrollo de misiles y otras municiones, en la que participan empresas como Rheinmetall, MBDA Deutschland y Krauss-Maffei Wegmann, entre otras, afirma el SIPRI.

Entre 2013 y 2022, empresas italianas vendieron a Israel armamento por valor de casi 120 millones de euros: una media de unos 12 millones de euros al año, según Pagella Politica.

Israel, un país militarizado con la ayuda de EEUU y la UE (El Salto, 31 de octubre de 2023)

En el periodo 2001-2021 se han realizado exportaciones españolas a Israel por valor de 103,8 millones de euros, pero las importaciones españolas desde Israel son muy superiores a les exportaciones.

Europa vendió armas a Israel por 609 millones de euros en 2022 (La Jornada, 19 de diciembre de 2023)

Pese a restricciones que afectan a países en guerra, el intercambio del bloque con Tel Aviv en este rubro está en auge, revela informe.

Armas para Israel (Centre Delàs, mayo 2002)

La escalada de violencia desencadenada por el gobierno de Israel contra el pueblo palestino en los territorios que mantiene ocupados militarmente, con el bombardeo de asentamientos civiles, detenciones arbitrarias de miles de personas, asesinatos, torturas y desapariciones, tiene complicidades en los países de la Unión Europea. Esta acusación tiene su argumento en el suministro de armamentos que, especialmente desde Gran Bretaña, Francia, Italia y Alemania se realiza a Israel. España no es ajena a ese comercio inmoral. Según datos facilitados por el propio gobierno español, España ha exportado en los últimos diez años a Israel material militar por un importe valorado en 2.625 millones de pesetas (15,8 millones de euros).

Industria armamentística

La industria armamentística registra récords desde el 7 de octubre (Desinformémonos, 23 diciembre 2023)

“La escala de destrucción y crímenes de guerra en Gaza no sería posible sin transferencias masivas de armas desde Estados Unidos”, dijo Noam Perry del American Friends Service Comittee (AFSC), el grupo detrás de la herramienta, en un comunicado el miércoles. “A medida que crece la resistencia global a la guerra y al apartheid, es importante que el público sepa exactamente quién está haciendo posible esta violencia”. En octubre, Newsweek publicaba que algunas de estas compañías habían experimentado una fuerte subida en bolsa como consecuencia de la declaración de guerra por parte de Netanyahu: las acciones de Lockheed Martin subieron de 400 a 443 dólares y las de Northrop Grumman de 423 a 490.

Empresas de armamento en Bolsa repuntan por conflicto en Israel (El Economista, 10 de octubre de 2023)

La que más gana en Wall Street es la estadounidense Northrop Grumman, con un rendimiento de 9.90% desde el cierre del viernes pasado a 465.12 dólares cada una. El lunes repuntó 11.43%, aunque este martes tuvo una corrección de 1.38 por ciento.

Comercio de armas: ¿Qué países y empresas están vendiendo armas a Israel? (Worldbeyondwar.org, 18 de mayo de 2021)

Estados Unidos es, con mucho, el mayor exportador de armas a Israel. Entre 2009 y 2020, más del 70 por ciento de las armas que compró Israel provinieron de EE. UU., Según el Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo (Sipri) Base de datos de transferencias de armas, que solo incluye las principales armas convencionales.

El segundo mayor exportador de armas a Israel es Alemania, que representó el 24 por ciento de las importaciones de armas de Israel entre 2009-2020.

Italia es el siguiente, habiendo proporcionado el 5.6 por ciento de las principales importaciones de armas convencionales de Israel entre 2009-2020, según Sipri.

El Reino Unido, aunque no está en la base de datos de Sipri en los últimos años, también vende armas a Israel y ha otorgado licencias por valor de 400 millones de libras esterlinas en armas desde 2015, según CAAT.

Canadá representó alrededor del 0.3 por ciento de las importaciones de Israel de las principales armas convencionales entre 2009 y 2021, según cifras de Sipri.

Estos son los países que más armas venden a Israel (Huffpost, 9 de octubre de 2023)

Estados Unidos: 288 millones de dólares; India: 34,3 millones de dólares; Italia: 6,3 millones de dólares; República Checa: 5,62 millones de dólares; Corea del Sur: 5,33 millones de dólares.

FOTO: LUIS ÁNGEL REGLERO (EFE)

[1] Gaza eleva a más de 20.400 cifra de palestinos asesinados por Israel

Leer más

María Luisa Ortega: Hay una explosión de nuevas formas estéticas.

Foto cortesía de la entrevistada, intervenida como fotomontaje.

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

Transcripción de la entrevista a María Luisa Ortega, escritora, académica e investigadora de cine española, en el espacio Diálogos en reverso de la Unión de Periodistas de Cuba, realizada el 1 de febrero de 2023 basado en su libro, Espejos rotos: Aproximaciones al documental norteamericano contemporáneo (Ayuntamiento de Madrid/Ocho y Medio, 2007)

Octavio Fraga: Buenas tardes, ya son la una de la tarde en La Habana, Cuba, y comenzamos otra jornada de Diálogos en reverso. Bienvenida María Luisa a este espacio, un placer tenerte por acá y gracias por aceptar nuestra invitación.

María Luisa Ortega: Buenos días o buenas tardes, y muchísimas gracias Octavio por la invitación, es un placer estar con vosotros.

Octavio Fraga: El libro que hoy nos convoca, aunque ha sido publicado hace algunos años (2007) tiene una absoluta vigencia e importancia por el peso temático y la envergadura de la investigación, resulta además un volumen enriquecedor para todos los que nos importa el cine.

Como ya es habitual en este espacio, hacemos una pequeña presentación de nuestra invitada, que he querido resumir en dos párrafos, lo cual ha sido una verdadera odisea, porque cuando le pedí su curriculum para ponerme al día de lo que había hecho, me tuve que enfrentar a sesenta y cinco cuartillas de una fructífera carrera profesional.

María Luisa es doctora en Filosofía y profesora de Comunicación Audiovisual en la Universidad Autónoma de Madrid, los temas que distinguen su labor de investigación son: la mundialización de la ciencia y las culturas nacionales, la comunicación científica, imagen y divulgación, comunicación social y educación, epistemología audiovisual, historia y teoría del cine documental, así como cine latinoamericano y español. Es directora de una revista, que yo les recomiendo, Secuencias, que tranversaliza la historia de cine. Ha sido coautora, editora o autora de varios libros, cito algunos: Tierra en trance: el cine latinoamericano en 100 películas, del año ‘99, Cine documental en América Latina, de 2003, Dentro y fuera de Hollywood: la tradición independiente en el cine americano, Documental y vanguardia: lenguajes lenguaje fronterizos, en el 2005, De la foto al fotograma. Fotografía y cine documental, del 2006, Nada es lo que parece: falsos documentales, hibridación y mestizajes del documental en España. Desarrolla una intensa labor académica y de investigación, que reitero, sería imposible apuntar en este apartado de presentación.

Empiezo con la primera pregunta, ¿qué resortes te impulsaron a desarrollar la investigación de este libro, que sustantivas motivaciones tenías para hacer este libro tan interesante?

María Luisa Ortega: Pues, en el proyecto de Espejos rotos creo que convergen varias dinámicas, por una parte en aquel entonces yo era colaboradora de programación del Festival Documental Madrid y propuse a su director, Antonio Delgado, hacer un ciclo que diera a conocer al público madrileño, también internacional, que venía al festival algo de lo que se estaba haciendo en el cine documental contemporáneo en los Estados Unidos, que fuera un poco más allá de lo que se conocía, que eran básicamente las películas de Michael Moore, que se habían estrenado comercialmente, de ahí que el libro venga también asociado a un ciclo que se programó durante dos años, el 2006 y 2007, y en ese segundo año se publica el libro, que es una edición del Ayuntamiento de Madrid con 8 1/2 y el propio festival. Pero claro, esto venía de un poquito más atrás, tenía que ver básicamente con mis funciones docentes; desde finales de los años noventa yo comencé a impartir cursos de doctorado en historia y en teoría del documental en la Universidad Autónoma de Madrid, teníamos un programa de doctorado en historia del cine donde yo impartía esa asignatura, con muchas horas y con unos asistentes maravillosos que me hicieron pensar mucho —durante muchos años— que también se recoge de alguna forma este contexto en el prólogo del libro, y cuando yo tenía que comenzar a hablarles de cuáles identificaba como las corrientes que habría desde aproximadamente finales de los años ochenta y que se asentaban en los noventa para explosionar en los primeros años del siglo xxi, yo veía a tres directores norteamericanos que marcaban un poco tres líneas en un territorio. A veces hablaba de ellos como tres sismógrafos que comenzaban a trabajar con un conjunto de lenguajes, de preocupaciones distintas a las del documental de los años sesenta y los años setenta, y que nos permitían de alguna forma cartografiar lo que estaba pasando desde esos años hasta los principios del siglo xxi. Esos tres directores eran, básicamente, Michael Moore, Ross McElwee y Errol Morris, no por las cualidades de la autoría — podemos hablar sobre esto—, sino por sus modos de entender el documental diametralmente opuestos los unos respecto a los otros. Lo que me parecía que sí marcaban tres líneas: renovación de un cine sociopolítico, todo el documental enunciado en primera persona, que trabajaba sobre el diario, la autobiografía o la historia familiar, y el tercer punto que era Errol Morris, que estaba abriendo otros caminos que a mí también me interesaban mucho, y de ahí parte realmente el proyecto. También de comprender lo que constituía, un contexto más amplio de estas cinematografías.

Octavio Fraga: En las maneras de hacer el documental, en esos años que tú trabajas, ¿qué circunstancias políticas e históricas, propiciaron esa suma de riquezas culturales y estéticas?

María Luisa Ortega: Pues son varios los factores, y me parece que también se han reduplicado en otros países. Lo que veíamos de alguna manera en esos finales de los ochenta, y, sobre todo, en la década de los noventa, es una visibilidad del documental a nivel internacional ¿Dónde estábamos viendo eso? Pues en documentales que salían del ecosistema televisivo para ser estrenados en salas de cine. Y eso no pasaba en muchos países desde los años sesenta o los años setenta, cuando hubo otra fuerte renovación de los lenguajes y unos contextos políticos o sociales —luego podemos hablar de ellos— que también lo propiciaron. Es decir, la salida a las salas en un formato de largometraje. Por otra parte, la aparición de nuevas pantallas como los festivales especializados, también los festivales generalistas comenzaban a acoger, y haciendo a veces competir a las películas de ficción y los documentales en este proceso, un proceso de visibilización.

¿En términos cinematográficos cuáles podrían ser las razones? Por una parte, esto lo discutíamos muchos en los años noventa y principios de los 2000, parecía que lo que denominábamos el cine independiente en general, incluida la ficción, había decaído, o no nos estaba ofreciendo cosas demasiado originales o interesantes, y donde parece que se estaban moviendo cosas era en el documental. De ahí un festival como Sundance, que en el libro tiene su importancia como lugar de legitimación de estas nuevas estéticas, en un momento en el que todas estas películas y estos cineastas no van a competir por los Oscar, por ejemplo. Hay muchas de estas películas diferentes que comienzan a pasar por Sundance, y este festival, en 2003, crea una sección específica de documental, y esto vamos a ver que se duplica o se reduplica también a nivel internacional. La crítica vuelve sus ojos al documental porque encuentra en ellos cosas interesantes en las listas de los críticos de las mejores películas del año. De repente comienzan a aparecer documentales, cuando no aparecían, durante una década y pico aproximadamente, y claro, también hay todo un sustrato también político, o si queremos sociopolítico y del propio ecosistema audiovisual, algo que pasa en Estados Unidos para quienes lo han estudiado bien. En el libro cito mucho un trabajo de Patricia Zimmerman, Estados de emergencia, ella estudió muy bien todo este proceso entre las industrias cinematográficas o audiovisuales y el estado de emergencia en términos políticos, pues en Estados Unidos las cadenas públicas de televisión se habían cerrado a lo que eran propuestas críticas en términos sociopolíticos, cosa que no había pasado en algunas de las décadas anteriores. También comienzan a ser más difícil de obtener algunos fondos públicos para la realización de nuevo de películas con una perspectiva crítica, y eso va creando que se generen salidas de una forma de producción, también de circulación y de exhibición del cine independiente, y esto me parece que en los años noventa pasa en otros lugares del mundo. En Europa son las televisiones privadas, llegan las televisiones privadas, eso hace que las televisiones públicas tengan que competir con las privadas, y algunos proyectos propios de la identidad de un servicio público pues dejan de lado estas funciones. Luego, claro, para algunos de los casos específicos pensemos que estamos en plena era Bush, siglo xxi, 2003, guerra de Irak, y luego, obviamente, todos los efectos perversos de la evolución abierta de un capitalismo salvaje, podríamos decir que son las temáticas que muchos de estos documentales abordan.

Octavio Fraga: Me hablas de los factores externos que han compulsado a ese resultado de conjunto, pero hay un elemento que me falta, que se me queda cojo, y es el estado de gracia de todo ese conjunto de realizadores, algunos los  has mencionado. Cuando transitas por el libro, te das cuenta que hay una diversidad de estéticas, de narrativas, de maneras de hacer. Estoy de acuerdo con tu reflexión, pero, ¿qué otro factor, o factores, pudieras aportar en términos creativos, de retroalimentación estética que hayan propiciado ese “boom” (no es la palabra que me gusta), en torno a ese conjunto de cineastas?

María Luisa Ortega: Claro, es verdad todo lo que estás diciendo, lo que hay es una implosión, una explosión de nuevas formas estéticas que entran, además, en diálogo con las formas estéticas del pasado, lo que ha sido fundamentalmente el cine directo, el cinema vérité de los años sesenta y de los años setenta. Entonces, lo que aparecen son un conjunto de cineastas, algunos vienen del cine, en el caso de Ross McElwee formado en el MIT, (Massachusetts Institute of Technology), que tiene un grupo de experimentación cinematográfica en torno a las formas del diario cinematográfico, las formas más intimistas, autobiográficas, etcétera, y desarrollan un conjunto de herramientas cinematográficas muy interesantes. Si pensamos en alguien como Michael Moore, un sujeto que viene del periodismo y de la televisión, que encuentra unas determinadas formas retóricas o unas nuevas retóricas audiovisuales para interpelar a nuevos públicos, y yo creo que esto es fundamental para entender algunos de los matices de las estéticas. Pero pasaba lo mismo en los años sesenta con la irrupción del cine directo, gente que venía, digamos, de las formas más cinematográficas, pero otros que venían del periodismo audiovisual y que terminan sumando para proponer nuevos lenguajes. También es verdad que esto lo vemos a nivel internacional, porque estas formas que identificamos en el documental norteamericano se están desarrollando también en otros sitios. Van a tardar más en visibilizarse de una forma tan clara, pero aparecen formas que retoman algunos elementos y estéticas que estaban en los cines experimentales, que estaban en determinadas corrientes de los cines feministas, por ejemplo, de los años setenta, o en formas de la videocreación. Todos los procesos de apropiación del archivo, del trabajo con el archivo, del trabajo con las home movies, con las películas domésticas, todo esto se estaba moviendo, desde antes, en otros espacios de creación cinematográfica. Lo que a mí quizás más me interesa es cómo toman un espacio público mucho más amplio, cómo esas mismas herramientas, de repente, llegan a unos públicos mucho más amplios que los públicos más circunscritos y, además, cómo las modulaciones más formales se ponen al servicio de pensar la realidad.

Octavio Fraga: Lo has bocetado de alguna manera. Este conjunto de realizadores que estudias, bebieron de escuelas que le antecedieron: cine directo, cinema vérité. ¿Qué les hace diferentes a este conjunto de cineastas que abordas en el libro, de los cineastas que le antecedieron?

María Luisa Ortega: De los tres que he citado, cada uno es un mundo completamente aparte, como novedades que irrumpen y que no irrumpen sólo con estos tres cineastas, aunque hay algunos otros que también contribuyen a ello. Espejos rotos, reproducimos una entrevista de Judith Helfand sobre la aparición del humor en el documental, de la sátira, de la ironía. Esto no era una herramienta que estuviera en el documental anterior, esto es radicalmente distinto, otro de los artefactos narrativos que se imponen, y que podemos encontrar tanto las formas más sociopolíticas de Michael Moore, pero también está Ross McElwee desde las formas más ensayísticas y del diario cinematográfico. Es la película en proceso, una película que desvela su proceso de realización y que da lugar a instrumentos autorreferenciales, autorreflexivos y que, además, consigue visibilizar cosas que el cine anterior no había conseguido hacer.

Para el caso de Michael Moore, también retomo algunos autores, y he venido pensando bastante cómo en el año ‘89 se presenta Roger and Me y en el 90 American Dream, de Bárbara Kopple, una cineasta que seguía trabajando dentro de los parámetros del cine directo y del cinema vérité norteamericano. Los dos van a abordar el mismo problema, que son las grandes corporaciones y la erosión del movimiento obrero. Barbara Kopple lo hace con los dispositivos clásicos: la lucha sindical, el estar con los trabajadores, el seguirlos en las manifestaciones, en la lucha, en la observación participante, pero no consigue visibilizar tan bien como lo va a hacer Michael Moore con estos nuevos artefactos. Otro de los problemas es la imposibilidad del acceso a las cúpulas directivas de las grandes multinacionales o de las corporaciones, y él con un dispositivo: voy a intentar entrevistar a Roger Smith, el presidente de la General Motors. Es un artefacto realmente porque él sabe que nunca va a poder acceder a él y consigue visibilizar en la pantalla con esta parte más performática de él mismo, cosas que los dispositivos tradicionales no conseguían hacer.

En el caso de todas estas películas, antes he citado a Ross McElwee, pero tenemos un ámbito muy amplio, tanto dentro del cine norteamericano como de otras cinematografías que comienzan a trabajar con dispositivos como el diario cinematográfico, la enunciación en primera persona, la utilización de las películas familiares, el recurso a la propia historia familiar para hablar del mundo, porque la diferencia que yo también señalo en el libro, es la diferencia entre estas formas documentales y las formas que proceden más de los cines experimentales, que son más autistas respecto al mundo. Y estos cineastas y estas cineastas quieren hablar del mundo, pero de cómo ellos experimentan el mundo, y ahí aparecen cosas que no estaban en el cine de los sesenta y de los setenta. Reaparece esa voice mover, esa voz de la narración, pero ahora ya no es una voz enunciativa en tercera persona del singular que todo lo sabe, que todo lo explica, sino aparecen voces dubitativas, aparece un trabajo tanto en la banda visual como en la banda sonora con muchas temporalidades superpuestas, el tiempo de la filmación, el tiempo de la edición, de la revisión, el tiempo de la enunciación de la propia voz y, además, hay muchísima heterogeneidad también de materiales, como vamos a ir viendo. Esto arranca en este momento, pero lo tenemos hasta nuestros días, que sigue siendo una de las pautas.

Y en el caso de Errol Morris, además de abrir toda la línea tan potente ahora mismo del True prime, encontramos de todo: cosas muy interesantes y cosas muy poco interesantes. Ahí, como dirá él, lo que inaugura es un cine documental que no confía o no recurre a la captura de lo real, como el cine directo, sino un cine controlado. Ricky Leacock, en los años sesenta, había escrito ese célebre manifiesto del cine directo norteamericano por un cine no controlado que captura lo real. Ahora Errol Morris impone el control absoluto: vuelvo al trípode, vuelvo a la entrevista casi entendida como un interrogatorio, construyo escenas que claramente se ve que están construidas con una iluminación perfecta, una calidad de imagen soberbia. Se esfuman todas las antiguas retóricas del documental, digamos del directo, y vamos a otro espacio de interrelación con el espectador; distinto porque también los recursos se agotan en los procesos de credibilidad o en los procesos que nos hacen, y porque hay toda una línea de todo este nuevo documental que arranca y que llega hasta nuestros días, que tiene una posición mucho más compleja en términos epistemológicos.

De eso hablo mucho en el libro, de hacernos pensar cómo se construye la realidad, cómo se construyen los discursos. Las películas no son una ventana transparente al mundo sino son constructos, y tanto el cine en proceso, como estos artefactos tan evidentes de Errol Morris, lo que construyen es un espectador complejo, un nuevo espectador, también para el siglo xxi.

Octavio Fraga: Tomando esta palabra que usas: el control ¿No crees que hay un trasvase, entre el ensayo clásico literario y el resultado de muchas de esas piezas documentales que están en el conjunto del libro?

María Luisa Ortega: Bueno, la cuestión de los parecidos y las diferencias del ensayo literario con el ensayo cinematográfico son complejas, porque dentro de lo que ha sido la teoría del cine-ensayo, que se ha desarrollado muchísimo en los últimos años, todos hemos escrito algo sobre cine-ensayo. Las primeras teorizaciones sobre el cine-ensayo, que también comienza a aparecer en los noventa, daban bastante predominio a la voz, a esa voz en el proceso de reflexión y de pensamiento, y quizás quedaba de una forma más marginal la capacidad de pensamiento a través de las propias imágenes. Entonces, en ese también muy amplio territorio cartografiado del cine-ensayo encontramos —yo no me atrevería a decir— tanto similitudes con el ensayo escrito, que también de muy diferente naturaleza. No podemos comparar, ese ensayo de Montaigne, donde se remonta el ensayo literario, con, por ejemplo, el ensayo político. De hecho, para este período del documental norteamericano es muy divertido o es muy interesante ver cómo se escribe sobre algunas de estas películas. Para los teóricos, los académicos y los críticos europeos, Michael Moore no es un ensayista, porque no entra dentro de nuestros parámetros europeos, incluso en la teoría del ensayo literario desde Teodoro Adorno hasta Lukács; sin embargo, dentro de la crítica norteamericana, para algunos, Michael Moore es un continuador del ensayo político norteamericano del siglo xix. Entonces, a mí me gusta un poco conectar la cuestión del ensayismo cinematográfico más que con las formas de escritura con las formas de pensamiento o con los estilos de pensamiento, y cómo eso se manifiesta cinematográficamente en diferentes latitudes de diferente manera.

Porque (por poner dos grandes ensayistas fílmicos) tenemos a Harun Farocki por una parte y, por la otra, a Chris Marker. Los dos son ensayistas, pero hay dos estilos de pensamiento detrás de ellos y hay algunas similitudes. Pero en la forma de escritura de los textos, sus propias formas de trabajar con las imágenes, se nota un estilo de pensamiento distinto que también tiene sus raíces en las propias culturas, en el contexto intelectual al que pertenecen.

Octavio Fraga: En tu libro en el apartado “El humo y la guerra” sentencias: “La historia familiar y las piezas cinematográficas alternativas para romper el silencio serán las protagonistas de ese otro libro «Cine político, un capítulo diferente y a contracorriente de la historia reciente del documental americano»”. ¿Puedes desgranar estas ideas, actualizarlas, contextualizarlas?

María Luisa Ortega: ¿Las que tienen que ver con las relaciones entre la historia en minúscula con la historia en mayúscula?

Octavio Fraga: Sí.

María Luisa Ortega: Ahora no recuerdo bien dónde está esa frase.

Octavio Fraga: Está, es el último párrafo.

María Luisa Ortega: Del primer capítulo, ¿no?…

Octavio Fraga: “El humo y la guerra”, cierra con esa idea.

María Luisa Ortega: Claro, la cuestión es que las formas en las que el documental se enfrenta al presente o al pasado inmediato, pueden tener formas enunciativas distintas, y el documental clásico, se ha enfrentado desde esa construcción enunciativa de lo real más en tercera persona, y lo que aparece en el documental contemporáneo en todas las latitudes es una forma de pensar la historia colectiva a través de la historia familiar o la historia personal.

Realmente en el libro abordo algunos de esos casos o esas líneas de trabajo, más en el tercer capítulo del libro cuando determinados sucesos del pasado como el internamiento de la población japonesa en campos de concentración en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial se aborda desde la propia historia familiar. Son las hijas de algunas de esas personas que sufrieron un internamiento en campos de concentración quienes desarrollan formas de aproximación a esa historia desde la intimidad, desde la experiencia y desde la historia familiar.

Quizás el documental latinoamericano ha dado piezas más interesantes que el documental norteamericano, de pensar la gran historia desde las historias minúsculas. Pensemos en toda la producción cinematográfica documental de Argentina y Chile sobre las dictaduras, donde aparecen las primeras personas. Patricio Guzmán en La memoria obstinada utiliza su primera persona, una primera persona que conecta con un nosotros como sujeto colectivo, y muchísimos de los documentales argentinos y chilenos contemporáneos han utilizado esa modulación de la historia con mayúscula y las historias con minúscula y, entre otras, las historias familiares.

Octavio Fraga: En el libro apuntas a Errol Morris, Michael Moore y Ross McElwee como cineastas que exhiben una impronta autoral. Quisiera que profundizaras en ese tópico.

María Luisa Ortega: Sí, ya sabía yo que esto igual aparecería. A mí no me gusta mucho hablar de la autoría porque creo que el cine es una forma de expresión colectiva, y sobre todo el cine de ficción. Quizás en el documental, porque el desarrollo de las nuevas tecnologías ha permitido potenciar grupos muy reducidos de trabajo, etcétera. Yo intento, siempre que me es posible, no adjudicar una autoría a una película, sobre todo si pensamos en el director o la directora. Pero es verdad que en el documental sí que podemos rastrear determinadas improntas. Los grupos de trabajo son más pequeños y para mí ellos tres manifiestan tres estilos absolutamente distintos.

Michael Moore es un personaje, se construye como un personaje, como una persona pública, de ahí que cuando él utiliza la primera persona realmente no es tanto su subjetividad, aunque hay momentos en el que sí aparece Michael Moore como sujeto individual, pero fundamentalmente es un artefacto retórico también.

Ross McElwee es ese intimismo autorreferencial, autorreflexivo que va pensando su propia historia y su historia familiar, al mismo tiempo que va pensando el mundo a través de las maneras en las que él experimenta el mundo; en esa línea hay otras cineastas y otros cineastas.

Octavio Fraga: Habías puesto también a Errol Morris en esa cita autoral.

María Luisa Ortega: Claro, y Errol Morris yo creo que tiene una impronta autoral que tiene que ver tanto con lo visual, aunque lo visual está muy cercano a los que van a asentarse como modelos televisivos, pero modelos televisivos que copian al propio Errol Morris. Para mí el elemento autoral de Errol Morris son sus preocupaciones epistemológicas, sus preocupaciones epistémicas, que son absolutamente particulares y que tienen que ver con las formas del autoengaño, las formas de la credibilidad y creo que nadie lo ha trabajado como él, y él se ha dotado de unas estrategias audiovisuales o cinematográficas para hacer eso. Hay una manera que tiene también de construir paisajes mentales de los sujetos a los que entrevista, a pesar de que luego hayan venido muchísimos documentales que en su factura son muy parecidos a los de Errol Morris. Esas preocupaciones epistemológicas o intelectuales que tiene su cine no las veo en otros, y él ha seguido trabajando eso, la película que hizo sobre los abusos y las torturas en Abu Ghraib sigue precisamente esa línea, a pesar de haber recibido muchísimas críticas que lo acusan de estar quitando responsabilidades. Y él dice: “No, yo estoy trabajando”. Y lo sigue haciendo con algunos de los libros. “Creer es ver, ver no es creer”, primero crees y luego ves, y trabaja sobre análisis forenses de las imágenes. Sobre todo piensa los parámetros de credibilidad en las sociedades contemporáneas: cómo creemos lo que creemos, cómo nos autoengañamos, cómo la memoria es débil, cómo construimos. Y tiene una forma también de construir a sus personajes. Hay una película que es muy menor en su cinematografía, que casi nadie la cita, pero que a mí me encanta, que es Fast, Cheap and Out of control, que dedico unos cuantos parrafitos en el libro a analizarla, me parece una pieza complejísima. Retrata un conjunto de seres extraños, aunque algunos tienen profesiones más comunes, y consigue a través de ellos, y con imágenes de archivo, con diferentes texturas, con muchísimos recursos, hablar de la vida, de la muerte, de los sueños. Entonces, simplemente, a través de entrevistas o interrogatorios a personajes muy diversos, crea un conjunto de asociaciones absolutamente sutiles, que van desde la vida a la muerte, lo natural, lo artificial; trabaja sobre conceptos abstractos. Y, nadie diría que a Errol Morris no se le considere un ensayista, porque no utiliza estas formas de escritura o estas formas de la voz; sin embargo, a mí, una película como esa me parece un ensayo, como a veces le digo a mis alumnos: “¿Cómo podemos reconocer un ensayo cinematográfico? Pues cuando uno va a hacer una sinopsis de lo que ha visto y sólo se le ocurren conceptos”. Hay relatos, no hay personajes, no hay temas. O sea, no hay temas que permitan describir la película porque la película está pensando. Y entonces si tenemos que hablar de ella en breves palabras nos van a salir grandes palabras o conceptos abstractos. Entonces, ahí hay un pozo también de ensayo.

Octavio Fraga: Coincidirás conmigo en que Michael Moore es un personaje muy mediático, muy polémico, controversial, no sólo por su obra cinematográfica y literaria, también por sus expresiones públicas ¿Cuál es tu valoración sobre el sujeto Michael Moore?

María Luisa Ortega: Bueno, en el libro digo algunas cosas sobre Michael Moore, sobre todo como persona cinematográfica, y sobre su modo de hacer el documental. Creo que sus películas fueron muy relevantes, abrió un espectro al hacer otro tipo de cine político para interpelar a grandes públicos. En cierta medida, su carácter polémico tenía también la virtualidad de hacer películas celebratorias para estos espectadores que, desde la izquierda, disfrutábamos viéndolas, pero con una reacción casi física o emocional. ¿Cuáles son los elementos que a mí no me gustan del cine de Michael Moore? Primero, que ante esa aparente disolución del discurso en formas, del cine en proceso, de las interacciones con los otros, de mayor apertura, a mí me parece que sus películas, cada vez, van cerrando más el discurso y siendo más parecidas a los documentales clásicos. No lo veo tanto en Roger and Me, igual tampoco en Bowling for Columbine, una película, junto con Roger and Me, que me siguen interesando mucho. Pero Fahrenheit 9/11, por ejemplo, me parece que es una película altamente expositiva, como lo eran los documentales clásicos, fueran políticos o de otra dimensión. Luego, hay otro problema, que tiene que ver con lo que siempre comentamos quienes nos dedicamos a pensar el documental, que es la posición ética o la relación de poder con los sujetos. Cuando empezaron a salir las películas de Michael Moore, nadie desde una posición de izquierdas se atrevía a criticar las películas. Me parece que la revista  Jump Cut: A Review of Contemporary Media, en Estados Unidos, hizo las primeras críticas, por ejemplo, de cómo Michael Moore interaccionaba con determinados personajes femeninos en sus películas, algo que yo también señalo en el análisis que hago de algunos de sus documentales. Él, en algunas de sus interacciones con los otros, a los que va encontrando, maneja una relación de poder que no deja lugar al otro, un espacio, porque esas interacciones él las va aprovechando en su propio beneficio, en su propio argumentario político, que es completamente legítimo. Pero a veces, hay un aprovechamiento de algunas de esas interacciones, y me parece que es especialmente hiriente para algunos personajes femeninos. Creo que en el libro comento, en el caso de Roger and Me, la entrevista con Miss Michigan, no hace falta reforzar con esa interacción o entrevista el estereotipo de la rubia tonta, o cuando va a caracterizar a unas señoras de clase alta jugando al golf, de nuevo es un estereotipo. No me hace falta que me refuerce ese estereotipo para entrar en el argumentario; incluso, esto no sé si lo llego a decir en el libro, pero en Bowling for Columbine entrevista a Charlton Heston y la película termina con Charlton Heston como presidente de la Asociación Nacional del Rifle. Para mí, es una entrevista y es una interacción que me genera problemas éticos, creo que Charlton Heston en ese momento no está con una lucidez suficiente como para defenderse.

Sé que me estoy metiendo en arenas movedizas, sé cómo han trabajado de bien los documentalistas a lo largo de la historia para enfrentarse a verdugos, a criminales de masas; también lo podríamos decir de Errol Morris con el caso de Robert McNamara en Rumores de guerra, un señor que fue el señor de la guerra de Vietnam, al que se ha intentado procesar muchas veces por crímenes de guerra, y me parece que a veces Errol Morris, por decirlo coloquialmente, se ceba con los débiles o con los que en ese momento están en una situación de debilidad. Y a mí eso —como espectadora— me molesta, me molesta que no deje un espacio para que el otro se construya, para que el otro, si es en términos políticos, pueda defenderse en condiciones, o si es en otros términos tenga un poder sobre su propia representación, sobre su propia imagen y sobre su propia voz.

Estos son los problemas éticos que vienen del documental desde los años sesenta y el cinema vérité, cuando se interacciona con un otro, cuando se cataliza la voz, el gesto de un otro, y las relaciones de poder del documentalista o la documentalista respecto a los sujetos en los que irrumpe en su vida, nunca están muy presentes. El documental contemporáneo —no es el caso de Michael Moore—  ha desarrollado también muchas estrategias para hacer esto: mostrar los procesos de negociación con ese otro, mostrar cuando un otro dice: “Para aquí, no quiero continuar con esta película”, es la negociación del poder, me parece.

Octavio Fraga: En el libro le dedicas un análisis a Morgan Spurlock, que hizo ese exitoso documental: Super Size Me, ¿A qué le atribuirías el triunfo de esta película en particular, donde además él, como tú bien dices, se convierte en el objeto de experimento de lo que estaba abordando? ¿Crees que el documental puede influir en la sociedad hoy?

 María Luisa Ortega: Super Size Me tenía muchos elementos que también venimos desgranando: el humor, la complicidad, quizás una de las herencias de esta forma un poco guerrillera de trabajar en el documental. Hay una forma de interpelar al público de una manera cercana, me parece, a través de —y esto también está en Michael Moore— la capacidad de ponerse también en cuestión, que el propio cineasta no sólo esté experimentando con su propio cuerpo sino él mismo se pueda someter a situaciones ridículas o situaciones en las que no queda bien. Esto también está en otras películas, en las de Nick Broomfield, por ejemplo, que abordo en el libro en algún momento —él es británico pero hizo algunas en Estados Unidos— era una forma muy fresca de conectar con los nuevos públicos.

Y, obviamente, sí que creo en la capacidad del documental no sé si de transformar el mundo, pero sí de transformar nuestra mirada sobre el mundo y lo que de ello se pueda derivar. Cuando a Joris Ivens, allá por los años treinta, le preguntaban, ¿qué es lo que hace el documental?, cuando el documental estaba naciendo entre finales de los veinte y principios de los años treinta, y Joris Ivens decía: “Yo lo único que intento es que cuando el público salga de una sala vea la realidad transformada, transmutada, la vea de otra manera”, y ese es el poder del cine, el partir de imágenes de lo real. Joris Ivens también construía escenas, las planificaba, las recreaba, precisamente para mostrar a la gente aquello que a simple vista no se veía. Entonces, esa capacidad del documental de visibilizar lo que a simple vista no se ve, que es lo que trabajaron los artistas de la vanguardia en los años veinte, en toda esa vanguardia que se decanta hacia el cine de lo real, esa capacidad de ir más allá de la percepción, como decía Vértov, por ejemplo, creo que sigue siendo el valor del documental

La cuestión es que, de otra manera, se van utilizando estrategias o dispositivos distintos para que se opere en nosotros esa transformación de la mirada y también de la acción. Es verdad que vivimos unos tiempos en los que las acciones de movilización, mediatizadas por las formas audiovisuales quizás ya no están en el documental, entendido como el documental de largometraje, y además, con todo esto que nos viene proponiendo las últimas décadas: posiciones más reflexivas, posiciones más complejas, que ya no son llamamientos a la acción.

Me parece que los llamamientos a la acción ahora mismo están en otro lugar, que son las redes sociales y en otro tipo de piezas audiovisuales, mientras que el documental, si quieres cinematográfico, se decanta hacia perspectivas más sosegadas, aunque también pueda haber pelis más guerrilleras o activistas.

Octavio Fraga: En una parte de tu libro, donde abordas la película The Corporation, señalas: “Pone en ejercicio muy efectivos recursos que rehabilitan la imaginación sin los ociosos límites de la elegancia fílmica que rehúye la manipulación para trasladar de manera clara y en ocasiones divertidas el mensaje”, ¿el cine documental para que llegue a mayor público debe reinventarse, o tienes otra mirada sobre ese capítulo de la creación?

María Luisa Ortega: Yo creo que tiene que estar constantemente renovándose, porque algunas de las estrategias, como ha pasado también en el cine de ficción, que va sacando el documental de vanguardia en cada momento, vanguardia formal, vanguardia política si quieres, van siendo domesticadas por los medios de comunicación hegemónicos, de forma que en el momento en que quedan atrapadas en esas formas de contar en los discursos hegemónicos de los medios de comunicación perdemos nuestra capacidad de respuesta ante esas formas. El arte en general, y el cine documental en particular, es una forma artística y de creación que tiene la responsabilidad —o precisamente es eso lo que le agradecemos— de reinventar formas nuevas. En The Corporation aparecía un uso de las maquetas y, además, un estilo narrativo muy depurado para el tipo de temática que trabajaba. Y sí, tiene que seguir reinventándose para seguir conmocionándonos a nivel estético, en términos de percepción estética, y también, en términos de reflexión, de nuestra capacidad de pensar sobre lo real, y ahí es donde siempre los artistas han ido a la vanguardia de las sociedades, dándonos nuevas formas, distintas, y para eso hay que romper, por ejemplo, con todas estas formas de los documentales, más en primera persona. Sigue habiendo películas maravillosas, pero también hay algunas que ya no nos aportan nada, porque es un cine muy confesional. Ahora mismo tienes que estar pensando de nuevo en qué están haciendo internet o las redes sociales con la exhibición de la intimidad, entonces me parece que esa línea de un cine íntimo, intimista, tiene que estar dialogando y oponiéndose a esa exhibición que las redes sociales hacen del yo, esa construcción de avatares del yo. Ahí es donde van a estar, posiblemente, algunas de las rupturas que dialoguen con todo este nuevo ecosistema audiovisual en el que vivimos, de la inmediatez, etcétera.

Octavio Fraga: En algunas zonas de tu libro, utilizas el término “independientes” para hablar de esos documentalistas, de esas producciones, ¿realmente ese conjunto de cineastas que tú trabajas eran verdaderamente independientes?

María Luisa Ortega: Bueno, voy a decir algo antes, el cine documental, la tradición del cine documental no es la tradición de un cine independiente hasta los años sesenta. Las grandes películas de Alain Resnais, los documentales son documentales institucionales, pagados por instituciones; los de Joris Ivens y Flaherty lo mismo. Es decir, hasta los años sesenta lo que entendemos por documental no lo podemos asociar a un cine independiente. Es precisamente en los años sesenta cuando hay un conjunto de cineastas como los hermanos Maysles, por ejemplo, que salen de esta línea del cine directo, donde ellos crean su propia productora que sigue viva, y donde comienzan además a pensar sus películas en términos de un cine independiente, tanto en términos de producción como en el circuito de exhibición, para estos cineastas de los que hablo pues no me atrevería a tildarlos como tal. Lo que sí es cierto es que el primer largometraje de Michael Moore, se genera desde una productora muy chiquitita, cuando él sale de la televisión y tiene muy pocos recursos, ¿qué es lo que pasa? Es una película que tiene mucho éxito y la compra la Warner para su distribución, se ha pasado en tres sitios y ha sido un boom, y además, también hay algo que se cuenta en el libro, y ahí tomo datos de otros autores que lo tenían estudiado, lo que se empieza a ver a principios del siglo xxi es que tanto películas como documentales que se financian con muy pocos recursos, consiguen unos grandes réditos en taquilla y en el DVD, que entonces era un medio importante de ventas de casi todas las películas de las que hablo en el libro, en fin, que se podían comprar.

Claro, el problema es que en Estados Unidos siempre ha sido muy complicado hablar de cine independiente, por eso a veces se utilizan esas estratagemas de cine independiente pero dentro de la industria, autores dentro de la industria, etcétera. Tampoco me atrevería a, si cine independiente lo contraponemos a cine industrial. Estas películas no forman parte de un cine industrial, entonces claro, depende de qué sea el otro del cine independiente. O sea, qué entendemos por contraposición del cine independiente, si es el cine industrial. El cine documental siempre se ha movido en los márgenes de la producción industrial, pero algunos de los antecedentes de estos años, eran producciones para las televisiones públicas, pero la televisión pública en Estados Unidos es algo así como independiente, no sé si me estoy liando mucho en la pregunta.

Voy pensando sobre la marcha, pero ahí sí que utilizo esa etiqueta, porque sí la utilizaron algunos de los antecesores, algunos de los cineastas sobre los que trabajo, como Berlinger, por ejemplo, o Sinofsky, ellos se consideran herederos de los hermanos Maysles, de hecho. Hay cosas que trabajaron dentro de esta productora independiente, y reivindican un poco esa tradición que luego se ha difuminado. Obviamente, las películas que trabajaban estos dos cineastas, que son las dos partes de Paradise Lost, han terminado convertidas en series para plataformas, series documentales. Entonces, ahí ya estamos en otro universo donde la etiqueta independiente es muy difícil de aplicar. Pero pensemos de nuevo en el Festival de Sundance, el cine cuyo apellido es el del cine independiente, en ese momento, en estos años, un poco de los noventa y de los 2000, sí que se ve ahí un cine independiente porque es el que no premia la Academia de cine. Estas películas no son consideradas por la Academia, ni son nominadas a los Oscar ni los logran, mientras que la peli esta que citaba antes de America Dream, de Barbara Kopple, ella sí gana el Oscar, a pesar de ser un cine muy independiente en el sentido clásico de la palabra, y también crítico, quiero decir, una línea de cine social. Entonces bueno, para el caso del documental es una denominación muy interesante para pensar.

Octavio Fraga: Bueno, María Luisa. Primero, agradecido por tu libro, segundo, porque hayas aceptado esta conversación, este diálogo. Muchas gracias por tus palabras, ha sido enriquecedor, seguramente para la audiencia que nos ha podido escuchar, y seguimos en contacto.

María Luisa Ortega: Muchísimas gracias Octavio por este ratito de conversación tan agradable, y espero que quienes nos han escuchado o nos vayan a escuchar puedan disfrutar también un poco de esta conversación compartida.

Octavio Fraga: Bueno, como ya saben, esta entrevista ya está colgada en YouTube, en la página de Facebook de la Unión de Periodistas de Cuba, y próximamente será publicada, transcrita y editada en la página de la Unión de Periodistas de Cuba y en el blog cinereverso.org. Un abrazo desde Cuba.

María Luisa Ortega: Un abrazo para todos vosotros desde Madrid.

Leer más

Trump: enfermedad o síntoma

Osama Hajjaj (Jordania)

Por La Jornada @LaJornada

A un año de que una turba azuzada por el ex presidente Donald Trump asaltó el Capitolio estadunidense, el actual mandatario, Joe Biden, pronunció un discurso en el que acusó a su predecesor de haber intentado impedir un traspaso pacífico del poder. En la óptica de que dentro y fuera de Estados Unidos se vive una lucha entre la democracia y la autocracia; entre las aspiraciones de la mayoría y la avaricia de unos pocos, el demócrata denunció la red de mentiras sobre las elecciones de 2020 que el magnate ha creado porque valora el poder por encima de los principios y antepone su propio interés al de su país.

El desprecio de Trump hacia la legalidad, las formas democráticas y las mínimas normas del decoro institucional son un hecho patente desde su irrupción en la vida política; pero sería erróneo suponer que la crisis moral en la que se encuentra sumergida la sociedad estadunidense inició en 2015 –cuando el ex presentador de televisión anunció su intención de contender por la presidencia– o que fue gestada en su periodo al frente de la Casa Blanca. Por el contrario, el trumpismo es la consecuencia más dramática de la disfuncionalidad de larga data del sistema político estadunidense, y de la creciente incapacidad del mismo para responder a las demandas de la sociedad.

Dicho sistema se ha vaciado de contenidos verdaderamente democráticos hasta quedar reducido a un espectáculo, una simulación del gobierno del pueblo. Así lo reflejan la inamovilidad de su oligarquía bipartidista y de su clase política hermética, impermeable a la realidad, o la continuidad de un modelo de votación indirecta en el cual es factible (como fue el caso del mismo Trump, pero ya había ocurrido con su correligionario George W. Bush) ganar la elección, pese a perder la mayoría de los sufragios.

Más allá de esos problemas obvios, hay una palpable discordancia entre los principios políticos declarados y la realidad social e institucional. El enorme poder de los dueños de los grandes capitales y de los medios de información dominantes para influir sobre las decisiones políticas e imponer su agenda por encima de la voluntad popular anula en la práctica la pretendida igualdad de derechos de los ciudadanos y a ello se suma un racismo estructural que mantiene a millones de personas fuera del cuerpo político. Todo ello redunda en un divorcio de tal magnitud entre clase política y sociedad que desacredita por completo al sistema y abona al surgimiento de expresiones radicales como el propio trumpismo.

No es baladí recordar que la figura de Donald Trump es producto de la crisis económica crónica en amplios sectores de la población estadunidense y de instituciones que no han estado a la altura de las necesidades sociales: sólo reconociendo en el magnate al fruto de un descontento profundo y legítimo podrá desactivarse el riesgo de que él u otro personaje usen la ira de las mayorías empobrecidas para minar los fundamentos de la democracia. En este sentido, es preciso entender que las fuerzas sociales aglutinadas por el trumpismo no serán derrotadas en la arena política, sino únicamente a través de un cambio social y político profundo, en el cual se incluya tanto el rescate de las víctimas del neoliberalismo como la revisión de valores que larvan la urgente solidaridad social, entre los que se cuentan algunos tan preciados por los estadunidenses como el individualismo.

Tomado de: La Jornada

Leer más

«Congresista Mario Diaz-Balart: ¡Usted es un sinvergüenza!»

Congresista estadounidense Mario Diaz-Balart

Por Carlos Lazo

Congresista Mario Diaz-Balart: ¡Usted es un sinvergüenza! Dicho en buen cubano señor: ¡Usted es un descaro’! ¿Cómo se atreve a decir que usted quiere lo mejor para el pueblo cubano? Eso suena a broma macabra. ¡A usted no le importan los cubanos de aquí ni los cubanos de allá! ¡Hipócrita!

¡Usted es uno de los que idearon sanciones anti familia que castigan a padres, hijos y abuelos cubanos, en Cuba y en Estados Unidos!

Usted, Diaz-Balart, promovió y aplaudió el cierre de la embajada USA en la Habana. Cientos de miles de familias tienen que realizar sus trámites migratorios en otros países, cortesía cruel de Díaz-Balart y comparsa.

Usted, Diaz-Balart, es culpable confeso de que se prohibieran los envíos de remesas familiares a Cuba a través de Western Union. Su razón de ser como político, es apretar la soga al cuello de la familia cubana. Usted apretó la tuerca del sufrimiento en medio de una pandemia.

Por su culpa, Díaz-Balart, no existen vuelos de aerolíneas estadounidenses a las provincias cubanas. Trump suspendió esos vuelos, incitado por usted y otros odiadores. Por su culpa, los vuelos a Cuba se han encarecido.

Usted, Díaz-Balart, apoyó las medidas trumpistas de cierre del programa de reunificación familiar. Por su culpa, cientos de miles de familias cubanas languidecen esperando reunificarse con sus seres queridos. Por su culpa, señor, nuestra gente desesperada se lanza al mar y pierde la vida.

Pero su desfachatez e inhumanidad no es nada nuevo. ¿Se acuerda del 2004 y de las medidas de Bush que nos impedían visitar Cuba? ¡Solo una visita cada tres años! ¡Punto! ¡Sin excepciones humanitarias! En aquel momento usted participó en el diseño de aquellas crueles restricciones.

Ayer y hoy, usted se ha opuesto a las visitas familiares a Cuba. “Para acabar con el gobierno de Cuba, la familia tiene que hacer sacrificios”. Eso decía usted. ¿Se acuerda? Así vociferaba hace casi veinte años y aún hoy usted sigue repitiendo lo mismo. “¡Qué aprieten más!”. “¡Hay que sacrificarse!”.

¡Qué fácil es pedir hambre y desesperación para otros! ¡Qué fácil es pedir separación de familia, prohibición de viajes, negación de visas, prohibición de remesas (para las familias de otros)! ¡Usted tiene a su familia al lado suyo, Díaz-Balart. ¿Y los demás? ¡Qué se fastidien! ¡Qué los bloqueen!

¿Y usted dice amar al pueblo cubano? ¡No joda chico!

Carlos Lazo

5 de enero de 2022

Nota: ¡Ah! Y antes de difamar de Medea Benjamin, fundadora de Codepink, lávese la boca señor Díaz-Balart. Esa mujer menuda, es una gigante de amor y solidaridad. Medea, además de llevar ayuda solidaria al pueblo cubano, lucha junto a norteamericanos y cubanoamericanos dignos, para levantar las sanciones que castigan a Cuba. Dese un respetón Díaz-Balart. ¡Lávese la boca! A Medea Benjamin la quieren y estiman millones de cubanos. ¡A usted lo desprecian!

Tomado de: Radio Miami TV

Leer más

¿Fin o renacimiento?

Por David Brooks

“Por ahora, el fascismo no es una amenaza a la continuación de nuestra forma de gobierno… pero si la democracia estadunidense deja de moverse hacia adelante como fuerza viva… para mejorar la condición de nuestros ciudadanos, la fuerza del fascismo crecerá en nuestra tierra”, declaró Franklin Roosevelt en noviembre de 1938. Pero las palabras son igual de contemporáneas al inicio de 2022.

Roosevelt sabía del fascismo no sólo por su expresión europea, sino también por lo que ocurría en su propio país, incluido un complot para un golpe de Estado contra su gobierno a mediados de los años 30 para intentar frenar su New Deal.

Hoy día, la supervivencia de la democracia estadunidense es tema central en el debate nacional cotidiano.

La estadunidense siempre ha sido una democracia en la cual no necesariamente impera el principio fundamental de tal sistema: la voluntad de la mayoría. Ni en sus elecciones presidenciales –como fue el caso de las de 2016 y las de 2000– ni en las políticas nacionales. Por ejemplo, la mayoría del pueblo estadunidense, según encuestas, favorece acciones para combatir el cambio climático, elevar el salario mínimo, invertir en infraestructura, una reforma migratoria que incluya una ruta a la ciudadanía para indocumentados y la legalización de la mariguana, entre otras cosas. Pero la cúpula política, bajo el consenso bipartidista neoliberal de las últimas cuatro décadas, ha logrado frenar, diluir e ignorar estas expresiones mayoritarias.

Ante ello, no sorprende el continuo deterioro de la confianza pública en las llamadas instituciones de la democracia. Según encuestas de Gallup en 2021, sólo 39 por ciento confía en el gobierno federal para abordar problemas nacionales; sólo 37 por ciento confía en el Poder Legislativo, sólo 40 por ciento –el peor nivel registrado– aprueba el trabajo de la Suprema Corte, y sólo 36 por ciento expresaban confianza en los medios de noticias (el segundo nivel más bajo jamás registrado por la encuestadora).

En estos últimos años, fuerzas neofascistas que subieron al poder con Trump en 2016 se han aprovechado del desencanto, corrupción y desesperación resultado de cuatro décadas de neoliberalismo, para profundizar la polarización social y política cada vez más marcada en el país, entre otras cosas con la estrategia antigua de enfrentar a jodidos contra otros jodidos. Ahora se están preparando para retomarlo, cueste lo que cueste, incluidos intentos de golpe de Estado (el próximo 6 de enero se marca el primer aniversario de la intentona de golpe de Estado que culminó con el asalto al Capitolio).

Todo esto ha opacado al faro de la democracia. Según sondeos de Pew Research en 16 países el año pasado, sólo 17 por ciento opinaba que la democracia en Estados Unidos es un buen ejemplo a seguir para otros países, y 57 por ciento señaló que la democracia estadunidense antes lo era, pero ya no. Aún más sorprendente es que los estadunidenses están de acuerdo: sólo 19 por ciento cree que la democracia en su país es un buen ejemplo a seguir para otros países y 72 por ciento opina que la democracia estadunidense fue un buen ejemplo a seguir, pero que en los últimos años no ha sido así (https://www.pewresearch.org/global/2021/11/01/what-people-around-the-world-like-and-dislike-about-american-society-and-politics/pg_2021-11-01_soft-power_0-04/).

Pero mientras los expertos y los medios se enfocan en la polarización, resulta que existen algunos consensos democráticos sorprendentes: una encuesta el año pasado registró que 84 por ciento opina que entre lo que más ayudaría a resolver la polarización sería otorgar a la gente ordinaria mayor voz en las decisiones que afectan sus vidas, y 83 por ciento dice que también ayudaría una mejora de la oportunidad económica y seguridad para todos sin importar raza, etnia o dónde viven. De hecho, la mayoría de estadunidenses cree que las divisiones políticas son impulsadas más por políticos que por gente ordinaria.

O sea, para rescatar la democracia se requiere el retorno al poder del demos.

Tomado de: La Jornada

Leer más

Criminal de guerra recompensado, revelador de la verdad castigado

Foto Chicago Sun-Times

Por Vijay Prashad @vijayprashad

El 12 de julio de 2007, dos helicópteros estadounidenses AH-64 Apache dispararon balas de cañón de 30 milímetros contra un grupo de civiles iraquíes en Nueva Bagdad. Estos artilleros del ejército estadounidense asesinaron al menos a una docena de personas, entre ellas el fotógrafo de Reuters Namir Noor-Eldeen y su conductor Saeed Chmagh.

Reuters pidió inmediatamente que Estados Unidos realizara una investigación sobre el asesinato. En cambio, el gobierno de dicho país les dio la versión oficial de que los soldados de la compañía Bravo, 2-16 de infantería, habían sido atacados con armas ligeras en el marco de su operación Ilaaj en el barrio de al-Amin al-Thaniyah. Los soldados solicitaron ataques aéreos, que llegaron y limpiaron las calles de insurgentes. Reuters tenía información de que los helicópteros filmaron el ataque, por lo que el medio de comunicación solicitó el video a los militares estadounidenses. Estados Unidos se negó, alegando que no existía tal video.

Dos años después, el reportero del Washington Post David Finkel publicó The Good Soldiers [Los buenos soldados], un libro basado en el tiempo que pasó como miembro del batallón 2-16. Finkel estaba con los soldados en el barrio de al-Amin al-Thaniyah cuando escucharon a los helicópteros Apache en acción. Defendió a los militares estadounidenses, señalando que “la tripulación del Apache había seguido las reglas de combate” y que “todos habían actuado adecuadamente”. Los soldados, escribió Finkel, eran “buenos soldados, y había llegado la hora de la cena”. En su relato, Finkel dejó claro que había visto un video del incidente, aunque el gobierno estadounidense negó su existencia a Reuters y a las organizaciones de derechos humanos.

El 5 de enero de 2010, Chelsea Manning, soldado estadounidense en Irak, descargó en discos compactos una serie de documentos y videos relacionados con la guerra y se los llevó a Estados Unidos. El 21 de febrero de 2010, Manning entregó el material relacionado con Irak a la organización WikiLeaks, creada en 2006 por un grupo de personas comprometidas lideradas por el ciudadano australiano Julian Assange. WikiLeaks y Assange revisaron el material y publicaron el video completo de los helicópteros Apache en su sitio web bajo el título “Collateral Murder” [Asesinato colateral] el 5 de abril de 2010.

WikiLeaks, Collateral Murder (Asesinato colateral), 2007.

El vídeo es espeluznante. Muestra la espantosa inhumanidad de los pilotos. La gente en tierra no estaba disparando a nadie, pero los pilotos disparan indiscriminadamente. “Mira a esos bastardos muertos”, dice uno de ellos; “bonito”, dice otro después de disparar a los civiles. Saleh Mutashar Tuman, conductor de una furgoneta, llega al lugar de los hechos, se detiene y se baja para ayudar a los heridos, entre ellos Saeed Chmagh. Los pilotos solicitan permiso para disparar contra la furgoneta; rápidamente se les concede la autorización y comienzan a abrir fuego. Minutos más tarde, el especialista del ejército Ethan McCord —que forma parte del batallón 2-16 en que estaba Finkel— observa la escena desde el suelo. En 2010, McCord contó a Kim Zetter, de Wired, lo que había presenciado: “Nunca había visto a nadie ser disparado por una bala de 30 milímetros. No parecía real, en el sentido de que no parecían seres humanos. Estaban destruidos”.

En la furgoneta, McCord y los demás soldados encontraron a Sajad Mutashar (10 años) y Doaha Mutashar (5 años) gravemente heridos; su padre, Saleh, estaba muerto en el suelo. En el video, el piloto vio que había niñxs en la furgoneta: “Bueno”, dijo insensiblemente, “es su culpa por llevar niñxs a una batalla”. Cuando WikiLeaks hizo público el video, Sajad Mutashar, que entonces tenía doce años, dijo: “Quiero recuperar nuestros derechos de los estadounidenses que nos dañaron”. Su madre, Ahlam Abdelhussein Tuman, dijo: “Me gustaría que el pueblo estadounidense y el mundo entero entendieran lo que ocurrió aquí en Irak. Perdimos nuestro país y nuestras vidas fueron destruidas”. Se les respondió con el silencio. Sajad, que se recuperó parcialmente de sus heridas, fue asesinado por un coche bomba en Bagdad en marzo de 2021.

Robert Gibbs, secretario de prensa del expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo en abril de 2010 que los hechos mostrados en el video eran “extremadamente trágicos”. Pero la verdad ya había salido a la luz. Este video mostró al mundo el carácter real de la guerra de Estados Unidos contra Irak, que el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, calificó de ilegal. Ni el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ni el primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, han tenido que responder a la acusación de la ilegalidad de su guerra contra Irak, aunque el periodista iraquí Muntadhar al-Zaidi lanzó sus zapatos a Bush en Bagdad en 2008 mientras decía: “Este es un beso de despedida del pueblo iraquí, perro”, y el cineasta David Lawley-Wakelin interrumpió el testimonio de Blair en la investigación Leveson en 2012 para llamarlo criminal de guerra.

Cuando WikiLeaks y Assange publicaron ese video, avergonzaron al gobierno de Estados Unidos. Todas sus afirmaciones sobre la guerra humanitaria perdieron credibilidad. A partir de ese momento el gobierno de EE. UU. —ya sea bajo el mando de Obama, Trump o Biden— buscó castigar a Assange. Había que llevar a Assange a Estados Unidos y meterlo en prisión. No se iba a permitir que nadie se saliera con la suya al revelar la verdad del belicismo estadounidense.

En 2019, el gobierno de Ecuador le retiró el asilo diplomático en su embajada de Londres y lo entregó a las autoridades británicas. Pocos días después, el gobierno británico explicó por qué el fundador de WikiLeaks estaba en la prisión de Belmarsh: “Podemos confirmar que Julian Assange fue detenido en relación con una solicitud de extradición provisional de Estados Unidos, donde está acusado de delitos informáticos”. El Departamento de Justicia de EE. UU. dijo que Assange era buscado por una “conspiración de hackeo informático”. Pero Assange no hackeó ningún computador. El material fue recogido por Chelsea Manning, que lo entregó a WikiLeaks, que a su vez lo publicó junto con una serie de medios de comunicación. Assange es un periodista y un editor, no un hacker. Lo que se castiga aquí es el periodismo.

Es por eso que ocho medios de comunicación de todo el mundo se unieron para publicar una declaración sobre la reciente decisión del tribunal británico de que Assange puede ser extraditado a Estados Unidos. A continuación se encuentra la declaración:

El 10/12 un tribunal británico emitió un veredicto que despeja el camino para la extradición del periodista y editor Julian Assange a EE. UU. Si la extradición se lleva a cabo, Assange enfrentará un proceso penal, y si es condenado, podría pasar el resto de su vida en la cárcel.

Julian Assange y su organización WikiLeaks publicaron información vital recibida de denunciantes como Chelsea Manning, que describe los crímenes de guerra y las atrocidades de Estados Unidos en Irak y Afganistán. Entre ellos, “Asesinato colateral”, el espeluznante video que mostraba al personal militar estadounidense matando a civiles iraquíes, incluidos dos periodistas. Las revelaciones de WikiLeaks también sacaron a la luz la corrupción y las violaciones de los derechos humanos por parte de gobiernos de todo el mundo, y estos informes han sido asumidos y citados por organizaciones de medios de comunicación de todo el mundo.

Por este delito de periodismo, Julian Assange ha sido perseguido durante más de una década. Es el primer editor acusado en virtud de la Ley de Espionaje. El gobierno de Estados Unidos y sus aliados en todo el mundo se han negado a aceptar el hecho de que Assange es un periodista. La persecución de Julian Assange es, por tanto, un ataque fundamental al periodismo, a la libertad de prensa y a la libertad de expresión.

Las organizaciones de medios que aquí firmamos rechazamos y denunciamos este ataque contra Julian Assange y el periodismo. La libertad de prensa seguirá siendo una frase vacía mientras se mantenga la persecución a Julian Assange y WikiLeaks.

ARG Medios, Brasil de Fato, BreakThrough News, Madaar, NewsClick, New Frame, Pan African TV, and Peoples Dispatch.

En 2004, la artista iraquí Nuha al-Radi murió de leucemia causada por el uranio empobrecido que Estados Unidos utilizó en Irak. Su cautivador libro, Los diarios de Bagdad. Crónica de una mujer sobre la guerra y el exilio (2003), nos habla del sufrimiento que padecieron todos los seres vivos de su Bagdad natal durante los bombardeos estadounidenses de 1991: “Los pájaros han recibido el peor golpe de todos. Tienen almas sensibles que no pueden soportar todo este horrible ruido y vibración. Todos los pájaros enjaulados han muerto por el impacto de las explosiones, mientras que los pájaros en libertad vuelan al revés y dan locas volteretas. Cientos, si no miles, han muerto en el huerto. Los solitarios supervivientes vuelan distraídos”.

El 28 de enero de 2007, unos meses antes de ser asesinado por el helicóptero Apache del ejército estadounidense, Namir Noor-Eldeen fue a una escuela secundaria del distrito de Adil, en Bagdad, donde un ataque con mortero había matado a cinco alumnas. Noor-Eldeen tomó una fotografía de un niño que pasaba junto a un charco de sangre con una pelota de fútbol bajo el brazo. Junto a la sangre roja y brillante hay unos cuantos libros de texto arrugados. Fue el ojo humano de Noor-Eldeen el que tomó esta impactante imagen de lo que se ha convertido en normal en Irak. Esto es lo que la guerra ilegal de Estados Unidos le ha hecho a su país.

Assange, que publicó la historia sobre la muerte de Noor-Eldeen, está sentado en su celda, esperando ser extraditado. Tras el veredicto del tribunal superior, el periodista John Pilger señaló: “Hace poco pasé por la mansión de 8 millones de libras de Tony Blair en la plaza Connaught de Londres. Está a una hora de viaje sombrío de la prisión de Belmarsh, donde Julian Assange “vive” en una pequeña celda. Esta es la Navidad de 2021 en Gran Bretaña: el criminal de guerra recompensado, el revelador de la verdad castigado, quizás hasta la muerte” (traducción libre).

Tomado de: Instituto Tricontinental de Investigación Social

Leer más

Juan Pasarelli: Los medios son cómplices de la desinformación para promover guerras

Juan Pasarelli, periodista y cineasta guatemalteco,

Por Octavio Fraga Guerra @CineReverso

El pasado 10 de diciembre el Tribunal Superior de Justicia de Londres autorizó la extradición del australiano Julian Assange, periodista y editor de WikiLeaks. Por la relevancia e impacto que esta noticia tiene para el ejercicio del periodismo, la Unión de Periodistas de Cuba (Upec) convocó este diálogo con Juan Pasarelli, periodista y cineasta guatemalteco, quien ha seguido todo el proceso jurídico que se lleva a cabo contra el líder de esta organización internacional.

Octavio Fraga: Buenos días. Diez de la mañana, hora de Cuba, cuatro de la tarde, hora de Londres. Tenemos hoy, como invitado, a  Juan Passarelli, que el 8 de enero del año en curso abrió nuestro espacio “Diálogos en reverso”. Él es el director del documental La guerra contra el periodismo. El caso de Julian Assange. Le damos la bienvenida a Juan y las gracias por aceptar este encuentro.

Juan Passarelli: Gracias, Octavio, es realmente un privilegio que me inviten desde la Upec, yo tengo mucho cariño por Cuba, tengo familia en Cuba, familia del lado de mi mamá que viene de Cuba, los llevo cerca en mi corazón.

Octavio Fraga: Bienvenido. Quiero empezar con la pregunta de rigor sobre el tema de Julian Assange. Como sabes, el 10 de diciembre el Tribunal Superior de Justicia de Londres autorizó su extradición a los Estados Unidos, este ha sido reclamado por Washington ¿Cuál es tu interpretación primaria sobre esta decisión? ¿Qué apuntes compartirías al respecto?

Juan Passarelli: Mira, creo que ahorita lo que se ha visto es realmente una tragedia en términos de derechos humanos. El punto más importante que tenía que evaluar la Corte es si lo mandaba al país que planeó su asesinato o si protegía sus derechos humanos. La corte no lo mencionó una sola vez. A pesar de que sabía que la CIA planeó el asesinato de Julian Assange y su secuestro, y que llegaron hasta la Casa Blanca con esta información, se enfocó en unas supuestas garantías, que no son tales. Los jueces decidieron decir que sí, que no tienen ninguna razón por la cual dudar de estas garantías, y decidieron cambiar la decisión que tomó la primera corte, que era la de no extradición por términos de salud. También nos acabamos de enterar antes de ayer que Julian sufrió un derrame cerebral durante la audiencia de esta corte en octubre. Estamos comenzando a ver que físicamente él ya no puede más, porque lo han estado torturando durante once años.

Octavio Fraga: El caso Assange todavía tiene espacio para recurso, para seguir litigando su no extradición, ¿te aventurarías a pronosticar lo que va a pasar en los próximos meses? Sabemos que será un proceso dilatado.

Juan Passarelli: Sus abogados dijeron que iban a apelar a la Corte Suprema, esta es una apelación que esta instancia puede decidir tomar o no, y también dieron indicaciones que harán una segunda apelación a la Alta Corte para algunos temas que no se tocaron en la apelación estadounidense, que son la libertad de prensa, la obvia naturaleza política de los cargos y del caso en sí. Cabe señalar que en el tratado de extradición firmado entre los Estados Unidos y Reino Unido se prohíbe una extradición por causas políticas, y algunos otros temas de ese tipo. Entonces habrán dos cursos que creo se estarán tomando simultáneamente. En la Corte Suprema no se argumenta el caso, sino si hubo ilegalidades o no, y eso será interesante de ver.

Después hay un último recurso cuando se exhaustan los recursos nacionales, que es la Corte Europea de los derechos humanos. Es seguro que Julian seguirá sufriendo en la cárcel por cargos políticos por algún tiempo innecesario más.

Octavio Fraga: ¿Esta amenaza de Washington contra el periodismo de investigación, cómo lo interpretas? ¿Cómo dibujarías el futuro del periodismo que tú desarrollas como profesional de los medios?

Juan Passarelli: Este es el caso más importante que tenemos de libertad de expresión en la historia moderna, que el país más poderoso del mundo decida por primera vez en su historia darle cargos de espionaje a un periodista por lo mismo que hizo The New York Times, el The Guardian, El País, Le Monde, es algo inaudito. Sienta un precedente de que no nos podremos escapar. Los abogados de cada uno de estos periódicos estarán entonces mucho más atentos a los posibles reportajes de un nuevo Chelsea Manning, un nuevo Edward Snowden. Y esos abogados pondrán presión para que no se libere más información. Entonces veremos una autocensura como primer nivel, y si hay otra de estas grandes filtraciones, puede que también se persiga a los periodistas de estos medios.

Octavio Fraga: Y además, el que quiera aportar un testimonio revelador, necesario, de bien público, se lo pensará. Te pregunto.

Juan Passarelli: Eso es evidente. Hemos visto que desde la época de Obama se incrementó drásticamente el uso de la Ley de Espionaje contra periodistas, contra esta gente que decide liberar en bien común y en bien de la población, información que es de carácter criminal respecto al comportamiento de gobiernos e instituciones. Obama puso a más gente detrás de barras por liberar información a través de esta Acta de Espionaje, a más gente que todos los presidentes anteriores juntos. Lo hemos seguido viendo con Trump, y ahora otra vez con Biden.

Hablan mucho de la protección a los periodistas, y lo estamos viendo constantemente, incluso en esta Cumbre que hubo recientemente. No están realmente haciendo lo que están diciendo, son palabras vacías, y lo que estamos viendo es que a los propios disidentes que ellos tienen los están tratando con normas que son realmente abusivas y que llegan a ser consideradas como tortura, como en el caso de Julian. Esto no lo digo yo, lo dice el Relator Internacional de la Tortura de las Naciones Unidas, Nils Melzer.

Octavio Fraga: Discúlpame que me vaya un poco del tema. Si nos ubicamos en la invasión a Irak perpetrada por los Estados Unidos, el operador de cámara español José Couso fue asesinado por tres oficiales de las fuerzas armadas de este país, y nunca han sido juzgados en tribunal alguno, y fue un asesinato en toda regla.

Juan Passarelli: De hecho, ninguno de los tantos crímenes que se revelaron en las filtraciones de Wikileaks en 2010 y 2011 con respecto a la guerra de Irak, la guerra de Afganistán, o la base naval de Guantánamo, han sido procesados. El caso de la inaudita tortura de Jalid El-Masri, un ciudadano alemán que fue confundido con un supuesto terrorista, y miles de otros casos de tortura, ejecuciones extrajudiciales, etcétera. Todos estos criminales de guerra no han sido juzgados, no hay ni siquiera un proceso abierto en contra de ellos. Pero la persona que reveló estos crímenes, está amenazada de pasar ciento setenta y cinco años detrás de las barras.

Octavio Fraga: Al principio tocaste un tema que se impone abordar. Me refiero a la revelación de que la CIA pretendía secuestrar y asesinar a Assange en la embajada de Ecuador en Londres ¿Cuál es tu interpretación sobre eso? ¿Es ira, venganza, miedo a que se conozca la verdad? ¿Qué es?

Juan Passarelli: Bueno, sabemos que la CIA fue humillada fuertemente al levantarse las revelaciones sobre Vault 7, donde se mostró su armamento digital. Algunas de las armas que poseían tenían la posibilidad de prender y apagar cámaras, prender y apagar micrófonos de móviles y de ordenadores, también una herramienta que a mí me pareció muy interesante y que fue poco reportada: podían hackear automóviles modernos e incluso presionar el acelerador o los frenos, y uno se puede imaginar para qué quisieran hacer eso ¿verdad?, sabiendo que la CIA tiene un gran historial de asesinatos extrajudiciales. De esa forma, también planearon el secuestro de Julian y el asesinato dentro de la embajada ecuatoriana; tenemos suficiente evidencia para saber que esto es real, incluyendo testimonios de treinta ex-funcionarios de la CIA. Un caso que se está llevando a cabo ahorita en España, en donde los contratistas de seguridad que cuidaban la embajada estaban, según trabajadores de la empresa, trabajando para la CIA, mandando videos, mandando audio de micrófonos ocultos directamente a la CIA por años. Desde al menos el 2016, sabemos que hubo trato con ellos y se tenía guardada información. De 2014 es la información más vieja que he visto. Entonces casi todo el tiempo que estuvo Julian ahí estuvo espiado, y el espionaje subió de una manera increíble hasta el 2018, cuando realmente era inaguantable, así como también las condiciones que se le comenzaron a imponer dentro de la embajada. Él no podía casi salir de su cuarto, tenía a un embajador y a unos guardias de seguridad que le imponían reglas arbitrarias. Le quitaron el internet, y cualquier pequeña cosa que él pudiera hacer podía ser tomada en su contra como excusa para sacarlo, que fue lo que eventualmente hicieron. Invitaron a un tercer país a arrestarlo para extraditarlo al país del cual ellos lo estaban protegiendo. Es realmente una desgracia el gobierno de Lenin Moreno para Ecuador, un país que ha sido aliado con un pueblo realmente admirable, que tomaron la decisión de protegerlo. Sus élites fueron vendidas, así como la cabeza de Julian, por tres millones de dólares del Fondo Monetario Internacional.

OCTAVIO FRAGA: En el 2012 el cineasta estadounidense Oliver Stone afirmó en el Festival de Cine de San Sebastián que el ex presidente del gobierno José María Aznar debía ser juzgado por el Tribunal de la Haya por su complicidad con George W. Bush en la invasión de Irak. Yo agregaría al ex Primer Ministro del Reino Unido Tony Blair. ¿Cuál es la paradoja de esta legítima demanda aun no cumplida puesta en el contexto del caso Assange?

Juan Passarelli: Lo que es muy importante ver es el papel que juegan los medios en la forma, en la desinformación, y en contribuir con lo que es claramente una guerra psicológica que originan departamentos de inteligencia del Pentágono, del MI-6, entre otras agencias. Hubo un ataque en 2010 cuando Wikileaks comenzó a lanzar los papeles de Afganistán, y luego los de Irak, y luego otra vez con los cablegate, con los cables diplomáticos, que decía: “Wikileaks podría tener sangre en sus manos”, los medios quitaron el podría y dijeron: “Wikileaks tiene sangre en sus manos”.

Lo que Wikileaks reveló fueron quince mil muertes nuevas de civiles en esa guerra, la gente que estaba causando esas muertes: el presidente George Bush, Tony Blair, y todos esos operadores de guerra, quienes fueron realmente lastimados por estas filtraciones y nombrados con nombres y apellidos. Por eso es que es una gran amenaza para los Estados Unidos y otros países que siguen promoviendo la guerra como un método para incrementar sus capacidades económicas y seguir robando los recursos naturales de otros países soberanos. Esto es algo muy importante, el papel de los medios en desinformar a la población sobre quiénes son realmente los que cometen los homicidios en estas guerras.

Alguien que liberó información sobre crímenes, sobre tortura, sobre cómo a una niña de seis años la torturaron hasta la muerte con un taladro en la cabeza, sobre cómo ejecutaron a sangre fría a una familia iraquí, en donde había dos abuelos, una abuela y dos o tres personas adultas, incluyendo dos mujeres y cinco niños, uno de ellos de seis meses, que fueron literalmente ejecutados después de haber sido esposados. Y luego, los Estados Unidos mandó a tirar una bomba en la casa para eliminar la evidencia. Esa es la información que Wikileaks liberó. Wikileaks nunca puso a nadie en peligro, fueron los estados los que estaban asesinando a millones de gente durante los últimos veinte años de la supuesta guerra contra el terrorismo, son millones de muertos, el ochenta por ciento civiles, y decenas de millones de personas migrantes que han sido afectadas por estos conflictos.

Los medios realmente han mordido el anzuelo que le han puesto los gobiernos y no los han cuestionado, por lo cual, como dice Julian, son complicitos en estas guerras, porque su trabajo es enseñarle a la población lo que está haciendo realmente el estado por el cual ellos votaron, y lo que hemos visto en general es que estos medios son complicitos en desinformar a la población para promover guerras.

OCTAVIO FRAGA: El Tribunal Superior de Justicia de Londres anunciaba la autorización para extraditar a Assange hacia los EE.UU. el mismo día que el gobierno de Biden hacia pública la iniciativa de destinar 30 millones de dólares para: “fomentar la independencia, el desarrollo y la sostenibilidad de los medios independientes”. ¿Tienes idea de a cuales medios se refiere esta iniciativa? ¿No te parece un chiste de mal gusto este anuncio?

Juan Passarelli: Pues me parece un chiste que los medios decidieron reportar eso sin darle ningún contrapeso a lo que estaban diciendo. En parte, el trabajo del gobierno es hacer pensar, un gobierno partidista, hacer pensar a la población lo que ellos quieren transmitir. El trabajo de la prensa es desmentir cuando ellos están hablando barrabasadas como esas ¿Treinta millones para apoyar a periodistas de dónde? Periodistas disidentes de regímenes contra los que ellos están en contra; periodistas probablemente de Rusia, de China, de Venezuela, y otros enemigos de los Estados Unidos. Pero los disidentes del occidente, los disidentes de los Estados Unidos, los disidentes en Inglaterra y en Europa, a ellos los persiguen, y los persiguen con las mismas técnicas crueles de los peores dictadores de la historia. Entonces es realmente risible ese tipo de propaganda, pero es más risible, es más espeluznante, que los medios no le den ese contrapeso necesario para que la población entienda esto.

Octavio Fraga: Desde tu perspectiva esa noticia no ha tenido un enfoque crítico de los medios ¿Esa es la mirada que tú le das a esa noticia?

Juan Passarelli: Ni esa ni la mayor cantidad de decisiones más importantes que han tomado los gobiernos del occidente en los últimos sesenta años.

Hay algo que te quería comentar y lo he tenido en mente desde que comenzamos a conversar. Wikileaks ha hecho las revelaciones más importantes de la era moderna,  con excepción tal vez de las de Snowden y algunas como los Panamá Papers, que realmente no han tenido el impacto que deberían. Porque se han liberado alrededor del tres al cinco por ciento de todos los documentos que tienen, y esto es porque los periodistas que trabajan en eso tienen en esos papeles, tienen esta filosofía que a mí me parece detestable, de que ellos saben lo que la población debe de saber, en vez de dar el material al público y entender que realmente ellos tienen una comprensión muy limitada de cómo funciona el mundo, y de que la población en general debería poder educarse con este tipo de material.

Cuando comenzó la guerra de Irak los grandes medios como CNN, NCBC, BBC y otros que estuvieron reportando estos acontecimientos, tenían como deber reportar que no había armas de destrucción masiva. Lo que hicieron fue, simplemente, ser portavoces de estos gobernantes que pretendían iniciar una guerra pensada para responder a sus propios intereses. Esto se ve en la guerra muy claramente, pero se ve en todas las decisiones que son reportadas, la COVID, cualquier tema. Si ves las noticias del día a día, realmente lo que tienes que pensar —especialmente en televisión— es qué de todo lo que te están diciendo es verdad, no al revés.

Octavio Fraga: Juan, me lo comentaste al principio, pero quiero señalarlo. Me refiero a que Assange, en plena audiencia, tuvo un derrame cerebral, lo cual es una evidencia de su deterioro físico como persona recluida ¿De qué prisma están hechos los jueces del Reino Unido? ¿Qué mirada tienen ellos para aún así justificar la extradición hacia Estados Unidos? Tenemos el ejemplo de la Base Naval de Guantánamo, asentada en nuestro país contra de la voluntad del pueblo cubano, donde sabemos que se torturó, se humilló a muchas personas, y aun así aprueban su extradición.

Juan Passarelli: Mira, la primera juez tuvo la moral de decidir, al menos, no extraditarlo por salud. El caso es cien por ciento político, hasta un niño lo puede ver. Nils Melzer, el Relator de la Tortura de la ONU, no sólo ha hecho declaraciones diciendo que Julian está siendo torturado en la prisión británica en donde está, que por cierto, le dicen el British Guantánamo, sino que también ha declarado que no hay forma de que en el Reino Unido ni en los Estados Unidos Julian reciba un juicio justo, por alguna razón este caso está fuera de control del aparato judicial. Pareciera como que las carreras de esta gente están tan apegadas a cómo funciona el sistema político estadounidense y británico que no hay voluntad para ser independientes, por eso estamos dependiendo —casi de manera exclusiva— del público y de una presión política de la población y de los periódicos.

The Guardian, un periódico que ha sido crítico de Assange, también un periódico al cual Julian le dio las más grandes revelaciones de la historia, tanto diplomáticas como militarmente, publicó por segunda vez un editorial que dice que no, que están extremadamente en contra, unilateralmente en contra de una extradición, que lo que se está cometiendo es un abuso de los derechos humanos y la libertad de prensa sin precedentes, y que debe ser liberado inmediatamente.

Vuelvo y te repito: ¿cómo un juez, en este caso dos, deciden enviar a una persona al país que planificó su homicidio? Esto es ridículo, hay una excepción para cada norma, y se llama Assange. En este caso hemos visto el caso amañado en cada parte de los once años que lleva luchando por su libertad, algo de corrupción; en cada pedacito ha habido movidas políticas para tratar de alargar el caso y de dejarlo en prisión el mayor tiempo posible, tanto que muchos expertos lo llaman: punishment by process. Es una forma de lastimarlo con el proceso antes de que sea procesado injustamente.

Octavio Fraga: Cierro este dialogo con una pregunta sobre alguien que conoces muy bien, que es muy cercano a ti. Se trata de John Pilger, el cineasta y periodista australiano radicado en el Reino Unido, que fue parte de los testimoniantes de tu documental, y además, activo defensor de la causa por la liberación de Assange. Te pregunto, ¿cuál es la implicación del gremio de cineastas del Reino Unido con el caso Assange, y en qué medida crees que pueda tener un peso el gremio de los artistas, de los periodistas, de los intelectuales, en torno a la liberación de Assange?

Juan Passarelli: Pues tenemos mucha gente detrás. Creo que del lado de los cineastas, y cuando hablo de cineastas me refiero más a los documentalistas que a los de ficción. Porque pareciera que la ficción está viviendo también una ficción en la vida diaria, donde las películas que salen de Hollywood y de otros lados, apoyan a la guerra y a los departamentos de inteligencia.

Vemos un gran apoyo para Julian en muchísimos gremios, en gremios de derechos humanos, en gremios de leyes, hasta hay un grupo que se llama Doctores por Assange, y los cineastas no son excepción, gente como John Pilger han sido luchadores durante una década por la libertad de Julian. Él hizo una película que se llama La guerra que usted no ve, en la cual enseña a Wikileaks como una de las soluciones para el siglo xxi ya que hay una complicidad, como te hablé antes, entre los medios y los estados del occidente para difundir al público información que no es verdadera.

Octavio Fraga: Bueno, muchas gracias a Juan por tus palabras. Por sus testimonios y valoraciones, y bueno, que tengas un estupendo día.

Juan Passarelli: Hasta la victoria siempre, mis amigos cubanos.

Octavio Fraga: Gracias, un abrazo para ti en nombre de la Unión de Periodistas de Cuba.

Juan Passarelli: Un abrazo.

Leer más

¿Guerra en Ucrania?: EEUU traspasa las líneas rojas

Por Eduardo Luque

Los actores: Estados Unidos, la OTAN y la UE.

El equipo de Biden muestra sus flaquezas. Al frente del país un presidente que no gobierna, un hombre anciano e incapaz, un individuo que se duerme en las reuniones de alto nivel y que acabará siendo, si no lo es ya, una figura decorativa. La presidencia está en manos, cada día más, de ese “estado profundo” que no puede  asumir que EEUU no es la potencia hegemónica que fue. Lo anunciamos en su momento, la administración demócrata sería incluso peor que la republicana de Trump en política internacional. Es bien sabido que el ex-presidente norteamericano no inició ninguna nueva guerra, el actual, cuando era vicepresidente, lo hizo en siete. Es posible que Biden no acabe su mandato, su sustituta, que ya lo ha sido durante hora y media, será Kamala Harris, considerada un halcón.

La situación de Biden tras la debacle de Afganistán es muy frágil. A los 9 meses de su elección tiene la popularidad por los suelos; sólo un 43% de la ciudadanía aprueba su gestión frente al 51% que la desaprueba. Es el tercer presidente más impopular de la historia. Acumula más rechazo que Trump o Gerald Ford. La presidencia necesita de algún logro en política internacional, ya que a nivel interno la situación se descontrola. Biden y sus consejeros son profundamente ignorantes. No saben que no podrán derrotar a Rusia porque, si hay conflicto, Moscú saldrá a ganar.

Los Neo-con estadounidenses, instalados en las inmediaciones del poder, calientan el escenario ucraniano; se busca un conflicto limitado con Rusia. Es una repetición de escenarios conocidos. Tanto en 2019 como en 2020 la firmeza de Moscú evitó la guerra. La movilización masiva y decidida del ejército ruso disuadió a las mentes más alocadas. La situación ahora es peor. EEUU ha sobrepasado las líneas rojas trazadas por Putin. Tropas de la OTAN aterrizan estos días en Ucrania. EEUU y sus aliados tienen bases en territorio ucraniano (supuestamente son campamentos provisionales). Miles de efectivos con la excusa de maniobras se acumulan en la zona. Desde finales de noviembre, de forma intermitente la artillería pesada ucraniana bombardea las zonas de contacto entre Ucrania y las repúblicas independientes de Lugansk y Donetsk, en especial la ciudad de Gorlovka. Los ataques con artillería se intensifican a la espera de la orden de Washington. Este armamento estaba específicamente prohibido en los acuerdos de Minsk que evidentemente Kiev no está dispuesto a cumplir.

Las Repúblicas independientes avisan que no podrán resistir el empujón del ejército ucraniano rearmado ahora por la OTAN (Turquía ha transferido drones de ataque a Kiev y EEUU artillería moderna, misiles anti-carro javelín, carros de combate….) Pero Moscú no puede permitir la caída de estas repúblicas porque perdería Crimea y por extensión se incrementarían las tensiones en el Cáucaso. Todo ello en medio de un silencio atronador en los medios de comunicación. La cortina de humo que se ha generado para ocultar el peligro de guerra, es la cuestión de los refugiados en la frontera de Polonia y Bielorrusia y también  la nueva variante del covid-19.

EEUU considera la opción de la guerra. Hay indicios enormemente preocupantes. William Burns, director de la CIA, realizaba una visita no programada a Moscú a finales de noviembre. Los diarios norteamericanos especularon con una idea: Burns quería garantías de que, en caso de guerra, las tropas norteamericanas desplegadas en la frontera se salvarían, en caso de respuesta rusa. Tenía en mente lo sucedido en la bolsa de Debaltsevo, en febrero de 2015, cuando las tropas norteamericanas y ucranianas fueron cercadas. Rusia negoció la salida de los soldados norteamericanos que fueron evacuados por un pasillo abierto ex profeso mientras las tropas ucranianas colapsaron y se rindieron. Esta vez la respuesta rusa no fue tan complaciente como hace 6 años. Se conoce que se han producido contactos directos entre altos jefes militares rusos y estadounidenses sobre “reducción de riesgos y desconflicto operativo”. No han trascendido sus conclusiones.

Evidentemente a Biden le importa poco el sufrimiento que conllevaría un conflicto armado. Los factores que ahora definen el momento político parecen confluir en este tiempo y este momento. Un enfrentamiento militar indirecto con Rusia, utilizando a Ucrania como “sparring”, daría argumentos a la OTAN para volver a ser; y justificaría su propia existencia. Por otra parte, debilitaría aún más a la Unión Europea (y las veleidades de construir un ejército europeo propio quedarían como mera ensoñación). Es cada vez más evidente que la UE es el componente civil de la OTAN. El uso histérico de la pandemia es la cortina de humo perfecta para ocultar los pasos hacia la guerra; justo ahora se cierran los países por una variante que ya se ha denunciado que no es más ni menos contagiosa que las que teníamos.

La guerra en Ucrania permitiría disciplinar a Europa sumando mayor proyección de fuerza en el escenario chino puesto que contaría con el apoyo cerrado de toda la UE y sus recursos militares. Esta es la perspectiva que analiza Biden. EEUU es adicta al éxito efímero. Los presidentes norteamericanos sólo ven el cortísimo plazo, carecen de una visión estratégica como la que poseen Pequín y Moscú. Pasó con Hong Kong cuando EEUU y Reino Unido incitaron las revueltas contra China. Tras la intervención de Pequín, EEUU abandonó a los estudiantes a su suerte. Trump y Pompeo lo vendieron como una victoria aunque Norteamérica perdiera la oportunidad de influir en China y la oposición china pro-yanqui quedara devastada. A medio y largo plazo el ganador fue China.

Posición de Ucrania

Ucrania camina, si no se ha transformado ya, en un Estado fallido. Está calificado como uno de los más corruptos del mundo; según los “papeles de Panamá, su anterior presidente, Petró Poroshenko”, evadía fondos (incluso estatales) a través de empresas en paraísos fiscales. El actual presidente Volodymyr Zelensky ha sido señalado como evasor en los papeles de “Pandora”. Este mediocre actor ganó las elecciones prometiendo la mejora de las relaciones con Rusia y el respeto a los acuerdos de Minsk. Zelensky es en realidad una marioneta en manos de EEUU que no tuvo intención de cumplir los acuerdos electorales. La pulsión fascista crece entre la clase dirigente bajo el amparo también de la UE. El gobierno ucraniano ha llegado oficialmente a reivindicar a un nazi (Stepan Bandera) como héroe nacional.

Ucrania vive en una ficción democrática. Zelensky acaba de cerrar televisiones y diarios favorables a sus enemigos políticos y ha detenido al jefe de la oposición por “alta traición”. El presidente ucraniano ha perdido la mayoría en el parlamento. Ha sufrido incluso una escisión en su propio partido. Su poder peligra, sabe que su integridad física está en juego: si abandona el poder, la tentación de una salida violenta se incrementa; lo arriesgará todo, si es preciso, para mantenerse; los elementos neofascistas en el parlamento como Sbovoda lo empujan a la guerra al igual que EEUU.

Washington, incapaz de detener la construcción del Gulf Stream 2 que proporcionará gas ruso a Europa, redobla la apuesta. El conflicto marroquí-argelino (incitado por Washington) y el corte de uno de los dos gaseoductos, aumentará la escasez energética en Europa. Europa podría tener un invierno muy frio y oscuro. Una guerra, utilizando a los medios para demonizar aún más a Putin, podría evitar que el Gulf Stream 2 se pusiera en marcha. Ucrania se enfrenta también a un invierno muy frío. Sin gas suficiente para autoabastecerse importa ahora carbón al alto precio, mientras en las repúblicas independientes existen importantes minas de carbón.

Zelensky está recibiendo mensajes equivocados de Washington y Bruselas que pueden hacerle creer que cuenta con su apoyo. La impunidad aparente de Kiev, cuyos bombardeos sobre población civil pasan desapercibidos para la prensa y los medio de comunicación occidentales, no hacen más que incrementar el peligro de conflicto. Es algo parecido a lo ocurrido en Georgia en 2008. Entonces M. Saakashvili atacó al personal de mantenimiento de la paz ruso y la población de Osetia del Sur. La lección que recibió fue muy dura.

El futuro de Ucrania se anuncia complejo. En las actuales circunstancias el país puede colapsar por el peso de su propia disfuncionalidad, colapso económico y una corrupción endémica, o bien al iniciar una guerra que obligaría a intervenir a Rusia aunque fuera a regañadientes.

Posición rusa

Rusia no quiere la guerra. Si ha de intervenir lo hará, de forma rápida y decidida. Putin nunca ha cruzado la línea roja expresamente, excepto en Georgia, y solo por pocos días.

Las líneas de comunicación directas entre la OTAN y el Kremlin hace meses que están rotas. A comienzos de octubre, sin mediar ningún conflicto, la OTAN expulsó a los diplomáticos rusos de su oficina en Bruselas; Moscú respondió rompiendo relaciones. Vladimir Putin, en la reunión ampliada del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, dijo: “En lo que respecta al Mar Negro, los últimos acontecimientos van más allá de ciertos límites. Los bombarderos estratégicos vuelan a una distancia de 20 kilómetros de nuestra frontera estatal y portan, como ustedes saben, armas muy peligrosas”. Se refería a que en las maniobras de la OTAN se estaban ensayando ataques nucleares con armas auténticas (no con simulaciones). A comienzos de mes, el presidente bielorruso Alexander Lukashenko insistía en que los países occidentales buscaban empeorar la situación. El líder bielorruso sabe que en caso de conflicto su país se vería inmerso desde el primer momento. Bielorrusia tiene un ejército pequeño pero muy bien armado y entrenado. La acumulación de cazas bombarderos de la OTAN en países limítrofes como Rumania, Polonia, Letonia o Lituania: el aumento continuo de los vuelos de reconocimiento recogiendo información de inteligencia no auguran nada bueno. El embajador ruso en Londres, Andrei Kelin afirmó a la emisora británica Times Radio: “existe el riesgo de guerra por errores de cálculo en nuestra frontera oriental, y esto es lo último que queremos. Necesitamos prevenir este tipo de escalada, si ocurre”

Claramente Moscú ha de realizar una nueva demostración de fuerza. Será necesario mostrar nuevamente músculo militar para que se enfríen las mentes calenturientas. Las simulaciones de ataque a la flota inglesa encabezada por el portaaviones Queen Elizabeth (más de 30 en una semana) realizados por bombarderos SU-25 es una de las respuestas. La aviación inglesa intentando contrarrestar estas maniobras ha perdido su primer aparato. Otros planes se han acelerado e intensificado estos días: los acuerdos alcanzados con China parecen indicar que los sistemas de misiles balísticos de uno y otro país se coordinarán. Aun no podemos hablar de un tratado de ayuda mutua militar pero la torpeza norteamericana empuja en ese sentido. Por otra parte, teniendo en cuenta la perspectiva futura, Rusia ha de incrementar la interacción con el eje soberanista latinoamericano, apoyando a los países que Washington quiere desestabilizar y que considera como su patio trasero. A la más que probable instalación de misiles nucleares en Polonia, Rusia podría responder haciendo lo mismo en Venezuela. Las maniobras militares conjuntas con esos países cerca de las fronteras norteamericanas y en Alaska se hacen ahora imprescindibles.

Además, Moscú es consciente de que el otro escenario es el Pacífico. Las acciones hostiles contra China e indirectamente contra Rusia hacen que Irán entre también en esta ecuación. Nuevas maniobras a gran escala se anuncian entre estas tres naciones. La crisis en Ucrania, de producirse, podría acelerar la crisis en Taiwán; por otra parte Bielorrusia con el apoyo ruso podría recuperar la conexión con la zona rusa de Kaliningrado (el llamado “corredor de Suwalki” una franja de terreno que no tiene más de 96 Km de longitud y que aislaría a las repúblicas bálticas). Un conflicto serio implicaría a Lituania y Bielorrusia ya que las líneas de suministro del ejército bielorruso y de la OTAN confluirían en la ciudad lituana de Kalvarija. Rusia lo ha advertido: en caso de un conflicto en Crimea el estado ucraniano como tal desparecerá. Hay más de un millón de rusos en las repúblicas independientes que Moscú no abandonará.

La posición turca[1]

El presidente turco es un gran aficionado a chapotear en todos los charcos. Ahora se ofrece como mediador entre unos y otros, mientras vende armas a la parte ucraniana y fomenta la milicia turco-tártara que, llegado el caso, combatirá con Kiev contra Moscú. El objetivo turco es expandir la influencia de Ankara en territorio de las ex repúblicas soviéticas. Ankara ya se inmiscuyó en el Transcáucaso apoyando militarmente a Azerbaiyán contra Armenia. Intenta extenderse a través de las minorías turcas en Kirguistán enfrentándose a los intereses de Rusia y China en la zona. Además su posición, al no reconocer a Crimea como parte de Rusia, le hace chocar con Moscú  lo mismo que cuando da apoyo a los terroristas sirios en el Gran Idlib, en cambio compra carbón a las repúblicas independientes.

El derrumbamiento del viejo Orden Mundial proporciona nuevos espacios geoestratégicos vacíos que Erdogan quiere ocupar. Es por ello que actúa en múltiples frentes: Siria, Irak, Libia, Azerbaiyán, Somalia, en el Mar Mediterráneo…;  ahora intenta intervenir en Ucrania, en Afganistán, en Kirguistán…. Son bocados demasiado grandes para un país con tasas de inflación del más del 20% y una depreciación de su moneda superior al 230% que se calcula para los próximos meses. En estos momentos sus tropas se resienten. No es buena cosa en caso de guerra dejar de pagar a los soldados. Turquía se ofrece como mediador entre Rusia y EEUU, pero los dos países desconfían de Erdogan y rechazarán la propuesta. Occidente interpretaría la aceptación de una mediación como una debilidad rusa y buscaría nuevas concesiones.

La posición de España

Estamos inmersos en un conflicto donde sólo podemos perder. Rusia lo anunció hace muchos meses: las bases de procedencia de navíos o aviones de la OTAN serán tratadas como un objetivo legítimo. Ignoramos si en nuestro territorio se almacenan o sólo transitan armas nucleares, como se ha denunciado en Italia. Lo que sí sabemos es el despliegue de caza-bombarderos españoles en los aeródromos rumanos (en total participamos con dos escuadrillas y unos 150 efectivos) La operación iniciada este mismo año se denomina “Enhanced Air Policing” (una misión disuasoria en Rumanía). El gobierno de Pedro Sánchez ha decidido que tenemos que disuadir a Rusia para que no defienda sus intereses dentro de sus fronteras, mientras que nuestros aviones y barcos se desplazan a miles de km. de nuestro territorio. Así mientras que la situación militar escala, nuestros barcos penetran en el Mar Negro, violando la convención de Montreau, siendo perseguidos por navíos rusos  (como ocurrió hace pocas fechas con la fragata “Rayo”). Mientras la situación se tensa hasta el paroxismo la “izquierda española” enmudece. Mientras el país ignora el peligro que corre, la oposición, profundamente atlantista, callará; lo mismo que hace el PSOE, UP, IU o el PCE (que hace tiempo aceptó y acató las directrices de la OTAN).

Las provocaciones militares

La acumulación de tropas por parte de la OTAN y Ucrania está alcanzando el punto de no retorno. La “militarización” de Ucrania se acelera. La portavoz del Kremlin anuncia que Kiev ha desplazado la mitad de sus efectivos a la zona de contacto con las repúblicas independientes. Canadá anuncia su disposición a transferir efectivos blindados y aviones a Ucrania. Otros países de la OTAN ya lo han hecho con anterioridad, por ejemplo, España. Kiev ha recibido nuevas patrulleras norteamericanas adaptadas a las condiciones del mar Negro.

Para Moscú la instalación de tropas de la OTAN en Ucrania es una línea roja. EEUU tiene 9 bases en estos momentos. Los acuerdos de Minsk (prohibición de armas pesadas y aviones de guerra sobre Crimea) están siendo ignorados. Los bombardeos ucranianos contra las repúblicas independientes se mantienen. La OSCE, como observadores interpuestos, menciona que los combates se han extendido a toda la zona de contacto, no se limitan a un punto en concreto. La marina norteamericana, violando la convención de Montreau, envía más y más barcos de guerra al Mar Negro e intenta identificar los sumergibles y las defensas costeras rusas en el Mar Negro y el Báltico. La OTAN pretende demonizar a Moscú y quiere que el primer movimiento lo haga este país.

 ¿Cómo salir del atolladero?

Se esperaba una cumbre decisiva entre Biden y Putin, una del tipo que sostuvieron el presidente norteamericano y el chino hace pocas semanas. En realidad el tiempo para realizar esa cumbre antes de las vacaciones de Navidad se está reduciendo peligrosamente. A finales del mes de noviembre se daba como probable; tras la cumbre “por la democracia” organizada por EEUU a comienzos de diciembre la posibilidad de un encuentro bilateral se aleja.

En la práctica, prolongar la situación es dar alas a los sectores fascistas ucranianos para incrementar sus provocaciones. Para Biden sería una forma de demostrar que todavía tiene el control. Aunque habría que recordarle que un mal acuerdo es mejor que una buena guerra.

Nota:

[1] https://colonelcassad.livejournal.com/

Tomado de: El Viejo Topo

Leer más

Rendición de cuentas

Niños separados de sus padres en la frontera México-Estados Unidos. Foto El Periódico

Por David Brooks

En imagen de hace unos días, migrantes esperan en La Joya, Texas, luego de haber cruzado el Río Bravo, que llegue el autobús de la patrulla fronteriza que los regresará a México. En este contexto, un informe de Doctores por Derechos Humanos confirmó que niños y padres separados en la frontera –algunos de menos de un año de edad– durante la política de “cero tolerancia” del ex presidente Donald Trump, están mostrando señales de trauma sicológico severo y trastornos mentales.

Un informe emitido la semana pasada por Doctores por Derechos Humanos confirma que niños y padres separados a la fuerza en la frontera México-Estados Unidos –más de 5 mil menores, algunos menos de un año de edad mientras mil 727 de ellos aún no han sido reunificados con sus familias– bajo la política de “cero tolerancia” de Trump están mostrando señas de trauma sicológico severo y trastornos mentales (https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0259576). ¿Alguien, el ex presidente, el arquitecto de su brutal programa Stephen Miller, y los cómplices en el gabinete, tendrán que rendir cuentas ante esta violación fundamental de derechos humanos?

Washington ha desplegado sus fuerzas armadas en el extranjero cientos de veces desde 1798 al presente (https://sgp.fas.org/crs/natsec/R42738.pdf); y esto no incluye las innumerables ocasiones en que se han realizado intervenciones y acciones clandestinas. Aunque casi todas estas acciones fueron proclamadas en nombre de “la democracia”, muchas violaron los principios democráticos e incluso aniquilaron expresiones democráticas. ¿Pero algún comandante en jefe, gabinete o jefes militares que fueron obligados a rendir cuentas para estas acciones y los crímenes de guerra que se cometieron incluyendo tortura, asesinato de civiles, destrucción de hospitales y escuelas y más?

Sin rendir cuentas por los actos ilegales y hasta terroristas de Estados Unidos contra Cuba a lo largo de más de medio siglo, el canciller y el equipo de política exterior de Washington siguen pretendiendo en público que su obsesión con el cambio de régimen en esa isla tiene que ver con “principios democráticos”, o afirmando que les importa el proceso electoral democrático en Honduras sin mencionar su apoyo del golpe de Estado ahí durante el gobierno de Barack Obama. No se le ocurre que su autoridad moral es nula sobre el asunto de la democracia justo por no rendir cuentas sobre su historia de intervenciones, apoyo a golpes de Estado y asesinatos políticos de líderes democráticos.

Tal vez el fraude financiero más grande de la historia hizo estallar la economía en Estados Unidos en 2007-2008, con la peor recesión desde la Gran Depresión y todas sus consecuencias sociales. Nadie ha rendido cuentas; ningún banquero fue enviado a la cárcel.

Expertos calculan que casi medio millón de personas en Estados Unidos (entre ellos muchos inmigrantes) perecieron “innecesariamente” durante el primer año de la pandemia por la irresponsabilidad de los políticos en la respuesta a la pandemia. ¿Quién rendirá cuentas?

Una amplia y creciente gama de políticos, intelectuales, militares y hasta empresarios han estado sonando la alarma de que la democracia estadunidense está en jaque. Un relator especial de la oficina de derechos humanos de la ONU concluyó que en Estados Unidos se está “minando la democracia” con medidas en varios estados buscando suprimir el voto de las minorías. Otro informe, del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral concluyó que la democracia estadunidense está “en retroceso” al señalar “un deterioro visible de los ideales democráticos” con la disputa de resultados electorales legítimos, esfuerzos para suprimir participación electoral y actos de represión oficial contra protestas, entre otros factores. ¿Quiénes rendirán cuentas por sofocar la propia democracia en casa?

Sin rendición de cuentas no hay democracia, afirma Estados Unidos cada vez que enjuicia la política de otros países. ¿Pero aplica lo mismo para sí mismo?

“…. toda la gente equivocada está en la cárcel y toda la gente equivocada está fuera de la cárcel, toda la gente equivocada está en el poder y toda la gente equivocada está fuera del poder”, escribió el historiador Howard Zinn, afirmando que eso persiste porque “nuestro problema es la obediencia civil” frente a tanta injusticia. Ante ello, argumentó, a veces se requiere la desobediencia civil justo para obligar que el poder rinda cuentas y con ello defender esa esencia de la democracia.

Tomado de: La Jornada

Leer más
Page 1 of 3112345»102030...Last »