Archives for

La fea verdad de Facebook

Mark Zuckerberg es presidente y director ejecutivo de Meta, empresa que fundó originalmente con el nombre de Facebook en 2004

Por Rosa Miriam Elizalde

Nadie duda de que Mark Zuckerberg hace grandes esfuerzos para reinventar su monopolio. Asediado desde hace años por especular con los datos de los usuarios de Facebook, permitir la circulación de teorías conspirativas, incentivar el genocidio, transmitir masacres en vivo y manipular a los adolescentes para que no puedan dejar la pantalla, aunque los afecte, el empresario intenta cambiar el eje de la polémica, sin tocar el modelo de negocios que inició hace 18 años y que lo transformó en uno de los hombres más ricos del mundo.

La corporación Facebook cambió su nombre por Meta y anunció con bombo y platillo una enorme inversión para construir el Metaverso, un espacio de realidad virtual en que se podría hacer todo, como si se estuviera físicamente en el lugar elegido.

¿Por qué este cambio? Sin que aluda directamente a ello, la respuesta puede encontrarse en un libro que acaba de salir en español, de las periodistas de The New York Times Sheera Frenkel y Cecilia Kang, Manipulados. La batalla de Facebook por la dominación mundial (Editorial Debate, 2021). En inglés: An Ugly Truth: Inside Facebook’s Battle for Domination.

En los océanos de tinta que se le han dedicado a la plataforma, es la primera vez que se documentan más de mil horas de entrevistas con ejecutivos, antiguos y actuales empleados y sus familiares, amigos y compañeros de clase de ­Zuckerberg, además de inversores y asesores de Facebook, y abogados y activistas que llevan mucho tiempo luchando contra la empresa. Las autoras tienen mejores fuentes que todos sus predecesores en el género y logran desmenuzar el modelo de negocio concebido deliberadamente para aniquilar la competencia y exprimir a una tercera parte de los habitantes del planeta, con unas ganancias de 85 mil 900 millones de dólares en 2020, y un valor de mercado de 800 mil millones.

Frenkel y Kang demuestran que “las megaganancias de la red social se han producido repetidamente a expensas de la privacidad y la seguridad del consumidor y la integridad de los sistemas democráticos. Sin embargo, eso nunca se interpuso en su camino hacia el éxito”. Su posición privilegiada se la deben a la visión de conjunto que les ofrece la plataforma a sus directivos, con un equipo de inteligencia contra amenazas que “ha trabajado anteriormente en la Agencia de Seguridad Nacional, en la FBI y en otros organismos gubernamentales, estudiando precisamente a los hackers y otros enemigos que ahora tienen bajo vigilancia”.

Una de las sorprendentes revelaciones del libro es que hay más crítica dentro de la empresa de lo que pensamos. Muchos empleados de Facebook han intentado alertar sin éxito a sus superiores sobre los desastres que provocan unos algoritmos obsesionados con el crecimiento de la plataforma y la ganancia. Algunos incluso advirtieron sobre la catástrofe de Myanmar.

Los ejecutivos de la compañía no sabían nada sobre ese país slavo que era un nuevo territorio por conquistar. Al entrar en Myanmar, Facebook “arrojó un fósforo encendido a décadas de tensión racial cocinadas a fuego lento y luego miró a otro lado cuando los activistas señalaron que el humo asfixiaba lentamente al país”, afirma el libro. Al final, la ONU declaró que las tensiones étnicas habían derivado en un genocidio en toda regla con la “contribución sustancial” de la compañía del pulgar azul. Estimó que 24 mil rohinyás fueron asesinados y 700 mil musulmanes huyeron a Bangladesh.

Mientras eso ocurría, subía de tono la retórica incendiaria de 18 millones de usuarios de la red social que eran monitoreados sólo por cinco hablantes nativos de Birmania, ninguno de los cuales vivía en Myanmar. (Hace dos semanas se supo que decenas de miles de refugiados rohinyás han demandado a Facebook –hoy Meta– en Estados Unidos y Reino Unido, por promoción del discurso de odio.)

El libro demuestra que este caso es quizás el ejemplo más extremo de cómo los algoritmos de la plataforma privilegian el extremismo, pero no el único. Más de 90 por ciento de los usuarios activos de Facebook viven fuera de Estados Unidos y Canadá, y la empresa suele hacerse de la vista gorda ante el discurso de odio, porque estimula el crecimiento de los usuarios sobre todo en las “zonas oscuras” del planeta que llegan tarde, y mal, a la Internet.

Pero el asalto al Capitolio de Washington hace un año ubicó el problema en casa, algo que hemos padecido también los cubanos por derivación de las políticas de línea dura hacia la isla que campean en Florida y las profundas brechas de seguridad de la plataforma social. El libro muestra la incapacidad lingüística de entender, y por ende moderar, millones de publicaciones de usuarios en comunidades de habla no inglesa; la incomprensión de sus propios algoritmos; la inacción a la hora de intervenir donde los programas de inteligencia artificial no llegan (la compañía sólo adopta medidas entre 3 por ciento y 5 por ciento de los casos de discursos de odio, y en 0.6 por ciento de las publicaciones de contenido violento); y un palpable descuido, desidia incluso, a la hora de responder a las denuncias de los usuarios.

De modo que la “fea verdad” de Facebook es el negocio tóxico de una empresa privada dispuesta a mantener a cualquier precio la hegemonía y el dominio sobre millones de súbditos digitales. Uno de los entrevistados por las periodistas comenta que “el problema de Facebook es Facebook”. Falso. El problema de Facebook es el sistema diseñado para que estos monopolios no sólo prosperen, sino que hasta cambien de nombre para perpetuarse. La pregunta que plantean Frenkel y Kang parece entonces pertinente: ¿qué vamos a hacer ante esta realidad?

Tomado de: La Jornada

Leer más

La caja de bobos más grande que pueda existir: El METAverso de Facebook

Por Luis Bonilla-Molina

Mark Zuckerberg acaba de anunciar que desde el 1 de diciembre la empresa Facebook pasará a llamarse META. Esto tiene dos implicaciones, una de carácter empresarial para legitimar y construir viabilidad jurídica a una de las operaciones más importantes que vienen haciendo: la venta de información. Facebook usa la minería de datos para apropiarse la información desagregada de sus usuarios, la cual vende a terceros sin reportar porcentaje de ganancias para quienes de manera inconsciente proporcionan la información.

La segunda para crear el metaverso, un universo virtual que modelará actividades como consumo, participación política, sociabilidad, educación e incluso filtrará el acceso a la innovación científica tecnológica. Facebook ahora es Meta: Zuckerberg cambia el nombre a la compañía

Esto ocurre, en medio de la incredulidad de muchos docentes y gremios docentes respecto al sostenimiento de la ofensiva de las trasnacionales de la tecnología sobre el mundo educativo, tanto en la fase educativa presencial de la pandemia como durante la postpandemia. Hasta ahora, las actividades que pretende asumir el metaverso de Facebook eran parte de las tareas de reproducción cultural asignadas por el capital a los sistemas escolares (consumo, sociabilidad, ciudadanía, democratización del conocimiento).

Esto ocurre mientras entre el 40% y 50% de la población estudiantil – e incluso docentes- no tiene siquiera conexión a internet o aun dispositivo de conexión remota. Y el otro 50% -estudiantes y docentes- usó plataformas comunicacionales como zoom, googlemeet, streamyeards, Facebook o WhatsApp para maratones de doce horas de clase y más, evidenciando que no tienen ni la más mínima idea de la tormenta tecnológica que se avecina sobre la educación.

En el primero de los casos estaríamos observando el surgimiento de la peor y más abrupta de las exclusiones de los últimos siglos, aún ocultada con discursos de pronta normalización; quienes están quedando rezagados hoy corren el riesgo de quedarlo permanentemente y pasar a la periferia de la peor de las pobrezas y marginaciones.

En el segundo de los casos la educación durante la pandemia les convirtió en consumidores de tecnología, analfabetos en programación y algoritmos, destinados a seguir la pauta que impongan los acuerdos de gobiernos y sus ministerios de educación con las corporaciones tecnológicas.

Por eso hemos insistido en la urgencia de alfabetización en los algoritmos para poder producir respuestas de emancipación y liberación en el actual contexto y sobre todo sobre la necesidad de un debate pedagógico mundial sobre las implicaciones de la cuarta revolución industrial en educación.

¿Que será el metaverso de Facebook?

Hasta ahora Zuckerberg ha anunciado fragmentos de lo que será su metaverso y por ello afirmamos que será la más grande caja de bobos que pueda existir. Será un mercado virtual absurdo, donde van a cobrar dinero real por experiencias virtuales o tal vez sea gratuito para garantizar la alienación que sostenga el modo de producción y acumulación capitalista en la cuarta revolución industrial.

En el metaverso de Facebook, podrás tener avatares (réplicas tuyas) en la oficina y de tus amigos en casa. Mediante mecanismos de realidad virtual aumentada podrás compartir con amigos o personajes que tú crees, comprando alimentos, ropa, viajes, casas que solo estarán en este universo paralelo. Podrás viajar con amigos a lugares remotos con una sensación de realidad en tiempo real, propia de tecnología que hoy asociamos en su nivel primario al GPS.Mark Zuckerberg quiere crear un metaverso holográfico

En la caja de bobos más grande del mundo, quienes se sumen serán educados en comportamiento social, participación política, consumo y tendrán acceso a información filtrada y trabajada.

Claro que esto no será el 1 de diciembre de “golpe y porrazo”. La transición será lenta y sostenida pero seguramente, en el 2030, cuando los teóricos del Foro de Davos prevén el crash del sistema educativo global, el metaverso emergerá como alternativa más allá del entretenimiento.

*Doctor en Ciencias Pedagógicas, Postdoctorados en Sistemas de Evaluación de la Calidad Educativa y Pedagogías críticas y educaciones populares. Analista en ciencias sociales, pedagogo crítico. Profesor universitario Extraordinario e  invitado en varias universidades de América latina y el Caribe. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).

Tomado de: Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico

Leer más

El poder político de Facebook

Stuart McReath (Reino Unido)

Por Thierry Meyssan

Facebook como red social

La red social Facebook es el principal actor político de internet. El 1º de enero de 2021 Facebook ‎contaba 2 850 millones de usuarios que se conectan a esa red social al menos una vez al mes y ‎cada día se conectaban a ella 1 880 millones de personas. Facebook censura con regularidad ‎mensajes que incluyen imágenes de personas desnudas o de actividad sexual, mensajes de acoso, ‎discursos de odio, marcas comerciales falsificadas y textos que clasifica como «spam», ‎propaganda terrorista o mensajes de violencia, censura que ejerce mediante el uso de una ‎‎«inteligencia artificial» con resultados particularmente imprecisos o inexactos e injustos. ‎Además, Facebook se arroga la prerrogativa de cerrar las cuentas de los usuarios a los que ‎considera «peligrosos», ya sea porque los ha censurado repetidamente o porque son personas ‎vinculadas a «enemigos de Estados Unidos». ‎

Facebook es actualmente una compañía gigantesca que incluye Instagram, Facebook Messenger, ‎WhatsApp, Oculus, Workplace, Portal y Novi. El personal de Facebook se compone de ‎‎60 000 personas. ‎

Facebook como entidad emisora de moneda

Facebook tiene ahora su propia moneda –la Libra– como si fuese un Estado. La Libra de ‎Facebook –también designada como Diem– está adosada a una cesta de divisas que se compone ‎de dólares estadounidenses (50%), yenes japoneses (14%), libras esterlinas británicas (11%) y ‎dólares de Singapur (7%) [1].‎

Al disponer de una moneda que los sitios de venta por internet comienzan a aceptar, ‎Facebook está construyendo una economía paralela, simultáneamente virtual y global, pero más ‎importante que las economías de numerosos Estados. ‎

Facebook y sus usuarios

Facebook está recurriendo a sus usuarios para detectar las cuentas que violan sus reglas. La ‎red social crea expedientes sobre cada uno de sus “informantes” y les atribuye calificaciones ‎‎ [2]. ‎

Aunque dice tratar a todos los usuarios por igual, Facebook tiene una lista secreta de ‎‎5,8 millones de VIP (Very Important Person) a quienes exime de las reglas que impone a ‎los demás. Esos privilegiados son los únicos usuarios de Facebook que pueden escribir, decir o ‎mostrar cualquier cosa [3]. ‎

Cambridge analytica y la NSA

Los datos personales de al menos 87 millones de usuarios de Facebook fueron “aspirados” por la ‎compañía británica Cambridge Analytica –propiedad del multimillonario estadounidense ‎Robert Mercer y de Steve Bannon, quien fue consejero de Donald Trump– y su filial canadiense ‎AggregateIQ [4]. Toda esa enorme cantidad de datos personales fue utilizada para hacer llegar a ‎millones de personas mensajes elaborados específicamente para ellas en función de sus ‎intereses, convicciones políticas o religiosas, etc. ‎

Todo ese cúmulo de datos personales fue utilizado al menos: para la elección del primer ministro de la India, Narendra Modi, en 2014 [5];‎ en 44 elecciones locales estadounidenses, durante el año 2014;‎ a favor de la campaña electoral de Mauricio Macri, quien acabó siendo electo presidente ‎de Argentina, en 2015;‎ para Nigel Farage, durante el referéndum británico sobre el Brexit, en 2016;‎ y sobre todo, en la campaña electoral previa a la elección presidencial de 2016, en ‎Estados Unidos, sucesivamente a favor de Ben Carson, de Ted Cruz [6], y finalmente para Donald Trump y el director de su campaña electoral… Steve Bannon. ‎

Según el semanario británico The Observer, entre los empleados de Cambridge Analytica había ‎numerosas personalidades provenientes del complejo militar-industrial británico y de los servicios ‎de propaganda del MI6 [7].

Y es probable ‎que eso sea sólo la punta visible del iceberg: el denunciante estadounidense Edward Snowden ‎ha revelado que Facebook se integró a la red ultrasecreta de espionaje electrónico PRISM ‎autorizando el acceso de la National Security Agency (NSA) a los datos personales de todos ‎sus usuarios. Lo que sigue sin saberse es qué uso da la NSA a todos esos datos. ‎

Según Newton Lee, ex investigador en el Institute for Defense Analyses, el programa secreto ‎PRISM de espionaje global de las comunicaciones es una expresión del proyecto ‎Total Information Awareness (TIA), cuyo nombre en español sería “Conocimiento Total de la ‎Información”, proyecto desarrollado por el almirante John Poindexter, cuando Donald Rumsfeld ‎era secretario de Defensa de George Bush hijo, en el marco de la agencia del Pentágono para el ‎desarrollo de proyectos militares avanzados (DARPA, siglas en inglés de Defense Advanced ‎Research Projects Agency) [8]. ‎

La implicación personal de Mark Zuckerberg a favor de Israel

En 2011, Facebook censuró, a pedido de Israel, las cuentas de usuarios que llamaban a un ‎levantamiento en los territorios palestinos. ‎

En 2012, Mark Zuckerberg se implicó a favor del entonces presidente de Israel Shimon Peres. ‎Zuckerberg supervisó personalmente la creación y la promoción del sitio web oficial de Peres y ‎creó para él un video titulado «Be my friend for peace» (“Sé mi amigo por la paz”), donde ‎aparecían el presidente de Francia Nicolas Sarkozy, el primer ministro británico David Cameron, ‎el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y hasta la reina de Inglaterra Isabel II.‎

En 2015, Facebook decide que el Hezbollah libanés y la República Árabe Siria son «organizaciones ‎terroristas» y cierra las cuentas de televisoras como la libanesa Al-Mayadeen –en aquel momento ‎el canal de televisión informativo que más se veía en todo el mundo árabe–, Sama TV y ‎Ad Dunia –dos televisoras públicas sirias– y Al Ikhbariya –un canal sirio privado– pero pone varios ‎‎«formadores» a la disposición de los yihadistas que tratan de derrocar el gobierno sirio. ‎

Por cierto, es importante destacar que Facebook no censura todos los «mensaje de odio y de ‎violencia»… todo depende de quién los emite, así que Facebook estimula las cuentas de ‎opositores y yihadistas que divulgan información personal (nombres, direcciones y fotos) de ‎personas favorables al gobierno sirio, facilitando así que sean asesinados. ‎

El proyecto político de Facebook

En 2010, la revista Nature publicaba un estudio sobre «Un experimento de influencia social y de ‎movilización política sobre 61 millones de personas» [9]. Los investigadores de la Universidad de California muestran ‎que los mensajes políticos que aparecen en Facebook durante la elección mid term ‎estadounidense tienen un impacto muy importante no sólo sobre los usuarios de esa red social ‎sino también entre los amigos de esos usuarios y hasta entre los amigos de los amigos. ‎

En 2014, a espaldas de sus usuarios, Facebook realiza un estudio sobre «Evidencia experimental ‎de contagio emocional a gran escala a través de las redes sociales» [10].‎

En 2018, Facebook establece una asociación con el Atlantic Council, influyente think tank ‎subvencionado por la OTAN, para «promocionar el liderazgo y la implicación de Estados Unidos ‎en el mundo, con sus aliados». El objetivo específico de esa asociación es garantizar «la ‎utilización correcta de Facebook en las elecciones en el mundo entero, vigilando la desinformación ‎y la interferencia extranjera, ayudando a educar a los ciudadanos y la sociedad civil» ‎‎ [11].‎

Y finalmente, en 2020, Facebook se implica en la política colonialista con su proyecto 2Africa de ‎instalación de un cable submarino alrededor de todo el continente, cable que conectaría todos ‎los puertos de África pero sin internarse en el continente [12]. El objetivo es conectar sólo a las élites que participan en el saqueo del continente ‎enviando sus riquezas a Occidente. ‎

Para las cuestiones internacionales, Facebook tiene como director de relaciones públicas al liberal-‎demócrata británico Nick Cleg, quien fue segundo de David Cameron cuando este último era ‎primer ministro. ‎

Mientras tanto, a la cabeza de Facebook Francia está Laurent Solly, quien fue jefe del equipo ‎de trabajo del presidente Nicolas Sarkozy. Cuando Sarkozy fracasó en su intento de reelegirse ‎como presidente de Francia, Solly pasó a ocupar el segundo puesto más importante en la ‎jerarquía de la televisión privada francesa TF1. Está casado con Caroline Roux, periodista estrella ‎del canal de la televisión pública francesa France2. ‎

En cuanto a Estados Unidos, es importante entender que Facebook no está al servicio de los ‎demócratas ni de los republicanos. Es una compañía que defiende los intereses del «Imperio ‎estadounidense» utilizando la información que recoge sobre sus usuarios y manipulando ‎las emociones de estos últimos. ‎

En ese aspecto es especialmente interesante el hecho que Mark Zuckerberg se haya planteado, ‎en 2017, la posibilidad de convertirse en presidente de Estados Unidos… sin tener que ‎presentarse a la elección. Incluso llegó a conformar un equipo de trabajo en ese sentido. El plan ‎de Zuckerberg era acercarse al Partido Demócrata para ayudarlo a forzar la destitución del ‎presidente Donald Trump y acercarse después a los republicanos para obligar al vicepresidente ‎Mike Pence, ya convertido automáticamente en presidente por la destitución de Trump, a ‎cederle la presidencia a él [13].‎

La acción política de Facebook

En 2008, el entonces candidato a la presidencia Barack Obama se apoyó en el ex vocero de ‎Facebook, Chris Hughes –director de My.BarackObama.com (MyBO) y artífice de la Obama’s ‎Online Operation (OOO)– para alcanzar y movilizar a 5 millones de electores a través de ‎Facebook [14]. ‎

En 2010, Facebook censuró WikiLeaks, el grupo que revela las prácticas del Pentágono y que, ‎por consiguiente, “atenta” contra el «Imperio estadounidense». ‎

En 2010 y 2011, la actividad de Facebook se incrementa grandemente –con el apoyo oficial del ‎Departamento de Estado estadounidense– durante las llamadas «primaveras árabes». ‎

En 2018, Facebook prohíbe la televisora satelital intergubernamental latinoamericana TeleSUR, en ‎la cual participaban entonces Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Uruguay y Venezuela. ‎

En 2020, Facebook cierra cuentas vinculadas a las fuerzas armadas de Francia en la República ‎Centroafricana y en Mali porque lo que difundían no concordaba con lo que quería ‎el Pentágono. ‎

En 2021, Facebook cierra las cuentas del presidente en ejercicio de Uganda, Yoweri Museveni, y ‎del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, también en ejercicio. ‎

Facebook y los medios de difusión

Una asociación británica identificada como Full Fact ha creado una coalición entre los ministerios ‎competentes de Reino Unido y Canadá y varios gigantes de la “información” –Facebook ‎así como Twitter, Alphabet (la transnacional estadounidense propietaria de Google) y la agencia ‎de prensa británica Reuters. Objetivo proclamado: luchar contra la desinformación en la internet ‎anglófona. ‎

Facebook no se limita a “luchar” contra las «fake news». Ahora acaba de crear un programa, ‎llamado «News Innovation», de apoyo a la prensa escrita. Ese programa ya está activo ‎en Canadá, Argentina y Brasil y ha firmado contratos por más de 10 millones de dólares con ‎medios de difusión que apoyan al primer ministro Justin Trudeau, en Canadá, pero que ‎en Argentina son hostiles al presidente Alberto Fernández y a la vicepresidente Cristina ‎Fernández y al presidente Jair Bolsonaro en Brasil. ‎

La administración Biden y Facebook

La administración Biden siente inquietud ante el poder que Facebook ya posee y que sigue ‎en aumentando, incluso ve esa red social como un rival que ya delimita fronteras, hace funciones ‎de policía e imparte “justicia” y emite incluso su propia moneda. Facebook está ciertamente ‎al servicio del Pentágono y sólo le falta disponer de un ejército para convertirse en Estado. ‎

Es por eso que la administración Biden lleva a Frances Haugen al Wall Street Journal y ahora ‎hace posible su presentación ante el Senado. Por ahora, la polémica abierta se concentra en la ‎influencia nefasta de Facebook sobre niños y adolescentes. Es una manera poner a Facebook “en ‎su lugar”, pero sin plantear los aspectos políticos que acabamos de enumerar. ‎

El único que plantea actualmente el problema de la influencia política de los gigantes de la ‎actividad numérica es el ex presidente Donald Trump, quien acaba de presentar un recurso legal ‎contra Twitter por haber eliminado su cuenta cuando todavía era el presidente de ‎Estados Unidos. Trump se apoya para ello en las confidencias de varios senadores demócratas ‎que se jactaron de haber presionado a Twitter. ‎

Eso demuestra, señala Trump, que la censura contra él no es una decisión comercial sino una ‎decisión política y que viola la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense, que establece ‎la libertad total de expresión. Sus abogados van aún más lejos señalando que Twitter nunca ha ‎censurado los mensajes violentos y recuerdan que los talibanes tienen su cuenta en Twitter. ‎

[1] «Fed’s Brainard: Facebook’s Libra faces ‘core set’ of regulatory ‎hurdles», Reuters Staff, Reuters, 18 de diciembre de 2019.

[2] “Facebook is rating the trustworthiness of its users on a scale from zero to 1”, Elizabeth Dwoskin, The Washington Post, 21 de agosto de 2018.

[3] «Facebook Documents Reveal Secret Elite Exempt From Its Rules», Jeff Horwitz, The Wall Street Journal, 14 de septiembre de 2021.

[4] Mindf*ck: Cambridge Analytica and the Plot to Break America, Christopher Wylie, ‎Randon House, 2019; Targeted: The Cambridge Analytica Whistleblower’s Inside Story of How ‎Big Data, Trump, and Facebook Broke Democracy and How It Can Happen Again, Brittany Kaiser, ‎Harper, 2019.

[5] «Un equipo secreto de Facebook manipula las opiniones del público», por Shelley ‎Kasli, Great Game India (India), Red Voltaire, 29 de diciembre de 2017.

[6] «Ted Cruz PsyOp», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 8 de ‎febrero de 2016.

[7] «The great British Brexit robbery: how our democracy was hijacked», Carole Cadwalladr, The Observer, 7 de mayo de 2017.

[8] «El ojo del Pentágono», por Thierry Meyssan, ‎‎Red Voltaire, 15 de febrero de 2002, y Facebook Nation: Total Information Awareness, ‎Newton Lee, Springer, 2012).

[9] «A 61-million-person experiment in social ‎influence and political mobilization», Robert M. Bond, Christopher J. Fariss, Jason J. Jones, Adam ‎D. I. Kramer, Cameron Marlow, Jaime E. Settle y James H. Fowler, Nature 489, p. 295–298, ‎‎2012. doi:10.1038/nature11421.

[10] “Experimental evidence of ‎massive-scale emotional contagion through social networks”, Adam D. I. Kramer, Jamie E. Guillory y Jeffrey ‎T. Hancock, Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America ‎‎(PNSA), Vol 111, #24, 17 de julio de 2014.

[11] «Announcing New Election Partnership With the Atlantic Council», Katie Harbath, Facebook, 17 de mayo de 2018; «U.S. think tank’s tiny lab helps ‎Facebook battle fake social media», Joseph Menn, Reuters, 7 de agosto de 2018; «Facebook’s partnership with ‎the Atlantic Council», Kevin Reed, ‎World Socialist Web Site, 8 de septiembre de 2018.

[12] «Facebook cierra el cerco sobre África‎», por Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia), Red Voltaire, 19 de junio ‎de 2020.

[13] «¿Será Mark Zuckerberg el próximo presidente de Estados Unidos?», Red Voltaire, 7 de agosto de 2017.

[14] «The Reason for the Obama Victory: It’s the Internet, Stupid», Betsy Schiffman, Wired, 11 de julio ‎de 2008; «Obama’s Wide Web», Jose Antonio Varga, The ‎Washington Post, 20 de agosto de 2008; «How Chris Hughes Helped Launch Facebook and the ‎Barack Obama Campaign», Ellen McGirt, Fast Company, 1º de abril ‎de 2009.

Tomado de: Red Voltaire

Leer más

Facebook permite el acceso a los anuncios políticos y ¡oh, sorpresa!

Luc Descheemaeker (Bélgica)

Por Rosa Miriam Elizalde

Facebook se comprometió en febrero a inaugurar su Biblioteca de Anuncios, publicitada como un gesto de transparencia frente a sus opacos algoritmos y entre acusaciones de utilizar “tácticas de comunicación de uso militar contra la población”, como afirma sin remilgos “The Great Hack”, el documental que estrena por estos días Netflix.

Finalmente cumplió la promesa y la plataforma muestra miles de anuncios, que usted puede rastrear si escribe una palabra clave en la barra de búsqueda de la Biblioteca. Con un clic sale la publicidad de temas sociales, elecciones y política, y se puede rastrear aquella aún activa en 33 países, aunque llueven las críticas en el corto tiempo de puesta en línea del servicio. Si bien los usuarios comunes pueden buscar anuncios y ver cuánto se ha pagado por ello, el acceso a los datos de la Biblioteca está tan plagado de errores, omisiones y limitaciones técnicas que no hay manera de darle un seguimiento integral a la publicidad política.

Investigaciones independientes y dos estudios sobre la confiabilidad del repositorio, uno del gobierno francés y otro de Mozilla, fabricante del navegador web Firefox, llegaron a la conclusión de que es imposible obtener una imagen completa de todos los anuncios que se ejecutan en la plataforma, que es exactamente lo contrario a la transparencia que pregona Facebook.

Aunque la compañía prometió mostrar la publicidad pagada de los últimos siete años, “los límites de la tasa de búsqueda y los registros incompletos, significan que los investigadores podrían tardar meses en evaluar los anuncios en una determinada región o sobre un determinado tema”, afirma el estudio de Mozilla.

Sin embargo, para un investigador cubano interesado en documentar la manipulación en las redes, el nuevo servicio de la transnacional estadounidense es un tesoro de información, que aporta datos empíricos y montos financieros de la guerra sucia contra Cuba a cargo del gobierno de los Estados Unidos, con la complicidad del gigante tecnológico.

Cuba está bloqueada, lo que significa para Facebook que ni el ciudadano común ni las instituciones de la Isla pueden acceder al administrador de anuncios de esa compañía. Se aplica la censura sobre cualquier cosa que se pueda ponderar en la nación caribeña, desde una receta de cocina hasta la vacuna contra el cáncer de pulmón, por no hablar de la defensa de su sistema político.

Pero ¡oh sorpresa!, la plataforma está inundada de anuncios contra un gobierno, el cubano, que no se puede defender, evidencia axiomática de la desigualdad en el uso y disfrute de ese poder clientelar de Facebook que ha sido objeto últimamente de tantas denuncias.

A pesar de los defectos de su algoritmo y sus sesgos políticos, quien se asome a este servicio encontrará, por ejemplo, miles de anuncios con la etiqueta “Cuba”, en los que nueve de cada diez son visceralmente antigubernamentales. No pocos incluyen “contenido que hace referencia a características personales de forma expresa o implícita” y otros con alusiones “directa o indirectamente, a cuestiones relacionadas con la raza, el origen étnico, la religión, las creencias, la edad o el nombre de una persona”, entre otras particularidades que aparecen en la línea roja número uno de la política oficial de Facebook.

Según la Ley Torricelli de 1992 -la legislación estadounidense que permitió que Cuba accediera a contenidos de Internet siempre que se excluyera el comercio electrónico-, es ilegal en Estados Unidos obtener ganancias con publicidad digital sobre la Isla comunista, pero la rudimentaria Biblioteca de Facebook devuelve en este minuto más de 14000 anuncios enlazados a la etiqueta “Cuba”, que han generado parte de los 22 112 millones de dólares en beneficios que facturó la compañía en el 2018.

El promedio pagado por cada publicidad con la etiqueta “Cuba” es más bien modesto: 500 dólares. Una cuenta simple nos dice que la plataforma ha ingresado 7 millones de dólares en el último año, pero el detalle está en que solo vemos en la Biblioteca una ínfima porción de los anuncios, como nos advierten los investigadores de Mozilla, que añaden que entre sus “defectos” está, también, que la mayoría de los anunciantes “privilegiados” no se muestran.

No hay anuncios enlazados a la página de Martí Noticias en Facebook. Interesante que tenga editores en la República Checa, en los Emiratos Árabes y en Venezuela, además de 32 en Estados Unidos.

Por ejemplo, no aparecen los anuncios de Radio y TV Martí, medio del gobierno de los Estados Unidos al servicio de operaciones sicológicas contra Cuba, que ha reconocido públicamente que la mayor partida de su presupuesto anual de 29 millones de dólares se emplea en línea.

Una investigación del semanario Miami New Times, de la Florida, reveló en el 2018 que la administración Trump, a través de su Oficina de Transmisiones para Cuba, usa cuentas de Facebook que parecen “nativas” (de personas reales en la Isla) para difundir propaganda sin informar a los usuarios cubanos de esa red social que es publicidad gubernamental estadounidense. (¿No era de eso que acusaban a los rusos?)

En este festín de evidencias, destaco otras dos perlas. Por cada anuncio que se muestra en Estados Unidos bajo la etiqueta “Argentina” -un país cuya superficie es 30 veces mayor que el archipiélago cubano- hay dos de “Cuba”. En la publicidad pagada a Facebook por el Instituto Hoover, de la Universidad de Stanford, puede ver ahora mismo la promoción de un libro que atiza el odio contra Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, porque son seguidores del “socialismo (que) fracasó en la Unión Soviética” y “fracasó en Cuba”.

El Instituto Hoover ha invertido más de 114 000 dólares en anuncios en los meses recientes, nos dice la Biblioteca, mientras la investigadora Jane Mayer, en su libro Dark Money, nos recuerda que este centro de Stanford “es uno de los principales responsables de la ‘cámara de eco’ de las teorías ultraconservadoras de los propietarios de Koch Industries y otras grandes fortunas detrás de Donald Trump y la Revolución Conservadora en Estados Unidos”.

La Biblioteca es asombrosa, aun con el vicio feibucero de la falta de transparencia.

Gracias, Facebook

Tomado de: https://www.cubaperiodistas.cu

Leer más