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Aurora, Paz Fábrega y la sororidad que intenta romper esquemas

Por Fernando Brenner

Estas dos mujeres originan un vínculo a partir de una situación donde el embarazo, el aborto, el secreto, lo afectivo, van tomando cuerpo en las miradas y actitudes de sus dos protagonistas, un espléndido trabajo compartido por Rebeca Woodbridge y Raquel Villalobos.

La interrupción prematura del embarazo (vulgarmente dicho aborto) está absolutamente prohibida en países latinoamericanos como El Salvador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Haití. Y los estados que tienen algunas de las legislaciones más restrictivas y solo despenalizan el aborto en caso de que la vida o la salud de la embarazada corra peligro son Paraguay, Venezuela, Guatemala, Perú y Costa Rica. Y este film está filmado y transcurre en Costa Rica. Sus dos protagonistas son mujeres: Lucía arquitecta, maestra de dibujo, de cuarentipico, vive sola. Y Yuliana –Yuli- estudiante adolescente, que vive con su madre y su hermano, a punto de cumplir los 18. Y a punto de descubrir que está embarazada. Ese hecho ocurre cuando Yuli está vomitando en el baño de la escuela comunal, donde acompaña a su hermanito al taller de dibujo que dicta Lucía. Precisamente la maestra se encontraba lavándose cuando la escucha a Yuli.

A partir de allí entre silencios, balbuceos y preguntas, Lucía comenzará a preocuparse por la salud general de la muchacha y ésta le irá contando de a poco, cuestiones de su vida. Lucía –y nosotros espectadores- se/nos entera/mos que no hay papá de ese ser por nacer, o al menos Yuli no tiene idea en un primer momento quién pueda ser. Los padres de ella no lo saben y ella no se lo piensa decir. Entre Yuli y su mamá hay poca comunicación, con su padrastro es casi nula. Y a quien solamente le gusta cuidar y eventualmente jugar es con su hermanito. (Hay una escena clave en la cual Yuli no quiere que su madre la acaricie a ella y por ahí note que tiene la panza más grande, pero ella si mima a su hermano).

Lucía no tiene hijos, tiene una pareja-amante a distancia y que se ven muy de tanto en tanto, y por sus carencias sin duda encarará su afecto hacia esa chica. A veces más que como una relación entre una madre y una hija, parecen dos amigas que disfrutan sus momentos. La lleva a que la revise una obstetra, le hacen una ecografía y ahí se enteran de que tiene un embarazo de 21 semanas. O sea 5 meses. La posibilidad de abortar queda desechada. Lucía le plantea la posibilidad de dar a la futura beba en adopción, y se ponen en campaña en conseguir una pareja de padres. Pero las cosas no son tan lineales, ni sencillas, y un hecho cotidiano –y no menos fortuito- cambiará los planes de estas amigas.

Hay que agradecerle mucho a Paz Fábrega –además de directora es la guionista- por habernos entregado una historia tan simple con una trama tan conflictiva. Un hecho cuasi cotidiano, pero que usualmente está tratado como un melodrama insostenible, que a veces termina en tragedia. Aquí todo resulta llevado con astucia, de manera inteligente y muy placentera, a pesar de las peripecias que viven sus dos protagonistas. Cada una pondrá en la otra sus sentimientos, antes frustrados, ahora contenidos. Ya sea con sus miradas o con alguna palabra o un gesto significativo, ambas mujeres aceptan el status quo que se corporiza entre las dos, y ese fluir se transfiere a la pantalla de una manera plácida, absolutamente verosímil. Y son estas dos mujeres, Rebeca Woodbridge como Luisa y Raquel Villalobos en el rol de Yuliana, las que nos transmiten de forma tan creíble y tan humana, sus conflictos, sus deseos, sus temores, en una relación tan fresca y sensible.

La realizadora tica lleva hechos tres cortos: Temporal (2006), Cuilos (2008) y Vapor (Video musical, 2013). Y otros tantos largometrajes, todos premiados internacionalmente: Agua fría de mar (2010) y Viaje (2015).  Justamente Aurora, su tercer largo, trae ya sus galardones: Mejor Directora de la Competencia Internacional en el 58° Festival Internacional de Cine de Antalya, Turquía (Donde el aborto está permitido por petición). Y Mejor Largometraje Costarricense de la Competencia Centroamericana y Caribeña de Largometraje en el 9° Costa Rica Festival Internacional de Cine (San José, Costa Rica). E integra una lista de gente que ha dirigido más de un film y son las caras visibles de su país natal. Allí están Patricia Velásquez, Antonella Sudasassi, Esteban Ramírez, Miguel Alejandro Gómez, Hernán Jiménez y Jurgen Ureña.

Yuliana tendrá a su hija, pues al final el padre está (un compañero del grupo de estudiantes) y ya decidieron el nombre. Se llamará Aurora, como esa luz que precede inmediatamente a la salida del sol. Como el principio de un tiempo deseado. Simplemente, pura vida.

Tomado de: Escribiendo Cine

Tráiler del filme Aurora (Costa Rica, 2021) de Paz Fabrega

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40 años sin Glauber Rocha, el Padre del Cinema Novo.

Glauber Rocha, cineasta brasileño (1939-1981)

Por Fernando Brenner

Si hoy viviera sería imposible y hasta improbable que pudiera filmar —y convivir— en un país gobernado por Jair Bolsonaro. «El sueño es el único derecho que no se puede prohibir”, supo decir entre sus frases célebres.

Las raíces del denominado Movimiento Cinema Novo, gestado entre finales de la década del 50 y ya establecido a principios de los Sesentas, se las puede rastrear entre el Neorrealismo italiano y luego por la Novelle Vague francesa. Claro que también convivió en paralelo con distintas tendencias mundiales como ser el Free Cinema británico, la corriente de Praga en Checoeslovaquia (Hoy República Checa), movidas Beatniks estadounidenses, el Nuevo Cine Español y nuestra Generación del 60. Y esta “Escuela” llegaría inclusive, entre evoluciones y enroques varios, hasta mediados de los 70.

Los nombres que integraban este movimiento estaba conformado básicamente por estos directores: Nelson Pereira dos Santos, Ruy Guerra, Joaquim Pedro de Andrade, Walter Lima Jr, Luiz Carlos Barreto (este como el gran productor), Carlos “Caca” Diegues y Leon Hirszman. Y sin duda Glauber Pedro de Andrade Rocha era su figura más destacada, el más reconocido internacionalmente y uno de los más premiados. Había nacido el 14 de marzo de 1939, en Vitória da Conquista, en el Estado de Bahia. Falleció con tan solo 42 años el 22 de agosto de 1981 en Rio de Janeiro. Hace exactamente 40 años.

Y entre los vaivenes socio-políticos, económicos y culturales que vivió tanto el Brasil como el resto de América Latina, es indudable que las ideas, posturas, deseos e intereses de los autores que conformaron este Movimiento ruptural contra lo establecido, siguen teniendo vigencia en estos tiempos (pre) pandémicos y seguramente postpandémicos.

El cine de Rocha se nutrió tanto de las realidades como de los mitos de su pueblo. Con un lenguaje que hacía hincapié no solo en la denuncia de estados miserables y de desamparo, de poder y explotación. Además buscaba en todos ellos una explicación al status quo. Con una puesta por momentos épica, lejos del intimismo, grandiosa, exageradamente barroca. Pero a pesar de su éxito y del aplauso internacional, en su propio país era censurado y perseguido por el gobierno, además de criticado desde los ambientes intelectuales de izquierda, quienes le reprochaban su hermetismo.

Y nada mejor que sus propias palabras, sus sentencias, sus respuestas contundentes para delinear a un hombre de talento y confrontación:

«La noción de América Latina supera la noción de nacionalismo. Existe un problema común: la miseria. Existe un objetivo común: la liberación económica, política y cultural de hacer un cine latino. Un cine empeñado, didáctica, épico, revolucionarlo. Un cine sin fronteras, de lengua y problemas comunes».

«No creo en la demagogia política respecto del arte. Sí, en cambio, en el trabajo creador como expresión política de una cultura».

«Mientras que América Latina llora sin parar sus miserias desgarradoras, el observador extranjero no las percibe como un suceso trágico, sino sólo como un presupuesto formal del campo de su encuesta. Éste carácter superficial, en los dos casos, es el fruto de una ilusión que deriva de la pasión de la verdad (uno de los más extraños mitos terminológicos que se ha infiltrado en la retórica latina), cuya función es para nosotros de redención, mientras que para el extranjero no tiene otra significación que la simple curiosidad; nada más, a nuestro entender, que un simple ejercicio dialéctico. De esta manera, ni el latinoamericano comunica su verdadera miseria al hombre civilizado, ni el hombre civilizado comprende verdaderamente la miserable grandeza del latinoamericano».

“El observador europeo se interesa por los problemas de la creación artística del mundo subdesarrollado en la medida en que satisfacen su nostalgia por el primitivismo; pero este primitivismo se presenta bajo una forma híbrida, fue heredado del mundo civilizado y mal comprendido al ser impuesto por el condicionamiento colonialista. América Latina es una colonia; la diferencia entre el colonialismo de ayer y el de hoy reside solamente en la forma más refinada de los colonizadores actuales. Y, durante este tiempo, otros colonizadores tratan de reemplazarles con formas todavía más sutiles y paternalistas”.

“El problema internacional de América Latina no es más que una cuestión de cambio de colonizador; nuestra libertad, en consecuencia, está siempre en función de una nueva dominación».

Todas estas frases fueron dichas hace 60, 50 o 40 años atrás. O bien hace una semana.

Tomado de: Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano

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