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Unamuno ha sido asesinado por un agente doble de Falange

En el entierro de Unamuno solo encontramos a un familiar de este, su hijo mayor Fernando, detrás del primer niño por la izquierda («La doble muerte de Unamuno», 2021, Capitán Swing)

Por Luis Miguel Barcenilla @BarcenillaLM & Jon Bernat Zubiri Rey @jonbernat

Ayer en Salamanca, último día del terrible año 1936, el escritor e intelectual bilbaíno Miguel de Unamuno fue presuntamente asesinado en su casa de la calle Bordadores por el falangista Bartolomé Aragón, jefe de Prensa y Propaganda en Huelva, que había llegado  poco antes de que se conociera la dolorosa muerte.

Esta versión se sobrepone a la solemnidad mostrada por las fuerzas de la reacción desde su cuartel general en Salamanca, que han manifestado que el fallecimiento se produjo de forma repentina y debido al deterioro propio de la edad. Periódicos salmantinos de distinto signo como La Gaceta o El Adelanto han certificado hoy mismo esa versión en sus ediciones matutinas. Sin embargo, personas cercanas al cesado Rector afirman que don Miguel no había dado señales de indisposición y, es más, había estado leyendo narraciones infantiles a su pequeño nieto Miguelín unas horas antes. Por la tarde había recibido en su despacho la, por fecha y naturaleza, inusual visita de Aragón, subalterno del fundador de la Legión José Millan-Astray. Con este último el bilbaíno había tenido fuertes desavenencias públicas que parecen haberle condenado a este terrible final.

Destacados falangistas y miembros de Prensa y Propaganda arrancaron este Año Nuevo por la mañana el cuerpo de Miguel de Unamuno de su hogar, como han podido contar, rotos y entre lágrimas, sus más próximos familiares, que no han podido estar cerca del féretro de su querido padre y abuelo, al estar custodiado por Falange hasta que ha sido cubierto de tierra. De 30 cabezas, en la foto que este periódico comparte con sus lectores y que ha sido distribuida desde las oficinas de Prensa y Propaganda, solo encontramos la de un pariente de sangre del bilbaíno. Situado detrás del primer niño por la izquierda, que porta un candelabro, ese familiar es Fernando, hijo mayor de Unamuno y padre de Miguelín, quién dará cuenta a lo largo de su vida de la crudeza con la que se perpetró el robo del cadáver de su abuelo.

Algunas fuentes apuntan que el fiel a Millán-Astray, Bartolomé Aragón, se encontraba allí para recibir clases, como alumno de Unamuno, patraña exacerbada por los medios afines al golpismo. Investigadores independientes han podido comprobar que Aragón nunca había acudido a la casa de Don Miguel ni poseía expediente alguno como alumno de la Universidad de Salamanca. La patraña se sustentaba así. El discípulo del que fuera Rector vitalicio de esa universidad era el cuñado de Aragón, Alfredo Malo Zarco, quien será represaliado por los sublevados próximamente, como demostrará la historia.

El final: ¿muerte o asesinato?

El jefe de Prensa y Propaganda de Huelva, Bartolomé Aragón, habría acudido a la casa de don Miguel entre las 16 y las 18h (las crónicas oficiales no vierten transparencia en este asunto, añadiendo rareza al episodio trágico). El encuentro se producía tras conocerse que apenas dos meses antes, y tras el encontronazo entre Unamuno y Millán-Astray, el propio Aragón había organizado una gran quema de libros para celebrar la conmemoración del tercer aniversario de la fundación de Falange. Entre los libros que ardieron en el fuego se encontraban algunos de Unamuno como La agonía del cristianismo o El sentimiento trágico de la vida. Narraremos en esta página, más adelante, algunos detalles sobre la disputa pública en el seno del Paraninfo de la Universidad de Salamanca, donde el legionario mutilado amenazó de muerte al pensador que hoy lloramos.

Don Miguel se desvaneció, según la versión oficial que emiten desde Salamanca. “¡Yo no le he matado! ¡Yo no le he matado!”, gritaba Aragón cuando Aurelia, empleada doméstica, llegó al salón donde estaban reunidos el escritor bilbaíno y el falangista. Eso lo sabemos gracias al trabajo de la escritora norteamericana Margaret Rudd, que publicará un libro dos décadas después y cuya traducción al castellano se ha hecho esperar, pero verá pronto la luz de la mano de la Universidad de Salamanca. En la versión oficial no se recoge la más que humana ansiedad del adicto al golpe de estado. Lo que sí explican los organismos militares que han tomado Salamanca y la prensa local es que Aragón supo que Unamuno se había muerto porque no reaccionó cuando su alpargata empezó a arder. Eso contradice el informe del alabado doctor Núñez, que certificó su muerte concluyendo una rara hemorragia bulbar que solo representa un 7% de las hemorragias intracraneales y que acaba con la vida de una forma mucho más visible y detectable: parálisis, convulsiones, desorden del habla y otras circunstancias.

Consultado Francisco ‘Paco’ Etxeberria Gabilondo, médico especialista en Medicina Legal y Forense y uno de los más prestigiosos y reconocidos de España, se concluye que no hay ningún signo exterior en el cadáver de que se haya producido dicha hemorragia, al menos ninguno “en los documentos conocidos del caso”. En cuanto a cómo se da este tipo de hemorragia, puede ser espontánea o provocada. En este supuesto, según el reputado forense, “se podría pensar en un traumatismo, o bien en una dislocación del cuello o una fractura de vértebras cervicales altas. Si existe sospecha de lo anterior, la autopsia judicial hubiera sido preceptiva”. Etxeberria afirma que “en nuestro país este tipo de muertes suele ser incluida en el concepto jurídico de muertes sospechosas de criminalidad, motivo por el cual se procede a la práctica de autopsia judicial. Cabe la posibilidad de traumatismos no presenciados, con escasos o nulos signos externos”.

Aunque la contradicción entre la versión que se ha hecho saber desde Prensa y Propaganda de Falange y lo recogido por testigos in situ es más que visible, los iniciados en medicina observan la falta garrafal del prestigioso cirujano como un guiño. No hubiera sido compatible con la vida propia del médico Adolfo Núñez haber solicitado una autopsia, pues se vería como una inculpación al falangista Bartolomé Aragón. Núñez ha plasmado en el informe médico un diagnóstico que provoca dudas a los expertos consultados. Si el cirujano hubiera solicitado ese examen del cuerpo, hoy contaríamos en esta noticia que eran dos los vecinos de Salamanca que habían perecido entre más que extrañas circunstancias.

Como se ha mencionado, el amigo del intelectual, el doctor Núñez, llegó a casa del ya fallecido y certificó su muerte. Los conocedores de la medicina han comunicado que sería imposible solicitar una autopsia, pues si solo se encontraba allí el mando falangista, sería poner en duda su honorabilidad. Por tanto, sin autopsia se declara en acta que la causa del fallecimiento es una hemorragia bulbar. La causa de muerte tal vez fuera, por tanto, imperceptible para los presentes, pero pudo deberse a una inyección de oxígeno por la vía de la aorta. Los rastros del hecho cometido pudieron pasar inadvertidos para la mayoría porque, además, destacados miembros falangistas exigieron tener listo el cuerpo de Unamuno cuanto antes, aun sabiéndose que por ley debían discurrir 24 horas entre la muerte y su sepultura.

La única razón para que la versión oficial no haya sido desmentida después de la muerte de don Miguel es el miedo a la represión. También la orquestada acción de Prensa y Propaganda, con todas las manchetas en fila y todas las redacciones tecleando al compás de Falange. Uno de ellos nos ha hecho saber desde el anonimato la orden del teórico del fascismo español Ernesto Giménez Caballero: “Las máquinas de escribir tienen que disparar toda la noche como ametralladoras”. Efectivamente, la tinta mató por segunda vez a Unamuno, haciéndolo pasar por un perecido entre honores falangistas. Esta muerte, tan inaudita como construida, proviene, si afinamos la vista, del principio del fin que supuso el enfrentamiento oral entre Millán-Astray y Unamuno el día 12 de octubre de 1936.

El 12 de octubre le sentenciaron

Este encontronazo tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca en el denominado Día de la Raza, 12 de octubre del recién terminado año. En la celebración, ya antes criticada públicamente por Unamuno, tuvo que lidiar, entre catedráticos y una aburrida Carmen Polo, con un anfiteatro pidiendo su cabeza y un Millán-Astray azuzando a las masas con su ideario macabro. El Rector había pronunciado un discurso, garabateado en la carta de la mujer del cura protestante y cercano a don Miguel, Atilano Coco. En la carta, que imploraba la mediación del filósofo para evitar la ejecución de su marido, Unamuno había escrito la palabra “Rizal”. El reverso del papel contaba también lo que luego ordenaría el discurso, como la oposición entre vencer y convencer, el imperialismo o la guerra internacional.

En las obras posteriores, escritas decenas de años después, sigue borrándose la palabra “Rizal” de la documentación y la transcripción de lo contado. Autores de prestigio, como Salcedo (1964) o Trapiello (en su reedición de 2019), esconderán por desconocimiento o negligencia, la grafía y significado de la palabra “Rizal”, que pudo llevar a Unamuno a la muerte: “Para mí es tan español como nosotros el filipino Rizal, que se despidió del mundo en español”, diría Unamuno, recibiendo la reprimenda de Millán-Astray: “Los catalanistas morirán. Y ciertos profesores, los que pretendan enseñar teorías averiadas, morirán también”. Unamuno no solo había defendido ante los falangistas a Rizal, sentía devoción por su persona y admiración intelectual. Había incluso escrito el epílogo de su biografía.

Las notas del discurso de Unamuno en el Paraninfo de Salamanca, donde Millán-Astray amenzó de muerte al intelectual. De los documentos oficiales siempre se había borrado el nombre ‘Rizal’ («La doble muerte de Unamuno», 2021, Capitán Swing)

Don Miguel tuvo que salir de su propia Universidad escoltado por el fundador de la Legión y dando la mano, obligadamente, a la ilustre golpista consorte, Carmen Polo. Millán-Astray había enrarecido tanto el ambiente que llegaron a oírse ponerse a punto revólveres y escopetas, como han contado algunos testigos presenciales. Según se ha podido conocer, el líder falangista entendió que el asesinato público del intelectual hubiera sido perjudicial en el exterior para el Régimen que trataba de imponerse.

Tal fue el revuelo que el 13 de octubre el jefe Provincial de Falange escribiría un telégrafo urgente a Fernando, hijo mayor de Unamuno, donde reconocía el beligerante suceso: “Me he enterado de un grave incidente con ocasión del acto del Paraninfo. Tu padre dijo unas cosas que suscitaron protestas crudas y violentas de los asistentes con Millán-Astray a la cabeza. Sería doloroso que a tu padre pudiera sucederle algún incidente desagradable”.

Lejos de quedarse ahí el asunto, Unamuno fue inmediatamente destituido como “Alcalde honorario perpetuo de Salamanca”, cargo que ostentaba desde 1931. Dos días después, además, a iniciativa del exrector Loscertales, el Claustro retiró por unanimidad la confianza a Unamuno como Rector. Hecho que ha de ponerse sobre la mesa, pues Loscertales fue quien firmará, un par de semanas después de dar tierra a don Miguel, la historia oficial de lo ocurrido por medio de los escritos contradictorios de Bartolomé Aragón.

En la siguiente aparición pública de José Millán-Astray, que se producía ante los requetés, el legionario volvía, rencoroso, a la amenaza enquistada: “¡Ay de aquellos intelectuales que marchen por las sendas tenebrosas! Y los que empleen los caminos sutiles, los disfraces, los juegos de palabras desde los que se lanzan flechas ponzoñosas y se esconde el pecho. ¡Esos serán fulminados!”. Ese enquiste, como ha podido saber este medio, se debe a que Millán-Astray había ido a combatir a Filipinas ante la guerra de independencia que planteaba la entonces colonia. José Rizal era un héroe para la insurrección y se había dado la mala suerte de que había sido detenido y trasladado en el mismo barco en el que iba un joven Millán-Astray.

Reprimido hasta la muerte

Antes de perder su vida y desde el 12 de octubre, Unamuno perdió a sus buenos amigos, Santiago Vila y Atilano Coco, recibió nuevas amenazas y fue recluido, de facto, en su propia casa.

Un día después de que Francisco Franco cesara como rector a don Miguel, Vila sería ejecutado. A Coco los franquistas lo mataron esperando al 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, para tratar de hacer herida en la creencia protestante del cura. El padre Tusquets, preceptor de la hija de Franco y confesor de la familia, pronunció ante el micrófono el siguiente hostigamiento: “Yo acuso, sin retóricas y con pruebas, a Unamuno, en cuya ayuda intervino toda la Francmasonería liberal y socialista de Francia”.

Unamuno ya era consciente de que no saldría nunca más de casa. Una de sus hijas, nos cuenta, había escuchado decir a los militares que escoltaban la calle donde residían que si el exrector osaba montarse en un coche la orden era abrir fuego. En varias misivas del intelectual con la prensa y amigos reconocía estar esperando la muerte. Al director de ABC de Sevilla, veinte días antes de llegar la muerte, le confesó: “Le escribo esta carta desde mi casa donde estoy desde hace días encarcelado disfrazadamente. Me retienen en rehén no sé de qué ni para qué. Pero si me han de asesinar, como a otros, será aquí en mi casa”. “Cárcel disfrazada” había también manifestado poco antes en su carta a Quintín de Torre, en la que se lamentaba del “suicidio moral de España, esta locura colectiva, esta epidemia frenopática”.

Igualmente, el diario francés L’Humanité dará voz en su edición del 7 de enero de 1937 a un periodista que pudo conversar con don Miguel en su casa dos semanas antes de su muerte, a quién el confinado Rector declaró: “Ya nunca más saldré a las calles de Salamanca. Me sacarán muerto de aquí, ya se lo he dicho al comisario encargado de mi vigilancia”. En la entrevista de dos horas, manifestó: “No quieren que me vaya para gritar al mundo entero las razones por las que me cazaron en la Universidad, que cuente cómo fusilan en la retaguardia a falta de éxitos en el frente. He escrito al extranjero para decir hasta qué punto este movimiento es inaudito, sádico, cruel, bestial”. Al despedirse del periodista, Unamuno concluyó con una petición expresa: “Le autorizo a decir por todas partes, en mi nombre, que vivo en un infierno, que estoy rodeado de una terrible locura colectiva”.

Como una película

Las fotos expedidas desde las oficinas de Prensa y Propaganda de Falange en Salamanca parecen pensadas con anterioridad desde un punto de vista sensible a la cinematografía. Expertos en el arte del cine han comentado que las imágenes que se conservan del sepelio de Unamuno “son claramente propagandísticas”. En ellas, los portadores del ataúd son Víctor de la Serna, escritor y periodista, Miguel Fleta, tenor, Antonio de Obregón, cineasta, y Salvador Díaz Ferrer, periodista. Todos reconocidos y en algunos casos, populares miembros del cuerpo de Prensa y Propaganda a las órdenes de Millán-Astray.

El funeral de Miguel de Unamuno fue un acto de propaganda de Falange («La doble muerte de Unamuno», 2021, Capitán Swing)

Además, un corresponsal de este medio ha acudido al lugar de la fotografía y no se ha encontrado ningún altillo desde donde tomar la instantánea. La hipótesis que se baraja es que en el momento del sepelio se erigió una estructura para facilitar una foto desde lo alto, elegante y saciadora para los informadores extranjeros.

También es perturbante que, ante la escasez de papel, se vaya a publicar en los próximos meses la obra de Bartolome Aragón donde Loscertales cuenta, de primera mano, el relato que quedará impreso en los libros de historia, poniendo la inverosímil proclama falangista en boca de don Miguel, “Dios no puede abandonar a España, España se salvará porque tiene que salvarse”. En esa cinematográfica versión se cuenta, además, que Aragón tenía en la habitación de su hotel el poema “Es de noche, en mi estudio”, autoeditado por Unamuno en 1906, donde hacía una premonición de su muerte, evidenciando este relato como la ficción macabra para encubrir el asesinato que es.

Como macabro es, también, que Aragón haya entregado su testimonio a periódicos como La Gaceta o El Adelanto durante la misma Nochevieja, dejando atada la versión oficial final para el mismo Año Nuevo de 1937: repentina fue la muerte del pensador y no ha lugar a suspicacias.

Este periódico ha sacado las máquinas de escribir, pero nunca ha osado usarlas como metralletas. Ha trabajado a contrarreloj desde que ayer se conociera el hecho trágico para contrastar las informaciones oficiales, pero no pretende ofrecer ninguna verdad absoluta. Podemos afirmar que el relato oficial es falso e incluso vislumbrar que fue un asesinato, pero estaríamos ficcionando a través de lo narrado por otros. Es nuestro trabajo periodístico, como todo relato, mitad memoria, mitad reconstrucción.

Don Miguel de Unamuno fue enterrado como un falangista, nuestra tarea aquí es incentivar la recuperación total de su honor y apelar al rigor y la justicia en la memoria del ilustre bilbaíno, para que su final triste no siga colgado impunemente en las estanterías de la ciencia ficción franquista que perpetró esta macabra operación.

Unamuno será enterrado hoy en el cementerio de Salamanca, pero murió, al menos, dos veces. Una como cuerpo y otra como pensamiento. Seguiremos informando.

ES DE NOCHE, EN MI ESTUDIO

(Poema de 1906 auto editado por Unamuno y que, según Bartolomé Aragón, tenía en su cuarto del hotel la última noche de 1936).

Es de noche, en mi estudio.

Profunda soledad; oigo el latido

de mi pecho agitado

es que se siente solo,

y es que se siente blanco de mi mente

y oigo a la sangre

cuyo leve susurro

llena el silencio.

Diríase que cae el hilo líquido

de la clepsidra al fondo.

Aquí, de noche, solo, este es mi estudio;

los libros callan;

mi lámpara de aceite

baña en lumbre de paz estas cuartillas,

lumbre cual de sagrario;

los libros callan;

de los poetas, pensadores, doctos,

los espíritus duermen;

y ello es como si en torno me rondase

cautelosa la muerte.

Me vuelvo a ratos para ver si acecha,

escudriño lo oscuro,

trato de descubrir entre las sombras

su sombra vaga,

pienso en la angina;

pienso en mi edad viril; de los cuarenta

pasé ha dos años.

Es una tentación dominadora

que aquí, en la soledad, es el silencio

quien me la asesta;

el silencio y los sombras.

Y me digo: «Tal vez cuando muy pronto

vengan para anunciarme

que me espera la cena,

encuentren aquí un cuerpo

pálido y frío

la cosa que fuí yo, éste que espera,

como esos libros silencioso y yerto,

parada ya la sangre,

yeldándose en las venas,

el pecho silencioso

bajo la dulce luz del blando aceite,

lámpara funeraria».

Tiemblo de terminar estos renglones

que no parezcan

extraño testamento,

más bien presentimiento misterioso

del allende sombrío,

dictados por el ansia

de vida eterna.

Los terminé y aún vivo.

Tomado de: El Salto

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Manuel Menchón: “La muerte de Unamuno es un relato de Prensa y Propaganda de Falange para ocultar lo que pasó”

Manuel Menchón. Cineasta y escritor español Foto: Málaga hoy

Por Luis Miguel Barcenilla @BarcenillaLM & Jon Bernat Zubiri Rey @jonbernat

Miguel de Unamuno murió, repentinamente, como quedándose dormido, sin dolor, con una babucha chamuscada. Esa es la versión oficial que llega recubierta por palabras de presuntos grandes historiadores e intelectuales hasta nuestros días. Relato que cuestiona Manuel Menchón (Málaga, 1977), cineasta y ensayista, a través de Palabras para un fin del mundo  (2020) y La doble muerte de Unamuno (Capitán Swing, 2021), libro coescrito junto a Luis García Jambrina. “Podemos afirmar que la versión oficial de la muerte de Unamuno es falsa y por lo tanto, hay que seguir investigando. ¿Por qué se crea un relato si no es para sustituir a otro?”, enuncia Menchón.

El 31 de diciembre de 2021 se han cumplido 85 años desde que Miguel de Unamuno muriese en extrañas circunstancias en su casa de Salamanca. La posibilidad de que fuese asesinado cobra cada vez más fuerza.

No sabemos si asesinaron a Miguel de Unamuno, pero podemos asegurar que el relato de su muerte es propagandístico. Parte del órgano de Prensa y Propaganda de Falange, en concreto. Podemos afirmarlo porque el receptor de sus últimas palabras, y es algo que no se nos había contado, no era ni amigo ni alumno ni discípulo, sino el Jefe de Prensa y Propaganda de Falange en Huelva, el señor Bartolomé Aragón. Esto se había ocultado hasta ahora. Además es importante saber que quienes portan el cadáver de Unamuno son cuatro miembros destacados del mismo órgano falangista, a las órdenes de Millán-Astray: Víctor de la Serna (escritor y periodista), Miguel Fleta (tenor), Antonio de Obregón (cineasta) y Salvador Díaz Ferrer (periodista).

¿Y los vínculos entre Millán-Astray y Aragón?

Los hemos encontrado. Cuando Millán-Astray llega a la península para sumarse a los golpistas, participa en un acto multitudinario en Huelva cubierto por el periódico de Falange que dirigía Bartolomé Aragón. Además, se da la casualidad de que Millán-Astray firma la ficha de Falange en la ciudad de Huelva.

Un periódico nada amigable con don Miguel.

Este periódico que dirige Aragón manipula las declaraciones que hace Unamuno. Cuando, supuestamente, don Miguel hace una donación forzada al Movimiento de 5.000 pesetas, que no se ha demostrado que lo hiciera, Bartolomé Aragón pone que habían sido 50.000. Tanto en el titular como en el cuerpo, lo que nos dice que no es una errata. Y por si fuera poco, Aragón tenía formación como economista, por lo que podía discernir entre 5.000 y 50.000 pesetas de la época. No queda ahí la cosa. Es importante reseñar que Aragón, previamente al golpe militar, tenía amistad con Torres López, que durante la guerra será jefe de Prensa y Propaganda de Salamanca, y con Rodríguez Aniceto, que es censor y colaborador de prensa extranjera. Ambos bajo el mando de Millán Astray.

Prensa a la que Unamuno terminó, también, por dejar de lado.

Todos los periódicos que llegaban a Salamanca querían entrevistar a Unamuno. Escogen a periodistas de derechas de medios de derechas. Lo hacen porque luego han de pasar por la traducción que hace el propio equipo de Prensa y Propaganda de Falange. Ponen lo que les da la gana en boca de Unamuno. A partir de ese momento, cuando deja de dar entrevistas, solo podemos fiarnos de sus cartas.

Todo es un constructo casi cinematográfico, ¿no?

Si la muerte está en el centro y hay un paréntesis que lo abre y otro que lo cierra, lo abre el que lo ve morir y preserva sus últimas palabras y lo cierra un funeral falangista para la prensa. El relato oficial dice que Unamuno gritó “Dios no puede abandonar a España, España se salvará porque tiene que salvarse”. Alguien que muere por una hemorragia intracerebral no puede hablar. Y Aragón también dijo que le había visto quedarse dormido. Es contradictorio. La supuesta frase final es muy parecida al lema que utilizaban en los actos de Falange: “Dios por la salvación de España”. En definitiva, la muerte de Unamuno es un relato de Prensa y Propaganda de Falange. Pero ¿Para ocultar qué?

¿Sabemos qué pasó dentro de la casa cuando murió Unamuno? Llega un médico reputado, amigo suyo y dictaminó que, efectivamente, había muerto. Pero ahí todo vuelve a estar descuadrado.

Sabemos qué pasó dentro de la casa y no se ha tenido en cuenta hasta ahora. La primera biografía de don Miguel en español es la de Salcedo, escrita durante el franquismo, donde aparece un documento manipulado. Esta es la versión que llega, la más extendida. Pero un año antes, la investigadora norteamericana Margaret T. Rudd, había entrevistado a la sirvienta de Unamuno, que estaba en la casa cuando todo ocurrió. Ella narra qué pasa cuando Unamuno se queda a solas con Bartolomé Aragón. Es más, Rudd entrevistó al propio Aragón. Ya entonces la investigadora deja caer en el libro, que hasta hoy no ha sido publicado en español pero lo hará próximamente gracias a la Universidad de Salamanca, que la muerte de Unamuno es un relato propagandístico. También describe a Aragón como un hombre muy violento y muy fascista.

A día de hoy, entonces ¿Qué sabemos de lo que pasó aquella tarde de fin de año?

En primer lugar, sabemos que Bartolomé Aragón visitaba por primera vez a Unamuno. Nunca antes había estado allí. Llama la atención que elijas un 31 de diciembre por la tarde para hacer una primera visita a un intelectual. Aragón llevaba en Salamanca desde noviembre, así que podía haber elegido otro día. Segundo, no iba a ser él quien fuera a visitarlo, iba a ir el que en ese momento era Rector [Madruga Jiménez], que sustituía a Unamuno en la Universidad de Salamanca. Madruga finalmente no acude porque tiene que acudir a un funeral. Esto está cotejado. Lo curioso es que se pida cita para visitar a Unamuno dando el nombre de su amigo Madruga. En la casa no había nadie, los nietos y las hijas están viendo belenes. La sirvienta cocina en la planta de arriba y escucha gritos de Unamuno. Esto lo cotejó Rudd entrevistando a la propia Aurelia, la empleada doméstica. Cuando baja a ver qué ha pasado vuelve el silencio y cree que don Miguel simplemente se ha enfadado. La situación se repite pero ahora Bartolomé Aragón señala: “¡Yo no le he matado! ¡Yo no le he matado!”. Según Aragón, Unamuno se había levantado del sillón para gritar la famosa frase. Creo que el falangista pudo decir esto para justificar los chillidos que había oído la sirvienta.

O se quedó dormido como un tierno abuelo hasta la muerte o sufrió hemorragia bulbar, entonces.

Es incompatible. En caso de hemorragia intracerebra lo normal es que se te nuble la mirada, que fallases al intentar hablar y que quien está contigo se dé cuenta que algo no va bien. Desde luego no parece que te estés quedando dormido como afirma el relato de propaganda.

Extraño. Lo que escribe el médico es de muy alta extrañeza. El juez tenía que dar fe con el certificado del médico.

Y además desapareció el informe médico, como otros tantos documentos. Cualquier hemorragia intracerebral tiene que ser presenciada por el médico para ser dictaminada como tal. Si, como médico, no has presenciado la muerte, pero crees que es la razón, tanto hoy como en esa época, había que hacer una autopsia judicial. ¿Por qué? Porque es una hemorragia que puede causarse sin dejar señales externas a través de una fuerte contusión, una rotura de vértebras, una jeringuilla con oxígeno en la aorta…

Y no solo eso, es que señala una causa de poca frecuencia en pacientes con hemorragias intracraneales.

Las hemorragias bulbares representan un 7% de las hemorragias intracraneales. La cerebelosa representa un 52%, por ejemplo. Hubiera sido más sencillo que, teniendo hipertensión, pusiera que le había dado un infarto o ictus, sin tanto detalle. Esa es la clave. El doctor está intentando decir que hay que hacer una autopsia que no ha hecho y deja evidencia de que no la ha hecho diciendo algo que es imposible de hacer sin abrir el cráneo.

¿Un guiño? ¿Una falsa pista?

Unamuno tenía varios hijos que estudiaron medicina. Algo que hoy es extraordinario y en ese momento, más. Esto es de primero de medicina. Uno de ellos era oftalmólogo. Estudian todo el cerebro porque hay cegueras que son cerebrales. Un especialista en el tema está dando un veredicto imposible o errado. Algo quería decir con ello.

Y también, según Bartolomé Aragón, Adolfo Núñez le manda a por medicinas. Pero Unamuno ya no tenía vida.

Es que Aragón da muchas versiones. Si había muerto, ¿por qué iba a ir a por medicinas? Si le manda a por medicinas, ¿por qué luego nunca regresa a la casa?

Un médico muy cercano a Unamuno y al asesinado alcalde Casto Prieto.

El médico Adolfo Núñez no solo era amigo de Unamuno y del represaliado Casto Prieto, es que era concejal republicano. También era muy activo en la vida social de Salamanca. Los tres formaban parte de la institución cultural Casino de Salamanca. Uno era presidente, otro secretario y el último, tesorero. Estaban muy unidos. Con el golpe militar no fusilan a Núñez porque es incorporado al cuerpo médico militar. Cómo no iba a tener Franco a uno de los mejores cirujanos. A Adolfo Núñez le ponen una sanción de 75.000 pesetas en diciembre de 1936, una barbaridad. No se ha encontrado el porqué de la multa. Si ya está con los golpistas, ¿por qué se la ponen? El expediente del médico desapareció un año antes [1942] de que él muriese tras una larga enfermedad [1943]. Solo queda la carpetilla del archivo.

¿Y qué razón dan?

Que había humedades. Por supuestas riadas y humedades han desaparecido muchos documentos…

Entonces, ¿fue asesinado o no?

Una hemorragia intracraneal puede provocarse de muchas maneras. Pero el médico no podía saberlo. Sin dejar pistas físicas también está el envenenamiento, la asfixia… Sin análisis del cuerpo es imposible dictaminar. La clave es que sí se dictamina.

Miguel de Unamuno, desde el día 12 de octubre, había estado recluido en su casa, arrestado de facto, aunque no oficialmente. Más de dos meses encerrado y habiendo sufrido represión.

Le prohíben libros. El propio Bartolomé Aragón realiza una gran quema de libros en Huelva donde arden títulos del bilbaíno. A Unamuno le pasa de todo. Manipulan continuamente sus escritos en prensa y sus entrevistas. Dicho por él. El 13 de octubre, el Jefe Provincial de Falange, tras el acto en el Paraninfo de Salamanca, escribe a la familia Unamuno un telegrama urgente diciendo que se ha enterado de lo ocurrido: “Me he enterado de un grave incidente con ocasión del acto del Paraninfo. Tu padre dijo unas cosas que suscitaron protestas crudas y violentas de los asistentes con Millán-Astray a la cabeza. Sería doloroso que a tu padre pudiera sucederle algún incidente desagradable”. Se le retira el título de alcalde vitalicio sin aviso. El 14 de octubre todo el profesorado de la Universidad de Salamanca le retira su apoyo como Rector.

Y vuelve a la carga el fundador de la Legión, que ya le había amenazado de muerte unos días antes ante el público y Carmen Polo.

El 18 de octubre, en la primera aparición pública de Millán-Astray, este da un discurso amenazando a los intelectuales: “¡Ay de aquellos intelectuales que marchen por las sendas tenebrosas! Y los que empleen los caminos sutiles, los disfraces, los juegos de palabras desde los que se lanzan flechas ponzoñosas y se esconde el pecho. ¡Esos serán fulminados!”. Lo normal hubiera sido una arenga militar a los requetés a los que se dirigía…

Y Franco firma la definitiva destitución de Unamuno como Rector.

El 22 de octubre ya Unamuno no podía ir a la universidad. El 23 asesinan a Salvador Vila, discípulo de don Miguel y rector de la Universidad de Granada. Amigo íntimo por el que Unamuno había mediado para que lo liberasen. Solo un día después de la firma de Franco.

Contra Vila no había cargos de peso.

No. Es más, su biógrafa, Mercedes del Amo, siempre había apuntado al acto del 12 de octubre como hecho fundamental para asesinar a Salvador Vila.

Sigue, si quieres, con la cronología.

Esperan al 8 de diciembre para ejecutar a Atilano Coco porque es el Día de la Inmaculada Concepción y él era un pastor protestante.

Es terrorífico para Unamuno.

Lo hacen para que don Miguel se vaya enterando.

Pudo ser orquestado por fases. Primero, el miedo.

Una hija del propio intelectual oyó a los militares decir que si se montaba en algún coche debían abrir fuego. Legalmente no estaba en arresto domiciliario, pero no era posible que saliera. Además, el 1 de noviembre de 1936, el padre Tusquets, confesor de Carmen Polo y Franco, en abierto y en la radio le acusa de masón. “Yo acuso, y acuso sin retóricas, con pruebas a Unamuno, en cuya ayuda intervino toda la Francmasonería liberal y socialista de Francia”, dice. Si hasta los golpistas masones fueron asesinados… ¿cómo iba a salir a la calle Unamuno después de eso?

¿Por qué no lo mataron sin más miramientos? No les costaba hacerlo… como con Lorca.

No lo asesinan a todas luces porque el caso de Lorca se extendió internacionalmente. En ese momento Unamuno era candidato a premios como el Nobel y Franco no quería perder apoyos fuera. Por eso mismo el 12 de octubre, tras el tumulto que se forma por el discurso de Unamuno, tienen que protegerlo. Millán-Astray ordena a don Miguel dar la mano a Carmen Polo para que no le disparen los falangistas presentes. Una humillación para Unamuno, porque allí mandaba el rector. Se oían ruidos de armas. Hubiera sido un escándalo. Hay que dimensionar.

Y Unamuno no pisó nunca más Salamanca.

De hecho le envía una carta al director de ABC de Sevilla el 11 de diciembre donde explica que está disfrazadamente encerrado. De cara a la prensa, no podía aparecer que el intelectual estaba en contra de los golpistas. ¿Cómo iba a salir a la calle, si había sido acusado de masón? Lo hubiera matado cualquier fascista.

La represión no es solo la muerte.

Amputaron una parte de su persona. Mataron a sus amigos, prohibieron sus obras, fue recluido. Sí, Unamuno fue un intelectual represaliado hasta su muerte. Hicieron desaparecer toda su dimensión política. Parte de su persona fue borrada. Fue enterrado con honores falangistas, como uno de los suyos, pero prohibían sus libros. Se le consideraba hereje máximo por parte de la Iglesia. “Maestro de herejes”, llegan a decir.

¿Tenemos una foto fija del momento?

Exacto. Es un gran problema, porque debemos recordar que Salamanca tarda solo dos días en caer. Al día siguiente del golpe militar, tras un baño de sangre en la Plaza Mayor de la ciudad, siendo Unamuno alcalde honorario y tras haber sido capturado su amigo Casto Prieto, él se dirige a la población desde el balcón del propio Ayuntamiento para decir: “Estoy acá como elemento de continuidad. La República acá me trajo y aquí me tenéis con gesto de paz, como Fray Luis de León”. Para evitar más derramamiento de sangre.

Y como da ese discurso, parece que apoya el golpismo.

Pero no se ha contado que al día siguiente, con alcalde militar al frente, ya no acude. Pero claro, los sublevados habían empezado la guerra diciendo que iban a poner orden en la República. Decían que eran republicanos.

Le convierten en golpista

Le convierten en un misil contra el republicanismo. El propio Azaña ataca a Unamuno al creer que está contra ellos. Lo ven como una traición. Azaña destituye a Unamuno como Rector, pero este, que no se llevaba bien con el líder de la República, acude al día siguiente a su puesto en la Universidad de Salamanca. Franco lo restituirá legalmente. Unamuno había caído en la mentira. Considera que los golpistas le han tomado el pelo.

Y se refuerza la idea.

Es cierto que podría considerarse que, al estallar la guerra, Unamuno era equidistante porque estaba en contra del marxismo y el fascismo, pero no estaba en contra de la democracia.

¿Desapareció Bartolomé Aragón?

La versión oficial la escribe Bartolomé Aragón la misma noche en la que Unamuno falleció. Está tan en shock y está tan compungido que se recluye en su hotel a relatarlo por escrito. Loscertales, Rector que había impulsado la destitución de Unamuno, enemigo a nivel académico, va al hotel la noche del 31 de diciembre y le entrega el papel. Delirante.

Y hay un supuesto poema de don Miguel en la habitación. Un poema desconocido donde Unamuno parece saber cuándo va a morir.

Es un dato que añade más tarde en otra de sus contradictorias versiones. Bartolomé Aragón tenía ese poema, supuestamente, en la habitación del hotel siendo un libro de poemas que se había autoeditado Unamuno como 30 años antes (en 1906). Aragón nació en 1909. Era imposible. Un relato patético y cutre. El 10 de enero se va al frente. Un supuesto compungido amigo con una posición estable en la retaguardia de la Universidad, ¿se va al frente a pasar frío?

¿Y qué concluyes?

¿Qué es lo que sustenta la muerte oficial de Unamuno? Vemos la extraña dictaminación del médico, la ocultación de la identidad real de Bartolomé Aragón, cómo roban el cuerpo de Unamuno de casa para que falangistas del cuerpo de Prensa y Propaganda porten el ataúd, cómo organizan la foto… porque en Salamanca era imposible sacar esa foto sin haber erigido un dispositivo premeditadamente, no hay posibilidad de poner una cámara en esa altura. También es importante el cambio de horas en los documentos oficiales para que legalmente pudiera realizarse el entierro a plena luz del día y pudiesen hacer las fotos propagandísticas del funeral.

¿Crees que es posible que se reconozca o por lo menos se investigue?

Podemos afirmar que la versión oficial de la muerte de Unamuno es falsa y por lo tanto, hay que seguir investigando. ¿Por qué se crea un relato si no es para sustituir a otro? ¿Por qué ningún unamunólogo ha investigado a la última persona que estuvo con don Miguel? El 12 de octubre de 1936 conduce a la muerte de Miguel de Unamuno. ¿Por qué un apestado como Unamuno tras el encontronazo con Millán-Astray recibe honores falangistas?

Tomado de: El Salto

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Memoria Histórica: nos siguen engañando

Fusilamiento de republicanos ejecutado por franquistas

La capacidad de ilusionarse de las víctimas del franquismo, entre ellas CGT, no tiene límite. El lunes 15 de noviembre vemos a través de los medios de comunicación la noticia de la presentación de unas enmiendas por parte de PSOE y Unidas Podemos a la Ley de Memoria Democrática con las que se podrán juzgar los crímenes del franquismo. Recordemos que el único tribunal que los está investigando se encuentra a 10.000 kilómetros y con miles de trabas y zancadillas desde la Justicia y el Gobierno español. Y gracias al tesón de víctimas, equipo jurídico y la jueza argentina se ha procesado al exministro Rodolfo Martín Villa el 15 de octubre de 2021 decretando prisión provisional.

El Gobierno presentó un proyecto de ley de Memoria Democrática que ha sido ampliamente criticado por las asociaciones de víctimas, Amnistía Internacional y otras organizaciones de DDHH. Con esta ley pretende el Gobierno dar amparo finalmente a las víctimas, mejorando el articulado de la Ley de Memoria Histórica de Zapatero y, supuestamente, acabar con la impunidad del franquismo. Sin embargo, ninguna de las medidas recogidas en el articulado pendiente de debate facilita una verdadera ejecución del principio de justicia para las víctimas del franquismo. Por ello, desde distintos colectivos,  plataformas, organizaciones, etc se le ha criticado al Gobierno su posición tan pusilánime y de poco compromiso con el Principio de Justicia.

Analizando las enmiendas presentadas no descubrimos ninguna intención de llegar a juzgar al franquismo ni a sus criminales vivos. Se hace alusión a la Ley de Amnistía de 1977, una ley de punto final para los ejecutores de delitos contra la humanidad como son los torturadores y los asesinos de militantes antifranquistas, en su mayoría policías que continuaron en el cuerpo tras la “llegada de la democracia”, y con la que salieron a la calle solo 89 presos políticos antifranquistas que quedaban en las cárceles “Todas las leyes del Estado español, incluida la Ley 4611977, de 15 de octubre, de Amnistía, se interpretarán y aplicarán de conformidad con el Derecho internacional convencional y consuetudinario y, en particular, con el Derecho Internacional Humanitario, según el cual los crímenes de guerra, de lesa humanidad, genocidio y tortura tienen la consideración de imprescriptibles y no amnistiables».

Este texto no dice nada que no diga todo el ordenamiento jurídico español… pero si todavía, de forma inocente, pensábamos que la verdadera intención de PSOE y Unidas Podemos es eliminar la Ley de Amnistía, ya de una vez, como amparo de los criminales franquistas, estábamos muy equivocadas. Tanto el Ministro de la Presidencia como el Secretario General del PCE han declarado que estas modificaciones no van a facilitar juzgar a los franquistas.

Desde CGT denunciamos una nueva maniobra de distracción por parte del Gobierno “más progresista de la historia” para quedar bien con las víctimas anunciando modificaciones en la Ley de Amnistía y garantizando que se va a proceder al acceso a la Justicia de las víctimas cuando realmente el cambio es nulo.

Vuelven a proclamar una reparación simbólica sin llegar a hacer dar cumplimiento de las recomendaciones del Relator Especial de la ONU para la Verdad, la Justicia, la Reparación y las Garantías de No Reparación.

Desde CGT seguimos denunciando que partidos políticos que tienen un número inmenso de víctimas del franquismo entre sus filas no sean capaces de dar el paso de declarar el régimen franquista un régimen criminal y juzgar por sus crímenes a los secuaces que aún siguen vivos.

Y para rematar esta semana de noticias convulsas, ayer son paralizadas las obras que se están realizando para la exhumación de las víctimas inhumadas en el Valle de los Caídos, entre ellos los hermanos Lapeña que eran militantes anarquistas de la CNT de Calatayud asesinados al principio de la guerra. Después de 6 años de conseguir una sentencia que ha dado el derecho a sus familiares a la exhumación de sus restos de Cuelgamuros hace poco menos de 1 año es cuando se ha empezado a trabajar en ello. Pero una asociación de ideología fascista ha pedido medidas cautelares de paralización de los trabajos para la exhumación en el Valle de los Caídos y una jueza lo ha admitido.

Hoy 20 de noviembre, cuando se cumplen 46 años de la muerte del dictador gritamos:

Seguiremos luchando, como luchó Durruti contra el fascismo, hasta que las víctimas del franquismo reciban JUSTICIA Y REPARACIÓN.

Comunicado de CGT sobre el tratamiento de la Recuperación de la Memoria Histórica por el «Gobierno más progresista de la historia»

Tomado de: Nueva Revolución

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Y los Borbones volvieron a tomar el trono

Franco estableció las bases para el futuro monárquico de España en 1947, con la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, que declaraba a España Reino y otorgaba al Jefe del Estado la facultad de proponer a las Cortes la persona que lo sucedería a título de rey.

Por Víctor Arrogante

Fue un 22 de Noviembre de 1975, cuando Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey de España. Sustituía como jefe de Estado, al dictador Francisco Franco, muerto dos días antes. Fue una proclamación que no una coronación. Franco impuso un régimen continuador del Movimiento Nacional: una «monarquía del Movimiento». El tránsito a la democracia culminó en 1978 con la Constitución y como forma política del Estado la monarquía parlamentaria. El rey, hoy fugado a Arabia Saudí por sus negocios y comisiones poco esclarecidas, ni juró ni prometió la Constitución. Solo la sancionó. Su poder era previo, franquista y monárquico.

Juan Carlos I nació en 1938 en Roma, donde se exilió su abuelo Alfonso XIII, quien abandonó España tras la instauración de la Segunda República. Juan Carlos, hasta su abdicación en 2014, sostuvo uno de los reinados más largos de la dinastía borbónica en España. La historia de los borbones en nuestro país es turbulenta y la inestabilidad como signo de identidad, por responsabilidad directa de la Corona, o por cuestiones impuestas por la convulsa Europa. Juan Carlos no fue el primer Borbón ‘pacificador’, aunque sí el que se acercó más, gracias al tiempo en el que reinó y el contexto histórico que le proporcionó la incorporación de España a la Unión Europea.

Franco estableció las bases para el futuro monárquico de España en 1947, con la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, que declaraba a España Reino y otorgaba al Jefe del Estado la facultad de proponer a las Cortes la persona que lo sucedería a título de rey. A Franco le hubiera gustado ser rey de España, por la gracia de dios, y usurpó prerrogativas reales, concedió títulos nobiliarios bajo palio y con guardia mora. Vivió como un rey, con el boato y protocolo franquista, parecido a la corte real de Alfonso XIII, pero con guerrera blanca, camisa azul y boina roja, España era una democracia orgánica, sin democracia, además de un reino sin rey.

Ya había reino sin trono, sustentado por una cruel dictadura; faltaba elegir a la persona, al sucesor; y no iba a ser el heredero del anterior rey −Alfonso XIII había sido declarado culpable de alta traición, degradado de sus dignidades y expropiados sus bienes por las Cortes de la República−. Franco cerró la puerta a su hijo Juan en la propia Ley de Sucesión: El Jefe del Estado puede proponer a las Cortes la exclusión de la sucesión a aquellas personas reales carentes de la capacidad necesaria para gobernar o que «por su desvío notorio de los Principios Fundamentales del Estado o por su actos, merezcan perder derechos de sucesión establecidos por esta Ley». Don Juan no reunía las características adecuadas; parece que era demasiado liberal, pero su hijo podría resultar. El 14 de mayo de 1977 tuvo lugar uno de los hechos políticos más relevantes para la historia de la actual monarquía española, la renuncia de Don Juan de Borbón a sus derechos dinásticos en favor de su hijo Juan Carlos.

Algunos apuntes sobre la historia de los borbones en España. Tras la muerte sin descendencia del último Austria, las dos grandes dinastías europeas utilizaron España como campo de batalla de una guerra internacional: la Guerra de Sucesión. Fernando VI fue el primer rey Borbón nacido en España y asumió el trono con 16 años. No estaba preparado. Llegó al trono con la intención de frenar la política exterior española. Se ganó el apodo de El Prudente, pero no lo fue tanto. Fue el responsable de la Gran Redada contra los gitanos de 1749, separando a los hombres de sus mujeres e hijos y destinando a unos al trabajo forzado y a otros a prisión.

Carlos III llegó a España con experiencia de gobierno tras reinar en las Dos Sicilias. Y fue, con diferencia, el menos excéntrico de los primeros borbones. Puso en marcha las grandes reformas bajo el despotismo ilustrado. El motín de Esquilache, que acabó en revuelta popular por ordenar que los madrileños dejasen el sombrero de tres picos y la capa larga, para mayor seguridad pública. Dio un impulso definitivo a la ciudad de Madrid con ensanches, avenidas, plazas, y monumentos como la Cibeles, el Museo del Prado o la Puerta de Alcalá.

Carlos IV, llegó al trono con 40 años pero algo despreocupado de sus obligaciones como monarca. El peso político recayó en Manuel Godoy, principal responsable de que las tropas francesas se asentaran en España en su camino hacia Portugal. El motín de Aranjuez, que termina con Godoy, provoca la abdicación de Carlos IV y el ascenso efímero de su hijo Fernando VII. Napoleón convoca a ambos en Bayona y consigue que Fernando renuncie al trono, sin conocer que su padre había traicionado a la dinastía borbónica, prometiendo a Napoleón concederle los derechos de sucesión de la corona, que más tarde transferirá a su hermano José Bonaparte, nunca reconocido como rey por las Cortes españolas quienes aprobaron la Constitución de 1812 en Cádiz.

Fernando VII, el deseado, es el rey peor recordado por la historia. Fue incapaz de acabar con la situación económica en la que España había quedado tras la guerra de independencia. Su primera medida fue derogar La Pepa. Con el tiempo, mientras Europa avanzaba social, económica e incluso democráticamente, España continuaba inmersa en guerras internas por la cuestión sucesoria. Isabel II, heredó la corona a los tres años, siendo su madre María Cristina regenta. Las Cortes acabaron por nombrar mayor de edad a Isabel con 13 años, por 193 votos a favor y 16 en contra.

Durante el llamado Sexenio Democrático, la política nunca se olvidó de los borbones. No lo hizo Cánovas del Castillo, que fue la principal voz defensora de la opción de Alfonso XII. Ocupó el trono, por un golpe de Estado, gracias a un pronunciamiento militar en diciembre de 1874 tras el pronunciamiento en Valencia del general Martínez Campos. Con fama de preparado (les suena), se le conoció como el pacificador. Fue un período marcado por el tradicional turnismo gubernamental entre Cánovas y Sagasta.

Alfonso XII murió en el exilio en 1885 de manera inesperada, y con su mujer, María Cristina de Habsburgo, embarazada. Ante el miedo a otro conflicto sucesorio como el que protagonizaron carlistas e isabelinos, Sagasta paralizó el proceso de sucesión hasta conocer que había nacido un varón: Alfonso XIII nació siendo monarca de España, aunque fue su madre la que tuvo que lidiar durante el proceso de regencia con el desastre del 98, la pérdida de las últimas posesiones de ultramar y el trauma nacional.

Durante el reinado de Alfonso XIII, España se enfangó en el Rif y la campaña militar llevó al país a otro descalabro que hizo mella en la opinión pública, ya radicalizada. El monarca consintió la deriva autoritaria de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, lo que supuso su sentencia. Mientras, los políticos de todo el espectro se sentían desamparados por el rey, crecía el republicanismo que supondría su punto final. Tras las elecciones municipales de 1931, entendidas en clave plebiscitaria en las grandes ciudades, el abuelo de Juan Carlos I abandonó España y se exilió en Roma.

Durante el franquismo, se produjeron demasiadas intrigas e intereses para la reinstauración (o instauración según lo dijeran unos u otros) de la monarquía. Tras descartar al heredero legítimo Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII, se eligió al hijo del pretendiente. Un niño al que se le podría adoctrinar en la ideología del régimen. Se le cambió el nombre de Juanito, a Juan Carlos y no es hasta el 22 de julio de 1969, cuando con el título de Príncipe de España, Juan Carlos jura como sucesor de Franco. (Ley 62/1969, de 22 de julio, por la que se provee lo concerniente a la sucesión en la Jefatura del Estado).

Ese fue el primer acto institucional en su camino al trono de España. Jura fidelidad a los principios del Movimiento, acepta ser sucesor de Franco a título de rey, «recibiendo de Su Excelencia, la legitimidad política surgida del 18 de julio». Aseguraba para él y los suyos la corona que hoy ostenta su hijo; y el régimen garantizaba el franquismo sin Franco, convencidos de que un príncipe que jurase fidelidad a los principios y leyes del Movimiento, traicionando a su padre, sería fácil de manejar. Pero ya se sabe, quién traiciona a su padre, traiciona a dios y al diablo si en ellos dice creer y es necesario.

Juan Carlos fue nombrado sucesor del dictador. Franco delegó en él en dos ocasiones por motivos de salud, por lo que podría decirse que el rey emérito «ejerció de dictador suplente» en dos ocasiones. El monarca se acomodó al sistema, y el pueblo se acostumbró a un rey, al que mantenía económicamente, sin opinión, salvo el día de nochebuena, delante de un Belén con sonidos de zambomba y pandereta.

La monarquía, por su naturaleza, es antidemocrática; atenta contra la igualdad de oportunidades y al principio constitucional de igualdad ante la ley. Es un órgano del Estado, sobre el que el propio Estado no tiene ningún tipo de control: ni político, ni económico, ni de ninguna naturaleza. Las Cortes que representan a la soberanía nacional, no tienen competencia alguna sobre la gestión de la Casa Real. La persona del rey es inviolable constitucionalmente, lo que le sitúa por encima de la ley. La corona es un órgano opaco, nada transparente, que no da cuentas a nadie, sobre nada ni de todo. Es tiempo de pensar en cambiar el Sistema, por cuestión de salud democrática.

Durante la Transición se establece la monarquía parlamentaria como modelo político del Estado. Todo fue posible por el acuerdo tácito de pasar página; por miedo y por el ansia y anhelo de libertad. La Constitución fue un trágala para salvar la monarquía, una operación de blanqueo e hipnotismo ejemplar: «o te comes la manzana con gusano o no hay manzana», decía el profesor Vicenç Navarro.

El rey ostentaba la legalidad fáctica heredada de Franco, y la legitimidad dinástica de su padre, pero no fue hasta el 23F en el que pasó, de ser el rey de Franco, a salvador de la democracia. Se trataba de consolidar al rey, ya fuese con el triunfo del golpe de Estado o con su fracaso. Y lo consiguieron.

El actual rey, ni pía ni pasma, pero nada es todo lo que parece; son otros quienes le mantienen en el trono y no es por España, sino por su propia conveniencia.

Tomado de: Nueva Revolución

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Crímenes del franquismo, crímenes contra la humanidad

Se estima en 130.000 las víctimas del régimen franquista (según números de las asociaciones de Memoria Histórica), datos que resultan incompletos

Por José Arturo Val del Olmo

No hay tregua en la lucha por rescatar del olvido los crímenes franquistas, y son la tenacidad de sus víctimas y la movilización por la recuperación de la memoria histórica las que pueden garantizar la ruptura del muro de impunidad que ha construido la justicia española para que no haya ni verdad, ni justicia, ni reparación.

La enmienda presentada por PSOE y Unidas Podemos al Proyecto de Ley de Memoria Democrática señalando que “todas las leyes del Estado español, incluida la ley 46/1977, de 15 de octubre, de Amnistía, se interpretarán y aplicarán de conformidad con el Derecho internacional convencional y consuetudinario y, en particular, con el Derecho Internacional Humanitario, según el cual los crímenes de guerra, de lesa humanidad, genocidio y tortura tienen la consideración de imprescriptibles y no amnistiables”, o las enmiendas de ERC y EH BILDU para derogar la Ley de Amnistía de 1977 responden a esa lucha pero no aciertan a exponer con claridad por qué después de más de 40 años la impunidad de los crímenes del franquismo constituye, hoy por hoy, un muro infranqueable.

Cualquiera que haya leído la última resolución del Tribunal Constitucional (Auto 80/2021, de 15 septiembre), a propósito de la demanda de Gerardo Iglesias por torturas durante el franquismo debido a su pertenencia al Partido Comunista y a CCOO, puede comprender que el problema para juzgar en España crímenes de lesa humanidad no es la Ley de Amnistía de 1977, que solo se refiere a delitos de intencionalidad política, sino la oposición de la cúpula del poder judicial, cuya prepotencia se gestó durante la Transición debido a la falta de depuración de una justicia reaccionaria, seleccionada durante 40 años de dictadura, que fue, además, la encargada de aplicar una legislación democrática en la que no creían. Esta justicia conservadora, endogámica, y corporativa, alcanza su mayor poder en 2013, cuando la mayoría absoluta del PP garantiza una mayoría en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), órgano que decide todos los puestos claves de la justicia española y ejerce la capacidad disciplinaria sobre los jueces. Desde entonces, esta cúpula judicial —Tribunal Constitucional, Tribunal Supremo, CGPJ o Audiencia Nacional— interpreta aún más restrictivamente las normas, al servicio de las derechas y del poder económico, como se puso de manifiesto en las sentencias relativas a los abusos del sector bancario.

Como consecuencia, hay ya una consolidada jurisprudencia del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo, en respuesta a múltiples recursos de amparo, “para no investigar penalmente hechos acontecidos durante la Guerra Civil y la Dictadura Franquista”, y una actitud obstructiva frente a las exigencias de Naciones Unidas o a los requerimientos de la justicia penal argentina. Interpretan sobre los crímenes del franquismo que no hubo una vulneración sistemática de derechos y que delitos como la tortura eran aislados y no están por tanto amparados por el derecho imperativo internacional (ius cogens). Sostienen que la figura de crímenes contra la humanidad no existía durante el franquismo, y como no se incorporó al derecho penal español hasta 2004, se debe respetar el principio de legalidad: “No hay delito ni pena sin ley previa, escrita, estricta, pública y cierta”. Al mismo tiempo, cuestionan el fundamento normativo, alcance y contenido del deber de perseguir y penalizar crímenes internacionales de primer grado (genocidio o crímenes contra la humanidad) con el argumento de que no hay consenso y resultan discutibles. Al considerar así los crímenes del franquismo como delitos comunes, y no como delitos contra la humanidad, oponen la prescripción, transcurridos más de 20 años desde los hechos, y su cobertura por la Ley de Amnistía de 1977.

Muy distinta es la interpretación de la justicia argentina. La resolución del Juzgado criminal y correccional federal 1 de Buenos Aires imputa al exministro franquista Martín Villa como autor mediato de los asesinatos de marzo del 76 en Vitoria-Gasteiz, y otros, debido a que ocupaba una posición preponderante en una estructura de poder que mantuvo sus normas, agentes, y practicas represivas durante la Transición, asegurando a las fuerzas del orden público la impunidad de su actuación por todos los medios a su alcance. Y lo argumenta, curiosamente, en base a la propia doctrina del Tribunal Supremo español, en su sentencia 798/2007, seguida contra el exmilitar argentino Scilingo, acusado de asesinato mediante los “vuelos de la muerte” bajo la dictadura de Videla, en la que se afirma la competencia de los tribunales españoles en base a la Justicia Universal porque “el contexto de ataque generalizado y sistemático contra una parte de la población civil en el que se cometen determinados crímenes comunes, como asesinatos, torturas, detenciones ilegales, y otras, es válido para encuadrarlos en el ámbito de los crímenes contra la humanidad aunque estos no estuvieran tipificados como tales en el momento de la comisión de los hechos”.

Una Ley de Memoria Democrática es necesaria para rescatar del olvido y de las fosas a las víctimas, anular las sentencias represivas durante la dictadura, llevar la enseñanza de este pasado criminal a las escuelas, combatir la mentira, investigar el golpe de estado contra la II República, la guerra, la dictadura, y la transición, pero el camino de la justicia, que hay que ensanchar, requiere continuar con la denuncia y la movilización, en nuestro país, en apoyo a la Querella argentina y ante los tribunales de justicia europeos porque, en palabras de Miguel Hernández, “quien se para a llorar, quien se lamenta contra la piedra hostil del desaliento, quien se pone a otra cosa que no sea el combate, no será un vencedor, será un vencido lento”.

José Arturo Val del Olmo. Abogado y miembro de la Asociación de Víctimas 3 de Marzo – Martxoak 3 Elkartea.

Tomado de: El Salto

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Argentina redefine la historia de España: “Toda la estructura represiva montada por el régimen franquista siguió funcionando”

Rodolfo Martín Villa ocupó una posición preponderante en esa estructura jerarquizada de poder a través de la cual se propagaron las órdenes hacia quienes resultaron ejecutores directos de los delitos. Foto Público

Por Gessamí Forner @GessamiForner

“Nunca aquí ha habido nadie que se sentara en ningún banquillo a pesar del tamaño del crimen cometido”, resume Sabino Cuadra, miembro de la asociación memorialista Sanfermines 78: Gogoan! Si la muerte no se lo lleva antes, por muchos recursos que interpongan sus abogados, el exministro de Relaciones Sindicales (1975-76) y del Interior entre 1976 y 1979, Rodolfo Martín Villa (87 años), previsiblemente se sentará ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal 1 de Argentina, donde la jueza María Servini de Cubría ha ordenado su procesamiento en un auto de 970 páginas que no dejan resquicio para la duda y que redefine la historia de España. Se le procesa por cuatro homicidios agravados en un contexto de crímenes contra la humanidad, cometidos con disparos de bala de armas reglamentarias de la Policía: tres asesinatos durante la huelga general del 3 de marzo de 1976 en Gasteiz y el de las fiestas de San Fermín el 8 de julio de 1978 (Iruñea).

“Toda la estructura represiva montada por el régimen franquista siguió funcionando bajo la dirección de la nueva dirigencia política a cargo del proceso de transición. […] Se mantuvieron las normas, estructura, agentes y las prácticas represivas propias de aquel, y se les aseguró a las fuerzas de orden público la impunidad de su actuación por todos los medios a su alcance. Martín Villa ocupó una posición preponderante en esa estructura jerarquizada de poder a través de la cual se propagaron las órdenes hacia quienes resultaron ejecutores directos de los delitos. Villa impartió las directivas generales y particulares en esta materia”, consigna el auto.

En una semana en la que la izquierda abertzale ha pedido disculpas a las víctimas de ETA y se ha reabierto el debate de quién, cómo y porqué debe o no solicitar perdón —el exgobernador civil en el País Vasco durante los años de guerra sucia, Ramón Jauregi, considera que el Estado no debe pedir perdón por el GAL—, ha pasado desapercibida la rueda de prensa ofrecida el miércoles por la Coordinadora estatal de Apoyo a la Querella Argentina (Ceaqua), que interpela claramente al Gobierno español actual y anteriores, tanto al PSOE como al PP, así como a la judicatura.

En España, las asociaciones memorialistas contra los crímenes del franquismo no han alcanzado ninguno de sus objetivos: que el Congreso de los Diputados derogue el artículo 2 de la Ley de Amnistía (punto E y F), que la futura Ley de Memoria Democrática permita juzgar a los responsables de crímenes del franquismo y de la transición, que la judicatura española favorezca, en vez de entorpecer, la investigación y posterior juicio de dichos crímenes según las leyes internacionales de lesa humanidad que España.

El ojo bueno, el ojo tuerto

Andoni Txasko está vivo, pero es prácticamente ciego. Cuando era niño, una pedrada le hizo perder casi toda la visión del globo ocular izquierdo —conserva entre el 2 y el 10%, dependiendo de la luz—. Cuando tenía 20 años, la Policía le apaleó en la represión posterior del 3 de marzo. Les rogó que no le pegaran en la cara, temía por su ojo sano. Los policías le hicieron extender los brazos, se los agarraron, los estiraron y le golpearon únicamente en rostro y cabeza. Un golpe alcanzó el ojo bueno. La visión se le nubló en blanco, recuerda Txasko. Y notó que un líquido resbalaba por la mejilla. No sabía si era lágrima o sangre. Tras múltiples operaciones, le vaciaron el ojo derecho. Es portavoz de la Asociación Víctimas 3 de marzo. Se considera un “superviviente” y se muestra satisfecho por el auto, e insatisfecho por España.

“En España, la Justicia se ha burlado de nosotros, nos ha tildado incluso de terroristas. Todos los intentos de abrir querellas han sido infructuosos, bien por el argumento de prescripción, bien por la Ley de Amnistía, cuando sabemos que los delitos y crímenes de lesa humanidad no pueden ser amnistiados”, recuerda  Txasko. La justicia española lo sabe bien, dado que ha juzgado a Guatemala, Argentina y Chile por crímenes de lesa humanidad, añade Josu Ibargutxi, impulsor de la Plataforma Vasca contra los crímenes del franquismo.

El 3 de marzo de 1976, agentes de la Policía mataron a tres hombres que secundaron la huelga general convocada por mejoras laborales (bajas cubiertas al 100%, descansos remunerados, etc.) y libertades (derecho de expresión, reunión y manifestación). Otras dos personas fallecieron en el hospital días después a consecuencia de heridas de balas. Hubo más de 150 heridos que requirieron atención médica, 52 de ellos por disparos de arma de fuego. Las manifestaciones solidarias posteriores también fueron reprimidas duramente. Hubo un asesinado en Tarragona y otro en Basauri. La jueza argentina ha solicitado diligencias a siete juzgados del Estado —Bilbao, Errenteria, Hondarribia, Gasteiz, Iruñea y Madrid— por ocho homicidios más relacionados con la matanza del 3 de marzo y manifestaciones pro Amnistía, como el asesinato del estudiante Arturo Ruiz García en Madrid.

Entre 1976 y 1979, “el trienio espeluznante,” según la definición de Josu Ibargutxi, fueron asesinadas en contextos de represión política 88 personas en el Estado español, 56 de ellas (el 66%), en Euskal Herria.

“No os importe matar”

Sabino Cuadra Lasarte se encontraba el 8 de julio de 1978 en la plaza de toros de Iruñea, donde entraron tres docenas de policías armados golpeando, disparando pelotas de goma y armas de fuego. La plaza es la segunda más grande del Estado, con capacidad para 20.000 personas. “Estaba llena”, recuerda. El parte médico de la enfermería indica que atendió a cinco personas con heridas de bala y a otras 50 por traumatismos. La brutalidad policial continuó en las calles de la ciudad. En la avenida Roscenvalles, a las 22h, cayó Germán Rodríguez herido de bala. La Policía negó que hubiera estado allí. Se encontraron más de 30 impactos de bala a una altura de entre 0,90 y 2,30 metros. “Evidentemente, se disparó a discreción, indiscriminadamente y a matar”, sostiene Cuadra.

“Disparad con todas vuestras energías, no os importe matar”, se escucha en el audio de la emisora policial al día siguiente, 9 de julio. Martín Villa declaró en RTVE que “lo nuestro son errores; lo de ellos, crímenes”. El auto impone un embargo de los bienes de Martín Villa hasta cubrir la suma de aproximadamente diez millones de euros (1.134 millones en pesos argentinos) y decreta su prisión preventiva, aunque no se hará efectiva porque tiene concedida la exención de cárcel.

La Querella Argentina

Tres argentinos descendientes de españoles interpusieron el 14 de abril de 2010 una querella denunciando los asesinatos de sus parientes en la Guerra del 36 y durante el franquismo. Un año después, aquella querella en Argentina llegó a oídos de dos presos del franquismo de Euskal Herria y otros dos de Madrid. “Nos conocíamos mucho y decidimos ir a Buenos Aires a ver si había suerte. Cada uno llevaba su propia querella, pero también las de otras 46 víctimas”, explica Josu Ibarguren. Hoy hay un millar de demandas dentro de lo que se conoce como Querella Argentina.

“La sensibilidad argentina es muy grande por todo lo que ellos mismos vivieron y en Buenos Aires encontramos una solidaridad impresionante que no esperábamos”, rememora Ibarguren, quien le gusta terminar una conversación citando a Fabián Salvioli, relator especial de la ONU para España. “En una reunión con las asociaciones nos dijo: Hay leyes suficientes para juzgarlo todo, lo único que no hay es voluntad política”.

Tomado de: El Salto

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Madrid, ciudad sitiada

Madrid bombardeada por las hordas franquistas. Foto Juan Pando (1936)

Por María Torres

La Guerra Española fue el primer acontecimiento del Siglo XX seguido día a día, por corresponsales llegados de todo el mundo. Entre ellos, numerosos fotógrafos que se encargaron de mantener a través del clic de sus cámaras fotográficas, fragmentos de historia que, gracias al soporte visual, se han conservado hasta nuestros días. Los inolvidables Robert Capa y su compañera Gerda Taro (fallecida en la batalla de Brunete) cubrieron la mayor parte del conflicto.

Madrid fue una ciudad sitiada. La aviación fascista no paró en incursiones por los barrios de Madrid, causando víctimas inocentes y destruyendo hogares humildes. Las imágenes que se conservan muestran cuerpos destrozados por las bombas y la metralla. El pueblo de Madrid sufrió por creer en el nacimiento de una nueva sociedad más justa, un estado igualitario que buscaba ponerse al servicio de la sociedad. La República fue un soplo de libertad que se desvaneció al mismo tiempo que los bombardeos y el dictador infringió fue un castigo desorbitado a las personas que continuaron fieles a ella.

En los primeros meses de la guerra el trágico balance de la aviación fascista, italiana y alemana, al servicio del ejército sublevado franquista, produjo, según un artículo de La Vanguardia fechado el día 1 de septiembre de 1937, un total de 768 muertos y 3567 heridos en los primeros doce meses de guerra, y continua con el siguiente texto:

“Madrid — Después de recoger cuantos datos oficiales existen y con ayuda de archivos particulares, se han hecho el siguiente relato y resumen de los ataques cruentos por aire y tierra (aviación y artillería) sufridos por Madrid, así como, el número aproximado de víctimas. No es posible hacer un estudio exacto, pues no existen datos de las víctimas de los más sangrientos bombardeos (Tetuán y Puente de Vallecas) y el enorme número de personas que no recibieron asistencia en centros sanitarios públicos. Igualmente sucede con el número de proyectiles que en el casco de Madrid han caído que, por no estallar o causar daños, no merecieron ser recogidos por las autoridades. Además, no se han contabilizado los que han caído en las denominadas zonas de guerra, barrios enclavados dentro de Madrid. Puede dar una idea sobre esto el hecho de que en un solo día entraron sesenta proyectiles en el Palacio Nacional, enclavado en una de estas zonas de guerra”.

El  6 de agosto de 1936, y a modo de ensayo, fueron apagadas por primera vez las luces de la ciudad. Al día siguiente el apagón se retrasó media hora y a partir del 9 de agosto se anuló la medida por creerla en principio innecesaria, pero durante  el resto del mes de agosto se produjeron simulaciones de ataques aéreos sobre Madrid que produjeron gran nerviosismo en la población. Los enemigos del régimen trataron de reproducir la táctica de “paqueo” (disparar sobre los soldados) para sembrar la alarma.

El día 23, un aparato denominado el lechero arrojó su carga sobre el aeródromo de Getafe y a las tres y quince minutos de la madrugada del 27 de agosto de 1936, Madrid conoció por primera vez lo que era un bombardeo real. Un avión enemigo sobrevoló a gran altura diferentes puntos de la ciudad, pero en Cuatro Caminos y Tetuán, lo hizo tan sólo a doscientos metros. El avión arrojó proclamas para que los milicianos entregaran sus armas en los cuarteles. Después se marchó al aeródromo de Cuatro vientos y Getafe y arrojó tres bombas en cada uno, produciendo como resultado la primera muerte de un soldado por bombardeo en Madrid. El día 28 de agosto a las once horas cuarenta y cinco minutos de la noche se produjo otro ataque aéreo. El avión arrojó en la plaza de Castelar dos bengalas seguidas de dos bombas. Otras dos bombas cayeron sobre un local socialista, donde se destruyeron dos coches. El balance fue de 16 heridos.

Se facilitaron unas normas que los ciudadanos debían seguir. No podían salir de sus casas si no era para buscar refugio y se prohibió el uso de fusiles debido a su evidente ineficacia. En Madrid ya no volvieron a encenderse las farolas de gas y sólo contaron con luz las calles que tenían alumbrado eléctrico.

Aunque una relativa tranquilidad reinó durante todo el mes de septiembre y en los primeros días del mes de octubre, el balance posterior a esas fechas es escalofriante:

El  27 de octubre se bombardeó el barrio de Usera y el día 30 se registró la incursión más cruel. Al atardecer, un avión que pasó desapercibido atravesó Madrid y dejó caer doce bombas. El resultado: 180 muertos y 279 heridos.

En el mes de noviembre los trimotores que volaban ya en escuadrilla de tres -que el buen humor madrileño bautizó con el nombre de las tres viudas- y la artillería se repartieron el trabajo de destrozar Madrid. Los primeros proyectiles de cañón cayeron el día 6 y los 21 proyectiles arrojados por los cañones causaron un muerto y 21 heridos. El día 10 regresó la aviación al barrio de Arguelles y destruyó la Editorial Hernández y la Estación de Goya. El día 14 se bombardeó la Glorieta de Atocha, quedando en algunos puntos al descubierto el túnel del Metro. La artillería también lanzó algunos proyectiles en distintos barrios. Total del día: 62 muertos y 112 heridos. Sólo en la Glorieta de Atocha hubo 50 fallecidos. El día 17 los aviones de Hitler y Mussolini regaron de bombas el Museo del Prado y sus alrededores. El resto de la carga lo arrojaron en el Mercado de San Miguel. La artillería disparó unos 50 cañonazos, arrojando un balance de 11 muertos y 194 heridos.

La noche siguiente fue la más trágica de las sufridas por Madrid. Numerosos aviones dejaron caer sus cargas tanto en el centro como en diversos barrios de la ciudad. Se vio como gran número de bombas explosivas e incendiarias destruían los edificios y diezmaban a los ciudadanos en la entrada al Metro de la calle del Carmen, Hotel Savoy, Diputación Provincial, Noviciado de las Hermanas de la Caridad, Calle de la Corredera, Ballesta, Valverde, Caballero de Gracia. En los sótanos de una imprenta del Marqués de Santa Ana, quedaron sepultadas 150 personas que en su mayoría perecieron. El balance trágico de noviembre fue aproximadamente de más de 300 muertos y 1500 heridos.

El 2 de diciembre volvió la aviación. Catorce muertos y 53 heridos. Y el día 4 una bomba impactó en lo que fue domicilio del ex presidente Largo Caballero y quedó destrozada una modesta vivienda en la calle de Santa Eugenia. Total 13 muertos y 53 heridos provocados por 50 bombas. En el mismo mes, el día 16, se bombardeó Tetuán de las Victorias de forma sanguinaria, ya que se persiguió a las personas que huían al campo con fuego de ametralladora. Sólo en el casco de la ciudad hubo 52 muertos y cerca de 300 heridos.

Nada más iniciarse el año 1937 y coincidiendo con las doce campanadas que marcan el paso de un año a otro, la aviación franquista regaló a la población de Madrid doce proyectiles, para celebrar la llegada del nuevo año.

El día 4 de enero se bombardeó de por segunda vez Tetuán de las Victorias, coincidiendo con el ataque alemán de Las Rozas. Hubo 171 heridos y 8 muertos. Días después los objetivos fueron el Colegio de La Paloma. Cuatro muertos, 7 heridos y 2 desaparecidos. El día 10, los artefactos del dictador cayeron en un edificio de la Embajada inglesa y en la Casa de Socorro del distrito del Hospicio. Cinco muertos y 37 heridos. A falta de aviones y durante el resto del mes, fue la artillería la que se ocupó de destruir Madrid. Tan sólo el día 23 de enero cayeron en el edificio de la Compañía Telefónica diez proyectiles.

El mes de febrero fue relativamente tranquilo. Una incursión por aire el día 18, con 18 muertos y 60 heridos y diversos bombardeos de artillería. Resumen: 22 muertos y 68 heridos.

En marzo la aviación intervino los días 6, 16 y 20, alejándose del casco de la población, por funcionar con eficacia las nuevas baterías antiaéreas. El último bombardeo se efectuó sobre la Estación del Niño Jesús. El balance fue el más benigno del año; 21muertos y 61 heridos.

En abril de 1937 la artillería aumentó sus descargas. Durante un mes se lanzaron 816 proyectiles, con un balance de 95 muertos y 695 heridos. El día más sangriento fue el día 23, con 20 muertos y 53 heridos.

El 1 de mayo se celebró con 32 disparos. Se recrudecieron los ataques y los días 22 y 30 cayeron trescientos proyectiles cada uno. El resultado total: 994 proyectiles, 33 muertos y 220 heridos.

El mes de junio tuvo las mismas características. Los disparos aumentaron pero las bajas disminuyeron: 1159 proyectiles, 25 muertos y 70 heridos.

El día 7 de julio, se batió el record con cuatrocientos disparos y sus consecuencias fueron 18 muertos y 10 heridos.

Del mes de agosto no existen datos más que del día 6: 269 cañonazos con un sólo muerto y 26 heridos.

El balance del año 1937 bajo la metralla fascista fue de 5000 proyectiles, 768 muertos y 3567 heridos.

Cifras estremecedoras. Barrios destruidos, familias sin hogar. Mujeres embarazadas, ancianos, enfermos. Miles de vidas desaparecidas. Niños muertos. Cientos de mutilados, rescatados entre los escombros. Niños de apenas varios meses de vida sin identificar, que quedaron abandonados a las autoridades, quienes una vez atendidos procedió a evacuarlos.

Ellos eran el futuro de la República.

Tomado de: Nueva Revolución

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El encubrimiento del régimen de Franco debe terminar

Campo de concentración Franquista. Foto: El comunista

Por Eoghan Gilmartin y Tom Wardle

«Nací en febrero de 1934, cuando España era todavía una República», cuenta Fausto Canales Bermejo a la Tribuna. Al estallar la Guerra Civil, dos años más tarde, su pueblo, en la zona rural de Ávila, cayó en manos de las fuerzas fascistas rebeldes, que desataron una ola de terror en toda la región. «Las diez víctimas de nuestro pueblo pertenecían al sindicato UGT y a la sección local del PSOE. Los sacaron de sus casas, los desaparecieron y los fusilaron. Mi padre fue uno de ellos».

Tras su jubilación en 1999, Fausto comenzó a buscar los restos de su padre, uno más de las 114 000 víctimas del franquismo que se calcula que siguen enterradas en fosas sin nombre en toda España. «No había documentación escrita, ni rastro de papel», explica. Pero, poco a poco, y a lo largo de los años siguientes, Fausto confirmó que el cuerpo de su padre había sido trasladado en 1959 a una de las criptas del monumento del Valle de los Caídos, en las afueras de Madrid, que durante décadas fue el mausoleo del dictador Francisco Franco.

Construido en lo alto de la Sierra de Guadarrama con la mano de obra esclava de los prisioneros de guerra republicanos, el vasto santuario que glorifica la victoria de Franco todavía alberga los restos de casi treinta y cuatro mil personas que murieron en la Guerra Civil, incluyendo miles de cuerpos no identificados sacados de las fosas comunes republicanas sin el consentimiento de sus familias.

«Para nosotros el Valle de los Caídos es un insulto: que nuestros familiares, que murieron por sus creencias, estén enterrados allí», continúa Fausto. «Dije que fue un gran día [cuando el gobierno provisional del PSOE de Pedro Sánchez sacó el cuerpo de Franco del complejo en 2019] pero seguimos esperando la recuperación de los restos de nuestras propias familias… Queremos enterrarlos en el cementerio para honrarlos como se merecen».

Ahora, ochenta y cinco años después de la represión y cuarenta y tres años después del fin de la dictadura franquista, una nueva Ley de Memoria Democrática pretende reconocer a las víctimas del franquismo y acelerar la recuperación de cuerpos como el del padre de Fausto. La nueva ley —que fue aprobada por el Consejo de Ministros a finales de julio, pero que aún necesita la aprobación del Parlamento— hará que el Estado asuma una mayor responsabilidad en la exhumación de los desaparecidos del país. También prohibirá la exaltación pública del dictador, ilegalizará la Fundación Francisco Franco y «resignificará» el Valle de los Caídos, lo que incluye la conversión de sus criptas en un cementerio civil.

«Hoy, España salda una deuda con su pasado», insistió Sánchez mientras su Gobierno aprobaba el proyecto de ley. «Es una ley necesaria que nos hace un país mejor». El ministro responsable de la memoria democrática, Félix Bolaños, destacó que «es la primera ley que condena y repudia expresamente el golpe de Estado de Franco en 1936 y la dictadura subsiguiente que dio paso al periodo más oscuro de nuestra historia contemporánea».

Sin embargo, aunque la legislación ha sido acogida con satisfacción por las asociaciones de defensa de la memoria como «un claro avance» respecto a una ley anterior de 2007, estos grupos también insisten en que todavía se queda corta en varios aspectos fundamentales. Sobre todo, deja intactas las estructuras legales que han garantizado la impunidad de las élites franquistas durante los últimos cuarenta años. Esto no es una casualidad, ya que los intentos de la nueva ley de alinear a España con las normas internacionales sobre justicia histórica acaban chocando con un cierto límite: la falta de voluntad de Sánchez y del PSOE de tocar aspectos centrales del acuerdo de transición a la democracia de los años 70.

Un legado sin resolver

Tras la muerte de Franco en 1975, la oposición democrática, liderada por el Partido Comunista y los sindicatos, fue lo suficientemente fuerte como para bloquear los intentos iniciales de preservar la dictadura, ya que lanzó una ola de movilizaciones y huelgas. Sin embargo, incapaz de derribar el régimen y alegando una posible intervención militar de los generales de línea dura, la izquierda llegó a la conclusión de que la democratización se produciría a través de una reforma negociada del sistema existente y no como una ruptura con el mismo.

En este sentido, el PSOE y el Partido Comunista [PCE] se comprometieron en una serie de acuerdos nacionales con el gobierno de transición de Adolfo Suárez, antiguo ministro franquista, que aseguraron el reconocimiento legal de las libertades políticas y sociales, pero que también garantizaron la continuidad de las élites económicas y estatales existentes.

«Mi hermano fue asesinado en una protesta proamnistía el 23 de enero de 1977 [por vigilantes de extrema derecha vinculados a las fuerzas de seguridad]», cuenta Manuel Ruiz García a Tribuna. «Él hacía campaña por la liberación de los presos políticos, pero (…) la Ley de Amnistía acabó siendo utilizada para proteger legalmente a los torturadores y a los implicados en la dictadura. Hoy esta ley es uno de los obstáculos para los que exigimos justicia».

La Ley de Amnistía también sustentó el llamado «pacto de olvido» que, en nombre de la reconciliación nacional y mirando al futuro, vio cómo la Guerra Civil y sus secuelas quedaban prácticamente ausentes del debate político en las décadas posteriores. Solo a partir del año 2000 se ha producido una renovada tracción en torno a las demandas de justicia transicional con la aparición de asociaciones de base de memoria histórica y víctimas, como la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica [ARMH] y el Foro por la Memoria.

Una ley de memoria histórica aprobada en 2007 bajo el mandato del presidente del gobierno del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, trató de responder a las demandas de este movimiento, pero fue ampliamente criticada por los activistas de la memoria por considerarla inadecuada. «Débil» es como Manuel describió la ley, señalando su falta de mecanismos de aplicación en torno a medidas como la retirada de nombres de calles franquistas. Un informe de Naciones Unidas de 2014, elaborado por el entonces relator especial para la promoción de la verdad, la justicia y la reparación, Pablo de Greiff, coincidía en señalar una serie de recomendaciones para adecuar el país a las normas internacionales. Estas iban desde la anulación de las condenas políticas de la época de Franco hasta la necesidad de un programa integral de exhumación del Estado.

Avances

El borrador de la nueva Ley de Memoria Democrática supone un avance significativo en la aplicación de varias de las recomendaciones de De Greiff. En primer lugar, el Estado asumirá una mayor responsabilidad en la recuperación e identificación de los desaparecidos, comprometiéndose el gobierno a realizar el primer programa de exhumación dirigido por el Estado, así como a crear una base de datos nacional de ADN. El informe de De Greiff había criticado el carácter «privatizado» de las exhumaciones, que dependían de la iniciativa de grupos de memoria y activistas locales. Incluso las subvenciones públicas que ofrecía la ley de 2007 fueron retiradas por el gobierno conservador de Mariano Rajoy en 2012, dejando solo los fondos regionales.

El nuevo programa se organizará en torno a un plan cuatrienal desarrollado por el gobierno, aunque al menos durante las etapas iniciales seguirá dependiendo en gran medida de la experiencia y las capacidades de las asociaciones de la memoria. Mientras que asociaciones como la ARMH y Foro argumentan que se trata de una «externalización» de la responsabilidad, Paco Etxeberria, antropólogo forense que asesora al Gobierno, insiste en que se trata de organizar eficazmente los dispositivos existentes (que también incluyen equipos forenses de universidades públicas) para acelerar el proceso de recuperación.

En las dos últimas décadas se han recuperado unos noventa y cinco mil cadáveres de represaliados de la retaguardia en setecientas fosas comunes, repartidas por todo el territorio español; el Gobierno pretende ahora recuperar entre veinte y veinticinco mil más antes de 2027. Esta es la cifra total que Etxeberria cree que aún es factible recuperar después de ochenta y cinco años.

Otro ámbito en el que el Gobierno ha tratado de aplicar las recomendaciones de De Greiff es el relativo al Valle de los Caídos. Según la nueva ley, los monjes benedictinos serán desalojados del recinto y las criptas serán designadas cementerio civil, y los familiares de las víctimas tendrán derecho a exigir el traslado de los restos de sus familiares.

Mientras que el gobierno parece dispuesto a resistirse a las peticiones de demolición de la mayor cruz católica de Europa, que domina el lugar, la legislación recoge la recomendación de De Greiff de «resignificar» el lugar. Siguiendo el ejemplo de otros lugares conmemorativos de este tipo, el principio rector es que el valle llegue a servir de recordatorio de la barbarie que supuso su construcción, así como de monumento a las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura.

«Con la cruz, el lugar nunca podrá ser un símbolo de reconciliación», insiste Fausto. «Pero podría resignificarse, como sugiere el nuevo proyecto de ley, explicando el monumento desde una perspectiva democrática y dignificando al mismo tiempo los restos allí enterrados como en cualquier otro cementerio civil». Ahora está a la espera de que se realicen las primeras obras de refuerzo de los cimientos de la cripta para poder abrir el osario que contiene los restos de su padre.

La legislación también anula de forma crucial las condenas políticas de la época de Franco. Esta ha sido durante mucho tiempo una reivindicación del movimiento por la memoria, ya que los condenados han seguido siendo hasta ahora criminales a los ojos de la ley, incluidas destacadas figuras culturales y políticas como el presidente catalán ejecutado Lluís Companys, el poeta Miguel Hernández y el líder nacional andaluz Blas Infante. «El Chato Galante murió como un delincuente en marzo de 2020», lamenta Manuel, citando el ejemplo de su íntimo confidente y legendario activista, que fue detenido y posteriormente torturado por distribuir literatura antifranquista en los años 70.

Por último, la Ley de Memoria Democrática contiene toda una serie de medidas que buscan combatir el creciente revisionismo histórico y la continua exaltación del franquismo en la extrema derecha. Se introducirán multas de hasta 150 000 euros por no retirar los símbolos franquistas de los espacios públicos y se ilegalizará la organización de actos que glorifiquen la dictadura, el golpe militar o la victoria de Franco en la Guerra Civil, al tiempo que se eliminará la Fundación Francisco Franco. Al mismo tiempo, la Memoria Democrática se convertirá en una asignatura obligatoria en las escuelas para los que tengan entre dieciséis y dieciocho años, aunque sigue habiendo dudas sobre la viabilidad de aplicar esta política en todo el sistema educativo descentralizado de España.

Para Manuel, que ahora imparte charlas en los colegios con la asociación de memoria La Comuna, ésta es una parte esencial de la nueva legislación: «La derecha ha hecho un buen trabajo para que la gente olvide. Hay que contrarrestarlo (…) En la escuela no se estudia la Guerra Civil ni la Transición. Solo los jóvenes curiosos que buscan en Internet pueden informarse. Se les niega la verdad».

La continuidad de la impunidad

Pero por mucho que el proyecto de ley haya sido alabado como una mejora necesaria de la ley de 2007, los activistas de la memoria también han criticado que, en última instancia, es una oportunidad perdida para impugnar el modelo de impunidad establecido desde la Transición. En particular, al dejar intacta la Ley de Amnistía, el proyecto de ley acaba siendo fundamentalmente desequilibrado, ya que intenta forzar el protagonismo de las víctimas pero al mismo tiempo garantiza que los crímenes del franquismo permanezcan ocultos.

Esto puede verse, por ejemplo, en cómo la nueva ley pretende interpretar las responsabilidades del Estado español hacia los desaparecidos y sus familias principalmente en términos de asegurar el reconocimiento oficial. En este sentido, la legislación establece mecanismos como un registro público de víctimas del franquismo y garantiza la participación de funcionarios del gobierno en las ceremonias de reentierro.

Por el contrario, los grupos de memoria se muestran firmes en que las víctimas también tienen derecho a una investigación penal y que el Estado debe garantizar la supervisión judicial en las exhumaciones. «Un juez y agentes de policía deberían estar presentes para atestiguar que un cuerpo apareció con pruebas de violencia, como una bala en la cabeza. Estas cosas deberían estar documentadas oficialmente», insiste Fausto.

Asimismo, para el diputado republicano de Izquierda Catalana Gabriel Rufián, el mayor límite del nuevo programa de exhumaciones es que «sigue tratando las excavaciones en términos estrictamente arqueológicos, sin que se exija la apertura de un proceso judicial para establecer no solo la identidad de los restos, sino también la causa de la muerte y el autor».

En el caso de la Guerra Civil, obviamente todos los responsables de la matanza genocida están muertos y no pueden ser juzgados, pero de Greiff también tiene claro que la falta de investigación de los hechos que rodean estas muertes por parte de la justicia española «amenaza el derecho a la verdad» de las víctimas. Su informe insta a la creación de una comisión de la verdad para reconocer oficialmente y exponer por primera vez los crímenes contra la humanidad cometidos por el franquismo. Como explicaba el fundador de la ARMH, Emilio Silva, a Sebastián Faber en su reciente libro Exhumando a Franco, «el gobierno parece querer declarar delito el enaltecimiento del franquismo sin calificar antes los crímenes de la dictadura como crímenes».

Para muchas víctimas de la represión tardofranquista, sin embargo, no se trata solo del derecho a la verdad, ya que los responsables de sus torturas o del asesinato de un familiar siguen vivos. Al no poder buscar justicia en su país, trescientos treinta demandantes iniciaron en 2010 un proceso judicial en Argentina en virtud del principio de jurisdicción universal para los delitos graves contra los derechos humanos.

Uno de los que lleva el caso es Manuel, con el exministro del Interior Martín Villa acusado del homicidio agravado de su hermano Arturo y de otras once personas que fueron asesinadas por las fuerzas de seguridad o por vigilantes de extrema derecha que colaboraban con la policía. Para Manuel, que Villa fuera juzgado sería un momento decisivo no solo porque dejaría constancia de la realidad de la violencia de la transición, sino también porque «rompería la impunidad de la que goza esta gente en España».

El informe de De Greiff fue claro: para cumplir con sus obligaciones en virtud del derecho internacional, España solo podría evitar la extradición de Villa y otros funcionarios de la época de Franco si los investiga y procesa en los tribunales españoles. Es probable que ninguna de las dos cosas ocurra. La nueva ley sí crea la figura del Fiscal General del Estado para la Memoria Democrática, que en teoría podría iniciar las investigaciones. Sin embargo, en palabras de Silva, «tendrá las manos atadas por la Ley de Amnistía», que ha llegado a funcionar como «la última palabra» dentro del sistema jurídico español. Tampoco se acerca a una comisión de la verdad o a un tribunal especial que investigue a fondo el genocidio de la Guerra Civil o la represión estatal posterior.

La última oportunidad

Ahora que el proyecto de ley está a punto de iniciar su tramitación parlamentaria en septiembre, los supervivientes y las familias de las víctimas del franquismo advierten que representa su última oportunidad de ver justicia en su vida. El socio de coalición del PSOE, Unidos Podemos, ha puesto sus miras en un cambio de última hora en el proyecto de ley que modifique la Ley de Amnistía (o la deje sin efecto, como recomendó De Greiff). Al necesitar los votos de los partidos catalanes y vascos, junto con los de Unidas Podemos, el PSOE se verá presionado para ceder en este sentido.

El partido Izquierda Republicana de Cataluña también está decidido a que sus diputados voten en contra de la ley a menos que, además de eliminar las condenas políticas de la época de Franco, la legislación también declare ilegales los tribunales políticos de la dictadura. El proyecto actual solo los define como «ilegítimos», pero los críticos argumentan que esto acepta mansamente que los tribunales (tan absurdos como el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo) eran injustos pero esencialmente legales. Por extensión, se corre el riesgo de reforzar la línea de sucesión tácita entre la actual democracia judicial española y la dictadura franquista, en lugar de la Segunda República española constitucional que ésta derrocó con un golpe de Estado.

Sin embargo, el PSOE no está dispuesto a tocar elementos fundamentales del acuerdo constitucional vigente, como la Ley de Amnistía, aunque eso ponga a España en contradicción con el derecho internacional de los derechos humanos. De hecho, solo el año pasado dos expresidentes de gobierno del PSOE firmaron cartas de apoyo a Villa contra los intentos de enjuiciarlo en Argentina, lo que demuestra una vez más el grado de incorporación del partido a los circuitos dominantes de poder y patrocinio desde los años ochenta. Como dice Manuel: «El PSOE no va a hacer nada. Ha tenido mayorías absolutas en el pasado y no ha actuado… En definitiva, forman parte del régimen del 78 y no van a tocar la transición».

«La impunidad —continúa— es terrible porque conduce al olvido de los verdaderos padres de la democracia; la gente que luchó y murió en las calles para traer la democracia a España. Y por eso, a corto plazo, soy bastante pesimista. Pero la memoria es como el agua: si la bloqueas en un sitio, saldrá en otro. Un día, los jóvenes se preguntarán por qué no se les explicaron estas cosas».

Eoghan Gilmartin es escritor, traductor y colaborador de Jacobin con sede en Madrid.

Tom Wardle es investigador de doctorado en la Universidad de Southampton. Estudia el activismo de la memoria de la Guerra Civil española y la dictadura franquista.

Tomado de: Eulixe

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Individuas de dudosa moral. La represión de las mujeres en Andalucía (1936–1958)

Autora: Pura Sánchez Sánchez

En los años de la guerra civil y del franquismo las mujeres andaluzas sufrieron la dureza de la represión de un modo peculiar, no sólo como consecuencia de los abusos a que eran sometidas –Queipo de Llano ya había avisado que «dar patadas y berrear» no las iba a salvar de la violación– sino porque se las quería castigar por haber pretendido emanciparse de la función subordinada a que las condenaba su condición; algo que resultaba aún más grave cuando se trataba de mujeres del pueblo, de individuas de dudosa moral. Pura Sánchez ha reconstruido este clima de acoso y estas prácticas represivas a través de los expedientes de los tribunales militares, completados con otros documentos y con testimonios vividos. De su trabajo surge una multitud de historias individuales de humillación y sufrimiento, a la vez que el panorama de una sociedad en que las mujeres habían de acomodarse a la subordinación y la dependencia.

Pura Sánchez Sánchez. (Granada, 1956) Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Granada. Profesora de Lengua Castellana y Literatura, ha ejercido en varios institutos de Córdoba y Sevilla, además de impartir conferencias en ámbitos universitarios.

Tomado de: Txalaparta

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Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar

Alumnado de la escuela de Bañuelos de Bureba acompañado del maestro Antoni Benaiges. Fotografía del archivo personal de la familia de Antoni Benaiges

Por Dídac Delcan Albors @fridamnrules

La historia de Antoni Benaiges es la historia de una promesa incumplida, la que le hizo un maestro a su alumnado. Fue una promesa formulada a comienzos del 1936 a los niños y las niñas de la escuela rural de Bañuelos de Bureba, un pequeño pueblo de la comarca de la Bureba, en Burgos. Y fue incumplida a causa de la sombra del golpe de Estado de julio de aquel mismo año, que se extendió hasta conseguir acabar con la vida de miles de personas, entre ellas numerosos maestros y maestras.

Sergi Bernal, documentalista, ha sido el encargado de recuperar la historia de Benaiges, uno de estos docentes comprometidos con la educación basada en los ideales republicanos y que se implicó al proponer una pedagogía con un fuerte componente emancipador. Pertenecía a una generación de maestros y maestras con una nueva forma de entender la educación que fue extendiéndose durante los primeros años de la Segunda República pero que no pudo continuar por la llegada de las tropas afines al bando fascista y la posterior dictadura.

La historia surgió casi inesperadamente: “Un día, de casualidad, leí un número de la revista de divulgación histórica Sàpiens donde se hablaba sobre la investigación del cuerpo de Josep Suñol, presidente del Barça y diputado republicano”, relata Bernal. Se puso en contacto con una historiadora y le pidió ayuda para hacer fotografías del proceso de exhumación en la fosa de La Pedraja, en Burgos. “Era muy grande, salieron 135 esqueletos en dos exhumaciones. Documenté las fases, grabé entrevistas a familiares de personas asesinadas…”, explica. Estaba dando por acabado el trabajo cuando, de casualidad, la historia tomó un giro inesperado: cuando el equipo de las exhumaciones estaba recogiendo, apareció una persona del pueblo de Bañuelos de la Bureba diciendo que allí se encontraba el maestro de su pueblo, Antoni Benaiges.

Bernal se puso a buscar información a través de la red, pero lo único que encontró era una pequeña publicación de un blog de México. “Aquel texto hablaba de un maestro que había sido asesinado los primeros días de la Guerra Civil, que se encontraba en la fosa de La Pedraja y que había prometido a los niños de la escuela de aquel pueblo de montaña que aquel invierno los llevaría a ver el mar por primera vez cerca de su pueblo natal, en Tarragona”.

Precisamente allí, en su localidad natal, sus familiares todavía conservan algunas copias de uno de los cuadernos más emblemáticos que se produjeron en aquella escuela: El mar, la visión de unos niños que no lo han visto nunca. “Aquello era una perla, toda una declaración de intenciones, un cuaderno donde el alumnado de esta escuela de Bañuelos de Bureba se expresaba libremente alrededor de la idea de cómo imaginaban que sería el mar y cómo sería la experiencia de verlo por primera vez”, rememora Bernal.

“El maestro dice que iremos a bañarnos, yo digo que no voy a ir porque tengo miedo que me voy a ahogar”, escribía la alumna Lucía Carranza al respecto de la promesa. “El mar será muy grande. Yo no lo sé porque no he estado allá. También será muy ancho y tampoco sé si es ancho o no lo es”, dudaba Natividad Hernáez. “En el mar habrá más agua que toda la tierra que yo he visto. El agua estará muy caliente. En las orillas debe ser piedra, porque si no se lo tenía que llevar”, se aventuraba Severino Díez… “Se trataba de un ejercicio de imaginación y de toma de la palabra excepcional”, resume el documentalista. Pero aquel sueño se truncó porque llegó el alzamiento, la detención, la tortura y la ejecución de este maestro.

Anton, un joven maestro comprometido con la transformación social

Antoni Benaiges fue un maestro catalán nacido en 1903 en el pueblo de Mont-Roig del Camp (Tarragona). Antes de ser maestro, y a pesar de que toda su familia se dedicaba a oficios relacionados con el mundo de la educación y la pedagogía, él hizo de campesino, coyuntura que le facilitó contar con una perspectiva bastante clara alrededor de la problemática asociada a la distribución de la riqueza así como de las desigualdades existentes en aquel momento.

En el año 1928 empezó a estudiar en la Normal de Barcelona, acabando finalmente en 1934 como maestro en aquella escuela rural situada cerca de Burgos. “Bañuelos era un pueblo casi sin carreteras y sin gas, electricidad y agua corriente de poco más de doscientos habitantes y donde todo el mundo se dedicaba al cultivo del cereal. Contaba, eso sí, con una escuela, una pequeña escuela donde llegó destinado el maestro Benaiges”, explica Bernal. Previamente a su llegada a este pequeño pueblo, Benaiges había sido destinado a la localidad catalana de Vilanova i la Geltrú, lugar donde conoció las técnicas Freinet.

Estos postulados pedagógicos partían de la base de confiar plenamente en las posibilidades de cada uno de los niños y de las niñas y darles la palabra. El alumnado construyó un trabajo cooperativo dentro del aula alrededor de la imprenta escolar, fabricando un diario escolar y unos cuadernos de forma periódica que se intercambiaban con otros pueblos donde también se estaban poniendo en práctica experiencias educativas parecidas. “A través de estos cuadernos los niños y las niñas explicaban su día a día, trabajaban el espíritu crítico al escribir aquello que veían y preguntarse el porqué de cualquier duda o acontecimiento que estuviera ocurriendo en el pueblo: quién era la persona más mayor, cómo se había muerto la burra del vecino, quién era la persona más pobre y la más rica, y así un largo etcétera” afirma Sergi.

Benaiges fue un maestro, en definitiva, que llevó la esperanza y el progreso a esta pequeña localidad de Burgos: “Este maestro no solo llevó la imprenta, el gramófono y la modernidad sino que también llevó el progreso, significó un perfil de persona muy avanzada a sus tiempos”. Pero a raíz de esta toma de la palabra por parte de su alumnado empezando a rondar por el pueblo haciendo preguntas, cuestionándose el porqué de las cosas y tratando de analizar los motivos que generaban las profundas desigualdades sociales existentes, se encendieron las alarmas entre la gente con más poder tanto de esta localidad como de su alrededor. Unas alarmas que ya habían empezado a sonar prácticamente desde la llegada de Benaiges al pueblo ya que “lo primero que hizo nada más pisar la escuela —asegura Bernal— fue pintarla y sacarle el crucifijo, algo que no estuvo bien visto ya que este pueblo era muy católico y, además, los caciques contaban con mucha fuerza”.

Antoni Benaiges

Dar la palabra y la voz al alumnado

“Todo aquello que queda de Antoni Benaiges se conserva en una caja de cartón. Es poco. Unas fotos en blanco y negro y unos cuadernos antiguos impresos de forma rudimentaria y que la familia guarda desde hace muchos años”, escribe Francesc Escribano en el libro Antoni Benaiges. El maestro que prometió el mar (Desenterrando lo silencio), una obra escrita conjuntamente con Sergi Bernal, Francisco Ferrándiz y Queralt Solé que sirve para homenajear a este maestro. Más allá de la vertiente emocional que supone tener estos pequeños recuerdos, los autores destacan la vertiente pedagógica que supuso trabajar en el aula a través de la imprenta y la expresión libre del alumnado.

Al pedagogo francés Célestin Freinet se añadían otros referentes que ayudaron a poner en práctica desde las escuelas “los nuevos ideales de ciudadanía que llegaron con la proclamación de la Segunda República”: María Montessori, Ferrer i Guàrdia y Adolphe Ferrière… Pero las técnicas propuestas por Freinet tales como la asamblea, el texto libre, la correspondencia interescolar y el uso de la imprenta ayudaban a construir una relación entre la escuela y el entorno que permitía la entrada de la vida real dentro del espacio del aula. Gracias a esta práctica, el alumnado de esta escuela se convirtió en cronista de la vida del pueblo: además de hacerse preguntas y averiguar cosas, a través de estas publicaciones se compartían también refranes, canciones populares y observaciones meteorológicas.

De este modo, ya no estaban encerrados dentro de las cuatro paredes de la clase donde debían de empezar a recitar los mismos temas repetitivos y memorísticos sino que la clase se llenaba de experiencias de vida. De hecho, se ve en los escritos del maestro Benaiges que el cuaderno y el periódico no suponían un fin sino un medio, “porque vamos al sentido profundo de la libertad. Sentido vital. El papel rayado es pauta. La pauta es conducción. O lo que es igual, dejarse llevar. (…) El niño, para ser educado, necesita camino libre, trazarse por sí mismo la trayectoria de sus actividades. ¿Que con papel sin rayar el niño escribe torcido? Mejor. Un motivo más para mejorarse yendo derecho. Dejémosle”.

La propuesta de maestros como Benaiges era que la educación básica se extendiera, que no estuviera reservada solamente para la gente que valía para hacer una carrera lejos del pueblo sino para todo el mundo y hacer sentir al alumnado que tenía una responsabilidad. “Una manera de construir ciudadanía, donde poder defender su pueblo y dignificarlo. Una educación donde todo el mundo tuviera dignidad, supiera expresarse, escribir y comunicar. En definitiva: hacer ciudadanía del futuro, eso sí, con valores republicanos”, concluye Bernal. Todavía hoy son muchos quienes se consideran herederos de estas propuestas pedagógicas e incorporan algunas de estas técnicas a la hora de trabajar dentro del aula, y también en espacios menos institucionalizados.

El Retratista: un antídoto frente a los discursos de odio

Desde este encuentro inesperado con el caso del maestro Benaiges, a lo largo de estos más de diez años que Sergi Bernal lleva investigando la vida de este maestro, la red de personas que han ido vinculándose alrededor del proyecto ha sido muy fecunda y extensa. “Se generó una red muy grande de colaboradores que compartían con nosotros hallazgos que hacían en archivos, bibliotecas y a través del boca a boca”, expone Bernal. El proceso de investigación que realizó el documentalista sobre este maestro le llevó en un momento dado a México, junto a Alberto Bougleux, director del documental El Retratista, un homenaje visual realizado en la antigua escuela del maestro Freinet exiliado Patricio Redondo.

México supuso un lugar clave para entender todo el proceso seguido después del exilio por un número importante de maestros y maestras republicanos, los cuales pusieron en marcha escuelas en sus nuevos países de acogida, como es el caso de José de Tapia o Patricio Redondo. El equipo documentalista supo de la existencia de la Escuela Experimental Freinet de San Andrés Tuxtla situada en Veracruz (México), en funcionamiento desde el año 1940, donde a día de hoy se siguen utilizando técnicas Freinet. Allí vieron cómo el profesorado de la escuela mexicana homenajeaba a maestros republicanos como Antoni Benaiges, una historia que lograba conectar con el joven alumnado y acercaba la memoria histórica. “Hace de gancho para entender todo lo que supuso la llegada de estos maestros y el motivo por el cual la gente del bando fascista centró una parte importante de su represión contra el magisterio”. Y es que, continúa apuntando Bernal, “tenían muy claro lo que significaban los maestros y quisieron romper con estas ideas, porque eran la punta de lanza del estado republicano y laico en estos pueblos y la vía de entrada hacia la modernidad y el progreso; y esto, a ciertos sectores, no les gustaba lo más mínimo”.

El proceso de investigación, por lo tanto, no quiso solo tratar de explicar quién era este maestro tan emblemático, sino que también simbolizara un ejercicio de memoria democrática antifascista. Al respecto, afirma Bernal que “cuando nosotros íbamos a las fuentes oficiales, como por ejemplo al Archivo General de la Administración, solo encontrábamos cosas negativas referentes al maestro Benaiges”. Se refiere a que en el expediente de depuración del maestro “se podía leer que el alcalde, el cura-párraco y los vecinos dicen que el comportamiento de este maestro era antipatriótico, antisocial y mal visto por todo el mundo y, por consiguiente, baja definitiva y en el escalafón y separación definitiva de su plaza de maestro”. Por eso ellos trataron de recordar su trabajo positivamente, y poner en valor la importancia de aquello que inició en esta pequeña localidad de Bañuelos de Bureba.

Divulgar la memoria democrática es, también, un antídoto frente al fascismo y frente a los discursos de odio que actualmente continúan extendiéndose por todas partes. En este proceso de recuperación de la historia del maestro Antoni Benaiges, Bernal trata de enfatizar no solo su vertiente pedagógica sino también su lado activista: “No se puede hablar de Antoni Benaiges solamente por la cuestión educativa, este maestro no tuvo la oportunidad de envejecer porque lo asesinaron. Por lo tanto, este es un tema que entronca directamente con la recuperación de la memoria histórica y antifascista. Hay que dar a conocer historias reales de vida de la gente que fue asesinada durante este periodo tan oscuro”.

Un objetivo que, en opinión de Bernal, se ha cumplido en gran parte. “La historia de Benaiges ya se conoce y ya hemos puesto nuestro grano de arena para dignificar su papel y para poder hacer este ejercicio de memoria democrática”, valora. Al fin y al cabo, añade, la del maestro republicano es una historia que emociona porque entronca con vivencias personales propias: “Todo el mundo hemos tenido un maestro o una maestra que nos ha marcado, que nos ha hecho sentirnos importantes, que nos ha descubierto algo maravilloso. Pues Antoni Benaiges era un poco esto, un maestro muy vinculado a su trabajo y que trató de construir conciencia a su alumnado”. Un trabajo y una militancia que pagó con su vida, y que le impidió cumplir su promesa: llevar a su alumnado a ver el mar por primera vez.

Tomado de: El Salto

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