(VIDEO) Contra la seudo cultura, un documental de autor

Con la cultura universal contemporánea convive un sector de público etiquetado entre pasillos y bambalinas como: “seudo cultura”. Su existencia, comportamiento, permanencias y maneras de socializar se deben en buena medida, a la equivocada política de difusión de ciertos medios de comunicación que favorecen corrientes –también seudo culturales- en detrimento de otras que son esenciales para la conformación de un gusto estético. Estas propuestas de valor efímero persisten por su bondad de complacer a los patrocinadores que pagan por audiencia y no por contenidos. Esta política irresponsable construye para el público una oferta limitada, diseñada para un espectador que asume  de manera pasiva estos contenidos presuponiendo que: “lo que nos oferta los medios de comunicación es bueno”.

Dentro de esta gama de contenidos mediocres destacan las historias de amor sabor a miel en películas y telenovelas para desconectar, los programas del corazón en sus más variadas fórmulas televisivas, los espacios desarrollados en el plató donde el publico pasa de ser receptor para ser protagonistas o los reality show cuya puesta en escena se desarrollan en un permanente encierro y lo que vale como fenómeno televisivo es el comportamiento vulgar, de confrontación, de palabras obscenas que no contribuye al fortalecimiento cívico y culto de la sociedad generando actitudes clonadas, que llegan a ser referentes para los jóvenes. Estas repetidas fórmulas televisivas, delatan un agotamiento creativo de las televisoras que hacen permanentes concesiones bajo un único objetivo: recibir el financiamiento de sus patrocinadores.

En estos moldes preestablecidos no cabe el riesgo conceptual o estético. Desde la perspectiva de los códigos de referencia culturales, son un obstáculo para que obras de arte que se desmarcan de estos moldes y apelan a lo renovador, atrevido o vanguardista puedan ser aceptadas y entendidas por ese sector de la sociedad.
Si reflexionamos este tema desde el espectro del cine documental, la ruta es más aguda. Los canales por cables o en abierto suelen trasmitir reiteradas series de corte ecológico medioambiental o temas de historia que distan mucho de la profundidad y el rigor, sin dejar de mencionar la ausencia de una propuesta estética que remueva esos arraigados “modos de hacer”. Los circuitos de festivales de cine son espacios idóneos para ponerse al día en cuanto a temas o abordajes estéticos de este género cinematográfico, pero los públicos que asisten a estos circuitos son limitados, estos eventos no cuentan con la necesaria cobertura informativa y en muchos de los casos las obras premiadas no logran insertarse en la parrilla de programación o son ubicadas en horarios de baja audiencia con una frecuencia que dista mucho de ser el deseado dentro del entorno de los documentalistas.

En una pasada edición del Festival de cine documental Documentamadrid, el jurado se ha desmarcado de esta arrolladora corriente y lo ha hecho al otorgarle al documental De función (2006) del realizador español Jorge Tur, el Segundo Premio en la categoría de cortometrajes, Certamen Nacional.

Esta obra, podría ser víctima de los insultos de este público. “Es un filme muy aburrido… la cámara no se mueve… no tiene música para entretenerme”. Imagino cuantos adjetivos podrían incorporarse a esta pequeña lista. Lo cierto es que este documental resulta osado pues el mundo que conocemos es el de las funerarias desde afuera, desde la corona de flores que acompañan al féretro o el desagradable cotilleo que suele estar acompañado de miradas inquisitivas o la sincera despedida de un amigo ante un familiar.

Con De función, nos podremos adentrar en tan solo 28 minutos al otro lado de este recinto que puede ser cualquiera, eso sí: tras bambalinas.
El abordaje de realización de este trabajo resulta osado para estos tiempos, obra que defino como: “Estética de la sobriedad visual”. Uno de los retos que plantea este tema es el modo de realización; su director, Jorge Tur, ha tenido la deferencia de comentarme este punto de la siguiente manera: “En el documental actúan como son ellos mismos. No planteé una puesta en situación, en escena. Estuvimos allí alrededor de cuatro meses y grabamos unas 17 horas. Esto nos dio tiempo a que ellos se acostumbraran y a que la realidad nos diera los momentos que podemos ver en el documental. Eso sí, tenemos que tener claro que ellos sabían que había un equipo filmándoles, no estábamos escondidos nunca, al revés, estábamos de frente y con un equipo de cuatro personas. Por tanto tenían la posibilidad de mostrar la imagen que quisieran de sí mismos. Nosotros, después en el montaje, ya decidiríamos qué incluir y qué no”.

Este modo de construir el filme podría resultar polémico desde la perspectiva de la autenticidad de los protagonistas, pero el proceso de trabajar con ellos un largo tiempo y a su vez que los trabajadores de la funeraria se familiaricen con la presencia del equipo de realización, contribuye a fortalecer el concepto de autenticidad.

Asumir una mirada fílmica desde la estática de la cámara en tiempos en los que priman los múltiples ángulos y desbordados posicionamientos, constituye una osadía que algún crítico cinematográfico podría acuñar como: “onda retro”. La mirada de Adolfo Estrada, -director de fotografía de este equipo- apostó por los ángulos menos repetidos, los más inusitados, los que usted no espera demarcándose de todo flujo estético en el que cabe la aceptación del otro público.

El enriquecimiento y autenticidad de esta propuesta se ve reforzada por el sonido directo que busca profundizar en la raíz de esta historia, un espacio que nos resulta insospechado y en el que solemos caer en el limbo del estereotipo. Ese papel lo juega muy bien Mayra Ortiz, realizadora de sonido que nos devela el diálogo cotidiano, el trasiego de cajas lustrosas, el repiqueteo del martillo que apunta hacia el fin de una labor o el sonido de la mecánica de un ascensor que lleva el final de una vida. Sonidos que nos descubren ese íntimo espacio que podría ser trascendente y resulta cotidiano.

La estructura de la obra es muy acertada, un discurso narrativo que transita por la continuidad cronológica, la limpieza de la imagen, la apertura de ángulos a todos los públicos, incluso para ese al que me refería al principio.

“Participamos” del ajetreo de coronas y flores, del bregar de la limpieza o la rutina de vestir y preparar féretros para el ritual o el pasar de camillas y cajas que dinamizan una labor casi diaria. No falta en esta obra el toque de humor que lo resuelve muy bien su realizador con escenas de vivencias personales o reflexiones jocosas sobre la propia muerte. De función nos devela el desenfado, el oficio, la profesionalidad y el respeto de personas que trabajan con la muerte, que conviven con el dolor del otro haciendo de su trabajo un oficio a respetar.

El final de la puesta cinematográfica es de los que se prestan para las múltiples lecturas: la del fin de un día de trabajo, la muerte como expresión de símbolo e incluso sobre su materialidad. Esta secuencia a pesar de su simpleza es muy ilustrativa: dos empleados de la funeraria que echan en unos contenedores de basura las coronas que se usaron en el día.

Este no es un documental que le rinda culto a los efectos especiales. El camino estético escogido por su realizador se justifica por la naturaleza del tema. Los consumidores de la cultura postmoderna podrían rechazar esta obra. La sobriedad visual no es ausencia de nueva estética, es estética en si misma. El documental, por su capacidad de movilidad y la virtud de hacer sin grandes estructuras de producción, permite realizar una obra que trascienda lo reporteril para pasar a la escala de obra de arte. Ese es el don de este filme tejido como manos artesanas.

Sinopsis

En una funeraria la muerte es algo que puede llegar a ser cotidiano y rutinario. También es el espacio donde tiene lugar una puesta en escena.

Ficha técnica

Título: De función

País: España

Año de producción: 2006

Duración: 28 minutos

Formato original: mini DV

Formato de exhibición: Betacam SP PAL

Versión original: español

Dirección y  montaje: Jorge Tur Moltó        

Guión: Jorge Tur Moltó, Mayra Ortiz Nieves, Adolfo Estrada Varga y Rodrigo Na

Producción: Rodrigo Nascimento

Dirección de fotografía: Adolfo Estrada Vargas

Sonido directo y diseño de sonido: Mayra Ortiz Nieves

Productor ejecutivo  distribuidor: Master en Teoría y Práctica del Documental Creativo, Televisió de Catalunya

www.documentalcreativo.edu.es

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