Foto tomada de las redes sociales.
Diseccionar la foto hasta en los más profundos resortes sociológicos. Analizar los vericuetos de este ángulo y las razones de este plano. Una foto tomada por la urgencia de dejar una huella. Por la impostergable necesidad de cimentar la vapuleada memoria.
Reescribir las múltiples lecturas que esta tiene desde la globalidad de estos tiempos. Desgranar los pulsos, los tonos y las palabras que habitan en este cuadro fotográfico tomado en Madrid.
Ver esta foto es escuchar el grito de la desesperación, de la anulada palabra. Siento el leve e irritante sonido de su espalda arrastrada por el pavimento de una ciudad en quiebra. Percibo desde esta altura lo desencajado de su ropa y el rostro herido que tiene ante sí, ha encapuchados postmodernos “defensores de la ley y el orden”.
Una foto de dos lecturas. En una aparece una mujer empeñada en detener el inmoral desahucio de Verónica. En la otra, cinco policías de las Unidades de Intervención Policial la rodean. Tres la arrastran cobardemente para entorpecer la legítima voluntad de hacer cumplir el sagrado derecho a tener una vivienda.
En esta foto habitan la cobardía y el terror uniformado. En este espacio confluyen los gritos ensordecedores, las amenazas de un estado inmoral y el repetido cerco contra una sociedad cada vez más reprimida. En este recuadro de valor documental, confluyen gestualidades obscenas y lacayas. Poses de gladiador dispuestos a rematar a la “presa”. A llevarla hacia alguna parte, para florecer la escena con manos quebradoras de huesos.
Bajo los cuerpos de estos descerebrados del orden está aplastada la decencia. En los vértices de este cuadro cerrado transpiran con fuerza la palabra llana, el acento engrandecido y la voz de una mujer anónima. Una mujer sin apellido mediático que se aferra a defender lo justo. Ella soporta el dolor que es nada, cuando la dignidad es pisoteada por la furia de los emisarios del miedo.
Ante usted yo me inclino.
*Editor del blog: www.cinereverso.org
