Tras los apuntes

El camino de la desobediencia

Por Jesús Dueñas Becerra

El camino de la desobediencia, del poeta, narrador y psicólogo bayamés Evelio Traba, es el título de la biografía novelada de Carlos Manuel de Céspedes (1819-1874), el Padre de la Patria, publicado por la editorial madrileña Traba (Colección Raíces), y prologado por el doctor Eusebio Leal Spengler (1942-2020), historiador de La Habana, quien tuviera la proverbial gentileza de obsequiarme esa joya de la literatura histórico-social cubana.

En dicho volumen, el autor realiza una exhaustiva investigación historiográfica e histórica, cuyos hallazgos le facilitan hilvanar los hilos que tejen la azarosa existencia de quien fuera el primer presidente de la República de Cuba en Armas, depuesto por los «roedores de la inteligencia y el talento ajenos», como los calificara el genio martiano, y que se hallaban ocultos en las filas del Ejercito Libertador que combatía contra las tropas españolas.

Traba (¡psicólogo al fin!) mezcla realidad y fantasía para ofrecernos —desde una óptica objetivo-subjetiva por excelencia— no solo al adinerado hacendado y abogado de profesión, que abandonó fama y riqueza, para entregarse en cuerpo, mente y alma a la lucha por romper el cordón umbilical que unía la mayor isla de las Antillas a la metrópoli hispana, sino también al ser humano con virtudes, defectos, debilidades, inconsistencias y necesidades de todo tipo (incluidas las psicosexuales, que satisfacía como suelen hacerlo los jóvenes de su edad).

Don Carlos Manuel de Céspedes amaba con pasión la libertad de Cuba, así como a las mujeres, con quienes tuvo relaciones íntimas cada vez que se le presentaba la ocasión. Algo muy natural en un hombre durante la adolescencia, juventud y adultez, que Traba no oculta con el marcado objetivo de desacralizar la imagen que algunos estudiosos de la vida y la obra del prócer independentista pretenden ofrecerles a quienes se interesan por conocer la verdadera dimensión humana de quien protagonizara el Grito de Yara; sublevación armada que iniciara la Guerra de los 10 años contra la metrópoli europea.

Ahora bien, Traba va mucho más allá y refleja en ese texto las opiniones emitidas por los detractores de Carlos Manuel de Céspedes, así como los juicios negativos y los errores que supuestamente cometiera  durante el lapso en que ocupó la primera magistratura de un país en guerra contra el enemigo peninsular.

Por otra parte, el vate, escritor y profesional de la ciencia del espíritu revisita los pintorescos lugares de la ciudad de Bayamo, donde discurrió la niñez, adolescencia y juventud de este hombre excepcional que murió vilmente asesinado por los soldados ibéricos en la finca San Lorenzo, donde lo habían confinado, y probablemente, traicionado y abandonado por quienes —cual fieras al acecho en la oscuridad de la noche— allanaron el camino para arrebatarle la presidencia, y en consecuencia, compensar mezquinos beneficios de índole personal o de tipo sectario.

Un párrafo aparte merece la predilección manifestada desde la más temprana infancia y adolescencia por Carlos Manuel de Céspedes hacia las culturas europea y oriental; avidez cognoscitiva y espiritual que le aguijoneó la mente y el alma y lo conminó a emprender un largo viaje por España, París, Londres, Grecia y Turquía; periplo que lo puso en contacto con las disímiles formas de pensar, sentir y actuar de los habitantes de las naciones por él visitadas.

Un aspecto que no debe quedar fuera de esta reseña es la relación sui generis que estableció con su padre, quien era un furibundo defensor de los intereses de la Madre Patria en la Perla del Caribe. No obstante, ello no fue óbice alguno para que sintiera por el viejo Don Chucho (como se le conocía en Bayamo) una gran admiración y respeto, mezclados con un gran cariño y afecto hacia quien, junto a su venerada progenitora, le había dado el ser. Con la madre y los hermanos entabló un sólido vínculo afectivo-espiritual, al igual que con quiera fuera su esposa y madre de sus hijos mayores, que solo Tanatos (la muerte en el vocabulario psicoanalítico ortodoxo) pudo interrumpir, pero no destruir

Finalizo con unas elocuentes palabras del doctor Eusebio Leal Spengler, que hago mías por el impacto emocional que me causara la lectura serena y reflexiva de El camino de la desobediencia:

No puedo negar [escribe uno de los mejores oradores de Iberoamérica] que un sobrecogimiento me ha hecho detenerme en varias oportunidades cuando, rasgado el velo de lo conveniente, enmascarado tantas veces en el discurso de la prudencia, la novela nos traslada al escenario de las contradicciones y desavenencias, así como al drama homérico del héroe, cuya amplia cultura y comprensión del mundo —y en particular de su tierra— lo llevaron, por su propio y temprano atrevimiento, a convertirse en el perfecto desobediente que fue [es y será, agregaría yo].

Tomado de: Cubaliteraria

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Antonio Gramsci. Cartas precarcelarias (1909-1926) Antología

Autor: Antonio Gramsci

Traducción, selección e introducción de Héctor Rodríguez de la O.

Los escritos de Antonio Gramsci (1891-1937) siguen abriendo caminos y afinando la mirada de nuestro pensamiento político, de la evolución de la izquierda en el siglo XX y de la renovación del marxismo. La presente edición busca ampliar el conocimiento de su vida y su obra en nuestro idioma con una selección de cartas escritas entre 1909 y 1926, años que preceden a su encarcelamiento. Las cartas aquí reunidas, muchas traducidas por primera vez, recorren etapas fundamentales; desde el joven estudiante en Cagliari y Turín, pasando por el desarrollo de su actividad política y periodística como promotor y combatiente en las luchas socialistas, impulsor de asociaciones pedagógicas y consejos de fábrica, así como editor y fundador de L’Ordine Nuovo y L’Unità, hasta su etapa internacional; primero en Rusia, como representante del PCI en la Internacional y donde conocerá a su compañera Julia Schucht, para después, en Viena, gracias a una labor intensa de creación de consenso, afianzarse como dirigente comunista. El diálogo que entabla con familiares, amigos, adversarios políticos, compañeros de partido y líderes soviéticos nos permite conocer de primera mano sus inquietudes vitales, su visión estratégica de la política y el modo en que se encarnaron su firme voluntad y compromiso como intelectual y político.

“De este modo me apasioné por la vida, por la lucha, por la clase obrera. Pero cuántas veces me pregunté si unirse a una masa era posible cuando no se había querido nunca a nadie, ni siquiera a los propios parientes; si era posible amar a una colectividad si a uno no lo amaban profundamente algunas criaturas humanas. ¿No tendría esto consecuencias en mi vida de militante? ¿No habría esterilizado y reducido a un puro hecho intelectual, a un puro cálculo matemático, mi calidad de revolucionario?” Carta a Julia Schucht, 6 de marzo de 1924.

Antonio Gramsci (Ales, Cerdeña, 1891-Roma, 1937) ha sido uno de los mayores renovadores del pensamiento marxista del siglo XX. En Turín, donde estudió filología, se vinculó a los círculos obreros, escribió críticas de teatro y se convirtió en el principal teórico del movimiento de los consejos de fábrica (1919-1920). En esa época innovó radicalmente el lenguaje político en la revista L’Ordine Nuovo. Desde 1922 a 1926 fue activista destacado del núcleo dirigente del Partido Comunista Italiano y analista excepcional de la “cuestión meridional”. Detenido y encarcelado por el fascismo mussoliniano, pasó diez años enfermo en distintas prisiones de Italia en las que escribió los Cuadernos de la cárcel (1929-1935). Pensó la política comunista como ética colectiva del pueblo y acuñó o dio una forma nueva a conceptos que han pasado a formar parte del lenguaje político de la ciudadanía democrática de este fin de siglo: hegemonía, sociedad civil, nacional-popular, revolución pasiva, filosofía de la praxis, transformismo de los intelectuales, intelectual colectivo, reforma moral e intelectual, etc. A pesar de su carácter fragmentario, la obra de Gramsci ha influido durante décadas en la cultura alternativa de los cinco continentes.

Héctor Rodríguez de la O. Traductor y poeta. Estudió Letras Españolas en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y Literatura Italiana, Traducción y Literatura Comparada en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha publicado recientemente con la editorial independiente Garabatos / I Lumi, el volumen de poesía Abel y con la UNAM-CEPHCIS el ensayo Porque parece barroco lo real. Un estudio comparado entre Daniel Sada y Carlo Emilio Gadda. Actualmente es lector de Lengua Española y Cultura Mexicana en la Universidad de Bolonia.

Tomado de: Editorial Catarata

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Migrando por el cine marroquí

Autora: Lidia Peralta García

Marruecos es uno de los países con mayor tasa migratoria del mundo. Se estima que unos 3 millones de marroquíes viven en el extranjero.

Desde los primeros movimientos internos del campo a la ciudad en la década de los 50, el cine marroquí de la post-independencia ha sido testigo y acompañante de los grandes hitos de los siglos XX y XXI: las migraciones económicas, la búsqueda de un espacio de libertad personal, el fenómeno de la patera, la vida en el extranjero o la vuelta a casa. Pero también de movimientos de carácter histórico menos mediatizados, como los derivados de la presencia colonial en el país vecino, el éxodo de los judeo-marroquíes a Palestina o la participación de los exóticos en la Segunda Guerra Mundial.

Migrando por el cine marroquí propone un circuito a través de los mitos, las metáforas y la mentalidad de los migrantes tal y como los cineastas marroquíes los contemplan a través de sus películas.

Tomado de: Fragua

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La experiencia del cine de Lucrecia Martel

Autora: Natalia Christofoletti Barrenha

La importancia de esta obra radica en llenar un vacío en nuestros estudios sobre cine y traer al público un análisis detallado de la filmografía y el proceso de creación de Lucrecia Martel, cineasta argentina que con cada película gana mayor proyección en el medio cinematográfico mundial, dada su calidad artística, tan reconocida y premiada.

Natalia Christofoletti Barrenha. Doctorado y Magíster en Multimedia de la Universidad Estadual de Campinas (UNICAMP), con el apoyo de la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Educación Superior – CAPES. Realizó una investigación postdoctoral en el Programa de Posgrado en Teoría e Historia de la Literatura, también en la UNICAMP y con el apoyo de CAPES, habiendo pasado un período como investigadora visitante en KU Leuven con una beca del Grupo Coimbra. Autora de los libros La experiencia del cine de Lucrecia Martel: Residuos de tiempo y sonidos junto a la piscina (Alameda Editorial y Fapesp, 2014. Traducción al español: Prometeo, 2020) y Espaços em Conflicto. Ensayos sobre la ciudad en el cine argentino contemporáneo (Intermeios, 2019). Entre 2017 y 2020 fue codirectora de Imagofagia, revista de la Asociación Argentina de Estudios sobre Cine y Audiovisual – AsAECA. Creadora, curadora y productora de espectáculos audiovisuales en Buena Onda Producciones (2014-2019), también se desempeñó como Partnership Manager para el London Indian Film Festival (2020).

Tomado de: Prometeo Editorial

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Palabra de cineasta. Citas, ocurrencias y píldoras de sabiduría

Autora: Jamie Thompson Stern

No ha habido santo, ni papa, ni general, ni sultán que tuviera el poder de un director de cine: el poder de hablarles a millones de personas durante dos horas en la oscuridad. Frank Capra lo tenía claro al pronunciar estas palabras: el poder y la habilidad de los profesionales del cine para influir en las masas son ilimitados.

Palabra de cineasta es un colorido compendio de citas de los más influyentes y elocuentes creadores del séptimo arte que, combinados como quien empareja a los invitados de una cena, saben dar espectáculo, se desafían, se piropean unos a otros y desenmascaran con lucidez todos y cada uno de los pasos del proceso cinematográfico.

Esta colección de máximas y reflexiones deleitará a profesionales y a amantes del cine por igual y se convertirá en el regalo perfecto para cualquiera que alguna vez haya soñado con gritar la palabra ¡acción! o que siempre esté esperando el momento en que las luces se apaguen y suba el telón.

Jamie Thompson Stern, formada en literatura inglesa, ha trabajado en la industria cinematográfica como editora, escritora y asesora de guiones.

Tomado de: Editorial Gustavo Gili

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Breve diccionario de feminismo

Editoras: Rosa Cobo Bedía, Beatriz Ranea

Este diccionario coral e intergeneracional, en el que participan muchas de las figuras señeras del feminismo en España y América Latina, recoge más de ochenta entradas con los conceptos más importantes de la teoría y movimiento feministas que han cristalizado a lo largo de sus tres siglos de historia. Desde sus orígenes en los albores de la modernidad al feminismo de la “cuarta ola”, la teoría feminista ha construido un marco interpretativo con gran capacidad explicativa para dar cuenta de la desventaja social de las mujeres, ensanchado los límites civiles y políticos de las democracias, visibilizando aquellas cuestiones políticas y existenciales reprimidas e introduciéndolas en el debate público. Los conceptos elegidos reflejan un corpus teórico diverso, complejo y transdisciplinar, y expresan sus amplios debates, luchas y reivindicaciones contra las desigualdades, discriminaciones y violencias sufridas por razón de género. Un diccionario para todos los públicos que muestra también la presencia del feminismo en el ámbito académico y universitario, en los medios de comunicación o en los movimientos militantes, aportando referencias complementarias para ampliar su comprensión. Con él se pretende dar cuenta, de forma rigurosa y pedagógica, de la riqueza del feminismo como pensamiento crítico y herramienta transformadora, mostrando que no hay teoría crítica sin luchas políticas ni luchas políticas sin teoría crítica.

Rosa Cobo Bedía. Doctora en Ciencias Políticas y Sociología, profesora titular de Sociología en la Universidad de A Coruña y directora de Atlánticas. Revista Internacional de Estudios Feministas de la misma universidad. Directora académica del máster online Igualdad y Equidad en el Desarrollo (en cooperación con la Universitat de Vic). Cabe destacar algunos de sus libros: Fundamentos del patriarcado modernoJean Jacques Rousseau (Cátedra, 1995), Interculturalidad, feminismo y educación (Los Libros de la Catarata, 2006), Educar en la ciudadanía. Perspectivas feministas (Los Libros de la Catarata, 2008) y Hacia una nueva política sexual (Los Libros de la Catarata, 2011). Sus últimos libros publicados son La imaginación feminista. Debates y transformaciones disciplinares (Los Libros de la Catarata, 2019), junto a Beatriz Ranea, Breve diccionario de feminismo (Los Libros de la Catarata, 2020) y Pornografía. El placer del poder (Ediciones B, 2020).

Beatriz  Ranea Doctora en Sociología y Antropología por la Universidad Complutense de Madrid y máster Erasmus Mundus en Estudios de las Mujeres y de Género por la University of Hull (Reino Unido) y la Universidad de Granada. Es profesora asociada en la Universidad Complutense de Madrid, docente en el curso Historia de la teoría feminista de la Universidade da Coruña y en posgrados de varias universidades. Editora del libro Feminismos. Antología de textos feministas para uso de las generaciones más jóvenes, y las que no lo son tanto (Catarata, 2019) y, junto a Rosa Cobo del Breve diccionario de feminismo (Catarata, 2020).

Tomado de: Catarata

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Cambio de régimen, mentiras y películas de video

Por Rosa Miriam Elizalde

Veinte años de mentiras de Washington, pero sólo 10 días bastaron a los talibanes para tomar el control de Afganistán. El remate lo ha hecho Joe Biden al hilvanar una excusa patética, otra vez mentirosa: Nuestra misión en Afganistán no era construir una nación, ni crear una democracia unida. Nuestro único interés nacional en Afganistán ha sido y sigue siendo prevenir un ataque terrorista en Estados Unidos.

¿Quién le cree? The Washington Post compiló hace año y medio unas 2 mil páginas de notas de más de 400 entrevistas con militares, diplomáticos, cooperantes y oficiales afganos. Creían que ofrecían testimonio en condición de anonimato y hablaron hasta por los codos de los errores del ejército estadunidense y del engaño deliberado a la población de ese país (y al mundo) para sostener a toda costa el proyecto de cambio de régimen en Afganistán. Lecciones aprendidas, llamaron a esta inusual papelería.

Cada dato fue alterado para presentar el mejor cuadro posible… Las encuestas, por ejemplo, eran totalmente poco fiables, pero reforzaban la idea de que todo lo que hacíamos era lo correcto, afirmó Bob Crowley, el coronel que ejerció de consejero de contrainsurgencia entre 2013 y 2014. El ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld, arquitecto del Ejército Ciberespacial de EU, añadió: No tengo ningún tipo de visibilidad sobre quiénes son los malos.

Más de 800 mil efectivos estadunidenses fueron desplegados en Afganistán desde 2001. El Departamento de Defensa ha reconocido 2 mil 443 bajas y unos 20 mil 589 heridos. Esta institución militar, junto al Departamento de Estado y la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid), sin incluir otros entes como la CIA o el Departamento de Asuntos de Veteranos, desde 2001 han gastado 2.26 billones de dólares, según estimaciones del proyecto Costos humanos y presupuestarios de la guerra contra el terrorismo, de la Universidad Brown, de Rhode Island.

El proyecto Costos de la guerra también estima que han muerto 241 mil afganos como resultado directo de la intervención militar. Estas cifras no incluyen muertes por enfermedades, pérdida de acceso a alimentos, agua, infraestructura y otras consecuencias indirectas de la guerra.

Imposible obviar las similitudes de estos datos con los planes de cambio de régimen en Cuba y las continuas amenazas de los políticos de Florida. Cerca de 250 millones de dólares de fondos federales han invertido en las últimas dos décadas agencias federales estadunidenses para el cambio de régimen en la isla. Hay que aclarar que esos son los caudales públicos, documentados por el Cuba Money Project, del investigador Tracey Eaton. Nadie sabe cuánto dinero ha viajado por los canales clandestinos y secretos, mientras la intervención militar siempre es una opción sobre la mesa para los senadores Marco Rubio y Robert Menéndez, y la congresista María Elvira Salazar, por citar a los que encabezan el ala del fundamentalismo anticubano en Washington.

Además del cambio de régimen y el dinero, lo que une la historia imperial de EU con Afganistán y Cuba son las películas de video. Las que hemos visto en estos días por las redes se parecen a la que narró y vivió el escritor Eduardo Galeano. El uruguayo era miembro del tribunal internacional que juzgó en Estocolmo (1981) la invasión soviética en Afganistán.

Según la explicación oficial, la invasión quería defender al gobierno laico que estaba intentando modernizar el país. Nunca olvidaré el momento culminante de aquellas sesiones, escribió Galeano. Un alto jefe religioso, representante de los fundamentalistas islámicos, dio una larga disertación llena de rabia anticomunista. El freedom fighter del gobierno de EU –ahora terrorista–, tronó: ¡Los comunistas han deshonrado a nuestras hijas! ¡Les han enseñado a leer y a escribir!

Creo que Galeano estaría de acuerdo conmigo en que el grito de aquel señor podía ser intercambiado por los que emiten, un día sí y otro también, los legisladores de la cruzada contra Cuba en Washington.

Tomado de: La Jornada

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Imaginarios y figuras del cine de la postransición

Autor: José Luis Sánchez Noriega

El cine español durante los gobiernos socialistas de las dos últimas décadas del XX se caracteriza por la fuerte crisis con la reducción del número de películas, la disminción de espectadores y el cierre de salas en un primer momento. Las nuevas regulaciones y mecanismos de subvención (ley Miró) y la consiguiente caída de la producción, el acceso de nuevas generaciones de cineastas, los cambios en la exhibición con el vídeo doméstico y las nuevas ventanas de las cadenas de televisión, el cine hecho por mujeres, la renovación de los géneros, el aumento del público a finales de los noventa, la emergencia de nuevos temas y preocupaciones sociales, las sensibilidades de la primera generación nacida en democracia, etc. son algunos de los factores y cuestiones a tener en cuenta en este período del cine y de la sociedad española de recuperación de las libertades, construcción de la democracia y consolidación de derechos sociales. Complementario del trabajo de análisis de películas desarrollado en Trayectorias, ciclos y miradas del cine español (1982-1996) (Barcelona, Laertes, 2017), se ofrecen aquí una quincena de estudios que trazan caminos para un mayor conocimiento del período. Se hace hincapié en el cambio de los noventa con un público más receptivo hacia las rupturas y sensibilidades de los nuevos cineastas, desde las aportaciones de las mujeres tras la cámara (Coixet, Bollaín, Chus Gutiérrez, etc.) al cine más popular de Álex de la Iglesia o Santiago Segura, pasando por los creadores más singulares (Villaronga, Bigas Luna, Medem, Guerin). También tienen su lugar aproximaciones a los temas y conflictos contemporáneos, a las fuentes narrativas, a las reformulaciones de los géneros y a los roles de los personajes de mujeres que figuran en las ficciones españolas de esos años.

José Luis Sánchez Noriega (Cantabria, 1957) es crítico de cine y televisión en revistas especializadas, donde ha publicado diferentes ensayos de análisis cultural. Ha escrito los libros La mirada oblicua (Madre Tierra, Madrid, 1993), Cine en Cantabria (Ediciones Tantín, Santander, 1994), Industrias de la conciencia y cultura de la satisfacción (Ediciones HOAC, Madrid, 1995) y Desde que los Lumière filmaron a los obreros (Madre Tierra, Madrid, 1996).

Tomado de: Laertes

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Cuando el beisbol se parece al cine

Por Norberto Codina

“Al otro lado de ese maíz filmamos una película que resistió la prueba del tiempo. Esta noche (…) este es nuestro campo de sueños (…) Hoy tenemos a los líderes de la División Central de la Liga Americana (White Sox) contra los poderosos Yankees, suerte para todos, que se diviertan”.

Palabras de Kevin Costner antes de comenzar el juego de beisbol

Con este título, Cuando el beisbol se parece al cine, Ediciones ICAIC acaba de publicar mi libro más reciente que, por los avatares de la pandemia, se demoró un buen tiempo en el poligráfico Enrique Núñez Rodríguez de Santa Clara y que por fin en fecha muy próxima debe estar a disposición de los lectores. Este libro es un acercamiento calidoscópico a la relación de beisbol, cultura e identidad, tema que sobre el que, quienes me conocen, saben he trabajado durante años, presente en varios de mis títulos anteriores y que ha dado lugar a artículos y crónicas diversas.

A mi entender ―por demás parcial y comprometido como es natural―, este volumen de casi 400 páginas (era de más, pero normas poligráficas lo limitaron) me complace en su resultado final, con una edición, maquetación, diseño y cubierta que agradezco, debido al interés de Mercy Ruiz y su equipo. Junto a ellos quiero resaltar a dos amigos, el experimentado editor Daniel García Santos y el destacado pintor Reynerio Tamayo, quien nos regalara una excelente cubierta hecha expresamente para esta edición. Agradecimientos a los que deseo agregar a los obreros de la imprenta que lleva la impronta de un apasionado de la pelota como fue Enrique, con el que compartí su admiración por Miñoso, sus memorias beisboleras de Quemado de Güines y el Bronx, y hasta una visita al estadio de El Cerro, donde gracias a él nos sentamos como príncipes en el palco detrás de home.

Que un autor se detenga a hablar de su obra, más tratándose de un texto que aún no ha circulado, es poco usual, para no decir que puede calificarse de impropio o inmodesto. Pero la necesidad de compartir una anécdota ocurrida en estos días, que hace justicia al presente título y nos recuerda aquel axioma de “cómo la realidad puede copiar a la ficción”, me lleva a escribir estas líneas, por demás un buen pretexto para la promoción del libro.

El pasado jueves 12 de agosto de 2021 se celebró un juego del calendario de las Grandes Ligas norteamericanas que tuvo un significado especial. Treinta y dos años después de ser el intérprete de la popular película Field of Dreams (Campo de sueños), Kevin Costner esta vez no fue el actor principal, sin embargo, sí fue parte del elenco que estuvo en el estadio que, construido como justicia poética para la ocasión y colindante al escenario original del filme en los maizales de Iowa, acogió un juego entre los míticos Yankees de Nueva Yorky los White Sox de Chicago, estos últimos protagonistas recreados en el largometraje mencionado. Y, como tenía que ser, los White Sox ganaron, con final “de película”, pues tras su rivales irse arriba con un par de jonrones en el principio del noveno, los de Chicago, como homenaje a la saga fílmica, los dejaron al campo con otro cuadrangular al final de esa espectacular entrada. El juego, inspirado en la cinematografía, resultó un emotivo duelo de vuelacercas. Hubo ocho en total. Haciendo justicia a esa frase tan de los campos criollos, de que “la metió en el maíz”.

Como se recuerda en las páginas de este libro, Campo de sueños ―dirigida por Phil Alden Robinson y protagonizada por Kevin Costner― fue nominada en 1989 a los Óscar como mejor película y obtuvo otras dos nominaciones: mejor guion adaptado y mejor banda sonora, con un amplio reconocimiento de crítica y público. Una curiosidad es que Burt Lancaster actuó por última vez en su carrera en esta producción.

Allí se narra la historia de un hombre que es víctima de influencias suprasensoriales que le llevan a construir un campo de pelota en medio de su granja y al concluirlo surgen de los maizales los ocho jugadores de los llamados “medias negras”, como fueron satanizados los Medias Blancas tras ser implicados en el affaire de vender la Serie Mundial de 1919.

Pedro Rafael Cruz, Crucito, periodista deportivo de larga data, me regaló estas otras notas que igual aparecieron en mi libro y que por su interés ahora reproduzco de nuevo: “Pero el tema de estas líneas será Kevin Costner. Usted puede estar de acuerdo o no con su carrera artística, pero de lo que no hay dudas es que el actor tiene en su haber las, para mí, mejores y más serias películas sobre el beisbol. Pelotero de buen nivel él mismo, Costner se preocupa en extremo de que los participantes en sus filmes jueguen pelota de verdad. (…) Campo de sueños es un profundo y sólido llamado a que no se pierda el placer de jugar, algo que el excesivo comercialismo está matando…”.

El encuentro en cuestión es el primero que las Grandes Ligas celebra en el estado de Iowa en toda su historia, como emotivo homenaje a la recordada película. Inspirada en Shoeless Joe (Descalzo Joe), narración “realista mágica” del escritor canadiense W. P. Kinsella, la novela se hizo más popular debido a la adaptación cinematográfica. Alguien escribió, con imaginación y fundamento esotérico consecuente con el argumento, que los personajes de la misma estuvieron, junto al granjero Ray Kinsella (que no por accidente comparte apellido con el autor), el escritor Terence Mann (otro soñador que acompaña la misma fantasía) y Shoeless Joe Jackson (pelotero legendario muy querido por el ya fallecido padre de Ray), muy presentes ese jueves, junto a Costner y a los jugadores de ambos equipos.

Al final de la película el consagrado actor James Earl Jones, que personifica a Mann, pronuncia estas palabras que sintetizan el espíritu de la película: “Hay una sola cosa que ha sido constante a través de los años, el beisbol. América ha pasado aplastando como una infantería de maquinarias pesadas, ha sido borrada como si fuera una pizarra, reedificada y borrada de nuevo, pero el beisbol ha marcado los tiempos. Este juego es parte de nuestro pasado y nuestra historia. Nos recuerda todo lo que una vez fue bueno y que puede volver a serlo otra vez. ¡Oh!, la gente vendrá, Ray. La gente definitivamente vendrá”. Más de tres décadas después esa profecía cobró cuerpo y, una vez más, la realidad copió a la ficción.

Tomado de: Cubacine

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Tina Modotti en la voz de un libro

Por Patricia María Guerra Soriano @Patri99_Guerra

La lluvia rasga la imparcialidad acostumbrada de cada domingo. Es monótona y necia y trae una humedad insoportable que cala los huesos. El ambiente resulta pegajoso, y mientras miro a través de la ventana lo único distinguible es el muro que nos separa del patio aledaño. Esta agua persistente e impositiva que no se alimenta de regodeos y te dice, por lo claro, que no podrás salir; o sí, pero asumirás las consecuencias de empaparte.

Estos días también son necesarios. Te encuentran un refugio interno y te liberas a pensar o a escribir, sobre todo para lo que no tuviste tiempo, porque había sol y otras prioridades. La lluvia, a veces, te mima y más si es domingo, o te entristece. Todo depende de nuestro estado de ánimo y a donde queramos viajar con las asociaciones de sentidos, olores y recuerdos, como escribía el poeta libanés Kahlil Gibran: “La apariencia de las cosas variarán según las emociones, y así vemos magia y belleza en ellas, pero en realidad, la magia y belleza están en nosotros”.

Puede que estas líneas parezcan entronizar la importancia de reconocernos solos, interiorizándonos cuando la lluvia cae; mas, en realidad abordan un libro: Tina Modotti. Mucho más que un cuerpo desnudo, de Reina de la Caridad Torres Pérez, Licenciada en Filosofía, diplomada en Periodismo y Máster en Desarrollo Social Comunitario.

Tina también fue tan persistente como el aguacero de hoy y la autora avileña intenta demostrarlo en un texto de 112 páginas, publicado en 2018 por la editorial Pablo de la Torriente Brau. En 74 de esos pliegos teje la historia de la “reconocida y no tan conocida” italiana.

Escribe en las Confesiones al lector: “Lo que aquí presento trata de esbozar un análisis histórico filosófico de la personalidad de Tina, a partir del entramado de su propia vida y los contextos en los que tuvo que desarrollarse, sin la intención de biografiarla (…) pretendo para acceder a su trayectoria como fotógrafa de lente agudo y sensible, rescatar una obra, relegada casi siempre a segundos planos y priorizar la figura de esta luchadora social y la libertad con que defendió su condición de mujer”.

Tina Modotti… es un libro disfrutable que guía la lectura por la ruta de cuatro capítulos: “Una mujer y su época”, “Pasión transgresora desde el arte”, “Las fotografías, alas de un fusil” y “Tina es mucho más”. Al final, “Tina en otros lentes” y “Tina tras el lente”, dan forma a dos repositorios de fotografías. El primero, donde posa para las cámaras o el pincel de quienes la legaron convertida en arte; y el segundo, sus propias obras, “Símbolos de la Revolución”, “Manos de lavandera”, “Manos con pala”, “Madre e hijo”.

Hija, inmigrante, obrera, modelo, actriz, amante, fotógrafa y comunista. Hablar y escribir sobre Tina implica referirse a todas esas facetas; un reto que asume Reina de la Caridad a pesar de centrarse en su labor fotográfica, “tema que en nuestro país ha sido menos abordado”.

“La convicción —escribe la autora— de alguien que respeta y ama lo que hace y que no está dispuesta a pactar con el facilismo que ha seducido a otros”, encuentra esencia en una fotografía revolucionaria dentro del contexto social del momento.

La lluvia no cesa, y ahora parece más fuerte. De nuevo recuerdo a Tina y a este libro que la cuenta y la descifra tras su vocación de fotógrafa y su rebeldía interior. Es como la lluvia que no amaina, sin importar los prejuicios de una sociedad que la señalaba “por vivir bajo el mismo techo con un hombre que no era su marido, ni su hermano”, por salir a la calle “después de las ocho de la noche, por compartir la mesa en lugares públicos con varios varones”, por “tener la costumbre de bañarse desnuda en la azotea de su casa cuando llovía”.

No hay en el volumen un estricto orden cronológico de hechos. Lo importante es relatar a Tina; en la actualidad, la mujer fotógrafa mejor cotizada del mundo, quien “puso en blanco y negro los conflictos y esperanzas o desesperanzas de la gente que la rodeaba, sobre todo de las capas más humildes”, un componente esencial en su estética, desarrollado por iniciativa propia y no por las enseñanzas de uno de sus mentores y pareja, Edward Weston.

Aunque la narrativa de Reina Torres no es prolija en rebuscamientos, prevalece en ella una adjetivación que, por momentos, tiende a “almibarar” la escritura. No obstante, el propósito de la autora se concreta al exponer la vida de Tina desde su inclinación por la fotografía y mostrarla -—como la describió Pablo Neruda— hecha “de abeja, sombra, fuego, nieve, silencio, espuma, de acero, línea, polen”.

Una existencia compleja que se apagó repentinamente cuando contaba 45 años. Ahora que de pronto la lluvia termina interrumpida por algo de sol, vuelvo a recordarla.

Tomado de: Cubaperiodistas

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