Textos prestados

Eso que llaman “periodismo”

Contra la neutralidad. Tras los pasos de John Reed, Ryzard Kapuscinsky, Edgar Snow, Rodolfo Walsh y Robert Capa (Editorial Península, 2011)

Por Fernando Buen Abad Domínguez

Cada día más mediocre, más corrupto y más servil eso que llaman “periodismo”, en las empresas mercantilizadoras de “noticias” o “información”, constituye hoy una de las maquinarias de guerra ideológica capitalistas más degeneradas… Su degeneración es su fracaso y al mismo tiempo su delación. Se delata su definición a partir de su función distorsiva y lo que debiera servir para orientar a la sociedad es, en realidad, un negocio para desorientar.

No es lo mismo “periodismo” que mercadeo de noticias. Aunque se ha instalado la idea perversa de que sólo lo que vende diarios es información, y con ello se han creado cátedras, carreras, posgrados y especialidades… aunque reine en la cabeza de muchos la idea de que “periodismo” es el arte mercenario de vender la pluma al mejor postor… aunque impere el criterio peregrino de que un periodista es mercader de confiabilidad… y, aunque se machaque con la falacia de que el periodismo es el arte demagógico la “objetividad” burguesa… lo cierto es que lo que llaman y practican como “periodismo” en las empresas de periódicos es una mercancía más sometida a las peores leyes del capitalismo. Lo saben bien los trabajadores.

Los hechos que genera la vida social, económicos, políticos, artísticos, culturales… a partir de su motor histórico que es la lucha de clases, no pueden ser privatizados por maniobra comercial alguna, aunque esta sea capaz de convertirlos, según sus intereses, en “información” o “noticia”. Los hechos cotidianos (ocurran cuando ocurran) producto de las relaciones sociales, hasta hoy divididas en clases, además de requerir registros y análisis científicos, exigen capacidad de relato clarificante, creativo y emancipador, para contribuir a elevar el nivel de la conciencia colectiva incluso en la resolución de problemas individuales. La terea de producir análisis e información periodística además de ser parxis ética cotidiana, debe ser trabajo organizador para la transformación del mundo. Así lo ejerció el propio John Reed.

En las empresas que han hecho de la información una mercancía caprichosa y desleal con la verdad, el trabajo de los “periodistas” ha sido deformado hasta la ignominia de la esclavitud del pensamiento y la explotación de personas obligadas a traicionar la conciencia (individual y colectiva) sobre la realidad. Se vive diariamente un desfalco informativo en contra de todo sentido común y se humilla la inteligencia de los trabajadores de la información sometiéndolos a principios y fines empresariales cada día más mediocres, corruptos y mafiosos. La Sociedad Interamericana de Prensa conoce bien esta historia.

En las escuelas hay no pocas tendencias empeñadas en “formar” mano de obra barata, mansa y a-crítica dispuesta a tragarse, con disfraz academicista, las condiciones laborales más aberrantes a cambio de ilusiones de fama burguesa, prestigio de mercachifles y, desde luego, rentabilidad de cómplices muy creativos a la hora de inivisibilizar las verdades más duras, criminalizar a quienes luchan por emanciparse y asegurar las ventas de los “informativos”. Títulos universitarios de “periodista” amancebados con el capitalismo y sus odios, así sea necesario mentir, calumniar o matar. Así sea necesario auspiciar golpes de estado o magnicidios. Los hemos visto y los vemos a diario. Para la tele, para la web, para la radio… para los impresos.

Dignificar el trabajo del “periodista” es un reto social enorme que no se resuelve sólo de manera “gremialista”, ni sólo con “educación de excelencia”, ni sólo con “buena voluntad”. Se trata de una profesión, un oficio y una tarea política… atascada en el pantano de la guerra ideológica y la guerra mediática burguesa. Dignificar la definición y la función de periodista comprende factores muy diversos que parten de la base concreta de luchar contra el trabajo alienado y contra las condiciones de insalubridad ideológica extrema en que, bajo el capitalismo, se desarrolla. Dignificar el trabajo periodístico implica emprender, a diario, una revolución de conciencia y acción que devuelvan a la producción informativa su alma socialista y su poder como herramienta emancipadora de conciencias… implica pues devolver al “periodismo” sus brújulas y sus responsabilidades en el camino de la revolución.

Eso implica exigencias programáticas, organizativas y disciplinarias cuya base es la lucha de clases y cuya praxis debe andar al lado de las luchas emancipadoras de la clase trabajadora. Ya basta de que cualquier payaso capaz de publicar, bajo cualquier método y medio, sus canalladas se haga llamar “periodista” a costa de degenerar la verdad que es de todos. Frenarlos en seco implica desarrollo científico y político para conquistar un poder profesional y militante capaz de ponerse al servicio de la clase que emancipará a la humanidad. Ese es su lugar mejor. Eso implica impulsar escuelas nuevas, estilos nuevos, sintaxis, comunicación y conciencia revolucionarios. Eso implica impulsar generaciones nuevas de trabajadores del periodismo emancipados de la lógica del mercado informativo. Nada menos.

Ahora que estamos asqueados por la desfachatez y la impunidad con que exhiben sus canalladas omnipresentemente los amos y sus siervos “periodísticos”, hay que fortalecernos para combatirlos. Ahora que la náusea nos sacude y la irracionalidad del mercado informativo se vuelve comando golpista y magnicida, en todo el mundo, es preciso organizarnos de manera democrática, plural y combativa. Ahora que se despliegan las acometidas más feroces de las mafias comerciales que venden “diarios” contra la verdad de los pueblos en lucha y contra sus logros más caros… nosotros requerimos la unidad y la acción organizada y desde abajo como causa ética suprema. Ahora que se alían las mafias mediáticas y forman su ejército de “periodistas” para bombardearnos con misiles de injurias y mentira… nosotros debemos hacer del “periodismo” un frente riguroso en sus principios y adaptable en su organización para sumarnos abiertamente a todas las fuerzas de la comunicación emancipadora donde se propicie colaboración revolucionaria irrestricta. Al menos. Así, eso que llaman “periodismo” dejará de ser, muy pronto, reducto de farsantes mercenarios enfermos consuetudinarios de la mentira para convertirse, de una vez por todas, en herramienta creativa de la verdad al servicio de la Revolución. Y ya hay muchos trabajadores que avanzan en esa ruta. A diario.

Tomado de: https://www.telesurtv.net

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Una película de Cuba

Fondo de Fomento del Cine Cubano

Por Rebeca Chávez

La ciencia y el arte se alimentan de los conflictos y no de la complacencia. Si hiciera falta un ejemplo, un retrato de este país que ahora se nos revela en su multiplicidad, no habría mejor imagen que todo el universo que rodea, coincide y contextualiza las acciones contra el virus SARS-COV-2. Voluntad política y participación activa, responsable y comprometida. Suma de individualidades desde esferas y saberes diferentes en una articulación creativa, ha sido posible porque antes había un desarrollo acumulado, unido a un clima espiritual, a una atmósfera de respeto en cada uno, y eso se percibe en los intercambios que vemos cada semana.

Recuerdo que Alfredo Guevara decía (y hablaba del cine) que «desde el papel que le toque al Estado dirigir el trabajo no es mandar, dirigir es ayudar, es contribuir a que sea realizable».

Entonces es posible imaginar a estos científicos en situaciones, escenas y secuencias tan parecidas a las que vive un creador que intenta imaginar una nueva situación, cierto estremecimiento de crear que pueden ser medicamentos, vacunas, fórmulas curativas o películas, todas obras que hacen nacer otra realidad… Una película, no importa de quién, no es esencial, lo trascendente es hacer renacer el cine cubano, sin dejar a un lado que el ideal es renovar y reorganizar todo el eco-sistema-cine. Para que exista una película es imprescindible analizar, en esta nueva perspectiva de producción, el eje promoción-exhibición-distribución.

El tiempo no va a perdonar la distracción en la real puesta en marcha de todas las acciones necesarias para este ambicioso y desafiante proyecto cultural. La convocatoria del Fondo de Fomento abrió esas «nuevas oportunidades de construcción del cine cubano y estrecha la relación de las instituciones con los creadores», tal como precisa el Decreto Ley 373/2019 del creador audiovisual y cinematográfico independiente.

No se trata de coexistir exclusivamente como formas de producción diversas. Implica interconexión, interrelación donde el Fondo es una primera pieza. Creo que es algo más que una relación financiera, es la gestión de nuevos filmes en una alianza entre lo cultural y económico, sin que una suplante a la otra. La base de despegue está, existe, los 67 proyectos recibidos son alentadores. Hay 39 en la modalidad de Escritura de guion, 18 en la modalidad de Desarrollo de largometrajes y diez en la modalidad de Posproducción de largometraje. Sobresale un alto número de jóvenes y mujeres, 24 de los 67 aplicantes son menores de 35 años.

Buscan y proponen asuntos que toman en cuenta franjas de intereses tan amplias como edades, raza, sexo, religiones. No hay límites para crear, escribir, inventar, falsear y poner a circular cualquier idea. Será ahí que se darán enfrentamientos conceptuales, estéticos y políticos que pueden decidir el destino de una película. ¿Prevalecerá la idea de concebir cada una de ellas como cine cubano?

Cuando se revisa el listado de filmes de cualquier época, es evidente que ningún creador pudo (tampoco quiso) sustraerse, virar la cara al proceso social que se estaba escenificando en su entorno particular (y está aún) y en toda la cartografía cubana.

¿Los problemas que se le plantean a un creador son solo artísticos? Este dilema ha estado presente siempre. Quizá el desafío artístico es el problema más intenso que tiene ante sí un cineasta, y es también el conflicto que tiene que resolver, porque en las historias a contar –ficción o documental– se acentuarán y revelarán sus creencias y posicionamientos. El filme de ficción o documental no tiene que limitarse a problemas artísticos. Es más, es mucho más.

En 1926 escribe José Carlos Mariátegui: Los futuristas rusos se han adherido al comunismo, los futuristas italianos se han adherido al fascismo. ¿Se quiere mejor demostración histórica de que los artistas no pueden sustraerse a la gravitación política?

Las obras que van a nacer ahora lo harán en el ya sabido entorno social traumático, cambiante y complejo cubano que se ha agudizado con la pandemia, donde coinciden varios escenarios de crisis en medio de un proceso de vitales modificaciones estructurales. La trama principal, confrontación ciencia vs. virus que aún se vive, está acompañada por escenarios de corrupción, indiferencia, egoísmo, entrega y sacrificio en un drama tan abarcador y complejo que no pasará de largo para los escritores, cineastas ni dramaturgos.

Entonces me pregunto, ¿por qué Vicente Huidobro «pretende» que el arte sea independiente de la política?

Tomado de: http://www.granma.cu

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Salvador Allende, a cincuenta años de su victoria

Foto El Desconcierto

Por Atilio Borón

Hay fechas que marcan hitos imborrables en la historia de Nuestra América. El 4 de septiembre, es uno de esos días. Como el 1º de enero de 1959, triunfo de la Revolución Cubana; o el 13 de abril del 2002, cuando el pueblo venezolano salió a las calles y reinstaló en el Palacio de Miraflores a un Hugo Chávez prisionero de los golpistas; o el 17 de octubre de 1945, cuando las masas populares argentinas lograron la liberación del Coronel Perón y comenzaban a escribir una nueva página en la historia nacional. La de hoy, objeto de este escrito, se encuadra en esa selecta categoría de acontecimientos épicos de Latinoamérica. En 1970 Salvador Allende se imponía en las elecciones presidenciales chilenas, obteniendo la primera minoría y derrotando al candidato de la derecha, Jorge Alessandri y relegando al tercer lugar a Radomiro Tomic, de la Democracia Cristiana.

La de 1970 fue la cuarta elección presidencial en la cual competía Allende: en 1952 había hecho su primera incursión cosechando poco más del 5 por ciento de los sufragios, muy lejos del ganador, Carlos Ibáñez del Campo, que se alzó con casi el 47 por ciento de los votos. No se desalentó y en 1958 como candidato del FRAP, el Frente de Acción Popular, una alianza de los partidos socialista y comunista recibe el 29 por ciento de los votos y estuvo cerca de arrebatarle el triunfo a Jorge Alessandri, que recibió el 32 por ciento de los sufragios. Ya en ese momento comenzaron a sonar todos los timbres de alarma en el Departamento de Estado como lo prueba el tráfico creciente de memoranda y telegramas relacionados con Allende y el futuro de Chile que saturaba los canales de comunicación entre Santiago y Washington. El triunfo de la Revolución Cubana proyectó al FRAP como una inesperada amenaza no sólo para Chile sino para la región porque Salvador Allende aparecía ante los ojos de los altos funcionarios de Washington –la Casa Blanca, el Departamento de Estado y la CIA- como un “extremista de izquierda” no diferente a Fidel Castro y tan lesivo para los intereses de Estados Unidos como el cubano. A medida que se acercaba la fecha de las cruciales elecciones presidenciales de 1964 el involucramiento de Estados Unidos en la política de Chile se acentuó exponencialmente. Informes previos de varias misiones que visitaron ese país coincidían en que existía en la opinión pública una preocupante ambivalencia: una cierta admiración por el “modo americano de vida” y reconocimiento del papel cumplido por las empresas de Estados Unidos radicadas en Chile. Pero al mismo tiempo notaban, debajo de esta aparente simpatía, una hostilidad latente que, unida a la marcada popularidad que gozaban Fidel Castro y la Revolución Cubana, podría embarcar al país sudamericano por una senda revolucionaria que Washington no estaba dispuesto a tolerar. Por eso el apoyo a la candidatura de la Democracia Cristiana fue descarado, torrencial y multifacético. No sólo en términos financieros (para apoyar a la campaña de Eduardo Frei) sino también diplomáticos, culturales y comunicacionales, apelando a los peores ardides de la propaganda para estigmatizar a Allende y el FRAP y ensalzar al futuro gobierno demócrata cristiano como una esperanzadora “Revolución en Libertad”, por contraposición al tan odiado (por Washington, obvio) proceso revolucionario cubano.

Un memorándum enviado por Gordon Chase a Mc.George Bundy, Consejero de Seguridad Nacional del presidente Lyndon B. Johnson y fechado el 19 de Marzo de 1964, revela la intranquilidad que despertaba en Washington la próxima elección presidencial chilena. Chase planteaba que en esa coyuntura se abrían cuatro posibles escenarios: a) una derrota de Allende; b) una victoria del candidato del FRAP pero sin lograr la mayoría absoluta, lo cual permitiría maniobrar en el Congreso Pleno para elegir a Frei; c) Allende podría ser derrocado por un golpe militar, pero esto tendría que ocurrir antes que asumiera el gobierno porque después sería mucho más difícil; d) victoria de Allende. Ante esta infortunada contingencia, escribía Chase, “estaríamos en problemas porque nacionalizaría las minas del cobre y se plegaría al bloque soviético buscando ayuda económica” y concluía que “debemos hacer todo lo posible para conseguir que la gente respalde a Frei”. De hecho, es lo que Estados Unidos hizo y se concretó la ansiada victoria de Frei (56 por ciento de los votos) sobre Allende, que pese a la “campaña de terror” de la que fue víctima cosechó un 39 por ciento de los sufragios.

La victoria de la democracia cristiana fue saludada en Washington con gran alivio y como un golpe definitivo no sólo contra Allende y sus compañeros sino como la ratificación del aislamiento continental de la Revolución Cubana. Pero la tan alabada “Revolución en Libertad” terminó en un fracaso rotundo y dejando el Palacio de La Moneda con un saldo de poco más de treinta militantes o manifestantes populares acribillados por las fuerzas de seguridad. Fracaso económico, frustración política, retroceso en la batalla cultural al punto tal que el propio candidato de la continuidad oficialista, Radomiro Tomic, tuvo que saltar al ruedo electoral enarbolando la consigna de una “vía no capitalista al desarrollo” para contrarrestar la creciente adhesión que las propuestas socialistas de la Unidad Popular ejercían sobre el electorado chileno y captar parte de quienes podrían volcarse a favor de la Unidad Popular en la contienda del 4 de septiembre. Pero en este cuarto intento los resultados le sonrieron a Allende, quien pese a la fenomenal campaña de desprestigio y difamaciones lanzada en su contra logró prevalecer, aunque muy ajustadamente, sobre el candidato de la derecha Jorge Alessandri: 36.2 por ciento de los votos contra 34.9 de su contendor. Todo quedaba ahora en manos del Congreso Pleno, porque al no haberse logrado una mayoría absoluta debía expedirse eligiendo entre los dos candidatos que obtuvieron la mayor cantidad de votos. Las alternativas manejadas por Washington eran las que Chase había concebido para la elección anterior, y con el triunfo de Allende ahora sólo quedaban dos cartas sobre la mesa: el golpe militar preventivo, de ahí el asesinato del general constitucionalista René Schneider, o manipular a los legisladores del Congreso Pleno (apelando a la persuasión y, en caso de que ésta no arrojase buenos resultados, al soborno y la extorsión) para que rompieran la tradición y designaran a Alessandri como presidente. Ambos planes fracasaron y el 4 de noviembre de 1970 el candidato de la Unidad Popular asumía la presidencia de la república. Se consagraba, así como el primer presidente marxista elegido en el marco de la democracia burguesa y el primero en intentar avanzar en la construcción del socialismo mediante una vía pacífica, proyecto que fue violentamente saboteado y destruido por el imperialismo y sus peones locales.

Pese a estos enormes obstáculos el inacabado gobierno de Allende abrió una brecha que luego, treinta años más tarde, otros comenzarían a transitar. Era un gobierno asediado desde antes de ingresar a La Moneda, debiendo enfrentar un ataque brutal de “la embajada” y sus infames aliados locales: toda la derecha, la vieja y la nueva (la Democracia Cristiana), las corporaciones empresariales, las grandes empresas y sus medios de comunicación, la jerarquía eclesiástica y un sector de las capas medias, víctimas indefensas ante un terrorismo mediático que no tenía precedentes en Latinoamérica. Pese a ello pudo avanzar significativamente en el fortalecimiento de la intervención estatal y la planificación de la economía. Logró estatizar el cobre mediante una ley aprobada casi sin oposición en el Congreso poniendo fin al fenomenal saqueo que practicaban las empresas estadounidenses con el consentimiento de los gobiernos precedentes. Por ejemplo, con una inversión inicial de unos 30 millones de dólares al cabo de 42 años la Anaconda y la Kennecott remitieron al exterior utilidades superiores a los 4.000 millones de dólares. ¡Un escándalo! También puso bajo control estatal al carbón, el salitre y el hierro, recuperando la estratégica acería de Huachipato; aceleró la reforma agraria otorgando tierras a unos 200.000 campesinos en casi 4.500 predios y nacionalizó la casi la totalidad del sistema financiero, la banca privada y los seguros, adquiriendo en condiciones ventajosas para su país la mayoría accionaria de sus principales componentes. También nacionalizó a la corrupta International Telegraph and Telephone (IT&T), que detentaba el monopolio de las comunicaciones y que antes de la elección de Allende había organizado y financiado, junto a la CIA, una campaña terrorista para frustrar la toma de posesión del presidente socialista. Estas políticas fructificaron en la creación de un “área de propiedad social” en donde las principales empresas que condicionaban el desarrollo económico y social de Chile (como el comercio exterior, la producción y distribución de energía eléctrica; el transporte ferroviario, aéreo y marítimo; las comunicaciones; la producción, refinación y distribución del petróleo y sus derivados; la siderurgia, el cemento, la petroquímica y química pesada, la celulosa y el papel) pasaron a estar controladas o al menos fuertemente reguladas por el estado. Todas estas impresionantes conquistas fueron de la mano de un programa alimentario, donde sobresalía la distribución de medio litro de leche para los niños. Promovió la salud y la educación en todos sus niveles, democratizó el acceso a la universidad y puso en marcha a través de una editorial del estado, Quimantú, un ambicioso programa cultural que se tradujo, entre otras cosas, en la publicación de millones de libros que se distribuían gratuitamente o a precios irrisorios.

Con su obra de gobierno y heroico sacrificio Allende heredó a los pueblos de Nuestra América un legado extraordinario, sin el cual es imposible comprender el camino que a finales del siglo pasado comenzarían a recorrer los pueblos de estas latitudes y que culminara con la derrota del principal proyecto geopolítico y estratégico de Estados Unidos para la región, el ALCA, en Mar del Plata en el año 2005. Allende fue, por lo tanto, el gran precursor del ciclo progresista y de izquierda que conmovió a Latinoamérica a comienzos de este siglo. Fue también un antiimperialista sin fisuras y un amigo incondicional de Fidel, del Che y la Revolución Cubana cuando tal cosa equivalía a un suicidio político y lo convertía carne de cañón para el sicariato mediático teledirigido desde Estados Unidos. Pero Allende, un hombre de una integridad personal y política ejemplares, se sobrepuso a tan adversas condiciones y abrió esa brecha que conduciría a las “grandes alamedas” por donde marcharían las mujeres y hombres libres de Nuestra América, pagando con su vida su lealtad a las grandes banderas del socialismo, la democracia y el antiimperialismo. Hoy, al celebrarse los 50 años de aquella victoria merece que lo recordemos con la gratitud que se les debe a los padres fundadores de la Patria Grande y a quienes inauguraron la nueva etapa que conduce hacia la Segunda y Definitiva Independencia de nuestros pueblos.

Tomado de: https://www.pagina12.com.ar

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Titón y los Grupos de Creación del ICAIC

Tomás Gutiérrez Alea. Uno de los más destacados cineastas en la historia del cine cubano y latinoamericano.

Por Juan Antonio García Borrero

Comparto un fragmento de la biografía todavía inédita de Tomás Gutiérrez Alea.

En víspera de cumplirse treinta años de su existencia, el ICAIC, bajo la dirección de Julio García-Espinosa, ensayó nuevas estrategias de creación con el fin de reinsertarse en aquellos espacios de vanguardia que había ocupado sobre todo en los años sesenta. Si bien la producción se había incrementado, y resultaba alentadora la presencia de nuevos realizadores tras las cámaras, los resultados fílmicos estaban bastante lejos de aquellos que conformaron la llamada “década prodigiosa”.

En los ochenta, la expresión artística encargada de llevar a la esfera pública las principales tensiones que vivía la sociedad de entonces fueron las artes plásticas, gracias a las búsquedas y experimentaciones de artistas como Tomás Sánchez, José Bedia, Flavio Garciandía, Leandro Soto, o Gory, entre otros. Esta voluntad de renovación formal y temática en los predios plásticos, contrastaba de manera notable con esas maneras más bien “amables” de retratar la realidad cubana que estaban presentes en el grueso de las producciones del ICAIC.

A ello habría que sumar el hecho de que el movimiento de cineastas aficionados (con Tomás Piard y Jorge Luis Sánchez a la cabeza), había conseguido consolidarse en el transcurso de esos años (Piard, por ejemplo, filmaría en 1987 Ecos, primer largometraje de ficción producido por el cine amateur en Cuba). También la creación de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños en 1986, y la creación del Taller de Cine de la Asociación Hermanos Saíz el 21 de junio 1987, contribuyeron a que se notase aún más esa suerte de desfasaje entre la tendencia fundamental de la producción del ICAIC en aquellos años y la ríspida textura de la época (ese mismo año el presidente del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba Luis Orlando Domínguez fue enjuiciado y condenado a veinte años de prisión por graves cargos delictivos, por ejemplo). De allí que sea entendible la autocrítica de Julio García-Espinosa por la fecha:

Con todo, es cierto que el cine de ficción no ha logrado estar a la altura de estos años ochenta. Algunas causas son de nuestra entera responsabilidad. Por no contar con la base material necesaria, que nos permitiera un incremento en la producción, se dilataron en exceso las nuevas promociones. Esto afectó el proceso de confrontación necesaria y sistemática entre los realizadores. El posterior crecimiento de la producción tuvo lugar sin variar, en el tiempo indispensable, las condiciones de la producción. No se implantaron con la celeridad debida nuevas y más ágiles vías para la promoción. El clima habitual de debates decayó considerablemente. La atención artística a los proyectos no pudo ser atendida con la misma dedicación que en el pasado. Los nuevos mecanismos económicos se hicieron esperar demasiado.[1]

Para que el ICAIC pudiese recuperar ese protagonismo intelectual que lo hizo célebre internacionalmente en su primera década de existencia, era necesario, como mínimo, una mayor autonomía en el orden institucional, y luego, más interacción interna entre los cineastas, a través de la discusión sistemática de sus ideas y proyectos. El ICAIC, como institución, no había podido escapar de la paulatina burocratización de su razón de ser, y según García-Espinosa,

La respuesta inmediata a estos problemas ha sido la de abrirles un nivel mayor de participación a los cineastas. Así han surgido, en la actualidad, los Grupos de Creación y el Consejo Artístico. Este último, integrado por los propios cineastas, analiza y propone todas aquellas líneas que conforman la política del Cine Cubano. La experiencia de los Grupos o Talleres de Creación recién empieza. Son tres, a los cuales se han incorporado voluntariamente los directores, acordando un responsable y un sustituto para cada uno de ellos. Con estos grupos trabajan estrechamente escritores y productores. A cada grupo se le asigna un número determinado de documentales y largos de ficción a realizar en el año. De ellos depende, en gran medida, que puedan hacer más y mejor. Y esto tendrá consecuencias económicas, tanto para el colectivo como individualmente. La Dirección del organismo sólo aprueba la sinopsis y la primera copia. Los grupos aprueban argumento, guión, selección de actores, primer corte y corte final. La atención artística se hace más consecuente, dado el nivel de producción que asume cada grupo. El trabajo colectivo aumenta. La confrontación se vuelve un hecho orgánico y el debate se rescata de manera irreversible. Por último, las promociones se liberan de todo lo que pueda impedir u obstaculizar el acceso al talento, donde quiera que éste se encuentre, bien entre los profesionales, bien dentro del movimiento de aficionados. Son para nosotros, como decíamos, tiempos de siembra.[2]

Tomás Gutiérrez Alea fue responsable de uno de los tres grupos creados. El suyo estaba integrado por Rolando Díaz, Juan Carlos Tabío, Sergio Giral, Miriam Talavera, Guillermo Torres, Melchor Casals, Constante Diego, y Enrique Colina. Los otros dos estarían dirigidos por Manuel Pérez y Humberto Solás. Titón no creía que este sistema trajese milagros para el cine producido por el ICAIC “pero sí cambios significativos y, lo que es igualmente importante, a corto plazo”.[3] Ese optimismo provenía de su antigua tesis de que, para que existiese un crecimiento en términos cualitativos, antes era necesario garantizar un flujo productivo estable. Por eso, cuando aún faltaban algunos meses para que se hiciera realidad la idea de los Grupos de Creación, no duda en polemizar en una carta privada con Edmundo Desnoes:

Otra cosa: pienso que es una generalización un poco apresurada la que haces de la tendencia fundamental del cine que se está haciendo hoy en Cuba. Estamos en un momento muy particular que no puede ser apreciado sólo por los filmes que se están haciendo sino, sobre todo, por las tendencias que se apuntan. La mayoría de los directores que están trabajando desde hace tres años haciendo su primera película. Es decir, hay una nueva generación que está intentando marcar el paso. La idea ha sido incrementar cuantitativamente la producción de películas como paso necesario para desarrollar una infraestructura que nos permita alcanzar un nivel técnico más alto. Por fuerza, en una producción mayoritariamente de directores nuevos (creo que suman ocho por lo menos), hay mucho de tanteo y aprendizaje. No abunda la osadía, pero confío en que el tiempo está de nuestra parte. En la medida en que vayan adquiriendo mayor dominio del instrumento podrán lanzarse a otras búsquedas. En fin, lo que no se puede decir en términos tan absolutos es que nuestra producción está “dedicada fundamentalmente a fortalecer la historia de la isla y los valores de la Revolución”. Eso siempre será una tendencia, pero no la única importante.[4]

La filosofía de los Grupos de Creación se ajustaba a la visión que Titón tenía, desde los tempranos sesenta, de la industria cinematográfica. En tal sentido, podemos recordar que, en 1966, a propósito del viaje que realizara a Praga, ya había causado en él una excelente impresión el proceso de descentralización que vivía entonces la cinematografía checa, un poco antes de la invasión soviética. Y a su regreso había escrito aquella vez en la revista Cine Cubano:

Aquí, pensamos, no es tiempo todavía de establecer grupos de creación autónomos porque no hay suficientes cuadros ni suficiente madurez en general. Pero pensamos también que algún día ese será el ideal de la producción pues sólo así se llegará a un alto grado de diversidad de puntos de vista y de modos de expresión que enriquecerán notablemente nuestro cine.[5]

Veinte años después, para Titón ese momento de madurez colectiva parecía haber llegado a la cinematografía producida por el ICAIC. No solo se había acumulado abundante experiencia técnica, sino que la sociedad misma parecía más abierta a todo lo que oliese a talento, que casi siempre se identifica con aquello que consigue someter a revisiones incómodas lo que ha pasado a ser rutinario (incluyendo al propio lenguaje cinematográfico).

Sin embargo, Titón tenía claro que llegar a ese momento superior en términos artísticos en modo alguno iba a ser el resultado de la sumatoria mecánica de nuevos factores: al contrario, la confianza ingenua en las inéditas libertades podía implicar una merma del rigor crítico, y de la sutileza expresiva, toda vez que seguía siendo demasiado popular la tendencia a identificar “el realismo artístico” con la crónica de ocasión, más propia del periodismo.

La indiscutible ventaja estaba en ese clima aglutinante, a la par que estimulante, que habría de posibilitar la coexistencia de diversos credos estéticos. Gracias a esa atmósfera podía quedar atrás aquella centralización excesiva que tanto le cuestionara Gutiérrez Alea a Alfredo Guevara, y que al final había arruinado la antigua amistad.

Además, ya resultaba demasiado evidente que el discurso audiovisual del grueso de los cineastas agrupados en el ICAIC iba, por un lado, y la época por otra: para colmo, aquel año se había exhibido en La Habana, como parte de la habitual “Semana de Cine Soviético”, algunas de las producciones más recientes y polémicas de esa cinematografía, como Arrepentimiento y ¿Es fácil ser joven?, generando un gran interés y entusiasmo entre los espectadores. La perestroika y el proceso local de “rectificación de errores” seguían emulando entre sí, pero aquella luna de miel todavía no tenía claro su desenlace.

Notas

[1] Julio García-Espinosa. Dialogando. Revista Cine Cubano Nro. 126, p 5.

[2] Julio García-Espinosa. Dialogando. Revista Cine Cubano Nro. 126, p 5.

[3] Citado por Ambrosio Fornet en Las trampas del oficio, p 74.

[4] Tomás Gutiérrez Alea. Volver sobre mis pasos, pp 272-274.

[5] Tomás Gutiérrez Alea. Notas sueltas sobre un viaje. Revista Cine Cubano Nro. 38, p 39.

Tomado de: https://cinecubanolapupilainsomne.wordpress.com

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En mi país hubo una guerra

Patria, serie de la HBO

Por Arantza Escudero

En mi país hubo una guerra. Las palabras (a veces) construyen realidades, delimitan y dibujan sentidos y expresan dolores antiguos y heridas sin restañar, anhelos de un futuro mejor y sentires colectivos. Los diccionarios no son solamente tratados lingüísticos, sino auténticos ensayos políticos que desvelan la ideología de quienes construyen los relatos sobre los que se edifican cotidianidades y comunidades y memorias colectivas. Es por esto que cómo definamos el pasado de un pueblo condicionará su futuro. En mi país hubo una guerra.

Una guerra es un conflicto bélico sobre un suelo determinado que enfrenta a dos o más bandos por el control del territorio o los recursos del mismo, son las experiencias de quienes las viven, tangencial o directamente implicados, son los silencios que pesan una vez finalizadas, es la exaltación pública de los vencedores y la losa que se impone sobre la memoria de aquellos que han sido derrotados, desterrándola a lo más privado, a la imposibilidad de expresarla en el espacio público, a la vergüenza.

En mi país hubo una guerra. Existen muchas maneras diferentes de nombrar a mi país. Algunos lo llaman Euskadi. Otros País Vasco. Hay quien mira más allá del Bidasoa y dice Euskal Herria. A mí me gusta pensar, como dijo el escritor donostiarra Jose Luis Álvarez, Txillardegi, que mi patria (y la del resto de los euskaldunes) es el euskera, porque me permite anidar en casa en cualquier parte del mundo. En mi país hubo una guerra. No creo que, de ocupación y resistencia, como dicen algunos. Pero sí de maneras diferentes de sentirse vasco, de habitar las siete provincias, de cómo resolver tener un país que vive en dos Estados, de entender quiénes son los vascos, de ideas distintas de comprender el pasado de un pueblo.

El franquismo declaró la guerra a los euskaldunes y al euskera, confinando su identidad y sus sentires a lo más profundo de aldeas remotas escondidas entre el verdor de sus montes, al interior de los caseríos, a solamente las relaciones entre aquellos que no vivían en las ciudades, donde la presencia visiblemente más numerosa que en el ámbito rural de las fuerzas y cuerpos de seguridad del régimen reprimió una lengua, una cultura, una historia, una forma de nombrarse en el mundo.

Mi país es un territorio verde y gris y marrón y azul, diminuto y salpicado de pueblos pequeños, de microrrealidades, que ha conocido el dolor de más de un bando. Desde Madrid resonaban los ecos enfurecidos de voces que gritaban “asesinos”, pero en el interior de Erandio, de Irún, de Zizurkil, de Goizueta, de Tolosa o de Getxo, todos, todo el pueblo, conocía más de un testimonio. Fueron los asesinatos por parte de ETA, de los GAL, del Batallón Vasco-Español, las torturas policiales, el miedo que inspiraba la comisaría de Intxaurrondo y lo que allí se perpetraba, son los miles y miles de kilómetros de viaje de familiares para visitar a quienes estaban (y están) presos, sin entender el porqué de un conflicto del que no participaban, pero que atravesaba su vida. Son las viudas de los muertos llegando a casa años después de la desaparición de sus compañeros con dianas pintadas en la puerta, quienes se afiliaban a partidos políticos para intentar esclarecer por la vía de la palabra un clima enrarecido en el que todo el pueblo sabía a quién apoyabas, quienes descubrían por estar en una determinada lista que necesitaban vivir con escolta o la lógica enloquecida de la justicia española en la lucha antiterrorista que cerraba publicaciones en euskera sin juicio alguno o detenciones exacerbadas. Hubo quien perdió la libertad, otro que perdió una pierna. Hubo muchos que perdieron la vida.

Estos días está en boca de muchos el cartel promocional de la serie Patria, producida y distribuida por HBO, basada en la novela superventas de Fernando Aramburu. En él se muestran dos imágenes. En una, una mujer sostiene el cadáver inerte de su marido bajo la lluvia gris y plomiza. En la otra, un cuerpo maniatado y desnudo sobre el suelo de una comisaría. Las críticas en redes sociales y desde tribunas periodísticas no se han hecho esperar. Equidistantes, amigos de los etarras, se lo merecían.

Sin embargo, hay algo que comparten las dos imágenes. Y es el silencio y la soledad. Aunque la mujer llore y grite, aunque el hombre torturado tenga a sus torturadores detrás charlando, los dos están solos, nadie los oye, ya nadie puede oírlos. El dolor que produce que te roben una vida, la palabra, la dignidad, es un dolor conocido por muchos en mi país. Nuestra historia reciente está repleta de pérdida y de tristeza, porque todavía no se ha producido una gran conversación en la cual los temas sobre la mesa sean la toma en consideración de todas las posturas políticas, la importancia del papel de la memoria. La verdad, la justicia y la reparación, para todos, sin distinciones. El reconocimiento en público al dolor del otro. Por una vida robada, a punta de pistola, por una vida secuestrada en una cárcel a muchos kilómetros de lo que marca la ley. El reconocimiento en público al valor del otro, por afiliarse a un partido político español para trazar un futuro de paz, por abandonar una vida que aniquilaba otras vidas y apostar por construir un país libre, donde las ideas sean discutidas en ágora pública en buena lid, porque no sean ilegales.

Las soflamas desde la comodidad de quien no ha vivido este conflicto, de quien no conoce de primera mano ambas realidades, no solo no ayudan a establecer un escenario en el que la resolución y el recoser heridas sea posible, sino que prescriben soluciones que no son tales, sino silencios dolorosos y enraizados. Tengo la sensación de que debates como el surgido en torno a la promoción de la serie pueden ayudar a esta resolución, a hablar de penas antiguas y de voces acalladas, siempre que, desde las voces que son más escuchadas, se hable desde el cariño y desde el compromiso por un futuro mejor y no desde el intento de apuntarse tantos políticos pueriles.

Muchos pensamos que en mi país hubo una guerra, y que hablar y el encuentro con el otro son los únicos métodos para dejar paso a una nueva etapa que reconozca a todos los que vivieron aquellos años y habitaron esas ciudades, esos pueblos y esos caseríos.

Tomado de: https://www.elsaltodiario.com

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Las Revoluciones de Colores y algunas verdades de Perogrullo… (II)

El lector que esté informado sobre los actuales acontecimientos en Bielorusia, seguramente sentiría justificada sospecha sobre el origen de las técnicas de la revolución no violenta aplicadas en ese país, Foto RT en Español

Por Carlos Luque

El lector que esté informado sobre los actuales acontecimientos en Bielorusia, seguramente sentiría justificada sospecha sobre el origen de las técnicas de la revolución no violenta aplicadas en ese país

Debo disculparme por una pequeña digresión inicial. Muy necesaria, porque la creo sostenida en las evidencias históricas del tema y en las propias de Cuba durante su ya larga resistencia ante la agresión.

Es una cuestión sumamente compleja, a la vez que grave, porque las técnicas de las revoluciones de colores se sostienen en el aprovechamiento de las fronteras difusas.

Por ello, como se verá más adelante, no les importan las ideologías de las huestes que entrenan, ni sus destinos posteriores a la consumación de los hechos.

No les interesa, por lo tanto, afrontar las complejidades similares a la tarea de separar las fronteras de un espectro ideológico, sino unir en un haz único la voluntad contra sus objetivos. Para ese fin utilizan sus símbolos, los colores, los cantos, las sátiras y el humor y la indefinición que no sea la definición de un único objetivo. Y precisamente en explotar lo difuso y caótico, en la dificultad de trazar la frontera intelectual entre la mera rebeldía y la verdadera revolución, y sobre todo de quién es el enemigo, se basan muchas de las técnicas de Gene Sharp y la creatividad de sus ejecutores e ideólogos, aunque su saldo final se sostenga francamente en una meta que, aprovechando la diversidad de un espectro, se llegue a un resultado blanco o negro: lo que importa es defenestrar un sistema incómodo.

Ningún financiamiento del tipo que aquí veremos en su relación con las revoluciones de colores y las técnicas que aplica, es neutral, apolítico, ni éticamente sostenible en relación con las intenciones subversivas de los organismos de fondo que lo otorgan o canalizan si se tiene en cuenta el carácter y el objetivo de su actividad internacional: derrumbar un sistema político en nombre de la democracia.

Pero eso es evidente, y por lo tanto goza de mayor consenso jurídico y moral, cuando las rutas de los dineros son detectables, trazables, ocultas o confesadas. Pero sus objetivos no se pueden ocultar tampoco cuando son canalizados por terceros “legales”, o presuntamente “transparentes” ante la comunidad internacional, o legalizados en la jurisprudencia de una potencia extranjera. Así, adoptan la forma de cursos a “independientes”, becas, agrupación de figuras de pensamiento en plataformas que actúan fuera de las instituciones del país que se trate, o amparados en la “respetabilidad” que pretende basarse en la biografía o los estudios de académicos, investigaciones, etc.

Estos métodos están dirigidos, -y son la “oferta” en un “mercado” presumible-, a una “demanda” líquida, si amorfa y heterogénea mejor (veremos más adelante: NO importan la ideologías!), que saben existente: especialistas, estudiosos, o aspirantes a ello, activistas, jóvenes o no que, o sostienen algunas de las convicciones de los principios del cuerpo de ideas de la “Sociedad Abierta” o que, en algunos casos, y en el mejor de los casos a la vez que en el peor de los casos, son simpatizantes de las izquierdas, o incluso del socialismo, y encuentran en la “oferta” una vía para impulsar sus aspiraciones y carreras, con la racionalización ideológica y psicológica de que no serán desviados, cooptados o puestos en función de acciones o ideas contrarias a sus convicciones, cuando esas convicciones dicen sostenerse en aspiraciones socialistas, libertarias o democráticas. Son los “filones” del “tesoro” existente que pretende explotar, y explotan, las técnicas que en otro texto comentaremos.

Son esas convicciones racionalizadas, cuando son honestas, las utilizadas por algunas de las técnicas de Gene Sharp, CANVAS y las tesis de la Open Society. Creer que, porque en un cónclave un actor se manifiesta “plural”, o adverso a las intenciones o ideologías de otros participantes, ya tienen legitimada su participación ante sus propias conciencias y convicciones es lo que explotan esas técnicas. Porque lo importante y lo que se explota es estar contra “algo” del sistema que desean defenestrar.

Eso se manifiesta en la amplia cobertura que las finanzas de Soros aportan, por múltiples vías “legales”, a centros de estudios, instituciones, tanques pensantes, cónclaves, etc. Y, sobre todo, a ciertos actores cuidadosamente escogidos de las reivindicaciones feministas, ecologistas, sexuales, antirracistas, preferentemente mientras ellas se manifiesten difusamente desvinculadas de un pensamiento indudablemente anticapitalista o contra sistémico.

Por ello, lo más frecuente, y esto es lo que más interesa a los promotores de las tesis de la sociedad “abierta”, es que tales convites o apoyos se basan en ciertos aspectos de la ideología política de sus participantes cuando están enfiladas como críticas, o son abiertamente adversas desde posiciones no institucionales, a cualquier política de sus gobiernos locales. Porque así son subterráneamente funcionales a las soterradas técnicas que van fertilizando y sembrando, sin prisas, pero sin pausas, un estado subjetivo social en que después puedan florecer sus objetivos. Como veremos más adelante una de las técnicas de Sharp es captar a cualquiera que esté en contra de “algo”. Algo: no importa qué. No apoyar, no ser, no estar, esa es la cuestión que interesa a los organizadores de los “revolucionarios”, y las “revoluciones” no violentas. Sino estar, como dice Sharp, y con el CANVAS, en contra de “algo”.

Fin de la digresión.

Con el nombre de Otpor, (resistencia), Srda Popovic, acompañado por un condiscípulo, Slobodan Dinovic, -quien después ocupara la propiedad de las telecomunicaciones serbias-, organizó desde 1998 un movimiento estudiantil que, aplicando las técnicas del manual de Gene Sharp, trabajó activamente, y fue elemento decisivo en la manipulación de las protestas estudiantiles, hasta provocar la salida del poder de Slobodan Milosevic presidente entonces de la República Federal Yugoslava.

Esas acciones fueron de las primeras aplicaciones prácticas exitosas de una variante novedosa de insurrección artificialmente montada sobre manifestaciones originalmente espontáneas, y que más tarde se conocerían como golpes “blandos” o “revolución de colores”, o “primaveras”.

Cuando la investigadora visita la sede de CANVAS, de la organización de Popovic en Belgrado, (el Centro de Acciones y Estrategias No Violentas Aplicadas (Center for Applied Nonviolent Action and Strategies), ya el pequeño organismo había enviado instructores a impartir talleres “en unos cincuenta países, entre ellos Georgia, Ucrania, Bielorrusia, Albania, Rusia, Kirguizistán, Uzbekistán, Líbano y Egipto.” A una pregunta, Popovic respondió que “«Entrenar y formar a activistas es ahora nuestra profesión», y que «La primera lección va sobre cómo crear unidad a través de una visión de futuro potente. Les explico cómo reunir a gente de diferentes perfiles ideológicos alrededor de una causa común para obtener más del 50% de los votos».”

En ese momento la lista de sus próximos objetivos eran países “como Vietnam, Zimbabue, Suazilandia, Siria, Somalia, Papúa Occidental, Azerbaiyán, Papúa Nueva Guinea, Venezuela e Irán.” Interrogado acerca de si CANVAS promovía alguna visión del mundo, declaró que no eran “una organización ideológica sino educativa», y que «el color político de los activistas no nos importa. Nos fijamos solo en que no sean extremistas porque las ideologías extremas no tienen capacidad de crecimiento en el combate no violento».

Una de las connotaciones a que alude el sintagma “de colores”, es ese principio desideologizado: no importan las ideologías de sus discípulos, el objetivo es manifestarse en “contra de algo”.

El lector que esté informado sobre los actuales acontecimientos en Bielorusia, seguramente sentiría justificada sospecha sobre el origen de las técnicas de la revolución no violenta aplicadas en ese país, al saber que desde el 2002, siempre según nos hace saber la investigadora, el Fondo de Educación Europea, de origen polaco, había contactado con Canvas “para formar a militantes del movimiento Zubr («bisonte») que querían acabar con el régimen de Aleksandr Lukashenko en aquel país.”

¡Los militantes georgianos del movimiento Kmara! (¡Basta!) participaron en unos cursos de formación en Serbia en junio de 2003. Después aparecieron en la «revolución de las rosas» y fueron un factor determinante en la salida de Eduard Chevardnadze, en noviembre de ese mismo año.

Durante el otoño del 2003, y parte del 2004, la tecnología ensayada en Serbia es aplicadas a gran escala en Ucrania. Después CANVAS comenzó a formar activistas de otros países: Azerbaiyán, Lituania, Rusia, Irán, etc.

Para no extendernos veamos un breve resumen de las posteriores operaciones que cataloga la investigadora, antes de comentar algunas de las técnicas aplicadas. Advertimos al lector que pudiera considerar mera información histórica estos apuntes, que, contra Cuba, sin lugar a dudas, se hace el intento solapado, aunque inútil, de experimentar esos métodos. Al conocer algunos aspectos del amplio manual de Gene Sharp, seguramente evocará algunos de esos intentos, y sacará sus propias conclusiones al respecto, que es el motivo principal de estas notas.

Los discípulos de Srda Popovic actuaron:

– En vísperas de la revolución de los Cedros, Líbano 2005. Durante los sucesos aparece el símbolo del puño negro sobre fondo blanco, insignia de las revoluciones no violentas que había sido creado en una cafetería de Belgrado en 1998.

– Tres años después, en Maldivas.

– En el año 2009, unos quince activistas egipcios del movimiento juvenil del 6 de Abril y de Kifaya («Basta ya») llegan a Belgrado para estudiar las estrategias que podrían ayudarles a derrocar al presidente Hosni Mubarak.

Al respecto del evento egipcio, Popovic le explicó a la investigadora que “este (fue) un caso único en el que el modelo se adoptó íntegramente”. Organizaron cincuenta talleres en quince ciudades egipcias. Por su parte, Tarel El-Khouly, exmiembro del «6 de Abril» y responsable de la organización de las manifestaciones declaró que “la formación que recibimos sobre desobediencia civil, lucha no violenta y formas de derribar los pilares del sistema, influyó en la manera en que actuó nuestro movimiento.

–  En enero del 2011, en la plaza Tahrir, en el Cairo, grupos de jóvenes blanden en sus manos pancartas en las que figura el puño alzado y el lema: «¡El puño sacude El Cairo!». Por Internet ya circulaba un panfleto que explicaba pormenorizadamente los lugares que habrían de tomar (la radiotelevisión egipcia, comisarías de policía, el palacio presidencial) y las maneras de esquivar a las fuerzas del orden.

Con respecto a nuestro continente, las actividades de CANVAS no se publicitan como se debiera. Resumamos algunos datos aportados por la investigadora:

– Desde la reelección de Hugo Chávez en diciembre de 2006, que con un 62% de los votos fue incontestable, Canvas ha ido formando al movimiento juvenil venezolano, Generación 2007, y ha trabajado con activistas venezolanos sobre todo en México y en Serbia. Varios miembros del equipo de Guaidó recibieron formación en Belgrado en 2007: Geraldine Álvarez, su directora de comunicación; Elisa Totaro, ¡que trabajó en la comunicación del movimiento estudiantil inspirándose en los métodos y en la identidad visual de Otpor!, y Rodrigo Diamanti, encargado de la ayuda humanitaria procedente de Europa.

Un dato muy revelador es que desde el 2010, un texto de CANVAS explicaba lo que para ellos era un punto muy débil de Venezuela: su sistema eléctrico. («Analysis of the situation in Venezuela», Canvas Analytic Department, Belgrado, septiembre de 2010, citado por Ana Otaševic). En el 2019 la central hidroeléctrica Simón-Bolívar sufre una avería. Caracas y gran parte de Venezuela se apagan.

Subrayo algo que enfatiza la investigadora: presente también CANVAS en Bolivia, durante el golpe de estado, sin embargo, esta organización nunca ha actuado en países aliados de los EEUU: Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos o Pakistán. Hasta el momento tampoco en algunos países de nuestro continente, como en Colombia, aparecen sus símbolos en las manifestaciones y la lucha de ese pueblo contra los crímenes de periodistas y líderes sociales.

A la no violencia no le interesa combatir ese tipo de violencia.

Sólo voy a citar un dato más, porque de pronto tiene una gran actualidad en Cuba. El origen de las finanzas de CANVAS. Como sabrá en lector, algunos personeros del supuesto periodismo que se presenta como “independiente” en Cuba, han reconocido que reciben financiamiento de la Open Society, la organización de George Soros quien, precisamente, es el gran financista de la organización de numerosas acciones violentas y “no violentas” en numerosos escenarios, pero también de medios académicos, sitios digitales, reuniones de intelectuales (sin importar la ideología de sus huéspedes ni de sus anfitriones), y una amplia panoplia de métodos.

Afirma la investigadora que “para comprender la influencia del pequeño equipo de Canvas en tantos países – (5 personas en su sede, y algunos pocos activistas directos dispersos por el mundo, apunto), – hay que volver a finales de los años noventa. Un informe especial del Instituto de Estados Unidos para la Paz (United States Institute of Peace, USIP) del 14 de abril de 1999 nos da una pista: «El Gobierno de Estados Unidos tendrá que aumentar notablemente su apoyo a la democracia de la República Federal de Yugoslavia para que de su aportación actual de alrededor de 18 millones de dólares pase a 53 millones de dólares durante este mismo año fiscal (…). Estos fondos podrían sufragar los viajes al extranjero de los líderes estudiantiles y costear programas de estudio y becas en Europa y en Estados Unidos». El informe viene ilustrado con una imagen de un puño negro alzado: ¡el símbolo de Otpor!”. No lo afirma Cubasi, ni este comentarista. ¿Hay más?

En palabras de Popovic: “«Muchos actores a nivel internacional estaban interesados en hacer caer a ‘Sloba’ [Slobodan Miloševic «Era gente con la que podías hablar de política y conseguir dinero, como la Fundación Nacional para la Democracia [National Endowment for Democracy, NED], el Instituto Republicano Internacional [IRI] y el Instituto Nacional Democrático [NDI], que colaboraban con partidos políticos, y Freedom House, que trabajaba con los medios de comunicación».”

Y agrega la estudiosa:

“Según Paul B. McCarthy, entonces responsable regional de la NED, ¡Otpor! recibió la mayor parte de los 3 millones de dólares gastados por la organización estadounidense en Serbia a partir de septiembre de 1998. Estos fondos habrían servido para poner en marcha manifestaciones y para fabricar material propagandístico -camisetas, carteles, pegatinas con la imagen del puño-, así como para formar y coordinar a activistas. «Imprimimos dos millones de copias del panfleto ‘Se acabó’, que distribuimos por toda Serbia. Teníamos comités en 168 lugares. Era la mayor red de activistas; ningún partido en Serbia tenía tantos. Alguien pagó todo eso, igual que las oficinas y los teléfonos móviles, etc.»”.

Preguntado sobre el financiamiento, Serdga Popovic responde que “no suponen ningún problema, porque (se tratan de) «organizaciones que trabajan de manera transparente». Y que esos millones no representan nada “crucial”.

Y una última cita, sobre las sillas giratorias de estos “revolucionarios”:

“Las «revoluciones de color» llevan a carreras brillantes. Los antiguos activistas se han asociado con instituciones con muy buenas vistas, como Freedom House o fundaciones privadas como la de Soros. Otros ocupan puestos importantes en sus Gobiernos. Popovic imparte clases online en la Universidad de Harvard y fue elegido en 2017 como rector de la Universidad de St. Andrews, en Escocia. También da una conferencia anual en la Academia de la Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, en Colorado Springs. «Mi teoría sigue siendo la misma: un 4% de los cambios de régimen se logran con cambios violentos, un 96% a través de un cambio no violento. Algún día, estos alumnos tendrán que decidir: ‘Venga, bombardeamos’ o ‘no bombardeamos’. Si logras influir sobre una decisión de ese tipo, salvas muchas vidas», declara Popovic, que fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 2012. El Foro Económico Mundial de Davos lo distinguió al año siguiente como uno de sus «jóvenes líderes planetarios» (Young Global Leaders) y figuraba incluso entre los «100 pensadores más importantes del planeta» en 2011, según la revista estadounidense Foreign Policy.”

Bush decía en un discurso de la época: “hemos encendido un fuego, un fuego en la memoria de los hombres que calienta a los que sienten su poder, queman a los que intentan frenar su progresión y un día ese incontrolable fuego de la libertad alcanzará los lugares más oscuros de nuestro mundo” Años después la “libertad” iría  en las ojivas de las bombas a los mismos oscuros rincones de otros mundos, en lugar de la revoluciones no violentas a que Bush se refería en su discurso.

Luego de la cadena de “revoluciones no violentas” que van desde el 2001 en Serbia (al de terciopelo); 2003 en Georgia (de las Rosas); 2004 en Ucrania (la Naranja) y Kirguistan, 2005 (de los Tulipanes), Putin y Bush se reúnen en una cumbre que algunos medios llamaban de la “reconciliación”. Es el primer encuentro de los dos estadistas desde que la “revolución” naranja arrastró a Ucrania a la órbita occidental.

El filme de Manon Loiseau, “Estados Unidos, a la conquista del este” (*), traducido por la Venezolana TV, muestra un amplio recorrido por varios de los países y los personajes mencionados en el párrafo anterior. Recoge escenas de un encuentro de Bush, previo a la llegada de Putin al lugar del encuentro, con “otra” delegación muy especial: celebra un brindis de trabajo con el equipo completo de los líderes de las recientes revoluciones de colores.

En un instante casi al inicio del testimonio fílmico, puede verse a Giga Bokeria, organizador del movimiento estudiantil georgiano (KMARA), dirigirse a Iván Marcovic, el líder del movimiento estudiantil OTPOR serbio, expresándole: “sabes, me han preguntado lo que se puede hacer en Cuba”. ¿Necesitas un visado para ir a Cuba”? Y el otro le responde “Nosotros, no. Nosotros, no. No necesitamos visado para ir a Cuba. Vas a ver. Le vamos a enviar 10 millones de serbios para hacer la revolución en Cuba.”

Todavía los estamos esperando.

(*) https://www.youtube.com/watch?v=VJ0FNy-oaYk

(Continuará…)

“Mercenarios de la lucha no violenta” o “Cómo exportar la democracia liberal”, de la investigadora Ana Otaševic, centra su atención en la actividad posterior de Srda Popovic y su organización actual, CANVAS. Lo que sigue se basa en los datos que aporta. (*)

Tomado de: http://cubasi.cu/es

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El futuro del cine

Foto El Sol Latino

Por Hernan Panessi

En el año de su 125º aniversario, la pantalla grande enfrenta la pandemia con sus mejores armas: flexibilidad para adaptarse a los cambios sociales y la avidez de un público siempre dispuesto al asombro que provoca su maravilla.

Cuenta la leyenda que, alguna vez, un periódico publicó la noticia de la muerte del escritor Mark Twain. “Falleció Mark Twain”, decían sus titulares. Y en otra latitud, Twain, que estaba vivito y coleando, leyó el obituario, rió socarronamente y les mandó un telegrama: “Las noticias sobre mi muerte son algo exageradas”. ¡Sorpresa! En medio del fleje de la pandemia de coronavirus, los grandes jugadores de la industria desbordan tranquilidad: ni el cine va a morir ni sufrirá grandes mutaciones. Su futuro se parece bastante a este presente, que lo encuentra riéndose, vivito y coleando.

Desde antes de antes, el cine responde a un aspecto social: hay que ir al cine, pagar una entrada, elegir una butaca, mezclarse con extraños, esperar el momento en que se ilumina la pantalla. La sensación de la alegoría de la caverna en la era del wi-fi, un gesto social que se configura distinto e independiente al hecho doméstico de ver películas en casa. Pero ante el terror del contacto social, con el miedo sobrevolándonos, ¿qué pasará con la vuelta al cine?

“Va a ser un regreso gradual. Siento que está yendo en esa dirección. El punto no es el final de la pandemia sino el estrés postraumático, las dudas y la ansiedad. En un momento, después de la vacuna, no va a haber más miedo ni ansiedad”, sorprende Axel Kuschevatzky, uno de los productores de cine en español más importantes de los últimos 20 años.

Entretanto, Kuschevatzky tira abajo con hechos cualquier tipo de fantasía posapocalíptica: “La demostración es lo que está pasando en España. Pese a las limitaciones de butacas, el estreno de Padre no hay más que uno 2, la nueva película de Santiago Segura, tiene números mejores que cuando se estrenó su primera parte, el año pasado. En las grandes ciudades de España, el cine volvió con limitaciones por sala de hasta un 30 por ciento y con un porcentaje levemente mayor en las provincias que no están tan afectadas por la pandemia”.

Históricamente, los cambios sociales sucedieron de forma paulatina. Y esa misma historia marca que un solo hecho no altera de forma súbita las condiciones: ni la radio mató al teatro, ni la televisión mató al cine, ni el VHS mató a las salas, ni internet mató nada. “En el momento en que la gente empieza a sentir que puede salir de su casa, la necesidad de proceso social común es enorme. La gente reclama esos espacios perdidos.”

Por eso, se sabe, los procesos de cambio se dan a partir de demandas que se constituyen permanentes. “El factor pandemia no es capaz de modificar todo”, revuelve Kuschevatzky, en cuyo palmarés figura el Oscar de El secreto de sus ojos (fue su productor ejecutivo), una presidencia al frente de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina y, desde hace años, la conducción de las transmisiones de los Academy Awards.

Sin embargo, despejado el nudo de las salas, la pregunta que flota hoy entre los grandes players es qué relación va a tener el público con los contenidos que ven en sus casas. Y desde ahí, qué servicios van a elegir. Las internacionales Netflix, Amazon Prime Video, HBO Max, Disney +, Hulu y las locales QubitTV, Movistar Play y Cine.Ar, entre otras, luchan encarnizadamente por la atención. “Normalmente, no se puede tener todos los servicios. ¿Qué es lo que te va a hacer decidir por uno o por otro? Esa es la batalla que recién arranca”, identifica el productor.

Y sigue: “Esa batalla está contenida sobre la capacidad de seducir, ser atrayente y relevante. Lo que las plataformas están tratando de hacer es eventizar, generar un interés constante. Desde un tráiler presentado en Fortnite hasta el lanzamiento de una nueva temporada. Todas son variantes para generar la menor cantidad de deserción posible. Las plataformas quieren públicos cautivos y que los usuarios no salgan nunca del ecosistema”.

En los últimos tiempos, la irrupción de la cultura binge-watching (maratones compulsivos) hizo que los usuarios estén pendientes de las plataformas. “Nuestro mayor enemigo es el sueño”, dijo Reed Hastings, CEO de Netflix, en 2017. “Las plataformas no quieren que te vayas del sistema ni que las dejes para probar otras. Y saben que el comportamiento del usuario no es lineal, sino que los niveles de exposición son muy fragmentarios”, completa Kuschevatzky.

Esta nueva discusión por los servicios se parece a la de los primeros días del videocable: la decisión pasaba por quedarse con el proveedor que más se ajustara a las demandas de cada usuario. No obstante, por cómo están dadas las condiciones, resulta complejo pensar en un servicio que abarque todo. ¿Por qué? Porque además del contenido que las plataformas compran a los estudios, cada una de ellas, con distintas intensidades, genera su propio material original.

Así, el consumo hogareño (que, según estadísticas, aumentó en volumen, pero no significativamente en nuevos usuarios) se divide en distintos tipos de ofertas. Están los free video on demand, de suscripción gratuita, que viven de la publicidad. Por caso, en la Argentina está Pluto.tv, que llegó hace unos meses. Y en los Estados Unidos se destacan Tubi y Peacock. Además, naturalmente, están los videos on demand conocidos como “all you can eat”: se paga un abono y puede verse todo, caso Netflix. Y a ese concepto se le suma el de contenido diferencial, que permite alquileres de estrenos, como Mubi, Amazon Prime Video y QubitTV.

Y bajo este trazo, el caso paradigmático es Mulán, una película que costó USD 250 millones y tuvo que mover su estreno por la pandemia. “Mulán estaba pensada para el mercado asiático, que iba a ser su principal núcleo de consumo. Es una producción muy calculada en ese sentido. Ahora que en China y en Europa abrieron los cines, la decisión que tomó Disney fue estrenarla en theatricals en algunos países y, en otros, ofrecerla en la plataforma Disney +, con un pago adicional”, explica Kuschevatzky, a propósito de este estreno “híbrido”.

Así las cosas, ninguno de los estudios está abandonando sus grandes películas, sólo las están postergando. Incluso, muchos de los rodajes (desde The Batman hasta Animales fantásticos 3, pasando por los filmes de Marvel) siguen avanzando en sus distintas instancias de producción. “Los estudios no tienen deseo de que desaparezcan los cines, ni las plataformas están mirando como elemento constitutivo estrenar en salas”.

Y más allá de algunos cambios, como la vuelta del autocine de San Isidro, la “apertura precavida” de los cines en Shanghái, el estreno en streaming de blockbusters para cine (la obra musical Hamilton, Frozen 2 y Onward), las producciones vía Zoom (la británica Staged, la pionera Corona Zombies) y las pelis que compensan con VoD su falta de exhibición (Nasha Natasha), ya asoma la punta del próximo gran cambio cultural: el gobierno de los Estados Unidos busca rebatir la ley “Paramount Decrees”. “Ese va a ser un game changer, mucho más que la pandemia. Si esto avanza y llega a la Corte Suprema, una cadena de cines podrá ser comprada por cualquier estudio y, por ejemplo, la experiencia de ir al cine va a parecerse más a la de ir a Disney World”, sentencia Kuschevatzky. Desde algún lugar del infinito, Mark Twain se humedece los labios.

Tomado de: https://elplanetaurbano.com

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Una declaración martiana

Foto Revista Bohemia

Por Pedro Pablo Rodríguez

Fue soleado aquel 2 de septiembre de 1960. La Plaza de la Revolución de La Habana reverberaba. Se calcula que por primera vez nos reunimos allí alrededor de un millón de cubanos. Aquel espacio parecía pequeño a quienes lo ocupábamos. Había alegría, cantos, consignas, risas.

Nadie fue allí con miedo. No había temor, a pesar de que muchos con experiencia de vida, de la fracasada Revolución del 30, de la lucha contra la dictadura batistiana nos hacían saber a los más jóvenes que lo ocurrido días antes en Costa Rica, cuando el Gobierno Revolucionario cubano fue condenado por la OEA, era un paso más hacia la confrontación directa contra el país y sus sueños que comenzaban a hacerse realidad. Menos de un año después vendría la invasión mercenaria por Playa Girón, armada, entrenada y conducida hasta nuestras costas por Estados Unidos y derrotada en 72 horas.

Yo tenía 14 años de edad. Estuve en la Plaza con mis padres. Regresamos a casa, cansados por las horas de pie y la caminata de vuelta. Estábamos felices, orgullosos, impresionados por el liderazgo de Fidel, dispuestos a seguirlo. Mi padre me dijo: “Cuba vuelve a ser grande como cuando los mambises se fueron para el monte.” Y me advirtió: “Esta Declaración es como si Martí la hubiera escrito.”

Cuánta razón tenía mi padre: en sus cinco puntos declaratorios el documento menciona a Martí por su nombre en tres ocasiones, y su espíritu e ideas se hallan muy claramente en más de una de sus afirmaciones.

“Junto a la imagen y el recuerdo de José Martí…” Así comienza la Declaración, signando la adscripción de ese pueblo allí presente a su Apóstol, a su Maestro. Luego identifica a nuestra América, la de sus próceres libertadores: “Bolívar, Hidalgo, Juárez, San Martín, O’Higgins, Sucre, Tiradentes y Martí.”  Y en un tercer momento dice: “la Asamblea del Pueblo de Cuba proclama el latinoamericanismo liberador que late en José Martí y en Benito Juárez.”

Martí asociado, pues, con los demás héroes, con los demás fundadores. Y aquella Revolución que avanzaba hacia su tercer año se declaraba parte de la historia propia, la del país y la del continente nuestro, frente al imperialismo de Estados Unidos.

¿Y acaso esta relación de derechos de esos pueblos no parece obra de Martí?

“El derecho de los campesinos a la tierra; el derecho del obrero al fruto de su trabajo; el derecho de los niños a la educación; el derecho de los enfermos a la asistencia médica y hospitalaria; el derecho de los jóvenes al trabajo; el derecho de los estudiantes a la enseñanza libre, experimental y científica; el derecho de los negros y los indios a la ‘dignidad plena del hombre’; el derecho de la mujer a la igualdad civil, social y política; el derecho del anciano a una vejez segura; el derecho de los intelectuales, artistas y científicos a luchar, con sus obras, por un mundo mejor; el derecho de los Estados a la nacionalización de los monopolios imperialistas, rescatando así las riquezas y recursos nacionales; el derecho de los países al comercio libre con todos los pueblos del mundo; el derecho de las naciones a su plena soberanía; el derecho de los pueblos a convertir sus fortalezas militares en escuelas, y a armar a sus obreros, a sus campesinos, a sus estudiantes, a sus intelectuales, al negro, al indio, a la mujer, al joven, al anciano, a todos los oprimidos y explotados, para que defiendan, por sí mismos, sus derechos y sus destinos.”

¿Acaso no anda Martí por estas palabras aprobadas por la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba aquel 2 de septiembre de 1960?

“El deber de los obreros, de los campesinos, de los estudiantes, de los intelectuales, de los negros, de los indios, de los jóvenes, de las mujeres, de los ancianos, a luchar por sus reivindicaciones económicas, políticas y sociales; el deber de las naciones oprimidas y explotadas a luchar por su liberación; el deber de cada pueblo a la solidaridad con todos los pueblos oprimidos, colonizados, explotados o agredidos, sea cual fuere el lugar del mundo en que estos se encuentren y la distancia geográfica que los separe. ¡Todos los pueblos del mundo son hermanos!”

¿Y no es este el latinoamericanismo martiano aprobado por esa misma Asamblea?

“Ratifica, por ello, su decisión de trabajar por ese común destino latinoamericano que permitirá a nuestros países edificar una solidaridad verdadera, asentada en la libre voluntad de cada uno de ellos y en las aspiraciones conjuntas de todos.”

Lo supe entonces y lo sé hoy todavía: esta Revolución anda con Martí. Él estuvo vivo el 2 de septiembre de 1960 en la habanera Plaza de la Revolución, hace sesenta años.

Tomado de: http://cubarte.cult.cu

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La isrealización de la seguridad interior en EE.UU. (+Vídeo)

Foto Azteca América

Por Max Blumenthal*

Nota del editor: Las erupciones de las protestas en todo el país contra las brutalidades policiales a raíz del asesinato de George Floyd nos permiten comprender mejor el entrenamiento de los agentes de policía locales a lo largo y ancho del país.

100 integrantes de los 800 efectivos que componen el Departamento de Policía de Minneapolis, participaron de una conferencia celebrada en Israel en 2012. Esto significa que al menos uno de cada ocho integrantes de ese cuerpo policial ha sido influenciado por las técnicas de un organismo de ocupación del apartheid.

El editor de “The Grayzone”, Max Blumenthal, realizó uno de los primeros estudios exhaustivos sobre la formación de los funcionarios encargados del cumplimiento de la ley a nivel local y federal por parte de Israel en el siguiente artículo publicado por Al Akhbar English en 2011.

***

En octubre de 2011, el Departamento del Sheriff del Condado de Alameda transformó partes del campus de la Universidad de California en Berkeley en un campo de batalla urbano. El motivo: “Urban Shield 2011” (una exposición anual del equipo SWAT organizada para promover la “respuesta mutua”, la colaboración y la competición entre fuerzas de ataque policiales fuertemente militarizadas que representan a los departamentos de policía de los Estados Unidos y de otras naciones).

En ese entonces, el Departamento del Sheriff del condado de Alameda se preparaba para un inminente choque con el emergente movimiento “Occupy” que se había instalado en el centro de Oakland y que un mes más tarde probaría lo peor de su poder represivo contra los manifestantes al atacar el campamento con gases lacrimógenos y balas de goma, que decenas de heridos y a un veterano de la guerra de Iraq en estado crítico. Según la revista “Police Magazine”, una publicación especializada en asuntos policiales,” Los organismos de seguridad que respondieron a… los manifestantes de “Occupy” en el norte de California reconocen a Urban Shield por su eficaz trabajo en equipo”.

Junto con los departamentos de policía estadounidenses en Urban Shield, además de la participación de la Yamam (una unidad de la Policía Fronteriza israelí que asegura estar especializada en operaciones “antiterroristas” pero que es más conocida por sus asesinatos extrajudiciales de líderes militantes palestinos y su largo historial de represión y abusos en la Ribera Occidental y la Franja de Gaza ocupadas), Urban Shield incluía la participación de una unidad del ejército de Bahrein, la cual había aplastado un levantamiento democrático en gran parte no violento, abriendo fuego contra los lugares de concentración y arrestando a manifestantes heridos cuando intentaban ingresar a los hospitales. Si bien la participación de los soldados de Bahrein en los simulacros constituía un fenómeno novedoso, la presencia de la policía cuasi-militar israelí -cuya participación en Urban Shield no fue informada a través de los medios de comunicación estadounidenses-, constituye un inquietante reflejo muy común del panorama de seguridad en los Estados Unidos, posterior al 11 de septiembre.

La israelización del aparato de seguridad de los Estados Unidos, puesta en marcha recientemente con toda su fuerza contra el Movimiento “Occupy” de Wall Street, se ha producido a todos los niveles de las fuerzas del orden, y en ámbitos que aún se desconocen. El fenómeno ha sido documentado por partes, en reportajes ocasionales que suelen destacar las proezas de Israel en materia de seguridad nacional sin examinar el carácter problemático de trabajar con un país acusado de graves abusos contra los derechos humanos. Sin embargo, nunca ha sido objeto de un debate nacional. Y la colaboración entre los policías estadounidenses e israelíes es sólo la punta del iceberg.

Por más de 63 años, las fuerzas policiales locales han sido entrenadas en tácticas propias de Israel, para el control, despojo y ocupación de poblaciones indígenas, las cuales fueron perfeccionadas y adaptadas para vigilar los vecindarios musulmanes e inmigrantes en las ciudades de los Estados Unidos. Mientras tanto, ex oficiales militares israelíes fueron contratados para dirigir operaciones de seguridad en los aeropuertos y centros comerciales suburbanos de los Estados Unidos, generando una ola de alarmantes incidentes de utilización de perfiles raciales, intimidación e interrogatorios del FBI de personas inocentes y desprevenidas. La revelación del Departamento de Policía de Nueva York sobre el despliegue de medidas “antiterroristas” contra los manifestantes de “Occupy” que acampaban en el Parque Zuccotti del centro de Manhattan, despertó serias dudas sobre la magnitud de las tácticas inspiradas por Israel para reprimir el movimiento “Occupy” en general.

El proceso de israelificación tuvo su referente inmediato después del 11 de septiembre, cuando el pánico nacional condujo a los funcionarios de los organismos policiales federales y municipales a solicitar a las autoridades de seguridad israelíes asesoramiento y capacitación. Los lobbies estadounidenses en Israel explotaron el clima de histeria, permitiendo que varios funcionarios policiales de alto rango visitaran a Israel con todos los gastos pagos y sesiones de entrenamiento en los Estados Unidos con oficiales militares y de inteligencia israelíes. Por ahora, los jefes de policía de las principales ciudades estadounidenses no han visitado a Israel. “Israel es la Harvard del antiterrorismo”, señaló el ex jefe de la policía del Capitolio de EE.UU., Terrance W. Gainer, quien ahora es sargento de armas del Senado de EE.UU. Cathy Lanier, la Jefa de la Policía Metropolitana de Washington DC, resaltó, “No ha habido experiencia en mi vida que tuviese un mayor impacto en mi trabajo el haber visitado Israel”. “Uno diría que es la primera línea”, dijo Barnett Jones, jefe de policía de Ann Arbor, Michigan, sobre Israel. “Estamos en una guerra mundial”.

Transformando la forma de hacer negocios

El Instituto Judío para Asuntos de Seguridad Nacional –JINSA por sus siglas en inglés- es el cerebro de la colaboración entre las fuerzas del orden estadounidenses e israelíes. Con oficinas en Jerusalén y Washington DC, JINSA es un centro de pensamiento o “Think-Tank” en lengua inglesa, conocido por sus posiciones políticas claramente neoconservadoras en torno a la política de Israel hacia los palestinos y su política de acercamiento a Irán. La junta directiva del centro se jacta de un “Quién es quién” de los ideólogos neoconservadores. Dos ex asesores de la JINSA que también fueron consultores del Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu, Douglas Feith y Richard Perle, han servido en el Departamento de Defensa bajo el Presidente George W. Bush, en influyentes roles en la campaña de invasión y ocupación de Irak.

A través del Programa de Educación para las Policías –LEEP por sus siglas en inglés-, la JINSA asegura haber organizado sesiones de capacitación dirigidas a más de 9.000 agentes del orden estadounidenses a nivel federal, estatal y municipal. “Los israelíes transformaron la forma en que hacemos negocios en relación con la seguridad en el estado de New Jersey”, afirmó Richard Fuentes, Superintendente de la Policía Estatal de New Jersey, tras asistir a un periplo por Israel patrocinado por la JINSA en 2004 y a una conferencia de la JINSA posteriormente, junto con otros 435 agentes del orden público.

En 2004 y como parte del Programa de Educación para las Policías, la JINSA organizo un viaje para 14 altos funcionarios de organismos de orden público de los Estados Unidos a Israel, con el fin de recibir formación de sus homólogos. Los estadounidenses fueron entrenados en “cómo proteger grandes espacios públicos tales como centros comerciales, eventos deportivos y conciertos”, informó el sitio web de JINSA. El grupo, escoltado por el general de brigada Simón Perry, agregado policial israelí y ex funcionario del Mossad, visitó el muro que separa Israel; una parada obligatoria para los agentes de policía estadounidenses en sus viajes a Israel. “Los oficiales estadounidenses aprendieron sobre cómo actúa un terrorista suicida y cómo detectar signos de problemas”, según JINSA. Además, fueron entrenados en los métodos de asesinatos israelíes. “Aunque normalmente se le dice a la policía que apunte al pecho cuando dispara es porque es el objetivo más grande, los israelíes han enseñado a los oficiales estadounidenses a apuntar a la cabeza del sospechoso para evitar la detonación de cualquier explosivo atado a su torso”, informó el New York Times.

Cathy Lanier, ahora Jefa de la Policía Metropolitana de Washington DC, estuvo entre los agentes del orden que viajaron a Israel a través de la JINSA. “Estuve con las unidades de explosivos y el equipo SWAT y todas esas unidades especializadas [israelíes] de alto perfil y aprendí muchísimo”, recordó Lanier. “Hice 82 páginas de anotaciones mientras estuve allí que luego traje y utilicé para formular mucho de lo que luego sirvió para la creación y desarrollo de la unidad de terrorismo y seguridad interior en la Policía Metropolitana de DC”.

Varios de los jefes de policía que han participado en el Programa de Educación para las Policías de JINSA lo han logrado gracias a los auspicios del Foro de Investigación Ejecutiva de la Policía (PERF), una organización privada no gubernamental con estrechos vínculos con el Departamento de Seguridad Interior. Chuck Wexler, el director ejecutivo del PERF, se mostró tan entusiasmado con el programa que para 2005 había organizado visitas a Israel patrocinadas por el PERF, lo que permitió que varios funcionarios policiales estadounidenses de alto nivel recibieran se capacitaran con sus homólogos israelíes.

El PERF ganó notoriedad cuando Wexler confirmó que su organización coordinó redadas policiales en 16 ciudades de Estados Unidos contra los campamentos de “Occupy”. Cerca de 40 ciudades solicitaron asesoría al PERF para reprimir el movimiento “Occupy” y otras actividades multitudinarias de protesta. Wexler no respondió a mi solicitud de entrevista.

Las lecciones de Israel a Auschwitz

Además de la JINSA, la Liga Antidifamación (ADL) se ha posicionado como un importante enlace entre las fuerzas policiales americanas y el aparato de seguridad-inteligencia israelí. Aunque la ADL se presenta como un grupo judío de derechos civiles, había provocado controversia al publicar una lista negra de organizaciones que apoyan los derechos de los palestinos, y por condenar una propuesta de construir un centro comunitario islámico en el centro de Nueva York, a varias cuadras de la Zona Cero, sobre la base de que algunos opositores al proyecto tenían derecho a “posiciones que otros calificarían de irracionales o intolerantes”.

A través del curso de la Escuela de Capacitación Avanzada sobre Amenazas Extremistas y Terroristas de la ADL, más de 700 agentes del orden público de 220 organismos federales y locales, entre ellos el FBI y la CIA, han sido capacitados por la policía y los comandantes de los servicios de inteligencia israelíes. Este año, la ADL llevó a 15 oficiales de alto nivel de la policía estadounidense a Israel para recibir entrenamiento por parte del aparato de seguridad del país. Según la ADL, más de 115 directivos de las fuerzas federales, estatales y locales del orden se han sometido a sesiones de formación organizadas por la ADL en Israel desde que comenzó el programa en 2003. “Honestamente puedo decir que el entrenamiento ofrecido por ADL es sin duda el curso de entrenamiento más útil y actualizado al que he asistido”, comentó el Comisionado Adjunto Thomas Wright del Departamento de Policía de Filadelfia después de completar un programa de ADL este año. La relación de la ADL con el Departamento de Policía de Washington DC es tan acogedora que sus miembros son invitados a acompañar a los policías de DC en las patrullas de “cabalgata”.

La ADL asegura que ha formado a más de 45.000 agentes de la ley estadounidenses a través de su programa Law Enforcement and Society, (aplicación de la ley y sociedad) que “se basa en la experiencia del Holocausto para proporcionar a los profesionales de la aplicación de la ley una mayor comprensión de… su papel como protectores de la Constitución”, según el sitio web del grupo. Todos los nuevos agentes del FBI y analistas de inteligencia deben asistir al programa ADL, que se incorpora a tres programas de capacitación del FBI. Según el material de reclutamiento oficial del FBI, “todos los nuevos agentes especiales deben visitar el Museo Conmemorativo del Holocausto de los EE.UU. para ver de primera mano lo que puede suceder cuando las fuerzas del orden no protegen a los individuos”.

Foto Azteca América

Combatiendo a “criminales y a terroristas”

Entre las figuras más prominentes del gobierno israelí que han influido en las prácticas de los funcionarios estadounidenses a cargo del cumplimiento de la ley se encuentra Avi Dichter, ex jefe del servicio de seguridad interna del Shin Bet de Israel y actual miembro del Parlamento, quien recientemente introdujo una ley ampliamente criticada por su talante antidemocrático. Durante la Segunda Intifada, Dichter ordenó varios bombardeos sobre zonas civiles palestinas densamente pobladas, entre ellas la del barrio de al-Daraj en Gaza, que provocaron la muerte de 15 personas inocentes, entre ellas 8 niños, y 150 heridos. “Luego de cada éxito, el único comentario era: ‘Bien, ¿quién es el siguiente?’” Dichter dijo de los asesinatos “dirigidos” que había ordenado.

A pesar de su dudoso historial en materia de derechos humanos y de su aparentemente débil visión sobre los valores democráticos, o tal vez debido a ellos, Dichter ha sido una figura clave en el fomento de la cooperación entre las fuerzas de seguridad israelíes y las fuerzas del orden estadounidenses. En 2006, mientras Dichter ocupaba el cargo de Ministro de Seguridad Pública de Israel, pronunció un discurso en Boston (Massachusetts) ante la convención anual de la Asociación Internacional de Jefes de Policía. Sentado al lado del Director del FBI Robert Mueller y del entonces Fiscal General Alberto González, Dichter señaló a los 10.000 agentes de policía presentes en la multitud que existía una “íntima conexión entre la lucha contra los delincuentes y la lucha contra los terroristas”. Dichter declaró que los policías estadounidenses estaban en realidad “luchando contra los crimiterroristas”. El Jerusalem Post informó que Dichter fue “recibido con una gran ovación, pues fue abrazado por Mueller, quien describió a Dichter como su mentor en las tácticas antiterroristas”

Al año después del discurso de Dichter, él y el entonces Secretario del Departamento de Seguridad Interior Michael Chertoff firmaron un memorando conjunto en el que se comprometían a colaborar en materia de seguridad entre Estados Unidos e Israel en cuestiones que abarcaban desde la seguridad de los aeropuertos hasta la planificación de emergencias. En 2010, el Secretario de Seguridad Interior Napolitano autorizó un nuevo memorando conjunto con el Ministro de Transporte y Seguridad Vial de Israel, Israel Katz, reforzando la cooperación entre la Agencia de Seguridad del Transporte de los Estados Unidos -la agencia encargada de la seguridad de los aeropuertos- y el Departamento de Seguridad de Israel. El reciente memorando conjunto también consolidaba la presencia de personal de seguridad nacional de EE.UU. en suelo israelí. “El vínculo entre los Estados Unidos e Israel nunca ha sido más fuerte”, comentó Napolitano en una reciente cumbre del AIPAC, el principal grupo de presión de los Estados Unidos en Israel, en Scottsdale, Arizona.

La unidad demográfica

La colaboración con el aparato de seguridad e inteligencia de Israel se convirtió en una prioridad para el Departamento de Policía de Nueva York después del 11 de septiembre. Apenas unos meses después de los ataques, la policía de Nueva York destinó a un funcionario de enlace permanente, financiado por los contribuyentes, a Tel Aviv. Bajo el liderazgo del Comisionado Ray Kelly, los lazos entre la NYPD e Israel se han profundizado cada vez más. Kelly emprendió su primer viaje a Israel a principios de 2009 para demostrar su apoyo al actual asalto de Israel a la Franja de Gaza, un ataque unilateral que dejó más de 1.400 residentes de Gaza muertos en tres semanas y dirigió una misión de investigación de las Naciones Unidas que llegó a la conclusión de que militares y funcionarios gubernamentales israelíes habían cometido crímenes de guerra.

Kelly retornó a Israel al año siguiente para dirigirse a la Conferencia Herziliya, una reunión anual de seguridad neoconservadora y funcionarios gubernamentales obsesionados con las supuestas “amenazas demográficas”. Después de que Kelly apareciera en el escenario, la multitud de Herziliya fue abordada por el académico pro-israelí Martin Kramer, quien afirmó que el bloqueo de Israel a Gaza estaba ayudando a reducir el número de “jóvenes superfluos en edad de combate”. Kramer añadió: “Si un estado no puede controlar a estos jóvenes, alguien tendrá que hacerlo”.

De regreso en la Ciudad de Nueva York, el Departamento de Policía de esa ciudad estableció –secretamente- una “Unidad Demográfica” destinada a espiar y monitorear las comunidades musulmanas alrededor de la ciudad.

La unidad fue desarrollada con el aporte y la intensa participación de la CIA, que aún se niega a reconocer que había designado al ex jefe de la estación del Medio Oriente dentro de los altos rangos de la división de inteligencia de la policía de Nueva York. Desde 2002, la policía de Nueva York ha enviado agentes encubiertos conocidos como ”rastrilladores” y “rastreadores de mezquitas” a librerías y restaurantes pakistaníes-estadounidenses para estimar la cólera de la comunidad por los ataques de aviones no tripulados de los Estados Unidos dentro del Pakistán, y a bares de narguile y mezquitas palestinas para detectar indicios de reclutamiento de terroristas y financiación clandestina.

“Si un rastrillador se percatase de que un cliente está leyendo literatura radical, podría hablar con el dueño de la tienda y averiguar qué es lo que podría aprender”, informó la Associated Press. “La librería, o incluso el cliente, podría ser objeto de un mayor escrutinio.”

El Impronta Israelí de la Unidad de Demografía de la Policía de Nueva York es evidente. Como dijo un ex oficial de policía a Associated Press, la Unidad de Demografía ha intentado “trazar un mapa del terreno humano de la ciudad” a través de un programa “modelado en parte sobre cómo operan las autoridades israelíes en Cisjordania”.

Compra hasta que te detengan

En el Aeropuerto Internacional Ben Gurion de Israel, el personal de seguridad tiene por norma centrarse en los pasajeros no judíos y no blancos, especialmente los árabes. Los pasajeros más acosados son los ciudadanos palestinos de Israel, quienes deben prepararse para sesiones de interrogatorio de cinco horas y registros corporales antes de volar. Aquellos que son seleccionados para un control adicional por los oficiales del Shin Bet son enviados a lo que muchos palestinos israelíes denominan el “cuarto árabe”, donde son sometidos a sesiones de interrogatorio humillantes (la ex Secretaria de Salud y Servicios Humanos de la Casa Blanca, Donna Shalala, fue víctima de tales malos tratos durante una visita a Israel el año pasado).

A algunos palestinos se les prohíbe hablar con alguien hasta el despegue y es posible que sean amenazados por las azafatas israelíes durante el vuelo. En un caso documentado, un niño de seis meses fue despertado para un cacheo al desnudo por personal israelí del Shin Bet. Los casos de discriminación contra los árabes en el Aeropuerto Internacional Ben Gurion son demasiado numerosos para detallarlos –varios incidentes ocurren a diario– pero algunos de los casos más atroces quedaron expuestos en una demanda de 2007 que la Asociación para los Derechos Civiles en Israel presentó ante el Tribunal Supremo del país.

Aunque el sistema israelí de seguridad del transporte aéreo entraña dudosos beneficios y consecuencias claramente perjudiciales para las libertades civiles, el mismo avanza silenciosa y rápidamente hacia los principales aeropuertos de los Estados Unidos. El personal de seguridad del Aeropuerto Internacional Logan de Boston ha recibido una amplia capacitación por parte del personal de inteligencia israelí, en la que ha aprendido a aplicar técnicas de elaboración de perfiles y de evaluación del comportamiento contra ciudadanos estadounidenses que fueron probadas inicialmente en palestinos. Los nuevos procedimientos comenzaron en agosto, cuando los llamados Oficiales de Detección de Comportamiento fueron colocados en colas de seguridad en la muy transitada Terminal A de Logan. Aunque los procedimientos han aumentado el estrés del viajero, al no atrapar a ningún terrorista, es probable que se extiendan a otras ciudades. “Me gustaría ver muchos más procedimientos de perfilación” en los aeropuertos estadounidenses, señaló Yossi Sheffi, analista de riesgos nacido en Israel del Centro de Transporte y Logística del Instituto Tecnológico de Massachusetts.

Las técnicas israelíes ahora marcan los procedimientos de seguridad en el Mall of America, un gigantesco centro comercial en Bloomington, Minnesota, que se ha convertido en una importante atracción turística. Los nuevos métodos cobraron fuerza en 2005 cuando el centro comercial contrató a un ex sargento del ejército israelí llamado Mike Rozin para dirigir una nueva unidad especial de seguridad. Rozin, quien una vez trabajó con una unidad canina en el aeropuerto Ben Gurion en Israel, instruyó a sus empleados en el Mall of America para que hicieran un perfil visual de cada comprador, examinando sus expresiones en busca de signos sospechosos. Su equipo de seguridad acosa e interroga a un promedio de 1200 compradores al año, según el Centro de Periodismo de Investigación.

Una de las miles de personas que cayeron en la redada de Rozin fue Najam Qureshi, un vendedor de centro comercial de origen paquistaní-estadounidense, cuyo padre dejó su celular por accidente en una mesa en el patio de comidas del centro comercial. Al día siguiente del incidente, agentes del FBI aparecieron en la puerta de Qureshi para preguntarle si conocía a alguien que quisiera hacer daño a los Estados Unidos. Un veterano del ejército interrogado durante dos horas por los hombres de Rozin por grabar un vídeo dentro del centro comercial sollozaba abiertamente sobre su experiencia a los periodistas. Mientras tanto, otro hombre, Emile Khalil, fue visitado por agentes del FBI después de que la seguridad del centro comercial lo detuvo por tomar fotografías del deslumbrante templo del consumismo. “Creo que la amenaza del terrorismo en los Estados Unidos se va a convertir en una parte lamentable de la vida americana”, comentó Rozin al American Jewish World. Y mientras la amenaza persista en la mente del público, los securitocráticos israelíes como Rozin nunca tendrán que preocuparse por el próximo cheque de pago.

“Occupy” conoce la ocupación

Cuando una brigada antidisturbios del Departamento de Policía de Nueva York destruyó y desalojó el campamento de protesta ”Occupy Wall Street” en el Parque Zuccotti en el centro de Manhattan, la dirección del departamento recurrió a las tácticas antiterroristas que fueron perfeccionadas desde los atentados del 11 de septiembre. Según el New York Times, la policía de Nueva York desplegó “medidas antiterroristas” para movilizar a un gran número de policías para el ataque relámpago a Zuccotti. El uso de técnicas antiterroristas para reprimir una protesta civil vino a complementar las duras medidas policiales que pusieron en práctica en todo el país contra el movimiento nacional “Occupy”, desde disparar bombas lacrimógenas y balas de goma contra multitudes desarmadas hasta el uso de cañones de sonido LRAD contra los manifestantes.

Dada la cantidad de entrenamiento que la policía de Nueva York y tantas otras fuerzas policiales han recibido por parte del aparato de inteligencia militar de Israel, y los profusos niveles de agradecimiento que los jefes de policía estadounidenses han expresado a sus mentores israelíes, cabe preguntarse cuánto ha influido la instrucción israelí en la forma en que la policía ha procurado reprimir el movimiento de Ocupación, y cuánto aportarán a la represión policial los futuros ejemplos de protesta callejera. Lo que puede decirse con certeza es que la israelización de las fuerzas del orden estadounidenses ha intensificado el temor y la hostilidad de la policía hacia la población civil, desdibujando las líneas que separan a los manifestantes, los delincuentes y los terroristas. Como dijo Dichter, todos ellos son simplemente “crimiterroristas”.

*Max Blumenthal es un periodista que ha recibido varios premios y es autor de varios libros, entre los que se encuentran los más vendidos “Republican Gomorrah”, “Goliath”, “The Fifty One Day War”, y “The Management of Savagery”. Ha escrito artículos para diversas publicaciones impresas, numerosos videoreportajes y varios documentales, entre ellos “Killing Gaza”. Blumenthal fundó The Grayzone en 2015 para poner de relieve, desde el punto de vista periodístico, el estado de guerra perpetua de los Estados Unidos y sus peligrosas repercusiones internas.

Tomado de: https://thegrayzone.com

Resumen de Hispantv

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Las Revoluciones de Colores y algunas verdades de Perogrullo… (I)

En 1999 la OTAN agredió y bombardeó a la República Federal de Yugoslavia. Inauguraron las guerras que después repetirían, sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. Foto Canarias Semanal

Por Carlos Luque

…que algunos desconocen, o violan a sabiendas…

La historia demuestra, que la sobrevivencia de una Revolución, o de cualquier sistema político y social contestatario al imperialismo, depende de la cohesión social y de la lucha unitaria desde dentro de las instituciones refrendadas por las mayorías.

Para allegar sólo algunas de las razones, sin pretensión de abarcar los muchos aspectos del tema que responden a esa pregunta, y con el ánimo de provocar la reflexión, es de rigor comenzar con un poco de la historia reciente y de la función que desempeñaron en ella algunos personajes.

Gene Sharp es el “exitoso” autor de un manual que expone 198 técnicas para realizar una “revolución no violenta” o como se le conoce también, “suave”, o de “colores”. (Veremos de dónde sale esta última curiosa denominación y su relación con Cuba. Traducido a más de 30 idiomas, las técnicas fueron aplicadas con éxito, por citar sólo algunos países, en Serbia, Georgia y Ucrania.

Está irrefutablemente documentado que en la desintegración de la Yugoslavia de Josip Broz ‘Tito’, intervinieron activa y decididamente los intereses norteamericanos y europeos de la OTAN, aprovechando los errores cometidos por los gobiernos de Tito y quienes le sucedieron luego de su muerte y la desintegración de la URSS,  los conflictos interétnicos de los distintos pueblos que formaron la Federación Yugoslava, y las protestas sociales y estudiantiles que desde la década del 90 estallaron en aquel país exacerbadas, planificadas y dirigidas por personajes vinculados con aparatos de inteligencia para aplicar las enseñanzas de Gene Sharp.

Esta nota pudiera comenzar por varios hechos y sus personajes, pero escogemos una pregunta.

¿Quién es Srda Popovic?

¿Por qué debemos conocer mejor a este personaje y la historia de que es protagonista? La respuesta más breve: es el más connotado discípulo de Gene Sharp. Y Sharp es el autor de un Manual que expone las 198 técnicas para realizar una “revolución no violenta”, o como mejor se le conoce, una “revolución de colores”.

Las técnicas descritas en la obra de Gene Sharp, traducida a más de 30 idiomas, han sido aplicadas con éxito, por mencionar ahora sólo tres ejemplos: en Serbia, Georgia y Ucrania.  Desde hace años se experimentan, con altas y bajas, en Venezuela. Pero curiosamente, como destacan algunos analistas, no en Colombia, ni Méjico ni Honduras, por citar, igualmente, tres países del patio con graves problemas de violencia o manifestaciones sociales más o menos intensas.

La inefable Wiki, en su acápite Premios y Reconocimiento, le informa al lector que:

“La revista “Foreign Policy” incluyó a Popović como uno de los “100 pensadores Mundiales más importantes” (“Top 100 Global Thinkers”) en 2011 por inspirar a manifestantes en la primavera Árabe directa e indirectamente, y preparar activistas en cambios sociales no violentos en Oriente Medio. En enero de 2012, The Wired incluyó a Popović entre las “50 personas que cambiarán el mundo” (“50 people who will change the world”).​ Kristian Berg Harpviken, director del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, consideró que Popović podía estar entre los candidatos al Premio Nobel de la Paz en 2012. ​ El Foro Económico Mundial en Davos consideró a Popović como uno de los Jóvenes Líderes Globales en 2013. ​”

La actividad por la que Srda Popovic recibió esos premios y reconocimientos está íntimamente relacionada con los sucesos que desde la muerte de Josip Broz ‘Tito’ en 1980, precipitaron la desintegración de la República Federativa Socialista de Yugoslavia.

Es una historia que amerita actualizarse. Porque ilustra paradigmáticamente qué sucede en aquellas regiones del planeta, como hoy en algunos países del Oriente Medio, cuando las diferencias religiosas y étnicas y las insatisfacciones populares estallan en conflictos internos, pero son potenciadas y manipuladas para balcanizar, dividir y provocar la implosión de un orden político que impida la realización de los apetitos imperialistas y capitalistas en cualquier punto del planeta. Acontecimientos similares ocurrirían después en Libia, Irak y Afganistán, y hoy todavía en Siria. Y seguirán ocurriendo. Pero no sólo pueden encontrar terreno fértil en aquellas peculiares condiciones históricas y geográficas, sino también en nuestra región.

No conviene a los pueblos olvidar o desconocer, al menos como información general, qué son las revoluciones de colores, cuáles son algunas de sus más de cien técnicas, cuándo se aplican, y, sobre todo, cómo se crean las condiciones internas para propiciar su aplicabilidad.

Situemos el contexto.

Como Libia antes de ser destruida por la OTAN, y tras las bambalinas, los EEUU, la federación yugoslava no era un estado fallido. Todo lo contrario, durante las dos décadas anteriores a 1980, su economía crecía a un ritmo promedio de 6,1 por ciento, la población gozaba de la atención médica gratuita, estaba alfabetizado el 91 por ciento y la expectativa de vida alcanzaba los 72 años. El país mantenía relaciones con la Comunidad Europea y con los Estados Unidos, pero no entró en las alianzas modélicas de la guerra fría. Tito fue uno de los creadores de la No Alineación, como un país que se consideraba del mundo tercero.

Mientras existió la URSS, a Occidente le convino geopolíticamente la existencia de la RFS de Yugoslavia. Tito había optado, a diferencia de la URSS, por la autogestión obrera y, además, por esa decisión y otras diferencias ideológicas y políticas, el país había sido expulsado, desde 1948, de la Oficina de Información Comunista, el Kominform. La ruptura con la URSS convertía a Yugoslavia en un valladar de contención situado estratégicamente en una región que iba desde Europa Central hasta el sur de los Balcanes.

Ya con Gorbachov en el poder, y advertido, y partícipe occidente de las acciones que después precipitaría de disolución de la URSS, comenzaron a fraguarse los planes de las verdaderas intenciones norteamericanas de Reagan y de la OTAN en la región.

Desde 1982 ya existía un documento que orientaba “extender los esfuerzos para promover una ‘revolución callada’ para derrocar a los gobiernos y partidos comunistas” y fagocitar hacia la economía de mercado a los países de la Europa Oriental, como en efecto ocurriría después, para ir extendiendo y cerrando una tenaza de bases militares cada vez más cerca de Rusia y China.

Cuando las condiciones estuvieron a punto, en 1999 la OTAN agredió y bombardeó a la República Federal de Yugoslavia. Inauguraron las guerras que después repetirían, sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU.

Durante más de 70 días, desde un 24 de marzo, comenzaron a caer sobre las ciudades de Belgrado, Priština, Novi Sad y Podgorica, y por igual en las cabezas de militares y civiles, 9.160 toneladas de bombas. Varias de ellas, entre 10 y 45, contenían uranio empobrecido. El enemigo principal de la OTAN fue la población civil. Causó, conservadoramente, 1.200 muertos. Otras fuentes indican hasta 2500 víctimas y otras, 5700 civiles. La consecuencia geopolítica más notoria del fin de ese genocidio y la posterior fragmentación definitiva de la antigua Yugoslavia, fue el cambio de la correlación de fuerzas mundial a favor del unilateralismo imperialista y su aparente victoria en la Guerra Fría.

La agresión contra el pueblo yugoslavo comenzó con una mentira y fue premeditada. Quiere esto decir que, aunque fueron celebradas negociaciones para supuestamente impedir la guerra y no llegar a la agresión, en realidad fue la crónica de un fracaso anunciado: las bases de las conversaciones que se llevaron a efecto para supuestamente impedir la guerra, estaban preparadas para que no dieran resultado positivo alguno.

En efecto, entre el 6 y el 23 de febrero de 1999 se habían celebrado en Francia, entre Rambouillet y París, negociaciones entre un llamado Grupo de Contacto para Yugoslavia, formado por cuatro países miembros de la OTAN, más Rusia. Entre los documentos que guiarían la negociación estaba incluido “un Anexo B”, que la gran prensa de entonces no mencionó, y que como se sabría después, Rusia no aprobaba.

Si uno lee algunas noticias de esa época en El País, encontrará la afirmación de que la OTAN quedó “desconcertada” por los resultados de aquella negociación. Falso, pues, en resumen, el Anexo B contenía una serie de exigencias totalmente inaceptables por la parte Yugoslava y fueron incluidas para provocar su previsto rechazo, el fracaso de la negociación, y la fabricación del pretexto para la inmediata e “inevitable” agresión. El mismo genocida internacional, Henry Kissinger, en The Daily Telegraph, hubo de reconocer que “fue una provocación, una excusa para comenzar el bombardeo […] fue un documento que nunca tendría que haberse presentado en aquella forma”.

La prensa al servicio de los intereses otanistas divulgaba, como escribía Francisco Fernández Buey entonces-, unos de los pocos que denunciara la verdad-, que “los gobernantes serbios se negaron a firmar porque la propuesta de Rambouillet contemplaba la presencia de las fuerzas de la OTAN (más de 30 000 soldados) en Kosovo. Pero eso es inexacto: la propuesta exigía la presencia militar de la OTAN en todo el territorio yugoslavo.”

(https://elpais.com/diario/1999/05/08/opinion/926114403_850215.html)

Y cita Fernández Buey, de la parte secreta del apéndice B de aquellos documentos:

“El personal de la OTAN, con sus vehículos, navíos, aviones y equipamiento, deberá poder desplazarse, libremente y sin condiciones, por todo el territorio de la Federación de Repúblicas Yugoslavas, lo que incluye el acceso a su espacio aéreo y a sus aguas territoriales. Se incluye también el derecho de dichas fuerzas a acampar, maniobrar y utilizar cualquier área o servicio necesario para el mantenimiento, adiestramiento y puesta en marcha de las operaciones de la OTAN”.

Y por si fuera poco, el artículo 7 del mismo apéndice exigía también que:

“El personal de la OTAN no podrá ser arrestado, interrogado o detenido por las autoridades de la República Federal de Yugoslavia. Si alguna de las personas que forman parte de la OTAN fuera arrestada o detenida por error deberá ser entregada inmediatamente a las autoridades de la Alianza”.

El documento contiene otras varias exigencias, a cada cual más severa e inaceptable. Pero uno de los más interesantes, el artículo 15 aclara que “cuando se habla de servicios utilizables por las fuerzas de la OTAN, se entiende el pleno y libre uso de las redes de comunicación, lo que incluye la televisión y el derecho a utilizar el campo electromagnético en su conjunto.”

Uno recuerda de momento las pretensiones de Google, cuando se acercó a Cuba por similares pretensiones.

Aquellas condiciones eran todo un dogal bien apretado y por lo tanto previsiblemente rechazado por la parte Serbia.

Los objetivos geopolíticos de aquella criminal agresión han sido ampliamente estudiados y denunciados. Y se despliegan hasta el día de hoy. En las circunstancias de aquellos momentos, marginar definitivamente a una Rusia debilitada, advertir a China, dominar el acceso de las rutas hacia Asia Central, con la vista puesta en las materias primas del oro, el uranio y el petróleo, a través de los Balcanes.

Como después se haría habitual en las preparaciones de la opinión mundial, campañas de prensa orquestaron un bombardeo mediático previo para crear una matriz creíble de información sobre el “inminente genocidio” que el gobierno yugoslavo cometería sobre Kosovo; comenzó a llamar “régimen” al gobierno, y a su presidente un líder “serbio”, despojándolo de su condición de Presidente, y exacerbando las diferencias étnicas con los croatas y kosovares.

Ya desde los años 1992, 96 y 97, comienzan a recrudecerse las protestas sociales, principalmente estudiantiles, en Serbia, a la vez que Croacia y Eslovenia proclamaban sus aspiraciones de soberanía. Independientemente de las razones históricas, étnicas y políticas que asistieran a los distintas repúblicas que habían formado la federación yugoslava para oponerse al ultranacionalismo serbio que Milosevic exacerbó  a raíz de la implosión en marcha de la URSS para dar un giro de sobrevivencia a su gobierno, las revueltas y protestas contaron con la intervención sinérgica y la aplicación de las técnicas de la revolución no violenta, como el prólogo de la creación de condiciones internas e internacionales, y legitimidad internacional, para la justificación de la agresión imperialista.

En “Cómo exportar la democracia liberal”, la investigadora Ana Otaševic nos ofrece algunos detalles sobre aquellos acontecimientos y el papel que jugaron las técnicas de las revoluciones “blandas”, no violentas de Gene Sharp, aplicadas por Srda Popovic.

https://mondiplo.com/mercenarios-de-la-lucha-no-violenta

(Continuará…)

Tomado de: http://cubasi.cu/es

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