Tras los apuntes

Fassbinder por Fassbinder. Las entrevistas completas

Edición: Robert Fischer

De momento planeo hacer con treinta años mi película número treinta. Ya he conseguido mucho de lo que un director puede esperar, he tenido más éxito que la mayoría y gano más dinero que la mayoría, pero ninguna de esas cosas vistas por sí mismas me ha hecho más feliz. No sé cómo podría ser feliz cuando veo cómo vive la gente. Encontrarme con gente en la calle o en las estaciones de tren, ver sus caras y observar sus vidas, todo eso me llena de desesperación. Lo que más quiero entonces es gritar bien fuerte.

* * *

Existe una sinceridad muy sincera y una sinceridad casi sincera y una sinceridad semi sincera y una sinceridad casi insincera, y solo entonces empieza la mentira. No siempre cuento toda la verdad. Pero mentir es algo que en realidad no hago nunca.

Rainer Werner Fassbinder

Tomado de: El cuenco de plata

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Posdocumental. La condición imaginaria del cine documental

Autor: Josep M. Català Domènech

El cine documental, dispositivo emblemático de la relación fílmica con una realidad considerada simple, ha experimentado, durante las últimas décadas, una drástica transformación de sus parámetros fundamentales, al tenerse que enfrentar con una realidad compleja, transitada cada vez más por innumerables tecnologías de la imaginación en un marco global.

Se impone la tarea de teorizar las transformaciones ontológicas, estéticas y epistemológicas que han llevado a la aparición de un nuevo cine de lo real, cuyas producciones han modificado radicalmente el documentalismo clásico, al abrirse a la exploración de campos como los de la subjetividad, las emociones y el pensamiento que no formaban parte del imaginario típico del documental clásico.

El posdocumental se ha desarrollado a través de una serie de giros que corresponden a los nuevos intereses de un documentalismo en constante renovación. Los giros subjetivo, emocional, reflexivo, imaginario y onírico forman las corrientes principales de esta nueva vía de relación con lo real. Pero, al margen de esta clasificación aclaratoria, los posdocumentales tienden a ser híbridos y prácticamente todos ellos poseen la marca de lo que distingue esencialmente el nuevo espacio cinematográfico y postcinematográfico: el interés por la subjetividad y el pensamiento.

Más allá del ámbito específicamente cinematográfico, el posdocumental se ha extendido también hacia territorios facilitados por el paradigma digital, como el documental interactivo, la realidad virtual documental, la realidad aumentada documental, el documental de animación o el cómic documental que obligan a repensar los límites y las funciones del cine de lo real. Estas reflexiones permiten profundizar en la relación de la imagen con el conocimiento, así como indagar sobre el alcance del ensayismo fílmico en un mundo cada vez más mediatizado por lo audiovisual y, por lo tanto, más necesitado de una educación de la mirada.

Josep M. Català Domènech. Catedrático emérito de Comunicación Audiovisual. Doctor en Ciencias de la comunicación por la Universidad Autónoma de Barcelona. Licenciado en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad de Barcelona. Master of Arts in Film Theory por la San Francisco State University de California. Premio Fundesco de ensayo por La violación de la mirada (1993) y premio de ensayo del XXVII Certamen Literario de la ciudad de Irún por Elogio de la paranoia (1996). Premio de la Asociación Española de Historiadores de Cine (2001). Mención especial en el Premio “Escritos sobre Arte” de la Fundación Arte y Derecho por Pasión y conocimiento (2007, publicado 2009). Coeditor de Imagen, memoria y fascinación: notas sobre el documental en España (2001), y editor de Cine de pensamiento (2014). Ha publicado también La puesta en imágenes (2001. Nueva edición revisada en 2019), La imagen compleja (2006), La forma de lo real (2008), Pasión y conocimiento (2009), La imagen interfaz (2010), El murmullo de las imágenes (2012), Estética del ensayo (2014), La gran espiral (2016), Viaje al centro de las imágenes (2017), Visionarias (2019) y Anatomía de lo real (2021, coautor: Juan Diego Parra). En la UAB, ha sido decano de la facultad de Ciencias de la comunicación y director académico del Máster de Documental Creativo.

Tomado de: Shangrila Textos Aparte

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Historia y conciencia de clase. Estudios sobre dialéctica marxista

Autor: György Lukács

Una pregunta recorre el pensamiento político del siglo xx: ¿en qué condiciones los miembros más desfavorecidos de la sociedad iniciarán la emancipación del género humano? ¿Cómo construirán la justicia social para superar la alienación y las desigualdades? Aunque han pasado varias décadas y el mundo ya no es el mismo, lo cierto es que no es tan distinto y que estas cuestiones gozan de total actualidad: el capitalismo voraz y sus recurrentes crisis han profundizado la brecha entre los de arriba y los de abajo. ¿Cómo deben tomar conciencia de sí las clases bajas? ¿Cómo encender la chispa que inicie la transformación social?

Historia y conciencia de clase fue la primera gran obra de Lukács, con la que alcanzó una celebridad comparable con clásicos del pensamiento político de la talla de Lenin o Luxemburg. En los ocho ensayos que recoge el libro, el prestigioso filósofo despliega la relación entre el pensamiento de Marx con el de Hegel para presentar la dialéctica como un instrumento de conocimiento y de transformación de la realidad, elemento imprescindible para que los menos favorecidos conquisten su genuina libertad.

György Lukács, filósofo húngaro, político y crítico literario, fue profesor de Estética y Filosofía de la Cultura en la Universidad de Budapest hasta 1958, parlamentario de 1949 a 1956 y ministro en el gobierno reformista durante la revolución húngara de 1956. Considerado uno de los intelectuales marxistas más influyentes del siglo pasado, su filosofía está marcada por la doctrina de Kant y el espíritu analista de Weber. Su obra, fundamental para la interpretación de la teoría de clase y la alienación del trabajo, dejará huella en todo el pensamiento político del siglo XX. Entre sus títulos destacan El alma y las formas (1911), Teoría de la novela (1916-1920), Historia y conciencia de clase (1923), Literatura y democracia (1947), El joven Hegel y los problemas de la sociedad capitalista (1948), El asalto a la razón (1954), Estética (1963) u Ontología del ser social (1971).

Tomado de: Siglo XXI Editores

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Arte y oficio del actor. La técnica Meisner en el aula

Autores: William Esper & Damon Dimarco

Muy pocos profesores de interpretación han logrado desarrollar un método detallado que forme actores verdaderamente creativos: Sanford Meisner, fallecido en 1997, fue uno de ellos. Su técnica toma al artista como materia prima y construye, partiendo de cero, las habilidades que necesita para despuntar en la interpretación. Sin embargo, sus enseñanzas se han ido desvirtuando con el tiempo y, a pesar de algunos intentos, no han podido ser compiladas y explicadas en profundidad hasta ahora. Discípulo y mano derecha de Meisner, William Esper ha transmitido y ampliado su técnica durante décadas, en las que ha sido maestro de intérpretes como John Malkovich, Kim Basinger, William Hurt y Kathy Bates. En Arte y oficio del actor, con la ayuda de Damon DiMarco, uno de sus discípulos, Esper nos sumerge en el aula y nos permite asistir, como un alumno más, a uno de sus fascinantes cursos: aquí participamos de animados debates, contemplamos el reto de la improvisación, y escuchamos divertidas anécdotas sobre grandes actores. Al tiempo que somos testigos privilegiados de todo el proceso de formación de un grupo de actores, se van desvelando ante nosotros, de forma lúdica y sencilla, los conceptos y ejercicios fundamentales de una técnica única. La esencia de este libro es como el propio William Esper: amable/claro, atento/generoso, apasionado/elegante, brillante/profundo. Inspirador. Inestimable. Jeff Goldblum.

William Esper. Discípulo del actor y profesor de interpretación Sanford Meisner, William Esper nació en 1932. Estudió en la Western Reserve University y en la Neighborhood Playhouse School of Theatre, en Nueva York. Se formó como actor y profesor bajo la tutela de Meisner (1905-1997), el creador de la técnica Meisner, con quien después trabajaría durante quince años, en los que llegó a ser director asociado del Departamento de Interpretación de la Playhouse School. En 1965 fundó en Nueva York el William Esper Studio y en 1977 puso en marcha el Programa de Entrenamiento de Actores Profesionales en la Universidad Rutgers de Nueva Jersey; en ambos espacios se formaron y siguen formándose actores de renombre tanto en las tablas como en la gran pantalla: John Malkovich, Kim Basinger, William Hurt, Kathy Bates, Olympia Dukakis, Jennifer Beals, Larry David, Calista Flockhart, Aaron Eckhart… En 2006 y 2007 fue elegido mejor profesor de interpretación de Nueva York por la revista Backstage.  Esper murió en Nueva York en 2019, a los ochenta y siete años.

Damon Dimarco. Nació en Princeton (Nueva Jersey) en 1971. Fue alumno de William Esper en la Universidad Rutgers. Ha trabajado como actor para cine, televisión y teatro y hoy es formador de intérpretes en la Universidad Drew. Es también autor de obras de teatro y guiones, así como de libros de no ficción como Tower Stories: An Oral History of 9/11 (2004), Heart of War: Soldiers’ Voices From the Front Lines of Iraq (2007), The Quotable Actor: 1001 Pearls of Wisdom from Actors Talking about Acting (2009). Junto a William Esper ha escrito también The Actor’s Guide to Creating a Character (2014).

Tomado de: Alba Editorial

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Cuando el beisbol se parece a la vida

Por Félix Julio Alfonso López

El director de cine japonés Akira Kurosawa describió en sus memorias la manera en que el beisbol formó parte de su educación sentimental, e incluso en su adolescencia llegó a ser lanzador y jugador de short stop. En una de sus primeras películas Un domingo maravilloso (1947), una pareja de enamorados va en busca de un alquiler barato en un barrio de la periferia de Tokio, y después de visitar la habitación, pequeña, deprimente e insalubre, él juega con unos niños al beisbol y tendrá que gastar diez de sus preciosos yenes comprando dos pasteles, aplastados por una bola mal dirigida. Una metáfora sutil del éxito y la adversidad, tan cara al director japonés y al mejor cine a largo de su historia. Desde luego, es una suerte que Kurosawa no se haya dedicado de manera constante al beisbol, pues ello nos hubiera privado de esas obras maestras que son Rashomon y Los siete samuráis.

En otra isla lejana, pero igualmente devota del juego de pelota, un huracán dejó sin techo en 1933, a su paso por la provincia de Matanzas, a una familia humilde y numerosa, compuesta por una madre y cinco hijos, los que tuvieron que vivir en el terreno de beisbol del Central España, en la caseta que se utilizaba para guardar los proyectores de películas, que estaba debajo de la glorieta del terreno. Uno de aquellos niños pobrísimos se llamaba Saturnino Orestes Arrieta Miñoso Armas.

Como sabemos, Orestes Miñoso no solamente fue el primer negro de origen latino en pisar un diamante de Grandes Ligas, cuando firmó con los Indios de Cleveland en 1949 (Roberto Estalella y Tomás de la Cruz, “mulatos claros”, lo habían hecho antes), sino que lo hizo con obstinación en seis décadas distintas, y ha sido el único pelotero en pararse en un home a batear con más de setenta años (dependiendo de la fecha de nacimiento que tomemos del inefable Minnie: 1922, 1923 o 1925). Miñoso fue, como todos los grandes peloteros, una suerte de sumo sacerdote de esa religión laica en que se convierte el beisbol allí donde sus raíces son profundas y vigorosas.

He querido iniciar mis palabras de elogio a este libro del fraterno poeta, editor y ensayista Norberto Codina, citando a dos personajes tan distantes en la geografía como Kurosawa y Miñoso, porque sin saberlo ninguno de los dos existe algo que los une: el beisbol. Y es justamente esa secreta correspondencia que articula cultura y pelota, la savia nutricia, la esencia espiritual que sostiene la narración de Codina en este texto caleidoscópico titulado Cuando el beisbol se parece al cine; y también porque en breve su autor cumplirá setenta años, y como el Cometa del Central España, todavía se para con soltura en su cajón de bateo.

Cajón de bateo. Algunas claves entre beisbol y cultura, publicado en 2012 en la muy pelotera ciudad de Matanzas, es quizás el más remoto antecedente de Cuando el beisbol se parece al cine. Digamos que, hablando en el argot beisbolero, fue su “calentamiento” del brazo para lanzar, casi una década después, el que considero es el juego de su vida, el epítome de sus obsesiones sobre la poderosa e íntima complicidad que existe entre beisbol y cultura.

Como en aquella paráfrasis de Scherezada que hizo un lector improbable de las Mil y una noches llamado Yogi Berra, y que Norberto tanto disfruta, este libro es una caja china de historias, crónicas, recuerdos, digresiones, anécdotas, mitos, fábulas, leyendas y evocaciones, que se mueven en ámbitos geográficos y culturales tan diversos como Nueva York y Caracas, Chicago y Marianao, Los Ángeles y Mantilla, el Vedado y Quemado de Güines… La música, la poesía, el cine, la radio, el teatro, el relato costumbrista, las artes plásticas, la picaresca criolla, las historias familiares, la fascinación, la desmesura, lo sagrado y lo profano, la vida misma en toda su riqueza y complejidad, son algunos de los discursos literarios que pueblan estas páginas pantagruélicas. Como en El libro de arena de Jorge Luis Borges, citado aquí a propósito de su aborrecimiento del futbol, en este libro los relatos y experiencias sobre y desde el beisbol son literalmente infinitos.

La galería de personajes que hablan, discuten (el más beisbolero de los verbos), añoran y sueñan con el beisbol es tan extensa, rica y variada, que el índice onomástico del libro sería otro libro. Estamos en presencia de un compendio de profunda y exquisita erudición, de vocación enciclopédica y prosapia ilustrada. Lo verdaderamente asombroso de su lectura, que lo hace tan ameno, divertido y profundo al mismo tiempo, es esa monumental ligazón y sorprendentes asociaciones de todo tipo, que demuestran la inteligencia de su autor a la hora de narrar la saga cultural del beisbol, no solamente cubano, sino también estadounidense y de la cuenca del Gran Caribe. De manera ejemplar, Norberto maneja con destreza y naturalidad la historia del beisbol como parte indivisible de esa historia mayor que es la de la cultura cubana y universal.

Refiriéndome solo a Cuba, en su discurso se dan la mano Wenceslao Gálvez y Delmonte, short stop y primer historiador del beisbol cubano y Julián del Casal, enamorado platónico del juego; José Martí, asistente a juegos de pelota en Long Island y Cayo Hueso, somete a critica al beisbol profesional estadounidense desde su atalaya neoyorquina; el apasionado Eladio Secades contrapuntea con el no menos vehemente Ismael Sené, quien como su tocayo de Moby Dick, desgranaba relatos verdaderos y al mismo tiempo inverosímiles; Nicolás Guillen nos deslumbra con sus formidables crónicas y poemas dedicados a Basilio Cueria, José de la Caridad Méndez y Martin Dihígo; José Raúl Capablanca se nos revela como entusiasta practicante del beisbol (jugaba short stop y segunda base en la Universidad de Columbia), cuya pasión compartía con los tableros de ajedrez y Wilfredo Lam confiesa que de niño imitaba al gran Miguel Ángel González en la receptoría; Lezama Lima se transfigura en insólito cronista de beisbol en El Diario de la Marina y Alejo Carpentier aparece jugando pelota en los arrabales habaneros y fumando cigarrillos de la marca La flor de Marsans.

Siguiendo con la literatura, aquí están contadas las aficiones peloteras de una extensa cohorte de escritores de varias generaciones y estilos, entre ellos los olvidados Miguel Ángel de la Torre y Víctor Muñoz y sus no menos olvidadas novelas de temática beisbolera; Juan Antiga, pelotero del siglo XIX que tocaba la cítara y leía a Baudelaire, Pablo de la Torriente, Raúl Roa, José Zacarías Tallet, Guillermo Cabrera Infante, Luis Marré, Raúl Martínez, José Antonio Portuondo, Arturo Arango y José Rodríguez Feo, quien ensimismado en un juego de pelota se apropia de un cuadro de Fayad Jamis; también sabemos del fervor de Eliseo Diego por Babe Ruth y de Enrique Núñez Rodríguez por Conrado Marrero, a quien bautizó con elegancia como “El Lezama Lima de la pelota cubana”; aparecen las alusiones de Cintio al beisbol en Lo cubano en la poesía; Roberto Fernández Retamar nos recuerda a la Montaña Guantanamera y al mosquito Ordeñana, pero no se olvida “de Joyce, Mayakovski, Stravinski, Picasso o Klee, esos bateadores de 400” y no podía dejar de mencionarse la célebre devoción industrialista de Leonardo Padura, sin discusión el mejor pelotero entre los escritores y viceversa; menos conocido es que el folclorista Samuel Feijóo, el historiador Francisco Pérez Guzmán y el musicólogo Helio Orovio, se desempeñaron como coyunturales anotadores de pueblerinos juegos de pelota  en Las Villas, Güira de Melena y Santiago de Las Vegas.

Otras disquisiciones en estas páginas evocan a dos de los más grandes  comediantes criollos de todos los tiempos, Federico Piñeiro y Alberto Garrido, “Chicharito” y “Sopeira”, convertidos en “managers honorarios” de la Liga Profesional y también aparecen jugadores que tuvieron sus minutos de fama con la farándula, como el Gigante del Central Senado, Roberto Ortiz, interpretándose a sí mismo en la película Honor y Gloria, dirigida por Ramón Peón con guion de Eladio Secades, una bien pensada operación de marketing para el jugador almendarista, encaminada a borrar del imaginario popular un hecho innoble de su carrera, o el marrullero Clemente “Sungo” Carreras y sus polémicas relaciones con el capo mafioso Lucky Luciano y el actor estadounidense Marlon Brando.

Mucho se agradece también en este volumen la recopilación de los apodos de los peloteros criollos, mucho más originales y profusos antes que ahora, desde los simpáticos motes de “Bemba e cuchara”, “El Triple Feo” y “Pata Jorobá”, pasando por los festivos “Papá Montero”, “Cocaína” García y “Bombín” Pedroso, hasta los muy nobles y gallardos “El caballero” Oms, “El profesor” Bragaña, y “El inmortal” Dihígo; así como los perspicaces y rotundos fraseologismos beisboleros, de los que seguimos haciendo uso frecuente en nuestra cháchara cotidiana.

En el orden esotérico, es proverbial la religiosidad popular de un gran número de deportistas criollos, lo que explica que el Santuario de El Cobre esté repleto de exvotos y ofrendas de peloteros y que la propia Virgen de la Caridad haya sido invocada como símbolo victorioso del club Almendares, amén de haber tenido previamente una salvadora influencia sobre el brazo de lanzar de Conrado Marrero; no faltan desde luego, el sincretismo y las creencias en potencias de origen africano de muchos beisbolistas, adoradores de Shangó o hijos de Yemayá. No en balde le dijeron a la antropóloga Lydia Cabrera sus informantes abakuá, allá por la década del 50 del siglo XX que: “Las sangrientas contiendas de los efik y los efok, pretenden muchos negros que lo tienen por tradición oral, serían secretamente, para los dueños de los esclavos iniciados y divididos entre estos dos bandos, lo que hoy son los matches de baseball entre almendaristas y habanistas”.

La música, de manera particular el danzón y el son, ha sido uno de los discursos espirituales que han acompañado al beisbol desde sus orígenes. Aquí están para demostrarlo la estirpe musical y pelotera de Miguel Faílde, jugador de pelota en las Alturas de Simpson, el gran danzonero Raimundo Valenzuela, un clarinetista llamado José de la Caridad Méndez, Bartolo Portuondo y su hija la gran Omara, René González, violinista de la Orquesta Aragón, en cuyo puesto entró Rafael Lay, Raúl “Chino” Atán, Sindo Garay, Rafael Cueto, Ñico Saquito, Alfredo González “Sirique”, Benny Moré, Roberto Faz, Enrique Jorrín, Rubén Rodríguez, Sergio Calzado, Alberto Faya, Rolando Macías, Eduardo “Tiburón” Morales, Cándido Fabré, Los Van Van, el Dúo Buena Fe y tantos otros. En las artes plásticas, destaca la obra del crítico Jorge Bermúdez y la extensa galería de creadores que van desde Ricardo de la Torriente y Armando Menocal, pasando por René de la Nuez y Eladio Rivadulla, hasta llegar a Julio Neira y Reinerio Tamayo, autor este último de la imaginativa ilustración de cubierta y el más prolífico de los pintores cubanos de temática beisbolera.

Mención aparte merece la dilatada reflexión sobre el beisbol y su presencia en la historia, la política, la diplomacia, el cine, el entretenimiento, la música y la literatura estadounidense, donde aparecen figuras tan emblemáticas en el devenir de aquel país como Abraham Lincoln, Herbert C. Hoover, Franklin D. Roosevelt, Allen Dulles, Walt Whitman, Carl Sandburg, Rolfe Humphries, Ernest Hemingway, Abbot y Costello, Harold Bloom, Paul Auster y Bob Dylan, junto a los inmortales Ty Cobb, Honus Wagner, Babe Ruth, Lou Gehrig, Ted Williams, Joe DiMaggio, Jackie Robinson, Mickey Mantle, Willy Mays, Roger Maris y Pete Rose, protagonistas directos o aleatorios de un sinnúmero de películas, series, canciones y relatos que destacan el beisbol como narrativa predilecta, asociada al origen y desarrollo de la nación norteña, así como sus múltiples avatares en su triple dimensión de deporte profesional, espectáculo mediático y negocio lucrativo.

Venezuela, patria del autor, es el otro vértice geográfico que resume las pasiones contadas en este libro, cuyo beisbol tiene un origen cubano vinculado a las emigraciones que luchaban contra el colonialismo español, donde además la imbricación entre beisbol, historia y cultura guarda profundos paralelos con Cuba, y cuya memoria registra acontecimientos ilustres, como los célebres duelos de pitcheo entre Daniel “Chino” Canónico, hijo de un profesor de música y amante del jazz, y Conrado Marrero en las series mundiales de beisbol amateur a inicios de los años 40 en el mítico estadio Cerveza Tropical. Como colofón letrado a aquel inédito triunfo, fue el gran poeta venezolano Andrés Eloy Blanco, quien pronunció un enardecido discurso en el estadio nacional de El Paraíso, en la bienvenida a los campeones de 1941 en la Serie Mundial de Beisbol Amateur. En fecha más reciente, todos recordamos el formidable entusiasmo beisbolero del fallecido presidente Hugo Chávez, seguidor del equipo Navegantes de Magallanes, quien como tantos niños humildes latinoamericanos soñó alguna vez con llegar a ser un gran pitcher de Grandes Ligas.

El niño que fue Norberto Codina, con ascendientes beisboleros en el Manzanillo de sus mayores, jugador de pelota manigüera, coleccionista de postalitas de beisbol y admirador de los Tigres de Marianao, —émulos quizás en sus fantasías infantiles de los Tigres de la Malasia— nos ha mostrado la historia del beisbol como si se tratara de un cuento de Las Mil y una noches. O como una versión beisbolera de Rayuela, en el sentido de que es un libro al que se puede penetrar por cualquier capitulo y salir por otro, sin perder por ello el sentido cabal de la lectura. O como una película de David Lynch, una especie de rompecabezas cinéfilo y beisbolero, donde cada fragmento guarda un significado oculto que nos habla de la felicidad y el fracaso, de los sueños y espejismos de los peloteros y sus alter ego intelectuales. O como un laberinto en forma de diamante donde, en lugar del hilo de Ariadna, es una blanca y traviesa esfera la que nos guía en busca del próximo inning del juego.

Creo no exagerar si digo que, a quien Roberto Fernández Retamar definió, cariñosa y certeramente, como “poeta deportivo y tenaz director de La Gaceta de Cuba”, y de quien Rufo Caballero dijo que su único defecto era “no ser industrialista”, ha lanzado en este libro su juego perfecto. Entre sus cómplices sonrientes están los manes tutelares de su pasión beisbolera, la Sagrada Trinidad compuesta por la sabiduría guajira del sempiterno Conrado Marrero; el nostálgico Miñoso cocinando recetas criollas entre las ventiscas de Chicago y bailando su cadencioso chachachá y el Dios de Cobre de los Orientales, don Manuel Alarcón, enrolado de joven en las tropas de Batista por causa de la pobreza familiar, a quien otro adolescente vio pitchear también el juego de su vida en la catedral de la pelota cubana, enseñando su número de la suerte, el 17, en aquel ya lejano 1967.

Al final, que no quiere serlo por aquello de que “el cuento no se acaba hasta que acaba”, después de terminar la última página de este vademécum laberíntico y cinematográfico, nos queda la impresión de que hemos vivido una aventura maravillosa y nos hemos convertido en protagonistas de un juego que no termina nunca, repleto de lances inesperados y jugadas inolvidables. Entonces, después del out 27, podemos suscribir sin temor aquella sentencia, inapelable como un jonrón con las bases llenas: “Nuestra edad se juzga por los peloteros que hemos visto jugar durante esa película que se parece a la vida”.

*Palabras pronunciadas por el autor en la presentación del volumen, realizada el 8 de octubre de 2021 en los jardines de la Uneac.

Tomado de: La Jiribilla

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Racismo recreativo. Adilson José Moreira. São Paulo: Sueli Carneiro; Pólen, 2019

Por Víctor Fowler

En el contexto de la literatura dedicada a las problemáticas de racismo y discriminación, este es un libro que atrae por la diversidad, profundidad, claridad y relevancia de los temas que abarca; no solo por la solidez propia del académico e investigador largamente entrenado —como es el autor—, sino por la aplicabilidad inmediata de los contenidos, propia del activista de base.

Adilson Moreira, autor de este volumen, es graduado de Derecho Constitucional por la Universidad de Harvard y figura entre los mayores impulsores de un área de reciente desarrollo en el universo de los estudios jurídicos: el llamado “Derecho antidiscriminatorio”. Además del presente libro, aparecido en el año 2019, ha publicado Pensando como um negro (São Paulo, Editora Contracorrente, 2019) y Tratado de Direito Antidiscriminatório (São Paulo: Editora Contracorrente, 2020). Basta leer la dedicatoria para tener idea del alcance de su compromiso:

Dedico este libro a todos los miembros de minorías raciales, personas cuya reputación personal es constantemente vilipendiada en función de la circulación de estereotipos negativos que tienen como objetivo perpetuar un orden social injusto. Ofrezco un abrazo especial a las mujeres negras de este país, víctimas constantes del humor racista.

Si bien el núcleo de los argumentos de Moreira encuentra el superobjetivo en la exposición de lo que denomina “racismo recreativo”, sus estrategias de análisis lo conducen a una rica revisión de elementos conexos e imprescindibles para la comprensión de los efectos, alcances y significación de esta variedad del racismo. De esta manera, lo acompañamos a recorrer tramas conceptuales de las llamadas “microagresiones”, la “blanquitud”, la psicología social de los estereotipos y los estigmas, las teorías del humor, las conexiones entre privilegio y racialidad, y la ofensa racial.

El análisis de Moreira encuentra apoyo en una conceptualización según la cual los chistes no son simples ocurrencias individuales, sino “manifestaciones de sentidos culturales que existen en una sociedad determinada” y, en consecuencia, la producción de “efecto cómico” —al depender por entero de los “significados culturales” existentes en los mensajes que los individuos comparten en sus interacciones permanentes— no puede sino transmitir o expresar “el estatus cultural que gozan las personas en determinada comunidad”. Es así que, para Moreira, las producciones humorísticas “precisan ser comprendidas como una forma de política cultural porque son utilizadas para justificar diversas jerarquías sociales”. El caso particular del humor, que en una significativa cantidad de casos es ejercido sobre la base de la inferiorización, crítica, demérito, estereotipación o cualquier otra práctica reductora de la plenitud de un “otro”, abre la posibilidad de entonces conducir al humor a ser parte ya no de hechos aislados, sino a un continuo de acciones y conceptos que se traduce, de forma concreta, en una verdadera política cultural articulada. En opinión del autor de este texto:

…el racismo recreativo es una política cultural característica de una sociedad que formuló una narrativa específica sobre relaciones raciales entre negros y blancos: la superioridad racial. Este discurso permite que las personas blancas puedan utilizar el humor para expresar su hostilidad hacia las minorías raciales y, a la vez, afirmar que ellas no son racistas, reproduciendo así la noción de que construimos una moralidad pública basada en la cordialidad racial. Ese proyecto de dominación racial expresa la aversión que personas blancas sienten en relación a personas negras, mas a pesar de esto permite que ellas aparezcan como personas comprometidas con la igualdad. De esa forma, el carácter aversivo y el carácter simbólico del racismo recreativo operan paralelamente para refrendar un orden político que crea mecanismos culturales y legales para impedir la movilización política en torno a la cuestión racial.

Sobre las anteriores bases, el volumen exige ser leído en una suerte de doble nivel, pues —si bien va mostrando la armazón conceptual a partir de la cual puede ser comprendido y evaluado eso que define como el “racismo recreativo”— también acumula elementos para, en voz del autor, “cuestionar la tesis de la cordialidad esencial del pueblo brasileño”. De esta manera, el humor recreativo quedaría definido como:

…un tipo específico de opresión racial: la circulación de imágenes derogatorias que expresan desprecio por minorías raciales en forma de humor, factor que compromete el estatus cultural y el estatus material de esos grupos. (…) El racismo recreativo ejemplifica una manifestación actual de marginalización social en las democracias liberales: el racismo sin racistas.

En lo adelante, el volumen profundiza la investigación acerca del racismo mediante la exploración de acontecimientos en dos escenarios fundamentales: los programas cómicos televisivos y las decisiones judiciales. Lo primero, la elección de la televisión, se justifica por la fuerza de este medio como herramienta para la legitimación y fabricación de hegemonía; lo segundo, por la “continuidad cultural” que el autor aprecia entre las generalizaciones acerca de las personas de raza negra en discursos televisivos (muy especialmente los humorísticos) y las decisiones judiciales sobre insultos y ofensas raciales. Es este último punto tal vez el más problematizador de todo el conjunto y el que mayor cantidad de debate está en condiciones de generar. La ambigüedad del humor permite que una ofensa o insulto racial sea presentado (en realidad, enmascarado) como “una tentativa amistosa de interacción social con la víctima por medio del humor”. Además de lo anterior, cualquier situación concreta gana aún mayor complejidad porque casi cualquier persona tiene “un amigo negro”, cuestión que supuestamente funciona como argumento defensivo a la hora de alguien justificar que no es y no puede ser racista; para el autor, sin embargo, el investigador tiene la obligación de explorar aquello que pueda estar colocado en el reverso del supuesto argumento: a saber “…cómo las narrativas culturales influencian el desarrollo de procesos judiciales y de qué forma los jueces actúan como agentes ideológicos”. Así, lo que en verdad ocurriría es que: “…la cordialidad brasileña opera como un dispositivo discursivo que pretende encubrir la naturaleza jerárquica de las interacciones raciales entre negros y blancos en esta sociedad”. Por esto, en atención al necesario rescate de la dignidad de la persona, es que Moreira propone que el insulto o la ofensa racial no debe ser analizado “solo a partir de la motivación del acusado, sino también a partir del daño causado a la víctima”.

“El volumen profundiza la investigación acerca del racismo mediante la exploración de acontecimientos en dos escenarios fundamentales: los programas cómicos televisivos y las decisiones judiciales”.

Uno queda con deseos de mucho más al concluir la lectura del libro. A continuación, reproduzco el sumario de este volumen que tanto tiene que decir en las batallas en contra del racismo y la discriminación. A la hora de ofrecer una valoración final, diría que más que “altamente recomendable”, se trata de un texto “imprescindible” que necesita de un urgente trabajo de traducción. ¡Ojalá alguna de nuestras editoriales lo haga y que nuestros investigadores, activistas, directivos, docentes y público en general interaccionen con las propuestas aquí contenidas!

Sumario

1 – Projeto raciais e processos de racialização (Proyectos raciales y procesos de racialización).

1.1 Racismo aversivo, racismo simbólico e racismo institucional (Racismo aversivo, racismo simbólico y racismo institucional).

1.2 O conceito de microagressões (El concepto de microagresiones).

1.3    A branquitude como significante cultural (La blanquitud como significante cultural).

1.4 A psicologia social dos estereótipos e dos estigmas (La psicología social de los estereotipos y los estigmas).

2 – A psicologia social do humor (La psicología social del humor).

2.1 As teorias do humor (Las teorías del humor).

2.1.1 As teorias da superioridade (Las teorías de la superioridad).

2.1.2 A teoría psicanalítica do humor (La teoría psicoanalítica del humor).

2.1.3 A teoria da incongruidade (La teoría de la incongruencia).

2.2 O humor racista e seus mecanismos psicológicos (El humor racista y sus mecanismos psicológicos).

2.3 O humor racista e a manutenção do privilégio racial (El humor racista y el mantenimiento del privilegio racial).

3 – Racismo recreativo como política cultural (Racismo recreativo como política cultural).

3.1 Racismo recreativo nos meios de comunicação (Racismo recreativo en los medios de comunicación).

3.1.1 Tião Macalé, o feio (Tião Macalé, el feo)

3.1.2 Mussum, o bêbado (Mussum, el borracho)

3.1.3 Vera Verão, a bicha preta (Vera Verão, la loca negra)

3.1.4 Adelaide, a desvairada (Adelaide, la alucinada)

4 – Injúria racial na doutrina e na jurisprudencia (Ofensa racial en la doctrina y en la jurisprudencia).

4.1 Definição jurídica do crime de injúria (Definición jurídica del crimen de ofensa).

4.2 A Injúria racial (La ofensa racial).

4.3    O conceito jurídico de honra: sua dimensão objetiva e subjetiva (El concepto jurídico de honra; su dimensión objetiva y subjetiva).

4.4    A jurisprudência brasileira sobre injúria racial (La jurisprudencia brasileña sobre ofensa racial).

4.5    Um tópico especial: O Amigo Negro (Un tópico especial: El amigo negro).

5 – Racismo recreativo: definição e modos de operação (Racismo recreativo: definición y modos de operación).

6 – Racismo recreativo e liberdade de expressão (Racismo recreativo y libertad de expresión).

6.1 Teorias de liberdade de expressão (Teorías de la libertad de expresión).

6.2    As Consequências psicológicas e sociais do humor Racista (Las consecuencias psicológicas y sociales del humor racista).

6.3    A Liberdade de expressão a partir do ponto de vista do oprimido (La libertad de expresión a partir del punto de vista del oprimido).

7 – Conclusão (Conclusión).

Traducción de los textos: Víctor Fowler.

Tomado de: La Jiribilla

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Cien horas con Fidel, de Ignacio Ramonet (+ Libro)

Portada de la edición española del libro Cien horas con Fidel de Ignacio Ramonet

Contiene la trascendental entrevista realizada entre los años 2003 y 2005 por el intelectual francés Ignacio Ramonet. El nivel de información y sagacidad del entrevistador, por la agudeza de sus preguntas, franqueza, modernidad y hondura de respuestas del entrevistado, la apasionante conversación contenida en este libro tiene un valor perdurable, más allá de coyunturas y circunstancias.

Tomado de: Cubadebate

Cien horas con Fidel, de Ignacio Ramonet en PDF

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¡Salva al gato! va al cine. Guía para guionistas de todos los argumentos del mundo

Autor: Blake Snyder

Después del éxito de ¡Salva al gato!, una guía que se convirtió en un clásico entre guionistas profesionales y amateurs, Blake Snyder publicó en 2007 ¡Salva al gato! Va al cine. Escrito con la misma agilidad y gracia que su precedente, en él el autor insiste en su teoría de que los verdaderos «géneros cinematográficos» no son los clásicos (acción, amor, oeste, policíaco…) sino una serie de diez situaciones que se repiten en las películas que más recordamos: el monstruo en casa, la lámpara maravillosa, el triunfo del tonto… La estructura de un guión es para Snyder lo decisivo y existe de hecho un modelo de estructura en el que encajan la mayor parte de las películas que han triunfado. Este nuevo libro analiza, uno a uno, más de cincuenta guiones de películas de éxito (de Todos los hombres del presidente a Olvídate de mí, pasando por Toro Salvaje, Matrix, Mystic River o Fargo) que orientarán en un sentido práctico al guionista profesional, y también a estudiantes de guión, a aficionados al cine e incluso a críticos por la capacidad de análisis que el autor muestra al revelar los secretos narrativos de esas cincuenta películas concretas.

Blake Snyder. Guionista, consultor, educador y escritor, se dedicó completamente a la creación de guiones en 1987 y dos años más tarde vendió el guión que culminó en el rodaje de ¡Alto! o mi madre dispara. A partir de ese momento negoció un guión tras otro –Blank Check, coescrito con Colby Carr para las producciones de Disney y Nuclear Family co-escrita con James Haggin para Steven Spielberg, entre otros-, lo que le valió el calificativo “uno de los guionistas de mayor éxito de Hollywood. Como autor, ha publicado ¡Salva el gato! en 2003 con la idea de compartir su propia experiencia y teoría con guionistas noveles y profesionales que no logran sacar adelante sus historias. Tras el éxito arrollador de la primera entrega, en 2007 escribió una segunda parte titulada Save the Cat! Goes to the Movies. En 2009, publicó un tercer libro: Save the Cat! Strikes Back: More Trouble For Screenwriters To Get Into… and Out of. En septiembre de 2009, Snyder murió de una embolia pulmonar.

Tomado de: Alba Editorial

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¡Salva al gato! El libro definitivo para la creación de un guión

Autor: Blake Snyder

Blake Snyder, uno de los guionistas de más éxito de Hollywood, ofrece una pintura ágil, divertida y franca de la trastienda de la industria cinematográfica. ¡Salva al gato! hace referencia a una de sus infalibles teorías para lograr que las ideas resulten más atractivas y cualquier guión más satisfactorio y, sobre todo, susceptible de venderse. Se trata de un término acuñado por el propio Snyder en alusión a una escena, absolutamente ineludible, en que el público va a conocer al protagonista de la película por primera vez y éste hace algo entrañable –por ejemplo, salvar al gato- y que involucra irremisiblemente al espectador en la historia y al personaje, una escena que bajo ningún concepto puede faltar en una película. Pero, sobre todo, ¡Salva al gato! muestra las herramientas que todo guionista está obligado a dominar si acaso quiere vender su trabajo. Snyder demuestra, de forma provocadora, que solo es posible vender un guión si el protagonista “salva al gato”.

Blake Snyder. Guionista, consultor, educador y escritor, se dedicó completamente a la creación de guiones en 1987 y dos años más tarde vendió el guión que culminó en el rodaje de ¡Alto! o mi madre dispara. A partir de ese momento negoció un guión tras otro –Blank Check, coescrito con Colby Carr para las producciones de Disney y Nuclear Family co-escrita con James Haggin para Steven Spielberg, entre otros-, lo que le valió el calificativo “uno de los guionistas de mayor éxito de Hollywood. Como autor, ha publicado ¡Salva el gato! en 2003 con la idea de compartir su propia experiencia y teoría con guionistas noveles y profesionales que no logran sacar adelante sus historias. Tras el éxito arrollador de la primera entrega, en 2007 escribió una segunda parte titulada Save the Cat! Goes to the Movies. En 2009, publicó un tercer libro: Save the Cat! Strikes Back: More Trouble For Screenwriters To Get Into… and Out of. En septiembre de 2009, Snyder murió de una embolia pulmonar.

Tomado de: Alba Editorial

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El lápiz y la cámara

Autor: Jaime Rosales

“Los apuntes que aquí encontrará el lector son ideas generales sobre el cine. Conceptos aplicados y reflexiones personales sobre el oficio de director de cine y sobre la creación artística en general. Son el resultado de mi experiencia como cineasta, es decir, como director de cine y como cinéfilo. Siempre he pensado que visionar las películas de los demás es un acto tan creativo como hacer las mías propias. El aprendizaje del cine no se diferencia del aprendizaje de la vida. La vida es algo que se hace y que se aprende. El único tema de una película es la vida, lo que viene a ser lo mismo que decir que el único tema de una película es el cine”. Jaime Rosales

Jaime Rosales (Barcelona, España 1970). Sus películas hablan de la incapacidad de comunicarnos, de la complejidad del universo familiar y de la irrupción imprevista de la violencia en la vida cotidiana. Incansable explorador de las posibilidades que puede ofrecer el soporte audiovisual, las películas de Rosales reflejan el gran interés del director por encontrar nuevas formas expresivas alejadas de las convenciones habituales del lenguaje cinematográfico.

Tomado de: Lur

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